MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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viernes, 10 de marzo de 2017

LA TREMENDA LUCHA ENTRE DIOS, Y EL ESPÍRITU DEL MAL, PARA APROPIARSE DE LAS ALMAS


Dice Jesús: En lo alto, el Incansable obra el bien para vosotros.
 En las profundidades, el incansable obra el mal para vosotros.




Y encima llaman Iglesia Peregrina a la Iglesia Militante.


                En el mundo actual, he encontrado toda una serie de personas, y lo más grave consagrados y sacerdotes, que no creen ni en las posesiones, (que dicen que son enfermedades mentales), ni en los exorcismos (que dicen que ¡son debidas al efecto placebo!). No hay duda alguna que estos individuos nunca sufrieron persecuciones como son ataques indirectos,  situaciones en las cuales, el demonio aterroriza a los que aman a Dios,  porque predican su Doctrina con Santo temor, sin hablar de los ataques directos como los que sufrieron los grandes Santos como San Pablo, San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, el Santo Cura de Ars, el Padre San Pío de Pietrelcina, y tantos más.

          Son individuos pues, sin emitir ningún juicio, solo por pura lógica, que no solo no han recibido ningún ataque indirecto, ni directo, pero que además, tampoco han estado sometidos a grandes tentaciones, ya que para ser Santos, hay que sufrir la persecución de Satanás, y aún así, mantenerse fieles. Como está escrito al final de este escrito de los Cuadernos de María Valtorta de 1.944.

         Lo que sí es de sobra conocido, es que el enemigo ataca a los Santos porque no los tiene a su alcance, y deja tranquilo a los mediocres porqué los tiene a su merced, por eso los primeros creen firmemente en la acción del demonio, y los otros no.


             Y la explicación del por qué, es bien evidente: El hombre tiende a juzgar todos los acontecimientos según su manera de ser: y así, el borracho se cree que todo el mundo bebe, el ladrón cree que todo el mundo roba, y el que es mediocre en la fe, se cree que todos lo son, y los que no están de acuerdo con él son unos fanáticos.

          Por esa razón, el que nunca ha sido sometido a los embistes del demonio, se cree que nadie lo ha estado, y que por eso, el demonio no existe, y es una pura invención de los que no son como él.

       Y aquí se denota una falta grave, el horrendo pecado de Satán, la soberbia que le induce a algunos que se hacen llamar "teólogos" a colocarse por encima del mismo Dios, al creer que el mundo gira alrededor de ellos, llegan a convencerse de que todas las interpretaciones antiguas, que son distintas a las suyas están equivocadas, y que hay que volver a adaptarlas a su modo de ser. Se toman por elegidos y enviados por Dios para restablecer la verdadera Religión.


  


De los Cuadernos de María Valtorta
Dice Jesús respondiendo a ciertas reflexiones mías:


           “Lucifer es inteligentísimo, además de ser astuto, emplea la astucia para urdir acechanzas, pero emplea la inteligencia para pensar si puede arruinar a una criatura y cuándo y como puede hacerlo y por lo tanto apenarme. Puedes estar segura que jamás derrocha su tiempo.

           Y como tiene mucho que hacer en la numerosa población del globo, por más que sea omnipresente en la Tierra y por más que la exigua atención del hombre y su escasa voluntad hacia el bien conviertan la ya enorme potencia de Lucifer en casi omnipotencia sobre las criaturas, tiene que calcular bien su tiempo y no perder un minuto para trabajar con provecho. Con el nefasto provecho de colmar sus cofres infernales con los tesoros que le roba a Dios, es decir, las almas.

              En verdad, es un incansable trabajador. En lo alto, el Incansable obra el bien para vosotros. En las profundidades, el incansable obra el mal para vosotros. Y en verdad te digo que este es más afortunado que Dios. Sus conquistas son más numerosas que las mías. Mas como puedes comprender bien por la premisa, aun siendo astuto e inteligente, estando tan atareado no puede concederse el lujo de ocuparse de todos en igual medida. Y no se lo concede.

             ¡Oh, aunque lo sea en el ámbito del mal, es un asceta de la idea que persigue, está entregado por completo a ella, no se distrae, no se aviene a transacciones ni a desfallecimientos ni a postergaciones! ¡Oh, hombres, si vosotros fuerais en cuanto al  bien lo que es Satanás en cuanto al  mal! Más no lo sois.

             Cuando una criatura nace a la inteligencia, Lucifer se ocupa poco de ella; se limita a observarla escudriñándola como a un probable chivo de su rebaño infernal en el futuro. Pero a medida que la criatura comienza a saber pensar, a saber emplear su voluntad, es decir cuando ya ha pasado los siete años, Lucifer aumenta sus atenciones y empieza su adoctrinamiento.

             El  ministerio angélico instruye y conduce a los espíritus con palabras de luz. El ministerio satánico instruye e instiga a los espíritus con palabras de tinieblas. Es una lucha interminable. Que venza o pierda el uno, que venza o pierda el otro, el ángel de la luz y el ángel de las tinieblas combaten en torno a un espíritu hasta el último minuto de su vida mortal, para arrebatarse recíprocamente la presa, el uno para devolvérsela a su Señor, en la luz, luego de haberla tutelado por todo su día terrena; el otro para arrastrarla en las tinieblas si, por último la victoria fue suya.

              Mas entre esos dos que combaten, hay otro ser que, en el fondo es el personaje más importante: está el hombre por el cual los dos combaten. Está  el hombre libre de seguir su voluntad y dotado de inteligencia y razón, munido de la fuerza incalculable de la Gracia, que le han concedido el Bautismo y que los Sacramentos le mantienen y le aumentan.

             Como tú sabes, la Gracia es la unión del alma con Dios. Por este motivo tendría que daros una fuerza tal que os hiciera inaferrables e incorruptibles ante las insidias y corrupciones satánicas, puesto que la unión con Dios tendría que convertiros en semidioses. Mas para permanecer siendo tales hay que quererlo; hay que decirle a Satanás y a si mismos: “Yo pertenezco a Dios y quiero ser solo de Dios”. Por eso es necesario obedecer los preceptos y consejos; por eso es necesario un esfuerzo continuo para seguir, perseguir, conquistar el bien, un bien cada vez mayor; por eso es necesario observar absoluta fidelidad y constante vigilancia; por eso es necesario heroísmo para vencerse a sí  mismos y vencer lo exterior, frente a las seducciones de la concupiscencia trina y en sus múltiples aspectos.

              Pocos, muy pocos, excesivamente pocos, saben hacer estas cosas. Entonces, ¿qué pasa? Entonces, Satanás se ocupa poco de ellos, que pueden ser capturados fácilmente, cuando el lo quiera y que, una vez capturados, se encuentran inertes, sin intentar huir. Actúa con ellos como el gato con el ratón. Les coge,  les aprieta un poco, les aturde y luego los deja, limitándose a propinarles un nuevo zarpazo, un nuevo mordisco, si advierte la señal de una tímida fuga. Pero hace sólo eso. Sabe que son “suyos” y no pierde mucho tiempo por ellos ni usa mucha inteligencia.

             ¡En cambio con los “míos”, con los “míos” es otra cosa! Los “míos” son la presa que aguijonea sobremanera su hambre maligna. Son los “inaferrables”. Y Satanás, como un cazador experto, sabe que es meritorio capturar la presa difícil. Son la “dicha” de Dios y Satanás festeja mucho cuando puede darle un dolor a Dios, cuando puede ofenderle y desilusionarle. Vive de odio. Del mismo modo que Dios vive de Amor. Él es el Odio así como Dios es el Amor  El odio es su sangre así como el Amor es la mía. He aquí por qué multiplica los cuidados y la vigilancia en torno a uno que es “mío”.

             Entrar en una fortaleza desmantelada es un juego de niños. No le interesa al cruel  rey del Infierno. Le interesan las fortalezas de Dios, las rocas puras y lisas, límpidas como el cristal, resistentes como el acero, que llevan esculpido en todas partes, aún en las honduras más profundas, el Nombre más santo: el nombre de Dios. Es más propio de esas profundidades, el nombre filtra como un fluido que emana desde lo íntimo hacia el exterior. Es el nombre que aman, que sirven, que pronuncian, con el espíritu en adoración, a cada latido de su corazón. Por eso el gozo de Satanás consiste en cogerles, en cogeros, en arrebataros a Mí, en borrar ese Nombre de vuestro ser trino, hecho de espíritu, carne y razón, y hacer de vosotros que sois las flores de mi jardín, inmundicia para su infierno y luego reír, arrojando su risa blasfema contra el  trono divino, reír por su victoria sobre el hombre y sobre Dios.

              Cuanto más sois “míos”, más se empecina en haceros suyos. Y como en vosotros existe una voluntad y una vigilancia asiduas, el, el Astuto, no os sigue y persigue con el método que emplea para los demás. Por el contrario, os ataca a traición, manteniendo distancias cada vez más largas, en los momentos más imprevisibles y con los motivos más inesperados. Se aprovecha del dolor, de la necesidad, del abandono, de las desilusiones y se abalanza como una pantera sobre vuestra desconsolada debilidad, sobre vuestra atónita debilidad de ese momento con la esperanza de venceros esta vez para rehacerse de todas las veces que le habéis vencido.

              ¿Cuáles son sus medios? Son infinitos. ¿Cuál es su método? Es uno solo: la dulzura benévola, engañosa, la palabra meditada y calma, la apariencia de un amigo que ayuda, que está dispuesto a ayudar.

              ¿Ya has sufrido estos asaltos? Los sufrirás aún, serán numerosos y cada vez más astutos. ¡Oh, que rencor hacia Mí y hacia ti! Cada vez más sufrirás estos asaltos y serán tan sutiles que lograrán engañar hasta el más listo. 


         Quiero decir “listo” desde un punto de vista humano pues, ¡sonríe, oh alma que amo!, la sencillez que está impregnada totalmente de Dios, y que así se conserva, es impenetrable a cualquier sutileza.

              Los asaltos herirán tu carne. Mas la cicatriz que marca la carne representa el  honor del soldado y afirma: “Esta señal es la prueba de una batalla viril”. Y cuanto mas la carne del soldado está marcada por estas señales, tanto mas el mundo se inclina ante ese valiente. En las batallas espirituales sucede lo mismo. Y vuestras heridas, que no dañan el espíritu sino que cubren de livor solamente la envoltura del espíritu-rey, constituyen vuestro honor. Y por ellas seréis honrados en el Cielo.

              En verdad te digo que llamáis “Mártires” solo a los que perecieron por obra de los tiranos. Pero lo son todos mis santos, porque para ser santos debieron sufrir la persecución de Satanás y aún así, mantenerse fieles. ¡Gloria a los que vencen! Las palmas celestes son para vosotros”.




jueves, 9 de marzo de 2017

SUBLIME EXPLICACIÓN SOBRE LA CARTA DE SAN PABLO A LOS ROMANOS EN DONDE DICE QUE LOS QUE NO HAN CONOCIDO EL EVANGELIO, SERÁN JUZGADOS POR LA VOZ DE SU CONCIENCIA; TREMENDO CASTIGO PARA LOS QUE DE BURLAN DE LA LEY DE DIOS.


Iglesia de la Stma. Virgen del Perpetuo Socorro de Granada. 
Están abajo las estatuas de S. Juan de la Cruz y de Sta Teresa de Ávila



LECCIONES SOBRE LA EPÍSTOLA DE S. PABLO A LOS ROMANOS ( Cap 2º, v. 12)


                         Dictado a María Valtorta (16/1/1.948)

Dice el Autor Santísimo:
“La gran misericordia de Dios resplandece más luminosamente aún en las palabras de Pablo que, inspirado, proclama cómo únicamente perecerán aquellos que no reconocen ley alguna – natural sobrenatural ni racional – mientras que aquellos que conocieron la ley y no la practicaron, serán condenados por la misma Ley que salva; y más aún: que los gentiles que no tienen la Ley sino que, natural y racionalmente, hacen lo que la Ley para ellos desconocida, prescribe – entregándose, por la sola luz de la razón, por su rectitud de corazón, por sumisión a las voces del Espíritu, desconocido pero presente, único maestro para su espíritu de buena voluntad, por obediencia a aquellas inspiraciones que ellos siguen, porque su virtud las ama sin saber que, de modo inconsciente, sirven a Dios – que estos gentiles, que con sus actos dan a entender que la Ley se halla escrita en su corazón virtuoso, serán justificados en el día del Juicio.


        Esas tres grandes categorías las observamos en el Juicio Divino y por ellas resplandecen una misericordia y Justicia perfectas.



Primera Categoría: Los rebeldes


Los que no reconocen ley alguna natural, humana y por tanto racional, ni sobrehumana ¿Quiénes son? ¿Los salvajes? No. Son los Luciferes de la Tierra cuyo número va creciendo progresivamente con el correr de los tiempos, cuando por el contrario, la civilización y la difusión del Evangelio con la predicación inexhausta del mismo, deberían hacer que su número se fuera reduciendo cada vez más. Más la paz, la justicia y la luz están prometidas a los hombres de buena voluntad, y ellos son de mala voluntad.

Son los rebeldes a toda ley, aún la natural y por tanto, inferiores a los brutos. Reniegan voluntariamente de su naturaleza de hombres, seres racionales, dotados de inteligencia y de alma. Hacen cosas contra la naturaleza y la razón. No merecen sino desaparecer de entre el número de los hombres, que fueron creados a imagen y semejanza de Dios y en efecto, perderán su condición de hombres, tomando la de demonios queridos por ellos.

Y aquí recuerdo un hecho impresionante, ocurrido en Andalucía, que me relató hace muchos años la Madre Priora de un Carmelo. En Cádiz había una familia profundamente cristiana, el padre de familia era ateo convencido, y se burlaba de la Religión de los miembros de su familia. Ellos le insistían en que se confesara.

Después de mucho rogarle, este accedió a confesarse, para burlarse del Sacramento: llamaron a un Sacerdote, que le oyó en confesión. en el momento de pronunciar el ritual de la absolución, el Sacerdote le dijo que esperara un momento ya que al tener un lapsus de memoria, iba a recoger el libro que había dejado en su automóvil. A su vuelta, para dar la absolución, el padre de familia murió, por lo cual no pudo recibir la absolución.




Segunda categoría: Los hipócritas


Los falaces, los que se burlan de Dios, los que teniendo la Ley, teniéndolo sólo no la practican. Y, ¿Puede decirse que la tienen de verdad, no sacando beneficio alguno de ella? Son semejantes a aquellos, que poseyendo un tesoro lo dejan improductivo y abandonado. No extraen del mismo, frutos de vida Eterna ni ventajas para antes de su muerte; y Dios les condenará porque tuvieron el don de Dios y no hicieron uso de él en reconocimiento al donante que les puso en la parte escogida de la Humanidad: en la de su Pueblo marcado con el signo cristiano.

Lo más espantoso de este Padre de familia que se burló de Dios en el Sacramento de la Confesión de los pecados, fue que el cadáver desapareció y tuvieron que hacer el simulacro del entierro con un féretro lleno de piedras, para hacer creer que estaba de cuerpo presente. Y es que de Dios, nadie se burla, tarde o temprano, si no se arrepienten, castigará siempre a los culpables.




Tercera categoría: Los Gentiles.

 Hoy en día damos tal calificación a los que no son cristianos Católicos. Llamémoles así mientras meditamos las palabras de Pablo. Ellos, que sin tener la Ley, hacen naturalmente lo que la Ley prescribe – y es para ellos su ley, mostrando así cómo su espíritu ama la virtud y tiende al Bien supremo – ellos, cuando juzgue Dios, por medio del Salvador las secretas acciones de los hombres, serán justificados.

           Estos son muchos, en gran número. Será la muchedumbre inmensa… de toda nación, tribu, pueblo, lengua, sobre la cual, en el último día, por los infinitos méritos de Cristo inmolado hasta el derramamiento de la última gota de sangre y humor acuoso, aparecerá impreso, como premio de salvación y premio, antes del último e inapelable juicio, el sello del Dios vivo.

       Su virtud, su obediencia espontánea a la Ley les habrá bautizado sin más bautismo, les habrá consagrado sin otro crisma que los infinitos méritos del Salvador. El Limbo no será ya en adelante morada de los justos, pues como sucedió en la tarde del Viernes Santo, que el Limbo se vació de los justos que en él había, porque la Sangre derramada por el Redentor los había purificado de la mancha original, así será en la tarde de los tiempos, en que los méritos de Cristo, triunfador de todos sus enemigos, les absolverá del hecho de no haber sido de su grey en atención a su fe firme de pertenecer a la Religión justa; y les premiará las virtudes que ejercitaron en vida.

       Si así no fuese, Dios defraudaría a esos justos que se impusieron una ley de justicia y defendieron la justicia y la virtud. Y Dios no defrauda jamás por más que, a veces, se demore su realización; pero siempre es cierto su premio”.





martes, 7 de marzo de 2017

SIGNIFICADO MISTICO DEL JUICIO DE SALOMÓN: TODAS LAS ALMAS DE LOS ELEGIDOS SERÁN JUSTIFICADAS POR SU AMOR A JESÚS







Hoy he visto otra vez en la televisión la película sobre la vida del Rey Salomón, y me ha recordado un hecho ya conocido por mí, pero que hoy he visto más claro que nunca, ya que es una profecía muy significativa, que representa de una manera muy mística, como Dios puede distinguir a sus verdaderos hijos y herederos de los que no lo son, y que además reclaman para ellos una herencia que no les pertenece.

     En la época de Salomón, dos mujeres dicen que el hijo, o sea su descendencia y su premio, les pertenece, y al no haber testigos, Salomón, inspirado por la Sabiduría de Yahvé, somete a una prueba infalible para determinar a quien de las dos mujeres pertenece el hijo. Y es que una madre verdadera, ama a su hijo porque es carne de su carne y sangre de su sangre, la madre impostora, aunque lo quiere para sí, al ver que ha perdido su verdadero hijo, lo ama menos, porque no ha salido de su seno.

     Lo mismo ocurre en este mundo, Todos los hombres tanto los no creyentes, como los hijos de Dios, cuyo nombre está inscrito en el libro de la Vida, quieren la herencia que es la felicidad, como ambas madres ante Salomón, los cuales simbolizan a toda la Humanidad y a Dios en el Juicio que separará a los hijos de Dios y a los hijos de las tinieblas; los que por su comportamiento han perdido esa herencia, son semejantes a la madre que ha asfixiado a su hijo en la cama, o a Esaú que ha vendido su derecho de primogenitura por un plato de lentejas. 

     Todos los Cristianos saben que la verdadera felicidad se obtendrá solo cuando todo el mal será erradicado, el mal cuyo padre es Satanás, que es el causante de todas las desgracias de la humanidad: Guerras, causadas por el odio, pobreza y miseria provocadas por el egoísmo, enfermedades del cuerpo y del alma, provocadas, o heredadas por infinidad de vicios y de distorsiones de la mente contrarias a la conciencia puesta por Dios en el hombre. Pues bien, para poseer esa felicidad, la primera condición es precisamente esa: amar la Virtud, que es fuente de todos los bienes, y odiar el pecado que es fuente de todos los vicios, generadores de todos los males.

     Pero la verdadera  Virtud, en este mundo solo existió, y sigue existiendo místicamente en este mundo: Es Cristo Jesús, que vino a la Tierra y cuyo nacimiento conmemoramos el 25 de Diciembre, día de Navidad. Su Vida entera se dedicó a practicar el bien y la Virtud, denunciando el egoísmo, el orgullo y la falta de caridad de los Fariseos, para eso se encarnó de la Virgen María, el Arca de la nueva Alianza, y siendo Dios se hizo también Hombre, para que nadie le pueda decir el día del Juicio: "Tú no has sabido lo que es ser hombre y estar sometido a todas las tentaciones del mundo y de la carne".

     Jesús se ofreció en la Cruz como Víctima expiatoria de toda la Humanidad, para lo cual, como le dice San Juan de la Cruz, le debemos además del agradecimiento por habernos creado, la correspondencia del Amor, por esa razón merece aún mayor consideración que el amor que tiene un hijo hacia su padre, esa sublimidad de amor se llama Adoración.

     Y de la misma manera que ocurrió en el juicio salomónico, pero a la inversa, Dios reconocerá a sus hijos en aquellos que amaron y adoraron al Hijo de Dios, y solo esos serán merecedores de poseer la Vida Eterna, por eso dijo Juan Bautista, el más grande de los Profetas: De la misma manera que Salomón reconoció a la verdadera madre, ante el sufrimiento de su hijo, Dios reconocerá sus hijos por el sufrimiento que les produce la Pasión y muerte de Jesús.

     ¡Ay de los que conocen la vida y las obras de Jesús, su terrible Pasión y muerte, y se muestran indiferentes, es la prueba de que no están inscritos en el libro de la Vida!

Nadie te ama como Jesús:

http://www.youtube.com/watch?v=mKMd0V2wSGw


"El Padre ama al Hijo y le ha confiado todo. El que cree en el Hijo tiene la Vida eterna; pero quien no lo acepta, no tendrá esa Vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él" (Jn 3- 35, 36)

     Y también dijo directamente Jesús: 

    "Yo os aseguro que quien acepta todo lo que Yo digo y acepta al que me ha enviado, tiene la Vida Eterna; no sufrirá un juicio de condenación, sino que ha pasado de la muerte a la Vida" (Jn 5-24). 




sábado, 4 de marzo de 2017

DIJO JESÚS: "EL QUE MATA POR ESPADA MORIRÁ POR ESPADA"



Regina Angelorum,vencedora 
del dragón Infernal



LA JUSTICIA DE DIOS PAGA A TODOS CON LA MISMA MONEDA QUE ELLOS HAN UTILIZADO.


LUCIFER TRAJO POR EVA LA MUERTE FÍSICA DE ADÁN Y DE TODOS SUS DESCENDIENTES; DIOS TRAJO POR MARÍA LA RESURRECCIÓN Y LA MUERTE ETERNA DE LUCIFER Y DE TODOS SUS SEGUIDORES.


Si la Ley de Yahvé "ojo por ojo, diente por diente", ha sido perfeccionada por Jesús que es la Misericordia, es porque ha venido a ofrecer su vida para redimirnos y tratar de convertir a los pecadores, como así se lo dijo a los Fariseos, que le acusaban de comer con los publicanos y los pecadores, he venido a curar a los enfermos, y no para los justos, como dice el Evangelio de hoy Sábado 4 de Marzo de 2.017. Y para que se produzca una conversión, es necesario ejercer la misericordia que es el amor al pecador, es la medicina  que puede sanar mucho mejor que el desprecio y el rigor, que es el veneno que empeora la salud del enfermo.

Muchos fieles y lo que es peor, muchos Pastores no han llegado a asimilar estas reflexiones, y se creen que esta misericordia se ejercerá también en el otro mundo en el día del Juicio particular, lo que es un tremendo error, ya que en ese momento, ya no existirá la libertad, y el alma no podrá mejorar ni empeorar su condición, la mies ha sido ya segada, y ha dado el fruto de su desarrollo terreno. Es lo que ocurre con las almas del Purgatorio, que ya no pueden hacer de por sí, nada por disminuir sus penas, el Demonio ya no puede por eso allí molestarlas. Y es una gran obra de Misericordia rezar por ellas para que alcancen la visión de Dios lo más pronto posible.

El cayado de Pastor de Jesús se transformará en Cetro Real, y se tratará a cada cual según sus obras, con una Justicia inexorable pero perfecta. La Ley de Yahvé del Antiguo Testamento, volverá a aplicarse con mucha mayor rigor, ya no será el ojo por ojo y el diente por diente, sera el ojo y el diente por el horror eterno, para los pecadores empedernidos, los impíos, los cuales han desechado toda su vida las Gracias que Dios les había enviado, durante toda su vida para su arrepentimiento y su conversión, pero burlándose de su Doctrina, se entregaron a todos los vicios. 






lunes, 27 de febrero de 2017


LA CRUZ DE CRISTO ES EL ESTANDARTE UNIVERSAL
PARA RESCATAR A TODA LA HUMANIDAD




EL SUBLIME VALOR DEL SUFRIMIENTO



Personalmente, me ha costado muchos años comprender el valor del sufrimiento, siendo una persona de mentalidad cartesiana, es decir que me gusta comprender el por qué de las cosas, nunca llegué a captar su significado tan profundo, afortunadamente, creo que el Señor me lo ha dado a entender.

Había leído la vida de los Santos, como San Juan de la Cruz, y recuerdo su estancia en la prisión de Toledo, encerrado nueve meses en un cuarto estrecho, de donde le sacaban todos los viernes para ser azotado delante de toda la comunidad de frailes calzados. Dicen que fue allí donde compuso los más sublimes tratados de mística, como la noche oscura del alma, según creo recordar.

También recuerdo, que una vez que logró escapar de su prisión, y fue a parar al convento de las Descalzas de Toledo, completamente demacrado y macilento por tanto sufrimiento, se agarró a la reja, dando gracias a Dios por esta prueba tan dura, sabiendo que le reportaría a él y a las almas, grandes provechos.

Él mismo explica en la escala mística, que es la que nos hace subir hasta la unión con la divinidad, desde el primer peldaño, que nos hace apartarnos del mundo, hasta el décimo que es el último que ya no es de esta vida, y que es el que nos transforma en el mismo Dios por su fusión con Él. Explica como al subir de un peldaño a otro, esto se consigue con una nueva prueba y sufrimiento, que son siempre directamente proporcionales al grado de imperfección de nuestra alma y al grado de Santidad al cual Dios la quiere llevar.

El lema de Santa Teresa de Jesús era "sufrir o morir", y una vez muerta se apareció a una Carmelita diciéndole: "Nosotros estamos en el Cielo para gozar de Dios, y vosotras estáis en la Tierra para sufrir por los pecados del mundo".

Santa Teresita ofreció sus grandes sufrimientos, al consagrarse como víctima expiatoria para la redención de los pecadores y por las misiones, por eso fue proclamada por la Iglesia Copatrona de las misiones, con San Francisco Javier, sufrimientos que supo aceptar con resignación, como cuando en el convento de Caen, en pleno invierno con temperaturas gélidas, barría el claustro del convento escupiendo sangre por la tuberculosis que padecía, aguantó con resignación y humildad el desprecio de sus compañeras, que la tenían por un ser insignificante e intranscendente, tratándola peor que a un perro. Logró por su entrega y sacrificio salvar a un asesino, que en el momento de su ejecución por la guillotina, besó las llagas de Cristo, en la Cruz que le presentaba el Sacerdote.

Era la madrina de un misionero que estaba en Vietnam, entonces colonia francesa. Algunos frutos de su sacrificio pueden verse ahora: Hace algún tempo, he leído en Religión en Libertad, que los Sacerdotes católicos en Vietnam, un País de régimen comunista y ateo, se dedican a recoger los fetos de los niños abortados y los entierran en cementerios diminutos, para evitar que sean echados a los cerdos, hecho que no ocurre en ningún País civilizado.

Quiero aquí insistir en un hecho, locura e insensatez para los ateos: El fabuloso poder del Sufrimiento, cuyos supremos ejemplos fueron Jesús, el Sublime Redentor y María la sublime Corredentora. 

Siguen después toda la legión de los Mártires, de los Santos, y de todos los fieles, que aún que no murieron de una forma cruenta, salieron victoriosos de todas las pruebas que tuvieron que padecer, que muchas veces, por su duración, fueron más valiosas que el mismo Martirio, como así le dijo Jesús a María Valtorta.

En el otro mundo, en el Reino de Dios, se verá con perfecta claridad el valor del sufrimiento, las almas redimidas y arrancadas de las garras de Satán que agradecerán eternamente a sus salvadores que lograron el rescate con sus oraciones y sufrimientos.

A este respeto, dijo la Santísima Virgen a los pastorcillos en Fátima: “¡Cuántas almas se condenan porqué no hay nadie que rece por ellas!”.

Una cosa que se puede comprobar en este mundo sin tener ninguna Gracia especial, es que el pecado produce un gozo pasajero, pero inocula una amargura algunas veces eterna, por eso es el engaño que utiliza siempre Satanás por atrapar a las almas, y es también por eso que tiene tantos seguidores; la mayoría no quiere esperar el premio y quieren disfrutarlo enseguida.

Muy al contrario, la Virtud produce un sacrificio pasajero, pero inocula una alegría que puede también ser eterna, si se logra ser fiel hasta la muerte, eso es la sublime Doctrina que utiliza siempre Dios para atraer a las almas, y es por eso que tiene menos seguidores, hay pocos que quieren esperar para obtener el premio y que desean el sacrificio.

Sin embargo, la experiencia demuestra que el que se entrega a los vicios de toda clase como son la gula, la lujuria, la pereza, la avaricia y todos los demás pecados, tienen que soportar ya en este mundo consecuencias fatales, que son esclavitud y dolencias físicas y espirituales de toda clase, y la mayor desgracia que le puede ocurrir a un alma: La condenación eterna. Muy al contrario, el que se entrega a la Virtud, como la sobriedad, la castidad, la diligencia, la caridad y todas las otras virtudes, disfrutan ya en este mundo de la libertad y salud física y espiritual, y lo más importante, la Vida eterna.

Eso es lo que quiso decir nuestro Salvador cuando afirmó: "Todo el que haya dejado casas, o hermanos, o madre, o hijos y tierras por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la Vida eterna". (Mat 19, 29)

Esta sublime  afirmación de Jesús, se puede resumir en estas palabras: Jesús y su Doctrina tienen que estar por encima de todas las querencias de este mundo, el que lo consiga, será cien veces más feliz, y además poseerá la Vida eterna.




sábado, 25 de febrero de 2017

LOS QUE NO SON COMO NIÑOS, NO ENTRARÁN EN EL REINO DE LOS CIELOS, SUBLIME EXPLICACIÓN DE LA MENTALIDAD DE LOS NIÑOS.































SAN ANDRÉS, MAESTRO DE LA HUMILDAD Y LA OBEDIENCIA



VIRGEN DE LAS ANGUSTIAS PATRONA DE GRANADA





Extraordinario análisis de parte de Jesús, de la mentalidad y del alma de los niños pequeños, su actitud ante la virtud, el reconocimiento de sus faltas, la sinceridad y la humildad, condiciones necesarias y suficientes para alcanzar la Vida Eterna. Tremendo castigo para los que escandalizan a los niños, los “Ayes” de Jesús para los Pederastas y abominables, y escandalosos corruptores de inocentes, que tendrían que ser arrojados al mar con una piedra de molino atada al cuello.

Extraordinaria explicación de los que se creen que solo su religiosidad y su pertenencia a una Iglesia determinada les alcanzará la Salvación, Jesús dice que hay caminos diversos que llevan a Dios, la fe y el Amor a Jesús son la prueba de que las almas andan por buen camino, pero esa fe tiene que traer consigo el verdadero amor a Jesús, que tiene que ser como de un niño, que nunca se toma por un reformista, un iluminado o un escogido, sino una persona humilde y obediente.

Advertencia de que los que van por el camino recto, se pueden desviar en cualquier momento por la acción de Satanás que nunca descansa para poblar el Infierno de almas, y también de que los ángeles de Dios, que tampoco descansan, con las plegarias de los fieles, pueden llevar a ciertas almas, después de un largo rodeo, por el camino recto, para poblar el Paraíso.




Del Evangelio como me ha sido Revelado de Mª Valtorta.

 (...) Observad como me aman los niños, e imitadlos; como creen en Mí e imitadlos; cómo recuerdan lo que digo, e imitadlos; como ponen en práctica mis enseñanzas, e imitadlos; como no se ensoberbecen de lo que hacen e imitadlos.
En verdad, os digo que si no cambiáis vuestra manera de pensar, actuar y amar, reconstruyéndolo según el modelo de los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos. Ellos saben lo mismo que vosotros sabéis de mi Doctrina. ¡Pero con qué diferencia practican lo que enseño! Vosotros, a cada acto bueno que realizáis, decís: “¡Lo he hecho yo!”, el niño me dice:
 “Jesús, me he acordado de Ti, hoy, y por Ti he obedecido, he amado, he contenido un deseo de reñir… y estoy contento porqué Tú, lo sé, sabes cuando soy bueno y te alegras”.
Observad también a los niños cuando cometen una falta. Con qué humildad me confiesan: “Hoy he sido malo, lo siento porqué te he apenado”. No buscan disculpas. Saben que Yo sé las cosas. Creen. Sienten dolor por mi dolor.
¡Oh, amados de mi corazón, niños, en los cuales no hay soberbia, doblez, lujuria! Os digo: Haceos como los niños, si queréis entrar en Mi Reino. Amad a los niños como al ejemplo angélico que todavía podéis tener. Porqué como ángeles deberíais ser. Podríais decir para disculparos: “No vemos a los ángeles”.
Más Dios os da a los niños por modelos, y los tenéis en medio de vosotros. Y si veis a un niño abandonado material o espiritualmente, y que puede perecer, acogedlo en mi Nombre, porqué son los muy amados de Dios. Quienquiera que reciba a un niño en mi Nombre, me recibe a mí mismo, porqué Yo estoy en el alma de los niños, que es inocente. Y quien me recibe a Mí, recibe a Aquel que me ha enviado, es decir, al Señor Altísimo.
 Y guardaos de escandalizar a uno de esos pequeños, cuyo ojo ve a Dios. No se debe nunca escandalizar a nadie. Pero ¡ay!, ¡Tres veces ay de aquel que tan sólo roce el ingenuo candor de los niños! Dejad a los ángeles lo más que podáis. ¡Demasiado repugnante es el mundo y la carne para el alma que viene del Cielo! Y el niño, por su inocencia es todavía todo alma. Tened respeto al alma del niño, y a su propio cuerpo, como lo tenéis para con un lugar sagrado.
También el niño es sagrado, porqué tiene a Dios dentro de sí. En todo cuerpo está el templo del Espíritu; pero el templo del niño es el más sagrado y profundo, está más allá del doble Velo. No mováis tan siquiera las cortinas de la sublime ignorancia de la concupiscencia con el viento de vuestras pasiones. Yo querría un niño en cada familia, en medio de cada grupo de personas, para que fuera freno de las pasiones de los hombres. El niño santifica, da confianza y frescura, con solo el rayo de sus ojos sin malicia.
Pero, ¡ay de aquellos que sustraen santidad al niño con su manera de actuar escandalosa! ¡Ay de aquellos que con sus licencias infunden malicia en los niños! ¡Ay de aquellos que con sus palabras e ironías lesionan la fe en Mí de los niños! Sería mejor que a todos estos se les atara al cuello una piedra de molino y se les arrojara al mar para que se ahogaran junto a su escándalo.
¡Ay del mundo por los escándalos que da a los inocentes! Porqué, si es inevitable que sucedan escándalos, ¡ay del hombre que los provoca! Nadie tiene derecho a hacer violencia a su cuerpo ni a su vida, porqué vida y cuerpo nos vienen de Dios, y solo Él tiene derecho a tomar o partes o el todo.
Pero Yo os digo que si vuestra mano os escandaliza, es mejor que os la cortéis, que si vuestro pié os lleva a dar escándalo conviene que lo cortéis. Es mejor para vosotros entrar mancos o cojos en la Vida, que ser arrojados al fuego eterno con las dos manos y los dos pies.
Y si no es suficiente tener un pie o una mano cortado, haced que os corten también la otra mano o el otro pie, para no escandalizar más y para tener tiempo de arrepentiros antes de ser arrojados adonde el fuego no se extingue y roe eternamente como un gusano.
Y, si es vuestro ojo, el que os es motivo de escándalo, sacáoslo: es mejor no tener un ojo que estar en el Infierno con los dos: con un ojo sólo, o incluso sin ojos, llegados al Cielo veríais la Luz, mientras que con los dos ojos escandalosos, solo tinieblas y horror veríais en el Infierno.
Recordad todo esto. “No despreciéis a los pequeños, no los escandalicéis, no os burléis de ellos. Son más que vosotros, porqué sus ángeles ven siempre a Dios, que les dice las verdades que han de revelar a los niños y a los que tienen el corazón de niño.
 Y vosotros, como niños, amaos unos a otros. Sin disputas, sin orgullos. Estad en paz unos con otros. Tened espíritu de Paz con todos. Sois hermanos, en el nombre del Señor, no enemigos. No hay, no debe de haber enemigos para los discípulos de Jesús.
El único enemigo es Satanás. De ese, sed enemigos acérrimos. Descended a combatir contra él y contra los pecados que llevan a Satanás a los corazones. Sed incansables en combatir el Mal, cualquiera que sea la forma que asuma, Y pacientes. No hay limitación al actuar del Apóstol, porqué no hay limitación al actuar del Mal.
 El Demonio no dice nunca: “Basta, ahora estoy cansado, así que voy a descansar”. Es el incansable. Pasa de un hombre a otro, ágil como el pensamiento y más aún; tienta y atrapa y seduce y atormenta y no da tregua. Asalta proditoriamente y derriba, si uno no está más que vigilante.
 A veces se instala como conquistador por debilidad de la víctima; otras veces, entra como amigo, porque el modo de vivir de la víctima buscada es ya tal que constituye alianza con el Enemigo.
 Hay veces que, habiendo sido arrojado de uno, da vueltas para caer sobre el mejor, para vengarse de la afrenta recibida de Dios o de un siervo de Dios.
Pues bien, vosotros debéis decir lo mismo: “No descanso”. Él no descansa para poblar el Infierno, vosotros no debéis descansar para poblar el Paraíso. No le deis tregua. Os predigo que cuánto más combatáis contra él, más os hará sufrir. Pero no debéis tener en cuenta esto. Puede recorrer, agresivo la Tierra, pero en el Cielo no entra. Por tanto, allí no os molestará más. Y allí están todos aquellos que hayan combatido contra él…”.
Jesús interrumpe bruscamente y dice: “Pero bueno, ¿porqué estáis siempre molestando a Juan? ¿Qué quieren de ti?”. Juan se pone rojo como el fuego. Bartolomé, Tomás y Judas Iscariote, viéndose descubiertos agachan la cabeza.
 “¿Entonces?” pregunta imperativamente Jesús. “Maestro, mis compañeros quieren que te diga una cosa”. “Pues dila”. “Hoy, mientras estabas en casa de este enfermo y nosotros estábamos en el Pueblo como habías dicho, hemos visto a un hombre, que no era discípulo Tuyo y que nunca hemos visto en los que escuchan tu doctrina, que arrojaba demonios en tu Nombre entre los peregrinos que iban a Jerusalén.
 Y lo conseguía. Ha curado a uno que tenía un temblor que le impedía cualquier tipo de trabajo; y ha devuelto el habla a una niña que había sido agredida en el bosque por un demonio con apariencia de perro, que le había trabado la lengua. Decía: “Vete, demonio maldito, en nombre del Señor Jesús, el Cristo, Rey de la estirpe de David, Rey de Israel. Él es el Salvador y vencedor. ¡Huye ante su Nombre!”, y el demonio huía realmente.
Nosotros nos hemos resentido. Y se lo hemos prohibido. Nos ha dicho: “¿Qué hago de malo? Honro al Cristo liberándolo el camino de los demonios que no son dignos de verle”. Le hemos respondido: No eres exorcista según Israel ni discípulo según Cristo. No te es lícito hacerlo”. Ha dicho: “Hacer el bien es siempre lícito”, y se ha rebelado contra nuestra orden diciendo: “Y seguiré haciendo lo que hago”.
Bien, querían que te dijera esto, precisamente ahora que has dicho que en el Cielo estarán todos aquellos que hayan combatido contra Satanás”. “Bien, Ese hombre será uno de ellos. Lo es. Tenía razón. Los equivocados habéis sido vosotros.
Los caminos del Señor son infinitos. No se puede afirmar que solo los que tomen el camino directo llegarán al Cielo. En cualquier lugar, siempre, de mil modos distintos, habrá personas que vendrán a Mí, quizás por un camino inicialmente malo. Dios verá su recta intención y los atraerá hacia el camino bueno.
Y de la misma forma, habrá algunos que por concupiscencia y ternaria embriaguez, saldrán del camino bueno y tomarán un camino más largo, o incluso desviado.
Por tanto, no debéis jamás juzgar a vuestros semejantes. Solo Dios ve. Cuidad de no salir vosotros del camino bueno, en el que, más que vuestra voluntad, la voluntad de Dios os ha puesto. Y cuando veáis alguno que cree en mi Nombre y por Él actúa, no lo llaméis extranjero ni enemigo ni sacrílego. Es en todo caso un súbdito Mío, amigo y fiel, porqué cree en mi Nombre, espontáneamente y mejor que muchos de vosotros.
Por eso, mi Nombre en sus labios, obra prodigios como los vuestros y quizás mayores. Dios le ama porqué me ama, y terminará de llevarle al Cielo.
Ninguno que haga prodigios en mi nombre, puede ser enemigo Mío ni hablar mal de Mí; antes al contrario, con su actuación da honor a Cristo y testimonio de fe.
En verdad os digo que creer en Mi Nombre es salvación. Así que os digo: si le encontráis otra vez, no se lo volváis a prohibir. Antes al contrario, llamarle “hermano”, porqué lo es, aunque esté todavía fuera del recinto de mi Redil. Quien no está contra Mí, está conmigo. Quien no está contra vosotros está con vosotros”.
“¿Hemos pecado, señor?” pregunta afligido, Juan. “No. Habéis actuado por ignorancia, pero sin malicia. Por tanto, no hay pecado. Pero en lo sucesivo, sería pecado, porqué ahora ya sabéis. Y ahora, vamos a nuestras casas. La paz sea con vosotros”.
 (...) “Lo que he dicho a mi pequeño discípulo, os lo digo también a vosotros. El Reino es de los corderos fieles que me aman y me siguen sin perderse en lisonjas. Me aman hasta el final. Y os digo también a vosotros lo que dije a mis discípulos adultos: “Aprended de los pequeños”.
Lo que hace conquistar el Reino de los Cielos no es el hecho de ser doctos, ricos, audaces. No es serlo humanamente, sino con la ciencia del amor, que hace a uno docto, rico, audaz sobrenaturalmente: ¡Como ilumina el amor para comprender la Verdad!, ¡Cuán rico le hace a uno para adquirirla, cuán audaz para conquistarla!, ¡que confianza inspira, que seguridad!
Haced lo que el pequeño Benjamín, mi pequeña flor, que perfumó mi corazón en aquel atardecer y cubrió el olor de la humanidad que fermentaba en los discípulos; que le cantó una música angélica y cubrió el rumor de las disputas humanas. ¿Quieres saber lo que fue de Benjamín después? Siguió siendo el pequeño cordero de Cristo, y, una vez perdido su Gran Pastor, porqué había vuelto al cielo, se hizo discípulo del que más se me parecía, y de la mano de este, recibió el bautismo y el nombre de Esteban, el primer mártir Mío.
Fue fiel hasta la muerte y con él, sus parientes, que fueron atraídos a la Fe por el ejemplo de su pequeño apóstol de familia. ¿No es conocido? Son muchos los desconocidos de los hombres que son conocidos por Mí en mi Reino. Y esto los hace felices.
La fama del mundo no añade ni un destello a la aureola de los Bienaventurados. Pequeño Juan, camina siempre con tu mano en la Mía. Irás segura, y, cuando llegues al Reino, no te diré “entra”, sino “ven”, y te tomaré en mis brazos para colocarte en el lugar preparado por mi Amor y merecido por el tuyo. Ve en paz.
Te bendigo”.














jueves, 23 de febrero de 2017

TERRIBLES PALABRAS DE JESÚS A LOS "GRANDES TEÓLOGOS" , QUE HAN ESCRITO MUCHOS LIBROS, SABEN MUCHAS LENGUAS, INCLUSO EL LATÍN, EL GRIEGO Y EL HEBREO, PERO QUE PINTAN A UN DIOS INSENSIBLE AL PECADO Y QUE RECHAZAN LA IDEA DE LA CONDENACIÓN ETERNA.



El Santo Cura de Ars, Patrono de  los Sacerdotes del mundo entero, cuando predicaba sobre el Juicio de Dios,
 decía a lágrima viva:"¡Qué horror, que desgracia tan grande, ser maldito de Dios por toda la eternidad!
 ¡maldito de Dios! ¡El Público quedaba sobrecogido!


De la lectura de la misa de hoy 23/2/2.017

Eclesiástico 5,1-10.
No te fíes de tus riquezas ni digas: "Con esto me basta". No dejes que tu deseo y tu fuerza te lleven a obrar según tus caprichos. No digas: "¿Quién podrá dominarme?", porque el Señor da a cada uno su merecido. No digas: "Pequé, ¿y qué me sucedió?, porque el Señor es paciente. No estés tan seguro del perdón, mientras cometes un pecado tras otro. 

No digas: "Su compasión es grande; él perdonará la multitud de mis pecados", porque en él está la misericordia, pero también la ira, y su indignación recae sobre los pecadores. 

No tardes en volver al Señor, dejando pasar un día tras otro, porque la ira del Señor irrumpirá súbitamente y perecerás en el momento del castigo. No te fíes de las riquezas adquiridas injustamente: de nada te servirán en el día de la desgracia. No te dejes llevar por todos los vientos ni vayas por cualquier camino: así obra el pecador que habla con doblez. 

Sé firme en tus convicciones y que tu palabra sea una sola. 

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Jesús es un Dios exigente, que pide completa entrega y dedicación a sus discípulos, y nos dio el ejemplo en su vida para enseñarnos de una manera fehaciente como tiene que ser nuestro comportamiento con nuestros semejantes. A pesar de eso, mucha gente parece no haberse dado cuenta que la Religión Católica exige de nosotros un comportamiento semejante al suyo, en la medida de nuestras posibilidades, y se creen que con ir a Misa en los días de precepto, confesarse una vez al año, con eso están justificados.

       Muchos Pastores y "teólogos", son de una mentalidad completamente opuesta a esas enseñanzas, es lo que nos transmiten hoy día ciertos "maestrillos quietistas", que nos pintan el dios "caramelo", que hagas lo que hagas él siempre te querrá, y que se creen que por el mero hecho del Sacrificio cruento de Jesús en la Cruz, ya estamos todos redimidos, sin que haya prácticamente ninguna aportación, ningún sacrificio, ni ninguna renuncia por nuestra parte. Y que Dios es incapaz de condenar a nadie porqué todos somos hijos suyos.


Esta actitud de “quietismo”, tan común en nuestros días es el gran triunfo de Satán, que nos ha llevado al relativismo actual, en donde ya nada es pecado, porque todo es fruto de unas circunstancias atenuantes.

       -El Aborto: Con el pretexto de la salud mental de la mujer, se ejecutan millones de criaturas completamente inocentes, pudiéndolas darlas en adopción, lo que termina con la vida del ser y del alma de la progenitora cuando no se arrepiente, y que de todas maneras queda marcada para siempre, para el gran regocijo de Satanás.

       -El Divorcio exprés: sufre las consecuencias el conjugue más pobre, no solo desde el punto de vista material pero sobre todo espiritual, abocándolos al adulterio, con unos hijos que son los que menos tienen la culpa, completamente destrozados, y enseñados con el ejemplo, para ser unos seres parecidos a sus padres.

  -El matrimonio homosexual: Aberración antinatural y condenada por Dios en el Deuteronomio: “No te unirás con hombre como con mujer”, agravado con la autorización para adoptar niños, y así educarlos, semejantes a sus "padres".

      -La Eutanasia: Que es disponer de la vida de un ser humano que es un don de Dios, que solo Él puede dar y quitar, las consecuencias naturalmente las sufren los más débiles, que son casi siempre los más pobres.

       Todo ello, es el hedonismo que busca afanosamente el placer y  la comodidad, acciones opuestas a las enseñanzas de Jesús y de su Santa Iglesia, y digo Santa porque algunos de sus miembros, aunque vistan hábito talar o sean Jerarquía, no pertenecen a esta Iglesia de Jesús por la sencilla razón de que practican y predican una doctrina contraria al Evangelio, como lo veremos más abajo en el discurso de Jesús.

        Ya vemos los frutos de esa mentalidad, que son sufrimientos y remordimientos atroces, familias destrozadas, siempre dirigidos a los más débiles, y propiciados por los gobiernos actuales que con tal de recabar votos para mantenerse en el poder, votan leyes que favorecen a los hedonistas, que siendo mayoría siempre los apoyarán.


Palabras de San Juan de la Cruz a un compañero que le reprochaba su austeridad.

       “Si en algún tiempo, hermano mío, alguno le predicara doctrina de anchura y más alivio, no la crea ni la abrace, aunque se la confirme con milagros, sino penitencia y más penitencia, y desasimiento de todas las cosas y jamás, si quieres llegar a la posesión de Cristo, lo busques sin la Cruz”.




DISCURSO DE JESÚS PARA SUS DISCÍPULOS
(Del Poema del Hombre-Dios de María Valtorta)


          (...) Os he comparado a una luz. El que enciende en la noche una lámpara en una casa, ¿Dónde la pone?: ¿en un agujero de debajo del horno?, ¿en la cueva que usa como bodega?, ¿cerrada dentro de un arquibanco?, ¿única y simplemente sofocada bajo el celemín? No, porqué sería inútil encenderla. Por el contrario, la lámpara se coloca sobre una repisa, o se cuelga en su soporte, para que, estando en un punto alto, dé a luz a toda la habitación y a los que en ella están, Ahora bien, precisamente por el hecho de que lo que ocupa un lugar elevado debe recordar a Dios y dar luz, debe de estar a la altura de su función.

        Vosotros debéis recordar al Dios verdadero. Preocuparos pues de que no anide en vosotros al septipartito paganismo, porqué de ser así, vendríais a ser lugares elevados profanados, con sagrados bosquecillos dedicados a un dios, y arrastrareis en vuestro paganismo a los que os mirasen como a templos de Dios. Debéis ser portadores de la Luz de Dios; ahora bien, una mecha sucia, o no embebida de aceite, produce humo y no da luz, emana mal olor y no ilumina. Una luz celada tras un cuarzo sucio no crea ese primoroso resplandor, ese juego de reflejos en el brillante mineral, sino que languidece tras el velo de negro humo que hace opaca a la diamantina protección.

          La Luz de Dios resplandece en donde la voluntad se muestra solícita en limpiar a diario, quitando las escorias que el mismo trabajo produce con sus contactos, reacciones y desilusiones. La Luz de Dios resplandece en donde la mecha está empapada de abundante líquido de oración y caridad. La Luz de Dios se multiplica en múltiples resplandores – como infinitas son las perfecciones de Dios, cada una de las cuales suscita en el santo una virtud ejercitada heroicamente – si el siervo de Dios conserva limpio del negro hollín de toda humeante mala pasión, el cuarzo invulnerable de su alma; cuarzo invulnerable, ¡invulnerable! (La voz de Jesús truena en este final, retumbando en el anfiteatro natural).

          Solo Dios tiene el derecho y el poder de incidir trazos sobre ese cristal, de escribir en él su Santísimo Nombre con el diamante de su Voluntad; viniendo su Nombre, así, a ser ornamento determinante de una más viva refracción de sobrenaturales bellezas sobre el cuarzo purísimo. Más, si el necio siervo del Señor, perdiendo el control de sí mismo y distrayéndose de su misión – entera y únicamente sobrenatural -, se deja incidir falsas decoraciones – rayones, no incisiones - , misteriosas y satánicas claves grabadas por la zarpa de fuego de Satanás… entonces, no, entonces la admirable lámpara deja de resplandecer con hermosura y permanente integridad; se raja y se rompe y sofoca la llama con los restos del cristal fragmentado; o, si no se raja queda en ella, al menos una intrínseca red de signos de inequivocada naturaleza en los cuales el hollín se deposita y se introduce, ejerciendo acción corrosiva.

           ¡Desdichados, tres veces desdichados esos pastores que pierden la caridad, que se niegan a subir día tras día, para conducir a zonas elevadas al rebaño, que para subir, espera a que emprendan su ascesis: Yo descargaré mi mano sobre ellos, los derrocaré de su puesto y apagaré del todo su humo!

        ¡Desdichados, tres veces desdichados esos maestros que repudian la Sabiduría para saturarse de una ciencia no pocas veces contraria, siempre soberbia, alguna vez satánica; porque los hace hombres!

            Pensad – escuchad esto y conservarlo – que si los hombres tienen como destino hacerse como Dios (con la santificación, que hace del hombre un hijo de Dios), el maestro, el sacerdote, debería tener ya desde este mundo sólo el aspecto de hijo de Dios, de criatura resuelta toda en alma y perfección; debería tener, digo, para llevar a Dios a sus discípulos. ¡Anatema a los maestros de sobrenatural doctrina que se transforman en ídolos de humano saber!

       ¡Desdichados, siete veces desdichados, mis sacerdotes muertos al espíritu, aquellos que son con su insipidez, con su tibieza de carne medio muerta, con su sueño lleno de alucinaciones de todo lo que no es el Dios uno y trino, y de cálculos de todo lo que no es sobrehumano deseo de aumentar las riquezas de los corazones y de Dios, conducen una vida mezquina, humana, abúlica, arrastrando hacia sus almas muertas a quienes, considerándoles “vida”, los siguen!

        ¡Maldición divina sobre los corruptores de mi pequeño, amado rebaño! Os pediré justificación, ¡Oh incumplidores siervos del Señor! De todo el tiempo que habéis tenido, de cada una de las horas, de cada contingencia, de todas las consecuencias; a vosotros os la pediré, no a los que perecen por vuestra indolencia… y exigiré castigo.

        Recordad estas palabras. Ahora marchaos. Yo voy a subir hasta la cima (del monte). Dormid si queréis. Mañana el Pastor abrirá para el rebaño los pastos de la verdad”.



domingo, 19 de febrero de 2017

TODA LA CREACIÓN HECHA POR DIOS PARTICIPA DE UNA MANERA MISTERIOSA EN EL DESARROLLO DE LA HUMANIDAD








NUESTRA GALAXIA ES UNA ENTRE MILES DE MILLONES, CADA UNA TIENE MILES DE MILLONES DE ESTRELLAS Y EXISTEN MILLONES DE PLANETAS HABITADOS, MEJORES Y MÁS GRANDES QUE EL NUESTRO, QUE SOLO PODREMOS CONTEMPLAR CON LA VISIÓN INTELECTUAL DE DIOS EN EL CIELO, SEGÚN LO DIJO JESÚS A MARÍA VALTORTA 


DE LOS CUADERNOS DE MARÍA VALTORTA
(31 de Diciembre de 1.943)

       Dice Jesús:
     “Dos reflexiones que hay que hacerse siempre, y aún más ahora que vuestros corazones, bajo el flagelo del demonio, son llevados a vacilar en la duda, primer paso hacia la desesperación. Eso es lo que quiere Satanás. A él no le importan tanto las ruinas materiales que produce, sino los efectos espirituales que estas tienen en vosotros. Por eso conviene que Yo, Maestro, os repita una vez más la lección acerca del modo de comportarse para merecer.

     Dice Marcos en el capítulo 6º de su Evangelio, versículo 5º: “Y no podía Jesús hacer ningún milagro y solo curó a algunos enfermos”.
     Con cuanto amor había ido a mi Patria, solo puede comprenderlo quien piensa  en la perfección del Hombre-Dios, que ha sublimado las pasiones humanas haciéndolas santas como convenía a su naturaleza. Dios no niega ni prohíbe vuestros sentimientos cuando esos son honestos y santos. Condena únicamente aquellos que erróneamente llamáis sentimientos, pero que en realidad son perversiones.

     Yo, pues amaba a mi patria, y en ella, con especial amor, mi pueblo. A Nazaret desde donde había partido para evangelizar, regresaba mi corazón cada día con pensamiento de amor y también volvía Yo, porque había querido socorrerla y evangelizarla, a pesar de saber que estaba cerrada y hostil conmigo. Si prodigué por doquier la potencia del milagro, en Nazaret habría querido que esa potencia no dejase sin resolver ningún caso de enfermedad física, de enfermedad moral, de enfermedad espiritual, habría querido consolar cada miseria, iluminar cada corazón.

     Pero la incredulidad de mis paisanos estaba contra Mí. Por eso el milagro les fue concedido sólo a aquellos pocos que se acercaron a Mí con fe y sin soberbia de juicio.
     Vosotros me acusáis muchas, muchas veces, de que no os escucho y no os satisfago. Pero, examinaos, hijos. ¿Cómo venía a Mí? ¿Dónde  está en vosotros esa fe constante, absoluta, semejante a la de un niño inocente que sabe que el hermano mayor, el padre amoroso, el abuelo paciente pueden ayudarle y contentarlo en sus necesidades infantiles, porque le quieren mucho? ¿Dónde está esa fe en vosotros hacia Mí? ¿Acaso no soy Yo entre vosotros extranjero como lo era en Nazaret, porque la incredulidad y la crítica me expulsaban en cuanto a ciudadano?
     Vosotros oráis. Queda aún quien ora. Pero mientras que me pedís una gracia, pensáis, sin decíroslo ni siquiera a vosotros mismos, pero lo pensáis en lo profundo del espíritu: “Dios no me escucha. Dios no puede concederme esa gracia”.

     ¡No puede! ¿Qué es lo que no puede Dios? Pensad que ha creado el Universo de la nada, pensad que desde hace milenios, lanza los planetas en los espacios y regula el recorrido, pensad que contiene a las aguas en sus playas sin barreras de diques, pensad que ha hecho del barro ese organismo que sois, pensad que en este organismo una semilla y unas cuantas gotas de sangre que se mezclan crean un nuevo hombre, que al formarse está en relación con fases astrales distantes millones de kilómetros, pero que en cambio no están ausentes en la obra de formación de un ser, así como regulan, con sus éteres y su surgir y ponerse sobre vuestros cielos, el germinar de las mieses y el florecer de los árboles, pensad que con su sabio poder ha creado las flores dotadas de órganos apropiados para fecundar otras flores a las que hacen de intermediarios los vientos y los insectos. Pensad que no hay nada que no haya sido creado por Dios, tan perfectamente creado, del sol al protozoo, que vosotros no podéis añadir nada a tal perfección. Pensad que su sabiduría ha adornado, del sol al protozoo, todas las leyes para vivir, y convenceos que no hay nada imposible para Dios, quien puede disponer a su gusto de todas las fuerzas del Cosmos, aumentarlas, pararlas, hacerlas más veloces, tan solo con que su Pensamiento lo desee.
    
     ¿Cuántas veces, en el transcurso de los milenios, los habitantes de la Tierra se han quedado asombrados por fenómenos estelares de inconcebible grandeza: meteoros de extrañas luces, sol en la noche, cometas y estrellas que nacen como flores en un jardín, en el jardín de Dios, y que son lanzadas a los espacios como un juego de niños para asombraros?

     Los científicos han dado ponderosas explicaciones de disgregación y de composición de células o cuerpos estelares para volver humanos los incomprensibles brotes de los cielos. No. Callad. Decid solo una palabra: Dios. ¡He aquí al formador de esas relucientes, rotantes, ardientes vidas! Dios es quien como advertencia para los olvidadizos, os dice que Él es a través de las auroras boreales, a través de los veloces meteoros que vuelven de zafiro, de esmeralda, de rubí o de topacio el éter que surcan, a través de los cometas con sus colas llameantes similares al manto de una reina celeste que cruza en vuelo los firmamentos, a través del abrirse otro ojo estelar en la cúpula del cielo, a través del girar del sol perceptible en Fátima para persuadiros sobre la voluntad de Dios. Vuestras otras inducciones son humo de ciencia humana y en humo se envuelve el error.

     Todo es posible para Dios. Pero en lo que os concierne sabed que a vosotros Dios exige únicamente fe para actuar. Vosotros contenéis el poder de Dios con vuestra desconfianza. No calculo además los que no rezan sino blasfeman.
     Otro punto del Evangelio de Marcos es el versículo 13 del mismo capítulo 6º: “…Y ungían con óleo a los enfermos y los curaban”. En la medicina práctica de entonces el óleo tenía un papel primordial. No se puede decir que sea más nocivo o menos eficaz que vuestras complicadas medicinas de ahora. Al contrario, seguro que era más inofensivo. Pero no era en el óleo en donde residía el poder de curación para los enfermos a los que mis Apóstoles hacían las unciones.

     Como siempre, la pesantez humana necesitaba un signo visible. ¿Quién hubiera podido creer que el toque de la mano de aquellos pobres hombres que eran mis Apóstoles, conocidos como pescadores y hombres de pueblo, pudiera curar? Si lo hubieran creído, habrían dicho: “Sanáis con el poder del príncipe de los demonios”, como lo han dicho a Mí. Y les habrían acusado como poseídos por los demonios. Esto no debía ser. Por eso a ellos les di el medio humano, para ser creídos, por lo menos, empíricos. Pero el poder era Dios quien lo infundía en ellos para ganar prosélitos para su Doctrina.

    Yo lo he dicho: “Quienes creen en Mí, podrán caminar sobre serpientes y escorpiones y realizar las obras que Yo hago”. Yo no miento nunca, y puedo infundir poder divino en la mano de un niño que cree y vive en Mí. ¿No está colmada la historia del cristianismo de estos milagros? Los primeros siglos están cubiertos de ellos, y su florecimiento ha ido disminuyendo no porque haya disminuido el poder de Dios, sino porque vosotros sois insuficientes en la tarea de ser los ministros de Dios.

Tened, tened, tened Fe. Ella os salvará”.