CADA OBRA DE CARIDAD AL PRÓJIMO, SERÁ LA MONEDA QUE SERVIRÁ PARA PAGAR LA ENTRADA EN EL REINO CELESTIAL |
SALMO 94
¡Dios
vengador. Señor, Dios vengador manifiéstate!
¡Levántate,
juez de la Tierra, y da su merecido a los soberbios!
¿Hasta
cuándo, Señor, triunfarán los malvados?
¿Hasta
cuándo alardearán, hablarán con insolencia,
Y
se jactarán todos los malhechores?
Aplastan
a tu Pueblo, Señor, oprimen a tu heredad.
Asesinan
a la viuda y al emigrante, matan al huérfano.
“El
Señor no ve nada –andan diciendo-,
El
Dios de Jacob no se da cuenta”.
Llamada para que Dios intervenga
ante la insolencia, la prepotencia y el orgullo de los enemigos de Cristo-Jesús, de la Santísima Virgen María, y de su Santa Iglesia: Los políticos marxistas, Los blasfemadores, los progresistas, los “Queiruganos, los Massiánicos, los Hans Künganos & Cia, ,que se mofan de los auténticos representantes de Dios en la Tierra que
son los consagrados y de los fieles que siguen los preceptos del Evangelio.
Naturalmente, esos enemigos, que no siguen los mandamientos tradicionales de la Iglesia como los renegados, y los contestatarios al sumo Pontífice, serán admirados por todas las hordas de hedonistas y de vividores, que son en Europa la gran mayoría de los ciudadanos que no quieren ni oír hablar de renuncia y de sacrificio, y que quieren a toda costa destruir a la Iglesia, embajadora de Dios en la Tierra, ya que su presencia es como una luz que alumbra todas los acciones perversas y blasfemas de los auténticos hijos de las tinieblas.
Naturalmente, esos enemigos, que no siguen los mandamientos tradicionales de la Iglesia como los renegados, y los contestatarios al sumo Pontífice, serán admirados por todas las hordas de hedonistas y de vividores, que son en Europa la gran mayoría de los ciudadanos que no quieren ni oír hablar de renuncia y de sacrificio, y que quieren a toda costa destruir a la Iglesia, embajadora de Dios en la Tierra, ya que su presencia es como una luz que alumbra todas los acciones perversas y blasfemas de los auténticos hijos de las tinieblas.
Enteraos
los más necios del Pueblo.
¿Cuándo
comprenderéis, insensatos?
El
que hizo el oído ¿no va a oír?
El
que formó los ojos ¿no va a ver?
El
que educa a los Pueblos ¿no va a castigar?
El
que instruye al hombre, ¿no va a saber?
El
Señor sabe que los proyectos del hombre son puro viento.
Dichoso
el hombre a quien tú educas, Señor,
aquel
a quien instruyes con tu ley,
y
le das reposo tras los días adversos,
mientras
cavan una fosa para el malvado.
Porque
el Señor no rechaza a su Pueblo,
no
abandona a su heredad.
Volverá
a haber justicia en el juicio
y
la apoyarán todos los hombres honestos.
Advertencia contra los insensatos y
los necios, por querer enfrentarse a Dios Todopoderoso, Creador y
Director del Universo, que se creen que no ve, ni oye, y que no va a castigar,
y que además no tiene sabiduría, porqué según ellos no ha hecho ni el mundo ni
su Iglesia a su propio capricho, como así dijo cierto Jesuita, renegado y casado, que vive en la india y que preguntado sobre las miserias dijo: ¡Yo hubiera hecho el mundo de una manera distinta a como lo que hizo Dios!" (sic).
Confianza absoluta en el Dios justiciero que
pondrá a cada cual en su sitio, y un día vendrá, en que resplandecerá su Gloria
y su Justicia, y dará a cada cual según su merecido.
¿Quién
se pondrá de mi parte frente a los malvados?
¿Quién
se colocará a mi lado frente a los malhechores?
Si
el Señor no me hubiese ayudado,
yo
estaría en el país del silencio.
Cuando
pienso que voy a tropezar, tu amor me sostiene, Señor;
Aunque
tenga mil preocupaciones, me alegran tus consuelos.
¿Podrás
aliarte con un tribunal corrompido,
Que
dicta sentencias injustas valiéndose de la ley?
Atentan
contra la vida del justo, condenan al inocente.
Pero
el Señor es mi fortaleza. Dios es mi refugio.
Volverá
contra ellos mismos su propia iniquidad.
Los
destruirá por sus maldades. El Señor, nuestro Dios.
Palabras llenas de humildad y de
amor a Dios, en donde el hombre de recta conducta agradece a su Creador su
intervención y su Providencia para conducirlo por el camino recto, y ayudarlo
en sus tropiezos y en las persecuciones de sus enemigos que son los hombres
malvados, que serán debidamente castigados. A este respeto, dijo San Juan de la Cruz en los dichos de luz y amor:
82. "Tenga ordinaria memoria de la vida eterna, y que los más abatidos y pobres y en menos se tienen, gozarán del más alto señorío y gloria de Dios".
82. "Tenga ordinaria memoria de la vida eterna, y que los más abatidos y pobres y en menos se tienen, gozarán del más alto señorío y gloria de Dios".
Palabras de Jesús resucitado a los Apóstoles
en el poema del Hombre-Dios
[...] Yo estoy en los mendigos y en los moribundos, en los pergrinos, en los huérfanos, en las viudas, en los prisioneros, en los que tienen hambre, sed o frío, en los que están afligidos o cansados. Yo estoy en todos los miembros de mi Cuerpo místico, que es la unión de mis fieles. Amadme en ellos y ofreceréis reparación por vuestro desamor de tantas veces, y me daréis gran alegría a Mí, y a vosotros os daréis mucha gloria.
y considerad que contra vosotros conspiran el mundo, la edad, las enfermedades, el tiempo, las persecuciones. Evitad pues, el ser avaros de lo que habéis recibido, y evitad la imprudencia. Transmitid por esto, en mi Nombre, el Sacerdocio a los mejores de entre los discípulos, para que la Tierra no se quede sin sacerdotes. Y que sea un carácter sagrado concedido después de un profundo examen, no verbal sino de acciones de aquel que pide ser Sacerdote, o de aquel a quien juzguéis apto para serlo.
Pensad en lo que es el Sacerdote; en el bien que puede hacer y en el mal que puede hacer. Habéis visto una muestra de lo que puede hacer un sacerdote venido a menos en su carácter sagrado. En verdad, os digo que por las culpas del Templo esta nación será dispersada. Pero también os digo en verdad, será destruida la Tierra cuando el abominio de la desolación entre en el nuevo sacerdocio, conduciendo a los hombres a la apostasía para abrazar las doctrinas infernales. Entonces surgirá el hijo de Satanás, y los pueblos tremendamente horrorizados, gemirán, y pocos permanecerán fieles al Señor; entonces, entre convulsiones de horror, vendrá el final, tras la victoria de Dios y de sus pocos elegidos, y descenderá la ira de Dios sobre todos los malditos.
¡Desventura, tres veces desventura si para confortar a los últimos cristianos, no hay verdaderos Sacerdotes como los hubo para los primeros! [...]
Pero el bien y el mal futuros tienen raíz en el presente. Los aludes empiezan por un copo de nieve. Un sacerdote indigno, impuro, hereje, infiel, incrédulo, tibio o frío, apagado, insípido, lujurioso, hace un daño diez veces superior al que provoca un fiel culpable de los mismos pecados; y arrastra a muchos otros hacia el pecado. La relajación en el Sacerdocio, al acoger doctrinas impuras, el egoísmo, la codicia, la concupiscencia en el sacerdocio, ya sabéis en donde desembocan: en el deícidio. Y en los siglos futuros ya no se podrá matar al Hijo de Dios, pero si se podrá matar la fe en Dios, la idea de Dios. Por lo cual se llevará a cabo un deicidio aún más irreparable, porque carecerá de resurrección. Sí, se podrá llevar a cabo; lo veo... Podrá ser llevado a cabo, por los demasiados Judas de Keriot de los siglos futuros. ¡Un horror!...
GLORIA AL PADRE; AL HIJO Y AL
ESPÍRITU SANTO, EL CONSOLADOR, EL SANADOR, LA GLORIA DE DIOS; EL QUE INFUNDE EN
LOS HOMBRES LA FORTALEZA, LA SABIDURÍA, EL QUE LOS DIVINIZA Y LOS INMUNIZA
CONTRA LAS FUERZAS DEL MAL.
AL DIOS UNO Y TRINO, EL ALFA Y EL OMEGA, EL
QUE HA VENIDO, EL QUE VIENE Y EL QUE VENDRÁ. EL OMNIPRESENTE, LA ALEGRÍA DE LOS ÁNGELES Y DE LOS
HIJOS DE DIOS Y EL TERROR DE LOS HIJOS DE LAS TINIEBLAS.
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