Jesús no ha venido para enseñarnos a morir, sino para derrotar a Satanás, y arrancarle el botín que había robado a Adán y Eva y a todos nosotros. |
Este escrito está
dedicado a todos los soberbios que se dicen Católicos, como los “teólogos" Hans
Kung, el Jesuita Masiá Clavel S.J. y tantos otros "renovadores" y hasta Cardenales, Arzobispos, Obispos, Sacerdotes y Consagrados, que son de la calaña de Lutero que, tomándose por seres escogidos e iluminados, creen que son más listos que nadie, por eso reniegan de las
enseñanzas tradicionales de la Iglesia, y desprecian la mentalidad y el ejemplo
de todos los Santos que han llevado una vida ejemplar. Parten de la premisa de
que todos somos hijos de Dios porque Él ha creado el Alma, lo que es cierto,
pero se quieren olvidar que hemos nacido con la enfermedad hereditaria de Adán,
y que en este mundo tenemos que vencer las ostentaciones de Satanás y que también debemos pagar el precio de la
Redención de Cristo, que solo quiere que le amemos sobre todas las cosas y
a nuestros hermanos como a nosotros mismos.
Estos
desgraciados personajes que dicen que al ser todos creados hijos de Dios que
es un Padre tan bueno, por esto no puede mandar a sus hijos al Infierno eterno,
pero como este razonamiento contradice la Pasión de Cristo, que es necesaria
para confirmarnos como hijos de Dios, proclaman entonces la gravísima herejía de
que Dios no ha venido a redimirnos, pero a enseñarnos a morir, como dijo el
Presidente de la Confederación episcopal alemana, y muchos Prelados más, ¡Un
hecho que había pasado inadvertido para la Iglesia, los Apóstoles, los Santos y
los Doctores de la Iglesia desde hace 2.000 años, e incluso por los Profetas y
las Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamento, ni San Pablo, ni San
Agustín, ni San Juan de la Cruz se habían dado cuenta de ello! ¡solo ellos con
su “sabiduría” se han enterado ahora! ¡Es el colmo de
la Soberbia!
El relativismo actual, que ha
sido introducido por la astucia de Satanás en muchísimos corazones de creyentes
y ministros de la Iglesia, en particular por muchos Prelados “comodones”,
consiste en declarar una verdad, que es que todos somos hijos de Dios al nacer,
ya que un padre es el que da la vida un hijo, ignorando un Dogma de la Santa
Iglesia Católica, que todos Salvo la Santísima Virgen María, nacemos con la
enfermedad hereditaria del pecado de Adán, hecho que parece una injusticia,
pero que es una triste realidad, hoy día todos sabemos que hay enfermedades
hereditarias.
Otra herejía es decir que Satanás no existe, y tampoco el Infierno, ya que con ese absurdo razonamiento, que dice que todos somos hijos de Dios porque nos ha creado, Satanás también tendría que ser hijo de Dios, porque él también ha sido creado.
Como la finalidad de la
creación humana es la unión mística, es decir por Amor, con su Creador que es
infinitamente Perfecto, y sabiendo que la Filosofía dice que dos contrarios no
pueden caber en un mismo sujeto, es evidente que la “filiación” tiene que estar
a la altura de Dios, el alma que es eterna, se tiene pues que limpiar de manera
que ese pecado sea perdonado y eliminado, el perdón se consigue con el Sacramento del
Bautismo, pero ese Sacramento no borra las raíces de ese pecado, ya que todos sabemos
que las malas inclinaciones y los apetitos están siempre presentes,
orquestados por Satanás con las glorias del mundo que se obtienen sobre todo
con el dinero, y con la Carne, que es el poderoso atractivo de la sexualidad,
que está presente en todos los ambientes, desde el más señorial al más humilde.
Para obtener la verdadera
filiación divina, el alma tiene entonces que volver a nacer, como lo explicó tan
bien Jesús a Nicodemo. Pero ese nacimiento, tiene que ser deseado por ella, lo
que es harto difícil porque exige una entrega total a Dios, y obliga a una renuncia a sus apetitos, y una
resignación a todos los sufrimientos consecuentes, es una tarea más o menos
difícil, según el grado de imperfección de cada alma y al grado de Gloria a la
cual Dios la quiere llevar, como así lo dice San Juan de la Cruz.
El mundo en que vivimos que es un
espejismo, porque está y ya no estará, es también una mentira, lo contrario de
Dios que se autodefine con el hermoso nombre de “YO SOY EL QUE SOY”, contrario
al nombre de Satanás que se llama “YO SOY EL QUE SOLO ESTÁ Y NO ESTARÁ”, es así como se
denomina en el Apocalipsis: “el que está pero que no estará más”, cuando al final
de los tiempos Dios lo encerrará con sus súbditos en el abismo Infernal. Siendo
este mundo una mentira, pero necesaria para poder reconocer a los verdaderos hijos de Dios, Satanás que es el Padre de la mentira, tiene que estar presente, y ser dotado de poderes para poder tentar con su fuerza que es el odio,
de la misma manera que Dios también “tienta” con su infinita fuerza que es el
Amor del Espíritu Santo.
LA GRAN
HEREJÍA DE HOY, EN LA CUAL HAN CAÍDO MUCHAS ALMAS
Todo
lo expuesto anteriormente, es la Doctrina tradicional de la Iglesia Católica,
de todos sus Santos y Doctores, la que se enseñaba en los Catecismos, y que
también se sigue enseñando hoy día por la Iglesia Católica, desgraciadamente,
han surgido una colección de herejes, de todo pelaje, algunos como el
siniestro Lutero y las variopintas sectas que se denominan cristianas, y que se han apartado de la verdadera Iglesia fundada por Cristo.
Desgraciadamente
en las costumbres humanas, la Iglesia siempre ha seguido las modas de los hombres,
y así como antiguamente se alababan y ensalzaban a los Monarcas y a los poderosos,
sobre todo para obtener beneficios económicos, la Iglesia cuyos miembros
seguían estas costumbres - lo que era un grave error porque Jesús dijo que
estaba en los Pobres y los humildes – hacían lo mismo. Los “Príncipes” de la
Iglesia vivían con gran pompa en palacios episcopales, con entradas de servicio
para los humildes como Jesús; la “divinización”, la pompa y la ostentación de
los Prelados era algo inaudito, todo ello a pesar de que los Santos como San Francisco,
Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, y tantos otros santos estaban dando ejemplo de pobreza y
de humildad.
Igualmente a los pecadores se les castigaba
con suma dureza. En los Colegios Católicos, se diferenciaban los
niños pobres de los ricos con sus uniformes distintos, se decía que fuera de la Iglesia no había salvación.
Las
modas actuales han cambiado de una manera tan drástica que el mundo ha llegado
a un relativismo tal, que se trata a los malhechores con sumo mino, se
legislan leyes abominables como el Aborto y la Eutanasia, siempre con la
táctica de Satanás: el Aborto es necesario por una malformación del feto o por
una agresión sexual, luego se mira para otra parte cuando se aborta por
cualquier motivo. Dicen también que la Eutanasia es necesaria para evitar los
horribles sufrimientos y cuando no hay posibilidad de curación, pudiendo
atenderlos en los hospitales con médicos especialistas en el tratamiento contra
el dolor, luego se llega a abandonar a los viejos en los hospitales sin
atenderos ni alimentarlos para que se mueran antes. Como siempre la Iglesia ha
seguido las modas. Los ladrones y asesinos, con el pretexto de que lo esencial
es la reinsercción social, no solo se les impone penas mínimas, pero además se
excusan sus acciones porque son el fruto de una infancia desgraciada.
Los
nuevos teólogos del Relativismo, se apoyan sobre esta nueva moda, y predican el "bonismo", el “Dios te quiere como eres”, y el “hagas lo que hagas Dios siempre
te querrá” y al estar convencidos de que es Dios es el que se tiene que adaptar
al mundo y no el mundo a Dios y de que todos somos hijos de Dios, sin que lo
demostremos por nuestras acciones, esta mentalidad conduce a las almas a la
anestesia, la petrificación y al abandono de la Fe. El Infierno y el Demonio son
invenciones de la Edad Media. Esta mentalidad es lo que ha provocado la
profunda crisis de la Iglesia, espantando a muchas almas que tienen sed de la verdadera Palabra de Dios transmitida por Jesús en su Evangelio, del cual solo
escogen lo que les gusta, que es la Misericordia de Dios pero nunca su
Justicia. En el sermón de la montaña solo se habla de las Bienaventuranzas, sin comentar que estas se dan solo a los humildes y arrepentidos. las Imprecaciones que son maldiciones, ya que el ambiguo "¡Ay de vosotros!", en castellano en francés se dice: "Malheur a vous!", (¡Que la desgracia caiga sobre vosotros!), nunca se nombran.
De ahí viene la falta de vocaciones, el abandono de la práctica religiosa, de los Sacramentos de la Eucaristía y de la Penitencia, estando los confesionarios llenos de telas de arañas, el cambio del Sacramento religioso que ha sido sustituido por la convivencia, y del desprecio y el olvido de todos los Sacramentos en general.
De ahí viene la falta de vocaciones, el abandono de la práctica religiosa, de los Sacramentos de la Eucaristía y de la Penitencia, estando los confesionarios llenos de telas de arañas, el cambio del Sacramento religioso que ha sido sustituido por la convivencia, y del desprecio y el olvido de todos los Sacramentos en general.
María Valtorta era con la Biblia la lectura de la Madre Teresa de Calcuta, y la del Padre Pío de Pietrelcina que la recomendaba a sus fieles, diciéndoles que debían leer sus escritos.
DEL
EVANGELIO COMO ME HA SIDO REVELADO DE MARÍA VALTORTA
En Rama, en casa de la hermana de Tomás.
Jesús habla sobre la Salvación.
Dura apostrofe a Jerusalén.
SEÑOR, ¿SON MUCHOS LOS QUE SE SALVARÁN?
MUCHOS SON LOS LLAMADOS Y POCOS LOS ELEGIDOS
[…] La noticia de la presencia en el Pueblo de Jesús de Nazaret se
ha esparcido, y todos los de Rama están en las calles, y con fervientes ganas
de acercarse, Jesús lo ve y dice a Tomás: “¿Por qué no vienen? ¿Es que tienen
miedo de Mí? Diles que los quiero”.
¡Tomás no deja que se lo repitan dos veces! Va de uno a otro
corrillo, tan rápido que parece una mariposa volando de flor en flor, y los que
oyen la invitación tampoco esperan a que se lo digan dos veces. Todos se pasan
la voz y corriendo, van alrededor de Jesús, dejando que, llegados al cruce
donde está la casa de Tomás, hay ya una discreta aglomeración de personas que
respetuosamente hablan con los Apóstoles y los familiares de Tomás, preguntando
esto o aquello.
Comprendo que Tomás ha trabajado mucho durante los meses de
Invierno, y mucho de la doctrina evangélica se conoce en el pueblo. Pero desean
una explicación más detallada y uno, que se ha quedado muy impresionado por la
bendición que Jesús ha dado a los niños de la casa que le hospeda y por cuanto
ha dicho de Tomás, pregunta: “¿Entonces, todos serán justos por esta bendición
tuya?”.
“No por la bendición. Por sus acciones. Les he dado la fuerza de
la bendición para confirmarlos en sus acciones. Pero son ellos los que tienen
que cumplir las acciones, y que estas sean solo acciones justas para conseguir
el Cielo. Yo bendigo a todos… pero no todos se salvarán en Israel”.
“Es más, se salvarán muy pocos, si siguen como ahora” dice Tomás en tono de queja.
“¿Qué dices?”
“La verdad. El que persigue a Cristo y le calumnia, el que no
practica lo que Él enseña, no tendrá parte en su Reino” dice Tomás con su
fuerte voz.
Uno le tira de la manga:”¿Es muy severo?” pregunta, señalando a
Jesús.
“¡Lo contrario, demasiado bueno!”
“¿Yo? ¿Tú qué opinas, que me salvaré? No estoy entre los
discípulos. Pero tú sabes cómo soy y cómo he creído siempre en lo que me
decías. Más no sé qué hacer. ¿Qué tengo que hacer exactamente para salvarme,
además de lo que hago?”.
“Pregúntale a Él. Tendrá mano más suave que la mía, y juicio más
justo”.
El hombre avanza hacia Jesús y le dice: “Maestro, yo observo la Ley, y desde que Tomás me repitió tus palabras, trato de ser todavía más observante. Pero soy poco generoso. Hago lo que no tengo más remedio que hacer. Me abstengo de hacer lo que no está bien porque tengo miedo del Infierno. Pero estoy apegado a mis comodidades, y… lo confieso, me las ingenio mucho para hacer las cosas sin pecar pero tampoco incomodándome demasiado a mí mismo. ¿Con esta forma de actuar, me salvaré?”.
El hombre avanza hacia Jesús y le dice: “Maestro, yo observo la Ley, y desde que Tomás me repitió tus palabras, trato de ser todavía más observante. Pero soy poco generoso. Hago lo que no tengo más remedio que hacer. Me abstengo de hacer lo que no está bien porque tengo miedo del Infierno. Pero estoy apegado a mis comodidades, y… lo confieso, me las ingenio mucho para hacer las cosas sin pecar pero tampoco incomodándome demasiado a mí mismo. ¿Con esta forma de actuar, me salvaré?”.
“Te salvarás. Pero, ¿Por qué ser avaro con el buen Dios, que tan
generoso es contigo? ¿Por qué pretender para uno mismo sólo la salvación, a
duras penas arrebatada, y no la gran santidad que produce inmediatamente eterna Paz? ¡Ánimo, hombre! ¡Sé generoso con tu alma!”.
El hombre dice humildemente: “Lo pensaré, Señor. Lo pensaré.
Siento que tienes razón, y que perjudico a mi alma obligandola a una larga
expiación antes de conseguir la Paz”.
“¡Eso es! Este pensamiento ya es un comienzo de
perfección”.
Otro de Rama pregunta: “¿Señor, son pocos los que se salvan?”
“Si el hombre supiera vivir con respeto hacia sí mismo y amor
reverencial a Dios, todos los hombres se salvarían, como Dios desea. Pero el
hombre no actúa así. Como un necio se entretiene con el similor, en vez de
coger el oro verdadero. Sed generosos en vuestro deseo del Bien. ¿Os cuesta? En
eso está el mérito Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. La otra,
bien ancha y engalanada, es una
seducción de Satanás para desencaminaros. La del Cielo es estrecha, baja,
austera, adusta. Para pasar por ella han de ser ágiles y ligeros, y no estar
apegados a las pompas ni a la materialidad. Para poder pasar hay que ser
espirituales. Si no, cuando llegue la hora de la muerte, no lograréis cruzarla.
En verdad, se verán a muchos que tratarán de entrar, pero tan engrosados de
materialidad, tan engalanados de pompas humanas, tan endurecidos por una costra
de pecado, tan incapaces de agacharse a causa de la soberbia, que ya es su
esqueleto, que no lo lograrán.
Irá entonces el Amo del Reino para cerrar la puerta, y los que están afuera, llamarán a la puerta gritando: “¡Señor, ábrenos! ¡Estamos también nosotros aquí!”. Pero Él dirá: “En verdad os digo que Yo no os conozco, ni sé de donde venís”. Y ellos: “¿Cómo es posible? ¿No te acuerdas de nosotros? Hemos comido y bebido contigo, te hemos escuchado cuando enseñabas en nuestras plazas”. Pero Él responderá: “En verdad, no os reconozco. Cuanto más os miro, os veo saciados de aquellas cosas que declaré alimentos impuros. En verdad, cuando más os escruto, más veo que no sois de mi familia.
Irá entonces el Amo del Reino para cerrar la puerta, y los que están afuera, llamarán a la puerta gritando: “¡Señor, ábrenos! ¡Estamos también nosotros aquí!”. Pero Él dirá: “En verdad os digo que Yo no os conozco, ni sé de donde venís”. Y ellos: “¿Cómo es posible? ¿No te acuerdas de nosotros? Hemos comido y bebido contigo, te hemos escuchado cuando enseñabas en nuestras plazas”. Pero Él responderá: “En verdad, no os reconozco. Cuanto más os miro, os veo saciados de aquellas cosas que declaré alimentos impuros. En verdad, cuando más os escruto, más veo que no sois de mi familia.
En verdad, veo ahora de quien sois
hijos y súbditos del Otro. Tenéis por Padre a Satanás, por madre la carne, por
nodriza la soberbia, por siervo el odio, por tesoro tenéis el pecado y vuestras
gemas son los vicios. En vuestro corazón está escrito: “Egoísmo”. Vuestras
manos están manchadas de fraudes contra vuestros hermanos. ¡Fuera de aquí!
¡Lejos de Mí, todos vosotros obradores de iniquidad!
Y entonces, mientras que Abraham, Isaac,
Jacob y todos los Profetas y justos del Reino de Dios se presentarán, viniendo
de lo profundo del Cielo fulgidos de gloria, ellos, los que no tuvieron Amor,
sino egoísmo, no sacrificio, sino molicie, serán arrojados lejos, recluidos en
el lugar donde el llanto es eterno y no hay sino terror.
Y los resucitados gloriosos, venidos de Oriente y de Occidente, de
septentrión y del mediodía, se congregarán en la mesa nupcial del Cordero, Rey
del Reino de Dios. Entonces se verá que muchos que parecieron “mínimos” en el
ejército de la Tierra, serán los primeros en la Ciudadanía del Reino, y de la
misma manera, verán que no todos los poderosos de Israel serán poderosos en el
Cielo, ni todos los que Cristo eligiera para el destino de siervos suyos habrán
sabido merecer la elección para la mesa nupcial.
Antes, al contrario verán que muchos, considerados los “primeros” serán no solo los últimos, sino que no serán ni siquiera últimos. Porque muchos son los llamados, más pocos los que de la elección saben hacerse una verdadera Gloria”.
Antes, al contrario verán que muchos, considerados los “primeros” serán no solo los últimos, sino que no serán ni siquiera últimos. Porque muchos son los llamados, más pocos los que de la elección saben hacerse una verdadera Gloria”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario