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Visión espiritual de un alma santificada por la Gracia de Dios |
Esta hermosa flor, verdadera imagen del alma mística, ha necesitado para desarrollarse el sol y la lluvia, y también un ambiente con un clima adecuado, es por eso semejante al alma humana, que para crecer y ser apta para alcanzar la morada eterna, ha necesitado ser mística, que como lo dice San Juan de la Cruz, quiere decir estar enamorada de Dios, para ser semejante a Él que es la infinita belleza.
El alma ha necesitado la lluvia, que simboliza las pruebas y el sufrimiento; y el sol que simboliza la alegría proporcionada por Dios, también ha tenido como esa flor exótica que desarrollarse en un lugar adecuado, con un clima y un ambiente que es la Gracia de Dios, y los Sacramentos por Él instituidos
El corazón de esta flor que está llena de granitos de maravillosos colores, simbolizan todas las virtudes que ha adquirido el alma, conseguidos por la Gracia de Dios, que es precisamente lo que hemos relatado: el sol, la lluvia, el clima y la tierra, esta Gracia que se comunica de una manera infusa al alma solo se puede realizar por la acción del Espíritu Santo, ya que como lo dice también San Juan de la Cruz, el Amor iguala el amante con el Amado, y al buscar esa igualdad, que es el fin de todo Amor verdadero, hay una transmisión de las gracias y la belleza de Dios a sus criaturas.
Por eso dice San Juan Evangelista que seremos semejantes a Dios, porque lo veremos tal cual es, y para eso hemos nacido y ha sido creado el Universo.
Esa flor tiene también todas las características de las almas Santas, tiene unas corolas tubulares que parecen unos conductos acabados en un embudo, y otros para recoger el fragor en el corazón de la flor, y transmitir a su alrededor el perfume de la Santidad y de la Gracia, que es lo propio de Jesús y de la Virgen María, y en mucho menor medida, de todos los Santos.
Y eso mismo es lo que hace el cuerpo místico de la Santa Iglesia, de Dios y de todos los Santos: infundir místicamente esos atributos de Dios, porque el Amor para que sea verdadero tiene que transmitirse a los demás, si no lo hace, es porqué no es Amor verdadero, sino egoísmo. Pero de la misma manera que el olor no se ve, pero se siente y se trasmite, lo mismo hace la Santidad.
Por eso, puede haber un alma oculta en una Ermita, o en un Monasterio de Contemplativos, que derrama sus gracias de una manera oculta, y que dan vida a la Iglesia, sin ellas, cuando esas almas no existan, se acabará el mundo.
Por esa razón, dice San Juan de la Cruz en sus dichos de Luz y Amor: "Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de conciencia que todas esas obras que quieres hacer".
El corazón de esta flor que está llena de granitos de maravillosos colores, simbolizan todas las virtudes que ha adquirido el alma, conseguidos por la Gracia de Dios, que es precisamente lo que hemos relatado: el sol, la lluvia, el clima y la tierra, esta Gracia que se comunica de una manera infusa al alma solo se puede realizar por la acción del Espíritu Santo, ya que como lo dice también San Juan de la Cruz, el Amor iguala el amante con el Amado, y al buscar esa igualdad, que es el fin de todo Amor verdadero, hay una transmisión de las gracias y la belleza de Dios a sus criaturas.
Por eso dice San Juan Evangelista que seremos semejantes a Dios, porque lo veremos tal cual es, y para eso hemos nacido y ha sido creado el Universo.
Esa flor tiene también todas las características de las almas Santas, tiene unas corolas tubulares que parecen unos conductos acabados en un embudo, y otros para recoger el fragor en el corazón de la flor, y transmitir a su alrededor el perfume de la Santidad y de la Gracia, que es lo propio de Jesús y de la Virgen María, y en mucho menor medida, de todos los Santos.
Y eso mismo es lo que hace el cuerpo místico de la Santa Iglesia, de Dios y de todos los Santos: infundir místicamente esos atributos de Dios, porque el Amor para que sea verdadero tiene que transmitirse a los demás, si no lo hace, es porqué no es Amor verdadero, sino egoísmo. Pero de la misma manera que el olor no se ve, pero se siente y se trasmite, lo mismo hace la Santidad.
Por eso, puede haber un alma oculta en una Ermita, o en un Monasterio de Contemplativos, que derrama sus gracias de una manera oculta, y que dan vida a la Iglesia, sin ellas, cuando esas almas no existan, se acabará el mundo.
Por esa razón, dice San Juan de la Cruz en sus dichos de Luz y Amor: "Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de conciencia que todas esas obras que quieres hacer".
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