MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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viernes, 22 de junio de 2018

¿POR QUÉ LA IGLESIA CATÓLICA NO SE UNE YA CON LA IGLESIA ORTODOXA?











LAS CAUSAS DE LAS HEREJÍAS  
DE LAS IGLESIAS SEPARADAS

Creo sinceramente que intentar la unión con las múltiples iglesias protestantes, nacidas del renegado Lutero, es perder el tiempo, la mayoría de las que he conocido desprecian nuestra devoción a la Santísima Virgen María y a los Santos que tendrían que ser nuestros modelos.

En un escrito sobre la veneración a la Virgen, que había publicado a una Comunidad religiosa, me salió al encuentro un Pastor protestante diciéndome que en día del Juicio, Ella me iba a machacar la cabeza con un bate de béisbol. Le dije que él le tenía el mismo odio a la Stma Virgen María que Satanás, como buen hijo de él. ¡Me contestó una seguidora suya, que me maldijo!, le dije que yo era un alma que intentaba como un espejo reflejar a Dios, y que su maldición volvía a Dios por ese espejo, y recaía sobe ella. Estas palabras las dijo Jesús a un Fariseo que lo había maldecido, y que se pueden leer en el Evangelio como me ha sido Revelado de María Valtorta,

Lo que no llego a comprender es como no nos hemos unido con los Ortodoxos, que tienen los mismos Sacramentos que nosotros, y que también veneran a la Virgen María y a los Santos como San Basilio, cuya precisa Catedral está en Moscú.
Tienen además una hermosa Liturgia, que no han cambiado desde su inicio, como muchos católicos que se han "protestantizado", intentando en vano apagar nuestras devociones a la Virgen y a los Santos.

De la misma manera de que el que es sumiso y obediente a la Ley, conservando el santo Temor de Dios, se transforma poco a poco en un ser semejante a su Maestro Jesús, amando hasta a sus enemigos, el que pierde ese santo Temor y sucumbe al orgullo, se llena de odio y de desprecio hacia el prójimo, semejante a su maestro Satanás. Y de ahí nacen la gran variedad de sectas religiosas, de Iglesias desgajadas del tronco de la Iglesia católica, y si se analizan detenidamente las causas de estas escisiones, siempre observaremos que inicialmente, un posible pecado de alguna Jerarquía de la Iglesia Católica que es Santa y sana en su doctrina, pero que está constituida por hombres pecadores, y no por ángeles, es lo que ha propiciado esta escisión en la Iglesia de Cristo.
          El mecanismo, auspiciado por Satanás es siempre el mismo, como lo explica San Juan de la Cruz, el enemigo introduce primero la aguja de la verdad, que es un fallo de la Iglesia, para luego poder introducir el hilo de la mentira, que se produce siempre porque la promesa de Cristo “Las puertas del Infierno no prevalecerán”, no se aplica a las ramas desprendidas de la cepa de Cristo.

            Por esta razón podemos decir que las únicas Iglesias fundadas por Cristo son la Iglesia Católica, y la Iglesia Ortodoxa, que no han sido fundadas por seres humanos, y que todas las iglesias que están fundadas por personajes más o menos variopintos, se han desprendido del tronco principal. Es el caso de los Luteranos, los Calvinistas, los Erasmistas, los Baptistas, los Anglicanos (fundados por un sádico criminal), más recientemente los Santos de los últimos días, los Testigos de Jehová, los Mormones y un sin fin de sectas que sería largo enumerar. 

          No llego a comprender como aún no existe una unión perfecta de las Iglesias Católicas Romanas y Ortodoxas, no existe del punto de vista doctrinal, que es lo más importante, diferencia alguna entre las dos confesiones, y esa es la prueba que ambas son una misma Iglesia de Cristo. Solo falta un poco de buena voluntad de ambas partes:

            ¿Qué perdería la Iglesia Romana? ¡Absolutamente nada!, seguiría con el mismo poder que detenta en la actualidad, y además compartiría con la Iglesia ortodoxa la unidad de las dos partes más importantes y auténticas del Cristianismo.

       Lo mismo ocurriría para la Iglesia Ortodoxa, solo tendría que reconocer que la Iglesia Católica era anterior a la Iglesia Ortodoxa, como lo enseña la historia, y que la sangre de los primeros mártires, que es la base y el fundamento de la fe,  se ha vertido primero en el Coliseo Romano.

        El Patriarca Ortodoxo y el Santo Padre seguirían ostentando los mismos poderes, y en cuestión de Doctrina, sobre todo en los temas más transcendentales, no habría desavenencia alguna, ya que el Espíritu Santo que los ilumina es el mismo en ambas confesiones. Se volverían entonces a unir la Iglesia de Roma y la de Constantinopla, como así lo estaban en los inicios.


LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO SE REPARTEN  SEGÚN
EL GRADO DE HUMILDAD DE CADA ALMA


         El Espíritu Santo, reparte a cada uno los dones que cree convenientes para la acción de Dios en su Pueblo, para la Salvación del género humano, y para que pueda florecer en el Pueblo Santo la doctrina salvífica de Cristo Jesús, el Camino, la Verdad y la Vida. Naturalmente, esos dones de Dios solo se reparten a las almas que tienen cierto grado de humildad, o sea de Temor de Dios, sin el cual es imposible que cualquiera reciba don alguno, porque Dios nunca se comunica con los soberbios, aunque sepan griego, hebreo, arameo o latín o que sean profesores de teología y que tengan un doctorado.

         Y tanto es así, que una vez recibido el don, si el alma se vuelve soberbia, es decir si tentada por Satán, pierde la humildad, esos dones santos y verdaderos, se vuelven impíos y falsos: Eso es lo que ocurre con los grandes teólogos, que poseían grandes dones de sabiduría, don de lenguas, discernimiento de los Espíritus, don de profecía, y que sucumbiendo a las astucias de Satán, han perdido la santa humildad y temor de Dios, y se rebelan contra la Jerarquía establecida por Dios, y hablan, predican, profetizan y disciernen falsamente.

        

INVENTARIO DE LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO
(1 Cor 12-1,11)

           “En cuanto a los dones del Espíritu, no quiero, hermanos que sigáis en la ignorancia. Como sabéis, cuando no erais Cristianos, os dejabais arrastrar ciegamente hacia los ídolos mudos. Por eso os hago saber, que nadie que hable movido por el Espíritu de Dios puede decir: “maldito sea Jesús”, como tampoco puede decir: "Jesús es el Señor”, si no está movido por el Espíritu Santo.

           Hay diversidad de carismas, pero el espíritu es el mismo. Hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Hay diversidad de actividades, pero uno mismo es el Dios que activa todas las cosas en todos. A cada cual se le concede la manifestación del Espíritu para el bien de todos. Porque a uno el Espíritu lo capacita para hablar con sabiduría, mientras a otro el mismo Espíritu le otorga un profundo conocimiento. Este mismo Espíritu concede a uno el don de la fe, a otro el carisma de curar enfermedades, a otro el poder de realizar milagros, a otro el poder de hablar en nombre de Dios, a otro el distinguir entre espíritus falsos y verdaderos, a otro el poder hablar en un lenguaje misterioso, y a otro en fin, el don de interpretar ese lenguaje. Todo esto lo hace el mismo y único Espíritu, que reparte a cada uno dones como él quiere.”

LA IMPORTANCIA DE LOS DONES (1 Cor 13-27, 30)

          Ahora bien, vosotros formáis el Cuerpo de Cristo y cada uno por su parte es un miembro. Y Dios ha asignado a cada uno un puesto en la Iglesia: primero están los Apóstoles, después los que hablan en nombre de Dios, a continuación los encargados de enseñar, luego vienen los que tienen el don de hacer milagros, de curar enfermedades, de asistir a los necesitados, de dirigir la comunidad, de hablar un lenguaje misterioso.

         ¿Son todos Apóstoles? ¿Hablan todos en nombre de Dios? ¿Enseñan todos? ¿Tienen todos el poder de hacer milagros, o el don de curar enfermedades? ¿Hablan todos un lenguaje misterioso o pueden todos  interpretar ese lenguaje?
En todo caso, aspirad a los carismas más valiosos. Pero aún os voy a mostrar un camino que los supera a todos.

EL LENGUAJE DE DIOS

           Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor soy como campana que suena o címbalo que retiñe. Y aunque tuviera el don de hablar en nombre de Dios y conociera todos los misterios y toda la Ciencia y aunque mi fe fuera tan grande como para trasladar montañas, si no tengo amor, nada soy. Y aunque repartiera todos mis bienes a los pobres y entregase mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, nada me sirve.

El amor es paciente y bondadoso
No tiene envidia
ni orgullo, ni jactancia.
No es grosero ni egoísta;
no se irrita, ni lleva cuentas del mal;
no se alegra de la injusticia,
sinó que encuentra su alegría en la verdad.
Todo lo excusa, todo lo cree,
Todo lo espera, todo lo aguanta.

           El amor no pasa jamás. Desaparecerá el don de hablar en nombre de Dios, cesará el don de hablar en un lenguaje misterioso, y desaparecerá también el don del conocimiento profundo. Porque ahora nuestro saber es imperfecto, como también es imperfecta nuestra capacidad de hablar en nombre de Dios; pero cuando venga lo perfecto, desaparecerá lo imperfecto. Cuando yo era niño, hablaba como niño, razonaba como niño; al hacerme hombre, he dejado las cosas de niño. Ahora vemos por medio de un espejo y oscuramente, entonces veremos cara a cara. Ahora conozco imperfectamente, entonces conoceré como Dios mismo me conoce.
Ahora subsisten esas tres cosas : la fe, la esperanza, el amor, pero la más excelente de todas es el amor.


LA EXCELENCIA DEL QUE HABLA EN 
NOMBRE DE DIOS
(1 Cor 14-1, 25)

           Buscad pues el amor. En cuanto a los demás dones, aspirad sobre todo al de hablar en nombre de Dios. Y es que quien posee el don de expresarse en un lenguaje misterioso no habla a los hombres, sino a Dios, pues movido por el Espíritu dice cosas misteriosas que nadie entiende. Pero el que habla en nombre de Dios, habla a los hombres, los ayuda espiritualmente, los anima y los consuela. El que se expresa en lenguaje misterioso se ayuda a si mismo; en cambio, el que habla en nombre de Dios, contribuye al bien de la Iglesia.

           Desearía que todos vosotros tuvieseis el don de expresaros en ese lenguaje misterioso, pero prefiero que tengáis el don de hablar en nombre de Dios, pues para el bien de la Iglesia es más útil el que transmite mensajes en nombre de Dios, que quien habla un lenguaje misterioso, a no ser que también interprete ese mensaje.

           Supongamos por ejemplo, hermanos que yo fuera a vosotros hablándoos en un lenguaje misterioso, ¿De qué os aprovecharía si mi lenguaje no os proporcionase alguna revelación, algún conocimiento, algún mensaje o alguna enseñanza? (…)

           Así también vosotros, si habláis un mensaje misterioso y no pronunciáis palabras inteligibles, ¿Cómo se entenderá lo que decís? ¡Estaréis hablando a las paredes! (…)

         Yo doy gracias a Dios porque hablo ese lenguaje misterioso más y mejor que todos vosotros. Pero en la asamblea prefiero hablar cinco palabras inteligibles e instructivas, a diez mil en un lenguaje ininteligible. (…)

             Así pues, el don de expresarse en un lenguaje misterioso tiene carácter de signo, no para los creyentes, sino para los que no creen. En cambio el don de hablar en nombre de Dios no es para los que no creen sino para los creyentes. Por tanto, si reunida la asamblea, entra un iniciado o uno que no cree y todos se están expresando en ese lenguaje misterioso ¿No dirán que estáis locos? Pero si todos están hablando en nombre de Dios y entra ese iniciado y ese que no cree, entre todos les harán recapacitar y reconocer sus pecados, quedando de manifiesto los secretos de su corazón. Caerá entonces de rodillas, adorará a Dios y proclamará que Dios está realmente entre vosotros.”

           Y aquí están las palabras irrefutables de San Pablo, el gran Apóstol que es el faro de la Iglesia de Dios. Según S. Juan de la Cruz, San Pablo y Moisés son los únicos que han tenido el privilegio de ver a Dios con sus ojos mortales, a pesar de lo que afirmaba el Antiguo testamento: "No puede verme ser humano sin morir”, ya que la visión inefable de la Divinidad es de un esplendor y de un fulgor tal, que el cuerpo material se “fundiría”, por eso, dice S. Juan de la Cruz, que para entrever esa visión, Dios tuvo que amparar con su "Brazo izquierdo" la debilidad del cuerpo material.


     

martes, 19 de junio de 2018

LAS DESASTROSAS CONSECUENCIAS DEL PECADO ORIGINAL: DICTADO DE SAN PABLO SOBRE LA EPÍSTOLA A LOS ROMANOS (7, 1-13)



PINTURA DE RAPHAEL: SAN PABLO PREDICANDO A LOS ATENIENSES





Extraordinaria explicación sobre la epístola de San Pablo a los Romanos, aclarando la situación de Adán y Eva antes del pecado Original, y como hubiera sido su condición pasando del Paraíso Terrenal al Paraíso espiritual sin conocer la muerte, que es lo que ocurrió con la dormición de la Virgen María que fue su Gloriosa Asunción.

Sublime explicación de todas las consecuencias del pecado, que produce la busca desenfrenada del placer, y la renuncia a todo sacrificio, siendo la relación con la pareja una busca de la lujuria, anulando lo que quería Dios: Una relación de amor de pareja en la cual el sexo sería similar a la del amor maternal o al amor filial. Fue esa concupiscencia que hizo perder a nuestros progenitores su inocencia, por eso se vieron desnudos y sintieron vergüenza.

El pecado Original anuló lo que quería Dios, surgió un amor egoísta hacia todo lo creado, que solo es un objeto de disfrute, y no un amor para cumplir con la Ley de Dios, por eso los culpables fueron expulsados del Edén, para que no puedan comer del árbol de la Vida, ya que para hacerlo, es necesario cumplir con la voluntad de Dios. Por eso Satanás que dijo "No serviré" fue también expulsado del Cielo y se transformó en demonio, sin posibilidad de Redención porque al no tener tentador pecó por pura Soberbia. 


Dictado a Mª Valtorta del 28/2/1.948
A los Romanos cap. 7º,vv 1-13

Dice el Autor Divinísimo:

“Es verdad firme que los primeros Padres, además de la Gracia santificante y de la inocencia, recibieron otros dones de su Creador al tiempo de su creación, y eran estos: La integridad esto es, la perfecta subordinación del sentido a la razón, la ciencia proporcionada a su estado, la inmortalidad y la inmunidad de todo dolor y miseria.

[...] Este don de ciencia, del modo que regula el amor de la criatura con su Creador, regula también el de la criatura con la criatura, con la esposa, su semejante en primer lugar, teniendo para ella un amor sin desorden de lujuria, ese amor ardiente de los inocentes con el que solo los lujuriosos y corrompidos se creen incapaces de amar.¡Oh, ceguera causada por los fermentos de la corrupción! Los inocentes, los castos, esos son los que saben amar y amar de verdad. Amar los tres órdenes que hay en el hombre y con los tres órdenes que hay en él; pero comenzando del más alto y dando al más bajo – el natural – esa ternura virginal que se refleja en el más ardiente amor  materno y en el más ardiente amor filial. 

Esto es, en esos dos únicos amores desprovistos de atractivo sensual; amor del alma, amor de criatura-hijo hacia el vivo tabernáculo que le llevó; amor de criatura-madre hacia el testimonio vivo de su cualidad de procreadora, gloria de la mujer, que por las penas y el sacrificio de la maternidad, se eleva de mujer a cooperadora de Dios, “obteniendo un hombre con el concurso de Dios” (Gén 4, 1).

Debiera haber regulado también el amor del hombre hacia las criaturas nacidas de su amor santo con Eva. Más Adán y Eva no llegaron a ese amor santo, porqué – aún antes de que “el hueso de los huesos de Adán y la carne de su carne, por la que el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne”, les floreciese un hijo del modo como una planta besada por el sol, y no por otro alguno, nacen flores y fruto – el desorden había corrompido con su veneno el amor santo de los Progenitores que quisieron conocer más de cuanto erales justo y suficiente que conociesen, por lo que dijo la Justicia: “Tengamos cuenta de que no vaya el hombre ahora a extender la mano y coja también del árbol de la Vida, coma de él y viva eternamente”.

Esta frase deja perplejos a muchos y a otros muchos, sírveles para presentar al Buenísimo y Generoso como un avaro cruel. Sírveles también para negar una de las verdades religiosas: la correspondencia a uno de los dones de Dios a los primeros padres esto es, la inmortalidad.

El don, para que sea don, ha de ser dado. Dios había dado inmortalidad al igual de los otros dones entre los que estaba el de una ciencia proporcionada a la condición del hombre. No toda la ciencia, puesto que Dios es sapientísimo. E igualmente había dado inmortalidad, más no eternidad, puesto que solo Dios es eterno. El hombre había de nacer, ser procreado por el hombre creado por Dios y ya no morir sino pasar del paraíso terrenal al celestial y gozar allí de perfecto conocimiento de Dios.

Más el hombre abusó. Prefirió no haber recibido don alguno gratuito. Quiso toda la Ciencia sin reflexionar que hasta de las cosas buenas, se ha de usar con medida proporcionada a la propia capacidad y que únicamente el Inmenso y Perfectísimo puede conocer todo sin peligro, puesto que su Infinita Perfección puede conocer todo el Mal sin recibir de él turbación alguna corruptora. Dios sufre por el Mal que ve, más el sufrimiento es por lo que el mismo produce en vosotros, no por Él, ya que se encuentra muy por encima de cuanto pueda el mal intentar, y ni aún el obstinado y astuto poder que tiene por nombre Satán puede causar menoscabo a su Perfección.

Es en vosotros como Satán ofende a Dios. Más si vosotros os mantuvierais fuertes, no habría manera de que Satán ofendiese a Dios por vuestro medio. Si pensáis en esto, vosotros que amáis a Dios más o menos intensamente, no pecaríais jamás, porque ningún de cuantos os gloriáis de cristianos-católicos querríais sentiros cómplices de Satanás en ofender a Dios. Y sin embargo, lo hacéis. Es que jamás reflexionáis en lo astuto que es Satanás y tan rapaz que no se contenta con tentaros y venceros, sino que más que a vosotros, mira a mofarse de Dios, a arrebatarle las almas, a ridiculizar y destruir el Sacrificio de Cristo, haciéndolo inútil para muchos de vosotros y para otros muchos, capaz a penas de evitarle la condenación.

Satán lo sabe muy bien, tiene contadas todas las lágrimas, todas las gotas de sangre del Hijo del Hombre, en cada lágrima, en cada gota ha visto el verdadero nombre, el verdadero motivo de las mismas: la indiferencia inerte de un católico por esas lágrimas, la perdición de un católico por las gotas de la Sangre divina. Sabe cuál fue la causa del dolor que arrancó lágrimas y sudor purpúreo a Cristo, su adversario divino, adversario desde el momento de su rebelión, adversario eterno y vencedor eterno para millones de espíritus, a los que Cristo dona y donó el Cielo.

[...] El Decálogo con su parte positiva: “harás” y su parte negativa: “no harás”, crea el pecado con todas sus consecuencias. Porque se peca al saber que se peca, y así, el hombre, después de la Ley, ya no tuvo excusa para decirse a sí mismo: “No sabía que pecaba”. El Decálogo es Piedad, castigo y prueba. Como “prueba” era también el árbol que se erguía en medio del Edén. Sin prueba no se puede formar juicio del hombre y está dicho que "Dios prueba al hombre como el orfebre prueba el oro en el crisol”.

Solo las virtudes fuertes y sobre todo la caridad, se acomodan a las disposiciones negativas de la Ley. Porqué, generalmente, el hombre, por insinuación satánica y por estímulos latentes, apetece lo que está prohibido. Por lo que son verdaderos héroes los que aplastan el sentido y las tentaciones bajo el peso de su fuerte amor y no alargan con avidez sus manos al fruto prohibido. Y estos son los verdaderos cristianos que no hacen mal uso de los infinitos méritos de Cristo, de la Gracia obtenida por su medio, y sarmientos silvestres injertados a la verdadera Vid, dan para Dios frutos copiosos de virtudes activas y están ciertos por ello, de alcanzar la Vida Eterna.

Estos son los verdaderos cristianos en los que se encuentran vivos los dones del Espíritu Santo, al que completa Jesús comunicando a los hombres en Gracia de Dios, la ciencia, ese gran don perdido con el pecado de Adán, la ciencia sin la cual, la Ley dada para ser “Vida”, puede resultar “muerte”. Porque el hombre que no posee la Ciencia proporcionada a su estado, no ama ordenadamente a Dios ni a las criaturas, cualesquiera que ellas sean; cae en las diferentes idolatrías, en la triple concupiscencia; desfigura la misma religión con un conjunto híbrido de prácticas pecaminosas cuando no – siendo así que el cristiano recibe con el Bautismo el don infinito de la Gracia – de prácticas farisaicas condenadas por el Verbo Divino; no se conoce a si mismo y por eso no hace de su placer un obsequio al querer divino; altera en sí la imagen y semejanza de Dios, los dones recibidos para su bien, los vuelve a emplear para hacer y hacerse el mal; si hace limosnas, no las hace por misericordia con los pobres sino para ser alabado por ellas; si escruta los misterios de la creación, lo hace por recibir gloria de los hombres, más no por dar gloria al Creador.

De esta suerte, sus acciones pierden su perfume que las hace santas a los ojos de Dios y él tiene en la Tierra su bien fugaz, mientras que el “hielo y rechinar de dientes”, como decía el Verbo le aguardan allí donde no cuentan las apariencias sino la verdad de las acciones humanas. Y, si no obstante de haber hecho mal aquel bien que podía llevar a cabo, elude por la misericordia de Dios el hielo y la tortura del infierno, larga permanencia le aguarda en la escuela del Purgatorio, en donde aprenderá la verdadera caridad que no es “herejía de las obras”, el azote de vuestros días, pues son muchos los que se afanan a servir a Cristo con un bullir de prácticas y actos exteriores tan sólo, que dejan a los buenos como estaban o escandalizados tal vez, y no sirven para mejorar a los malos ni convertirlos.

La verdadera caridad es, por tanto, el ejemplo de una vida profunda y conscientemente cristiana en todo. La verdadera caridad es aquella que Jesús quería de Marta, afanada con exceso en tributar honores externos al Hijo de Dios. (Luc 10, 38-42). El vivir de este siglo no admite la contemplación del modo que muchos lo entienden. Más Dios no bendice la sola acción. El quiere que se complementen la vida activa y la contemplativa y que las obras no se reduzcan a simple fragor, agitación y aún a discusión con los enemigos, que no sean “herejía” sino religión, esto es, trabajo que equivale a plegaria por el continuo ofrecimiento de los propios actos a Dios, realizándolos todos únicamente a su Gloria y así, la plegaria sea trabajo. Trabajo continuo sobre si mismo, tallándose cada vez más conforme al Modelo Jesucristo y modelando a los demás con el ejemplo.

En vano se afanan los hombres si Dios no bendice sus actos. Y ¿Cómo queréis que Dios esté con vosotros bendiciéndoos y triunféis en vuestras empresas si en ellas no actúa el don de Ciencia por el que el hombre se conduce en todos sus actos guiado por un fin santo y no por la propia gloria?”.







viernes, 15 de junio de 2018

RECOMENDACIONES DE JESÚS RESUCITADO A SUS APÓSTOLES: EL HA MUERTO POR TODOS LOS HOMBRES



EL SANTO SACRIFICIO DE LA MISA, MANTIENE
 PRESENTE LA GRACIA SANTIFICANTE
HASTA EL FIN DEL MUNDO



Palabras de Jesús a los Apóstoles después de resucitado, que son más actuales que nunca y que rebaten la mentalidad actual de muchos creyentes, sacerdotes y consagrados, que se dedican a criticar vehementemente al Papa Francisco, como el Obispo de Amberes, y la conferencia episcopal austriaca que se han rebelado contra el Papa, o los teólogos disidentes como Hans- Küng, Queiruga o Massiá y tantos otros, que quieren una mayor abertura al paganismo, queriendo secularizar a la Santa Iglesia Católica.

Luego existen toda una colección de creyentes, que se creen los escogidos y enviados por Dios, para corregir las directrices de la Iglesia, establecida por Dios para dirigir perpetuar su Sacrificio y su Doctrina, a la cual la dotó de plenos poderes, y le prometió que las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella.

Querer ahora demostrar que su Iglesia va por el camino errado, no solo es una falta de fe, ya que es dar a entender que Dios, después del tremendo Sacrificio suyo y de todos los Santos, va a permitir que perezca su Iglesia, es decir que su misión ha sido inútil. Esto es también la consecuencia de un grave pecado de soberbia, de unos individuos errados, y también "herrados", parecido al de Lucifer, que dijo: "No serviré", y que se rebeló contra los planes de Dios, lo que lo transformó de un Ángel de Luz en un ángel tenebroso.

Estos individuos, aún que tengan doctorados, sepan hebreo y latín, y hayan publicado muchos libros de religión, al perder la Gracia de Jesús se han vuelto analfabetos de la fe, ya que tienen orejas y no oyen y ojos y no ven, como dijo Jesús. Lo mismo le ocurrió a Lucifer, el arcángel más subido, que estaba tan cegado por su orgullo que no llegó a entender, que era una criatura limitada que quería enfrentarse a Dios, el Ser dotado de unos atributos de una grandeza, perfección, y poder infinitos.




DEL EVANGELIO TAL COMO ME HA SIDO REVELADO
DE MARÍA VALTORTA 
Diálogo de Jesús con los Apóstoles después de su 
Gloriosa Resurrección


[...] "Es verdad... Si... tenemos preguntas que hacerte..." dice Pedro.
"Pues preguntad"
"Si... Ayer, al despertar el día, cuando nos dejaste, estuvimos hablando entre nosotros sobre lo que habías dicho. Ahora otras palabras se acumulan en nosotros por lo que acabas de decir. Ayer, y también hoy, si lo pensamos bien, has hablado como si fueran a surgir herejías y divisiones, y pronto además. esto nos hace pensar que tendremos que ser muy prudentes con los que se quieran incorporar a nosotros. Porque está claro que en ellos estará la semilla de la herejía y la división".

"¿Lo crees? ¿Y no está ya dividido Israel respeto a venir a Mí? Tú quieres decir que el Israel que me ha querido nunca será hereje y nunca estará dividido. ¿No? Pero, ¿acaso ha estado unido alguna vez, desde hace siglos?, ¿acaso estuvo unido, incluso en los momentos  de su antigua formación? ¿Y ha estado unido en seguirme? en verdad os digo que está en él la raíz de la herejía".

"Pero...".

"Pero es idólatra y vive en la herejía, desde hace siglos, bajo apariencia externa de fidelidad. Ya conocéis sus ídolos y sus herejías. Los gentiles serán mejores. Por eso, Yo no los he excluido, y os digo que hagáis lo que Yo he hecho.
Esto será para vosotros unas de las cosas más difíciles. Lo sé. Pero traed a vuestra memoria a los profetas. profetizan la vocación de los gentiles y la dureza de los judíos. ¿Qué razón tendríais para cerrar las puertas del Reino a los que me aman y se acercan a la Luz que su alma buscaba? ¿Los creéis más pecadores que vosotros porque hasta el momento no han conocido a Dios; porque han seguido su religión y la seguirán hasta que no se vean atraídos por la nuestra? No debéis hacerlo. Y os digo que muchas veces son mejores  que vosotros porque, teniendo una religión  no santa, saben ser justos.

No faltan los justos en ninguna nación ni religión. Dios observa las obras de los hombres, no sus palabras.Y si ve que un gentil, por justicia del corazón, hace naturalmente lo que la Ley del Sinaí manda, ¿porque debería considerarlo abyecto? ¿No es aún más meritorio el que un hombre que no conoce el mandato de Dios de no hacer esto o aquello porque está mal, se imponga a si mismo un imperativo de no hacer lo que su razón le dice que no es bueno y lo siga fielmente?... ¿No es esto mayor respeto al mérito relativo de aquel que, conociendo a Dios, fin del hombre, y conociendo la Ley, que permite conseguir este fin, haga continuos compromisos y cálculos para adecuar el imperativo precepto a la voluntad corrompida? ¿qué os parece? ¿creéis que Dios aprecia las escapatorias que Israel ha puesto a la obediencia, para no tener que sacrificar mucho su concupiscencia?

Y me permito aquí añadir una reflexión personal adaptada a la situación actual. la mentalidad de los quietistas y relativistas del tipo Queiruga, Massía, Hans Küng, y tantos otros seguidores, que se han inventado una religión "descafeínada", en donde ya nada es pecado, y por consiguiente no puede haber castigo, solo premio para todos, son los "populistas" de la religión, que prometen bienes para todos, poniendo en plan de igualdad al trabajador y honrado ciudadano, con el perezoso, el vicioso y el ladrón.

¿Qué os parece? ¿Creéis que cuando salga de este mundo un gentil, justo ante Dios por haber seguido la recta Ley que su conciencia se impuso, Dios le va a juzgar como demonio? Os digo que Dios juzgará las acciones de los hombres, y el Cristo, Juez de todas las gentes premiará a aquellos en quienes el deseo del alma tuvo voz de íntima ley para llegar al fin último del hombre, que es unirse de nuevo con su Creador, con el Dios desconocido por los paganos, pero sentido como verdadero y santo, más allá del escenario pintado de los falsos Olimpos.

Es más, tened mucho cuidado de no ser vosotros escándalo para los gentiles. Ya demasiadas veces ha sido mancillado el nombre  de Dios entre los gentiles  por las obras de los hijos del pueblo de Dios. No intentéis creeros tesoreros absolutos de mis dones y méritos. Yo he muerto por Judíos y gentiles. Mi Reino será de todas las gentes. No abuséis de la paciencia con que Dios os ha tratado hasta este momento, diciéndoos a vosotros mismos: "A nosotros todo nos está permitido". No. Os lo digo. Ya no existe este o aquel pueblo. Existe mi Pueblo. Y en él tienen el mismo valor los vasos que se han gastado en el servicio del Templo, pero no de Dios, serán arrinconados, y en vez de ellos, sobre el altar, serán colocados los que ahora no conocen ni incienso, ni aceite ni vino ni bálsamo, pero que están deseosos de llenarse de esto y de ser usados para la gloria de Dios.

Y aquí está "retratada", de una manera sorprendente la mentalidad de muchos que se llaman cristianos, y que lo son solo de nombre, siendo perezosos y relajados para cumplir con los mandamientos de la Ley de Dios, al contrario de los que practican otra religión, que cumplen a rajatabla con todos los preceptos de su ley, y que obedecen sin "rechistar" a todas las obligaciones inherentes a su confesión religiosa.


DEL LIBRO DEL APOCALIPSIS (Ap 7, 9-17)

Después de esto, miré y vi una muchedumbre grande, que nadie podía contar, de toda nación, tribu, pueblo y lengua, que estaban delante del trono y del Cordero, vestidos de túnicas blancas y con palmas en sus manos. Clamaban con grandes voces diciendo: "Salud a nuestro Dios, al que está sentado en el trono, y al Cordero. Y todos los ángeles estaban en pié alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes, y cayeron sobre sus rostros delante del trono y adoraron diciendo: Amen. Bendición, gloria y sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fortaleza a nuestro Dios por los siglos de los siglos, amen. 



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DICE LA CANCIÓN DE SALOMÉ ARRICIBITA:


Todo aquello que entristezca y separa de Tí, no viene de Tí, pues de Tí viene la Paz, de Tí viene la alegría.


Todo lo que acoge y abriga viene de Tí, todo lo que separa no viene de Tí, pues de Tí viene la Vida, de Tí viene el calor.











miércoles, 13 de junio de 2018

JESÚS QUE ES PERFECTO, QUIERE QUE SE CUMPLA SU LEY: PROFUNDO ANÁLISIS DE LA MENTALIDAD HEDONISTA ACTUAL EN EL MATRIMONIO..



Familia de la Nobleza, con su descendencia




El día 5 de diciembre de 2.017, ha aparecido en los medios de comunicación españoles, que en el año 2.050, este País será el más envejecido del mundo después de Japón, y que habrá cerca de 70 jubilados por cada 100 personas que estén trabajando. La Comunidad europea, advierte que este País tendrá que tomar medidas para remediar esta situación insostenible para la economía, con entrada de emigrantes, o con aumento de la natalidad.

Tal como está España, y conociendo la mentalidad actual de mis compatriotas y sobre todo la de los políticos, que solo están interesados en asegurarse su "poltrona", esta última solución me parece irrealizable. Es por culpa de esos políticos que están obsesionados en hacer votar leyes que van en contra de la natalidad, como el aborto libre y gratuito, la píldora del día después, el divorcio exprés, suprimiendo toda la burocracia que antes era  necesaria para separarse, bastando en que ambos cónyuges estén de acuerdo para que sea automática.

Del punto de vista religioso, esta mentalidad actual es un pecado, cuya gravedad solo Dios puede valorar, ya que el matrimonio, que antes de la venida de Cristo era un simple contrato, ha sido transformado por Jesús en un Sacramento indisoluble, y sobre todo abierto a la procreación.

Hace poco tiempo, un familiar mío me mandó la fotografía de unos niños famélicos de Madagascar, le dije  que el deber de un Cristiano es ayudarles según nuestra posibilidad, pero que la responsabilidad de tanta miseria proviene siempre del egoísmo humano de ciertos individuos que viven en un lujo escandaloso, que casi siempre han hecho fortuna explotando a sus hermanos, Y que la culpa aún mucho mayor es de los padres de estos niños que los han engendrado sabiendo que carecían de medios para alimentarlos, Dios pedirá cuenta a esos nuevos Epulones, que tienen a su vista esos seres muriéndose de hambre, los nuevos Lázaros, ya sabemos por el Evangelio cual ha sido el destino final de esos individuos.

Y me pregunto ¿Cual será el destino de los padres que para disfrutar del sexo, han procreado niños que sabían que iban a morir de hambre?  



DE LOS CUADERNOS DE MARÍA VALTORTA
(22 de marzo de 1.944)


Dice Jesús:
“Las familias en las que no domina Dios,  sino la sensualidad y el interés y, por lo tanto las derivaciones de Satanás, no son familias, ellas son el origen de grandes desgracias que, desde el interior de la célula familiar, se irradian y arruinan los grupos nacionales y, a partir de estos, también la paz mundial. Sucede así porque están creados sobre una base de sensualidad e interés, y por lo tanto, no se elevan hacia lo que es santo; por el contrario, como hierbas malsanas nacidas en el barro, se arrastran siempre por el suelo.
Dice el ángel a Tobías: “Te mostraré quienes son esos sobre los  cuales tiene poder el demonio”.

¡Oh, en verdad hay cónyuges que desde la primera hora de su unión están bajo el poder demoniaco! Es más, lo están ya antes de ser cónyuges. Lo están desde que toman la decisión de buscar un compañero o una compañera, pero no lo hacen con un recto fin, sino con solapados cálculos en los que imperan de forma soberano el egoísmo y la sensualidad.

Nada hay más sano y más santo que dos seres que se aman honestamente y se unen para perpetuar la raza humana y ofrendar almas al Cielo.

La dignidad del hombre y la mujer que se convierten en padres es la segunda dignidad, después de la de Dios. Ni siquiera la dignidad real es semejante a ella, porque aún el más sabio de los reyes no hace más que gobernar a sus súbditos. En cambio, los padres atraen sobre sí la mirada de Dios y raptan a esa mirada una nueva alma, que encierran en la envoltura de la carne nacida de ellos. Casi diría que en ese momento tienen a Dios como súbdito, porque Dios crea inmediatamente una nueva alma, para el honrado amor de ambos, que se une para dar a la Tierra y al Cielo un nuevo ciudadano.

¡Oh, si pensaran en el poder que tienen y al que Dios asiente inmediatamente! Los ángeles no tienen tanto poder. Pero los ángeles, a igual que Dios están dispuestos a adherir de inmediato al acto de los esposos fecundos y a convertirse en custodios de la nueva criatura. Más como dice Rafael, son muchos los que abrazan el estado conyugal, de modo tal que ahuyentan a Dios de sí y de su propia mente y se abandonan a la libido. Sobre estos, el demonio ejerce su poder.

¿Qué diferencia hay entre el lecho del pecado y el lecho de dos cónyuges que no rechazan el placer, pero rechazan la prole? No hagamos acrobacias de palabras y de razonamientos embusteros. La diferencia es muy poca pues, si por enfermedades o imperfecciones  es aconsejable o se concede el no tener hijos, en estos casos es necesario saber ser continentes y vedarse esas satisfacciones estériles, que no son más que la satisfacción de los sentidos. En cambio, si nada se opone a la procreación, ¿Por qué transformáis una ley natural y sobrenatural en un acto inmoral, que falsea su finalidad?

Cuando cualquier reflexión honesta os aconseja no aumentar la prole, sabed vivir como esposos santos y no como simias lujuriosas. ¿Como pretendéis que el ángel de Dios vele sobre vuestra casa, cuando la convertís en una cueva de pecado? ¿Como queréis que Dios os proteja, si le obligáis a apartar con disgusto la mirada de vuestro nido mancillado?

¡Oh, que míseras son las familias que se forman sin una preparación a lo sobrenatural, de las familias que se ha desterrado a priori toda busca de la Verdad, y donde. aún peor, se burla la palabra de la Verdad, que enseña qué es y por qué existe el Matrimonio! ¡Qué míseras son las familias que se forman sin elevar ningún pensamiento hacia las alturas, que se forman estimuladas únicamente por el aguijón de un apetito sexual y de una consideración financiera! ¿Cuántos cónyuges aceptan la inevitable costumbre de la ceremonia religiosa! He dicho costumbre, y lo repito, porque para la mayor parte no es más que una costumbre y no una aspiración del alma a tener a Dios consigo en este momento. Más, después de la ceremonia, ¡no piensan más en Dios y hacen del Sacramento un festín y del festín un desahogo de bestialidad! Pero, según mi pensamiento, el Sacramento no termina con la ceremonia religiosa; al contrario, comienza con ella y dura tanto como la vida de los cónyuges, así como el acto de profesar no dura cuanto la ceremonia religiosa sino tanto como la vida del religioso o religiosa.

El ángel le enseña a Tobías que, si antepone al acto la plegaria, el acto será un acto santo, bendito, fecundo de júbilos verdaderos y de prole.

Esto es lo que habría que hacer: ir al matrimonio, impulsados por el deseo de tener prole, pues esta es la finalidad de la unión humana, además de tener presente a Dios en toda hora. Cualquier otra finalidad es una culpa deshonrosa para el hombre con uso de razón, y ofensiva para el espíritu, que es Templo de Dios que huye indignado. Dios no es un carcelero opresivo. Dios es un Padre bueno, que se alegra con la honrada alegría de los hijos y que responde  a los santos abrazos de los mismos con bendiciones celestiales y con la aprobación evidenciada en la creación de una nueva alma.

Más ¿Quién comprenderá esta página? La leeréis sin advertir su sabor santo, como si hubiera empleado el idioma de un planeta desconocido. Os parecerá un tema trillado y es, en cambio, doctrina celestial. Os mofaréis de ella los sabios del momento. Y no sabéis que Satanás se ríe de vuestra estupidez, pues ha logrado convertir en condena lo que Dios había creado para vuestro bien, es decir, el Matrimonio como unión humana y Sacramento. Y esto ha sido culpa de vuestra incontinencia. de vuestra bestialidad.

Os repito las palabras de Tobías a su mujer, para que la recordéis y la tengáis como ejemplo, si aún podéis hacerlo porque sobrevive en vosotros un resto de dignidad humana. Las palabras son estas: "Nosotros somos hijos de santos y no podemos unirnos como los gentiles, que no conocen a Dios.

Que estas palabras sean vuestra norma, pues aunque habéis nacido allí donde la santidad ya había muerto, El Bautismo hizo siempre de vosotros hijos de Dios, que es el Santo de los santos, y por eso podéis decir que sois siempre hijos de santos, del santo, y podéis comportaros de acuerdo con ellos. Entonces, tendréis "una descendencia en la que se bendecirá el nombre del Señor" y se vivirá en su Ley.

Y cuando los hijos viven en la Ley divina, se benefician los padres, porque dicha Ley enseña Virtud, respeto, amor, y los primeros que se benefician, después de Dios, son los afortunados progenitores, los cónyuges santos, que han sabido hacer de su unión un rito perpetuo y no un vergonzoso vicio".










sábado, 9 de junio de 2018

DISCUSIÓN DE JESÚS CON LOS FARISEOS Y LOS DOCTORES DE LA LEY EN EL TEMPLO



El divino Maestro enseñando en el Templo de Jerusalen



Esta discusión de Jesús con los doctores del Templo, es la increíble rebeldía de los jerarcas religiosos de Israel ante el Mesías prometido y esperado por toda la gente de buena fe, todos los justos y Profetas, incluso los que no pertenecían al Pueblo Judío, es decir el mundo entero, cuya simbología son Los Reyes Magos.

Jesús, como verdadera Luz del mundo, con la autoridad de Hijo de Dios, les recrimina con toda crudeza su falta de fe, pecado que es mucho mayor que el de cualquier otro ser humano porque ellos, gracias a los Profetas conocían perfectamente las Escrituras, donde está constantemente relatada la venida del Mesías. Los Profetas se expresan siempre con un lenguaje místico, que solo entienden los humildes, y nunca podrán asimilar los soberbios, que eran los fariseos y escribas ya que se tomaban por los elegidos y los depositarios de la fe. Es como la voz del Pastor que solo reconocen sus ovejas para que, como lo dijo Jesús los que no son de su rebaño, no puedan entenderlo, por eso dijo:
"A vosotros os ha sido dado el misterio del Reino de Dios pero, los que están afuera reciben todo en parábolas; para que VIENDO VEAN PERO NO PERCIBAN, Y OYENDO OIGAN PERO NO ENTIENDAN, NO SEA QUE SE CONVIERTAN Y SEAN PERDONADOS" (Marcos 4, 12).

Estas palabras de Jesús, si no hubieran estado escritas en el Evangelio, y si las hubiera dicho hoy día alguna persona, hubiera sido tratado de hereje, y rechazado por la mayoría de los nuevos fariseos, ya que no comprenden tampoco las palabras de Jesús que dijo: 
"No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan contra vosotros" (Mateo 7, 6)



Del Poema del hombre Dios de María Valtorta



La Ciudad está llena de gente. Jesús ha subido al Templo nada más entrar en Jerusalén, casi enseguida porque ha entrado por la puerta situada junto a la Probática, antes de que la gente se pudiera dar cuenta de que estaba en la Ciudad, antes de que la noticia se propagase desde la casa en que han dejado las bolsas y se han limpiado el polvo y el sudor para entrar limpios en el Templo, que está abarrotado de gente.

(…) Pero si bien, esparcidos entre la gente, hay escribas, fariseos y doctores (estos con sus discípulos) que hacen risitas y se dicen los unos a los otros medias frases que son burlas (como: “Lo aconseja la prudencia”, o: “¡Eh, un poco de miedo…!”, o: “Ha alcanzado la edad del discernimiento”, o también: “Menos estúpido de cuanto pensábamos…”), la mayoría, los que o por conocerlo con amor, o por un buen deseo de conocerlo no odian, insisten diciendo: “¿Nos vas a privar de esta fiesta en la fiesta? ¡Maestro bueno, no puedes hacerlo! Muchos de nosotros han hecho sacrificios para estar aquí esperándote…”, y algunos tapan la boca, o responden bruscamente a algún sarcástico.

(…) Israel no se ha arrepentido. Por eso las amenazas de Dios contra Israel se han repetido una y mil veces con toda gravedad. Israel no se arrepiente ni siquiera ahora, ahora que no un profeta, sino más que un profeta, le habla. Y Dios, que ha tenido para Israel la suprema misericordia y me ha enviado ahora, os dice. “Puesto que no escucháis a mi propia voz, me doleré del bien que os he hecho y prepararé contra vosotros la desventura”. 

Y Yo, que soy la Misericordia, aun sabiendo que esparzo inútilmente mi voz, grito a Israel: “Que cada uno vuelva sobre sus pasos dejando su mal camino. Haced, cada uno, recta vuestra conducta y vuestras tendencias. Para que, al menos, cuando se cumpla el designio de Dios para la Nación culpable, los mejores de ella, en medio de la pérdida general de los bienes, de la libertad, de la unión, conserven su espíritu libre de la culpa, unido a Dios, y no pierdan los bienes eternos de la misma forma que hayan perdido los bienes terrenos”.

Las visiones de los profetas no suceden sin una finalidad: la de avisar a los hombres de lo que puede ocurrir, Y ha sido dicho, por medio de la figura de la arcilla cocida, rota en presencia del pueblo, lo que les espera a las ciudades y reinos que no se dobleguen ante el Señor y…”.

Los ancianos, escribas, doctores y fariseos, que antes se habían marchado, deben de haber ido a avisar a los guardias del Templo y a los magistrados encargados del orden. 




viernes, 8 de junio de 2018

COMO HA DE SER EL PRIMER MANDAMIENTO; EL AMOR A DIOS Y A SU SEMEJANTE

Hace unos 60 años, estando en Francia en la Parroquia de Saint Michel de Toulouse
se me quedó grabado lo que dijo el Párroco en su sermón: ¡Hay pueblos que
no tienen Sacerdote y los lugareños se comportan peor que animales!



DISCURSO DEL PADRE WILLIE EN LA EUCARISTÍA DEL 6 DE JUNIO:
IMPACTANTE SERMÓN SOBRE COMO TIENE QUE SER EL 
VERDADERO AMOR A DIOS Y AL PRÓJIMO.











PARA LA NUEVA EVANGELIZACIÓN: ORACIÓN A LOS SANTOS DESCONOCIDOS,



 Arco de triunfo y monumento al soldado desconocido





Quiero aquí rendir un homenaje de admiración y de plegaria, para pedir protección a los Santos desconocidos. De la misma manera que en muchos Países existe un monumento al soldado desconocido, muerto por defender a la Patria, en donde arde día y noche una llama que recuerda a los que dieron su vida por defenderla, y que no recibieron condecoración alguna por ser desconocidos, tendría que haber igualmente unas Iglesias dedicadas a esos Santos desconocidos de los hombres, pero unidos místicamente a Dios por amor.
Sin duda alguna, esos Santos, por ser desconocidos de los hombres, se hallaban mucho más cerca de Dios que otras almas que fueron conocidas y sobre todo aclamadas por sus contemporáneos, y aquí podríamos aportar un sin fin de pruebas.

Los mismos grandes Santos conocidos como San Juan de la Cruz, el Santo cura de Ars, San Pío de Pietrelcina, eran reacios a cualquier manifestación de homenaje y huían de cualquier intento de que los veneraran en vida, quedándose profundamente amargados cuando se los elogiaba en su presencia.

En la vida del Santo cura de Ars, cuando su fama se extendio y acudían los peregrinos en masa, un sacerdote quería redactar un folleto para fomentar aún más la peregrinación, a lo cual el santo dio su aprobación, una vez impreso se lo dieron a leer, lo que le provocó un profundo malestar al enterarse que se alababa a su persona, llamó aparte el autor del folleto, profundamente amargado y le dijo que había redactado un folleto muy, pero que muy malo, el aludido haciendo como que no entendía, le preguntó:
-¿Pero por qué, Padre?
Le contestó el Santo llorando:
-¡Pues porque Ud. ha dicho sobre mi persona cosas que son inciertas, yo soy un pobre pecador!
Referido estos hechos al Obispo del lugar, este exclamó:¡Que humildad tan grande!, pero pidió que se publicara tal cual el folleto, que el Santo nunca quiso firmar.

Lo mismo ocurrió con los otros grandes Santos, por lo cual se podría afirmar que salvo en contadas ocasiones, todos los que se creen muy espirituales y lideran ciertos grupos religiosos, que se muestran en retratos deslumbrantes de colores, tienen muy poco que ver con la Santidad
Esa humildad es la que transforma a un alma en un hijo de Dios, porque Dios nunca se comunica con los soberbios, y siempre se manifiesta a los inocentes que son como niños que no saben lo que es el orgullo.
Y por eso dijo Nuestro Salvador: “Te doy gracias porque has ocultado esas cosas a los sabios y las has revelado a los humildes”, y también “Dejar que los niños se acerquen a mí, porque solo los que son como ellos, entrarán en el reino de los Cielos”.

Y la razón de todo ello es bien sencilla, la presencia deslumbrante de Dios en el alma ilumina de tal modo el espíritu, que aparecen en lo más íntimo del ser todas las imperfecciones por insignificantes que sean, y al ver el alma la distancia tan infinita que existe entre ella y el Creador, esta se ve miserable ante esa sublime grandeza, y al compararla con la suya, le permite ver su miseria de su comportamiento mezquino al lado de la inmensa perfección de Dios. Y eso le causa una gran miseria y sufrimiento, y no puede de ningún modo admitir que le atribuyan el adjetivo de santo o perfecto, porque se ve sumamente pecadora e imperfecta.

Y ese es el sufrimiento de las almas del purgatorio, cuya visión perfecta de Dios es la que limpia todas las imperfecciones del alma con un profundo resquemor proporcional a las faltas que manchan el alma.
Y ese purgatorio, lo pasan esos santos desconocidos en esta tierra, porque al tener en si esa presencia de Dios, que la mayoría de los humanos solo tendrán en la otra vida, ya experimentan en su alma los terribles padecimientos que son propios de la otra vida, es la noche oscura del espíritu descrita tan bien por San Juan de la Cruz, noche terrible porque esa presencia de Dios les es tan penosa que están sintiéndose abandonados hasta tal punto que dudan de la salvación al creerse réprobos.

Y esta sensación es tan íntima y tan veraz que nadie, salvo Dios puede hacerles creer que Dios es misericordioso, porque solo ven la Justicia divina que castiga unas faltas que son más grandes cuanto mayor es la presencia de la divinidad en el alma.
Estas almas, según lo explica tan bien San Juan de la Cruz, pasan el Purgatorio en la tierra, y además, como le ocurrió al santo Job, son incomprendidas por la mayoría de la gente, sobre toda de la menos piadosa, porque se han forjado un Dios a su medida, y que no ven diferencia alguna entre el pecado y la Virtud, que es lo que más abunda en nuestros días.

Otra cosa que las distingue de las demás, es que aman a la soledad y no tienen una fe que hoy día predican la mayoría de los pastores mediocres: La fe que como dicen, para que sea auténtica tiene que ser “comunitaria”, cuando en realidad esas almas tienen una fe mucho más comunitaria que los que conviven y están en contacto con la gente, y eso es porque Dios les da a conocer por su presencia íntima en su ser, el abismo tan profundo que existe entre el pecado y la Virtud, que es el que existe entre Satanás y Dios, también tienen el pleno conocimiento de la diferencia entre el Infierno y el Cielo, que es lo que puede hacer morir el alma de horror o de amor, por esa razón estas almas son las que mejor que nadie rezan por los pecadores porque saben a donde les lleva el pecado empedernido y sin arrepentimiento sincero.

Como estas almas tienen presencia de Dios, aunque les parezca todo lo contrario, cumplen con el primer mandamiento que es amar a Dios sobre todas las cosas, porque la mayor prueba de amor de Dios aunque parezca contradictorio es verse condenado por ser indigno de su Amor. Y además y sobre todo al tener el verdadero amor de Dios, aman de verdad al prójimo porque como lo dice San Pablo: “El que afirma que ama a Dios y no ama a su prójimo, es un embustero”, teorema y axioma que también se podría escribir así: “El que más se ve abandonado por Dios por culpa de la contemplación de sus miserias, es el que más lo ama”.

Y por todas las razones expuestas anteriormente, se puede afirmar que el que predica al dios “merengue”, y una doctrina “descafeinada”, es el que menos presencia de Dios tiene, al revés de lo que se ha visto en la doctrina de todos los grandes Santos.
Y entonces pregunto ¿Cómo se puede hablar de nueva evangelización con esa mentalidad?, con ciertos pastores que son unos individuos que intentan predicar unas enseñanzas que son completamente opuestas a la doctrina tradicional de la Iglesia, que exige una entrega total, una lucha continua contra el pecado y un sacrificio constante y tremendo, para mantenerse fieles al Evangelio, son como los Fariseos de los cuales dice Jesús: "Ni entran en el Reino de los Cielos, ni dejan entrar a los demás"

En el programa de Televisión “lágrimas en la lluvia”, de Juan Manuel de Prada salió cierto profesor de Teología, S.I. indicando que le daba vergüenza decirlo, pero que tiene que afirmar ¡que los obispos no tienen ni la menor idea de cómo hay que acometer esa nueva evangelización recomendada en el último Sínodo! me he entretenido a leer las conclusiones y las recomendaciones de la relación de círculos menores de los Padres Sinodales, y de un invitado evangelista alemán profesor de Teología. Creo que hay que definir ante todo las causas de la Crisis de la fe que exige una nueva Evangelización. A mi entender, existe unas premisas que nadie quiere abordar por cobardía y para no aparecer como seres retrógrados con mentalidad propia de la Edad Media.

         -Este mundo es un campo de lucha entre Dios y Satán, cuyo destino final es la Salvación de las almas y la consecución de la Vida Eterna para los elegidos, y la condenación para los réprobos cuyo destino es el Infierno que es la segunda muerte. Estas evidencias, que se predicaron de toda la Vida, ahora no solo no se predican por muchos pastores, pero incluso se niegan, al predicar la nueva teología de la secularización y de la desacralización. Y se insiste en un Dios "merengue" que es Padre de todos y que por esa razón, no puede mandar a nadie al Infierno, que ha sido una invención de la Edad Media.


Y ese es el mayor triunfo de Satán: hacer creer que no existe, y que todos estamos salvados por la gracia de Dios, y por consiguiente, cualquier predicación es inútil porque no ataca el problema de fondo que es el pecado, verdadera ofensa a Dios y que genera el odio y por eso es contrario a la Doctrina de Jesús que es el Amor.

         Y Satán se vence con la oración de la Comunión de todos los santos, el Sacrificio y la lucha sin tregua contra los vicios y las imperfecciones, con la ayuda de los Sacramentos de la Iglesia, instituidos por Cristo Jesús y que deben ser asimilados con un nuevo renacer del alma a la Vida Eterna. 
Una predicación sin estos fundamentos está llamada al fracaso y es una pérdida de tiempo.







miércoles, 6 de junio de 2018

EL ARREPENTIMIENTO ANULA EL PECADO Y ENGRANDECE EL AMOR DE DIOS



Icono Ortodoxo de María de Magdalá


          Todos conocemos las maravillosas palabras de Jesús al Fariseo, que se quejaba porque había aceptado y perdonado el ofrecimiento de María de Magdalá, que había venido a llorar a los pies de Jesús, ungiendo en sus pies un valioso perfume de nardo: El deudor a quien se le había perdonado la mayor cuantía es el que más agradecido está a su acreedor.

          Estando trabajando en Barcelona desde el año 1.965 al 1.970, el Director de la Empresa me contó que un imprudente había herido gravemente a un hijo suyo en un accidente de automóvil. El culpable vino a verle y se arrodilló ante él llorando, pidiéndole perdón, naturalmente fue perdonado por su actitud de profundo arrepentimiento.

           En el Evangelio de Mª Valtorta, vemos como Jesús perdona el pecado espantoso de una persona que mató a su madre y a su hermano, para disponer de toda la herencia que le correspondía, y así poder disfrutar gastando su fortuna con las meretrices. Aquí se demuestra como el arrepentimiento profundo y sincero siempre borra todos los pecados, por lo grandes y horribles que sean. También se ve aquí como Jesús carga Él mismo, con mucho dolor con los pecados de los hombres, ya que todo pecado causa en la Naturaleza Humana de Jesús una herida proporcional a la gravedad del mismo.

           Teoría completamente opuesta a la mentalidad relativista de hoy, cuyos abanderados son los nuevos teólogos progresistas, que pregonan el relativismo, y que no ven diferencia alguna entre el pecado y la virtud, el bien y el mal, y que les gusta decir: “Dios te quiere como eres”, lo que es una invitación al inmovilismo y la petrificación del alma, cuando Jesús dijo claramente:“El que no está conmigo (que soy inmaculado), está contra Mí; el que no amasa, dispersa”; “si tu brazo o tu ojo es para ti un estorbo, arráncatelos, más te vale entrar en el Cielo sin un ojo o si un brazo, que estar echado todo entero en la Gehena”.

          Y por eso, toda esa banda de contestatarios está aullando sin parar ante los muros del Vaticano, en contra de las enseñanzas de Jesús, transmitidas hoy  por su Iglesia, la Embajada que Él ha elegido. Son los renegados, los teólogos de la liberación, los eugenistas, los teólogos de la secularización y de la desacralización, los partidarios del divorcio exprés; los abortistas, los eutanasistas, los de la píldora del día después, los educadores para la ciudadanía, los que quieren imponer saderdotisas, obispesas, cardenalas, y hasta papisas.

           Son también los que quieren transformar a la Iglesia de una Jerarquía puesta por Dios, en una vulgar democracia, en donde el pueblo vota sus querencias y sus ideales que van constantemente variando según las modas, son también los que quieren cambiar los mandamientos de la Ley de Dios, grabados sobre la piedra en el Sinaí, y refrendados en los Libros Sagrados, mandamientos inmutables, Constitución de Dios, que es y permanecerá inmutable hasta el fin del mundo.

          Son los que también  quieren suprimir el esplendor de la Liturgia, como la que existe en las Iglesias Ortodoxas, por una iglesia haraposa y populista en donde los oficiantes y fieles celebran y participan con pantalones vaqueros, y camisas con la efigie del asesino Che-Guevara, en una estancia de tipo nave industrial, adornada por cuadros de cantantes de la categoría de Miguel Bosé, u otros socios de “la ceja” que estuvieron copiosamente subvencionados por los gobiernos “populistas”.




DISCURSO DE JESÚS: “YO SOY EL SEÑOR TU DIOS”
 Del Evangelio tal como me ha sido Revelado de María Valtorta



Desde ayer, la gente se ha duplicado al menos. Hay también personas de clases menos comunes. Algunos han venido en burros y están ingiriendo comida bajo el cobertizo, en cuyos palos han atado sus asnos, en espera del Maestro.

[...] “¡Pero hombre, como, ¿cómo piensas que los escribas y fariseos deseen oír sus palabras?! Esos son víboras e hienas, como los llama el Bautista”.
“Yo quería que me curase. ¿Ves? Tengo una pierna con gangrena. He sufrido lo indecible para venir aquí en burro. Pero le he buscado en Sión y ya no estaba…” dice uno.
“Le han amenazado de muerte…” responde otro.
“¡Perros!”.
“Si. ¿De dónde vienes?”
“De Lida”.
“¡Un largo camino!”.
“Yo…yo quisiera expresarle un pecado mío…Se lo he manifestado al Bautista…pero me ha recriminado de tal modo, que he huido. Creo que ya no podré ser perdonado…” dice un tercero”.
¿Pues qué es lo que has hecho?”.
“Mucho mal. A Él se lo manifestaré. ¿Qué opináis? ¿Me maldecirá?”
“No. Le he oído hablar en Betsaida. Casualmente me encontraba allí. ¡¡¡Qué palabras!!! Hablaba de una pecadora. ¡Ah…, casi habría deseado ser ella para merecerlas!...” dice un anciano de aspecto grave.
“Ahí viene”, grita un grupo de personas.
“¡Misericordia! ¡Me da vergüenza!” dice el hombre que se siente culpable, y trata de huir.

“¿A donde huyes, hijo mío? ¿Tanta negrura tienes en el corazón, que odias la Luz hasta el punto de tener que huir de ella? ¿Has pecado tanto como para tener miedo de Mí: Perdón? ¿Pero qué pecado puedes haber cometido? Ni aún en el caso de que hubieras matado a Dios deberías tener miedo, si en ti hubiera verdadero arrepentimiento. ¡No llores! O ven, lloremos juntos”.

Jesús, que alzando una mano había hecho que se detuviera el fugitivo, ahora le tiene estrechado junto sí, y se vuelve a quienes están esperando y dice: “Un momento solo, para aliviar a este corazón. Después estoy con vosotros”.
Y se aleja hasta más allá de la casa, Jesús (…) continúa unos diez pasos  y se detiene: “¿Qué has hecho, hijo?”.
El hombre cae de rodillas. Es un hombre que tiene unos cincuenta años; un rostro quemado por muchas pasiones y devastado por un tremendo secreto. Tiende los brazos y grita: “Para gozarme con las mujeres, gastando toda la herencia paterna, he matado a mi madre y a mi hermano…Desde entonces no he vuelto a tener paz…Mi alimento… ¡sangre! Mi sueño… ¡pesadilla!... Mi placer… ¡Ah! en el seno de las mujeres, en su grito de lujuria sentía el hielo de mi madre muerta y el jadeo agonizante de mi hermano envenenado. ¡Malditas las mujeres del placer, áspides, medusas, murenas insaciables, perdición, perdición, mi perdición!”.

“No maldigas, Yo no maldigo…”
“¿No me maldices?”.
“No, ¡lloro y cargo sobre Mí tu pecado!... ¡Cuanto pesa! Me quiebra los miembros, pero aún así lo abrazo estrechamente para anularlo por ti…y a ti te concedo el perdón. Si. Yo te perdono tu gran pecado”. Extiende Jesús las manos sobre la cabeza del hombre, que está sollozando, y ora: “Padre, mi sangre será derramada también por él. Por ahora, llanto y oración. Padre, perdona porque está arrepentido. ¡Tu Hijo a cuyo Juicio todo ha sido remitido, así lo quiere!...”.
Permanece así durante unos minutos, luego se agacha para levantar al hombre y le dice: “La culpa queda perdonada. Está en ti ahora el expiar, con una vida de penitencia, cuanto queda de tu delito.

“¿Dios me ha perdonado? ¿Y mi madre? ¿Y mi hermano?”.
“Lo que Dios perdona queda perdonado por todos, quienesquiera que sean. Ve y no vuelvas a pecar nunca”.

El hombre llora aún con más intensidad y le besa la mano. Jesús le deja con su llanto y vuelve hacia la casa [...]
Ya está en su puesto. Empieza a hablar:

“Un alma ha vuelto al Señor. Bendita sea su omnipotencia, que arranca de las circunvoluciones de la serpiente demoníaca, a sus almas creadas, y las conduce de nuevo por el camino de los Cielos.
¿Por qué esa alma se había perdido? Porque había perdido de vista la Ley.

[...] La primera palabra del Padre y Señor es esta: “Yo soy el Señor, Dios tuyo”.
En cada instante del día, la Voz de Dios pronuncia esta palabra y su dedo la escribe. ¿Dónde? Por todas partes. Todo lo dice continuamente: desde la hierba a la estrella, desde el agua al fuego, desde la lana al alimento, desde la luz a las tinieblas, desde el estar sano hasta la enfermedad, desde la riqueza hasta la pobreza.”Todo dice :  “Yo soy el Señor. Por Mí, tienes esto. Un pensamiento Mío te lo da, otro te lo quita y no hay fuerza de ejercito ni de defensas que te pueda preservar de Mi voluntad”. Grita en la voz del viento, canta en la risa del agua, perfuma en la fragancia de la flor, se incide sobre las cúspides montanas, y susurra, habla, llama, grita en las conciencias:

 Yo soy el Señor Dios tuyo”.

¡No os olvidéis nunca de ello! No cerréis los ojos, los oídos, no estranguléis la conciencia para no oír esta palabra. Es inútil, ella es; y llegará el momento en que la pared de la sala del banquete, o en la agitada ola del mar, o en el labio del niño que ríe, o en la palidez del anciano que se muere, en la fragante rosa o en la fétida tumba, será escrita por el dedo de fuego de Dios. Es inútil, llega el momento en que, en medio de las embriagueces del vino y del placer, en medio del torbellino de los negocios, durante el descanso de la noche, en un solitario paseo…ella alza su voz y dice:

“Yo soy el Señor Dios tuyo”, y no esta carne que besas ávido, y no este alimento que, glotón, engulles, y no este oro que, avaro, acumulas, y no este lecho sobre el que te huelgas, y de nada sirve el silencio, o el estar solo, o durmiendo, para hacerla callar.

“Yo soy el Señor Dios tuyo”, soy el compañero que no te abandona, el Huésped que no puedes echar. ¿Eres bueno? Pues el huésped y compañero es el Amigo bueno. ¿Eres perverso y culpable? Pues el huésped y compañero pasa a ser el Rey airado, y no concede tregua, Mas no deja, no deja, no deja. Solo a los réprobos les es concedido el separarse de Dios. Pero la separación es el tormento insaciable y eterno.

“Yo soy el Señor Dios tuyo”, y añade: “que te saqué de la Tierra de Egipto, de la casa de la esclavitud”. ¡Oh, con que verdad ahora lo dice! ¿De que Egipto, de qué Egipto te saca, hacia la Tierra prometida, que no es este lugar, sino el Cielo, el Eterno Reino del Señor en que no habrá ya hambre y sed, frío ni muerte, sino que todo rezumará Alegría y Paz, y de paz y Alegría, se verá saciado todo espíritu!

De la esclavitud verdadera ahora os saca. He aquí el Libertador. Yo soy. Vengo a romper vuestras cadenas. Cualquier dominador humano puede conocer la muerte, y por su muerte, quedar libres los pueblos esclavos. Pero Satanás no muere. Es eterno. Y es él el dominador que os ha puesto grilletes para arrastraros hacia donde desea. El Pecado está en vosotros, y el Pecado es la cadena con que Satanás os tiene cogidos. Yo vengo a romper la cadena. En nombre del Padre vengo, y por deseo Mío.

He aquí que, por tanto se cumple la incomprendida promesa: “Te saqué de Egipto y de la esclavitud”.
Ahora esto tiene espiritual cumplimento. El Señor Dios vuestro, os saca de la tierra del ídolo que sedujo a vuestros Progenitores, os arranca de la esclavitud de la Culpa, os reviste de Gracia, os admite en su Reino. En verdad os digo que quienes vengan a Mí podrán con dulzura de Paternal voz, oír al Altísimo decir en su corazón Bienaventurado:

“Yo soy el Señor Dios tuyo y te traigo hacia Mí, libre y feliz”.

Venid. Volved al Señor corazón y rostro, oración y voluntad. La hora de la Gracia ha llegado”.

  Jesús ha terminado. Pasa bendiciendo y acariciando a una viejecita y a una niñita morenilla y toda risueña.
“Cúrame, Maestro. ¡Me aflige un mal grave!” dice el enfermo de gangrena.
“Primero el alma, primero el alma, haz penitencia…”
“Dame el Bautismo como Juan, no puedo ir a él. Estoy enfermo”.
“Ven”. Jesús baja hacia el río que se encuentra pasados dos grandísimos prados y el bosque que le oculta. Se descalza, como también lo hace el hombre que hasta allí se ha arrastrado con las muletas. Descienden hacia la orilla, y Jesús, haciendo copa con las dos manos unidas, esparce el agua sobre la cabeza del hombre, que está dentro del agua hasta la mitad de las espinillas.

“Ahora quítate las vendas” ordena Jesús mientras vuelve a subir el sendero.
El hombre obedece. La pierna está curada. La multitud grita de estupor.
“¡Yo también!”; “¡Yo también!”; “¡Yo también el Bautismo dado por Ti!” gritan muchos.

         Jesús, que ya está a medio camino, se vuelve: “Mañana. Ahora marchaos y sed buenos. La Paz sea con vosotros”
Todo termina y Jesús vuelve a casa, a la cocina que está a oscuras a pesar que sean todavía las primeras horas de la tarde.
Los discípulos se le arremolinan en torno. Y Pedro pregunta: “Ese hombre al que has llevado detrás de la casa, ¿Qué tenía?”

           “Necesidad de purificación”

      “No ha vuelto, de todas formas, y no estaba entre los que pedían el bautismo”
          “Ha ido a donde lo he mandado”
          “¿A dónde?”
          “A expiar, Pedro”
          “¿A la cárcel?”
          “No. A hacer penitencia todo el resto de su vida”.
          “¿No se purifica entonces con el agua?”
          “Es agua también el llanto”.

       [...] “¿Y cuando nos vas a habilitar para hacer milagros?” sigue preguntando Judas.
        “¿Nosotros hacer milagros?, ¿nosotros? ¡Misericordia eterna! ¡Y eso que bebemos agua pura! ¿Nosotros, milagros? Pero muchacho, ¿estás delirando? Pedro está escandalizado, asustado, fuera de sí.

          “Él nos lo dijo en Judea. ¿O acaso, no es verdad?”.
        “Si, es verdad, lo dije. Y lo haréis. Más mientras en vosotros haya demasiado carne, no tendréis milagros”.
         “Haremos ayunos” dice Judas Iscariote.
        “No se requieren ayunos. Cuando digo carne, quiero decir las pasiones corrompidas, la triple hambre, y tras esa pérfida trinidad, el séquito de sus vicios…Como hijos de una inmunda, bígama unión, la soberbia de la mente engendra, con la avidez de la carne y del poder, todo lo malo que hay en el hombre y en el mundo”.

         “Nosotros lo hemos dejado todo por Ti, replica Judas.
         “Pero no a vosotros mismos”.
      “¿Entonces, tenemos que morir”, con tal de estar contigo, lo haríamos; yo al menos…”.
     “No.No pido vuestra muerte natural. Pido la muerte de la animalidad y el satanismo en vosotros, y este no muere mientras se siga satisfaciendo el hambre de la carne y mientras haya en vosotros mentira, orgullo, ira, soberbia, gula, avaricia, acidia”.
   “¡Somos muy humanos, junto a Ti, muy Santo!” dice sumisamente Bartolomé.

        “Y siempre fue tan Santo. Nosotros lo podemos decir” afirma el primo Santiago.
     “Él sabe como somos… Y no debemos desanimarnos, sino decirle solo: “Danos día a día la fuerza de servirte. Si nosotros dijéramos: “No tenemos pecado”, resultaríamos engañados y engañadores. ¿Y de quién al final? ¿De nosotros mismos que sabemos lo que somos, aunque no queramos decirlo? ¿De Dios, al cual no se le puede engañar?

          Pero si decimos: “Somos débiles y pecadores. Ayúdanos con tu fuerza y tu perdón”, entonces Dios no nos defraudará, y en su bondad y justicia nos perdonará y nos purificará de las iniquidades de nuestros pobres corazones”.

        “Dichoso tú, Juan, porque la Verdad habla en tus labios, que tienen perfume de inocencia y solo besan el adorable Amor” dice Jesús levantándose, y atrae hacia su corazón el predilecto, que ha hablado desde su rincón oscuro.