Aquí, en este dictado de Jesús a María Valtorta, que transcribimos a continuación, queda perfectamente retratado lo que predica la Iglesia Católica, desde el
principio de su fundación hasta la hora actual, esta perspectiva solo puede ser
definida y explicada por el mismo Dios, el cual, ve con meridiana claridad
todos los acontecimientos pasados, presentes y futuros, porque para Dios no
existe nada oculto, ni pasado, ni presente ni futuro, todo es conocido, y para
Él, ya ha ocurrido.
CURIOSIDADES MATEMÁTICAS SOBRE
LA SANTÍSIMA TRINIDAD
Dios está en todas partes, y su poder es infinito, si se
puede explicar matemáticamente, habría que aplicar la teoría de la
relatividad de Dios que sería una fórmula muy sencilla, que explica que Dios
está en toda la Creación infinita intergaláctica:
V= e/T
Siendo V, la velocidad
e, el espacio
T, el tiempo.
Es una regla elemental, que dice que la
velocidad es la distancia recorrida dividida por el tiempo, pero si para Dios,
el tiempo es nulo ya que dijo textualmente: "Yo soy el que soy", lo que quiere decir, que para Él no
existe el tiempo, entonces T=0, y por consiguiente la velocidad V es infinita, ya que
sabemos que un número dividido por cero, da un resultado infinito.
Se argumentará que la distancia también es nula ya que en el
Cielo, no hay distancias y Dios no tiene tamaño alguno, y las leyes matemáticas
dicen que el número 0, dividido 0, da un número indeterminado, por eso se puede decir igualmente
que no se puede afirmar que Dios tenga una velocidad infinita, sino que está en todos los sitios del Universo visible e invisible, en la cual las reglas matemáticas, aún que de cierta manera pueden
aclararlo, son impropias para el mundo espiritual, que sin embargo también está regido por Leyes puestas por ese Ser Fabuloso que es infinito, y que por eso está en todas partes.
Lo que sí se puede saber, para demostrar esa teoría, es que
muchos Santos, han tenido el don de la bilocación, que es estar en varios sitios a la vez, es decir que se han
sustraído a las leyes de la naturaleza, y Dios les ha permitido aplicar unas
leyes espirituales que nada tienen que ver con las leyes naturales. Por esa
razón aludida, Dios puede estar en todas partes, y Satanás que también es un
Espíritu puede encontrarse en todas partes, si Dios se lo permite.
Otra ley matemática que explica de cierta manera el poder
infinito de Dios es la fórmula de la energía:
E = 1/2. m. v2
Siendo E la energía cinética; m la masa y v la
velocidad.
Pero como v = (2.g.h) 0,5
Tenemos pues: E = m. g. h
Y por eso, a Dios a quien se le denomina en la
Biblia el Altísimo, por ser más alto en todos sus atributos que todo lo creado,
por esa razón el término h, que es
la altura en la fórmula matemática, tiene un valor infinito; la masa espiritual m que representa la suma de todas sus
virtudes y perfecciones; y la fuerza
de la gravedad g, que
espiritualmente hablando es el Amor o sea el Espíritu Santo, la energía E, o sea la Fuerza de Dios, también es
infinita por tres razones que simbolizan las tres personas de la Santísima
Trinidad: El Padre: la altura h; el
Hijo la masa m, que es su infinita perfección, y la gravedad g que simboliza la fuerza infinita de atracción del
Amor, que es el que mueve todas las cosas creadas por Dios.
Este relato da igualmente una explicación precisa y contundente sobre la recreación del alma, que es el volver a nacer por la Gracia de Dios, para poder entrar en su Reino, según así lo explicó Jesús a Nicodemo.
Y aquí quiero subrayar una falsa doctrina, inspirada por Satanás, que se está predicando insistentemente: "todos somos hijos de Dios", habría que precisar que hay que considerar a todos los hombres como Hijos de Dios, porque no se puede juzgar a nadie por la sencilla razón de que un gran pecador puede arrepentirse, y un gran religioso puede llegar a volverse un gran pecador y renegar de su Fe, por eso habría que decir en vez de todos somos Hijos de Dios, todos estamos llamados a ser Hijos de Dios.
Error grave que anula toda la tradición Cristiana, le quita el significado al Nacimiento, Vida, Doctrina, Pasión, Muerte y gloriosa Resurrección de Jesucristo; favorece el quietismo y la muerte por inanición del alma, que se está desarrollando y deificando en su vida mortal, y que es necesario que se regenere de las secuelas del pecado Original, renaciendo a la Vida Nueva, el Reino, como lo explica Jesús más arriba.
Este relato da igualmente una explicación precisa y contundente sobre la recreación del alma, que es el volver a nacer por la Gracia de Dios, para poder entrar en su Reino, según así lo explicó Jesús a Nicodemo.
Y aquí quiero subrayar una falsa doctrina, inspirada por Satanás, que se está predicando insistentemente: "todos somos hijos de Dios", habría que precisar que hay que considerar a todos los hombres como Hijos de Dios, porque no se puede juzgar a nadie por la sencilla razón de que un gran pecador puede arrepentirse, y un gran religioso puede llegar a volverse un gran pecador y renegar de su Fe, por eso habría que decir en vez de todos somos Hijos de Dios, todos estamos llamados a ser Hijos de Dios.
Error grave que anula toda la tradición Cristiana, le quita el significado al Nacimiento, Vida, Doctrina, Pasión, Muerte y gloriosa Resurrección de Jesucristo; favorece el quietismo y la muerte por inanición del alma, que se está desarrollando y deificando en su vida mortal, y que es necesario que se regenere de las secuelas del pecado Original, renaciendo a la Vida Nueva, el Reino, como lo explica Jesús más arriba.
De los
cuadernos de María Valtorta
(De
Septiembre a Octubre de 1.950)
Dice Jesús:
Apocalipsis. (Ap 1, 4)
Apocalipsis. (Ap 1, 4)
"Aquel que es" es el
antiguo Nombre de Dios, el nombre con el que Dios se presentó a Moisés en el
monte, el nombre que Moisés le enseñó a su pueblo para que de ese modo pudiera
invocar a Dios. En ese nombre se refleja toda la eternidad, la potencia, la
sabiduría de Dios.
Aquel que es: la eternidad.
Dios no tuvo un pasado. No tendrá
un futuro. El es: el presente eterno. [...] Y entonces, nace la humildad, nace
la adoración adecuada al Ser Divino que debe de ser adorado, nace la confianza,
porque el hombre, la nada, el granito de polvo respeto al Todo y a todo lo
creado por el Todo, se siente bajo el rayo de la protección del que,
perteneciendo a la eternidad, quiso que los hombres existieran para darles su
infinito amor.
Aquel que es: la Potencia infinita.
¿Cuál
es la persona o cosa que podría existir por sí misma? Ninguna: sin combustiones
o fusión de partículas esparcidas por el firmamento no se forma un nuevo astro.
[...]
Él existe por Sí mismo. No debe su
existencia a cosa o persona alguna. Él existe. No tuvo necesidad de otro ser
para existir [...] y si todo lo que existe - en el Cielo espiritual, en la
Creación sensible, en los Infiernos - ya es testimonio de su inmenso poder, su
ser que no tuvo principio de otro ser o cosa, es el inmenso testimonio de su
inmenso poder.
Aquel que es: la Sabiduría perfectísima.
No
creada, es decir, no tuvo necesidad de autoformacion ni de la formación de los
maestros. Es esa Sabiduría que, cuando creó el todo, que no existía, no cometió
ni siquiera un error, creando y queriendo hacerlo perfectamente. (...)
Más El que es, y que es la
Sabiduría perfectísima, no cometió errores ni los comete y no debe decirse
nunca que el mal y el dolor que han vuelto imperfecto lo que fue creado de modo
perfecto proviene del Omnisciente, sino de los que quisieron y quieren salir de
esa Ley de orden que Dios les dio a todas las cosas y a los seres vivientes. Es
un orden perfecto espiritual, moral y físico, y que, si hubiera sido respetado,
habría mantenido en la Tierra el estado de Paraíso terrestre y habría mantenido
a los hombres que la habitan en la feliz condición de Adán y Eva antes de la
culpa.
Aquel que es:
(...) Y
para aquel que sabe leer y comprender, hay un eco de ese nombre en el nombre
del Hijo de Dios hecho Hombre, en el nombre que Dios mismo impuso a su Hijo encarnado, y que el Ángel del anuncio feliz había comunicado a la Virgen
Inmaculada. Y la Palabra que llevó ese Nombre a los suyos, enseñó de nuevo la
Palabra verdadera: Jehová, para nombrar a Dios, para nombrar a su Santísimo
Padre del cual es generado el Hijo y de los cuales procede el Espíritu
Santo, que procede para generar, en el momento debido, al Cristo Salvador en el
seno de la Virgen.
Es Jesús el
hijo de Dios y de la Mujer; El que, además de ser el Mesías prometido, el Redentor, es el testimonio más verdadero del Padre y de su voluntad, el
testimonio de la Verdad, de la Caridad, del Reino de Dios. (...)
El Hijo por su
parte, revela al Padre; se lo revela al mundo que lo ignora y también al
pequeño mundo de Israel que, aunque no le ignoraba, no conocía la verdad de
amor, de misericordia, de Justicia mitigada por la caridad, que constituía su
Naturaleza. Quien me ve a Mí, ve al Padre, mi Doctrina no es Mía sino del que
me ha enviado, no conocéis su Palabra, más la conozco Yo, porque me ha
generado. El Padre que me ha enviado no ha dejado solo a su Hijo; Él está
Conmigo. Yo y el Padre somos una sola cosa".
El Hijo revela también al Espíritu
Santo, mutuo Amor, beso y abrazo eterno del Padre y del Hijo, Espíritu del
Espíritu de Dios. Espíritu de Verdad, Espíritu de Consuelo, Espíritu de
Sabiduría, que confirmará en la fe a los creyentes y les enseñará la Sabiduría
porque Él es el Teólogo de los teólogos, la Luz de los místicos, el Ojo de los
contempladores, el Fuego de los que aman a Dios.
Todas las enseñanzas y
todas las obras de Cristo son testimonios del Padre y revelación del
incomprensible Misterio de la Santísima Trinidad, de esa Santísima Trinidad,
que hizo posible la Creación, la Redención, la Santificación del hombre, de esa
Santísima Trinidad por la cual fue posible - sin destruir la primera creación,
que se había corrompido - lograr recreación o nueva creación de una pareja sin
mancha, de una nueva Eva, de un nuevo Adán, como medio para recrear para la
Gracia y para restablecer por lo tanto, el orden violado y el fin último entre
los hombres y para los hombres provenientes de Adán.
Por voluntad del Padre, en consideración de los méritos del Hijo, y por obra del Espíritu Santo, el Hijo pudo asumir una carne humana en la Mujer Inmaculada, nueva y fiel Eva, pues el Espíritu de Dios cubrió con su sombra el Arca no realizada por manos humanas, y así se tuvo el nuevo Adán, el Vencedor, el Redentor, el Rey del Reino de los Cielos, el Reino al que son llamados los que merecen convertirse en Hijos de Dios y Co-herederos del Cielo, por haberle acogido con amor y haberle seguido en la Doctrina.
Por voluntad del Padre, en consideración de los méritos del Hijo, y por obra del Espíritu Santo, el Hijo pudo asumir una carne humana en la Mujer Inmaculada, nueva y fiel Eva, pues el Espíritu de Dios cubrió con su sombra el Arca no realizada por manos humanas, y así se tuvo el nuevo Adán, el Vencedor, el Redentor, el Rey del Reino de los Cielos, el Reino al que son llamados los que merecen convertirse en Hijos de Dios y Co-herederos del Cielo, por haberle acogido con amor y haberle seguido en la Doctrina.
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