MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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viernes, 9 de noviembre de 2012

SUBLIME DISCURSO DE JESÚS A LAS ALMAS CONSAGRADAS


Reunión de los Obispos con el Papa Benedicto



           Los Sacerdotes son las estrellas del Cielo, puestos por Dios para iluminar las tinieblas de la noche y marcar el rumbo que han de seguir los fieles para orientarse hacia el Camino que lleva a la Vida Eterna. Son las estrellas que guían a los navegantes de noche para llegar a buen Puerto. 

        Muchas de esas estrellas ya no alumbran porque el Dragón Infernal ha barrido con su cola la tercera parte de estas estrellas, ya que sabe que así, muchas almas incautas se quedarán desorientadas, y así le será mucho más fácil llevarlas a su rebaño. 





Del Poema del Hombre-Dios de María Valtorta

(Advertencia a los Queiruganos; Massiánicos; Künguistas, relativistas y progresistas, Teólogos de la Secularización; y los que se creen elegidos e iluminados)


              Dice Jesús:

         (...) Vosotros sois un grupo de personas, pero formáis un núcleo, o sea, una sola cosa. Por tanto, sois un complejo que se forma como ente, y que debe de ser estudiado en sus características singulares, más o menos buenas, para formarle, amalgamarle, quitarle las aristas, enriquecer sus lados poliédricos y hacer de él una única cosa perfecta. Por tanto, Yo os estudio incluso cuando dormís.

¿Qué sois vosotros? ¿Qué tenéis que llegar a ser? Vosotros sois la sal de la Tierra; tales debéis llegar a ser; sal de la Tierra. Con la sal se preservan las carnes de la corrupción y no solo la carne, sino muchos otros alimentos. Pero, ¿acaso podría la sal salar si no fuera salada? Yo quiero salar al mundo con vosotros, para sazonarlo de sabor celeste. Pero, ¿Cómo podréis salar si perdéis el sabor?

¿Que os hace perder el sabor celeste? Lo que es humano. El agua del mar, del verdadero mar, no es buena para beber de lo salada que es ¿no es verdad? Y a pesar de todo, si uno coge una copa de agua de mar y la echa en una hidria de agua dulce, puede beber, porque el agua de mar está tan diluida que ha perdido su acritud. La humanidad es como el agua dulce que se mezcla con vuestra salinidad celeste. Aún más; suponiendo que se pueda derivar un río del mar e introducirlo en el agua de este lago, ¿acaso podríais volver a encontrar ese hilo de agua salada? No. Habría quedado perdido entre tanta agua dulce. Esto sucede con vosotros cuando hundís vuestra misión, mejor dicho, la sumergís en mucha humanidad.

Sois hombres. Sí. Lo sé. Pero ¿y quien soy Yo? Yo soy aquel que tiene consigo toda la fuerza. Y ¿qué hago Yo? Os comunico esta fuerza puesto que os he llamado. Pero ¿para qué sirve esta fuerza que os comunico si la desparramáis bajo avalanchas de sentido y de sentimientos humanos?

Vosotros sois, debéis ser, la luz del mundo. Os he elegido: Yo, Luz de Dios, entre los hombres, para continuar iluminando al Mundo una vez que he vuelto al Padre. Pero ¿Podréis iluminar si no sois más que unos candiles apagados o humeantes? No. Es más, con vuestro humo – peor es el humo vagaroso que la absoluta muerte de una mecha – entenebreceríais ese vestigio de luz que aún pueden tener los corazones, ¡Oh, desdichados aquellos que buscando a Dios, se dirijan a los Apóstoles y en vez de luz obtengan humo! Sacarán de ello escándalo y muerte. Ahora bien, los Apóstoles indignos recibirán maldición y castigo.

“¡Habéis sido llamados para grandes cosas, pero al mismo tiempo, tenéis un grande, tremendo compromiso! Acordaos de que a aquel a quien más se le da más está obligado a dar. Y a vosotros se os da el máximo, en instrucción y en don. Sois instruidos por Mí, Verbo de Dios, y recibís de Dios el don de ser los “discípulos”, o sea, los continuadores del Hijo de Dios. Quisiera que esta elección vuestra fuera siempre objeto de vuestra meditación, y que continuarais escrutándoos y sopesándoos… y si uno siente que es apto para ser fiel – no quiero ni siquiera decir: “si uno no se siente más que pecador e impenitente”, digo solo: “si uno se siente apto para ser sólo un fiel” – pero no siente en sí el nervio del Apóstol, que se retire.

El mundo, para sus amantes, es muy vasto, bonito, suficiente, vario. Ofrece todas las flores y todos los frutos aptos para el vientre y para el sentido. Yo no ofrezco más que una cosa: La Santidad.

Esta, en la Tierra es la cosa más angosta, pobre, abrupta, espinosa, perseguida que hay. En el Cielo su angostura se vuelve inmensidad; su pobreza, riqueza; su espinosidad, alfombra florida; su escabrosidad, sendero liso y suave; su persecución, paz y beatitud. Pero aquí, ser Santo supone un esfuerzo  heroico. Yo no os ofrezco más que esto.

¿Queréis permanecer conmigo? ¿No os sentís capaces  de hacerlo? ¡Oh, no os miréis asombrados o apenados! Aún muchas veces me oiréis hacer esta pregunta, cuando la oigáis, pensar que mi corazón al hacerlo llora, porque se siente herido ante vuestra sordera ante la vocación. Examinaos entonces, y luego juzgad con honestidad y sinceridad y decidid. Decidid para no ser réprobos. Decid: “Maestro, amigos, me doy cuenta de que no estoy hecho para este camino. Os doy un beso de despedida y os digo: Rogad por mi”. Mejor es esto que  traicionar. Mejor esto…

¿Qué decís? ¿A quien traicionar? ¿A quien? A mí. A mi Causa, o sea a la causa de Dios, porque Yo soy uno con el Padre, y con vosotros. Si, os traicionaríais. Traicionaríais vuestra alma, dándosela a Satanás. ¿Queréis seguir siendo hebreos? Pues Yo no os fuerzo a cambiar. Pero no traicionéis. No traicionéis a vuestra alma, al Cristo y a Dios. Os juro que ni Yo ni mis fieles os criticarán, como tampoco os señalarán con el dedo para desprecio de las turbas fieles. Hace poco un hermano vuestro ha dicho una gran palabra: “Nuestras llagas y las de los que amamos, uno trata de mantenerlas escondidas”. Pues bien, quien se separase sería una llaga, una gangrena que, nacida en nuestro organismo apostólico, se desprendería por necrosis completa, dejando un signo doloroso que con todo cuidado mantendríamos escondido.

        No, no lloréis, vosotros los mejores, no lloréis. Yo no os guardo rencor, ni soy intransigente por veros tan lentos. Os acabo de tomar y no puedo pretender que seáis perfectos. Pero ni siquiera lo pretenderé dentro de unos años, después de decir cien y doscientos veces la misma cosa...Es más, escuchad: pasados unos años, seréis, por lo menos algunos, menos ardorosos que ahora que sois neófitos.

          La vida es así...la humanidad es así...Pierde el ímpetu después del arranque inicial.

        Pero, (Jesús se levanta improvisamente) os juro que Yo venceré. Depurados por natural selección, fortificados por una mixtura sobrenatural, vosotros, los mejores, seréis mis héroes, los héroes del Cristo, los héroes del Cielo.

          El poder de los Césares será polvo respecto a la realeza de vuestro Sacerdocio.

    Vosotros, pescadores de Galilea, vosotros, ignotos Judíos, vosotros, números entre la masa de los hombres presentes, seréis más conocidos, aclamados, venerados, que César y que todos los Césares que tuvo y que tendrá la Tierra.

          Vosotros, conocidos, vosotros benditos en un próximo futuro y en el más remoto de los siglos, hasta el fin del Mundo.
        Para este sublime destino os elijo, a vosotros que sois honestos en la Voluntad, y para que seáis capaces de él, os doy las líneas esenciales de vuestro carácter de Apóstoles.

      Estad siempre vigilantes y preparados. Vuestros lomos estén siempre ceñidos, y vuestras lámparas encendidas, como es propio de quienes de un momento a otro tienen que partir o acudir al encuentro de uno que llega. Y la verdad, es que vosotros sois, seréis, hasta que la muerte os detenga, los incansables peregrinos que van en busca de los errantes; y hasta que la muerte la apague, vuestra lámpara debe ser mantenida alta y encendida para indicar el camino a los extraviados que van hacia el redil de Cristo.

      Tenéis que ser fieles al Dueño que os ha colocado en cabeza para este servicio. Será premiado aquel siervo que el Dueño encuentre siempre vigilante y la muerte sorprenda en estado de Gracia.

        No podéis, no debéis decir: "Soy joven. Tengo tiempo de hacer esto o aquello y luego pensar en el Dueño, en la muerte, en mi alma". Mueren tanto los jóvenes como los viejos, los fuertes como los débiles, y viejos y jóvenes, fuertes y débiles están igualmente sujetos al asalto de la tentación.

          Tened en cuenta que el alma puede morir antes que el cuerpo y podéis llevar en vuestro caminar, sin saberlo, un alma putrefacta. ¡Es tan insensible el morir de un alma! Como la muerte de una flor, sin un grito, sin una convulsión...inclina solo su llama como corola cansada y se apaga.

        Después, mucho después, alguna vez, inmediatamente después otras veces, el cuerpo advierte que lleva dentro un cadáver verminoso, y se vuelve loco de espanto y se mata por huir de ese connubio... ¡Oh, no huye! Cae exactamente con su alma verminosa sobre un bullir de sierpes en la Gehena.

      No seáis deshonestos como intermediarios o leguleyos que se ponen de parte de dos clientes opuestos.

      No seáis falsos como los politicastros que llaman "amigo" a este o a aquel, y luego son enemigos de ambos.   

      No penséis actuar de dos modos. De Dios nadie se burla. A Dios no se le engaña. Comportaos con los hombres como os portáis con Dios, porque una ofensa a los hombres es como si hubiera sido hecha a Dios. Desead ser vistos por Dios como deseáis ser vistos por los hombres.

       Sed humildes. No podéis acusar a vuestro Maestro de no serlo. Haced como hago Yo. Humildes, dulces, pacientes. El mundo se conquista con eso, no con violencia y fuerza.

    Sed fuertes y violentos contra vuestros vicios, eso sí, arrancadlos de raíz, a costa incluso de dejaros desgarrados pedazos de corazón. 

      Hace unos días os he dicho que vigiléis las miradas, más no lo sabéis hacer. Os digo: Sería mejor que os quedarais ciegos arrancándoos los ojos inmoderados que acabar siendo lujuriosos.

        Sed sinceros. Yo soy Verdad en las cosas excelsas y en las humanas. Deseo que también vosotros seáis auténticos. ¿Por qué andarse con engaños conmigo o con los hermanos o con el prójimo? ¿Por qué jugar con engaño? ¡Tan orgullosos como sois y no tenéis el orgullo de decir: “Quiero que no me puedan considerar mentiroso”?

         Y sed auténticos con Dios. ¿Creéis que le engañáis con formas de oraciones largas y vistosas? ¡Pobres hijos! ¡Dios ve el corazón!

        Haced el bien castamente. Me refiero también a la limosna. Un Publicano ha sabido hacerlo antes de su conversión. ¿Y vosotros, no vais a saber hacerlo? Si, te alabo Mateo por la casta limosna semanal de la que solo Yo y el Padre sabíamos que era tuya. Y te cito como ejemplo. Esto también es castidad, amigos (…)

    El acto bueno es virgen cuando resulta exento de connubio con pensamiento de alabanza y de estima, o exento de soberbia.

        Sed fieles esposos de vuestra vocación a Dios. No podéis servir a dos señores. El lecho nupcial no puede acoger a dos esposas contemporáneamente. Dios y Satanás no pueden compartir vuestros amorosos abrazos. El hombre no puede, como tampoco lo pueden ni Dios ni Satanás, compartir un triple abrazo en antítesis entre los tres que se lo dan.

         Manteneos al margen del hambre de oro, como de hambre de carne, como de hambre de poder. Satanás os ofrece esto. ¡Oh, sus falaces riquezas! Honores, éxito, poder, abundancias: mercados obscenos cuya moneda es vuestra alma.

        Contentáos con lo poco. Dios os da lo necesario. Basta. Esto os lo garantiza, de la misma forma que se lo garantiza al ave del cielo y vosotros  valéis mucho más que los pájaros. Más Dios quiere de vosotros confianza y morigeración. Si tenéis confianza, no os defraudará; si tenéis morigeración, su don diario os bastará.

      No seáis paganos, siendo de nombre, de Dios. Paganos son aquellos que, más que a Dios, aman el oro y el poder para aparecer como semidioses. Sed Santos y seréis semejantes a Dios eternamente.

       No seáis intransigentes. Todos sois pecadores; por tanto, quered ser con los demás como querríais que los demás fueran con vosotros, o sea, llenos de compasión y perdón.

       No juzguéis ¡Oh, no juzguéis! Ya veis – a pesar de que hace poco estáis conmigo – cuantas veces, siendo inocente, he sido ilícitamente mal juzgado y acusado de pecados inexistentes. El mal juicio es ofensa, y solo los verdaderos santos no devuelven ofensa por ofensa. Por tanto, absteneos de ofender por no ser ofendidos. Así no faltaréis ni a la caridad, ni a la santa, amable, suave humildad. La enemiga de Satanás junto con la castidad.

       Perdonad, perdonad siempre. Decid: “Perdono, Padre, para que Tu perdones mis infinitos pecados”.

      Haceos mejores cada hora que pase, con paciencia, con firmeza, con heroicidad. ¿Quién puede deciros que llegar a ser buenos no sea penoso? Es más, os digo: es el mayor de todos los esfuerzos. Pero el premio es el Cielo; por tanto, merece la pena consumirse en este esfuerzo.

      “Y amad, ¡Oh, ¿Qué palabra debería decir para induciros al Amor?! No existe ninguna que sea adecuada para convertiros a él, ¡Oh, pobres hombres a los que Satanás azuza! Entonces, he aquí que Yo digo: “Padre, acelera la hora del lavacro. Esta tierra está seca. Este rebaño tuyo está enfermo. Más hay un rocío que puede aplacar la aridez y limpiar. Abre, abre su fuente. Ábreme a Mí, ábreme. Padre, Yo ardo por hacer Tu deseo, que es el Mío y el del Amor Eterno. ¡Padre!, ¡Padre!, ¡Padre! Dirige tu mirada sobre tu Cordero y sé Tú su Sacrificador”.

     Jesús se manifiesta verdaderamente inspirado. Erguido en pié, con los brazos extendidos en cruz, el rostro hacia el cielo, con el azul del lago detrás, con su vestido de lino, parece un Arcángel orante.

      Se me anula la visión en el momento de este acto suyo.





   

lunes, 5 de noviembre de 2012

DISCURSO DE JESÚS CON LOS ROMANOS EN PALESTINA


DIALOGO DE JESÚS CON LOS ROMANOS

(Del Poema del Hombre-Dios de  María Valtorta)










Entrevista de Jesús con los Romanos que ocupaban Palestina, maravilloso discurso, en donde se ve claramente la gran diferencia que existe entre los dioses del Olimpo, y la verdadera Divinidad, que triunfó del panteísmo romano a pesar de una cruenta persecución y que culminó con el triunfo de Jesús cuando el Emperador Constantino declararó el Cristianismo Religión oficial del Imperio Romano.

Vemos igualmente que se ha cumplido la Profecía de Jesús: “Las puertas del Infierno no prevalecerán”. Todos los intentos de acabar con el Cristianismo han fracasado estrepitosamente: Las terribles persecuciones del Imperio romano, los ataques a la verdadera fe de parte de los herejes, secuaces de Satanás. El marxismo que creía que iba a acabar con la religiosidad del pueblo, con sus persecuciones y su adoctrinamiento incesante, en vez de conseguir su objetivo, ha sido un abono para el renacer de la fe que se creía muerta: y así vemos en Rusia el jefe del Estado Vladimir Putin, acompañado de la Jerarquía ortodoxa en las grandes ceremonias estatales.

Y se cumplió escrupulosamente, lo que dijo la Santísima Virgen María en Fátima a los pastorcillos: "Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará".






Dice Jesús, dirigiéndose a las Romanas:

(…) “Paz a ti, Juana como ves, he venido”.

“Y yo me alegro de ello. También mis amigas han venido. Pero ahora tengo la impresión de que he actuado mal haciéndolo. ¿Cómo vais a poder entenderos? ¡Son completamente paganas!”. Juana está un poco turbada. Jesús sonríe. Le pone una mano sobre la cabeza y dice: “No temas. Nos entenderemos muy bien. Has actuado muy bien haciéndolo. El encuentro abundará en bienes, como tu jardín en rosas. Recoge ahora estas pobres flores que has dejado caer y vamos adonde tus amigas”.

"Rosas hay muchas” Lo hacía para pasar el tiempo y también porque esas amigas son muy… voluptuosas…Les gustan las flores como si fueran…no sé…”. ¡A Mí, también me gustan! Fíjate, ya hemos encontrado un tema para entendernos con ellas. (…)

Caminan hacia una pequeña pérgola hecha de un trenzado multicolor de rosas. A la entrada hay tres romanas, mirando de hito en hito. Son Plautina, Valeria y Lidia. La primera y la última permanecen quietas, pero Valeria se hecha a correr y, en llegar a la altura de Jesús, se inclina y dice: “¡Salve, Salvador de mi pequeña Fausta!”.
“¡Paz y Luz a ti y a tus amigas!”.
Las amigas se inclinan sin decir nada.

A Plautina la conocemos ya. Es alta, majestuosa; sus ojos negros son espléndidos, un poco imperiosos; su nariz, bajo una frente lisa y blanquísima, es recta, perfecta; boca bien dibujada, aunque un poco túmida; el mentón, redondeado y marcado: me recuerda a ciertas bellísimas estatuas de emperatrices romanas. Gruesos anillos lucen en sus preciosas manos; anchos brazaletes ciñen sus brazos, en las muñecas y por encima de los codos, brazos verdaderamente estatuarios, que, bajo la corta manga drapeada, aparecen blanco-rosados, lisos, perfectos.

Lidia, por el contrario, es rubia, más delgada y joven, Su belleza no es majestuosa como la de Plautina, pero tiene toda la gracia de una juventud femenil aún un poco inmadura. Bueno, dado que estamos en tema pagano, podría decir que si Plautina parece la estatua de una emperatriz, Lidia podría ser una Diana o una ninfa de gentil y dulce aspecto.

Valeria, ahora que ha superado la desesperación de cuando la vimos en Cesárea, se presenta en su belleza de joven madre, de formas llenas aunque todavía muy juveniles, de mirada serena, propia de una madre que se siente feliz de poder alactar a su hijo, y verle crecer alimentado con su leche; de tez rosada y pelo castaño, tiene una sonrisa plácida y muy dulce.

(…) Plautina dice: “Nuestra buena y sabia amiga, una de las pocas que no se desdeña de tratar con nosotras y que, al mismo tiempo, no se corrompe con nosotras, te habrá dicho que nuestro deseo era verte y oírte para juzgarte por lo que eres, porque Roma no cree en fábulas… ¿Porqué sonríes, Maestro?”.
“Después te lo digo. Prosigue”.
“Porqué Roma no cree en fábulas y quiere juzgar con ciencia y con conciencia antes de condenar o exaltar. Tu pueblo te exalta y te calumnia en igual medida. Tus obras mueven a exaltarte; las palabras de muchos hebreos, a creerte poco menos que un delincuente. Tus palabras son solemnes y sabias como las de un filósofo. Roma se siente muy atraída por las doctrinas filosóficas, aunque reconozco que nuestros actuales filósofos no poseen una doctrina satisfactoria, incluso porque su forma de vivir no está en consonancia con la doctrina”.

“No pueden vivir en consonancia con su doctrina”.
“¿porqué son paganos, no es cierto?”.
“No. Porque son ateos”.
“¿Ateos? ¡Pero si tienen sus dioses!...”.

“Ya ni siquiera esos, mujer. Te recuerdo a los antiguos filósofos, a los más grandes. También eran paganos, y, a pesar de todo, ¡fíjate que noble fue su vida!: a pesar de convivir con el error – porque el hombre gravita hacia el error - , cuando se encontraron frente a los misterios más grandes, la vida y la muerte, cuando fueron puestos ante el dilema honestidad o deshonestidad, virtud o vicio, heroísmo o cobardía, y vieron que si se volvían al mal sería en perjuicio de su Patria y de los ciudadanos, entonces, con voluntad de gigante, se deshicieron de los tentáculos de los nefastos pulpos y, libres y santos, supieron querer el Bien a costa de cualquier cosa, este bien que no es sino Dios”.


“Se dice que eres Dios, ¿Es verdad?”.
“Yo soy el Hijo del verdadero Dios, hecho carne sin dejar de ser Dios”.
“Pero, ¿que es Dios? A juzgar por Ti, el mayor de los Maestros”.
“Dios es mucho más que un maestro. No rebajéis la idea sublime de la Divinidad encerrándola en los límites de la sabiduría”.
“La sabiduría es una divinidad. Nosotros tenemos a Minerva, que es la diosa del saber”.
“También a Venus, la diosa del placer. ¿Cómo podéis pensar que un dios, o sea un ser superior a los mortales, tenga en grado perfecto todos los aspectos denigrantes de los mortales? ¿Cómo podéis pensar que un ser eterno tenga eternamente esos pequeños, mezquinos, humillantes placeres de quien tiene una hora de tiempo, y que a ello reduzca la finalidad de su vida? ¿No pensáis en lo sucio que es ese cielo que llamáis Olimpo, donde fermentan los más acerbos extractos de la humanidad?

Si miráis a vuestro Cielo, ¿Qué veis?: lujuria, delitos, odios, guerras, robos, crápula, celadas, venganzas. ¿Qué hacéis para celebrar las fiestas de vuestros dioses?: orgías. ¿Qué culto les dais? ¿Dónde está la verdadera castidad de las consagradas a Vesta? ¿En que código divino se basan vuestros pontífices para juzgar? ¿Qué palabras pueden leer vuestros augures en el vuelo de las aves o en el fragor del trueno? ¿Qué respuestas pueden dar a vuestros arúspices las sangrantes entrañas de los animales sacrificados? Me acabas de decir hace un momento: “Roma no cree en las historietas”. Y entonces, ¿Porqué creéis que doce pobres hombres, haciendo dar una vuelta en torno a los campos a un cerdo, una oveja y un toro, e inmolándolos después, pueden atraerse a Ceres, si tenéis infinitas deidades, que si se odian entre sí, y además vengativas, según creéis? No. Dios es muy distinto de eso, es eterno, único y espiritual”.

“Pero Tú dices ser Dios, y eres carne”.


“Hay un altar sin dios en la patria de los dioses. La sabiduría humana lo ha dedicado al Dios desconocido, porque los sabios, los verdaderos filósofos, intuyeron que había algo más detrás del escenario historiado producido por esos eternos niños que son los hombres cuyo espíritu está fajado por el error. Ahora bien, si esos sabios – que intuyeron que tras el engañoso escenario había algo más, algo verdaderamente sublime y divino que había hecho todo cuanto existe y de quien procede todo lo que de bueno hay en el mundo -, si esos sabios quisieron un altar para el Dios desconocido, sentido por ellos como el verdadero Dios, ¿Cómo es que vosotros llamáis dioses a lo que no es dios, y afirmáis saber lo que en realidad no sabéis? Sabed pues, lo que es Dios, para poderle conocer y honorar.

Dios es Aquel que con su pensamiento ha hecho de la Nada el Todo. ¿Tiene poder persuasivo para vosotros la fábula de las piedras que se transforman en hombres?, ¿Os satisface? En verdad hay hombres más duros y malos que una piedra y piedras más útiles que ciertos hombres. Valeria, ¿Qué te resulta más dulce, mirando a esta hijita tuya, pensar: “Es un deseo de Dios hecho vida, creado y formado por Él, dotado por Él de una segunda vida imperecedera, de forma que seguiré teniendo a mi pequeña Fausta, y además para toda la Eternidad, si creo en el Dios verdadero”, en vez de decir: “Esta carne de rosa, estos cabellos más sutiles que hilo de araña, estas pupilas serenas proceden de una piedra; o pensar: “ Soy semejante en todo a la loba o a la yegua; me uno carnalmente como los animales, animalescamente engendro y crío; esta hija mía es fruto de mi instinto animalesco y es un animal como yo, y mañana, muerta ella y muerta yo, seremos dos cadáveres que habrán de descomponerse y oler, y que nunca jamás se habrán de volver a ver”? Dime, tu corazón de madre, ¿Cuál de los dos razonamientos elegiría?”.

“Desde luego, el segundo no, Señor. Si hubiera sabido que Fausta no podía corromperse para siempre, mi dolor ante su agonía habría sido menos cruel, porqué habría pensado: “He perdido una perla, pero sigue existiendo y la encontraré”. (…)
Volved vuestro pensamiento (a la belleza de estas rosas) hacia esa realidad, pensad: ¿Quién lo ha hecho?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde?; ¿Qué era este lugar en la noche de los tiempos? No era nada. Era una agitación informe de elementos. Dios dijo primero: “Quiero”, y los elementos se separaron para reunirse con familias. Luego tronó otro “quiero”, y se dispusieron con orden: uno en otro (el agua entre las tierras); uno sobre otro (el aire y la luz sobre el planeta ya ordenado).

Otro “quiero”, y comenzaron a existir las plantas, y luego las estrellas y los animales, y luego el hombre. Dios donó sin tacañería las flores y los astros, cual espléndidos juguetes, para gozo del hombre, su predilecto, y por último le otorgó la alegría de procrear, no algo que muriese, sino algo que sobreviviese a la muerte por el don de Dios que es alma. Estas cosas son expresión de otros tantos deseos del Padre: su infinito Poder se despliega en infinidad de bellezas.

El flujo de mi palabra encuentra impedimento al chocar contra el compacto bronce de vuestra creencia. De todas formas, espero que, para ser éste nuestro primer encuentro, ya algo nos hayamos entendido. Ahora es vuestra alma la que debe trabajar con cuanto os he dicho. ¿Tenéis alguna pregunta que hacer? Si es así, hacedlas, estoy aquí para aclarar las cosas. La ignorancia no es motivo de vergüenza; lo es, si, el persistir en la ignorancia cuando se tiene alguien para aclarar las dudas”.

(…) Maestro… no he entendido porqué has dicho que nuestros maestros no pueden conducir formas de vida buenas, siendo ateos, creen en un Olimpo, pero creen”. “Ese creer suyo no es sino una forma externa. Mientras han creído verdaderamente, como los verdaderos sabios creyeron en aquel Desconocido de que os he hablado, en aquel Dios que satisfacía su alma aunque no tuviera nombre, incluso sin conciencia de la voluntad; mientras han dirigido su pensamiento a este Ente, muy superior, muy superior a los pobres dioses llenos de humanidad, de baja humanidad que el paganismo se ha procurado; mientras se han hecho esto, necesariamente han reflejado algo de Dios; el alma es espejo que refleja, eco que repite”.

“¿Qué, Maestro?”.
“A Dios”.
“¡Gran palabra es esa!”.
“Es una gran verdad”.

“Valeria, seducida por el pensamiento de la Inmortalidad, pregunta: “Maestro, explícame donde está el alma de mi hija; besaré ese lugar como a un sagrario; la adoraré, dado que es parte de Dios”.

“¡El alma! Es como esa luz que tu Faustina quiere coger y no puede porqué es incorpórea, pero que está ahí, como podemos ver Yo, tú y tus amigas. De la misma forma, el alma es visible en todo aquello que diferencia el hombre del animal. Cuando tu hijita te diga sus primeros pensamientos, piensa que esa inteligencia es su alma que se revela; cuando te quiera, no ya con su instinto sino con su razón, piensa que ese amor es su alma. Cuando crezca a tu lado, hermosa, no tanto de cuerpo como de virtud, piensa que esa belleza es su alma. Y no adores el alma, sino a Dios, que es el Creador del alma, a Dios, que de toda alma buena quiere hacerse un trono”.
“¿Dónde está esa cosa sublime? ¿En el corazón?, ¿en el cerebro?”.
“Está en el todo que es el hombre. Os contiene y está en vosotros contenida. Cuando os deja, sois cadáveres; cuando cae muerta (por un delito del hombre contra él mismo), sois réprobos, estáis separados para siempre de Dios”.

“¿Entonces, admites que el filósofo que dijo que éramos inmortales a pesar de ser pagano, tenía razón?”, pregunta Plautina.
“No es que lo admita. Voy más allá. Digo que es un artículo de fe.
La inmortalidad del alma, o sea, la inmortalidad de la parte superior del hombre, es el misterio más cierto y consolador del acto de creer; es el que nos asegura de donde venimos, a donde vamos, de quien somos, y disuelve en nosotros la amargura de cualquier tipo de separación”.
“Plautina piensa profundamente – Jesús la observa, pero guarda silencio – y al final pregunta: “¿Tú tienes alma?”.
Jesús responde: “Sí, ciertamente”.
“Pero, ¿eres o no Dios?”.
“Soy Dios, ya te lo he dicho, pero ahora he tomado naturaleza de Hombre. Y, ¿Sabes por qué? Porque sólo con este sacrificio mío podía resolver los puntos que para vosotros son inalcanzables; y, tras haber abatido el error, liberado el pensamiento, liberar también el alma de una esclavitud que por ahora no te puedo explicar. Por ello, Yo he introducido la Sabiduría en un cuerpo, la Santidad en un cuerpo: Yo esparzo por la tierra como una semilla la Sabiduría, como polen al viento; la Santidad se desparramará por el mundo en la hora de la Gracia – como si fuera quebrada la preciosa ánfora que la contenía - y santificará a los hombres. Entonces, el Dios desconocido será conocido”.

“Pero si ya eres conocido… El que pone en duda tu poder y sabiduría es malo o falso”. “Soy conocido, pero es como si fuera solo un amanecer; a la meridiana habrá plena cognición de mí”. “¿Cómo será Tu mediodía? ¿Un triunfo? ¿Lo veré yo?”.

“Verdaderamente, será un triunfo, y tú lo presenciarás porque sientes náusea de lo que conoces y apetito de lo que desconoces; tu alma tiene hambre”.

“¡Es verdad! Es de verdad que tengo hambre”.
“Yo soy la Verdad”.
“Date entonces a la hambrienta”.
“Basta con que vengas a mi mesa. Mi palabra es pan hecho con verdad”.
“¿Qué dirán nuestros dioses si los abandonamos? ¿No se vengarán de nosotros?”, pregunta Lidia asustada.

“Mujer, ¿has visto alguna vez una mañana neblinosa? Los prados se pierden detrás del vapor que los oculta. Viene el sol, y el vapor desaparece, y los prados resplandecen más hermosos. Pues vuestros dioses no son sino niebla del pobre pensamiento humano, que ignorando a Dios, pero al mismo tiempo, necesitando creer – la fe es el estado permanente y necesario del hombre - , se ha creado este Olimpo, verdadera fábula sin fundamento alguno; vuestros dioses, de la misma forma, cuando salga el sol, Dios verdadero, desparecerán de vuestros corazones sin poder causar mal alguno, porque no tienen existencia”.

“Tendremos que escucharte todavía mucho. Nos encontramos totalmente ante lo desconocido. Todo lo que dices es nuevo”.
“¿Te da repulsa?, ¿Te es imposible aceptarlo?”.
Plautina responde con seguridad: “No. Me siento más orgullosa de lo poquísimo que ahora sé, y que César no sabe, que de mi nombre”.


“Pues persevera, os dejo con mi Paz”.














domingo, 4 de noviembre de 2012

EL AMOR ES VENCEDOR DEL ODIO, ASÍ COMO LA LUZ VENCE A LAS TINIEBLAS


Monumento a Satanás en la casa de Campo de Madrid



LA LLAMA DE AMOR DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA CIEGA A SATANÁS




Quiero en este nuevo Post, terminar con la transcripción de esta traducción, hecha directamente del texto original húngaro en Quito, Noviciado de los PP Jesuitas, el 20-12-1.982.

Añadiré que estas oraciones las comenzó hace poco un conocido mío, el cual me confesó que la noche pasada, sufrió un fuerte ataque del Demonio, cuando estaba dormido, notando como se le meneaba la cama, y como se sentía levantado por los aires, y sin poder despertarse, lo que le provocó un gran terror, después de lograr recuperar el sueño, soñó que un médico le decía que tenía un cáncer, lo que también le produjo una gran preocupación.

Está claro que Satán está furioso y temeroso de que se de a conocer esta oración, que anula su eficacia para la perdición de las almas.
La Luz de la Santísima Virgen María, que es como la Luz de Dios, de una fuerza infinita, que es la  que purifica a las almas del Purgatorio, abrasa a los condenados en el Infierno, e ilumina y deleita en el Cielo a los Ángeles y a los Elegidos, es la única arma eficaz para derrotar a Satanás en este mundo, pero necesita nuestra colaboración. 

Esta Luz que emana de la Llama del Inmaculado Corazón de María, medianera de todas las Gracias de Dios, es como un rayo laser potentísimo, que es también capaz de romper la coraza de hierro de los corazones más empedernidos. 




MENSAJE DEL SEÑOR A LOS PADRES DE FAMILIA


“Doy mi Bendición especial unidas a grandes Gracias por intermedio del Santo Padre a aquellos padres que aceptando mi divina voluntad colaboren conmigo en mi obra de creación. Esta bendición es única y solo se puede conferir a los padres de familia. Al nacer cada hijo, inundo estas familias con gracias extraordinarias”.

ENSEÑANZA DEL SEÑOR


“Dí a tus hermanos y hermanas, esta es la enseñanza del Señor. Un solo Padrenuestro o Avemaría  cuando el alma se encuentra en la mayor sequedad vale más que la oración exuberante cuando nos desborda la Gracia…”.
El Señor me ha enseñado también esta pequeña oración y me ha pedido que la transmita a los demás porque estima que es un instrumento eficaz para cegar a Satanás…”



“Que nuestros pies vayan juntos
que nuestras manos recojan unidas,
que nuestros corazones latan al unísono,
que nuestro interior sienta lo mismo,
que el pensamiento de nuestras mentes sea uno,
que nuestros oídos escuchen juntos el silencio,
que nuestras miradas se compenetren
profundamente fundiéndose la una en la otra
y que nuestros labios supliquen juntos el Eterno
Padre, para alcanzar misericordia”.


ENCARGO DEL SEÑOR

Transmite mis palabras a las personas a quien corresponde por intermediario de tu Director Espiritual al Santo Padre y a mis hijos señalados para ello y pídeles que no quieran impedir que fluya este gran río de Gracias que el Corazón Inmaculado de mi Madre en su ardiente amor quiere derramar sobre vosotros en toda la Tierra.

*********



HIJOS MÍOS, CON VUESTRA CONFIANZA PODÉIS SACAR DE MÍ INFINITAS GRACIAS, NO ME RESISTO A ELLO, ESTOY ANTE VOSOTROS DISPUESTA CON TODO EL AMOR DE MI CORAZÓN.

¡AQUÍ ESTOY PARA LLENAROS DE FELICIDAD!



**************************


San José, tu poder se extiende sobre todos nuestros asuntos. Tú puedes hacer posible lo que parece imposible. Vela con paternal amor sobre todos nuestros intereses.



ROSARIO AL CORAZÓN INMACULADO DE LA VIRGEN MARÍA
(Con aprobación eclesiástica)

Por ser una oración repetitiva, este modo de orar se puede llamar también “rosario”
Lo rezamos como el rosario ordinario sin decir el Credo, los Padrenuestros y las Avemarías.
Para comenzar:
En honor de las cinco Llagas de nuestro Divino Redentor, hagamos cinco veces seguidas la señal de la Cruz.
Par las cuentas grandes:
Corazón doloroso e inmaculado de María, ruega por nosotros que nos refugiamos en Ti.

Para las cuentas pequeñas:
Madre Nuestra: ¡Sálvanos por la LLAMA DE AMOR de tu inmaculado Corazón!

Para terminar, repetir tres veces:
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.


VIRGEN SANTÍSIMA, SÁLVANOS E INUNDA A TODA LA HUMANIDAD CON LAS GRACIAS DE TU LLAMA DE AMOR AHORA Y EN LA HORA DE NUESTRA MUERTE. AMÉN.


ORACIÓN PARA LA DIFUSIÓN DE LA LLAMA DE AMOR DEL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA
(Con la aprobación personal de S. S. Pablo VI, Nov. 1973)



¡Bienaventurada Virgen María, queridísima Madre nuestra del Cielo! Tú amas tanto a Dios y a nosotros, tus hijos, que ofreciste a tu Divino Hijo Jesús en la Cruz para desagravio a nuestro Padre Celestial y para alcanzar la salvación para nosotros a fin de que todo el que crea en Él no perezca sino que tenga Vida Eterna.
Con filial confianza te rogamos a Ti, que con la Llama de Amor de tu Inmaculado Corazón atizada por el Espíritu Santo enciendas en nuestros lánguidos corazones el fuego de Amor perfecto hacia Dios y los hombres, a fin de que junto contigo con un solo corazón amemos sin cesar a Dios y a nuestros prójimos.
Ayúdanos a transmitir esta Llama Santa a todos nuestros hermanos de buena voluntad a fin de que el fuego del Amor vaya extinguiendo el fuego del odio en toda la Tierra, y Jesús, Príncipe de la Paz, sea Rey y Centro de todos los corazones, en el Sacramento de su Amor, en el trono de nuestros altares. Así sea.

A fin de que arda incesantemente en nuestras almas la Llama de Amor de nuestra Madre la Santísima Virgen y así amemos a Dios “con todas nuestras fuerzas” (cfr. Marcos 12,30), procuremos repetir mentalmente jaculatorias de amor, tantas veces como respiremos. Algunas de las más hermosas son estas: “Jesús mío, ¡Misericordia! ¡Te amo por el dulce corazón de la Virgen Santísima!”, “Jesús, María, os amo ¡Salvad las almas”.

“Que no falten nunca en nuestro corazón y en nuestros labios, los dulcísimos y poderosísimos nombres de Jesús y María, porque por estos nombres recibimos fuerzas para no retroceder jamás y para siempre, triunfar”.
(S. Alfonso María de Ligorio: La gloria de María, parte I, cap.10).

DEVOCIÓN MUY RECOMENDADA POR EL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA A FAVOR DE LAS ALMAS QUE SUFREN EN ESTE MUNDO Y EN EL PURGATORIO.


Rezar tres veces seguidas:

“Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ruega por nosotros pecadores, inunda a toda la Humanidad con las Gracias de tu LLAMA DE AMOR ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén”.

NOTA: en cierta ocasión, la piadosa viuda húngara, preguntó a los Seres Celestiales: “¿Qué es la LLAMA DE AMOR?”.

El Señor Jesús contestó: 

“LA LLAMA DE AMOR DE MI MADRE SANTÍSIMA ES PARA VOSOTROS LO QUE FUE LA BARCA PARA NOÉ ”.

La Santísima Virgen contestó: 

“LA LLAMA DE AMOR DE MI INMACULADO CORAZÓN ES ¡EL MISMO JESUCRISTO!”


Para pedidos: 94 673 33 26 y 673 30 95

jueves, 1 de noviembre de 2012

EL ARMA SECRETA DE LA VIRGEN MARÍA PARA DERROTAR A SATANÁS



ANALOGÍA ENTRE LA POTENCIA DEL RAYO LÁSER Y LA LLAMA DE AMOR DEL CORAZÓN INMACULADO Y DOLORIDO DE LA VIRGEN MARÍA





Ha caído en mis manos una imagen de la Santísima Virgen María, acompañada de un tríptico con un largo comentario sobre unas apariciones de la Virgen a una mujer húngara, viuda con seis hijos.
Al cabo de algún tiempo, me acordé de una noticia aparecida en todos los medios de comunicación, en donde se comentaba que los aviadores que aterrizaban en el aeropuerto de Barajas en Madrid, se quejaban de que algunos individuos se dedicaban a apuntar con un rayo láser a los aviones, lo que producía la ceguera momentánea de los pilotos, con el riesgo de que al no ver los indicadores de vuelo, en esa maniobra de aproximación a la tierra, se podía producir un desenlace fatal, causado por esta ceguera momentánea.

Pues bien, en el mensaje transmitido por la Santísima Virgen María a esta madre de familia húngara, se hace mención a una acción similar de la Madre de Dios que tiene por misión cegar con el rayo de la llama de su Inmaculado y dolorido Corazón, a Satanás para que no pueda actuar en contra de las almas, en un momento de decadencia espiritual del Pueblo Cristiano, para así cumplir las profecías que hizo la Virgen en Fátima: "Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará"; y las predicciones sobre el Reino de María. Tengo la profunda esperanza que, en este año con el Sínodo de la nueva Evangelización, la Santa Iglesia Católica sepa interpretar y poner en práctica este mensaje de la Santísima Virgen María.

COPIA DEL TRIPTICO DE LA LLAMA DE AMOR


LA SALVACIÓN DEL MUNDO POR LA LLAMA DE AMOR DEL CORAZÓN INMACULADO DE LA VIRGEN MARÍA


Viernes de dolores: Comunicación de la Santísima Virgen: “¡Hay tanto pecado en el país! ¡Ayudadme, salvemos las almas! Pongo un haz de Luz en vuestras manos. Este será la llama de Amor de mi corazón. Yo soy vuestra Madre bondadosa y amante y en unión con vosotros, os voy a salvar. San Esteban me ofreció vuestro país, y le prometí que escucharía siempre su intercesión y la de los Santos Húngaros. Un nuevo instrumento quiero poner en vuestras manos. Os pido aceptarlo con gran compresión porque mi corazón os mira con aflicción.
Hija mía, aquí te doy la Llama de Amor de mi Corazón, enciende con ella el tuyo y  ¡pásalo por lo menos a una alma!
Aquí la Santísima Virgen sollozó tanto que yo no entendía lo que tenía que hacer. Todo lo he prometido, a nombre de todos, para aliviar en algo su dolor porque mi corazón estaba también por partirse.

EL SECRETO DE LA LLAMA DE AMOR DE LA MADRE SANTÍSIMA

“La llama llena de Gracias que desde mi corazón Inmaculado os he dado, pase de corazón a corazón. Este será el Milagro cuya Luz cegará a Satanás. Es este el fuego de amor de unión. Vamos a apagar el fuego con fuego: el fuego del odio con el fuego del Amor. Esta Gracia la he alcanzado del padre Celestial por las Llagas de mi Hijo Santo”

Mientras decía esto, comprendí por una maravillosa gracia suya en que medida la voluntad de la Santísima Virgen estaba unida a la del Padre Eterno, de su Divino Hijo y de Dios Espíritu Santo. La Santísima Virgen prometió que estará con nosotros para que la pequeña Llama se propague por el mundo como un reguero de pólvora. Habló así:

“Quiero que así como mi nombre es conocido por todo el mundo, así también conozcan la Llama de Amor de mi Corazón Inmaculado que no puedo por más tiempo contener en Mí, que salta como fuerza explosiva hacia vosotros. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS.  LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO.


Los efectos de  la Gracia de su Llama de Amor.

“Escribe lo que te digo ahora: “Extiende la Llama de mi Corazón sobre todos los pueblos y naciones. No solo sobre los que viven en la Iglesia Católica sino sobre todas las almas del mundo entero que fueron señaladas con la bendita Cruz de mi Santísimo Hijo…

“…Ves, hijita mía, si se enciende la Llama de Amor de mi Corazón en la Tierra, su efecto de Gracia se derramará también sobre los moribundos. SATANÁS SE QUEDARÁ CIEGO Y CON LA AYUDA DE VUESTRA ORACIÓN - MIENTRAS ESTÉIS EN VELA DURANTE LA NOCHE – TERMINARÁ LA TERRIBLE LUCHA DE LOS MORIBUNDOS CON SATANÁS. Bajo  la suave Luz de mi Llama de Amor hasta el pecador más empedernido se convertirá porque quiero que ni una sola alma se condene”.

“Mi petición: Repartid entre vosotros las horas de la noche de manera que ningún minuto se quede sin que alguien esté velando. Mientras alguien esté velando, - haciendo referencia a mi Llama de Amor – ni un solo moribundo – lo prometo – se condenará en su contorno.
(Si son muchos los reparadores, me contentaré hasta 5 minutos por persona). Cuanto más fervorosa sea la plegaria, tanto más se cegará Satanás y el pobre moribundo cobrará nuevas fuerzas para poder decidir bien sobre su definitiva suerte”.

“Mi Llama de Amor que deseo derramar sobre vosotros en una medida cada vez mayor, quiero hacerla sentir también sobre las almas del Purgatorio.
Dentro de ocho días voy a librar del Purgatorio a los familiares difuntos de aquellas familias, que los días jueves o viernes observen la hora Santa familiar, si un miembro de la familia en día Jueves o Viernes ayuna a pan y agua.
Quien ayuna a pan y agua en día lunes, librará un alma sacerdotal del lugar de sufrimiento (no es menester pasar hambre: ¡hay que comer pan y beber agua!).

El que reza tres avemarías haciendo referencia a la Llama de Amor de mi Corazón Inmaculado, salva un alma del lugar de sufrimiento. Quien reza un Avemaría en el mes de Noviembre, libera diez almas del lugar de sufrimiento”.
Estas palabras de la Santísima Virgen resonaban en mi alma como cuando nosotras madres, amonestamos a nuestros hijos y los protegemos con un amor preocupado y temeroso.

- “YO OS URJO A TODOS”

[…] ¡No seáis tímidos! La fuerza para actuar la concedo a todos vosotros. ¡Solamente tenéis que querer! Por el efecto de la Gracia de mi llama de Amor vuestras almas se iluminarán para que vuestra decisión sea valiente. ¡Haced esto! ¡Soy Yo quien lo urjo!”

- “OS NECESITO A TODOS”

“Mi corazón arde del Amor que siento hacia vosotros. Ya no puedo contener más mi Amor, con fuerza explosiva hacia vosotros. Yo soy vuestra Madre. Quiero y puedo ayudaros, pero para eso necesito también vuestra ayuda…”.

“Debéis esforzaros para cegar a Satanás. Os necesito a todos, individual y colectivamente. No os demoréis porque Satanás se quedará ciego en la medida en que vosotros os esforcéis en conseguirlo. Para empezar os consigo una fuerza admirable para todos y para cada uno en particular. ¡La responsabilidad es grande! Pero ¡Vuestro trabajo no será en vano! Si todo el mundo permanece unido conmigo, la suave Luz de mi Llama de Amor se encenderá y prenderá fuego en toda la redondez de la Tierra.

Satanás será humillado, hecho impotente y sin poder ejercer su poderío. Solo os pido que no queráis alargar más este tiempo de preparación. No, ¡No le deis más prórrogas! ¡No os quedéis pasivos ante mi Santa causa!..”.
“A través de pocos, por los pequeños, debe comenzar esta efusión grande de Gracias que conmoverá el Mundo.
Todo el que reciba este mensaje, debe tomarlo como una invitación y nadie debe molestarse por ello o rehusarlo. Todos vosotros sois mis hijos y yo soy para todos una Madre.

¡Rogad a San José el casto esposo, Él os ayudará a buscar un lugar para mi Llama de Amor en vuestros corazones!



¿QUÉ  PODEMOS HACER PARA COLABORAR CON LA VIRGEN SANTÍSIMA?


LOS MEDIOS RECOMENDADOS:

-La Santa Misa
-La fuerza de la Preciosa sangre
-El ofrecimiento diario
-Sacrificio y Oración
-Fe y Confianza
-Visitar frecuentemente el Santísimo Sacramento del Altar.


HORA SANTA DE REPARACIÓN EN LA FAMILIA


Es la petición más apremiante de la Madre de Dios:” Hija mía, ruego que consideres los Jueves y Viernes como días especiales de Gracia y en estos dos días, ofreced a mi Sagrado Hijo una reparación muy especial. La manera de hacerla es la Hora Santa de Reparación en la familia.

Durante esta hora que pasaréis en familia, haciendo reparación, oren con diferentes oraciones (por ejemplo el santo Rosario). Cantad canciones religiosas. Comenzad vuestra oración santiguándoos cinco veces en recuerdo de las cinco Llagas de mi Hijo. Así mismo debéis terminarla. Una vez que os habéis persignado comienza la lectura espiritual. Encended una luz (por ejemplo una vela) para recordarme mi promesa.

Tened esta hora de reparación entre dos o tres porque sabéis que en donde dos o tres están reunidos en nombre de mi Hijo, Él está ahí. Acostumbraos a hacer también durante el día cinco veces la señal de la Cruz y encomendáos tal mismo tiempo a la misericordia del Padre Celestial. Eso os acercará al eterno Padre y vuestro corazón se llenará de Gracias.
“…¡Ves, hija mía, yo os elevo hacia arriba y os conduzco a la Patria eterna que mi Santo Hijo por el precio de sus inmensos dolores os ha conseguido!”.

Nunca había oído hablar así, hasta ahora a la Santísima Virgen. Su voz era llena de majestad, poder y de quien está decidido a todo. Es imposible describir con palabras con que indecible admiración y estremecimiento las he escuchado.

Y UNA ORACIÓN

La Madre de Dios pide que se difunda por todo el mundo esta oración. Dice ella: “Desde hoy, añadan a cada oración que me dirijan, la siguiente oración:

“…INUNDA TODA LA HUMANIDAD CON LAS GRACIAS DE TU LLAMA DE AMOR AHORA Y EN LA HORA DE NUESTRA MUERTE. AMEN.
Porque esta es la jaculatoria con la cual podéis cegar a Satanás”.
“…En la tempestad que ahora se está preparando, yo estaré en todas partes con vosotros. Yo soy vuestra Madre. Yo puedo y quiero ayudaros. En todas partes veréis encenderse la Luz chispeante de mi Llama de Amor que iluminará cielo y tierra por medio de la cual iluminaré hasta la almas dormidas y las que estén sumidas en las tinieblas”.

“Tú también eres madre. Comparto contigo mi inmenso dolor. Considera si de tus seis hijos tan solo uno se condenara ¡Qué doloroso sería para ti! ¿Y Yo? Mi tormento es que tengo que mirar ¡Cuantos hijos míos se precipitan en el infierno! ¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Ayuda, hija mía!” Mientras eso me decía, me transmitió su sufrimiento desgarrador que oprimía mi corazón.

¡Cuántos de mis hijos y cuantas veces pronuncian estas palabras: “Madre Dolorosa”. Pero nadie piensa que yo hoy también estoy sufriendo, y no solo cuando acompañé a mi Santo Hijo en su Vía Crucis”.
Estas quejas de la Santísima Virgen llenan mi corazón de gran dolor y siento un deseo ardiente de que la Llama de su Amor sea conocida cuanto antes en toda la Tierra, que cuanto antes Satanás se quede ciego y no pueda arruinar ya nunca más a las almas.

 “HIJOS MÍOS LA MANO DE MI DIVINO HIJO ESTÁ PARA DESCARGAR SU GOLPE. APENAS LOGRO DETENERLA. SI INVOCÁIS EN VUESTRA AYUDA MI LLAMA DE AMOR, ¡JUNTOS SALVAREMOS AL MUNDO!

Dice el Señor Jesús: “¡Y LA SONRISA DE MI MADRE INUNDARÁ LA TIERRA!”







martes, 23 de octubre de 2012

LA ABOLICIÓN DE LA MONARQUÍA TRAS LA TOMA DE LA BASTILLA








         Esta es la verdadera historia de la toma de la Bastilla,  previa a la abolición de la Monarquía, contada por el gran historiador francés André Castelot, toma que ahora está considerada por todos los progresistas como la abolición de la terrible explotación del Pueblo por la Monarquía y por la Nobleza. Veremos como esa leyenda, es una sublime mentira, ya que la cárcel contenía solo siete prisioneros, que vivían a "cuerpo de Rey", que llevaban sus muebles a la fortaleza, y se quejaban al Rey de que los pollos no estaban lo suficientemente rellenos. 

        Los asaltantes, después de prometer a la Guardia de la cárcel, que respetarían sus vidas si no utilizaban los cañones, para poder entrar en la plaza, pasaron a cuchillo a todos los soldados, y pasearon la cabeza del Gobernador de la fortaleza, en una pica por todo Paris, olvidándose de los siete prisioneros.

             Quiero aquí denunciar la gran mentira de la justificación del crimen y la violencia, con el pretexto de la opresión del pueblo por la clase dominante, llama la atención en este escrito el escandaloso "droit de fouage", que era un impuesto que tenían que pagar los aldeanos de Draguignan en Provenza, para poder encender el fuego y calentarse, o para llevar a pastar a los animales en los campos del Señor del lugar.


        Actualmente, este impuesto que se exigía, existe disfrazado con otro nombre: El recibo de la energía que se paga a las compañías suministradoras, y toda la variedad de impuestos que hay que pagar a las corporaciones locales o estatales. Vemos pues que los nuevos Reyes; nobles y señores, se llaman ahora Jefes de Estado (Decía Louis XIV: "l´Etat c´est moi": El estado soy Yo); banqueros, compañías energéticas, o políticos de todo pelaje, que dicen defender los intereses del Pueblo y que viven pegados a su poltrona, con sueldos y prebendas de Duques, Marqueses, Condes o Barones, verdaderas sanguijuelas, que tienen al Pueblo subyugado por toda clase de impuestos. 


Nuevos señores, que son mucho más numerosos que todos los nobles feudales, pero que en vez de actuar, por la Gracia de Dios, actúan por la "gracia" del nuevo dios: "El Pueblo", y que también tienen como los Nobles su porvenir asegurado, ya que al abandonar la política, tienen asegurados unos puestos y unas pensiones vitalicias suculentas.



LA TOMA DE LA BASTILLA
(Por André Castelot)





      “La toma de la Bastilla, como así lo escribió Jacques Godechot, no ha sido un trueno en un cielo sereno. Desde hace veinte años en el mundo occidental, ciudades y medios rurales eran el teatro de motines que se renovaban sin cesar, la del 14 de julio de 1.789 de Paris no fue en modo alguno la más violenta. Pero lo que sí le ha dado a la del 14 de julio de 1.789 su carácter casi único, es su epilogo. La toma de la Bastilla ha traído consigo la capitulación del rey ante el pueblo sublevado y, menos de un mes más tarde, la caída del Antiguo Régimen, es decir del régimen feudal que era el que imperaba en Francia desde hace mil años.”

            Creemos que, primero es indispensable tomarle el pulso a la Nación francesa. Llamemos a la barra de la Historia algunos autores de los célebres cuadernos de quejas que estaban dirigidos a los Estados Generales. Empecemos por ese campesino del pueblo de Asnières del distrito de Civray.

            “Nuestros habitantes son tan pobres, escribe, que todos los años tienen que volver a comprar otra olla de hierro para poder cocinar un poco de escasa sopa, porque el alguacil les quita, en el tiempo del pago del impuesto, la que usó todo el año, y la vende, con el resto de sus míseras pertenencias para poder hacer frente al importe del impuesto de la taille, si así puede llagar a cubrir su importe.”

             Un representante del pueblo, representado en el parlamento por el Tiers-Etat, originario de Salmonville-la-Rivière – distrito de Rouen – exclama:

              “Todo se dirige y carga sobre el Tiers-Etat…En todo momento se encuentra sobrecargado, debido al nombramiento de nuevos nobles… Cuando un nuevo noble aparece, el importe del impuesto, y sus accesorios, así como los trabajos, recaen de pleno derecho sobre el Tiers-Etat.”

         Un aldeano normando de Perriers-sur-Andelle recaba:
        “En el distrito de Rouen, la cosecha se ha visto algo mermada, ha disminuido de una quinta parte sobre la cosecha normal, lo que hace que el trigo tenga un precio excesivo. Mas de la mitad de esa parroquia, no está ya en medida de poder soportar ningún impuesto, ya que no pueden ni tener el pan que necesitan.”

         “Los pobres de Draguignán, añade un aldeano de la Provenza, no tienen ni derecho de encender fuego en sus chozas, para resguardarse del frío, si no compran costosamente ese derecho a su señor, con una contribución sobre su subsistencia y la de su familia. Ese derecho inhumano existe en Brovès y es denominado derecho de fouage. Ahí, el labrador no tiene ni el derecho de alimentar a su ganado con la hierba que crece en su campo; si lo hace, se le denuncia, se le castiga con una multa que lo arruina; y el más legítimo derecho sobre su propiedad está subordinado a la voluntad arbitraria de su señor.    
  
              -Soy originario de Montousse, explica un habitante del Pirineo: solo hay un único y verdadero tirano: el fisco, que noche y día, se dedica a sustraer el oro de la corona, la plata de los báculos, el acero de las espadas, el blanco Herminio de los vestidos, el cobre de los almacenes, el hierro de los arados y el bronce de las campanas.
  
       [...] Con toda seguridad, reina un descontento general, una desigualdad general, de ahí nace un deseo también general de todo cambiar, para así poder crear un nuevo orden de cosas. ¡Ya sabemos lo que costó establecer ese programa! Conflictos entre la Asamblea y el rey, conflicto entre el Tiers-Etat y las otras dos clases privilegiadas: clero y nobleza”.

             ¿Y en Paris?
             Abramos el diario el Journal de Hardy: “Muchos panaderos están a punto de cerrar sus tiendas, otros amasan una tercera parte menos de lo normal, además, los almacenes están desabastecidos de harina y muchas personas se aprovisionan de arroz.” Las semanas antes del drama, el ambiente estaba sobrecalentado: “Me hallaba en Paris, escribe el inglés Young, y puedo aseguraros que los negocios de vendedores de panfletos progresaban de una manera increíble. Iba al palacio real para ver las nuevas publicaciones. Cada hora había una nueva. El 9 de Junio de 1.789 aparecieron trece, el día 8 dieciséis, la semana siguiente noventa y dos.”


El Rey Luis XVI, fue el que pagó todos lo excesos de Luis XIV
fue decapitado con la Reina Marie Antoinette



      En cuanto al Rey, verdadera pompa de jabón a merced del más pequeño soplo, va a volver a jugar su papel de déspota, que había abandonado desde la reunión de las tres Ordenes (Tiers-Etat, Nobleza y Clero). Presionado por la Reina, acepta la idea de un golpe de Estado. Pero para poder resistir, para poder demostrar su fuerza, para evitar de usarla, para en su caso poder disolver la Asamblea, hay que disponer de tropas que sean seguras. Los gardes-françaises y algunas unidades extranjeras que se encuentran en la capital han dado claros síntomas de sus sentimientos: están con toda seguridad a favor del pueblo. Hay que desconfiar completamente de ellas. Por eso se le da la orden al regimiento suizo de abandonar Soissons. El regimiento de Castela acuartelado en Metz y los hussards de Lauzun, con residencia en Verdun se dirigen a Paris, mientras que, el 7 de Julio, Bouillon-Infanterie, viniendo de Louviers, se encamina hacia Nanterre.

              ¿De que se componen las fuerzas del rey? Seis regimientos acampados en Paris y en sus alrededores - lo que conjuntamente representan treinta mil hombres. Con todo eso, el rey podrá exponer su fuerza.

        Mirabeau no se equivoca, y el 8 de Julio, denuncia con violencia en la tribuna de la Asamblea los “preparativos de guerra de la Corte”. A su parecer, la concentración de las tropas será capaz de sacar “a los espíritus más formales fuera de los límites de la moderación”. Predice que el pueblo cegado se precipitará “hacia excesos, cuya contemplación le haría temblar”.

          “Nada puede compararse al terror que se apoderó de la mente de todos los diputados, a la vista de las tropas y de los cañones, escribió Rivarol. Inundaron la capital y las provincias con panfletos aterradores; y pronto, solo se habló de los atentados de la autoridad en contra de la Asamblea Nacional. Se decía unas veces que el ministerio había colocado veinte barriles de pólvora bajo la Asamblea, otras veces que cien cañones con balas rojas estaban pertrechados contra sus muros de madera. 

          Se decía que París iba a ser sitiada y ya se contaban los cañones y las bombas que le estaban destinadas: hasta tal punto que el terror, en unos, sincero y en otros simulado, se apoderó muy pronto de la capital y de las provincias. Así, mientras que el rey agrupaba soldados y multiplicaba las ayudas, La Asamblea nacional, aunaba los sufragios y multiplicaba los temores. Para decirlo en una palabra, el Rey y la Asamblea se disputaban el ejército.”

              Por esa razón, la Asamblea vota una nota rogando respetuosamente al rey de alejar a las tropas de París. El texto hace además notar que esos regimientos corren el riesgo de contagiarse de la fiebre revolucionaria que reina en París: “Los soldados, próximos a los centros de la polémica, indican los diputados, pueden olvidarse de su obligación que los hizo soldados, para acordarse que la naturaleza los hizo hombres.”

              Louis XVI, para demostrarles que a el también, la naturaleza lo hizo hombre, contesta “a esa gentuza” con este rechazo:
              las tropas solo están destinadas a reprimir, o mejor a prevenir, nuevos desórdenes, para mantener el orden y el cumplimiento de las leyes, para asegurar e incluso proteger la libertad que tiene que imperar en las deliberaciones de los Etats-Generaux.
           El rey estima adecuado, el hacerles sentir a los representantes que, si se toman la justicia por su mano, puede transferirlos a la provincia. ¿Por qué no, a Compiègne, en donde el inmenso castillo podría acogerlos? Él también en ese caso estudiaría dejar Versalles.

              -Si, sin embargo, la presencia necesaria de las tropas cerca de Paris, fuera causa de algún reparo, me decidiría, a solicitud de los Etats-Generaux a transferirlas a Noyon o a Soissons y entonces, yo mismo iría a Compiègne, para poder mantener la comunicación que tiene que existir entre la Asamblea y entre mi persona.

           El 10 de Julio los acontecimientos empiezan a deteriorarse…
“El regimiento de artillería, escribe Camille Desmoulins, siguió el ejemplo de los gardes-françaises, ha forzado a los centinelas y vino a juntarse con los patriotas del Palacio Real. Al parecer, la mayoría de los patriotas siguen su ejemplo. Solo se pueden ver a gente del pueblo que se juntan con todos los militares que encuentran: ¡Vallamos, viva el Tiers-Etat! Y se los llevan a la taberna, en donde se brinda a la salud de las comunas.”

             El Rey está ahora empeñado – y ya, nada lo puede detener. Necker está en desacuerdo con las medidas militares que se tomaron y Louis XVI, acordándose de la actitud de su “principal ministro”, en el conflicto entre los tres representantes de la nación, decide su cese – lo que, según opinan algunos, es la única manera de romper las ataduras que unen al Genovés con la Izquierda de la Asamblea, es decir al desorden -  El día 11, el rey ordena a Necker de abandonar en secreto Versalles y de retirarse a Suiza.

             “Como lo explicaba tan acertadamente Rivarol, en la Corte francesa era tan poco diplomático y peligroso, separarse de Monsieur Necker, como lo hubiera sido en la Corte de Nápoles, tirar al mar la ampolla de San Genaro… Al primer rumor sobre la partida de Necker, París estuvo consternado, el Palacio Real tembló, se cerró la bolsa, se suspendieron todos los espectáculos y diez mil bandidos armados se desencadenaron por las calles. A un día de alarma, le siguió una noche aún más espantosa, ya que al dolor de haber perdido a Monsieur de Necker, se aunaba al temor que inspiraban esos bandidos. Las campanas tocaban a rebato en todas partes; se iniciaba el pillaje en varias casas. Los vendedores no se atrevían a abrir sus tiendas, los talleres estuvieron desiertos y la ciudad era ya inhabitable, cuando los burgueses, para defenderse, tomaron de golpe las armas, en vez de recurrir al Rey, ese defensor nato del Estado, que no puede negar sus tropas a las ciudades y cuyas ciudades tampoco pueden negar sus tropas al Rey. Gracias a ese levantamiento general, Paris, de inhabitable, se volvió inaccesible.”

         El domingo 12 de Julio, es mediodía. En el jardín del Palacio Real, el sol está en su cenit y al reflejarse en el espejo cóncavo, enciende la mecha del pequeño cañón, que estaba destinado a indicar cada día la hora a los Parisinos. ¡Un cañonazo que indica el comienzo a la Revolución!... La muchedumbre es muy densa. Oradores improvisados se suben a las mesas de los merenderos y arengan a la gente…

         Nuestra ruina está consumada, grita uno de ellos; fijaros lo que está ocurriendo en los Campos Elíseos: las tropas están ocupando todo el trecho que se encuentra entre la Etoile de Chaillot y las Tuilerías, están colocándose en orden de batalla. Ya hemos discutido bastante, somos más numerosos y seremos los más fuertes: ¡Tomemos las armas, que todos nuestros ciudadanos se armen!
          Los árboles se doblan por el peso de los que se han encaramado a las ramas para mejor oír la voz caliente y acobrada de Camille Desmoulins que resuena a su vez:

          ¡Ciudadanos, ya sabéis que la Nación pidió que Necker no fuera destituido, lo han echado! ¿Pueden reírse de vosotros de una manera más descarada? Después de eso se atreverán a hacer cualquier cosa ¡Y para esta noche, están planeando y quizás disponiendo otra masacre para los patriotas, como la de la Saint-Barthelemy!... ¡A las armas! ¡A las armas! Tomemos todos los escarapeles verdes, color de la esperanza. La siniestra policía está aquí. Pues bien, ¡Que me vea, que me observe bien! ¡Si, yo soy el que llama a mis hermanos a la Libertad!

            Largas aclamaciones le hacen eco.
         -He aquí mi pistola, prosigue. Por lo menos, no me cogerán vivo y sabrá morir con gloria: Solo me puede ocurrir una desgracia. ¡Es el de ver a Francia esclava!
         Se oyen gritos.
         -¡Cerraremos los teatros en señal de duelo! 
       -Amigos míos, arranquemos las hojas de los castaños, prosigue Camille Desmoulins, y hagamos con ellas unos escarapeles en señal de unión.
         -Vallamos al museo de cera, a casa de Curtius, sugiere alguno, y pidámosle la efigie de Necker. ¡Lo mostraremos por las calles!

         Se añade:
         -Un grupo se dirige hacia el famoso museo de cera.
         -Necker, yo lo tengo en mi corazón, contesta Curtius con la sencillez de la época, pero si estuviera vivo, me abriría las entrañas para poder ofrecéroslo, solo tengo su retrato, es suyo.
         Y el busto, al cual se le adjunta la efigie del duque de Orleáns, se pasea por todo Paris.
         El mariscal de Broglie habiendo sido nombrado ministro de la guerra, el barón de Besenval está al mando de las tropas que ocupan la capital. Un emisario del príncipe de Lambesc acude a él para indicarle que en Place Vendôme, trató sin éxito de dispersar a los “sublevados”: cinco o seis mil personas precedidas por dos bustos. El coronel del Royal-Allemand, pide órdenes: los manifestantes han invadido las Tuilleries y han tirado una lluvia de piedras sobre los dragones.

          -Que el príncipe desenfunde los sables, ordena Basenval, y que cargue con su regimiento para liberar a las Tuilleries.
          Así se hizo. Pero Lambesc no logró “limpiar” las Tuilleries. Se repliega hacia la plaza Louis XV. El primero, el regimiento de Salis-Samade, atraviesa el Sena con barcazas. La maniobra requiere su tiempo, por eso durante ese trasiego, la insurrección crece. Los Gardes Françaises, amotinados pactan con el pueblo y, en las avenidas, los dragones se enfrentan con una lluvia de tiros. Varios hombres son muertos o heridos – sin contar a los caballos. Paris huele a pólvora. Paris parece estar sujeta a la anarquía…

          En el transcurso de la noche, las armerías son asaltadas. “Mientras que Monsieur Necker se alejaba tranquilamente en su coche de correos, nos dice Sebastián Mercier, su despido ha producido el levantamiento más amplio y más rápido que la Historia haya nunca visto. 

        ¡Que noche, la del lunes al Marte! ¡Patrullas que se suceden y que se cruzan de quince en quince pasos! ¡Una multitud agitada por el temor, la incertidumbre  y la indignación! Un murmullo sordo acompañado por golpes que se asestaban sin razón alguna en todas las puertas y las tiendas! ¡Ese sonido triste, monótono y continuo de todas las campanas de una inmensa capital! ¡Ese sonido a rebato en medio de las tinieblas, parecía llamar a la ira y la venganza de un gran pueblo, para derribar un trono… Que noche!”

          De verdad ¡Que noche! Se incendian cuarenta barreras sobre cincuenta y cuatro, esas barreras en donde se recaudaban los impopulares derechos de entrada y que estaban unidas entre ellas por el famoso muro que, “amurallando Paris”, había hecho un “Paris murmurador”.

         El alcalde del pueblo de Belleville lo anota en su informe: “Hacia las ocho, el 13 de julio, llegó gran cantidad de gente, mal vestida, que encendió un fuego en frente de la susodicha barrera de la Courtille, y arrancaron y rompieron las tablas de las puertas de dicha barrera, así como las dos barreras contiguas, arrojado las dichas tablas en el dicho fuego, forzado las puertas de la casa contiguas a la dicha barrera, que sirve de pórtico a los empleados de los Cortijos, subieron a las estancias de la dicha casa, tirado en el fuego las dichas tablas, así como todos los colchones, madera de as camas, registros, papeles…”

          Ese mismo 13 de Julio, se crea una milicia burguesa compuesta de cuarenta y ocho mil hombres. Las campanas tocan a rebato. París se asemeja al puente de un barco en el momento de un asalto. ¡París quiere defenderse, pero para defenderse hacen falta armas!
         -Hay armas en el ayuntamiento!

         Se precipitan. Solo se encuentran trescientos sesenta fusiles, que se reparten inmediatamente por el Alcalde.     
         -¡Hay más en el arsenal! Se oye.
         -Y en los Invalides, añade alguien.
         El amanecer del 14 de julio de 1.789 comienza. Alguien - un  miembro de los Gardes-Françaises,  apedillado Labarthe – grita:
         -¡Hay armas en la Bastille!
         Un inmenso clamor le contesta:
         -A la Bastille! A la Bastille!
         Y la muchedumbre – Un millar de individuos, compuestos de Parisinos y de algunos Gardes-Françaises amotinados – toma el camino de la barriada Saint-Antoine. ¡Están seguros de encontrar armas! En efecto, treinta mil fusiles están almacenados allí.   
  
          “Se odiaba a la Bastille”, nos dice Michelet. Sin embargo ¿Es cierto que representaba aún, en la mente del pueblo, el símbolo del poder arbitrario? Louis XVI solo había enviado ahí una media de diez y nueve prisioneros cada año, entre los cuales, se encontraban muchos locos, falsificadores, encerrados ahí para protección o detenidos encerrados a petición de sus familiares. Los prisioneros recibían visitas, traían sus muebles y el Rey los vestía y los alimentaba como príncipes. Veremos a un tal Latude, quejarse de que los capones de la Bastille, no estaban lo suficientemente bien rellenos y exigir batas forradas, se le satisfizo enseguida…

            Ni uno solo de los vociferantes que suben por la calle Saint-Antoine, se imagina que va a “tomar la Bastille”. Hace años que se ha decidido de derribar esa inútil fortaleza. Hace ya mas de un siglo que cantaban:

                           ¿Para que sirve ese viejo muro en el agua,
                           será un acueducto, una tumba,
                           será una guarida de ranas? 

                           Es la Bastille según me parece,
                           ella misma es, así lo creo
                           ¡Caramba, he aquí algo que
                           haga que todos se echen a temblar!

                           Pero, amiga mía, admiremos el atino
                           De ese castillo sin guardas,
                           trata de hacer de cárcel 
                           ya que no sirve para ser una  fortaleza.

             Solo se piensa en el almacén de armas y en los cañones que coronan las grandes torres grises. ¡Los cañones! Precisamente el gobernador Jourdan de Launay acaba de retirarlos de las almenas a la solicitud de dos enviados del comité del Ayuntamiento. Los vecinos del barrio se habían en efecto quejado de tener que contemplarlos apuntando a su barrio.

             El gobernador ha incluso hecho más de lo que le pedían: Ha decidido no repeler los ataques a los edificios situados cerca de la fortaleza. ¿Retirarse sin combatir? Sus oficiales se extrañan, pero tienen que obedecer.

             La explicación nos la da Rivarol: “Quizá la historia no tenga nunca que avergonzarse al observar que el gobernador de la Bastille no quiso disparar sus cañones sobre el pueblo, que estaba agolpado del lado del Arsenal, por temor a deteriorar una casita que había mandado edificar en ese sitio y que le agradaba mucho.

           Y no menos curioso es, que en ese mismo momento, el señor de Basenval, general del cuerpo de los Suizos, se escondía para no dar órdenes a su tropa y dejaba tomar los Invalides, por miedo a que si el motín se agravara, su casa fuese sometida al pillaje, casa en donde había mandado pintar recientemente un apartamento entero y había hecho construir unos baños encantadores. ¡Esos son el tipo de  hombres que servían al rey!”

             El Señor de Launay, decidió reforzar solo  las defensas interiores. El muro del jardín se dobló, la baranda del puente levadizo se quitó para poder tirar más fácilmente a los asaltantes al foso. Se da la orden de subir en lo alto de las torres seis carros de adoquines y de hierros viejos, mientras que se bajan tres cañones del 8 para colocarlos en batería en frente de la puerta de entrada.

            M. de Launay no se inquieta. ¿No está París lleno de tropas que vendrán a socorrerle? Y además, la Bastille tiene treinta mil libras de pólvora… ¡Doscientos cincuenta barriles! Si los parisinos se acercan, bastará para alejarlos, amenazarles con hacerlo volar todo! ¡A ellos y a  la Bastille! Pero el gobernador está convencido de que no se llegará a ese extremo. ¡El pueblo no cometerá nunca la locura de atacar una fortaleza inexpugnable!

             Es medio día, el calor empieza a volverse sofocante.
             Precediendo a los asaltantes, otro enviado del ayuntamiento – o diciéndose tal – el abogado Thuriot de la Rosière, pide audiencia al gobernador. Habla con voz alta y firme “en nombre de la Nación y de la Patria”. Launay da muestra de su buena voluntad diciéndole que los cañones han sido ya apartados. Mejor aún, para demostrar sus pacificas intenciones, paneles de madera tapan ahora las aberturas.

             -Vengo a pedirle más aún, responde Thuriot: ¡No ofrezcáis resistencia en el caso de que ataquemos!
             -¿Qué me dice?, exclama Launay. ¿Me pedís que entregue la fortaleza? ¡La defenderé todo lo que pueda, mi cabeza responde de ello!
             -Me parece inútil derramar la sangre de los ciudadanos, ¡No se lucha contra la Nación!

             Launay lo repite: es muy a pesar suyo que abrirá fuego, pero no cederá. Animado por ese sentimiento, él mismo arenga a la tropa compuesta por noventa y cinco inválidos y treinta y dos soldados suizos.

             Poco a poco, la fortaleza y sus dependencias están rodeadas por los asaltantes, “la gente más rara de Paris”, dirá Mirabeau. Más allá una muchedumbre considerable de curiosos observa. Se encuentran ahí “mujeres ataviadas a la moda”, espíritus avanzados, pero el duque de Orleáns se encuentra en su pequeña mansión de Monceau, ¡En los brazos de la rubia Inés de Bufón. No tiene nada que ver con los acontecimientos y la víspera, estuvo todo el día  pescando en el río Raincy!

             Thuriot es vilipendiado cuando aparece, afirmando que la Bastille se defenderá, solo si la atacan. Los asaltantes creen que el abogado fue a buscar las llaves, por eso, un clamor inmenso se eleva de la gente decepcionada:
             -¡Queremos la Bastille!
              Se oye también:
              -¡Viva el rey!

         Dos antiguos Garde-Françaises se suben al techo de la primera barrera – una especie de cuerpo de guardia – que precede al primer puente levadizo que Launay ha mandado levantar y que se abre sobre el patio principal. La guarnición los deja maniobrar tranquilamente. Los dos hombres logran romper las cadenas a hachazos. La enorme mole se desploma con estruendo y la muchedumbre irrumpe en el patio. 

   ¿Habrán pensado algunos asaltantes que el gobernador mandó bajar el puente? Es posible… ¿Qué ocurre entonces? Se les preguntó a los asaltantes lo que querían, contará un testigo – el teniente de Flue – el grito general fue que se bajaran los puentes – Se trata de los puentes levadizos que dan acceso a la fortaleza, se les contestó que no se podía y que se retiraran, sino se dispararía. Redobló el griterío. “¡Abajo los puentes!” Entonces, se ordenó a unos treinta Inválidos, que estaban apostados en las almenas, a ambos lados de la puerta de abrir fuego.”

            Parece en efecto cierto que Launay, al ver la muchedumbre armada invadir el patio de gobierno, ordenó abrir fuego. La descarga de los mosquetes barre las filas. El motín se detiene, se interroga y refluye en desorden. La gente atiende los moribundos, retira a los heridos y un grito terrible se oye:
             -¡Traición!
             La noticia se propaga como un reguero de pólvora en la ciudad.
             -¡La Bastilla asesina a los Parisinos!
  
           Nuevos delegados del Ayuntamiento, que no han podido acceder a la fortaleza, se vuelven para informar al comandante de la milicia burguesa:

           -Hemos realizado varias señales, tanto con la mano como con los pañuelos, bajo forma de bandera blanca, para advertir a la guarnición, y consiguientemente al gobernador, nuestro carácter y nuestro cometido, que estaba además confirmada por nuestro atavío y nuestra compostura llena de confianza en medio de los peligros. No sabemos si nuestras señales han sido percibidas y comprendidas, pero los disparos no se detuvieron.

            El comandante de la milicia ordena entonces de conducir a la Bastilla seis cañones tomados en los Invalides.
            En ese momento, Hulin, antiguo sargento de los guardias, el que la víspera, había ya arengado al pueblo en el Palacio Real, llega el también al Ayuntamiento. En la plaza están formadas varias compañías de Gardes-Françaises.

           -¿No sois vosotros buenos ciudadanos, valientes Gardes-Françaises, es que no oís esos gritos? Les indica. ¿Es que no veis esos pobres desgraciados que vienen a vosotros y que os tienden los brazos? ¿Es que no oís los cañones, con los cuales ese sinvergüenza de Launay está asesinando a nuestros padres, nuestras mujeres, nuestros hijos, que se encuentran desarmados alrededor de la Bastille? ¿Dejareis que les degüellen, vosotros que tenéis cañones y que disponéis del poder? ¡Amigos míos! ¡Buena gente! ¡Gardes-Françaises! Están asesinando a los parisinos como si fueran borregos y ¿No iréis a la Bastille? ¿Y esos sargentos tan famosos, porque no se ponen a vuestro frente, para conduciros allí?

            -¡Adelante y os seguiremos! Grita alguien. Se oye un clamor inmenso:
            -¡A la Bastilla!

            El asedio vuelve a comenzar desde las cuatro. Los trescientos Gardes-Françaises, que han venido a apoyar a la insurrección, disparan contra la muralla – sin alcanzar ningún resultado. Se colocan entonces dos cañones en el patio de gobierno, en frente del segundo puente levadizo que  da acceso directo a la fortaleza. En cuanto Launay ve los preparativos, parece perder la cabeza y contesta con uno de sus cañones cargado de metralla.

             Pero, en ese preciso momento, los Inválidos levantan la culata de sus fusiles: desean rendirse. Launay quiere hacer saltar por los aires a la fortaleza, dos Invalidos se lo impiden y el gobernador decide capitular. Uno se sus oficiales – el teniente de Flue – desde una abertura del puente levadizo, logra hacerse oír:

            -¿Se le otorgará a la guarnición los honores de la guerra?
            -¡No!, ¡No!
            Launay escribe entonces esta nota: “Disponemos de veinte mil toneles de pólvora; volaremos el barrio y la guarnición si no aceptáis la rendición. De Launay. De la Bastilla, cinco de la tarde, 14 de julio de 1.789.”
           Puesto en equilibrio sobre un tablón colocado sobre el foso, Maillard – un ayudante de procurador que volveremos a encontrar en octubre en Versalles cuando el motín se transformó en revolución – se hace con la nota y va a entregarla al “estado mayor” de los asaltantes: compuesto por Hulin y de Elie – oficial del regimiento Reine-Infanterie. Estos acceden: no se le hará ningún daño a los defensores.

           -¡Bajad el puente! Vociferan otra vez los vencedores.
           “Me quedé muy sorprendido, contará el teniente de Flue, cuando un momento después, observé a cuatro Invalides que se acercaban al portón, lo abrían y bajaban el puente levadizo.”
             La turba se precipita adentro. Unos segundos después, se produce la masacre. Se mata a los oficiales, se cuelgan Invalides y Suizos. Se detiene y se arrastra al gobernador de Launay hacia el Ayuntamiento. En todo el trayecto, se le insulta y recibe varios lanzazos y heridas de espada. Gritan:

             -¡Hay que decapitarlo!
             -¡Hay que colgarlo!
             -¡Hay que atarlo a la cola de un caballo!
         -Está gravemente herido, suplica Desnot, decidiremos su suerte en el Ayuntamiento.
             -¡No, suplica Launay, dadme la muerte!

             “En ese mismo momento, contará un testigo, un particular le asesta su bayoneta en el vientre, ese golpe fue seguido por otros más, el Gobernador cae, se le arrastra hacia el arroyo. Se le asestaron varios golpes más con la bayoneta y la espada y se le remato con varios disparos de pistola.” Alguien grita:
             -¡Es un sarnoso y un monstruo que nos ha traicionado! ¡Hay que eliminarlo!

             Launay muerto, uno de los vencedores exclama:
             -¡La Nación pide su cabeza, para que la vea la gente!
             Se le entrega un sable a Desnot el cual, estando “acostumbrado a trabajar las carnes”, prefiere coger su navaja, luego se dirigen al Ayuntamiento para asesinar el representante de los mercaderes Flesselles.
             El día se terminará con una fiesta libertina. Se pasean por la ciudad las cabezas cortadas y paquetes de vísceras ensangrentadas.
             Rivarol lo explicará:
             -A eso se reduce la toma de la Bastille, tan aclamada por la población de París. Pocos riesgos, mucha atrocidad de su parte, y una gran imprevisión de Launay; eso es todo: solo se trató, en una palabra, de una toma de posesión.

       ¿Y en Versalles? ¿Como va a reaccionar el viejo “propietario”? Esa tarde, el Rey se había acostado después de haber escrito en su diario: "14, nada.” Sin embargo, esa tarde misma, unos representantes de la Asamblea habían venido, una vez más para solicitarle, que para calmar Paris, mandara retirar a las tropas que estaban acampadas en el Champ-de-Mars. Había accedido, ¿Qué riesgo corría? ¡Versalles y los alrededores de Paris, rebosan de soldados! ¡Los guardias personales, tienen puestas las botas desde hace dos días! ¡Madame de Polignac fue a ofrecer esta tarde, pastas, a los dos regimientos de alemanes que acampan en la Orangerie!              

       Los representantes, le habían comunicado también, que el pueblo se dirigía hacia la Bastille. ¡Muy bien! ¡Ya se defenderá! ¿No tenía M. de Launay sus cañones? ¡A la primera andanada los asaltantes desaparecerían! Mañana iremos a la Asamblea para disolverla. El rey se duerme tranquilamente… De repente, se le despierta con sobresalto. El gran maestre de su guarda ropa – el duque de La Rochefoucauld-Liancourt – se encuentra ahí a la cabecera de su cama:

            -Sire, han tomado la Bastille
            ¿Tomado? Pregunta Louis XVI aún poco despierto.
            -Si, Sire, por el pueblo. Han asesinado al gobernador. 
             Están paseando su cabeza en una pica por toda la ciudad.
            -¿Es una revuelta?
            -¡No, Sire, es una revolución!
  
              Pero ¿Que ocurría, mientras tanto con las “víctimas del despotismo”? Solo se acordaron de ellas por la tarde. Se tuvo que forzar las puertas de las celdas, porque los vencedores estaban paseando triunfalmente las llaves, de taberna en taberna. Se descubrieron siete prisioneros: dos locos que se mandaron enseguida a Charenton, cuatro falsificadores y el conde de Solanges, encerrado por incesto, culpable, según su tío “de crímenes atroces”. ¡Era poco importante! Se aumentó la partida añadiendo un conde de Lorges “viejo, héroe y  mártir”… ¡Que nunca existió! Lo que no impidió a Michelet de describirnos su barba llegando “hasta la cintura”.
              Mirabeau reclamará:

              -Si demasiados palacios no deshonraban a Francia, si el espectáculo más doloroso para un observador sensible, no fuese el horrendo contraste de las suntuosas mansiones de nuestros tratantes y de las miserables chozas de nuestros labradores, si hiciese falta otro monumento en la Asamblea Nacional para la imperecedera Constitución que debe proponer a la Patria, solicitaría que, en el lugar en donde la Bastille insultaba antaño a los derechos humanos, se levantara un monumento para recibir de ahora en adelante a los representantes de la Nación y que por toda inscripción, se pueda leer:
                                     
                             Bajo el reino de Louis XVI
                             Encima de las ruinas de una cárcel de estado, 
                             dedicada A las venganzas ministeriales
                             Y destruida por el pueblo de Paris
                             La asamblea Nacional de 1.789
                             Mil setecientos ochenta y nueve
                             Levantó este templo a la Libertad.


               ¡La leyenda ha empezado! “Una cárcel dedicada a las venganzas ministeriales”- ¡ Siete prisioneros!

               En cuanto a los héroes del día, los vencedores de la fortaleza, que se irán  pavoneando, revestidos de un hábito bordado con una corona mural, eran seiscientos treinta y tres, la tarde del 14. Hacia finales del mes de Julio, serán ochocientos sesenta y tres. Hecho que sorprendió al querido Lenôtre, la cifra se detuvo allí.

              ¡La verdad es bien decepcionante! Vale mejor creer en los quince cañones disparando con metralla y en el magnifico arrojo de todo el pueblo de Paris, asaltando la horrible cárcel, para salvar a las víctimas inocentes del poder arbitrario. Sigamos creyendo en la leyenda. ¡Es tan hermosa!
  



        
La "libertad" guiando al Pueblo