MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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viernes, 22 de febrero de 2019

JESÚS RELATA LO QUE OCURRE EN LA MISA, VERDADERO INTERCAMBIO ENTRE EL ALMA Y DIOS. LA EUCARISTÍA ES EL DON SUPREMO DEL AMOR INFINITO DE DIOS


RECUERDO DE MI PRIMERA COMUNIÓN
TOULOUSE (FRANCIA) 6-6-1.946


Este dictado de Jesús a María Valtorta, explica de una manera sublime y nunca oída, ni aún de la boca de los grandes teólogos, lo que sucede en el momento de la Celebración de la santa Misa.

Esta visión divina del Sagrado Misterio, sólo puede darla Jesús, que es el Hombre-Dios que ha sido la perfecta Víctima propiciatoria para lograr la Salvación, gracias a su Sacrificio que siempre se perpetúa, rememorándolo hasta el fin del mundo en la Santa Misa.

Jesús siempre sigue y seguirá intercediendo por nosotros acerca de su Padre, para así alcanzarnos la Vida Eterna y ser dignos de acceder a la condición de Hijos de Dios. Esta mística descripción de los espíritus angélicos, que continuamente, presentan a Dios las súplicas para el bien de las almas que le son encomendadas, solo se puede realizar como aquí está explicado, gracias a la sangre derramada por Jesús para todos los seres humanos en su cruenta Pasión.

Este continuo ascenso de los Ángeles, subiendo al Cielo, llevando las súplicas de los fieles a Dios, y bajando a la Tierra trayendo las Gracias de Dios, está simbolizado ya desde el Antiguo Testamento, en la visión de la escalera de Jacob, el cual vio en su sueño a los Ángeles subiendo y bajando por una escalera, que estaba apoyada en la Tierra y que llegaba al Cielo.





DE LOS CUADERNOS DE MARÍA VALTORTA DEL 18 DE MAYO DE 1.944


      Dice Jesús:

        "(...) ¿Lloras? No llores. Escucha. Lo que has visto con los ojos de tu mente sucede en realidad.
       Mi sangre no cesa de derramarse sobre la Tierra; desde hace veinte siglos, resplandece como testimonio de amor frente a lo creado y desciende como rocío en todo lugar donde hay una cruz que dice: "Esta es tierra de Cristo".

      Los ángeles de cada creyente, es más, de todo el que lleve el nombre de "Cristiano", en si índole angelical, no hacen más que realizar vuelos entre el Cielo y la Tierra para obtener tesoros divinos para cada uno de sus protegidos. Más la obra angélica, va aún más allá, porque el restante e infinito Pueblo angélico, por una orden eterna adora en lugar de quienes, por no ser Cristianos, no adoran al verdadero Dios y, además, le ruega a mi Sangre que se derrame sobre todas las criaturas para que ellas la adoren.

        Los ángeles de los justos, adoran exultando, unidos a las almas de los mismos, que ya anticipan en la Tierra la adoración que será eterna. Los ángeles de los que no son cristianos adoran esperando poder convertirse en custodios de los mismos bajo el signo de la Cruz. Los ángeles de los pecadores que ya no son Hijos de Dios, adoran llorando, y llorando imploran a la sangre que por su Virtud redima esos corazones. Y, en fin, adoran los ángeles de las Iglesias esparcidas por la tierra y llevan a Dios la sangre que se eleva en todas las misas en recuerdo de Mí.

       La Sangre asciende y desciende con ritmo incesante. No hay un solo instante en el día en que mi Sangre no ascienda a Dios y en que no descienda del trono de Dios sobre la Tierra. Nunca has pensado en esto, María, pero la misa repite los tres puntos más importantes de Mi Vida como Jesucristo, el Verbo de Dios encarnado.

        En la consagración, cuando las Hostias se convierten en carne y sangre, Yo vuelvo a encarnarme como antes. No me encarno en el seno de la Virgen, sino en las manos de "un virgen". Por eso, les requiero a mis sacerdotes una virginidad angélica. ¡Ay de los profanadores, que con el cuerpo enfangado por la unión carnal, tocan el Cuerpo de Dios! 

       Pues, si vuestro cuerpo es el Templo del Espíritu Santo, y por lo tanto, debe ser conservado casto y santo, el cuerpo del sacerdote a cuyo mando Yo desciendo del Cielo para convertirme en Carne y Sangre y, como en una cuna, me poso en sus manos, debe ser más puro que el lirio. Y así como el cuerpo, debe serlo también la mente, el corazón, y la lengua.

       En la Elevación está la Crucifixión. He dicho: "Cuando Yo sea elevado, atraeré todo hacia Mí". Y cuando Yo soy elevado desde un altar, atraigo hacia Mí todos los estremecimientos de los presentes, todas las necesidades, todos los dolores, todas las plegarias, y con todo ese caudal, me presento al Padre y le digo: "Heme aquí. El que se consumió por amor te pide, Oh Padre, que lo des todo para estos "míos", porque Yo todo lo dí por ellos".

        Y en el momento en que se consuma el Sacrificio por medio de la consumición de las Hostias, Yo, vuelvo al Padre mío, diciéndoos como en la mañana de la Ascensión: "Yo os bendigo y permaneceré con vosotros hasta el fin del mundo".

      Por amor me encarno, por amor me consumo, por amor asciendo para interceder en vuestro favor. Lo que reina siempre en mis obras es el Amor.

     (...) Contempla mi Sangre que, tras haberse derramado en lacerantes dolores, sube al Padre gritando por vosotros: "Padre, en tus manos confío estos espíritus Míos. Padre, no los abandones. Yo, el Cordero inmolado eternamente, así lo quiero para ellos".

        Y, para anular hasta el recuerdo de las dudas ya pasadas, repite a ti misma:

      "Tu no has dejado mi alma en el infierno del dolor; por eso, mi corazón se alegra y mi lengua se regocija y también mi cuerpo reposa en la esperanza. Por amor de tu Sangre me hicistes conocer, y de eso no hace mucho, los caminos de la Vida y con tu presencia me colmarás de gozo".

    (...) Te bendigo, como bendije a los once, antes de mi Ascensión".

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ET EXPECTO RESURRECTIONEN MORTUORUM ET VITAM  VENTURI SAECULI. AMEN




jueves, 21 de febrero de 2019

DISCURSO DE JESÚS A LOS VENDIMIADORES Y CURACIÓN DE UN NIÑO PARALÍTICO POR LA INTERCESIÓN DE LA VIRGEN MARÍA.


JESÚS PREDICANDO LA PALABRA DE DIOS


Discurso lleno de enseñanzas en cuanto a la Doctrina de Jesús, que se puede resumir en estas breves palabras: “Amad con gratitud al Señor y no tengáis miedo. Dios da el ciento por uno a quien le ama”. Lección que nos enseña como una oración hecha a Dios por la intercesión de La Virgen María, tiene una respuesta positiva, ya que Jesús nunca rechaza algo que puede hacer feliz a su Madre. Esta reflexión, que es imposible aceptar a un protestante, es sin embargo muy fácil de comprender: En este mundo, si queremos conseguir algo de una persona muy poderosa, y si tenemos la suerte de conocer y amar a su madre, es mucho más fácil que nos conceda un favor a través de esa persona.

Aquí están explicadas tantas dudas y consideraciones que tienen los creyentes de hoy:
     
-¿Qué será de los que no atienden a la Ley de Dios?
-¿Qué será de los que conociendo la Ley, reniegan de ella?
-¿Qué será de los que parecen gozar en esta vida de una gran     prosperidad, a pesar de que viven una vida disoluta.
-Como da Jesús la bendición que le pide el pueblo.
-Estremecedor relato de como intercede la Virgen María para obtener la inmediata curación de un niño paralítico.




Del Poema del Hombre-Dios de María Valtorta




(…) Jesús sube por la pequeña escalera que da a un ala: una galería de arcos bajo la cual se conservan sacos de  productos agrícolas y herramientas ¡Como sonríe Jesús subiendo esos pocos peldaños! Le veo sonreír entre el ondear de sus esponjosos cabellos agitados por una brisa vespertina. Y quisiera saber porque sonríe de una forma tan luminosa. La alegría de esa sonrisa entra en mi corazón (…)

Se vuelve. Se sienta en el último peldaño, en el punto más alto de la escalera, que se transforma en una tribuna para los más afortunados  oyentes, es decir, para los dueños de la casa, para los Apóstoles y para María, la cual, siempre humilde, ni siquiera había tratado de subir a ese puesto de honor, sino que la había conducido a él la señora. Está sentada justamente un peldaño más abajo de Jesús, de manera que su cabeza está a la altura de las rodillas de su Hijo y, estando sentada de lado, Ella le puede mirar a la cara, con su mirada de paloma enamorada. El delicado perfil de María destaca nítido como un mármol contra el muro oscuro de la rústica galería.

Más abajo están los Apóstoles y los dueños de la casa. En el patio, todos los aldeanos: unos en pié, otros sentados en el suelo, otros encaramados en los lagares o en las higueras que hay en los cuatro ángulos del patio.

Jesús habla lentamente, hundiendo la mano en un amplio saco de trigo colocado detrás de las espaldas de María; parece como si estuviera jugando con esos granos o los estuviera acariciando con gusto, mientras con la derecha gesticula sosegadamente.

Me han dicho: "Ven, Jesús a bendecir el trabajo del hombre". Heme aquí. En nombre de Dios lo bendigo. Efectivamente, todo trabajo, si es honesto, merece bendición por parte del Señor eterno. Pero he dicho esto: la primera condición para obtener de Dios bendición es ser honestos en todas las acciones.

Veamos juntos cuando y como las acciones son honestas. Lo son cuando se cumplen teniendo presente en el espíritu el eterno Dios. ¿Puede uno acoso pecar uno que diga: “Dios me está mirando. Dios tiene sus ojos puestos en mí, y no pierde ni un detalle de mis acciones?”  No, No puede. Porque pensar en Dios es un pensamiento saludable y le impide al hombre pecar más que cualquier amenaza humana.

¿Pero al eterno Dios se le debe solo temer? No. Escuchad. Os fue dicho: “Teme al Señor tu Dios”. Y los Patriarcas temblaron, y temblaron los Profetas cuando el Rostro de Dios o el de un Ángel del Señor se apareció a sus espíritus justos. Y ciertamente es verdad que en tiempo de cólera divina la aparición de lo sobrenatural debe de hacer temblar el corazón. ¿Quién, aún siendo puro como un párvulo, no tiembla ante el Poderoso, ante cuyo fulgor eterno están en actitud de adoración los Ángeles, rostro en tierra en el Aleluya paradisíaco?

Dios atenúa con un piadoso velo el insostenible fulgor de un Ángel, para concederle al ojo humano poder mirarle sin que le queden abrasadas pupila y mente. ¿Qué será entonces ver a Dios?

Pero esto es así, mientras dura la ira. Cuando esta es substituida por la Paz y el Dios de Israel dice: “He jurado y mantengo mi pacto. He ahí a quien envío, y soy Yo, aún no siendo Yo sino mi Palabra que se hace Carne para ser Redención”, entonces el amor debe suceder al temor, y solo amor debe dárselo al eterno Dios, con alegría, porque el tiempo de Paz ha llegado para la Tierra; la Paz ha llegado entre Dios y el hombre. Cuando los primeros vientos de la primavera esparcen el polen de la flor de la vid, el agricultor debe temer aún, dado que la intemperie y los insectos pueden tenderle al fruto muchas insidias, mas cuando llega la feliz hora de la vendimia, ¡Ah!, entonces cesa todo temor y el corazón se regocija por la certeza de la cosecha.

El Vástago de la estirpe de Jesé, habiendo sido previamente anunciado por las palabras de los Profetas, ha venido; ahora está entre vosotros. Él es Racimo óptimo que os trae el zumo de la Sabiduría eterna y no pide sino ser tomado y exprimido y ser así vino para los hombres. El es vino de alegría sin fin para aquellos que se nutran con Él.

Pero ¡Ay de aquellos que habiendo tenido a su alcance este vino lo hayan rechazado, y tres veces desdichados aquellos que, después de haberse nutrido con Él lo hayan rechazado o mezclado en su interior con la comida de Satanás!

(…) Hay personas que trabajan como acémilas, pero sin otra religión aparte de la de aumentar sus riquezas. ¿Qué se muere de aprietos y cansancio delante de él el compañero que ha sido menos favorecido por la suerte? ¿Qué se mueren de hambre los hijos de este miserable? ¿Y que le importa al ávido acumulador de riquezas? Hay otros todavía más duros, que no trabajan pero obligan a trabajar, y atesoran con el sudor ajeno. Y hay otros que dilapidan lo que avaramente arrebatan al esfuerzo ajeno. En verdad, en esto el trabajo no es honesto.

Y no digáis: “Y a pesar de todo Dios los protege”. No. No los protege. Hoy gozarán de una hora de triunfo pero no pasará mucho tiempo sin que les alcance la severidad divina que, en el tiempo y la eternidad, les recordará este precepto: “Yo soy el Señor tu Dios, ámame sobre todas las cosas y ama a tu prójimo como a ti mismo”. ¡Oh, entonces verdaderamente, si esas palabras resuenan eternamente, serán más tremendas que los rayos del Sinaí! 

Muchas, demasiadas son las palabras que se os dicen. Yo os digo solo éstas: “Amad a Dios. Amad al prójimo”. Son como el trabajo que hace fecundo al sarmiento, realizado con la vid en primavera. El amor a Dios y al prójimo es como la grada que limpia el suelo de las hierbas nocivas del egoísmo y de las malas pasiones; es como la azada que excava un círculo en torno a la cepa para que quede aislada del contacto de las hierbas parásitas y nutrida con frescas aguas de riego; es como cizalla que elimina lo superfluo para condensar la energía y dirigirla hacia donde dará fruto; es lazo que aprieta y sostiene junto al robusto palo; es, finalmente, sol que madura los frutos de la buena voluntad haciendo de ellos frutos de Vida Eterna.

Exultáis ahora porque el año ha sido bueno, ricas las mieses y ópima la vendimia. Pero en verdad os digo que este  júbilo vuestro es menos que un diminuto grano de arena en relación con el júbilo sin medida que será vuestro cuando el Eterno Padre os diga: “Venid, fecundos sarmientos míos insertados en la verdadera Vid. Vosotros os prestasteis a toda operación, aunque fuera penosa, con tal de dar abundante fruto, y ahora venid a Mí, cuajados con los zumos dulces del amor a Mí y al prójimo. Floreced en mis jardines durante toda la eternidad”.

Tended a este eterno goce. Perseguid con fidelidad este bien. Agradecidos, bendecid al Eterno, que os ayuda a alcanzarlo. Bendecidle por la gracia de su Palabra, bendecidle por la gracia de la buena cosecha. Amad con gratitud al Señor y no tengáis miedo. Dios da el ciento por uno a quien le ama.”

Jesús había terminado, pero todos gritan: “¡Bendícenos, bendícenos! ¡Danos tu bendición!”.

Jesús se levanta, extiende los brazos y dice con voz de trueno: “Que el Señor os bendiga y guarde, os muestre su Faz y tenga piedad de vosotros. Que el Señor vuelva a vosotros su Rostro y os dé su Paz. Que el nombre del Señor esté en vuestros corazones, en vuestras casas y en vuestros campos”.

La multitud, la pequeña multitud reunida prorrumpe en un grito de alegría y de aclamaciones al Mesías, más luego calla y se abre para dejar pasar a una madre que lleva en sus brazos a un niño paralítico de unos diez años. Ella lo coloca echado a los pies de la escalera, como si se lo ofreciera a Jesús.

“Es una criada mía. Su hijo varón se cayó el año pasado desde la terraza y se partió la columna. Toda la vida tendrá que yacer sobre la espalda” explica el dueño de la casa.
“Ha esperado en Ti todos estos meses…”, añade la dueña.

“Dile que se acerque”.

Pero la pobre mujer está tan emocionada que parece como si tuviera ella la parálisis. Tiembla toda y se le enredan los pies en el largo vestir al subir los altos escalones con su hijo en brazos.

María, piadosa, se pone en pie y baja hacia ella. “Ven. No temas. Mi Hijo te quiere. Dame a tu niño. Así podrás subir mejor. Ven, hija. Yo también soy Madre” (y le coge al niño, el cual sonríe dulcemente). Y sube con el peso de esta conmovedora carga sobre sus brazos. La madre del niño la sigue, llorando.

Ya está María ante Jesús. Se arrodilla y dice: “¡Hijo! ¡Por esta madre!” No dice nada más.

Jesús ni siquiera solicita su consabido “¿Qué deseas que te haga? ¿Crees que pudo hacerlo?”. No. Hoy sonríe y dice: “Mujer, ven aquí”.

La mujer se coloca justo junto a María. Jesús le pone una mano sobre la cabeza y se limita a decir: “Alégrate”. Aún no ha terminado de decir esta palabra y el niño, que hasta ahora había estado extendido como un cuerpo muerto, colgándole las piernas en brazos de María, se sienta como impulsado por un resorte y prorrumpe en un grito de alegría: “¡Mamá!” y corre a refugiarse en el pecho materno.

Los gritos de hosanna parece como si quisieran penetrar en el cielo completamente rojo del atardecer.

La mujer, con su hijo apretado contra el corazón, no sabiendo que decir, le pregunta: “¿Qué…que tengo que hacer para decirte que soy feliz?”. A lo que Jesús, que sigue acariciándola, contesta: “Ser buena, amar a Dios y a tu prójimo, educar en este amor a tu hijo”.

Pero la mujer no se muestra todavía satisfecha. Quisiera…quisiera…y, por fin pide: “Dadle un beso Tu y tu Madre a mi niño”.

Jesús se inclina y le besa, y María también. Y mientras la mujer se marcha feliz, entre las aclamaciones de un cortejo de amigos, Jesús le explica a la dueña de la casa: “No ha hecho falta más. Él estaba en los brazos de mi Madre. Incluso sin mediar palabra alguna le hubiera curado, porque Ella se siente feliz cuando puede consolar una aflicción. Y Yo deseo hacerla feliz”.
Entonces Jesús y María se intercambian una de esas miradas cuyo significado es tan profundo, que solo quien las ha visto las puede entender.








LA MAYORÍA DE LOS PECADOS MÁS GRAVES, HECHOS POR LOS CREYENTES SON POR NO TENER A DIOS EN EL CORAZÓN


JESÚS NOS AMÓ DE TAL MANERA, QUE NOS DEJÓ SU PRESENCIA REAL EN LA SAGRADA EUCARISTÍA Y EN EL CORAZÓN DE LOS QUE LE AMAN





Muchas veces ocurren escandolos increíbles hechos por personas que cumplen con todas las normas de la Iglesia, incluso eclesiásticos y hasta obispos. Jesús explica aquí la razón: es porque tienen a Dios cerca, pero no lo tienen en su corazón, no han sido fieles a los deberes que imponen los santos Sacramentos, para que sean efectivos y por esa razón no ha actuado la Gracia de Dios que es la defensa necesaria para poder vencer a los tres formidables enemigos del alma. En las tentaciones de Jesús en el desierto, se puede ver como esos enemigos presentan batalla: Contra la Fe: Contesta Jesús: "No solo de pan vive el hombre, pero de toda palabra que sale de la boca de Dios"; contra la Esperanza: "No tentarás al Señor tu Dios"; contra la Caridad: "Adorarás al Señor tu Dios, y solo a Él servirás".

El Demonio tienta diciéndonos que si somos  hijos de Dios, solo nos tenemos que alimentar de las cosas del mundo,  que podemos ponernos en situaciones de peligro, porque Dios proveerá. Y que debemos adorar los atractivos del mundo, ya que solo ellos dan la felicidad. Para conseguir vencer al demonio, están los Sacramentos del Bautizo, la Confirmación y la Penitencia, y sobre todo la Eucaristía, que solo son eficaces cuando cumplimos con las obligaciones que debemos seguir para conseguir sus divinas Gracias.

En el último párrafo, Jesús hace alusión a la Sagrada Eucaristía, y a la persecución hacia el cuerpo místico de Cristo, tal como se está cumpliendo en nuestros días, en los países de tradición religiosa, con las leyes que van en contra del Evangelio de Jesús y su Iglesia fundada por Él, pero también en los países paganos con los que son martirizados por ser cristianos.



REFLEXIONES DE JESÚS A SUS APÓSTOLES DESPUÉS DE RESUCITADO.
(Del Poema del Hombre-Dios del Tomo 10 de María Valtorta)



[...] Ya veis que significa tener a Dios cerca, pero no tenerlo en vosotros; qué significa el tener la palabra de Dios, pero no tener la práctica real de esa Palabra. Los mayores delitos se han llevado a cabo por este tener a Dios cerca, pero no tenerlo en el corazón, por este tener conocimiento de la palabra pero no la obediencia a ella. ¡Todo! Todo por esto. La cerrazón y los desmanes, el deicidio, la traición, las torturas, la muerte del inocente y de su Caín, todo ha venido por eso. Y, en realidad, ¿A quien amé tanto como a Judas? pero él no me tuvo a Mí-Dios en su corazón, y es el condenado deicida, el infinitamente culpable como israelita y como discípulo, como suicida y como deicida, además de por sus siete vicios capitales y todos sus otros pecados.

Ahora podéis tener en vosotros el Reino de Dios con más facilidad, porque Yo os he obtenido con mi muerte. Con mi dolor os he comprado de nuevo. Recordarlo. Y que nadie pisotee la Gracia, porque ha costado la Vida y la Sangre de todo un Dios. Esté pues el Reino de Dios en vosotros, oh hombres, por la Gracia; tanto en la Tierra respecto a la Iglesia, como en el Cielo respecto al pueblo de los Bienaventurados que, habiendo vivido con Dios en su corazón, unidos al Cuerpo de que Cristo es la Cabeza, unidos a la Vid de que cada cristiano es un sarmiento, merecen descansar en el Reino de Aquel por quien todas las cosas han sido hechas: Yo, quien os habla, que me he entregado a Mí mismo a la Voluntad de mi Padre para que todo pudiera cumplirse.

Por lo qué, sin hipocresía, puedo enseñaros que ha de decirse: "Hágase tu voluntad en la Tierra como en el Cielo". Y hasta los terruños y la hierba, las flores y las piedras de Palestina, y mis carnes heridas, y todo un pueblo, pueden decir cómo he hecho la voluntad de mi Padre.

Haced lo que he hecho Yo, hasta el extremo, hasta la muerte de Cruz, si así lo quiere Dios. Porque, recordad esto, Yo lo he hecho y no hay discípulo que merezca más misericordia que Yo; y, a pesar de ello, Yo he encarnado el mayor de los dolores, a pesar de ello, he obedecido con perpetuas renuncias. Vosotros lo sabéis. Y más lo comprenderéis en el futuro, cuando os asemejéis a Mí, bebiendo un sorbo de mi Cáliz... Traed constantemente a vuestra mente, este pensamiento: "Por su obediencia al Padre, Él nos ha salvado". Y, si queréis ser salvadores, haced lo que Yo he hecho. Quien conocerá la cruz, quien la tortura de los tiranos, quien la tortura del Amor, del destierro del Cielo al que tendrá hasta la más anciana edad antes de subir a Él. Bueno, pues que en todo se haga aquello que Dios quiera.

Pensad que un suplicio de muerte o un suplicio de vida - cuando en realidad quisierais morir para ir a donde Yo estaré - son iguales ante los ojos de Dios si se viven con alegre obediencia: Son su Voluntad, por tanto, son santos. 

"Danos hoy nuestro pan de cada día". Día tras día, hora tras hora. Es fe, es amor, es obediencia, es humildad, es esperanza el pedir el pan de un día y aceptarlo como es: hoy dulce, mañana amargo, mucho, poco, con especias o con ceniza. Siempre es justo, así como es. Lo da Dios, que es Padre; por lo tanto, es bueno.

En otro momento os hablaré del otro Pan - saludable sería comerlo todos los días - y de orar al Padre para que lo mantenga. Porque, ¡Ay del día y de los lugares en que faltara por voluntad de hombres! Ahora - ya veis cuánto - los hombres son poderosos en sus obras de tinieblas. Orad al Padre para que defienda su Pan y os lo dé. Cuanto más lo dé, más querrán las tinieblas ahogar la Luz y la Vida, como hicieron en la Parasceve. La segunda Parasceve no tendría resurrección. Recordad esto todos. 

El Verbo ya no podrá ser matado, pero sí se podrá dar muerte a su Doctrina y se podría ahogar en demasiados la libertad y la voluntad de amarle. Más entonces, Vida y Luz también terminarían para los hombres. ¡Ay de aquel día!. Os sirva de ejemplo el Templo. Recordad que he dicho: "Es el gran Cadáver" [...]






lunes, 18 de febrero de 2019

HOY 19-2-2.019 FIESTA DE SANTA BERNARDITA LA SANTA DE CUERPO INCORRUPTO POR LA ACCIÓN DE DIOS POR LA INTERCESIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

Retrato de Santa  Bernardita, que refleja profunda
inocencia, humildad y obediencia, las cualidades
del alma más apreciadas por Dios


DIJO SANTA BERNARDITA: PARA EL QUE CREE, NO HACEN FALTA MILAGROS, PERO PARA EL QUE NO CREE, NI UN MILAGRO LO CONVERTIRÁ.

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En el Evangelio de hoy 18/2/2.019, los Fariseos le piden a Jesús un signo en el Cielo




Lucas 11,29-32.

Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: "Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás. Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación. 
El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón. El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás.
Los que piden una señal a Jesús son los hijos de la perdición, ya que la existencia de la Creación, que hoy conocemos más que nunca gracias a la Ciencia, para la mayoría de la gente,  no le ayuda a reconocer la existencia de Dios, ya que siempre argumentan que existe una auto-creación, aunque se estrellen con razonamientos absurdos ya que nada puede existir de la nada, ya que la lógica enseña que todo tiene que venir de otro Todo.
Los que pedían a Jesús una señal, nunca llegarían a convertirse, es como cuando le pedían a Jesús que bajara de la Cruz, si esto hubiera ocurrido, dirían que esa señal, y ese desprendimiento de la Cruz se había producido por la acción de Satanás. 



Malaquías 3,13-20 

Ustedes hablan duramente contra mí, dice el Señor, y todavía preguntan: "¿Qué hemos dicho contra ti?". Ustedes dicen: "Es inútil servir a Dios, ¿y qué ganamos con observar sus mandamientos o con andar enlutados delante del Señor de los ejércitos? Por eso llamamos felices a los arrogantes: ¡prosperan los que hacen el mal; desafían a Dios, y no les pasa nada!".
Reflexión más actual que nunca, debido a la mentalidad hedonista que impera en el mundo, transmitida por todos los medios de comunicación, acompañada por una predicación de cierta parte de la Jerarquía católica, que ha puesto como prioritaria la salud y felicidad material en vez de la espiritual, y ha pintado un dios relativista insensible al pecado. Por esa razón, Dios manda al mundo avisos constantes, advirtiéndole que esa mentalidad conduce al abandono de la divina Providencia, es lo que está ocurriendo con los huracanes, el cambio del clima con las sequías, que provocan incendios catastróficos, los atentados terroristas, y la aparición de nuevas enfermedades desconocidas.

Entonces se hablaron unos a otros los que temen al Señor. El Señor prestó atención y escuchó: ante él se escribió un memorial, en favor de los que temen al Señor y respetan su Nombre. Ellos serán mi propiedad exclusiva, dice el Señor de los ejércitos, en el Día que yo preparo. Yo tendré compasión de ellos, como un hombre tiene compasión de su hijo que lo sirve.
En esos casos, cuando el mundo se olvida de Dios, y vienen todas esas catástrofes, Dios reúne siempre a un grupo de almas temerosas de Dios, que la mayoría de las veces son personas humildes, y que adoran a Dios, reconociéndolo por Señor y Dueño del Universo, para que con su conducta y sus palabras, avisen a los demás. Es es lo que hicieron siempre los Profetas como Jonás en Nínive, para que así cambien de conducta y se arrepientan de los pecados, para evitar males mayores.


Ustedes volverán a ver la diferencia entre el justo y el impío, entre el que sirve a Dios y el que no lo sirve. 
 Desgraciadamente, lo que hicieron los habitantes de Nínive no se volverá a repetir, ya que ellos habían conservado la voz de su conciencia y la razón, que son los dos testigos del Apocalipsis que ya están muertos, esto es lo que les hacía ver la diferencia abismal que existe entre el pecado y la Virtud, que es lo que Satanás ha logrado borrar actualmente.

Porque llega el Día, abrasador como un horno. Todos los arrogantes y los que hacen el mal serán como paja; el día que llega los consumirá, dice el Señor de los ejércitos, hasta no dejarles raíz ni rama. Pero para ustedes, los que temen mi Nombre, brillará el sol de justicia que trae la salud en sus rayos, y saldrán brincando como terneros bien alimentados. 
Todos sabemos por el Evangelio, que vendrá un día en que el mundo ya no podrá cambiar, porque se habrá impuesto ese relativismo enceguecedor, entonces aparecerá el Anticristo. y Dios tendrá que intervenir directamente, los dos testigos del Apocalipsis resucitarán ante el terror de los ateos, será la Victoria definitiva de Dios sobre Satanás, y se salvarán solo los que temen al Señor, que son los pocos que ven claramente la diferencia entre el pecado y la Virtud. 





miércoles, 13 de febrero de 2019

ACTUALIZACIÓN AL PUEBLO CATÓLICO DEL PROFETA JEREMÍAS QUE SE DIRIGÍA AL PUEBLO JUDÍO, LAMENTÁNDOSE DEL ABANDONO DE LA LEY DE DIOS



LOS LAMENTOS DEL PROFETA JEREMÍAS



 Escucha, oh, Pueblo Cristiano las palabras de Dios que me dictó hace milenios, para el Pueblo Judío, pero que se aplica también a ti, que te has olvidado de los mandamientos de tu Dios, pero tú eres mucho más culpable, porque el Mesías que todos los Profetas anunciaron y que todos esperábamos ha venido ya.

Se os ha manifestado, con todo su esplendor de Hijo de Dios, con su ejemplo, sus perfectas y maravillosas enseñanzas y sus portentosos milagros, ha dejado momentáneamente su gloria celestial para cumplir su Sagrada Misión, haciéndose Hombre pobre y humilde, y sufriendo todas  las incomodidades y desprecios desde su nacimiento en un establo, hasta su muerte, clavado en la Cruz, después de una terrible Pasión, Acontecimientos que fueron necesarios para arrancarnos de la esclavitud de Satán, en la cual habíamos caído como botín suyo, por culpa del pecado de nuestros primeros padres.

Todos los Patriarcas, los Profetas, los Jueces y los Reyes de Israel, estaban esperando con ansiedad su venida, para ver y oír sus Enseñanzas, su Sabiduría, y sus Milagros, que eran necesarios para ser coherederos de su Reino por toda la eternidad. Y ante el asombro, la admiración y la aclamación de todos los moradores del Universo, se ha encarnado de la Virgen María, como estaba profetizado, ha vencido a Satán y a su ejército de hordas infernales, arrancándoles su presa, que era la Humanidad entera.

Y para que quede afirmado, ha querido demostrar esta gran victoria con la Resurrección de su amigo Lázaro, que es la imagen de nuestra propia resurrección, y su esplendorosa Resurrección, ante el asombro y la admiración de todos los Ángeles y los santos que esperaban en el Limbo, y el terror y la desesperación de sus enemigos.



Del Profeta Jeremías (Jer 2-1,9)


El Señor me dijo: Ve y proclama en Jerusalén: Así dice el Señor: Recuerdo tu amor de juventud. Tu cariño de joven esposa, cuando me seguías en el desierto, por una tierra baldía.
Israel estaba consagrado al Señor, era la primicia de su cosecha: todo el que comía de ella, lo pagaba, la desgracia caía sobre él.
Oráculo del Señor.
Dios ordena y me dice: Ve y predica al Pueblo Cristiano: Así dice tu Dios: Recuerdo los tiempos antiguos, cuando me amabas como una joven esposa, cuando cumplías mis mandamientos con gran austeridad y entrega. El Pueblo cristiano estaba consagrado a Dios, por eso, la Humanidad era su alegría: Todos los impíos, eran apartados, y la vergüenza caía sobre ellos.
Oráculo del Señor.

Escuchad la Palabra del Señor, estirpe de Jacob, Y todas las familias de la estirpe de Israel. Así dice el Señor: ¿Qué falta encontraron en Mí vuestros antepasados, para alejarse de mí?
Siguieron a dioses vanos y acabaron siendo vanidad. A vosotros, que seguís la voz de vuestra conciencia, y a todo el Pueblo Cristiano, a vosotros os pregunta el Señor: ¿Qué hay en mi Ley, para que empezarais a alejaros de Mí y para que la abandonaseis? 
Os entregasteis a vuestros deseos vanos, alejándoos de Mí y por eso, vosotros mismos os volvisteis soberbios y vanidosos. No preguntaban: “¿Dónde está el Señor que nos sacó de Egipto, Que nos condujo a través del desierto, tierra árida y agrietada, tierra de sequía y de tinieblas, tierra por donde nadie pasa, y en donde nadie vive?”
Se olvidaron de que el Señor los rescató del paganismo y de la idolatría; y que por eso los liberó de la esclavitud, apartándolos de las tentaciones del mundo, y encaminándonos a la tierra prometida, donde mana leche y miel que es el Cielo, gracias a una vida de austeridad y de sacrificio. Se guiaban por mi Santa Fe, que era la columna de fuego nocturna y la nube diurna, en el desierto. Para que no desfallecieran, los alimentaba con el maná, que simboliza el don supremo de Dios: la santa Eucaristía, con el Arca de la Alianza que simboliza a mi Santa Iglesia Católica, camino que ya nadie escoge ni práctica.

Yo os traje a un vergel y os di a comer sus frutos y sus bienes.
Pero vosotros entrasteis y profanasteis mi tierra, convertisteis mi heredad en un lugar aborrecible.
Yo os conduje a una vida virtuosa y llena de alegrías, porqué mi yugo es suave y mi carga ligera, pero la probasteis y os olvidasteis de mis mandamientos, os comportasteis como el pueblo Judío en el desierto, que añoraba las cebollas y los ajos que comía cuando era esclavo en Egipto. Y por eso, mi heredad se transformó para vosotros en una carga aborrecible, y me abandonasteis.


Los Sacerdotes no preguntaban: “¿Dónde está el Señor?”
Los guardianes de la Ley no me conocían.
Los pastores se rebelaron contra mí; Los profetas profetizaban en nombre de Baal, siguiendo a dioses inútiles.
Los Sacerdotes son incapaces de ver la ausencia de Dios, los defensores de los valores cristianos, se olvidan de Mí. Muchos de ellos se rebelan contra la ley de Dios; Los “progresistas” y relativistas, que no ven diferencia entre el vicio y la Virtud, pregonan en nombre de Satán, dejándose guiar por ideales sórdidos e inútiles.

Por eso voy a seguir pleiteando contra vosotros, Oráculo del Señor, y pleitearé con los hijos de vuestros hijos. Por estas razones, os seguiré interpelando, haciéndoos saber a vosotros, a vuestros hijos y hasta vuestros nietos, lo que os va a costar olvidaros de mis mandamientos, Oráculo del Señor. 
Id hasta las costas de Chipre a investigar, enviad observadores, a Cadar para informaros, a ver si ha sucedido algo semejante.
Investigad y veréis como los pueblos que profesan otras religiones, como los musulmanes, los budistas, los hinduistas y toda clase de variopintas sectas protestantes, fundadas por un hombre que se creía escogido por Mí, pero que era un individuo soberbio y embustero, son fieles a sus enseñanzas, a sus creencias y a sus tradiciones.

¿Acaso algún pueblo cambia de dioses? y eso que no son dioses. Pues mi Pueblo ha cambiado su gloria por dioses inútiles, pasmaos de ello cielos, temblad llenos de terror.
Oráculo del Señor.
Mirad, y veréis como esos Pueblos creen en sus falsos dioses y como son fieles a sus mandamientos y a sus tradiciones. Los ángeles del Cielo están pasmados y viendo mi ira, tiemblan de temor, todos los Patriarcas, los Profetas, los Santos, los Mártires y la Santísima Virgen María, la Reina del Cielo están implorando a Dios, para detener su venganza.
ORÁCULO DEL SEÑOR DIOS TODOPODEROSO







lunes, 11 de febrero de 2019

RESÚMEN DE LA DOCTRINA DE SAN JUAN DE LA CRUZ PARA ALCANZAR LA VIDA ETERNA.



LAS ALMAS DE LOS SANTOS INOCENTES Y LOS ABORTADOS
SUBEN AL CIELO, Y ESTÁN ALABANDO A DIOS




LA ABSOLUTA NECESIDAD DE LA CRUZ PARA ALCANZAR LA VIDA ETERNA


Las insensatas palabras de S. Juan de la Cruz para los que no tiene fe, verdadera locura para el mundo, y sublime Sabiduría para el Creyente, como así lo dice San Pablo, las explica con toda claridad el místico Doctor, reformador del Carmelo, que ha dado tantos Santos a la Iglesia.

S. Juan de la Cruz, siempre me ha seducido no solo porque mi madre, que en paz descansa, ha sido terciaria de la orden del Carmen y toda mi juventud la oí hablar de él, con profunda sabiduría, siendo así que en la misa de su entierro en Francia, el Sacerdote explicó que todas sus lecturas consistían en las obras de San Juan de la Cruz, de Santa Teresa y de Santa Teresita, - tres sublimes doctores de la Iglesia - pero sobre todo porqué todas las afirmaciones de San Juan de la Cruz están siempre razonadas y demostradas, lo que se adapta perfectamente a cualquier espíritu cartesiano, que necesita explicaciones para entender los acontecimientos.

Para alcanzar la Vida Eterna que es la fusión y la transformación del alma con la Divinidad, cuya imagen es la unión de la esposa con el Esposo, reflejada en el Cantar de los Cantares, el alma tiene que depurarse completamente de todas sus imperfecciones, lo que tiene lugar en las noches de los Sentidos, y para desarraigar esas tendencias, tiene que pasar por la noche pasiva y activa del del Espíritu, horrenda noche, por la cual han caminado todos los Santos que  han conseguido unirse en esta tierra con la Divinidad siguiendo la doctrina de la Cruz.

Y tiene que depurarse de todas esas imperfecciones porqué, según lo explica el Santo, dos contrarios no pueden caber en un mismo sujeto, como así lo enseña la filosofía. Como Dios es la infinita Pureza y Perfección, a la fuerza, la impureza e imperfección tienen que quedar aniquiladas, entonces el alma libre de todas sus ataduras, se transforma en Dios, y es Dios por participación porqué se ha fundido en Él.

         Todos en más o menos grado somos imperfectos y tenemos tendencia a ir tras nuestros apetitos desordenados: apetitos materiales, que el Santo no describe porqué para él y para los que siguen sus enseñanzas, ya los supone superados, pero sobre todo apetitos e imperfecciones espirituales como son la pereza, la gula, la soberbia, la ira, la envidia, etc…, etc… En sus escritos de la Subida al Monte Carmelo van detallados todos esos defectos espirituales, de una manera tan clara que se ve uno reflejado en cada uno de ellos.

La alegoría del tronco de leña en el fuego, es la que elige S. Juan de la Cruz para explicar este proceso de unión mística con Dios: El alma imperfecta, para transformarse en ascuas ardientes, tiene que comenzar su proceso, desechando todas sus imperfecciones, lo que se traduce por el humo y el hervor de la humedad de la madera, que hasta huele mal, necesarios para que pueda transformarse en ascuas puras y relucientes, es decir en el fuego que es el mismo Dios.

Ese humo y hervor de la humedad de la madera significan la purificación del alma que es  el sufrimiento de la Cruz, verdadera espada flameante de los Querubines que guardan la Entrada del Paraíso.

Decía S. Juan de la Cruz a un hermano que le reprochaba su gran penitencia:

“Si en algún tiempo, hermano mío alguno, fuese Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni la abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino penitencia y más penitencia, y desasimiento de todas las cosas y jamás, si quiere llegar a la posesión de Cristo, lo busque sin la Cruz”.

Los que no han querido o no han podido pasar por esta purificación en esta tierra, si han de entrar en el Reino de los Cielos, tendrán que hacerlo en el Purgatorio. A este efecto, dice el Santo que se gana más aquí en una hora de sufrimiento que muchos años en el Purgatorio.

Recuerdo en el día de su fiesta, algunos pasajes de su vida que me impactaron de manera tal, que han quedado grabados en mi memoria:

-Su gran humildad que se encuentra siempre en todos los Santos, y está siempre ausente de los grandes pecadores: a este respeto el Santo afirmaba que el que tiene verdadera presencia de Dios, es de una humildad tal, que aunque la quiera disimular, no  puede hacerlo, por mucho que intente ocultarlo.

Recuerdo haber leído en su Vida, que al ser increpado con acritud en su convento, por un hermano, se puso de rodillas ante él, besando el suelo, lo que apagó la furia de su contrincante.

Como siempre, para que se entienda mejor, el Santo lo explica con la alegoría del rayo de sol que es la presencia de Dios, cuando penetra en una habitación oscura que es el alma: este rayo ilumina y pone en evidencia hasta las más insignificantes motas de polvo que flotan en el aire, las cuales representan las imperfecciones del hombre.

Fue el Alma del Reformador del Carmelo que ha dado tantos grandes Santos a la Iglesia, siendo Santa Teresa el Cuerpo que hizo posible las fundaciones y las reglas del Carmelo. Su sublime doctrina en donde relata lo que siente el Alma cuando poco a poco se va acercando a Dios, y la descripción de las sensaciones que experimenta en presencia de la Divina Majestad, no ha sido superada aún, ni creo que nunca lo será, por ningún ser humano.

Y así lo vemos, escondido y arrobado en una Ermita del Convento en Segovia, cuando era Prior, y llamado por un Hermano para atender a un asunto del mundo, tener que golpearse los nudillos de las manos en las paredes, para volver en sí, nudillos que tenía descalabrados de tanto golpearlos.

  Su amor a la Cruz: después de su estancia en la cárcel de nueve meses en Toledo, recluido por sus hermanos Carmelitas Calzados, en una estrecha habitación sacándolo todos los viernes a Capítulo para ser azotado públicamente, alimentado con unas pobres sardinas, y después de haberse escapado, se refugió en el Convento de las Carmelitas Descalzas, para esconderse de sus perseguidores, ahí, agarrado a las rejas, confesaba a las Hermanas, su alegría por haber sufrido ese prolongado calvario.

     Su continua penitencia, que le hizo azotarse por haber descansado más de la cuenta después de un largo viaje, que le hizo rechazar unas pequeñas truchas en una posada, diciendo a su compañero que eso no era manjar de un Descalzo, en sus caminatas por Andalucía cuando era Definidor del Carmelo.

Es famosa, y mundialmente conocida en el mundo de la mística, toda su doctrina, y la gran repercusión de sus obras y de su vida, no solo en el mundo católico, pero incluso en otras creencias cristianas, y hasta en otras religiones monoteístas. Quizá el hecho más sobresaliente de su vida, reflejado en famosos cuadros, es cuando Jesús se le apareció con la Cruz a cuestas, y le preguntó: “Juan, ¿que quieres por tus servicios?” a lo cual, el Santo le contestó: “Señor ¡Sufrir y ser despreciado por vuestro amor!”, petición que fue aceptada por Jesús, que le hizo partícipe de su Pasión en su vida y hasta su muerte en el convento de los Descalzos de Úbeda.

 Naturalmente, esa vida de éxtasis y de penitencias le acarreaba intensas persecuciones de parte de Satán. A este respeto, siendo confesor de las Carmelitas en una casa contigua al Carmelo de Ávila, en donde el Santo logró transformar una comunidad de más de 200 monjas relajadas en autenticas ascetas, cuentan que su compañero lo encontró tirado por el suelo, el cual le confesó que “No sabía como el demonio lo había dejado con vida.”

La causa de esos ataques de parte del demonio, y por qué Dios los permite, el Santo explica la causa en sus obras: de la misma manera que Dios se comunica con los Santos en sus visitas místicas, que le causan esos arrobamientos, y que le dejan completamente enajenado, levantándolos del suelo por la aspiración de la divinidad, que lo sustrae momentáneamente de este mundo, para asomarlo  al “tercer cielo”, de la misma manera, por razones de Justicia, da licencia al Demonio para sumergirlo en el Reino del terror.







SAN JOSÉ ES DESPUÉS DE LA VIRGEN MARÍA LA CRIATURA MÁS GRANDE DE LA CREACIÓN

SAN JOSÉ MÁS GRANDE QUE SAN PEDRO Y SAN PABLO
HA SIDO ESCOGIDO POR DIOS PARA CUSTODIAR
A MARÍA Y AL SALVADOR DE LA HUMANIDAD



San José, tiene en sus brazos al Hijo de Dios, el Ser más poderoso del Universo, el Soberano Rey de reyes, el que tiene las llaves del Cielo y del Hades, el Ser que detiene el Poder sobre todo lo que existe, el que hace nacer a todas las criaturas visibles e invisibles, el que los somete a todos a una prueba, y que los llama a su debido tiempo, para ver si son dignos de compartir con Él el Reino de la felicidad eterna.

Por eso San José es, después de la Virgen María, la Criatura más grande de la Creación, el que lo tiene por Protector, conseguirá todo lo que le pida, siempre que no se oponga a la Voluntad de Dios, como así lo afirmó Santa Teresa de Jesús. Todos los conventos fundados por ella, los llamó San José, según se lo recomendó el mismo Jesús, ya que es el Patrono de los místicos, porque se parecen a él, ya que son los alejados de las tentaciones del mundo, los que son obedientes a Dios, y que ayudan humildemente y con amor a sus hermanos, con sus oraciones y sus sacrificios, sin que el mundo lo advierta.

Santa Teresa de Jesús dijo en sus escritos, que ha obtenido de San José todo lo que pidió, y aconseja de que el que no lo crea, que lo experimente. San José demuestra que una persona obediente, callada y sumisa puede hacer más que mucha gente predicando y evangelizando, por esa razón se nombró a Santa Teresita Patrona de las Misiones con San Francisco Javier. Lo que casi nadie entiende es que el que predica con santidad personal convence, pero como todos tenemos defectos, es muy difícil por santo que sea que esas imperfecciones no se transmitan en sus palabras, pero un místico silencioso y humilde hace más provecho a la Iglesia que un predicador imperfecto. 

Es lo contrario de lo que existe en la política, en donde solo se convence con discursos, que siempre atraen a los incautos, y luego se comprueba su falsedad, ya que esas personas son embusteras que prometen siempre maravillas, y que luego nunca las cumplen ya que solo se preocupan de obtener el voto para su provecho. Es la táctica de los gobiernos populistas que no solo no cumplen lo que prometen, pero llevan a la desgracia a todos los que los apoderan, como ocurre en Cuba, en Nicaragua, en Bolivia y en Venezuela, países sumisos en la miseria y en la tiranía más absoluta,

Es también la táctica de Satanás, Jesús advierte en las tentaciones en el desierto, relatadas en María Valtorta, que es inútil dialogar porque es maestro en la dialecta, prometiendo felicidad para arrastrar a las almas a la desgracia eterna. 






LOS DIVERSOS TIPOS DE ALMAS CONSAGRADAS EN LOS MONASTERIOS, VISIÓN DE JESÚS QUE VE LOS CORAZONES DE LAS ALMAS


Fotografía de Sta Teresita muerta
"¡Oh Dios mío, habéis sobrepasado mi esperanza!"


            Extraordinario retrato fotográfico de Santa Teresita en su lecho de muerte, después de una terrible tuberculosis pulmonar, que la tenía asfixiada como Jesús en la Cruz, y después de haber soportado un calvario de desprecios y malos tratos de parte de sus compañeras, sufrimiento que había pedido y ofrecido a Dios como victima expiatoria.

         El rostro refleja una felicidad y una mansedumbre indescriptibles, estaba coronada de flores, ceremonia del Carmelo, para presentarse en el Cielo para los Divinos esponsales con su Amado Jesús, el matrimonio espiritual de los elegidos.

           Extraordinario relato de los diversos tipos de almas consagradas, que solo puede analizar el ojo de Dios, que lee todos los corazones. Dice Jesús: "Porque quien ora obtiene, y si de hecho se orase intensamente por los pecadores se obtendría su conversión".




Los diversos tipos de almas consagradas
en los Monasterios 
(Del Poema del Hombre-Dios de María Valtorta)


                Dice Jesús:

           “En la lección sobre los sacerdotes he dicho que te haría reflexionar sobre las necesidades de las personas consagradas con votos especiales, pero que no son sacerdotes. Es decir las vírgenes encerradas en los monasterios y conventos esparcidos por todo el mundo.

          En la mente de los fundadores estos lugares deberían haber sido tantas casas de Betania en las que Yo, cansado, disgustado, ofendido, perseguido, pudiera encontrar amparo y amor, y habrían de ser siempre, en la mente de los fundadores tantas cimas, donde en soledad y en oración, las almas puras habrían continuando orando por los habitantes del mundo que luchan, y generalmente no rezan.

         Castidad, no solo de la carne sino del pensamiento y del alma, caridad vivísima, oración, mejor dicho: oración continua que las ocupaciones no turban, amor a la pobreza, respeto a la obediencia, silencio exterior para oír en el interior la voz de Dios, vocación de sacrificio, espíritu de verdadera penitencia, he aquí las virtudes que deberían compenetrar los corazones de todas las mujeres que se han dado a Mí con votos especiales.

          Si fuera así, cada día habría un arder de inciensos espirituales y un lavado de aromas espirituales que purificarían la tierra, subiendo después a mi trono. Y la triste cizaña del pecado sería destruida poco a poco. Porque quien ora obtiene, y si de hecho se orase intensamente por los pecadores se obtendría su conversión.

      En cambio vosotros oráis por vosotros mismos. Esto es egoísmo e hiere la caridad. No todas, pero gran parte de las almas que están en los conventos ¿por qué han entrado? Veamos juntos el por qué. Te vendrá espontáneamente la necesidad de orar por estas almas fuera de camino, mucho más que si se hubieran quedado en el mundo.

          Muchas han entrado por exaltación, obedeciendo un impulso bueno en sí, pero que no han corroborado con firme propósito, por severa reflexión y verdadera vocación. Han visto el arado, en una hora de sol sobre un campo florecido, y han puesto la mano encima sin pensar si tenían la fuerza de arar a si mismas con la reja tremenda de las renuncias. Las flores caen, el sol se oculta. Viene la tierra pedregosa, dura, atribulada, espinosa, viene la noche negra y borrascosa. Estas almas que han cedido a un sueño sin reflexionar, se encuentran desoladas en un mundo que no es suyo, en el cual no saben moverse sino malamente. Sufren y hacen sufrir.

            Otras han entrado después de una desilusión. Han creído que estaban muertas. En cambio estaban solo desfallecidas. Incluso dejando aparte la reflexión de que a Dios se le deben ofrecer las primicias y no las sobras, se necesitaría reflexionar siempre si se trata realmente de muerte del alma al mundo, o si solo es una herida grave. Toda herida no mortal sana, y se vuelve más sana que antes. 

         También estas, o mejor dicho, estas más que aquellas, después se encuentran turbadas, porque además de entender que el mundo monástico no es el suyo, llevan dentro cosas del mundo externo: recuerdos, añoranzas, nostalgias, deseos. En el silencio del claustro estas cosas son como vinagre sobre una llaga: la provocan, la irritan, todo lo envenenan, se vuelven inquietas, rencorosas, mordaces. También estas sufren y hacen sufrir sin mérito alguno.

          Tercera categoría: aquellas que entran por interés. Están solas, pobres, miedosas de la vida, sin un oficio o una profesión que les asegure. Se retiran. Toman la casa de Dios por un albergue seguro donde hay una cama y una mesa. Se aseguran el mañana. Pero de Dios nadie se burla y no se le engaña. Dios ve en el fondo de los corazones. ¿Qué pensará Dios de estas?

         En fin están las almas que se dan a Dios con pureza de sentimiento y verdadera vocación. Estas son las perlas. Pero son pocas respecto de las otras. También estas pueden estropearse y enfermarse. También las perlas se enferman. Es difícil que una vida monástica no se dé nunca el asalto de un germen que trate de estropear la perla que se ha dado a Dios.

          Mi gracia les ayuda. Pero es necesario orar por ellas. La Comunión de los Santos está para esto. Nadie es tan mezquino que su oración no sirva. Dios, atraído por una oración que sube del mundo, puede bajar como fuerza en el corazón de una esposa mía que vacila en un convento.

           La humanidad no muere con el ser humano cuando atraviesa el umbral de un monasterio. La humanidad no muere nunca. Ella entra, desgraciadamente, dentro de los sagrados muros y me echa a Mí. Ella crea las pequeñeces, los rencores, los celos impulsivos, disipa, estorba, enfría. Es cierto que hace aumentar en céntuplo la santidad de las “santas”. Pero no es suficiente.

     Orar, orar, orar para mis esposas. Que las ilusas, las desilusionadas, las interesadas, comprendan y sepan añadir la cruz de su error a las demás de la vida conventual para hacerse un nuevo peldaño en la escalera que sube hasta el Cielo. Es inútil ser ramos de flores puestos sobre un altar, si esas flores permanecen humanas. Yo quiero flores espirituales.

       ¿Sabes que diferencia hay entre un alma que vive en lo humano y un alma que vive en lo espiritual? Tú tienes tantas flores en la habitación y sientes muchos perfumes. Pero confiesa que todas esas rosas, claveles, lirios, jazmines, no te dan ni siquiera el más lejano parecido con el “perfume” que sientes a veces y que viene de reinos sobrenaturales. Aquel es perfume de Cielo y este de tus flores, perfume de la Tierra.

        Lo mismo es para las almas. Aquellas verdaderamente místicas emanan un perfumen celestial, las otras un perfumen humano. Este puede ser admirado por el mundo, pero Yo no lo aprecio.

        Yo quiero que mis conventos sean invernaderos del Cielo donde caen, como hojas muertas las preocupaciones humanas, las soberbias, las envidias, las críticas, los egoísmos, las falsedades. Es inútil observar la regla hacia el exterior si el interior está manchado por venenos humanos.

        La oración no sube cuando hay un lastre de humanidad, colgado de las alas y la oración no puede desarrollarse. La oración no se propaga sobre la Tierra para salvar a los pecadores y no sube para consolarme, si se ha hecho espesa por mucho fango humano. Entonces, es inútil consagrarse a Mí si el sacrificio de la libertad no debe dar el fruto para el cual son ideados ciertos sacrificios.

            Todo muere cuando falta la caridad, sobre todo esta, porque mi caridad vuelve puros, buenos, desapegados de todo lo que no es Dios, amantes de la Cruz y de las cruces; porque la caridad hacia el prójimo, hace pacientes, dulces, generosos.

       El mundo puede ser ayudado por las vírgenes. Pero las vírgenes deben ser ayudadas por las víctimas”.