MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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martes, 13 de diciembre de 2016

VENGA A NOSOTROS TU REINO, HÁGASE TU VOLUNTAD ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO, DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA



JESÚS NOS AMÓ DE TAL MANERA, QUE NOS DEJÓ SU
 PRESENCIA REAL EN LA SAGRADA EUCARISTÍA,
Y EN EL CORAZÓN DE LOS QUE LE AMAN 



De la Sociedad francesa "Les Amis de Maria Valtorta"

El Padre Mariano Cordoví, muere bruscamente. Supervisor del Santo Oficio, era el principal opositor a la Obra de María Valtorta, poco después se le aparece triste en el Purgatorio, Jesús dice: "Permanecerá ahí por una larga temporada por el único motivo de haber combatido en contra de Mí, de ti y de la Obra, actuando en contra de la Sabiduría, la Caridad y la Justicia".

En 1.952 Monseñor Giovanni Pepe, está obligado a dimitir de su cargo por haber puesto al índice los libros que hablaban del Padre Pío y las Obras de María Valtorta, sin la autorización del Papa Pío XII que había dicho: "Publíquense, el que las lea comprenderá".





REFLEXIONES DE JESÚS A SUS APÓSTOLES, DESPUÉS DE RESUCITADO.

(Del Poema del Hombre-Dios del Tomo 10 de María Valtorta)


[...] Ya veis que significa tener a Dios cerca, pero no tenerlo en vosotros; qué significa el tener la palabra de Dios, pero no tener la práctica real de esa Palabra. Los mayores delitos se han llevado a cabo por este tener a Dios cerca, pero no tenerlo en el corazón, por este tener conocimiento de la palabra pero no la obediencia a ella. ¡Todo! Todo por esto. La cerrazón y los desmanes, el deicidio, la traición, las torturas, la muerte del inocente y de su Caín, todo ha venido por eso. Y, en realidad, ¿A quien amé tanto como a Judas? pero él no me tuvo a Mí-Dios en su corazón, y es el condenado deicida, el infinitamente culpable como israelita y como discípulo, como suicida y como deicida, además de por sus siete vicios capitales y todos sus otros pecados.

Ahora podéis tener en vosotros el Reino de Dios con más facilidad, porque Yo os he obtenido con mi muerte. Con mi dolor os he comprado de nuevo. Recordarlo. Y que nadie pisotee la Gracia, porque ha costado la Vida y la Sangre de todo un Dios. Esté pues el Reino de Dios en vosotros, oh hombres, por la Gracia; tanto en la Tierra respecto a la Iglesia, como en el Cielo respecto al pueblo de los Bienaventurados que, habiendo vivido con Dios en su corazón, unidos al Cuerpo de que Cristo es la Cabeza, unidos a la Vid de que cada cristiano es un sarmiento, merecen descansar en el Reino de Aquel por quien todas las cosas han sido hechas: Yo, quien os habla, que me he entregado a Mí mismo a la Voluntad de mi Padre para que todo pudiera cumplirse.

Por lo qué, sin hipocresía, puedo enseñaros que ha de decirse: "Hágase tu voluntad en la Tierra como en el Cielo". Y hasta los terruños y la hierba, las flores y las piedras de Palestina, y mis carnes heridas, y todo un pueblo, pueden decir cómo he hecho la voluntad de mi Padre.

Haced lo que he hecho Yo, hasta el extremo, hasta la muerte de Cruz, si así lo quiere Dios. Porque, recordad esto, Yo lo he hecho y no hay discípulo que merezca más misericordia que Yo; y, a pesar de ello, Yo he encarnado el mayor de los dolores, a pesar de ello, he obedecido con perpetuas renuncias. Vosotros lo sabéis. Y más lo comprenderéis en el futuro, cuando os asemejéis a Mí, bebiendo un sorbo de mi Cáliz... Traed constantemente a vuestra mente, este pensamiento: "Por su obediencia al Padre, Él nos ha salvado". Y, si queréis ser salvadores, haced lo que Yo he hecho. Quien conocerá la cruz, quien la tortura de los tiranos, quien la tortura del Amor, del destierro del Cielo al que tendrá hasta la más anciana edad antes de subir a Él. Bueno, pues que en todo se haga aquello que Dios quiera.

 Pensad que un suplicio de muerte o un suplicio de vida - cuando en realidad quisierais morir para ir a donde Yo estaré - son iguales ante los ojos de Dios si se viven con alegre obediencia: Son su Voluntad, por tanto, son santos. 

"Danos hoy nuestro pan de cada día". Día tras día, hora tras hora. Es fe, es amor, es obediencia, es humildad, es esperanza el pedir el pan de un día y aceptarlo como es: hoy dulce, mañana amargo, mucho, poco, con especias o con ceniza. Siempre es justo, así como es. Lo da Dios, que es Padre; por lo tanto, es bueno.

En otro momento os hablaré del otro Pan - saludable sería comerlo todos los días - y de orar al Padre para que lo mantenga. Porque, ¡Ay del día y de los lugares en que faltara por voluntad de hombres! Ahora - ya veis cuánto -los hombres son poderosos en sus obras de tinieblas. Orad al Padre para que defienda su Pan y os lo dé. Cuanto más lo dé, más querrán las tinieblas ahogar la Luz y la Vida, como hicieron en la Parasceve. La segunda Parasceve no tendría resurrección. Recordad esto todos. 

El Verbo ya no podrá ser matado, pero sí se podrá dar muerte a su Doctrina y se podría ahogar en demasiados la libertad y la voluntad de amarle. Más entonces, Vida y Luz también terminarían para los hombres. ¡Ay de aquel día!. Os sirva de ejemplo el Templo. Recordad que he dicho: "Es el gran Cadáver". [...]

En este último párrafo, se hace alusión a la Sagrada Eucaristía, y a la persecución hacia el cuerpo místico de Cristo, tal como se está cumpliendo en nuestros días con las persecuciones hacia los cristianos, no solo en los Países de tradición religiosa, con las leyes que van contra el Evangelio de Jesús y su Iglesia fundada por Él, pero también en los Países paganos con los que son martirizados por ser cristianos.









sábado, 10 de diciembre de 2016

DISCURSO ECUMÉNICO DE JESÚS A SUS DISCÍPULOS DESPUÉS DE RESUCITADO. LA REDENCIÓN DE JESÚS ES UNIVERSAL.


El Sagrado Corazón de Jesús ha sido traspasado 
para toda la Humanidad

Existen hoy día numerosos nuevos Fariseos que son contrarios al Ecumenismo de la Iglesia Católica, que es el esfuerzo realizado para que todos los creyentes de buena fe, de cualquier religión, puedan llegar a alcanzar una convivencia y evitar así el fanatismo religioso que ha producido a lo largo de la historia, enfrentamientos, como las terribles guerras de Religión de la Edad Media, que produjeron sangrientas matanzas y asesinatos en nombre de Dios, y que muchos hoy día, fomentan criticando al Papa Francisco, y a sus predecesores, que están intentado esa convivencia.  

Son como los Fariseos, que se creían los elegidos por Yavé, y que despreciaron el Hijo de Dios, diciendo que estaba endemoniado porque se juntaba con los pecadores, no para convivir con ellos, sino para tratar de convertirlos, ya que como lo dijo, no ha venido para salvar a los justos, pero si a los pecadores, ya que son los enfermos que necesitan el médico y no las personas sanas.

Hoy día estos nuevos Fariseos son los rigoristas y antireformistas, que como ellos  se toman por los elegidos, los cuales, olvidándose de que la Iglesia ha sido fundada por Jesús y que la ha hecho invencible para las fuerzas del mal, gracias a su divino poder, critican abiertamente el Papa llamándole Anticristo, de la misma manera que Jesús fue odiado por los Judíos, por acercarse a los pecadores diciendo que obraba milagros con el poder de Belcebú.




Tomo 10 del Evangelio como me ha sido revelado de María Valtorta


(…) No faltan los justos en ninguna Nación ni Religión. Dios observa las obras de los hombres, no sus palabras. Y si ve que un gentil, por justicia de corazón, hace naturalmente lo que la Ley del Sinaí manda,  ¿Por qué debería considerarlo abyecto? ¿No es aún más meritorio el que un hombre que no conoce el mandato de Dios de no hacer esto o aquello porque está mal, se imponga por sí mismo un imperativo de no hacer lo que su razón le dice que no es bueno, y lo siga fielmente?...¿No es esto mayor respeto al mérito relativo de aquel que, conociendo a Dios, fin del hombre, y conociendo la Ley, que permite conseguir este fin, haga continuos compromisos y cálculos para adaptar el imperativo perfecto a la  voluntad corrompida? ¿Qué os parece, creéis que Dios aprecia las escapatorias que Israel ha puesto a la obediencia para no tener que sacrificar mucho su concupiscencia?

¿Qué os parece? ¿Creéis que cuando salga de este mundo un gentil, justo ante Dios por haber seguido la recta ley que su conciencia le impuso, Dios lo va a juzgar como demonio? Os digo que Dios juzgará  las acciones de los hombres, y el Cristo, Juez de todas las gentes, premiará a aquellos en quien el deseo del alma tuvo voz de íntima ley, para llegar al fin último del hombre, que es unirse de nuevo con su Creador, con el Dios desconocido para los paganos pero sentido como verdadero y santo, más allá del escenario pintado de los falsos Olimpos.

Es más, tened vosotros cuidado de no ser vosotros escándalo para los gentiles. Ya demasiadas veces ha sido mancillado el nombre de Dios entre los gentiles por las obras de los hijos del Pueblo de Dios. No intentéis quereros tesoreros absolutos de mis dones y méritos. Yo he muerto por Judíos y gentiles. Mi Reino será de todas las gentes. No abuséis de la paciencia con que Dios os ha tratado hasta este momento, diciéndoos a vosotros mismos: “A nosotros todo nos está permitido”.



No. Os lo digo. Ya no existe ese o aquel pueblo, existe Mi Pueblo. Y en él, tienen el mismo valor los vasos que se han gastado en el servicio del Templo, pero no de Dios, serán arrinconados y, en vez de ellos, sobre el altar, serán colocados los que ahora no conocen ni incienso, ni aceite ni vino ni bálsamo, pero están deseosos de llenarse de esto y de ser usados para la gloria de Dios (...)






miércoles, 7 de diciembre de 2016

LA TRANSFIGURACIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA, CUANDO JESÚS CORRE EL VELO DE SU HUMILDAD

María, poderosísima Protectora; otorgad para mí,
por Jesús, la Corona inmortal. 

Hoy 8 de Diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción de la Santísima virgen María, Reina del Cielo y de la Tierra, vencedora de Satanás, Corredentora de toda la Humanidad, obra Maestra de la Santísima Trinidad, que estuvo en su Corazón Ab aeterno.




DEL EVANGELIO COMO ME HA SIDO REVELADO
DE MARÍA VALTORTA

LA TRANSFIGURACIÓN DE LA VIRGEN MARÍA



Dice Jesús....

[...] "Bien, ven Simón. He querido que estuvierais aquí, para daros a conocer a María. Muchos de vosotros conocéis a la "madre" María; algunos a la "esposa" María. Pero ninguno conoce a la "virgen" María. Os la quiero dar a conocer en este jardín en flor, al cual vuestro corazón viene, con el deseo, en los momentos de lejanía forzada, como a un lugar de reposo, durante las fatigas del apostolado.

He oído lo que decíais, apóstoles, discípulos y parientes; he oído vuestras impresiones, vuestros recuerdos, vuestras afirmaciones acerca de mi Madre. Quiero transfiguraros todo esto - cargado de admiración, pero todavía muy humano - en conocimiento sobrenatural. Porque mi Madre antes de Mí, debe de ser transfigurada ante los ojos de los más merecedores, para ser mostrada cual Ella es. Veis a una mujer. Una mujer que por su santidad os parece distinta de las demás, y que veis en realidad como un alma envuelta en la carne, como todas sus hermanas de sexo. pero ahora quiero descubriros el alma de mi Madre, su verdadera y eterna belleza.

Ven aquí, Madre mía. No te ruborices. No te eches hacia atrás atemorizada, dulce paloma de Dios Tu Hijo es la Palabra de Dios, y puede hablar de ti y de tu misterio, de tus misterios, ¡oh sublime Misterio de Dios! Vamos a sentarnos aquí, bajo esta ligera sombra de árboles en flor, junto a la casa, junto a tu habitación santa. ¡Así! Vamos a descorrer esta cortina ondeante. Que salgan olas de santidad y de Paraíso de esta habitación virginal para saturarnos de ti a todos...  Sí. A mí también, y quede perfumado de ti, Virgen perfecta, para poder soportar los hedores del mundo, para, teniendo saturada la pupila de tu Candor, poder ver candor... Venid aquí, Margziam, Juan, Esteban y vosotras, discípulas, poneos bien de frente a la puerta abierta de la morada casta, de la que es Casta entre todas las mujeres. Y detrás, vosotros, amigos míos. Y aquí a mi lado, tú, amada Madre mía. 

Pero antes he dicho:"la eterna belleza del alma de mi Madre". Soy la Palabra y por eso sé hacer uso de la palabra sin error. He dicho eterna, no inmortal. Y no lo he dicho sin una finalidad. Inmortal es quién, habiendo nacido, ya no muere. Así el alma de los justos es inmortal en el Cielo, el alma de los pecadores es inmortal en el Infierno; porque el alma, una vez creada, ya no muere sino a la Gracia. Pero el alma tiene vida, existe desde el momento que Dios la piensa. La crea el pensamiento de Dios. El alma de mi Madre desde siempre es pensada por Dios. Por lo tanto es eterna en su Belleza, en la cual Dios ha vertido todas las perfecciones para recibir de ella delicia y confortación.

Está escrito en el libro de nuestro antepasado Salomón, que te antevió, por lo tanto, puede ser llamado profeta tuyo: 

"Dios me poseyó al principio de sus obras, desde el mismo principio, antes de la Creación. Ab aeterno fuí establecida, al principio antes de que fuera hecha la Tierra. No existían todavía los abismos y yo había sido ya concebida. No manaban aún las fuentes de las aguas, no habían aún sido asentadas las montañas sobre su pesada mole y yo ya existía. Antes de las colinas había sido dada la luz. Él no había hecho todavía la Tierra, ni los ríos, ni los fundamentos del mundo, y yo ya existía. Cuando preparaba los cielos y el Cielo, estaba presente. Cuando con ley inviolable cerró debajo de la bóveda el abismo, cuando afianzó en lo alto la bóveda celeste y colgó de ella las fuentes de las aguas, cuando fijó al mar sus confines y dictó a las aguas la ley de no superarlos, mientras echaba los cimientos de la Tierra, yo estaba con Él, jugaba en su presencia continuamente. Jugaba en el orbe".

¡Sí, oh Madre de la que Dios, el Inmenso, el Sublime, el Virgen, el Increado, estaba grávido, y te llevaba como el dulcísimo de su seno, exultando al sentirse agitarte dentro de Él, dándole las sonrisas con las que hizo la Creación! Tú, a la que dio a luz el dolor para darte al mundo, alma suavísima, nacida del Virgen para ser la "Virgen", Perfección de la Creación, Luz del Paraíso, Consejo de Dios, el cual, mirándote, pudo perdonar la Culpa, porque solo Tú, tú sola, sabes amar como no sabe hacerlo toda la Humanidad junta. ¡En Ti, el perdón de Dios! En ti, la Medicina de Dios! ¡En ti, la Salud del mundo, Madre del Amor encarnado y del Redentor concedido!

¡Oh, el alma de mi Madre! ¡Fundida en el Amor con el Padre, te miraba dentro de Mí, oh alma de mi Madre!... Tu esplendor, tu oración, la idea de que tú me llevaras, eran eterno consuelo de mi destino de dolor y de experiencias inhumanas, de lo que significa para el Dios perfectísimo el mundo corrompido. ¡Gracias Madre! He venido ya saturado de tus consuelos, he descendido sintiéndote solo a Ti, tu perfume, tu canto, tu amor... ¡Alegría, alegría mía!
Pero oíd, vosotros que ahora sabéis que una sola es la mujer en la que no hay mancha, una sola la Criatura que no cuesta heridas al Redentor, oíd la segunda transfiguración de María, la Elegida de Dios.

ESTAS FLORES SIMBOLIZAN LAS VIRTUDES
DE LA Stma. VIRGEN MARÍA




Era una tarde serena de Adar. Estaban en flor los árboles en el jardín silencioso. María, desposada con José había cogido un rama del árbol florecido, para sustituir a la otra que había en su habitación. Hacía poco que María había venido a Nazaret, tomada del Templo para adornar una casa de santos. Y, con el alma tripartita (entre el Templo, la casa y el Cielo), miraba la rama florida pensando que con una parecida a esa, florida en modo insólito, una rama cortada en pleno invierno en este huertezuelo, que había echado flores como en primavera delante del Arca del Señor - quizás le había dado calor el Sol-Dios radiante en el lugar de su gloria - Dios le había expresado su voluntad... 

Y pensaba también que el día de la boda, José le había llevado otras flores, aunque no como esa primera, que tenía escrito en sus pétalos ligeros: "Te quiero unida a José"... Muchas cosas pensaba... Y pensando subió a Dios. Las manos se movían diligentes entre la rueca y el huso, e hilaban un hilo más delgado que un cabello de su joven cabeza...

El alma tejía un tapiz de amor, yendo diligente, como la lanzadera del telar, de la tierra al Cielo; de las necesidades de la casa, de su esposo, a las del alma, de Dios. Y cantaba y oraba. El tapiz se formaba en el místico telar, se desenrollaba desde la Tierra al Cielo, subía para perderse arriba... ¿Formado con qué? Con los hilos finos, perfectos, fuertes, de sus virtudes, con el veloz hilo de la lanzadera que ella creía suya, y que sin embargo era de Dios: la lanzadera de la voluntad de Dios en la cual estaba arrollada la voluntad de la pequeña, Grande Virgen de Israel, la Desconocida para el mundo, la Conocida de Dios; su voluntad arrollada, hecha una con la voluntad del Señor. 

Y el tapiz se adornaba con flores de amor, de pureza, con palmas de paz, de gloria con violetas, jazmines... Todas las virtudes florecían en el tapiz del amor que la Virgen de Dios extendía, invitante, desde la tierra hasta el Cielo. Y, no bastando el tapiz, lanzaba su corazón cantando: "Venga mi Amado a su jardín y coma el fruto de sus árboles frutales... Baje mi Amado a su Jardín, a la era de los aromas. a halagarse en los jardines, a recoger lirios. ¡Yo soy de mi Amado, y mi Amado es mío; Él, que se halaga entre los lirios!". (Cant 5, 1; 6, 2-3; 4, 1 y 11-12; 8, 6-7).

Y, desde lejanías infinitas, entre torrentes de Luz, venía una voz cual ningún oído humano puede oír, ni garganta humana formar. Decía: "¡Cuán hermosa eres, amiga mía! ¡Qué hermosa!... Miel gotean tus labios... ¡Un jardín cerrado eres tú, una fuente sellada, oh hermana, esposa mía!..." , y las dos voces se unían para cantar la eterna verdad: "El amor es más fuerte que la muerte. Nada puede extinguir o ahogar nuestro amor". La Virgen se transfiguraba así... así... así... mientras descendía Gabriel y la reclamaba, con su llamear, a la Tierra; uníale de nuevo el espíritu al cuerpo, para que ella pudiera oír y comprender la demanda de Aquel que la había llamado "Hermana" pero que la quería "Esposa".

Pues bien, allí tuvo lugar el Misterio... Y una púdica, la más púdica entre todas las mujeres, Aquella que ni siquiera conocía el estímulo instintivo de la carne, se turbó ante el ángel de Dios, porque un ángel turba la humildad y la verecundia de la Virgen; y sólo se calmó, oyéndole hablar; y creyó; y dijo la palabra por la que el amor "de Ella y de Él" se hizo Carne y vencerá a la Muerte, y no habrá agua que pueda apagarla ni maldad que puede sumergirle... ".
Jesús se inclina dulcemente hacia María, que ha caído a sus pies, casi extática, al rememorar la lejana hora, iluminada con una luz especial que parece exhalar del alma; y le pregunta quedo: "¿Cual fue, ¡Purísima!, tu respuesta a aquel que te aseguraba que viniendo a ser madre de Dios, no perderías tu perfecta Virginidad?".

Y María, casi en sueño, lentamente, sonriendo, con los ojos dilatados por un feliz llanto: "He aquí a la Sierva del Señor! Hágase en mi según tu Palabra" y reclina, adorando, la cabeza en las rodillas de su Hijo.

Jesús la cubre con su manto, celándola así a los ojos de todos, y dice: y se cumplió. Y se cumplirá hasta el final. Hasta sus otras transfiguraciones. Ella será siempre la "Sierva de Dios". Hará siempre lo que diga "la Palabra". ¡Esta es mi Madre! Bueno es que empecéis a conocerla en toda su santa Figura... ¡Madre! ¡Madre! Alza tu cara, Amada... llama a tus devotos a esta Tierra en que por ahora estamos... " dice mientras destapa a María, después de un rato en que no se ha oído ningún sonido aparte del zumbido de las abejas y el gorgoteo de la fuentecilla.

María levanta la cara, cubierta de llanto, y susurra: "¿Por qué me has hecho esto, Hijo? Los secretos del Rey son sagrados... ".

"Pero el Rey los puede revelar cuando quiere. Madre, lo he hecho para que se comprenda lo que dijo el Profeta: "Una mujer abarcará al hombre" (Jer 31, 22), y lo otro del otro Profeta: "La Virgen concebirá y dará a luz a un Hijo"( Isaías 7, 14). Y también para que ellos, que se horrorizan por demasiadas cosas del Verbo de Dios, que consideran humillantes, tengan como contrapeso otras muchas cosas que los confirmen en el gozo de ser "míos". Así, no se volverán a escandalizar, y conquistarán así también el Cielo... Ahora los que tengan que ir a las casas hospitalarias, que vayan. Yo me quedo aquí con las mujeres y Margziam. Que mañana, al alba, estén aquí todos los hombres; quiero llevaros a un lugar cercano. Luego regresaremos para saludar a las discípulas. Después volveremos a Cafarnaúm y reuniremos a otros discípulos para enviarlos detrás de ellas"...







domingo, 4 de diciembre de 2016

MEDITACIÓN MÍSTICA SOBRE EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, QUE SIGUE PRESENTE EN LA EUCARISTÍA


El sagrado corazón de Jesús, que se ha encarnado
para que nadie le pueda decir el día del Juicio:
"Tú no sabes lo que es ser hombre"




La oración de la Iglesia venera y honra al Corazón de Jesús, como invoca su Santísimo Nombre. Adora al Verbo encarnado y a su Corazón que, por amor a los hombres, se dejó traspasar por nuestros pecados.
(Catecismo de la Iglesia Católica, 2669)

Jesús, durante su vida, su agonía y su pasión nos ha conocido y amado a todos y a cada uno de nosotros y se ha entregado por cada uno de nosotros: "El Hijo de Dios me amó y se entregó a sí mismo por mí" (Ga 2, 20). Nos ha amado a todos con un corazón humano. Por esta razón, el sagrado Corazón de Jesús, traspasado por nuestros pecados y para nuestra salvación (cf. Jn 19, 34), "Es considerado como el principal indicador y símbolo...del amor con que el divino Redentor ama continuamente al eterno Padre y a todos los hombres (Pío XII, Enc."Haurietis aquas": DS 3924; cf. DS 3812).
(Catecismo de la Iglesia Católica, 478)


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JESÚS SIGUE PRESENTE EN MEDIO DE NOSOTROS

Escrito está, que Dios creó el hombre a su imagen y semejanza, y tiene pues que haber una correspondencia absoluta entre el hombre y su Creador, pero esa correspondencia entre un ser material y un Ente espiritual, no puede ser nunca una fotocopia perfecta, existe un significado místico en toda la creación y entre su Creador, de la misma manera que existe una relación entre un pintor y el cuadro que pintó, un experto en arte es capaz de ver de quien es un cuadro, y también en ese cuadro que es el universo, se puede analizar el carácter y la grandeza de Dios, el "Pintor" que lo creó.

Y así, toda la Creación es un libro abierto que, para el que sabe leerlo, que es por definición el contemplativo, puede entrever a Dios, por ese don de discernimiento que le infunde, que hace decir: “Bienaventurado el que ve a Dios en todo lo creado”, es un don que Dios mismo comunica al místico, palabra que quiere decir “enamorado”, y que se  da en el que cumple el primer mandamiento, que es amar a Dios sobre todas las cosas, ya que para amar hay que conocer, y ese conocimiento solo se adquiere por el amor, ya que como lo dice San Juan de la Cruz, 

“El Amor verdadero tiene por misión desear y profundizar en las cosas del Amado” 

Y el que ama de verdad, como lo promete Jesús, la Santísima Trinidad morará en él, y le infundirá la gracia infusa de las virtudes y del discernimiento. Pero sin embargo, el que carece de Amor verdadero, nunca podrá discernir, aunque estudie y tenga un doctorado, y sepa hebreo, griego o latín. Y por eso dijo Nuestro Señor: 

"Yo te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la Tierra porque has escondido estas cosas a los sabios y prudentes, y se las has dado a conocer a los sencillos. Si, Padre así te ha parecido bien". (Mt 11-25,27).

Y este proceder de Dios es una cosa admirable y sorprendente, porque si hubiera que conocer lenguas y tener un doctorado para conocerle, le sería mucho más fácil acceder al Reino de los Cielos a los ricos y a los pudientes, mientras que los pobres podrían quedar marginados.

En lo que se refiere a la Eucaristía, que es uno de los misterios más grandes de nuestra Religión, y por ello, ya que como lo dijo San Pablo, las cosas más altas de Dios son las cosas más insensatas para el mundo, por eso se entiende lo que le ocurrió con Jesús, cuando dijo: 

“El que no come mi Cuerpo y no bebe mi Sangre, no puede ser discípulo Mío”.

fueron esas palabras las que hicieron abandonarle a la mayoría de sus discípulos, como así está escrito en el Evangelio.

Materialmente hablando, la sangre humana compuesta esencialmente por los glóbulos rojos que se multiplican en los huesos, tienen por misión llevar oxígeno a todo el cuerpo tomándolo de los pulmones y a su vez, eliminar el anhídrido carbónico. Los glóbulos blancos, que también se forman en los huesos, tienen igualmente por misión luchar contra toda clase de germenes nocivos que puedan infectar al cuerpo humano. Las plaquetas son las que tienen por misión coagular la sangre y taponar la herida que se pueda producir en los vasos sanguíneos.

Los alimentos se distribuyen en todo el cuerpo a través del plasma que se encuentra en la sangre en donde flotan todos los elementos que dan vida, eliminan las infecciones y previenen los accidentes.

Por fin, todo el torrente sanguíneo es impulsado en todos los rincones del cuerpo por el corazón que es el motor que da energía y vida al organismo, en donde no llega la sangre se produce una gangrena y el miembro afectado se corrompe y no solo muere, pero llega a gangrenar todos los otros miembros, transmitiéndole la muerte.



JESÚS SIGUE ALIMENTANDO A LAS ALMAS EN LA SAGRADA EUCARISTÍA


La analogía con la Sagrada Eucaristía, es ahora bien evidente: el Amor de Dios al hombre que es la respuesta a la entrega del alma a Dios, es el Sagrado Corazón que mueve en el alma la Sangre de Jesús, necesaria para su alimento, que es la que le da la vida, la nutre y elimina las impurezas del pecado, como lo hacen los glóbulos rojos y los leucocitos, que se reproducen en los huesos del esqueleto humano, huesos que simbolizan la Santa Fe del alma a su Creador, y también repara las heridas del pecado, como así lo hacen las plaquetas de la sangre humana.

Se ve pues claramente, la analogía entre el Cuerpo de Jesús: su Sagrado Corazón, y su Divina Sangre que es la condición necesaria para sustentar el alma en esta vida, hasta la entrada en el Reino de Dios, y se comprende igualmente el porque dijo Jesús: 

“Yo os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y no bebéis su Sangre, no tendréis vida en vosotros. El que come mi Carne y bebe mi Sangre tiene vida eterna, y Yo lo resucitaré el último día. Mi Carne es verdadera comida y mi Sangre es verdadera bebida. El que come mi Carne y bebe mi Sangre, vive en Mí y Yo en él. 

El Padre que me ha enviado posee la Vida y Yo vivo en Él. Así también el que me come vivirá por Mí. Este es el Pan que ha bajado del Cielo; no como el pan que comieron vuestros antepasados. Ellos murieron, pero el que coma de este Pan, vivirá para siempre "  (Jn 6, 53 - 58)

Este Cuerpo y Sangre de Jesús es el Sacrificio perpetuo que se rememora en la Santa Misa, y que sustenta no solo a las almas, y les asegura la Vida Eterna, permitiendo la Resurrección del último día, pero también es el que mantiene el Universo Entero. El día que no se pueda celebrar el Santo Sacrificio, será el fin del Mundo, como así lo dice el Profeta Daniel y el "Faro" de la Iglesia el gran San Pablo.



Bendito sea Dios.
Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo, Dios y Hombre verdadero.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea la excelsa Madre de Dios María Santísima.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su Gloriosa Asunción.
Bendito sea el Nombre de María Virgen y Madre.
Bendito sea San José su castísimo Esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.





viernes, 2 de diciembre de 2016

LA MUERTE ES UN DON CUANDO TOMA EL HOMBRE EN ESTADO DE GRACIA, MUCHAS VECES DIOS, LLAMA A UN ALMA A SU PRESENCIA ANTES DE QUE COMETA UN PECADO MORTAL, QUE VE INMINENTE.


Jesús no quiere volver a curar
 a un pecador reincidente




        Como dijo Jesús, cuando lo prendieron, "Este mundo no es mi Reino", es decir, por que por razones de Justicia, Dios no puede intervenir cuando el hombre que es libre,  reniega de los mandamientos de Dios, y por eso, Jesús tampoco puede siempre realizar milagros de sanación en el alma y el cuerpo, porque pudiendo leer los corazones, sabe que estas acciones son inútiles o perjudiciales para la Salvación de las almas.

       Si Jesús-Dios forzara la libertad humana, obligando a una persona a a seguir el camino trazado por sus enseñanzas, que esa alma no quiere seguir, tendría que dejar también a Satanás, por razones de equidad, constreñir igualmente la libertad del hombre, el cual se transformaría en réprobo, en contra de su voluntad.

         Es por esa razón que el Demonio tentó a Jesús de una manera muy astuta, al decirle que se tirara desde el alero del templo, y que sus ángeles evitarían que su pié tropezara en la piedra, haciendo una entrada triunfal en el Templo de Jerusalén. Porque entonces, todos los espectadores admirados estarían obligados a creer y seguir a Jesús, tanto los buenos como los malos, se apuntarían todos, y ya no se podría separar el trigo de la cizaña. 

          Por eso, Cristo nunca se manifestó con su Gloria, solo lo hizo a San Juan, Santiago y San Pedro en el monte Tabor en su Gloriosa Transfiguración, y mandó que no se hablara de ello a nadie hasta su Resurrección, y cuando hacía un milagro, siempre le decía al beneficiario: "No se lo digas a nadie" 

         En la Vida del Santo Cura de Ars, escrita por Monseñor Trochú, se cuenta que vino una Señora ciega desde muy lejos para que le devolviera la vista, el Santo le dijo que si Dios la curase, no tendría la salvación asegurada, pero que si permanecía ciega, se salvaría. La Señora volvió desde donde había venido muy triste, pero resignada.

              Cuando de pequeño, en Francia, estudié la historia, recuerdo que San Luis Rey de Francia, había recibido esa enseñanza de su madre Blanca de Castilla: "Prefiero verte muerto, antes que verte cometer un pecado mortal". 

        Y la explicación a esa mentalidad es la siguiente: La presencia de Dios en un alma Santa, le infunde el conocimiento y la certeza de la diferencia infinita que hay entre el pecado y la Virtud.

          Y Dios infunde de tal manera en el alma esta certeza, que prefiere morir antes que pecar mortalmente, ya que este pecado significa la muerte del alma, es decir el horror del Infierno, y la pérdida por toda la eternidad de la infinita felicidad: la Vida Eterna.Por esa razón, muchas personas, incomprensiblemente para nosotros, gozando de buena salud corporal, se mueren de repente, solo Dios sabe que si hubieran permanecido con vida, quizás se hubieran condenado.





DEL POEMA DEL HOMBRE-DIOS
DE MARÍA VALTORTA

      (...) Una mujer, llorando llama a Jesús entre la multitud, mientras suplica que le dejen pasar para ir donde el Maestro.
         "Es Arria, la gentil que se ha hecho hebrea por amor. Una vez curaste a tu marido, pero... ".
         "Me acuerdo, ¡dejadla pasar!".
         La mujer se acerca, se arroja a los pies de Jesús, llora.
         "¿Qué te pasa, mujer?".
         "¡Rabí, Rabí! ¡Piedad de mí!, Siméon...!"

       Uno de Guerguesa le ayuda a hablar: "Maestro, usa mal la salud que le diste. Se ha hecho duro de corazón, rapiñador; y ya ni siquiera parece israelita. La verdad es que la mujer es mucho mejor que él, a pesar de haber nacido en tierras paganas. Y su dureza y rapacidad le acarrean peleas y odios. Y por una pelea ahora está malherido en la cabeza, y el médico dice que casi es seguro que se quede ciego".

               "¿Y Yo, qué puedo hacer en ese caso?".
         "Tú...curas...Ella, ya lo ves se desespera... Tiene muchos hijos, y pequeños todavía. La ceguera de su marido significaría miseria para toda la casa... Es verdad que es dinero mal ganado... Pero la muerte sería una desventura, porque un marido es siempre un marido, y un padre es siempre un padre, aunque en vez de amor y pan, dé traiciones y palos... ".

         "Le curé una vez y le dije: "No peques más". Él ha pecado más. ¿No había acaso prometido que no iba a pecar más? ¿No había hecho voto de no volver a ser usurero y ladrón, si Yo le curara; es más, de devolver a quien pudiera lo mal adquirido, y de usar lo mal adquirido - para el caso de no poder devolverlo - en favor de los pobres?".

           "Maestro, es verdad. Yo estaba presente. Pero... el hombre no es firme en sus propósitos".

         "Es como dices. Y no solo Siméon. Muchos son los que, como dice Salomón, tienen dos pesos y balanza falsos, y no solo en el sentido material, sino también cuando juzgan y actúan en el comportamiento para con Dios. Y es también Salomón el que dice: "Desastroso para el hombre el fervor ligero por lo santo y, tras hacer un voto, volverse atrás". Y sin embargo, son demasiados los que esto hacen... Mujer, no llores. 

         Pero escucha y sé justa, ya que has elegido Religión de Justicia. ¿Qué elegirías si te propusiera dos cosas, estas: curar a tu marido y dejarlo vivir para que siga burlándose de Dios y acumulando pecados sobre su alma. o convertirle, perdonarle, y luego dejarle morir? Elige. Haré lo que elijas".

         La pobre mujer se encuentra en una lucha muy acerba. El amor natural, la necesidad de un hombre, que bien o mal gane para los hijos la moverían a pedir "vida"; su amor sobrenatural hacia su marido la mueve a pedir: "perdón y muerte". La gente calla, atenta, conmovida en espera de la decisión.

         Al fin, la pobre mujer, arrojándose de nuevo al suelo, abrazándose a la túnica de Jesús como buscando fuerzas, gime: "La vida eterna... Pero, ayúdame, Señor... " Y tanto languidece, rostro en tierra, que parece que muere.
         "Has elegido la parte mejor. Bendita seas. Pocos en Israel te igualarían en temor de Dios y Justicia. Levántate, vamos a donde él".

         "¿Pero realmente le vas a hacer morir, Señor? ¿Y yo, que voy a hacer?". La criatura humana renace del fuego del espíritu como el ave fénix mitológico; y sufre y zozobra humanamente...
         "No temas, mujer. Yo, tú, todos confiamos al Padre de los Cielos todas las cosas, y Él obrará con su amor. ¿Eres capaz de creer eso?".
           "Sí, mi Señor...".
          "Entonces, vamos, diciendo la oración de todas las peticiones y de todos los consuelos".

         Y, mientras anda, rodeado de un enjambre de personas y seguido de un séquito de gente, dice lentamente el Pater. El grupo Apostólico hace lo mismo, y con un coro bien ordenado, las frases de la oración se elevan por encima del murmullo de la muchedumbre, la cual sintiendo el deseo de oír orar al Maestro, poco a poco, va guardando silencio, de forma que las últimas peticiones se oyen maravillosamente en medio de un silencio solemne.

         "El Padre te dará pan cotidiano. Lo aseguro en su Nombre" dice Jesús a la mujer y añade, dirigiéndose no solo a ella sino a todos: "Y os serán perdonadas las culpas si perdonáis al que os haya ofendido o perjudicado. Esa persona necesita vuestro perdón para obtener el de Dios. Y todos tienen necesidad de la protección de Dios para no caer en pecado como Siméon. Recordad esto".

         Ya han llegado a casa y Jesús entra en ella con la mujer, Pedro, Bartolomé y el Zelote.

         El hombre yace, echado en la yacija, en la cara vendas y paños mojados, gesticula desasosegado y delira. Pero la voz, o la voluntad de Jesús lo hacen volver en sí y grita: "¡Perdón! ¡Perdón! No volveré a caer en el pecado. ¡Tu perdón como la otra vez! Pero también la salud como la otra vez. ¡Arria! ¡Arria!, te juro que seré bueno. No volveré a ser ni violento ni ladrón, no..." el hombre está dispuesto a todas las promesas por miedo a morir...

         "¿Por qué quieres todo esto?", pregunta Jesús "¿Por expiar o porque temes el juicio de Dios?".
         "¡Eso, eso! ¡Morir ahora, no! ¡El Infierno!... ¡He robado, he robado el dinero del pobre! he usado la mentira. He sido violento con mi prójimo y he hecho sufrir a los familiares. ¡Oh!...".
         "No miedo, se requiere arrepentimiento, verdadero, firme".
      "¡La muerte o la ceguera! ¡Qué castigo! ¡No volver a ver! ¡Tinieblas! ¡Tinieblas! ¡No!...".

         "Si es adversa la tiniebla en los ojos, ¿no te es horrenda la del corazón? ¿Y no temes la del Infierno, eterna, horrenda? ¿la privación continua de Dios?, ¿los remordimientos continuos?, ¿la congoja de haberte matado a ti mismo, para siempre en tu espíritu?  ¿No amas a esta? ¿Y no quieres a tus hijos? ¿Y no quieres a tu padre, a tu madre y a tus hermanos? ¿Y no piensas que no los vas a tener nunca más contigo si mueres condenado?".

         "¡No!" ¡No! ¡Perdón! ¡Perdón! Expiar, aquí, sí, aquí... Incluso la ceguera, Señor... Pero el infierno no... ¡Que no me maldiga Dios! ¡Señor!¡Señor! Tú arrojas los demonios y perdonas las culpas. No alces tu mano para curarme, pero si para perdonarme y liberarme del demonio que me tiene sujeto... Pónme una mano en el corazón, en la cabeza... Libérame Señor...".

         "No puedo hacer dos milagros. Reflexiona. Si te libero del demonio te dejaré la enfermedad.... ".
            "¡No importa! Sé Salvador".
       "Sea como tú quieres. Te digo que sepas aprovechar mi milagro, que es el último que te hago. Adiós".
            "¡No me has tocado! ¿Tu mano! ¡Tu mano!".

         Jesús le complace y pone su mano sobre la cabeza y sobre el pecho del hombre, el cual, estando vendado, cegado por las vendas y la herida palpa convulsivamente para agarrar la mano de Jesús, y una vez que la encuentra, llora sobre ella, y no quiere separarse de ella; hasta que, como un niño cansado, se adormece, teniendo todavía la mano de Jesús apretada contra su carrillo febril.
         Jesús saca cautelosamente la mano y sale de la habitación sin hacer ruido, seguido por la mujer y los tres Apóstoles.
         "Que Dios te lo pague, Señor, Ora por tu sierva".
       "Sigue creciendo en la Justicia, mujer, y Dios estará siempre contigo. Alza la mano para bendecir la casa y a la mujer, y sale a la calle.

         (...) No queráis ser más que Dios, que no rechaza al pecador que se arrepiente y le perdona y le admite de nuevo junto a Él. Y aunque ese pecador os haya hecho un mal irreparable, no os venguéis ahora que ya no es un arrogante temido; antes bien, perdonad y tened una gran piedad, porque él fue pobre respeto a ese tesoro que todo hombre puede tener con solo quererlo: la bondad. Amadle, porque con el dolor que os ha causado, os ha dado un medio de merecer un premio más grande en el Cielo. Y no despreciéis a nadie, ni siquiera si es de otra raza. 

Veis que cuando Dios atrae junto a sí un espíritu, aunque sea de un pagano, lo transforma de tal modo que supera en justicia a muchos del pueblo elegido.

         Me marcho. Recordad ahora y siempre estas y mis otras palabras".
           (...) Pregunta Pedro, sin dejar el timón, después de un rato: "Maestro ¿Pero aquel hombre se va a curar o no? No he comprendido nada".
         Jesús no contesta. Pedro hace una señal a Juan, que está sentado en el fondo a los pies del Maestro, con la cabeza relajada a los pies de Jesús. Y Juan repite en voz baja la pregunta.
           "No se va a curar".
        "¿Por qué, Señor? Yo creía, por lo que he oído, que tuviera que curarse para expiar".

             "No, Juan, pecaría nuevamente porque es un espíritu débil".
           Juan vuelve a apoyar la cabeza en las rodillas y dice: "Pero Tú lo podías hacer fuerte... " y parece manifestar un débil reproche.
          Jesús sonríe, mientras introduce los dedos entre los cabellos de su Juan y, alzando la voz para que todos oigan, da la última lección del día:

         "En verdad os digo que en la concesión de Gracia hay que saber también tener en cuenta su oportunidad. No siempre la vida es un don, no siempre la prosperidad es un don, no siempre un hijo es un don, no siempre - sí, y también esto - no siempre una elección es un don. Vienen a ser dones y permanecen como tales cuando el que los recibe sabe hacer un buen uso de ellos y para fines sobrenaturales de santificación. 

       Pero cuando de la salud, prosperidad, afectos, misión, se hace la ruina del propio espíritu, mejor sería no tenerlos nunca. y a veces Dios ofrece el mayor don que podría dar no dando a los hombres lo que querrían o lo que considerarían justo tener como cosa buena. El padre de familia o el médico sabio saben qué es lo que hay que dar a los hijos o a los enfermos para no ponerlos más enfermos o para evitar que enfermen. Lo mismo, Dios sabe lo que conviene dar para el bien de un espíritu".

         "¿Entonces aquel hombre morirá?" ¡Qué casa más desgraciada!".
               "¿Sería acaso, más feliz viviendo en ella un réprobo? ¿Y él sería más feliz si, viviendo, siguiera pecando? En verdad os digo que la muerte es un don, cuando sirve para impedir nuevos pecados y coge al hombre mientras está reconciliado con su Señor".

                La quilla roza ya el fondo del lago, en Cafarnaúm.
               (...) A fuerza de brazos empujan la barca hacia arriba, a la playa, mientras ya las primeras olas fuertes vienen a azotarlos miembros semi-desnudos y los guíjarros de la orilla. Y luego... alejarse rapidamente, a casa, mientras las primeras gotazas alzan el polvo de la tierra ardiente haciendo emanar fuerte olor. Y los relámpagos ya están encima del lago, mientras los truenos llenan de fragor las copas formadas por las colinas de las orillas



sábado, 26 de noviembre de 2016

YO SOY EL QUE SOY: RESUMEN DETALLADO SOBRE LA NATURALEZA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD Y LA NATURALEZA DELOS HIJOS DE DIOS.

Vidriera representando a la Santísima Trinidad





CURIOSIDADES MATEMÁTICAS SOBRE
LA SANTÍSIMA TRINIDAD

Dios está en todas partes, y su poder es infinito, si se puede explicar matemáticamente, habría que aplicar la teoría de la realidad de Dios que sería una fórmula muy sencilla, que explica que Dios está en toda la Creación "intergaláctica":
                                    
                                                V= e/T

Siendo V, la velocidad
eel espacio
Tel tiempo.

Es una fórmula  elementaria, que dice que  la velocidad es la distancia recorrida dividida por el tiempo, pero si para Dios, el tiempo es nulo ya que dijo textualmente: "Yo soy el que soy", lo que quiere decir, que para Él no existe el tiempo, entonces T=0, y por consiguiente la velocidad V es infinita, ya que sabemos que un número dividido por cero, da un resultado infinito.

Se argumentará que la distancia también es nula, ya que en el Cielo, no hay distancias y Dios no tiene tamaño alguno, y las leyes matemáticas dicen que el número 0, dividido 0, da un número indeterminado, por eso se puede decir igualmente que no se puede afirmar que Dios tenga una velocidad infinita, sino que está en todos los sitios del Universo visible e invisible, en la cual las reglas matemáticas, aún que de cierta manera pueden aclararlo, son impropias para el mundo espiritual, que sin embargo también está regido por Leyes puestas por ese Ser Fabuloso que es infinito, y que por eso está en todas partes..

Lo que sí se puede saber, para demostrar esa teoría, es que muchos Santos, han tenido el don de la bilocación, que es estar en varios sitios a la vez, es decir que se han sustraído a las leyes de la naturaleza, y Dios les ha permitido aplicar unas leyes espirituales que nada tienen que ver con las leyes naturales. Por esa razón aludida, Dios puede estar en todas partes, y Satanás que también es un Espíritu puede encontrarse en todas partes, si Dios se lo permite.

Otra ley matemática que explica de cierta manera el poder infinito de Dios es la fórmula de la energía:

                                               E = 1/2. m. v2

Siendo E la energía cinética; la masa  y la velocidad.

Pero como (2.g.h) 0,5
(siendo g la aceleración de la gravedad terrestre, y h la altura)

Sustituyendo, tenemos pues:        E = m. g. h

    Y por eso, a Dios a quien se le denomina en la Biblia el Altísimo, por ser más alto en todos sus atributos que todo lo creado, por esa razón el término h, que es la altura en la fórmula matemática, tiene un valor infinito; la masa espiritual m que representa la suma de todas sus virtudes y perfecciones; y la fuerza de la gravedad g, que espiritualmente hablando es el Amor o sea el Espíritu Santo,  la energía E, o sea la Fuerza de Dios, también es infinita por tres razones que simbolizan las tres personas de la Santísima Trinidad: El Padre: la altura h; el Hijo la masa m, que es su infinita perfección, y la gravedad g que simboliza la fuerza infinita de atracción del Amor, que es el que mueve todas las cosas creadas por Dios.



De los cuadernos de María Valtorta

(De Septiembre a Octubre de 1.950)


   Este relato da igualmente una explicación precisa y contundente sobre la recreación del alma, que nos transforma en hijos de Dios, que es el volver a renacer con su Gracia, para poder entrar en su Reino, según así lo explicó Jesús a Nicodemo, y según se relata en el mensaje a María Valtorta.

   Aquí, en este dictado, que transcribimos a continuación, queda perfectamente retratado lo que predica la Iglesia Católica, desde el principio de su fundación hasta la hora actual, esta perspectiva solo puede ser definida y explicada por el mismo Dios, el cual ve con meridiana claridad todos los acontecimientos pasados, presentes y futuros, porque para Dios no existe nada oculto, ni pasado, ni presente ni futuro, todo es conocido, y para Él, ya ha ocurrido.

       Dice Jesús:
       Apocalipsis. (Ap 1, 4)

    "Aquel que es" es el antiguo Nombre de Dios, el nombre con el que Dios se presentó a Moisés en el monte, el nombre que Moisés le enseñó a su pueblo para que de ese modo pudiera invocar a Dios. En ese nombre se refleja toda la eternidad, la Potencia, la Sabiduría de Dios.

     Aquel que es: la eternidad. 

     Dios no tuvo un pasado. No tendrá un futuro. El es: el presente eterno. [...] Y entonces, nace la humildad, nace la adoración adecuada al Ser Divino que debe de ser adorado, nace la confianza, porque el hombre, la nada, el granito de polvo respeto al Todo y a todo lo creado por el Todo, se siente bajo el rayo de la protección de el que, perteneciendo a la eternidad, quiso que los hombres existieran para darles su infinito amor.

     Aquel que es: la Potencia infinita.

     ¿Cuál es la persona o cosa que podría existir por sí misma? Ninguna: sin combustiones o fusión de partículas esparcidas por el firmamento no se forma un nuevo astro. [...]
Él existe por Sí mismo. No debe su existencia a cosa o persona alguna. Él existe. No tuvo necesidad de otro ser para existir [...] y si todo lo que existe - en el Cielo espiritual, en la Creación sensible, en los Infiernos - ya es testimonio de su inmenso poder, su ser que no tuvo principio de otro ser o cosa, es el inmenso testimonio de su inmenso poder.

     Aquel que es: la Sabiduría perfectísima.

     No creada, es decir, no tuvo necesidad de autoformacion ni de la formación de los maestros. Es esa Sabiduría que, cuando creó el todo, que no existía, no cometió ni siquiera un error, creando y queriendo hacerlo perfectamente. (...)

Más El que es, y que es la Sabiduría perfectísima, no cometió errores ni los comete y no debe decirse nunca que el mal y el dolor que han vuelto imperfecto lo que fue creado de modo perfecto proviene del Omnisciente, sino de los que quisieron y quieren salir de esa Ley de orden que Dios les dio a todas las cosas y a los seres vivientes. Es un orden perfecto espiritual, moral y físico, y que, si hubiera sido respetado, habría mantenido en la Tierra el estado de Paraíso terrestre y habría mantenido a los hombres que la habitan en la feliz condición de Adán y Eva antes de la culpa.

      Aquel que es:

     (...) Y para aquel que sabe leer y comprender, hay un eco de ese nombre en el nombre del Hijo de Dios hecho Hombre, en el nombre que Dios mismo impuso a su Hijo encarnado, y que el Ángel del anuncio feliz había comunicado a la Virgen Inmaculada. Y la Palabra que llevó ese Nombre a los suyos, enseñó de nuevo la Palabra verdadera: Jehová, para nombrar a Dios, para nombrar a su Santísimo Padre del cual es generado el Hijo y de los cuales procede el Espíritu Santo, que procede para generar, en el momento debido, al Cristo Salvador en el seno de la Virgen.

     Es Jesús el hijo de Dios y de la Mujer; El que, además de ser el Mesías prometido, el Redentor, es el testimonio más verdadero del Padre y de su voluntad, el testimonio de la Verdad, de la Caridad, del Reino de Dios. (...)

     El Hijo por su parte, revela al Padre; se lo revela al mundo que lo ignora y también al pequeño mundo de Israel que, aunque no le ignoraba, no conocía la verdad de amor, de misericordia, de Justicia mitigada por la caridad, que constituía su Naturaleza. Quien me ve a Mí, ve al Padre, mi Doctrina no es Mía sino del que me ha enviado, no conocéis su Palabra, más la conozco Yo, porque me ha generado. El Padre que me ha enviado no ha dejado solo a su Hijo; Él está Conmigo. Yo y el Padre somos una sola cosa".

El Hijo revela también al Espíritu Santo, mutuo Amor, beso y abrazo eterno del Padre y del Hijo, Espíritu del Espíritu de Dios. Espíritu de Verdad, Espíritu de Consuelo, Espíritu de Sabiduría, que confirmará en la fe a los creyentes y les enseñará la Sabiduría porque Él es el Teólogo de los teólogos, la Luz de los místicos, el Ojo de los contempladores, el Fuego de los que aman a Dios.

   Todas las enseñanzas y todas las obras de Cristo son testimonios del Padre y revelación del incomprensible Misterio de la Santísima Trinidad, de esa Santísima Trinidad, que hizo posible la Creación, la Redención, la Santificación del hombre, de esa Santísima Trinidad por la cual fue posible - sin destruir la primera creación, que se había corrompido - lograr recreación o nueva creación de una pareja sin mancha, de una nueva Eva, de un nuevo Adán, como medio para recrear para la Gracia y para restablecer por lo tanto, el orden violado y el fin último entre los hombres y para los hombres provenientes de Adán.

     Por voluntad del Padre, en consideración de los méritos del Hijo, y por obra del Espíritu Santo, el Hijo pudo asumir una carne humana en la Mujer Inmaculada, nueva y fiel Eva, pues el Espíritu de Dios cubrió con su sombra el Arca no realizada por manos humanas, y así se tuvo el nuevo Adán, el Vencedor, el Redentor, el Rey del Reino de los Cielos, el Reino al que son llamados los que merecen convertirse en Hijos de Dios y Co-herederos del Cielo, por haberle acogido con amor y haberle seguido en la Doctrina.

     Y aquí quiero subrayar una falsa doctrina, inspirada por Satanás, que se está predicando insistentemente: "Todos somos hijos de Dios", cuando habría que decir: "Todos estamos llamados a ser hijos de Dios". Error grave que anula toda la tradición Cristiana, le quita el significado al Nacimiento, Vida, Doctrina, Pasión y Muerte de Jesús, favorece la muerte por inanición del alma, que se está desarrollando y deificando en su vida mortal, y que es necesario que se regenere de las secuelas del pecado Original, renaciendo a la Vida Nueva, el Reino eterno, como lo explica Jesús más arriba: 

"El Reino al que son llamados los que merecen convertirse en Hijos de Dios y Co-herederos del Cielo, por haberle acogido con amor y haberle seguido en la Doctrina" .