MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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miércoles, 27 de junio de 2018

IV/ JESÚS NOS ENSEÑA A MORIR : JESÚS ACUÉRDATE DE MI CUANDO ESTÉS EN TU REINO



SAN DIMAS QUE MUERE EN GRACIA DE DIOS
AL DECIR : "SEÑOR, ACUÉRDATE DE MÍ"





Esta súplica fue la que pronunció el buen ladrón Dimas, cuando estaba en la Cruz a la derecha de Cristo en el Gólgota: "Jesús, acuérdate de mí, cuándo estés en tu Reino", y aquí aparece un alma que pronunció las palabras más extraordinarias de un ser humano, cuando Cristo estaba en la Cruz agonizando, abandonado allí por muchos, palabras dichas en el momento en el que Jesús parecía haber sido derrotado definitivamente por Satanás, incluso por tantos hombres que habían recibido los milagros más extraordinarios de la historia de la Humanidad, como era devolver la vista a ciegos de nacimiento, curar leprosos, resucitar a muertos, predicar una doctrina extraordinaria, confirmada por sus asombrosos milagros como la multiplicación de los panes y los peces, la tempestad calmada, y tantos otros hechos asombrosos; odiado por todo el clan de la Jerarquía judía, empezando por los Escribas, que eran los doctos, los Fariseos que eran las almas más versadas en la tradición judía, y para colmo, condenado por el supremo Sacerdote Caifás, que era la máxima autoridad religiosa.

San Dimas representa pues a todos los que en la hora de la agonía, han seguido los consejos que recomienda Jesús: se ha visto su humildad cuando le dijo al mal ladrón, que ellos merecían el castigo, pero que Jesús no se lo merecía. Esa gran Virtud le hizo ser merecedor de la fabulosa promesa de Jesús en la Cruz; "Esta noche estarás conmigo en el Paraíso". Siempre me he preguntado como pudo ser que haya reconocido a Dios en Cristo abandonado, humillado y aparentemente vencido y desamparado. 

¿Cual es el misterio de la Predestinación, que ha permitido a San Dimas reconocer en ese momento a Cristo, como un Dios que posee un Reino eterno, de felicidad y de Justicia? en donde reina con poder, lo que implica su reconocimiento como Señor y Soberano en el otro mundo, ya que sabía que iban a morir. Esto demuestra tajantemente que la fe no se consigue viendo milagros y escuchando discursos, ya que es un don de Dios que Él siempre otorga a los que se ven pecadores y se dan entonces cuenta de la diferencia entre el pecado y la Virtud, al recibir ese don que comunica una visión espiritual perfecta, 

El mal ladrón significa todo lo contrario: no reconoce su culpa, y pone en duda la divinidad de Cristo, simboliza a los condenados, que acusan a Dios de sus desgracias, y se presentan con soberbia a la hora de la muerte.


DE LOS CUADERNOS DE MARÍA VALTORTA

             Dice Jesús:
           “Acuérdate de mí”.



Habéis aceptado el cáliz de la muerte, habéis perdonado, habéis cedido lo que era vuestro y hasta a vosotros mismos. Habéis mortificado mucho el yo del hombre, habéis liberado mucho el alma de lo que le disgusta a Dios: del espíritu de rebelión, del espíritu de rencor, del espíritu de avidez. Habéis cedido al Señor la vida, la justicia, la propiedad, la pobre vida, la paupérrima justicia, las propiedades humanas tres veces pobres. Como nuevos Job, os presentáis desfallecidos y privados de todo ante Dios. Entonces podéis decir: “Acuérdate de mí”.

Ya no sois nada. No poseéis ni salud, ni orgullo, ni riquezas. Ni siquiera os poseéis a vosotros mismos. Sois una oruga que puede convertirse en mariposa o pudrirse en la cárcel del cuerpo por una última y extrema herida al espíritu. Sois barro que vuelve a ser barro, o barro que se transforma en estrella, según prefiráis descender a las cloacas del adversario o ascender al vórtice de Dios. La última hora decide la vida eterna. Recordárlo. Y gritad: “Acuérdate de mí”.

Dios espera ese grito del pobre Job para colmarle con los bienes de su Reino. Para un Padre es dulce perdonar, intervenir, consolar. Solo espera ese grito, para deciros: “Hijo, estoy contigo. No temas”. Decid esas palabras para reparar todas las veces que os olvidasteis del Padre o fuisteis soberbios.

REFLEXIÓN PERSONAL

Señor, Tu te has acordado siempre de mí, aunque yo algunas veces me olvidé de Tí, perdóname y ten piedad de mi, ya que presiento que cuando comparezca ante Tí a la hora de mi muerte, me quedaré anonadado y sin palabras ante tan infinita Gloria, potencia y hermosura,  por eso te digo ahora que puedo hacerlo: ¡ACUÉRDATE DE MÍ!





martes, 26 de junio de 2018

III/JESÚS NOS ENSEÑA A MORIR: SEÑOR HA AQUÍ A TU HIJO




LA PAZ DEL MUNDO NO ES COMO LA PAZ DE DIOS  



III/ “He aquí a tu hijo”.


          Tremenda y angustiosa llamada de un hijo a su Padre ante la próxima separación del alma del cuerpo, y ante la inminente comparecencia ante el supremo Juez, que ha de juzgar todas las acciones del individuo que retorna a la fuente de donde procedió. En el dictado anterior a María Valtorta, Jesús subraya de una manera clara el perdón que es necesario tener hacia nuestros enemigos, ya que no se puede entrar en el Cielo con odio o rencor. En este capítulo se subraya otra condición que es también absolutamente necesaria para entrar en el Reino de Dios, La humildad, ya que los soberbios no están en el Cielo, su morada es el Infierno, junto a su Padre Satanás.

         Es bueno, recordarle a Dios que somos sus hijos, lo que todo el mundo no puede afirmar, solo lo pueden proclamar los que se han comportado como tal, es decir que han llevado un combate tremendo, y que a pesar de sus numerosas caídas, siempre han mantenido una lucha constante contra los tres poderosos enemigos del alma, y digo poderosos porque esos enemigos los ha tenido ante sus ojos. 

      El mundo con todos sus atractivos: el dinero, que es la llave para el disfrute material, el hedonismo, y el lujo, que es un cebo que atrae a todos, porque es como un señuelo, que vemos a través de los medios de comunicación, más omnipresentes que nunca, y que nos presenta la felicidad terrena como un fin y una meta, diciéndonos que esta vida es breve y que hay que disfrutarla al máximo, al estar convencidos de ello, muchos nos volvemos soberbios y egoístas, y al disfrutar en el pecado, muchos también odian a Jesús, que prohíbe esas cosas, y aman a Satanás, se hacen pues hijos del Príncipe Negro.

          Y aquí aparece el misterio de la predestinación, este mundo es pues una criba, en donde se opera una selección natural, los que prueban el pecado, y que se encuentran a gusto en él y lo prefieren a la Virtud, apagando la voz de su conciencia, puesta por Dios, que clamará hasta la muerte, aunque intenten ahogarla. Y los que una vez probado, lo rechazan y se hacen aptos para recibir la gracia de Dios, porque son humildes y quieren a Jesús, que es modelo perfecto, se hacen pues hijos de Dios.




               Dice Jesús:

          ¡He aquí a tu hijo! Significa ceder lo que se ama, con santo gesto previsor: Significa ceder los afectos y cederse a Dios sin resistencia. Significa no envidiar a quien posee lo que dejamos. Con esa frase podéis confiar a Dios todo lo que más os importa y que abandonáis, y también todo lo que os angustia, y hasta vuestro mismo espíritu.

       Podéis recordarle al Padre, que es Padre. Podéis poner en sus manos el espíritu que vuelve a la fuente. Podéis decir: “Héme aquí, Tómame porque me dono a Ti. No cedo porque me obligan las circunstancias, sino porque te amo como un hijo que vuelve a su Padre”. Podéis decir: “He aquí a mis seres queridos". 

           Te los dono. Estos son mis negocios, esos negocios que algunas veces me hicieron ser injusto, ser envidioso hacia el prójimo, y que me hicieron olvidarme de Tí, porque me parecían de importancia vital para el bienestar de los míos, para mi honor, para la estima que respeto a mí, provocaban a los demás. Quizás fueran así, pero no en la medida en que yo lo creía. También yo creía que solo yo podía tutelarlos. Creí que era necesario para llevarlos a cabo. Ahora veo… que yo solo era un elemento infinitesimal en el perfecto mecanismo de tu Providencia, y que, muchas veces, fui un elemento imperfecto, que malograba el trabajo de tu mecanismo perfecto. 

          Ahora que cesan las luces y las voces del mundo, y que todo se aleja, veo… siento… ¡Cuán insuficientes eran mis obras, que incompletas, que deterioradas! ¡Cuán opuestas al Bien! Presumí de ser un gran personaje. En cambio, eras Tú. Tu que prevés, que provees, que eres Santo, quien corregía mis trabajos, y los hacía útiles. Tuve esa presunción. A veces también dije que no me amabas, porque no llegaba a realizar lo que yo quería, mientras que otros – a quienes yo, por mí mismo odiaba – lo lograban. Ahora veo. ¡Miserere por mí!

        Es el humilde abandono, el pensamiento agradecido hacia la Providencia, como reparación por vuestras presunciones, por vuestra avidez y vuestra envidia, por haber sustituido a Dios por las pobres cosas humanas, por la gula de las riquezas diversas.






viernes, 22 de junio de 2018

LA UNIÓN DE LOS CRISTIANOS SOLO SE PODRÁ REALIZAR CON LA IGLESIA ORTODOXA, LAS OTRAS SECTAS PROTESTANTES FUERON FUNDADAS POR HOMBRES DE LA CALAÑA DE LUTERO



Hermosa imagen Ortodoxa del Sublime Redentor y de su Madre y Nuestra, Corredentora de la Humanidad


Post publicado en el 2.013, que tiene más vigencia que nunca por la entrevista del Papa Francisco con S.S. Kirilio en la Habana el 12-02-2.016, y cuyo mérito me atrevo a atribuir a la Santísima Virgen María, que dijo en Fátima, al final de la primera guerra mundial: "Si se consagra Rusia a mi Inmaculado Corazón, Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará".

Creo sinceramente.que intentar la unión con las múltiples iglesias protestantes, nacidas del renegado Lutero, es perder el tiempo, la mayoría de las que he conocido desprecian nuestra devoción a la Santísima Virgen María y a los que tendrían que ser nuestros modelos: los Santos.

En un escrito sobre la veneración a la Virgen, que había mandado a una Comunidad religiosa, me salió al encuentro un Pastor Protestante diciéndome que en día del Juicio, Ella me iba a machacar la cabeza con un bate de béisbol. Le dije que le tenía el mismo odio que Satanás, como buen hijo suyo. ¡Me contestó una seguidora suya que me maldijo!, le dije que yo era un alma que intentaba como un espejo reflejar a Dios, y que su maldición volvía a Dios por ese espejo, y recaía sobe ella.
Estas palabras las dijo Jesús a un Fariseo que lo había maldecido, y que se pueden leer en el Evangelio como me ha sido Revelado de María Valtorta,

Lo que no llego a comprender es como no nos hemos aún unido con los Ortodoxos, que tienen los mismos Sacramentos que nosotros, y que también veneran a la Virgen María y a los Santos como San Basilio, cuya preciosa Catedral está en Moscu.
Tienen además una hermosa Liturgia, que no han cambiado desde su inicio, a diferencia de muchos católicos que se han "protestantizado", intentando en vano apagar nuestras devociones a la Virgen y a los Santos.


La Iglesia Ortodoxa tuvo que tolerar muy a pesar suyo, la presencia de Satanás: la doctrina comunista, que persiguiendo a los cristianos, y prohibiendo toda manifestación religiosa, con horribles persecuciones, no solo no logró sus propósitos, pero además hizo revivir la fe de un modo imparable, en la Iglesia Ortodoxa. Deseo ardientemente que esta Iglesia se esté acercando a la Iglesia Católica Romana, y me alegro de que rompiendo la tradición de hace más de 1.000 años, el Patriarca Ortodoxo haya asistido a la ceremonia de entronización del nuevo Papa Francisco.

Lo que es importante es que la Iglesia Ortodoxa no fue fundada por ningún hombre del tipo del renegado Lutero, que se casó con una monja renegada, de Calvino que mandó quemar vivo a Miguel Servet por su particular visión sobre la Santísima Trinidad, del sanguinario Enrique VIII, o de otra multitud de sectas fundadas por "iluminados" que se creían enviados por Dios, y estaban solo movidos por Satanás con su odio, su interés y su orgullo, y que repitieron las palabras del Príncipe negro: "No serviré".

La Iglesia Ortodoxa y la Romana, fueron ambas fundadas no por un hombre pero sí por el Hombre-Dios: Jesucristo, Rey de Reyes y Señor del Universo, hubo una separación desde el Imperio romano, cuando se escindió en dos por la Invasión de Roma por los Bárbaros, y luego vino la Invasión de Constantinopla por los Turcos, pero ambas sobrevivieron, y tienen cada una los mismos Sacramentos, no veo objeción alguna para que ambas Iglesias se unifiquen.


Las dos interpretaciones de la Trinidad
son perfectamente compatibles.


Focio entonces, remueve la vieja rivalidad Roma-Constantinopla, la cual reviste convenientemente con el vistoso ropaje dogmático. Esta vez el debate se cierne sobre el “filioque” (literalmente “y el hijo”) con el que, al añadirlo al Credo, el Papa habría incurrido, según Focio, en herejía. 

La cuestión del “filioque” es una vieja cuestión suscitada, en una nueva manifestación de Cesaropapismo, por el Emperador Carlomagno, según la cual, el Espíritu Santo procede del Padre filioque, esto es, “y” del Hijo, según sostiene Roma; en tanto que Constantinopla sostiene que el Espíritu Santo procede “ex Patre per Filium”, esto es del Padre “por” el Hijo.

      

Creo sinceramente que estas dos interpretaciones del Credo, están perfectamente justificadas.
En cuanto a las acción del Santo Espíritu sobre las almas de los Hijos de Dios, está clarísimo que el Espíritu Santo interviene "Ex Patre per Filium", ya que es Cristo el que por su predicación, por su ejemplo y por su doloroso Rescate del Género Humano, es el que permite su acción que se produjo en el Cenáculo, habiendo ya Jesús muerto en la Cruz; por eso dijo algo así cómo: "Os conviene que yo me vaya, porque entonces, vendrá el Espíritu de la Verdad, que os iluminará y os hará comprender el significado de mi vida y de mi muerte".

En cuanto a la esencia de la Santísima Trinidad, ya que cada una de las tres personas son absolutamente iguales, se puede decir que el Espíritu Santo procede del Padre filioque (y del hijo), de la misma manera se puede decir que El Padre procede del Espíritu Santo filioque o que el Hijo procede del Espíritu Santo "Patriloque". Quiera Dios que esa señal de esperanza del Patriarca en su visita a Roma se transforme en un acuerdo que llegue a restablecer el Cristianismo como a sus orígenes.

En cuanto a todas las "variopintas" sectas Protestantes, no veo cómo puede acontecer una unión con individuos que han renegado de su fe por la acción de la soberbia y del orgullo, es decir de Satanás, sectas que con su odio a la Iglesia Católica, y a los Pontífices, nombrados por Jesús como sus legítimos representantes en la Tierra, y con su desprecio a la Santísima Virgen María, tesorera y medianera de todas las Gracias, Corredentora, Madre de Dios y de toda la Humanidad, causan un impedimento insuperable para que exista una comunión plena.




¿POR QUÉ LA IGLESIA CATÓLICA NO SE UNE YA CON LA IGLESIA ORTODOXA?











LAS CAUSAS DE LAS HEREJÍAS  
DE LAS IGLESIAS SEPARADAS

Creo sinceramente que intentar la unión con las múltiples iglesias protestantes, nacidas del renegado Lutero, es perder el tiempo, la mayoría de las que he conocido desprecian nuestra devoción a la Santísima Virgen María y a los Santos que tendrían que ser nuestros modelos.

En un escrito sobre la veneración a la Virgen, que había publicado a una Comunidad religiosa, me salió al encuentro un Pastor protestante diciéndome que en día del Juicio, Ella me iba a machacar la cabeza con un bate de béisbol. Le dije que él le tenía el mismo odio a la Stma Virgen María que Satanás, como buen hijo de él. ¡Me contestó una seguidora suya, que me maldijo!, le dije que yo era un alma que intentaba como un espejo reflejar a Dios, y que su maldición volvía a Dios por ese espejo, y recaía sobe ella. Estas palabras las dijo Jesús a un Fariseo que lo había maldecido, y que se pueden leer en el Evangelio como me ha sido Revelado de María Valtorta,

Lo que no llego a comprender es como no nos hemos unido con los Ortodoxos, que tienen los mismos Sacramentos que nosotros, y que también veneran a la Virgen María y a los Santos como San Basilio, cuya precisa Catedral está en Moscú.
Tienen además una hermosa Liturgia, que no han cambiado desde su inicio, como muchos católicos que se han "protestantizado", intentando en vano apagar nuestras devociones a la Virgen y a los Santos.

De la misma manera de que el que es sumiso y obediente a la Ley, conservando el santo Temor de Dios, se transforma poco a poco en un ser semejante a su Maestro Jesús, amando hasta a sus enemigos, el que pierde ese santo Temor y sucumbe al orgullo, se llena de odio y de desprecio hacia el prójimo, semejante a su maestro Satanás. Y de ahí nacen la gran variedad de sectas religiosas, de Iglesias desgajadas del tronco de la Iglesia católica, y si se analizan detenidamente las causas de estas escisiones, siempre observaremos que inicialmente, un posible pecado de alguna Jerarquía de la Iglesia Católica que es Santa y sana en su doctrina, pero que está constituida por hombres pecadores, y no por ángeles, es lo que ha propiciado esta escisión en la Iglesia de Cristo.
          El mecanismo, auspiciado por Satanás es siempre el mismo, como lo explica San Juan de la Cruz, el enemigo introduce primero la aguja de la verdad, que es un fallo de la Iglesia, para luego poder introducir el hilo de la mentira, que se produce siempre porque la promesa de Cristo “Las puertas del Infierno no prevalecerán”, no se aplica a las ramas desprendidas de la cepa de Cristo.

            Por esta razón podemos decir que las únicas Iglesias fundadas por Cristo son la Iglesia Católica, y la Iglesia Ortodoxa, que no han sido fundadas por seres humanos, y que todas las iglesias que están fundadas por personajes más o menos variopintos, se han desprendido del tronco principal. Es el caso de los Luteranos, los Calvinistas, los Erasmistas, los Baptistas, los Anglicanos (fundados por un sádico criminal), más recientemente los Santos de los últimos días, los Testigos de Jehová, los Mormones y un sin fin de sectas que sería largo enumerar. 

          No llego a comprender como aún no existe una unión perfecta de las Iglesias Católicas Romanas y Ortodoxas, no existe del punto de vista doctrinal, que es lo más importante, diferencia alguna entre las dos confesiones, y esa es la prueba que ambas son una misma Iglesia de Cristo. Solo falta un poco de buena voluntad de ambas partes:

            ¿Qué perdería la Iglesia Romana? ¡Absolutamente nada!, seguiría con el mismo poder que detenta en la actualidad, y además compartiría con la Iglesia ortodoxa la unidad de las dos partes más importantes y auténticas del Cristianismo.

       Lo mismo ocurriría para la Iglesia Ortodoxa, solo tendría que reconocer que la Iglesia Católica era anterior a la Iglesia Ortodoxa, como lo enseña la historia, y que la sangre de los primeros mártires, que es la base y el fundamento de la fe,  se ha vertido primero en el Coliseo Romano.

        El Patriarca Ortodoxo y el Santo Padre seguirían ostentando los mismos poderes, y en cuestión de Doctrina, sobre todo en los temas más transcendentales, no habría desavenencia alguna, ya que el Espíritu Santo que los ilumina es el mismo en ambas confesiones. Se volverían entonces a unir la Iglesia de Roma y la de Constantinopla, como así lo estaban en los inicios.


LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO SE REPARTEN  SEGÚN
EL GRADO DE HUMILDAD DE CADA ALMA


         El Espíritu Santo, reparte a cada uno los dones que cree convenientes para la acción de Dios en su Pueblo, para la Salvación del género humano, y para que pueda florecer en el Pueblo Santo la doctrina salvífica de Cristo Jesús, el Camino, la Verdad y la Vida. Naturalmente, esos dones de Dios solo se reparten a las almas que tienen cierto grado de humildad, o sea de Temor de Dios, sin el cual es imposible que cualquiera reciba don alguno, porque Dios nunca se comunica con los soberbios, aunque sepan griego, hebreo, arameo o latín o que sean profesores de teología y que tengan un doctorado.

         Y tanto es así, que una vez recibido el don, si el alma se vuelve soberbia, es decir si tentada por Satán, pierde la humildad, esos dones santos y verdaderos, se vuelven impíos y falsos: Eso es lo que ocurre con los grandes teólogos, que poseían grandes dones de sabiduría, don de lenguas, discernimiento de los Espíritus, don de profecía, y que sucumbiendo a las astucias de Satán, han perdido la santa humildad y temor de Dios, y se rebelan contra la Jerarquía establecida por Dios, y hablan, predican, profetizan y disciernen falsamente.

        

INVENTARIO DE LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO
(1 Cor 12-1,11)

           “En cuanto a los dones del Espíritu, no quiero, hermanos que sigáis en la ignorancia. Como sabéis, cuando no erais Cristianos, os dejabais arrastrar ciegamente hacia los ídolos mudos. Por eso os hago saber, que nadie que hable movido por el Espíritu de Dios puede decir: “maldito sea Jesús”, como tampoco puede decir: "Jesús es el Señor”, si no está movido por el Espíritu Santo.

           Hay diversidad de carismas, pero el espíritu es el mismo. Hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Hay diversidad de actividades, pero uno mismo es el Dios que activa todas las cosas en todos. A cada cual se le concede la manifestación del Espíritu para el bien de todos. Porque a uno el Espíritu lo capacita para hablar con sabiduría, mientras a otro el mismo Espíritu le otorga un profundo conocimiento. Este mismo Espíritu concede a uno el don de la fe, a otro el carisma de curar enfermedades, a otro el poder de realizar milagros, a otro el poder de hablar en nombre de Dios, a otro el distinguir entre espíritus falsos y verdaderos, a otro el poder hablar en un lenguaje misterioso, y a otro en fin, el don de interpretar ese lenguaje. Todo esto lo hace el mismo y único Espíritu, que reparte a cada uno dones como él quiere.”

LA IMPORTANCIA DE LOS DONES (1 Cor 13-27, 30)

          Ahora bien, vosotros formáis el Cuerpo de Cristo y cada uno por su parte es un miembro. Y Dios ha asignado a cada uno un puesto en la Iglesia: primero están los Apóstoles, después los que hablan en nombre de Dios, a continuación los encargados de enseñar, luego vienen los que tienen el don de hacer milagros, de curar enfermedades, de asistir a los necesitados, de dirigir la comunidad, de hablar un lenguaje misterioso.

         ¿Son todos Apóstoles? ¿Hablan todos en nombre de Dios? ¿Enseñan todos? ¿Tienen todos el poder de hacer milagros, o el don de curar enfermedades? ¿Hablan todos un lenguaje misterioso o pueden todos  interpretar ese lenguaje?
En todo caso, aspirad a los carismas más valiosos. Pero aún os voy a mostrar un camino que los supera a todos.

EL LENGUAJE DE DIOS

           Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor soy como campana que suena o címbalo que retiñe. Y aunque tuviera el don de hablar en nombre de Dios y conociera todos los misterios y toda la Ciencia y aunque mi fe fuera tan grande como para trasladar montañas, si no tengo amor, nada soy. Y aunque repartiera todos mis bienes a los pobres y entregase mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, nada me sirve.

El amor es paciente y bondadoso
No tiene envidia
ni orgullo, ni jactancia.
No es grosero ni egoísta;
no se irrita, ni lleva cuentas del mal;
no se alegra de la injusticia,
sinó que encuentra su alegría en la verdad.
Todo lo excusa, todo lo cree,
Todo lo espera, todo lo aguanta.

           El amor no pasa jamás. Desaparecerá el don de hablar en nombre de Dios, cesará el don de hablar en un lenguaje misterioso, y desaparecerá también el don del conocimiento profundo. Porque ahora nuestro saber es imperfecto, como también es imperfecta nuestra capacidad de hablar en nombre de Dios; pero cuando venga lo perfecto, desaparecerá lo imperfecto. Cuando yo era niño, hablaba como niño, razonaba como niño; al hacerme hombre, he dejado las cosas de niño. Ahora vemos por medio de un espejo y oscuramente, entonces veremos cara a cara. Ahora conozco imperfectamente, entonces conoceré como Dios mismo me conoce.
Ahora subsisten esas tres cosas : la fe, la esperanza, el amor, pero la más excelente de todas es el amor.


LA EXCELENCIA DEL QUE HABLA EN 
NOMBRE DE DIOS
(1 Cor 14-1, 25)

           Buscad pues el amor. En cuanto a los demás dones, aspirad sobre todo al de hablar en nombre de Dios. Y es que quien posee el don de expresarse en un lenguaje misterioso no habla a los hombres, sino a Dios, pues movido por el Espíritu dice cosas misteriosas que nadie entiende. Pero el que habla en nombre de Dios, habla a los hombres, los ayuda espiritualmente, los anima y los consuela. El que se expresa en lenguaje misterioso se ayuda a si mismo; en cambio, el que habla en nombre de Dios, contribuye al bien de la Iglesia.

           Desearía que todos vosotros tuvieseis el don de expresaros en ese lenguaje misterioso, pero prefiero que tengáis el don de hablar en nombre de Dios, pues para el bien de la Iglesia es más útil el que transmite mensajes en nombre de Dios, que quien habla un lenguaje misterioso, a no ser que también interprete ese mensaje.

           Supongamos por ejemplo, hermanos que yo fuera a vosotros hablándoos en un lenguaje misterioso, ¿De qué os aprovecharía si mi lenguaje no os proporcionase alguna revelación, algún conocimiento, algún mensaje o alguna enseñanza? (…)

           Así también vosotros, si habláis un mensaje misterioso y no pronunciáis palabras inteligibles, ¿Cómo se entenderá lo que decís? ¡Estaréis hablando a las paredes! (…)

         Yo doy gracias a Dios porque hablo ese lenguaje misterioso más y mejor que todos vosotros. Pero en la asamblea prefiero hablar cinco palabras inteligibles e instructivas, a diez mil en un lenguaje ininteligible. (…)

             Así pues, el don de expresarse en un lenguaje misterioso tiene carácter de signo, no para los creyentes, sino para los que no creen. En cambio el don de hablar en nombre de Dios no es para los que no creen sino para los creyentes. Por tanto, si reunida la asamblea, entra un iniciado o uno que no cree y todos se están expresando en ese lenguaje misterioso ¿No dirán que estáis locos? Pero si todos están hablando en nombre de Dios y entra ese iniciado y ese que no cree, entre todos les harán recapacitar y reconocer sus pecados, quedando de manifiesto los secretos de su corazón. Caerá entonces de rodillas, adorará a Dios y proclamará que Dios está realmente entre vosotros.”

           Y aquí están las palabras irrefutables de San Pablo, el gran Apóstol que es el faro de la Iglesia de Dios. Según S. Juan de la Cruz, San Pablo y Moisés son los únicos que han tenido el privilegio de ver a Dios con sus ojos mortales, a pesar de lo que afirmaba el Antiguo testamento: "No puede verme ser humano sin morir”, ya que la visión inefable de la Divinidad es de un esplendor y de un fulgor tal, que el cuerpo material se “fundiría”, por eso, dice S. Juan de la Cruz, que para entrever esa visión, Dios tuvo que amparar con su "Brazo izquierdo" la debilidad del cuerpo material.


     

martes, 19 de junio de 2018

LAS DESASTROSAS CONSECUENCIAS DEL PECADO ORIGINAL: DICTADO DE SAN PABLO SOBRE LA EPÍSTOLA A LOS ROMANOS (7, 1-13)



PINTURA DE RAPHAEL: SAN PABLO PREDICANDO A LOS ATENIENSES





Extraordinaria explicación sobre la epístola de San Pablo a los Romanos, aclarando la situación de Adán y Eva antes del pecado Original, y como hubiera sido su condición pasando del Paraíso Terrenal al Paraíso espiritual sin conocer la muerte, que es lo que ocurrió con la dormición de la Virgen María que fue su Gloriosa Asunción.

Sublime explicación de todas las consecuencias del pecado, que produce la busca desenfrenada del placer, y la renuncia a todo sacrificio, siendo la relación con la pareja una busca de la lujuria, anulando lo que quería Dios: Una relación de amor de pareja en la cual el sexo sería similar a la del amor maternal o al amor filial. Fue esa concupiscencia que hizo perder a nuestros progenitores su inocencia, por eso se vieron desnudos y sintieron vergüenza.

El pecado Original anuló lo que quería Dios, surgió un amor egoísta hacia todo lo creado, que solo es un objeto de disfrute, y no un amor para cumplir con la Ley de Dios, por eso los culpables fueron expulsados del Edén, para que no puedan comer del árbol de la Vida, ya que para hacerlo, es necesario cumplir con la voluntad de Dios. Por eso Satanás que dijo "No serviré" fue también expulsado del Cielo y se transformó en demonio, sin posibilidad de Redención porque al no tener tentador pecó por pura Soberbia. 


Dictado a Mª Valtorta del 28/2/1.948
A los Romanos cap. 7º,vv 1-13

Dice el Autor Divinísimo:

“Es verdad firme que los primeros Padres, además de la Gracia santificante y de la inocencia, recibieron otros dones de su Creador al tiempo de su creación, y eran estos: La integridad esto es, la perfecta subordinación del sentido a la razón, la ciencia proporcionada a su estado, la inmortalidad y la inmunidad de todo dolor y miseria.

[...] Este don de ciencia, del modo que regula el amor de la criatura con su Creador, regula también el de la criatura con la criatura, con la esposa, su semejante en primer lugar, teniendo para ella un amor sin desorden de lujuria, ese amor ardiente de los inocentes con el que solo los lujuriosos y corrompidos se creen incapaces de amar.¡Oh, ceguera causada por los fermentos de la corrupción! Los inocentes, los castos, esos son los que saben amar y amar de verdad. Amar los tres órdenes que hay en el hombre y con los tres órdenes que hay en él; pero comenzando del más alto y dando al más bajo – el natural – esa ternura virginal que se refleja en el más ardiente amor  materno y en el más ardiente amor filial. 

Esto es, en esos dos únicos amores desprovistos de atractivo sensual; amor del alma, amor de criatura-hijo hacia el vivo tabernáculo que le llevó; amor de criatura-madre hacia el testimonio vivo de su cualidad de procreadora, gloria de la mujer, que por las penas y el sacrificio de la maternidad, se eleva de mujer a cooperadora de Dios, “obteniendo un hombre con el concurso de Dios” (Gén 4, 1).

Debiera haber regulado también el amor del hombre hacia las criaturas nacidas de su amor santo con Eva. Más Adán y Eva no llegaron a ese amor santo, porqué – aún antes de que “el hueso de los huesos de Adán y la carne de su carne, por la que el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne”, les floreciese un hijo del modo como una planta besada por el sol, y no por otro alguno, nacen flores y fruto – el desorden había corrompido con su veneno el amor santo de los Progenitores que quisieron conocer más de cuanto erales justo y suficiente que conociesen, por lo que dijo la Justicia: “Tengamos cuenta de que no vaya el hombre ahora a extender la mano y coja también del árbol de la Vida, coma de él y viva eternamente”.

Esta frase deja perplejos a muchos y a otros muchos, sírveles para presentar al Buenísimo y Generoso como un avaro cruel. Sírveles también para negar una de las verdades religiosas: la correspondencia a uno de los dones de Dios a los primeros padres esto es, la inmortalidad.

El don, para que sea don, ha de ser dado. Dios había dado inmortalidad al igual de los otros dones entre los que estaba el de una ciencia proporcionada a la condición del hombre. No toda la ciencia, puesto que Dios es sapientísimo. E igualmente había dado inmortalidad, más no eternidad, puesto que solo Dios es eterno. El hombre había de nacer, ser procreado por el hombre creado por Dios y ya no morir sino pasar del paraíso terrenal al celestial y gozar allí de perfecto conocimiento de Dios.

Más el hombre abusó. Prefirió no haber recibido don alguno gratuito. Quiso toda la Ciencia sin reflexionar que hasta de las cosas buenas, se ha de usar con medida proporcionada a la propia capacidad y que únicamente el Inmenso y Perfectísimo puede conocer todo sin peligro, puesto que su Infinita Perfección puede conocer todo el Mal sin recibir de él turbación alguna corruptora. Dios sufre por el Mal que ve, más el sufrimiento es por lo que el mismo produce en vosotros, no por Él, ya que se encuentra muy por encima de cuanto pueda el mal intentar, y ni aún el obstinado y astuto poder que tiene por nombre Satán puede causar menoscabo a su Perfección.

Es en vosotros como Satán ofende a Dios. Más si vosotros os mantuvierais fuertes, no habría manera de que Satán ofendiese a Dios por vuestro medio. Si pensáis en esto, vosotros que amáis a Dios más o menos intensamente, no pecaríais jamás, porque ningún de cuantos os gloriáis de cristianos-católicos querríais sentiros cómplices de Satanás en ofender a Dios. Y sin embargo, lo hacéis. Es que jamás reflexionáis en lo astuto que es Satanás y tan rapaz que no se contenta con tentaros y venceros, sino que más que a vosotros, mira a mofarse de Dios, a arrebatarle las almas, a ridiculizar y destruir el Sacrificio de Cristo, haciéndolo inútil para muchos de vosotros y para otros muchos, capaz a penas de evitarle la condenación.

Satán lo sabe muy bien, tiene contadas todas las lágrimas, todas las gotas de sangre del Hijo del Hombre, en cada lágrima, en cada gota ha visto el verdadero nombre, el verdadero motivo de las mismas: la indiferencia inerte de un católico por esas lágrimas, la perdición de un católico por las gotas de la Sangre divina. Sabe cuál fue la causa del dolor que arrancó lágrimas y sudor purpúreo a Cristo, su adversario divino, adversario desde el momento de su rebelión, adversario eterno y vencedor eterno para millones de espíritus, a los que Cristo dona y donó el Cielo.

[...] El Decálogo con su parte positiva: “harás” y su parte negativa: “no harás”, crea el pecado con todas sus consecuencias. Porque se peca al saber que se peca, y así, el hombre, después de la Ley, ya no tuvo excusa para decirse a sí mismo: “No sabía que pecaba”. El Decálogo es Piedad, castigo y prueba. Como “prueba” era también el árbol que se erguía en medio del Edén. Sin prueba no se puede formar juicio del hombre y está dicho que "Dios prueba al hombre como el orfebre prueba el oro en el crisol”.

Solo las virtudes fuertes y sobre todo la caridad, se acomodan a las disposiciones negativas de la Ley. Porqué, generalmente, el hombre, por insinuación satánica y por estímulos latentes, apetece lo que está prohibido. Por lo que son verdaderos héroes los que aplastan el sentido y las tentaciones bajo el peso de su fuerte amor y no alargan con avidez sus manos al fruto prohibido. Y estos son los verdaderos cristianos que no hacen mal uso de los infinitos méritos de Cristo, de la Gracia obtenida por su medio, y sarmientos silvestres injertados a la verdadera Vid, dan para Dios frutos copiosos de virtudes activas y están ciertos por ello, de alcanzar la Vida Eterna.

Estos son los verdaderos cristianos en los que se encuentran vivos los dones del Espíritu Santo, al que completa Jesús comunicando a los hombres en Gracia de Dios, la ciencia, ese gran don perdido con el pecado de Adán, la ciencia sin la cual, la Ley dada para ser “Vida”, puede resultar “muerte”. Porque el hombre que no posee la Ciencia proporcionada a su estado, no ama ordenadamente a Dios ni a las criaturas, cualesquiera que ellas sean; cae en las diferentes idolatrías, en la triple concupiscencia; desfigura la misma religión con un conjunto híbrido de prácticas pecaminosas cuando no – siendo así que el cristiano recibe con el Bautismo el don infinito de la Gracia – de prácticas farisaicas condenadas por el Verbo Divino; no se conoce a si mismo y por eso no hace de su placer un obsequio al querer divino; altera en sí la imagen y semejanza de Dios, los dones recibidos para su bien, los vuelve a emplear para hacer y hacerse el mal; si hace limosnas, no las hace por misericordia con los pobres sino para ser alabado por ellas; si escruta los misterios de la creación, lo hace por recibir gloria de los hombres, más no por dar gloria al Creador.

De esta suerte, sus acciones pierden su perfume que las hace santas a los ojos de Dios y él tiene en la Tierra su bien fugaz, mientras que el “hielo y rechinar de dientes”, como decía el Verbo le aguardan allí donde no cuentan las apariencias sino la verdad de las acciones humanas. Y, si no obstante de haber hecho mal aquel bien que podía llevar a cabo, elude por la misericordia de Dios el hielo y la tortura del infierno, larga permanencia le aguarda en la escuela del Purgatorio, en donde aprenderá la verdadera caridad que no es “herejía de las obras”, el azote de vuestros días, pues son muchos los que se afanan a servir a Cristo con un bullir de prácticas y actos exteriores tan sólo, que dejan a los buenos como estaban o escandalizados tal vez, y no sirven para mejorar a los malos ni convertirlos.

La verdadera caridad es, por tanto, el ejemplo de una vida profunda y conscientemente cristiana en todo. La verdadera caridad es aquella que Jesús quería de Marta, afanada con exceso en tributar honores externos al Hijo de Dios. (Luc 10, 38-42). El vivir de este siglo no admite la contemplación del modo que muchos lo entienden. Más Dios no bendice la sola acción. El quiere que se complementen la vida activa y la contemplativa y que las obras no se reduzcan a simple fragor, agitación y aún a discusión con los enemigos, que no sean “herejía” sino religión, esto es, trabajo que equivale a plegaria por el continuo ofrecimiento de los propios actos a Dios, realizándolos todos únicamente a su Gloria y así, la plegaria sea trabajo. Trabajo continuo sobre si mismo, tallándose cada vez más conforme al Modelo Jesucristo y modelando a los demás con el ejemplo.

En vano se afanan los hombres si Dios no bendice sus actos. Y ¿Cómo queréis que Dios esté con vosotros bendiciéndoos y triunféis en vuestras empresas si en ellas no actúa el don de Ciencia por el que el hombre se conduce en todos sus actos guiado por un fin santo y no por la propia gloria?”.







viernes, 15 de junio de 2018

RECOMENDACIONES DE JESÚS RESUCITADO A SUS APÓSTOLES: EL HA MUERTO POR TODOS LOS HOMBRES



EL SANTO SACRIFICIO DE LA MISA, MANTIENE
 PRESENTE LA GRACIA SANTIFICANTE
HASTA EL FIN DEL MUNDO



Palabras de Jesús a los Apóstoles después de resucitado, que son más actuales que nunca y que rebaten la mentalidad actual de muchos creyentes, sacerdotes y consagrados, que se dedican a criticar vehementemente al Papa Francisco, como el Obispo de Amberes, y la conferencia episcopal austriaca que se han rebelado contra el Papa, o los teólogos disidentes como Hans- Küng, Queiruga o Massiá y tantos otros, que quieren una mayor abertura al paganismo, queriendo secularizar a la Santa Iglesia Católica.

Luego existen toda una colección de creyentes, que se creen los escogidos y enviados por Dios, para corregir las directrices de la Iglesia, establecida por Dios para dirigir perpetuar su Sacrificio y su Doctrina, a la cual la dotó de plenos poderes, y le prometió que las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella.

Querer ahora demostrar que su Iglesia va por el camino errado, no solo es una falta de fe, ya que es dar a entender que Dios, después del tremendo Sacrificio suyo y de todos los Santos, va a permitir que perezca su Iglesia, es decir que su misión ha sido inútil. Esto es también la consecuencia de un grave pecado de soberbia, de unos individuos errados, y también "herrados", parecido al de Lucifer, que dijo: "No serviré", y que se rebeló contra los planes de Dios, lo que lo transformó de un Ángel de Luz en un ángel tenebroso.

Estos individuos, aún que tengan doctorados, sepan hebreo y latín, y hayan publicado muchos libros de religión, al perder la Gracia de Jesús se han vuelto analfabetos de la fe, ya que tienen orejas y no oyen y ojos y no ven, como dijo Jesús. Lo mismo le ocurrió a Lucifer, el arcángel más subido, que estaba tan cegado por su orgullo que no llegó a entender, que era una criatura limitada que quería enfrentarse a Dios, el Ser dotado de unos atributos de una grandeza, perfección, y poder infinitos.




DEL EVANGELIO TAL COMO ME HA SIDO REVELADO
DE MARÍA VALTORTA 
Diálogo de Jesús con los Apóstoles después de su 
Gloriosa Resurrección


[...] "Es verdad... Si... tenemos preguntas que hacerte..." dice Pedro.
"Pues preguntad"
"Si... Ayer, al despertar el día, cuando nos dejaste, estuvimos hablando entre nosotros sobre lo que habías dicho. Ahora otras palabras se acumulan en nosotros por lo que acabas de decir. Ayer, y también hoy, si lo pensamos bien, has hablado como si fueran a surgir herejías y divisiones, y pronto además. esto nos hace pensar que tendremos que ser muy prudentes con los que se quieran incorporar a nosotros. Porque está claro que en ellos estará la semilla de la herejía y la división".

"¿Lo crees? ¿Y no está ya dividido Israel respeto a venir a Mí? Tú quieres decir que el Israel que me ha querido nunca será hereje y nunca estará dividido. ¿No? Pero, ¿acaso ha estado unido alguna vez, desde hace siglos?, ¿acaso estuvo unido, incluso en los momentos  de su antigua formación? ¿Y ha estado unido en seguirme? en verdad os digo que está en él la raíz de la herejía".

"Pero...".

"Pero es idólatra y vive en la herejía, desde hace siglos, bajo apariencia externa de fidelidad. Ya conocéis sus ídolos y sus herejías. Los gentiles serán mejores. Por eso, Yo no los he excluido, y os digo que hagáis lo que Yo he hecho.
Esto será para vosotros unas de las cosas más difíciles. Lo sé. Pero traed a vuestra memoria a los profetas. profetizan la vocación de los gentiles y la dureza de los judíos. ¿Qué razón tendríais para cerrar las puertas del Reino a los que me aman y se acercan a la Luz que su alma buscaba? ¿Los creéis más pecadores que vosotros porque hasta el momento no han conocido a Dios; porque han seguido su religión y la seguirán hasta que no se vean atraídos por la nuestra? No debéis hacerlo. Y os digo que muchas veces son mejores  que vosotros porque, teniendo una religión  no santa, saben ser justos.

No faltan los justos en ninguna nación ni religión. Dios observa las obras de los hombres, no sus palabras.Y si ve que un gentil, por justicia del corazón, hace naturalmente lo que la Ley del Sinaí manda, ¿porque debería considerarlo abyecto? ¿No es aún más meritorio el que un hombre que no conoce el mandato de Dios de no hacer esto o aquello porque está mal, se imponga a si mismo un imperativo de no hacer lo que su razón le dice que no es bueno y lo siga fielmente?... ¿No es esto mayor respeto al mérito relativo de aquel que, conociendo a Dios, fin del hombre, y conociendo la Ley, que permite conseguir este fin, haga continuos compromisos y cálculos para adecuar el imperativo precepto a la voluntad corrompida? ¿qué os parece? ¿creéis que Dios aprecia las escapatorias que Israel ha puesto a la obediencia, para no tener que sacrificar mucho su concupiscencia?

Y me permito aquí añadir una reflexión personal adaptada a la situación actual. la mentalidad de los quietistas y relativistas del tipo Queiruga, Massía, Hans Küng, y tantos otros seguidores, que se han inventado una religión "descafeínada", en donde ya nada es pecado, y por consiguiente no puede haber castigo, solo premio para todos, son los "populistas" de la religión, que prometen bienes para todos, poniendo en plan de igualdad al trabajador y honrado ciudadano, con el perezoso, el vicioso y el ladrón.

¿Qué os parece? ¿Creéis que cuando salga de este mundo un gentil, justo ante Dios por haber seguido la recta Ley que su conciencia se impuso, Dios le va a juzgar como demonio? Os digo que Dios juzgará las acciones de los hombres, y el Cristo, Juez de todas las gentes premiará a aquellos en quienes el deseo del alma tuvo voz de íntima ley para llegar al fin último del hombre, que es unirse de nuevo con su Creador, con el Dios desconocido por los paganos, pero sentido como verdadero y santo, más allá del escenario pintado de los falsos Olimpos.

Es más, tened mucho cuidado de no ser vosotros escándalo para los gentiles. Ya demasiadas veces ha sido mancillado el nombre  de Dios entre los gentiles  por las obras de los hijos del pueblo de Dios. No intentéis creeros tesoreros absolutos de mis dones y méritos. Yo he muerto por Judíos y gentiles. Mi Reino será de todas las gentes. No abuséis de la paciencia con que Dios os ha tratado hasta este momento, diciéndoos a vosotros mismos: "A nosotros todo nos está permitido". No. Os lo digo. Ya no existe este o aquel pueblo. Existe mi Pueblo. Y en él tienen el mismo valor los vasos que se han gastado en el servicio del Templo, pero no de Dios, serán arrinconados, y en vez de ellos, sobre el altar, serán colocados los que ahora no conocen ni incienso, ni aceite ni vino ni bálsamo, pero que están deseosos de llenarse de esto y de ser usados para la gloria de Dios.

Y aquí está "retratada", de una manera sorprendente la mentalidad de muchos que se llaman cristianos, y que lo son solo de nombre, siendo perezosos y relajados para cumplir con los mandamientos de la Ley de Dios, al contrario de los que practican otra religión, que cumplen a rajatabla con todos los preceptos de su ley, y que obedecen sin "rechistar" a todas las obligaciones inherentes a su confesión religiosa.


DEL LIBRO DEL APOCALIPSIS (Ap 7, 9-17)

Después de esto, miré y vi una muchedumbre grande, que nadie podía contar, de toda nación, tribu, pueblo y lengua, que estaban delante del trono y del Cordero, vestidos de túnicas blancas y con palmas en sus manos. Clamaban con grandes voces diciendo: "Salud a nuestro Dios, al que está sentado en el trono, y al Cordero. Y todos los ángeles estaban en pié alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes, y cayeron sobre sus rostros delante del trono y adoraron diciendo: Amen. Bendición, gloria y sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fortaleza a nuestro Dios por los siglos de los siglos, amen. 



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DICE LA CANCIÓN DE SALOMÉ ARRICIBITA:


Todo aquello que entristezca y separa de Tí, no viene de Tí, pues de Tí viene la Paz, de Tí viene la alegría.


Todo lo que acoge y abriga viene de Tí, todo lo que separa no viene de Tí, pues de Tí viene la Vida, de Tí viene el calor.











miércoles, 13 de junio de 2018

JESÚS QUE ES PERFECTO, QUIERE QUE SE CUMPLA SU LEY: PROFUNDO ANÁLISIS DE LA MENTALIDAD HEDONISTA ACTUAL EN EL MATRIMONIO..



Familia de la Nobleza, con su descendencia




El día 5 de diciembre de 2.017, ha aparecido en los medios de comunicación españoles, que en el año 2.050, este País será el más envejecido del mundo después de Japón, y que habrá cerca de 70 jubilados por cada 100 personas que estén trabajando. La Comunidad europea, advierte que este País tendrá que tomar medidas para remediar esta situación insostenible para la economía, con entrada de emigrantes, o con aumento de la natalidad.

Tal como está España, y conociendo la mentalidad actual de mis compatriotas y sobre todo la de los políticos, que solo están interesados en asegurarse su "poltrona", esta última solución me parece irrealizable. Es por culpa de esos políticos que están obsesionados en hacer votar leyes que van en contra de la natalidad, como el aborto libre y gratuito, la píldora del día después, el divorcio exprés, suprimiendo toda la burocracia que antes era  necesaria para separarse, bastando en que ambos cónyuges estén de acuerdo para que sea automática.

Del punto de vista religioso, esta mentalidad actual es un pecado, cuya gravedad solo Dios puede valorar, ya que el matrimonio, que antes de la venida de Cristo era un simple contrato, ha sido transformado por Jesús en un Sacramento indisoluble, y sobre todo abierto a la procreación.

Hace poco tiempo, un familiar mío me mandó la fotografía de unos niños famélicos de Madagascar, le dije  que el deber de un Cristiano es ayudarles según nuestra posibilidad, pero que la responsabilidad de tanta miseria proviene siempre del egoísmo humano de ciertos individuos que viven en un lujo escandaloso, que casi siempre han hecho fortuna explotando a sus hermanos, Y que la culpa aún mucho mayor es de los padres de estos niños que los han engendrado sabiendo que carecían de medios para alimentarlos, Dios pedirá cuenta a esos nuevos Epulones, que tienen a su vista esos seres muriéndose de hambre, los nuevos Lázaros, ya sabemos por el Evangelio cual ha sido el destino final de esos individuos.

Y me pregunto ¿Cual será el destino de los padres que para disfrutar del sexo, han procreado niños que sabían que iban a morir de hambre?  



DE LOS CUADERNOS DE MARÍA VALTORTA
(22 de marzo de 1.944)


Dice Jesús:
“Las familias en las que no domina Dios,  sino la sensualidad y el interés y, por lo tanto las derivaciones de Satanás, no son familias, ellas son el origen de grandes desgracias que, desde el interior de la célula familiar, se irradian y arruinan los grupos nacionales y, a partir de estos, también la paz mundial. Sucede así porque están creados sobre una base de sensualidad e interés, y por lo tanto, no se elevan hacia lo que es santo; por el contrario, como hierbas malsanas nacidas en el barro, se arrastran siempre por el suelo.
Dice el ángel a Tobías: “Te mostraré quienes son esos sobre los  cuales tiene poder el demonio”.

¡Oh, en verdad hay cónyuges que desde la primera hora de su unión están bajo el poder demoniaco! Es más, lo están ya antes de ser cónyuges. Lo están desde que toman la decisión de buscar un compañero o una compañera, pero no lo hacen con un recto fin, sino con solapados cálculos en los que imperan de forma soberano el egoísmo y la sensualidad.

Nada hay más sano y más santo que dos seres que se aman honestamente y se unen para perpetuar la raza humana y ofrendar almas al Cielo.

La dignidad del hombre y la mujer que se convierten en padres es la segunda dignidad, después de la de Dios. Ni siquiera la dignidad real es semejante a ella, porque aún el más sabio de los reyes no hace más que gobernar a sus súbditos. En cambio, los padres atraen sobre sí la mirada de Dios y raptan a esa mirada una nueva alma, que encierran en la envoltura de la carne nacida de ellos. Casi diría que en ese momento tienen a Dios como súbdito, porque Dios crea inmediatamente una nueva alma, para el honrado amor de ambos, que se une para dar a la Tierra y al Cielo un nuevo ciudadano.

¡Oh, si pensaran en el poder que tienen y al que Dios asiente inmediatamente! Los ángeles no tienen tanto poder. Pero los ángeles, a igual que Dios están dispuestos a adherir de inmediato al acto de los esposos fecundos y a convertirse en custodios de la nueva criatura. Más como dice Rafael, son muchos los que abrazan el estado conyugal, de modo tal que ahuyentan a Dios de sí y de su propia mente y se abandonan a la libido. Sobre estos, el demonio ejerce su poder.

¿Qué diferencia hay entre el lecho del pecado y el lecho de dos cónyuges que no rechazan el placer, pero rechazan la prole? No hagamos acrobacias de palabras y de razonamientos embusteros. La diferencia es muy poca pues, si por enfermedades o imperfecciones  es aconsejable o se concede el no tener hijos, en estos casos es necesario saber ser continentes y vedarse esas satisfacciones estériles, que no son más que la satisfacción de los sentidos. En cambio, si nada se opone a la procreación, ¿Por qué transformáis una ley natural y sobrenatural en un acto inmoral, que falsea su finalidad?

Cuando cualquier reflexión honesta os aconseja no aumentar la prole, sabed vivir como esposos santos y no como simias lujuriosas. ¿Como pretendéis que el ángel de Dios vele sobre vuestra casa, cuando la convertís en una cueva de pecado? ¿Como queréis que Dios os proteja, si le obligáis a apartar con disgusto la mirada de vuestro nido mancillado?

¡Oh, que míseras son las familias que se forman sin una preparación a lo sobrenatural, de las familias que se ha desterrado a priori toda busca de la Verdad, y donde. aún peor, se burla la palabra de la Verdad, que enseña qué es y por qué existe el Matrimonio! ¡Qué míseras son las familias que se forman sin elevar ningún pensamiento hacia las alturas, que se forman estimuladas únicamente por el aguijón de un apetito sexual y de una consideración financiera! ¿Cuántos cónyuges aceptan la inevitable costumbre de la ceremonia religiosa! He dicho costumbre, y lo repito, porque para la mayor parte no es más que una costumbre y no una aspiración del alma a tener a Dios consigo en este momento. Más, después de la ceremonia, ¡no piensan más en Dios y hacen del Sacramento un festín y del festín un desahogo de bestialidad! Pero, según mi pensamiento, el Sacramento no termina con la ceremonia religiosa; al contrario, comienza con ella y dura tanto como la vida de los cónyuges, así como el acto de profesar no dura cuanto la ceremonia religiosa sino tanto como la vida del religioso o religiosa.

El ángel le enseña a Tobías que, si antepone al acto la plegaria, el acto será un acto santo, bendito, fecundo de júbilos verdaderos y de prole.

Esto es lo que habría que hacer: ir al matrimonio, impulsados por el deseo de tener prole, pues esta es la finalidad de la unión humana, además de tener presente a Dios en toda hora. Cualquier otra finalidad es una culpa deshonrosa para el hombre con uso de razón, y ofensiva para el espíritu, que es Templo de Dios que huye indignado. Dios no es un carcelero opresivo. Dios es un Padre bueno, que se alegra con la honrada alegría de los hijos y que responde  a los santos abrazos de los mismos con bendiciones celestiales y con la aprobación evidenciada en la creación de una nueva alma.

Más ¿Quién comprenderá esta página? La leeréis sin advertir su sabor santo, como si hubiera empleado el idioma de un planeta desconocido. Os parecerá un tema trillado y es, en cambio, doctrina celestial. Os mofaréis de ella los sabios del momento. Y no sabéis que Satanás se ríe de vuestra estupidez, pues ha logrado convertir en condena lo que Dios había creado para vuestro bien, es decir, el Matrimonio como unión humana y Sacramento. Y esto ha sido culpa de vuestra incontinencia. de vuestra bestialidad.

Os repito las palabras de Tobías a su mujer, para que la recordéis y la tengáis como ejemplo, si aún podéis hacerlo porque sobrevive en vosotros un resto de dignidad humana. Las palabras son estas: "Nosotros somos hijos de santos y no podemos unirnos como los gentiles, que no conocen a Dios.

Que estas palabras sean vuestra norma, pues aunque habéis nacido allí donde la santidad ya había muerto, El Bautismo hizo siempre de vosotros hijos de Dios, que es el Santo de los santos, y por eso podéis decir que sois siempre hijos de santos, del santo, y podéis comportaros de acuerdo con ellos. Entonces, tendréis "una descendencia en la que se bendecirá el nombre del Señor" y se vivirá en su Ley.

Y cuando los hijos viven en la Ley divina, se benefician los padres, porque dicha Ley enseña Virtud, respeto, amor, y los primeros que se benefician, después de Dios, son los afortunados progenitores, los cónyuges santos, que han sabido hacer de su unión un rito perpetuo y no un vergonzoso vicio".