MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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miércoles, 1 de agosto de 2018

VISIÓN DE LA RESURRECCIÓN FINAL, ANTES DEL JUICIO UNIVERSAL; LA MUERTE DE LA MUERTE, LA COSECHADORA DE DIOS.

          
 A la derecha de Dios: homnes deletus a su Izquierda homnes perversus





    Siempre había intuido que este mundo es un estado de Gestación de nuestra alma, que se está desarrollando hacia un estado de belleza o de fealdad, y será el propio ser humano el que habrá sido el artífice del aspecto que tendrá para toda la eternidad.

         Ciertamente el alma conservará los atributos de inteligencia y de discernimiento que Dios les ha infundido desde el instante de su creación, pero esos atributos habrán sido los artífices de su transformación hacia la suma fealdad o la suma belleza según que hayan sido fieles o hayan rechazado la Gracia Divina, que como alimento espiritual del alma, fue la que ha propiciado esa transformación.

         Por eso nunca he comprendido ciertos teólogos afirman que Lucifer y los ángeles caídos son unos seres que conservan la grandeza que el Creador les ha otorgado, y que por eso son dignos de respecto y de consideración. 

         A este respeto, en la visión del Infierno que enseñó la Stma Virgen de Fátima a los pastorcillos, estos describieron los demonios que allí se encontraban, como seres repugnantes y en forma de "bichos asquerosos", visión que les dejó marcados para toda su vida.

          En este relato vemos como a la resurrección de los muertos, los condenados serán seres repugnantes y monstruosos, y sin embargo los elegidos serán de una hermosura sublime, y eso tiene una explicación muy sencilla: La Virtud es Belleza, y el pecado es suma fealdad, y como lo dice San Juan de la Cruz, el amor transforma el amador con lo que ama, por eso como lo dice San Juan, seremos semejantes a Dios, porque lo veremos tal cual es.


De los cuadernos de María Valtorta 
29 de Enero de 1.944


            Lo que estoy viendo esta noche:
Veo una inmensa extensión de tierra; podría llamarle mar, porque no tiene confines. La defino “tierra” porque hay tierra como en los campos y en los caminos. Pero no existe un árbol, una rama, una brizna de hierba. Solo hay polvo, polvo y más polvo.

Todo esto lo veo a una luz que no es luz. Se trata de un resplandor apenas definido, lívido, con un matiz verde-violáceo como se advierte cuando se desata un fortísimo temporal o se produce un eclipse total. Es una luz que da miedo, como de astros apagados: eso es, no hay astros en el cielo. No hay estrellas, ni luna, ni sol. El cielo está vacío y así también la Tierra. El uno está despojado de sus flores de luz; la otra, de su vida vegetal y animal. Son dos inmensos despojos de lo que ya ha sido.

Tengo todo el tiempo para contemplar esta desolada visión de la muerte del Universo, que creo será semejante a la de su primer instante, cuando ya existían el cielo y la Tierra, pero en el primero no había astros y la segunda estaba despojada de vida; cuando era un globo solidificado pero aún deshabitado, que surcaba el espacio a la espera que el dedo del Creador le otorgara hierbas y animales.

¿Por qué comprendo que se trata de la visión de la muerte del Universo? Por una de esas “segundas voces”, que no se de quien provienen, pero que obran en mí como el coro de las tragedias antiguas son las que indican especiales aspectos, que los protagonistas no ilustran por sí mismos. Precisamente es lo que deseo decirle y que le diré más tarde...

Mientras mis ojos recorren esta desolada escena cuya necesidad no comprendo, veo a la Muerte, salida quien sabe de donde, erguida en medio de la inconmensurable llanura. Es un esqueleto que ríe con sus dientes descubiertos y sus órbitas vacías, que reina en ese mundo muerto y va envuelto en su sudario como en un manto. No lleva la guadaña. Ya lo ha guadañado todo. Gira su mirada hueca sobre su siega y ríe con sarcasmo.

Tiene los brazos cruzados sobre el pecho. Luego abre esos brazos esqueléticos y también las manos que son un puñado de huesos descarnados y esta figura, gigantesca y omnipresente – o mejor dicho, omnicercana - , me apoya un dedo, el índice de su diestra, sobre la frente. Siento el frío glacial del hueso puntiagudo, que parece perforarme la frente y entrarme como una aguja de hielo en la cabeza. Pero comprendo que el único significado de este gesto es el de llamar la atención sobre lo que está sucediendo.

En efecto, con un gesto del brazo izquierdo me indica la desolada extensión sobre la que estamos de pie, ella como reina y yo como único ser viviente. Ante la tácita orden de los dedos esqueléticos de su mano izquierda y con el rítmico girar de  derecha a izquierda de su cabeza, la tierra se abre en mil y una grieta y en el fondo de estos surcos oscuros veo blanquear cosas esparcidas, sin comprender que son.

Mientras me esfuerzo en pensar que son, la mirada y el mando imperioso de la Muerte siguen surcando, como un arado, los terrones – que van abriéndose cada vez más hacia el horizonte lejano -, hienden las olas del mar sin velas y las aguas se abren formando vórtices líquidos.

Y luego, de los surcos de tierra y de los surcos de mar surgen y se ordenan esos objetos blancos que he visto antes esparcidos y mezclados. Son millones y millones, infinitos millones de esqueletos que afloran de los océanos y que se alzan de la tierra. Son esqueletos de las más variadas estaturas, desde los minúsculos de los niños con las manos semejantes a pequeñas arañas polvorientas, hasta los de hombres adultos, y a veces gigantescos, cuya mole hace imaginar algún ser antediluviano. Y están estupefactos, como si temblaran, semejantes a quien se despierta bruscamente de un sueño profundo y no logra comprender donde se encuentra.

La vista de todos estos cuerpos esqueléticos, que parecen blancuzcos en medio de esa “no luz” apocalíptica es tremenda.

Luego, en torno a esos esqueletos va condensándose lentamente como una cerrazón, una niebla que surge del suelo agrietado, de los mares hendidos, y toma fuerza y opacidad, se hace carne, se transforma en un cuerpo semejante al nuestro de seres vivos; en las órbitas vuelven a formarse los ojos y brillan los matizados iris, los pómulos se cubren formando las mejillas, sobre las mandíbulas descubiertas se extienden las encías y los labios vuelven a delinearse y los cráneos se pueblan de cabellos y los brazos vuelven a ser torneados y los dedos ágiles y todo el cuerpo es ya un cuerpo vivo, igual que el nuestro.

Son cuerpos vivos, igual que el nuestro, pero ostentan diferentes aspectos. Hay cuerpos bellísimos, tan perfectos en las formas y en los colores que son semejantes a obras de arte. Hay otros horrendos, que no lo son debidos a verdaderas cojeras o deformaciones, sino porque su aspecto general les avecina más al bruto que al hombre. Tienen ojos torvos, el rostro contraído, un aspecto feroz, y lo que más me impresiona es la tenebrosidad que emana del cuerpo y que aumenta la lividez del aire que les circunda. Sin embargo, los más bellos tienen la mirada risueña, el rostro sereno, un aspecto dulce y emanan una luminosidad que forma una aureola en torno a ellos, de la cabeza a los pies, y que se irradia también alrededor
.
Si todos fueran como los primeros, la oscuridad se haría total, hasta el punto que lo ocultaría todo. Pero gracias a los segundos, no solo aumenta la luminosidad sino que la aumenta tanto, que puedo ver todo perfectamente.

Los feos, acerca de cuyo destino maldito no albergo dudas, puesto que llevan esa maldición grabada en la frente, callan mientras echan alrededor miradas aterrorizadas y siniestras, de lo bajo a lo alto, y se agrupan de un lado obedeciendo a una orden que no oigo, pero que alguien debe de haberles dado y que los resucitados han percibido. También los muy bellos se reúnen sonriéndose y mirando a los feos con una mezcla de piedad y de horror. Y además cantan, entonan un coro, lento y suave, de bendición a Dios.
No veo nada más. Comprendo que he contemplado la resurrección final.

(…) Del mismo modo, hoy mi indicador interior me ha hecho comprender que estaba viendo el Universo cuando ya toda había muerto en él. Me sucedió así muchas veces en las visiones. Es la indicación que me permite entender ciertos detalles que hay que entender y que no lograría comprender por mí misma.
No se si me explicado bien. Pero debo interrumpirme porque empieza a hablar Jesús.

Dice Jesús:
“Cuando el tiempo haya terminado y la vida sea únicamente la Vida del Cielo, antes de ser disuelto completamente, el universo volverá a ser – como has pensado – lo que era al principio. Esto acontecerá cuando Yo haya juzgado.

Muchos creen que desde el momento postrero hasta el Juicio universal transcurrirá solo un instante. Mas ¡Oh, hija!, Dios será bueno hasta el fin. Dios será bueno y justo. No todos los seres vivientes de la hora extrema serán santos, ni todos serán réprobos. Entre los primeros habrá algunos que ya están destinados al Cielo, pero que tienen algo que expiar. Yo sería injusto si les privara  de la expiación que ordené para todos los que les precedieron y que, en la hora de la muerte, se encontrarán en sus mismas condiciones.

Por eso, mientras llegarán para otros planetas la Justicia y el momento final y uno a uno se irán apagando los astros del cielo como antorchas sobre las que se sopla, y la oscuridad y el hielo irán aumentando, en mis horas, que son vuestros siglos, (y ya ha comenzado la hora de la oscuridad, tanto en el cielo como en los corazones), los seres vivientes del último instante, los que hayan muerto en el último instante, que sean merecedores del Cielo pero que necesiten aún una purificación, serán destinados al fuego purificador. Aumentaré el calor de dicho fuego para que sea más rápida la purificación y los bienaventurados no esperen demasiado para llevar a la glorificación su carne santa y hacerla gozar para ver a su Dios, a su Jesús, en su perfección y su triunfo.

Es por eso que has visto la Tierra sin prados ni árboles, ni animales ni hombres, ni vida y los océanos sin velas, como una llanura de árboles inmóviles, porque el movimiento ya no les será necesario para dar la vida a los peces, así como a la tierra no necesitará el calor para dar la vida a las mieses y a los hombres. Es por eso que has visto el firmamento vacío de luces, sin sus fuegos y sus resplandores. La Luz y el calor ya no le harán falta a la Tierra, que será ya como un enorme cadáver que en si encierra a  los cadáveres de todos los seres vivientes desde Adán hasta el último hijo de Adán.

La muerte, mi última servidora en la Tierra, cumplirá su última tarea y luego también ella dejará de existir. Ya no habrá más muerte. Habrá solo Vida en la beatitud o en el horror. Habrá Vida en Dios o vida en Satanás para vuestro yo, que se habrá vuelto a componer en cuerpo y alma

Ahora basta. Descansa y piensa en Mí.




lunes, 30 de julio de 2018

DISCURSO ECUMENICO DE JESÚS A SUS DISCÍPULOS DESPUÉS DE SU GLORIOSA RESURRECCIÓN


El Sagrado Corazón de Jesús ha sido traspasado para 
los hombres de buena fe de toda la Humanidad


Existen hoy día numerosos nuevos Fariseos que son contrarios al Ecumenismo de la Iglesia Católica, que es el esfuerzo realizado para que todos los creyentes de buena fe, de cualquier religión, puedan llegar a alcanzar una convivencia y evitar así el fanatismo religioso que ha producido a lo largo de la historia, enfrentamientos, como las terribles guerras de Religión de la Edad Media, que produjeron sangrientas matanzas y asesinatos en nombre de Dios, y que muchos hoy día fomentan criticando al Papa Francisco, y a sus predecesores, que están intentado esa convivencia. 

Son como los Fariseos, que se creían los elegidos por Yaveh, y que despreciaron el Hijo de Dios, diciendo que estaba endemoniado porque se juntaba con los pecadores, no para convivir con ellos, sino para tratar de convertirlos, ya que como lo dijo, no ha venido para salvar a los justos, pero si a los pecadores, ya que son los enfermos que necesitan el médico y no las personas sanas.

Hoy día estos nuevos Fariseos son los rigoristas y anti-reformistas, que como ellos se toman por los elegidos, los cuales, olvidándose de que la Iglesia ha sido fundada por Jesús y que la ha hecho invencible para las fuerzas del mal, gracias a su divino poder, critican abiertamente el Papa llamándole Anticristo, de la misma manera que Jesús fue odiado por los Judíos, por acercarse a los pecadores diciendo que obraba milagros con el poder de Belcebú.

Desgraciadamente, Satanás ha colocado "agentes dobles", que son altas jerarquías y sacerdotes, que con apariencia de grandes ecumenistas, ponen a la misma altura las enseñanzas y mandamientos, que ha traído Jesús a la Tierra con sangre sudor y lágrimas y su tremenda Pasión, con las enseñanzas de otras religiones, muchas de ellas que han renegado de la Religión católica, otras que creen en muchas divinidades, adorando dioses paganos como antiguamente lo hacían los Judíos. Eran idolatrías que atraían la maldición de Dios, que es celoso y exigente, que quiere total sumisión y obediencia a sus mandamientos. 
Se puede leer en el libro de Samuel:

"Los filisteos tomaron el arca de Dios y la llevaron de Eben-ezer a Asdod. Entonces tomaron los filisteos el arca de Dios y la introdujeron en el templo de Dagón, y la pusieron junto a Dagón. A la mañana siguiente, cuando los de Asdod se levantaron temprano, he aquí que Dagón había caído rostro en tierra delante del arca del Señor. Y tomaron a Dagón y lo pusieron otra vez en su lugar.…"

El Arca de la Alianza, que simboliza a la Santa Iglesia Católica, ya que contenía dentro las tablas de la Ley, el bastón de Moisés que simboliza la Cruz de Cristo, y el maná que simboliza la sagrada Eucaristía, tumbaba cada día al dios Dagón, que simboliza las otras creencias idólatras, no se pueden poner ambas en el mismo templo, al final los filisteos tuvieron que devolver el Arca a sus legítimos propietarios.


Tomo 10 del Evangelio como me ha sido revelado de María Valtorta


(…) No faltan los justos en ninguna Nación ni Religión. Dios observa las obras de los hombres, no sus palabras. Y si ve que un gentil, por justicia de corazón, hace naturalmente lo que la Ley del Sinaí manda, ¿Por qué debería considerarlo abyecto? ¿No es aún más meritorio el que un hombre que no conoce el mandato de Dios de no hacer esto o aquello porque está mal, se imponga por sí mismo un imperativo de no hacer lo que su razón le dice que no es bueno, y lo siga fielmente?...¿No es esto mayor respeto al mérito relativo de aquel que, conociendo a Dios, fin del hombre, y conociendo la Ley, que permite conseguir este fin, haga continuos compromisos y cálculos para adaptar el imperativo perfecto a la voluntad corrompida? ¿Qué os parece, creéis que Dios aprecia las escapatorias que Israel ha puesto a la obediencia para no tener que sacrificar mucho su concupiscencia?

¿Qué os parece? ¿Creéis que cuando salga de este mundo un gentil, justo ante Dios por haber seguido la recta ley que su conciencia le impuso, Dios lo va a juzgar como demonio? Os digo que Dios juzgará las acciones de los hombres, y el Cristo, Juez de todas las gentes, premiará a aquellos en quien el deseo del alma tuvo voz de íntima ley, para llegar al fin último del hombre, que es unirse de nuevo con su Creador, con el Dios desconocido para los paganos pero sentido como verdadero y santo, más allá del escenario pintado de los falsos Olimpos.

Es más, tened vosotros cuidado de no ser vosotros escándalo para los gentiles. Ya demasiadas veces ha sido mancillado el nombre de Dios entre los gentiles por las obras de los hijos del Pueblo de Dios. No intentéis quereros tesoreros absolutos de mis dones y méritos. Yo he muerto por Judíos y gentiles. Mi Reino será de todas las gentes. No abuséis de la paciencia con que Dios os ha tratado hasta este momento, diciéndoos a vosotros mismos: “A nosotros todo nos está permitido”.

No. Os lo digo. Ya no existe ese o aquel pueblo, existe Mi Pueblo. Y en él, tienen el mismo valor los vasos que se han gastado en el servicio del Templo pero no de Dios, serán arrinconados y, en vez de ellos, sobre el altar, serán colocados los que ahora no conocen ni incienso, ni aceite ni vino ni bálsamo, pero están deseosos de llenarse de esto y de ser usados para la gloria de Dios (...)




sábado, 28 de julio de 2018

LA GENTE LUCHA PARA OBTENER UNA PLAZA DE FUNCIONARIO PARA ASEGURARSE UNA VIDA QUE DURA 85 AÑOS, SINÓ TERMINA ANTES POR UNA ENFERMEDAD ¡Y NO SE OCUPA DE ALCANZAR LA VIDA ETERNA!


la Basílica de la Virgen de las Angustias
Patrona de Granada


 Muchas veces, he visto por televisión, o en al transcurso de mi vida a mucha gente con grandes muestras de alegría: Gente que le ha tocado el premio gordo de la lotería, gente que después de largos estudios, ha aprobado una carrera que le ha dado una titulación para toda su vida, lo que le puede permitir ocupar un cargo importante y bien remunerado. También he visto la emoción de los políticos cuando salen elegidos, llorando de alegría y abrazándose, sabiendo que van a llevar una vida repleta de honores, en donde van a ser respetados, admirados y hasta temidos porque pueden  manejar a su antojo los hilos del poder, pudiendo ejercer autoridad. Y además, lo más importante: favorecerse discretamente a ellos mismos; a sus familiares y amigos. ¿Qué tendrá el poder que es tan deseado por los políticos, y porqué es tan grande su tristeza cuando pierden las elecciones y tienen que dejar su puesto?

“¡Dígale a uno que está acostumbrado a desplazarse a caballo, que de ahora en adelante tendrá que ir a pié!”, me comentaba hace ya muchos años un taxista de Madrid, cuando comentaba con él ese asunto.

Pues bien, todas esas alegrías por grandes que sean, no pueden dar nunca la felicidad plena, porque el ser humano, cuanto más tiene, no solo quiere más, pero sobre todo, está siempre intranquilo porque teme perderlas. Y esa pérdida puede ser por múltiples razones: una enfermedad incurable que lleva a la muerte, la seguridad absoluta de que incluso disfrutando de buena salud, todos estamos subidos en un tren cuyo destino es la muerte, lugar a donde no se pueden llevar las riquezas materiales, y una muerte próxima, ya que la vida pasa volando: “¡Mi vida ha pasado como una película!”, me refería mi madre que era terciaria del Carmen, cuando era ya anciana, después de una vida larga, azarosa y llena de pruebas que siempre supo afrontar con una fe profunda y verdadera.

La vejez cuando llega, y es ya avanzada, transforma el ser humano en otro niño incapaz de valerse por si mismo y casi siempre lleno de achaques y de “goteras” que le obligan a depender de los demás. Para el que no tiene fe, y que se cree que después de esta vida, ya no hay nada, al verse incapacitado por la vejez, se llega a suicidar, es lo que oí que hicieron el matrimonio descendiente del famoso almirante norteaméricano Nimitz, héroe de la Guerra contra el Japón.

¿Cómo será La Vida Eterna?, muchas veces al contemplar la vida de los agraciados de esta tierra, que van con tanto anhelo y trabajo detrás de los bienes, que a pesar de ser siempre perecederos, les produce tanta satisfacción pienso ¿Cuál será entonces la dicha de los elegidos, cuya felicidad será eterna e imperecedera, en donde no existirá ya ni la enfermedad ni la vejez y que disfrutarán por toda la Eternidad con una gloria y alegría que solo los grandes Santos, han tenido la dicha de catarla por la gracia de Dios, y digo catarla, porque esa felicidad es imposible poder disfrutarla plenamente con nuestro cuerpo mortal, ya que este sería incapaz de aguantar esas sensaciones tan transcendentales.

Sensaciones tan subidas que los grandes místicos, para poder probarlas, han tenido que pasar por el éxtasis que no es otra cosa que la separación momentánea del alma del cuerpo, propiciada por la Divinidad para que Esta pueda comunicarse con su alma, sin que su cuerpo material llegue a sufrir detrimento a causa de su debilidad.

Sensaciones tan maravillosas que han hecho decir a San Juan de La Cruz, que si cualquier ser humano pudiese ver, aunque sea por unos segundos lo que es el Cielo, pasarían por mil horribles agonías no para ir a ese Cielo, sino solo para poder volver a ver el Reino de Dios, aunque sea por otros breves segundos, por eso se comprende el sufrimiento tan grande de las almas del Purgatorio que vieron a Dios por unos breves momentos en el Juicio particular.

¡Alegría tan grande, que le hizo decir que cuando Dios ama a una alma, le parece a esta, que Dios la trata como si fuera la única criatura de la Creación, y como si no tuviera otra cosa que hacer que ocuparse de ella!

La locura, necedad e insensatez es pues darle tanta importancia a esta vida material y descuidar la Vida Eterna, sobre todo sabiendo a ciencia cierta que además del premio eterno existe un suplicio eterno, que es la mayor desgracia que le puede ocurrir a un ser humano cuando éste no cumple con los mandamientos de Dios y no se arrepiente, y más bien disfruta en el vicio, hecho evidente que niegan los famosos “relativistas” y “quietistas”.

A este respecto, la Stma Virgen de Fátima, recomendó que en el rezo del Santo. Rosario, se añadiera siempre al final de cada misterio: “¡Oh, Jesús, perdónanos nuestras culpas, presérvanos del fuego del infierno, llevad al Cielo a todas las almas, especialmente las más necesitadas de vuestra Misericordia”, y también añadió: “¡Cuantas almas se condenan porque no hay nadie que rece por ellas!”

Y San Juan de la Cruz dice, que en el día del juicio, Dios reprochará con severidad a algunas almas, incluso a las pocas que han tenido trato directo con Él, un defecto que han tenido y del cual no se han corregido, defecto del cual Dios no les avisó, porque lo tenían que haber advertido por su razón natural.

Pero Dios en su misericordia y para evitar los eternos chaqueteros y los soberbios, ha puesto unos medios muy fáciles para salvarnos, pero exigen de nosotros humildad y ser depositarios del maravilloso don de la fe, actitudes que no tienen los soberbios y los entregados al vicio y a la depravación.

Dios ha trasmitido a su Santa Iglesia unos poderes sobrenaturales que son los Sacramentos y las indulgencias, medios eficaces para asegurar nuestra Salvación, existe otro medio que es La caridad o el Amor a Dios, o lo que es lo mismo, el amor al prójimo ya que como está escrito, el que dice que ama a Dios que no ve, y no ama al prójimo que ve, es un embustero, e inversamente el que dice que ama al prójimo que ve, y que no ama a Dios, que es lo que dicen los políticos de ideología marxista, también miente.

Oremos pues por la conversión de los pecadores, para evitarles los horrores del Infierno y que por ese medio alcancen la Gloria Eterna.

¡Gloria a la Santa Iglesia de Dios, el medio más seguro para alcanzar la Salvación, porque está puesta por Jesús, y tiene los medios para lograrlo! ¡Ay de los herejes que predican una doctrina contraria a la tradición de los Santos!


¡Gloria al Padre; al Hijo y al Espíritu Santo!
¡Gloria a la Stma. Virgen María la Madre de Dios!
¡Gloria a San José su castísimo Esposo!





jueves, 26 de julio de 2018

LAS TENTACIONES DE JESÚS EN EL DESIERTO, SEGÚN LA REVELACIÓN DE MARÍA VALTORTA.


El Triunfo de Jesús sobre Satanás, que emplea todas sus
astucias para evitar la Redención del ser humano
y demostrar que su rebelión estaba justificada

     La tentación que usa Satanás con más frecuencia, es la tentación de la lujuria material y espiritual, como la soberbia, que es la lujuria de la mente y la desobediencia, que es la lujuria del corazón. Adán y Eva, e incluso Jesús y todos los mortales fueron de alguna manera tentados por ella y la mayoría, salvo Jesús y la Virgen María, salieron derrotados, ya que sea por acciones, omisiones o pensamientos, fueron alcanzados como consecuencia del pecado original, y unos pocos resistieron, lo que es una gran victoria, porque el pecado no está en ser tentados, sino en caer en la tentación. Muy al contrario, los que han sido tentados y no sucumbieron han alcanzado mayor mérito, fortaleza y gloria.

       En este escrito, queda claro lo que ningún teólogo de todos los tiempos, ni ningún Doctor de la Iglesia ha sabido explicar: la extrema gravedad del pecado original, gravedad que aclara de una manera contundente la causa de los terribles sufrimientos de Jesús y de la Santísima Virgen María la Corredentora, los nuevos Adán y Eva, por mucho que les pese a las innumerables sectas protestantes. Y al ver lo que costó el rescate, se puede ver la gravedad de esa culpa, ya que como lo dice la ciencia Física, para poder levantar un cuerpo, hay que aplicarle una fuerza inversamente proporcional a su peso.





De los cuadernos de María Valtorta

        Dice Jesús:

     ¿Acaso esa tentación no es la más común y la más secundada por los hombres? ¿Acaso no es la más empleada por Satanás, precisamente porque sabe que es la que obtiene el consentimiento más fácil? ¿No es esa la puerta - puerta de la impureza, de la lujuria - por la que Satanás entra muchas veces en los corazones? ¿No es acaso su vía y su arma preferida para lograr entrar y corromper?

     ¿Qué otra vía emprendió al principio de los días del hombre, para tarar la planta sin taras de la Humanidad? ¿Cómo logró corromper la inocencia de los dos Progenitores? Si la acción de Eva se hubiese limitado a acercarse a la planta prohibida y hasta a escuchar a la Serpiente, más sin obedecer ni ceder a las insinuaciones, ¿Habría nacido el pecado? ¿Se habría producido la condena? No, no se habría producido. Es más, al rechazar las tentaciones satánicas, los Progenitores habrían imitado a los ángeles buenos, a quienes en vano Lucifer tentó a la rebelión, y habrían obtenido un aumento de gracia.

     Lo repito: ser tentado no es una culpa. La culpa es adherir a la tentación. Y Eva y Adán no hubieran sido castigados por la imprudencia ya expiada a través de la resistencia a la tentación. Dios es un Padre amoroso y paciente. Pero Eva, pero Adán, no rechazaron la tentación. La lujuria de la mente (es decir, la soberbia), la lujuria del corazón (es decir la desobediencia), fueron acogidas en sus almas hasta entonces no corrompidas, y la corrompieron despertando en ellas impuras fiebres que Satanás agudizó hasta el delirio y el delito. 

        No empleo palabras equivocadas y digo "delito" y es justo. ¿Acaso al pecar no violentaron su espíritu, hiriéndolo y llagándolo duramente? ¿No es un delito contra el espíritu el que comete un pecador que mata con la culpa mortal o que, debilitándolo continuamente con las culpas veniales, hiere el propio espíritu?

     Observemos conjuntamente el creciente paroxismo de la culpa y las etapas de la caída y luego, comparémoslos con el episodio de la tentación. Si se lo hace con una visión límpida y un corazón honesto, no se podrá prescindir de la conclusión de que la tentación, indudable instrumento del Mal, no es pecado sino mérito de los que saben padecerla sin ceder a ella. Padecer no significa gozar. Se padece un martirio, no se padece un gozo. La tentación es un padecimiento para los santos, más la tentación es un gozo pervertido para los que no son santos, o sea para los que la acogen y obedecen a ella.

      Pues bien, Eva, dotada de una ciencia proporcional a su estado, notad esto porque es un agravante de la culpa y por eso, un índice del valor de la prudencia, va hacia el árbol prohibido. 

       Aunque leve, este es el primer error. Va hacia él con ligereza, es decir no con la buena intención de recogerse en el centro del Edén para aislarse en la oración. 

       Cuando llega allí, traba conversación con el desconocido. No la pone en guardia el fenómeno de un animal que habla, mientras todos los demás tenían voz pero no palabras comprensibles para el hombre. Y es el segundo error.

      El tercero es que en su estupor, no invoca a Dios para que le explique el misterio, ni tampoco recuerda o piensa que Dios les ha dicho a sus hijos que ése es el árbol del bien y del mal y que, por eso, debía juzgarse imprudente acoger todo lo proveniente de él, sin haberle preguntado antes al Señor cuál era su verdadera índole.

    Cuarto error: el haber tenido mayor fe y certidumbre en la afirmación de un desconocido que en los consejos de su Creador.

     Quinto error: la avidez de conocer lo que solo Dios conocía y de volverse semejante a Dios. 

   Sexto error: el apetito de los sentidos que quieren deleitarse mirando, palpando, oliendo, comiendo de lo que el desconocido había sugerido coger y gustar. 

   Séptimo error: haberse convertido de tentada en tentadora, haber pasado del servicio de Dios al de Satanás, olvidando las palabras de Dios, para repetir a su compañero las de Satanás y persuadirle para robar el derecho de Dios.

      El ardor había llegado ya a su extremo grado. La subida del arco fatal había llegado al punto más alto. Allí el pecado se consumó completamente con la adhesión de Adán a las lisonjas de su compañera y se produjo la caída de los dos a lo largo de la otra parte de la curva. Fue una caída veloz, mucho más veloz que la subida, porque estaba sobrecargada por el peso de la culpa consumada, y el peso de la culpa se agravó aún por las consecuencias de la misma, es decir el huir de Dios. Las excusas no suficientes y exentas de caridad y justicia - y también de sinceridad de la confesión de la falta - , el espíritu de rebelión latente, que impide pedir perdón.

     No se esconden por el dolor de estar manchados por la culpa, que son la precisa señal de la tentación no rechazada y de sus culpables consecuencias: "He oído tu voz y, como estaba desnudo, tuve miedo y me escondí", "La mujer que me has dado por compañera, me ofreció el fruto y comí de él", "La serpiente me sedujo y comí de él" (Gn 3, 9-13).

     Entre tantas palabras falta la única que debía estar: "Perdón porque he pecado". Falta por lo tanto, la caridad hacia Dios. Falta la caridad hacia el prójimo. Adán acusa a Eva. Eva acusa a la serpiente. Y en fin, falta la sinceridad de la confesión. Eva confiesa lo que es innegable. Pero cree poder ocultar a Dios los preliminares del pecado, es decir su ligereza, su imprudencia, su débil voluntad, que se enfermó inmediatamente después de haber hecho el primer paso hacia la desobediencia de la Santa orden que le mandaba no caer en la tentación de coger el fruto prohibido.

         Para ella, que era sumamente inteligente, esa orden tenía que haber sido un aviso para hacerles entender que ellos no eran tan fuertes para colocarse impunemente en la condición de pecar sin llegar a hacerlo. Habrían alcanzado esta condición perfeccionando con la propia voluntad la libertad que Dios les había concedido y habrían llegado a usarla únicamente para el Bien. 
     
        Por consiguiente, Eva le miente a Dios al callar la razón por la cual comió el fruto, o sea, para hacerse semejante a Dios. He aquí que en el hombre reside la triple concupiscencia. Todos los rasgos de la amistad con la serpiente son evidentes en la soberbia, en la rebelión, en la mentira, en la lujuria y el egoísmo que han reemplazado las Virtudes que tenían antes.

      Y ahora comparemos este encuentro de Lucifer con los Progenitores con el encuentro de Lucifer conmigo, el nuevo Adán que había venido a restaurar el orden violado por el primer Hombre.
         También Yo voy a un lugar solitario. Más, ¿para qué voy? ¿Cuándo voy? ¿Qué entiendo hacer? Por medio de la penitencia, preparación indispensable para las obras de Dios, voy a prepararme para mi Misión, que estaba a punto de iniciar. Se había acabado la protectora paz de la casa, de la familia, de mi ciudad, esa paz que apenas podían alterar los inevitables contrastes de ideas entre Yo y mis parientes, pues Yo era solo Espíritu y ellos solo humanidad y soñaban para Mí gozos humanos. Ahora había llegado la época de la evangelización, los peligros de la exaltación y el odio, los contactos con los pecadores y con todo eso que comúnmente se llama mundo.

    Me preparo con la penitencia y la oración. Completo mi preparación con la victoria sobre Satanás. ¡Oh! él advirtió bien que había surgido el Vencedor, al verme impávido ante la impura seducción y fuerte contra el hambre, contra la soberbia y la concupiscencia. Mas Yo quiero que me contempléis bajo el aspecto que juzgáis inconveniente, y que comparéis el Puro Jesús con la pura pareja de los Progenitores, en quienes pudo obrar el veneno de la Serpiente, porque quisieron recibirla y porque no quisieron padecer el esfuerzo de rechazarla visto que, imprudentemente, se habían acercado a ella. Yo no fui en busca de Satanás. Él vino y me buscó. Y cuando me hubo encontrado, padecí por su cercanía. Era una experiencia necesaria para poder ser vuestro Pontífice misericordioso, puesto a prueba como vosotros, que no os desdeña, que es para vosotros un ejemplo.

    ¡Oh, hombres!, heme aquí; he aquí al Cristo tentado por ser hombre y no vencido por haber elevado voluntariamente su humanidad a una perfección "poco inferior a los ángeles", los ángeles no tienen cuerpo; por eso, no tienen sentidos, por eso la impureza no puede dañarles ni turbarles más, o de modo inverso de lo que me turbó a Mí con el horror de este pecado de bruto.

     He aquí a Cristo que no huye vilmente porque le persiguen; que no contrata ni canjea ni discute con el Tentador sobre una cuestión tan baja que ni merece ser discutida. Que el hombre, la criatura más noble de la Tierra, dotada de razón de espíritu, que tiene conciencia de su fin, no corrompa a si mismo con el contacto real o metafórico con la lujuria. Que no contemple. Que no discuta. Que alce los ojos. Que contemple a Dios. Que ame, como hijo de Dios a Dios, y al prójimo. Que invoque a Dios. Que calle con Satanás y consigo mismo, en la parte de si mismo que quería discutir sobre cosas carnales.

     Que descienda el silencio de los labios y el silencio de la mente sobre los temas que exhalan humos homicidas. No siempre hay silencio donde los labios callan. A veces bajo ese silencio hablan el corazón, la mente, la voluntad, con impuros delirios, aunque los labios saben callar y los ojos permanecer bajos o adoptar poses trastornadas, sugeridas para engañar a los hombres, a los hombres que ven lo exterior del hombre, no a Dios, que lo ve en su interior y que aborrece toda forma de mentira mental, y mentira basada en el cálculo y fuente de cálculos.
    
     ¿Porque Satanás comenzó su Tentación con la impureza? Porque este es el pecado más difundido. Está en el mundo por doquier, en todas las clases sociales y, desgraciadamente, en todas las condiciones. Tiene muchos nombres. A veces se envuelve en el manto de legitimidad, pero enfanga los tálamos legítimos como el lecho de las prostitutas y no hago otras consideraciones. Comenzó con la impureza porque la primera vez le servio muy bien para introducir la malicia en el corazón del hombre; porque pensaba que solamente por ese medio, habría podido truncar para siempre el pensamiento de la Redención, corrompiendo al insustituible Redentor y, en fin, porque necesitaba cerciorarse de que Yo era el Redentor.

    Había intuido que Yo estaba en el mundo. Me buscaba. Aparecía en todos los lugares en donde había un elemento de santidad. Pero en todos los casos advertía factores relativos que le causaban incertidumbre. Llevaba muchos años sin lograr desgarrar el velo que envolvía el misterio de mi Madre y el Mío. La manifestación del Jordán le había turbado. Más el terror que Yo le causaba, aún le hacía titubear para poder calmarse. Quería saber quien era Yo pero, al mismo tiempo, no lo quería. Quería saberlo para hacerse la ilusión de vencerme. No quería saberlo para hacerse la ilusión de que no sería vencido por el Hombre.

    Me tentó con la impureza. Mi firme actitud -  muy diferente de la de todo hombre, que huye o se atemoriza y cede o se burla pensando que es fuerte y que luego cae más fácilmente del que huye - le demostró quien era Yo. Aún persuadido de ello, insiste. En su primera tentación ya están bosquejadas las otras tres, especialmente la última. Mis ojos le dejan helado. Mi silencio le exaspera. Mi tranquilidad le consterna. Advierte que está ante una fuerza que en vano pretenderá doblegar. Advierte que, ante el obsceno fruto que le tiende, el Puro puede experimentar solamente repugnancia.

     Entonces intenta una seducción aparentemente lícita: "Dí a las piedras que se conviertan en pan". Tener hambre de pan es propio del hombre, no es como la lujuria, el hambre de carne que es propia del bruto. Y entonces respondo como hombre, hijo de Dios no por ser el Verbo, sino por ser de la semilla de Adán como vosotros.




EL MUNDO ES UNA MATRIZ EN DONDE EL "FETO" DEL ALMA HUMANA SE TRANSFORMA EN HIJO DE DIOS PARA PODER ACCEDER A SU SANTO REINO.

A la hora de la muerte, Jesús separará la Luz  de las tinieblas, será la recreación final y eterna.


Intentaremos, apoyándonos en la Revelación, explicar el problema del incrédulo: ¿Por qué hay Agnósticos y ateos, y por qué serán rechazados en el Reino de Dios, si perseveran hasta el fin en su actitud?

“Un hombre hizo un gran banquete e invitó a muchos. A la hora del banquete envió a su siervo a decir a los invitados: Venid, que ya está preparado todo. Pero todos, unánimemente comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado un campo y tengo que ir a verlo, te ruego que me des por excusado. Otro dijo: He comprado 5 yuntas de bueyes y tengo que ir a probarlas; ruégote que me des por excusado. Otro dijo: He tomado mujer y no puedo ir. Vuelto el siervo, comunicó al Amo todas esas cosas. Entonces el Amo de la casa, irritado dijo a su siervo: Sal aprisa a las calles y las plazas de la Ciudad, y a los pobres, tullidos, cojos y ciegos tráelos aquí…Porqué os digo que a ninguno de aquellos que habían sido invitados gustará mi cena” (Lc. 14-16,24).

¿Cómo no relacionar en esta maravillosa Parábola a los que han puesto su fe, su esperanza y su amor en las cosas del mundo?

-Son los que se han comprado un campo, lo que simboliza la fe en este mundo material. 

-Son los que han ido a probar 5 yuntas de bueyes, que simbolizan la esperanza en los 5 sentidos corporales, para hacer realidad la esperanza de la cosecha terrenal esperando con su labor recoger los frutos que ofrece la Tierra. 

-Son los que se han casado, lo que simboliza el amor a las cosas materiales de este mundo.

Este proceder nos recuerda de una manera extraña por su semejanza el famoso lema Agnóstico de Enrique Tierno Galván, el declarado socialista auto proclamado Agnóstico: "los leñadores, los labradores y los Pastores que buscan la vida dichosa en este mundo y que por eso, no quieren ni oír hablar del Dios trascendente".

¿Cómo no ver igualmente en la alegoría de los pobres, tullidos, cojos y ciegos, los que son los verdaderos creyentes, obedientes a las palabras del Salvador, que así aparecen así a los ojos de los Agnósticos? Son los que han cumplido las palabras de Jesús que dijo que el que quiera venir en pos de Mí, renuncie a si mismo, tome su Cruz y me siga, y los que quieran salvar su vida la perderán, pero el que la pierda por Mí, la encontrarán.

Parece pues, que con la Ayuda de la Revelación, es decir a la Luz de la Doctrina de Jesús, Luz del mundo, se han desenmascarado los falsos Profetas, que se dedican a predicar con insistencia la inminente llegada del Paraíso terrenal, que pasa por el olvido de Dios. Pregonan igualmente que demos libre curso a nuestros apetitos sensuales y la relajación de las costumbres.

Cautelosos, nos acordaremos de las palabras de S. Juan de la Cruz, el Anti-Agnóstico por excelencia:

“Si en algún tiempo, hermano mío, le persuadiere alguno, sea o no prelado, doctrina de anchura y de más alivio, no la crea ni la abrace, aunque se la confirme con milagros, sino penitencia y más penitencia, y desasimiento de todas las cosas y jamás, si quiere llegar a la posesión de Cristo (La verdadera felicidad, la verdadera vida dichosa), le busque sin la Cruz”.

Es pues hacer prueba de gran cobardía, esconderse, como dicen que lo hace la avestruz, con la cabeza debajo de la arena, ante todos los problemas y sufrimientos del mundo, y al no ser capaces de hallar una explicación adecuada, porque han rechazado la voz de su conciencia y su razón, puestas por Dios en el ser humano, volverse Agnóstico, o incrédulo lo que es lo mismo, y además darse a todos los placeres del mundo, “única fuente de lo inefable”.

“Pero los cobardes, los incrédulos, los abominables, los asesinos, los hechiceros, tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la segunda muerte” (Ap.21-3,8). 
Observamos que encabezan la lista de los réprobos los cobardes y los Incrédulos. Son la serie interminable de toda clase de soberbios que reniegan de Dios, para satisfacer sus deseos materiales, diciendo "más vale un pájaro tomado que cientos volando".

Dice el que da testimonio de todo eso: “Sí, vengo pronto”, ¡Amén!, ¡Ven, Señor Jesús! (Ap. 22-20)

CAELI ENARRANT GLORIA DEI. OCULUS HABENT ET NON VIDEBUNT! IN TE, DOMINE SPERAVI!

…ET EXPECTO RESURRECTIONEM MORTUORUM ET VITAM VENTURI SAECULI. AMEN.




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martes, 24 de julio de 2018

EL DON DE LA FE, QUE ES EL AGUA VIVA ES LA BEBIDA QUE APAGARÁ PARA SIEMPRE LA SED DE LAS COSAS DEL MUNDO, Y SERÁ FUENTE DE AGUA VIVA PARA SUS HERMANOS.




El agua en la Tierra es fuente de vida, sin ella, no podría existir la vida vegetal, animal, ni humana, por eso los astrónomos buscan en el Universo planetas que tengan agua, para descubrir cualquier prueba de existencia de vida. Como el mundo material está hecho a imagen y semejanza de Dios, el agua es también la imagen de la fuente de vida del alma, se lo dijo Jesús a la Samaritana, que esta agua que el puede dar, es una bebida divina que es el don de la fe, que le satisfará de tal manera, que a diferencia del agua del pozo, le saciará hasta la Vida Eterna. 


En el caso de la promesa de agua Viva, que fue el clamor de Jesús en el Templo, Jesús hace una referencia al don del Espíritu Santo, que como dice San Juan en su Evangelio, se comunicará cuando Jesús sea glorificado, lo que se producirá gracias a la sublime Redención del Salvador, que perdonará el pecado original, por su divina Sangre, y el borrado de las raíces de esa culpa, que se produjo cuando el agua salió del corazón de Cristo, que fue lo que propició la venida del Espíritu Santo a las almas de los que han creído en Jesús, y de los que han sido fieles a a su Doctrina (cosa que suelen omitir toda la jauría de sectas protestantes, que se creen que están salvos solo por creer en Jesús).

El agua es pues fuente de Vida para todo el Universo creado por Dios, en la Biblia podemos leer que cuando Moisés cambió el agua en Sangre, que es el símbolo de la muerte,  ese fue  el peor castigo que también podemos leer en el Apocalipsis.

Éxodo 7, 19-21

Yahvé dijo a Moisés:"Dí a Aarón: Toma el cayado y tiende tu mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus ríos, sobre sus canales, sobre sus estanques y sobre todos sus depósitos de agua. Todos se convertirán en sangre, y habrá sangre en todo Egipto. Lo mismo en las vasijas de madera que en las vasijas de piedra". Moisés y Aarón hicieron lo que Yahvé les había mandado, y Aarón, levantando el cayado golpeó las aguas del río a la vista del Faraón y de todos sus servidores, y toda el agua del río se volvió sangre. Los peces que había en el río murieron, el río se infeccionó, los egipcios no podían beber el agua, y hubo en vez de ella sangre en toda la tierra de Egipto.


Apocalipsis 16, 1-7

"Del templo oí una gran voz que decía a los ángeles: id y derramad las siete copas de la ira de Dios sobre la Tierra. Fue el primero y derramó su copa sobre la Tierra, y sobrevino una úlcera maligna y perniciosa sobre los hombres que tenían la marca de la bestia y que se postraban ante su imagen. 

El segundo derramó su copa sobre el mar y se convirtió en sangre como de muerto, y murió todo ser viviente en el mar. El tercero derramó su copa sobre los ríos y sobre las fuentes de las aguas, y se convirtieron en sangre. Y oí el ángel de las aguas que decía: Justo eres tú, el que es, el que era, el Santo, porque así has juzgado. Pues que derramaban la sangre de los santos y de los profetas, tú les has dado a beber sangre; bien se lo merecen. Y oí al altar que decía: "Sí, Señor, Dios todopoderoso, verdaderos y justos son tus juicios.



DIÁLOGO CON LA SAMARITANA
(Evangelio de San Juan)


¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana? (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.) Jesús le respondió: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva. Le dice la mujer: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? ¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados? Jesús le respondió: Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para viva eterna.



LA PROMESA DE AGUA VIVA
(Juan 7, 37-39)



El último día, el día grande de la fiesta, se detuvo Jesús y gritó, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a Mí, y beba. El que cree en Mí, según dice la Escritura, ríos de agua viva correrán de su seno. Esto dijo del Espíritu, que habían de recibir los que creyeron en Él, pues aún no había sido dado el Espíritu, porque Jesús no había sido glorificado.

DICE JESÚS: ENTRA A FORMAR PARTE DE TU DIOS Y SEÑOR, DE TU ESPOSO. TE ABRO TODAS LAS PUERTAS DE MIS TESOROS PARA QUE LOS POSEAS. ¡TE AMO!


ME HE DEJADO INMOLAR, TE HE DADO TODO LO QUE TENÍA EN ESTE MUNDO
INCLUSO MI MADRE QUE TANTO QUIERO, ¿POR QUÉ NO ME
CORRESPONDES CON TU AMOR? 



Miqueas 6,1-4.6-8.

Escuchen lo que dice el Señor: 
«¡Levántate, convoca a juicio a las montañas y que las colinas escuchen tu voz! 
¡Escuchen, montañas, el pleito del Señor, atiendan, fundamentos de la tierra! Porque el Señor tiene un pleito con su pueblo, entabla un proceso contra Israel: 
"¿Qué te hice, pueblo mío, o en qué te molesté? Respóndeme. 
¿Será porque te hice subir de Egipto, porque te rescaté de un lugar de esclavitud y envié delante de ti a Moisés, Aarón y Miriam?"» 
¿Con qué me presentaré al Señor y me postraré ante el Dios de las alturas? ¿Me presentaré a él con holocaustos, con terneros de un año? 
¿Aceptará el Señor miles de carneros, millares de torrentes de aceite? ¿Ofreceré a mi primogénito por mi rebeldía, al fruto de mis entrañas por mi propio pecado? 
Se te ha indicado, hombre, qué es lo bueno y qué exige de ti el Señor: nada más que practicar la justicia, amar la fidelidad y caminar humildemente con tu Dios. 


Sublime explicación de Jesús sobre el Amor místico que es la fusión del  alma con Dios, alma que es una gotita de agua en el océano, o una chispa en un infinito resplandor. El Amor que dispensa el Dios infinito en todos sus atributos, es incomprensible para los mortales que nunca lo han probado. San Juan de la Cruz explica que Dios comunica su Amor a través del Espíritu Santo, de una manera tal, que al alma le parece que es la única persona que existe en el universo y que Él no tiene otra cosa que hacer que ocuparse de ella.

El Divino Redentor de queja amargamente de la ingratitud de su desagradecido y obstinado Pueblo, que ha sacado del vicio y de la esclavitud del pecado, que tiene por padre a Satanás, simbolizado por le victoria sobre el Faraón que tenía esclavizado su pueblo en Egipto.



De los cuadernos de María Valtorta
(6 de Diciembre de 1.943)


Dice Jesús: 
"Ten paciencia, alma mía. No puedo estar sin hablarte, porque hablar a quien me ama constituye mi deleite, mi deseo, la necesidad de mi Corazón amante vuestro.
¿Has visto alguna vez cómo hacen los esposos que se aman realmente? La esposa, mientras que está en casa, mira el reloj a cada momento, corre a la ventana, para ver si pasa el tiempo, para ver si el esposo vuelve de su oficina. El esposo, en cuanto puede, escapa para decir una palabra de amor a su esposa. Apenas le ha dejado y se le ocurre que podía decirle también esto otro para hacerla feliz, y en cuanto puede, acorre a decírselo. es el amor que les apremia.
También Yo, apenas callo, siento que tengo más que decirte. Quisiera hablarte noche y día, tenerte toda para Mí, quisiera que tú te pudieses dedicar completamente a Mí. ¡Si supieras como te amo!
Ahora escucha. Hace años, leyendo los escritos de mi siervo Contardo Ferrini, te preguntaste varias veces - porque eras una analfabeta en la mística - en qué consistía "la conversación de los cielos". 
Helo aquí: cuando tú me escuchas, y Yo te hablo, cuando en lugar de del murmullo de oraciones superficiales, Yo te rapto en el fuego de las Revelaciones y te ocupo de Mí, cuando tú me dices: "Ven, Jesús para hablar a tu sierva", cuando gustas el sabor de mi Palabra que deposito en ti como en un cofre, en una ánfora, para que tú la des a los pobres y a los sedientos de la Tierra, entonces nosotros mantenemos una conversación en los Cielos.

Estabas demasiado atada a las fórmulas, como casi todos los católicos fervientes. Yo te he desligado. He lanzado tu alma fuera de las circunscripciones formularias, de las pequeñeces de los preceptos, a los espacios ilimitados del místico mar de la oración. Te he envuelto, aspirado, raptado, divinizado en el fuego de la oración. 
Eras un pequeño pájaro trabado. Ahora eres un águila que esparce el vuelo, domina y sube hacia el Sol, lo mira y es fortalecida. Sube cada vez más, como el águila en vuelos concéntricos. En lo alto estoy Yo, Águila eterna, que espero para llevarte, más allá de los sentidos al conocimiento del Amor.

Obedece siempre a la llamada, con prontitud y confianza. Abandónate al viento del Amor. este te sostiene, no te obstaculiza. El aspira para traerte a Mí, de quien viene. Piérdete, gotita de agua en mi infinito océano, piérdete, chispa de luz de mi infinito resplandor. Entra a formar parte de tu Dios y Señor, de tu Esposo. Te abro todas las puertas de mis tesoros para que los poseas.

¡Te Amo!".


domingo, 22 de julio de 2018

EXTRAORDINARIAS PALABRAS DEL ÁNGEL DE LA GUARDIA DE MARÍA VALTORTA: EL ODIO CORTA INMEDIATAMENTE LA UNIÓN DEL ALMA CON DIOS.

EL HOMBRE TIENE QUE ESCOGER
 ENTRE EL AMOR Y EL ODIO



         Este discurso del Ángel Azarías es para mí - aparte de la Biblia, y sobre todo de las Palabras de Jesús en el Evangelio, con las Epístolas de los Apóstoles -, el más sublime de los que se han escrito, y que han sido oídos por un ser humano. Estas palabras son una verdad que "muerde" a toda la retahíla de progresistas que predican insistentemente la doctrina "descafeínada" de los teólogos progresistas tipo Hans Kung, Massiá, Queiruga y tantos otros prelados que son los abanderados de la teología de la secularización, del Relativismo, con sus discursos: "Dios te quiere como eres, hagas lo que hagas, Dios siempre te querrá, ¡hay que estar a gusto con sus pecados!". 

          El Ángel explica claramente que cuando se odia, se corta como con un cuchillo la unión con Dios, y el alma muere y se vuelve putrefacta porque pierde la Gracia de Dios, solo el arrepentimiento profundo y sincero opera el Milagro de Dios que resucita el alma, hecho que solo es posible en esta Tierra cuando el trigo aún no ha madurado y está mezclado con la cizaña sembrada por Satanás, como lo dice el Evangelio.

      Y quiero aquí añadir unas observaciones personal: efectivamente el mono dicen que comparte el 99% de los genes del ser humano, pero el mono al no tener alma es un ser virtual, es decir un espejismo, y además este cuadrumano está clasificado como un animal impuro en la Biblia, porque para Dios que es eterno, solo es importante lo que es también eterno, ya que está escrito que Dios hizo el hombre a su imagen y semejanza. Naturalmente la mayoría de los antropólogos obcecados y soberbios, que siendo finitos quieren explicar la Creación que es infinita, consideran el mono como un ser humano y algunos están empeñados en clasificarlos en esa categoría.
            El alma humana puede por el pecado morir, pero en este mundo gracias a la Comunión de los Santos, con las oraciones de los hermanos, puede lograr abrir un resquicio para que penetre en ella la Luz divina, y lograr el arrepentimiento que es la sublimidad del amor, en ese caso Dios puede resucitar al alma muerta y devolverle la Vida, hecho que será imposible a la muerte de la persona, porque la mies estando segada no puede volver a crecer, y el trigo irá en los graneros de Dios y la cizaña al fuego eterno, como así o explica Jesús.



PALABRAS DEL ÁNGEL AZARÍAS
 A MARÍA VALTORTA (23-6-1.946)


           [...] El temor de Dios preserva de las culpas y dota de vista segura al espíritu del hombre, y el espíritu que "ve" no puede dejar de creer en Dios y en sus Palabras y, de esta suerte salvarse de la muerte espiritual. Juan, el Precursor, predicaba el temor de Dios para descombrar los caminos al Cristo que venía a salvar a su pueblo. Jesús, el Salvador, predicó el amor por los caminos de la Salvación.

             El temor precede siempre al amor; y, diré así, la incubación del amor es la metamorfosis del sentimiento en un grado más elevado. El temor es todavía del hombre mientras que el amor es ya del espíritu. El hombre que teme a Dios se halla, a no dudar en el buen camino siempre que su temor a Dios sea justo, es decir, que no sea un ignorante e irracional miedo de Dios, más con todo, es siempre un camino trillado por quien no han desplegado las alas para volar a un conocimiento más alto de lo que es Dios, esto es: Misericordia y Amor. El hombre que teme sigue sintiéndose el castigado por la culpa antigua y las suyas actuales. En cambio el hombre que ama, se siente el "perdonado" por los méritos de Cristo y revestido con ellos, de modo que el Padre ya no lo ve como súbdito, sino como hijo. El temor es bueno para tener sofrenada con las riendas a la materia; más el Amor es óptimo para dotar de calor de santidad al espíritu.

Con solo el temor, el culpable se arrepiente; más su arrepentimiento es todavía mudo y oscuro al estar sofocado, cual llama bajo el celemín, por el temor al Dios Juez. El culpable que al temor añade el Amor, suspira y su alma se encuentra ya en una luz que le ayuda a hablar al Padre y a ver su estado espiritual porque, no ya las culpas graves, pero también las veniales e imperfecciones se le presentan cual pobre capa de hierba bajo árboles altísimos y, a su vista, puede, no solo talar los árboles, más también arrancar los brotes, limpiando así el terreno para sembrar en él las virtudes gratas a Dios.

               Por tanto el culpable cuya fortaleza estriba en el amor, no solo posee el arrepentimiento perfecto - porque se arrepiente no ya por temor al castigo, pero por la pena de haber causado pena a su Dios amado - sino que en el mismo amor tiene su absolución primera. Y en verdad, pocas veces aquel que ama con todo lo que esto es, llega a las culpas mortales. Solo un asalto imprevisto y feroz de Satanás y de la carne podrán abatirle momentáneamente. Más en general, el amor preserva de caer y cuanto más fuerte es, tanto más débil será el pecar, lo mismo en número que en gravedad, hasta ir menguando el pecado, quedan solo imperfecciones a penas aparentes en aquellos que alcanzaron el perfecto amor, es decir la Santidad.

               El Apóstol Juan, el bendito y amoroso Juan, os da en la Epístola la medida de lo que puede la caridad y las cumbres que alcanza. Y, en contraposición, os hace ver el abismo en que se precipita quien no tiene la caridad:

"Nosotros sabemos haber sido transportados de la muerte a la Vida porque amamos a los hermanos".

           ¡De la muerte a la Vida! María, ¡que frase tan lapidaria!  el hombre, si no ama, ha muerto, es un muerto. Y si ama, el hombre, tras haber sido muerto, resucita y adquiere la Vida. ¿Como puede ser? ¡Esto es un verdadero milagro! Los pobres, los verdaderos pobres del mundo, es decir aquellos que no conocen a Dios, no pueden asimilar esa verdad y se ríen de ella, como palabras de locos. Más el que cree, el que realmente cree la comprende perfectamente.

              Dios es caridad, por eso el que ama está en Dios ¿Quien es el que da y devuelve la vida? Dios. Sea que traiga al hombre del barro y lo vivifique con el aliento divino expirando sobre la forma de creta, sea que coopere a la formación de los hombres creando un alma para el embrión animal que fue concebido en un seno, el alma: la vida del hombre que no es un bruto y que, sin esta vida de su existencia, no estaría ni materialmente vivo porque a él para estarlo, no le basta tener como los animales, la respiración en las narices sino que debe poseer esta alhaja espiritual, esta vena espiritual que le mantiene unido al Seno Santísimo de su Creador y nutrido por el que es Espíritu, Luz, Sabiduría y Amor. Y sea por fin a aquel que entregó su alma, el que la vuelva a infundir resucitándolo, es siempre el "Quiero" Divino el que hace vivir a la criatura.
      
               Mas la criatura  tiene una vida en su vida: su alma y esta que, al ser inmortal, no muere por la muerte física, puede muy bien morir si, como antes he dicho, se separa del seno de su Señor. El odio, cualquiera que sea su forma y testimonio, es el cuchillo que corta la ligadura que une el Señor con el alma, una vez separada del Señor, muere.

               Por eso únicamente la caridad es la que de los muertos hace vivos. Porque sin Caridad estáis muertos. Y muertos estaban muchos, y más antes que la Caridad hecha Carne viniera a enseñar el Amor como Salud.

               Por eso puede muy bien decir el apóstol Juan que los verdaderos cristianos han sido trasladados de la muerte a la Vida por la Caridad que tiene su mandamiento de amar a los hermanos hasta el holocausto, dando así el ejemplo del Amor perfecto. El mandamiento del Amor, que los buenos acogen, es como el soplo de Vida inspirado al barro para hacer de él a Adán o el Fiat que se repite en cada infusión del alma en un germen de hombre y, sobre todo, como el grito del Resucitador: "¡Yo te lo digo: levántate!" y el "¡Lázaro, ven afuera!" a los resucitados de Palestina.

               Dios, que vuelve a entrar con el Amor, devuelve la Vida a los muertos mediante el Amor. Más el que no ama continúa en la muerte, esto es, en el pecado, porque el pecado en todas sus formas es odio. El hijo que no respeta a sus padres y los oprime con exigencias y egoísmos, el que daña a su prójimo con la violencia, el hurto, la calumnia y el adulterio es un homicida. Lo es igualmente al que hace morir de vergüenza o de dolor, lo mismo que quien lleva las almas a la desesperación con actos que le arrebatan la paz, la fe, el honor, la estima y el medio de trabajar, de vivir y de procurar la vida a sus familiares, como también el que con su ferocidad sanguinaria o sutiles persecuciones morales lleva a hacer desesperar de Dios y a morir odiándole, son homicidas de sus hermanos y es como si tratasen de matar a Dios en una nueva crucifixión, porque Dios está en vuestros hermanos y vuestros hermanos en Dios del que son hijos, y el homicida de sus hermanos, aquel que, material, moral o espiritualmente odia a sus hermanos, no hiere tan solo a estos sino que, a través de ellos, hiere también a Dios y, como todos los deicidas, está muerto. 

               En el Reino de Dios, no entran los muertos. El Reino de Dios se inicia en el espíritu del hombre sobre la Tierra mediante la unión de Dios y se completa en el Cielo con su plena posesión. Aquí en la Tierra, Dios en vosotros; y en el Cielo vosotros en Dios. Más Dios no entra en la putrefacción de muerte y la putrefacción de muerte no entra en el Cielo. En la Jerusalén Eterna, como no habrá Templos "Porque su Templo es el Señor en el que todos estaremos"; como no habrá necesidad de sol ni de luna porque su esplendor es Dios y su luminaria el Cordero; como no habrá puertas por no ser necesarias para Ella, ni Tiniebla para odiarla; así tampoco habrá en ella nada impuro y corrompido, nada muerto sino que tan solo estarán quienes hayan escrito sus nombres en el libro de la Vida, o sea en la Caridad que es la Vida. "En eso conocemos la Caridad de Dios: en que dio su Vida por nosotros".