EL PECADO ES UNA OFENSA A LAS TRES PERSONAS DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD |
Estamos en el año de la Misericordia de Dios que ha promovido el Papa Francisco; es importantísimo recordar a todos que por muy importante que hayan sido los pecados, Dios siempre perdona, siempre que halla arrepentimiento proporcional a la culpa. Como así está escrito en el Evangelio, Jesús ha venido en este mundo para salvar a los hombres, y no para condenarlos, ya que, siendo el pecado una enfermedad del alma, como también lo dijo Él, a los Fariseos, son los enfermos que necesitan cuidados y no los que están sanos.
Desgraciadamente, estas verdades han hecho creer a los relativistas, que la Misericordia de Dios se ejercerá también en el día del Juicio, creo sinceramente que es un grave error, muy bien explotado por Satanás, y conozco muchos consagrados que dicen que Dios no puede mandar a un hijo suyo al suplicio eterno, estas enseñanzas tienen una consecuencia muy grave: anestesian el alma, anulando el Santo temor de Dios que han tenido todos los grandes Santos, de ahí nace el relativismo, el quietismo, y el progresismo, ya que como lo he visto escrito en un letrero de una Iglesia. "hagas lo que hagas, Dios siempre te amará".
Es el retorno al Luteranismo: la creencia en Jesús justifica la Salvación, cuando en realidad esta creencia se justifica por los actos, es lo que dijo Jesús en el Evangelio de hoy 10/9/2.016:
"¿Por qué ustedes me llaman: 'Señor, Señor', y no hacen lo que les digo? Yo les diré a quién se parece todo aquel que viene a mí, escucha mis palabras y las practica.
Se parece a un hombre que, queriendo construir una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca. Cuando vino la riada, las aguas se precipitaron con fuerza contra esa casa, pero no pudieron derribarla, porque estaba bien construida.
En cambio, el que escucha la Palabra y no la pone en práctica, se parece a un hombre que construyó su casa sobre arena, sin cimientos. Cuando las aguas se precipitaron contra ella, en seguida se derrumbó, y el desastre que sobrevino a esa casa fue grande.»
De los cuadernos de María Valtorta
(17 de Agosto de 1.943)
Dice Jesús:
“Cuando Yo hago decir por boca del Amado que “también los que me traspasaron me verán”, no pretendo hacer alusión a los que me traspasaron hace ahora 20 siglos.
Cuando Yo venga, habrá llegado el tiempo del triunfo de mi Reino. Te he explicado cómo será mi Reino y como serán sus súbditos. Será el tiempo del testimonio del espíritu, la parte divina encerrada en vosotros y que os da la imagen y semejanza con Dios. Siendo así, serán las partes espirituales que estarán en causa ante las decisiones del juicio que separa a los malditos de los benditos. Y en los malditos estarán los que con su espíritu sacrílego, que ha buscado a la Bestia, adorado a la Bestia y prostituido con la Bestia, han traspasado a lo largo de los siglos, el Espíritu divino del Hijo de Dios, después de haber, con los jefes de la serie maldita, traspasado la Carne del Hijo del Hombre.
(…) La hilera de los que me traspasan es numerosa como arena sobre la playa del mar. No se cuentan sus granitos.
Todos los delitos, todos los pecados cometidos contra Mí, ahora ya inviolable para el sufrimiento humano, pero susceptible aún a las ofensas causadas a Mi Espíritu, están señaladas en los libros que recuerdan las obras de los hombres.
Todas las traiciones después de mis beneficios, todas las abjuraciones, todos los pecados contra la Verdad, traída por Mí, todos los pecados contra el Espíritu Santo, que ha hablado por mi boca, y que por mérito Mío ha venido a iluminar la palabra del Verbo, todas esas heridas hechas a lo largo de los siglos por la raza que Yo quise salvar, a pesar de saberla tan reacia al Bien, estarán presentes en el interior de los espíritus reunidos, los cuales, en la Luz fulgurante de Mí refulgir, reconocerán lo que hicieron con su obstinada voluntad de impugnar cuanto fue dicho y hecho por Uno que no podía mentir, ni hacer obras inútiles según la Ley divina de amor.
Los negadores del Amor son los que me han traspasado, y conmigo han herido a Aquel que me ha generado y a Aquel que procede de nuestro Amor de Padre y de Hijo.
Todo Juicio es remitido al Hijo, pero el Hijo juzgará también las culpas cometidas contra el Padre y el Espíritu.
Todo Juicio es remitido al Hijo, pero el Hijo juzgará también las culpas cometidas contra el Padre y el Espíritu.
El portador de Vida, el Viviente eterno y el eterno Inmolado que el mundo quiso muerto, matado como se mata al delincuente que daña – mientras que Yo era el Santo que perdonaba, el Bueno, que hacía el bien, el Poderoso que curaba, el Sabio que instruía – es Aquel que abrirá las puertas a la muerte verdadera e introducirá el cuerpo y las almas de sus homicidas. El portador de la Vida que se vive en el Cielo, cerrará las puertas del Infierno sobre el número intocable de los malditos, los cuales han preferido la Muerte a la Vida.
Yo lo haré, porque Yo, Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador y Señor vuestro, Juez eterno, tengo las llaves de la Muerte y del Infierno.”
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