MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

**
****************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************

rep

viernes, 11 de diciembre de 2015

DEL EVANGELIO COMO ME HA SIDO REVELADO: DISCURSO DE JESÚS: “YO SOY EL SEÑOR TU DIOS”

Icono ortodoxo: Jesús, Sublime redentor,
y María la Corredentora


Jesús perdona a un pecador homicida profundamente arrepentido, que había matado a su madre, y envenenado a su hermano para heredar, y gastarse los dineros en prostíbulos. Esos pecados confesados a Juan Bautista, hizo que le recriminó de tal modo, que tuvo que huir.

Emocionantes y estremecedores palabras de Jesús, que nos indican que siempre que haya un arrepentimiento proporcional  a la culpa, Jesús perdona, y llega a decir que las lágrimas del culpable producen el lavado y el bautizo del alma. 

************************************************************************************************

Desde ayer, la gente se ha duplicado por lo menos. Hay también personas de clases menos comunes. Algunos han venido en burros y están ingiriendo comida bajo el cobertizo, en cuyos palos han atado sus asnos, en espera del Maestro.
(...) “¡Pero hombre, como, ¿cómo piensas que los escribas y fariseos deseen oír sus palabras?! Esos son víboras e hienas, como los llama el Bautista”.
“Yo quería que me curase. ¿Ves? Tengo una pierna con gangrena. He sufrido lo indecible para venir aquí en burro. Pero le he buscado en Sión y ya no estaba…” dice uno.
“Le han amenazado de muerte…” responde otro.
“¡Perros!”.
“Si. ¿De dónde vienes?”
“De Lida”.
“¡Un largo camino!”.
“Yo…yo quisiera expresarle un pecado mío…Se lo he manifestado al Bautista…pero me ha recriminado de tal modo, que he huido. Creo que ya no podré ser perdonado…” dice un tercero”.
¿Pues qué es lo que has hecho?”.
“Mucho mal. A Él se lo manifestaré. ¿Qué opináis? ¿Me maldecirá?”
“No. Le he oído hablar en Betsaida. Casualmente me encontraba allí. ¡¡¡Qué palabras!!! Hablaba de una pecadora. ¡Ah…, casi habría deseado ser ella para merecerlas!...” dice un anciano de aspecto grave.
“Ahí viene”, grita un grupo de personas.
“¡Misericordia! ¡Me da vergüenza!” dice el hombre que se siente culpable, y trata de huir.
“¿A donde huyes, hijo mío? ¿Tanta negrura tienes en el corazón, que odias la Luz hasta el punto de tener que huir de ella? ¿Has pecado tanto como para tener miedo de Mí: Perdón? ¿Pero qué pecado puedes haber cometido? Ni aún en el caso de que hubieras matado a Dios deberías tener miedo, si en ti hubiera verdadero arrepentimiento. ¡No llores! O ven, lloremos juntos”.
Jesús, que alzando una mano había hecho que se detuviera el fugitivo, ahora le tiene estrechado junto sí, y se vuelve a quienes están esperando y dice: “Un momento solo, para aliviar a este corazón. Después estoy con vosotros”.
Y se aleja hasta más allá de la casa, Jesús (...) continúa unos diez pasos  y se detiene: “¿Qué has hecho, hijo?”.
El hombre cae de rodillas. Es un hombre que tiene unos cincuenta años; un rostro quemado por muchas pasiones y devastado por un tremendo secreto. Tiende los brazos y grita: “Para gozarme con las mujeres toda la herencia paterna, he matado a mi madre y a mi hermano…Desde entonces no he vuelto a tener paz…Mi alimento… ¡sangre! Mi sueño… ¡pesadilla!... Mi placer… ¡Ah! en el seno de las mujeres, en su grito de lujuria sentía el hielo de mi madre muerta y el jadeo agonizante de mi hermano envenenado. ¡Malditas las mujeres del placer, áspides, medusas, murenas insaciables, perdición, perdición, mi perdición!”.
“No maldigas, Yo no maldigo…”“¿No me maldices?”.“No, ¡lloro y cargo sobre Mí tu pecado!... ¡Cuanto pesa! Me quiebra los miembros, pero aún así lo abrazo estrechamente para anularlo por ti…y a ti te concedo el perdón. Si. Yo te perdono tu gran pecado”. Extiende Jesús las manos sobre la cabeza del hombre, que está sollozando, y ora: “Padre, mi sangre será derramada también por él. Por ahora, llanto y oración. Padre, perdona porque está arrepentido. ¡Tu Hijo a cuyo Juicio todo ha sido remitido, así lo quiere!...”.Permanece así durante unos minutos, luego se agacha para levantar al hombre y le dice: “La culpa queda perdonada. Está en ti ahora el expiar, con una vida de penitencia, cuanto queda de tu delito.
“¿Dios me ha perdonado? ¿Y mi madre? ¿Y mi hermano?”.
“Lo que Dios perdona queda perdonado por todos, quienesquiera que sean. Ve y no vuelvas a pecar nunca”.
El hombre llora aún con más intensidad y le besa la mano. Jesús le deja con su llanto y vuelve hacia la casa (...)
Ya está en su puesto. Empieza a hablar:
“Un alma ha vuelto al Señor. Bendita sea su omnipotencia, que arranca de las circunvoluciones de la serpiente demoníaca, a sus almas creadas, y las conduce de nuevo por el camino de los Cielos.
¿Por qué esa alma se había perdido? Porque había perdido de vista la Ley.
(...)
La primera palabra del Padre y Señor es esta: “Yo soy el Señor, Dios tuyo”.
En cada instante del día, la Voz de Dios pronuncia esta palabra y su dedo la escribe. ¿Dónde? Por todas partes. Todo lo dice continuamente: desde la hierba a la estrella, desde el agua al fuego, desde la lana al alimento, desde la luz a las tinieblas, desde el estar sano hasta la enfermedad, desde la riqueza hasta la pobreza.”Todo dice:  “Yo soy el señor. Por Mí, tienes esto. Un pensamiento Mío te lo da, otro te lo quita y no hay fuerza de ejercito ni de defensas que te pueda preservar de Mi voluntad”. Grita en la voz del viento, canta en la risa del agua, perfuma en la fragancia de la flor, se incide sobre las cúspides montanas, y susurra, habla, llama, grita en las conciencias:
 Yo soy el Señor Dios tuyo”.
¡No os olvidéis nunca de ello! No cerréis los ojos, los oídos, no estranguléis la conciencia para no oír esta palabra. Es inútil, ella es; y llegará el momento en que la pared de la sala del banquete, o en la agitada ola del mar, o en el labio del niño que ríe, o en la palidez del anciano que se muere, en la fragante rosa o en la fétida tumba, será escrita por el dedo de fuego de Dios. Es inútil, llega el momento en que, en medio de las embriagueces del vino y del placer, en medio del torbellino de los negocios, durante el descanso de la noche, en un solitario paseo…ella alza su voz y dice:
“Yo soy el Señor Dios tuyo”, y no esta carne que besas ávido, y no este alimento que, glotón, engulles, y no este oro que, avaro, acumulas, y no este lecho sobre el que te huelgas, y de nada sirve el silencio, o el estar solo, o durmiendo, para hacerla callar.
“Yo soy el Señor Dios tuyo”, 
Soy el compañero que no te abandona, el Huésped que no puedes echar. ¿Eres bueno? Pues el huésped y compañero es el Amigo bueno. ¿Eres perverso y culpable? Pues el huésped y compañero pasa a ser el Rey airado, y no concede tregua, Mas no deja, no deja, no deja. Solo a los réprobos les es concedido el separarse de Dios. Pero la separación es el tormento insaciable y eterno.
“Yo soy el Señor Dios tuyo”, y añade: “que te saqué de la Tierra de Egipto, de la casa de la esclavitud”. ¡Oh, con que verdad ahora lo dice! ¿De que Egipto, de qué Egipto te saca, hacia la Tierra prometida, que no es este lugar, sino el Cielo, el Eterno Reino del Señor en que no habrá ya hambre y sed, frío ni muerte, sino que todo rezumará Alegría y Paz, y de paz y Alegría, se verá saciado todo espíritu!
De la esclavitud verdadera ahora os saca. He aquí el Libertador. Yo soy. Vengo a romper vuestras cadenas. Cualquier dominador humano puede conocer la muerte, y por su muerte, quedar libres los pueblos esclavos. Pero Satanás no muere. Es eterno. Y es él el dominador que os ha puesto grilletes para arrastraros hacia donde desea. El Pecado está en vosotros, y el Pecado es la cadena con que Satanás os tiene cogidos. Yo vengo a romper la cadena. En nombre del Padre vengo, y por deseo Mío.
He aquí que, por tanto se cumple la incomprendida promesa: “Te saqué de Egipto y de la esclavitud”.Ahora esto tiene espiritual cumplimento. El Señor Dios vuestro, os saca de la tierra del ídolo que sedujo a vuestros Progenitores, os arranca de la esclavitud de la Culpa, os reviste de Gracia, os admite en su Reino. En verdad os digo que quienes vengan a Mí podrán con dulzura de Paternal voz, oír al Altísimo decir en su corazón Bienaventurado: 
“Yo soy el Señor Dios tuyo y te traigo hacia Mí, libre y feliz”.
Venid. Volved al Señor corazón y rostro, oración y voluntad. La hora de la Gracia ha llegado”.
Jesús ha terminado. Pasa bendiciendo y acariciando a una viejecita y a una niñita morenilla y toda risueña.
“Cúrame, Maestro. ¡Me aflige un mal grave!” dice el enfermo de gangrena.
“Primero el alma, primero el alma, haz penitencia…”
“Dame el Bautismo como Juan, no puedo ir a él. Estoy enfermo”.
“Ven”. Jesús baja hacia el río que se encuentra pasados dos grandísimos prados y el bosque que le oculta. Se descalza, como también lo hace el hombre que hasta allí se ha arrastrado con las muletas. Descienden hacia la orilla, y Jesús, haciendo copa con las dos manos unidas, esparce el agua sobre la cabeza del hombre, que está dentro del agua hasta la mitad de las espinillas.
“Ahora quítate las vendas” ordena Jesús mientras vuelve a subir el sendero.
El hombre obedece. La pierna está curada. La multitud grita de estupor.
“¡Yo también!”; “¡Yo también!”; “¡Yo también el Bautismo dado por Ti!” gritan muchos.
Jesús, que ya está a medio camino, se vuelve: “Mañana. Ahora marchaos y sed buenos. La Paz sea con vosotros”
Todo termina y jesús vuelve a casa, a la cocina que está a oscuras a pesar que sean todavía las primeras horas de la tarde.
Los discípulos se le arremolinan en torno. Y Pedro pregunta: “Ese hombre al que has llevado detrás de la casa, ¿Qué tenía?”

“Necesidad de purificación”

“No ha vuelto, de todas formas, y no estaba entre los que pedían el bautismo”
“Ha ido a donde lo he mandado”
“¿A dónde?”
“A expiar, Pedro”
“¿A la cárcel?”
“No. A hacer penitencia todo el resto de su vida”.
“¿No se purifica entonces con el agua?”
“Es agua también el llanto”.
(...) “¿Y cuando nos vas a habilitar para hacer milagros?” sigue preguntando Judas.
“¿Nosotros hacer milagros?, ¿nosotros? ¡Misericordia eterna! ¡ Y eso que bebemos agua pura! ¿Nosotros, milagros? Pero muchacho, ¿estás delirando?. Pedro está escandalizado, asustado, fuera de sí.
“Él nos lo dijo en Judea. ¿O acaso, no es verdad?”.
“Si, es verdad, lo dije. Y lo haréis. Más mientras en vosotros haya demasiado carne, no tendréis milagros”.
“Haremos ayunos” dice Judas Iscariote.
“No se requieren ayunos. Cuando digo carne, quiero decir las pasiones corrompidas, la triple hambre, y tras esa pérfida trinidad, el séquito de sus vicios…Como hijos de una inmunda, bígama unión, la soberbia de la mente engendra, con la avidez de la carne y del poder, todo lo malo que hay en el hombre y en el mundo”.
“Nosotros lo hemos dejado todo por Ti, replica Judas.
“Pero no a vosotros mismos”.
“¿Entonces, tenemos que morir”, con tal de estar contigo, lo haríamos; yo al menos…”.
“No. No pido vuestra muerte natural. Pido la muerte de la animalidad y el satanismo en vosotros, y este no muere mientras se siga satisfaciendo el hambre de la carne y mientras haya en vosotros mentira, orgullo, ira, soberbia, gula, avaricia, acidia”.
“¡Somos muy humanos, junto a Ti, muy Santo!” dice sumisamente Bartolomé.
“Y siempre fue tan Santo. Nosotros lo podemos decir” afirma el primo Santiago.
“Él sabe como somos… Y no debemos desanimarnos, sino decirle solo: “Danos día a día la fuerza de servirte. Si nosotros dijéramos: “No tenemos pecado”, resultaríamos engañados y engañadores. ¿Y de quién al final? ¿De nosotros mismos que sabemos lo que somos, aunque no queramos decirlo? ¿de Dios, al cual no se le puede engañar?
Pero si decimos: “Somos débiles y pecadores. Ayúdanos con tu fuerza y tu perdón”, entonces Dios no nos defraudará, y en su bondad y justicia nos perdonará y nos purificará de las iniquidades de nuestros pobres corazones”.

“Dichoso tú, Juan, porque la Verdad habla en tus labios, que tienen perfume de inocencia y solo besan el adorable Amor” dice Jesús levantándose, y atrae hacia su corazón el predilecto, que ha hablado desde su rincón oscuro.


miércoles, 9 de diciembre de 2015

LA ABSOLUTA NECESIDAD DE LA CRUZ PARA ALCANZAR LA VIDA ETERNA


La imagen de la Stma. Trinidad en la Tierra: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo



EL SÍMBOLO DE LA Stma. TRINIDAD

San Juan de la Cruz:
El que, a través de sus escritos místicos que explican claramente las Santas Escrituras, simboliza a Dios Padre entregando a Moisés las Tablas de la Ley.

Santa Teresa de Jesús:

La imagen de Jesús que predicó y recorrió Tierra Santa para fundar a su Iglesia Católica, de la misma manera, la mujer inquieta y "andariega", recorrió toda España para fundar el Carmelo, que luego se extendió al mundo entero.

Santa Teresita del Niño Jesús:

Sus palabras fueron: en la Iglesia seré el Amor, mandaré desde el Cielo una lluvia de rosas sobre la Tierra, es el símbolo del Espíritu Santo, el cual es el Amor, que manda sus gracias a toda la Tierra.



***************************************



Las insensatas palabras de S. Juan de la Cruz, para el que no tiene fe, verdadera locura para el mundo, y que son sublime Sabiduría para el verdadero Creyente, como así lo dice S. Pablo, las explica con toda claridad el místico Doctor, reformador del Carmelo, que ha dado tantos Santos a la Iglesia.

S. Juan de la Cruz, siempre me ha seducido no solo porqué mi madre, ha sido terciaria de la Orden del Carmen y toda mi juventud la oí hablar de él, con profunda sabiduría, siendo así que en la misa de su entierro en Francia, el Sacerdote explicó que todas sus lecturas consistían en las obras de S. Juan de la Cruz, de Santa Teresa y de Santa Teresita,  tres sublimes Doctores de la Iglesia .

Pero sobre todo porqué todas las afirmaciones del Santo están siempre razonadas y apoyadas por citas bíblicas, interpretaciones que han sido aprobadas por la Santa Iglesia Católica, a la cual él mismo dice en sus escritos con suma humildad, que las somete todas a su buen criterio, lo que se adapta perfectamente a un espíritu cartesiano, que necesita demostraciones para entender los razonamientos.

Para alcanzar la Vida Eterna que es la fusión y la transformación del alma con la Divinidad, cuya imagen es la unión humana de la esposa con el esposo, relatada en el Cantar de los Cantares de la Biblia, el alma tiene que depurarse completamente de todas sus imperfecciones, lo que tiene lugar en las noches activas y pasivas de los Sentidos, y para desarraigar esas tendencias, tiene que pasar por las noches pasivas y activas del Espíritu, horrendas noches, por las cuales han caminado todos los Santos que  han conseguido unirse en esta tierra con la Divinidad siguiendo la doctrina de la Cruz.

Y tiene que depurarse de todas esas imperfecciones porqué, según lo explica el Santo, la Filosofía enseña que dos contrarios no pueden caber en un mismo sujeto. Como Dios es la infinita Pureza y Perfección, a la fuerza, la impureza e imperfección tienen que quedar aniquiladas, entonces el alma libre de todas sus ataduras, se transforma en Dios, y es Dios por participación porqué se ha fundido en Él.

            Todos en más o menos grado somos imperfectos y tenemos tendencia a ir tras nuestros apetitos desordenados: apetitos carnales, que el Santo no describe porqué para él y para los que siguen sus enseñanzas, ya los supone superados, pero sobre todo apetitos e imperfecciones espirituales como son la pereza, la gula, la soberbia, la ira, la envidia, etc…, etc… En sus escritos de la Subida al Monte Carmelo van detallados todos esos defectos espirituales, de una manera tan clara, que se ve uno reflejado en cada uno de ellos.

La alegoría del tronco de leña en el fuego, es la que elige S. Juan de la Cruz para explicar este proceso de unión mística con Dios: El alma imperfecta, para transformarse en ascuas ardientes, tiene que comenzar su proceso, desechando todas sus imperfecciones, lo que se traduce por el humo y el hervor de la humedad de la madera, que hasta huele mal, necesarios para que pueda transformarse en ascuas puras y relucientes, es decir en el fuego que es el mismo Dios.

Ese humo y hervor de la humedad de la madera significan la purificación del alma que es  el sufrimiento de la Cruz, verdadera espada flameante de los Querubines que guardan la Entrada del Paraíso.

Decía S. Juan de la Cruz a un hermano que le reprochaba su gran penitencia:

“Si en algún tiempo, hermano mío alguno, fuese Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni la abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino penitencia y más penitencia, y desasimiento de todas las cosas y jamás, si quiere llegar a la Posesión de Cristo, lo busque sin la Cruz”.

Los que no han querido o no han podido pasar por esta purificación en esta tierra, si han de entrar en el Reino de los Cielos, tendrán que hacerlo en el Purgatorio. A este efecto, dice el Santo que se gana más aquí en la Tierra, en una hora de sufrimiento ,que muchos años en el Purgatorio.

“Si no te dejas llevar en todo por la Santa Obediencia, aunque más te parezca que aciertas, no dejarás de ser engañado por el demonio”

Palabras que se aplican hoy día a los “Teólogos” disidentes, progresistas que se desvinculan de la Jerarquía Católica tradicional y que quieren que sus enseñanzas se apliquen a la Santa Iglesia Católica, y que Roma se pliegue a sus ideas. A este respeto, también se puede decir que Satán es un “Teólogo” dotado de un conocimiento profundo de Dios y de las Escrituras, y que quiere lo mismo que los Progresistas.

“A la tarde de tu vida, te examinarán en el Amor: aprende a amar como Dios quiere ser amado, y deja tu condición”

Célebres palabras del Místico estático, que han pasado al mundo entero, pero que encierran unas enseñanzas que van mucho más allá de lo que interpreta la mayoría de la gente, es una cosa que muy poca gente entenderá: El Amor a la persona tiene que ser proporcional a su grado de Virtud, y como lo dice el Santo: más una persona es Santa, más es digna de ser amada, porqué hay una identificación entre un Santo y su sublime Modelo que es Jesús, y entonces cuanto más se ama a Jesús, más se ama el Santo, y cuanto más se ama al Santo, más se ama a Jesús.

Eso no quiere decir que no hay que amar al pecador, pero no es el mismo amor que hay que tenerle a la persona virtuosa: Uno es el Amor unitivo, y otro es el amor de compasión.

Este simple razonamiento es incomprensible por los relativistas, no solo es rechazado, pero el que no está de acuerdo con su manera de ver, se le tacha de equivocado, esto me ocurrió cuando con toda la buena fe del mundo dije: “No se puede amar de la misma manera a Jesús, que al sádico pecador que no se arrepiente”.

           Recuerdo en el día de su fiesta, algunos pasajes de su vida que me impactaron de manera tal, que han quedado grabados en mi memoria:

-Su gran humildad que se encuentra siempre en todos los Santos, y está siempre ausente de los grandes pecadores: a este respeto el Santo afirmaba que el que tiene verdadera presencia de Dios, es de una humildad tal, que aunque la quiera disimular, no puede hacerlo, por mucho que intente ocultarla.

Recuerdo haber leído en su Vida, que al ser increpado con acritud en su convento, por un hermano, se puso de rodillas ante él, besando el suelo, lo que apagó la furia de su contrincante.

Como siempre, para que se entienda mejor, el Santo lo explica con la alegoría del rayo de sol que es la presencia de Dios, cuando penetra en una habitación oscura que es el alma: este rayo ilumina y pone en evidencia hasta las más insignificantes motas de polvo que flotan en el aire, las cuales representan las imperfecciones del hombre.

Fue el Alma del Reformador del Carmelo que ha dado tantos grandes Santos a la Iglesia, siendo Santa Teresa de Jesús, el modelo y la mano, que hizo posible las fundaciones y las reglas del Carmelo. Su sublime doctrina en donde relata lo que siente el Alma cuando poco a poco se va acercando a Dios, y la descripción de las sensaciones que experimenta en presencia de la Divina Majestad, no ha sido superada aún, y creo que nunca lo será, por ningún ser humano.

Y así lo vemos, escondido y arrobado en una Ermita del Convento en Segovia, cuando era Prior, y llamado por un Hermano para atender a un asunto del mundo, tener que golpearse los nudillos de las manos en las paredes, para volver en sí, nudillos que tenía descalabrados de tanto golpearlos.

Su amor a la Cruz: después de su estancia en la cárcel de nueve meses en Toledo, recluido por sus hermanos Carmelitas Calzados, en una estrecha habitación sacándole todos los viernes a Capítulo para ser azotado públicamente, alimentado con unas pobres sardinas, y después de haberse escapado, se refugió en el Convento de las Carmelitas Descalzas, para esconderse de sus perseguidores, ahí, agarrado a las rejas, confesaba a las Hermanas, su alegría por haber sufrido ese prolongado calvario.

        Su continua penitencia, que le hizo azotarse él mismo, por haber descansado más de la cuenta después de un largo viaje, en sus caminatas por Andalucía cuando era Definidor General del Carmelo, y cuando en uno de sus viajes rechazó dos pequeñas truchas de una posada, diciendo a su compañero que eso no era manjar para un Descalzo,

     Naturalmente, todas esas penitencias le acarreaban intensas persecuciones de parte de Satán. A este respeto, siendo confesor de las Carmelitas, viviendo con un compañero en una casa contigua al Carmelo de Ávila, en donde el Santo logró transformar una comunidad de 200 monjas relajadas en autenticas ascetas, cuentan que su compañero lo encontró tirado por el suelo, y le confesó que no sabía como el demonio lo había dejado con vida.









viernes, 4 de diciembre de 2015

LA PAZ Y LA TRANQUILIDAD DE LOS TIBIOS: "MAS PORQUE ERES TIBIO, ESTOY PARA VOMITARTE DE MI BOCA" (Ap 3, 16)


SOLO SE PUEDE VENCER A SATANÁS CON LA
 AYUDA DE DIOS



En el mundo actual, he encontrado una serie de personas, y lo más grave, consagrados, que no creen ni en las posesiones, (que dicen que son enfermedades mentales), ni en los exorcismos (que dicen que ¡son debidas al efecto placebo!, como me dijo cierto Sacerdote, que tenía conocimientos de Psiquiatría). 

No hay duda alguna que estos individuos nunca sufrieron persecuciones como son ataques indirectos,  situaciones en las cuales, el demonio aterroriza a los que aman a Dios, porque predican su Doctrina con Santo temor, sin hablar de los ataques directos como los que sufrieron los grandes Santos como S. Pablo, S. Juan de la Cruz, Sta. Teresa de Jesús, el Santo Cura de Ars, el Padre San Pío de Pietrelcina, y tantos más.

Son individuos pues, sin emitir juicio, solo por pura lógica, tampoco han estado sometidos a grandes tentaciones, ya que para ser Santos, hay que sufrir la persecución de Satanás, y aún así, mantenerse fieles, como así está muy bien explicado en este escrito de los Cuadernos de Mª Valtorta de 1.944.

Lo que sí es de sobra conocido, es que el enemigo ataca a los Santos, porque no los tiene a su alcance, y deja tranquilos a los mediocres porqué los tiene a su merced, por eso unos creen firmemente en la acción del Demonio, y los otros no.


CARTA A LA IGLESIA DE ESMIRNA
(Ap.2, 8-11)

Al ángel de la Iglesia de Esmirna, escribe:
Esto dice el primero y el último, que estuvo muerto y ha vuelto a la vida: Conozco tu tribulación y pobreza, aunque estés rico, y la blasfemia de los que dicen ser Judíos, y no lo son, antes son de la Sinagoga de Satán. Nada temas por lo que tengas que padecer. Mira que el diablo os va a arrojar a algunos en la cárcel para que seáis probados, y tendréis una tribulación de diez días.

Se fiel hasta la muerte, y te daré la corona de la vida. El que tenga oídos oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El vencedor no sufrirá daño en la segunda muerte.




De  los cuadernos de María Valtorta
(Dictado del 19-9-1.944)

Dice Jesús respondiendo a ciertas reflexiones mías:

              “Lucifer es inteligentísimo, además de ser astuto, emplea la astucia para urdir acechanzas, pero emplea la inteligencia para pensar si puede arruinar a una criatura y cuándo y como puede hacerlo y por lo tanto apenarme. Puedes estar segura que jamás derrocha su tiempo.

               Y como tiene mucho que hacer en la numerosa población del globo, por más que sea omnipresente en la Tierra y por más que la exigua atención del hombre y su escasa voluntad hacia el bien conviertan la ya enorme potencia de Lucifer en casi omnipotencia sobre las criaturas, tiene que calcular bien su tiempo y no perder un minuto para trabajar con provecho. Con el nefasto provecho de colmar sus cofres infernales con los tesoros que le roba a Dios, es decir, las almas.

              En verdad, es un incansable trabajador. En lo alto, el Incansable obra el bien para vosotros. En las profundidades, el incansable obra el mal para vosotros. Y en verdad te digo que este es más afortunado que Dios. Sus conquistas son más numerosas que las mías. Mas como puedes comprender bien por la premisa, aun siendo astuto e inteligente, estando tan atareado no puede concederse el lujo de ocuparse de todos en igual medida. Y no se lo concede.

             ¡Oh, aunque lo sea en el ámbito del mal, es un asceta de la idea que persigue, está entregado por completo a ella, no se distrae, no se aviene a transacciones ni a desfallecimientos ni a postergaciones! ¡Oh, hombres, si vosotros fuerais en cuanto al  bien lo que es Satanás en cuanto al  mal! Más no lo sois.

              Cuando una criatura nace a la inteligencia, Lucifer se ocupa poco de ella; se limita a observarla escudriñándola como a un probable chivo de su rebaño infernal en el futuro. Pero a medida que la criatura comienza a saber pensar, a saber emplear su voluntad, es decir cuando ya ha pasado los siete años, Lucifer aumenta sus atenciones y empieza su adoctrinamiento.

             El  ministerio angélico instruye y conduce a los espíritus con palabras de luz. El ministerio satánico instruye e instiga a los espíritus con palabras de tinieblas. Es una lucha interminable. Que venza o pierda el uno, que venza o pierda el otro, el ángel de la luz y el ángel de las tinieblas combaten en torno a un espíritu hasta el último minuto de su vida mortal, para arrebatarse recíprocamente la presa, el uno para devolvérsela a su Señor, en la luz, luego de haberla tutelado por todo su día terrena; el otro para arrastrarla en las tinieblas si, por último la victoria fue suya.

              Mas entre esos dos que combaten, hay otro ser que, en el fondo es el personaje más importante: está el hombre por el cual los dos combaten. Está  el hombre libre de seguir su voluntad y dotado de inteligencia y razón, munido de la fuerza incalculable de la Gracia, que le han concedido el Bautismo y que los Sacramentos le mantienen y le aumentan.

             Como tú sabes, la Gracia es la unión del alma con Dios. Por este motivo tendría que daros una fuerza tal que os hiciera inaferrables e incorruptibles ante las insidias y corrupciones satánicas, puesto que la unión con Dios tendría que convertiros en semidioses. Mas para permanecer siendo tales hay que quererlo; hay que decirle a Satanás y a si mismos: “Yo pertenezco a Dios y quiero ser solo de Dios”. Por eso es necesario obedecer los preceptos y consejos; por eso es necesario un esfuerzo continuo para seguir, perseguir, conquistar el bien, un bien cada vez mayor; por eso es necesario observar absoluta fidelidad y constante vigilancia; por eso es necesario heroísmo para vencerse a sí  mismos y vencer lo exterior, frente a las seducciones de la concupiscencia trina y en sus múltiples aspectos.

              Pocos, muy pocos, excesivamente pocos, saben hacer estas cosas. Entonces, ¿qué pasa? Entonces, Satanás se ocupa poco de ellos, que pueden ser capturados fácilmente, cuando el lo quiera y que, una vez capturados, se encuentran inertes, sin intentar huir. Actúa con ellos como el gato con el ratón. Les coge,  les aprieta un poco, les aturde y luego los deja, limitándose a propinarles un nuevo zarpazo, un nuevo mordisco, si advierte la señal de una tímida fuga. Pero hace sólo eso. Sabe que son “suyos” y no pierde mucho tiempo por ellos ni usa mucha inteligencia.

             ¡En cambio con los “míos”, con los “míos” es otra cosa! Los “míos” son la presa que aguijonea sobremanera su hambre maligna. Son los “inaferrables”. Y Satanás, como un cazador experto, sabe que es meritorio capturar la presa difícil. Son la “dicha” de Dios y Satanás festeja mucho cuando puede darle un dolor a Dios, cuando puede ofenderle y desilusionarle. Vive de odio. Del mismo modo que Dios vive de Amor. Él es el Odio así como Dios es el Amor  El odio es su sangre así como el Amor es la mía. He aquí por qué multiplica los cuidados y la vigilancia en torno a uno que es “mío”.

             Entrar en una fortaleza desmantelada es un juego de niños. No le interesa al cruel  rey del Infierno. Le interesan las fortalezas de Dios, las rocas puras y lisas, límpidas como el cristal, resistentes como el acero, que llevan esculpido en todas partes, aún en las honduras más profundas, el nombre más santo: el nombre de Dios. Es más propio de esas profundidades, el nombre filtra como un fluido que emana desde lo íntimo hacia el exterior. Es el nombre que aman, que sirven, que pronuncian, con el espíritu en adoración, a cada latido de su corazón. 

Por eso el gozo de Satanás consiste en cogerles, en cogeros, en arrebataros a Mí, en borrar ese Nombre de vuestro Ser Trino, hecho de espíritu, carne y razón, y hacer de vosotros que sois las flores de mi jardín, inmundicia para su infierno y luego reír, arrojando su risa blasfema contra el  trono divino, reír por su victoria sobre el hombre y sobre Dios.

              Cuanto más sois “míos”, más se empecina en haceros suyos. Y como en vosotros existe una voluntad y una vigilancia asiduas, él, el Astuto, no os sigue y persigue con el método que emplea para los demás. Por el contrario, os ataca a traición, manteniendo distancias cada vez más largas, en los momentos más imprevisibles y con los motivos más inesperados. Se aprovecha del dolor, de la necesidad, del abandono, de las desilusiones y se abalanza como una pantera sobre vuestra desconsolada debilidad, sobre vuestra atónita debilidad de ese momento con la esperanza de venceros esta vez para rehacerse de todas las veces que le habéis vencido.

              ¿Cuáles son sus medios? Son infinitos. ¿Cuál es su método? Es uno solo: la dulzura benévola, engañosa, la palabra meditada y calma, la apariencia de un amigo que ayuda, que está dispuesto a ayudar.

              ¿Ya has sufrido estos asaltos? Los sufrirás aún, serán numerosos y cada vez más astutos. ¡Oh, que rencor hacia Mí y hacia ti! Cada vez más sufrirás estos asaltos y serán tan sutiles que lograrán engañar hasta el más listo. Quiero decir “listo” desde un punto de vista humano pues, ¡sonríe, oh alma que amo!, la sencillez que está impregnada totalmente de Dios, y que así se conserva, es impenetrable a cualquier sutileza.

              Los asaltos herirán tu carne. Mas la cicatriz que marca la carne representa el  honor del soldado y afirma: “Esta señal es la prueba de una batalla viril”. Y cuanto mas la carne del soldado está marcada por estas señales, tanto mas el mundo se inclina ante ese valiente. En las batallas espirituales sucede lo mismo. Y vuestras heridas, que no dañan el espíritu sino que cubren de livor solamente la envoltura del espíritu-rey, constituyen vuestro honor. Y por ellas seréis honrados en el Cielo.

              En verdad te digo que llamáis “mártires” solo a los que perecieron por obra de los tiranos. Pero lo son todos mis Santos, porque para ser Santos, debieron sufrir la persecución de Satanás y aún así, mantenerse fieles. ¡Gloria a los que vencen! Las palmas celestes son para vosotros”.




                                 


jueves, 3 de diciembre de 2015

SOLO LA IGLESIA CATÓLICA ES LA NUEVA ARCA DE LA ALIANZA, QUE CONTIENE EL MANÁ (LA EUCARISTÍA), EL CAYADO DE MOISÉS (LA SANTA CRUZ) Y LAS TABLAS DE LA LEY (LA BIBLIA)


Dios se comunica con su divina Gracia de una manera 
proporcional a su grado de Humildad






COMENTARIO: los nuevos Fariseos.

El Problema es que han surgido multitud de "reformadores", que se creen elegidos, y enviados por Dios, y pretenden estar en la Luz, y desprecian a todos los que no piensan como ellos.



Son en la Iglesia Católica, los que se toman por grandes teólogos del tipo Queiruga, Massiá, Hans Küng, y tantos más, y todos los partidarios de la teología de la secularización, de la democratización de la Iglesia, cuando en realidad Cristo fundó una Iglesia Monárquica, dando plenos poderes a su Iglesia y a su Embajador en la Tierra, Pedro y sus sucesores.


Y son también toda la multitud de sectas Protestantes, frutos del renegado Lutero, Calvino y Enrique VIII, que al no tener la promesa de invencibilidad dada por Jesús a su Santa Iglesia Católica: "Las puertas del Infierno no prevalecerán", ha producido un verdadero "puzzle" de iglesias, que al unirlas entre ellas, aparece el retrato del mismísimo Satanás, su Padre, ya que todas se dicen depositarias de la Verdad, que es única, y no variopinta, apoyándose en su manera particular de entender la Biblia, ya que al carecer de la Gracia de Dios, nunca podrán llegar a entender su verdadero significado espiritual.

Y es que citan las palabras de la Biblia y de los Evangelios interpretándolas literalmente, sin entender el sentido espiritual de las mismas. Por ejemplo, las palabras de Jesús que dicen:

Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque muera vivirá; y todo el que todavía está vivo y cree en mí, no morirá jamás. (Juan 11, 25-26)

Estas palabras interpretadas literalmente, como lo hacen la mayoría de los Protestantes, son heréticas, parecen decir: solo creyendo en mí, estáis salvados, y seréis inmortales, y entonces de ahí sale la falsa interpretación: tenéis "barra libre", si creéis en mí, hagáis lo que hagáis, estáis salvados.

Y recuerdo una anécdota de cuando estaba trabajando en Barcelona del año 1.965 al 1.970, mi empresa Puba S.A, donde trabajaba de Ingeniero, construyó una fábrica de papel para la Empresa Papelera Capdevila-Tambar S.A., y siendo la maquinaria finlandesa los directivos fueron a ese País, para firmar el contrato, y para celebrar el acontecimiento, se fueron a celebrarlo en un próstibulo, diciendo: "Nosotros, como somos luteranos nos lo podemos permitir, vosotros no podéis por ser católicos" (sic)

La verdadera interpretación no mía, pero de los Santos Padres avalada por la santa Iglesia Católica, es la siguiente:

Yo soy la resurrección y la vida, el que crea de verdad en mí, aunque muera vivirá:

Quiere decir, no solo el que crea que Jesús es el Hijo de Dios, ya que eso lo ha confesado abiertamente Satanás cuando Jesús exorcizaba, pero además, el que cumple con mis enseñanzas, el que es como un niño, humilde y obediente, y el que cree en mi Embajada en la Tierra, la Santa Iglesia Católica por él fundada, el que se alimenta de la carne y la Sangre en la Sagrada Eucaristía, eso es creer en Jesús. 
Entonces, es cuando Jesús es la resurrección y la vida del alma que estaba herida por el pecado de Adán y Eva, y al creer en él, si llega a cometer un pecado mortal, el lo resucitará, gracias a su Sangre que derramó para borrar el pecado, ya que al creer de verdad en Él, y lo ama, es cuando se arrepiente sinceramente.


Y todo el que todavía está vivo, y cree en mí, no morirá jamás.


Quiere decir: el que no ha cometido ningún pecado mortal, que es la muerte del alma, al creer en Mí, y seguir mis mandamientos, ya no volverá a pecar mortalmente, ya que Dios hará su morada en su corazón, y al estar poseído la Divinidad, será ya inmortal e invencible. 

El Evangelio viene a confirmar todos esos razonamientos, creer en Jesucristo significa cumplir con todos sus mandamientos, el que dice que cree en Él, y no los cumple es un embustero, no se puede burlar uno de Jesús.

Jesús dijo a sus discípulos (Mateo 7,21.24-27) 

"No son los que me dicen: 'Señor, Señor', los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca.
Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca.
Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena.
Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande".







miércoles, 2 de diciembre de 2015

INTERPRETACIÓN MÍSTICA DEL SACRIFICIO DE ISAAC POR SU PADRE ABRAHÁN


EL SACRIFICIO DE ISAAC ES UNA PROFECÍA DE LA
REDENCIÓN DE LA HUMANIDAD POR JESÚS




Todos sabemos que Dios exige de nosotros un amor total a su persona, y una entrega incondicional a sus mandamientos, siendo el primero de ellos amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo. Todos los pecados de los Ángeles caídos y de los réprobos, son consecuencia de la falta de cumplimiento de esas leyes.

Lucifer y sus siniestros ministros que lo siguieron, incumplieron ese primer mandamiento, ya que quisieron ser como Dios, y pronunciaron la frase que les trajo la maldición de Dios: "NO SERVIREMOS", y ya no hubo posibilidad de rescate para esos espíritus malignos, porque nadie los engañó, y fue con conocimiento perfecto que escogieron su condición, cegados por la soberbia y la concupiscencia de ser como dioses para que todo lo creado les rindiera tributo de adoración.

Adán y Eva cometieron el mismo pecado de desobediencia, al oír las palabras del tentador, y comieron del fruto, al creer lo que les dijo la serpiente: "Seréis como dioses", pero al ser engañados por un ser más inteligente, y al no poder sopesar las consecuencias de su acto, merecieron una segunda oportunidad: la Redención de Dios. Porque el pago de ese pecado era tan alto, que solo se podía sufragar por el mismo Hijo de Dios, ya que no había ninguna víctima expiatoria que podía reparar esa ofensa, era una afrenta a la Divinidad que solo podía repararse con la Divinidad.

Pero la Redención de Jesús solo puede ser efectiva para los que cumplen ciertas condiciones: hay que amar a Dios más que a nuestros padres, madres, esposa e hijos, solo entonces estaremos redimidos, sino se cumple estas premisas, no entraremos en el descanso de Dios: la Vida Eterna.

La prueba de esto, es que al ser Abrahán el Padre de todos los creyentes, es decir de los que iban a ser hijos de Dios, Yahvé le pidió que sacrificara a su hijo único Isaac, si Abrahán se hubiera negado y hubiera dicho como Lucifer y nuestros primeros padres, "No serviré", la Redención de Cristo no hubiera sido posible. 

Dios mira la siempre la intención, y si el ángel no le hubiera retenido el brazo, Abrahán hubiera sacrificado a su hijo, por esa razón, como Dios nos paga de una manera similar a nuestras acciones, pero similar solo en actitud, no en grandeza, ya que cada cual da en proporción a su riqueza, fue pues por esa razón que Dios entregó a la muerte a su Hijo Jesucristo, cuya Redención solo se aplica para los que son hijos de Abrahán, es decir que obran como él, y habrá sido inútil para muchos que son los que anteponen y adoran a las criaturas y no al Creador. 

Eso fue uno de los mayores sufrimientos de Jesús en el huerto de los olivos, y fue allí donde el Ángel de la consolación le trajo a Jesús la copa con el nombre de todos los que iban a ser salvados por su tremendo Sacrificio.





lunes, 30 de noviembre de 2015

LECCIÓN SOBRE QUIEN ES GRANDE EN EL REINO DE LOS CIELOS: EL CIELO ES DE LOS QUE SON COMO NIÑOS





































VIRGEN DE LAS ANGUSTIAS DE GRANADA
SAN ANDRÉS, MAESTRO DE LA HUMILDAD Y LA OBEDIENCIA



Extraordinario análisis de parte de Jesús, de la mentalidad y del alma de los niños pequeños, su actitud ante la virtud, el reconocimiento de sus faltas, la sinceridad y la humildad, condiciones necesarias y suficientes para alcanzar la Vida Eterna. Tremendo castigo para los que escandalizan a los niños, los “Ayes” de Jesús para los Pederastas y abominables, y escandalosos corruptores de inocentes, que tendrían que ser arrojados al mar con una piedra de molino atada al cuello.

Extraordinaria explicación de los que se creen que solo su religiosidad y su pertenencia a una Iglesia determinada les alcanzará la Salvación, Jesús dice que hay caminos diversos que llevan a Dios, la fe y el Amor a Jesús son la prueba de que las almas andan por buen camino, pero esa fe tiene que traer consigo el verdadero amor a Jesús, que tiene que ser como de un niño, que nunca se toma por un reformista, un iluminado o un escogido, sino una persona humilde y obediente.

Advertencia de que los que van por el camino recto, se pueden desviar en cualquier momento por la acción de Satanás que nunca descansa para poblar el Infierno de almas, y también de que los ángeles de Dios, que tampoco descansan, con las plegarias de los fieles, pueden llevar a ciertas almas, después de un largo rodeo, por el camino recto, para poblar el Paraíso.




Del Evangelio como me ha sido Revelado de Mª Valtorta.

 (...) Observad como me aman los niños, e imitadlos; como creen en Mí e imitadlos; cómo recuerdan lo que digo, e imitadlos; como ponen en práctica mis enseñanzas, e imitadlos; como no se ensoberbecen de lo que hacen e imitadlos.
En verdad, os digo que si no cambiáis vuestra manera de pensar, actuar y amar, reconstruyéndolo según el modelo de los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos. Ellos saben lo mismo que vosotros sabéis de mi Doctrina. ¡Pero con qué diferencia practican lo que enseño! Vosotros, a cada acto bueno que realizáis, decís: “¡Lo he hecho yo!”, el niño me dice:
 “Jesús, me he acordado de Ti, hoy, y por Ti he obedecido, he amado, he contenido un deseo de reñir… y estoy contento porqué Tú, lo sé, sabes cuando soy bueno y te alegras”.
Observad también a los niños cuando cometen una falta. Con qué humildad me confiesan: “Hoy he sido malo, lo siento porqué te he apenado”. No buscan disculpas. Saben que Yo sé las cosas. Creen. Sienten dolor por mi dolor.
¡Oh, amados de mi corazón, niños, en los cuales no hay soberbia, doblez, lujuria! Os digo: Haceos como los niños, si queréis entrar en Mi Reino. Amad a los niños como al ejemplo angélico que todavía podéis tener. Porqué como ángeles deberíais ser. Podríais decir para disculparos: “No vemos a los ángeles”.
Más Dios os da a los niños por modelos, y los tenéis en medio de vosotros. Y si veis a un niño abandonado material o espiritualmente, y que puede perecer, acogedlo en mi Nombre, porqué son los muy amados de Dios. Quienquiera que reciba a un niño en mi Nombre, me recibe a mí mismo, porqué Yo estoy en el alma de los niños, que es inocente. Y quien me recibe a Mí, recibe a Aquel que me ha enviado, es decir, al Señor Altísimo.
 Y guardaos de escandalizar a uno de esos pequeños, cuyo ojo ve a Dios. No se debe nunca escandalizar a nadie. Pero ¡ay!, ¡Tres veces ay de aquel que tan sólo roce el ingenuo candor de los niños! Dejad a los ángeles lo más que podáis. ¡Demasiado repugnante es el mundo y la carne para el alma que viene del Cielo! Y el niño, por su inocencia es todavía todo alma. Tened respeto al alma del niño, y a su propio cuerpo, como lo tenéis para con un lugar sagrado.
También el niño es sagrado, porqué tiene a Dios dentro de sí. En todo cuerpo está el templo del Espíritu; pero el templo del niño es el más sagrado y profundo, está más allá del doble Velo. No mováis tan siquiera las cortinas de la sublime ignorancia de la concupiscencia con el viento de vuestras pasiones. Yo querría un niño en cada familia, en medio de cada grupo de personas, para que fuera freno de las pasiones de los hombres. El niño santifica, da confianza y frescura, con solo el rayo de sus ojos sin malicia.
Pero, ¡ay de aquellos que sustraen santidad al niño con su manera de actuar escandalosa! ¡Ay de aquellos que con sus licencias infunden malicia en los niños! ¡Ay de aquellos que con sus palabras e ironías lesionan la fe en Mí de los niños! Sería mejor que a todos estos se les atara al cuello una piedra de molino y se les arrojara al mar para que se ahogaran junto a su escándalo.
¡Ay del mundo por los escándalos que da a los inocentes! Porqué, si es inevitable que sucedan escándalos, ¡ay del hombre que los provoca! Nadie tiene derecho a hacer violencia a su cuerpo ni a su vida, porqué vida y cuerpo nos vienen de Dios, y solo Él tiene derecho a tomar o partes o el todo.
Pero Yo os digo que si vuestra mano os escandaliza, es mejor que os la cortéis, que si vuestro pié os lleva a dar escándalo conviene que lo cortéis. Es mejor para vosotros entrar mancos o cojos en la Vida, que ser arrojados al fuego eterno con las dos manos y los dos pies.
 Y si no es suficiente tener un pie o una mano cortado, haced que os corten también la otra mano o el otro pie, para no escandalizar más y para tener tiempo de arrepentiros antes de ser arrojados adonde el fuego no se extingue y roe eternamente como un gusano.
Y, si es vuestro ojo, el que os es motivo de escándalo, sacáoslo: es mejor no tener un ojo que estar en el Infierno con los dos: con un ojo sólo, o incluso sin ojos, llegados al Cielo veríais la Luz, mientras que con los dos ojos escandalosos, solo tinieblas y horror veríais en el Infierno.
Recordad todo esto. “No despreciéis a los pequeños, no los escandalicéis, no os burléis de ellos. Son más que vosotros, porqué sus ángeles ven siempre a Dios, que les dice las verdades que han de revelar a los niños y a los que tienen el corazón de niño.
 Y vosotros, como niños, amaos unos a otros. Sin disputas, sin orgullos. Estad en paz unos con otros. Tened espíritu de Paz con todos. Sois hermanos, en el nombre del Señor, no enemigos. No hay, no debe de haber enemigos para los discípulos de Jesús.
El único enemigo es Satanás. De ese, sed enemigos acérrimos. Descended a combatir contra él y contra los pecados que llevan a Satanás a los corazones. Sed incansables en combatir el Mal, cualquiera que sea la forma que asuma, Y pacientes. No hay limitación al actuar del Apóstol, porqué no hay limitación al actuar del Mal.
 El Demonio no dice nunca: “Basta, ahora estoy cansado, así que voy a descansar”. Es el incansable. Pasa de un hombre a otro, ágil como el pensamiento y más aún; tienta y atrapa y seduce y atormenta y no da tregua. Asalta proditoriamente y derriba, si uno no está más que vigilante.
 A veces se instala como conquistador por debilidad de la víctima; otras veces, entra como amigo, porque el modo de vivir de la víctima buscada es ya tal que constituye alianza con el Enemigo.
 Hay veces que, habiendo sido arrojado de uno, da vueltas para caer sobre el mejor, para vengarse de la afrenta recibida de Dios o de un siervo de Dios.
Pues bien, vosotros debéis decir lo mismo: “No descanso”. Él no descansa para poblar el Infierno, vosotros no debéis descansar para poblar el Paraíso. No le deis tregua. Os predigo que cuánto más combatáis contra él, más os hará sufrir. Pero no debéis tener en cuenta esto. Puede recorrer, agresivo la Tierra, pero en el Cielo no entra. Por tanto, allí no os molestará más. Y allí están todos aquellos que hayan combatido contra él…”.
Jesús interrumpe bruscamente y dice: “Pero bueno, ¿porqué estáis siempre molestando a Juan? ¿Qué quieren de ti?”. Juan se pone rojo como el fuego. Bartolomé, Tomás y Judas Iscariote, viéndose descubiertos agachan la cabeza.
 “¿Entonces?” pregunta imperativamente Jesús. “Maestro, mis compañeros quieren que te diga una cosa”. “Pues dila”. “Hoy, mientras estabas en casa de este enfermo y nosotros estábamos en el Pueblo como habías dicho, hemos visto a un hombre, que no era discípulo Tuyo y que nunca hemos visto en los que escuchan tu doctrina, que arrojaba demonios en tu Nombre entre los peregrinos que iban a Jerusalén.
 Y lo conseguía. Ha curado a uno que tenía un temblor que le impedía cualquier tipo de trabajo; y ha devuelto el habla a una niña que había sido agredida en el bosque por un demonio con apariencia de perro, que le había trabado la lengua. Decía: “Vete, demonio maldito, en nombre del Señor Jesús, el Cristo, Rey de la estirpe de David, Rey de Israel. Él es el Salvador y vencedor. ¡Huye ante su Nombre!”, y el demonio huía realmente.
Nosotros nos hemos resentido. Y se lo hemos prohibido. Nos ha dicho: “¿Qué hago de malo? Honro al Cristo liberándolo el camino de los demonios que no son dignos de verle”. Le hemos respondido: No eres exorcista según Israel ni discípulo según Cristo. No te es lícito hacerlo”. Ha dicho: “Hacer el bien es siempre lícito”, y se ha rebelado contra nuestra orden diciendo: “Y seguiré haciendo lo que hago”.
Bien, querían que te dijera esto, precisamente ahora que has dicho que en el Cielo estarán todos aquellos que hayan combatido contra Satanás”. “Bien, Ese hombre será uno de ellos. Lo es. Tenía razón. Los equivocados habéis sido vosotros.
Los caminos del Señor son infinitos. No se puede afirmar que solo los que tomen el camino directo llegarán al Cielo. En cualquier lugar, siempre, de mil modos distintos, habrá personas que vendrán a Mí, quizás por un camino inicialmente malo. Dios verá su recta intención y los atraerá hacia el camino bueno.
Y de la misma forma, habrá algunos que por concupiscencia y ternaria embriaguez, saldrán del camino bueno y tomarán un camino más largo, o incluso desviado.
Por tanto, no debéis jamás juzgar a vuestros semejantes. Solo Dios ve. Cuidad de no salir vosotros del camino bueno, en el que, más que vuestra voluntad, la voluntad de Dios os ha puesto. Y cuando veáis alguno que cree en mi Nombre y por Él actúa, no lo llaméis extranjero ni enemigo ni sacrílego. Es en todo caso un súbdito Mío, amigo y fiel, porqué cree en mi Nombre, espontáneamente y mejor que muchos de vosotros.
Por eso, mi Nombre en sus labios, obra prodigios como los vuestros y quizás mayores. Dios le ama porqué me ama, y terminará de llevarle al Cielo.
Ninguno que haga prodigios en mi nombre, puede ser enemigo Mío ni hablar mal de Mí; antes al contrario, con su actuación da honor a Cristo y testimonio de fe.
En verdad os digo que creer en Mi Nombre es salvación. Así que os digo: si le encontráis otra vez, no se lo volváis a prohibir. Antes al contrario, llamarle “hermano”, porqué lo es, aunque esté todavía fuera del recinto de mi Redil. Quien no está contra Mí, está conmigo. Quien no está contra vosotros está con vosotros”.
“¿Hemos pecado, señor?” pregunta afligido, Juan. “No. Habéis actuado por ignorancia, pero sin malicia. Por tanto, no hay pecado. Pero en lo sucesivo, sería pecado, porqué ahora ya sabéis. Y ahora, vamos a nuestras casas. La paz sea con vosotros”.
 (...) “Lo que he dicho a mi pequeño discípulo, os lo digo también a vosotros. El Reino es de los corderos fieles que me aman y me siguen sin perderse en lisonjas. Me aman hasta el final. Y os digo también a vosotros lo que dije a mis discípulos adultos: “Aprended de los pequeños”.
Lo que hace conquistar el Reino de los Cielos no es el hecho de ser doctos, ricos, audaces. No es serlo humanamente, sino con la ciencia del amor, que hace a uno docto, rico, audaz sobrenaturalmente: ¡Como ilumina el amor para comprender la Verdad!, ¡Cuán rico le hace a uno para adquirirla, cuán audaz para conquistarla!, ¡que confianza inspira, que seguridad!
Haced lo que el pequeño Benjamín, mi pequeña flor, que perfumó mi corazón en aquel atardecer y cubrió el olor de la humanidad que fermentaba en los discípulos; que le cantó una música angélica y cubrió el rumor de las disputas humanas. ¿Quieres saber lo que fue de Benjamín después? Siguió siendo el pequeño cordero de Cristo, y, una vez perdido su Gran Pastor, porqué había vuelto al cielo, se hizo discípulo del que más se me parecía, y de la mano de este, recibió el bautismo y el nombre de Esteban, el primer mártir Mío.
Fue fiel hasta la muerte y con él, sus parientes, que fueron atraídos a la Fe por el ejemplo de su pequeño apóstol de familia. ¿No es conocido? Son muchos los desconocidos de los hombres que son conocidos por Mí en mi Reino. Y esto los hace felices.
La fama del mundo no añade ni un destello a la aureola de los Bienaventurados. Pequeño Juan, camina siempre con tu mano en la Mía. Irás segura, y, cuando llegues al Reino, no te diré “entra”, sino “ven”, y te tomaré en mis brazos para colocarte en el lugar preparado por mi Amor y merecido por el tuyo. Ve en paz.
Te bendigo”.