MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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martes, 2 de enero de 2018

REFLEXIONES SOBRE EL PERDÓN DE LOS PECADOS QUE ES LA MISERICORDIA DE DIOS: EL EVANGELIO DE HOY 17-9-2.017

TODO EL QUE QUIERE, PUEDE ALCANZAR LA VIDA ETERNA
EN ESTE MUNDO



Mensaje de Misericordia de Jesucristo al mundo actual
(Confiado a Santa Faustina)




965- Las almas mueren a pesar de Mi amarga Pasión. Les ofrezco la última tabla de salvación, es decir, la Fiesta de mi misericordia. Si no adoran a Mi misericordia, morirán para siempre. Secretaria de mi misericordia, escribe, habla a las almas de esta gran misericordia Mía, porque está cercano el día terrible, el día de Mí Justicia.


La Misericordia está compuesta de dos premisas:

-La Justicia: Perdono y es necesario, porque Cristo sabe que yo también soy pecador, y si yo no perdono no seré tampoco perdonado, porque cualquier pecado es una ofensa al prójimo y también a Dios.
-La bondad: Perdono, y es también necesario, porque Cristo sabe que si he sido misericordioso con los demás, Él también lo será conmigo.
En eso consiste el mensaje de Jesús a Santa Faustina: el que no quiere entrar por la Puerta de la Misericordia, es decir el que no se ha acogido a estos dos axiomas, será tratado como él mismo trató a los otros, con Justicia que exige que sea tratado como trató a los demás; y con maldad, que es como también trató a su prójimo, y a esos se aplica la maldición de Dios.
Y la mayor sorpresa el día del juicio, como  lo relata el Evangelio, será descubrir que todo el mal y el bien que hicieron las almas a sus semejantes, se lo hicieron a Dios mismo.

Quiero aquí aclarar una discusión con cierto individuo, al que yo citaba las palabras del Apocalipsis, en donde los Santos martirizados pedían a Dios Justicia.



Apocalipsis 6, 9-11

"Cuando el Cordero rompió el quinto sello, vi debajo del altar a los degollados por anunciar la palabra de Dios y por haber dado el testimonio debido. Y gritaban con potente voz diciendo:
-Señor Santo y veraz, ¿Cuándo nos harás justicia y vengarás la muerte sangrienta que nos dieron los habitantes de la Tierra?
Se les entregó entonces a cada uno un vestido blanco y se les dijo:
-Aguardad un poco todavía. Aguardad hasta que se complete el número de vuestros compañeros y de vuestros hermanos que, como vosotros van a ser martirizados".

Pues la reacción de este individuo fue negar que esto fuera posible, y argumentaba que todos los mártires murieron perdonando a sus verdugos. Y esto me recuerda también las palabras de cierto Profesor, cuando yo estudiaba en la Facultad de Teología de Granada para ser profesor de Religión, y que criticaba nada menos que a Santo Tomás de Aquino, porque ese Doctor de la Iglesia había afirmado que una de nuestras más grandes alegrías en el Paraíso, será ver como se cumplió la Justicia de Dios hacia los condenados y hacia los elegidos.

Estamos pues en presencia de dos comportamientos que a primera vista parecen contradictorios, pero que personalmente creo que son los más adecuados, y que reflejan perfectamente la mentalidad de los hombres, que es necesaria en este mundo, pero que no será así en el Santo Reino de Dios. Y este hecho resulta incomprensible para los modernos teólogos, que son los abanderados de la Teología del relativismo, como los "grandes teólogos" Hans Küng, Massiá o Queiruga, fieles seguidores de Satanás que les ha infundido la idea falsa de que no hay diferencia alguna entre el Pecado y la Virtud.


Dice Jesús en las obras de María Valtorta:

"No seas ilusos, en el día del Juicio mi cayado de Pastor se cambiará en un cetro Real, y mi Justicia será inexorable".
"Yo redimiré a todos los hombres que se arrepientan, los impenitentes no tendrán redención".

Basta también recordar las terribles palabras de Jesús dirigidas a los condenados en el Juicio final, relatadas en los Evangelios. En donde Jesús dice textualmente:


"...Apartaos de Mí, malditos, id al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles..." (Mt 25-41)



Y, a pesar de estas palabras tan claras, que no se prestan a confusión, muchos "Teólogos" no tienen ningún reparo en afirmar, ¡Que no es Dios el que castiga, que es el alma que se aparta de Él!

La explicación a este problema, creo sinceramente que es bien sencilla: Aún estamos en el tiempo en que el trigo y la cizaña están creciendo, y no vemos muy claro cual es el trigo y cual es la cizaña, esta última no se puede arrancar aún, ya que se puede confundir con la buena semilla plantada por Dios. Pero aquí subsiste otro problema de fondo: Mientras hay vida hay esperanza, lo que quiere decir que Dios y el hombre pueden hacer el milagro de transformar la cizaña en trigo por la Acción de la Gracia, que proviene de Dios, y el hombre con el perdón hacia su semejante, puede dar vía libre a la Misericordia, que proviene de la inmensa fuerza del Amor de Dios, que es el Espíritu Santo. 

De la misma manera, pero a la inversa, el trigo se puede transformar en cizaña por el veneno del Odio inoculado por Satanás gracias al pecado del orgullo, que abre la puerta a todos los pecados, que conducen a la muerte del alma.



Y esto es lo que explicó el Ángel Azarías 

a María Valtorta:



[...] Nosotros queremos de ti este completo conocimiento (el don del discernimiento de los espíritus) a fin de que produzca un mar de misericordia dulcísima en el que tu puedas purificar los ánimos de tus hermanos absolviendolos, en lo que está de tu parte, de toda culpa y pidiéndole al Dios de la Misericordia que les absuelva. 
Recuerda siempre que tu Señor y mío, te enseñó que la fuerza que consigue el perdón de Dios para un pecador, es el perdón del ofendido. 
Es un trastrueque en la petición de la Oración de Jesús Santísimo: "Padre perdónanos nuestras deudas como nosotros se las perdonamos a nuestros deudores" dice el Padrenuestro. Es la misericordia de su corazón que todo y a todos absuelve diciendo: "No son unos malvados sino unos infelices" y grita asimismo: "Padre, perdona a nuestros deudores puesto que nosotros ya les hemos perdonado todo". 

[...] Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo."

Y esa es la verdadera explicación del porque los Mártires perdonan a sus verdugos en esta Tierra, y en el Cielo, donde se ha recolectado el trigo y la cizaña, claman Justicia. 
En este mundo, y desgraciadamente en muchos católicos, en donde se ha implantado el relativismo y en donde casi nadie se da cuenta de la gravedad del pecado, que es una ofensa grave a Dios, y un sufrimiento añadido a su cruenta Pasión, esta postura es incompresible.


Dice San Juan de la Cruz en los 
Dichos de luz y amor:

"No sabe el hombre gozarse bien ni dolerse bien, porque no entiende la distancia de el bien y de el mal".

Esto, dicho hace más de 500 años, en donde se admiraba la Virtud, y se despreciaba el pecado, es en nuestros días, más verdadero que nunca, ya que como lo hemos dicho, el Demonio ha impuesto el relativismo y ha "anestesiado" a la Sociedad, y para muchos, el pecado es mejor que la Virtud. Y además, se predica también un Dios relativista que quiere igual a un Santo asceta que a un sádico pecador.

Y muchos no saben la diferencia que existe entre el Amor unitivo de Dios hacia las almas santas y el Amor de compasión hacia los pecadores, ya que en este mundo pueden aún volver a Dios, y solo pueden hacerlo con Amor, y nunca con desprecio y odio, por eso Jesús estaba con los publicanos, hecho incomprensible para los Fariseos.







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