MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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miércoles, 4 de marzo de 2015

LA VICTORIA DEL CAPITÁN GEDEÓN ES UNA PROFECÍA SOBRE LA HUMANIDAD


El Triunfo de la fe, y la desbandada de los ateos







         En el libro de los Jueces de la Biblia, podemos leer la vocación de Gedeón, que en realidad se puede interpretar, como así lo explica San Juan de la Cruz, como la historia de los hijos de Dios y su paso en esta tierra hasta la entrada en el Reino de los Cielos.


DEL LIBRO DE LOS JUECES 

"... El Ángel del Señor se le apareció y le dijo:
-El Señor está contigo, valiente guerrero (...) Vete, que
con tu fuerza salvarás a Israel del poder de Madián. Yo te envío (...)
-Toma la carne y los panes sin levadura, ponlos sobre
esta piedra y vierte el caldo. Gedeón lo hizo así.
Entonces el Ángel del Señor extendió el bastón que tenía
en su mano y tocó la piedra y los panes sin levadura,
Salió fuego de la roca y consumió la ofrenda. Gedeón dijo:
- ¡Ah, Señor, Señor! ¿He visto cara a cara el Ángel del Señor?
 El Señor le respondió:
-La Paz sea contigo. Nada temas no morirás. (...) 


          Vemos aquí una magnífica Profecía de la verdadera misión del Hijo de Dios: Ha sido enviado a este mundo, y ha sido escogido, para que con su holocausto salve al Pueblo de Dios del poder de Madian, es decir de Satanás.

       Gedeón es aquí el símbolo del Sacerdote, que rememora en la Sagrada Eucaristía el Sacrificio de Jesús: La Carne de Cristo con los panes sin levadura, son la Sagrada Eucaristía, la piedra simboliza el Gólgota, donde se vertió el caldo salvífico que es la Sangre, el Sudor, las Lágrimas y el Agua que salió del Sagrado Costado de Cristo. El fuego que salió de la roca simboliza la Gracia que nace del Sacrificio.

       Todo lo cual nos procurará esa Gracia de Dios, y la fuerza necesaria para el combate, que nos dará el triunfo contra los Madianitas, que espiritualmente hablando representan a  Satanás y a sus secuaces. 

           Aquella misma noche el Señor dijo a Gedeón:
Toma el toro de 7 años que tiene tu padre, derriba el altar de Baal que posee tu padre y tala el árbol sagrado que está junto a él. Edifica un altar bien preparado al Señor tu Dios en la cumbre de esta altura. Lleva el toro, y ofrécelo en holocausto con la leña del árbol talado. 


          El toro de 7 años, del Padre es la figura de Jesús, que como Dios contiene sus 7 Espíritus, que están en misión sobre toda la Tierra, lo que significa que su Sacrificio actúa  después de derribar el altar de Baal de nuestro padre Adán, al pié del cual está el árbol del conocimiento del bien y del mal, que es el pecado original.  En su lugar, por la Gracia de Dios, edificaremos un nuevo altar en donde ofreceremos el toro con la leña del árbol talado, que significan la aniquilación de todos los apetitos generados por el fruto del árbol, consecuencia de la caída de Adán. 

         Luego vienen los diversos exámenes: el del vellón y el de beber agua de la fuente, que son las diversas pruebas que Dios manda a cada uno de nosotros, para observar su comportamiento en todas las etapas de la vida, para decantar los malos de los buenos es decir, el trigo de la cizaña. 

         Al final viene el epílogo de la historia: el ataque de Gedeón a las tropas madianitas, de noche con trompetas, a la luz de las antorchas previamente escondidas en vasijas de barro, lo que provoca el pánico, y la aniquilación de las tropas enemigas, destruyéndose entre ellas, y su posterior huida y captura. 

         Y aquí viene el significado espiritual más importante, según San Juan de la Cruz:  las lámparas ocultas en las vasijas de barro son nuestra Fe en Cristo Jesús, que a la hora de nuestra muerte, es decir cuando se rompan las vasijas de barro, provocará la Victoria de los elegidos, y en los enemigos de nuestra Fe, una derrota y una desbandada masiva, cuando resplandezca la Gloria de Dios en el Juicio final.





sábado, 21 de febrero de 2015

EL NIHIL OBSTAT DE LAS OBRAS E Mª VALTORTA


Este es el escrito original del Nihil Obstat para María Valtorta




Bishop Roman Danylak
Titular Bishop of Nyssa
Parrocchia degli Ss. Sergio e Bacco
Piazza della Madonna dei Monti, 3
00184 Roma Italia
SOBRE MARÍA VALTORTA 
 


            El Nihil Obstat e Imprimatur, con los que la Iglesia Católica respalda los libros religiosos, era y es una prueba de la ortodoxia de la doctrina que se le otorga a un libro. Esta autorización no necesariamente transmite las opiniones y convicciones personales, tanto del delegado sacerdote/teólogo censor, quien da su Nihil Obstat, o del obispo, que concede el permiso para imprimir el libro. 

       Es una garantía de que no hay nada contra la fe Cristiana Católica y la doctrina moral. Esta práctica ha servido bien a las necesidades de los fieles. Sin embargo, ha habido abusos en la historia pasada. Hemos oído historias de eclesiásticos católicos (obispos, sacerdotes y teólogos) quienes prohibieron libros, incluso acusaron de herejía a hombres y mujeres, quienes fueron quemados en la hoguera. Tenemos los ejemplos de santa Juana de Arco y Savonarola, los cuales fueron quemados en la hoguera por cargos de herejía. Igualmente hay historias de la Inquisición española. Otros dos santos, teólogos y místicos: santo Tomás de Aquino y el santo padre Pío de Pietrelcina, fueron acosados por sus superiores eclesiásticos, con acusaciones de herejía (el primero) y de histeria (el segundo). Al final, la Iglesia los reconoció como santos. 

             Hay hechos similares en nuestros días. Celosos cazadores de brujas, con la intención de defender la pureza de la doctrina, denuncian los escritos —no tan sólo de los sospechosos teólogos modernistas— sino también hasta de gente devota, cuyos escritos o afirmaciones sobre mensajes celestiales, no se ajustan a su particular esquema mental. Acusaciones de alucinación y cualquier otra cosa. Varios nombres acuden a mi mente. Luisa Piccarreta, Concepción Cabrera de Armida (Conchita), María Valtorta, Julia Kim y otras. En otras épocas hemos tenido también a la venerable María de Ágreda y la venerable Catalina Emerich. Algunos teólogos y obispos tienen problemas con los fenómenos sobrenaturales.

         Quiero señalar varias cuestiones relacionadas con la vida y los escritos de una de ellas: María Valtorta. Ella nació en Caserta, Italia en 1897 y falleció en Viareggio en 1961. Estuvo encamada desde abril del año 1934, después de un ataque irracional hecho por un muchacho callejero que golpeó su columna con una barra de fierro. El Señor aceptó su ofrecimiento de llevar su cruz unida a Su pasión. Ella se convirtió en un alma victima. Jesús recompensó su sufrimiento generoso, con gracias innumerables. La hizo su escribiente. Él le dictó y reveló la historia de su vida, muerte y resurrección, así como la de su Madre y de la Iglesia naciente, en una serie de revelaciones privadas que empezaron en 1943 y continuaron hasta 1954.

           Así como lo hizo con otras almas santas, tenía el propósito de concederle los estigmas visibles de Su Pasión. Sin embargo, Él respetó la humilde declinación de María Valtorta, quien le pidió que las señales de su pasión permanecieran invisibles para el mundo exterior. En los últimos años de su vida ella quedó totalmente ensimismada interiormente. Con todo, su producción literaria en los 12 años entre 1943 y 1954, llenó muchos volúmenes.

            María, fiel a Cristo y a su Iglesia, estuvo en total obediencia a las leyes y reglas de la Iglesia Católica. Nada debía ser impreso sin aprobación eclesiástica. A pesar de esta insistencia, su director espiritual fray Migliorini y el primer editor de sus escritos, Michael Pisani, empezaron a divulgar fragmentos de los escritos. Posteriormente, tres padres Siervos de María, presentaron al Papa Pío XII copias mecanografiadas del primer volumen de El Poema del Hombre-Dios. El Papa les dijo: “Publíquenlo sin añadir ni quitar nada”.

       Más tarde M. Pisani, publicó los primeros volúmenes de Valtorta sobre la Vida de Cristo: El Poema del Hombre-Dios sin la aprobación del obispo local. Celosos eclesiásticos informaron a sus superiores de este hecho. Así, “El Poema del Hombre-Dios” fue incluido en el índice de libros prohibidos, no por contener errores doctrinales, sino porque fue impreso sin solicitar el requerido Nihil obstat e Imprimatur.

           “El Poema del Hombre-Dios”, como es su título en la actual traducción al inglés, o “El Evangelio como me ha sido revelado”, como es conocido en las siguientes ediciones en italiano, está en su cuarta edición. Ha sido traducido a muchos otros idiomas. El Cardenal Ratzinger, en cartas privadas ha reconocido que la obra está libre de errores en doctrina y moral. La Conferencia de Obispos Italianos, ha reconocido lo mismo en la correspondencia con el actual editor, Dr. Emilio Pisani.

           El Papa Pablo VI, eliminó la Institución del Índice de Libros Prohibidos en 1965/6. La aprobación previa de escritos conteniendo nuevas revelaciones ya no es necesaria. Los autores y editores deben someter su juicio relativo a las pretendidas revelaciones, al último juicio de la Iglesia, sin hacer afirmaciones sobre su veracidad. Esta regla es retroactiva y abarca las anteriores revelaciones si no hay nada contrario a la fe y a la moral. A pesar de esto, eslabonando una comedia de errores, algunos de estos mismos eclesiásticos, ahora ignoran la regla de la ley del Canon, y continúan condenando los escritos de María Valtorta.

          El tema central es este: ¿Hay algo contra la fe o la moral en sus escritos? De mala gana, todos sus críticos han reconocido que no hay nada contra la fe y la moral. El viejo Índice deLibros Prohibidos ha sido eliminado. A pesar de esto, ostentándose como católicos, algunos teólogos, sacerdotes, sitios de la web, periódicos y hasta programas de radio, insisten en desenterrar el viejo esqueleto de la original condena de la Congregación para la Doctrina de la fe de 1958. No solamente es una mala erudición: francamente es inmoral y pecaminoso continuar levantando dedos acusadores contra este regalo del cielo a la fiel servidora de Dios y alma víctima: María Valtorta.

         La anterior introducción ha resultado un poco larga para mi intención original: Presentar una carta de aprobación, un Nihil Obstat, Imprimatur y además un testimonio a este sitio de internet de un monje católico, sobre los escritos de María Valtorta. No tan sólo estoy diciendo que no hay nada objetable en El Poema del Hombre-Dios y todos los demás escritos de Valtorta, en lo que se refiere a la fe y la moral. También recomiendo el trabajo de selección que este monje ha hecho, recopilando los escritos de varios teólogos como fray Karl Rahner sobre el significado de las revelaciones privadas, y de otros muchos que han dado testimonios sobre los escritos de María Valtorta, así como los comentarios teológicos y escritos de su último director espiritual, fray Corrado Berti; y de otros numerosos testimonios y estudios de varios aspectos de los escritos de María Valtorta. 

           También hay expertos bíblicos, geógrafos de Tierra Santa, teólogos, prelados y científicos, abogados consistoriales, quienes conocieron y visitaron a María Valtorta en el tiempo de su vida. Además presenta el testimonio del venerable fray Gabriel Allegra, OFM, exégeta bíblico y misionero; y la selección erudita del actual editor de las obras, Dr. Emilio Pisani, que ha recopilado todos los argumentos, en pro y contra, sobre los escritos de María Valtorta. Vale la pena visitar este sitio de internet varias veces, tanto para los que ya han adquirido los escritos de María Valtorta, así como los que todavía no hayan leído la vida de Cristo y de su Bienaventurada Madre, y, especialmente, aquellos que quieren seguirle lanzando piedras.

Fechado en Roma, Italia, el 13 de febrero de 2002 
Obispo Roman Danylak, 
+Roman Danylak, obispo.

Responsable de la traducción al español: Teodoro García Maldonado. E mail: ted@mx.inter.net

miércoles, 18 de febrero de 2015

¿QUE ES LA GRACIA DE DIOS? COMO EL SOL, SE REPARTE A TODOS POR IGUAL; PERO UNOS LA TOMAN Y OTROS LA DEJAN



      

              Muy pocas personas tienen el exacto conocimiento de lo que es la Gracia de Dios, y no es que su divina Majestad lo haya ocultado y revelado solo a algunos, de la misma manera que  el Sol imparte su calor y su luz al mundo entero, Dios distribuye su Gracia a todos por igual, sin embargo, como lo dice San Juan en su Evangelio, unos la reciben, pero otros la rechazan para que sus malas obras no sean manifiestas


            La condición necesaria y suficiente para alcanzar esta Gracia es creer en Jesús, como el prometió el mismo: "El que crea en Mí alcanzará la Vida Eterna". El mecanismo de salvación de las almas, es la Sangre que da vida y el Agua de su Sagrado costado, que justifica a las almas con el Lavacro divino.





       DE LOS CUADERNOS DE MARÍA VALTORTA
 (6 DE JUNIO DE 1.943) 

           Dice Jesús:
         “Hoy quiero hablarte de la “Gracia”. Verás que tiene relación con los otros temas aunque a primera vista no lo parece. Estás un poco cansada, pobre María, pero escribe de todas formas. Estas lecciones te servirán para los días de ayuno en los cuales Yo, tu Maestro no te hablaré.
       ¿Qué es la Gracia? Lo has estudiado y explicado muchas veces (cuando fuiste catequista). Pero Yo te lo quiero explicar en Mi modo y mi Naturaleza y en sus efectos.
      La Gracia es poseer en vosotros la Luz, la fuerza, la Sabiduría de Dios. Esto es, poseer la semejanza intelectual con Dios, el signo inconfundible de vuestra filiación con Dios.
          Sin la Gracia seríais simplemente criaturas animales, llegadas hasta tal punto de evolución de estar proveídas de razón, con un alma, pero un alma a nivel de tierra, capaz de guiarse en las contingencias de la vida terrena pero incapaz de guiarse a las regiones en las que se vive la vida del espíritu; por ello poco más que las bestias que se regulan solamente por el instinto y, en verdad, a menudo os superan con su modo de comportarse.
         La gracia es por lo tanto un don sublime, el mayor don que Dios, Mi Padre, os podía dar. Y os la da gratuitamente porque su amor de Padre, por vosotros, es infinito, como infinito es Él mismo. Querer decir todos los atributos de esa Gracia significaría escribir una larga lista de adjetivos y sustantivos, y aún no explicarían todavía perfectamente que es este don.
           Recuerda solamente esto: 
        La gracia es poseer al Padre, vivir en el Padre; la gracia es poseer al Hijo, gozar de los méritos infinitos del Hijo; la Gracia es poseer el Espíritu Santo, disfrutar de sus siete dones. La Gracia, en fin, es poseernos a Nosotros, Dios Uno y Trino, y tener alrededor de vuestra persona mortal, las legiones de Ángeles que nos adoran en vosotros.
         Un alma  que pierde la Gracia, lo pierde todo. Inútilmente para ella, el Padre la ha creado, inútilmente para ella, el Hijo la ha redimido, inútilmente para ella el Espíritu Santo le ha infundido sus dones, inútilmente para ella están los Sacramentos. Está muerta. Rama podrida que bajo la acción corrosiva del pecado se separa y cae del árbol vital y termina de corromperse en el barro. Si un alma supiera conservarse como es después del Bautismo y después de la Confirmación, esto es, cuando ella está embebida literalmente de la Gracia, aquella alma sería poco menor a Dios. Y que esto te lo diga todo.
          Cuando leéis los prodigios de mis Santos os sorprendéis. Pero, querida mía, no hay nada de asombroso. Mis Santos eran criaturas que poseían la Gracia, eran dioses, por estoporqué la Gracia os deifica. ¿Acaso no dije Yo en mi Evangelio que los míos harán los mismos Prodigios que Yo hago? Pero para ser míos, es necesario vivir de Mi Vida, esto es, de la Vida de la Gracia.
         No todas las almas en gracia poseen la gracia en la misma medida. No porque Nosotros se la infundamos en medida distinta, porque de distinta manera la sabéis conservar entre vosotros. El pecado mortal destruye la Gracia, el pecado venial la resquebraja, las imperfecciones la debilitan.
        Hay almas, no del todo malas que languidecen en una tisis espiritual porque, con su inercia, que las empuja a cometer continuas imperfecciones, enflaquecen cada vez mas la Gracia, haciéndola un hilo debilísimo, una llamita languideciente. Mientras debía de ser un fuego, un incendio vivo, bello, purificador.
         El mundo se derrumba porque se derrumba la Gracia en casi la totalidad de las almas, y en las demás languidece.
           La gracia da frutos distintos, según esté más o menos viva en vuestro corazón. Una tierra es más fértil cuando más rica es de elementos y beneficiada por el sol, por el agua, por las corrientes aéreas. Hay tierras secas, estériles, que inútilmente están regadas por el agua, calentadas por el sol, agitadas por los vientos. Lo mismo es en las almas. Hay almas que con cada ocasión se cargan de elementos vitales y por ello logran disfrutar al cien por cien los efectos de la Gracia.
       Los elementos vitales son: vivir según mi Ley, castos, misericordiosos, humildes, amorosos de Dios y del prójimo; es vivir de oración “viva”. Entonces la Gracia crece, florece, echa raíces profundas y se eleva en árbol de vida eterna. Entonces el Espíritu Santo, como un sol, inunda con sus siete rayos, de sus siete dones; entonces Yo, Hijo, os penetro con la lluvia divina de mi Sangre; entonces el Padre os mira con complacencia viendo en vosotros su semejanza; entonces María os acaricia estrechándoos contra su seno en el que me ha llevado a Mí como a sus hijitos menores pero queridos, queridos por su Corazón; entonces los nueve coros angélicos hacen corona a vuestra alma, templo de Dios y cantan el “Gloria” sublime; entonces vuestra muerte es Vida y vuestra Vida  es Bienaventuranza en mi Reino”.

           Si quisierais, todos podríais ser capaces de prodigios, esto es, de Santidad. Mejor dicho, Yo quisiera que lo fuerais porque entonces querría decir que mi Sacrificio ha sido coronado por la Victoria y que realmente Yo os he arrancado del imperio del Maligno, desterrándole a su Infierno, remachando su boca con una piedra inamovible y poniendo sobre ella el Trono de mi Madre, que fue la Única que tuvo su calcañal sobre el dragón, impotente para dañarle.



SED PEQUEÑOS Y AMAD, COMO EL NIÑO QUE ES SENCILLO, HUMILDE, Y QUIERE SER COMO SU PADRE QUE ADMIRA, Y AMA.



EL ESPÍRITU SANTO SOLO SE COMUNICA CON LOS HUMILDES





Dictado del 11/1/1.948

A los Romano, cap 2º, vv 2 hasta el 8º


              Dice San Pablo, el autor Santísimo:

        “El Juicio de Dios es conforme a verdad, bien sea para el réprobo, para el tibio, como para quien arde en tan purísimo amor que le lleva hasta el sacrificio. Ni el patrimonio, ni el ropaje, ni la condición, ni la posición harán cambiar el juicio de Dios. Como tampoco valdrán para confundirle las dobleces y artificios de que suele echarse mano para engañar a los hombres, lo mismo que las hipocresías, los falsos actos de bondad, de fe, de honestidad y de amor.
           Las palabras del Maestro son siempre vivas y justas, bien sea cuando dicen: “No solo el que dice ¡Señor!, ¡Señor!, entrará en el Reino de los Cielos”, como cuando pone en parangón al publicano con el fariseo o da el código maravilloso de la Nueva Ley con el sermón de la montaña (Mateo cap. 5-6-7).
            No hay mutación en la Ley porque la haya en los tiempos; ni variará el Juicio, porque Dios siempre juzgará con arreglo a verdad y justicia. Y con más rigor será juzgado aquel que tiene la misión de juzgar si se arroga tal derecho, porque más severamente será juzgado y más se le ha de exigir a quien tuvo más conocimiento de la Ley. Y esto será así porque está dicho: “No juzguéis para que no seáis juzgados”.
          ¡Sed pequeños! Sed pequeños, vosotros a quienes amo. Si lo sois, Yo os enseñaré la Sabiduría. Os la enseñaré con mi Amor. Por qué sabedlo, la Sabiduría más se aprende con el Amor que con la instrucción. Yo que os amo y vosotros que me amáis, seamos luz para entender las palabras de la Sabiduría que, sin la luz del Amor, únicamente con la cultura, resultan oscuras en todo o en parte.
         Por esto nunca terminará de gritar el Amor: “Es mediante la caridad como tendréis salvación y paz”. Porque quien tiene caridad no desprecia las riquezas de la bondad divina ni de su paciencia y tolerancia: el que tiene caridad, ama la penitencia, no juzga, no condena, no da escándalo ni se hace tibio, frío o sordo de corrupción.
          El que tiene caridad, desarma el Corazón de Dios por más que se reconozca culpable. Dios perdona a quien le ama y llora sobre su seno, y no dará a cada uno según sus obras siempre imperfectas, como de hombre, sino teniendo en cuenta su amor que a menudo es mayor que su propia capacidad de hacer el bien. Hasta el deseo de perfección será tenido en cuenta siempre que sea un deseo activo, es decir, un deseo verdadero que si no se realiza plenamente es tan solo porque la criatura no tiene capacidad suficiente para cumplirlo.
         Dios ve. Ve con realidad plena. Y como sólo puede ver Dios perfectísimo: con una perfección que no se detiene ante las apariencias y juzga con perfección tras paciente espera”.



martes, 17 de febrero de 2015

EL MARAVILLOSO JUICIO DE DIOS ES INFALIBLE E INAPELABLE, PREMIA LAS BUENAS ACCIONES DE LOS QUEQUE HAN SEGUIDO LA VOZ DE SU CONCIENCIA, Y CASTIGA LOS QUE SE BURLAN DE SUS LEYES


Iglesia de la Stma Virgen del Perpetuo Socorro de Granada.
Están abajo las estatuas de S. Juan de la Cruz y de Sta Teresa de Ávila



LECCIONES SOBRE LA EPÍSTOLA DE S. PABLO A LOS ROMANOS ( Cap 2º,v.12)



                              
Dictado a María Valtorta (16/1/1.948)

         Dice el Autor Santísimo:

       “La gran misericordia de Dios resplandece más luminosamente aún en las palabras de Pablo que, inspirado, proclama cómo únicamente perecerán aquellos que no reconocen ley alguna – natural sobrenatural ni racional – mientras que aquellos que conocieron la ley y no la practicaron, serán condenados por la misma Ley que salva; y más aún: que los gentiles que no tienen la Ley sino que, natural y racionalmente, hacen lo que la Ley para ellos desconocida, prescribe – entregándose, por la sola luz de la razón, por su rectitud de corazón, por sumisión a las voces del Espíritu, desconocido pero presente, único maestro para su espíritu de buena voluntad, por obediencia a aquellas inspiraciones que ellos siguen, porque su virtud las ama sin saber que, de modo inconsciente, sirven a Dios – que estos gentiles, que con sus actos dan a entender que la Ley se halla escrita en su corazón virtuoso, serán justificados en el día del Juicio.

         Esas tres grandes categorías las observamos en el Juicio Divino y por ellas resplandecen una misericordia y Justicia perfectas.



Primera Categoría: Los rebeldes

           Los que no reconocen ley alguna natural, humana y por tanto racional, ni sobrehumana ¿Quiénes son? ¿Los salvajes? No. Son los Luciferes de la Tierra cuyo número va creciendo progresivamente con el correr de los tiempos, cuando por el contrario, la civilización y la difusión del Evangelio con la predicación inexhausta del mismo, deberían hacer que su número se fuera reduciendo cada vez más. Más la paz, la justicia y la luz están prometidas a los hombres de buena voluntad, y ellos son de mala voluntad.

            Son los rebeldes a toda ley, aún la natural y por tanto, inferiores a los brutos. Reniegan voluntariamente de su naturaleza de hombres, seres racionales, dotados de inteligencia y de alma. Hacen cosas contra la naturaleza y la razón. No merecen sino desaparecer de entre el número de los hombres, que fueron creados a imagen y semejanza de Dios y en efecto, perderán su condición de hombres, tomando la de demonios queridos por ellos.

         Y aquí recuerdo un hecho impresionante, ocurrido en Andalucía, que me relató hace muchos años la Madre Priora de un Carmelo. En Cádiz había una familia profundamente cristiana, el padre de familia era ateo convencido, y se burlaba de la Religión de los miembros de su familia. Ellos le insistían en que se confesara.

                  Después de mucho rogarle, este accedió a confesarse, para burlarse del Sacramento: llamaron a un Sacerdote, que le oyó en confesión. en el momento de pronunciar el ritual de la absolución, el Sacerdote le dijo que esperara un momento ya que al tener un lapsus de memoria, iba a recoger el libro que había dejado en su automóvil. A su vuelta para dar la absolución, el padre de familia murió, por lo cual no pudo recibir la absolución.

           Lo más espantoso fue que el cadáver desapareció, y tuvieron que hacer el simulacro del entierro con un féretro lleno de piedras, para hacer creer que estaba de cuerpo presente. Y es que de Dios, nadie se burla, tarde o temprano, si no se arrepienten, castigará siempre a los culpables.



           Segunda categoría: Los hipócritas

           Los falaces, los que se burlan de Dios, los que teniendo la Ley, teniéndolo sólo no la practican. Y, ¿Puede decirse que la tienen de verdad, no sacando beneficio alguno de ella? Son semejantes a aquellos, que poseyendo un tesoro lo dejan improductivo y abandonado. No extraen del mismo, frutos de vida Eterna ni ventajas para antes de su muerte; y Dios les condenará porque tuvieron el don de Dios y no hicieron uso de él en reconocimiento al donante que les puso en la parte escogida de la Humanidad: en la de su Pueblo marcado con el signo cristiano.



Tercera categoría: Los Gentiles.

           Hoy en día damos tal calificación a los que no son cristianos 
Católicos. Llamémoles así mientras meditamos las palabras de Pablo. Ellos, que sin tener la Ley, hacen naturalmente lo que la Ley prescribe – y es para ellos su ley, mostrando así cómo su espíritu ama la virtud y tiende al Bien supremo – ellos, cuando juzgue Dios, por medio del Salvador las secretas acciones de los hombres, serán justificados.

           Estos son muchos, en gran número. Será la muchedumbre inmensa… de toda nación, tribu, pueblo, lengua, sobre la cual, en el último día, por los infinitos méritos de Cristo inmolado hasta el derramamiento de la última gota de sangre y humor acuoso, aparecerá impreso, como premio de salvación y premio, antes del último e inapelable juicio, el sello del Dios vivo.



       Su virtud, su obediencia espontánea a la Ley les habrá bautizado sin más bautismo, les habrá consagrado sin otro crisma que los infinitos méritos del Salvador. El Limbo no será ya en adelante morada de los justos, pues, como sucedió en la tarde del Viernes Santo, que el Limbo se vació de los justos que en él había, porque la Sangre derramada por el Redentor los había purificado de la mancha original, así será en la tarde de los tiempos, en que los méritos de Cristo, triunfador de todos sus enemigos, les absolverá del hecho de no haber sido de su grey en atención a su fe firme de pertenecer a la Religión justa; y les premiará las virtudes que ejercitaron en vida.



        Si así no fuese, Dios defraudaría a esos justos que se impusieron una ley de justicia y defendieron la justicia y la virtud. Y Dios no defrauda jamás por más que, a veces, se demore su realización; pero siempre es cierto su premio”.










domingo, 15 de febrero de 2015

ORACIONES PARA LOS CLERICOS Y PARA LAS ALMAS CONSAGRADAS




Los Sacerdotes tendrían que ser los educadores y
 los médicos de las almas


         En los cuadernos de María Valtorta, hay un pasaje en donde Jesús le explica la visión del Apocalipsis en donde el dragón barre con su cola la tercera parte de las estrellas del cielo.
        El significado es este: esas estrellas son los Sacerdotes, y el trabajo preliminar de Satán es hacerlos caer, ya que él sabe muy bien, como así lo dice Jesús, que una vez que han caído, tiene el campo libre para hacer caer igualmente mucho más fácilmente a los fieles, para los cuales los Sacerdotes son las lumbreras que iluminan la noche del Espíritu.
       El Papa, dirigiéndose a los sacerdotes en el encuentro en Madrid de la J.M.J., no tuvo reparo en afirmar que el que no sienta verdadera vocación, es mejor que abandone el futuro ministerio, por la responsabilidad tan grande que tienen los sacerdotes para la comunidad.
     Bajo mi punto de vista, igual que, gracias a este Papa se expulsan los Sacerdotes pederastas, se tendrían que expulsar igualmente a los Sacerdotes que predican doctrinas contrarias a las enseñanzas de la Iglesia, a la tradición y a la Doctrina de los Santos Padres, negando el Infierno, la existencia del Demonio, y que pintan un Dios hecho a su semejanza y acorde con sus ideas heréticas.
    No se trata de restablecer la Inquisición, pero hoy día, cualquier profesional que no cumple adecuadamente con su tarea, sea Ingeniero, Profesor o cualquier trabajador que no sabe ejercer su Profesión, es expulsado de su trabajo, lo mismo hay que hacer con ciertos Sacerdotes que están contaminando al Pueblo de Dios con su Doctrina herética y contraria a las enseñanzas tradicionales de la Santa Iglesia, porque aquí se trata de un asunto más importante que cualquier otro oficio: La salvación de las almas, con la ayuda de la verdadera Doctrina de Jesús-Dios.
           Si no se obra de esa manera, Satán tendrá las manos libres para corromper cada vez más a la gente incauta, y a los fieles que creen firmemente todo lo que dicen los Sacerdotes.

PARA LOS SACERDOTES

(De  los cuadernos de María Valtorta)


           Dice Jesús:
         “Ora, ofrenda y sufre mucho por mis sacerdotes. Mucha sal se ha vuelto insípida y las almas sufren por ello perdiendo el sabor de Mí y de mi Doctrina.
     Hace algún tiempo que te digo esto, pero tú no quieres escucharlo. Y no quieres escribirlo. Te retraes. Entiendo el por qué. Pero antes que tú, otros han hablado de ello, por mi inspiración, y eran santos. Es inútil querer cerrar los ojos y los oídos para no ver y no oír: la verdad grita incluso con el silencio. Grita con los hechos que son la palabra más fuerte.
      ¿Por qué no repites la oración de M. Magdalena de Pazzi? Antes la decías siempre. ¿Por qué no ofreces parte de tus sufrimientos cotidianos para todo el sacerdocio? Oras y sufres por mi Vicario. Está bien. Oras y sufres por algún consagrado o consagrada que se encomiendan a ti o hacia los cuales tienes un especial deber de gratitud. Pero no es suficiente. Y por los otros ¿Qué haces? Has puesto una intención de sufrimiento por el clero el miércoles. No basta. Es necesario que todos los días ores por mis sacerdotes y que ofrezcas parte de tus sufrimientos por esto. No te canses nunca de orar por ellos, que son los mayores responsables de la vida espiritual de los católicos.
          Si basta que un laico haga por diez para no escandalizar, mis sacerdotes deben hacer por cien, por mil. Deberían ser semejantes a su Maestro en pureza, caridad, desapego de las cosas del mundo, humildad, generosidad. En cambio, el mismo relajamiento de vida cristiana que hay en los laicos está en mis sacerdotes y en general en todas las personas consagradas por votos especiales. Pero de estas hablaré después.

     Ahora hablo de los sacerdotes, de quienes tienen el honor sublime de perpetuar desde el altar mi Sacrificio, de tocarme, de repetir mi Evangelio.
     Deberían ser llamas. En cambio son humo. Hacen fatigosamente lo que deben hacer. No se aman entre ellos y no os aman a vosotros como pastores que deben estar preparados para darse completamente, incluso con el sacrificio de sus vidas, para sus ovejitas. Vienen a mi Altar con el corazón lleno de preocupaciones de la tierra. Me consagran con su mente en otra cosa y ni siquiera mi comunión enciende en su espíritu esa caridad que debe estar viva en todos pero que debe ser vivísima en mis Sacerdotes.
        Cuando pienso en los diáconos, en los Sacerdotes de la Iglesia de las catacumbas, y los comparo con los de ahora, siento una infinita piedad por vosotros, multitudes que os quedáis sin o con demasiado poco alimento de mi Palabra.
        Aquellos diáconos, aquellos Sacerdotes  tenían en contra a toda una sociedad malévola, tenían en contra el poder constituido. Aquellos diáconos, aquellos Sacerdotes debían desempeñar su ministerio entre mil dificultades; el más incauto movimiento les podía hacer caer en manos de los tiranos  y conducirlos a morir escarnecidos. Sin embargo, ¡cuanta fidelidad, cuanto amor, cuanta castidad, cuanto heroísmo había en ellos! Han cimentado con su sangre y con su amor a la Iglesia naciente y de cada uno de sus corazones han hecho un altar.
      Ahora resplandecen en la Jerusalén Celestial como tantos altares eternos sobre los cuales Yo, el Cordero, descanso complaciéndome en ellos, mis intrépidos confesores, los puros que han sabido lavar las suciedades del paganismo que los había saturado de sí durante años y años antes de su conversión a la Fe, y que salpicaba su fango sobre ellos incluso después de su conversión, como un océano de barro sobre rocas inquebrantables.

Se habían bañado en mi Sangre y habían venido a mí con blancas estolas que tenían por adorno su sangre generosa y su caridad vehemente. No tenían vestidos externos, ni signos materiales de su milicia sacerdotal. Pero eran Sacerdotes en el ánimo. 

Ahora existe el vestido externo pero su corazón ya no es mío. 

Tengo piedad de vosotros, greyes sin pastores. Por esto todavía detengo mis rayos: porque tengo piedad. Se que mucho de lo que sois proviene de que no estáis sostenidos. 

¡Son demasiado pocos los Sacerdotes verdaderos que se parten a si mismos para prodigarse a sus hijos! Nunca como ahora es necesario rogar al Dueño de la mies, que mande verdaderos obreros a su mies, que cae mustia porque no es suficiente el número de verdaderos incansables obreros, sobre los cuales se posa mi ojo con bendiciones y amor infinitos y agradecidos. 

Como me gustaría poder decir a todos mis Sacerdotes: “¡Venid, siervos buenos y fieles, entrad en el gozo de vuestro Señor!”.
 
Reza por el clero secular y el conventual. 

El día en que el mundo no hubiera más Sacerdotes realmente sacerdotales, el mundo terminaría en un horror que la palabra no puede describir. Habría llegado el momento de la “abominación de la desolación”. Pero llegado con una violencia tan espantosa, por ser un infierno traído sobre la tierra. 

Reza y di que se rece para que toda la sal no se haga insípida en todos menos en Uno, en el último Mártir que estará para la última Misa, porque hasta el último día existirá mi Iglesia militante y el Sacrificio será cumplido. 

Cuantos más verdaderos Sacerdotes existan en el mundo cuando se hayan cumplido los tiempos, menos largo y cruel será el tiempo del Anticristo y las últimas convulsiones de la raza humana. Porque “los justos” de los que hablo cuando predigo el fin del mundo, son los verdaderos Sacerdotes, los verdaderos consagrados en los conventos esparcidos sobre la tierra, las almas víctimas, hilera desconocida de mártires que solo mi ojo conoce mientras que el mundo no los ve, y quienes actúan con verdadera pureza de Fe. Pero estos últimos son, aun sin que ellos lo sepan, consagrados y víctimas.
28.2.05 17:13

jueves, 12 de febrero de 2015

EL PATRÓN DE LOS SACERDOTES DEL MUNDO ENTERO

Sobre la vida del santo Cura de Ars

Lo que más me impactó sobre la vida del santo Cura de Ars









El cuerpo incorrupto del Santo Curo de Ars.



           Sirvan estos relatos de la vida de San Juan-María Vianney, el Santo cura de Ars, como desagravio de lo que ocurrió en la Parroquia del mismo nombre de Granada. Es increíble como Satanás, aún después de su muerte ocurrida después de más de 250 años, intenta desacreditar la imagen del que fue declarado Patrón de los Sacerdotes del mundo entero, uno de los más grandes Santos de la Iglesia Católica.


           Del extenso volumen sobre la vida del santo cura de Ars, Patrón de todos los Sacerdotes del mundo entero, escrita magistralmente por Monseñor Francis Trochú, y que consta en un libro de 664 páginas, se me quedaron grabadas varios pasajes que me impactaron sobremanera, pasajes que voy a intentar rememorar.

          Lo que más me llamó la atención es como, por la acción del Espíritu Santo, un personaje de una inteligencia mediocre, ya que era prácticamente el último de la clase del Seminario, del cual se llegó a expulsarle por su incapacidad de aprender latín, se llegó a transformar en un Santo de una capacidad teológica tal, que algunas personas lo quieren comparar con el mismísimo San Juan de la Cruz. 

         Y creo que esa transformación, solo se puede explicar por la acción del Espíritu Santo, y viene a contradecir lo que muchos piensan, los cuales poniendo la teología al nivel de cualquier otra Ciencia se creen que se puede acceder a conocer mejor a Dios a través de conocimientos intelectuales, como ocurre con cualquier otra ciencia como la Medicina o la Ingeniería. 

        Y aquí me vienen a la mente las palabras de nuestro Salvador, el cual afirmó: "Te doy gracias Padre, porqué has querido revelar estas cosas a los humildes y las has ocultado a los sabios". Y esa manera de proceder del Padre de las lumbres, es para mí algo maravilloso porqué si no fuera así, solo entrarían en el Reino los inteligentes y los cultos, cualidades que la mayoría de las veces, solo se obtienen gracias al nivel social, y quedan vedadas a los pobres y a los indigentes. 

         Recuerdo también que San Juan de la Cruz afirmó que el que se une a Dios místicamente, recibe la Ciencia infusa del conocimiento de las cosas de Dios, por esa razón, el Cántico Espiritual, obra maestra de la mística, la dedicó el Santo doctor a la Carmelita Ana de Jesús, que fue la monja que introdujo el Carmelo en Francia, y en Bélgica, diciéndole: "Aún que carezca Ud. de conocimientos escolásticos, esta obra la entenderá por su experiencia mística y por su unión con la Divinidad". 

         Pero volviendo al santo Cura de Ars: una de las virtudes que más destacan es su grandísima humildad, condición necesaria y suficiente para obtener la Gracia de dios, ya que su Majestad no puede comunicarse con los soberbios. 

          Cuando su fama comenzaba a extenderse por las Parroquias vecinas, empujados por la soberbia, los otros Párrocos se reunieron para mandar una carta al Obispo del lugar diciendo que por su gran ignorancia y falta de preparación teológica, el Cura de Ars tenía que ser cesado, ya que inducía a sus parroquianos a practicar una doctrina contraria a la moral Cristiana. Esa carta, con las firmas de los Párrocos, cayó en manos del Santo. Este, como se reconocía indigno de su ministerio, apoyó con su misma firma la solicitud, ¡Diciendo que quería ir a llorar su pobre vida en el Monasterio Trapense!. 

         En otra ocasión recibió una carta anónima de otro Párroco, en la cual se le indicaba su incapacidad, debida a su bajo nivel teológico, para desempeñar su cargo, el Santo reconoció la letra del Párroco, y le escribió diciéndole que solo él lo había comprendido, y que le ayudara para convencer al Obispo que lo trasladara a la trapa. Naturalmente, el Sacerdote al ver esa humildad que no podía ser fingida, vino a pedirle perdón y se convirtió en uno de sus más firmes defensores. 

        Otra cosa que llama la atención era su grado de penitencia: en cierta ocasión fue a predicar un retiro en un pueblo vecino y se alojó en casa de una anciana viuda, al final del retiro, el Obispo fue a visitarla para pagarle los gastos de manutención que había producido el Sacerdote, la viuda dijo que no había hecho ningún gasto, y que no se le debía nada.

        Todos se preguntaron cómo había sobrevivido estos días, hasta que la criada declaró que al llegar, le había pedido que le preparara una olla de patatas hervidas, de las cuales se había alimentado durante su estancia. 

         A un Sacerdote de una Parroquia vecina, que se quejaba de la falta de devoción de sus fieles, el Santo le preguntó: "¿Ha ayunado, hace Ud. penitencia y ofrece Ud. sacrificios para sus feligreses?". 

        Para una alma espiritual, la Santidad de una persona se descubre, como lo dice San juan de la Cruz, por sus actitudes, sus ademanes y sus gestos, y la verdadera humildad, aunque se quiera, no se puede ocultar. Esto es lo que ocurría con el Santo Cura de Ars. 

        Vemos que muchas almas se convertían solo al contemplarlo: en cierta ocasión, un ateo asistió a una misa celebrada por el Santo: al observarlo celebrar con el rito lionés, con las manos levantadas mucho tiempo al cielo, después de la consagración, al verlo, en la acción de gracias después de la misa, arrodillado un largo rato en el suelo ante el altar, ajeno a todo lo que le rodeaba, le causó tal impresión que se convirtió en el acto.

          En otra ocasión, un ateo empedernido, que vino a Ars solo a acompañar una devota, tuvo la ocasión de hablar con el Santo, éste le enseñó un crucifijo vertiendo abundantes lágrimas, lo que provocó una conversión inmediata. 

      Por fin terminaré con otras dos anécdotas importantísimas:

       - Contra la mentalidad relativista que impera hoy día: la del dios-merengue, que dice que por la gran misericordia de Dios, el infierno está vacío: el Santo Cura pasaba noches enteras delante del Santísimo, llorando, para que no se condenara ninguno de sus feligreses.

      - Contra la indiferencia del dios-bombón ante el pecado: en cierta ocasión un joven confesó todos sus pecados de juventud, el santo Cura, después de oírlo pasó un largo rato llorando, este le preguntó: 


"¿Padre, porqué llora Ud?, a lo cual le contestó: "hijo mío lloro por todos los pecados que has cometido y que tú no has sabido llorar".






miércoles, 11 de febrero de 2015

SAN PÍO DE PIETRELCINA, ¿QUÉ ES EL SANTO TEMOR DE DIOS?







VIDA DE SAN PÍO DE PIETRELCINA 

Por Elías Cabodevilla Garde, Capuchino.


  
Imposible presentar la lista completa de los sufrimientos del Padre Pío. Enumeremos sus múltiples y muy numerosas enfermedades: "No te entiendo, no sé que hacer contigo", le dijo el médico cuando el joven capuchino no había aún cumplido los 25 años: sus continuos ayunos; su trabajo extenuante en el confesionario; sus largas vigilias de oración por la noche; y sobre todo las "llagas" de las manos, pies y costado: "¿Qué creéis, que Jesús me las ha dado para simple condecoración o qué?", respondió al que le preguntaba si le producían dolor y molestias. Pero más dolorosos que los físicos fueron sus sufrimientos morales, (...) las calumnias gravísimas contra su persona y su ministerio; las "violentas y asiduas" tentaciones contra la fe, la esperanza y la pureza; y, sobre todo, el fenómeno místico de la noche oscura, que le acompañó durante casi toda su vida y le llevó a escribir:

       "Preferiría llevar mil cruces y hasta me sería dulce y llevadera toda cruz, si no tuviese esa prueba de sentirme siempre en la duda de si agrado o no al Señor en mis obras".




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PALABRAS DE SAN AGUSTÍN

  Dice esta antigua y bonita  imagen francesa de un recuerdo de Retiro espiritual, citando las palabras de San Agustín: 

    "Temed a Dios, para no retroceder. Para avanzar, amadlo".




Temed a Dios, para no retroceder
Para avanzar, Amadle

(San Agustín)
     
         Y eso es lo que ocurre cuando no hay temor de Dios, se retrocede porque ya no se tiene miedo de ofenderle, el alma se transforma de relativista en "quietista", y el peligro es latente, ya que el astuto Satanás le dice al alma: "Eres hijo de Dios, Él te perdonará, puedes permitirte esto y aquello, su gracia te sacará siempre de ahí" y como es un embustero, el mismo se contradice cuando susurra a las almas: "Nunca alcanzarás la Salvación, acuérdate de ese pecado, y de este y de aquel. Es lo contrario de lo que dice al pecador: "hagas lo que hagas, Dios te querrá siempre, tienes que estar a gusto con tus pecados". Eso es lo que predican hoy día muchos relativistas, que transforman la sagrada Religión en una "barra libre", donde todo está permitido.

        Y es que el demonio sabe sobradamente que el alma que se entrega al pecado y al vicio, se vuelve ciega, porque al alejarse la gracia de Dios por culpa del pecado, él tiene las de ganar. Y también sabe que el alma que ha probado la dulzura del amor de Dios, la tiene siempre perdida.