MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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viernes, 7 de mayo de 2021

ESTE MUNDO HA SIDO CREADO PARA QUE CONOZCAMOS A DIOS, Y PARA QUE APRENDAMOS EL CAMINO PARA ACCEDER A SU SANTO REINO.









Hemos venido a este mundo para conseguir lo más importante, que es alcanzar la felicidad verdadera y eterna, que solo se puede conseguir con la ayuda de Dios Todopoderoso creador del Universo visible e invisible. Dios nos ha dado toda una Vida para conseguirlo. Teniendo en cuenta que la vida es breve, que la hora de la muerte es incierta pero segura, y que puede llegar en cualquier momento y a  cualquier persona, que sea joven o vieja, es una gravísima imprudencia olvidarnos de nuestro futuro destino.

La cosa más importante, es asegurarnos esa eternidad, dice Jesús a María Valtorta que si contáramos todos los granillos de arena de todas las playas del mundo; todas las gotas de agua de los ríos y de todos los mares de la Tierra, todo ello sería menos de un "momento" comparado con la eternidad.

La Virgen María dijo, creo que fue a los pastorcillos de Fátima, que si la gente pensara en ello, todo el mundo se convertiría. ¡Desgraciadamente la gente se de cuenta de ello cuando le ocurre una gran desgracia, o a la hora de la muerte, ¡Pero para algunos será demasiado tarde!


Todo el mundo está llamado a la Santidad, que es el medio más directo y rápido para conseguirlo, para lograrlo, el Hijo de Dios ha bajado a la Tierra para enseñarlos el único camino para alcanzar ese Reino de la eterna felicidad, nos ha enseñado ese camino con su predicación y con su ejemplo, y nos ha dicho que lo más importante es creer en Él, ser humilde, y perdonar a los que nos han ofendido. 

Una vez muerto por nosotros después de una terrible Pasión y agonía, que ha sido necesaria para rescatarnos del gravísimo pecado de Adán, Jesús sigue con nosotros a través de la única Iglesia fundada por Él que es la Iglesia Católica. Todas las sectas disgregadas de la Vid del Señor, fundadas por la soberbia de los iluminados cuyo padre es Lutero, son una grave ofensa a Dios, ya que a pesar de lo que dijo Jesús, que las puertas del Infierno no prevalecerán en su Iglesia, toda una multitud formada por miles de nuevos "iluminados", están convencidos de que han sido los elegidos para sustituirla. 

Esas son las tres condiciones necesarias y suficientes para alcanzar la Vida eterna.

-Creer en Jesús no solo es afirmarlo, hay que demostrarlo cumpliendo sus mandamientos, o por lo menos luchando con toda su fuerza para poder conseguirlo, ya que Dios mira nuestras intenciones.

-Ser humilde es querer pasar desapercibido a los ojos de los hombres. San Juan de la Cruz dice que hay que hacer el bien incluso si Dios no lo viera. 

-Perdonar a nuestros enemigos, para que Dios nos perdone, y amarlos por compasión, ya que conocemos la desgracia tan grande de los condenados, a este efecto se puede afirmar que un condenado tendría unos sufrimientos más grandes que los soportados en esta Tierra por toda la Humanidad, desde su inicio hasta su final, ya que estos últimos son finitos, y los otros eternos, es decir infinitos.

Jesús le dice a María Valtorta en su espantosa descripción del Infierno, que el sufrimiento de un condenado es eterno y semejante a lo que Él sufrió clavado en la Cruz. La misma Virgen María dijo en Fátima que mucha gente se condena porque no hay nadie que rece por ellos, es decir porque nadie los quiere.




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