MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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lunes, 2 de enero de 2017

COMENTARIOS SOBRE LOS ESCRITOS DE LA MISA DEL 23-11-2.013: LA PRUDENCIA HUMANA NO ES UNA VIRTUD,ES UNA VILIEZA. SÍ LO ES LA PRUDENCIA SOBRENATURAL


Virgen Prudentísima, ruega por nosotros

Me he encontrado este escrito de fecha pasada, que se puede aplicar a las lecturas de los Macabeos que se están leyendo en las misas de los últimos días, y que relata de una manera increíble la profunda Fe en los mandamientos de la Ley de Dios de los judíos de antes de la Venida de Jesús, en particular de la misa de hoy Jueves, que relata la valentía de los creyentes ante los decretos del rey, que quería imponer los sacrificios a su ídolo.
 En el Evangelio de Hoy, Jesús llora ante Jerusalén porque su Pueblo no ha sabido reconocerlo como Mesías, y predice su destrucción y la de su Templo, la diáspora y esclavitud de su Pueblo, por no haber sabido ver en Él el Mesías anunciado por los Profetas.

En este mundo, en donde la mayoría de la gente enarbola la bandera del hedonismo, es decir que quiere vivir una vida de falta total de sacrificios, y de busca desenfrenada del placer y la comodidad, huyendo de todo esfuerzo, muchos de ellos, prelados y consagrados, que creen justificarse con las palabras de Jesús, que dijo: "Sed prudentes como las serpientes", cuando en realidad esta postura, como lo explica tan claramente Jesús, es una vileza y un acto de cobardía.

Esto ocurre como lo dice Jesús, en la mayoría de las Obispalías, por eso admiro al Obispo de Alcalá de Henares, Monseñor Juan Antonio Reig Plá, que denuncia vehementemente todas las leyes como el Aborto y la homosexualidad, y quedo decepcionado por tantos otros prelados, que por cobardía no se atreven a advertir a los católicos sobre la gravedad de las leyes que obligan a todos, sean creyentes o no a aplicarlas.

Todo ello sin respetar la libertad de conciencia, obligando a seguir aplicando leyes criminales, como el Aborto, las relaciones sexuales de menores de edad, sin el consentimiento de sus padres, a ese respeto hace poco una madre llamó a la Guardia Civil para apartar a una hija menor de 13 años, que tenía relaciones con un hombre mayor, le dijeron que según la Ley vigente no podían hacer nada; al final su hija fue asesinada por ese hombre.

la Ley de la Educación para la Ciudadanía, obligatoria hasta en las escuelas concertadas, que alaba la homosexualidad, las relaciones sexuales de los jóvenes, y la masturbación, ¡Escuelas en donde los padres mandan a sus hijos para tener una educación religiosa!, y tantas leyes más que son pecados graves y aberraciones para los creyentes católicos, religión mayoritaria en España y en muchos Países de Europa.

Dice Jesús en este escrito: Si, pues, no puede ser del pueblo de Dios el impotente por naturaleza, ¿podrá ser su ministro el impotente de espíritu? En verdad os digo que muchos sacerdotes y maestros, habiendo perdido su virilidad espiritual, han venido a ser culpablemente, eunucos espirituales. Muchos. ¡Demasiados!
                   



De los cuadernos de Mª Valtorta 
(17 de Junio de 1.943)

Dice Jesús:

“Te quiero hablar de la prudencia humana.
La prudencia sobrenatural es una gran virtud. Pero la prudencia humana no es una virtud. Vosotros, hombres, habéis aplicado este nombre, como una falsa etiqueta, a sentimientos impropios y no virtuosos. Así como llamáis caridad, a la moneda que dais al pobre.

Pero si vosotros dais una limosna, incluso virtuosa, y la dais para ser vistos y aplaudidos por el mundo, ¿Creéis que hacéis un acto de caridad? No. Desengañaos. Caridad quiere decir: amor. Caridad es, por tanto, tener piedad y amor por todos los necesitados de la tierra. No hace falta dinero para hacer un acto de caridad. Una palabra de consejo, de consuelo, de dulzura, un acto de ayuda material, una oración, son caridad. Una limosna dada con grosería, humillando al pobre, en el que no sabéis verme, no es caridad.

Lo mismo ocurre con la prudencia. Vosotros llamáis prudencia a vuestra vileza, a vuestro anhelo de vivir tranquilos, a vuestro egoísmo. Tres cosas que ciertamente no son virtud.

También en vuestras relaciones con la Religión sois amantes del vivir tranquilos. Cuando sabéis que una franca profesión de fe, que una expresión, dicha como os la susurra el Espíritu de Verdad, pueden quitaros autoridad, dadores de trabajo, maridos, hijos, padres, de los que esperáis ayuda material, vuestra humana prudencia os hace encerraros en un silencio que no es prudente sino cobarde, cuando no culpable, porque llegáis a negar, a renegar, perjurando vuestros sentimientos más espirituales.

Pedro fue el primero que en la hora del peligro, por una prudencia humana, llegó a negar que me conociera. Yo lo permití, esto, para que arrepentido, pudiera después compadecer y perdonar a los hermanos pusilánimes. ¡Pero cuántos “Pedros” desde entonces hasta ahora! Tenéis siempre ante la mente, un interés mezquino, y lo anteponéis y tuteláis en perjuicio del interés eterno que os fructifica la Verdad valiente y valientemente profesada.

Ante ciertas manifestaciones de Dios, vosotros, pobres hombres, no tenéis ciertamente la valentía de Nicodemo y de José, que en una hora tremenda para el Nazareno y para sus seguidores supieron adelantarse para pensar en Mí contra la hostilidad de toda Jerusalén. Tu misma, a veces, te quedas un poco perpleja ante ciertas expresiones mías y las quisieras hacer menos tajantes.

La prudencia humana os guía. La lleváis a todas partes. Hasta en las obispalías, hasta en los conventos. ¡Cómo habéis cambiado en relación con los primeros cristianos que no tenían en cuenta nada de cuanto fuera humano y miraban solamente el Cielo!

Es verdad que yo he dicho que seáis prudentes como las serpientes, pero no con una prudencia humana. Os he dicho también que para seguirme, hay que ser audaces contra todos. Contra el amor a si mismos; contra el poder, cuando os persigue porque sois mis seguidores; contra el padre, la madre, la esposa, los hijos, cuando éstos quieren, por afecto humano y preocupación terrena, impediros que sigáis mi Camino, porque sólo una cosa es necesaria: salvar la propia alma incluso perdiendo la vida de la carne para obtener la Vida eterna”.





211. Regreso a Hebrón, patria del Bautista
(7-7- 1.945)

     [...] ¡No, no es lícito! Ninguna moneda puede comprar la conciencia, y menos aún la de los sacerdotes y los maestros. No es lícito encontrarse sumiso ante las cosas fuertes de la Tierra cuando quieren conducirnos a obrar en contra de lo que Dios ha establecido: esto no es sino impotencia espiritual, y está escrito: "El eunuco no entrará en la asamblea del Señor"Si, pues, no puede ser del Pueblo de Dios el impotente por naturaleza, ¿podrá ser su ministro el impotente de espíritu? En verdad os digo que muchos sacerdotes y maestros, habiendo perdido su virilidad espiritual, han venido a ser, culpablemente, eunucos espirituales. Muchos. ¡Demasiados!

    Meditad, observad, comparad, y os daréis cuenta que tenemos muchos ídolos y pocos ministros del Bien, que es Dios. Ahora se ve porque las ciudades-refugios no son ya tales. Ya no se respeta nada en Israel. Los santos mueren por el odio hacia ellos de los no santos.
    [...] ¡Venid!, es el Amor que pasa, quien quiera puede seguirle, porque para ser acogido por Él se requiere solamente buena voluntad".
     Jesús ha terminado en medio de un silencio atónito. Parece que muchos han sopesado las palabras que han escuchado., prueban su sabor; las degustan, las confrontan.

        Mientras esto sucede y Jesús, cansado y sudoroso, se sienta a hablar con Juan y Judas, he aquí que se alza un clamor al otro lado del muro: gritos confusos, luego más claros: "¿Está aquí el Mesías? ¿Está?". La respuesta es afirmativa. Entonces pasan adelante a un hombre contrahecho, que de tan torcido como está parece una "S".

        "¡Es Masala !".
       "¡Demasiado contrahecho! ¿Qué puede esperar?".
       "¡Ahí está su madre! ¡Pobrecilla!"
       "Maestro, su marido la rechaza por ese aborto de hombre de su hijo, así que vive aquí de la caridad pero ahora es ya anciana y le queda poca vida...".
         El aborto de hombre - realmente es así - está ante Jesús. No puede ni siquiera ver su rostro de lo encorvado y torcido que está. Parece una caricatura de hombre-chimpancé o de un camello humanizado.
        La madre anciana y mísera, ni siquiera habla, solo gime: "Señor... creo...".
         
         Jesús pone sus manos sobre los hombros sesgados del hombre, que apenas si le llega a la cintura; alza su rostro hacia el Cielo y dice con voz potente: "Enderézate y sigue los caminos del Señor". El hombre experimenta un brusco movimiento y, como impulsado por un resorte, queda derecho como el más recto de los hombres. El movimiento ha sido tan repentino, que parece como si se hubieran roto unos resortes que le hubieran contenido en esa posición anómala. Ahora le llega a Jesús a los hombros; le mira y cae de rodillas, con su madre, ante su Salvador, y ambos le besan los pies.

         Es indescriptible la reacción de la muchedumbre... A pesar de todas las resistencias, Jesús se ve obligado a permanecer en Hebrón, porque la gente está dispuesta a formar barreras en las salidas para impedirle marcharse.
          Así... entra en la casa del anciano arquisinagogo, que tan cambiado está respecto al año pasado...           




domingo, 1 de enero de 2017

UNO DE ENERO DE 2.017 FIESTA DE MARÍA MADRE DE DIOS, QUE SE FESTEJA DESDE EL SIGLO V

MARÍA NACIÓ EN EL CORAZÓN DE LA
SANTÍSIMA TRINIDAD 




MARÍA REINA DE LOS ÁNGELES
Y REINA DE LA HUMANIDAD



Hace algún tiempo publiqué la imagen de María obra maestra de la Santísima. Trinidad, hojeando los cuadernos de María Valtorta, he leído estas palabras de Jesús que confirman plenamente este atributo, lo que me causó una gran alegría, y que transmito aquí el día de hoy 1 de Enero de 2.017, fiesta de María la Madre de Dios.

Dios suele pagar con la misma moneda todos nuestras acciones buenas o malas, como así está escrito en el Evangelio, y como lo decimos en la oración del Padrenuestro: "Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a nuestros deudores". Eso es lo que ocurrió con Lucifer, que engañó a nuestra madre Eva, lo que trajo la muerte y los sufrimientos a toda la humanidad. 

De la misma manera, Dios Todopoderoso puso otra mujer, la Santísima Virgen María, para derrotarlo, y así recobrar la Vida, y anular los sufrimientos de la humanidad. Si por una mujer heredamos el pecado Original, comiendo el fruto prohibido, por otra mujer heredamos la Vida eterna, comiendo del fruto de su vientre Jesús, que es el árbol de la Vida que también estaba en el jardín del Edén, lo que en lenguaje espiritual quiere decir, seguir su voluntad y adorarle.

Lucifer, a pesar de su gran inteligencia de Arcángel, nunca llegó a sospechar que al haber degradado a Eva y a toda su descendencia, otra Mujer, mandada por Dios iba a aplastarle la cabeza, y derrotarlo por toda la eternidad. 





DE LOS CUADERNOS DE MARÍA VALTORTA
(25 de Noviembre de 1.943)


Dice Jesús:

Todas las almas son creadas por el pensamiento del Padre que manda a estas hijas suyas para animar los cuerpos generados en la Tierra. Pero el alma de la Purísima no salió solo del pensamiento del Padre.

Del vórtice de ardores que es nuestra Trinidad santa parten los tres amores que convergen en el centro, allí donde nuestra divinidad se unifica y resplandece. Allí está el vértice del Amor, fruto de los tres amores unidos, y para hacer una comparación, humana, podría decir que allí está el corazón  de nuestra Santa Trinidad.

De este corazón ha venido el alma de María. Como una chispa despedida de nuestra voluntad de amor, Ella se generó de nuestros tres amores  y de nuestros tres deseos de tenerla como Hija, como Madre, como Esposa, y hemos puesto toda nuestra perfección en crearla porque ella estaba destinada a ser la piedra del edificio del Templo verdadero, el Arca del nuevo pacto, el inicio de la Redención que, como todas las cosas de Dios, lleva el tres, signo simbólico del Dios Trino.

El primer tiempo de la Redención es la creación – obra más específica del Padre – del alma sin mancha, destinada a descender para habitar una carne que tendría que ser Sagrario de Dios, y el amor del Hijo y de Espíritu Santo beatificamente cuidaron su formación. 

El segundo tiempo es cuando, por obra del Espíritu, Aquella sin mancha, toda bella y pura, fundió su ardor de Virgen enamorada de Dios con el ardor del Amor de Dios, y por obra del Espíritu Santo generó a Cristo para las gentes.

El tercer tiempo, cuando Cristo cumplió su misión de Redentor muriendo en la Cruz. También entonces María estaba unida a la obra de Dios, y por obra del Hijo, se hizo Corredentora y Víctima con Él. Indisolublemente unida a Dios y a su voluntad. Ella está presente en cada momento del camino de las etapas de la Redención, y sin María, no habríais tenido al Redentor.

La Madre es la flor completamente abierta de toda la púrpura de su vestidura real. Pero la Madre para ser tal, no solo tuvo que iniciarse en el capullo inviolado de la Virgen candidísima, sino en la semilla aún no nacida de la que después brotó el tallo, el capullo, la flor.

Al celebrar la fecha de la Concepción inmaculada de María, suave fruto de nuestro amor y portadora del fruto del amor infinito, consagrado a vuestra salvación, que soy Yo, tened presente no solo a María tal como ha sido concebida, sino su origen – tres veces Santa porque para crearla concurrieron nuestros tres amores – y su especial dignidad como iniciadora del perdón del Eterno hacia el hombre.

Aurora serena del día de la Redención. Ella vino a vosotros con su casto fulgor de Estrella matutina y de alma paradisíaca. Su cuna, que se prepara para recibirla precede en poco a la mía, y su sonrisa vos enseña el Gloria, para cantar al Eterno que, en su caridad perfectísima, ha cumplido para vosotros los dos amores, prodigios de la Concepción inmaculada de María y de mi Encarnación”.  







viernes, 30 de diciembre de 2016

HOY DÍA 20-12-2.017 FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA

IMAGEN COPTA ORTODOXA
LA SAGRADA FAMILIA



Esta preciosa imagen de la Sagrada Familia, con la Santísima Virgen María y San José, rodeando a Jesús el Hijo de Dios, delante de la Cruz, y la corona de espinas, todo coronado por el Espíritu Santo, simboliza todas las enseñanzas de las Escrituras.

Todos los Profetas anunciaban la venía del Mesías, que iba a devolver a la humanidad degradada por culpa del pecado original, la inocencia perdida, pecado que trajo toda su retahíla de secuelas, que son los sufrimientos y la muerte, se transmitió primero a Eva y Adán, que se rebelaron contra Dios, al decir "Non serviam", como Lucifer que quiso ser semejante a Dios, y luego a toda su descendencia, fue pues una derrota de Dios, que destruía todo lo que Él había creado para poder ser hijos y herederos suyos, ya que en un Reino puro y perfecto, no puede entrar nada impuro o imperfecto, es lo que Jesús afirmó en la Parábola de los invitados a la Boda, de la cual se expulsó el que no tenía una vestidura adecuada. 

Pero el Espíritu Santo, corazón de la Santísima Trinidad, Amor y fuerza de la misma, ya sabía como tenía que actuar para transformar esa primera derrota en una Victoria definitiva contra los rebeldes. Fue la Creación de la Criatura más perfecta de la Creación, que es la Virgen María, la Inmaculada, cuya fiesta la Santa Iglesia Católica celebra el primer día del año. Fue un instrumento perfecto, ya que además de Inmaculada, era humilde y obediente, se hizo la Esclava del Señor, cuando Eva se quiso hacer semejante a Dios.

En el Apocalipsis está relatada como el Dragón infernal quiso arrastrarla con un río de agua, que salió de su boca, que simboliza la mentira para tratar de vencerla, pero la tierra, que simboliza la verdad, se abrió y hundió ese río en el abismo. La mujer, vestida de Luz, símbolo de la Pureza y la verdad, es Madre de toda la humanidad, ya que estaba coronada con 12 estrellas, que son las 12 tríbus de Israel, y los doce Apóstoles de la nueva alianza, se retiró al desierto, por un tiempo, dos tiempos y medio tiempo (Ap 12, 16).

Creo sinceramente que ese último medio tiempo ha pasado ya, y la Santísima Virgen María está actuando para la batalla final contra Satanás, al que va a  derrotar definitivamente. 




DE LOS CUADERNOS DE MARÍA VALTORTA
(Diciembre de 1.950)

Dice el Espíritu Santo:

[...] Y la infinita Misericordia, por piedad hacia los míseros hombres, arrasados por la tormenta de sangre, de fuego, de persecución, de muerte, hará resplandecer sobre el mar de sangre y de horror, la Pura estrella del Mar, o sea María, que será la precursora de Cristo en su última venida. Por eso estos nuevos evangelizadores, evangelizarán a María, que en verdad, fue dejada demasiado en la sombra por los Evangelistas y por todos los Apóstoles y Discípulos, mientras que un conocimiento más amplio acerca de Ella, habría instruido a muchos y evitado muchas caídas, porque Ella es Corredentora y Maestra. Es Maestra de vida pura, humilde, fiel, prudente, piadosa, pía, en la casa y entre las gentes de su tiempo. Ha sido Maestra siempre, en los siglos, digna de ser conocida cuanto más el mundo desciende hacia el lodo y las tinieblas, para que, imitándola cada vez más, se pueda volver a conducir el mundo hacia lo que no es lodo y tinieblas.

Los tiempos que avanzan serán tiempos no solo de guerra material, pero sobre todo de guerra entre la materialidad y el espíritu. El  Anticristo intentará arrastrar a las criaturas racionales hacia el pantano de una vida bestial. Cristo intentará impedir esta abjuración no solo de la religión, sino hasta de la misma razón, abriendo horizontes nuevos y vías iluminadas por luces espirituales, suscitando en todo aquel que no lo rechace abiertamente un potente despertar del espíritu, despertar ayudado por estos nuevos evangelizadores no solo de Cristo sino también de la Madre de Dios.
Alzarán el estandarte de María. llevarán a María. Y María que ya una vez fue causa y fuente - indirecta pero siempre potente - de la redención del hombre, lo será nuevamente, porque ella es la santa Adversaria del pérfido Adversario, y su talón está destinado a aplastar perpetuamente el dragón infernal, así como la Sabiduría, que ha establecido su sede en Ella, está destinada a vencer las herejías que corrompen las almas y los intelectos.
En este tiempo, cuya venida es inevitable, las tinieblas lucharán contra la Luz, la bestialidad con el espíritu, el satanismo contra los hijos supervivientes de Dios, babilonia contra la Jerusalén celestial; en ese tiempo, las lujurias de Babilonia, las triples lijurias, desbordarán como aguas fétidas e incontenibles, y se infiltrarán por doquier, hasta en la casa de Dios, como ocurrió y como está dicho que ocurrirá de nuevo; en ese tiempo de abierta separación entre los hijos de Dios, y los hijos de satanás, en que los hijos de Dios alcanzarán una potencia espiritual nunca alcanzada hasta entonces, y los de satanás una potencia maligna tan vasta que ninguna mente puede imaginar como será en realidad, vendrá la nueva evangelización, la nueva evangelización total que, por ahora, manifiesta sus primeros y contrarios albores.

Esta evangelización obrará grandes milagros de conversión y de perfección y también grandes conatos de odio satánico  contra Cristo y la Mujer. Más ambos, no podrán ser alcanzados por sus enemigos. No sería conveniente ni útil que lo fuera. No se puede causar una ofensa suprema a Dios, hiriendo a los dos que le son más queridos: el Hijo y la Madre, que ya en su tiempo sufrieron todas las ofensas más dolorosas y odiosas pero que ahora, ya glorificados desde hace siglos, no podrían ser ofendidos sin que cayera el inmediato y horrendo castigo divino sobre los ofensores.

Por eso, en el momento justo y de la manera justa se realizará la extrema evangelización con medios nuevos y los que estén ansiosos de Luz y de Vida las tendrán de modo pleno, perfecto, otorgadas con un medio conocido solo por los Donadores, por Jesús y María. Solo los que hayan elegido para si mismos fango y tinieblas, herejía y odio hacia Dios y María, es decir, los que estén muertos ya antes de ser muertos, los espíritus podridos, los espíritus vendidos a satanás y a sus siervos, o sea los precursores del Anticristo y éste mismo, tendrán fango y tinieblas, tormento y odio eternos, como es justo que sea, cuando venga el que debe venir.








viernes, 23 de diciembre de 2016

EL NACIMIENTO DEL HIJO DE DIOS, EL HECHO MÁS IMPORTANTE DE LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD

EL TESORO MÁS GRANDE DE DIOS ES LA
ADMIRACIÓN DE LOS ÁNGELES 




NUESTRO REDENTOR Y NUESTRO SUPREMO JUEZ, EL QUE TIENE LAS LLAVES DEL CIELO Y DEL HADES, EL QUE DARÁ PREMIO Y CASTIGO A LOS HOMBRES DE TODA CONDICIÓN.

Aquí está relatada con detalles sorprendentes, y dignos de toda fe, la Venida de Dios al mundo, en el sitio más humilde que uno pueda imaginar: un establo ocupado por dos animales: un burro y un buey, que como los pastores y más adelante los Reyes magos, se estremecen ante la gran claridad que se produce en el momento del nacimiento del hijo de Dios, y parecen rendirle gloria por todos los animales de la Creación. 




Del Poema del Hombre-Dios de María Valtorta


Continúa mi visión del interior de este pobre refugio de piedra en que han encontrado amparo, unidos María y José en la suerte, a unos animales.

El fueguecillo se adormila junto a su guardián. María levanta lentamente la cabeza de su yacija y mira. Ve que José tiene la cabeza reclinada sobre el pecho como si estuviera meditando… será – piensa – que el cansancio ha sobrepujado su buena voluntad de permanecer despierto , y sonríe bondadosa; luego con menos ruido del que puede hacer una mariposa posándose en una rosa, se sienta, para después arrodillarse. Ora con una sonrisa beata en su rostro. Ora con los brazos extendidos casi en cruz, con las palmas hacia arriba y hacia delante… y no parece cansarse en esa posición violenta. Luego se postra con el rostro contra el heno, adentrándose aún más en su oración; y la oración es larga.

José sale bruscamente de su sueño; ve mortecino el fuego y casi oscuro el establo. Echa un puñado de tamujo muy fino. La llama vuelve a chispear. Y va añadiendo ramitas cada vez más gruesas; en efecto, el frío debe de ser punzante, el frío de esa noche invernal, serena, que penetra por todas las partes de esas ruinas. El pobre José, estando como está cerca de la puerta – llamemos así a la abertura a la que hace de cortina su manto -, debe estar congelado. Acerca las manos a la llama, se quita las sandalias, acerca también los pies; así se calienta. Luego, cuando el fuego ha adquirido ya viveza y su luz es segura, se vuelve; no ve nada, ni siquiera la blancura del velo de María  que antes dibujaba una línea clara obre el heno oscuro. Se pone en pie y se acerca despacio a la yacija.

“¿No duermes, María?” pregunta.
Lo pregunta tres veces, hasta que Ella torna en sí y responde: “Estoy orando”.
“¿No necesitas nada?”.
“No, José”
“Trata de dormir un poco, de descansar al menos”.
“Lo intentaré, pero la oración no me cansa”.
“Hasta luego, María”.
“Hasta luego, José”.
María vuelve a su posición de antes. José, para no ceder otra vez al sueño, se pone de rodillas junto al fuego, y ora. Ora con las manos caídas en el rostro; de vez en cuando las separa para alimentar el fuego, y luego vuelve a su ferviente oración. Menos el ruido del crepitar de la leña y el del asno, que de tanto en tanto pega con una pezuña en el suelo, no se oye nada.

Un inicio de Luna se insinúa a través de una grieta de la techumbre, parece un hilo de incorpórea plata que buscase a María. Se alarga a medida que la Luna va elevándose en el cielo y, por fin, la alcanza. Ya está sobre la cabeza de la orante, nimbándosela de candor.

María levanta la cabeza como por una llamada celeste  y se yergue hasta quedar de nuevo de rodillas. ¡Oh, qué hermoso es este momento! Ella levanta la cabeza, que parece resplandecer bajo la luz blanca de la Luna, y una sonrisa no humana la transfigura. ¿Qué ve? ¿Qué oye? ¿Qué siente? Solo Ella podría decir lo que vio, oyó y sintió en la hora fúlgida de su Maternidad. Yo solo veo que en torno a Ella la luz aumente, aumenta, aumenta; parece descender del Cielo, parece provenir de las pobres cosas que están a su alrededor, parece, sobre todo, que proviene de Ella.

Su vestido, azul oscuro, parece ahora de un delicado celeste de miosota; sus manos, su rostro, parecen volverse azulinas, como los de uno que estuviera puesto en el foco de un inmenso zafiro pálido. Este color, que me recuerda, a pesar de ser más tenue, el que veo en las visiones del santo Paraíso, y también el que ví en la visión de la venida de los Magos, se va extendiendo progresivamente sobre las cosas, y las viste, las purifica, las hace espléndidas.

El cuerpo de María despide cada vez más luz, absorbe la de la Luna, parece como si Ella atrajera hacia sí la que le puede venir del Cielo. Ahora es Ella la depositaria de la Luz, la que debe dar esa Luz al mundo. Y esta beatífica, incontenible, inmensurable, eterna, divina Luz que de un momento a otro va a ser dada, se anuncia con un alba, un lucero de la mañana, un oro de átomos de Luz que aumenta, aumenta como una marea, sube, sube como incienso, baja como una riada, se extiende como un velo…

La techumbre, llena de grietas, de telas de araña, de cascotes que sobresalen y están en equilibrio por un milagro de estática, esa techumbre negra, ahumada repelente, parece la bóveda de una sala regia. Los pedruscos son bloques de plata; las grietas, reflejos de ópalo; las telas de araña, preciosísimos baldaquines engastados de plata y diamantes. Un voluminoso lagarto, aletargado entre dos bloques de piedra, parece un collar de esmeraldas olvidado allí por una reina; y un racimo de murciélagos en letargo, una lámpara de ónix de gran valor. Ya no es hierba el heno que pende del pesebre más alto, es una multitud de hilos de plata pura que oscilan temblorosos en el aire con la gracia de una cabellera suelta.

La madera oscura del pesebre de abajo parece un bloque de plata bruñida. Las paredes están recubiertas por un brocado en que el recamo perlino del relieve oculta el candor de las seda. Y el suelo… ¿Qué es ahora el suelo? Es un cristal encendido por una luz blanca; los salientes parecen rosas de luz arrojadas al suelo como obsequio; los hoyos, cálices valiosos de cuyo interior ascenderían aromas y perfumes.

La Luz aumenta cada vez más. El ojo no la resiste. En ella desaparece, como absorbida por una cortina de incandescencia, la Virgen… y emerge la Madre.

Sí. Cuando mi vista de nuevo puede resistir la Luz, veo a María con su Hijo recién nacido en los brazos. Es un Niñito rosado y regordete, que gesticula, con unas manitas del tamaño de un capullo de rosa; que menea sus piececitos, tan pequeños que cabrían en el corazón de una rosa; que emite vagidos con su vocecita trémula, de corderito recién nacido, abriendo una boquita que parece una menuda fresa del bosque, y mostrando una lengüecita temblorosa contra el rosado paladar; que menea su cabecita, tan rubia que parece casi desprovista de cabellos, una cabecita redonda, que su Mamá sostiene en la cavidad de una de sus manos, mirando a su Niño, adorándole, llorando y riendo al mismo tiempo… 

Y se inclina para besarlo, no en la inocente cabeza, sino en el centro del pecho, sobre ese corazoncito que palpita, que palpita por nosotros… en donde un día se abrirá la Herida. Su Mamá se la está curando anticipadamente, con su beso inmaculado.

El buey se ha despertado por el resplandor, se levanta haciendo mucho ruido con las pezuñas, y muge. El asno vuelve la cabeza y rebuzna. Es la Luz la que los saca del sueño, pero me seduce la idea de pensar que hayan querido saludar a su Creador, por ellos mismos y por todos los animales.

Y José, que casi en rapto, estaba orando tan intensamente que era ajeno a cuanto le rodeaba, también torna en sí, y por entre los dedos apretados contra el rostro, ve filtrarse la extraña Luz. Se descubre el rostro, levanta la cabeza, se vuelve. El buey, que está en pié, oculta a María, pero ella llama: “José, ven”.

José acude. Cuando ve, se detiene, como fulminado de reverencia, y está casi para caer de rodillas en ese mismo lugar; pero María insiste: “Ven, José” y, apoyando la mano izquierda en el heno y teniendo con la derecha estrechado contra su corazón al Infante, se alza y se dirige hacia José, quien, por su parte, se mueve azarado por el contraste entre su deseo de ir y el temor a ser irreverente.
Cerca de la cama para el ganado, los dos esposos se encuentran, y se miran llorando con beatitud.

“Ven, que ofrecemos a Jesús al Padre” dice María. José se pone de rodillas. Ella, erguida, entre dos troncos sustentantes, alza a su criatura en sus brazos y dice: “Heme aquí – por Él, ¡Oh Dios!, te digo esto - , heme aquí para hacer tu Voluntad. Y con Él yo, María, y José, mi Esposo. He aquí a tus Siervos, Señor, para hacer siempre, en todo momento y en todo lo que suceda, Tu voluntad, para gloria tuya y por amor a Ti”.

Luego, María se inclina hacia José y, ofreciéndole el Infante le dice: “Toma, José”.
“¿Yo? ¿A mí? ¡Oh, no! ¡No soy digno!”. José se siente profundamente turbado, anonadado ante la idea de deber tocar a Dios.
Pero María insiste sonriendo: “Bien digno de ello eres tú, y nadie lo es más que tú, y por eso el altísimo te ha elegido. Toma José, tenlo mientras yo busco su ropita”.

José, rojo como una púrpura, alarga los brazos y toma ese copito de carne que grita de frío; una vez que lo tiene entre sus brazos, no persiste en la intención de mantenerlo separado de sí por respeto, sino que lo estrecha contra su corazón rompiendo a llorar fuertemente: “¡Oh! ¡Señor! ¡Dios mío!”; y se inclina para besar los piececitos. 

Los siente fríos y entonces se sienta en el suelo y le recoge en su regazo, y con su indumento marón y con las manos, trata de cubrirle, calentarle, defendérlo del frío de la noche. Quisiera acercarse al fuego, pero allí se siente esa corriente de aire que entra por la puerta. Mejor quedarse donde está o, mejor todavía, entre los dos animales, que hacen de escudo al aire y dan calor. Y se pone entre el buey y el asno dando espalda a la puerta, con su cuerpo hacia el Recién Nacido  para hacer de su pecho una hornacina, cuyas paredes laterales son: una cabeza gris, con largas orejas, un hocico grande, blanco, con unos ojos húmedos, buenos y un morro que exhala vapor.

María ha abierto el baúlillo, y ha sacado unos pañales y unas fajas, ha ido al fuego y las ha calentado. Ahora se acerca a José y envuelve al Niño en esos pañales calentitos, y con un velo, le cubre la cabeza. “¿Dónde le ponemos ahora?”, pregunta.

José mira a su alrededor, piensa… “Mira – dice - , corremos un poco más para acá los dos animales y la paja, y bajamos ese heno de allí arriba, y le ponemos a Él allí dentro. La madera del borde le resguardará del aire, el heno será su almohada, el buey con su aliento le calentará un poquito. Mejor el buey. Es más paciente y tranquilo”. Y se pone manos a la obra, mientras María acuna al Niño estrechándolo contra su corazón, con su carrillo sobre la cabecita para darle calor.

José reaviva el fuego, sin ahorrar leña, para hacer una buena hoguera, y se pone a calentar el heno, de forma que, según lo va secando, para que no se enfríe, se lo va metiendo en el pecho; luego, cuando ya tiene suficiente para un colchoncito para el Infante, va al pesebre y lo dispone como una cunita. “Ya está” dice. “Ahora sería necesario una manta, porque el heno pica; y además para taparle…”.

“Coge mi manto” dice María.
“Vas a tener frío”.
“¡Oh, no tiene importancia! La manta es demasiado áspera; el manto, sin embargo, es suave y caliente. Yo no tengo frío en absoluto. ¡Lo importante es que Él  no sufra más!”.

José coge el amplio manto de suave lana azul oscura y lo dispone doblado encima de la paja, y deja un borde colgando fuera del pesebre. El primer lecho del Salvador está preparado.

Su Madre, con dulce paso ondeante, le lleva al pesebre, en él le coloca, y le tapa con la parte del manto que había quedado fuera y con ella arropa también la cabecita desnuda, que se hunde en el heno, protegida apenas por el fino velo de María. Queda solo destapada la caríta, del tamaño de un puño de hombre, y los Dos, inclinados hacia el pesebre le miran con beatitud mientras duerme su primer sueño; en efecto, el calorcito de los paños y de la paja le ha calmado el llanto y le ha hecho conciliar el sueño al dulce Jesús.





lunes, 19 de diciembre de 2016

. CÁNTICO ESPIRITUAL DE SAN JUAN DE LA CRUZ: LA ACCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO EN LAS ALMAS


Las virtudes del alma son como las flores agitadas
por el Espíritu Santo








Cántico espiritual de San Juan de la Cruz

Detente, cierzo muero;
ven, austro que recuerdas los amores,
aspira por mi huerto
y corran sus olores,
y pacerá el Amado entre las flores.





DETENTE CIERZO MUERTO.


El cierzo es un viento frío y seco, y marchita las flores. Y porque la sequedad espiritual hace este mismo efecto en el alma donde mora, la llama "cierzo"; y "muerto", porque apaga y mata la suavidad y jugo espiritual, por el efecto que hace, la llama "cierzo muerto", y deseando la esposa conservarse en la suavidad de su amor, dice a la sequedad que se detenga; lo cual se da a entender que este dicho es cuidado de hacer obras que la detengan, conservando y guardando el alma de las ocasiones.


VEN, AUSTRO QUE RECUERDA LOS AMORES.

El austro es otro viento que vulgarmente se llama ábrego. Este es aire apacible, causa lluvias, y hace germinar las hierbas y plantas y abrir las flores, y derramar su olor; tiene los efectos contrarios al cierzo, y así por este aire entiende aquí el alma al Espíritu Santo, al cual dice que recuerda los amores, porque, cuando este divino aire embiste en el alma, de tal manera la inflama toda y regala y aviva y recuerda la voluntad y levanta los apetitos que antes estaban caídos y dormidos al amor de Dios, que se puede bien decir que recuerda los amores de Él y de ella.

ASPIRA POR MI HUERTO.

[...] Pero algunas veces, hace Dios tales mercedes al alma esposa, que aspirando con su Espíritu divino por este florido huerto de ella, abre todos esos cogollos de virtudes y descubre estas especias aromáticas de dones y perfecciones y riquezas del alma, y abriendo el tesoro y el caudal interior, descubre toda la hermosura de ella; y entonces es cosa admirable de ver y suave de sentir las riquezas de los dones que se descubren al alma y la hermosura de estas flores de virtudes ya todas abiertas, y darle cada una de sí el olor de santidad que pertenece. Y esto llama correr los olores de su huerto cuando en el verso siguiente dice:


Y CORRAN SUS OLORES


Los cuales son en tanta abundancia algunas veces, que el alma le parece estar vestida en deleites y bañada en gloria inestimable; tanto, que no solo ella lo siente de dentro, pero aún suele redundar tanto de fuera, que lo notan los que saben advertir, y les parece estar la tal alma como un delicioso jardín, lleno de deleite y riquezas de Dios. Y no solo cuando estas flores están abiertas se echa de ver esto en estas santas almas, pero ordinariamente traen en sí un no se qué de grandeza y dignidad que causa detenimiento y respeto a los demás por el efecto sobrenatural que se difunde en el sujeto de la próxima y familiar comunicación con Dios, como se escribe en el Éxodo de Moisés, que no podían mirar en su rostro por la gloria y honra que quedaba en su persona por haber tratado cara a cara con Dios.[...]




jueves, 15 de diciembre de 2016

LA UNION CON LAS IGLESIAS LLAMADAS CRISTIANAS, SOLO ES POSIBLE CON LA IGLESIA ORTODOXA


Hermosa imagen Copta Ortodoxa del Sublime Redentor y de su Madre
y Madre Nuestra, Corredentora de la Humanidad




          Post publicado en el 2.013, que tiene hoy más vigencia que nunca por la entrevista del Papa Francisco con S. S. Kirilio en la Habana en el día de ayer (12-02-2.016), y cuyo mérito me atrevo a atribuir a la Stma. Virgen María, que dijo en Fátima al final de la primera guerra mundial: Si se consagra Rusia a mi Inmaculado Corazón, "Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará". 

         La Iglesia Ortodoxa tuvo que tolerar muy a pesar suyo, la presencia de Satanás: la doctrina comunista, que persiguiendo a los cristianos, y prohibiendo toda manifestación religiosa, con horribles persecuciones, no solo no logró sus propósitos, pero además hizo revivir la fe de un modo imparable, en la Iglesia Ortodoxa. Deseo ardientemente que esta Iglesia se esté acercando a la Iglesia Católica Romana, y me alegro de que rompiendo la tradición de hace más de 1.000 años, el Patriarca Ortodoxo haya asistido a la ceremonia de entronización del nuevo Papa Francisco.


        Lo que es importante es que la Iglesia Ortodoxa no fue fundada  por ningún hombre del tipo del renegado Lutero, que se casó con una monja renegada, de Calvino que mandó quemar vivo a Miguel Servet por su particular visión sobre la Santísima Trinidad, del sanguinario Enrique VIII, o de otra multitud de sectas fundadas por "iluminados" que se creían enviados por Dios, y estaban solo movidos por Satanás con su odio, su interés y su orgullo, y que repitieron las palabras del Príncipe negro: "No serviré".

       La Iglesia Ortodoxa y la Romana, fueron ambas fundadas no por un hombre pero sí por un Hombre-Dios: Jesucristo, Rey de Reyes y Señor del Universo, hubo una separación desde el Imperio romano, cuando se escindió en dos por la Invasión de Roma por los Bárbaros, y luego vino la Invasión de Constantinopla por los Turcos, pero ambas sobrevivieron, y tienen cada una los mismos Sacramentos, no veo objeción alguna para que ambas Iglesias se unifiquen, las Iglesias Católicas Romana y  Ortodoxa. 


Las dos interpretaciones de la Trinidad
que son perfectamente compatibles.

     Focio entonces, remueve la vieja rivalidad Roma-Constantinopla, la cual reviste convenientemente con el vistoso ropaje dogmático. 

        Esta vez el debate se cierne sobre el“filioque” (literalmente “y el hijo”) con el que, al añadirlo al Credo, el Papa habría incurrido, según Focio, en herejía. 

       La cuestión del “filioque” es una vieja cuestión suscitada, en una nueva manifestación de Cesaropapismo, por el Emperador Carlomagno, según la cual, el Espíritu Santo procede del Padre filioque, esto es, “y” del Hijo, según sostiene Roma; en tanto que Constantinopla sostiene que el Espíritu Santo procede “ex Patre per Filium”, esto es, del Padre “por” el Hijo.

        Creo sinceramente que estas dos interpretaciones del Credo, están perfectamente justificadas.

       En cuanto a las acción del Santo Espíritu sobre las almas de los Hijos de Dios, está clarísimo que el Espíritu Santo interviene "Ex Patre per Filium", ya que es Cristo el que por su predicación, por su ejemplo y por su doloroso Rescate del Género Humano, es el que permite su acción que se produjo en el Cenáculo, estando ya Jesús muerto en la Cruz; por eso dijo algo así cómo: "Os conviene que yo me vaya, porque entonces, vendrá el Espíritu de la Verdad, que os iluminará y os hará comprender el significado de mi vida y de mi muerte".

       En cuanto a la esencia de la Santísima Trinidad, ya que cada una de las tres personas son absolutamente iguales, se puede decir que el Espíritu Santo procede del Padre filioque (y del hijo), de la misma manera se puede decir que El Padre procede del Espíritu Santo filioque o que el Hijo procede del Espíritu Santo "Patriloque".

         Quiera Dios que esa señal de esperanza del Patriarca en su visita a Roma se transforme en un acuerdo que llegue a restablecer el Cristianismo como a sus orígenes.

        En cuanto a toda la variopinta de sectas Protestantes, no veo cómo puede acontecer una unión con individuos que han renegado de su fe por la acción de la soberbia y del orgullo, es decir de Satanás, sectas que con su odio al Papa, nombrado por Jesús su legítimo representante en la Tierra, y con su desprecio a la Santísima Virgen María, tesorera y medianera de todas las Gracias, Corredentora y Madre de Dios y de toda la Humanidad, causa un impedimento insuperable para que exista una comunión plena.





CONFIRMACIÓN DE LA SANTIDAD DE SAN JUAN DE LA CRUZ POR EL ÁNGEL DE LA GUARDIA DE MARÍA VALTORTA


Preguntó Jesús pintado en el Cuadro con la Cruz
a cuestas: Juan ¿Qué quieres por tus servicios?



En este retrato anónimo de San Juan de la Cruz, se ve reflejada la mirada fija hacia Dios, que fue el lema de su Vida, que consistió siempre en contemplar y fusionarse con la Divinidad, hecho que no solo supo adoctrinar, pero sobre todo aplicar a su vida de una manera plena y continua. Por esa razón, su mensaje es en nuestra época más vigente que nunca, época en la cual el proceso de secularización, que se dedica insistentemente a predicar una doctrina "descafeinada", con unos sacrificios "lights", y ahuyentando de las almas el Santo temor de Dios.

Cuentan en el libro de su vida que, estaba tan absorto en Dios, cuando era Prior del Convento de Segovia, donde está enterrado, que cuando lo venían a buscar, estando recluido en una ermita en el jardín del convento, para atender y resolver un asunto del mundo, tenía que golpearse los nudillos de las manos, contra una pared para volver en sí, por esa razón tenía los nudillos "descalabrados".


Santa Teresita del Niño Jesús, monja carmelita de estrecha clausura, por su amor y sus sacrificios a favor de los misioneros, mereció el título de “Patrona de las misiones” que le otorgó el Papa Pío XI.

María Valtorta, seglar, encerrada en su cuartito de enferma y clavada a su lecho desde el año 1.933 al 1.961, trató de imitarla en la oración, en el celo y en los sufrimientos, siendo escuchada. Y así, por diversas cartas de Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas misioneras, hemos llegado a saber de un modo continuo que los escritos valtortianos  van esparciendo abundante Luz y provocando un gran fervor en las tierras de misión.

Tanto es así, que la primera traducción parcial (Vida de Jesús extractada de los diez volúmenes de “Il Poema del” Huomo-Dio”) fue hecha en Japonés y publicada en Tokio en la Navidad de 1.971 (381 páginas) a cargo del P. Juan Escobar O.F.M.




DEL LIBRO DE AZARÍAS
Dictado a María Valtorta del 24/11/1.946


            Dice Azarías, su ángel de la Guardia:

En la oración de la Misa propia de San Juan de la Cruz, aparece compendiada en pocas palabras la doctrina precisa para ser perfectos cristianos: negarse a si mismos y amar la Cruz. El santo Doctor y Reformador del Carmelo, es grande en el Cielo por haber sabido hacer estas dos cosas de un modo perfecto.

Bien poco hubiera sido el haber reformado las antiguas constituciones. También los jefes de las Naciones reforman las constituciones de sus Estados, más pocos de ellos son santos. Como también los dueños de una hacienda reforman los usos y costumbres del trabajo, pero pocos de ellos son santos.

E igualmente poco, o bien menos que nada, y más aún motivo de condena hubiera sido para San Juan de la Cruz el haber escrito tratados de mística, si a las palabras no hubieran correspondido sus actos. También los escritores llenan páginas morales para abrillantar la figura del personaje o personajes de sus libros, pero después, en su vida diaria, llevan una vida que es el polo opuesto de la tesis moral que mantuvieron en su libro. No fue el suyo el perfume de su vida, que exhala con palabras la convicción de la mente que se fija en el papel, sino tan solo una obra maestra escrita para obtener de ella aplauso y ganancia. Son, por lo tanto, histriones y nada más.

Si San Juan de la Cruz hubiera escrito aquellos tratados de mística únicamente para demostrar su capacidad de escritor y después hubiera sido un tibio, un tibio nada más, habría firmado de su mano la propia condena a una pena más o menos larga, ya que la Justicia habríale preguntado: “¿Por qué has sido hipócrita? A ti no te vale la excusa de falta de conocimiento que disculpa a los ignorantes. Has conocido el Amor y lo has descrito sin que después te hayas abrasado en él. Ve, por tanto, a aprender a amar y a ser sincero”.

Pero San Juan de la Cruz se reformó heroicamente a si mismo antes que a los demás y practicó la perfección que describía para legar un código de perfección a las almas. Por esto es grande y por esto es Santo.

Y, por lo mismo, cada uno de los cristianos puede llegar a ser santo, negándose a si mismo, es decir, cambiando el yo humano a un yo espiritual perfecto y amando la Cruz. Sin la imitación del Divino Crucificado, no es posible la reforma de uno mismo y sin el amor a la Cruz no se puede llegar a termino la transformación del yo, por cuanto, reformar el yo equivale a laborar la planta rebelde de la humanidad a base de cortes y cauteríos, y no una, sino cien y mil veces, ya que ella es planta rebelde que de los mismos puntos de las amputaciones echa nuevos retoños o rechaza los injertos que la fuerzan a cambiar su naturaleza y a estar sujeta al querer del más alto, esto es: el espíritu.

En cuanto acabo de decirte referente al Santo conmemorado hoy, ¿acaso no está tratado ya en lo que dice la Epístola? Esta Epístola escrita muchos siglos antes de la venida de San Juan de la Cruz, ilustra las virtudes del cristiano, e indica las vías a seguir para alcanzar las virtudes siempre conforme a una línea, puesto que la Verdad no cambia. Ella es lo que es hoy, como lo fue hace veinte siglos y lo será en el último día. Tan solo existe un camino para llegar al Cielo: el del vencimiento de si mismos y el del amor a la cruz. Camino que es, como dice Pablo: sabiduría e inteligencia espiritual, junto con el conocimiento de la voluntad de Dios.

Conocimiento de esta divina Voluntad que os propone e, incluso, os impone a fin de poderos dar gloria y gozo, sabiduría e inteligencia espirituales que se desarrollan vigorosas con la renuncia de todo aquello que desagrada al espíritu y con la meditación amorosa del Modelo Divino que se negó a Si mismo hasta la muerte de Cruz y que se os permite “conduciros de la manera digna de Dios”, hasta el punto de agradarle en todo haciendo actos que tienen como fruto la vida eterna más allá de la vida y, como sello y sostén la virtud. ¡Oh vida gozosa y activa de quienes saben negarse a si mismos y amar la cruz!

Es semejante a un fecundo día de primavera en que todo contribuye a que se abran las flores en las plantas y a fecundarlas para que no resulte baldía la floración. Una acción da paso a otra y de un sacrificio redunda un perfeccionamiento. De un latido de amor nace un amor al sacrificio. De un amor al sacrificio, un acto de amor. De un acto de amor, un impulso a la mayor renuncia y a una más grande imitación al Divino Crucificado. Es toda una cadena en la que los eslabones se sueldan unos con otros cada vez más robustos, cada vez más en la luz, en el alto, hacia Dios, hacia la Patria y hacia el gozo. Y el artífice de su perfección da gracias a Dios Padre por “haberle hecho digno de participar en la suerte de los santos” que aquí viven en la Luz y gozan de ella en el Cielo, libres de las seducciones de las Tinieblas, ya que estas no encuentran donde afianzarse para dañar en el corazón, que amputó en si todos los puntos de los que pudiera valerse el Gran Enemigo para penetrar y demoler.

¡Ánimo María, hasta el aniquilamiento absoluto de la criatura a fin de que triunfe la causa de Dios y aumente su Gloria con otros muchos espíritus sobre los que la Sangre de Cristo aguarda a caer para redimir y perdonar!

Ten presente que las pequeñas voces, que son siempre almas víctimas, son al mismo tiempo pequeños Moisés. Y el destino de los Moisés es orar sobre el monte al tiempo que los atletas de Dios combaten contra los enemigos del Señor por su Gloria.

La Gloria de Dios deriva del conocimiento del mismo. Donde hay ignorancia de Dios, no puede estar su Gloria, ya que la ignorancia combate al Señor ya que no lo conoce y al no conocerlo, no le ama ni le importan sus palabras. Vive por tanto en el pecado más por ignorancia que por voluntad de pecar.

Ayuda con cuanto eres a los atletas que combaten a Satanás, a la ignorancia, las herejías y la tibieza. Jesús Santísimo, que es tu Amor, está esperando de ti una ofrenda de almas.

Pequeña voz, pequeña hostia, sé también una pequeña misionera, sosteniendo a los misioneros con tus sacrificios. A Gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.






miércoles, 14 de diciembre de 2016

DEL CÁNTICO ESPIRITUAL DE SAN JUAN DE LA CRUZ. LA FUSIÓN DEL ALMA CON LA DIVINIDAD POR LA ACCIÓN DEL AMOR DEL ESPÍRITU SANTO







LA INFINITA HERMOSURA DE DIOS 

Maravillosas palabras de San Juan de la Cruz, el Doctor místico, que nadie pronunció jamás y que nadie tampoco nunca pronunciará en este mundo, porqué el Doctor místico ha sabido describir como nadie la transformación “matutina y vespertina” del alma esposa con su Esposo Dios, que es la “fusión” del alma redimida por Jesús y purificada por la acción del Espíritu Santo en la noche activa y pasiva del Sentido y la terrible noche oscura activa y pasiva del Espíritu. 

Y aquí se puede entender el por qué, Cuando Dios se le apareció y le preguntó: "Juan, ¿que quieres por tus servicios?, el Santo le contestó: "¡ Señor padecer y ser despreciado por vuestro amor !", petición que fue cumplida por la Divinidad en su vida, en donde fue apresado por los Carmelitas Calzados y encerrado 9 meses en una celda en Toledo, saliendo los Viernes para ser azotado ante la Comunidad, por haber querido reformar la Orden, fundando los Carmelitas Descalzos con Santa Teresa. Padeció hasta el día de su muerte con terribles sufrimientos por su enfermedad y desatendido por el Prior del Convento de Úbeda donde murió.


(Del Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz) 
Canción 35 

Esposa 
Gocémonos, Amado 
y vamos a ver en tu hermosura 
al monte o al collado, 
do mana el agua pura; 
entremos más adentro en la espesura 


Ya que está hecha la perfecta unión entre el alma y Dios, quiérese emplear el alma y ejercitar en las propiedades que tiene el amor. Y así ella es la que habla en esta canción con el Esposo, pidiéndole tres cosas que son propias del amor; la primera querer recibir el gozo y sabor de el amor, y esa le pide cuando dice: “Gocémonos, Amado”; la segunda es desear hacerse semejante al Amado, y esta le pide cuando dice: “Gocémonos Amado: “Vámonos a ver en tu hermosura”; y la tercera es escudriñar y saber las cosas y secretos de el mismo Amado, y esta le pide cuando dice: “Entremos más adentro en la espesura”. Síguese el verso: 

Gocémonos Amado 

Es a saber, en la comunicación de dulzura de amor, no solo en la que tenemos en la ordinaria junta y unión de los dos, más en la que redunda en el ejercicio de amar afectiva y actualmente, ahora interiormente con la voluntad en actos de afición, ahora exteriormente haciendo obras al servicio del Amado. Porque (como habemos dicho) eso tiene el amor donde hizo asiento, que siempre se quiere andar saboreando en sus gozos y dulzuras que son del ejercicio de amar interior y exteriormente (como habemos dicho), todo lo cual hace por hacerse más semejante al Amado. Y así dice luego: 


Y vamonos a ver en tu hermosura 

Que quiere decir: Hagamos de manera que por medio de este ejercicio de amor ya dicho, lleguemos a vernos en tu hermosura, esto es, que seamos semejantes en hermosura, y sea tu hermosura de manera que, mirando el uno al otro, se parezca a ti en tu hermosura, y se vea en tu hermosura, lo cual será transformándome a mi en tu hermosura; y así te veré a ti en tu hermosura, y tu te verás en mi en tu hermosura, y yo me veré en ti en tu hermosura; y así parezca yo tú en tu hermosura, y parezcas tú yo en tu hermosura, y mi hermosura sea tu hermosura, y tu hermosura mi hermosura, y seré yo tú en tu hermosura, y serás tu yo en tu hermosura, porque tu hermosura misma será mi hermosura. 

Esta es la adopción de los hijos de Dios, que de veras dirán a Dios lo que el mismo Hijo dijo por San Juan (17,10) al eterno Padre, diciendo: Omnia mea tua sunt, et tua mea sunt; que quiere decir: Padre, todas mis cosas son tuyas, y tus cosas son mías; El por esencia, por ser Hijo natural, nosotros por participación, por ser hijos adoptivos; y así lo dijo Él no solo por sí, que era la cabeza, sino por todo su cuerpo místico, que es la Iglesia. 


Al monte o al collado 

Eso es, a la noticia matutinal que llaman los teólogos, que es conocimiento en el Verbo Divino, que aquí entiende por el “monte”- porque el Verbo es altísima sabiduría esencial de Dios- ; o vámonos a la noticia vespertina, que es la sabiduría de Dios en sus criaturas y obras y admirables ordenaciones, la cual aquí es significado por el “collado”, el cual es más bajo que el monte.
En decir pues, el alma: “Vámonos a ver a tu hermosura al monte”, es decir: “aseméjame e infórmame en la hermosura de la Sabiduría divina, que (como decimos) es el Hijo de Dios; y en decir: “o vámonos al collado”, es pedir la informe también de su sabiduría y misterios en sus criaturas y obras, que también es hermosura en que se desea el alma ver ilustrada. 
No puede verse en la hermosura de Dios el alma y parecerse a Él en ella si no es transformándose en la Sabiduría de Dios, en lo que de arriba se ve y se posee. Por eso desea ir “al monte o al collado”, 


Do mana el agua pura

Quiere decir: donde se da la noticia y Sabiduría de Dios - que aquí llama “agua pura”- al entendimiento, limpia y desnuda de accidentes y fantasías, y clara sin tinieblas de ignorancias. Este apetito tiene siempre el alma de entender clara y puramente las verdades divinas; y cuanto más ama, más adentro de ellas apetece entrar. Y por eso pide lo tercero diciendo: 


Entremos más adentro en la espesura. 

En la espesura de las maravillosas obras y profundos juicios, cuya multitud es tanta, y de tantas diferencias que se puede llamar “espesura”, porque en ellos hay sabiduría abundante y tan llena de misterios, que no solo la podemos llamar espesa, mas aún cuajada, según lo dice David (Ps 67, 16), diciendo: Mons Dei, mons pinguis, mons coagulatus, mons pinguis; que quiere decir: El monte de Dios es monte grueso y monte cuajado. Y esta espesura de Sabiduría y ciencia de Dios, es tan profunda e inmensa, que, aunque más el alma sepa della, siempre puede entrar más adentro, por cuanto es inmensa y sus riquezas incomprehensibles, según exclama san Pablo (Rom 11,33), diciendo: ¡Oh alteza de riquezas de sabiduría y ciencia de Dios, cuán incomprehensibles son sus juicios, e incomprehensibles sus vías! 

Pero el alma en esta espesura e incomprehensibilidad de juicios y vías desea entrar, porque muere en deseo de entrar en el conocimiento de ellos muy adentro; porque el conocer en ellos es deleite inestimable que excede todo sentido. De donde hablando David de el sabor de ellos, dijo así (Ps 18, 10-12): Iudicie Domini vera, iustificata in semitipsa, diserabilia super aurum el lapidem pretiosum multum, dulciora super mel et favum; nam et servus tuus dilexit ea; que quiere decir: Los juicios de Dios son verdaderos y en si mismo, tienen justicia; son más deseables y codiciados que el oro y que la preciosa piedra de grande estima; y son dulces sobre la miel y el panal, tanto que tu siervo los amó y guardó. 

Y por eso, en gran manera desea el alma engolfarse en estos juicios, y conocer más adentro en ellos; y a trueque desto le sería grande consuelo y alegría entrar por todos los aprietos y trabajos de el mundo, y por aquello que le pudiese ser medio para esto, por dificultoso y penoso que fuese. 

Y así se entiende también en este verso la espesura y los trabajos y tribulaciones, en la cual desea el alma también entrar cuando dice: “Entremos más adentro en la espesura”, es a saber, de trabajos y aprietos, por cuanto son medio para entrar en la espesura de la deleitable sabiduría de Dios; porque el más puro padecer trae y acarrea más puro entender, y por consiguiente, más puro y subido gozar por ser de más adentro. Por tanto, no se contentando con cualquier manera de padecer, dice: “Entremos más adentro en la espesura”. 

De donde Job (6,8), deseando este padecer, dijo: “Quis det ut veniat peticio mea, et quod expecto tributa mihi Deus? Et quit coepit, ipse me conterat, solvat manum suam, et succidat me? Et haec mihi sit consolatio, et affliget me dolore, non parcat mihi? Que quiere decir: ¿Quien dará que mi petición se cumpla, y que Dios me dé lo que espero, y el que me comenzó ése me desmenuce y desate su mano y me acabe, y tenga yo esta consolación, que afligiéndome con dolor no me perdone ni dé alivio? 

¡Oh si se acabase ya de entender cómo no se puede llegar a la espesura de Sabiduría y riquezas de Dios, sino es entrando en la espesura de el padecer de muchas maneras, poniendo en eso el alma su consolación y deseo! ¡Y como el alma que de veras desea Sabiduría, desea primero de veras entrar más adentro en la espesura de la Cruz, que es el camino de la vida por que pocos entran!

Porque deseando entrar en espesura de Sabiduría y riquezas y regalos de Dios es de todos; más desear entrar en la espesura de trabajos y dolores por el Hijo de Dios es de pocos, así como muchos se querrían ver en el término sin pasar por el camino y medio a él.