MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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lunes, 24 de septiembre de 2012

EL REGRESO DE LOS SETENTA Y DOS PROFECÍA SOBRE LOS MÍSTICOS FUTUROS.


FOTOGRAFÍA DE LA GRAN MÍSTICA ITALIANA
 MARÍA VALTORTA

          Extraordinario relato de Jesús con sus discípulos, en donde los 72 le relatan sus peripecias cuando, mandados por Él, fueron a predicar al pueblo de Israel, estos acontecimientos son un “ensayo”, de lo que ocurrirá en los siglos futuros, cuando los misioneros tendrán que enfrentarse sin su presencia material, con los paganos.

Profunda enseñanza teológica acerca de las posesiones: un poseso liberado por Jesús, vuelve a ser poseído sin liberación posible, por no haber hecho caso a sus recomendaciones.

 Demostración de cómo Jesús actuara místicamente en los  siglos futuros, inspirando a las almas de sus predicadores y misioneros, para propagar la Buena Nueva, y de como el ardiente  deseo de las almas de la Palabra de Dios, - “No solo de pan vive el hombre, pero  también de toda palabra que sale de la boca de Dios”- atrae al Espíritu Santo, y esa sed, que infundio Dios en las almas, que fueron creadas para ese fin, trae consigo sus siete dones, que son toda la “potente artillería” necesaria para triunfar de las acechanzas de los tres enemigos del alma que son Mundo, Demonio y Carne, esas armas invencibles son: Ciencia, Consejo, Fortaleza, Inteligencia, Piedad, Sabiduría y Santo Temor de Dios.

Esas siete potentes armas, manejadas por un extraordinario General, que es nuestro Ángel de la Guardia, puesto por el Gobierno celestial de Dios, va empleando cada una de ellas, según las necesidades de cada momento del combate, van siempre unidas entre sí, ya que no se puede tener una sin poseer a las otras, son las condiciones “suficientes y necesarias”, como se dice en la ciencia matemática para solucionar el “teorema” de la Salvación. Sin esta ayuda divina, el alma no tendría nunca la fuerza necesaria para triunfar de sus enemigos, por eso dijo Jesús a la pregunta de ¿Y entonces quien podrá salvarse? “Para vosotros es imposible, pero Dios todo lo puede”

Profecía sobre los místicos futuros, que son los que mantendrán viva a la Iglesia, a pesar de las persecuciones desde fuera, de las herejías internas, y de la apatía de cierta Jerarquía que poco a poco intenta abandonar la Doctrina verdadera, son las traiciones a Jesús de parte de los renegados, los cuales con la ayuda de Satanás, la asaltarán para intentar destruirla.


DEL POEMA DEL HOMBRE DIOS DE 
MARÍA VALTORTA


 En el largo crepúsculo del sereno día de Octubre, regresan los setenta y dos discípulos, con Elías, José y Leví. Cansados, llenos de polvo… ¡Pero, cuán dichosos! Dichosos los tres pastores por poder ya servir libremente al Maestro; dichosos también de estar – después de tantos años de separación – unidos a sus compañeros de antaño; dichosos los setenta y dos, por haber desarrollado bien su primera misión: los rostros resplandecen más que las lamparillas que iluminan las cabañas construidas para este numeroso grupo de peregrinos.

(…) Aislados del runrún de la multitud, después de orar en común, informan a Jesús más ampliamente de cuanto no habían podido hacer antes en medio de unos que iban y otros que venían. Se revelan asombrados y contentos, mientras dicen: “¿Sabes, Maestro que por la fuerza de tu nombre hemos dominado no sólo a las enfermedades sino incluso a los demonios? ¡Qué cosa, Maestro! ¡Nosotros, nosotros, unos pobres hombres, por el solo hecho de que nos habías enviado Tú, podíamos liberar al hombre del espantoso poder de un demonio!…” y narran muchos casos sucedidos en uno y otro lugar. Solo de uno dicen: “Sus familiares, para más exactitud su madre y unos vecinos, le trajeron a la fuerza en nuestra presencia. 

Pero el Demonio se burló de nosotros diciendo: “He vuelto aquí por voluntad suya, después de que Jesús Nazareno me había expulsado, y ya no me vuelvo a marchar de él, porque me ama más a mí que a vuestro Maestro y me ha buscado de nuevo”. Y, de repente, con una fuerza irresistible, arrancó al hombre de las manos del que lo sujetaba y le arrojó por una escarpada. Corrimos a ver si se había espachurrado. ¡Qué va, hombre! Corría como una joven gacela, profiriendo blasfemias y palabras burlescas que ciertamente no eran de este mundo… Sentimos compasión de la madre… ¡Pero él! ¡Pero él! ¿Pero puede hacer eso el demonio?”.

“Eso y más todavía”, dice afligido Jesús.
“Quizás si hubieras estado Tú…”.

“No. A ese hombre le había dicho: “Ve y no quieras volver a caer en tu pecado”. Ha querido. Era consciente de querer el Mal. Y ha querido. Está perdido. El que sufre posesión por su primitiva ignorancia es distinto del que se deja poseer sabiendo que, haciéndolo, se vende de nuevo al demonio. No habléis de él. Es un miembro amputado sin esperanza. Es un voluntario del Mal. 

Alabemos más bien, al Señor por las victorias que os ha dado. Yo sé el nombre del culpable y los nombres de los salvados. Veía a Satanás caer del Cielo como un rayo por vuestro mérito unido a mi Nombre. Porque he visto también a vuestros sacrificios, vuestras oraciones, el amor con que ibais a los desdichados para cumplir lo que Yo había indicado. Habéis obrado con amor y Dios os ha bendecido. Otros harán lo mismo que hacéis vosotros, pero sin amor, y no obtendrán conversiones… mas no os alegréis de haber dominado a los espíritus, alegraos porque vuestros nombres están escritos en el cielo. No los borréis jamás de allí…”.


“Maestro, ¿Cuándo vendrán esos que no van a obtener conversiones? ¿Quizás cuando ya no estés con nosotros?” pregunta un discípulo que desconozco.
“No, Agapo. En todo tiempo”.
“Es decir, ¿incluso mientras nos adoctrinas y nos amas?”.
“Si. Amaros, os amaré siempre, aunque estéis lejos de Mí. Mi amor llegará siempre a vosotros y lo sentiréis”.
“¡Es verdad! Yo lo sentí una tarde que estaba preocupado por no saber que responder a las preguntas de uno. Ya estaba para marcharme avergonzado. Pero me acordé de tus palabras: “No temáis. En su momento se os darán las palabras que habréis que decir”, y te invoqué con mi espíritu. Dije: “Sin duda Jesús me ama, así que pido el auxilio de su amor” y me vino el amor… como un fuego, una luz… una fuerza… El hombre estaba frente a mí, y me observaba y me sonreía maliciosamente con ironía haciendo guiños a sus amigos; se sentía seguro de vencer la disputa. Abrí mi boca y fue como un torrente de palabras que salía con gozo de mi necia boca. Maestro, ¿Viniste realmente o fue una ilusión? No lo sé. Sé que al final, el hombre – y era un escriba – se ha arrojado a mi cuello, diciendo: “Bienaventurado tú y quien te ha conducido a esta sabiduría”. Me pareció una persona deseosa de buscarte. ¿Vendrá?”.

“La idea del hombre es lábil como palabra escrita en el agua, su voluntad se mueve como ala de golondrina que revolotea en busca de la última comida del día. De todas formas, ora por él… Y… si, fui a ti; y como tú, me tuvieron también Matías y Timoneo, Juan de Endor, Simón, Samuel y Jonás. Quien advirtió mi presencia, quien no la advirtió; pero he estado con vosotros, y estaré con quien me sirva en amor y verdad, hasta el final de los siglos”.

“Maestro, no nos has dicho todavía si entre nosotros habrá personas sin amor…”.
“No es necesario saberlo. Sería falta de amor por mi parte indisponeros hacia un compañero que no sabe amar”.
“¿Pero hay? Esto sí lo puedes decir…”.
“Hay. El amor es la cosa más sencilla, dulce e infrecuente que hay; no siempre arraiga, aunque haya sido sembrado”.
“¡Pero si no te amamos nosotros, ¿Quién te puede amar?!”.
Casi hay indignación en los apóstoles y discípulos, que se alborotan descontentos, por la sospecha y el dolor.

Jesús baja los párpados y con sus ojos, vela también su mirada para no señalar a nadie. Eso sí, hace un gesto de resignación, el gesto dulce y triste de sus manos, que se abren con las palmas hacia arriba: “Así debería ser. Pero no es así. Muchos todavía no se conocen. Pero Yo sí los conozco, y siento compasión de ellos”.

“¡Oh! ¡Maestro! ¡Maestro! ¡¿No seré yo, ¿eh?!” pregunta Pedro, mientras se pega literalmente a Jesús, aplastando al pobre Margziam entre si y el Maestro, y echa sus brazos cortos y robustos a los hombros de Jesús, y le agarra y le menea, enloquecido por el terror de ser uno que no ama a Jesús.

Jesús abre sus ojos luminosos, a pesar de estar tristes, y mira al rostro interrogativo y aterrorizado de Pedro, y le dice: “No, Simón de Jonás, tú no eres; tu sabes amar y sabrás amar cada vez más; tú eres mi Piedra, Simón de Jonás, una buena piedra, sobre la cual apoyaré las cosas que más quiero, y estoy seguro de que las sostendrás imperturbable”.
“¿Y entonces?”, “¿yo?”, “¿yo?”. Las preguntas se repiten de boca en boca, como el eco.
“¡Calma! ¡Calma! Estad tranquilos y esforzaos en poseer todos el amor”.

“Pero, de nosotros, ¿Quién sabe amar más?”.

Jesús extiende su mirada (una caricia sonriente) a todos… luego baja su mirada y la posa en Margziam, que sigue apretado contra Él y Pedro y, apartando un poco a Pedro y poniendo el niño de cara a la pequeña muchedumbre, dice: “Este es el que más sabe amar de vosotros. El Niño. No os acongojéis, de todas formas, los que tenéis ya barba en la cara e hilos canos en los cabellos. Todo el que renace en Mí, se hace un niño” ¡Marchaos en paz! Alabad a Dios, que os ha llamado, porque verdaderamente veis con vuestros ojos los prodigios del Señor: Bienaventurados los que vean lo que vosotros veis. Porque os digo que muchos profetas y reyes anhelaron ver lo que vosotros veis y no lo vieron, y muchos patriarcas habrían querido saber lo que vosotros sabéis y no lo supieron, y muchos justos habrían querido escuchar lo que vosotros oís y no pudieron escucharlo. Mas, de ahora en adelante, los que me amen sabrán todo”.
“¿Y después, cuando te vayas, como dices?”.

“Después hablaréis vosotros por Mí. Y luego… ¡Oh, las grandes formaciones de mis pequeños-grandes! ¡Ojos eternos, mentes eternas, oídos eternos! ¿Cómo explicaros a vosotros que estáis en torno a Mí, lo que será este eterno vivir – más que eterno, sin medida – de los que me amarán y por Mí serán amados hasta el punto de abolir el tiempo, y serán los “ciudadanos de Israel” – aunque vivan cuando ya Israel no sea sino un recuerdo de Nación -, los contemporáneos de Jesús vivo en Israel? Estarán conmigo, en Mí, hasta el punto de conocer lo que el tiempo ha borrado y la soberbia ha confundido, ¿Qué nombre les daré? Vosotros Apóstoles, vosotros, discípulos, los creyentes, serán llamados “cristianos”.

 ¿Y estos? ¿Qué nombre tendrán estos? Un nombre conocido solamente en el Cielo. ¿Qué premio tendrán ya en la Tierra? Mi beso, mi Voz, el calor de mi carne. Todo, todo, todo Yo mismo. Yo, ellos. Ellos, Yo. La comunión total… Podéis iros. Yo me quedo aquí a deleitar mi espíritu  con la contemplación de mis futuros conocedores y amantes absolutos. La paz sea con vosotros. 





sábado, 22 de septiembre de 2012

LA BELLEZA Y LA FEALDAD FÍSICAS SON LA IMAGEN DE DIOS Y DE SATÁN



En la Sagrada Biblia, todos los cuadrúmanos son declarados animales impuros.



Comentario de Jesús a María Valtorta, que era la lectura favorita de Teresa de Calcuta, y cuya lectura estaba recomendada por el Padre Pío de Pietrelcina, reflexiones acertadas para la mentalidad actual, las cuales desmontan la teoría darwiniana, que enseña que el hombre desciende del mono, y que quiere hacernos creer que el mono es un ser humano como nosotros, llegando hasta la aberración de algunas personas pidiendo insistentemente para que el chimpancé esté clasificado en la categoría de ser humano, y la sustitución de su denominación actual como simio. Y aquí se antepone la belleza y la armonía del ser humano, creado a la imagen de Dios, a la desfachatez del mono, creado así porque no estaba destinado a contener el espíritu inmortal.

Y esa diferencia entre la belleza del ser humano y la del cuadrumano, es también imagen de la diferencia entre el pecado y la virtud, que hoy día la gente no sabe ya distinguir, y atribuye su gusto a Dios, diciendo que Él no hace diferencia alguna entre esos dos atributos, y que quiere de la misma manera al más sádico pecador como al más virtuoso y abnegado de todos los hombres.

Y este es el mayor triunfo espiritual de Satanas: No hay diferencia entre Judas y Juan, por esa razón no existe ya ni el pecado, ni la Virtud, ni el Cielo ni el Infierno, ni Satán, ni los ángeles, ni la jerarquía angélica ni la humana: Es la teoría marxista que ha causado masacres, sufrimientos, injusticias, atrocidades y que ha llevado a las economías al desastre allí donde se ha implantado.

Y así, la humanidad actual, al no ver diferencia alguna entre el pecado y la virtud, uno de los mayores logros de Satanás, tampoco ve diferencia alguna entre la belleza y la fealdad, conceptos que son imagen y semejanza uno del otro.Y todo esto se ve perfectamente reflejado en todas las obras de arte actuales, las cuales, comparadas con las antiguas, son suma pobreza y fealdad, y reflejan perfectamente la mentalidad espiritual actual, que se traduce en el exterior en la mentalidad material. 

Y aquí está explicada de una manera magistral lo que la mayoría de los maestros espirituales y consagrados confunden: los dos tipos de amor al prójimo: el amor unitivo que hay que tener a los Santos y a las personas virtuosas, y el amor de compasión que tenemos que tener hacia los más siniestros pecadores, porque esa es la única manera que existe para lograr un posible cambio de conducta de un pecador, y además esa es la voluntad de Jesús-Dios. Lo que no llevan a entender casi nadie es porque en este mundo los mártires perdonan a sus verdugos, porque cualquier persona será perdonada de sus pecados en la medida que ellos perdonan a los que les ofenden.

Sin embargo en el Apocalipsis, los mártires piden Justicia a Dios contra sus verdugos, y eso es porque han pasado de este mundo en donde aún existe la Misericordia de Dios, a un mundo eterno, donde se ejerce la Justicia, ya que la Misericordia ya ha tenido lugar y unos la han sabido aprovechar, mientras que otros la han rechazado.

Dice Jesús en este escrito: "Si había algo penoso para Mí, era el contacto con los impuros. Mi ser se alegraba cuando estaba rodeado como una guirnalda por la inocencia. Recordad que había dejado a los Ángeles para descender entre los hombres. Los niños impedían que añorara a los Ángeles. Más Yo había venido para salvar a los pecadores. Pero, ¿cómo los iba a salvar si los despreciaba y rehuía?"



De los cuadernos de María Valtorta 
(30 de Mayo de 1.944)



Dice Jesús:

[…] En el libro de Judit has leído lo siguiente: “…da firmeza a mi espíritu para despreciarle y fuerza para abatirle y ello será un monumento para tu Nombre”. Basta, lo demás no tiene que ver con la lección.
Solo hago observar que para el que persigue un recto fin, se convierte en bueno también lo que, sin ser pecado, implica debilidades que incitan al pecado cuando se las concede al yo para su propia satisfacción.
La belleza es algo bueno, si se sabe valorizar. La belleza es uno de los dones que Dios les ha dado a los progenitores. Ellos reflejaban la Perfección – que era purísimo espíritu – que les había creado. Y aunque el hombre no podía todavía ser totalmente puro espíritu como su Creador, podía testimoniar el origen del que provenía – y, efectivamente, Dios quiso que así fuese – con la perfección de un cuerpo armonioso y bellísimo, un verdadero vaso viviente para contener un espíritu sin mancha alguna de culpa. Con ella se hacía pedazos la teoría según la cual descendía de un cuadrumano.

Venís de Dios y no de una bestia que la antigua ley mosaica definía “inmunda”. Recordad esto. “Entre todos los animales cuadrúpedos, serán inmundos los que caminan sobre las palmas de las manos”.

Por lo tanto, hay que admirar la belleza en vuestro semejante, alabando al que le dio al hombre esas formas hermosas, por encima de todos los animales, y no se debe usar la belleza por vanidad sino para fines buenos como lo hizo Judit. Es culpable adornarse para seducir y pervertir, y también hacerlo únicamente por presunción u ostentación de riqueza. Más, cuando, con el costado torturado por el cilicio y el cuerpo mortificado en la penitencia, saben usarse las formas y las riquezas para un fin recto, entonces el medio se eleva a santidad.

Yo lo he dicho: “Cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro para que no se advierta que ayunes y lo sepa solamente tu Padre. Y así lo he hecho, porque jamás he dicho palabras que antes no hubiera puesto en práctica en toda mi vida. Y habiendo obrado así, fui acusado de amigo de publicanos y pecadoras, amante de los convites y las fiestas.

Si había algo penoso para mí, era el propio bullicio de un convite y la algarabía de una fiesta. Me nutría para vivir. No hacía del alimento “la alegría de vivir”, como hacen muchos. Y mucho más grato que el fastuoso ágape en que la humana curiosidad y el implacable rencor me observaban y me espiaban, era para Mí, el pan comido a lo largo de la herbosa ribera, bañando mis labios en el agua pura del arroyo, sentado en el medio de las flores del campo, a la sombra de un árbol, que era morada para los pajarillos que el Padre socorre, y entre mis amigos-discípulos.

Si había algo penoso para Mí, era el contacto con los impuros. Mi ser se alegraba cuando estaba rodeado como una guirnalda por la inocencia. Recordad que había dejado a los Ángeles para descender entre los hombres. Los niños impedían que añorara a los Ángeles. Más Yo había venido para salvar a los pecadores. Pero, ¿cómo los iba a salvar si los despreciaba y rehuía?

Pues bien, Judit usa y valoriza su belleza y su riqueza con un fin santo. Y, al aumentar sus ocultas penitencias, para agradar a Dios, aumenta el hechizo para agradar al hombre y truncarle “con su misma espada” la sensualidad que fue el arma que mató a Holofernes más aún que su espada de tirano.
María, todas las criaturas tienen su tirano: los sentidos, el mundo, el prójimo, el demonio.
¡Cuántos tiranos se albergan en el prójimo! Están los que oprimen, que envidian, los que condenan injustamente. Y, sin embargo, por amor hacia Mí, hay que amar a este prójimo, aunque sea malvado.

Están los sentidos, como un pulpo que resurge siempre para arrastrar con sus tentáculos al abismo. Está el demonio, verdadera medusa que emplea su mirada para hipnotizar a las criaturas de Dios y perderlas. ¿A quién pedir ayuda contra estos enemigos? Hay que pedirla a Dios: “Da firmeza a mi espíritu para despreciarle y fuerza para abatirle”.

El alma fiel dice: “Yo, por mí misma, no soy nada. Por mi misma nada puedo. Dado que te amo, quisiera agradarte y vencer. Pero soy débil en mis propósitos, débil para luchar. Pero Señor, si Tú me ayudas, sabré resistir y vencer”.
¿Puede negar Dios ayuda a un hijo que se la pide? No; Él se pone a su lado y, justamente porque sois débiles pero fieles, justamente porque sois nada, pero lo reconocéis, os infunde fuerza y firmeza, os inculca a Sí mismo. ¿Qué podéis temer, si Dios está con vosotros?

¿Por qué Dios os ayuda de este modo? Lo hace por amor, esto ante todo. Y lo hace además porque cada victoria del hombre que se encamina en el Bien y se encamina para pertenecer a Dios- Perfección, es un monumento para el santo Nombre de Dios.
Cada hombre que llega a ser santo, es un monumento a la bondad, al poder, a la soberanía de Dios, para que reconozcan que Él es el Potente y que sobre Él no hay nada más grande.
Ve en paz”.






viernes, 14 de septiembre de 2012

EL VALOR INFINITO DE LA ORACIÓN HACIA LOS ENEMIGOS: EL DIVINO RAYO QUE SALE DEL COSTADO ABIERTO DE CRISTO





Extraordinaria explicación de Jesús sobre el valor de la oración hacia los enemigos: valor infinito que transforma el alma humana en la imagen perfecta de Jesús que rezó por sus verdugos desde la Cruz. Advertencia de la nueva visión que tendremos de nuestros enemigos actuales, cuando estemos en el Reino de Dios, los veremos como el medio que ha servido para evitarnos la condenación eterna, y poder alcanzar la Gloria que estaba predestinada para los elegidos.

Por eso, el sufrimiento es el medio que ha puesto Dios en este mundo para transformar nuestra alma desde su creación: un espíritu infantil, inocente y sin formación alguna, hasta llegar a ser un alma fuerte y viril: capaz de discernir entre el bien y el mal, entre el pecado y la Virtud, porqué el conocimiento; la sabiduría y la fortaleza se adquieren en la debilidad, en la pena y en el sufrimiento tomados sin acritud, y obedeciendo a la Ley de Dios. Lo mismo ocurre con el organismo de un niño recién nacido, que tiene que crecer y desarrollarse, aprender para ejercitarse y así poder llegar a ser un hombre preparado para enfrentarse a todos los problemas que va a encontrar en su vida de adulto.

De los Cuadernos de Mª Valtorta
(Dictado del 20 de Enero de 1.944)


Dice Jesús:-

Cada una de las penas superadas sin doblegarse aumenta la unión con el Cielo. Recuérdalo. Allí todo se ve con una nueva luz. Aún a esos, a quienes ahora deberíais amar solo por amor mío (pues su conducta te impulsa, dada tu naturaleza, a no amarlos) allí les amarás por amor tuyo, pues los verás como los medios por los cuales has obtenido el infinito Tesoro que Yo significo.

La última oración de los mártires era para sus verdugos, para que estos alcanzaran la Luz. La última oración de los santos era para sus opresores, para que estos alcanzaran la Caridad.

No sabes, ¡Oh no lo sabes!, mas Yo te lo diré. En muchos superiores de los conventos, a pesar del hábito talar que significaba la renuncia a la carne, persistió una naturaleza tal que les llevaba a la soberbia y por lo tanto, hacia la falta de caridad hacia sus subordinados; fueron capaces de arrepentimiento y a través de el, llegaron a un renacimiento espiritual - que es el comienzo del nacer para el Cielo – justamente gracias a las oraciones de un “santo” de su propio ambiente, que retribuyó sus durezas e injusticias con actos de sobrehumano amor, y rezó y sufrió por la redención de ese corazón que tan escaso amor les dispensaba. Ahora, en el Cielo, mis ángeles ven que el oprimido y el opresor están vecinos y no predomina el opresor sino el oprimido qué, como un padre amoroso, mira con júbilo al que salvó y que ahora ha entrado en la Vida eterna gracias a su verdadero amor.

La luz de estos espíritus que salvaron a sus torturadores es una luz especial y proviene del rayo de mi costado abierto de mi corazón, que en la cruz rezó por quienes lo crucificaron, pues los que rezan por quien les hacen sufrir son semejantes a Mí, que recé por mis verdugos.

Ten confianza en Mí, que todo lo veo, y paciencia hacia los demás, hacia las cosas que se ensañan contra vosotros. La recompensa es tan grande, que merece todos los sacrificios. Y no tardará en llegar.

No te abatas. Deja que los demás sean como quieren ser. Tú sé mía y basta. O mejor, reza – que es la caridad más grande – para que los demás sean lo que Yo quiero que sean. Y sé siempre mía. Ve en paz. Te bendigo.







lunes, 10 de septiembre de 2012

LA TREMENDA LUCHA ENTRE DIOS Y EL ESPÍRITU DEL MAL, PARA APROPIARSE DE LAS ALMAS


La tremenda lucha contra el espíritu del mal




Y encima llaman Iglesia Peregrina a la Iglesia Militante.


                En el mundo actual, he encontrado toda una serie de personas, y lo más grave consagrados y sacerdotes, que no creen ni en las posesiones, (que dicen que son enfermedades mentales), ni en los exorcismos (que dicen que ¡son debidas al efecto placebo!). No hay duda alguna que estos individuos nunca sufrieron persecuciones como son ataques indirectos,  situaciones en las cuales, el demonio aterroriza a los que aman a Dios, y que predican su Doctrina con Santo temor, sin hablar de los ataques directos como los que sufrieron los grandes Santos como San Pablo, San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, el Santo Cura de Ars, el Padre San Pío de Pietrelcina, y tantos más.

                    Son individuos pues, sin emitir ningún juicio, solo por pura lógica, que no solo no han recibido ningún ataque indirecto, ni directo, pero que además, tampoco han estado sometidos a grandes tentaciones, ya que para ser Santos, hay que sufrir la persecución de Satanás, y aún así, mantenerse fieles. Como está escrito al final de este escrito de los Cuadernos de María Valtorta de 1.944.

                  Lo que sí es de sobra conocido, es que el enemigo ataca a los Santos porque no los tiene a su alcance, y deja tranquilos a los mediocres porqué los tiene a su merced, por eso los primeros creen firmemente en la acción del demonio, y los otros no.



             Y la explicación del por qué, es bien evidente: El hombre tiende a juzgar todos los acontecimientos según su manera de ser: y así, el borracho se cree que todo el mundo bebe, el ladrón cree que todo el mundo roba, y el que es mediocre en la fe, se cree que todos lo son, y los que no están de acuerdo con él son unos fanáticos.

             Por esa razón, el que nunca ha sido sometido a los embistes del demonio, se cree que nadie lo ha estado, y que por eso, el demonio no existe, y es una pura invención de los que no son como él.

                 Y aquí se denota una falta grave, el horrendo pecado de Satán, la soberbia que le induce a algunos que se hacen llamar "teólogos" a colocarse por encima del mismo Dios: Al creer que el mundo gira alrededor de ellos, llegan a convencerse de que todas las interpretaciones antiguas, que son distintas a las suyas están equivocadas, y que hay que volver a adaptarlas a su modo de ser.
  

Dice Jesús respondiendo a ciertas reflexiones mías:

              “Lucifer es inteligentísimo, además de ser astuto, emplea la astucia para urdir acechanzas, pero emplea la inteligencia para pensar si puede arruinar a una criatura y cuándo y como puede hacerlo y por lo tanto apenarme. Puedes estar segura que jamás derrocha su tiempo.

               Y como tiene mucho que hacer en la numerosa población del globo, por más que sea omnipresente en la Tierra y por más que la exigua atención del hombre y su escasa voluntad hacia el bien conviertan la ya enorme potencia de Lucifer en casi omnipotencia sobre las criaturas, tiene que calcular bien su tiempo y no perder un minuto para trabajar con provecho. Con el nefasto provecho de colmar sus cofres infernales con los tesoros que le roba a Dios, es decir, las almas.

              En verdad, es un incansable trabajador. En lo alto, el Incansable obra el bien para vosotros. En las profundidades, el incansable obra el mal para vosotros. Y en verdad te digo que este es más afortunado que Dios. Sus conquistas son más numerosas que las mías. Mas como puedes comprender bien por la premisa, aun siendo astuto e inteligente, estando tan atareado no puede concederse el lujo de ocuparse de todos en igual medida. Y no se lo concede.

             ¡Oh, aunque lo sea en el ámbito del mal, es un asceta de la idea que persigue, está entregado por completo a ella, no se distrae, no se aviene a transacciones ni a desfallecimientos ni a postergaciones! ¡Oh, hombres, si vosotros fuerais en cuanto al  bien lo que es Satanás en cuanto al  mal! Más no lo sois.

             Cuando una criatura nace a la inteligencia, Lucifer se ocupa poco de ella; se limita a observarla escudriñándola como a un probable chivo de su rebaño infernal en el futuro. Pero a medida que la criatura comienza a saber pensar, a saber emplear su voluntad, es decir cuando ya ha pasado los siete años, Lucifer aumenta sus atenciones y empieza su adoctrinamiento.

             El  ministerio angélico instruye y conduce a los espíritus con palabras de luz. El ministerio satánico instruye e instiga a los espíritus con palabras de tinieblas. Es una lucha interminable. Que venza o pierda el uno, que venza o pierda el otro, el ángel de la luz y el ángel de las tinieblas combaten en torno a un espíritu hasta el último minuto de su vida mortal, para arrebatarse recíprocamente la presa, el uno para devolvérsela a su Señor, en la luz, luego de haberla tutelado por todo su día terrena; el otro para arrastrarla en las tinieblas si, por último la victoria fue suya.

              Mas entre esos dos que combaten, hay otro ser que, en el fondo es el personaje más importante: está el hombre por el cual los dos combaten. Está  el hombre libre de seguir su voluntad y dotado de inteligencia y razón, munido de la fuerza incalculable de la Gracia, que le han concedido el Bautismo y que los Sacramentos le mantienen y le aumentan.

             Como tú sabes, la Gracia es la unión del alma con Dios. Por este motivo tendría que daros una fuerza tal que os hiciera inaferrables e incorruptibles ante las insidias y corrupciones satánicas, puesto que la unión con Dios tendría que convertiros en semidioses. Mas para permanecer siendo tales hay que quererlo; hay que decirle a Satanás y a si mismos: “Yo pertenezco a Dios y quiero ser solo de Dios”. Por eso es necesario obedecer los preceptos y consejos; por eso es necesario un esfuerzo continuo para seguir, perseguir, conquistar el bien, un bien cada vez mayor; por eso es necesario observar absoluta fidelidad y constante vigilancia; por eso es necesario heroísmo para vencerse a sí  mismos y vencer lo exterior, frente a las seducciones de la concupiscencia trina y en sus múltiples aspectos.

              Pocos, muy pocos, excesivamente pocos, saben hacer estas cosas. Entonces, ¿qué pasa? Entonces, Satanás se ocupa poco de ellos, que pueden ser capturados fácilmente, cuando el lo quiera y que, una vez capturados, se encuentran inertes, sin intentar huir. Actúa con ellos como el gato con el ratón. Les coge,  les aprieta un poco, les aturde y luego los deja, limitándose a propinarles un nuevo zarpazo, un nuevo mordisco, si advierte la señal de una tímida fuga. Pero hace sólo eso. Sabe que son “suyos” y no pierde mucho tiempo por ellos ni usa mucha inteligencia.

             ¡En cambio con los “míos”, con los “míos” es otra cosa! Los “míos” son la presa que aguijonea sobremanera su hambre maligna. Son los “inaferrables”. Y Satanás, como un cazador experto, sabe que es meritorio capturar la presa difícil. Son la “dicha” de Dios y Satanás festeja mucho cuando puede darle un dolor a Dios, cuando puede ofenderle y desilusionarle. Vive de odio. Del mismo modo que Dios vive de Amor. Él es el Odio así como Dios es el Amor  El odio es su sangre así como el Amor es la mía. He aquí por qué multiplica los cuidados y la vigilancia en torno a uno que es “mío”.

             Entrar en una fortaleza desmantelada es un juego de niños. No le interesa al cruel  rey del Infierno. Le interesan las fortalezas de Dios, las rocas puras y lisas, límpidas como el cristal, resistentes como el acero, que llevan esculpido en todas partes, aún en las honduras más profundas, el Nombre más santo: el nombre de Dios. Es más propio de esas profundidades, el nombre filtra como un fluido que emana desde lo íntimo hacia el exterior. Es el nombre que aman, que sirven, que pronuncian, con el espíritu en adoración, a cada latido de su corazón. Por eso el gozo de Satanás consiste en cogerles, en cogeros, en arrebataros a Mí, en borrar ese Nombre de vuestro ser trino, hecho de espíritu, carne y razón, y hacer de vosotros que sois las flores de mi jardín, inmundicia para su infierno y luego reír, arrojando su risa blasfema contra el  trono divino, reír por su victoria sobre el hombre y sobre Dios.

              Cuanto más sois “míos”, más se empecina en haceros suyos. Y como en vosotros existe una voluntad y una vigilancia asiduas, el, el Astuto, no os sigue y persigue con el método que emplea para los demás. Por el contrario, os ataca a traición, manteniendo distancias cada vez más largas, en los momentos más imprevisibles y con los motivos más inesperados. Se aprovecha del dolor, de la necesidad, del abandono, de las desilusiones y se abalanza como una pantera sobre vuestra desconsolada debilidad, sobre vuestra atónita debilidad de ese momento con la esperanza de venceros esta vez para rehacerse de todas las veces que le habéis vencido.

              ¿Cuáles son sus medios? Son infinitos. ¿Cuál es su método? Es uno solo: la dulzura benévola, engañosa, la palabra meditada y calma, la apariencia de un amigo que ayuda, que está dispuesto a ayudar.

              ¿Ya has sufrido estos asaltos? Los sufrirás aún, serán numerosos y cada vez más astutos. ¡Oh, que rencor hacia Mí y hacia ti! Cada vez más sufrirás estos asaltos y serán tan sutiles que lograrán engañar hasta el más listo. 


              Quiero decir “listo” desde un punto de vista humano pues, ¡sonríe, oh alma que amo!, la sencillez que está impregnada totalmente de Dios, y que así se conserva, es impenetrable a cualquier sutileza.


              Los asaltos herirán tu carne. Mas la cicatriz que marca la carne representa el  honor del soldado y afirma: “Esta señal es la prueba de una batalla viril”. Y cuanto mas la carne del soldado está marcada por estas señales, tanto mas el mundo se inclina ante ese valiente. En las batallas espirituales sucede lo mismo. Y vuestras heridas, que no dañan el espíritu sino que cubren de livor solamente la envoltura del espíritu-rey, constituyen vuestro honor. Y por ellas seréis honrados en el Cielo.

              En verdad te digo que llamáis “mártires” solo a los que perecieron por obra de los tiranos. Pero lo son todos mis santos, porque para ser santos debieron sufrir la persecución de Satanás y aún así, mantenerse fieles. ¡Gloria a los que vencen! Las palmas celestes son para vosotros”.
                                 





jueves, 6 de septiembre de 2012

EL HOMBRE DISPONE DE LA EXTRAORDINARIA FUERZA DE DIOS QUE ES EL ESPÍRITU SANTO, ES CAPAZ DE REDIMIR EL PECADOR MÁS EMPEDERNIDO


El portaaviones atómico Nimitz



Sublime diálogo entre Jesús y el alma, se demuestra como tenemos que  comportarnos ante el prójimo cuando tiene su alma atrofiada, para que con el amor de compasión hacia él, podamos revestirlo con un velo que oculta su deformidad espiritual al mismo Dios. El poder del verdadero amor es tan grande, que puede transformar a un ser humano, permitiendo que Dios pueda acometer en él el milagro de la resurrección, si el alma se arrepiente.

Este gran misterio de la posible conversión de un alma completamente descarriada, solo se puede entender si se considera la interacción que existe entre todos los seres humanos, que está propiciada por el cuerpo místico de Cristo, la comunión de todos los Santos, que es el ejército de Dios, que tiene el arma que siempre es victoriosa en la lucha contra Satán: El Amor.

Este portaaviones simboliza alegoricamente, la Comunión de todos los Santos: un buque invencible, repleto de armas defensivas  (como son toda clase de sonares y radares, conectados con los satélites, lo que simboliza el Temor y la Gracia de Dios), y ofensivas como son una poderosa fuerza aérea, y toda clase de misiles; (lo que espiritualmente hablando, simboliza a la oración y a los ángeles de Dios, que defienden a la Santa Iglesia); detección de ataques, con equipos de localización de submarinos, equipos de radares ultra sensibles, para localizar y prevenir los ataques de enemigos submarinos y aéreos (lo que simboliza la Providencia divina, que espiritualmente hablando, es la Gracia de Dios que advierte de los sigilosos ataques de las fuerzas del mal).


En caso de ataque enemigo,  está dotado de una poderosa defensa de misiles tierra-aire, de aviones supersónicos, capaces de destruir los aviones enemigos antes de que los alcance la vista (que simboliza la fuerza de la oración que, como lo pedimos en el Padre Nuestro implora: "y no nos dejes caer en la tentación, más líbranos del Maligno, Amen").


Tiene motores movidos por energía atómica, que le confiere una autonomía ilimitada (lo que espiritualmente hablando simboliza la fuerza del Amor).





De los cuadernos de María Valtorta
(Dictado del 11 de Septiembre de 1.949)
(Diálogo de Jesús con María Valtorta)


           Dice Jesús:

         “Para poder amar a todos tus prójimos, veme en cada uno de ellos”

        “¡Es muy difícil que en algunos pueda verte a Ti, que eres verdadera caridad, fiel y constante caridad; a Ti que eres verdad: a Ti que eres justicia, misericordia, paciencia, templanza y todas, todas las virtudes!”  
    
         “Es verdad, Demasiado de ellos, aunque sean cristianos exteriormente, son los opuesto, en todo o en parte, de lo que Yo soy. Más tú esfuérzate en verme a Mí en cada uno. Cumple un acto de fe que pueda provocarte un acto de amor hacia los que, en verdad no merecen tu amor. Ámame en su alma. El alma proviene de Dios; por lo tanto, proviene, una vez más, de Mí. 

          Al menos por un momento, el alma fue templo del Espíritu de Dios; por lo tanto, tiene aún mi sabor. La mala voluntad de la criatura, el desprecio hacia el primer mandamiento y por lo tanto, hacia los otros del Decálogo, el vicio que se prefiere a la virtud, el pecado, o mejor los pecados, siempre han deteriorado y hasta borrado, mancillado y ofuscado la señal divina en los espíritus humanos y a veces, han llegado a anularla. Mas esa señal puede resurgir siempre, porque solo la impenitencia final la borra total e inexorablemente. En ese caso y por la eternidad, Jesús ya no estará en ese espíritu”.

           “Más, ¿como se puede hacer para creer que Tú estás en las personas (mejor dicho en ciertas personas) si se ve que estas cumplen acciones que Tú condenas, acciones que Tú – que por ser Jesús eres perfectísima santidad y por ser Verbo, eres infinita santidad – no habrías cometido nunca cuando eras el Verbo encarnado y vivías entre nosotros?”, le pregunto”.

             Me responde:
            “¡Logras creer que estoy Yo con todo mi cuerpo, mi Sangre, mi Alma y mi Divinidad bajo la apariencia de un puñado de harina reducido a hostia sutil! Pues entonces, cree del mismo modo que estoy oculto bajo la imperfecta materia de muchos.
              En algunos, estoy como en un sepulcro…me llevan dentro de ellos pero me llevan muerto, mientras espero resucitar ante un impulso suyo de arrepentimiento y de amor.

              En otros estoy escondido precisamente como el Santísimo Sacramento que está en el templo más no se ve porque está oculto detrás del velo, del oro y la piedra del tabernáculo y dentro del receptáculo metálico de la píxide, oculta a su vez. Más estoy allí, listo para aparecer y donarme, tan pronto como la criatura, fiel y sacerdote al mismo tiempo, empiece el rito de la comunión con su Jesús y amándole, quite todos los obstáculos materiales que me ocultan y apartan del hombre, impidiéndome fundirme con él y vivir en él, vivir en lugar de él, para que su vida sea santa.

              En otros estoy como el sol en una estación variable. Sus nubes, las nubes de su inconstancia, son tales que algunas veces Yo brillo en ellos y que otras veces parece que el sol ya no está. Por lo general estos inconstantes no son místicos ni contemplativos ni adoradores que se han formado a través de muchos años de voluntad fiel y de constante elevación, tanto más rápida cuanto más el dolor les oprime, todo el dolor que es la herencia de todos los que me aman y me imitan verdaderamente.

           ¡Son las paradojas de la vida mística: cuanto más oprime el dolor, tanto más el alma asciende, vuela, se eleva, se una a Mí, que le tiendo los brazos desde el radiante Abismo del Paraíso!

           Estos son los …“sentimentales” de la religión, o sea los que, tras una prédica, una ceremonia religiosa, un retiro, una lectura, querrían emular a Pablo en la evangelización de las gentes, a Juan el virgen en la castidad, a Lorenzo en el martirio, a Jerónimo en la penitencia, más, en cuanto pasa la emoción, vuelven a caer en el “goce de la vida”. Quieren convertir en un incendio la débil llama que arde en ellos…y en la llamarada pasajera, forzada que les acomete, terminan por destruir también la débil llama…

              Quieren ser atletas, quieren ser los primeros en todas las manifestaciones religiosas, actuar, persuadir, ser valuarte, faro voz y oprimen y fuerzan tanto que se convierten para los demás en un temible telón a través del cual se me representa como no soy, en una luz engañadora porque me ilumina a Mí e ilumina a la religión de un modo irreal que desconcierta a las pobres almas (que son las mas numerosas además de muy temerosas). Constituyen así una cadena que asfixia a la religión, amiga y sostén de los espíritus y la convierte en una némesis armada con flagelos y castigos.

         Y oprimen y fuerzan hasta desfallecer y luego yacen agotadas, incapaces de luchar contra Satanás, que espera ese agotamiento para asaltarles y postrarles; o, por pura reacción humana comparable a la que sucede en ciertas máquinas que han sido forzadas en exceso, se destruyen, precipitan en bestiales sensualidades por haber querido convertirse demasiado rápidamente en ángeles sin estar llamados a esa vocación y, sobretodo por haber querido hacerlo por sí mismos, amontonando filacterias y orlas, más olvidándose de que el camino para subir adonde se vuelve ángeles está en el Evangelio vivido.

           ¡Y es un largo camino! El Evangelio enseña: caridad y renuncia, caridad y sacrificio. He dicho caridad, no limosna, ni a Dios ni al prójimo.

            ¿Sabes cuando el hombre da limosnas a Dios? Pues, cuando practica sus devociones exteriormente en las horas de las devociones y luego, en las restantes se da al mundo. ¿Sabes, en cambio cuando el hombre le da caridad a Dios? Se la da cuando reduce a lo estrictamente necesario las devociones y las plegarias orales y ora y reza con todo si mismo, sin interrupciones, como obré y recé Yo. Y procede lo mismo con el prójimo. Le ama de verdad cuando le da el corazón, no la limosna; cuando le da una ayuda, no una limosna.

                ¿Y sabes cuando el hombre renuncia de verdad y cumple sacrificios? No lo hace solamente cuando renuncia a platos de carne porque es día de abstinencia; lo hace cuando renuncia sobre todo al apetito de su carne. Y se sacrifica cuando renuncia a su yo para servir a la caridad y la justicia hacia Dios y hacia el prójimo.

               Más tú has de verme en todos para acercarte también a los demonios-hombre, a los leprosos-hombre, a los delincuentes-hombre. Y Yo te premiaré por ello viniendo a ti para consolarme de la vida disgustosa de ellos, más repelente que un sepulcro colmo de podredumbre, más triste que una iglesia abandonada, más espantoso que una cueva de ladrones.

           Y allí, donde estoy como en un sepulcro, llámame a la resurrección con tu amor seráfico.
             Y allí donde estoy escondido en un tabernáculo que han olvidado, requiere al olvidadizo para que honre al Huésped oculto, y hazlo con tu amor intrépido.
               Y allí donde Yo, divino sol, no puedo difundir mis rayos porque las nieblas de la humanidad son tan densas que a menudo me ocultan, disipa con tu amor vigoroso las nieblas enemigas.

           ¡Amor, María!, se necesita amor. Tú tienes muchísimo amor: todo el que te di y que no has disipado sino que, por el contrario lo has unido al tuyo, que ya era tanto, como la vid al sarmiento se abraza a la cepa. Dona ese amor a tu prójimo. Cuanto más des, más tendrás. Más, que tu amor sea fuerte, que esté libre de debilidades, que hasta sea rudo como una cizalla que corta los zarcillos de los vacíos sentimentalismos, y que sea purificador como un incendio. La llama muda la materia en luz. La llama, al elevarse, eleva hacia lo alto lo que yace en lo bajo. La llama da voz y calor también a las cosas sin voz ni calor.

              En verdad, muchos entre los hombres son más mudos que las piedras y más helados que un metal expuesto a la escarcha nocturna. Ámales porque no me aman. Que Yo encuentre únicamente en ti el amor que tenía que albergarse en éstos que no aman o que aman mal y sólo a veces.

         Sé un abismo de fuego y un mar de amor en que se hundan las criaturas que son un dolor para Mí, y que Yo ya no las vea, que te vea solamente a ti, y que vea a través de ti, a esas criaturas que, entonces, serán soportables para Mí porqué estarán envueltas en tu fuego y cubiertas con las ondas de tu amor.

             Las cosas que se echan al fuego se purifican y las que se arrojan al mar se lavan y se salan. Con tu amor por el prójimo, pensando que en dicho amor estoy Yo (todo está en Cristo), purifícales, lávales, sálales, para que nunca más estén sucios, para que nunca más sean inútiles como cosas sin sabor”.

           
               
             
            


miércoles, 5 de septiembre de 2012

BENDICIONES Y MALDICIONES DE YAHVEH


BENDICIONES DE YAHVEH


Las Bendiciónes de Yahveh se aplican a las almas Santas que han adquirido los
 7 Espíritus de Dios que están en misión por toda la Tierra








            Cualquier similitud con la crisis actual; el comentario sobre el emigrante, que se hará cada vez más numeroso y el pueblo lejano, cuyo crecimiento económico vuela como el águila, no es pura casualidad.

           Observamos que los países con mayor P.I.B. y con leyes más justas, son los que tienen menor grado de corrupción, y mayor prosperidad.

         Por eso florecieron todos los grandes Imperios, y luego decayeron porqué se hundieron en el vicio, la corrupción y el hedonismo y con su relajación, olvidaron las leyes del sacrificio y de la caridad, que es adorar a dioses extraños.




Del libro del Deuteronomio  (Dt 28-1,68)


          Si escuchas atentamente la voz del Señor, tu Dios, procurando poner en práctica todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, entonces, el Señor tu Dios te elevará por encima de todas las Naciones de la tierra. Si obedeces al Señor tu Dios vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas bendiciones:

     -Bendito serás en la ciudad y bendito serás en el campo.
   -Bendito el fruto de tus entrañas, el producto de tu suelo, los partos de tus vacas y las crías de tus ovejas.
    -Bendita tu canasta y tu artesa.
    -Bendito serás en tus idas y venidas.

         El Señor bendecirá tus graneros y todos tus trabajos. Te bendecirá en la tierra que el Señor tu Dios te da.
           El Señor hará de ti un pueblo consagrado a Él, según te ha jurado, si guardas los mandamientos del Señor tu Dios y sigues sus caminos. Y todos los Pueblos de la tierra verán que se ha invocado sobre ti el nombre del Señor, y te temerán.
 Sobre la tierra que te dará, según juró a tus antepasados, el Señor te colmará de bienes: de hijos, de ganados, de frutos de la tierra.

          El Señor abrirá su rico tesoro, y los cielos descargarán a su tiempo la lluvia sobre tu tierra, para bendecir tu trabajo.

            PRESTARÁS A MUCHAS NACIONES Y TÚ NO PEDIRÁS PRESTADO.


            EL SEÑOR TE PONDRÁ A LA CABEZA Y NO A LA COLA, ESTARÁS SIEMPRE ENCIMA Y NO DEBAJO, SI ESCUCHAS LOS MANDAMIENTOS DEL SEÑOR TU DIOS QUE YO TE PRESCRIBO HOY, SI PROCURAS PONERLOS EN PRÁCTICA Y NO TE APARTAS A DERECHA NI A IZQUIERDA DE LAS PALABRAS QUE YO PRESCRIBO HOY, SI NO SERVÍS NI DAIS CULTO A OTROS DIOSES.

    






Los que han seguido el Demonio disfrazado en Ángel de Luz
recibirán las maldiciones de Yahveh




MALDICIONES DE YAHVEH


Pero si no escuchas la voz del Señor tu Dios y no pones en práctica todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas maldiciones:

-Maldito serás en la ciudad y maldito serás en el campo.
-Maldita tu canasta y tu artesa.
-Maldito el fruto  de tus entrañas y el producto de tu tierra, el parto de tus vacas y las crías de tus ovejas.
-Maldito serás en tus idas y venidas.

-El Señor mandará sobre ti la maldición, la angustia y el terror en todo lo que emprendas, hasta que serás destruido u aniquilado inmediatamente, por haberle abandonado en tu mal proceder.

-El Señor hará que se te contagie la peste hasta consumirte en la tierra que va a darte en posesión. El Señor te herirá de agotamiento, fiebre, inflamación, ardor, sequía añublo y tizón, que te perseguirán hasta destruirte.
(…)
-El Señor te herirá con úlceras como las de Egipto, con tumores, sarna y tiña, que no podrás curar.

-El Señor te herirá de locura, ceguera y delirio, de suerte que en pleno día andarás a tientas, como anda a tientas el ciego en su tiniebla, y no tendrás éxito en tus empresas, sino que estarás siempre oprimido y despojado, sin que nadie te socorra.

-(…) El emigrante que vive en medio de ti, se hará cada vez más numeroso, mientras tu perderás poder cada día; el podrá prestarte, pero tu no podrás prestarle; el estará a la cabeza y tu estarás a la cola.

-(…) El Señor hará que se levante contra ti, desde los confines de la tierra, un pueblo lejano; un pueblo que volará como el águila, y cuya lengua no comprendes (…) Comerá las crías de tus ganados y los frutos de tu tierra hasta arruinarte; consumirá tu trigo, tu vino y tu aceite, las crías de tus vacas y los corderos de tus ovejas y los frutos de la tierra hasta arruinarte.



Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. Sicut erat in princípio et nunc et semper et in sæcula sæculórum. Amen.


domingo, 2 de septiembre de 2012

JESÚS EXPLICA COMO ES EL MECANISMO DEL DESCENSO DEL ALMA A LOS ABISMOS


La traición de Judas




Como dijo el padre Gabriele Amorth, el exorcista del Vaticano, (R.I.P.) hoy día, el mayor triunfo de Satán es haber hecho creer que no existe, y que todo es una confabulación para tener sujetos a los ignorantes incautos, las posesiones son simples enfermedades mentales, y en los exorcismos se produce el “efecto placebo”, cuando el poseso se retuerce por el suelo.

Con este razonamiento, el tentador ha conseguido una serie de victorias y ganancias, ya que los que siguen esta doctrina, creen que:

-El Nacimiento, enseñanzas sangre, sudor y lágrimas de Jesús; su Pasión, muerte y gloriosa Resurrección carecen de sentido y de significado, ya que Cristo ha venido para redimirnos de la esclavitud de Satán, que es un personaje de fábula.

-Y si el pecado cuyo padre es Satán no existe, tampoco existe la Virtud, y ya que no se puede negar la existencia de Dios, este aparece como un ser completamente insensible y neutral, que quiere por igual al sádico pecador que no se arrepiente, como al más grande de todos los Santos, y se llega a toda una serie de aberraciones y una nueva interpretación de las Escrituras, mutilando los pasajes molestos para estos progresistas.

-Todos los Patriarcas, Profetas, y pueblo de Israel que antes de la venida de Cristo, estaban esperando inútilmente al Mesías, ya que era una falacia, entonces  los Judíos que condenaron a Jesús, y Judas que lo traicionó, tenían luego toda la razón, ya que el Mesías vendría solo para liberar al Pueblo de Israel de la ocupación romana, y ya que Jesús no cumplía esa esperanza, era un impostor.

-Todos los creyentes después de Cristo, incluyendo los Apóstoles, los  Mártires, y todo el Pueblo cristiano, incluyendo los Santos, los ascetas, los consagrados, fueron unos ilusos, habiendo vivido toda una vida de sacrificios y de privaciones para nada.

-Judas era pues, según ellos  un Apóstol de la misma, o de mayor valía que los demás, contribuyó de un modo admirable a completar la misión de Jesús, que no venía a redimir a nadie, sino a enseñarnos como hay que comportarse ante el sufrimiento, como dijo el Presidente de la Conferencia Episcopal alemana.
Además escribió el “famoso” Evangelio de Judas, donde relata sus “heroicas y maravillosas hazañas”.



Del Evangelio como me ha sido revelado 
de María Valtorta


Dice Jesús:

“La figura de Judas ha sido demasiado alterada durante siglos; y últimamente, del todo desfigurada. Ciertas escuelas han hecho de él casi una apoteosis; la del segundo e indispensable artífice de la Redención.

Y otros muchos piensan que cedió ante un imprevisto, feroz asalto del Tentador. No. Toda caída tiene premisas en el tiempo. Cuanto más grave es la caída, más preparación tiene. Los preliminares explican el hecho. Uno no se hunde, ni asciende, al improviso. Ni en el bien ni en el mal. Largos e insidiosos son los factores que cooperan a los descensos; pacientes y santos, los que cooperan a subir. Y el desventurado drama de Judas os puede proporcionar muchas enseñanzas para salvaros y conocer el método de Dios y sus misericordias, para salvar y perdonar a aquellos que bajan al Abismo.

No se llega al delirio satánico, en que has visto que se debatía Judas después del Delito, si uno no está enteramente corrompido por hálitos infernales, interiorizados voluptuosamente durante años. Cuando uno lleva a cabo incluso un delito, pero ha sido arrastrado a él por un imprevisto acontecimiento que obnubila la razón, sufre, pero sabe expiar; porque aún algunas partes del corazón están inmunes al veneno infernal.

El mundo que niega a Satanás porque lo tiene tan dentro de sí que ya no se da cuenta de su presencia, que le ha interiorizado de forma que ha venido a ser parte del yo, a ese mundo le muestro que Satanás existe. Eterno e inmutable en el método usado para hacer de vosotros sus víctimas.

Basta ahora. Tú permanece con mi Paz”.


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Dice el Papa Benedicto XVI en el Ángelus del 26 de agosto
(Osservatore Romano 2-9-2012)

La marca del diablo

"Los domingos pasados meditamos el discurso sobre el “Pan de vida” que Jesús pronunció en la sinagoga de Cafarnaúm después de alimentar a miles de personas con cinco panes y dos peces. Hoy, el Evangelio nos presenta la reacción de los discípulos a ese discurso, una reacción que Cristo mismo, de manera consciente, provocó. Ante todo, el evangelista Juan – que se hallaba presente junto a los demás Apóstoles – refiere que “muchos de sus discípulos se echaron atrás y no volvieron a ir con Él” (Jn 6, 66) ¿por qué? porque no creyeron en las palabras de Jesús que decía: “Yo soy el Pan vivo bajado del Cielo, el que coma mi Carne y beba mi Sangre vivirá para siempre (Jn 6, 51-54); ciertamente, palabras en ese momento difícilmente aceptables, difícilmente compresibles. Esta revelación – como he dicho – les resultaba incomprensible, porque la entendían en sentido material, mientras que en esas palabras se anunciaba el misterio pascual de Jesús, en la que Él se entregaría para la salvación del mundo. La nueva presencia en la sagrada Eucaristía.

Al ver que muchos de sus discípulos se iban, Jesús se dirigió a los Apóstoles diciendo: “”¿También vosotros queréis marcharos?”. Como en otros casos, es Pedro quien responde en  nombre de los otros: "Señor, ¿a quien iremos?" – también nosotros podemos reflexionar. ¿A quien iremos? – Tú tienes palabras de vida eterna: nosotros hemos creído y sabemos que tú eres el Santo de Dios” (Jn 6, 68- 69) (…)

Por último, Jesús sabía que incluso entre los doce Apóstoles, había uno que no creía: Judas. También Judas pudo haberse ido, como lo hicieron muchos discípulos; es más también tenía que haberse ido si hubiera sido honrado. En cambio, se quedó con Jesús. Se quedó, no por fe, no por amor, sino con la secreta intención de vengarse del Maestro.

¿Por qué? Porque Judas se sentía traicionado por Jesús, y decidió que a su vez lo iba a traicionar. Judas era un Zelote, y quería un Mesías triunfante, que guiase una revuelta contra los romanos. Jesús había defraudado esas expectativas. El problema es que Judas no se fue, y su culpa más grande fue la falsedad, que es la marca del diablo. Por eso Jesús dijo a los Doce: “Uno de vosotros es un diablo” (Jn 6, 70).

Pidamos a la Virgen María, que nos ayude a creer en Jesús, como San Pedro, y a ser siempre sinceros con Él y con todos".