MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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miércoles, 10 de febrero de 2021

DIOS HIZO EL HOMBRE A SU IMAGEN Y SEMEJANZA, ESTE RESPONDE CON UNA IGNORANCIA CONSECUENTE O NO CONSECUENTE


Mujer, aquí tienes tu hijo, hijo aquí tienes a tu Madre










De los Cuadernos de María Valtorta
(14 de Julio de 1.944)


 Dice Jesús:
"Hija, escúchame bien porque la lección de hoy es muy difícil. El hombre, todo hombre, lleva en sí la imagen que Dios ideó para el Hombre. Mas no todos los hombres llevan en sí la semejanza con Dios. 
SE ha dicho: "Dios hizo el hombre a su imagen y semejanza" Por lo tanto, ¿Cómo puede ser que algunos tengan solamente la imagen? Y, cómo pueden tener la imagen de Dios, si Dios no es cuerpo, si Dios es purísimo e incorpóreo Espíritu, Luz infinita y sempiterna. Pensamiento orante y fuerza creadora?. 
¡Cuánta ignorancia perdura aún entre los creyentes! Perdura la ignorancia consecuente y la no consecuente.
Ignorancia consecuente es la que proviene de una instrucción religiosa que no va más allá de las primeras nociones de Religión, ya sea a la lejanía de los centros religiosos o por la negligencia de ciertos ministros que no se consumen tratando de que sus ovejas conozcan a Dios, esos pastores ídolos  que Yo observo con expresión severa.
Esta ignorancia no impide el Cielo a quienes la llevan en sí, porque Yo soy justo y no acuso a un espíritu si sé que su ignorancia no es voluntaria. Por el contrario, observo su fe y si veo que, con esa sútil hebra de conocimiento de Dios que le han dado, se ha sostenido como si en cambio, hubiera sabido mucho, lo premio como premio a un doctor santo. Si sabe poco, no es por su culpa. Al contrario, es un mérito que le corresponde si de esa poquedad sabe hacer una fuerza basada en estas escasas y coherentes ideas: "Dios existe, yo soy su hijo, lo soy por obedecer a su Ley. Obedeciendo, llegaré a poseer a Dios por la eternidad, debido a los méritos del Salvador, que me ha concedido la Gracia".

Pero existe también la ignorancia no consecuente, es la de quien no quiere instruirse aunque pueda hacerlo o que, tras haber sido instruido, deja de lado esa instrucción  y se vuelve ignorante porque así lo quiere para su comodidad. Al que quiere vivir como bruto, le es necesario olvidar la Verdad.
Yo maldigo esa ignorancia. Es uno de los pecados que provocan mi desdén sin perdón alguno. ¿Por qué no los perdono? Porque significan el repudio de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¿Qué clase de hijo es el que no quiere conocer nada de su Padre, o que, conociéndolo, quiere olvidarle (y llega a hacerlo)? Es un hijo rebelde, no digo ya a las cosas sobrenaturales, sino también a la voz de la sangre. Y por eso también es inferior a los brutos, pues estos hasta que por la edad están sometidos al padre, lo reconocen y lo siguen, dejo a vuestro criterio juzgar que rebelión puede ser esta que está dirigida a un Dios que es Padre por la carne y por la sangre, por el alma y por el espíritu.

Repudian al Hijo porque, sin recordar el sacrificio de Dios-Hijo - que se encarnó no solo para traer al hombre no solo la Redención, sino además la Verdad - anulan totalmente en si mismos la voz de esta Verdad, para vivir en las mentiras que cultivan.
Repudian al Espíritu Santo porque la Verdad está siempre unida a la Ciencia y la Ciencia, con su Luz, os hace comprender las verdades más sublimes. Ya lo he dicho: "Yo me voy y tendría aún que deciros muchas cosas, pero por ahora no sois capaces de entenderlas. Más cuando venga el Espíritu de la Verdad, os enseñará toda la Verdad y completará mi obra de Maestro, haciéndoos capaces de entender",
¡Oh, eterno Espíritu divino, que nos amas tanto que para gloria del Padre descendiste a las purísimas nupcias que generarían al Redentor!, ¡Oh, Tu que procedes de Mi y del Padre; Tu que aún siendo mi igual, te convertiste en mi Generador! ¡Oh, eterno Espíritu divino, que para Gloria del Hijo difundiste tu fuego, y sigues difundiéndolo continuamente para que sea comprendida la Palabra y las criaturas dejen de ser hombres para convertirse en dioses, viviendo según la Gracia y la Palabra! ¡Oh, misterio de nuestro Amor, poema inexplicable que solo en el Paraíso los elegidos llegarán a conocer plenamente!

Yo lo he dicho: "Será perdonada hasta la blasfemia contra Mí. Mas no será perdonado el que blasfeme contra el Espíritu Santo" (Mat.12, 30-32; Marcos 3, 28-29, Lucas 12,10) ¿Cuál es la blasfemia usada para ofenderle? Es el desamor que se manifiesta rehusando acoger la Verdad que Él ilumina.

Volvamos al principio del dictado:
La ignorancia profusamente difundida entre los creyentes origina ideas equivocadas acerca de la imagen de Dios, que no es una imagen física, pues Dios-Espíritu no tiene rostro, no tiene estatura, no tiene una estructura material. Más el hombre tiene la imagen que Dios Creador ha ideado para él.

Por cierto, el Potente, el Infinito. No tenía necesidad de llegar al hombre a través de una evolución secular de cuadrúmanos. Desde el momento que fue creado y comenzó a juguetear en los árboles del paraíso terrestre, el cuadrúmano fue cuadrúmano. El hombre fue hombre desde el momento en que Dios lo creó con el fango y, haciendo lo que no había hecho nunca con todo lo creado, insufló en su rostro el espíritu.

La semejanza con Dios está en ese espíritu eterno, incorpóreo, sobrenatural, que tenéis en vosotros. Está en ese espíritu, en ese átomo de espíritu infinito que, encerrado en una cárcel angosta y precaria, espera de volver a reunirse con su Fuente, y compartir con Ella libertad, alegría, paz, luz, amor, eternidad.

La imagen persiste aún donde ya no hay semejanza, porque físicamente el hombre permanece tal cual a los ojos de los hombres, aunque a los ojos de Dios y de los sobrenaturales habitantes del cielo y de pocos elegidos de la Tierra, aparezca ya con su nuevo aspecto de demonio, que es su verdadero aspecto a partir del momento en que al no tener ya vida en el espíritu, la culpa mortal le priva de la semejanza con Dios.

El hombre, privado de la Gracia por obra de la culpa, es solo el sepulcro donde se pudre el espíritu muerto. He aquí porque, aunque todos los seres humanos tienen una imagen física común, cuando se cumpla la resurrección de la carne, serán sumamente diferentes entre sí. Los Bienaventurados tendrán un aspecto semidivino, los condenados tendrán un aspecto demoniaco. Entonces se traslucirá al exterior el misterio de las conciencias. ¡Qué terrible cognición!

El hombre se hace tanto más semejante a Dios, cuanto más vive Es necesario esforzarse para lograr la perfección en esa semejanza. En realidad nunca la alcanzaréis, ya que la criatura humana no puede ser semejante al Creador, pero os acercaréis a esa sobrenatural Belleza lo más que se os pueda conceder.

Yo lo he dicho: “Sed perfectos como mi Padre”. No os he puesto límites a la perfección. Cuanto más os esforcéis para lograrla, tanto más las barreras de lo humano caerán  como las murallas ante el asalto de fuerzas victoriosas y disminuirán las distancias  y será mayor la vista y aumentará la capacidad de entender, comprender, ver; conocer a Dios.

Más para ello es necesario tender hacia la perfección con todas vuestras fuerzas, con toda vuestra generosidad, sin “mirar hacia atrás” para ver lo que se deja; sin detenerse nunca, sin cansarse. El premio  justifica el heroísmo, porque el premio consiste en sumergirse en el gozo del Amor, y por lo tanto, poseer a Dios como lo poseeréis en el Cielo.

¡Oh, beatífica unión y posesión maravillosa! Son vuestras, ¡oh, hijos fieles! ¡Venid y saciaos!”


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