COMO PUEDE ACTUAR LA EUCARISTÍA, EL SUPREMO DON DEL AMOR INFINITO DE DIOS
LA FUERZA DE LA EUCARISTÍA ES PROPORCIONAL AL GRADO DE FE, ESPERANZA Y CARIDAD DEL ALMA
Descripción de la analogía que existe entre al pan y el vino que es el alimento del cuerpo, con la Sagrada Eucaristía que es el alimento del alma. El primero es un alimento de una presencia real, el segundo es un alimento de la presencia del Cuerpo y la Sangre de Jesús, escondidos.
Ahora bien, los alimentos para alimentar el cuerpo material, no necesitan ninguna virtud teologal para saber que son necesarios para nuestro sustento, sin embargo, los alimentos Eucarísticos necesitan la creencia en la presencia de Dios, para que actúen en el alma. Creencia que se tiene que demostrar no solo por las palabras, como predican los Protestantes que se creen que están justificados por la Fe, pero sobre todo por los hechos de nuestra vida, que son el volver a nacer a una vida espiritual, como así lo explicó Jesús a Nicodemo.
Sin estas condiciones necesarias y suficientes, la Eucaristía nunca actuará en el alma, ni producirá sus frutos que son la salud y la fuerza del alma, para poder luchar y triunfar de sus tres enemigos naturales que son el Mundo el Demonio y la Carne. Por esta razón se ha aplicado desde siempre a la Iglesia el adjetivo de "Militante", precisamente porque tiene que presentar batalla a esos terribles enemigos.
Pero ahora se le ha aplicado a la Santa Iglesia un nuevo atributo: ha pasado de ser militante a llamarse "Iglesia peregrina", como si esta vida fuera un alegre peregrinaje, y en ese caso, no comprendo por qué no se llaman a esos tres enemigos del alma "compañeros de peregrinaje".
De los cuadernos de Mª Valtorta
18 de Junio de 1.943
Dice Jesús:
"Para mantener las fuerzas físicas hay que nutrir el cuerpo. El indigente que no puede comprar el alimento, lo mendiga a los ricos.Normalmente pide pan. Sin el pan es imposible la vida.
Vosotros sois pobres que necesitáis alimento para vuestra alma. A vuestra pobreza Yo he dado el Pan Eucarístico. El os nutre la médula del alma, da vigor al espíritu, sostiene las fuerzas espirituales, aumenta el poder de todas las fuerzas intelectuales, porque donde hay vigor de vida hay también vigor de mente.
Alimento sano que comunica salud. Alimento verdadero que infunde vida verdadera. Alimento sano que suscita santidad. Alimento divino que da a Dios.
Pero además de pobres, sois enfermos, débiles no solo por la debilidad que produce la falta de alimentos y que cesa con éste. Sois débiles por las enfermedades que os extenúan. ¡Cuantas enfermedades tienen vuestra alma! ¡Cuantos gérmenes os inocula el Maligno para crear estas enfermedades! A quien está débil y enfermo es necesario darle no sólo pan sino también vino.
Yo en mi Eucaristía os he dejado los dos signos de lo que necesita vuestra naturaleza de hombres pobres y vuestra debilidad de hombres enfermos. Pan que nutre, vino que fortalece.
Hubiera podido comunicarme con vosotros sin signos externos. Puedo hacerlo. Pretendéis demasiada pesantez para captar lo espiritual. Vuestros sentidos externos necesitan ver. Vuestra alma, vuestro corazón, vuestra mente se rinden solamente, y aún así con fatiga, ante las cosas visibles y palpables. Es tan cierto que aunque lleguéis a creer en Mí en la Eucaristía y a recibirme en la Hostia, la gran mayoría no admitís la infusión del Espíritu en vosotros, de quien os vienen latidos, luces, impulsos de obras buenas.
Si creyerais con esa fuerza de la que es digna el Misterio, sentiríais, al recibirme en vosotros una vida. El acercarme a vosotros os debería quemar como al acercarse a una caldera ardiente. Mi estar en vosotros os debería sumergir en un éxtasis que os abstraería lo profundo del espíritu en un rapto de Paraíso.
El fundirse de vuestra humanidad enferma con mi Humanidad perfecta os traería salud hasta física, por lo cual, enfermos corporalmente, resistiréis a las enfermedades hasta que Yo dijese "Basta" para abriros al Cielo. Os daría inteligencia para entender rápida y justamente. Os haría impenetrables a los asaltos desenfrenados o a las sutiles insidias de la Bestia.
En cambio puedo hacer bien poco porque entro donde la fe es lánguida, donde la caridad es superficial, donde la voluntad está decaída, donde la humanidad es más fuerte que el espíritu, donde sobre todo, no os esforzáis en reprimir la carne para que emerja el espíritu.
No os esforzáis para nada. Esperáis en Mí el milagro. Nada me prohíbe cumplirlo. Pero Yo quiero de vuestra parte al menos el deseo de merecerlo.
A quien se dirige a Mí gritando que le ayude imitando la fe de las muchedumbres de Galilea, Yo me comunicaré no solo con mi Cuerpo y mi Sangre, sino con mi Caridad, con mi Inteligencia, con mi Fuerza, con mi Voluntad, con mi Perfección, con mi Esencia. Estaré, con el alma que quiere venir a Mí, como estoy en el Cielo, en el seno del Padre del que procedo generando el Espíritu que es Caridad y vértice de perfección".
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