MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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jueves, 27 de marzo de 2014

DEL LIBRO DEL ECLESIÁSTICO: DIFERENCIA ENTRE CIENCIA Y SABIDURÍA, COMO ALCANZAR LA SABIDURÍA

Retrato de San Pablo, que con San Pedro,
 son los dos Pilares de la iglesia Católica





(Eclesiástico 51- 13, 30)



Desde joven antes de dedicarme a viajar,
busqué francamente la sabiduría en la oración;
delante del templo la pedí,
y hasta el último día la busqué. 
Cuando floreció, como un racimo que madura,
Mi corazón se recreaba en ella.
Mi pié se adentró por el camino recto,
Desde mi juventud seguí sus huellas.
Apenas presté oído, y ya la alcancé, 
me encontré lleno de Doctrina;
y gracias a ella he progresado mucho:
al que me ha dado la Sabiduría glorificaré.


          Desde joven, cuando escuchas hablar de las Escrituras, y cuando oyes interpretaciones extraordinarias sobre las mismas, cuando aún vives en casa de tus padres, y aún no te has dedicado a viajar, es decir a salir de la compañía de tu familia, y cuando siempre piensas: ¡Como me gustaría poder interpretar las Escrituras, y aprender su significado místico!, y si para eso, permaneces oculto a los atractivos materiales del mundo, ya que el que busca la Sabiduría es el místico, es decir el enamorado de Dios, por eso eres siempre un personaje alejado y escondido de todos los atractivos del mundo, ya que pueden ser un peligro o una distracción, para poder encontrar a tu Amado.


        Y es que como lo dice San Juan de la Cruz, Dios es un Dios escondido, y cuando por fin, después de mucho buscar y de muchos impedimentos puestos por el demonio, tienes la dicha de encontrarlo, y de dar con su escondite, entonces, por esa razón, tienes que estar necesariamente también tú también escondido. Y cuando localizas ese sitio, que estaba oculto en lo más recóndito de tu corazón, obtienes de Dios lo que tanto habías deseado en la oración: el tesoro de la Sabiduría, ya que Jesús ha dicho: “Pedid y se os dará, buscar y encontraréis, llamar y se os abrirá”.

          Y es que la sabiduría es muchísimo más importante que la Ciencia porque esta última solo enseña las leyes matemáticas y físicas de la materia, pero no entra ni quiere entrar en el conocimiento de Dios; y ese conocimiento humano, es un aprendizaje del mundo que nos ha tocado vivir, pero todos los científicos están de acuerdo en que este mundo tiene un tiempo limitado, y que algún día el universo entero se apagará.

        Mientras que, muy al contrario, la Sabiduría es el conocimiento de los misterios de Dios, que aunque sea siempre limitado, por la inmensidad infinita de Dios, - ya que como lo dice San Juan de la Cruz: "Los Ángeles más subidos que son los Serafines y los Querubines, son los que mejor se dan cuenta de la inmensidad que les falta por conocer a Dios" - ,como proviene directamente del Espíritu Santo, es una Ciencia que nos servirá para alcanzar la Vida Eterna.

            Por esa razón la diferencia que existe entre la ciencia humana, - que es un conocimiento de una realidad virtual, engañosa, y embustera porque te dice aquí estoy, y luego como un espejismo se esfumará, ya que está llamada a desaparecer -  y la Sabiduría, que es un conocimiento real porqué trata de una realidad verdadera y eterna,  es tan inmensa que es así como matemáticamente, comparar un número cualquiera con el infinito, que siempre será como una gota de agua en todos los mares y ríos del Universo.



Pues me he propuesto practicarla,
he buscado con ardor el bien,
 y no quedaré defraudado.
He luchado para alcanzarla,
he sido puntual en practicar la Ley;
he tendido mis manos hacia el cielo,
 deplorando lo que ignoraba de ella.
Hacia ella he encaminado mi vida,
y la encontré en toda su pureza;
desde el principio me he aplicado a ella,
por eso nunca quedaré abandonado.
La he buscado apasionadamente,
por eso he hecho una buena adquisición.
En recompensa, el Señor me ha dado una lengua
con la cual lo alabaré.



        El que quiera poseer la Sabiduría, tiene pues que proponerse practicarla, Pues a Dios no le gusta los que ponen la mano en la azada, y luego se vuelven para atrás, los que enseñan una doctrina y luego llevan una vida completamente opuesta a lo que predican, son los Fariseos, por eso dijo Jesús: “Escuchar lo que os dicen, pero no los imitéis”.

           Son los que querían apedrear a la mujer adúltera, pero que de una manera oculta eran también ellos adúlteros de obra o de deseo. Jesús el manso cordero de Dios, era inexorable con ese tipo de personas, a las que llamaba, y sigue llamando “Sepulcros blanqueados”.

          Y en estas estrofas, está perfectamente reflejado como tenemos que comportarnos y luchar para poseer la Sabiduría, practicando los mandamientos, fortalecidos por los Sacramentos, profundizando cada vez más en la inmensidad de la Majestad de Dios.

         Entonces es cuando nos damos cuenta de que Dios nunca nos abandonará, recordando las palabras de Jesús cuando dijo: “Buscar primero el Reino de Dios, y todo lo demás se os dará por añadidura”.

          Y al sentir el Amor de Dios, que crecerá cada vez más en nosotros, crecerá también nuestra alabanza, porque descubriremos entonces el don tan grande que nos ha dado para conocer esa Sabiduría que Dios que nos ha infundido en el corazón, y entonces nuestra alegría se transformará en gratitud, y alabaremos a Dios con la lengua que Él nos ha dado.


Acercaos a Mí, los ignorantes,
y establecéos en mi escuela
¿Por qué estáis privados de todo esto,
si estáis tan sedientos de ello?
He abierto la boca para deciros:
“Adquirirla sin dinero”;
poned vuestro cuello bajo su yugo y
 recibid la doctrina, pues está cerca
 y podéis alcanzarla.







         Jesús el Maestro, llama ignorantes a los que no quieren acercarse a su escuela, y que por eso no quieren seguir sus mandamientos, se trata de los soberbios como algunos grandes científicos e investigadores, que pasan su existencia en la Tierra para adquirir ciencia humana, pero que no quieren ver a Dios en todas sus Obras. Es lo contrario de los humildes, que son como niños y que están atentos a las palabras de Dios, que oyen y ven en todo lo creado. 



          Al ser creada por Dios el alma inmortal, Él ha dejado en ella una huella imborrable, y siempre tendremos sed del conocimiento de nuestro Creador, que vemos por sus dos testigos: nuestra razón, que nos hace creer en Dios en todas sus obras, y que nos hace ver su poder, su inteligencia, su inmensidad, su belleza, su Amor en todas las cosas creadas, y nuestra conciencia puesta por Él, que al contrario de los animales que solo obedecen a su instinto, nos grita: “¡No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti!”. 



          Por eso dice: “He abierto la boca para deciros: “Adquirirla sin dinero”, para eso tenemos que seguir las leyes de Dios y de nuestra Conciencia, que es poner nuestro cuello, que es nuestra fortaleza y nuestros deseos en el yugo de nuestro Creador, para recibir y seguir su Doctrina, y así poder alcanzarla gratuitamente. Entonces nos sentiremos colmados y plenamente satisfechos, porqué "las cavernas infinitas de nuestros sentidos", como así lo afirma San Juan de la Cruz, solo se pueden colmar con Dios, y es cuando lo hemos encontrado que descansaremos en la felicidad eterna, como así lo dice también San Agustín.





Ved con vuestros ojos que poco he trabajado yo,
y que gran descanso he encontrado.
No escatiméis dinero en adquirir instrucción,
Pues en ella encontraréis oro en abundancia.
Alegraos por la Misericordia del Señor
y no os avergoncéis de alabarle.
Realizad a tiempo vuestra tarea,
Y a su hora Él os dará la recompensa.




         Siendo el tiempo relativo, al alma, después de haber pasado por rudos y penosos trabajos, le parece que no ha pasado el tiempo, y eso es por dos razones:

         La primera razón es porque el alma, cuando ha alcanzado la Sabiduría de Dios, que ha adquirido gracias al Amor, que entonces está muy desarrollado en el alma, tiene ya el Espíritu Santo, cuya misión es precisamente  infundirte además del Amor, también la Fortaleza, y aquí el alma dotada de esa tremenda fuerza de Dios, tiene todos sus duros trabajos por muy cortos.

         La segunda razón es porque, como lo explica tan bien San Juan de la Cruz, el alma, que es eterna, tiene la sensación de creer que en el estado en el que ahora se encuentra, nunca se mudará de esa situación, y ahora que ha alcanzado la cumbre, le parece que siempre ha estado allí. El alma pues, ha alcanzado su meta y ante un tan fabuloso tesoro, le parece poquísimo el trabajo que ha empleado para conseguirlo, y disfruta con descanso inefable de tu eterno Tesoro.

         Y como el Amor de Dios, que el Espíritu Santo le ha infundido, gracias a Jesús, está muy desarrollado, por eso se acuerda de su prójimo, ya que el verdadero Amor de Dios si es auténtico, tiene que ir siempre acompañado por ese amor, por eso se acuerda de él y dice a los que quieran oírte, que no escatimen esfuerzos, lo que está simbolizado por el dinero, para alcanzar lo que has encontrado: La Sabiduría que es el oro en abundancia, que se obtiene por la Misericordia de Dios, cuando no se avergüenza en alabarle públicamente. 

          También se descubre que hay que realizar esa obra cuanto antes, porque el tiempo es corto, y los peligros son muchos, porque así Él nos dará la eterna recompensa en abundancia, y el alma tiene temor de que en el momento de acercarse el Juicio de Dios, no haya tenido tiempo en hacer todas las cosas, y entonces le pesará el no haberlas hecho a su debido tiempo, y temerá de que el Altísimo pueda estar enojado por su conducta insensata. Eso es lo que se llama el Santo Temor de Dios, que es un don del Espíritu Santo.





     

lunes, 24 de marzo de 2014

LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN Y DE LA RECREACIÓN DEL ALMA; LOS "GENES ESPIRITUALES" DE DIOS EN LAS ALMAS

MAPA DE LA RADIACIÓN DE FONDO DEL UNIVERSO
OCASIONADA POR EL BIG BANG





   EVANGELIO 



Juan 10, 31-42.

Los judíos tomaron piedras para apedrearlo. Entonces Jesús dijo: "Les hice ver muchas obras buenas que vienen del Padre; ¿Por cuál de ellas me quieren apedrear?". Los judíos le respondieron: "No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino porque blasfemas, ya que, siendo hombre, te haces Dios". Jesús les respondió: "¿No está escrito en la Ley: Yo dije: Ustedes son dioses? Si la Ley llama dioses a los que Dios dirigió su Palabra -y la Escritura no puede ser anulada- ¿Cómo dicen: 'Tú blasfemas', a quien el Padre santificó y envió al mundo, porque dijo: "Yo soy Hijo de Dios"?   

     En el Evangelio de hoy, Jesús llama dioses a los que siguen los mandamientos de Dios, es también lo que dice San Juan, que seremos como dioses porque veremos a Jesús tal cual es. En estos escritos de los Cuadernos de María Valtorta, Jesús explica como y por qué, las almas serán dioses, si cumplen la orden de Dios: "Sed perfectos como vuestro Padre celestial".
         

     Está escrito que Dios creó el Universo y el hombre a imagen y semejanza Suya. En este momento, se ha visto en el telescopio de microondas del Polo Sur, el eco del "Big Bang" que es el nacimiento del Universo, que provenía de un flujo que suministraba todos los elementos necesarios para la futura creación de todas las galaxias; su equilibro en el Universo infinito, gracias a los agujeros negros, que son la tremenda fuerza, que los mantiene y dirige, como ocurre con el motor de cualquier elemento en movimiento.

          Se sabe sin lugar a dudas, que todo proviene de una fuente extraordinaria, inexplicable del punto de vista científico, situada en un punto concentrado, que, a una velocidad muy superior a la Luz, suministró en una pequeñísima cantidad de tiempo una cantidad prácticamente ilimitada de partículas atómicas, para que se unieran entre sí, en miles de millones de año, y formaran todo el Universo conocido y desconocido.

          Sabemos que el alma humana, es inmortal, lo que la diferencia de los animales, y de toda la Creación material que tuvo su origen en el “Big Bang”; también está dotada con todos los elementos necesarios para su desarrollo espiritual, son la Gracia de Dios necesaria y suficiente para recrearla, que se suministra a las almas con los Sacramentos en donde existen, o directamente por Dios en los Países paganos, ya que si el alma en sus inicios, tiene grabado el sello del Creador en su conciencia, que es como se explica tan bien en este relato, tiene que formarse y prepararse para su destino, ello es lo que le permite alcanzar la Vida eterna, y ser coheredera del Reino de Dios, es su libre albedrío, que es quien admite o rechaza la Gracia para poder ser Hijo de Dios, o hijo de las Tinieblas.

         El hombre, dotado de alma espiritual, se diferencia de la creación animal y material, que solo obedecen por instinto y sin ningún mérito propio a las leyes impuestas por Dios, ya que no tienen ese libre albedrío, por eso esa creación material está abocada a su desaparición dentro de miles de millones de año.

         *Acabo de ver por la Televisión un programa científico en el cual se explica que el "Big Bang", se produjo en millonésimos de segundos con velocidades muy superiores a las de la luz, es decir con medios que escapan completamente a todas las leyes físicas y matemáticas, eso se llama "Milagro"; ¡Pero ningún científico quiere hablar de Dios!




De los cuadernos de María Valtorta (28-1-1.947)


            Dice Jesús:

           Volver al Origen, presentarse ante el Juez Jesús, no significa ir a un lugar determinado ni tampoco ir al pie del trono eterno. En realidad, estas son formas para ayudar vuestro pensamiento. El alma que abandona la carne que ha animado, se encuentra inmediatamente frente a la Divinidad que la juzga, sin necesidad de ascender y presentarse en los umbrales del Reino bienaventurado. Es verdad fundamental que Dios está en el Cielo, en la Tierra y en todo lugar. Y, por lo tanto, el encuentro se produce en cualquier lugar. La Divinidad colma de Sí todo lo Creado. Por lo tanto está presente en todo lugar de la Creación. Quien juzga soy Yo, más siendo inseparable del Padre y del Espíritu Santo, omnipresentes en todo lugar.

          El juicio es rápido, así como fue rápida toda la Creación, que ocupó solo un milésimo de la más pequeña de vuestras unidades de tiempo. Más en el átomo del instante creativo, el alma tiene tiempo de entrever el Santísimo origen que la crea y de llevarse el recuerdo de Él para que sea instintiva religión y guía en la busca de la fe, de la esperanza, de la caridad que, si observáis bien, son confusamente como germenes informes también en las religiones menos perfectas (la fe en una divinidad, la esperanza de un premio otorgado por dicha divinidad, el amor hacia ella). 

          Y esta última observación de Jesús, da a entender el por qué todos los pueblos de todas las civilizaciones, y de los salvajes, tienen en sí la noción de que existe una o varias divinidades, al ser un germen informe, que es como un gen implantado por Dios en el alma en el instante de su creación.

     Por eso también la gran mayoría de los científicos y paleontólogos, "ateos como cabras", se permiten decir que nuestra Religión Católica fue copiada de una religión anterior, ya que son incapaces de pensar que el Creador ha puesto ese germen en todas las almas, son pues como lo dice el refrán, como el Maestro Ciruela, "que no sabía leer y fundó una escuela".
       
      Del mismo modo, en el átomo del juicio particular, el espíritu tiene tiempo de comprender lo que no quiso comprender en la vida terrenal, lo que odió como enemigo o burló o negó como vana mentira, o al que sirvió con un desapego que exige reparación, y tiene tiempo de llevar consigo el recuerdo, al lugar de expiación o de condena eterna, para suscitar llamas de amor por la eterna Belleza, o torturas punitivas debidas a la desazón por el Bien perdido, un Bien que la conciencia inteligente les reprochará haber querido perder voluntariamente. Y junto con sus pecados, lo recordará, pero será terrible, porque no podrán contemplarlo.



     La creación del alma y el juicio particular son los dos átomos de instantes en la que el alma de los hijos del hombre, conocen intelectualmente a Dios en la medida que es justo y suficiente darles un agente para tender al propio Bien, que han entrevisto apenas, pero que ha quedado impreso en la substancia que, por ser inteligente, libre, simple, espiritual, comprende prontamente, tiene libre voluntad, deseos simples y movimientos o inclinación, o apetito si preferís, para reunirse con medio del Amor con Aquel de donde proviene, y para lograr su fin, cuya Belleza ya intuye, o para separarse de Él, con odio perfecto y alcanzar al que es su infame rey, conservando en el recuerdo de ese odio un tormento, el mayor de los tormentos infernales, una desesperación, una maldición indescriptibles .


      […] He dicho "sed perfectos” para liberar el espíritu de los antiguos de esa sensación de temor que les impedía acariciar la idea de ser dignos de semejar al Padre, a su Padre. Hacía demasiados siglos que el Altísimo era para ellos el Dios terrible y, ante la tremenda Inmensidad de Dios, el amor, la esperanza y la fe quedaban sobrecogidas. Más ya había llegado el tiempo de la Misericordia, del Perdón, de la Paz, de la Amistad, del vínculo filial con Dios. Por lo tanto, he ahí la orden de perfección ilimitada: “Sed perfectos como el Padre”. Y con tal orden, también la implícita seguridad que impulsa a osar “porque, con tal que lo deseéis, podéis llegar a serlo”.



         […] Y el hecho de que la mayor parte de las almas vive de un modo tal que parece desmentir mi afirmación, no niega lo que Yo digo, sino que es la demostración de la enorme perversión del hombre en sus afectos y deseos, debida a sus alianzas con el Mal. En verdad son muchos los que sofocan con el dogal de los vicios y los pecados la propia alma, tras haberla hecho esclava de Satanás, de quien se han vuelto aliados. La ahorcan definitivamente para no seguir oyéndola gritar y llorar al recordar que el Mal no es lícito y que existe el castigo para quien lo practica. 

       Estos son los que, de hijos de Dios, se vuelven criaturas-hombre por la pérdida de la Gracia y que luego de hombre pasan a ser demonios, pues el hombre, apartado del Bien, es como una enredadera que se trepa al Mal para sostenerse. Donde no existe la Ley sobrenatural, difícilmente existe la ley moral y si existe es siempre imperfecta. Y donde la Ley moral es imperfecta o está ausente, vive de modo total o parcial la triple concupiscencia.

          Más si parece que la mayor parte de las almas cambia con su modo de actuar el natural recuerdo y deseo de Dios y la propia voluntad de tender hacia un fin gozoso, hay que recordar que en el hombre existe la criatura carnal y la espiritual y que el hombre posee el libre albedrío que siempre está al servicio de la parte más fuerte. Ahora bien, si uno va debilitando las almas por culpa de los vicios y los pecados, es seguro que el alma se volverá débil y que, al mismo tiempo, se fortificará la parte animal, que avasallará la más débil hasta matarla. Más no por ello podrá negarse que el alma ha sido creada con capacidad para recordar y desear naturalmente su fin.



DIFERENCIA ENTRE LAS CRIATURAS TOCADAS POR

LA GRACIA DE DIOS Y LAS PAGANAS


La índole del alma es la índole espiritual. Por eso el alma tiene deseos espirituales, aunque en los que no están regenerados por el Bautismo y que, por lo tanto están privados de la Gracia, tiene solo deseos conforme al reino espiritual de donde proviene y en donde siente que instintivamente que está el espíritu Supremo. En cambio en las almas vueltas a la Gracia por la regeneración del Bautismo y mantenidas y robustecidas en dicha Gracia por los demás Sacramentos, la atracción del alma a su fin se produce divinamente, pues la Gracia – es decir, nuevamente Dios - atrae hacia sí a los hijos dilectos, se los acerca cada vez más, los coloca cada vez más en la Luz a medida que van ascendiendo gradualmente, en la espiritualidad, de modo que la separación disminuye y la vista es cada vez más intensa, el conocimiento más vasto, la comprensión más amplia, el amor más perfecto, hasta llegar a la contemplación, que es ya unión y fusión de la criatura con su Creador, un acto temporáneo e imborrable y transformador, porque el abrazo del Fuego de la Divinidad que encierra a su criatura extasiada imprime un carácter nuevo a estos seres vivientes, que ya están separados de su condición humana y espiritualizados en Serafines, y que son doctos en la Sabiduría que Dios les otorga al darse a ellos como ellos a Él.

          […] Las almas recuerdan ¿Por qué lo hacen? Porque Dios, así como le dio a Adán la esperanza de una Redención, de esa Redención, a fin de mitigar contemporáneamente el rigor de la condena, del mismo modo le dejó el recuerdo del tiempo feliz para que le confortara en el dolor del exilio y para que fuera para los hijos de Adán el estímulo santo de amar al que para ellos era el Desconocido.

        Y no solo eso, pues, al crear las almas, Dios no privó a los hijos de los hombres de esa natural inclinación hacia la Divinidad que, por si sola puede ayudar a alcanzar el fin por el cual ha sido creado el hombre: amar al Señor, al Dios Omnipotente y Omnipresente, cuyo Todo incorpóreo colma el infinito y a quien el hombre siente, más o menos exactamente, y ve en todo lo que le rodea, le penetra y le asombra. En los salvajes se tratará del fragor del rayo o del duradero esplendor de la aurora boreal; para los idólatras consistirá en la potencia del león o en la vida anfibia del caimán; para los creyentes en las religiones reveladas, aunque no perfectas, en las manifestaciones naturales consideradas como acciones o manifestaciones de cada dios.

         En el ciudadano pensador o científico, en los fenómenos celestes o en el admirable organismo de los cuerpos; en el creyente, además que en la Doctrina, en la vida misma del alma, que se manifiesta con sus luces y con los latidos que corresponden a otros latidos, aún más ardientes, de un Amor eterno que la ama; en la maravilla del nacimiento y en el misterio de la muerte de una parte de lo humano mientras que la otra vive una vida más verdadera.

     Pero en todos los casos y en todas las cosas, el hombre siente una Presencia invisible y potente, tanto si la niega – y al negarla ya admite su existencia, pues se niega sólo lo que existe y que sabe que otros muchos creen – como si la odia y con su odio confiesa que Ella existe, como si la ama y con su amor proclama que la cree real y que un día espera no ya creer (en Ella) sino gozar en Ella.

          Dios hizo lo siguiente: dejó en el hombre la inclinación hacia el Bien supremo. ¿Y no es esto recuerdo? ¿Os parece que no podía hacerlo justamente Él, que es Omnipotente y que desde hace milenios gobierna la Creación sin esfuerzo ni cansancios y que sin un instante de pausa, crea almas, juzga almas, conoce al instante todas las acciones de las mismas, o mejor, las pre-conoce, pues el Pasado, el Presente y Futuro son un existir único ante su Pensamiento, las sigue en su desarrollo, las juzga sin confusiones ni errores y juzga las almas, que tras su orden, abandonan la carne a la que se las había mandado y vuelven al mundo ultraterrenal ya supercreadas, recreadas o, quizás deba decir, destruidas por la libre voluntad del albedrío?

          Pero a vosotros, que cogéis siempre el sentido material de las palabras y no el sentido de las mismas, esta expresión os haría reaccionar como ante un anatema. Entonces diré: almas feas, deformes, mutiladas y desviadas porque han borrado voluntariamente el recuerdo del Divino. Porque, más que cualquier lección que se pueda aprender en todo tipo de escuelas, precisamente es este recuerdo el que le enseña al alma a perseverar en las virtudes, por amor del propio Dios y por la esperanza de llegar a poseerle un día, más allá de la vida, en la Vida sin fin.

    Y aquí me permito recordar una conversación que quedó grabada en mi mente y que recordaré hasta el último instante de mi vida terrena, son las palabras del Arzobispo, que no niega el Dogma de la Iglesia sobre la existencia del Infierno, pero que según él, "está vacío”, me dijo: ¿Ud., que es padre, condenaría a un hijo suyo al Infierno? ¿Cómo este individuo no sabe que ser hijos de Dios depende únicamente de nuestra voluntad de ser fieles a la Gracia, y que el alma, como lo dijo Jesús a Nicodemo, tiene que volver a nacer es decir recrearse, para poder entrar en el Reino de Dios? 

¿Como no entiende que ser hijo de Dios significa seguir sus mandamientos?, y que el que no los sigue, y no se arrepiente, se transforme en hijo del padre de las tinieblas, que le dijo a Dios: "No serviré" ya que como lo dijo Jesús: "Yo soy la Luz del mundo el que me sigue no andará en las tinieblas".

     ¿Cómo puede ser, que al recordarle la Parábola del Evangelio del rico Epulón y del pobre Lázaro, y al hablarle de los pederastas que abusan de los niños, los torturan y los matan, e incluso llegan a colgar esas imágenes en la red, este me contestó: “¡Eso son interpretaciones suyas!”?

          […] Amadme a Mí más que a la ciencia. Bendecidme a Mí y no a vuestro saber. Y amad también al “niño” que tomé para colocarlo entre vosotros. Y, junto conmigo, bendecid al Padre, Señor del Cielo y de la Tierra, porque una vez más se ha revelado a un ser pequeño en vez de haberse revelado a los sabios.   
                                                   
      […] Yo os lo digo: El Señor no muestra su Reino a los doctos sino a los que están iluminados por la Gracia y viven en el amor; y solo Dios elige, coge y posa en la cumbre del monte, donde el Cielo está tan cerca que el espíritu puede gritar, ardiendo, las palabras que debían ser el grito de todos los hombres: “He aquí a mi Dios. ¡Le veo! ¡Le siento! ¡Le conozco! Estoy devorado y recreado por el Amor".
     
        Pequeño Juan (se refiere Jesús a Mª Valtorta), también puedes recordarles que el hombre tiene un ángel como custodio y que este espíritu no está inerte junto al hombre sobre el cual refleja las luces que él mismo, por ser ángel, reverbera al adorar la infinita Luz. Quédate en paz, alma mía”.









martes, 11 de marzo de 2014

DIÁLOGO DE YAHVEH CON JOB: EL SUFRIMIENTO DE LA HUMANIDAD


En el libro de Job, Nehemot el hipopótamo simboliza a Lucifer, entonces el Elefante simboliza  
al Arcángel San Miguel.




          Contestación de Dios a los que critican su divina Providencia. Descripción de las fuerzas del mal, que por razones de Justicia, ya que en este mundo están mezclados el Bien y el Mal, tienen que subsistir, como subsisten mezclados y aparentemente iguales en sus inicios en los campos, el trigo y la cizaña. En la Parábola del trigo y la cizaña, a la petición de arrancarla antes de su maduración, el Dueño de la mies dice: "No, porque arrancaréis también el trigo", y es que la imagen de la parábola tiene un significado muy profundo.

              El alma está en este mundo en estado de gestación, y ante el sufrimiento y la dicha, que son para la planta como la lluvia y el sol, estas almas se van transformando en hijas de Dios o en hijas de las Tinieblas, igual que la cizaña que al principio es como el trigo, pero a la hora de la cosecha, se han diferenciado ya ambas, y los segadores pueden distinguirla fácilmente, mientras que al principio, al ser iguales,  era imposible hacerlo. 

         Explicación de como Dios actúa para vencer a las fuerzas del mal, sin quebrantar en modo alguno la libertad del hombre, ya que la libertad que para que sea verdadera, tiene que coexistir el bien con las fuerzas del mal, y su Príncipe tenebroso Satanás, tiene que poder tentar para adueñarse de las almas que le son afines, así como también las almas tienen el poder de escoger el Bien, cuyo Príncipe Luminoso es Cristo Jesús. 

        Satanás, para llevar sus afines a su maldito reino, movido por el odio y la envidia, no ha arriesgado absolutamente nada, Jesús muy al contrario, movido por el amor verdadero, ha arriesgado y perdido absolutamente todo, se ha entregado voluntariamente en manos de sus verdugos, que, después de torturarlo, le quitaron hasta la Vida, clavándole en la Cruz.

          Y es que las armas de Satanás son la soberbia,  el egoísmo y el odio: "Lo bueno para mí, y lo malo para ti"; y el arma de Jesús es la humildad, la misericordia y el amor: "Lo bueno para ti, y lo malo para Mí".Y Lucifer el que era el Arcángel más subido del Cielo, no puede vencer a las almas que están bajo la protección de Dios Todopoderoso.


            En la Vida del Santo cura de Ars, se oyó al Demonio, el "Grappin", como así lo llamaba, dirigirse al Santo al que apodaba "mangeur de truffes" (comedor de patatas), porque el Santo se alimentaba de patatas hervidas.

      Declararó que era imposible vencerlo, debido a la protección de la Virgen María y por la acción del "Dragón", que para Satanás era el Arcángel San Miguel. 




Del libro del Santo Job.


El Señor respondió a Job desde la tormenta y dijo: 
¿Quien es el que enturbia mi consejo con palabras sin sentido? 
Si eres valiente, prepárate yo te preguntare y tu me responderás.


          Yahveh habla desde su omnipotencia a los incrédulos, y a los que quieren cuestionar su divina Providencia, por culpa de los sufrimientos y de las desgracias de la humanidad, y que se creen más sabios que Dios. Un día se le preguntó a un famoso misionero, un ex-jesuita casado, que trabaja en la India a favor de los pobres, que le parecía el mundo en que vivía, dijo que "¡Si fuera Dios, yo lo hubiera hecho de otra manera!". Es increíble, la soberbia que tiene este individuo, que como Satán, no solo quiere ponerse a la altura de Dios, pero encima, para colmo, quiere ser superior a Él. 


¿Donde estabas tú cuando afiancé la Tierra. 
Habla, si es que sabes tanto. 
Sabes tú quien fijó su tamaño y midió sus dimensiones? 
¿En que se apoyaron sus columnas, quien asentó
su piedra angular mientras cantaban a coro 
las estrellas del alba, y exultaron todos los seres celestes?



         Aquí, pregunta Dios sobre los misterios de la Creación, sobre las fuerzas que rigen su rumbo, sobre su afianzamiento, la energía que la sostiene, y las leyes que la rigen. No solo se trata de la creación de la Tierra, cuya duración en el tiempo es limitada y por lo tanto es una ilusión, pero también trata de la recreación del alma, desfigurada por el pecado original, creación eterna, que igualmente está sujeta a unas leyes que rigen sus dimensiones espirituales, y que se apoya en unas bases cuya piedra angular es Cristo Jesús, y que tiene por columnas la razón y la conciencia, puestas por Dios, que son los dos olivos que vio el Profeta Zacarías en la visión de las siete lámparas, que representan a los siete Espíritus de Dios en misión por toda la Tierra, revelados en el Apocalipsis. 

          Ante el canto de asombro y de admiración de los Ángeles del Cielo, y de los coros angélicos, que desde el alba de su Creación, están alabando y exultando de alegría por las maravillas de la Creación de Dios, cuya imagen terrena son las estrellas multicolores y de múltiples dimensiones, que nos anuncian el alba del mundo celestial, y que también a su manera, obedeciendo las leyes del Cosmos, alaban a Dios. 




¿Quien encerró con doble puerta al mar, 
cuando salía a borbotones del seno de la tierra, 
cuando le puse las nubes por vestido, 
y los nubarrones por pañales; cuando le señalé 
un límite, le fijé puertas y cerrojos y le dije:
No pasarás de aquí, aquí se romperá la soberbia de tus olas? 



        Limitando las fuerzas del mar, que intentan anegar a borbotones a la Tierra, que simbolizan la mentira, que quiere destruir a la Verdad, mentira y maldad de Satán, a las cuales se le ha puesto doble puerta: La de la Justicia divina y la de las leyes de los hombres, que impiden toda la acción de esas fuerzas infernales, tapando Dios su horror con las nubes, y limitando su poder, que es imponiéndole un limite a la soberbia de las olas. De sobra sabemos lo que ocurre con los tsunámis, cuando las olas rompen los límites impuestos por Dios. Es cuando el mar inunda a la Tierra y lo destruye todo a su paso, causando muerte y dolor.


¿Has mandado en tu vida a la mañana, 
o has asignado su puesto a la aurora, 
para que agarre a la tierra por sus bordes,
y sacuda de ella a los malvados?



       Dios es el que envía la esplendorosa luz de la aurora, vencedora de las tinieblas, que simboliza su Espíritu de verdad, siempre vencedor de la mentira. La Virgen María, ya presente en la mente de Dios desde toda la eternidad, representada aquí por la Aurora de la mañana, es la que vence a las fuerzas infernales, sacudiendo y expulsando su acción, con la ayuda del Arcángel San Miguel, y poniéndolas en fuga. 

         En la naturaleza, vemos como las madres de todos los seres creados por Dios, defienden por intuición a sus crías, arriesgando hasta su vida para protegerlas. De la misma manera, y aún con mucho más intensidad, porque su fuerza está otorgada por el Todopoderoso, movida por el Amor, y no por instinto, la Santísima Virgen María, Madre de la Humanidad, protege a las almas que se acogen a ella, contra el gran depredador de esas almas: Satanás.

        



El da forma a la Tierra, como el sello a la arcilla, 
y se tiñe de color como un vestido; 
pero niega la Luz a los malvados 
y el brazo altanero queda roto.



       La Gracia de Dios, es la que transforma poco a poco a las almas, en la vida terrena de cada ser humano, como así lo hace el alfarero y las va tiñendo de color, mudando su paganismo, y transformándola poco a poco en un hombre nuevo, gracias a un nuevo renacer, como así lo explico Jesús a Nicodemo, va derrotando a los impíos, negando el entendimiento a los malvados, y rompiendo su acción altanera y perversa.

         El hecho de negar la Luz a los malvados está muy bien explicado en las Escrituras con San Pablo, cuando dice: "Las cosas de Dios, cuando más sublimes, más absurdas son para el mundo, y al revés, las cosas del mundo cuando más sublimes son para el mundo, más absurdas son para Dios".

 



¿Has llegado hasta la fuente de los mares. 
has pisado en las honduras del abismo, 
te han mostrado las puertas de la muerte?
¿Has visto los umbrales de las sombras, 
has abarcado la anchura de la tierra? 
Habla si es que lo sabes todo...




          ¿Acaso conoces tú el origen del mal, y las consecuencias del pecado, que intenta arrastrar a las almas al abismo infernal, ya que según la Escritura divina, un abismo de pecado llama a otro abismo, puedes tú ni siquiera entrever a donde van a parar los merecedores de la segunda muerte?       

        ¿Acaso sabes como y por qué empiezan a caer los pecadores, acaso conoces la multitud de las tentaciones del orbe?         

       ¡Contesta a estas preguntas si puedes, tú que crees que todo lo sabes! 




Si eres valiente, prepárate Yo te preguntaré
y tu me responderás, ¿Intentas decir que soy injusto,
vas a condenarme a mí, para darte la razón, 
eres tan fuerte como Dios truenas con voz como la suya? 
¡Vamos, adórnate de Grandeza y Majestad,
revístete de gloria y esplendor; 
da rienda suelta a tu ira, 
y con una mirada humilla al soberbio; 
derriba de una mirada al altanero, 
aplasta en su sitio a los malvados; 
húndelos juntos en el polvo, enciérralos en la mazmorra;
y Yo mismo cantaré tu alabanza:
¡Tu diestra te ha dado la victoria!




        ¿Como te puedes poner a la altura de Dios, tú que ignoras el origen y las leyes que rigen el mecanismo del Cosmos y que además, desconoces todo sobre el poder de las fuerzas infernales, que te sobrepasan ampliamente?, ya que solo Yo, con mi fuerza, mi poder, mi Grandeza y Majestad, mi Gloria y Esplendor infinitos, puedo abatir a los soberbios y derrotarlos, hundiéndolos en el polvo. ¡Tendrías que alabarme y proclamar mi victoria! 

          ¿No te das cuenta que es tu soberbia, al igual que Lucifer, que te hace rebelarte contra Mí?, ¿como puedes creer que un ser de una capacidad limitada, puede enfrentarse a un ser Infinito?, ¿Como es que no te das cuenta de que la diferencia que hay entre la inteligencia de un insecto y tú, es mucho menor de la que existe entre tú y Yo?




Mira a Beemot, lo creé Yo, igual que a ti;
come hierba como un buey. 
Mira que fuerza hay en sus lomos. 
Que vigor en los músculos del vientre.
Yergue su cola como un cedro, 
los nervios de sus muslos están entrelazados;
sus huesos son tubos de bronce.
Sus vértebras como barras de hierro.
Es la obra maestra de Dios, 
solo su autor puede derrotarla,
le ofrecen su tributo los montes, 
y las bestias salvajes que viven en ellos. 
Se acuesta bajo el loto, 
se oculta entre las cañas del pantano;
la sombra de los lotos lo recubre, 
lo envuelven los sauces del torrente. 
Si el río crece, no se inquieta, 
está tranquilo aunque el Jordán le llegue al hocico. 
¿Quien podrá apresarlo de frente, 
o ponerle una argolla en el hocico?




         Descripción de Beemot, el hipopótamo, imagen de Lucifer, la bestia mas poderosa de la Tierra, la obra maestra de Dios, que es inteligentísimo e imbatible en su medio natural que es el río, y que en África, mata a más gente que las fieras como los leones.      

       Vive en los lugares húmedos, que simbolizan el hedonismo actual, y está escondido al acecho en los juncos, con apariencia de flores de loto, quiere arrastrar a las almas a su maldito reino, no teme enfrentarse a las aguas del Jordán, que son los elegidos, que reciben la Divina Gracias que Yo les mando, nadie puede apresarlo ni amansarlo. Puede con sus imponentes fauces derrotar hasta los demonios de menor rango, como los cocodrilos, partiéndolos por la mitad, por eso todos le temen y le obedecen. 



¿Puedes pescar a Leviatán con anzuelo,
o sujetar con un anzuelo su lengua?
¿Clavarás un junco en sus narices,
taladrarás con un gancho sus fauces? 
¿Te hará acaso largas suplicas, o te dirá cosas tiernas? 
¿Hará contigo el pacto, de ser tu siervo para siempre? 
¿Jugaras con él como con un pájaro, 
o lo atarás como juguete de tus niñas? 
¿Traficarán con el los pescadores?
¿Lo venderán en publica subasta?
¿Acribillarás su piel con dardos?
¿Taladrarás su cabeza con arpón? 
Atrévete con él. Te acordarás y no volverás a hacerlo.
(.....)
Su corazón es duro como roca, 
duro como piedra de molino. 
Cuando se yergue, se asustan los valientes.
El terror los hace retroceder. 
La espada que le alcanza no se clava,
ni tampoco lanza, dardo o jabalina;
paja es el hierro para él, 
y el bronce, cual madera carcomida;
no lo pone en fuga la saeta, 
polvo son para el las piedras de la honda; 
como golpe de caña le resulta la maza,
se ríe del silbido del dardo.
Tiene bajo el vientre tejuelas puntiagudas,
que arañan el fango como un trillo.
Hace hervir el abismo como una olla, 
hace del mar un pebetero; 
deja detrás de si una estela brillante, 
y el mar parece una estela blanca. 
No tiene igual en la tierra, es una criatura sin miedo;
hasta a los más arrogantes hace frente.
¡Es el rey de todas las fieras!


        Descripción de Leviatán, el Cocodrilo, invencible también sin la ayuda de Dios, imagen de la jerarquía demoníaca de rango menor que Lucifer, y de "los malos espíritus, que andan dispersos por el mundo, para la perdición de las almas". Aquí están descritas de una manera alegórica, pero perfecta, toda su crueldad: su corazón es duro como roca, es decir que no tiene ningún sentimiento de compasión, ejerce el mal y practica la mentira y no teme a nadie, nada más que a Dios.  




Job respondió al Señor y dijo: 
Sé que todo lo puedes, que ningún acontecimiento 
esta fuera de tu alcance. 
(....)Me he atrevido a hablar insensatamente,
de acontecimientos extraños, que no comprendía
y que ignoraba. Escucha - me dijiste -, 
déjame hablar; Yo te preguntare y tu me responderás. 
Te conocía solo de oídos, pero ahora te han visto mis ojos.
Por eso me retracto, y me arrepiento, 
cubierto de polvo y ceniza.


      Respuesta de Job, que ha comprendido que todos los padecimientos de su destino, eran necesarios para derrotar a las fuerzas del mal con la ayuda de Dios, y así, poder entrar en el Reino de los Cielos. Profundo arrepentimiento de Job que se cubre de polvo y ceniza que simbolizan el dolor y la pena de haber dudado de la acción de la Providencia divina.

      Reconoce humildemente, que las obras de Dios en su creación, son comportamientos extraños que no comprendía, al contrario de los soberbios, que quieren enmendar lo hecho por Dios, poniéndose a su altura y opinando sobre asuntos que no pueden comprender.


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REFLEXIÓN PERSONAL

       ¡Oh, Señor, veo tu mano en todos los acontecimientos de mi vida, veo como todos mis sufrimientos, me los has mandado para el bien de mi alma. Veo que se han cumplido todos tus designios a lo largo de mi largo recorrido en este mundo!

        Veo con meridiana claridad, como me has llevado por la senda estrecha que conduce al Cielo, y como, a pesar de mi rebeldía, me has apartado del camino de perdición, que me llevaba derecho al precipicio.

       Te doy infinitas gracias, por haberte acordado de mí, cuando yo había olvidado tus mandamientos, cegado por Satanás que me enseñaba atractivos ilícitos, para así apoderarse de mi alma, que has rescatado con Tu Sangre, Sudor y Lágrimas.

      Te doy gracias por haberme dado una madre de la Tierra, que me enseñó por sus palabras y sobre todo por su ejemplo, cual era el camino del Cielo, y la Madre del Cielo, la Santísima Virgen María, medianera de todas las gracias de Dios, ya que además de ser mi madre, asumió la maternidad espiritual de toda la Humanidad, por eso, todo el que confía en ella, nunca se verá defraudado, y quedará bajo la protección de su manto, como el "polluelo" bajo las alas de su madre.

         Por todo eso, como lo dice San Juan de la Cruz, te debo además de agradecimiento, por haberme creado, Amor ilimitado, con todas mis fuerzas, por haberme redimido, con el precio infinito de Tu Vida, Pasión y Muerte, de lo cual soy en alguna medida, responsable por mis pecados, pero profundamente arrepentido.

        







sábado, 8 de marzo de 2014

CURACIÓN Y CONVERSIÓN DE UNOS ROMANOS DEL POEMA DEL HOMBRE-DIOS DE MARÍA VALTORTA.


LA CURACIÓN DE UN ROMANO ENDEMONIADO





VESTIDOS DE PATRICIOS ROMANOS


           Extraordinario milagro de Jesús que exorciza a un Patricio romano, hecho que recuerda al milagro del Profeta Eliseo al curar al leproso sirio Naamán. En estos hechos extraordinarios, se aprecia el amor de Dios hacia todo el Género humano, ya que Jesús no solo  ha venido para el Pueblo de Israel, pero también para toda la Humanidad, hecho que era un escándalo para los nacionalistas Judíos como los Fariseos y el Sanedrín, que acusaban a Jesús de predicar a los publicanos, y que por eso veían con desdeño este milagro a un romano, poseído por un demonio.

          El Señor le promete su visita dentro de dos años, parece que es la venida del Espíritu Santo.

         Y aquí aparece un hecho curioso, los romanos llamaban loco a un poseso, que es lo que está ocurriendo hoy día con muchos psiquiatras y hasta Sacerdotes, que no creen en las posesiones, ya que según ellos, todo es debido a trastornos mentales.



          13 de Marzo de 1.945

         Jesús está ahora con los nueve que se han quedado, los otros tres han salido para Jerusalén. Tomás siempre alegre, tiene que multiplicarse para atender a sus verduras – y también a las otras incumbencias espirituales -, mientras que Pedro, Felipe, Bartolomé y Mateo se encargan de los peregrinos; los demás van al río para el bautismo (¡Verdadera penitencia con el frío que hace!).

          Jesús está todavía en su rincón, en la cocina. Tomás trajina, pero guarda silencio, para dejar tranquilo al Maestro. En ese momento entra Andrés y dice: “Maestro, hay un enfermo que a mí me parece que convendría curarle enseguida porque… dicen que está loco, porque no son israelitas; nosotros diríamos que está poseído. Chilla, vocea, se retuerce… Ven a ver”.

            “Ahora mismo ¿Dónde está?”
          “Todavía en el campo. ¿Oyes esos aullidos? Es él. Parece un animal, pero es él. Debe de ser un hombre rico porque el que lo acompaña va bien vestido, y al enfermo lo han bajado de un carro de mucho lujo con muchos siervos. Debe de ser pagano porque blasfema contra los dioses del Olimpio”.

           “Vamos”
           “Voy también yo a ver” dice Tomás (su curiosidad por ver es mayor que su preocupación por las verduras).
        Salen y, en vez de torcer hacia el río, tuercen hacia los campos que separan esta granja (nosotros la llamaríamos así) de la casa del capataz.
          En medio de un prado, donde antes pastaban unas ovejas (que ahora, espantadas, se han diseminado en todas las direcciones, y que los pastores y un perro – el segundo que veo desde que veo – en vano las vuelven a agrupar), hay un hombre al que tienen atado fuertemente y que, a pesar de todo, pega unos botes de loco, gritando terriblemente, y cada vez más fuerte a medida que Jesús se acerca.
          Pedro, Felipe, Mateo y Natanael están allí cerca, perplejos. Hay también más gente, sólo hombres, porque las mujeres tienen miedo.

          “¿Has venido, Maestro? ¿Ves que furia?” dice Pedro.
          “Ahora se le pasará”.
          “Pero… es pagano, ¿sabes?”.
          “¿Y qué valor tiene eso?”.
          “¡Hombre!... ¡Por el alma!”.

          Jesús sonríe ligeramente y sigue, llega al grupo del loco, que cada vez se agita más.

          Se separa del grupo uno que por el indumento y por llevar el rostro rasurado se ve que es romano, y saluda diciendo: “Salve, Maestro. He oído hablar de Ti. Eres más grande que Hipócrates  en el arte de curar y que el simulacro de Esculapio en obrar milagros con las enfermedades. Porque sé esto, he venido. Mi hermano, ya lo ves, está loco a causa de un misterioso mal. Ningún médico sabe lo que le pasa. He ido con él al templo de Esculapio y ha salido aún más loco. En Telemaida tengo un familiar, me envío un mensaje con una galera, decía que aquí había Uno que curaba a todos, y he venido. ¡Qué viaje más horroroso!”.

           “Merece premio”.
          “Pero mira, no somos ni siquiera prosélitos. Somos romanos, fieles a los dioses. Vosotros decís “paganos”. Somos de Sibáris, pero ahora estamos en Chipre”.
          “Es verdad, paganos sois”.
          “El alma es creada por Uno solo”.
          “¿El alma?...”.
          “El alma, Esa cosa divina que Dios crea para cada uno de los hombres: compañera en la existencia, superviviente más allá de la existencia”.
          “¿Y dónde está?”.
          “En lo profundo del yo. Pero, a pesar de que está, como cosa divina en el interior del más grande templo, de ella se puede decir – y digo “ella” no está, porque no es una cosa, sino un ente verdadero y digno de todo respeto – no está contenida, sino que contiene”.

           “¡Por Júpiter! ¿Eres filósofo?”.
           “Soy la razón unida a Dios”.
            “Creía que lo eras por lo que decías…”.
          “¿Y qué es la filosofía, cuando es verdadera y honesta, sino la elevación de la humana razón hacia la Sabiduría y la Potencia infinita. O sea, Dios?”.

          “¡Dios! ¡Dios!... ahí tengo a ese desdichado que me perturba, pero casi me olvido de su estado por escucharte a Ti, divino”.
          “No lo soy como tú lo dices, tú llamas divino a quien supera lo humano; Yo digo que tal nombre debe darse solo a quien procede de Dios”.
          “¿Qué es Dios? ¿Acaso alguien lo ha visto?”.

          “Está escrito: “¡A ti, que nos formaste, salve! Cuando describo la perfección humana, la armonía de nuestro cuerpo, celebro tu gloria”. Alguien dijo: “Tu bondad refulge en que has distribuido tus dones a todos los que viven para que todo hombre tuviera aquello que necesita; y tu sabiduría queda testificada por tus dones, como tu poder, al cumplir tus deseos”. ¿Reconoces estas palabras?”.
          “Si Minerva me ayuda…. Son de Galeno*. ¿Cómo es que las sabes? ¡Me maravillo!...”.
            Jesús sonríe y responde: “Ven al Dios verdadero y su divino Espíritu te hará docto en la verdadera Sabiduría y piedad, que es conocerte a ti mismo y dar culto de adoración a la Verdad”.

          “¡Pero si sigue siendo Galeno! Ahora estoy seguro. No solo eres médico y mago, sino también filósofo. ¿Por qué no vienes a Roma?”.
          “No soy ni médico, ni mago ni filósofo, como tú dices, sino testimonio de Dios en la Tierra. Traedme aquí al enfermo”.
          Entre gritos y forcejeos lo arrastran hasta allí.
          ¿Ves? Dices que está loco; dices que ningún médico ha podido curarle. Es cierto ningún médico, porque no está loco; lo que sucede es que un ser infernal – así te hablo porque eres pagano – ha entrado en él”.
      “Pero no tiene espíritu pitón. Es más, dice solo cosas erróneas”.

          “Nosotros lo llamamos “demonio”, no pitón; está el que habla y el mudo, el que engaña con razones con color de verdad y el que solo crea desorden mental. El primero de estos dos es el más completo y peligroso. Tu hermano tiene el segundo, pero ahora saldrá de él”.

          “¿Cómo?”.
          “Él mismo te lo dirá”.
          Jesús ordena: “¡Deja a este hombre! Vuelve a tu abismo”.
      “Me marcho, contra Ti, débil es mi poder. Me echas y me amordazas. ¿Por qué siempre nos vences?...”. El espíritu ha hablado por la boca del hombre, el cual, después de ello, se desploma como derrengado.

          “Está curado. Soltadle sin miedo”.
       “¿Curado? ¿Estás seguro? ¡Yo… yo te adoro!”. El romano hace ademán de postrarse.
      Jesús no quiere: “Alza el espíritu. En el Cielo está Dios. Adórale a Él y ve hacia Él. Adiós”.

          “No. Así no. Al menos toma: Permíteme que haga como haría con los sacerdotes de Esculapio. Permíteme oírte hablar… Permíteme hablar de Ti en mi patria…”.
          “Hazlo, y ven con tu hermano”.
          El tal hermano mira a su alrededor asombrado y pregunta: “Pero, ¿dónde estoy? ¡Esto no es Cintium! ¿Dónde está el mar?”.
       “Sufrías…” Jesús hace un gesto para imponer silencio, “sufrías a causa de una fuerte fiebre y te han traído a otro clima. Ahora estás mejor. Ven”.

          (…) ¿Qué creéis, ¿Qué he venido solo para Israel? Yo soy el que reunirá a todas las estirpes bajo un solo báculo: el del Cielo. En verdad os digo que está cercano el tiempo en que muchos paganos dirán: “Dejadnos tomar lo necesario para poder celebrar en nuestro suelo pagano sacrificios al Dios verdadero, al Dios Uno y Trino”, cuya palabra soy Yo.

          Ahora ellos se marchan, y van más convencidos que si Yo por el contrario, los hubiera humillado con mi desdén. Ellos, tanto en el milagro como en mis palabras, sienten a Dios, y esto es lo que dirán en su tierra.

       Además os digo: ¿No era justo premiar tanta fe? Desorientados por el dictamen de los médicos, desilusionados por los viajes inútiles a los templos, han sabido no obstante, seguir teniendo fe para venir al gran Desconocido del mundo, al Escarnecido, al gran Escarnecido y Calumniado de Israel, y decirle: “Creo que podrás”. El primer crisma de su nueva mentalidad les viene de este haber sabido creer. Yo los he sanado no tanto de la enfermedad, cuanto de su errada fe, porque he acercado sus labios a un cáliz que, cuanto más se bebe de él, hace sentir más sed: La sed de conocer al Dios verdadero.
          He terminado. A vosotros de Israel os digo: sabed tener fe como han sabido tener éstos”.

           El Romano se acerca con el hombre que ha sido curado: “Ya no oso decir “por Júpiter”. Digo, esto sí, que, por mi honor de ciudadano romano, te juro que tendré esta sed. Ahora debo irme, Pero en adelante ¿quién me dará de beber?”.
         “Tu espíritu, el alma que ahora sabes que tienes, hasta cuando un enviado mío vaya a visitarte”.
          “¿Y Tú no?”.
         “Yo… Yo no. Pero no estaré ausente, aun no estando presente. Y dentro de poco más de dos años, te haré un regalo mayor que la curación de este que tú amabas. Adiós a los dos. Sabed perseverar en este sentimiento de Fe”.

           “Salve, Maestro; que el Dios verdadero te salve”.
          Los dos romanos se van y se oye que llaman a los siervos que estaban con el carro.
          “¡Y ni siquiera sabían que tenían un alma!” dice en voz baja un anciano.
         “Si, padre, y han sabido aceptar mi palabra mejor que muchos en Israel. Ahora, dado que han ofrecido tanta limosna, favorezcamos a los pobres de Dios con doble y triple medida. Y que los pobres rueguen por estos benefactores, más pobres que ellos mismos, para que lleguen a la verdadera, única riqueza: conocer a Dios”.


* El nombre de Galeno, aquí y unos renglones más abajo, si no es un error de escritura o de lectura, tiene que referirse a un Galeno distinto del que conocemos, médico y filósofo que vivió en el siglo segundo después de Cristo.