MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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domingo, 20 de mayo de 2012

SUBIDA AL MONTE CARMELO DE S. JUAN DE LA CRUZ












EL GRADO DE GLORIA EN LA ETERNIDAD ES DIRECTAMENTE PROPORCIONAL
AL GRADO DE ENTREGA PARA SALVAR A LA HUMANIDAD.






Aquí está la verdadera doctrina que enseña el camino más corto y seguro para alcanzar la Vida Eterna. Se trata de una doctrina escrita para la Orden de los Carmelitas Descalzos, como así lo advierte San Juan de la Cruz, que, a diferencia de los "Queiruga" o "Masiás" actuales, siempre explica todos sus argumentos no por ideas propias o que son fruto de su experiencia, porqué como dice el santo Doctor, tanto lo uno como lo otro puede fallar, pero son unas enseñanzas que se apoyan sobre las interpretaciones de las Sagradas escrituras, interpretaciones que también pueden ser erróneas, y por esa razón dice el Santo que somete su Doctrina al juicio de la Iglesia. Juicio que ha sido aprobado y confirmado por la Jerarquía, y que además ha producido unos frutos de Santidad en sus seguidores, que son la prueba irrefutable de su autenticidad y de su eficacia, ya que como lo dijo Jesús: "A sus frutos los reconoceréis". Y aquí están los testigos más sublimes del carisma del Profeta Elías; de San Juan de la Cruz y de Sta Teresa de Jesús: Sta Teresita de Lisieux; Sta Edith Stein; Sta. Isabel de la Stma. Trinidad, y tantísimas otras santas y santos ocultos, "enterrados" en sus monasterios a través de los siglos, cuya santidad solo descubriremos en la otra Vida, porqué su carisma es una vida escondida, ya que como lo dice San Juan de la Cuz: "Dios es un Dios escondido, y cuando el alma lo encuentra, forzosamente ella también se haya escondida".

Recuerdo que al leer su vida, a los que querían entrar en la orden, el Santo les advertía de la verdadera doctrina: "Vienes a una Congregación en donde todo es sacrificio y penitencia, y seguimiento de la Cruz". 

¡Qué diferencia con la mentalidad de hoy, donde se predica una doctrina descafeinada! muchos, demasiados, creen que con esa mentalidad van a atraer más vocaciones, pero en realidad, ocurre todo lo contrario: La gente tiene sed de la Doctrina verdadera de Dios, pero muy pocos saben predicarla, porque no pueden dar lo que no tienen, andando por las ramas y llevando a los neófitos por caminos llenos de recovecos y de laberintos, en donde la mayoría de la gente se queda estancada o inclusa desemboca en los precipicios. Como dice Nuestro Señor "Son ciegos que guían a otros ciegos, caerán ambos en la fosa"



EN DONDE SE TRATA DE LO ESTRECHA QUE ES LA SENDA QUE GUIA A LA VIDA ETERNA Y COMO  ES CONVENIENTE  QUE SE HAYEN DESNUDOS  Y DESEMBARAZADOS LOS QUE QUIEREN CAMINAR POR ELLA


Comienza a hablar de la desnudez del entendimiento.

Para poder ahora tratar de la desnudez y pureza de las tres potencias del alma (Memoria, Entendimiento y Voluntad), sería necesario un mayor espíritu de sabiduría e inteligencia que el mío, para poder dar a entender adecuadamente a los espirituales lo angosto de este camino que dijo nuestro Salvador que guía a la Vida Eterna, para que, así convencidos, no se extrañen del vacío y de la desnudez en que esta noche activa del espíritu, tenemos que dejar las potencias del alma.

Para lo cual hay que recordar con insistencia las palabras de Jesús, refiriéndose a ese camino: ¡Cuán angosta es la puerta y estrecho el camino que lleva a la vida, y que pocos son los que la hayan! En cuya afirmación, debemos recalcar esa exageración y encarecimiento que contiene en sí esta palabra “cuán”. Porqué esto equivale a decir: De verdad es estrechísima; más de lo que pensáis. Y hay que hacer notar que primero dice que la puerta es angosta, para que se entienda que para que el alma pueda entrar por esta puerta de Cristo, que está al comienzo del camino, primero se ha de angostar y desnudar la voluntad de todas las cosas sensuales y temporales, amando a Dios sobre todas las cosas; lo cuál pertenece a la noche del sentido.

Y luego dice que el camino es estrecho, es decir el camino de la perfección, para que se entienda que, para ir por ese camino de la perfección, no solo ha de entrar por la puerta, vaciándose de todo lo sensitivo, pero también tiene que estrecharse  desasiéndose y desembarazándose propiamente de los que se refiere al espíritu; y así, lo que dice de la puerta angosta lo podemos referir a la parte sensitiva del hombre, y lo que dice del camino estrecho, lo podemos referir a lo espiritual o racional, y cuando dice que pocos son los que lo hayan, hay que explicar el porqué y es que hay pocos que sepan y quieran entrar en esta suma desnudez y vacío de espíritu.
Y esto es así, porqué esta senda que lleva al alto monte de perfección, debido a que va hacia arriba y que es angosta, requiere para tales caminantes que, ni lleven carga que les estorbe en lo inferior, ni nada que les estorbe en cuanto a lo superior, ya que esto es lo que se requiere para el trato con Dios para buscarlo y poseerlo.

Por todo ello, se ve claro que, no solo hay que aniquilarse de todo lo referente a las cosas creadas, pero también, de todo lo referente a lo espiritual tiene que ir caminando desembarazada y aniquilada. Por eso nos instruyó Nuestro Señor para ir por ese camino, según lo refiere S. Marcos (Cap. 8-34,35) en aquella admirable doctrina que al ser tanto más necesaria como poco practicada por la gente que se dice espiritual, y que dice así: “Si alguno quiere seguir mi camino, niéguese a si mismo, que tome su cruz y me siga. Porque el que quisiere salvar su alma, la perderá; pero el que la perdiere por Mí, la ganará”.

¡Oh, quien pudiera aquí ahora dar a entender y a practicar y gustar el significado de este consejo que nos da aquí Nuestro salvador de negarnos a nosotros mismos, para que los espirituales vieran la diferencia tan grande que existe entre lo que ellos piensan, y entre la manera de ir por ese camino; porqué ellos creen que solo basta cualquier manera de retiro y de modificación de ciertas cosas, y otros se contentan con alguna práctica de las virtudes, o de oración, o de mortificación, pero nunca llegan a la desnudez y la pobreza, o enajenación o pureza espiritual (que todo es uno) que aquí nos aconseja el Señor; y esto porqué todavía prefieren cebar y vestir su naturaleza de consolaciones y sentimientos espirituales  y no negar ni lo uno ni lo otro por Dios; y así creen que basta negarla en lo que se refiere al mundo y no aniquilarla y purificarla en la parte espiritual; y por eso les nace esa mentalidad que les empuja a que, al ofrecerles lo sólido y perfecto, que es la aniquilación de toda suavidad en Dios, en sequedad, en sinsabor, en trabajo (que representa la cruz pura espiritual y la desnudez del espíritu pobre de Cristo) y huyen de eso como de la muerte, y solo andan a buscar dulzuras y comunicaciones sabrosas en Dios.

Y esto no es la negación de sí mismo y desnudez de espíritu, sino golosina de espíritu. En lo cual, espiritualmente, se hacen enemigos de la cruz de Cristo, porqué el verdadero espíritu antes busca lo desabrido de dios que lo sabroso, y más se inclina al padecer que al consuelo, y más a carecer de todo bien por Dios que a poseerle, y a las sequedades y aflicciones que a las dulces comunicaciones, sabiendo que esto es seguir a Cristo y negarse a si mismo, y lo otro es buscarse a si mismo en Dios, lo cual es muy contrario al amor; porque buscarse a sí mismo en Dios es buscar los regalos y recreaciones de Dios, mas buscar a Dios en sí, no solo es querer carecer de lo uno y de lo otro por Dios, pero es inclinarse a escoger por Cristo todo lo desabrido tanto de parte de Dios como del mundo; y esto sí es amor de Dios.

¡Oh, quien pudiere dar a entender hasta donde quiere Nuestro Señor que llegue esta negación! Ella, ha de ser ciertamente como una muerte y aniquilación temporal y natural y espiritual en todo en la estimación de la voluntad, en la cual se haya toda negación. Y esto es lo que aquí quiso decir nuestro Salvador cuando dice: El que quiere salvar su alma, ese la perderá (Jn. 12,25), es a saber: “El que quisiere poseer algo o buscarlo para sí, ese la perderá, y el que perdiere su alma por Mí, éste la ganará, es decir: El que renunciara por Cristo a todo puede apetecer su voluntad y gustar lo que más se parece a la cruz – lo cual, el mismo Señor por San Juan lo llama aborrecer su alma -, este la ganará. Y esto enseñó su Majestad a aquellos dos discípulos que le iban a pedir derecha e izquierda, cuando, no dándoles ninguna salida a la demanda de tal gloria, les ofreció el cáliz que Él tendría que beber, como cosa más segura en esta tierra que el gozar (Mt. 20,22).

Este cáliz es morir a su naturaleza, desnudándola y aniquilándola para que pueda caminar por esta angosta senda en todo lo que le puede pertenecer según el sentido (como así se ha dicho), y según el alma, como ahora diremos, que es en su entender y en su gozar y en su sentir, de manera que no solo que de desembarazada en lo uno y en lo otro, pero que con esta segunda parte espiritual, no quede embarazada para el angosto camino, pues en él no cabe más que la negación (como da a entender el Salvador) y la cruz, que es el báculo para poder arribar, gracias a la cual grandemente se le aligera y facilita el camino. De donde, el Salvador por S. Mateo dijo: “Mi yugo es suave y mi carga ligera” (11,30), la cual es la cruz, porqué si el hombre se determina a sujetarse a llevar esta cruz, que es un determinarse de veras a querer hallar y llevar trabajos por todas las cosas por Dios, en ellas hallará gran alivio y suavidad para andar ese camino  así, desnudo de todo, sin querer nada, pero si pretende tener algo, tanto de Dios, como de otra cosa con propiedad alguna, no va desnudo ni negado en todo, y así, ni cabra, ni podrá subir por esta senda angosta hacia arriba.

Y así, querría yo persuadir a los espirituales, como este camino de Dios no consiste en multiplicidad de consideraciones, ni modos, ni maneras, ni gustos (aunque esto sea necesario a los principiantes), sino en una cosa solo necesario, que es saber negarse de veras, según lo exterior e interior, dándose a padecer por Cristo y anihilarse en todo; porqué, ejercitándose en esto, todo lo otro, y aún más se obra y se encuentra en ello, y si esto se encuentra en falta, siendo el todo y la raíz de las virtudes, todas las otras maneras es andar por las ramas y no aprovechar, aunque tengas tan altas consideraciones y comunicaciones como los Ángeles. Porque el aprovechar solo se halla imitando a Cristo, que es camino, la verdad y la vida y ninguno viene al Padre sino por Él, según el mismo dice por S. Juan (14,6); y en otra parte dice: Yo soy la puerta; por Mí, si alguno entrare, se salvará (10,9). De donde todo espíritu que quiere ir por dulzuras y facilidad y huye de imitar a Cristo, no lo tendría por bueno.

Y porque he dicho que Cristo es el camino, y que este camino es morir a nuestra naturaleza en sensitivo y espiritual, quiero dar a entender el porqué a ejemplo de Cristo, ya que Él es nuestro ejemplo y Luz.
En cuanto a lo primero, cierto está que el murió a lo sensitivo, espiritualmente en su vida, y naturalmente en su muerte, porqué, como Él dijo, en la vida no tuvo donde reclinar su cabeza (Mt. 8, 20), y en la muerte aun lo tuvo menos.
En lo que se refiere a lo segundo, cierto está que al punto de la muerte, quedó también anihilado en el alma sin consuelo ni alivio alguno, dejándole el Padre así en íntima sequedad según la parte inferior, por lo cual tuvo que clamar diciendo: “¡Dios mío, Dios mío! ¿Porqué me has desamparado? (Mt. 27, 46); lo cual fue el mayor desamparo sensitivamente que haya tenido en su Vida; y así, en eso, hizo la mayor obra de todas las que había hecho en su vida ni en la Tierra ni en el Cielo, ya que fue reconciliar y unir al género humano por gracia con Dios. Y esto fue, como digo, en el momento y punto que Nuestro Señor  estuvo más anihilado en todo: En cuanto a la reputación de los hombres, ya que al verlo morir antes se burlaban de Él y no lo estimaban en algo, y acerca del amparo y consuelo espiritual del Padre, ya que en ese tiempo lo desamparó para que en ese momento pagase la deuda y uniese al hombre con Dios, quedando allí aniquilado y resuelto en nada. De donde David dice de Él: “Ad nihilum redactus sum, et nescivi (Ps 72, 22). Para que entienda el buen espiritual el misterio de la Puerta y del camino de Cristo para unirse con Dios, y sepa que cuanto más se anulase en Dios por estas dos partes, sensitiva y espiritual, tanto más se une a Dios y tanto mayor obra hace. Y cuando viniera a quedar resuelto en la nada, que será la suma humildad, quedará hecha la unión espiritual entre el alma y Dios, lo que es el mayor y más alto estado a que en esta vida se puede llegar. No consiste, pues en recreaciones y gustos y sentimientos espirituales, sino en una viva muerte de Cruz sensitiva y espiritual, esto es, interior y exterior.

No me quiero alargar más en esto, aunque no quisiera acabar de hablar de ello, porqué veo que Cristo es un desconocido para los que se tienen por sus amigos; pues los vemos andar buscando en Él sus gustos y consolaciones, amándose mucho a si mismos, más no sus amarguras y muerte, amándole mucho a Él. De estos hablo que se tienen por sus amigos, pero de los otros que viven allá a lo lejos, apartados de Él, que se toman por grandes letrados y poderosos, y cualquiera de los otros, que viven más allá en el mundo, en el cuidado de sus pretensiones y prebendas – que podemos decir que no conocen a Cristo, cuyo fin, por bueno que sea, harto amargo será - , no hace mención estas advertencias mías; pero se acordarán de ellas en el día del Juicio, porqué a ellos les convendría hablar primero de esta palabra de Dios, porqué es gente que Dios puso para predicarla según su sentido y su más alto significado.

Pero hablemos ahora con el entendimiento de la persona espiritual, y en particular con aquel a quien Dios ha hecho merced de poner en el estado de contemplación (porqué, como he dicho, ahora voy particularmente con esos hablando) y, digamos como se ha de enderezar a Dios en fe y purgarse de las cosas contrarias, estrechándose para entrar por esta senda angosta de oscura contemplación.

sábado, 19 de mayo de 2012

CHARLES MAURICE DE TALLEYRAND-PÉRIGORD (1753-1838)

Talleyrand le Diable boiteux (el diablo cojo)



UN VERDADERO CAMALEÓN

 Estamos aquí en presencia de uno de los políticos más versátiles que han aparecido en la Historia de Francia, personalmente, siempre me ha fascinado: nunca me he podido explicar como un individuo de esta mentalidad pudo ser uno de los personajes principales de la época que le ha tocado vivir, que va desde la época anterior a la Revolución francesa que culminó con la toma de la Bastilla en 1.789, hasta la Restauración de la Casa de Orleans con Louis-Philippe I en el año 1.835

-En primer lugar se dedico a la Carrera eclesiástica hasta llegar a ser Obispo de Autun.

-Luego formó parte de la jerarquía Revolucionaria, de lo más cruel y sanguinaria en contra del Clero y de la Nobleza, con miles de asesinatos de Sacerdotes que se llevaban en barcazas sobre el río Sena para ahogarlos, y el asesinato en masa de todos los Nobles que no habían podido huir.

-Luego fue el hombre político más importante con el Directorio de Bonaparte, y bajo el Imperio Napoleónico.

-Luego fue ministro de Asuntos Exteriores de la Dinastía Borbónica bajo Louis XVIII, a pasar de que la Revolución francesa, de la cual era un miembro destacado, votó la guillotina para Luis XVI y su esposa María Antoinette.

-Luego fue también embajador con Louis-Philippe I de la dinastía de Orleans.

-Por fin, pidió perdón por haber perjudicado a la Iglesia Católica, se confesó y recibió la Extrema Unción pocas horas antes de morir.


                  Se le apodó Le diable boiteux (el diablo cojo), por un defecto producido por una enfermedad degenerativa que le produjo una característica cojera.


                Es pues de admirar la habilidad de este astuto e inteligente personaje, que supo adaptarse y sobrevivir a tantos gobiernos dispares y antagonistas en donde ocupó siempre puestos de una gran relevancia.




MAURICE DE TALLEYRAND PRÍNCIPE DE BÉNEVANT



 Hombre político francés, se volvió cojo en su niñez, se destinó a una carrera eclesiástica. Fue Obispo de Autun (1788). En la Revolución francesa, diputado en los Estados Generales y en la Asamblea Constituyente (1.789). Rompe con la Iglesia después de haber apoyado la Constitución civil del Clero. Refugiado en Inglaterra y en los Estados Unidos (1792-1796) fue nombrado Ministro de Asuntos exteriores del Directorio de Bonaparte, luego del Consulado  y del Imperio Napoleónico (1787-1807). Fue el que redactó el tratado de Luneville (1801), el Concordato con el Papa (1.801), la paz de Amiens (1802) y el tratado de Presbourg (1802)

Gran Canciller imperial y príncipe de Benévant. Abandona los Asuntos Exteriores (1807) porque se opone a la ruptura con Austria. Cae en desgracia en 1809.

Es otra vez, a la caída de Napoleón jefe del gobierno provisional en Abril de 1814. Hace votar por el Senado la destitución de Napoleón y la proclamación de Luis XVIII. Es nombrado Ministros de Asuntos Exteriores en la primera Restauración, en donde juega un papel importantísimo en la Conferencia de Viena (1814-1815). Es nombrado otra vez Jefe del Gobierno  de Julio a Septiembre de 1815. Al final de la restauración Monárquica, se coloca en la oposición. El nuevo Rey Louis Philippe I, lo nombra embajador en Londres (1830-1835).

Cuando leí en la obra sobre Napoleón el desarrollo de la celebre Campaña de Rusia, en donde el ejército francés de un millón de hombres fue aniquilado, recuerdo una anécdota que me dejó impresionado: En París, al no tener noticias de Napoleón, el gobierno impulsado por Talleyrand votó la abolición del Imperio y la restauración de la Monarquía.

Cuando Napoleón apareció, se narra la entrevista tempestuosa que tuvo con Talleyrand: Este, apoyado en una chimenea del Palacio, escuchó en silencio la lluvia de improperios y de insultos del Emperador, que le decía que el Imperio nunca desaparece, porqué estaba su hijo, el Rey de Roma, para sustituirle. Y acabó diciéndole. “Vous êtes una merde dans un bas de soie” (Es Ud. una mierda en una media de seda), a lo cual Talleyrand, cuando este se marchó, se lamentó diciendo: "Quel dommage qu´un si grand personnage soit si mal élevé” (Es una pena que un personaje tan grande sea tan mal educado).

Del punto de vista espiritual, parece que estamos en presencia de una alma a la cual solo le interesa el triunfo de este mundo y que se desentiende completamente del más allá, y la prueba es que cuando fue Obispo de Autun, rompió su compromiso espiritual,  para apoyar la Constitución civil del Clero que creaba una Iglesia "Galicana" independiente del Papado, era la época de los Sacerdotes "asermentados" que juraban fidelidad al Estado, lo que propició la terrible masacre de los ejércitos revolucionarios en la Provincia de la Vendée, que había querido permanecer fiel a Roma y a la Monarquía.

Era también la Época en la cual se desenvolvió uno de los más grandes Santos de la Iglesia católica: el Santo Cura de Ars, declarado patrón de todos los Sacerdotes, también él tuvo que esconderse para asistir a las misas oficiadas por los Sacerdotes que guardaron fidelidad al Papa.

La reconciliación con la Iglesia Católica: Ese fue el último cambio que realizó antes de su muerte: Cuatro horas antes de morir, firmó un manifiesto en el cual  repudió abiertamente "los grandes errores...que habían perturbado y afligido a la Iglesia Católica; Apostólica y Romana, y en los que había tenido la desgracia de caer". Se confesó y recibió el Sacramento de la Extrema Unción. Vemos pues que hasta el último momento, se cambió otra vez  de bando, intentando engañar también al mismo Dios, como dice el proverbio: "Genio y figura hasta la sepultura".

¿Veremos también en el otro Mundo a Talleyrand, ocupando un importante puesto en la Jerarquía celestial?


¿HABRÁ PODIDO ENGAÑAR TAMBIÉN AL MISMÍSIMO DIOS?


En la lengua francesa, para definir ese tipo de personas, existe una frase intraducible que solo buscan su provecho y que no tienen ningún principio moral: "Cette personne est l´âme damnée de l´histoire" (que se podría traducir por: esa persona es el alma condenada de la historia).

        Igualmente, me viene a la idea las palabras del célebre Actor Groucho Marx cuando decía: "estos son mis principios; si no les gustan, tengo otros".

      También recuerdo cuando llegué a Barcelona procedente de Francia, en el año 1.965, comentando con mis compañeros de trabajo las deficiencias de la protección Social de la España franquista, al compararlos con Francia, como casi todo el mundo era simpatizante con esa dictadura, me argumentaban que nunca España había estado tan bien: "¡Por primera vez tenemos 25 años de paz y de prosperidad!"

        ¡Pero ahora todo el mundo dice haber sido anti franquista, y demócratas de toda la vida!

Y esto refleja la condición humana: la mayoría de las personas son como unas veletas que giran del lado de donde sopla el viento, y no tienen ningún reparo en aliarse con el más fuerte, incluso si este va en contra de sus ideas. En el último momento, Talleyrand intentó aliarse con el mismísimo Dios, ante el inminente juicio inapelable que le esperaba, Dios al que había traicionado mucho antes en múltiples ocasiones.


 







viernes, 18 de mayo de 2012

LA EUCARISTÍA ES EL DON SUPREMO DEL AMOR INFINITO DE DIOS


RECUERDO DE MI PRIMERA COMUNIÓN
TOULOUSE (FRANCIA) 6-6-1.946


Este dictado de Jesús a María Valtorta, explica de una manera sublime y nunca oída, ni aún de la boca de los grandes teólogos, lo que sucede en el momento de la Celebración de la santa Misa.

Esta visión divina del Sagrado Misterio, sólo puede darla Jesús, que es el Hombre-Dios que ha sido la perfecta Víctima propiciatoria para lograr la Salvación, gracias a su Sacrificio que siempre se perpetúa, rememorándolo hasta el fin del mundo en la Santa Misa.

Jesús siempre sigue y seguirá intercediendo por nosotros acerca de su Padre, para así alcanzarnos la Vida Eterna y ser dignos de acceder a la condición de Hijos de Dios. Esta mística descripción de los espíritus angélicos, que continuamente, presentan a Dios las súplicas para el bien de las almas que le son encomendadas, solo se puede realizar como aquí está explicado, gracias a la sangre derramada por Jesús para todos los seres humanos en su cruenta Pasión.

Este continuo ascenso de los Ángeles, subiendo al Cielo, llevando las súplicas de los fieles a Dios, y bajando a la Tierra trayendo las Gracias de Dios, está simbolizado ya desde el Antiguo Testamento, en la visión de la escalera de Jacob, el cual vio en su sueño a los Ángeles subiendo y bajando por una escalera, que estaba apoyada en la Tierra y que llegaba al Cielo.





DE LOS CUADERNOS DE MARÍA VALTORTA DEL 18 DE MAYO DE 1.944


      Dice Jesús:

        "(...) ¿Lloras? No llores. Escucha. Lo que has visto con los ojos de tu mente sucede en realidad.
       Mi sangre no cesa de derramarse sobre la Tierra; desde hace veinte siglos, resplandece como testimonio de amor frente a lo creado y desciende como rocío en todo lugar donde hay una cruz que dice: "Esta es tierra de Cristo".

      Los ángeles de cada creyente, es más, de todo el que lleve el nombre de "Cristiano", en si índole angelical, no hacen más que realizar vuelos entre el Cielo y la Tierra para obtener tesoros divinos para cada uno de sus protegidos. Más la obra angélica, va aún más allá, porque el restante e infinito Pueblo angélico, por una orden eterna adora en lugar de quienes, por no ser Cristianos, no adoran al verdadero Dios y, además, le ruega a mi Sangre que se derrame sobre todas las criaturas para que ellas la adoren.

        Los ángeles de los justos, adoran exultando, unidos a las almas de los mismos, que ya anticipan en la Tierra la adoración que será eterna. Los ángeles de los que no son cristianos adoran esperando poder convertirse en custodios de los mismos bajo el signo de la Cruz. Los ángeles de los pecadores que ya no son Hijos de Dios, adoran llorando, y llorando imploran a la sangre que por su Virtud redima esos corazones. Y, en fin, adoran los ángeles de las Iglesias esparcidas por la tierra y llevan a Dios la sangre que se eleva en todas las misas en recuerdo de Mí.

       La Sangre asciende y desciende con ritmo incesante. No hay un solo instante en el día en que mi Sangre no ascienda a Dios y en que no descienda del trono de Dios sobre la Tierra. Nunca has pensado en esto, María, pero la misa repite los tres puntos más importantes de Mi Vida como Jesucristo, el Verbo de Dios encarnado.

        En la consagración, cuando las Hostias se convierten en carne y sangre, Yo vuelvo a encarnarme como antes. No me encarno en el seno de la Virgen, sino en las manos de "un virgen". Por eso, les requiero a mis sacerdotes una virginidad angélica. ¡Ay de los profanadores, que con el cuerpo enfangado por la unión carnal, tocan el Cuerpo de Dios! 

       Pues, si vuestro cuerpo es el Templo del Espíritu Santo, y por lo tanto, debe ser conservado casto y santo, el cuerpo del sacerdote a cuyo mando Yo desciendo del Cielo para convertirme en Carne y Sangre y, como en una cuna, me poso en sus manos, debe ser más puro que el lirio. Y así como el cuerpo, debe serlo también la mente, el corazón, y la lengua.

       En la Elevación está la Crucifixión. He dicho: "Cuando Yo sea elevado, atraeré todo hacia Mí". Y cuando Yo soy elevado desde un altar, atraigo hacia Mí todos los estremecimientos de los presentes, todas las necesidades, todos los dolores, todas las plegarias, y con todo ese caudal, me presento al Padre y le digo: "Heme aquí. El que se consumió por amor te pide, Oh Padre, que lo des todo para estos "míos", porque Yo todo lo dí por ellos".

        Y en el momento en que se consuma el Sacrificio por medio de la consumición de las Hostias, Yo, vuelvo al Padre mío, diciéndoos como en la mañana de la Ascensión: "Yo os bendigo y permaneceré con vosotros hasta el fin del mundo".

      Por amor me encarno, por amor me consumo, por amor asciendo para interceder en vuestro favor. Lo que reina siempre en mis obras es el Amor.

     (...) Contempla mi Sangre que, tras haberse derramado en lacerantes dolores, sube al Padre gritando por vosotros: "Padre, en tus manos confío estos espíritus Míos. Padre, no los abandones. Yo, el Cordero inmolado eternamente, así lo quiero para ellos".

        Y, para anular hasta el recuerdo de las dudas ya pasadas, repite a ti misma:

      "Tu no has dejado mi alma en el infierno del dolor; por eso, mi corazón se alegra y mi lengua se regocija y también mi cuerpo reposa en la esperanza. Por amor de tu Sangre me hicistes conocer, y de eso no hace mucho, los caminos de la Vida y con tu presencia me colmarás de gozo".

    (...) Te bendigo, como bendije a los once, antes de mi Ascensión".

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ET EXPECTO RESURRECTIONEN MORTUORUM ET VITAM  VENTURI SAECULI. AMEN







miércoles, 16 de mayo de 2012

CARTA ABIERTA A UN CURA PROGRESISTA







El Sacerdote tiene que predicar la palabra de Dios y a su divina Gracia, como un espejo, pero ¡ay si ese espejo está empañado por la falta de fe en lo que predica y su mal ejemplo! y ya no puede reflejar a Dios sino la imagen del mundo regido por Satanás y sus siniestros ministros.


 CONTRA EL VIRUS DEL PROGRESISMO QUE QUIERE CAMBIAR LA DOCTRINA TRADICIONAL DE LA
 SANTA IGLESIA CATÓLICA
(8 de Noviembre de 1.994)

En la época en que pertenecía a la Adoración nocturna, en Ganada, apareció en esta Asociación, un jóven Sacerdote nuevo, abanderado de la teología que predicaba ya (hace 18 años) el “dios caramelo”, de una manera tan intransigente, que llegó a decir en el sermón de la misa que mis ideas eran de una consistencia “granítica”; fui a comulgar temeroso que no me diera la Sagrada Eucaristía. Anteriormente, a mi afirmación de que no compartía sus ideas, pero que las respetaba, me contestó que “ él no respetaba las mías” (Sic)




Estimado Padre (...)

He dudado mucho en remitirle este escrito. Después de consultarlo con un Sacerdote de reconocida espiritualidad el Padre Peinado cura de la Iglesia del Albaicín en Granada, y con una comunidad de Religiosas carmelitas contemplativas, las cuales me han aconsejado de remitirle este escrito, me he decidido a hacerlo.

Con la esperanza de que este le sea de algún provecho, lo cual veo muy difícil, pero no imposible sobre todo a largo plazo y teniendo cuenta de que la Verdad es poderosa y penetrante, ya que es palabra de Jesús, me he movido a dirigirme a Ud.

Jesús en algunas ocasiones nos invita a emitir un juicio de valores sobre el comportamiento de algunas personas: “A sus frutos los reconoceréis” (Mt. 7- 16). Él mismo nos dio sobrado ejemplo con sus juicios severos a los Fariseos, a los doctores y a los letrados que pretendían enseñar al pueblo de Israel con su propia doctrina, por motivos de orgullo, buscando únicamente su gloria y no la gloria de Dios.

Es seguro que dichos falsos pastores tenían siempre por costumbre emitir doctrina parcialmente adulterada por ser la doctrina que más gustaba al pueblo en un momento determinado de la historia y querían aparecer como precursores de lo que era una moda pasajera y que en ese momento fascinaba a la gente.

“Dejando de lado el precepto de Dios, os aferráis a la tradición humana” (Mc 7-8).

Hace unos cuarenta años, casi todo el pueblo, incluso muchos de los no creyentes, estaban obsesionados por los pecados que hacían referencia al noveno mandamiento, y por eso, era el tema favorito de los predicadores de nuestra Religión, y se complacían en calificar de pecados gravísimos contra Dios lo que simplemente era una forma de vestir, un mero pensamiento, o una mirada y no tenían ningún reparo en amenazar con las penas del infierno a los transgresores  de sus leyes y los que no estaban de acuerdo con esa doctrina, se les trataba con odio y desprecio, e incluso se pedía para ellos el anatema o la excomunión.

Hace siglos, la Santa Inquisición, a pesar de lo que nos quieren hacer creer los eternos enemigos de la Iglesia, no era mas que el reflejo de la mentalidad del pueblo, que veía completamente normal que a un renegado se le torturara y hasta se le quemara vivo, ya que eso era bueno para su alma, para así evitarle los eternos suplicios del infierno. Era frecuente, en las procesiones de los Sambenitos que la gente exaltada prendiera fuego a las barbas de los condenados. Naturalmente, los doctores y los letrados de esa época, buscando su propia gloria y no la Gloria de Dios, eran los líderes de esa corriente.

              Esto lo acredita muy bien Daniel Rops en su “Histoire de l´Église”. De sobra sabemos las consecuencias que tuvo este proceder para la Iglesia Católica en España, con la famosa “Leyenda negra”, a pesar de que las condenas en la hoguera fueron mucho menores que las del sanguinario Enrique VIII, y de su déspota hija Isabel II de Inglaterra, en su lucha contra los católicos.

En la época actual, con las nuevas modas, todo ha cambiado: lo del pecado contra el noveno mandamiento ha desaparecido, la Inquisición fue una barbarie inexplicable e intolerable, fruto de una época oscurantista y todo se quiere atribuir a un grupo reducido de seguidores de Torquemada, mandados por la Iglesia, que tenían atemorizados al sano pueblo de Dios.

    Han surgido nuevos líderes y nuevos pastores, en los cuales me permito incluirle a Ud. Ya nada es pecado, el Dios que antes mandaba al Infierno, ya aparece como un dios asomado detrás de una nube blanca, con una calva pronunciada, una voluminosa barba blanca con aspecto bonachón, una sonrisa beata en su cara, y los brazos abiertos.

Ese dios es el ídolo de nuestra época, el dios de la moda, fruto de la mentalidad actual de la Sociedad que hace y deshace dioses a su medida, para la cual, como ya lo había advertido el gran Papa Pío XII, ha desaparecido por completo el sentido del pecado. Ud. mi querido amigo, ha querido liderar esa corriente para ser el gran teólogo  que es punto de referencia de las masas que Ud. quiere adoctrinar para su vanagloria.

Para argumentar esa falsedad, y para ser el centro de atención y de admiración de todo el mundo, no ha tenido ningún reparo en cambiar lo inamovible: Las Escrituras y la tradición de los Santos Padres: El Infierno ya no existe: ¿Cómo un Dios Padre puede mandar allí a sus hijos, si ya no hay pecado, si todos los crímenes, las violaciones incluso a las criaturas inocentes, como es el caso de  pederastia son fruto de una infancia desgraciada, de una incomprensión y de una falta de amor de la Sociedad hacia esos pobres individuos.

Otra cosa: Ud. ni tiene reparo en argumentar insensateces para querer aparecer como un gran místico a los ojos de los hombres (Otra cosa que está de moda y gusta a la gente): Así a la objeción que le he hecho, citándole la Palabra indestructible de Jesús: “Si tu ojo o tu brazo es objeto de escándalo para ti, arráncate el ojo o el brazo: más te vale entrar en el reino de Dios sin un ojo o sin un brazo que ser arrojado todo entero en el Infierno” (Mt 5, 29-30; Mc. 9, 43-47).

A esa objeción tan clara e irrefutable Ud. me contesta: “¡¡¡Por amor, por amor hay que arrancarse el ojo o el brazo!!!”.

Cuando le dije que el Santo Cura de Ars, Patrón de todos los Sacerdotes del mundo, se pasaba muchas noches llorando delante del Santísimo, para que ninguno de los feligreses que Dios le había encomendado, se condenase, Ud. argumenta que ya que si existe el infierno, tendría que estar vacío por la gran Misericordia de Dios (Lo que equivale a decir que no existe), el Santo Cura de Ars  ¡Lloraba por amor! Hay pues que creer que el Santo se pasaba la noche llorando por nada, o que había perdido el Juicio. O lo más probable: Ud. cree que la gente no tiene sentido común, o que sus detractores son todos unos idiotas.

¿Qué tiene que argumentar a las palabras que Jesús pronunciará el día del Juicio: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer…” ? (Mt 25, 41-46).

Con toda seguridad, Ud. contestaría la misma insensatez:

¡¡El suplicio eterno lo preparó Dios con espíritu de “encendido” amor hacia sus hijos!!

Ud. mi querido amigo, tiene todas las características de un buen Inquisidor, en la Edad Media, le habría hecho sombra al mismísimo Torquemada, o hace 50 años habría encajado en un púlpito clamando contra la inmoralidad y amenazando con el Infierno a los transgresores.

Me permito también relatarle lo ocurrido en cierta Parroquia francesa: Unos jóvenes curas llenos de “Celo ecuménico” hacia nuestros hermanos Protestantes separados (Celo que Ud. dijo que, afortunadamente hoy día se había conseguido gracias al espíritu de renovación carismática que había surgido en la Iglesia), no tuvieron ningún reparo en hacerle la vida imposible al anciano Párroco, solo porqué quería conservar sus tradiciones y seguir diciendo la misa en latín, y le obligaron a marcharse con tristeza de su amada Parroquia.

Otra anécdota no menos elocuente: Cierto Sacerdote muy abierto al amor al prójimo y olvidando la recomendación de Jesús: “Os mando como corderos en medio de los lobos: Ser sencillos como palomas, pero prudentes como serpientes” (Mt 10,16), o bien: “No tiréis vuestras perlas a los cerdos, porque las pisotearán y se revolverán contra vosotros” (Mt 7,6), también con toda seguridad, para querer aparecer como un paladín de la moda, recomienda encarecidamente a una familia Católica de acoger en su seno a un reo que había redimido su pena en la cárcel, por ser un gran acto de caridad. El resultado fue el siguiente: El huésped violó a la hija y mató a la madre que se quiso interponer.

Querido amigo: si yo, como Ingeniero de Caminos; Canales y Puertos, calculo un puente, pero me equivoco en el análisis de estabilidad de sus elementos constructivos como son la cimentación, los estribos, la pilas o el tablero, y prescindiendo de las normas constructivas, ocurre una desgracia, la Sociedad por medio de los Tribunales me exigirá responsabilidades y me hará pagar los daños.

Igualmente, Ud. es responsable como Sacerdote de lo que dice, y tiene que conocer su oficio y aplicar las normas de la Iglesia Católica a la cual pertenece, como yo tengo que hacerlo al practicar mi oficio, sobre todo sabiendo que se trata de un asunto tan grave como el de la Salvación eterna de las almas, por eso Dios le pedirá cuentas de toda la doctrina que, con tanto empeño predica para aparecer como un gran Teólogo y Místico a los ojos de la gente, que es lo único que parece importarle.

Le recuerdo que cuando le dije que yo no estaba de acuerdo con sus opiniones pero que las respetaba, ¡¡Ud. llegó a decirme que Ud. no respetaba las mías!!

“La lámpara de tu cuerpo es el ojo, si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso, pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras, y si la luz que hay en ti es tinieblas, ¡Que oscuridad habrá!” (Mt 6, 22-23)

Traducción: Lo que guía tu manera de ser es tu manera de ver las cosas: si esa manera de ver es correcta, toda tu conducta será recta, en caso contrario, toda tu conducta será torcida, y si tu no logras acertar, ¡En que errores caerás!

Por fin, déjeme hacer un breve comentario acerca de la tan actual y tan cacareada recomendación de los “modernos teólogos” que Ud. ha recogido y abanderado: “La Evangelización de los indígenas ha de hacerse integrándose en esa Sociedad y Cultura”.

Y me pregunto: ¿Qué significado tiene esa afirmación, quiere acaso eso decir que el Misionero en la Sociedad que nos ha tocado vivir tiene que adaptarse a la Sociedad de consumo, acaso dirá que hay que mirar las famosas “señales de los tiempos” y por consiguiente, aparcar la Cruz, abrazar el materialismo y entregarse a todos los vicios, dando rienda suelta a todos nuestros apetitos, como así lo pregona esa Cultura?

Seguramente estará plenamente convencido de que “¡¡China se ha perdido al Cristianismo porque los Misioneros no iban ataviados con kimonos, como así lo afirman ciertos teólogos modernos!!

Querido amigo: Recapacite Ud. y haga prueba de alguna humildad y de sentido común, no tenga una visión tan miope de los acontecimientos: Las modas de ayer, mañana parecerán y serán absurdas y ridículas, más bien siga y predique una doctrina sana, independiente de las modas cambiantes de los hombres y en acorde con la Doctrina tradicional de la Iglesia que sin duda alguna es la única verdadera, ya que como lo dice San Pablo “Las cosas del mundo, cuanto más subidas, más absurdas son a los ojos de Dios, y al revés las cosas de Dios, cuando más subidas, mas absurdas son a los ojos del mundo (I Cor 1, 20-25).

Una última observación: como muchísima gente, por no querer estar sujeto a la Doctrina Tradicional de la Iglesia, Ud. se ha dejado engañar por Satán, como así lo afirma S. Juan de la Cruz, que dijo:

“Si no te sometes a la Santa Obediencia, aunque más te parezca que aciertas, no dejarás de estar engañada por el demonio”

El cual ha conseguido sus logros más valiosos: La desaparición del sentido del pecado en el mundo, y lograr fabricar un dios a medida de esa idea: El dios de la barba blanca, que todo lo perdona, incluso a los que no se arrepienten, un dios que como consecuencia a todo ello es incapaz de mandar nadie al Infierno, sencillamente porque no existe.

Con su mentalidad ha contribuido a ese triunfo, propagando con insistencia y gran intransigencia esa falsa doctrina, con una postura de gran desprecio hacia los que no comparten sus ideas, lo que denota la presencia de Satán, llegando a decir desde el púlpito que mis ideas son de una consistencia “granítica”.

Por eso, ha contribuido sin saberlo quizás, pero con entera responsabilidad al clima de relajación que impera en la Sociedad actual, y lo que es más grave: Ud. es cómplice de la muerte de Dios en esa Sociedad, la muerte del Dios verdadero, el de los grandes Santos y Místicos y el de los Mártires que han derramado su sangre por la Fe.

En contrapartida, Ud. ha creado un nuevo dios, un ídolo hecho a medida de esta Sociedad que nos ha tocado vivir, y se ha convertido sin saberlo en un auténtico Testigo de Jehová, secta que comparte plenamente casi todas las ideas tan absurdas que predica de una manera tan inexorable.


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Nota: A este escrito, el Sacerdote aludido me contestó con una tarjeta de felicitación de Navidad, me dijo de olvidar el asunto y de reconciliarnos, y que él no era depositario de la Verdad.

             Le contesté agradeciéndoselo, y que estaba reconciliado, reconociendo que ni él ni yo somos depositarios de la Verdad, pero que si lo es la Santa Iglesia Católica, en virtud de la Promesa del Hijo de Dios, y que además se apoya en la Doctrina Tradicional de los Santos Padres y por la Tradición.



















lunes, 14 de mayo de 2012

EL ÁNGEL AZARÍAS EXPLICA CÓMO SE PRODUCE LA SELECCIÓN NATURAL DE LAS ALMAS



DE UN BICHO FEO, QUE SE ESCONDIÓ DE LOS ELEMENTOS EXTERIORES
NACIÓ UNA GRÁCIL Y HERMOSA MARIPOSA



EL MAL ES EL CATALIZADOR QUE FORTALECE
 A LOS ELEGIDOS,Y PRECIPITA 
LA CAÍDA DE LOS RÉPROBOS



            En mi época de Estudiante, en la asignatura de Química mineral y orgánica, recuerdo que cuando se quería separar dos elementos químicos amalgamados, se introducía en el producto un aditivo, llamado catalizador que provocaba la separación de los dos componentes, y sin el cual dicha separación era imposible.

           Pues bien, lo mismo ocurre espiritualmente hablando: es necesario en este mundo el catalizador llamado mal, error y pecado, cuyo padre es Satán, para precipitar los dos componentes: Bien y Mal, que todos los hombres, en más o menos medida, tenemos en nuestro interior, como consecuencia de los genes hereditarios que nos transmitieron nuestros padres Adán y Eva, cuando fueron libremente mordidos por la serpiente infernal, que les inoculó el veneno del conocimiento del bien y del mal.
            Naturalmente, Yahvé les ofreció el único antídoto capaz de evitar la parálisis del sistema nervioso y muscular del alma, que es el fruto del Árbol de la Vida: Nuestro Sublime Redentor Jesús, el Hijo de Dios.

             Pero el mal estaba introducido ya en el alma y se tenían que hacer unos duros ejercicios de rehabilitación para poder recobrar la inocencia perdida, condición necesaria y suficiente para poder entrar en el reino de los Cielos, ejercicios duros y penosos sin los cuales, el alma nunca podría recuperar su hermosura primitiva.


Dice el Ángel Azarías:

            Fijaos en la crisálida oculta en el capullo: un bicho feo que se oculta de buen grado por la repugnancia que produce. Mas si la crisálida ha de esquivar su destrucción por parte del hombre, del hielo, de las aves, de las lluvias y sobrevivir, ha de permanecer pegada a su capullo allá donde el cuidado providente de quien la depositó la puso, y he aquí que entonces, en el momento fijado por leyes inmutables y sabias, se abre el capullo y el hombre contempla estupefacto cómo aquel gusano inerte y repugnante se convirtió en una grácil y hermosa mariposa.

           Lo mismo hace Dios con sus fieles a favor de ellos. Toma los nefastos, crueles y repelentes hechos humanos, queridos por el egoísmo, el odio y la aridez de la mayor parte de los hombres, hechos que golpean como el granizo y hieren como flagelos a la parte mejor, a la vez que a aquella que merece torturarse mutuamente al perder la fraternidad humana, transformada como está en una ingente turba de fieras y de demonios, y – sólo con que los fieles de Dios sepan estar donde el providente cuidado de Dios los puso: en el radio de su Luz – los transforma en cosas óptimas y en dones perfectos.

         Por donde se ve que, de una común desventura, se deriva una selección y así los hijos de la Luz, porque saben ver, se hacen más luminosos y elegidos, al tiempo que los hijos de las tinieblas se hacen cada vez más tenebrosos y réprobos, ya que ni la constatación de tanto mal provocado por su malvado querer, les hace arrepentirse o recapacitar al menos para, de este modo, iniciar el retorno a Dios.

         Por eso, hijos buenos de mi Señor, sabed ver, ver sobrenaturalmente. Ver cómo de las torturas mundiales que sufrís, que son obra de los hombres, podéis obtener un aumento de méritos y de gloria. Ver por tanto, más allá de las manos garrudas del Mal y de los malvados que os apresa y atormenta, la Mano Santísima del Padre que os proporciona el medio para poseer un don excelso y eterno por vuestra paciencia, vuestra fe y vuestra aceptación de lo que no se puede rechazar, atribuyéndolo todo a Dios.

         He aquí por qué puede sabiamente decirse que toda cosa óptima y todo don perfecto vienen de lo Alto, mientras que las cosas malas e imperfectas salen de allá abajo, aflorando como esporas maléficas que las recogen aquellos que son siervos del Bajísimo, esparciéndolas como lluvia tormentosa sobre toda la Humanidad.

“Todo don perfecto procede de lo alto y desciende del Padre de las luces”.

           Ved cuanta seguridad proporciona esta frase: “Desciende del Padre de las luces”. Si, es Padre de las luces, ¿Cómo ha de poder ser jamás como el que bracea entre tinieblas y escoge al azar lo que la oscuridad le viene a la mano, desconociendo por tanto, su naturaleza y efectos? No, no puede ser tal. Así pues, estad confiados, queridos hijos de este Padre de las luces, estad confiados. Él sabe qué, cuando y cómo daros los dones perfectos para haceros perfectos. No lo rechacéis, no uséis mal de ellos y no los corrompáis. Aceptadlos con humildad, con tanta mayor humildad cuanto los dones sean más extraordinarios. (…)

             Lo dice Santiago: “del Padre de las luces en el cual no hay variación ni sombra de mutación”.

(…) Nuestro Santísimo Señor Jesús, por ser igual al Padre, no mudó su corazón con los Apóstoles. Aún no ignorando quien era Judas, el voluble por excelencia, no cambió Jesús. Hasta el postrero instante trató a Judas como Apóstol y amigo. En la cena, lo purificó como a los otros, se dio a él en comunión como a los demás y en Getsemaní le saludó una vez más como “amigo”.

             Y, si por un suponer Judas, en vez de ahorcarse, hubiera corrido al pié de la Cruz, el Moribundo hubiera hecho acopio de de sus fuerzas para decirle de nuevo. “Amigo, ¿a qué has venido? ¿Para conseguir el perdón? Ahí lo tienes, y completo. Vete y no peques más. Ámame y haz que me amen”.
Y habríale dicho a su Madre: “Mujer, ahí tienes a tus hijos”, acumulando el inocente al deicida arrepentido.


         Y NI SIQUIERA LA MUJER SANTÍSIMA, LA CRIATURA MÁS GRANDE DESPUÉS DE DIOS, HABRÍALE RECHAZADO POR CUANTO ELLA ES LA SANTA, SEGUNDA TAN SÓLO EN PERFECCIÓN RESPETO DE DIOS.

          EL LLANTO DE JUDAS AL PIE DE LA CRUZ HABRÍA SIDO PARA EL MUNDO LA PLEGARIA SUPERPERFECTA DE JESÚS A FAVOR DEL PECADOR. 


          MÁS EL MUNDO NO ERA MERECEDOR DE CONTAR CON LA EXACTA MEDIDA DE LO QUE ES EL AMOR MISERICORDIOSO. Y ASÍ TAL PLEGARIA NO SE PRONUNCIÓ….



             Ahora bien, Jesús, Dios como el Padre, jamás mudó su corazón ni su pensamiento respecto a los elegidos. El no, sino Judas fue el que mudó de corazón y de pensamiento, condenándose libremente. Él, dice Santiago, “De su voluntad nos engendró con la palabra de verdad a fin de que seamos cual las primicias de sus criaturas".











sábado, 12 de mayo de 2012

CONTRA LOS QUIETISTAS QUE PREDICAN AL DIOS “RELATIVISTA” Y UNA DOCTRINA "DESCAFEINADA"



Jesús cambiará su cayado de Pastor por el cetro de Juez y Rey Todopoderoso



Tremendas palabras de Jesús, que se aplican hoy más que nunca, por tantos predicadores que ocultan o mutilan el Evangelio, predicando solo lo que les gusta, evitando a toda costa de hablar del Infierno, de Satanás, y del Juicio de Dios que aquí explica muy bien el mismo Jesús, que tendrá dos fases, como así lo explica la Santa Iglesia Católica: el Juicio particular de cada alma que tendrá lugar a la hora de la muerte, y el Juicio final que tendrá lugar al fin del Mundo, y que reunirá a toda la humanidad en el valle de Josafat.

Observación de Jesús explicando que se puede orar en todos los sitios, no solo en las Iglesias: el mundo entero, obra de Dios es un lugar de oración, oraron los Santos mártires en las Cárceles, Noé en el arca, Jonás en el vientre de la ballena, y tantos otros en todos los sitios donde se hallaban por sus ocupaciones o por su trabajo. No hay nadie como los grandes místicos y ermitaños para comprender y poner en práctica esas recomendaciones de Jesús.


En la Vida de San Juan de la Cruz, leemos que cuando era Prior en el Convento de los mártires de Granada, repartía a sus frailes en varios lugares del campo, en donde se dominaba toda la Vega de Granada y la imponente mole de Sierra Nevada, y los dejaba solos diciéndoles. "Quedaros aquí, dando alabanzas a Dios, que está presente en toda la Creación".



Del Evangelio tal como me ha sido revelado de María Valtorta


            (…) Justo es santificar las fiestas y alabar al Señor en los lugares de oración, más toda la creación puede ser un lugar de oración si la criatura sabe convertirla en eso con su elevación hacia el Padre. Lugar de oración fue el arca de Noé, a la deriva sobre las olas; y el vientre de la ballena de Jonás; lugar de oración fue la casa del Faraón cuando José vivió en ella; y la tienda de Holofernes para la casta Judith.

             ¿Y no era, acaso, sagrado para el Señor el lugar corrompido en que, esclavo vivía el Profeta Daniel; sagrado por la santidad de su siervo, que santificaba el lugar, hasta el punto de merecer las altas profecías de Cristo y el Antecristo, clave de estos momentos y de los últimos tiempos? Pues con mayor razón será santo este lugar que, con los colores, los perfumes, la pureza del aire, la riqueza de los cereales, las perlas del rocío, habla de Dios Padre y Creador y dice: “Creo; quered creer vosotros, pues de Dios damos testimonio”. Sea, por tanto, la sinagoga de este sábado; leamos en ellas las páginas eternas escritas sobre las corlas y las espigas, teniendo como sagrada lámpara el Sol.

    He nombrado a Daniel. Os he dicho: “sea este lugar nuestra Sinagoga”. Esto trae a la memoria el gozoso “Benedicite” de los tres santos jóvenes entre las llamas del horno: “Cielos y aguas, rocío y escarcha, hielos y nieves, fuegos y colores, luces y tinieblas, relámpagos y nubes, montes y colinas, todo vegetal nacido, pájaros, peces, animales todos, alabad y bendecid al Señor, junto con los hombres de humilde y santo corazón”. Este es el resumen de este canto santo que tanto enseña a los humildes y santos. Podemos orar y merecer el Cielo en cualquier lugar. Lo merecemos cuando hacemos la voluntad del Padre.

            Hoy al amanecer se me ha hecho la observación de que, si todo viene de voluntad divina, también esta quiere el error de los hombres. Es un error, un error además muy difundido. ¿Puede, acaso, un Padre querer que el hijo se haga merecedor de condena? No, no puede. Y, a pesar de ello, vemos en las familias que algunos hijos se hacen tales. Incluso teniendo un padre justo que les señala el bien que hay que hacer y el mal que hay que evitar: ninguna persona recta acusará a ese padre de haber estimulado al hijo al mal.

         Dios es el padre, los hombres son los hijos. Dios señala el bien, y dice: “Mira, te pongo en esta circunstancia para tu bien”; o también, cuando el Maligno y los hombres que le siguen procuran desgracias a los hombres, Dios dice: “Mira, en esta hora penosa, actúa así, de forma que este mal sirva para eterno bien”. Os aconseja, pero no os fuerza. Pues bien, entonces, si uno, aun conociendo lo que sería la voluntad de Dios, prefiere hacer todo lo contrario, ¿se puede decir que tal cosa contraria es voluntad de Dios? No, no se puede.

          Amad la voluntad de Dios, amadla más que a la vuestra, y seguidla contra las seducciones y los poderes de las fuerzas del mundo, de la carne y del demonio. También estas cosas tienen su voluntad, más en verdad os digo que bien infeliz es quien ante ellas se doblega.

         Me llamáis Mesías y Señor. Decís que me amáis y me entonáis alabanzas. Me seguís, y tal cosa parece amor. Y, sin embargo, en verdad os digo que no todos de entre vosotros entrarán conmigo en el Reino de los Cielos. Incluso entre mis más próximos y antiguos discípulos habrá quien no entre, porque muchos harán su voluntad o de la carne, el mundo o el demonio; no la de mi Padre. No quien me dice: “¡Señor!, ¡Señor! Entrará en el reino de los Cielos, sino aquellos que hacen la voluntad del Padre mío; solo éstos entrarán en el Reino de Dios.

           LLEGARÁ UN DÍA EN QUE YO, QUIEN OS ESTÁ HABLANDO, TRAS HABER SIDO PASTOR, SERÉ JUEZ. NO OS CONFIÉIS ILUSAMENTE EN MI ASPECTO ACTUAL. AHORA MI CAYADO CONGREGA A TODAS LAS ALMAS DISPERSAS Y SE MUESTRA DULCE PARA CONDUCIROS A LOS PASTOS DE LA VERDAD;  ENTONCES, EL CAYADO SERÁ SUSTITUIDO POR EL CETRO DEL JUEZ REY, Y MUY DISTINTA SERÁ MI POTENCIA. ENTONCES SEPARARÉ, NO CON DULZURA SINO CON JUSTICIA INEXORABLE, LAS OVEJAS QUE SE ALIMENTAN DE VERDAD DE AQUELLAS OTRAS QUE MEZCLARON VERDAD Y ERROR O SE NUTRIERON SOLO DE ERROR. UNA PRIMERA VEZ Y LUEGO OTRA HARÉ ESTO. 

     ¡AY DE AQUELLOS QUE ENTRE LA PRIMERA Y LA SEGUNDA COMPARECENCIA ANTE EL JUEZ NO SE HAYAN PURGADO, NO PUEDAN PURGARSE DE LOS VENENOS! LA TERCERA CATEGORÍA NO SE PURGARÁ. NINGUNA PENA PODRÍA PURGARLA. HA QUERIDO SOLO EL ERROR, EN EL ERROR PERMANEZCA.

     Pues en ese momento habrá incluso, entre estos, quien gima: “¿Cómo es esto, Señor? ¿No hemos profetizado en tu nombre, no hemos arrojado demonios y realizado muchos prodigios en tu nombre?”. Pero Yo, en ese momento, muy claramente les diré: “Sí, habéis osado revestiros de mi Nombre para aparecer como no erais; habéis querido hacer pasar por vida en Jesús vuestro satanismo. El fruto de vuestras obras os acusa.         

       ¿Dónde están los salvados por vosotros? ¿Dónde se cumplieron vuestras profecías? ¿A que llevaron vuestros exorcismos? ¿Quién fue el cómplice de vuestros prodigios? ¡Oh, si muy potente es mi enemigo, pero no está por encima de Mí, Os ayudó, sí, para aumentar su botín; por obra vuestra se ensanchó el círculo de los que fueron arrastrados a la herejía. 

         Realizasteis prodigios, sí, incluso aparentemente mayores que los de los verdaderos siervos de Dios, que no son histriones que dejan estupefactos a las muchedumbres, sino que son humildad y obediencia que dejan estupefactos a los ángeles.

    Mis siervos verdaderos, con sus inmolaciones, no crean fantasmas, sino que los cancelan de los corazones; ellos, mis verdaderos siervos, no se imponen a los hombres, sino que muestran a Dios a los corazones de los hombres; lo único que hacen es cumplir la voluntad del Padre y llevan a otros a cumplirla (de la misma forma que una ola impulsa a la que precede y atrae a la que la sigue), sin colocarse en un trono para decir: “Mirad”. 

Ellos, mis siervos verdaderos hacen lo que Yo digo, sin pensar sino en hacerlo, y sus obras llevan ese signo mío de paz inconfundible, de mansedumbre, de orden. Por tanto, puedo deciros: “Estos son mis siervos, a vosotros no os conozco, alejaos de Mí, vosotros, obradores de iniquidad”.

    "Esto diré entonces. Tremenda palabra será. Estad atentos a no merecérosla. Id por el camino seguro de la obediencia – aunque sea penoso – hacia la gloria del Reino de los Cielos.
Ahora gozáos vuestro reposo del sábado alabando a Dios con todo vuestro ser. La paz sea con todos vosotros”.

   Y Jesús bendice a la muchedumbre antes de que esta se disperse en busca de sombra, hablando en grupos, comentando las palabras oídas. Con Jesús se quedan los Apóstoles y el escriba Juan, que no habla, pero medita profundamente, escudriñando todos los gestos de Jesús.
    Concluye así el ciclo del monte.





MENSAJE DE JESÚS DEL AÑO 1.995 EN LAS APARICIONES DE PRADO NUEVO DEL ESCORIAL (MADRID)



EL MONASTERIO DEL ESCORIAL, SÍMBOLO DEL
IMPERIO Y DEL CATOLICISMO ESPAÑOLES


    Mensaje muy acorde con la mentalidad de muchos modernos maestros espirituales: Los abanderados del relativismo, y del quietismo: los Queirubines y los Massiánicos, los Hans Küng, y tantos teólogos que quieren a toda costa que la Iglesia se adapte al mundo en que vivimos, cuando es el mundo que se tiene que adaptar a Dios, teólogos que han sido mordidos por la serpiente infernal que les ha inoculado el veneno.

Veneno que en los cuerpos de las víctimas, actúa sobre el sistema nervioso, paralizando sus funciones vitales, ya que no se puede respirar y se muere por asfixia. De la misma manera, paralizan el alma y la anestesian, anulando el santo Temor de Dios, y transformándola en un alma soberbia y quietista, predicando una doctrina de relajamiento y de falta absoluta de pecado y de ofensa a Dios, anulando así las funciones vitales de la misma.

Analogía absoluta con lo reflejado  en "El Evangelio como me ha sido revelado" de María Valtorta, que se ha publicado en reiteradas ocasiones. Se trata del "Evangelio mutilado" en donde se anulan deliberadamente la visión del Dios que el día del Juicio, cuando se transforma en un Juez que ha cambiado su cayado de Pastor por el de un cetro de Rey inexorable y poderoso.


     EL SEÑOR:

    Hija mía, aquí tienes al Cristo Redentor, al Cristo crucificado. ¡Cómo pueden decir los hombres que Cristo no sufre por la Humanidad! Aquí me tienes. Aquí estoy desgarrado por los pecados de los hombres. Los hombres son ingratos y muy pocos  se compadecen de mi pobre corazón. Yo vengo a advertirles y pongo a mi Madre como mensajera para que los advierta; y a cambio de esto recibo ingratitudes y desprecios. ¡Que pocos se compadecen de mi pobre corazón, tan afligido por la Humanidad! Yo sigo mi Pasión porque los hombres ingratos a pasar de mi muerte, no quieren llegar a Mí y aceptar las Leyes  de Dios; por esto falta en mi Pasión, porqué no pude redimir ahí a toda la Humanidad; no porque Yo no quisiera redimirlos, ya que yo bajé a la Tierra para redimirlos, sino que son los hombres que no quieren ser redimidos con mi Sangre.

     ¿Por qué los hombres mutilan mi Evangelio?, muchos de mis pastores lo mutilan. Y el Evangelio consta de un Cristo bondadoso, amoroso, misericordioso, que perdona los pecados; pero también consta de palabras escalofriantes, de un Cristo Juez y Severo para los que no aceptan la voluntad de mi Padre. Son palabras escalofriantes cuando en mi Evangelio digo: “Id, malditos, al fuego eterno que está preparado para Satán y sus secuaces”.

     ¡Como os gusta adornar el Evangelio! No prediquéis el Evangelio que a vosotros os gusta, predicad el Evangelio tal como es; así fue escrito para la salvación de los hombres. ¿Cómo es que lo mutiláis? ¡Ay de aquellos que ocultáis y adornáis las palabras del Evangelio!
   Tenéis que predicar al Dios Amor y Misericordia, pero no os comáis al Dios de la Justicia, al Juez de vivos y muertos.

 ¿Porque ocultáis a los hombres las palabras que hacen referencia ala Infierno?  ¡Que pena de almas…! Yo tengo dicho en el Evangelio: ¡Ay del que quite o añada alguna palabra que no sea la mía! Cuando vienen palabras crudas, las adornáis.

  El hombre se puede salvar por el amor y por el terror. No escondáis al hombre lo que Cristo puso de relieve y dejó escrito; no son solo palabras del Antiguo Testamento, son palabras del Nuevo testamento. Yo vine a implantar el Evangelio, las Leyes, a fundar una Iglesia para que todos los hombres se acercasen a beber de sus fuentes para su salvación; para eso, puse unas Leyes, unos mandamientos. El que cumpla con ellos se salvará. El que sea fiel al Evangelio, entrará en el Reino de Dios.

¿Porqué le decís a los hombres que están salvados, si los salva la Gracia y el Amor, el camino recto y seguro para ir a Cristo? Sed humildes, hijos míos, y no queráis reformar lo que a Cristo tanto le costó para la salvación de los hombres: el Evangelio, tal como es, hijos míos; hay partes dulces y partes amargas; así es la dolorosa muerte y la gloriosa Resurrección. Pero aquí tienes, hija mía al Cristo viviente, desgarrado, clavado, coronado de espinas y sus manos taladradas por los clavos.

¿Quién me pone en este estado? Son los pecados de los hombres (Luz Amparo llora y gime largamente).

Participa conmigo en la agonía, en el Gólgota, en mi Pasión. Para mí, no hay pasado ni futuro. Para Dios hay un presente. Para Dios no hay pasado, repito, hijos míos, ni hay futuro. Para Dios hay un presente. El futuro de los hombres está en mis manos. Si, hija mía mi corazón está desgarrado. Todo mi cuerpo fue desgarrado por los pecados de los hombres y no solo fue desgarrado, sino que siguen desgarrándomelo, hija mía.

¡Ay de mis almas consagradas! ¡Ay de aquellos sacerdotes que no siguen el Evangelio y lo predican a su antojo y se burlan de aquellos que lo hacen como Dios quiere que lo hagan! Las almas fieles de los buenos pastores que son fieles a mi Corazón, les digo: Sed valientes  y predicad El Evangelio como Cristo os lo enseñó; no ocultéis nada, hijos míos.

¡Como no va a estar triste mi Corazón viendo la situación del Mundo, si en el mundo cada vez aumenta más el pecado y los hombres son cada día peores!
Predican el Cristo-Hombre y no el Cristo-Dios. Mi Divinidad se juntó con la Humanidad cuando me hice Hombre para poder adoctrinarlos, pero nunca perdí mi Divinidad. La Divinidad ya existía pero bajó a la tierra y se encarnó en las entrañas de la Virgen María para enseñar a los hombres la Verdad y el camino recto y seguro.

Y yo clamo a la Humanidad: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, y el que venga a Mí, tendrá la Vida Eterna”. Pero ¿Cuántos vienen a Mí, hija mí? ¡Son tan pocos y su vida es tan poco valiente y tan superficial…!

 La Stma.Vírgen dijo:

Hija mía, mira a mi Hijo. Yo fui corredentora con Él, y lo sigo siendo porqué mi corazón sigue aún sufriendo por culpa de los pecadores. Solo vengo a recordar a los hombres que el Evangelio ya está escrito; que lo prediquen y practican tal como es, que ni lo mutilen, que no lo recorten.

¡Ay, sacerdotes tan amados de mi Corazón y del de mi hijo!, tened compasión de estos pobres Corazones que tanto os aman, y que vosotros, muchos de vosotros, pagáis con ingratitudes y con desamor; buscad a Dios y no os retiréis del camino de la Luz. Pensad que la Luz alumbra y la tiniebla ciega. La palabra sin obras no sirve, pero las obras sin palabras y sin oración  tampoco tienen mérito ante la Divina Majestad de Dios.

Ya te enseñé, que tenías que ver a Dios en los hombres, pero que no veas a Dios en los hombres, porque los hombres no son Dios. Un día, y si son capaces de aceptar mi Gracia, llegaré a interceder por ellos en la Puerta de los Cielos, como ahora pido a mi Hijo para los pecadores, para que Dios los haga Dioses. Amaos los unos a los otros, como hijos míos, os pido, queridos hijos, que tengáis, aunque sea un poco, misericordia de nuestros Corazones. Hace muchos años que mi Inmaculado Corazón viene avisando a los hombres y estos se quedan sordos y mudos.

Amparo:

Jesús, Jesús, yo quiero amarte por los que no te aman. Yo pediré para todos los sacerdotes para que sean fieles. Yo no quiero que sufras. Yo quiero compartir contigo, Jesús… (Sollozos de Amparo).

El Señor:

Si, hija mía, por eso escojo almas víctimas para ayudar a los pobres pecadores. (Pausa prolongada con sollozos de Luz Amparo).

Amparo:

Jesús, que los hombres te vean, que no pareces ni Tú.

El Señor:

¿No sabes que me vieron en aquellos tiempos? Y muchos se salvaron y otros se condenaron. Si me volvieran a ver, pasaría lo mismo; por esto no se puede decir que todos los hombres están salvados, porqué si fuera cierto que todos se iban a salvar, era inútil la creación de la Tierra, lo que fue necesario para que los hombres se salvaran con sus oraciones y sacrificios para la remisión de sus pecados.

Repito que soy el Dios del Amor, de la Misericordia y de la Justicia, pero también soy el supremo Juez; que nadie se asuste por esas palabras, son palabras del Evangelio, no las ocultéis, hijos míos. Y si alguien os predica lo contrario, que sea anatema. El Evangelio hay que predicarlo desde el dolor hasta la Gloria.


La Santíma. Virgen:

Sed muy humildes, hijos míos, y amad mucho a nuestros Corazones. Yo seguiré derramando Gracias para los pobres pecadores. ¡Cuantas almas se han salvado en este lugar, y mis pastores no quieren aceptarlo! Pero,  hijos míos, no seáis soberbios. Yo me manifiesto a los humildes y les comunico mis palabras, y rechazo a los soberbios y a los poderosos.

Besa el suelo, hija mía, en reparación de tantos y tantos pecados que se cometen en el Mundo.

Levantad todos los objetos, todos serán bendecidos con bendiciones especiales para los pobres pecadores. Amaos y amad a Dios con todo vuestro corazón. Amad a la Iglesia, amad al Santo Padre y a los representantes de la Iglesia.

Todos los objetos han sido bendecidos con bendiciones especiales para la salvación de las almas.

Os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice, por medio del Hijo y con el Espíritu Santo.