MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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sábado, 14 de marzo de 2015

EL DESCENSO A LOS ABISMOS DE LAS ALMAS Y LA SUBIDA A LOS CIELOS SE REALIZAN DE UNA FORMA PROGRESIVA


LA TRAICIÓN DE JUDAS EN GETSEMANÍ

Como dijo el padre Gabriele Amorth, el exorcista del Vaticano, hoy día, el mayor triunfo de Satán es haber hecho creer que no existe, y que todo es una confabulación para tener sujetos a los ignorantes incautos, las posesiones son simples enfermedades mentales, y en los exorcismos se produce el “efecto placebo”, cuando el poseso se retuerce por el suelo. Con este razonamiento, el tentador ha conseguido una serie de victorias y ganancias, ya que los que siguen esta doctrina, creen que:

             -El Nacimiento, enseñanzas sangre, sudor y lágrimas de Jesús; su Pasión, muerte y gloriosa Resurrección carecen de sentido y de significado, ya que Cristo ha venido para redimirnos de la esclavitud de Satán, que es un personaje de fábula.

          -Y si el pecado cuyo padre es Satán no existe, tampoco existe la Virtud, ya que la virtud, solo se entiende porque existe el pecado, y ya que no se puede negar la existencia de Dios, este aparece como un ser completamente insensible y neutral, que quiere por igual al sádico pecador que no se arrepiente, como al más grande de todos los Santos, y se llega a toda una serie de aberraciones y una nueva interpretación de las Escrituras, mutilando los pasajes molestos para estos progresistas.

           -Todos los Patriarcas, Profetas, y pueblo de Israel que antes de la venida de Cristo, estaban esperando inútilmente al Mesí­as, ya que era una falacia, entonces los Judí­os que condenaron a Jesús, y Judas que lo traicionó, tenían luego toda la razón, ya que el Mesías vendrí­a solo para liberar al Pueblo de Israel de la ocupación romana, y ya que Jesús no cumplí­a esa esperanza, era pues un impostor.

         -Todos los creyentes después de Cristo, incluyendo los Apóstoles, los Mártires, y todo el Pueblo cristiano, con los Santos, a la cabeza, los ascetas, los consagrados, fueron unos ilusos, habiendo vivido toda una vida de sacrificios y de privaciones para nada.
             -Judas era pues, según ellos un Apóstol de la misma, o de mayor valí­a que los demás, contribuyó de un modo admirable a completar la misión de Jesús, que no vení­a a redimir a nadie, sino a enseñarnos como hay que comportarse ante el sufrimiento, como dijo el Presidente de la Conferencia Episcopal alemana.

         Además escribió el “famoso” Evangelio de Judas, donde relata sus “heroicas y maravillosas hazañas”.



Del Poema del Hombre-Dios
 de María Valtorta
       
 Dice Jesús:


   “La figura de Judas ha sido demasiado alterada durante siglos; y últimamente, del todo desfigurada. Ciertas escuelas han hecho de él casi una apoteosis; la del segundo e indispensable artífice de la Redención. Y otros muchos piensan que cedió ante un imprevisto, feroz asalto del Tentador. No. Toda caí­da tiene premisas en el tiempo. Cuanto más grave es la caí­da, más preparación tiene.

       Los preliminares explican el hecho. Uno no se hunde, ni asciende, al improviso. Ni en el bien ni en el mal. Largos e insidiosos son los factores que cooperan a los descensos; pacientes y santos, los que cooperan a subir. Y el desventurado drama de Judas, os puede proporcionar muchas enseñanzas para salvaros y conocer todo de Dios y sus misericordias, para salvar y perdonar a aquellos que bajan al Abismo.

           No se llega al delirio satánico, en que has visto que se debatí­a Judas después del Delito, si uno no está enteramente corrompido por hálitos infernales, interiorizados voluptuosamente durante años. Cuando uno lleva a cabo incluso un delito, pero ha sido arrastrado a él por un imprevisto acontecimiento que obnubila la razón, sufre, pero sabe expiar; porque aún algunas partes del corazón están inmunes al veneno infernal.

           El mundo que niega a Satanás porque lo tiene tan dentro de sí­ que ya no se da cuenta de su presencia, que le ha interiorizado de forma que ha venido a ser parte del yo, a ese mundo le muestro que Satanás existe. Eterno e inmutable en el método usado para hacer de vosotros sus víctimas. Basta ahora. Tú permanece con mi Paz”.

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Decía el Papa Benedicto XVI en el Ángelus del 26 de agosto (Osservatore Romano 2-9-2012)


             La marca del diablo

           "Los domingos pasados meditamos el discurso sobre el “Pan de Vida” que Jesús pronunció en la sinagoga de Cafarnaúm después de alimentar a miles de personas con cinco panes y dos peces. Hoy, el Evangelio nos presenta la reacción de los discí­pulos a ese discurso, una reacción que Cristo mismo, de manera consciente, provocó. Ante todo, el evangelista Juan – que se hallaba presente junto a los demás Apóstoles – refiere que “muchos de sus discí­pulos se echaron atrás y no volvieron a ir con Él” (Jn 6, 66) ¿por qué? porque no creyeron en las palabras de Jesús que decía: “Yo soy el pan vivo bajado del Cielo, el que coma mi carne y beba mi sangra vivirá para siempre "(Jn 6, 51-54); ciertamente, palabras en ese momento difí­cilmente aceptables, difí­cilmente comprensibles. Esta revelación – como he dicho – les resultaba incomprensible, porque la entendían en sentido material, mientras que en esas palabras se anunciaba el misterio pascual de Jesús, en la que Él se entregarí­a para la salvación del mundo. La nueva presencia en la sagrada Eucaristía.

           Al ver que muchos de sus discí­pulos se iban, Jesús se dirigió a los Apóstoles diciendo: ¿También vosotros queréis marcharos?”. Como en otros casos, es Pedro quien responde en nombre de los otros: ”Señor, ¿a quien iremos? – también nosotros podemos reflexionar. ¿a quien iremos? – Tú tienes palabras de vida eterna: nosotros hemos creí­do y sabemos que tú eres el Santo de Dios” (Jn 6, 68- 69) (…)

           Por último, Jesús sabí­a que incluso entre los doce Apóstoles, habí­a uno que no creí­a: Judas. También Judas pudo haberse ido, como lo hicieron muchos discí­pulos; es más también tenía que haberse ido si hubiera sido honrado. En cambio, se quedó con Jesús. Se quedó, no por fe, no por amor, sino con la secreta intención de vengarse del Maestro.

       ¿Por qué? Porque Judas se sentía traicionado por Jesús, y decidió que a su vez lo iba a traicionar. Judas era un Zelote, y querí­a un Mesías triunfante, que guiase una revuelta contra los romanos. Jesús había defraudado esas expectativas. El problema es que Judas no se fue, y su culpa más grande fue la falsedad, que es la marca del diablo. Por eso Jesús dijo a los Doce: “Uno de vosotros es un diablo” (Jn 6, 70).

         Pidamos a la Virgen María que nos ayude a creer en Jesús, como San Pedro, y a ser siempre sinceros con Él y con todos".





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