MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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jueves, 2 de febrero de 2017

SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS EN VOS CONFÍO





PARA ENTRAR EN EL CIELO, HACEN FALTA COMO MÁXIMO TREINTA Y UN BILLETES COMO ESTE, EDITADOS POR LA BANCA DEL VATICANO, POR ORDEN DEL PAPA PIO X EN 1.906.


300 días de indulgencia cada vez que se dice esta oración.
Indulgencia plenaria por recitarla cada mes (Dado por el Papa Pio X, el 5 de Junio de 1.906).

El "Santo y seña" es:



SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS EN VOS CONFÍO.







lunes, 30 de enero de 2017

LA GRAVEDAD DEL PECADO ORIGINAL SOLO SE PUEDE COMPRENDER CON EL PRECIO DEL RESCATE PAGADO POR JESÚS

ECCE HOMO, TALLA DE MADERA  POLICROMADA
 DEL CRISTO DE PEDRO DE MENA
(Monasterio de las descalzas Reales de Madrid)




SOLO EL VERDADERO AMOR DE LAS ALMAS A JESÚS, TENDRÁ MÁS FUERZA QUE TODAS LAS MISIONES Y LAS PREDICACIONES. POR ESO JESÚS SE PRESENTO Y SE DEJÓ TORTURAR Y MATAR ANTE LOS JUDÍOS PARA PEDIR AMOR Y COMPASIÓN, QUE SON LA PRUEBA IRREFUTABLE DE QUE LAS ALMAS SON HIJAS DE DIOS.




          La principal característica de los Hijos de Dios, es que han de tener misericordia no solo de Jesús, que nos dio a conocer a Dios con sus tremendos sacrificios, y su muerte en la Cruz, pero también por todos los que sufren. Esta cualidad la han tenido todos los Santos. Siempre me ha emocionado la actitud de San Vicente de Paul, cuando fue nombrado capellán de las galeras del rey de Francia: ¡le causó tal impresión, que quiso ponerse en lugar de los galeotes! 

Esta compasión común a los hijos de Dios, es lo opuesto a los hijos de las tinieblas, que no solo no tienen compasión por los desamparados, pero que además son los causantes de todos los sufrimientos a los más débiles, atacando como las fieras salvajes a los más pequeños, enfermos o ancianos que no se pueden defender. Este hecho explica de una manera tajante la existencia del Cielo en donde van los misericordiosos hijos de Dios, y la del Infierno, reservado a los hijos de las Tinieblas. Estos son evidencias tan claras que condenan a los relativistas tan de moda en nuestros días, que no ven diferencia alguna entre el pecado y la virtud, es decir entre el bien y el mal.

Y estos hechos nos enseñan la infinita distancia que existe entre el Bien y el Mal, de la misma manera que Jesús dijo que en el Cielo hay muchas estancias, en el infierno tienen que haber muchas moradas, desde los que han matado a una persona, hasta los que como Hitler o Stalin, y otros verdugos han matado a millones de seres indefensos.

Como lo dijo San Juan de la Cruz en sus dichos de luz y amor, "no sabe el hombre gozarse bien ni dolerse bien, porque no entiende la distancia entre el bien y el mal".

Cuando el alma es más espiritual, más nota esa distancia, por eso los que predican:"Dios te quiere como eres", o "Hagas lo que hagas Dios te querrá", sin saber explicar que para que eso ocurra tiene que haber un arrepentimiento proporcional a la culpa, no tienen presencia alguna de Dios y están espiritualmente ciegos, porque no pueden ver lo sublime y bello que es la Virtud y lo espantoso y horroroso que es el pecado 




domingo, 22 de enero de 2017

¿POR QUÉ DIOS NO ESCUCHA SIEMPRE LAS ORACIONES? ¿COMO HA DE SER LA VERDADERA ORACIÓN?

Claude Manet: La oración del Ángelus 




Hay ciertas almas que se creen que recitando largas plegarias, sin tener el comportamiento adecuado ante Dios (hecho que ellos desconocen), ya han cumplido, pero desgraciadamente, estas oraciones, como lo dice Jesús, aburren hasta su Ángel de la Guardia, que pide con fervor a Dios, que transforme esa alma para que aprenda a dialogar con Dios.


La verdadera oración no es solo sonido repetido de palabras, también lo es cuando en todas las cosas se ve a Dios. Se puede sentir a Dios, amarle y reverenciarle en el trabajo, por muy humilde que sea, en la contemplación de la naturaleza, desde una planta, hasta las estrellas del cielo, y de todo lo que nos rodea en las cosas creadas. La verdadera oración no viene del alma, viene de Dios, que es el que la impulsa, el que la ilumina, y también sabe recompensar el alma con ese don suyo, que hace que esté tocada por la divinidad, para darle entonces una alegría y una suavidad, que enciende el alma en amor y agradecimiento, para impulsarla cada vez más hacia la perfección.

La verdadera oración, ha de hacerse con humildad, ya que Dios no escucha a los soberbios, tiene que ser una oración de solicitud de clemencia para el alma orante, que siempre se ve cada vez más pecadora cuando más se acerca a Dios.

Y esta oración es verdadera, cuando se pide  para el prójimo que Dios ha puesto en nuestro camino, sobre todo en el caso de que sea ateo, ya que entonces es cuando esa alma está en un grave peligro, y como un enfermo grave, necesita más atención y medicación, que es la verdadera oración que Dios quiere, cumpliendo así el primer precepto que es amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo. 

Cuanto más escondida sea, más valdrá a los ojos de Dios, porque será una oración de humildad, para que no la vean los demás. Esa oración tiene que pedir a Dios las fuerzas necesarias para alcanzar la Vida Eterna, pero nunca para alcanzar bienes materiales, según el consejo que nos dio Jesús: “Buscad el Reino de los Cielos y todo lo demás se os dará por añadidura”.

Esta actitud que nos pide Jesús es para refutar la excusa de muchos que en el Juicio le dirían a Dios: ¿Como quieres que nos hayamos dedicado a buscar el Reino de los Cielos, con todos los problemas que hemos tenido nosotros para procurarnos el alimento, el vestido y el cuidado de nuestros hijos?, por eso Jesús se encarnó y nació en un establo, llevando una vida de Apostolado, llena de pruebas y privaciones, no teniendo donde reclinar la cabeza, dedicándose a hacer el bien, y proclamando la Verdad, lo que le valió las torturas y la muerte.




DEL POEMA DEL HOMBRE DIOS DE MARÍA VALTORTA

Dice Jesús:

[…] Oid cómo debéis orar (con los labios, con el trabajo, con la totalidad de vosotros mismos): debéis orar por el impulso de un corazón amante de Dios, a quien se siente Padre; de un corazón que siempre tiene presente quien es el Creador y quien la criatura, y que se presente con amor reverente en frente de Dios, siempre, ya ore, ya comercie, ya camine, ya descanse, ya logre un beneficio o se le propone a otros.

He dicho “por impulso del corazón”: esta es la primera y esencial cualidad; porque todo viene del corazón, y como es el corazón, tal es la mente, la palabra, la mirada, la acción. El hombre justo extrae el bien de su corazón de justo. Cuanto más bien extrae, más bien encuentra, porque el bien realizado genera un nuevo bien, de la misma forma que la sangre se renueva en el círculo de las venas para volver al corazón enriquecida de elementos siempre nuevos, extraídos del oxígeno que ha absorbido y de la sustancia de los alimentos que ha asimilado.

Por el contrario, el perverso, de su tenebroso corazón henchido de fraude y venenos, solo puede extraer fraude y veneno que aumentan cada vez más, corroborado por las culpas que se van acumulando (en el bueno son las bendiciones de Dios, las que confirman, y también se acumulan). Creed, igualmente, que la exuberancia del corazón rebosa a través de los labios y se revela en las acciones. 

Haceos un corazón humilde y puro, amoroso, confiado, sincero. Amad a Dios con el púdico amor que siente una virgen hacia su prometido. En verdad, os digo que toda alma es virgen prometida al Eterno Amante, a Dios nuestro Señor; esta Tierra es el tiempo del noviazgo, tiempo en que el ángel custodio, otorgado a cada hombre es espiritual paraninfo, y todas las horas y las contingencias de la vida son otras tantas doncellas que preparan el ajuar nupcial; la hora de la muerte es la hora de la boda, es entonces cuando viene el conocimiento, el abrazo, la fusión, es entonces cuando, vestida ya de esposa cumplida, el alma puede alzar su velo y echarse en brazos de su Dios, sin que, por amar así a su Esposo, pueda inducir a otros al escándalo.

Pero por ahora, ¡oh, almas sacrificadas aún en el vínculo del noviazgo con Dios!, cuándo queráis hablar con vuestro Prometido, entrad en la paz de vuestra casa (sobre todo la paz de vuestra morada interior) y hablad, como ángeles de carne acompañados por sus ángeles custodios; hablad a vuestro Padre en el secreto de vuestro corazón y de vuestra estancia interior; dejad afuera todo lo que es mundo: el frenesí de ser notados, de edificar; los escrúpulos de las largas oraciones sobresaturadas de palabras, pero monótonas, tibias, mortecinas en cuanto al amor.

¡Por favor, liberaos de prevenciones cuando oréis! En verdad, hay algunos que derrochan horas y horas repitiendo solo con los labios un monólogo – un verdadero soliloquio porque ni siquiera el ángel custodio lo escucha, porque es un gran rumor vano que el ángel trata de remediar abismándose en ardiente oración en favor de este hombre necio, que le ha sido encomendado. – En verdad, hay algunos que no utilizarían de forma distinta esas horas, aunque Dios se les apareciese y les dijese: “La salud del mundo depende de que dejes esas palabras sin alma para ir simplemente a sacar agua de un pozo y verterla por la tierra, por amor a Mí y a tus semejantes”. 

En verdad, hay algunos que consideran más valioso su monólogo que el acto cortés de recibir en modo acogedor una visita, o que el acto caritativo de socorrer a un necesitado: son almas que han caído en la idolatría de la oración.

La oración es acción de amor. Ahora bien, se puede amar tanto orando como haciendo pan, tanto meditando como asistiendo a un enfermo, tanto realizando un peregrinaje al Templo como atendiendo a la familia, tanto sacrificando a un cordero como sacrificando nuestros deseos – justos – de recogernos en el Señor. Basta que uno colme todo su ser y todas sus acciones en el Amor. ¡No tengáis miedo! El Padre lo ve todo. El Padre comprende. El Padre escucha. El Padre concede. 

¡Cuántas gracias se reciben, por un solo, verdadero, perfecto suspiro de amor; cuanta abundancia, por un sacrificio íntimo, hecho con amor! No seáis como los gentiles, Dios no necesita que le digáis lo que tiene que hacer “porque lo necesitáis”. Eso pueden decírselo los paganos a los ídolos, que no pueden comprender, pero no vosotros a Dios, al verdadero, espiritual Dios, que no es solo Dios y Rey, pero que además es vuestro Padre y sabe, antes de que se lo pidáis, lo que necesitáis.

Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe, el que busca encuentra, a quien llame se le abrirá. Cuando vuestro hijo os tiende su manita diciéndoos: “Padre, tengo hambre”, ¿Acaso le dais una piedra?, ¿le dais una serpiente si os pide un pez? No; es más, no solo le dais el pan y el pescado, sino que además le dais una caricia y le bendecís, pues a un padre le resulta agradable alimentar a un hijo y verle sonreír feliz. 

Pues si vosotros, que tenéis un corazón imperfecto, sabéis dar buenos dones a vuestros hijos, solo por el amor natural, que también lo posee el animal hacia su prole, ¡Cuánto más, vuestro Padre que está en los Cielos concederá a quienes se lo pidan las cosas buenas y necesarias para su bien! ¡No tengáis miedo de pedir, ni tampoco de no obtener!

Pero quiero poneros en guardia contra un fácil error: entre los creyentes hay paganos cuya religión es un amasijo de supersticiones y fe, un edificio profanado en el que han echado raíces hierbas parásitas de todo tipo, hasta el punto de que este se va desmoronando y al final, se derrumba; son paganos de la religión verdadera, débiles en la fe y en el Amor, que sienten que su fe muere cuando no se ven escuchados. Pues bien, no hagáis como ellos. 

Sucede que pedís para un momento dado, y os parece justo hacerlo – la verdad es que para ese momento no sería injusta tampoco la gracia pedida – pero la vida no termina en ese momento y lo que hoy es bueno puede no serlo mañana, (pero vosotros conociendo solo el presente – lo cual es también una gracia de Dios – esto lo desconocéis). Sin embargo Dios conoce también el futuro, y muchas veces no satisface una oración vuestra, para ahorraros una pena mayor.

En este año de vida pública, más de una vez, he oído corazones que referían haberse quejado de cuanto habían sufrido cuando no se habían visto escuchados por Dios, pero que luego, habían reconocido que ello significó un bien porque la gracia en cuestión les habría impedido alcanzar posteriormente a Dios. A otros les he oído decir – y decirme a Mí – Señor ¿por qué no respondes a mi súplica?; con todos lo haces, ¿por qué conmigo no? 

Y no obstante, a pesar del dolor que me producía el sufrimiento que veía, he tenido que decir: “No puedo”, porque haber condescendido a su petición, habría significado poner un estorbo a su vuelo hacia la vida perfecta. Incluso el Padre a veces dice: “¡No puedo!”; no porque no pueda cumplir inmediatamente ese acto, sino porque no quiere hacerlo, dado que conoce las consecuencias que se seguirían.


En la vida del Santo Cura de Ars, escrita por Monseñor Trochú, se lee, que hacía múltiples milagros a personas con graves enfermedades, por humildad les decía que fueran al altar de Santa Filomena, y que les dijera que les curara, los enfermos quedaban curados, pero por humildad, conseguía que el milagro no se lo atribuyesen a él.

Cuenta que una vez vino desde París una mujer ciega, el Santo le dijo: "Se puede curar su dolencia, pero su salvación eterna no estaría asegurada, sin embargo si se queda ciega obtendrá la Vida Eterna", la mujer se volvió a París resignada.



martes, 17 de enero de 2017

LOS DOS LIBROS DE JESÚS SON LA POBREZA DE BELÉN Y LA MISERICORDIA REDENTORA DE LA CRUZ


El primer libro de Jesús es el espíritu de Pobreza en este mundo
y es necesario para poseer la verdadera riqueza en el Cielo




Este comentario sobre las palabras de Jesús a María Valtorta, están relacionados sobre los siete Espíritus o acciones de Dios en misión sobre toda la Tierra, tal como se puede leer en el Apocalipsis.

El primer Espíritu de Jesús proviene por el Espíritu de Pureza y el de Verdad del Padre, y simboliza las infinitas riquezas, tanto materiales, que se ven en toda la Creación, y las maravillas espirituales de Dios, las cuales para poseerlas desde esta Tierra necesitan la pobreza de Belén, pobreza no solo material pero sobre todo espiritual, ya que no es pobre el egoísta, el lujurioso el soberbio, el glotón, así como todos los que se entregan a sus vicios, bajo sus variopintas formas.

El segundo Espíritu, proviene del Espíritu de Justicia y de Bondad de Dios Padre, atributos que Cristo Jesús, se traduce en su Misericordia, que culmina en la Cruz, ya que dijo Jesús que no hay mayor Amor que el que da su Vida por los demás, como Él lo hizo para redimirnos del poder de Satanás; y además, rogó por los que le torturaron diciendo "Perdónales Padre, porque no saben lo que hacen".

Aplicando estos Espíritus, o maneras de ser de Dios, se obtiene la promesa de Jesús, que es la posesión del Espíritu Santo, y se puede poseer el séptimo Espíritu de Dios, que es el descanso de Dios en el séptimo día de la Creación: el fin de la transformación espiritual del alma, que permite alcanzar la metamorfosis al transformarnos de hijos de la carne en Hijos de Dios, es el séptimo día de la Creación: el Descanso de Dios, que es la Vida Eterna.

Es la meta soñada por toda la Humanidad desde el principio de su existencia: la inmortalidad y la dicha eternas, un lugar en donde no existe el odio, las envidias, los vicios, y donde reina solo el amor, la verdadera riqueza, la salud, la eterna juventud, y la satisfacción infinita del alma en la contemplación del Dios, siempre nuevo, e inaccesible en todas sus obras porque es infinito en sabiduría, esplendor, gloria, poder, belleza, inteligencia, justicia, bondad, y tantos otros atributos conocidos y desconocidos, que nos asombrarán a lo largo de la Eternidad, y que nos parecerá por eso paradojicamente corta.


  El segundo libro de Jesús es la Cruz, y la Misericordia
necesarias para obtener la Vida Eterna



De los cuadernos de María Valtorta
25 de Diciembre de 1.946


    Dice Jesús:

    "Vengo y os tiendo mis brazos como a mis pastores, que fueron los primeros a quien amé en la Tierra y que seguí amando, porque ellos siguieron amándome con el corazón sencillo de aquella noche. 

      Os les doy como modelo porque quiero que me améis siguiendo el camino más fácil y seguro, el camino de la sencillez. Es también el camino de "nuestra" Teresa del Niño Jesús. Es el camino de quienes, dado que poseen la Sabiduría, intuyen que los caminos abruptos son peligrosos aún para los fuertes, mientras que los caminos sencillos son los más seguros. Nunca debe el hombre fiarse de sus fuerzas.

       Hoy puede ser muy fuerte; mañana más frágil que un junco, y hasta más frágil que un junco quebrado. El peso que puede quebrarle es precisamente el deseo de cosas grandes, complicadas, llenas de fórmulas y de programas, los métodos hiperbólicos de una escalada difícil que el hombre, por si mismo no puede emprender.

    No, este no es el modo para salvarse fácilmente. Para lograrlo, hay que tener simplemente la voluntad de amar. Es lo que sabe hacer hasta un niño. Es lo que sabe hacer hasta un pastor. Es muy fácil para Mí precipitarme y apresar a uno que me ama de modo simple, elevándole a las vertiginosas alturas de maravillosos heroísmos. Mas, ¿creéis que el júbilo de este, el paradisíaco júbilo de poseerme en el Cielo, es mayor del júbilo del que se ha santificado humildemente en la sencillez de las acciones realizadas totalmente por amor a Mí?



    ¿Creéis acaso que mis humildes pastores, aún los que murieron antes de que Yo fuera el Maestro - y que, por lo tanto, solo me adoraron en esta noche en que todos ellos estaban arrodillados ante mi pesebre, ante mi cuna, y que siguieron haciéndolo con todo su espíritu por pocos días, o quizás por años, hasta la muerte después que la saña de Herodes me separó de ellos, creéis, os digo, que mis humildes pastores, que todos ellos, tienen gloria en el Cielo y dichas menores de la que tienen los tres Sabios de Oriente, arquetipo de los sabios y de los potentes, que luego, a lo largo de los siglos, me iban a amar con ciencia? No es así. 

        Es más, os digo que, mientras muchos doctos, tras haberme amado, se perdieron por haber querido conocerme con demasiada ciencia o están purgando aún en el fuego purgativo (que les enseña a amar sin pretender analizar el amor y el Objeto del Amor) su científico y complicado culto de Mí, ese culto investido por las gélidas ráfagas de la ciencia, de todos mis pastores, los que me sirvieron como discípulos pasaron de la muerte a la Vida, y los que se extinguieron antes de que Yo subiera al Padre, pasaron de la muerte a una serena espera de Mí en el Limbo.

       Es más, os digo que, mientras entre los doce Apóstoles se perdió uno, entre los doce pastores ni siquiera uno fue privado de la aureola de los Bienaventurados. Y fue así porque, siendo simples, se saciaron y se compenetraron de mi simplicidad de Niño. Vieron y amaron solo al Hijo que le había nacido al Pueblo de Israel, amaron solo al Niño Salvador, envuelto en pañales y puesto en un pesebre; el Niño que luego vieron mamar y crecer, semejante a todos los niños, y ni la pobreza, ni las limitaciones de la infancia hicieron vacilar la fe de ellos acerca del origen divino de la Criaturita nacida en Belén de Judea, ni tampoco calcularon los beneficios que habrían podido obtener de Él, a quien la mayoría en Israel soñaba como rey y vengador en lugar de espiritual Salvador de su pueblo y del mundo. 

Amaron siempre. Amaron también a los que luego me vieron y sirvieron en medio de las aclamaciones de la multitud. Supieron amar únicamente al Salvador, Supieron seguir únicamente al Salvador. Supieron seguir a Jesús únicamente para poseer el Reino de los Cielos. No soñaron ni se desilusionaron, ni cayeron en la incredulidad, en el odio, en la venganza, como Judas de Keriot que, decepcionado en su sueño de poder, llegó al deicidio.

Sed simples. Hay dos libros que puede leer y entender todo el mundo que tenga buena voluntad, aunque sea analfabeto. Es suficiente que tenga los ojos simples de mis pastores. El pesebre de Belén, la Cruz del Gólgota: esos dos libros hablan. Dicen palabras eternas. Expresan enseñanzas frente a las cuales son algo muy limitado la sabiduría de los sabios, desde Salomón hasta el último que llegue.

Es mi nacimiento en la miseria para enseñaros el desinterés por la riqueza y los honores, para apagar en vosotros la sed de esos honores humanos tan inútiles; es mi Muerte en el dolor para enseñaros que con ello se conquista mi Reino para sí y para el prójimo y que se debe amar siempre.

Amaos y amadme y que mi Paz sea con vosotros.







JESUCRISTO REY Y SACERDOTE ETERNO, SEGÚN EL RITO DE MELQUISEDEC


 Melquisedec, Sacerdote y Rey, prefigura de Jesús 



Estas Palabras de Jesús en el Templo, solo pueden haber sido pronunciadas por Dios, es imposible para un humano, por Santo que sea, como San Pablo o San Juan de la Cruz, que estuvieron en contacto íntimo con la Divinidad, pronunciar unas palabras tan sublimes.

No llego a comprender, como hay gente que duda de la autenticidad de estas palabras, la única explicación que vislumbro, es que al no ser ovejas del rebaño de Jesús, no conocen su voz y son incapaces de saborear intelectualmente este discurso teológico, que nunca había escuchado aún ningún oído humano.

Este Discurso de Jesús, que no modifica en nada las Escrituras, confirma plenamente toda la Revelación, es como un zoom que permite observar de más cerca los Evangelios, nos permite admirar de cerca y con más detalles al Redentor, y confirmar todo lo que la Santa Iglesia Católica habí­a afirmado desde siempre, por enseñanzas de la Tradición y de la Doctrina de los Santos Padres.

Espiritualmente hablando, se explica de la gran diferencia que existe entre crear y engendrar: la creación es imperfecta porque es incompleta, y necesita una recreación, que es el volver a nacer otra vez, como lo dijo Jesús a Nicodemo, y el engendrar es crear sin la necesidad de esa nueva creación, ¿Acaso podemos decir que la Virgen María, el tabernáculo de Dios, fue “engendrada” ya que nació y vivió sin pecado?

"Tú eres mi Hijo, y Hoy te he engendrado", estas palabras del Padre, están intrínsecamente ligadas a la definición que hizo Dios a Moisés en la zarza ardiente: "Yo soy el que soy", teniendo tanto la palabra "Hoy", como la frase "Yo Soy el que soy", el mismo significado, que quiere decir: "YO SOY EL ETERNO".




DISCURSO DE JESÚS EN EL TEMPLO

SUBLIME EXPLICACIÓN DE SU DIVINIDAD

(DEL POEMA DEL HOMBRE-DIOS DE MARÍA VALTORTA)




Dice Jesús:

Los Ángeles, criaturas espirituales siervas del Altísimo y mensajeras suyos, han sido creados por Él como el hombre, como los animales, como todo lo que fue creado. Pero no han sido engendrados por Él. Porque Dios engendra únicamente a otro Sí­ mismo, pues no puede el Perfecto engendrar sino a un Perfecto, a otro Ser parecido a Sí­ mismo, para no rebajar su perfección engendrando a una criatura inferior a Él. Ahora bien, Dios no puede engendrar a los Ángeles, y ni siquiera elevarlos a la dignidad de Hijos suyos, ¿cómo será el Hijo al que dice: “Tú eres mi Hijo. Hoy te he engendrado? 

¿Y de que naturaleza será, si engendrándole, y señalándole a sus Ángeles, dice: “Y le adoren todos los Ángeles de Dios”? Y como será ese Hijo, para merecer oír que el Padre – Aquel a cuya gracia se debe a que los hombres le puedan nombrar con el corazón anonadado en adoración – le dice: “Siéntate a mi derecha hasta que haga de tus enemigos escabel de tus pies”? Ese Hijo no podrá ser sino Dios como el Padre, con quien comparte atributos y poderes y con quien goza de la Caridad que los letifica en los inefables e incognoscibles amores de la Perfección hacia sí­ misma.

Pero, si Dios no ha juzgado conveniente elevar al grado de Hijo a un Ángel, ¿habría podido decir a un hombre lo que al final de este hará tres años, dijo a quién os habla en el valle de Betabara? (y muchos de vosotros que os oponéis a Mí, estabais presentes cuando lo dijo). Vosotros lo oísteis y temblasteis. Porque la Voz de Dios es inconfundible, y sin una especial gracia suya abate a quien la oye, y estremece su corazón.

¿Quién es entonces el Hombre que os habla? ¿Es acaso uno que ha nacido de origen y de voluntad de hombre, como todos vosotros? ¿Habrá podido poner el Altí­simo a su Espí­ritu a vivir en una carne carente de Gracia, como es la de los hombres nacidos de por voluntad carnal? ¿Y podrá el Altí­simo, como satisfacción de la gran Culpa, aplacarse con el sacrificio de un hombre?

Pensad. ¿Podrá entonces designar a un hombre para serlo? ¿Y podrá el Redentor ser solo Hijo del Padre, sin asumir naturaleza humana; ser el Redentor con medios y poderes que superaran las humanas deducciones? ¿Y el Primogénito de Dios, podrá acaso tener padres, si es el Primogénito eterno? ¿No se os trastoca el soberbio pensamiento ante estos interrogantes, que suben hasta los reinos de la Verdad, acercándose cada vez más a ella, y que hayan solo respuestas en un corazón humilde y lleno de fe?

¿Quién debe ser el Cristo? ¿Un Ángel? Más que un Ángel. ¿Un hombre? Más que un hombre. ¿Un Dios? Si, un Dios, pero con una carne unida a Él, para que ésta pueda cumplir la expiación de la carne culpable. Todas las cosas pueden ser redimidas a través de la materia con que pecaron. Dios, por tanto habrí­a debido enviar a un Ángel para expiar la culpa de los Ángeles caí­dos, y que expiara por Lucifer y sus Ángeles caí­dos.

Porque ya sabéis que Lucifer también pecó. Pero Dios no envía a un espí­ritu angélico a redimir a los Ángeles tenebrosos. Ellos no han adorado al Hijo de Dios, y Dios no perdona el pecado contra su Verbo engendrado por su Amor. Pero Dios ama al hombre y enví­a al Hombre, al único Perfecto, a redimir al hombre y obtener Paz con Dios. Y es justo que solo un Hombre-Dios pueda cumplir la Redención del hombre y aplacar a Dios.

El Padre y el Hijo se han amado y se han comprendido. Y el Padre ha dicho: “Quiero”. Y el Hijo ha dicho: “Quiero”. Y luego el Hijo ha dicho: “Dame”. Y el Padre ha dicho: “Toma”, y el Verbo tuvo una Carne, cuya formación es misteriosa, y esta carne se llama Jesucristo, Mesí­as, aquel que debe redimir a los hombres, llevarlos al Reino, vencer al Demonio, quebrar las esclavitudes.

¡Vencer al Demonio! No podí­a un Ángel, no puede cumplir lo que el Hijo del hombre puede. Y por esto, Dios no llama a los Ángeles a la gran obra, sino al Hombre. Aquí tenéis el Hombre cuyo origen os parece incierto, o es negado por vosotros u os pone pensativos. 

Aquí­ tenéis al Hombre. Al Hombre aceptable para Dios. Al Hombre representante de todos sus hermanos. Al Hombre que es como vosotros en la semejanza; al Hombre superior y distinto de vosotros por la proveniencia; el cual – que no por un hombre sino por Dios ha sido engendrado y consagrado para su Ministerio – está ante el excelso altar para ser Sacerdote y Víctima por los pecados del Mundo, eterno y supremo Pontí­fice, sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec.

¡No temáis! No tiendo mis manos hacia la tiara pontifical. Otra corona me espera. ¡No temáis! No os voy a quitar el racional. Otro está ya preparado para Mí­. Temed solo, más bien, el que para vosotros no sirva al sacrificio del Hombre y la Misericordia de Cristo.

Os he amado tanto, tanto os amo, que he pedido asimilar todo el dolor del mundo para daros la salud eterna.

¿Por qué no me queréis creer? ¿No podéis creer todavía? ¿No está escrito de Cristo: “Tú eres Sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec”? ¿Y cuándo empezó el Sacerdocio? ¿Quizás en tiempo de Abraham? No. Y vosotros lo sabéis. El rey de Justicia y de Paz que viene a anunciarme, con figura profética, en la aurora de nuestro pueblo, ¿No os apercibe acerca de la existencia de un Sacerdocio más perfecto, que viene directamente de Dios?; como Melquisedec, de quien nadie pudo jamás señalar sus orí­genes y que es llamado “el Sacerdote” y Sacerdote será para siempre

¿No creéis ya en las palabras inspiradas? Y si creéis, ¿Cómo es que vosotros, doctores, no sabéis dar una explicación aceptable a las palabras que dicen – y de Mí­ hablan - : “Tú eres Sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec”? Hay pues, otro sacerdocio más allá, antes del de Aarón. Y de este está escrito: “eres”; no “fuiste” no “serás”. Eres Sacerdote para siempre. He aquí­ pues que esta frase anticipa que el eterno Sacerdote no será de la estirpe, conocida, de Aarón, no será de ninguna estirpe sacerdotal. No; será de proveniencia nueva, misteriosa, como Melquisedec. Es de esta proveniencia. Y si el Poder de Dios la manda, es señal de que quiere renovar el Sacerdocio y el rito para que sea provechoso.

¿Conocéis vosotros mi origen? No. ¿Conocéis mis obras? No. Intuí­s mis frutos? No. Nada sabéis de Mí­. Podéis ver, pues, que también en esto soy el “Cristo”, cuyo origen y naturaleza y misión deben permanecer desconocidos hasta que a Dios le plazca revelarlos a los hombres. Bienaventurados los que sepan, los que saben creer antes de que la tremenda Revelación de Dios los aplaste contra el suelo con su peso y ahí­ los clave y triture bajo la fulgurante, poderosa verdad pronunciada: como trueno desde los Cielos; como grito desde la Tierra: “Este era el Cristo de Dios”.

Vosotros decís “Es de Nazaret. Su padre era José. Su Madre es María”. No. Yo no tengo padre que me haya engendrado hombre; no tengo Madre que me haya engendrado Dios. Y, no obstante, tengo una carne, y la he asumido por misteriosa obra del Espíritu, y he venido a vosotros pasando por un tabernáculo Santo. Y os salvaré después de haberme formado a Mí mismo por voluntad de Dios; os salvaré haciendo salir a mi verdadero Yo mismo del tabernáculo de mi Cuerpo, para consumar el gran Sacrificio de un Dios que se inmola para la salvación del hombre ¡Padre! ¡Padre mío! Te lo dije al principio de los días: “Aquí­ estoy, para hacer tu voluntad”.

 Te lo dije en la hora de gracia antes de dejarte para revestirme de carne, y así­ padecer: “Aquí­ estoy, para hacer tu voluntad”. Te lo digo una vez más para santificar a aquellos por quien he venido: “Aquí­ estoy para hacer tu voluntad”. Te lo digo una vez más, para santificar a aquellos por quienes he venido: “Aquí­ estoy para hacer Tu voluntad”. 

Y volveré a decírtelo, siempre te lo diré, hasta que Tu voluntad sea cumplida…”

Jesús baja los brazos - los tenía levantados hasta el Cielo, orando - , los recoge en su pecho y agacha la cabeza, cierra los ojos y se sume en una oración secreta.

La gente bisbisea. No todos han comprendido, o no han querido comprender, sonriendo malévolamente dicen. "¡Este delira!”. Pero no se atreven a decir más y se apartan o se encaminan hacia las puertas meneando la cabeza. Tanta prudencia creo que es fruto de las dagas y las lanzas de los romanos que brillan al sol contra la muralla externa.






sábado, 14 de enero de 2017

LA CLASICA PREGUNTA DE LOS HIJOS DE LAS TINIEBLAS, ES LA QUE LE HIZO JUDAS A JESÚS, ES LA DE LOS QUE NO CREEN NI EN EL DEMONIO NI EN EL INFIERNO


La clásica pregunta de los hijos
 de las tinieblas




       En el Evangelio como me ha sido revelado de Mª Valtorta, aparece una pregunta similar a esta de Judas de Keriot a Jesús, el Apóstol traidor le decía también que, por esa razón no creía en el Demonio ni en el Infierno, porque todo obedecía a los designios de Dios. Jesús lo tomo aparte para que los otros Apóstoles no lo oyeran, y le dijo: "No ves ni sientes a Satanás porque lo tienes dentro".

        La explicación a estas afirmaciones es muy sencilla, y si no fuera porque esas objeciones, las han leído personas que pueden tener alguna duda sobre la Doctrina de la Santa Iglesia Católica no valdría la pena ni rebatirlas, ya que la persona que las emite, es una criatura que, como a Judas, solo le interesa el pecado y odia a la Virtud, como Judas que era ladrón, como lo dice el Evangelio, y que además fue el que vendió a Jesús por 30 monedas y lo traicionó con un beso para señalarlo a sus verdugos. Conocemos su final: Se ahorcó.


Cuando vinieron a prender a Jesus, dijo: "Mi Reino no es de este mundo, si lo fuera, mi Padre mandaría una legión de Ángeles para protegerme".

El mundo es pues un campo de batalla donde impera la libertad absoluta del ser humano, pudiendo escoger entre las dos opciones: El bien que es la Luz de Dios, y el mal que son las tinieblas de Satanás.

Es la única manera que existe para separar los dos componentes Bien-Mal, para eso ni Dios ni Satanás pueden imponer sus criterios. Se puede luego decir que de la misma manera que Satán tienta el alma para inducirla al pecado que la llevará a su maldito reino del horror, Dios tienta al alma para llevarla a su Santo y bienaventurado Reino de la Paz y de la felicidad.


Naturalmente, estas circunstancias hacen pensar a la gente que se deja inducir por Satanás, que Dios no puede acabar con él, y lo ponen en cuanto a poder a la altura de Dios, tremendo error porque Dios es Infinito en cuanto a poder y gloria, y Satanás es un ser creado por él, por orgullo queriéndose poner a su altura, que como Judas se ha rebelado contra su Dios.


Lo que diferencia un tentador de otro, es que Satanás tienta al hombre invitándole al hedonismo, al poder y la riqueza en este mundo que es una ilusión, porque está y ya no estará. para eso utiliza toda su astucia y su labor incansable, la fuerza que le mueve es el odio hacia Dios, que lo ha maldecido. Dios tienta al hombre por todo lo opuesto: la renuncia al mundo, la pobreza espiritual, para alcanzar el reino Eterno de la paz y felicidad, que no está en la Tierra, pero que estará para siempre: La felicidad eterna, Dios para atraernos solo lo mueve la infinita fuerza del Espíritu Santo: el Amor, un Amor tan grande que ha entregado su Vida después de una dolorosa Pasión.


El Juicio está dictado en las Escrituras, y avalado por los dos testigos que están en presencia de Dios: La Razón y la Conciencia puestas por Dios en cada hombre, que se representan en la visión de Dios del Profeta Ezequiel, y relatados por Juan en el Apocalipsis. El Juicio es el Siguiente: Cristo, la Luz ha venido al mundo creado por Él, y los suyos no han querido recibirlo para que no sean manifiestas sus malas obras.


Y el Juicio es severo: La Vida o la muerte eternas, un Juicio justo, porque el pecado es un daño a nuestro Prójimo y un daño a Dios que lo ha creado, y ese Dios, Dueño, y Creador de todo, no puede admitir en su casa la Soberbia y el vicio, que se ha forjado el pecador empedernido que ha escogido libremente su camino.




Del Evangelio como me ha sido revelado 

de María Valtorta


          Diálogo con Jesús:



        [...] “¿Pero existe verdaderamente el Infierno?” pregunta Judas Iscariote.
“¿Pero que dices?” le preguntan escandalizados los compañeros.
“Digo: ¿existe verdaderamente? Yo – y hay otros, no soy sólo yo – no lo creo”.
“¡Pagano!”, gritan con horror.
“No. Israelita. Somos muchos en Israel los que no creemos en ciertas patrañas”.
“¿Pero entonces, ¿Cómo puedes creer en el Paraíso?, ¿y en la Justicia de Dios?, ¿Dónde metes a los pecadores?, como explicas a Satanás?” gritan muchos.
“Digo lo que pienso. Se me ha echado en cara hace poco que soy un embustero. Os demuestro que soy sincero, aunque esto os haga escandalizaros de mí y me haga odioso ante vuestros ojos. Además no soy el único en Israel que cree esto, desde que Israel ha progresado en el saber, en contacto con helenistas y romanos. Y el Maestro, el único cuyo juicio respeto, y que protege a los griegos y es visiblemente amigo de los romanos, no puede censurarnos ni a mí ni a Israel…

Yo parto de este concepto filosófico: si Dios controla todo, todo lo que hacemos es por su voluntad; por tanto, nos debe premiar a todos de una única forma, porque no somos sino autómatas, movidos por Él. Somos seres desprovistos de voluntad. Lo dice también el Maestro. Dice: “La voluntad del Altísimo. La voluntad del Padre”. Esa es la única voluntad. 

Y es tan infinita que aplasta y anula la voluntad limitada de los humanos. Por tanto, Dios hace tanto el Bien como el Mal, porqué nos los impone, aunque parezcan hechos por nosotros. Y, por tanto, no nos castigará por el mal, y así quedará su justicia, porqué nuestras culpas no serán voluntarias, sino impuestas por quien quiere que las hagamos para que en la Tierra haya bien y mal. 

El malo es el medio de expiación de los menos malos. Y él sufre el no poder ser considerado bueno, expiando así su parte de culpa. Jesús ha dicho que el infierno está sobre la tierra y en el corazón de los hombres. Yo no pienso en Satanás. No existe. Tiempo ha, lo creía. Pero ya, desde hace algún tiempo estoy seguro de que todo es una patraña. Y creer de esta forma es llegar a la paz”.

Judas exhibe estas… teorías con un engreimiento tan formidable, que los otros se quedan atónitos…
Jesús guarda silencio. Y Judas le incita: “¿No tengo razón, Maestro?”.

“No”. El “no” es tan seco, que parece un estallido.

“Pues a pesar de todo, yo… no siento a Satanás y no admito el libre albedrío, el Mal. Y todos los Saduceos están conmigo y, muchos otros en Israel o de fuera de Israel. No. Satanás no existe”.

Jesús le mira. Una mirada tan compleja, que no se puede analizar: de Juez, de Médico, de persona afligida, asombrada… hay de todo en esa mirada…

Judas, ya lanzado, termina: “Será que he superado el terror de los hombres hacia Satanás porque soy mejor que los demás, más perfecto”.
Y Jesús guarda silencio. Y él le pincha: “¡Pero habla! ¿Porqué no siento terror de él?”. Jesús calla. “¿No respondes, Maestro? ¿Por qué? ¿Tienes miedo?”.

“No. Soy la Caridad. Y la Caridad retiene su Juicio hasta que no se ve obligada a emitirlo… Déjame y retírate” dice, terminando, porqué Judas intenta abrazarle; y termina, susurrando, estrechado a la fuerza entre los brazos del blasfemo: “¡Me horrorizas! ¡No ves ni sientes a Satanás porque forma unidad contigo! ¡Márchate, diablo!”.

Judas, con verdadero descaro, le besa y ríe, como si el Maestro le hubiera hecho en secreto algún elogio.
Vuelve donde los otros, que se han detenido horrorizados, y dice: “¿Os dais cuenta? Yo sé abrir el corazón al Maestro. Y le hago feliz porqué me abro a Él y de Él recibo la lección correspondiente. ¡Vosotros, por el contrario!... Jamás os atrevéis a hablar. Porqué sois soberbios. ¡Oh, yo seré el que sepa más de Él! Y podré hablar…”.





Del Evangelio como me ha sido revelado 
de María Valtorta


Dice Jesús:


“La figura de Judas ha sido demasiado alterada durante siglos; y últimamente, del todo desfigurada. Ciertas escuelas han hecho de él casi una apoteosis; la del segundo e indispensable artífice de la Redención. Y otros muchos piensan que cedió ante un imprevisto, feroz asalto del tentador. No. Toda caída tiene premisas en el tiempo. Cuanto más grave es la caí­da, más preparación tiene. Los preliminares explican el hecho. Uno no se hunde, ni asciende, al improviso. Ni en el bien ni en el mal. Largos e insidiosos son los factores que cooperan a los descensos; pacientes y santos, los que cooperan a subir. Y el desventurado drama de Judas os puede proporcionar muchas enseñanzas para salvaros y conocer todo de Dios y sus misericordias, para salvar y perdonar a aquellos que bajan al Abismo.



No se llega al delirio satánico, en que has visto que se debatí­a Judas después del delito, si uno no está enteramente corrompido por hálitos infernales, interiorizados voluptuosamente durante años. Cuando uno lleva a cabo incluso un delito, pero ha sido arrastrado a él por un imprevisto acontecimiento que obnubila la razón, sufre, pero sabe expiar; porque aún algunas partes del corazón están inmunes al veneno infernal.

El mundo que niega a Satanás, porque lo tiene tan dentro de sí­ que ya no se da cuenta de su presencia, que le ha interiorizado de forma que ha venido a ser parte del yo, a ese mundo le muestro que Satanás existe. Eterno e inmutable en el método usado para hacer de vosotros sus víctimas. Basta ahora. Tú permanece con mi Paz”.




viernes, 13 de enero de 2017

CONTESTACIÓN A LA CLÁSICA PREGUNTA DE UN PROTESTANTE: ¿DONDE PONE ESO EN LA BIBLIA?


La Jerarquía angelical es la encargada
de llevar nuestras oraciones a Dios,
y entregar las gracias a las almas



LA JERARQUÍA ANGELICAL



Los Ángeles de la Guardia, llevan nuestras alabanzas y nuestras oraciones a Dios, a través de la escala Jerárquica de los Ángeles, suben a la Santisima Virgen María, la Reina de los Ángeles y nuestra Madre, para presentarlas a Dios.

Cuando Dios concede una Gracia, esta sigue el recorrido inverso, y en última estancia, es nuestro Ángel, el que nos infunde las Gracias en nuestras almas.

Esta es la imagen y el texto que publiqué en varias Comunidades Religiosas, en uno de ellas, creo que fue la del Papa Francisco, una persona preguntó: ¿En qué lugar de la Biblia pone eso?
Esta es la típica pregunta de algunos Protestantes, que se dedican a leer la Biblia, y que, al no tener la Gracia de Dios, nunca llegarán a comprender el significado espiritual de la Revelación.
Y es que esas soberbias personas, quieren "enmendar la plana" a la Iglesia Católica, de donde ellos, o sus ancestros salieron, renegando de sus creencias.


LA ESCALA DE JACOB
(Gen 28, 12)


Tuve un sueño en el que veía una escala que, apoyándose sobre la tierra, tocaba con la cabeza en los Cielos, y que por ella subían y bajaban los ángeles de Dios.

Este pasaje de la Escritura del Génesis, muestra que los ángeles de Dios, suben desde la Tierra, donde está apoyada la escala, y que llega hasta los Cielos, la morada de Dios, de donde también bajan.

Está claro que esos ángeles no se dedican a subir y bajar por ella por pura diversión, son los ángeles custodios, que suben a Dios con las plegarias de las almas, y bajan con las gracias de Dios; al llegar arriba, la Jerarquía de la Realeza Divina, exige que se entreguen esas peticiones a los ángeles más subidos, y a la Santísima. Virgen María, su Reina, y que además es Tesorera y Medianera de todas las Gracias de Dios, ya que Jesús en la Cruz la nombró Madre de la Humanidad.


LIBRO DE TOBÍAS (12, 15)

Yo soy Rafael, uno de los siete santos ángeles que presentan las oraciones de los justos y tienen entrada ante la Majestad del Santo.

Este pasaje del Libro de Tobías, demuestra claramente, que la alta Jerarquía angélica, es la que se pone en contacto con Dios Todopoderoso, para presentarle  las peticiones de los hombres.


LIBRO DE DANIEL (9, 23)

Dijo Gabriel: cuando comenzaste tu plegaria, fue dada la orden y vengo para dártela a conocer, porque eres el Predilecto.

Estas palabras del Ángel Gabriel, que fue el que anunció a la Virgen María, que sería la Madre de Dios, parece indicar que, él es el encargado de anunciar las Gracias de Dios a las almas predilectas, y del libro de Tobías parece deducirse, que es el Ángel Rafael, es el encargado de presentar a Dios las peticiones de las almas.


LIBRO DEL APOCALIPSIS

El Arcángel Miguel es el que proclama "¿Quien como Dios?", él es el encargado de restablecer la Justicia, y derrotar a los Renegados como Lucifer, y todas las siniestras hordas de sus tenebrosos ministros, que quieren enmendar y corregir a Dios, que aquí en este mundo está representado por su Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, por Él fundada, cuando le dio las llaves del Reino a Pedro y a sus sucesores, como Embajadores suyos en la Tierra, hasta su próxima Venida, cuando este mundo desaparecerá y cuando Pedro le devolverá las llaves de su  Reino Eterno








martes, 10 de enero de 2017

EL LABRADOR, EL MENDIGO Y EL REY


EL ALMA QUE QUIERE QUE DIOS SE LE ENTREGUE TODO, SE HA DE ENTREGAR TODA,
SIN DEJAR NADA PARA SÍ . (S. Juan de la Cruz: Dichos de Luz y amor)






             Hace ya muchos años, en la predicación de la Santa Misa, el Sacerdote de nuestra Parroquia, ya muerto hace unos 5 años, que era un alma muy espiritual y ejemplar, nos relató esta historia, que nos emocionó en extremo a toda mi familia y a mí, y que aquí reproduzco con alguna modificación.

            Había un Gran Rey que buscaba a un Ministro, para ocupar un alto cargo. Como era muy piadoso, quería que cumpliese a rajatabla el primer Mandamiento, que era el tema del Evangelio de la Misa: "Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a si mismo"

           Convocó pues a todos sus súbditos, para que acudieran al Palacio Real y poder así escoger el mismo a la persona más adecuada para ese puesto.

            Acudieron al Palacio, con sus espléndidas carrozas, todos los grandes Duques, Marqueses, Condes y ricos terratenientes, ataviados con sus mejores galas.

       Un humilde labrador, se dijo: "Yo no tengo ninguna posibilidad de acceder a ese puesto tan importante, no obstante, venderé mis pocos ahorros que he acumulado en toda mi vida de duro trabajo, y de esa manera, podré comprar una vestimenta adecuada para asistir a tan grandiosa Ceremonia, y admirar la Majestad del gran Rey y de los nobles Pretendientes.

           Al llegar al Castillo, que estaba asentado en lo alto de un monte, se hallaba al borde del camino, un pobre mendigo, que pedía limosna, pero todos los pretendientes pasaron ante él, haciendo caso omiso a sus súplicas.

           El mendigo estaba tiritando, por el frío tan grande que hacía, y el labrador, al verlo, sintió compasión de él, y se dijo: "Como a mi no me escogerán, le daré a ese pobre mendigo mi ropa, y yo me vestiré con sus andrajos, y si me dejan entrar, me pondré en el Palacio en un sitio en donde nadie me vea, para poder admirar la espléndida Ceremonia”.

         El labrador llegó al Palacio así vestido, temiendo que no lo dejaran entrar, pero muy extrañado, vio que los guardias no le impidieron el paso, sino, muy al contrario, le dejaron entrar, con incluso más reverencia que a los demás ricos convidados.

          CUAL NO FUE LA SORPRESA DEL LABRADOR AL RECONOCER AL MENDIGO EN EL REY, CON LOS MISMOS VESTIDOS QUE LE HABÍA REGALADO AL BORDE DEL CAMINO.

      MUCHO MAYOR FUE SU SORPRESA AL SENTIRSE LLAMADO, LLENO DE CONFUSIÓN, POR EL MISMO REY, CON TODOS LOS HONORES, DELANTE DE TODA LA CORTE Y LOS PRETENDIENTES, PARA OCUPAR EL CARGO DE MINISTRO DEL  REY.

INTERPRETACIÓN:

           Este relato recuerda de una manera muy concreta lo que va a suceder a toda la Humanidad en el Juicio final. El cargo de Ministro simboliza la Salvación Eterna, y los pretendientes son todos los seres humanos. Aquí vemos que no entrarán ni los más nobles, ni los más ricos, que simbolizan a los soberbios, sin embargo vemos que los más humildes, los que tienen la virtud de la caridad, que nunca tienen los soberbios, serán los herederos del Reino, en donde ocuparán los cargos más relevantes. 

          Otra cosa importantísima es cuando recordamos las palabras del Juicio final, en donde Jesús-Dios y supremo Juez se encarna en los pobres y desheredados, lo que se descubre de una manera muy sorprendente en la transformación del mendigo en el Rey. También este relato nos recuerda la Parábola del buen samaritano, y la de los invitados a la cena, en donde se recomienda que nos coloquemos en las últimas plazas, para ser ascendidos a los primeros puestos.

¡Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porqué suyo es el Reino de los Cielos! (Mt - 5,3) 



CONDICIONES PARA ACCEDER AL REINO DE DIOS:

         1º/ Hay que tener una humildad tal, que evite sentirse siempre superior a los demás (Los últimos serán los primeros, y los primeros los últimos), y eso es siempre la actitud de todos los Santos.

      2º/ Hay que tener una compasión tal, que el amor nos haga decir a la vista de los necesitados: "Quiero lo Bueno para ti que sufres, y lo malo para mí", lo contrario del egoísmo que dice: "Quiero lo bueno para mí y lo malo para ti", porqué obrando así, mi Señor siempre me amparará y le agradaré, porque estaré obrando de acuerdo con su condición y sus mandamientos.

      3º/ Hay que admirar a nuestro Señor Jesús, y amarlo, sin ningún interés, temiendo en todo momento de desagradarle, lo que ayudará a mantenernos siempre precavidos, para no pecar y no ofenderle, este es uno de los dones del Espíritu Santo: El Santo temor de Dios,  el que han tenido todos los Grandes Santos, y así el Santo franciscano Padre Pío, decía que soportaría con agrado todas las grandes cruces que el Señor le mandaba, si pudiera prescindir de la mayor cruz, que para él era saber si su conducta agradaba o no a Dios. 

          4º/ También, no hay nunca que envidiar ni odiar a los demás, dejando la Justicia en manos de Dios, que vendrá a dar a cada cual su merecido y en este mundo, mientras vivamos este comportamiento es uno de los más difíciles, por la sencilla razón de que el demonio, siempre nos presentará enemigos de lo más difícil de perdonar a causa de todas las injusticias y maldades que por su culpa nos acosarán.


GLORIA PATRIS ET FILIO ET SPIRITU SANCTO. SICUT ERAT 
IN PRINCIPIO ET NUNC ET SEMPER ET IN 
SAECULA SAECULORUM
AMEN

lunes, 9 de enero de 2017

PRIÈRE POUR LES PRÊTRES (ORACIÓN PARA LOS SACERDOTES)


Temed a Dios para no recular amadlo para avanzar
(San Agustín)

Oraison écrite par ma mère, tertiaire du Carmel, trouvée dans un livre.



PRIÈRE POUR LES PRÊTRES


Mon Dieu, je vous prie pour vos Prêtres, pour tous vos Prêtres - Je vous demande pour eux la Sainteté – Je vous demande qu´ils aiment profondément leur Sacrifice, et qu´ils le vivent avec amour – Je vous demande pour eux l´obéissance, l´esprit de détachement, une inaltérable et limpide chasteté et aussi l´abnégation et 
l´humilité, la douceur, le zèle, le dévouement.

Je Vous demande qu´aucune âme ne les approche sans vous aimer  d´avantage. Je vous demande, mon Dieu, de semer par eux, dans le monde, des grâces mariales qui révèlent à quel point Marie est notre Mère. Et pour qu´il en soit ainsi, pour que votre Règne 
s´etende et s´affermisse par eux sur la Terre, je vous promets, ô Jésus, de m´immoler avec Vous de tout mon coeur.
Ainsi - soit - il. 





Tacere et Pati

“Ce n´est pas un esprit de crainte que Dieu nous a donné, mais un esprit de force” (2 Thim 1,8)” Ne craignons pas les souffrances et restons fidèles jusqu´à la mort.” (Ap 2, 10)



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Traducción
Oración escrita por mi madre, terciaria del Carmen, encontrada en un libro.



Oración para los Sacerdotes

Dios mío, os rezo para vuestros Sacerdotes, para todos vuestros Sacerdotes - Os pido para ellos la Santidad - Os pido que amen profundamente su sacrificio, y que vivan con Amor - Os pido para ellos la obediencia, el espíritu de renuncia, una inalterable y limpia castidad, y también la abnegación y la humildad, la dulzura, el celo y la entrega.

Os pido que ninguna alma se acerque a ellos, sin amaros aún más, os pido Dios mío de sembrar por ellos en el mundo, las gracias marianas, que revelan hasta que punto María es nuestra Madre. Y que así sea, para que vuestro Reino se extienda y se consolide por ellos en toda la Tierra, os prometo, Oh, Jesús de inmolarme con Vos con todo mi corazón.
Amén.

Tacere et Pati

"No es un espíritu de temor que Dios nos ha dado, pero un espíritu de fortaleza" (2 Tim 1, 8). "No temamos los sufrimientos y sigamos fieles hasta la muerte" (Ap 2, 10)