MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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viernes, 6 de noviembre de 2015

REFLEXIONES SOBRE EL PRIMER MANDAMIENTO: AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS Y AL PRÓJIMO COMO A UNO MISMO


EL ALMA QUE DEJE LA TIERRA, SOLO  LLEVARA 
CON ELLA SUS VIRTUDES Y SUS DEFECTOS



En este mundo en donde, mientras haya vida, todo ser humano tiene la posibilidad de alcanzar la Salvación Eterna, cada individuo se desenvuelve con un grado de virtud, de perfección, o de pecado bien característicos.

Hasta los más grandes pecadores pueden alcanzar esta Salvación y Dios, sin duda alguna desea que se arrepientan y que vuelvan por el camino recto. 

Eso mismo es lo que afirma por el Profeta Ezequiel: Oráculo de Yahvé, ¿Acaso quiero Yo la muerte del malvado y no que se arrepienta de sus actos y vuelva a la Vida?. En este mundo, mientras haya vida, Dios no juzga a nadie, según lo afirma nuestro Salvador: “No he venido para condenar, pero si para que todos se salven”.

El Amor de Dios en este mundo, para los humanos, justos y pecadores es un Amor de entrega total y de gran paciencia, por eso da todo una vida, ya que la Santidad o la maldad no surgen  nunca de imprevisto, ya que necesitan una larga preparación y maduración para que los hombres se arrepientan y vuelvan por el camino recto, y aquí recuerdo el relato de Jesús:

“Un hombre plantó una higuera en un campo, y al ver que año tras año, no daba fruto, le dijo al hortelano: 

“Para que quiero yo esta higuera, arráncala y tírala al fuego", a lo cual el hortelano le contestó: “Ten aún paciencia, que yo la abonaré y la regaré, y entonces, si este año no da aún fruto, la arrancaré”. 

En este tiempo de paciencia y de misericordia, Dios trata por igual a justos y a pecadores, “Dios hace caer la lluvia sobre los buenos y los malos”, y nos ordena de hacer nosotros lo mismo, pero el grave error de muchos predicadores, es creer y hacer creer a los fieles, que en el otro mundo será igual, ese error, auspiciado por Satán y sus tenebrosos ministros, tiene como consecuencias la anestesia  de los fieles y la huida de todo sacrificio, que es precisamente lo que busca, y consigue el astuto tentador. 

Esta visión del Dios “relativista”, incapaz de condenar a nadie porque, todos somos “hijos suyos”, es un tremendo y herético error, que ha traído como consecuencia la falta de piedad de gran parte del Pueblo de Dios. ¿Por qué no quieren darse cuenta de que la filiación espiritual de los hijos de Dios, que es la que perdurará por toda la eternidad, se adquiere gracias a nuestro segundo nacimiento, como así lo explicó Jesús Dios a Nicodemo, que tiene lugar con la libre voluntad del ser humano, y por la acción del Espíritu Santo?

Y el Jesús que comparecerá al final de los tiempos, será un poderoso, justo y perfecto Juez, bien diferente de aquel Jesús, que en esta Tierra apareció como un Ser sin poder ni gloria. Muy al contrario será entonces un fabuloso y tremendo Juez, Rey del universo, y contemplaremos unos con asombro y admiración, y otros con terror, su infinita Majestad y su sublime Corte, con su ilimitado Poderío y Gloria. 

Y entonces “Escudriñará a Jerusalén con lámparas encendidas”Y, como lo dice San Juan de la Cruz, pedirá cuenta de toda palabra vana que hayamos pronunciado, examinándonos en el cumplimiento del primer mandamiento, según dijo en sus dichos de Luz y amor: "A la tarde te examinarán en el Amor, aprende a amar como Dios quiere ser amado, y deja tu condición".

Amor hacia Nuestro Creador y minucioso examen de nuestro comportamiento hacia nuestros hermanos, pagándonos con la misma moneda con la que hayamos empleado hacia los demás, lo que será la medida que inclinará la balanza o hacia la Salvación, en un Reino, que si lo pudiésemos contemplar, aunque fuera un instante, moriríamos de amor, o hacia la Condena, que si pudiéramos verla, nos haría morir de horror, según dice el mismo Jesús a María Valtorta.

Y aquí hay que subrayar un hecho importantísimo, que puede influir de una manera determinante, ya que puede hacer bascular el brazo de la balanza hacia uno u otro lado, y que dijo Jesús en su sermón de la montaña:

"Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán Misericordia" (Mat 5,7)






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