La acción de Dios en el alma de los que le buscan, se asemeja a la educación que hay que darle a los niños para transformarlos en seres adultos, responsables y buenos ciudadanos, para que puedan desenvolverse adecuadamente en el mundo en que le tocará vivir.
Igual que un niño necesita a su padre y a su madre, para contribuir a su mantenimiento, y una escuela con profesores titulados, miembros de un Instituto escolar, para poder formarse, y así alcanzar esa madurez, que le permita desarrollarse en el mundo cuando alcance la edad adulta, de la misma manera, el alma necesita la acción de Dios que es su Padre espiritual, y de la Santísima Virgen María, su Madre espiritual, y la de una Institución espiritual: la Santa Iglesia Católica, verdadero Instituto de enseñanza divina, cuyos Sacerdotes son los profesores del alma.
Y aquí quiero insistir en la importancia de tener sacerdotes Santos, es como lo que ocurre en una Escuela y en una Universidad, si los profesores son unos "Zoquetes", los alumnos, salvo excepciones, tendrán una formación inadecuada, y serán unos malos profesionales, rechazados por todas las Empresas en donde pretendan trabajar. De la misma manera, con unos Sacerdotes mediocres, no se puede predicar el verdadero Evangelio, como le ocurre al que quiere vender un crecepelo, y es completamente calvo, o se pone una peluca para disimular, son como dice Jesús unos ciegos que guían a otros ciegos, caerán ambos en la fosa.
Si el Sacerdote es auténtico, por la acción del Espíritu Santo, a través de la Comunión de los Santos, esa santidad se trasvasará a sus fieles. Para cerciorarse de ello, basta leer la vida del Santo Cura de Ars, Patrono de todos los Sacerdotes del mundo. Si el Sacerdote es pecador y relativista, predicando con el ejemplo una doctrina "descafeínada", los fieles se contagiarán. Alguien dijo: "Dime como es el Párroco y te diré como son sus fieles".
Y aquí quiero insistir en la importancia de tener sacerdotes Santos, es como lo que ocurre en una Escuela y en una Universidad, si los profesores son unos "Zoquetes", los alumnos, salvo excepciones, tendrán una formación inadecuada, y serán unos malos profesionales, rechazados por todas las Empresas en donde pretendan trabajar. De la misma manera, con unos Sacerdotes mediocres, no se puede predicar el verdadero Evangelio, como le ocurre al que quiere vender un crecepelo, y es completamente calvo, o se pone una peluca para disimular, son como dice Jesús unos ciegos que guían a otros ciegos, caerán ambos en la fosa.
Si el Sacerdote es auténtico, por la acción del Espíritu Santo, a través de la Comunión de los Santos, esa santidad se trasvasará a sus fieles. Para cerciorarse de ello, basta leer la vida del Santo Cura de Ars, Patrono de todos los Sacerdotes del mundo. Si el Sacerdote es pecador y relativista, predicando con el ejemplo una doctrina "descafeínada", los fieles se contagiarán. Alguien dijo: "Dime como es el Párroco y te diré como son sus fieles".
Para que el niño llegue a desarrollarse humanamente, tiene que alimentarse adecuadamente; tener además unos médicos para suministrarle las vacunas necesarias y combatir las posibles enfermedades que le puedan afectar, luego para que pueda desenvolverse en el mundo, en el oficio o profesión que escoja, necesita una enseñanza, que solo se puede impartir con unos profesores titulados y expertos, con la colaboración y el esfuerzo del alumno.
La similitud con el alma es de lo mas evidente: el alma humana, necesita un Padre y una Madre Espiritual que son el mismísimo Jesús-Dios, y la Santísima Virgen María, y una Iglesia fundada por Cristo Jesús, que es la escuela del alma, un alimento para esa alma que es la Sagrada Eucaristía, y su médico para vacunarla con el Bautismo, y para curar las enfermedades de su alma, con el Sacramento de la Reconciliación, que son los pecados, inducidos por los tres enemigos del alma.
Esa Iglesia es la que nos permite interpretar de una manera auténtica el Testamento que nos legó Dios en las Sagradas Escrituras, y para comunicarle al alma sus enseñanzas, y suministrarle los cuidados necesarios para su crecimiento espiritual a través de los Santos Sacramentos, desde su nacimiento con el Bautismo, hasta su muerte con el Sacramento de la Extrema Unción,
Esa Iglesia es la que nos permite interpretar de una manera auténtica el Testamento que nos legó Dios en las Sagradas Escrituras, y para comunicarle al alma sus enseñanzas, y suministrarle los cuidados necesarios para su crecimiento espiritual a través de los Santos Sacramentos, desde su nacimiento con el Bautismo, hasta su muerte con el Sacramento de la Extrema Unción,
Cuando el Sublime Redentor volvió a su Santo Reino, no nos abandonó, sino que dejó a su Santa Iglesia Católica y a su Representante plenipotenciario: El Santo Padre, ayudado de sus acólitos, que son los encargados de velar no solo de la enseñanza, pero también del sustento espiritual, y de la salud del alma a través de los Sacramentos, para que se encarguen de la salvaguardia de sus hijos, y así puedan alcanzar su eterna vocación carismática, que les permitirá alcanzar la Vida y la felicidad eternas.
La mentalidad absurda es la que oímos de ciertos individuos que dicen que creen en Jesús, pero que no creen en su Iglesia. Esta actitud, es de una mentalidad tan insensata, que se transforma en un desprecio hacia la figura de Jesús-Dios.
En efecto: el Salvador, Creador del Universo, es infinito en cuanto a su poder, su sabiduría y su inteligencia, y por su Pasión, entregándose al poder de los secuaces de Satanás, ha logrado el rescate y la Redención Universal de la Humanidad, es pues absurdo, afirmar, que se desentendió completamente de esa Humanidad, que le costó sangre, sudor y lágrimas, dejando una Iglesia y unos embajadores, sin poderes e incapaces de asegurar la continuidad y la eficacia de su Sacrificio.
Dijo Jesús-Dios a los que siguen sus mandamientos: "Estaré con vosotros hasta el final de los tiempos", y de una manera mística y oculta siempre está escondido en esas almas, animándolas con sus maravillosos premios, que son las visitas que encienden y reconfortan el alma, y con sus ausencias que son los tormentos del alma enamorada, que hacen desearle cada vez más.
Por eso dijo el gran S. Juan de la Cruz en la Llama de Amor Viva (Canción 2, 13)
(...) "Lo cual acaece así, porque estando estas almas purificadas y puestas en Dios, lo que a su corruptible carne es causa de dolor y tormento, en el espíritu fuerte y sano le es dulce y sabroso; y así es cosa maravillosa sentir el dolor en el sabor. La cual maravilla dejó bien de ver Job en sus llagas cuando dijo a Dios: "Volviéndote a mí, maravillosamente me atormentas" (10,16); porque maravilla grande es y cosa digna de la abundancia de la suavidad y "Dulzura que tiene Dios escondida para los que le temen" (Ps 30,20)", hacer gozar tanto más sabor y deleite cuanto más dolor y tormento se siente"
Estos sentimientos son los que embargaron a los Santos y a los Mártires, y que dejaron atónitos a los Romanos, cuando presenciaron en el Coliseo la muerte de los primeros Cristianos que morían con cantos de alabanza a Dios, exterminados por las fieras salvajes. Esta actitud sobrehumana, fue también la que propició la rápida conversión de los paganos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario