“Yo salvaré a los que se arrepientan y vuelvan a Dios. Los impenitentes no tendrán Redención”. |
Maravillosas palabras de Jesús en donde se ve claramente que Mª Valtorta está al final atacada físicamente por Satanás que conoce perfectamente la trascendencia de este relato.
En efecto: Hoy día pintan y predican a Jesús como un "dios caramelo", que perdona absolutamente a todos, sin que exista el correspondiente arrepentimiento proporcional a la culpa, y vemos que muy pocos conocen la transcendencia del arrepentimiento, que es la sublimación del amor, como así se ve tan claramente en las maravillosas palabras de Jesús, tampoco ven la gravedad de la culpa cuando no está amparada de ese arrepentimiento, y digo gravedad porque esas almas serán rechazadas eternamente por Dios, porqué no puede aplicar su divina Misericordia.
Aquí también se ve pues de una manera clara e irrefutable la existencia de los réprobos para “Los impenitentes que no tendrán nunca perdón”, lo que es el pecado contra el Espíritu Santo, es decir el pecado contra la sublimación del amor: El arrepentimiento.
Satanás ha sabido infundir en la sociedad actual e incluso en mucha jerarquía la teoría de la relatividad, ha sabido inculcar a los fieles la idea de que a Dios le es indiferente el pecado, y que todos están salvados por su Pasión y muerte, aunque no exista arrepentimiento. ¡¡He conocido profesores de Teología, que sabían Griego, hebreo y latín que estaban convencidos de esa teoría, y lo que es peor, que despreciaban a los que no compartían esa idea!!
Reconozco la sutileza e Inteligencia de Satán, el cual, apoyándose en la gran Misericordia de Dios - Siempre engaña bajo el aspecto del bien, porque sabe que el mal conocido, nunca será aceptado, como así lo dice S. Juan de la Cruz - , ha inducido a muchísimos a creer en el Dios caramelo, que es incapaz de mandar a nadie al Infierno.
Vemos así la gran verdad del adagio que dice: “No hay pecados pero sí pecadores”; es decir que cualquier pecado por horroroso que sea, puede ser perdonado, sin embargo, lo que no perdona Dios es la falta de arrepentimiento, es decir la complacencia en el vicio y el desprecio de la virtud.
Gloria al Padre; al Hijo y al Espíritu santo.
Del Evangelio como me ha sido revelado de Mª Valtorta
“Dios da a
cada uno lo necesario. Eso es verdad. ¿Qué le es necesario al hombre?: ¿La
fastuosidad?, ¿Un gran numero de criados?, ¿Tierras de incontables parcelas?,
¿Banquetes que de un ocaso vean surgir una aurora?...No. Al hombre le es
necesario un techo, un pan, un vestido; lo indispensable para vivir.
Mirad a
vuestro alrededor: ¿Quiénes son los más alegres y los más sanos?, ¿Quién goza
de una sana y serena ancianidad?... ¿Los que se gozan de la vida?... No.
Quienes honradamente viven y trabajan, y tienen deseos rectos. En ellos no hay
veneno de lujuria y permanecen fuertes, ni veneno de gula y se conservan
ágiles, ni de envidias y están alegres. Sin embargo quien ambiciona tener más
cada vez, mata su paz y no goza; antes bien, envejece precozmente, consumido en
la llama del odio y del abuso.
Podría unir el
mandamiento de no robar al de no desear lo que a otros pertenece porque, efectivamente
el excesivo deseo mueve al hurto: entre uno y otro no media sino un pequeño
paso. ¿Qué todo deseo es ilícito? No digo esto. El padre de familia que,
trabajando en el campo o en el taller, desea asegurar con ello el pan de la
prole, ciertamente no peca; es más, obedece a su deseo de padre. Más aquel que,
por el contrario, no desea sino gozar más y se apropia de lo ajeno para gozar
más, peca.
¡La
envidia!... – Porque ¿Qué es realmente el desear el bien ajeno, sino avaricia y
envidia? – la envidia separa de Dios, hijos míos, y une a Satanás.
¿No creéis que
el primero que deseó lo ajeno fue Lucifer? Era el más hermoso de los
arcángeles. Gozaba de Dios. Debería haberse sentido contento de ello. Envidió a
Dios y quiso ser él Dios y vino a ser el demonio, el primer demonio.
Segundo
ejemplo: Adán y Eva habían recibido todo, gozaban del Paraíso terrestre,
gozaban de la amistad de Dios, vivían dichosos con los dones de Gracia que Dios
les había dado. Deberían haberse conformado con eso; más, envidiaron de Dios su
conocimiento del bien y del mal, y fueron expulsados del Edén, resultando
proscritos, no gratos a Dios, los primeros pecadores.
Tercer
ejemplo: Caín tuvo envidia de Abel por su amistad con el Señor, y fue el primer
asesino.
María la
hermana de Aarón y de Moisés, tuvo envidia de su hermano y fue la primera
leprosa de la historia de Israel.
Podría iros
conduciendo a través de toda la historia del Pueblo de Dios, y veríais que el
deseo inmoderado hizo de quien lo tuvo un pecador y fue causa de un castigo
para el pueblo; porque los pecados de los particulares se acumulan y provocan
los castigos de las Naciones, de la misma forma que unos granos y otros y
otros, de arena acumulados durante siglos y siglos, provocan desprendimientos
de tierra que sepultan centros habitados y aquellos en quien ellos viven.
Frecuentemente
os he puesto a niños como ejemplo, porque son
sencillos y confiados. Hoy os digo: imitad a los pájaros en su libertad
respecto a los deseos.
Mirad: es
invierno, poca comida hay en los pomares, ¿se preocupan acaso, de acumularla
durante el verano?; no, sino que confían en el Señor, saben que siempre podrán
hacerse con un pequeño gusanito, un grano, una miguita, o una araña o una
mosquita posada sobre el agua, para su buche; saben que no les faltará una
chimenea caliente, o una vedija de lana, para refugiarse durante el invierno;
como saben que, llegado el tiempo en que sea necesario disponer de heno para sus
nidos y de mayor cantidad de alimento para la prole, habrá heno fragante en los
prados, y jugoso alimento en los árboles frutales y en los surcos, y habrá
riqueza de insectos en el aire y en la tierra; y cantan levemente: “Gracias,
Creador por cuanto nos das y por cuanto nos darás”, preparados ya a entonar a
pleno pulmón, cantos de alabanza cuando, llegada la época del celo, gocen de la
esposa y se vean multiplicados en la prole.
¿Existe
criatura más alegre que un pájaro? Y, sin embargo, ¿que es su inteligencia
comparada con la del hombre?: como un trozo de sílice comparado a un monte. Y a
pesar de ello, os enseña. En verdad os digo que posee la alegría del pájaro, el
que vive sin deseo impuro. Este se fía de Dios y le siente como Padre; sonríe
al día naciente y a la noche que desciende, porque sabe que el sol es su amigo
y que la noche le provee de alimento; mira sin rencor a los hombres y no teme
sus venganzas, porque no les perjudica en modo alguno; no se inquieta ni por su
salud ni por su sueño, porque sabe que una vida honesta mantiene lejos las
enfermedades y proporciona dulce descanso; no teme en fin, la muerte, porque
sabe que, habiendo actuado bien, no puede recibir sino la sonrisa de Dios.
Mueren también los reyes, y los ricos.
No es el cetro lo que aleja la muerte, no es el dinero el que compra la
inmortalidad. Ante el Rey de los reyes y Señor de los señores, ¡que ridículas
son las coronas y las monedas!; Ante Él solo tiene valor una vida vivida en la
Ley.
¿Qué dicen
aquellos hombres que están allí en el fondo? No tengáis miedo de hablar”.
“Decíamos:
Antipa ¿de que pecado es culpable, de hurto o de adulterio?”
“No quisiera
que mirarais a los demás, sino a vuestros corazones. Os digo no obstante, que
Antipa es culpable de idolatría por adorar a la carne más que a Dios; es
culpable de adulterio, de hurto, de deseos ilícitos, y pronto, de homicidio”.
“¿Lo salvarás
Tú, el Salvador?”
“Yo salvaré a los que se arrepientan y
vuelvan a Dios. Los impenitentes no tendrán Redención”.
“Has dicho que
es un ladrón, ¿Qué ha robado?”.
“La mujer a su
hermano. El hurto no es solo de dinero. Hurto es también, quitar el honor a un
hombre, la virginidad a una joven, la mujer a su marido, de la misma forma que
lo es, el quitarle un buey o frutos de los árboles al vecino. Y el hurto.
Agravado por la libídine o por el falso testimonio, se agrava con el adulterio,
o con la fornicación, o con la mentira”.
“Y una mujer
que se prostituye, ¿que pecado comete?”.
“Si está
casada, de adulterio o de hurto respecto al marido. Si es núbil, de impureza y
de hurto respecto a sí misma”.
“¿Hurto a sí
misma? ¡¡Pero si da algo que es suyo!!”.
“No. Nuestro
cuerpo lo ha creado Dios para ser el templo del alma, que es templo de Dios.
Por tanto, debe de ser conservado honesto; si no, el alma se ve despojada de la
amistad con Dios y de la Vida Eterna”.
“¿Entonces una
meretriz ya no puede pertenecer sino a Satanás?”.
“Todo pecado
es prostitución con Satanás. El pecador, como la prostituta, se da a Satanás
por amores ilícitos, esperando sucias ganancias de ello. Grande, grandísimo es
el pecado de prostitución, que hace al que lo comete semejante a un animal
inmundo. Pero creédme, no es menor cualquier otro pecado capital. ¿Qué diré de
la idolatría?, ¿Qué del homicidio? Y, no obstante, Dios perdonó a los
israelitas después de lo del becerro de oro; perdonó a David después de su pecado
que era doble.
Dios concede el perdón al que se
arrepiente. Sea el arrepentimiento proporcional al número y a la magnitud de
las culpas, y Yo os digo que a quien más se arrepiente, más le será perdonado;
porque el arrepentimiento es forma de amor, de
operante amor.
Quien se arrepiente le dice a Dios con
su arrepentimiento: “No puedo tolerar tu enojo, porque te amo y quiero ser
amado”. Y Dios ama a quien le ama. Por tanto Yo digo: cuanto más ama uno, más
es amado.
Quien ama totalmente tiene todo perdonado, Y esta es una verdad.
Podéis iros.
Pero antes quiero que sepáis que a la entrada del pueblo hay una viuda, cargada
de hijos, en la más absoluta de las hambres. La han echado de casa por deudas,
y podría decirle “gracias” al patrón por haberla echado solamente. He hecho uso
de vuestros donativos para proveerlos de pan, pero necesitan un lugar donde
ampararse. La Misericordia es el sacrificio más grato al Señor. Sed buenos. En
su nombre os garantizo el premio”.
La gente
cuchichea, pide consejo, coteja opiniones…
Entretanto,
Jesús cura a uno de los que estaba casi ciego y escucha a una ancianita que ha
venido desde Doco para rogarle que vaya a ver a su nuera que estaba enferma.
Una larga historia de lágrimas la cual yo, medio muerta como estoy hoy, no transcribo.
Y,
afortunadamente, todo termina, porque no estoy todavía en condiciones de
mantenerme todavía, con una crisis cardíaca que lleva ya tres horas y que hasta
me ciega los ojos.
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