MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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martes, 9 de febrero de 2016

I/ COMENTARIOS SOBRE EL ECUMENISMO Y AL DIÁLOGO CON LAS OTRAS RELIGIONES (CONTINUARÁ)

JESÚS HA MUERTO POR TODOS LOS HOMBRES SIN EXCEPCIÓN




COMENTARIO SOBRE EL EVANGELIO
DEL 9-2-2.016



Este escrito es para algunos católicos de hoy, que se imaginan que la Religión consiste en las abluciones y los preceptos humanos, como lo hacían los Fariseos, y que se creen que todo consiste en el cumplimiento a raja tabla de que todos los mandamientos de Dios y de la Iglesia, sin aplicar en ellos la caridad, que es el amor a los pobres pecadores y la consideración de que sus numerosos pecados son como una enfermedad, que es posible curar con el Amor hacia ellos y sobre todo con la oración de súplica y de misericordia a Dios, por la intercesión de la Santísima Virgen María. Ella dijo en Fátima a los pastorcillos: “Cuanta gente se condena porque no hay nadie que rece por ellos”.

Es también para el gran número de católicos, en los cuales confieso que yo mismo me encontraba, que no comprenden como el Papa actual y los Papas anteriores, se han reunido con representantes de otras religiones para dialogar con ellos, para tratar de evitar el odio y el desprecio que aún persiste en muchas religiones.

Si Dios puede resucitar un cuerpo muerto, también puede resucitar un alma muerta a la Gracia, mientras esté en este mundo, en el otro será imposible.



DE LOS CUADERNOS DE MARÍA VALTORTA
14 DE JULIO de 1.943


Dice Jesús:

“Quien cierra el corazón a la misericordia, cierra el corazón a Dios. Porque Dios está en vuestros hermanos y quien no es misericordioso hacia los hermanos, no es misericordioso hacia Dios.

No se puede separar a Dios de sus hijos, y pensad bien que vosotros que vivís sois todos hijos del Eterno que os ha creado. También aquellos que en apariencia parece que no lo son, porque viven fuera de mi Iglesia, lo son. No creáis que es lícito ser duros, egoístas, porque uno no es de los vuestros. El origen es uno: el Padre. Sois hermanos aunque no viváis bajo el mismo techo paterno.

¿Y, como no pensáis en actuar para atraer a los alejados, a los perdidos, a los infelices, que por diversos motivos están fuera de mi morada?

Dios no es exclusivo de los católicos, y mucho yerran aquellos católicos que no se afanan por los no católicos. No trabajan por el interés del Padre, son solo parásitos que viven del Padre sin darle ayuda filial. Dios no tiene necesidad de ayuda porque es potentísimo. Pero de todos modos la quiere de vosotros.

Dios está también donde distinta fe o distinto espíritu hace pensar que no esté. Y en verdad os digo que no es lo que aparece lo que es verdadero. Muchos católicos están desprovistos de Dios más de cuanto lo esté un salvaje. Porque muchos católicos tienen de hijos de Dios solo el nombre, peor: escarnecen y hacen escarnecer este nombre con una vida hipócrita, cuyas manifestaciones son la antítesis de los dictámenes de mi Ley, cuando no llegan a la abierta rebelión que les hace enemigos de Dios.

 Mientras que en la fe de un no católico, equivocada en la esencia, pero corraborada por una vida recta, está más el signo del Padre. Estas son solo criaturas que tienen necesidad de conocer la Verdad. Los hijos falsos, en cambio, son criaturas que deben conocer además de la Verdad, el Respeto, y el Amor hacia Dios.

Las almas que quieren ser mías tienen que tener misericordia de estas otras pobres almas. Pero las almas-víctimas deben inmolarse también por ellas. ¿Hice Yo de otra forma? ¿No me inmolé por todos? Si es misericordia dar de comer, vestir, dar de beber, enterrar, instruir, consolar, ¿qué no será obtener, a precio del propio sacrificio, la Vida verdadera para sus hermanos?

¡Si el mundo fuera misericordioso!--- el mundo poseería a Dios, y lo que os tortura caería como hoja muerta. Pero el mundo, y especialmente los cristianos, han sustituido el amor por el Odio, la Verdad por la Hipocresía, la Luz por las Tinieblas, Dios por Satanás.

Y Satanás allí donde Yo sembré Misericordia y la hice crecer con mi Sangre, esparce sus abrojos y los hace prosperar con su soplo de infierno. Vendrá su hora de derrota. Pero ahora viene él porque vosotros le ayudáis.

Pero bienaventurados los que saben permanecer en la Verdad y trabajar por la Verdad. Su misericordia tendrá el premio en el Cielo”.





lunes, 8 de febrero de 2016

SIN EL ARREPENTIMIENTO AMARGO Y SALUDABLE, INÚTILMENTE YO PARA VOSOTROS MORIRÉ.



EL NOS HA AMADO
¡Bienaventurado el que hace...de Jesús clavado
 en la Cruz su confidente; su consejero, su todo!
Todo en la vida, y todo en la muerte.



El gran triunfo de Satanás: hacernos creer que estamos todos redimidos por Jesús, sin poner absolutamente nada de nuestra parte; y que el pecado y la virtud son indiferentes a Dios, es el triunfo del relativismo, doctrina que han abrazado multitud de católicos, que tratan de fanáticos de la Edad Media a los que no comparten sus opiniones.

Y como tildan de no dogmáticas las apariciones de la Stma. Virgen María de Fátima en donde enseño a los videntes el espectáculo espantoso del Infierno, miran para otra parte, a pesar de que la conciencia les remuerde amargamente. 

Sin embargo, algunos no tienen reparo en negar el Dogma del Infierno, proclamado por el Concilio de Letrán, u otros como el Sr. Arzobispo con quien tuve el gusto de conversar, para no negar el Dogma, ¡dicen que por la gran Misericordia de Dios, el Infierno está vacío! Todas esas opiniones son una arma poderosísima para Satanás: las almas en pecado mortal, nunca podrán arrepentirse, ni volver por el camino de la Salvación, y su alma queda sepultada en la muerte eterna, ya que no hay arrepentimiento.

Y me pregunto: ¿Como puede ser que un Jerarca de esa categoría que ha estudiado durante más de 6 años teología, filosofía, dogmática, que conoce todos los extensos libros de la Biblia, que ha predicado, leído, escrito libros y dado conferencias y retiros espirituales, desconozca esta sencilla frase que tan bien explica San Juan de la Cruz: el que ama una cosa se hace semejante a ella, por esa sencilla razón, los que se dan a todos los vicios y a los pecados se hacen hijos del padre de todos esos vicios y pecados que es Satanás, y el que se entrega a todas las virtudes cristianas, se hace semejante a su Padre Dios.

Otra cosa que enseña la Tradición Cristiana predicada y refrendada por todos los Padres de la Iglesia y todos los grandes Santos: El que comete un pecado mortal, ya no es hijo de Dios, si llega a morir sin arrepentimiento sincero, proporcional a la culpa, se condena. Sin embargo se ha permitido suprimir y cambiar todas las tradiciones y todas las enseñanzas de los Doctores de la Iglesia, y dicen que todos somos hijos de Dios, y por eso Dios no puede mandar allí a un hijo suyo.

El otro día, explicando el catecismo un sacerdote que es ahora obispo, en una emisora de Radio, salió diciendo que el sacerdote ¡tiene que seguir a su Obispo, como Jesús sigue a su Padre!, también en otra ocasión dijo que ¡Jesús podía haber redimido a toda la Humanidad con una simple sonrisa!, parece entonces que Jesús que dijo a su Padre que apartara de sí ese cáliz, pero que no se haga su voluntad, sino la suya, es entonces un masoquista.

Naturalmente los herejes que predican esa falsa doctrina, tendrán que rendir cuentas a Dios Todopoderoso por la muerte de esas almas que han contribuido a condenar. ¡Bienaventurados los que tienen hambre y sed de Justicia, porque ellos serán hartos!

María Valtorta era con la Biblia la lectura de la Madre Teresa de Calcuta, y la del Padre Pío de Pietrelcina que la recomendaba a sus fieles, diciéndoles que debían leer sus escritos.



Del poema del Hombre-Dios de María Valtorta (3-3-1.945)


Palabras de Jesús a sus Apóstoles sobre la muerte

[...] Estamos frente a la muerte. Yo lo estoy. Otros también lo están ¿Quienes? ¿Quieres saber quien, Pedro? Todos. La muerte avanza hora a hora y aferra a quien menos se lo espera. Pero es que incluso aquellos que tienen mucha vida que tejer, hora a hora están frente a la muerte, pues que el tiempo es un relámpago frente a la eternidad y en la hora de la muerte hasta la vida más larga se reduce a nada, y las acciones de lejanos decenios, hasta los de la primera edad, vuelven en masa para decir: "Mira: ayer hacías esto". 

¡Ayer! ¡Siempre es ayer cuando uno se muere! ¡Y siempre es polvo el honor y el oro que tanto anheló la criatura! ¡Pierde todo sabor el fruto por el que se perdió el juicio! ¿La mujer? ¿La bolsa? ¿El poder? ¿La ciencia? ¿Qué queda? ¡Nada! Solo la conciencia y el juicio de Dios, juicio al que la conciencia va pobre de riquezas, desnuda de humanas protecciones, cargada solo de sus obras.

"Tomen su sangre y tiñan con ella las jambas y arquitrabe y el Ángel no arremeterá a su paso, contra las casas en que esté el signo de la sangre". Tomad mi Sangre. Ponedla no en las piedras muertas sino en el corazón muerto. Es la nueva circuncisión. Y Yo me circuncido por todo el mundo. 

No sacrifico la parte inútil, sino que quebranto mi magnífica, pura, sana virilidad, completamente la sacrifico y de los miembros mutilados, de las venas abiertas, tomo mi Sangre y trazo sobre la Humanidad anillos de salvación, anillos de eterno desposorio con el Dios que está en los Cielos, con el Padre que espera, y digo: Mira, ahora no puedes rechazarlos porque rechazarías tu Sangre".

"Y Moisés dijo: "...y luego sumergid un manojo en la sangre y asperjad con sangre las jambas´". ¿No basta entonces la Sangre? No basta. A mi Sangre debe unirse vuestro arrepentimiento. 

Sin el arrepentimiento, amargo y saludable, inútilmente Yo para vosotros moriré.






UNO DE LOS PREMIOS DE DIOS: LA PIEDRA BLANCA CON UN NOMBRE MISTERIOSO, QUE SOLO CONOCE EL QUE LA RECIBE


Al Vencedor le daré a comer del maná escondido , y le daré una piedra blanca,
 en la que hay escrito un nombre nuevo que solo conoce quien lo recibe (Ap 2, 17)







     Esta piedra blanca, resume lo que dice el libro del Apocalipsis referente a uno de los premios que recibirán los elegidos, que han sido probados en este mundo; que han triunfado, y han sido dignos de conseguir la condición de hijos de Dios, lo que les ha permitido poseer la vida Eterna.

        El alma está simbolizada por la paloma que soltó Noé desde el Arca del diluvio: 


    "Cuarenta días después, abrió Noé la ventana que había hecho en el arca, y soltó un cuervo, que estuvo volando de acá para allá hasta que se secaron las aguas sobre la tierra. Soltó luego una paloma para ver si habían menguado las aguas hasta el nivel de la tierra, pero la paloma no encontró donde posarse y volvió otra vez al arca, porque las aguas cubrían todavía la superficie de la tierra. Sacó Noé la mano, la recogió y la metió consigo en el arca. Esperó siete días más, y de nuevo soltó la paloma fuera del arca; ella volvió por la tarde con una ramita de olivo en el pico. Así supo Noé que las aguas habían menguado hasta el nivel de la tierra" (Gn 8-6,11)



    El cuervo que no volvió al arca, simboliza los hijos del mal, seguidores del Príncipe Negro, que no volvió al arca que significa la Iglesia de Dios, en donde se está a salvo de las aguas del diluvio, el castigo que exterminó toda vida sobre la Tierra.



    Después del cuervo negro, Noé soltó a la paloma, que volvió a resguardarse en el arca, viendo que aún predominaba en el mundo el agua que simboliza el mal y la mentira, y que al contrario del cuervo, no encontró donde posarse, solo después de siete días, que sin lugar a dudas representan la presencia de los siete espíritus de Dios, en misión por toda la tierra, volvió a recoger a la paloma, que había acogido con cariño con su mano, para volver a meterla en el arca.

      Es entonces cuando la paloma volvió con una ramita de olivo en el pico, que significa el triunfo del alma en su lucha contra Satanás, representado por la mentira del mundo, que son las aguas que habían menguado sobre el nivel de la Tierra. Esto mismo es lo que leemos en el Apocalipsis, cuando San Juan Dice: 

   "Y vi un Cielo nuevo y una tierra nueva. Habían desaparecido el primer cielo y la primera tierra y el mar no existía ya". /Ap 21,1)


A LA IGLESIA DE PÉRGAMO: ¡CAMBIA DE CONDUCTA!


     "El que tenga oídos que escuche lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré a comer del maná escondido, y le daré una piedra blanca, en la que hay escrito un nombre nuevo que solo conoce quien lo recibe". (Ap 2, 17)

      Y estas palabras recuerdan las que afirma San Juan de la Cruz, cuando dice que cuando Dios se une místicamente es decir con Amor con el alma, a esta le parece que Dios la regala y la ama, como si fuera la única criatura de la Creación, y que no tiene otra cosa que hacer que ocuparse de ella, esto tiene el mismo significado que las palabras del Apocalipsis en las promesas a la Iglesia de Pérgamo: el maná escondido y la piedra blanca cuyos nombres o símbolos, solo los conocen los que los reciben. 






domingo, 7 de febrero de 2016

EXCURSUS TEOLÓGICO SAPIENCIAL SOBRE EL DOGMA DEL INFIERNO


JESÚS REY DE REYES, CAMBIARÁ SU CAYADO DE PASTOR
POR UN CETRO REAL PARA SEPARAR LAS
 OVEJAS DE LOS CABRITOS




Jesús cambiará su cayado de Pastor por su Cetro de Rey de Reyes, su juicio será inexorable, en el Cielo solo entrarán las almas sin rastro alguno de pecado, el pecado venial será destruido por el fuego del Purgatorio, el pecado mortal, no tendrá redención alguna, será merecedor de un castigo eterno y el alma será por toda la eternidad esclava de Satanás.

Dios paga a las almas con la misma moneda que han utilizado en su vida terrena, las que han sido misericordiosas con sus hermanos, obtendrán misericordia, las almas que han sido impías, serán tratadas con impiedad. Lo que ocurre es que el bien y el mal que esas almas han hecho en la Tierra, que es de una cuantía limitada, serán correspondidas por un ser que es infinito, por eso el premio y el castigo serán de una duración y de una intensidad infinitas.

Lo que para mí es incomprensible es que se haya excomulgado a Mons. Lefebvre, que nunca predicó contra ningún Dogma de la Santa Iglesia Católica - menos mal que el Papa Benedicto levantó dicha excomunión - , y se dejen campar a sus anchas predicadores que niegan el Dogma del Infierno, o que dicen que está vacío por la Gran Misericordia de Dios, se trata de Cardenales, Arzobispos y predicadores, que sigan a sus anchas expandiendo esa Doctrina satánica.

Me acordaré toda mi vida una misa de Navidad Concelebrada con varios Sacerdotes, en donde el predicador, pidió perdón a la numerosa asamblea. ¡Porqué el Infierno lo hemos inventado nosotros los curas!, cualquier alma de esa asamblea que hubiera estado en pecado mortal, si no fuera por la Misericordia de Dios, estaba en ese momento alentada para seguir en su pecado, lo que firmaría la sentencia de muerte de su alma.


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Por Saulo de Santa María

―Y todo el que no fue hallado escrito en el libro de la vida fue arrojado en el estanque de fuego. Pero los cobardes, los infieles, los abominables, los homicidas, los fornicadores, los hechiceros, los idólatras y todos los embusteros tendrán su parte en el estanque, que arde con fuego y azufre, que es la segunda muerte”. 
Apocalipsis 20:15; 21:8 

No es del gusto general oír hablar del infierno o de la muerte, así lo reflejan nuestras diarias conversaciones con los amigos, los compañeros de trabajo o los comentarios de las noticias televisivas cuando muere algún personaje célebre. Lo mismo ocurre cuando muere un familiar o un amigo, solemos regalarle un pasaporte gratis que lo lleva directamente al cielo sin pensar que el destino de esa alma solo lo decide Dios que es el dueño de la vida y de la muerte, el Justo y el Veraz. La Justicia de Dios es inalcanzable e incomprensible para el hombre. 

Es Dios quien por su propia naturaleza es Justo, su justicia es perfecta, emanada de su divina Omnisciencia (Is. 45, 21–24). En contraposición, la Justicia del hombre es imperfecta y profundamente distinta de la Divina, nunca llegará a ser perfecta, por tanto sus juicios pueden ser erróneos, salvo la de aquellos ―justos‖ que viviendo en santidad la plena gracia de Dios, comparten como don divino la justicia procedente de la Divinidad. 

Hay mucha confusión con el tema del infierno, confusión plenamente enraizada con la grave contaminación que está afectando a la Iglesia Católica por parte de sectas protestantes, gnósticas, teosóficas, espiritistas, religiones orientales, Testigos de Jehová, teorías de teólogos herejes o simplemente con las enseñanzas de la Nueva Era (New Age) tan en boga hoy en día. 

Otro factor contribuyente a esta confusión e ignorancia de este fundamental Dogma, es aquel ―silencio o ausencia total de la palabra infierno en las homilías de algunas parroquias, hasta llegar a suprimirse de las lecturas, como ocurrió en un caso reciente que conozco personalmente, cuando un sacerdote suprimió alegremente una frase del Santo Evangelio, donde se mencionaba la frase ―… Y allí será el llanto y rechinar de dientes‖ (Lc. 13, 28). 

¿Cómo podemos interpretar esta actitud de algunos sacerdotes? Puede haber varias respuestas, pero las más acertadas son, que se debe a una TIBIEZA latente, a una falta de FE en los primordiales Dogmas de nuestra Santa Religión, a una falta de DESOBEDIENCIA al Magisterio de la Iglesia y al Santo Padre, y a un ENVENENAMIENTO DOCTRINAL con teologías modernistas y afines.

En las homilías y catequesis no se habla ni del Infierno ni del Demonio, se tratan estos temas ―diplomáticamente, como ―con pinzas, para no asustar al personal. La predicación sobre los NOVÍSIMOS ya no se hace, se ha caído en el olvido, no se toma ejemplo de grandes predicadores y santos como el Santo Cura de Ars, San Vicente Ferrer, San Roberto Belarmino, San Alfonso Mª de Ligorio entre otros.

En las Misas de difuntos se proclama inequívocamente que ― el difunto en cuestión ya está en el Cielo, se halagan los oídos de la familia para no crear psicosis ni angustia o para no hacerles ― pasar un mal rato porque ― se pueden traumatizar emocionalmente aquellos caracteres demasiado susceptibles‖, difundiéndose la idea de que Dios es exclusivamente Misericordia infinita, (que es verdad) pero despreciando el rigor de su divina Justicia que también es perfecta, como lo es todo en Dios.

Nos olvidamos que la Santísima Virgen de Fátima en 1917, les enseñó una visión  terrorífica  del  Infierno  a  3  niños  de  7,  9  y  10  años  sin  que  por  ello  se ―traumatizaran‖. Enfermizadamente hoy en día no se predica sobre  el infierno, no ya a los niños, sino tampoco a los adultos. Es una realidad que si un sacerdote habla del infierno, se le tache de proscrito y se le ridiculice hasta llamarle ingenuo o ignorante, porque ese tipo de predicaciones es del pasado cuando se le daba más importancia a la atrición que a la Misericordia y a la misión salvífica, fruto de la inmolación de Cristo en la Cruz.

La tendencia generalizada  hoy  en  día  en  relación  al  tema  del  Infierno,  es  o negarlo en absoluto o creer vagamente en el con una idea totalmente distorsionada, es decir unos creen que Dios Padre infinitamente Misericordioso no puede destinar a sus hijos a un sufrimiento tan cruel y además eterno, por tanto el Infierno no existe, se niega el dogma; otros creen que si existe, pero que allí no va nadie. 

Por desgracia, algunos teólogos modernos como el caso del ex religioso Leonardo Boff (censurado por Roma) se pregunta ―¿Cómo un Dios todo amor, puede condenar a sus hijos a las penas eternas del infierno?, tanto él como el también desgraciadamente célebre Hans Küng, (ambos herejes), llegan prácticamente a negar dicho dogma, cuestionando su eternidad, es decir que el infierno en el caso de que exista, solo lo sería por un determinado período de tiempo, tras el cual, habría una ―amnistía general y desaparecía para siempre.

He tenido la vergonzosa experiencia de oír hablar a un respetado sacerdote religioso, teólogo y profesor en ejercicio de una universidad católica española negar la existencia del Dogma del infierno, afirmando claramente que ―Allí no hay nadie, ni va nadie.

Nuestros padres y abuelos comentan que antes se predicaba más sobre el infierno, que se hablaba tal vez en demasía, pero aun así eso era bueno porque se obtenían muchísimas conversiones, no obstante en la actualidad es todo lo contrario, se omite, se pasa por encima, se tergiversa o se niega. Hemos pasado de la hartura a la duda, de la duda a la ausencia, y de ésta a la negación, es decir a la HEREJÍA estrechamente cercana a la APOSTASÍA. 

Como ejemplo tomo estas palabras del caudillo de la Teología de la Liberación, Leonardo Boff, al que acolitan algunos sacerdotes y fieles. (Que los lectores juzguen por si mismos): «…Si pudiese, anunciaría esta novedad: el infierno es un invento de los curas para mantener al pueblo sometido a ellos; es un instrumento de terror excogitado por las religiones para garantizar sus privilegios y sus situaciones de poder. Si pudiese, lo anunciaría y ciertamente significaría una liberación para toda la humanidad. (Hablemos de la otra vida‖ Ed. Sal Terrae).

Narra el P. Marcel Nault, que cierto sacerdote en una conferencia carismática dijo a una multitud de unas 3 mil personas y 100 sacerdotes: ―Dios es amor, Dios es misericordia y verán su infinita Misericordia en el fin del mundo, cuando Jesús liberará a todas las almas del Infierno, aún a los demonios. ¡¡Este sacerdote sigue predicando y su Obispo no suspende sus facultades por enseñar tal herejía!! 

Tal es el daño que está causando estas erróneas interpretaciones teológicas, que hay seminarios en Hispanoamérica donde años antes florecían y llenaban por completo vocaciones ejemplarizantes, que se han ido vaciando a medida que se introducían estas corruptas ideas que desgarran la FE de los seminarista, propias no ya de un religioso o sacerdote, sino del mismo Demonio o Anticristo.

Es  por  estos  motivos,  y  por  el  alarmante  convencimiento  que  cunde  entre algunos teólogos, seminaristas, religiosos, fieles y de algún que otro sacerdote de que el Infierno no existe, o de que Dios en su infinita Misericordia, va a preparar  una ―amnistía‖ general,  perdonando a los condenados y cerrándolo para siempre,  por lo que publicamos este artículo que no presenta novedad alguna, solo es un recordatorio de lo que el Santo Magisterio de la Iglesia tiene registrado como Dogma primordial y del que parece que hoy en día es algo realmente ―repugnante,  del que hay que huir inmediatamente.  Nos  dejamos  arrastrar  por  los  pensamientos  del  mundo  y  sus acólitos: los actores, artistas de moda,  escritores famosos, políticos,  sociólogos, y  los personajillos de la telebasura, los tomamos como personas muy inteligentes, y si dicen lo que dicen  por algo será y habrá que tenerlo en cuenta, ¡¡hay que ―estar a la moda!!

Como botón de muestra expongo a continuación un breve párrafo del libro ―Espejos: una historia casi universal‖ del conocido escritor contemporáneo uruguayo Eduardo Galeano: 

«La Iglesia Católica inventó el Infierno y también inventó al Diablo. El Antiguo Testamento no mencionaba esa parrilla perpetua, ni aparecía en sus páginas ese monstruo que huele a azufre, usa tridente y tiene cuernos y rabo, garras y pezuñas, patas de chivo y alas de dragón. Pero la Iglesia se preguntó: ¿Qué será de la recompensa sin el castigo? ¿Qué será de la obediencia sin el miedo? Y se preguntó: ¿Qué será de Dios sin el Diablo? ¿Qué será del Bien sin el Mal? Y la Iglesia comprobó que la amenaza del Infierno es más eficaz que la promesa del Cielo, y desde entonces sus doctores y santos padres nos aterrorizan anunciándonos el suplicio del fuego en los abismos donde reina el Maligno. 

En el año 2007, el Papa Benedicto XVI lo confirmó:―Hay Infierno. Y es eterno. Los librepensadores, los filósofos, los científicos, los literatos y muchos amantes de la ―cultura‖, todos ellos hijos de este mundo, seguro que aplaudirán a rabiar la prosa del famoso escritor, pero además de despreciar la palabra de Dios, olvidan flagrantemente que los padres de la filosofía como Sócrates, Platón, Aristóteles, Séneca y Cicerón que aunque paganos, hablaron sobre el Tártaro, aquel infierno de los griegos, ―adonde llegaban los impíos que despreciaban las santas leyes‖. A pesar de ser ―cultos, las celebridades contemporáneas interpretan algunas obras literarias de los autores clásicos griegos Homero y Virgilio, como simples fábulas de la época y no digamos lo que opinan de las Sagradas Escrituras.

Encontramos en todos los pueblos de esta trillada tierra, la creencia universal del Cielo y del Infierno. Desde los más antiguos pueblos paganos como Asiria, India, etc. hasta los más salvajes pueblos indígenas de la América precolombina y pueblos del África negra una creencia sobre ese lugar de castigo para los malvados. 

Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla‖ (Mat. 11, 25–30).


 I. Origen  semántico de la palabra Infierno.

La palabra infierno es una palabra castellanizada proveniente del latín, ― infernus Pero como la Biblia no fue originalmente escrita en latín, no podemos encontrar este término en los textos primigenios que fueron hebreo, arameo y griego, por tanto vamos a analizar los diferentes nombres asignados en las lenguas originales, y que se prestan a alguna confusión cuando surgieron las diversas traducciones al igualar el término griego Hades con Gehenna y que son dos conceptos distintos, este análisis semántico no consigue otro fruto que la interpretación apropiada de los diferentes términos, resultado de una revelación progresiva.


EL INFIERNO

Seól (heb. she‘ôl): Significa ―mundo invisible o lugar de los muertos sin espíritu. (Utilizada en el Antiguo Testamento. Hades (gr. hád‘s): Quiere decir ―tumba o ―sepulcro. Inframundo, Morada de los muertos (palabra utilizada en el Nuevo Testamento). Infernus: (Lat. Infernus): Lo que yace debajo, la región inferior. 

Gehenna (gr. guéenna), Lugar cercano a Jerusalén donde se quemaba la basura. (Mt. 5,29–30; 18,9), Mc. 9,42 ss. en la Vulgata latina) (Se usa en el Nuevo Testamento). 

Tártaro (gr. Tartaróo), un lugar que existía debajo del Hades para castigar a los malos. 

Los tres primeros se refieren a un término general, algo escueto e impreciso, es aquel lugar llamado ―Morada de los muertos‖, un estado intermedio, sin especificar si son condenados o no, pues estaban esperando el juicio. Los dos últimos si definen enfáticamente como aquel lugar de castigo para los ―malos‖ o impíos‖. Por tanto el Infierno de castigo (gehenna, tártaro) no hay que confundirlo con el Hades o Seol o ―Seno de Abraham‖ o ―Limbo de los Padres. 

El Seno de Abraham como tal, se menciona solamente en dos versículos del Evangelio de San Lucas (Luc. 16, 22–23): parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro, que nos describe un lugar donde el alma de los justos comparten el reposo y la felicidad de Abraham, ― el padre de los fieles‖; no obstante esta ―felicidad‖ no era una felicidad completa, sino más bien una felicidad ―imperfecta‖ donde no se gozaba de la visión beatífica de Dios, donde no se sufría, sino que era aquel lugar de descanso hasta después de ser vencidos el pecado y la muerte tras la Gloriosa Resurrección del Salvador Jesucristo.

No obstante lo anterior, el concepto judío de Seol había evolucionado en el período inter–testamentario pues ya se creía que existían dos compartimentos distintos. También en este período, el concepto de Hades evoluciona llegando a ser más puntual, y es el mismo Jesús quien lo ratifica en aquella parábola de Lucas 16, 19 (Parábola de Lázaro y el rico Epulón) donde hace referencia tanto al Seno de Abraham, lugar de descanso, como al Hades referido como a ―ese lugar de tormentos‖ de donde nadie sale por toda la eternidad.

En el Credo apostólico y las Sagradas Escrituras se dice:…descendió a los infiernos (Dogma definido en 1215 en el IV Concilio Lateranense), hay quien se pregunta confusamente por qué el alma de Jesucristo bajo a los Infiernos, (creyendo sea el Infierno de los condenados), si con su muerte tras la inmolación en el glorioso trono de la Santa Cruz obtuvo la victoria sobre la muerte y el pecado, consiguió la apertura de las puertas del Cielo para todos los justos (Ef. 4, 9–10), y por tanto no era necesario que fuera a ver a los condenados.

Pero, ―el por qué bajó a los infiernos está relacionado con otra pregunta: ¿Bajó solamente al ―infernus Seol o Hades de los justos o seno de Abraham, o también al ―infernus de los condenados? A la primera respondemos lo que claramente rezan las Sagradas Escrituras y el Catecismo de la Iglesia Católica (631, 632, 633, 634 y 635), es decir que Jesucristo bajo a la ―morada de los muertos para proclamar la buena nueva a los espíritus allí detenidos y llevarlos consigo al Cielo, entre esta multitud de justos estaban San José, los patriarcas y los profetas.

A la segunda respondemos que Jesucristo bajó al Seno de Abrahan para rescatar a los justos, pero no al infierno de los condenados o Hades según lo escribe San Lucas en Hechos 2, 31 en donde no hace clara referencia al descenso a dicho lugar de castigo, para dar testimonio a los espíritus encarcelados, es decir proclamó su victoria sobre la muerte y el pecado, el demonio, y el resto de condenados. No bajó pues para liberar a los condenados, ni para destruir el infierno. 

Se entiende entonces que el Seno de Abraham fue un lugar temporal y por lo tanto ya no existe desde la Resurrección de Jesucristo y su Ascensión a los Cielos, demarcándose la perfecta diferenciación entre Cielo e Infierno y el estado intermedio y temporal o Purgatorio. 

Por último, una pequeña aclaración: no hay que confundir el ―Seno de Abraham con el Purgatorio, aunque ambos son temporales, el primero ya dejó de existir, y el segundo todavía lo es hasta la consumación de los siglos y la finalización de las penas purgantes del último ser humano que tenga que permanecer allí.


II. Definición: ¿Qué es el infierno?


El infierno es un lugar en el estado de la más grande y completa desgracia eterna, destinado a ser morada de los ángeles réprobos o demonios, junto con su líder llamado Diablo o Satanás. Es también el destino final de las almas de los que ya han muerto y rechazaron libre y voluntariamente a Dios, de aquellos que no aceptaron las gracias de la salvación otorgadas por Dios que en su infinita bondad, merced a su pasión y muerte en la Cruz ha regalado a todos los hombres, por tanto estas almas y todos los demonios están condenados en la eternidad.

III. La existencia del Infierno. El dogma.

La existencia del infierno es un dogma de la Iglesia, definido en el IV Concilio de Letrán (1.215) y explicado en muchos documento del Magisterio. Por tanto al ser dogma de fe hay obligación de creer, de lo contrario caeremos en herejía y apostasía, con la debida carga de pecado mortal. Según el diario de Santa Faustina Kowalska, dice que en su visita al infierno, se le dio a conocer que la mayor parte de los condenados no habían creído en el infierno durante su vida terrenal.

Respecto al Dogma del Infierno, dice S.S. Juan Pablo II el 28 de julio de 1999:―El pensamiento del infierno y mucho menos la utilización impropia de las imágenes bíblicas no debe crear psicosis o angustia; pero representa una exhortación necesaria y saludable a la libertad, dentro del anuncio de que Jesús resucitado ha vencido a Satanás, dándonos el Espíritu de Dios, que nos hace invocar ―Abbá, Padre (Rm 8, 15; Ga 4, 6). 

Es  muy  cómodo  para  las  conciencias  anestesiadas  negar  la  existencia  del infierno. No se puede creer desde luego que ese rechazo se deba a la ignorancia, o a una dudosa premisa intelectual. Es más bien una problemática de índole moral, ya que  esa  doble  moral  se acomoda a  los  apetitos  carnales  de  los  que  no se quieren desvincular, más bien se desdibuja la arquitectura de la conciencia para admitir toda clase de pecados considerándolos lícitos, de ahí la ausencia de temor. Por eso es tan importante predicar sobre los novísimos, porque aunque resulte indigesto a muchos, solo por el temor se convertirían. Es por eso que los ateos y agnósticos niegan a Dios, pues es fácil creer que si no hay Dios, no hay pecado, por tanto no hay demonio, y menos aún infierno, y consecuentemente se puede vivir libremente, sin temores ni culpas; ya lo decía Dostoyevsky: Si Dios no existe, todo es lícito.

La Iglesia es rotundamente clara al afirmar como dogma de fe, que el infierno tiene  una  duración  eterna.  Así  en  las  traducciones  del  griego,  se  toma  la  palabra aionios  que  se  traduce  como  ″aquello  que  no  tiene  fin  en  clara  referencia a  la eternidad del infierno (Ap,14, 11) , es también la misma palabra utilizada por San Juan para hablar de la eternidad de Dios (Rom. 26, 16) y la misma para hablar de la vida eterna (Jn. 3, 16). Esta palabra no tiene doble significado, por tanto es claro que si Dios es eterno y la vida es eterna, la duración del infierno también es eterna.

Hemos descrito desde el principio, como la revelación de las Sagradas Escrituras es rica en fuentes primarias que describen el infierno  bajo varias palabras, bien sean  procedentes del arameo, hebreo o griego. No es de recibo, citar todos los versículos de la Biblia donde se menciona al infierno, por tanto el Magisterio de la Iglesia en la actualidad  resume el Dogma del Infierno en el Catecismo de la Iglesia Católica en su 1ª  parte,  2ª  sección,  Capítulo  3º,  artículo  12,  epígrafes  1030  a  1041,  y  que  aquí transcribimos solo dos:

1035 La enseñanza de la Iglesia afirma la existencia del infierno y su eternidad. Las almas de los que mueren en estado de pecado mortal descienden a los infiernos inmediatamente después de la muerte y allí sufren las penas del infierno, ―el fuego eterno‖ (cf DS 76; 409; 411; 80 1; 858; 1002; 135 1; 1575; SPF 12). La pena principal del infierno consiste en la separación eterna de Dios en quien únicamente puede tener el hombre la vida y la felicidad para las que ha sido creado y a las que aspira.

1037 Dios no predestina a nadie a ir al infierno (cf DS 397; 1567); para que eso suceda es necesaria una aversión voluntaria a Dios (un pecado mortal), y persistir en él hasta el final. En la liturgia eucarística y en las plegarias diarias de los fieles, la Iglesia implora la misericordia de Dios, que ―quiere que nadie perezca, sino que todos lleguen a la conversión‖ (2 P 3:9).

Por otra parte, es necesario reseñar que en el canon romano de la Misa de San Pío V o Misa Tradicional (plegaria eucarística n. 1 del ―novus ordo), recuerda y conserva el dogma del infierno eterno en la oración ―Hanc igitur momentos antes de la Consagración: ―… Líbranos de la condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos.







viernes, 5 de febrero de 2016

HAY QUE COMPRAR EL BILLETE DE ENTRADA PARA EL CIELO, PROVIENE DEL LIBRO DE SANTA TERESITA EDITADO POR LAS CARMELITAS DE LISIEUX





Este billete para entrar en el Cielo, se ha podido comprar después de haber aprobado los exámenes de la escuela de la Paciencia en la vida de la Tierra.

En el lado izquierdo se puede leer de abajo a arriba: Nadie tendrá la corona, y a la derecha de arriba abajo: Si no ha combatido adecuadamente.

El dibujo representa una mano levantando las armas del triunfo, debajo de la corona de estrellas, hay una Cruz grande que representa la Cruz del Redentor, y cinco cruces más pequeñas, que son las que ha tenido que sobrellevar el alma domando sus cinco sentidos corporales que son el olfato, el gusto, el tacto, la vista y el oído, para adaptarlos a los mandamientos de la Ley de Dios.

de la mano cuelga el Escapulario del Carmen, que simboliza la protección de la Madre de Dios, y Madre nuestra, y cuatro estandartes en dos de los cuales se puede leer: Enfermedades y sufrimientos.

Está arriba el sello de Jesús JHS, que es Jesús Hombre Salvador, y debajo del escapulario el sello de la Virgen del Carmen, que son los seres que conceden el billete de la Vida Eterna a cada alma que ha aprobado el examen de la Vida.

Debajo está la firma del aprobado, cuyo nombre está escrito en el Libro de la Vida, que dice: ¡Ya lo tengo! (He aprobado), y la oración que certifica su humildad: ¡Oh, Virgen María ayúdame a conservarlo cuidadosamente, en mi corazón! 

Se refiere al billete que me da acceso al Cielo tan deseado.





jueves, 4 de febrero de 2016

EL ÚNICO CAMINO PARA SALVAR EL MUNDO ES EL DOLOR: HAY QUE TOMAR LA CRUZ PARA SEGUIR A CRISTO.


JESUCRISTO ES EL CAMINO LA VERDAD Y LA VIDA, ES NUESTRO MODELO A SEGUIR PARA ALCANZAR LA REDENCIÓN
NUESTRA Y LA DE LOS HERMANOS




Estremecedoras palabras de Jesús que explica el por qué y el valor del sufrimiento de la Humanidad, que tiene que expiar por los graves pecados de la Sociedad como víctimas reparadoras, es lo que está pasando ahora mismo con la atroz persecución de los Cristianos en los Países musulmanes, sin lo cual el mundo no existiría, eliminado por Dios por ser una creación abyecta, donde impera el relativismo y en donde se da más valor al pecado que a la Virtud.



Profunda explicación de Jesús de como al tener una Naturaleza divina, tiene además una Naturaleza humana, cuyo corazón sufre por tener que ver el sufrimiento de la Humanidad doliente, que por razones de Justicia no puede remediar, ya que al ser la Tierra un campo de batalla neutral, en el cual combaten libremente el bien y el mal, tiene que dejar libertad a las fuerzas del mal, que traen consigo las funestas consecuencias del dolor y del sufrimiento, siendo Él el primero que sufrió esas consecuencias, con la Stma. Virgen María, y a ejemplo suyo, todos los Santos y los Mártires.




Dijo San Juan de la Cruz a un hermano que le recriminaba 
su vida de Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno, fuese Prelado o no, le persuadiere de doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni lo abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino penitencia, y más penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere llegar a la posesión de Cristo, lo busque sin la Cruz". Jesús le preguntó un día: "Juan, ¿que quieres por tus servicios?", a lo cual el Santo, que conocía perfectamente los beneficios tan grandes del sufrimiento, le contestó: "¡Señor, ser despreciado por todos por tu Amor!", deseo que se cumplió perfectamente hasta su cruenta muerte en Úbeda.

Y Santa Teresa de Jesús, cuyo lema era: Sufrir o morir, y que después de muerta, se pudo observar en su corazón, la huella del dardo que le traspasó el Serafín en el milagro de la Transverberación, lo que se recuerda en la estatua de Berníni que se encuentra en Roma, se apareció después de muerta a una carmelita y le dijo: "Vosotras estáis en la Tierra para sufrir por los pecadores, y nosotras estamos en el Cielo para gozar por haber sufrido en la Tierra".

En cuanto a Sta Teresita del Niño Jesús, se ofreció como víctima al Amor Misericordioso de Dios, y murió de tuberculosis con grandes sufrimientos, solo Dios sabe la cantidad de almas que salvó!

En cuanto a Santa Bernadette, la vidente de Lourdes, la Stma Virgen le dijo: "No te prometo hacerte feliz en esta vida, pero si te haré dichosa en la otra por toda la Eternidad"

Y el gran asceta San Pedro de Alcántara, cuya Penitencia dejaba impresionada a la misma Santa Teresa, también se apareció después de muerto, y dijo: "Bendita Penitencia, que me ha dado esta gloria tan grande que tengo en el Cielo".

En cuanto al Cura de Ars, Patrón de todos los sacerdotes católicos del mundo, que solo se alimentaba de patatas que hervía una vez a la semana, hacía una penitencia tan profunda, que la Congregación de los HH Trapistas, decían que les era imposible poder igualarlas, le gustaba repetir: "Si supierais los provechos que traen el sufrimiento, correríais tras ellos".

Naturalmente, no se trata de penitencias corporales, ya que como lo decía S. Juan de la Cruz eso son penitencias de bestias, basta aceptar con resignación y sin acritud, las pruebas que Dios nos quiera mandar a cada uno, como lo decía también ese Santo, Dios manda a cada cual, unos sufrimientos proporcionales al grado de imperfección de cada uno, y también al grado de Gloria a la cual los quiere levantar.

Por fin, terminaré con la visión de los elegidos del Apocalipsis, en donde la multitud innombrable de elegidos, con palmas en las manos, que simbolizan el triunfo sobre las fuerzas del mal, eran, según lo anunció el Ángel al Apóstol Juan , los que habían venido de la gran tribulación.





De los cuadernos de Mª Valtorta 
(Dictado del 11 de Junio de 1.944)


Dirigido a los Espíritus que viven en el plano espiritual


Dice Jesús:

           [...] No te turbes si te sientes turbada. Deja que la turbación venga de los otros – sean hombres o sea Satanás – pero no añadas  nunca la tuya. Sería siempre la turbación más hiriente porque sería la más íntima.

            Nunca te digas: “No soy capaz de hacer bien lo que hago”, “No se servir a Dios con perfección”, “En lugar de santificarme, peco”. Claro que no sabes hacer bien lo que haces, que no eres perfecta en el servir, que aún tienes innumerables  imperfecciones. Más, ¿Quién, mientras sea hombre, será capaz de hacer las cosas bien, a la perfección, sin pecar nunca? ¿Quién es perfecto si se compara con la Perfección?        
        
         [...] Más el único camino para salvar al mundo es el dolor. Hasta Yo que soy Dios, no encontré otro camino para llegar a ser el Salvador. El júbilo será júbilo para vosotros, pero lo será en la otra Vida. Para vosotras, ¡oh, víctimas amadas!, el júbilo no está aquí. Aquí está mi Paz, está la unión conmigo, está mi amor. Es decir, aquí están los gozos del espíritu, pero nada hay para la carne. Para la carne solo hay dolorUn dolor que no acaba nunca porque el error aumenta cada vez más. Vosotras sois las reparadoras del error y no podéis tener pausas en vuestro cometido, porque el Enemigo sigue destruyendo y hay que seguir edificando para que el mundo mantenga aún un aspecto humano, un aspecto no completamente satánico.

            En el cielo, Cristo ya no llora, pero sufre aún porque, aunque es Dios, también es hombre y tiene un corazón. Y, ¿por qué sufre ese corazón Mío, perfecto en sus pasiones? Sufre porque ve que no le aman y porque ve sufrir; sufre porque debe dejar que sufran los que le aman, esos a quienes ama.

           ¡Oh, como sufro viéndoos sufrir para cumplir en vosotros la redención del hombre! ¡Como sufro! Pero en cada latido de dolor que responde en Mí a vuestro  dolor, Yo uno un don para el Cielo, para vuestro Cielo. Es vuestro, por cierto, pero lo conquistáis hora a hora y él os espera.

           ¡Oh, cuáles resplandores brillan aquí para vosotros  ¡Oh, cuál amor os espera! ¡Cuánta ansiedad por dároslo! Alza los ojos y mira. Entre los mil fulgores de lo que has merecido, el Rostro de tu Dios resplandece para ti, te sonríe y te bendice.

               Sí, te bendigo. Ve en paz”.   





miércoles, 3 de febrero de 2016

EL RELATIVISMO PREDICADO POR UNA GRAN MAYORÍA DE RELIGIOSOS Y FIELES, ES LA CAUSA DE TODOS LOS MALES DE LA IGLESIA


ALEGORÍA DEL REINO DE DIOS, DONDE ESTÁN LOS ELEGIDOS






EL RELATIVISMO ES CONTRARIO A LA TRADICIÓN DE LA IGLESIA CATÓLICA

Desde los inicios de la Iglesia, que tuvo lugar después de la Redención de Cristo,  la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, se ha ido desarrollando de acuerdo con las Leyes del Evangelio: Renuncia a todas las seducciones del mundo, huida del pecado bajo todas sus formas, y lucha contra los tres enemigos naturales del alma de los fieles que eran, son y serán el Mundo, el Demonio y la Carne.

La Fe se ha podido implantar en el mundo entero, gracias a esos principios fundamentales, que se pueden resumir en una sola Cosa: Amor a Dios y al Prójimo, que es el primer mandamiento, lo que exige Renuncias, Sacrificios y huida del pecado bajo todas sus formas, ya que el pecado es el arma que tiene Satanás y sus socios que son el Mundo y la Carne.

Esos tres enemigos, formidables, ya que están liderados por Lucifer, que fue el Ángel más subido de la Creación, y que está dotado de una inteligencia y astucia sobrenatural, solo se puede vencer por la Virtud que es el arma de Dios, y sus socios que son la Santa Iglesia con sus armas que son los santos sacramentos, que nutren, curan y fortalecen las lamas de los fieles.

Así ha florecido la Santa Iglesia durante siglos, trayendo al mundo la prosperidad, y ha hecho florecer el valor de las virtudes cristianas, enseñando y predicando la belleza y la importancia de esas virtudes, que llevan las almas a conseguir la filiación divina, ya que como lo dijo Jesús a Nicodemo, el alma tiene que volver a nacer para ser herederos del reino de Dios. La Iglesia ha predicado también la fealdad del pecado que conduce a la muerte del alma, es decir que cuando el pecador es impenitente, y comete pecado mortal, abandona la filiación divina y se hace hijo de Satanás.

Muchos miembros de la iglesia predican el relativismo y el abandono del sacrificio. No ven diferencia alguna entre el pecado y la virtud, en cuanto a la existencia del Infierno y del demonio, nunca hablan de ello, haciendo como dicen que hace la avestruz, escondiendo la cabeza debajo de la arena para no ver el peligro.

La existencia del Infierno es un Dogma de la iglesia, definido en el IV Concilio de Letrán (1.215)  y explicado en muchos documentos del Magisterio. por tanto, al ser Dogma de fe, hay obligación de creer, de lo contrario se cae en herejía y apostasía, con la debida carga de pecado mortal. Según el diario de Santa Faustina Kowalska, dice que en su visita al infierno, se le dio a conocer que la mayor parte de los condenados no habían creído en el Infierno durante su vida terrenal.




TODOS LOS SANTOS HAN LUCHADO CONTRA EL RELATIVISMO, Y HAN TENIDO HORROR AL PECADO, PORQUE SIMBOLIZA LA MUERTE DEL ALMA Y UNA NUEVA HERIDA AL REDENTOR.


Vida de San Juan de la Cruz
Por Crisogono de Jesús O.C.D.


[…] Otro viaje a Bujalance, esta vez desde Córdoba. También le acompaña el hermano Martín de la Asunción. Salidos de Córdoba, al llegar a las ventas de Alcoleo, próximo al recodo del Guadalquivir, que baja buscando la vega cordobesa, sale una mujer a la puerta del mesón con ademanes provocativos para los hombres que allí están. Es el momento en que llegan los descalzos. Fray Juan se encara con ella y le reprende con energía. Le dice que tenga vergüenza y piense que su alma la ha redimido Jesucristo con su sangre; que se enmienda y se recoja. La mujer se queda mirando unos momentos al Reformador y cae desplomada al suelo. Se acude a echarle agua al rostro, mientras otros le toman el pulso, dándola por muerta. Después de un rato en que permanece insensible y desfigurada, vuelve en sí, pidiendo confesión a gritos y diciendo que quiere ser buena. El Padre Fray Juan la consuela, la exhorta hablándola de Dios, y le da una cédula para que vaya a Córdoba al convento de los Descalzos a confesarse.

Lo hace y cambia totalmente de vida. Luego se la verá ya casada y viviendo en Córdoba, vestida con el hábito de San Francisco, ceñida la cintura con una soga de esparto, haciendo vida ejemplar de virtud y recogimiento.

[…] Venta de Benalúa entre Granada y Jaen, el Padre Juan pasa con el hermano Martín en el momento en que dos hombres luchan enfurecidos a la puerta, tirándose cuchilladas. Uno de ellos sangra ya, herido en una mano. Fray Juan se acerca a ellos montado en si cabalgadura y les grita: "En virtud de Nuestro Señor Jesucristo, os mando que no riñáis más, y arroja en medio de los dos contendientes el sombrero que llevaba en la mano. Como por encanto, los dos hombres se quedan inmóviles, mirándose el uno al otro. Fray Juan se apea del machuelo, les hace darse un abrazo y hasta logra que se besen mutuamente los pies en señal de perdón. La gente de la venta, que ha contemplado toda la escena y que antes de llegar Fray Juan había intentado inútilmente de reconciliar a los dos pendencieros, lo da por un milagro.





EL SANTO CURA DE ARS, PATRÓN DE TODOS
LOS SACERDOTES DEL MUNDO ENTERO
(De Francis Trochu)



“El Cura de Ars, ha dicho el Rdo. Toccanier, tenía un atractivo particular para convertir a los pecadores”. Podría decirse que les amaba con todo el odio que sentía por el pecado. Lo detestaba y “hablaba de él  con horror e indignación”; pero tenía para los culpables una compasión inmensa, y sus gemidos por la pérdida de las almas, partían el corazón: “Dios mío, exclamaba en su habitación, un día de Cuaresma de 1.841, Dios mío, ¡que vos hayáis sufrido tantos tormentos para salvarlos y que ellos se hayan condenado!...”. Y en los catecismos decía: “¡qué dolor más amargo al pensar que hay hombres que mueren sin amar a Dios!”…. “¡Ah, los pobres pecadores! – y había que oír con qué tono pronunciaba esas palabras – si yo pudiese confesarme por ellos!”. 

La Sta. Marta des Garets lo oyó, toda temblorosa, conjurar un día, desde el  púlpito, a los oyentes que quisieran condenarse, que al menos cometieran el menor número posible de pecados mortales, para no aumentar los eternos castigos… Hasta el fin de mi vida, recordaré aquel sermón sobre el Juicio Universal, durante el que repetía muchas veces: “¡Maldito de Dios!... ¡maldito de Dios!... ¡qué desgracia…!”. Aquello no eran palabras; eran gemidos que arrancaban lágrimas a cuantos se hallaban presentes”.