MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

**
****************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************

rep

jueves, 14 de marzo de 2019

LA INFINITA FUERZA DEL AMOR, QUE ES EL MISMO ESPÍRITU SANTO, POR QUIEN, GRACIAS A LA PALABRA DE DIOS QUE ES JESUCRISTO, SE HIZO TODO LO CREADO.

María Valtorta era con la Biblia la lectura de la Madre Teresa de Calcuta, y la del Padre Pío de Pietrelcina que la recomendaba a sus fieles, diciéndoles que debían leer sus escritos.

A Dios le debemos profundo agradecimiento por habernos creado y Amor eterno por habernos redimido
(San Juan de la Cruz)





En este pasaje de los Cuadernos de María Valtorta, Jesús emite un discurso teológico inaudito, ya que ningún místico ha sido capaz de describir la Santidad, el poder y la Perfección de Dios a los hombres, así como la extraordinaria fuerza del amor de un alma de fe amorosa hacia su Creador, que mueve montañas como dijo Jesús en el Evangelio, y que estremece al Cielo entero cuando ese amor es profundo y verdadero. Y aquí se comprende lo importante que es el primer mandamiento de la Ley de Dios: Amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a uno mismo.

"Cada acto de Amor verdadero, hace resplandecer con abundantes fulgores la divina vorágine de fuego y de luz en que vivimos amándonos, conmueve los Cielos de alegría, por la alegría de Dios Uno y Trino, que hace descender como de una nube celeste la gracia y el perdón, incluso sobre el que no sabe amar, por piedad hacia quien sabe amar".

Esta frase dictada por Jesús a Mª Valtorta, descubre de una manera meridianamente clara, la transcendencia del verdadero Amor a Dios, que provoca la fuerza indescriptible que puede salvar hasta el pecador más empedernido, semejante a los milagros de Jesús con los leprosos, que restablecía la carne corrompida y la sustituía por una carne sana y limpia.

Esta fuerza, que se obtiene por el Amor al pecador está indicada por la Santísima Virgen María a los pastorcillos de Fátima cuando afirmó: "¡Cuanta gente se condena porque no hay nadie que rece por ellos!". 

DE LOS CUADERNOS DE MARÍA VALTORTA (1.943)



Dice Jesús:

“El hombre se cree que puede criticar a Dios y sus obras. ¿Por qué lo hace? ¿Sólo por inconsciencia? No, siempre por soberbia. Siempre actúa en él el veneno, uno de los tres venenos de Lucifer. En su soberbia no ha admitido la diferencia entre Dios y él, y lo trata a su nivel.
Cierto es que Dios os trata como a hijos suyos, hechos a su imagen y semejanza, pero decidme, hombres entre las relaciones entre padre e hijo, aún que sigan la ley de una recta conciencia, ¿Un hijo trata a su padre al mismo nivel? No, el amor del padre no exime al hijo de ser respetuoso hacia él. Y el gran amor del hijo, incluso por el mejor de los padres, siempre está vestido de reverencia como el del padre de autoridad. Será autoridad hecha de sonrisas y buenas palabras, pero siempre será de autoridad que aconseja y guía.

Y, ¿Debería de ser distinto para el Padre Santo? Porque si un padre de la tierra merece vuestra reverencia, amor agradecido porque os viste y nutre con su trabajo, si merece vuestro respeto porque su experiencia os guía, si merece vuestra obediencia porque es la mayor autoridad que tenéis como sujetos – y así fue desde Adán – Dios, el Padre que os ha creado, que os ha amado, que ha provisto a vuestras necesidades, que os ha salvado a través de su Hijo en lo que no muere, el Padre que ordena todo el Universo – Pensad: todo el Universo – para que esté al servicio del hombre y le dé lluvia y rocío, luz y calor, guía y camino, alimento y vestido, voz y consuelo, fuego y bebida mediante el curso de los vientos y de las evaporaciones de las aguas que forman las nubes que rocían la Tierra, mediante el sol que las seca y fecunda y con sus torrentes de luz esteriliza de las enfermedades y consuela la vida, mediante los astros, que semejantes a eternos relojes y a brújulas sin defecto, os señalan la hora y la dirección de vuestro camino por tierras y desiertos, por montes y océanos, mediante las cosechas, los frutos, los animales y las hierbas, mediante los cánticos y los lenguajes de los animales, vuestros servidores, mediante las plantas vivas y sepultadas desde hace milenios y las fuentes que no solo sacian la sed, sino que curan vuestros males porque ha disuelto en ellas sustancias saludables, este Padre vuestro, ¿No debe ser amado, respetado, obedecido, servido? Servido, no porque seáis siervos, sino porque es dulce y justo dar lo poco que podéis dar en vuestra pequeñez a quien hace tanto por vosotros.

Y vosotros, hijos de Dios y hermanos de Cristo que os habla para enseñaros a amar, solo tenéis que dar a vuestro Padre, Santo y admirable – porque Él no necesita nada, como Señor que es del Universo que le obedece como vosotros no sabéis ni queréis – solo tenéis que darle amor porque Él quiere de vosotros este Amor como Yo. Dios como Él e Hijo santísimo, le di y le doy.

Este es vuestro deber. Y ya os he enseñado cómo se expresa este deber. Amadlo obedeciendole y cumpliréis con vuestro deber, Y, después de haberle amado con la obediencia a sus palabras de Amor, no os arroguéis el derecho de quejaros si Él no os recompensa con creces.

¿Qué derecho tenéis? Decíroslo siempre: “Sólo hemos cumplido con nuestro deber”. Decíroslo siempre: “La aparente falta de premio solo es para los sentidos. Dios no deja sin premio a quien le ama y obedece”.

¿Acaso conocéis vosotros, polvo desparramado por la tierra, los secretos del Altísimo? ¿Podéis decir que leéis los decretos de Dios, escritos en los libros del divino amor? Vosotros veis el momento presente. Pero, ¿Qué sabéis del minuto que sigue? ¿No os dais cuenta de que puede pareceros un bien en el instante presente es un mal en el futuro, y que si Dios no os lo concede es para evitaros un dolor, un cansancio superior al que vivís? Pero, aún que lo fuera ¿Os es lícito imponeros a Dios? ¿Qué habéis hecho de más de cuanto debíais? ¿No pensáis que no solo vosotros, sino Dios quien siempre está en ventaja sobre vosotros, porque Él os da infinitamente más de cuanto le dais?

¡Oh Justicia que eres bondad! ¡Oh Justicia sublime y santa que eres justa sólo contigo y misericordiosa hacia tus hijos! ¡Oh Justicia, río que no se desborda para castigar sino para difundir sus olas hechas con la santa Sangre de mis venas, fluida hasta la última gota, hecho con las lágrimas de María, hecho con el heroísmo de los mártires y de los sacrificios de los santos, río cuya corriente es Piedad y que prefiere volver a la fuente con un milagro de poder, porque tu dique es la Misericordia que es más fuerte que tu indignación, y el otro dique es el Amor de un Dios, que ha hecho baluarte de Sí mismo para proteger al hombre del castigo y conquistarle para la Vida!
Amad esta Justicia que se aflige por castigaros, amad a este Padre que cumple con su deber de padre, y es benigno al no exigiros la precisión en el cumplimiento del vuestro.

Lo he dicho y lo repito: Por un verdadero acto de Amor, Dios detiene hasta el movimiento de los astros, revoca el decreto del Cielo. Si la fe puede mover árboles y montañas, el Amor conquista a Dios. Cada acto de Amor verdadero, hace resplandecer con abundantes fulgores la divina vorágine de fuego y de luz en que vivimos amándonos, conmueve los Cielos de alegría, por la alegría de Dios Uno y Trino, que hace descender como de una nube celeste la gracia y el perdón, incluso sobre el que no sabe amar, por piedad hacia quien sabe amar.

Amad y bendecid al Señor. Sabed dar gracias del mismo modo que sabéis pedir y exigir que se os escuche. Os olvidáis demasiadas veces. La Gracia de Dios se retira también porque sois tierras estériles que no saben expresar una flor de reconocimiento hacia el padre que os cuida.

A quienes saben recordarse de que son hijos, también en la alegría, les digo bendiciéndoles: “Id en paz. Vuestra fe amorosa os salva ahora y siempre”.










domingo, 10 de marzo de 2019

VISIÓN DE MARÍA VALTORTA DE LAS TENTACIONES DE JESÚS EN EL DESIERTO, CON SUBLIMES COMENTARIOS DE JESÚS SOBRE COMO DEBE DE SER NUESTRA POSTURA ANTE LAS INSIDIAS DE SATANÁS .


Las tentaciones de Jesús en el desierto

Estas extraordinarias visiones de María Valtorta, extraídas de su extensa Obra, lectura que acompañó siempre a la madre Teresa de Calcuta, y que era recomendada encarecidamente por el Santo padre Pio de Pietrelcina, contemporáneos de la escritora, según cuenta a la Asociación francesa "Les amis de Maria Valtorta", que está haciendo una importante labor para dar a conocer estos escritos, no tienen a mi parecer la difusión suficiente por parte del Vaticano, por culpa de la burocracia que allí  reina, en donde las causas de los Santos se eternizan.

Parece mentira que la Iglesia de Cristo no tenga teólogos que sepan reconocer inmediatamente los escritos que son fraudulentos de los que son verdaderamente palabra de Dios, ¿Como las ovejas no reconocen ya la Voz de su Pastor? ¿Como es que ya no hay discernimiento de los Espíritus que es un don del Espíritu Santo? hace poco Juan Pablo II canonizó una monja que decía que había habitantes en la luna, y que había sitios con vegetación. El comentarista decía que en la cara visible del satélite era imposible, ¡pero como no vemos la otra cara!, pero ahora ya se ha visto, ¿Qué pensar de esa monja medieval, que está declarada Santa de la Iglesia Católica?





Tomo 1º del Evangelio como me ha sido revelado de María Valtorta

Capítulo 46: Jesús tentado por Satanás en el desierto.
Como se vencen las tentaciones

      (…) Ante mi, la soledad pedregosa que había contemplado a mi izquierda en la visión del bautismo de Jesús en el jordán. (…) Arriba, un cielo despiadadamente azul; abajo, el terreno árido, en torno rocas y silencio. Esto es lo que veo por lo que a la naturaleza se refiere.

      Apoyado en una roca que, por su forma (…) crea un embrión de gruta, y sentado en una piedra que ha sido arrastrada en la oquedad, (…), está Jesús. Se resguarda del sol ardiente. Y el interno consejero me indica que esa piedra, en la que ahora está sentado, es también su reclinatorio y su almohada cuando descansa breves horas envuelto en su manto bajo la luz de las estrellas y el aire frío de la noche. Ahí cerca, está la bolsa que le vi tomar antes de salir de Nazaret; todo su haber, por lo flácida que aparece, comprendo que está vacía de la poca comida que había puesto en ella María.

      Jesús está muy delgado y pálido. Está sentado con los codos apoyados en las rodillas y los antebrazos hacia fuera, con las manos unidas y entrelazadas por los dedos. Medita. De vez en cuando levanta la mirada y la dirige a su alrededor y mira el sol, que está alto, casi a plomada, en el cielo azul. De vez en cuando, y después de dirigir la mirada en torno a si y alzarla hacia la luz solar con vértigo, cierra los ojos y se apoya en la peña que le sirve de cobijo.

     Veo aparecer el feo hocico de Satanás. No se presenta de la forma con que nos lo imaginamos: con cuernos, rabo, etc. etc. Parece un beduino envuelto en su vestido y su gran manto, que se asemeja a un disfraz de dominó. En la cabeza, el turbante, cuyas faldas blancas caen sobre los hombros y a ambos lados de la cara para protegerlos. De manera que, de la cara, puede verse un pequeño triángulo muy moreno, de labios delgados y sinuosos, de ojos negrísimos y hundidos, llenos de destellos magnéticos. Dos pupilas que te leen en el fondo del corazón, pero en las que no lees nada, o una sola palabra: misterio.

    Lo opuesto del ojo de Jesús, también muy magnético y fascinante, que te lee en el corazón, pero en el que tú lees también que en su corazón hay amor y bondad hacia ti. El ojo de Jesús es una caricia en el alma. Este es como un doble puñal que te perfora y quema.
      
  Se acerca a Jesús: “¿Estás solo?”
  Jesús le mira y no responde.
 “¿Cómo es que estás aquí? ¿Te has perdido?”
  Jesús vuelve a mirarle y calla.
 “Si tuviera agua en la cantimplora, te la daría, pero yo también estoy sin ella. Se me ha muerto el caballo y me dirijo a pié al vado, allí beberé y encontraré a alguien que me dé un pan. Sé el camino. Ven conmigo. Te guiaré”.
 Jesús ya ni siquiera alza los ojos.
“¿No respondes? ¿Sabes que si te quedas aquí mueres? Ya se levanta el viento. Va a haber una tormenta. Ven”
Jesús aprieta las manos en muda oración.

   “¡Ah, entonces eres Tú! ¡Hace mucho que te busco! Y hace mucho que te vengo observando. Desde el momento en que fuiste bautizado. ¿Llamas al Eterno? Está lejos. Ahora estás en la Tierra, entre los hombres. Y sobre los hombres reino yo. Pero, me das pena y quiero ayudarte, porque eres bueno y has venido a sacrificarte por nada. Los hombres te odiarán por tu bondad. No entienden más que de oro, comida y sensualidad.

    Sacrificio, dolor, obediencia, son palabras para ellos más muertas que esta tierra que tenemos en nuestro alrededor. Son aún más áridos que este polvo. Solo la serpiente y el chacal pueden esconderse aquí, esperando morder o despedazar a alguno. Vámonos. No merece la pena sufrir por ellos. Los conozco más que Tú”. Satanás se ha sentado frente a Jesús, le escudriña con su mirada tremenda y sonríe con su boca de serpiente. Jesús sigue callado y ora mentalmente.

   “Tú desconfías de mí. Haces mal. Yo soy la sabiduría de la Tierra. Puedo ser maestro tuyo para enseñarte a triunfar. Mira: lo importante es triunfar. Luego, cuando uno se ha impuesto, cuando ha engatusado al mundo, puede conducir a este donde quiera. Pero primero hay que ser como les gusta a ellos, como ellos. Seducirlos haciéndoles creer que los admiramos y seguimos su pensamiento.

     Eres joven y atractivo. Empieza por la mujer. Siempre se debe comenzar por ella. Yo me equivoqué induciendo a la mujer a la desobediencia. Debería haberla aconsejado de otra forma. Habría hecho de ella un instrumento mejor y habría vencido a Dios. Actúe precipitadamente. ¡Pero Tú…! Yo te enseño porque un día deposité en Ti mi mirada con júbilo angélico y aún me queda un resto de aquel amor; escúchame y busca mi experiencia; búscate una compañera. Adonde Tú no llegues, ella llegará. Eres el nuevo Adán, tienes que tener tu Eva.

     Además, ¿Cómo podrás comprender y curar las enfermedades de la sensualidad si no sabes lo que son? ¿No sabes que es ahí donde está el núcleo del que nace la planta de la codicia y el afán del poder? ¿Por qué el hombre quiere reinar? ¿Por qué quiere ser rico, potente? Para poseer a la mujer. Esta es como la alondra. Tiene necesidad de algo que brille para sentirse atraída. El oro y el poder son las dos caras del espejo que atraen a las mujeres y las causas del mal en el mundo.

     Mira: detrás de mil delitos de distinta naturaleza, hay al menos novecientos que tienen raíz en el hambre de posesión de la mujer o en la voluntad de una mujer consumida por un deseo que el hombre aún no satisface, o ya no satisface. Ve a la mujer, si quieres saber que es la vida. Solo después podrás atender y curar los males de la humanidad.

     ¡Es bonita, la mujer! No hay nada más hermoso en el mundo. El hombre tiene el pensamiento y la fuerza. ¡Pero la mujer!... Su pensamiento es un perfume, su contacto es caricia de flores, su gracia es como vino que entra, su debilidad es como madeja de seda o rizo de niño en las manos del hombre, su caricia es fuerza que se vierte en la nuestra y la enciende. El dolor, la fatiga, la aflicción, quedan anulados cuando se está junto a una mujer y ella entre nuestros brazos como un ramo de flores.

     Dice Satanás:
    “¡Pero que tonto soy! Tú tienes hambre y te hablo de la mujer. Tu vigor está exhausto. Por ello, esta fragancia de la Tierra, esta flor de la creación, este fruto que da y suscita amor, te parece sin importancia. Pero, mira estas piedras: ¡que redondeadas son y que pulidas están, doradas bajo el sol que cae!; ¿no parecen panes? Tú, Hijo de Dios no tienes más que decir “quiero”, para que se transformen en oloroso pan como el que ahora están sacando del horno las amas de casa para la cena de sus familiares. Y estas acacias tan secas, si Tú quieres, ¿no pueden llenarse de dulces pomos, de dátiles de miel? ¡Sacíate, Oh Hijo de Dios! Tú eres el Dueño de la Tierra. Ella se inclina para ponerse a Tus pies y quitarte el hambre.

      ¿Ves como te pones pálido y te tambaleas con solo nombrarte el pan? ¡Pobre Jesús! ¿Estás tan débil, que ya no puedes ni siquiera dominar el milagro? ¿Quieres que lo haga yo en tu lugar? No estoy a tu altura, pero algo puedo. Me quedaré falto de fuerzas durante un año, las reuniré todas, pero te quiero servir porque Tú eres bueno y siempre me acuerdo que Tú eres mi Dios, aunque yo me haya hecho indigno de llamarte tal. Ayúdame con tu oración para que pueda…”

      “Calla. No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que viene de Dios”.

      El demonio siente una sacudida de rabia. Le rechinan los dientes y aprieta los puños; de todas formas se contiene y transforma su mueca en sonrisa.

     “Comprendo, Tú estás por encima de las necesidades de la Tierra y te da repugnancia el servirte de mí. Me lo he merecido. Ven, entonces, y ve lo que hay en la casa de Dios, ve como incluso los sacerdotes no rehúsan hacer transacciones entre el espíritu y la carne; porque, al fin y al cabo, son hombres y no ángeles. Cumple un milagro espiritual. Yo te llevo al pináculo del Templo, Tú transfigúrate en belleza ahí arriba, y luego llama a las cohortes de ángeles y dí que hagan de sus alas entrelazadas alfombra para Tus pies y te porten así al patio principal. Que te vean y se acuerden de que Dios existe. De vez en cuando es necesario manifestarse, porque el hombre tiene la memoria muy frágil, especialmente en lo espiritual. Tú sabes que dichosos se sentirán los ángeles de proteger tu pié y de servirte de escalera cuando bajes”.

     “No tientes al señor tu Dios”, está escrito”.

     “Comprendes que tu aparición tampoco mudaría las cosas y el Templo continuaría siendo un mercado y un lugar de corrupción. Tu divina sabiduría sabe que los corazones de los ministros del Templo son un nido de víboras, que se devoran, y devoran, con tal de aumentar su poder. Solo los doma el poder humano.

     Ven entonces. Adórame. Yo te daré la Tierra. Alejandro, Ciro, César, todos los mayores dominadores pasados o vivos serán semejantes a jefes de mezquinas caravanas respeto a Ti, que tendrás a todos los reinos de la Tierra bajo tu cetro, y con los reinos todas las riquezas, todas las cosas bellas de la Tierra, y mujeres y caballos y soldados y templos. Podrás poner en alto en todas partes tu Signo, cuando seas rey de reyes y Señor del mundo.

    Entonces te obedecerá y servirá y venerará el pueblo y el sacerdocio. Todas las castas te honrarán y servirán, porque serás el Poderoso, el Único, el Señor.
       ¡Adórame aunque sea solo un momento! ¡Quítame esa sed que tengo de ser adorado! Es la que me ha perdido, pero ha quedado en mí y me quema. Las llamaradas del infierno son aire fresco de la mañana respecto a este ardor que me quema por dentro. Es mi infierno, esta sed. ¡Un momento, aunque solo sea, de gozo, al eterno atormentado! Hazme sentir lo que quiere decir ser Dios, y me tendrás devoto, obediente como siervo, durante toda la vida, en todas tus empresas. ¡Un momento! ¡Un solo momento, y no te atormentaré más!”.

      Satanás cae de rodillas, suplicando.

    Jesús, por el contrario, se ha levantado. Ha adelgazado en estos días de ayuno y parece aún más alto. Su rostro tiene un terrible aspecto de serenidad y potencia, sus ojos son dos zafiros abrasadores, su voz es un trueno que resuena en la oquedad de la roca y se esparce por el pedregal y el llano desolado, cuando dice: 

“Vete Satanás. Está escrito: “Adorarás al Señor tu Dios y a Él solo servirás”.

    Satanás con un alarido de condenado desgarro y de odio indescriptible, sale corriendo (tremendo ver su furiosa, humeante persona). Y desaparece con un nuevo alarido de maldición.
Jesús se sienta cansado, apoyando hacia atrás la cabeza contra la roca. Parece exhausto. Suda. Pero seres angélicos vienen a mover suavemente el aire con sus alas en el ambiente del bochorno de la cueva, purificándolo y refrescándolo. Jesús abre los ojos y sonríe. No lo veo comer. Yo diría que se nutre del aroma del Paraíso, obteniendo así nuevas fuerzas.

     El sol desaparece por el poniente. Jesús toma su vacío talego y acompañado por los ángeles que producen una tenue luz suspendidos sobre su cabeza mientras la noche cae rapidísima, se dirige hacia el Este, mejor dicho, hacia el Nordeste. Ha recuperado su expresión habitual, el paso seguro. Solo queda, como recuerdo del largo ayuno, un aspecto más ascético en su rostro delgado y pálido y en sus ojos, absortos en una alegría que no es de esta Tierra.


EL COMPORTAMIENTO DE LOS CREYENTES ANTE LAS INSIDIAS DEL ENEMIGO


Vemos claramente que el que no cree en el Evangelio, es porque está hundido en el vicio, y ataca vehementemente a Jesús, y a su Iglesia, porque está en las tinieblas y la Luz de Cristo no puede  alumbrar su comportamiento animal.

“Al principio ya existía la Palabra.
Y la Palabra estaba junto a Dios,
y la Palabra era Dios.
Ya al principio estaba junto a Dios.
Todo fue hecho por ella
Y sin ella no se hizo nada
de cuanto llegó a existir.
En ella estaba la vida
y la vida era la luz de los hombres;
la luz resplandece en las tinieblas,
y las tinieblas no la sofocaron”.(Jn 1-1,5)

Los incrédulos preguntan a Jesús:

“En esto se le acercaron los Judíos, se pusieron a su        alrededor y le dijeron:
-¿Hasta cuando vas a tenernos en vilo?
Si eres el Cristo, dínoslos claramente de una vez.
Jesús les respondió:
 -Os lo he dicho con toda claridad y no me habéis creído. Las obras que yo hago por la autoridad recibida de mi Padre, dan testimonio de Mí; vosotros sin embargo no me creéis, porque no pertenecéis a las ovejas de mi rebaño. Mis ovejas escuchan mi voz; y yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán para siempre; nadie puede arrebatármelas. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. El Padre y yo somos uno.” (Jn 10-24,30).


Tomo 1º del Evangelio como me ha sido revelado de María Valtorta

  En estos comentarios de Jesús sobre su tentación en el Desierto, está explicado de una manera magistral como  tiene que ser nuestro comportamiento, para poder triunfar de las tentaciones de Satán.


Dice Jesús:

 [...] “Has visto que Satanás se presenta siempre con apariencia benévola, con aspecto común. Si las almas están atentas y, sobre todo, en contacto espiritual con Dios, advierten este aviso que las hace cautelosas y las incita a combatir las insidias demoníacas. Pero si las almas no están atentas a lo divino, separadas por una carnalidad oprimente y ensordecedora, sin la ayuda de la oración que una a Dios y vierte su fuerza como por un canal en el corazón del hombre, entonces difícilmente se dan cuenta de la celada, y caen en ella, y luego es muy difícil liberarse.

Las dos vías más comunes que Satanás toma para llevar a las almas son la sensualidad y la gula. Empieza siempre por la materia; una vez que la ha desmantelado y subyugado, pasa a atacar la parte superior: primero: lo moral (el pensamiento con sus soberbias y deseos desenfrenados); después, el espíritu, quitándole no solo el amor – que ya no existe cuando el hombre ha sustituido el amor divino por otros amores humanos – sino también el temor de Dios. Es entonces cuando el hombre se abandona en cuerpo y alma a Satanás, con tal de llegar a gozar de lo que desea, de gozar cada vez más.

Has visto como me he comportado Yo. Silencio y Oración. Silencio. Efectivamente, si Satanás lleva a cabo su obra de seductor y se nos acerca, se le debe soportar sin impaciencias necias ni miedos mezquinos. Pero reaccionar: ante su presencia, con entereza; ante su seducción, con la oración.

Es inútil discutir con Satanás. Vencerá él, porque es fuerte en su dialéctica. Solo Dios puede vencerlo. Entonces, recurrir a Dios, que hable por nosotros, a través de nosotros. Mostrar a Satanás ese Nombre y ese Signo. Rebatir a Satanás únicamente cuando insinúa que es como Dios, rebatirle usando la palabra de Dios; no la soporta.

Luego, después de la lucha, viene la victoria, y los ángeles sirven y defienden del odio de Satanás al vencedor; le confortan con los rocíos celestes, con la gracia que vierten a manos llenas en el corazón del hijo fiel, con la bendición que acaricia el espíritu.

Hace falta la voluntad de vencer a Satanás, y fe en Dios y en su ayuda; fe en la fuerza de la oración y en la bondad del Señor. En ese caso, Satanás no puede causar ningún daño.

Ve en paz. Esta noche te llenaré de alegría.”






miércoles, 6 de marzo de 2019

TODO EL QUE QUIERE, PUEDE ALCANZAR LA VIDA ETERNA
EN ESTE MUNDO


Mensaje de Misericordia de Jesucristo al mundo actual

(Confiado a Santa Faustina)


965- Las almas mueren a pesar de Mi amarga Pasión. Les ofrezco la última tabla de salvación, es decir, la Fiesta de mi misericordia. Si no adoran a Mi misericordia, morirán para siempre. Secretaria de mi misericordia, escribe, habla a las almas de esta gran misericordia Mía, porque está cercano el día terrible, el día de Mí Justicia.

          La Misericordia está compuesta de dos premisas:
          La Justicia: Perdono y es necesario, porque Cristo sabe que yo también soy pecador, y si yo no perdono no seré tampoco perdonado, porque cualquier pecado es una ofensa al prójimo y también a Dios.
      La bondad: Perdono, y es también necesario, porque Cristo sabe que si he sido misericordioso con los demás, Él también lo será conmigo.
En eso consiste el mensaje de Jesús a Santa Faustina: el que no quiere entrar por la Puerta de la Misericordia, es decir el que no se ha acogido a estos dos axiomas, será tratado como él mismo trató a los otros, con Justicia que exige que sea tratado como trató a los demás; y con maldad, que es como también trató a su prójimo, y a esos se aplica la maldición de Dios.

Y la mayor sorpresa de los juzgados será, como lo relata el Evangelio, descubrir que todo el mal y el bien que hicieron a sus semejantes, se lo hicieron a Dios mismo.

Quiero aquí aclarar una discusión con cierto individuo, al que yo citaba las palabras del Apocalipsis, en donde los Santos martirizados pedían a Dios Justicia. Apocalipsis 6, 9-11

"Cuando el Cordero rompió el quinto sello, vi debajo del altar a los degollados por anunciar la palabra de Dios y por haber dado el testimonio debido. Y gritaban con potente voz diciendo:
-Señor Santo y veraz, ¿Cuándo nos harás justicia y vengarás la muerte sangrienta que nos dieron los habitantes de la Tierra?
Se les entregó entonces a cada uno un vestido blanco y se les dijo: Aguardad un poco todavía. Aguardad hasta que se complete el número de vuestros compañeros y de vuestros hermanos que, como vosotros van a ser martirizados".

Pues la reacción de este individuo fue negar que esto fuera posible, y argumentaba que todos los mártires murieron perdonando a sus verdugos. Y esto me recuerda también las palabras de cierto Profesor, cuando yo estudiaba en la Facultad de Teología de Granada para ser profesor de Religión, y que criticaba nada menos que a Santo Tomás de Aquino, porque ese Doctor de la Iglesia había afirmado que una de nuestras más grandes alegrías en el Paraíso, será ver como se cumplió la Justicia de Dios hacia los condenados.

Estamos pues en presencia de dos comportamientos que a primera vista parecen contradictorios, pero que personalmente creo que son los más adecuados, y que reflejan perfectamente la mentalidad de los hombres, que es necesaria en este mundo, pero que no será así en el Santo Reino de Dios. Y este hecho resulta incomprensible para los modernos teólogos, que son los abanderados de la Teología del relativismo, como Hans Küng, Massiá o Queiruga, fieles seguidores de Satanás que les ha infundido la idea falsa de que no hay diferencia alguna entre el Pecado y la Virtud.

Dice Jesús en las obras de Mª Valtorta: 

"No seas ilusos, en el día del Juicio mi cayado de Pastor se cambiará en un cetro Real, y mi Justicia será inexorable".
"Yo redimiré a todos los hombres que se arrepientan, los impenitentes no tendrán redención".

Basta también recordar las terribles palabras de Jesús dirigidas a los condenados en el Juicio final, relatadas en los Evangelios. En donde Jesús dice textualmente:
"...Apartaos de Mí, malditos, id al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles..." (Mt 25-41)
Y, a pesar de estas palabras tan claras, que no se prestan a confusión, muchos "Teólogos" no tienen ningún reparo en afirmar, ¡Que no es Dios el  que castiga, que es el alma que se aparta de Él!
La explicación a este problema, creo sinceramente que es bien sencilla: Aún estamos en el tiempo en que el trigo y la cizaña están creciendo, y no vemos muy claro cual es el trigo y cual es la cizaña, esta última no se puede arrancar aún, ya que se puede confundir con la buena semilla plantada por Dios. Pero aquí subsiste otro problema de fondo: Mientras hay vida hay esperanza, lo que quiere decir que Dios y el hombre pueden hacer el milagro de transformar la cizaña en trigo por la Acción de la Gracia, que proviene de Dios, y el hombre con el perdón hacia su semejante, puede dar vía libre a la Misericordia, que proviene de la inmensa fuerza del Amor de Dios, que es el Espíritu Santo. 

De la misma manera, pero a la inversa, el trigo se puede transformar en cizaña por el veneno del Odio inoculado por Satanás gracias al pecado del orgullo, que abre la puerta a todos los pecados, que conducen a la muerte del alma.



Y esto es lo que explicó el Ángel Azarías a María Valtorta:

[...] Nosotros queremos de ti este completo conocimiento (el don del discernimiento de los espíritus) a fin de que produzca un mar de misericordia dulcísima en el que tu puedas purificar los ánimos de tus hermanos absolviendolos, en lo que está de tu parte, de toda culpa y pidiéndole al Dios de la Misericordia que les absuelva. 

Recuerda siempre que tu Señor y mío, te enseñó que la fuerza que consigue el perdón de Dios para un pecador, es el perdón del ofendido. 
Es un trastrueque en la petición de la Oración de Jesús Santísimo: "Padre perdónanos nuestras deudas como nosotros se las perdonamos a nuestros deudores" dice el Padrenuestro. Es la misericordia de su corazón que todo y a todos absuelve diciendo: "No son unos malvados sino unos infelices" y grita asimismo: "Padre, perdona a nuestros deudores puesto que nosotros ya les hemos perdonado todo".  



               [...] Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo."


Y esa es la verdadera explicación del porque los Mártires perdonan a sus verdugos en esta Tierra, y en el Cielo, donde se ha recolectado el trigo y la cizaña, claman Justicia.
En este mundo, y desgraciadamente en muchos católicos, en donde se ha implantado el relativismo y en donde casi nadie se da cuenta de la gravedad del pecado, que es una ofensa grave a Dios, y un sufrimiento añadido a su cruenta Pasión, esta postura es incompresible. Dice San Juan de la Cruz en los Dichos de luz y amor:

"No sabe el hombre gozarse bien ni dolerse bien, porque no entiende la distancia de el bien y de el mal".


Esto, dicho hace 500 años, en donde se admiraba la Virtud, y se despreciaba el pecado, es en nuestros días, más verdadero que nunca, ya que como lo hemos dicho, el Demonio ha impuesto el relativismo en la Sociedad, y para muchos, el pecado es mejor que la Virtud. Y además, se predica también un Dios relativista que quiere igual a un Santo asceta que a un sádico pecador.

           



           

    



          

lunes, 4 de marzo de 2019

LAS PREDICACIONES RELATIVISTAS DE CIERTOS PASTORES, CONTRIBUYEN A QUE LAS ALMAS SIGAN ANESTESIADAS Y NO VEAN LA DIFERENCIA ABISMAL QUE HAY ENTRE EL PECADO Y LA VIRTUD.




Con la predicación actual, las almas anestesiadas  ignoran
cual es la recompensa, o la suma desgracia que les espera para toda la eternidad.



Ciertos predicadores y doctores de la Ley que están predicando incansablemente con su mentalidad a un Dios "merengue", que te quiere como eres, provoca que la sociedad de más relevancia al pecado que a la virtud, que es objeto de burla, y en donde se acusa de retrógrados a los que intentan alcanzarla, ellos son los responsables de la degradación espiritual actual de la Sociedad, y de la ausencia del santo temor de ofender a Dios, que es un don del Espíritu Santo, y ya sabemos que el pecado contra Él, no tiene perdón ni en esta Tierra ni en el Cielo.

Hace ya muchos años, un conocido Jesuita D. Ricardo Franco, ya fallecido (q.e.p.d.), famoso teólogo, de los que saben Griego, Hebreo y Latín, Y que ha publicado multitud de libros, profesor de la Facultad de Teología de Granada, escribió en una Revista, que San Pablo tenía una visión Vetero-testamentaria, es decir anticuada, de la Ley de Dios. 

Le mandé una carta que no tuvo respuesta, en la cual le argumentaba y le preguntaba: ¿Entre la visión de San Pablo, puesto por Dios como faro de la Iglesia pasada, presente y futura, y la interpretación personal suya, fruto de la moda de nuestros días, que quiere predicar al dios "relativista”, insensible al pecado, ¿Con cual hay que quedarse? 

Hace poco tiempo, en una revista mensual de una Orden Religiosa a la cual está mi mujer  abonada, vino la descripción detallada de la vida  de un santo de esa Orden. Era la descripción muy bien redactada de una vida de penitencia y de abnegación, cumpliendo de una manera ejemplar con los preceptos evangélicos.
El que redactaba la vida del santo, era un hermano de esa misma Orden Religiosa. al final del artículo añadió a mi gran consternación: "Menos mal que el Concilio Vaticano II ha traído un aire fresco a todas esas prácticas religiosas". Le mandé una carta preguntándole: "¿Es que acaso cree Ud. que el Concilio Vaticano II ha establecido barra libre para todos los Católicos, para dar rienda suelta a todos los apetitos de sus fieles?". Naturalmente, a pesar de darle mi teléfono, mi dirección y mi correo, aún no he obtenido respuesta a mi pregunta, como era de esperar. 
No se quieren dar cuenta que las almas tienen sed de la verdadera Doctrina, y no de unas enseñanzas adaptadas a las modas hedonistas del tiempo en que vivimos.


ADVERTENCIA CONTRA LA IMPIEDAD


De la Epístola de San Pablo a los Hebreos (Heb. 10, 26)

"Porque, si pecamos voluntariamente después de haber recibido el pleno conocimiento de la verdad, ya no hay más sacrificio por nuestros pecados, sino solo la terrible espera del juicio y el fuego vengativo que ha de devorar a los rebeldes.


Si el que quebranta la ley de Moisés es condenado sin compasión a muerte por la declaración de dos o tres testigos, ¿Cuánto mayor castigo no merecerá el que pisotee al Hijo de Dios, el que profane la sangre de la alianza con que fue consagrado, el que ultraje al espíritu de la gracia? pues conocemos al que dijo: 

Mía es la venganza;
Yo daré a cada uno según su merecido.
Y también: El Señor juzgará a su pueblo.
¡¡Ha de ser terrible caer en manos del Dios vivo!!"









sábado, 2 de marzo de 2019

COMENTARIOS DE LAS LECTURAS DEL EVANGELIO DEL SÁBADO 2 DE MARZO


En esta visión del Profeta Zacarías, los dos olivos al lado del Candelabro de 7 brazos, que son los 7 Espíritus de Dios,
simbolizan a la conciencia y la razón de cada alma.
 




Libro de Eclesiástico 17,1-13.

El Señor creó al hombre de la tierra y lo hace volver de nuevo a ella.
Esto significa que estamos de paso en esta tierra, para juzgar nuestras acciones y ser dignos de ser moradores de su Santo Reino.
Le señaló un número de días y un tiempo determinado, y puso bajo su dominio las cosas de la tierra. 
Desgraciadamente hoy día muchas personas se creen que están aquí para siempre.
Lo revistió de una fuerza semejante a la suya y lo hizo según su propia imagen.
Dios nos hizo a imagen y semejanza suya en cuanto a su dominio sobre todo lo creado, pero también nos ha dotado de libertad para escoger entre el bien y el mal, esta libertad nace cuando somos mayores de edad, y desaparece a la hora de nuestra muerte, cuando seremos entonces esclavos hijos de Dios o de Satanás.
Hizo que todos los vivientes lo temieran, para que él dominara las fieras y los pájaros. 

Le dio una lengua, ojos y oídos, el poder de discernir y un corazón para pensar. 
Estos dones de conocimiento y discernimiento, y un corazón para pensar son nuestra razón para darnos cuenta de que estamos aquí de paso.
El colmó a los hombres de saber y entendimiento, y les mostró el bien y el mal. 
Y de que nos enteremos de las consecuencias del Bien y del Mal. Es lo que llamamos la voz de la conciencia, expresión sentimental de Dios en nuestras almas que nos alienta cuando hacemos algo bueno, y nos apena cuando hacemos algo malo, conciencia que no tienen los animales, que son como robots creados por Dios.
Les infundió su propia luz, para manifestarles la grandeza de sus obras, y les permitió gloriarse eternamente de sus maravillas: así alabarán su Nombre santo, proclamando la grandeza de sus obras.
Les concedió además la ciencia y les dio como herencia una Ley de vida; estableció con ellos una alianza eterna y les hizo conocer sus decretos. 
La Luz de Dios es la que alumbra nuestro entendimiento, la contemplación del Cosmos que tiene una dimensión inimaginable, es la imagen de Dios, lo que a nosotros, seres limitados nos deja asombrados y maravillados, para que alabemos a Dios eternamente.
Dios dejó la huella suda en cada hombre, por eso en todos los sitios de la Tierra los hombres, hasta los salvajes, siempre han alabado a un ser  supremo, nunca se ha visto un chimpancé, que comparte con nuestro cuerpo material casi todos los genes, adorar a un chimpancé supremo, o rendir homenaje a sus antepasados muertos.
Ellos vieron con sus ojos la grandeza de su gloria y oyeron con sus oídos la gloria de su voz. 
La Grandeza de Dios está en todo lo creado, hecho a su imagen y semejanza, los oídos del alma son la voz de nuestra conciencia y nuestra razón, son los dos testigos del Apocalipsis que Dios llamará a Juicio cuando comparezcamos ante él, testigos que hoy día muchísima gente ha matado, pero que entonces resucitarán para terror de los que los han destruido, como así está escrito en el libro del Apocalipsis.

Salmo 103

Como un padre cariñoso con sus hijos,
así es cariñoso el Señor con sus fieles;
él conoce de qué estamos hechos,
sabe muy bien que no somos más que polvo.

Los días del hombre son como la hierba:
él florece como las flores del campo;
las roza el viento, y ya no existen más,
ni el sitio donde estaban las verá otra vez.

Pero el amor del Señor permanece para siempre,
y su justicia llega hasta los hijos y los nietos
de los que lo temen y observan su alianza. 


Evangelio según San Marcos 10,13-16.

Le trajeron entonces a unos niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron.
Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: "Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos.
Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él".
Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos. 
Estando los niños pequeños, sin pecados adquiridos, tienen asegurada la Presencia de Dios en sus almas, por eso Jesús dijo que sus ángeles están adorando en ellos a Dios: “Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos.” (Mateo 18:10).
El niño es humilde, obediente, sincero y no es engreído, además está dispuesto a pedir perdón cuando se da cuenta de que ha ofendido a alguien, los moradores del Cielo han tenido que ser como ellos para poder entrar en su divina morada, si las almas no han podido conseguir en la Tierra, tendrán que ir a aprenderlo en la dura escuela del Purgatorio.




martes, 26 de febrero de 2019

EL QUE COMULGA CON EL CUERPO Y SANGRE DE JESÚS, COMULGA TAMBIÉN CON LA VIRGEN MARÍA.

Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas así
clama por Ti, oh Dios, el alma mía (Sal 42)




Dice Jesús a María Valtorta: ¿No sabéis que mi Naturaleza Humana, fue constituida por la Sangre de mi Madre y alimentado por su leche? Pues cuando comulgáis con mi carne y mi Sangre, también lo hacéis con el cuerpo de mi Madre. 

María es por eso inseparable de Jesús, mal que le pese a la miriada de sectas Protestantes, que van a quedarse anonadados cuando vean a la Santísima Madre de Dios en la Gloria del Señor, investida como Reina de los ángeles y de la Tierra. Por esa razón, hoy que se habla tanto de ecumenismo, veo completamente imposible que pueda haber una unión entre la Santa Iglesia Católica, fundada directamente por Jesús en Pedro, y las variopintas sectas protestantes fundadas por elementos del tipo John Smith, hijos del soberbio Lutero, el padre de todos los heréticos.  

Actualmente, creo que solo es posible el ecumenismo con las Iglesias Ortodoxas. y no entiendo porque aún no se han fusionado, con la Iglesia Católica romana, ya que tienen los mismos sacramentos y veneran a La Santísima Virgen María como Madre de Dios y de la Humanidad, como nosotros los católicos.

Por eso dice la imagen: Correspondamos al llamamiento de María, acudamos a depositar a los pies de Jesús un homenaje, una plegaria.






domingo, 24 de febrero de 2019

DICE SAN JUAN DE LA CRUZ QUE LA GLORIA DEL IMPERIO ROMANO FUE PERMITIDO POR DIOS PORQUE TENÍAN LEYES MÁS JUSTAS QUE LOS OTROS PUEBLOS






Entrevista de Jesús con los Romanos que ocupaban Palestina, maravilloso discurso, en donde se ve claramente la gran diferencia que existe entre los dioses del Olimpo, verdadera creación humana, y la auténtica Divinidad, que triunfó del panteísmo romano a pesar de una cruenta persecución y que culminará con el triunfo de Jesús con el Emperador Constantino, que declarará el Cristianismo Religión oficial del Imperio Romano.

Vemos igualmente que se ha cumplido la Profecía de Jesús: “Las puertas del Infierno no prevalecerán”. Todos los intentos de acabar con el Cristianismo han fracasado estrepitosamente: Las terribles persecuciones del Imperio romano, los ataques a la verdadera fe de parte de los herejes, secuaces de Satanás. El marxismo que creía que iba a acabar con la religiosidad del Pueblo, con sus persecuciones y su adoctrinamiento incesante, en vez de conseguir su objetivo, ha sido un abono para el renacer de la fe que se creía muerta: y así vemos en Rusia el jefe del Estado, acompañado de la Jerarquía ortodoxa en las grandes ceremonias estatales, un acontecimiento verdaderamente imposible en Europa




DIALOGO DE JESÚS CON LOS ROMANOS
(Del Evangelio como me ha sido revelado de María Valtorta)



  
Dice Jesús, dirigiéndose a las Romanas:

(…) “Paz a ti, Juana como ves, he venido”.
“Y yo me alegro de ello. También mis amigas han venido. Pero ahora tengo la impresión de que he actuado mal haciéndolo. ¿Cómo vais a poder entenderos? ¡Son completamente paganas!”. Juana está un poco turbada.
Jesús sonríe. Le pone una mano sobre la cabeza y dice: “No temas. Nos entenderemos muy bien. Has actuado muy bien haciéndolo. El encuentro abundará en bienes, como tu jardín en rosas. Recoge ahora estas pobres flores que has dejado caer y vamos adonde tus amigas”.

"Rosas hay muchas” Lo hacía para pasar el tiempo y también porque esas amigas son muy… voluptuosas…Les gustan las flores como si fueran…no sé…”.
¡A Mí, también me gustan! Fíjate, ya hemos encontrado un tema para entendernos con ellas. (…)

Caminan hacia una pequeña pérgola hecha de un trenzado multicolor de rosas. A la entrada hay tres romanas, mirando de hito en hito. Son Plautina, Valeria y Lidia. La primera y la última permanecen quietas, pero Valeria se hecha a correr y, en llegar a la altura de Jesús, se inclina y dice: “¡Salve, Salvador de mi pequeña Fausta!”.

“¡Paz y Luz a ti y a tus amigas!”.
Las amigas se inclinan sin decir nada.

A Plautina la conocemos ya. Es alta, majestuosa; sus ojos negros son espléndidos, un poco imperiosos; su nariz, bajo una frente lisa y blanquísima, es recta, perfecta; boca bien dibujada, aunque un poco túmida; el mentón, redondeado y marcado: me recuerda a ciertas bellísimas estatuas de emperatrices romanas. Gruesos anillos lucen en sus preciosas manos; anchos brazaletes ciñen sus brazos, en las muñecas y por encima de los codos, brazos verdaderamente estatuarios, que, bajo la corta manga drapeada, aparecen blanco-rosados, lisos, perfectos.

Lidia, por el contrario, es rubia, más delgada y joven, Su belleza no es majestuosa como la de Plautina, pero tiene toda la gracia de una juventud femenil aún un poco inmadura. Bueno, dado que estamos en tema pagano, podría decir que si Plautina parece la estatua de una emperatriz, Lidia podría ser una Diana o una ninfa de gentil y dulce aspecto.

Valeria, ahora que ha superado la desesperación de cuando la vimos en Cesárea, se presenta en su belleza de joven madre, de formas llenas aunque todavía muy juveniles, de mirada serena, propia de una madre que se siente feliz de poder alactar a su hijo, y verle crecer alimentado con su leche; de tez rosada y pelo castaño, tiene una sonrisa plácida y muy dulce.
(…)

Plautina dice: “Nuestra buena y sabia amiga, una de las pocas que no se desdeña de tratar con nosotras y que, al mismo tiempo, no se corrompe con nosotras, te habrá dicho que nuestro deseo era verte y oírte para juzgarte por lo que eres, porque Roma no cree en fábulas… ¿Porqué sonríes, Maestro?”.
“Después te lo digo. Prosigue”.

“Porqué Roma no cree en fábulas y quiere juzgar con ciencia y con conciencia antes de condenar o exaltar. Tu pueblo te exalta y te calumnia en igual medida. Tus obras mueven a exaltarte; las palabras de muchos hebreos, a creerte poco menos que un delincuente. Tus palabras son solemnes y sabias como las de un filósofo. Roma se siente muy atraída por las doctrinas filosóficas, aunque reconozco que nuestros actuales filósofos no poseen una doctrina satisfactoria, incluso porque su forma de vivir no está en consonancia con la doctrina”.

“No pueden vivir en consonancia con su doctrina”.
“¿porqué son paganos, no es cierto?”.
“No. Porque son ateos”.
“¿Ateos? ¡Pero si tienen sus dioses!...”.

“Ya ni siquiera esos, mujer. Te recuerdo a los antiguos filósofos, a los más grandes. También eran paganos, y, a pesar de todo, ¡fíjate que noble fue su vida!: a pesar de convivir con el  error – porque el hombre gravita hacia el error - , cuando se encontraron frente a los misterios más grandes, la vida y la muerte, cuando fueron puestos ante el dilema honestidad o deshonestidad, virtud o vicio, heroísmo o cobardía, y vieron que si se volvían al mal sería en perjuicio de su Patria y de los ciudadanos, entonces, con voluntad de gigante, se deshicieron de los tentáculos de los nefastos pulpos y, libres y santos, supieron querer el Bien a costa de cualquier cosa, este bien que no es sino Dios”.

“Se dice que eres Dios, ¿Es verdad?”.
“Yo soy el Hijo del verdadero Dios, hecho carne sin dejar de ser Dios”.
“Pero, ¿que es Dios? A juzgar por Ti, el mayor de los Maestros”.

“Dios es mucho más que un maestro. No rebajéis la idea sublime de la Divinidad encerrándola en los límites de la sabiduría”.
“La sabiduría es una divinidad. Nosotros tenemos a Minerva, que es la diosa del saber”.

“También a Venus, la diosa del placer. ¿Cómo podéis pensar que un dios, o sea un ser superior a los mortales, tenga en grado perfecto todos los aspectos denigrantes de los mortales? ¿Cómo podéis pensar que un ser eterno tenga eternamente esos pequeños, mezquinos, humillantes placeres de quien tiene una hora de tiempo, y que a ello reduzca la finalidad de su vida? ¿No pensáis en lo sucio que es ese cielo que llamáis Olimpo, donde fermentan los más acerbos extractos de la humanidad? 

Si miráis a vuestro Cielo, ¿Qué veis?: lujuria, delitos, odios, guerras, robos, crápula, celadas, venganzas. ¿Qué hacéis para celebrar las fiestas de vuestros dioses?: orgías. ¿Qué culto les dais? ¿Dónde está la verdadera castidad de las consagradas a Vesta? ¿En que código divino se basan vuestros pontífices para juzgar? ¿Qué palabras pueden leer vuestros augures en el vuelo de las aves o en el fragor del trueno? ¿Qué respuestas pueden dar a vuestros arúspices las sangrantes entrañas de los animales sacrificados? 

Me acabas de decir hace un momento: “Roma no cree en las historietas”. Y entonces, ¿Porqué creéis que doce pobres hombres, haciendo dar una vuelta en torno a los campos a un cerdo, una oveja y un toro, e inmolándolos después, pueden atraerse a Ceres, si tenéis infinitas deidades, que si se odian entre sí, y además vengativas, según creéis? No. Dios es muy distinto de eso, es eterno, único y espiritual”.

“Pero Tú dices ser Dios, y eres carne”.
“Hay un altar sin dios en la patria de los dioses. La sabiduría humana lo ha dedicado al Dios desconocido, porque los sabios, los verdaderos filósofos, intuyeron que había algo más detrás del escenario historiado producido por esos eternos niños que son los hombres cuyo espíritu está fajado por el error. Ahora bien, si esos sabios – que intuyeron que tras el engañoso escenario había algo más, algo verdaderamente sublime y divino que había hecho todo cuanto existe y de quien procede todo lo que de bueno hay en el mundo -, si esos sabios quisieron un altar para el Dios desconocido, sentido por ellos como el verdadero Dios, ¿Cómo es que vosotros llamáis dioses a lo que no es dios, y afirmáis saber lo que en realidad no sabéis? Sabed pues, lo que es Dios, para poderle conocer y honorar.

Dios es Aquel que con su pensamiento ha hecho de la Nada el Todo. ¿Tiene poder persuasivo para vosotros la fábula de las piedras que se transforman en hombres?, ¿Os satisface? En verdad hay hombres más duros y malos que una piedra y piedras más útiles que ciertos hombres. Valeria, ¿Qué te resulta más dulce, mirando a esta hijita tuya, pensar: “Es un deseo de Dios hecho vida, creado y formado por Él, dotado por Él de una segunda vida imperecedera  - de forma que seguiré teniendo a mi pequeña Fausta, y además para toda la Eternidad, si creo en el Dios verdadero”, en vez de decir: “Esta carne de rosa, estos cabellos más sutiles que hilo de araña, estas pupilas serenas proceden de una piedra; o pensar: “ Soy semejante en todo a la loba o a la yegua; me uno carnalmente como los animales, animalescamente engendro y crío; esta hija mía es fruto de mi instinto animalesco y es un animal como yo, y mañana, muerta ella y muerta yo, seremos dos cadáveres que habrán de descomponerse y oler, y que nunca jamás se habrán de volver a ver”? Dime, tu corazón de madre, ¿Cuál de los dos razonamientos elegiría?”.

“Desde luego, el segundo no, Señor. Si hubiera sabido que Fausta no podía corromperse para siempre, mi dolor ante su agonía habría sido menos cruel, porqué habría pensado: “He perdido una perla, pero sigue existiendo y la encontraré”. (…)

Volved vuestro pensamiento (a la belleza de estas rosas) hacia esa realidad, pensad: ¿Quién lo ha hecho?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde?; ¿Qué era este lugar en la noche de los tiempos? No era nada. Era una agitación informe de elementos. Dios dijo primero: “Quiero”, y los elementos se separaron para reunirse con familias. Luego tronó otro “quiero”, y se dispusieron con orden: uno en otro (el agua entre las tierras); uno sobre otro (el aire y la luz sobre el planeta ya ordenado). Otro “quiero”, y comenzaron a existir las plantas, y luego las estrellas y los animales, y luego el hombre. Dios donó sin tacañería las flores y los astros, cual espléndidos juguetes, para gozo del hombre, su predilecto, y por último le otorgó la alegría de procrear, no algo que muriese, sino algo que sobreviviese a la muerte por el don de Dios que es alma. Estas cosas son expresión de otros tantos deseos del Padre: su infinito poder se despliega en infinidad de bellezas.

El flujo de mi palabra encuentra impedimento al chocar contra el compacto bronce de vuestra creencia. De todas formas, espero que, para ser éste nuestro primer encuentro, ya algo nos hayamos entendido. Ahora es vuestra alma la que debe trabajar con cuanto os he dicho. ¿Tenéis alguna pregunta que hacer? Si es así, hacedlas, estoy aquí para aclarar las cosas. La ignorancia no es motivo de vergüenza; lo es, si, el persistir en la ignorancia cuando se tiene alguien para aclarar las dudas”.

(…)
Maestro… no he entendido porqué has dicho que nuestros maestros no pueden conducir formas de vida buenas, siendo ateos, creen en un Olimpo, pero creen”.
“Ese creer suyo no es sino una forma externa. Mientras han creído verdaderamente, como los verdaderos sabios creyeron en aquel Desconocido de que os he hablado, en aquel Dios que satisfacía su alma aunque no tuviera nombre, incluso sin conciencia de la voluntad; mientras han dirigido su pensamiento a este Ente, muy superior, muy superior a los pobres dioses llenos de humanidad, de baja humanidad que el paganismo se ha procurado; mientras se han hecho esto, necesariamente han reflejado algo de Dios; el alma es espejo que refleja, eco que repite”.

“¿Qué, Maestro?”.
“A Dios”.
“¡Gran palabra es esa!”.
“Es una gran verdad”.

“Valeria, seducida por el pensamiento de la Inmortalidad, pregunta: “Maestro, explícame donde está el alma de mi hija; besaré ese lugar como a un sagrario; la adoraré, dado que es parte de Dios”.

“¡El alma! Es como esa luz que tu Faustina quiere coger y no puedes porque es incorpórea, pero que está ahí, como podemos ver Yo, tú y tus amigas. De la misma forma, el alma es visible en todo aquello que diferencia el hombre del animal. Cuando tu hijita te diga sus primeros pensamientos, piensa que esa inteligencia es su alma que se revela; cuando te quiera, no ya con su instinto sino con su razón, piensa que ese amor es su alma. Cuando crezca a tu lado, hermosa, no tanto de cuerpo como de virtud, piensa que esa belleza es su alma. Y no adores el alma, sino a Dios, que es el Creador del alma, a Dios, que de toda alma buena quiere hacerse un trono”.

“¿Dónde está esa cosa sublime? ¿En el corazón?, ¿en el cerebro?”.
“Está en el todo que es el hombre. Os contiene y está en vosotros contenida. Cuando os deja, sois cadáveres; cuando cae muerta (por un delito del hombre contra él mismo), sois réprobos, estáis separados para siempre de Dios”.

“¿Entonces, admites que el filósofo que dijo que éramos inmortales a pesar de ser pagano, tenía razón?”, pregunta Plautina.
“No es que lo admita. Voy más allá. Digo que es un artículo de fe.
La inmortalidad del alma, o sea, la inmortalidad de la parte superior del hombre, es el misterio más cierto y consolador del acto de creer; es el que nos asegura de donde venimos, a donde vamos, de quien somos, y disuelve en nosotros la amargura de cualquier tipo de separación”.

“Plautina piensa profundamente – Jesús la observa, pero guarda silencio – y al final pregunta: “¿Tú tienes alma?”.
Jesús responde: “Sí, ciertamente”.
“Pero, ¿eres o no Dios?”.

“Soy Dios, ya te lo he dicho, pero ahora he tomado naturaleza de Hombre. Y, ¿Sabes por qué? Porque sólo con este sacrificio mío podía resolver los puntos que para vosotros son inalcanzables; y, tras haber abatido el error, liberado el pensamiento, liberar también el alma de una esclavitud que por ahora no te puedo explicar. Por ello, Yo he introducido la Sabiduría en un cuerpo, la Santidad en un cuerpo: Yo esparzo por la tierra como una semilla la Sabiduría, como polen al viento; la Santidad se desparramará por el mundo en la hora de la Gracia – como si fuera quebrada la preciosa ánfora que la contenía  - y santificará a los hombres. Entonces, el Dios desconocido será conocido”.

“Pero si ya eres conocido… El que pone en duda tu poder y sabiduría es malo o falso”.
“Soy conocido, pero es como si fuera solo un amanecer; a la meridiana habrá plena cognición de mí”.
“¿Cómo será Tu mediodía? ¿Un triunfo? ¿Lo veré yo?”.

“Verdaderamente, será un triunfo, y tú lo presenciarás porque sientes náusea de lo que conoces y apetito de lo que desconoces; tu alma tiene hambre”.

“¡Es verdad! Es de verdad que tengo hambre”.
“Yo soy la Verdad”.
“Date entonces a la hambrienta”.
“Basta con que vengas a mi mesa. Mi palabra es pan hecho con verdad”.
“¿Qué dirán nuestros dioses si los abandonamos? ¿No se vengarán de nosotros?”, pregunta Lidia asustada.

“Mujer, ¿has visto alguna vez una mañana neblinosa? Los prados se pierden detrás del vapor que los oculta. Viene el sol, y el vapor desaparece, y los prados resplandecen más hermosos. Pues vuestros dioses no son sino niebla del pobre pensamiento humano, que ignorando a Dios, pero al mismo tiempo, necesitando creer – la fe es el estado permanente y necesario del hombre - , se ha creado este Olimpo, verdadera fábula sin fundamento alguno; vuestros dioses, de la misma forma, cuando salga el sol, Dios verdadero, desparecerán de vuestros corazones sin poder causar mal alguno, porque no tienen existencia”.

“Tendremos que escucharte todavía mucho. Nos encontramos totalmente ante lo desconocido. Todo lo que dices es nuevo”.
“¿Te da repulsa?, ¿Te es imposible aceptarlo?”.
Plautina responde con seguridad: “No. Me siento más orgullosa de lo poquísimo que ahora sé, y que César no sabe, que de mi nombre”.

“Pues persevera, os dejo con mi Paz”.