MARÍA, LA OBRA MAESTRA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD |
Dice Jesús en este escrito:
"Cuando la criatura más ama y sirve a Dios con todas sus fuerzas y posibilidades, esa parte superior de su espíritu tiene más capacidad de conocer, de contemplar, de penetrar las eternas verdades".
Por eso es esencial que el predicador sea una persona lo más perfecta posible, lo que solo se consigue con el Amor a Dios que es la fuerza que comunica el Espíritu Santo, condición absolutamente necesaria y suficiente para poder transmitir las enseñanzas de Dios a los fieles. Por esa razón es mucho más importante que sea una alma santa, que una alma docta con muchos años de estudio de Teología, habiendo escrito muchos libros traducidos a muchas lenguas, que muchas veces son como paja, ya que si no tienen Amor a Dios y solo amor propio que es hipocresía farisaica, nunca podrán ahondar en el misterio de la divinidad.
Tampoco podrán convertir a mucha gente a la verdadera Doctrina del Evangelio, ya que no aman a Dios con todo su ser, y por eso no tienen ni la capacidad de conocer, de contemplar, de penetrar y sobre todo de transmitir las eternas verdades. Solo podrán transmitir su mediocridad, y lo que es peor sus herejías que tienen porque sin verdadero amor a Dios, nace la soberbia y el error.
(Mr. 12.38-40; Lc. 11.37-54; 20.45-47) - Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros".
Y por eso dijo también San Juan de la Cruz en sus dichos de Luz y Amor:
"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de conciencia que todas esas obras que quieres hacer".
DEL EVANGELIO COMO ME HA SIDO REVELADO DE
MARÍA VALTORTA
(1 de Mayo de 1.946)
Dice Jesús:
“Hay diferencia entre que el alma se separe del cuerpo por verdadera muerte y que momentáneamente el espíritu se separe del cuerpo y el alma vivificante por un éxtasis o rapto contemplativo.
El que el alma se separe del cuerpo provoca la
verdadera muerte, pero la contemplación extática, o sea, la temporal evasión
del espíritu fuera de las barreras de los sentidos y de la materia, no provoca
la muerte. Y ello porque el alma no se aleja y separa totalmente del cuerpo,
sino que lo hace solo con su parte mejor, que se sumerge en el fuego de la
contemplación.
Todos los hombres. Mientras viven, tienen en sí el
alma, sea que esté muerta por el pecado, sea que esté viva por la justicia,
pero solo los grandes amantes de Dios alcanzan la verdadera contemplación. Esto demuestra que el alma, que conserva la vida
mientras está unida al cuerpo – y esta particularidad está presente de la misma
manera en todos los hombres -, tiene en sí misma una parte superior: el alma
del alma, o espíritu del espíritu, que en los justos es fortísima, mientras que en los que desprecian a Dios y su Ley – incluso solo con su tibieza y los pecados
veniales – se hace débil, privando a la criatura la capacidad de contemplar y
conocer – hasta donde lo puede hacer una criatura humana, según el grado de
perfección alcanzado – a Dios y sus eternas verdades.
Cuando la criatura más ama y sirve a Dios con todas sus fuerzas y posibilidades, esa parte superior de su espíritu tiene más capacidad de conocer, de contemplar, de penetrar las eternas verdades.
El hombre,
dotado de alma racional, tiene una capacidad que Dios llena de sí,
María, siendo la criatura más santa después de Cristo, fue una capacidad
colmada por Él – hasta el punto de rebosar sobre los hermanos en Cristo, de
todos los siglos y por los siglos de los siglos – de Dios, de sus gracias, de
su caridad, de su misericordia.
El Tránsito de
María se produjo estando Ella sumergida
por las olas del Amor. Ahora, en el Cielo, hecha un océano de Amor,
derrama sobre los hijos que le son fieles, y también sobre los hijos pródigos,
sus olas de caridad para la salvación universal, Ella es Madre universal de
todos los hombres”.
María es Madre Universal porque habiendo anulado el pecado de Eva, que había derrotado el plan de Dios, que era la inmortalidad material y espiritual de las almas, María entregó a la humanidad el fruto de sus entrañas que es fruto del árbol de la Vida, su Hijo Jesús, el cual cargó con los pecados de la humanidad entera, para restablecer el plan de Dios que era resucitar con un Cuerpo glorioso y entrar en el Jardín del Edén que era el símbolo del Paraíso Eterno.
La importancia de una verdad espiritual, se puede ver de dos maneras; para una persona católica, no tiene ninguna dificultad para reconocer la virginidad de María, y al ser hermano de Jesús, la considere como Madre espiritual suya. Para una persona atea o protestante, es inadmisible por la sencilla razón de que al rechazar a Dios, Satanás se ha hecho su consejero, y como le tiene ese odio a María, habla por la boca de esos individuos de una manera proporcional a su alejamiento de Dios y sobre todo de su conducta completamente opuesta a las enseñanzas de Jesús nuestro Salvador, Padre y Dios Todopoderoso.
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