MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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jueves, 3 de enero de 2013

¿POR QUÉ TE JACTAS DE HACER EL MAL? (Salmo 52)




Pero, desgraciado ¿No ves que estas margaritas buscan, adoran e imitan al sol, 
 que para ellas es la imagen de Dios?





¿Por qué te jactas de hacer el mal?
El amor de Dios dura para siempre.
Todo el día estás planeando crímenes,
tu lengua es una navaja afilada, artífice de engaños.
Prefieres el mal al bien, la mentira a la honradez;
te gustan las palabras dañinas, lengua embustera.
Por eso Dios te destruirá para siempre,
te aventará, te arrancará de su tienda,
te extirpará de la tierra de los vivos.



          Aquí está descrita tu perversidad, enemigo de Dios, tú que has recibido de Él todo lo que tienes: La vida, la comida, la familia, y hasta el aire que respiras, a pesar de que Dios te manda a ti, ingrato pecador los mismos problemas y pruebas que al más justo de los creyentes, "haciendo Dios caer su lluvia sobre los buenos y los malos".

        Pero si sigues en tu malvada condición, que tiene un límite que Dios no te permitirá traspasar, sabrás lo que es el inmenso poder de Dios, y “te extirpará de la tierra de los vivos”





Al verlo, los justos temerán y se reirán de él, diciendo:
“Este hombre no buscó su fortaleza en Dios.
Sino que confió en sus grandes riquezas,
y se jactó de sus crímenes”


       Al ver a Jesús en su inmensa Gloria, que ha cambiado su cayado de Pastor, por su cetro de Rey inexorable, los justos, se regocijarán, al comprobar la recompensa que les ha merecido  su santo temor de Dios.

     Y se alegrarán al ver que no han seguido el camino del insensato, que no ha querido guardar los mandamientos de Dios, a pesar de todos los dones que Él le ha dado, siendo el más grande de ellos su gran paciencia y cariño para que, como lo dice San Juan de la Cruz, con su Amor, lo atraiga a la Luz, y con su terrible sacrificio de la Cruz, se apiade, se arrepienta y cambie de vida.




Pero yo, como un olivo verde en la casa de Dios,
confío en el amor de Dios por siempre jamás.
Te daré gracias siempre, porque has actuado,
y proclamaré ante tus fieles que tu nombre es magnífico.


        Pero yo, el verdadero hijo de Dios seré como un árbol fecundo en el Reino de Dios, porque confié siempre con santo temor, y siempre me guardé de ofenderle con mis pecados.

         Por eso siempre te agradeceré tanto las alegrías que me has prodigado, como las pruebas y las preocupaciones, que me han servido para no apartarme del camino recto, y siempre proclamaré ante los fieles tu gran misericordia, cuando me cogiste de la mano para levantarme, cuando había caído herido, y cuando me volviste a encaminar por el camino recto, cuando me desviaba hacia el precipicio, atraído por las falsas promesas del Ángel tenebroso y de sus siniestros ministros: El espejismo del mundo, y de la carne.

           Por eso siempre, como el buen ladrón, reconoceré que todos mis sufrimientos son debidos a mis errores y a mis pecados, y proclamaré que mi castigo en mi cruz es merecido, pero el Tuyo no, porqué nunca has cometido pecado alguno, bien al contrario has pasado por este mundo haciendo el Bien.

            Por eso te diré: “Señor, acuérdate de Mí, ahora que estás en tu Santo Reino”.


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domingo, 30 de diciembre de 2012

EXTRAORDINARIA MISERICORDIA DE JESÚS EN ESTE MUNDO PARA CON LOS PECADORES, PORQUE AÚN PUEDEN CONVERTIRSE MIENTRAS VIVEN.


La Predicación de Jesús 


      Extraordinario relato, en donde se ve la perfección de Jesús y el incansable esfuerzo de llevar a la salvación incluso a los que iban a ser sus verdugos, ofreciéndoles por anticipado su perdón para conseguir convertirlos y así, apartarlos de la condenación eterna, postura que ha conducido a muchos Pastores a creer que Jesús se comportará de esa manera en el día del Juicio, lo que es un error tremendo, ya que Jesús se comporta de esa manera en la Tierra, precisamente para que con la conversión, no pueda aplicar su Justicia que será entonces inexorable.

En efecto, el arrepentimiento y la conversión de las almas se aplican solo en esta tierra, debido a la Gracia santificante, obtenida en este mundo, que no es el Reino de Dios, por los méritos de su tremenda Pasión, y por la acción de la comunión de todos los Santos.

En el día del Juicio, es decir en el otro mundo, en el Reino de Dios, esa gracia no puede actuar, el alma se queda petrificada al comparecer ante el Creador a rendir cuentas, de la misma manera que la espiga del trigo, al llegar a su maduración, y al haber sido segado, no puede ya ni crecer, ni menguar.

En este pasaje del Poema del hombre-Dios. Jesús le demuestra a Pedro como es la inconstancia del hombre, como un justo puede ir por el mal camino y como un pecador puede volver a Dios:


“¡Simón mío! no jures nunca sobre el futuro de un hombre. Es la cosa más incierta que hay. Ningún elemento presente en el momento del juramento puede ser fianza de juramento seguro. Hay delincuentes que se hacen santos, y hay justos, o que tienen apariencia de justos, que se hacen delincuentes” le responde Jesús.





Del Poema del Hombre-Dios de María Valtorta
El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén
y en el barrio de Ofel.


(...) (Jesús y los apóstoles) salen del Templo, que hormiguea de gente, para sumergirse en el tráfico de las calles en donde todos se mueven presurosos, atareados en los últimos preparativos pascuales; y los que llevan con retraso buscan afanosamente una habitación, un vestíbulo, un sitio cualquiera y, transformándolo en cenáculo, poder comer el cordero.

En medio de ese gentío que se agolpa, es fácil así encontrarse y no reconocerse, en ese gentío que se agolpa, agitado continuamente en donde desfilan ante los ojos fisionomías de todas las edades y de todas las regiones, en donde hay israelitas y donde la sangre pura de Israel ha contraído por mezclas de sangre o simplemente por mimetismo, semejanzas con otras razas.

Y así, se ven hebreos que parecen egipcios, y otros, que por sus labios salientes, de narices chatas y de ángulo facial, parecen cruces con nubienses; otros que, por las caras afiladas, pequeñas, de extremidades gráciles, de miradas perspicaces, delatan su procedencia de las colonias griegas por su mezcla con griegos; mientras que otros, hombres altos y fuertes, de rostros pronunciados, revelan claramente su procedencia latina; también hay muchos que nosotros llamaríamos circasianos o persas, con rastros de ojos mongólicos o indios: con rostros blanquísimos los primeros, y de rostros aceitunados los segundos.

¡Un bonito caleidoscopio de caras y vestidos! Los ojos se cansan tanto, que al final miran sin ver. Pero lo que a uno le pasa desapercibido, otro lo observa. Es, pues comprensible que lo que le pasa desapercibido al Maestro, siempre un poco absorto dentro de sí, cuando no le hacen preguntas y le dejan en paz, lo note uno u otro de los que están con Él. Los Apóstoles que están más cerca de Jesús, comentan unos con otros lo que ven, cuchicheando entre ellos unas observaciones… muy humanas, respecto a las personas señaladas.

Jesús capta uno de esos comentarios incisivos sobre un discípulo que pasa raudo fingiendo no verlos: “¿A quién decís esas palabras?”, pregunta.

“A ese mochuelo” dice Santiago de Zebedeo mientras le señala. “Ha hecho como si no nos veía. Y no es el único que lo hace. Pero cuando quería curarse y te buscaba, ¡ah, entonces si que sabía vernos! ¡A ver si le viene la pústula maligna!”.

“¡¡Santiago!! ¿Con estos sentimientos estás a mi lado y te preparas a comer el cordero? Verdaderamente, tú eres más incoherente que él. Él se ha separado con franqueza, cuando ha sentido que no podía hacer lo que Yo decía. Tú te quedas, pero no haces lo que Yo digo.

¿No eres entonces más pecador que él?” Santiago se pone colorado hasta la congestión, y se retira detrás de los compañeros, avergonzado.

“¡Es que duele que actúen así, Maestro!, dice Juan, para ayudar a su hermano que ha sido corregido. “Nuestro amor se rebela al ver su desamor…”.

“Sí, ya. ¿Y pensáis que los vais a llevar al amor de esta forma? Desaires, malas palabras, insultos nunca han llevado a un rival o a uno que piense de forma distinta al punto a donde se quería llevar. 

Son la dulzura, la paciencia, la caridad – perseverantes a pesar de todas las negativas - , las que al final consiguen. Yo comprendo vuestro corazón, que sufre al no verme amado, y lo compadezco. Pero querría percibiros, veros más sobrenaturales en vuestras acciones y en vuestros medios para hacer que me amen. ¡Ánimo, Santiago, ven aquí! No he hablado para avergonzarte. Comprendámonos, amémonos al menos entre nosotros, amigos míos… ¡Que ya hay mucha incomprensión y dolor para el Hijo del hombre!”.

Santiago, tranquilizado, vuelve junto a Jesús. Andan un rato en silencio. Luego Tomás interviene bruscamente con una fuerte exclamación: “¡Pero es una verdadera vergüenza!”. 
“¿El qué?” pregunta Jesús.
“¡Pues la vileza de muchos! Maestro, ¿no ves cuantos fingen que no te conocen!”.

“¿Y qué?, ¿Cambiará acaso, su modo de actuar una iota de lo que está escrito acerca de Mí? No. Sólo para ellos se cambia lo que se podría escribir. Porque en los libros eternos se podría decir de ellos: “Los discípulos buenos”, y se escribirá: “Los que no fueron buenos, aquellos para quienes fue nada la venida del Mesías”.

Palabra tremenda, ¿sabéis? Peor que la de: “Adán, con Eva pecó”. Porque Yo puedo anular aquel pecado. Pero no podré anular este de renegar del Verbo Salvador… vamos a torcer por esta parte. Yo me detengo con los hermanos, con Simón Pedro y Santiago en el barrio de Ofel. Judas de Simón se quedará también. Pero Simón Zelote, Juan y Tomás irán al Getsemaní por las bolsas…”.
“Sí, así no se le atravesará el cordero a Jonás” dice Pedro todavía inquieto. Los otros ríen…
“¡Tranquilo, tranquilo! No te asombres de que tenga miedo. Mañana podrías tener miedo tú”.

“¿Yo, Maestro? Es más fácil que el mar de Galilea se transforme en vino que no que tenga miedo yo” afirma Pedro con seguridad.
“Sin embargo… la otra noche… Simón… no parecías muy valiente en la escalera del palacio de Cusa” muerde Judas de Keriot, sin mucha ironía pero… siempre con el sarcasmo suficiente como para pinchar a Pedro.

“¡Estaba agitado porque… temía por el Señor! No por otra cosa”.

“¡Bien! ¡bien! Esperemos que no tengamos nunca… miedo a quedar mal nosotros, ¿eh? Responde Judas de Keriot dándole una palmada en el hombro, protector y maligno… En otros momentos su modo de actuar habría desencadenado una reacción. Pero Pedro, desde la noche anterior, vive en estado de… admiración por Judas y le soporta todo.

Jesús dice: “Felipe y Natanael con Andrés y Mateo que se adelanten al palacio de Lázaro, para avisar que estamos llegando”.

Se separan estos últimos, y los otros siguen con Jesús. Los discípulos, menos Esteban e Isaac, van con los Apóstoles que han sido enviados al palacio.

En el barrio de Ofel, una nueva separación. Los encargados de ir al Getsemaní se encaminan, rápidos, junto con Isaac. Esteban se queda con Jesús, los hijos de Alfeo, Pedro, Santiago y Judas Iscariote; y, para no estar parados en el cruce, prosiguen lentamente en la misma dirección de los que van al Getsemaní. Van precisamente por la callecilla que será recorrida por Jesús entre sus torturadores la noche del Jueves Santo. Ahora, que ya es mediodía, está vacía de gente. Después de pocos pasos, hay una pequeña placecita, con una fuente sombreada por una higuera que abre sus tiernas hojas sobre la balsa de agua quieta.

“Ahí está Samuel de Analía” dice Santiago de Alfeo, que debe conocerlo bien. El joven está para entrar en casa con el cordero… Va cargado también con otros alimentos.

“Se ocupa de la cena pascual también para su pariente” observa Judas de Alfeo.
“¿Pero ahora, se ha establecido aquí? ¿No estaba fuera?” dice Pedro.
“Sí. Se ha establecido aquí. Se dice que tiene relaciones con la hija de Cleofás, el fabricante de sandalias. Tiene mucho dinero esa mujer…”.
“¡Ah! ¿Y por qué dice entonces, que Analía le ha abandonado?” pregunta Judas Iscariote. “¡Es una mentira!”.“El hombre se sirve fácilmente de la mentira. Y no sabe que haciéndolo se mete por el camino del mal. Basta el primer paso, un paso, para no poderse ya liberar… Es como el ajonje… es un laberinto…. Una armadita. Una armadita en bajada…” dice Jesús a Judas de Keriot.

“¡Qué pena! ¡Parecía tan bueno este hombre el año pasado!” dice Santiago de Zebedeo.

“Sí. Yo creía que imitaría a su prometida en cuanto a entregarse totalmente a Ti, siendo así una pareja de esposos ángeles y siervos tuyos. ¡Vamos, que lo habría jurado!...” dice Pedro.

“¡Simón mío! no jures nunca sobre el futuro de un hombre. Es la cosa más incierta que hay. Ningún elemento presente en el momento del juramento puede ser fianza de juramento seguro. Hay delincuentes que se hacen santos, y hay justos, o que tienen apariencia de justos, que se hacen delincuentes” le responde Jesús.

Samuel, entretanto, después de entrar en su casa, ha vuelto a salir por ir por agua a la fuente… y ve a Jesús. Le mira con visible desprecio y lanza un insulto.; sí, ciertamente es un insulto, pero es en hebreo y no lo entiendo.

Judas Iscariote se lanza repentinamente hacia delante, le coge por un brazo y lo sacude como si fuera un árbol del que se quisiera hacer caer la fruta madura: “¿Así hablas al Maestro, pecador? ¡Abajo! ¡De rodillas! ¡Inmediatamente! ¡Pídele perdón, lengua sucia de inmundicia de cerdo! ¡Abajo! ¡O te destrozo!”. Es terrible este Judas con esta violencia repentina. Su rostro se altera terriblemente. Inútilmente Jesús trata de calmarle. Hasta que no ve al blasfemo arrodillado en la tierra fangosa que hay alrededor de la fuente, no afloja la presión.

“Perdón” dice entre dientes el desgraciado, que debe sentirse torturado por la tenaza de los dedos de Judas. Pero lo dice mal. Sólo porque se ve forzado.

Jesús responde: “No guardo rencor. Tú sí, a pesar de lo que dices. La palabra es inútil si no está acompañada del movimiento del corazón. Tú, en el corazón, blasfemas contra mí todavía. Y con doble culpa porque me acusas y me odias por un motivo que tu conciencia, en lo hondo, te dice que no es verdad, y porque tú eres el único que ha faltado, no Analía, ni tampoco Yo. Pero te lo perdono todo. Ve y trata de volver a ser honesto y grato a Dios. Déjale Judas”.

“Me marcho. ¡Pero te odio! Me has pervertido a Analía y te odio…”.
“De todas formas, te consuelas con Rebeca, la hija del fabricante de sandalias; y te consolabas con ella ya desde cuando Analía era tu prometida y, estando enferma, pensaba sólo en ti…”.

“Me veía ya sin mujer… eso pensaba… y me buscaba esposa… Ahora he vuelto a Rebeca porque… porque… Analía no me acepta” dice Samuel disculpándose, al ver descubiertos sus enjuagues.

Judas Iscariote termina: “…y porque Rebeca es muy rica. Fea como una sandalia destaconada… y vieja como una suela perdida en un sendero… pero rica, eso sí, rica…”, y ríe sarcásticamente mientras el otro huye.

“¿Cómo lo sabes? pregunta Pedro.
“¡Es fácil saber donde hay vírgenes y dinero!”.
“¡Bien! ¿Vamos por esa calle estrecha, Maestro? Esta plaza es un horno de pan. Allí hay sombra y ventilación” suplica Pedro, que está sudando.

Y caminan, despacio porque esperan a los otros de regreso. La pequeña calle está desierta.

Una mujer se separa de la puerta y viene a postrarse a los pies de Jesús llorando.
“¿Qué te pasa?”.
“¡Maestro!... ¿Ya te has purificado?”.
“Sí. ¿Por qué lo preguntas?”.

“Porque quería decirte… Pero no te puedes acercar a él. Es todo podredumbre… el médico dice que está infectado. Después de la Pascua, voy a llamar al Sacerdote… e… Hinnón le recibirá. No me culpes, yo no lo sabía… Trabajó durante muchos meses en Joppe y me volvió así, diciendo que se había herido. Usé bálsamos y lavados con aromas… Pero no aprovechaban. Consulté a un herbolario. Me dio polvos para la sangre… Separé a los hijos… separé la cama… porque… me empezaba a dar cuenta. 

Empeoró. Llamé al médico. Me dijo: “Mujer, tu sabes tu deber y yo el mío. Esto es herida de lujuria. Sepárale de ti; yo le separaré del Pueblo; el Sacerdote, de Israel. Tenía que haber reflexionado cuando ofendía a Dios, te ofendía a Ti y se ofendía a sí mismo. Ahora que pague”. Obtuve el silencio suyo hasta el día siguiente de los Ázimos. Pero, si Tú tuvieras piedad del pecador, y de mí, que todavía le amo, y de los cinco niños inocentes…”.

“¿Qué quieres que te haga? ¿No crees que quien ha pecado es justo que expíe?”.
“¡Sí, Señor! ¿Pero Tú eres el Mesías viviente!”. Toda la fe de que una mujer es capaz, está presente en la voz, en la mirada, en el gesto de la mujer arrodillada con los brazos extendidos hacia el Salvador:

“¿Y él, que tiene en su corazón?”.
“Humillación… ¿Qué otra cosa podría tener, Señor?”.
“¡Sería suficiente un movimiento sobrenatural de arrepentimiento, de justicia, para obtener piedad!...”.
“¿Justicia?”.

“Si. Decir: “He pecado… Mi pecado merece esto y mucho más, y a los que he ofendido les pido misericordia”.
“Yo ya se la he dado. Tú, Dios, dásela. No puedo decirte: entra… ya ves que no lo toco ni siquiera yo... Pero, si quieres, le llamo y le digo que hable desde la terraza”.
“Si”.

La mujer mete la cabeza dentro de la puerta de casa y llama fuerte: “¡Jacob! ¡Jacob! Sube al tejado. Asómate, no temas “.
El hombre, pasados unos momentos, se asoma por el antepecho de la terraza. Una cara amarillenta; hinchada; vendados el cuello y una mano… Una ruina tábida de hombre… mira con los ojos aguosos propios del enfermo de innobles enfermedades. Pregunta: "¿Quién me requiere?”.

“¡Jacob, está aquí el Salvador!...”. La mujer no dice nada más, pero parece como si quisiera hipnotizar al enfermo, infundirle su pensamiento…
El hombre, sea porque siente este pensamiento de ella, o sea por un pensamiento espontáneo, extiende los brazos y dice: “¡Libérame! ¡Creo en Ti! ¡Es horrible morir así!”.
“Es horrible faltar al propio deber. ¿No pensabas en esta, ni en los hijos?”.

“Piedad, Señor… por ellos, por mí… ¡Perdón! ¡Perdón!” y se deja caer encima del murete, llorando. Las manos vendadas, sobresalen con todo el brazo, descubierto ahora por haberse subido la manga, con manchas por las ya próximas pústulas, hinchado, repelente… El hombre, así como está, parece una marioneta macabra, un cadáver arrojado allí, ya próximo a la descomposición: de pena y náusea al mismo tiempo.

La mujer llora, todavía en el polvo del suelo, de rodillas.
Jesús parece esperar aún una palabra… qué por fin, baja entre sollozos: “¡Elevo mi dolor a Ti, contrito de corazón! Dame al menos la promesa de que ellos no pasarán hambre… y luego, me marcharé, resignado a expiar. ¡Y salva mi alma, Salvador bendito! ¡Al menos mi alma! ¡Al menos mi alma!”.

“Sí. Te curo. Por los inocentes. Para darte la ocasión de mostrarte justo. ¿Comprendes? Recuerda que el Salvador te ha curado. Dios, por el modo en que respondas a esta gracia, te absolverá de tus pecados. Adiós. La paz a ti, mujer”. Y se marcha, casi corriendo, al encuentro de los que regresan de Getsemaní. Ni siquiera los gritos del hombre, que siente y ve que se está curando, le detienen, ni tampoco los de la mujer…“Vamos a torcer por esta callejuela, para no pasar otra vez por allí” dice Jesús, después de haberse reunido con los otros.

Entran por una callejuela miserable, tan estrecha que a duras penas dos pasan de lado y, si viene por ella un burro con albardas, no queda otra solución que aplastarse contra la pared como un sello. Hay penumbra, por los tejados que casi se tocan, y soledad, silencio y mal olor. Van en fila, como si fueran frailes, hasta el final de la miserable callejuela, Luego, en una placecita llena de muchachos, se reúnen otra vez en grupo.

“¿Por qué has dicho esas palabras a aquel hombre? No las usas nunca…” pregunta curioso Pedro.
“Porque aquel hombre será uno de mis enemigos. Y este pecado agravará al que ya tiene”.

“¡¿Y le has curado!?” preguntan todos estupefactos.
“Sí, por los pequeñuelos inocentes”.
“¡Mmm! Volverá a enfermar…”.
“No. De la vida del cuerpo, después del susto y el sufrimiento pasados, tendrá cuidado, no volverá a enfermar”.
“Pero dices que pecará contra Ti. Yo le quitaba la vida”.

“Tú eres un hombre pecador, Simón de Jonás”.
“Y Tú, demasiado bueno, Jesús de Nazaret” replica Pedro.

Los absorbe una calle central y ya no veo nada más.

Nota de María Valtorta:

¡Reconozco tanto al hombre curado como a Samuel. El primero es el qué en la Pasión, golpea con una piedra a Jesús en la cabeza. Reconozco más que a él, a su mujer, doliente ahora como entonces; y la casa que tiene una puerta "sui generis", alta, sobre tres peldaños. Y lo mismo, con la máscara de odio que lo transforma, reconozco en Samuel, al joven que mata a su madre de una patada, para poder ir a golpear el Maestro con un garrote!


sábado, 29 de diciembre de 2012

CASI TODOS LOS SUFRIMIENTOS Y LAS PREOCUPACIONES DE NUESTRA VIDA SON DEBIDOS A LA FALTA DE HUMILDAD Y LA FALTA DE UNIÓN CON CRISTO JESÚS



                             Jesús cargado con nuestros pecados




NO PREOCUPARSE  POR “LO QUE DIRÁN”, ES HACER  PRUEBA DE GRAN HUMILDAD, Y ALEJA DE NOSOTROS EL TERRIBLE  PECADO DE SATANÁS: LA SOBERBIA


Todas las preocupaciones humanas, vienen casi siempre por falta de humildad y de confianza en Dios, como lo dijo S. Juan de la Cruz en sus dichos de Luz y Amor:

“No es de voluntad de Dios que el alma se turbe de nada y que padezca trabajos; que, si los padece en los adversos casos del mundo, es por la flaqueza de su virtud, porque el alma del perfecto se goza en lo que se pena la imperfecta”.

Y de esto tenemos sobrados ejemplos en la vida y obras de los grandes Santos: al Santo Cura de Ars le llegó un día un escrito de los Párrocos de los pueblos vecinos -  envidiosos por la gran afluencia de público que acudía a su Parroquia -, y dirigida al Obispo del Lugar, en el cual solicitaban que se le relevara de su puesto por su gran ignorancia religiosa que podía ser un peligro para la fe. El Santo ni se inmutó, estampó su firma en el escrito dando su aprobación a esta misiva dirigida contra su persona.

En otra ocasión, le llegó una carta anónima de un Párroco vecino, que el reconoció al observar su letra, pidiéndole que dimita por su ignorancia, ya que lo habían echado en cierta ocasión del seminario por su dificultad en aprender el latín. El Santo se dirigió a él diciéndole que era el único que le comprendía que le ayudara para que el Obispo le quite su Parroquia para ir a llorar sus pecados en el Monasterio de los Trapenses. Naturalmente, el autor de la carta al reconocer su santidad vino personalmente a pedirle perdón.

El mismo San Juan de la Cruz, al escuchar toda la lluvia de  improperios que le propinaba cierto fraile de su Orden, que él había reformado con Santa Teresa, comentó: “Este hermano si que me conoce muy bien”.

Por esta razón, uno de los consejos que  daba en sus escritos para combatir la soberbia, era procurar con su actitud, que la gente hablara mal de uno mismo.





De los cuadernos de Mª Valtorta  11-6-1.943.

Dice Jesús:

[…] Tienes tanta pena, ¡pobre alma! Pero Yo quiero aliviar tu pena, no “quitar” tu pena. Sino aliviarla. Aliviarla consolándote y aliviarla ayudándote a levantarla bien en alto para que sea totalmente meritoria. Si me escuchas verás que la herida duele menos.

María no seas una que no sabe hacer fructificar las monedas que Yo le doy. Cada acontecimiento de vuestra jornada de hombres es una moneda que Dios os confía para que la hagáis fructificar para la Vida Eterna. Sírvete de la nueva moneda que Yo te doy de manera que obtengas el cien por cien. ¿De qué modo?

Con la resignación en primer lugar, aceptando beber este cáliz sin volver para otro lado la cabeza evitando acercar los labios al amarguísimo borde.

Con gratitud siempre, hacia Mí que te doy con el conocimiento justo como Yo solo lo puedo tener, de hacerte el bien, o sea de hacer por ti un nuevo acto de amor.

Con confianza. Yo te ayudaré a llevar la nueva cruz y las otras que de esta brotarán. ¿No estás contenta de tenerme por Cirineo, Yo, tu Jesús que te ama?

Con visión superior sobre todo. Sí, no envilezcas el oro de esta cruz ensuciándolo con maquinaciones humanas. Y, ¿qué te importa que el mundo no te comprenda, ni siquiera en tus sentimientos más selectos? ¿Y qué? ¿Te preocupas porque te juzgan fría, egoísta, sin amor hacia tu madre? ¿Y qué? ¿Te afliges por un pobre juicio humano? No, María. Lo malo sería que Yo te juzgara culpable contra los mandamientos de la Ley Divina y humana por tu actuar hacia tu madre. Pero de los demás, no te preocupes.

Y mírame a Mí una vez más. ¿Acaso no fui Yo escarnecido por el insulto de que era blasfemador, un rebelde al Dios de Abraham, un poseído, un hijo sin corazón? Ningún discípulo es más que el Maestro, María, y cada discípulo debe por eso igualarme en las ofensas que recibe y en las obras que cumple.

De las ofensas se ocupan los demás, los cuales “no saben lo que hacen y lo que dicen”. Por eso, perdónales. De las obras ocúpate tú, continuando tu camino y levantando muy en alto tu espíritu hasta donde las piedras de la difamación, de la corta vista humana, no puedan llegar. Soy Yo quien ve y juzga  y quien te premia y bendice. Los demás son polvo que cae.

Ve en paz, María. Ves que te toco para quitar de tu cabeza la corona espinosa. Hoy la llevaré Yo por ti, y no busques más otros corazones aparte del mío para consolar tu sufrir. Aunque recorrieses toda la Tierra no encontrarías a nadie que te entendiera con verdad y justicia como lo puede hacer Jesús, tu Maestro y Amigo.

Ve en paz. Te doy mi Paz.”

[…] Todo el bien que vosotros hacéis, aunque sea muy vasto, es una pequeñez insignificante si se compara con el infinito Bien que es Dios, e incluso vuestras obras más perfectas, de una perfección humana, están llenas de errores a los ojos de Dios. Pero si las ofrecéis unidas a mis méritos, entonces toman las características que agradan a Dios, ganando en perfección, en extensión, y llegan a ser capaces de redención.

Es necesario saber hacerlo todo en Mí e imitándome a Mí y en mi Nombre. Entonces mi Padre ve en vuestras obras mi signo y la semejanza conmigo y las bendice y hace fructificar. Por una humildad equivocada no debes nunca decir: “Yo no puedo hacer esto”. Yo lo he dicho: “Haréis las mismas obras que hago Yo”. Así es porque permaneciendo en Mí con vuestra buena voluntad, os hacéis pequeños Cristos capaces de seguirme a Mí, Cristo verdadero, en todas las vicisitudes de la vida”.






jueves, 20 de diciembre de 2012

LA REFUTACIÓN DE LA TEORÍA DARWINIANA Y LA COBARDÍA DE LOS CIENTÍFICOS QUE NO QUIEREN NOMBRAR A DIOS


Charles Darwin el que quiso eliminar a Dios
para ponerse en su lugar.




Estamos hoy día en presencia de prácticamente toda una retahíla de individuos pseudo-científicos, que en todas sus afirmaciones niegan sistemáticamente  la acción de Dios de todas sus investigaciones, como si esto fuera un impedimento para demostrar su valía y su capacidad cognitiva en el campo de la Ciencia en el cual se desenvuelven.

La excusa que ponen siempre es que la Iglesia Católica, tiene la culpa de todo por la famosa condena del Vaticano a la teoría de Galileo Galilei que decía que es la Tierra que gira alrededor del Sol, y no al revés. De ahí quieren argumentar que la Iglesia es siempre contraria a la verdad científica, cuando en las Escrituras no aparece en ninguna parte un escrito que contradiga la teoría de Galileo.

Y la Biblia habla de la Tierra porque es en este planeta que nos ha tocado vivir en donde se ha desarrollado el hecho más extraordinario: La Creación del hombre hecho con los elementos químicos, es decir la materia que es común a todos los materiales que forman el Universo, y que están sometidos a una degradación que es una especie de combustión en donde toda la materia se consume, transformándose en energía calorífica como en el caso del fuego.

Y aún que sea verdad la teoría de que la Energía no se pierde pero que se transforma, todo el Universo está en continua agonía, a semejanza de Jesús en la Cruz: El Universo igual que su Sublime Creador, tendrá una muerte segura aún que tarde miles de millones de años, porqué la Energía de las estrellas se produce por una fusión atómica que consume una cantidad inmensa de hidrógeno para transformarlo en radiaciones gamma.

Pero en la Tierra se ha producido un hecho transcendental, que no ha ocurrido en ninguna parte del mundo hasta ahora conocido: El Hombre, que es la única criatura de ese Universo que tiene una alma inmortal y que es capaz de transformarse de una materia viva pero mortal, en un espíritu inmortal, dotado de un alma a imagen de su Creador: El Dios todopoderoso que esos científicos quieren ocultar.

Por eso dijo San Juan de la Cruz, el mayor místico de todos los tiempos: “un solo pensamiento del hombre vale más que todo el Universo, por eso solo Dios es digno de Él”.

Y aquí quiero denunciar el sin sentido de los antropólogos, que quieren demostrar a toda costa que el hombre desciende del mono, a partir de una amiba oceánica, depositada allí por algún cometa, que desde el cielo trajo la vida, todo antes que reconocer la mano de Dios en la Creación, cualquier razonamiento tan absurdo como el de la “amiba cometaria”, antes que reconocer a Dios.
La teoría darwiniana, a la cual se agarran, es por eso la más absurda de las teorías, dice que el hombre ha evolucionado gracias a que ha aumentado su capacidad craneal, por eso dicen que el chimpancé es el único ser que utiliza herramientas para comer, como utilizar una piedra para cascar nueces, o una rama para extraer termitas.

A este respeto, hace poco en los programas de divulgación científica se vio un pájaro con un cerebro diminuto utilizar ramas para extraer gusanos de los agujeros de los árboles, y otro con un cerebro como una avellana de grande, retorcer la punta del palo para hacer un anzuelo y así, extraer más fácilmente la larva.

     Y los darwinianos confunden evolución y adaptación al medio, que Dios Todopoderoso infundió en la genética humana, para que la criatura se desenvuelva de la mejor manera posible en un mundo cambiante, con su teoría de la evolución de las especies desde un mono hasta un hombre, y cuando una teoría se pone de moda, existe toda una cohorte de seguidores, la mayoría ateos, que se adhieren a ella, encontrando la excusa perfecta para desobedecer las Leyes de Dios.

    Ese tipo de individuos son peores que los salvajes que adoran imágenes de piedra o de madera, porque adoran a los grandes científicos y los tienen por seres más importantes que el mismo Dios. El hombre no puede descender del mono ya que en la Biblia, está escrito que los cuadrumanos son animales impuros, y Jesús nunca podría tener una naturaleza humana que descienda de un animal impuro.



LA ABOLICIÓN DEL NOMBRE DE DIOS EN TODA LA CREACIÓN

De los cuadernos de Mª Valtorta 20-12-1.943



Dice Jesús:

Uno de los puntos en los que vuestra soberbia naufraga en el error, que además del todo degrada vuestra propia soberbia dándoos un origen, que si estuvierais menos pervertidos por el orgullo repudiaríais como humillante, es el de la teoría darwiniana.
Por no admitir a Dios, quien con su potencia ha creado el Universo de la nada y al hombre del barro ya creado, tomáis para vuestra paternidad la de una bestia.

¿No os dais cuenta que os degradáis porque, pensadlo, una bestia por muy perfecta que sea, seleccionada, mejorada, perfeccionada en la forma y en el instinto, y si queréis también en la formación mental, será siempre una bestia? ¿No os dais cuenta de esto? Esto atestigua desfavorablemente respecto de vuestro orgullo de pseudo superhombres.

Pero si no os dais cuenta, no seré Yo quien malgaste palabras para convenceros y convertiros del error. Solo os pregunto una cosa que tantos como sois, nunca os habéis preguntado. Y si me podéis responder con los hechos no combatiré más esta degradante teoría vuestra.

Si el hombre es el derivado del mono, que por evolución progresiva se ha hecho hombre, ¿Cómo es que en tantos años que sostenéis esta teoría, nunca habéis logrado, ni siquiera con instrumentos perfeccionados y métodos actuales, hacer de un mono un hombre? Podíais coger de una pareja de monos inteligentes los hijos más inteligentes y después los hijos inteligentes de estos y así sucesivamente. Tendríais así muchas generaciones de monos seleccionados, instruidos, cuidados con el más paciente, tenaz y sagaz método científico. Pero tendréis siempre monos. Si acaso hubiera un cambio, sería este: que las bestias serían menos fuertes físicamente que las primeras y más viciosas moralmente, ya que con todos vuestros métodos e instrumentes habréis destruido aquella perfección  con la que mi Padre creó a estos cuadrúmanos.

Otra pregunta: Si el hombre ha venido del mono, ¿Cómo es que ahora el hombre, incluso con injertos y cruces repugnantes, no se vuelve mono? Incluso seríais capaces de intentar estos horrores si supierais que ello podría confirmar vuestra teoría. Pero no lo hacéis porque sabéis que no sois capaces de hacer de un hombre un mono. Haríais un feo hijo de hombre, un degenerado, un delincuente quizás. Pero nunca un verdadero mono. No lo intentáis porque sabéis de antemano que tendríais un pésimo resultado y vuestra reputación saldría arruinada.

Por esto no lo hacéis. No por otra cosa. Porque no sentís ningún remordimiento ni horror por degradar un hombre a nivel de un animal, para sostener vuestra tesis. Sois capaces de esto y de mucho más. Vosotros sois ya animales porque negáis a Dios y matáis el espíritu que os diferencia de los animales.

Vuestra ciencia me produce horror. Degradáis la inteligencia y, como locos, ni siquiera os dais cuenta al hacerlo. En verdad os digo que muchos salvajes primitivos son más hombres que vosotros”.







lunes, 17 de diciembre de 2012

LA ACTUACIÓN DE DIOS Y SATANÁS EN LAS ALMAS, ES SIMLAR PERO ANTAGÓNICA, POR RAZONES DE LIBRE ALBEDRÍO







El Reino de los Cielos es de los que son como niños


En el transcurso de mi Vida, me he topado con individuos, de una gran soberbia, porque tenían una cultura solo humana que no tiene absolutamente nada que ver con la Sabiduría divina, estos emitían el razonamiento siguiente:

"Si Satanás existe y tiene poder en la Tierra es porque Dios no, puede vencerle", y por consiguiente se permitían blasfemar y maldecir, como buenos hijos de Satanás.

Un razonamiento tan sencillo, es incompresible para ellos: El hombre es perfectamente libre en esta Tierra de escoger entre el bien y el mal, y para que esta máxima se pueda cumplir, Satán tiene que poder actuar en plena libertad, de la misma manera que Dios "tienta" al hombre para el Bien, y podríamos decir metafóricamente que la Gracia de Dios, que es el Amor y el perdón es su manera de "tentar", Satanás tiene que poder tentar para el mal, y metafóricamente hablando, su "Des-Gracia" es el odio y el rencor .

Y Dios que es Justicia, permite en esta Tierra el mal y el bien, de otra manera sería ir en contra la libertad, y no se podría producir la "Recreación del alma" que es la finalidad de la Creación del Universo.

San Juan de la Cruz explica que cuando Dios se comunica al alma en los arrobamientos, por razones de Justicia y de equidad, permite al demonio actuar, por esa razón todos los grandes Santos sufrieron ataques de Satanás, proporcionales a la intensidad de las comunicaciones divinas.

Y Estos individuos, proclaman por todas partes que Dios es menos fuerte que Satanás porque no puede derrotarlo, cuando en realidad por un solo pensamiento suyo podría aplastarlo, y eso es lo que ocurrirá al final de los tiempos, cuando la libertad haya desaparecido en la Humanidad, y todos serán o hijos de Satán o Hijos de Dios, lo que será la segunda muerte o la segunda Vida.






LAS ENFERMEDADES Y POSESIONES DE SATANÁS Y LAS ENFERMEDADES Y POSESIONES DE DIOS

De los cuadernos de Mª Valtorta 3-7-1.943




               Dice Jesús:

 “Te he dicho ayer que hay géneros de enfermedades que se salen de las comunes, es decir queridas por fuerzas espirituales. Dios o Satanás, actuando uno desde el abismo del Cielo, el otro desde el abismo del Infierno, afectan por causas distintas y con distinto fin, a ciertas criaturas.

Pero, dada la fuente distinta y opuesta, una enfermedad, la que viene de Dios, lleva consigo, sacándola de los manantiales de una inmensurable Luz y de un inmensurable Amor, luz y amor para la criatura mártir de su Dios. La otra, proviniendo del abismo del estado donde reina Satanás, envuelve de tinieblas y de tormento.

He dicho criatura mártir de su Dios. Sí. El alma que se ha abandonado a su Dios, totalmente, se hace mártir. Dios mismo, actúa aquí de sacrificador, ni tampoco el martirio de la criatura abandonada al Amor es menos cruento, aunque la sangre no se derrame  materialmente, del de la que es inmolada por un verdugo, porque no solo la carne y la sangre, sino la inteligencia, el alma y el espíritu, son torturados en un feliz martirio cuyo fin, después de la crucifixión espiritual – que estigmatiza toda potencia del ser, en la carne, en la sangre, en la inteligencia, en el alma, en el espíritu, poniendo mi glorioso sello – es el abrazo ardiente con el Fuego mismo, con la encendida Caridad, el hundimiento en la ardiente Unidad que es nuestra Trinidad, el conocimiento completo de quien sea Dios y el poseer y ser poseídos por Dios para siempre.

Sí, son dos las formas de enfermedades espirituales y son dos las formas de posesión espiritual. Si se dice “poseído” de quien está agarrado, atormentado, oprimido, dominado por Satanás, ¿por qué no se debe, incluso con mayor razón, llamar “poseído” a quien está abrazado, aliviado, modelado, dominado por Dios?

¡Beatífica, sublime, feliz posesión! El alma no tiene más que abandonarse en amor, al Amor que la rodea, la abraza, la penetra, la transporta, le da sentidos nuevos y conocimientos desconocidos a los mortales. Es la zambullida en el remanso de Dios, remanso de luz, de Ciencia, de Caridad, de toda Virtud. Es zambullida en el remanso de la Paz.

El alma sale de allí, en aquellos escasos instantes en que sale – cada vez menos escasos cuanto más unida está el alma en Dios – perfumada de la esencia de su Dios, y ningún rastro de la Tierra ni del Infierno puede actuar sobre su espíritu impregnado del aroma divino.

El alma “poseída” por Dios se asemeja a Él de tal modo que hasta la forma externa y material de su ser sufre modificaciones. Dios se trasluce en su mirada, en sus palabras, en su sonrisa, en la Majestad nueva de su expresión, por lo que quien la roza dice: “Aquí hay algo que no es de esta Tierra”

Nota del que transcribe: Y de la misma manera ocurre con el alma de los poseídos por Satanás: lo vemos en el rostro de odio y de maldad, que se puede observar con espanto en la mirada y en los gestos de los asesinos y violadores, como últimamente ha ocurrido en Estados Unidos con la masacre de los asesinos en serie, y en cualquier otro lugar del mundo, porque la mirada de Satán es inconfundible, es una mirada de odio y de maldad que refleja perfectamente la esencia misma del Príncipe tenebroso. También aquí, quien los roza puede decir: “Aquí hay algo que no es de esta Tierra”. 

El alma “Poseída” por Dios es preciosa vasija sigilada, pero de la que exhala el aroma que la colma. Sigilada porque el Amor consagra y la posesión hace propiedad de Uno solo y sólo Él solo abre y cierra ese sigilo puesto en ese espíritu que se ha dado a Él. Exhala porque el aroma de Dios es tan potente que no solo llena el interior de la vasija, sino que impregna la materia, de modo que el efluvio espiritual se derrama y pasa entre la muchedumbre, purificándola del olor de la carne y de la sangre.

Si las criaturas supieran que es la “Posesión” de Dios, todos querrían ser “poseídos”. Pero para saberlo es necesario dar el primer paso, el primer acto de generosidad, de renuncia, y después perseverar en aquel primer acto. Lo demás viene, porque como una onda eléctrica emitida por el polo A, viene atraída por el polo más fuerte Z, así igualmente el alma que se ha puesto en la órbita de Dios, viene atraída por Él mismo, desde cualquier punto de la órbita donde se encuentre.

Porque Yo soy el Alfa y el Omega  y abrazo todo cuanto existe. Solo el querer humano contrario, que pone bajo el sigilo de la Bestia, desvía mi acción, porque Yo os he hecho libres y no violo vuestra voluntad. Por ello, si vuestra voluntad es carne y sangre, o sea es Satanás, mi Voluntad no puede actuar porque mi Voluntad  es Espíritu y actúa sobre vuestro espíritu y el espíritu muere donde reina la materia.

Hay que renacer en el espíritu para poder entrar en la Órbita de Dios y vencer a la carne y a su dueño: Mamona. Entonces se da la “posesión”. Paraíso anticipado sobre la Tierra, feliz ascensión del alma al Cielo en la muerte, plenitud del Paraíso en mi Reino donde los “Míos” estarán conmigo para siempre, luz en la Luz, paz en la Paz, alegría en la Alegría, gloria en la Gloria”.

sábado, 15 de diciembre de 2012

CONFIRMACIÓN POR EL ÁNGEL AZARÍAS DE LA GRANDEZA DE LA SANTIDAD DE SAN JUAN DE LA CRUZ EN LA MISA PROPIA DE SU FESTIVIDAD EL 14 DE DICIEMBRE

Cuadro de la visión de San Juan, en done Jesús le preguntó:
 "Juan ,¿Que quieres por tus Servicios? a lo cual el Santo le contestó:
 "Señor ser despreciado de todos por vuestro amor" 



En este retrato anónimo de San Juan de la Cruz, se ve reflejada la mirada fija hacia Dios que fue el lema de su Vida, que consistió siempre en contemplar y fusionarse con la Divinidad, hecho que no solo supo adoctrinar, pero sobre todo aplicar a su vida de una manera plena y continua. Por esa razón, su mensaje es en nuestra época más vigente que nunca, época en la cual el proceso de secularización, que se dedica insistentemente a predicar una doctrina "descafeinada", con unos sacrificios "lights", y ahuyentando de las almas el Santo temor de Dios.

Cuentan en el libro de su vida que, estaba tan absorto en Dios, cuando era Prior del Convento de Segovia, donde está enterrado, que cuando lo venían a buscar, estando recluido en una ermita en el jardín del convento, para atender y resolver un asunto del mundo, tenía que golpearse los nudillos de las manos, contra una pared para volver en sí, por esa razón tenía los nudillos "descalabrados".

 Santa Teresa del Niño Jesús, monja carmelita de estrecha clausura, por su amor y sus sacrificios a favor de los misioneros, mereció el título de “Patrona de las misiones” que le otorgó el Papa Pío XI.

       María Valtorta, seglar, encerrada en su cuartito de enferma y clavada a su lecho desde el año 1.933 al 1.961, trató de imitarla en la oración, en el celo y en los sufrimientos, siendo escuchada. Y así, por diversas cartas de Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas misioneras, hemos llegado a saber de un modo continuo que los escritos valtortianos  van esparciendo abundante Luz y provocando un gran fervor en las tierras de misión.

Tanto es así, que la primera traducción parcial (Vida de Jesús extractada de los diez volúmenes de “Il Poema del” Huomo-Dio”) fue hecha en Japonés y publicada en Tokio en la Navidad de 1.971 (381 páginas) a cargo del P. Juan Escobar O.F.M.




DEL LIBRO DEL ÁNGEL AZARÍAS
Dictado a Mª Valtorta del 24/11/1.946


            Dice Azarías:

En la oración de la Misa propia de San Juan de la Cruz, aparece compendiada en pocas palabras la doctrina precisa para ser perfectos cristianos: negarse a si mismos y amar la Cruz. El santo Doctor y Reformador del Carmelo, es grande en el Cielo por haber sabido hacer estas dos cosas de un modo perfecto.

Bien poco hubiera sido el haber reformado las antiguas constituciones. También los jefes de las Naciones reforman las constituciones de sus Estados, más pocos de ellos son santos. Como también los dueños de una hacienda reforman los usos y costumbres del trabajo, pero pocos de ellos son santos.

E igualmente poco, o bien menos que nada, y más aún motivo de condena hubiera sido para San Juan de la Cruz el haber escrito tratados de mística, si a las palabras no hubieran correspondido sus actos. También los escritores llenan páginas morales para abrillantar la figura del personaje o personajes de sus libros, pero después, en su vida diaria, llevan una vida que es el polo opuesto de la tesis moral que mantuvieron en su libro. No fue el suyo el perfume de su vida, que exhala con palabras la convicción de la mente que se fija en el papel, sino tan solo una obra maestra escrita para obtener de ella aplauso y ganancia. Son, por lo tanto, histriones y nada más.

Si San Juan de la Cruz hubiera escrito aquellos tratados de mística únicamente para demostrar su capacidad de escritor y después hubiera sido un tibio, un tibio nada más, habría firmado de su mano la propia condena a una pena más o menos larga, ya que la Justicia habríale preguntado: “¿Por qué has sido hipócrita? A ti no te vale la excusa de falta de conocimiento que disculpa a los ignorantes. Has conocido el Amor y lo has descrito sin que después te hayas abrasado en él. Ve, por tanto, a aprender a amar y a ser sincero”.

Pero San Juan de la Cruz se reformó heroicamente a si mismo antes que a los demás y practicó la perfección que describía para legar un código de perfección a las almas. Por esto es grande y por esto es Santo.

Y, por lo mismo, cada uno de los cristianos puede llegar a ser santo, negándose a si mismo, es decir, cambiando el yo humano a un yo espiritual perfecto y amando la Cruz. Sin la imitación del Divino Crucificado, no es posible la reforma de uno mismo y sin el amor a la Cruz no se puede llegar a termino la transformación del yo, por cuanto, reformar el yo equivale a laborar la planta rebelde de la humanidad a base de cortes y cauteríos, y no una, sino cien y mil veces, ya que ella es planta rebelde que de los mismos puntos de las amputaciones echa nuevos retoños o rechaza los injertos que la fuerzan a cambiar su naturaleza y a estar sujeta al querer del más alto, esto es: el espíritu.

En cuanto acabo de decirte referente al Santo conmemorado hoy, ¿acaso no está tratado ya en lo que dice la Epístola? Esta Epístola escrita muchos siglos antes de la venida de San Juan de la Cruz, ilustra las virtudes del cristiano, e indica las vías a seguir para alcanzar las virtudes siempre conforme a una línea, puesto que la Verdad no cambia. Ella es lo que es hoy, como lo fue hace veinte siglos y lo será en el último día. Tan solo existe un camino para llegar al Cielo: el del vencimiento de si mismos y el del amor a la cruz. Camino que es, como dice Pablo: sabiduría e inteligencia espiritual, junto con el conocimiento de la voluntad de Dios.

Conocimiento de esta divina Voluntad que os propone e, incluso, os impone a fin de poderos dar gloria y gozo, sabiduría e inteligencia espirituales que se desarrollan vigorosas con la renuncia de todo aquello que desagrada al espíritu y con la meditación amorosa del Modelo Divino que se negó a Si mismo hasta la muerte de Cruz y que se os permite “conduciros de la manera digna de Dios”, hasta el punto de agradarle en todo haciendo actos que tienen como fruto la vida eterna más allá de la vida y, como sello y sostén la virtud. ¡Oh vida gozosa y activa de quienes saben negarse a si mismos y amar la cruz!

Es semejante a un fecundo día de primavera en que todo contribuye a que se abran las flores en las plantas y a fecundarlas para que no resulte baldía la floración. Una acción da paso a otra y de un sacrificio redunda un perfeccionamiento. De un latido de amor nace un amor al sacrificio. De un amor al sacrificio, un acto de amor. De un acto de amor, un impulso a la mayor renuncia y a una más grande imitación al Divino Crucificado. Es toda una cadena en la que los eslabones se sueldan unos con otros cada vez más robustos, cada vez más en la luz, en el alto, hacia Dios, hacia la Patria y hacia el gozo. Y el artífice de su perfección da gracias a Dios Padre por “haberle hecho digno de participar en la suerte de los santos” que aquí viven en la Luz y gozan de ella en el Cielo, libres de las seducciones de las Tinieblas, ya que estas no encuentran donde afianzarse para dañar en el corazón, que amputó en si todos los puntos de los que pudiera valerse el Gran Enemigo para penetrar y demoler.

¡Ánimo María, hasta el aniquilamiento absoluto de la criatura a fin de que triunfe la causa de Dios y aumente su Gloria con otros muchos espíritus sobre los que la Sangre de Cristo aguarda a caer para redimir y perdonar!

Ten presente que las pequeñas voces, que son siempre almas víctimas, son al mismo tiempo pequeños Moisés. Y el destino de los Moisés es orar sobre el monte al tiempo que los atletas de Dios combaten contra los enemigos del Señor por su Gloria.

La Gloria de Dios deriva del conocimiento del mismo. Donde hay ignorancia de Dios, no puede estar su Gloria, ya que la ignorancia combate al Señor ya que no lo conoce y al no conocerlo, no le ama ni le importan sus palabras. Vive por tanto en el pecado más por ignorancia que por voluntad de pecar.

Ayuda con cuanto eres a los atletas que combaten a Satanás, a la ignorancia, las herejías y la tibieza. Jesús Santísimo, que es tu Amor, está esperando de ti una ofrenda de almas.

Pequeña voz, pequeña hostia, sé también una pequeña misionera, sosteniendo a los misioneros con tus sacrificios. A Gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.


   

viernes, 14 de diciembre de 2012

¿QUE ES LA " RECREACIÓN" DEL ALMA?; Y ¿ADONDE ESTÁ LA MORADA DE DIOS? CONFIRMACIÓN DE LA DOCTRINA DE S. JUAN DE LA CRUZ POR EL ÁNGEL AZARÍAS

Dibujo de San Juan de la Cruz
Visión mística de Jesús



               Hojeando el libro del Ángel Azarías (Arzayah: palabra que en hebreo significa: Dios socorre), he obtenido la confirmación de lo que había escrito acerca del "Renacer del alma", basándome en las palabras de Jesús-Dios a Nicodemo: Para alcanzar la Vida Eterna, el hombre tiene que volver a renacer espiritualmente, ya que el alma es un espíritu, y el cuerpo es solo una imagen imperfecta de Dios, y de la misma manera que hemos tenido unos padres materiales, que nos transmitieron la vida material, tenemos que tener unos Padres espirituales para transmitirnos la Vida Eterna: Jesús y María, que son los autores de nuestro renacimiento espiritual . 

             No tuvimos libertad para escoger nuestros padres que nos transmitieron la vida material del cuerpo y nuestro aspecto físico, pero si la tenemos para escoger nuestros Padres espirituales, y el aspecto espiritual de la Vida Eterna. Estos Padres son para los elegidos, Dios y para los réprobos Satanás.Y nuestro aspecto será semejante a esos progenitores: La infinita Hermosura de Dios y el infinito horror de Satanás.

          Este es el sentido de las palabras que dijo Jesús a Nicodemo: Hay que volver a nacer para poder entrar en la Vida Eterna.



          Dice Azarías:

     (...) "¿Cuál es la morada Santa de Dios? A esta pregunta responderán algunos: "El Cielo"; otros "la Iglesia", y otros: "El corazón del hombre". Y aún, no alcanzando la perfección en la respuesta, ninguno habrá errado, ya que Dios habita en el Cielo, en su Iglesia y en el corazón de los hombres que están en su gracia.

         Más, para ser exactos, Dios está en Sí mismo. El tiene la morada en su caridad infinita, única morada, que por su perfección e infinitud, puede contener al Perfecto y al Infinito. En la caridad, todo se opera, procede, se genera, se satisface, reposa y aplaca. La Caridad, esto es, el mismo, es la morada Santa de Dios."

          Y aquí hay que recordar la poesía del gran San Juan de la Cruz, el cual describiendo el diálogo del alma con su Divino Esposo, en el Cántico Espiritual, dice:   

         (Cant 1,5): Esto mismo quiso decir la esposa en los Cantares divinos, cuando deseando unirse con la divinidad del Verbo Esposo suyo, le pidió al Padre diciendo: "Muéstrame donde te apacientas y donde te recuestas al mediodía"(1,6); porque al pedir le mostrase donde se apacentaba, era pedir le mostrase la esencia del Verbo Divino, su Hijo porqué el Padre no se apacienta en otra cosa que en su Divino Hijo, pues es la Gloria del Padre, y el pedir le mostrase el lugar donde se recostaba  era pedirle lo mismo, porque el Hijo sólo es el deleite del Padre, el cual no se recuesta en otro lugar, ni cabe en otra cosa que en su amado Hijo, en el cual todo Él se recuesta, comunicándole toda su esencia al mediodía, que es la eternidad, donde siempre le engendra y le tiene engendrado".

             Por eso, como lo dice Azarías, La verdadera morada de Dios Padre, se encuentra solo en la unión mística con Jesús, en el amor del Espíritu Santo, que es la Caridad indicada por el Ángel.

        […] La mujer es solo una criatura imperfecta, como imperfecta es igualmente su matriz. Más Dios no es imperfecto. Ponderad, por tanto, que grado de carácter y de semejanza imprimará en aquellos que salen de su seno. Todas las almas son creadas por Dios y toman del Padre una primera imagen y semejanza. Ahora bien, toda alma, por espontánea voluntad, puede, diré así, tornar al Padre y volver a nacer de Él. Es esta, la “recreación” del alma de la que han hablado los doctores de la Iglesia.

            Después de estas mis palabras, aprecias todas las profundas verdades de las de S. Juan: el que ama, nació de Dios y lo conoce. El que ama, puesto que si no amase a Dios, no haría por entrar en él ni en “renacer” en plena y propia voluntad de Dios.

         Vuestro primer nacimiento fue querido por quien os engendró y Dios lo sanciona y ennoblece al conceder a la materia el alma; más este nacimiento no depende de vuestra voluntad. La Iglesia, desposada con Dios, coopera a vuestro nacimiento fortificando a la criatura con la Gracia Bautismal y, consiguientemente con los otros sacramentos.

        Pero únicamente cuando la criatura llega a la edad de comprender y de querer, es cuando puede querer nacer de Dios, en un segundo y más perfecto nacimiento que se realiza mediante el amor a Dios y al prójimo según los dispone la Ley.

             Y aquí viene toda la retahíla de “Maestros espirituales” que sin ningún temor a predicar en contra de la tradición de los Santos Padres, de la Iglesia, y de la doctrina de los Evangelios, se atreven a emitir juicios contrarios a la Santa Doctrina de la Iglesia Católica, por razones de bonismo, de relativismo y de progresismo. Los mueve la soberbia y la ceguera espiritual debida a la ausencia de la Luz de Cristo, que no han querido recibir para que no sean manifiestas sus malas obras, como dice S. Juan en su Evangelio, y su falta de temor de Dios, no pudiendo dar a sus fieles algo que no tienen.

          Con su razonamiento, que dice que todos somos hijos de Dios, llegan a la conclusión herética de que el Infierno está vacío, porque un Padre no puede mandar allí a un hijo suyo, como así me lo dijo un día cierto Arzobispo, haciendo pues innecesaria la cruenta pasión y muerte de Cristo, el martirio de todos los Santos y la predicación de tantos misioneros, muchos de los cuales han dado su vida por la Fe.

     Y lo que es peor, petrifican las almas de los fieles, condenandolos al Quietismo, yendo en contra de las recomendaciones de Jesús que dijo: “El que no está conmigo está contra Mí, y el que no amasa dispersa”

             […] La Caridad, en fin, alma mía, es la que por si sola pone en fuga al demonio porque la Caridad es luz y el demonio ama a las tinieblas; porque la Caridad es Sabiduría  y las palabras engañosas de Satanás son desmentidas por la Sabiduría; porque la Caridad es Verdad  y el mal la odia; porque la Caridad es Dios y satanás no soporta la vista de Dios.

        Las turbaciones que el adversario pueda suscitar con el recuerdo de faltas pasadas y con sugestiones de tentaciones presentes, quedan anuladas mediante la Caridad que es misericordia y sobrepasa los méritos y deseos de las criaturas que le aman, otorgando, además de la liberación del Maligno y de sus artes turbadoras, lo que, incluso la criatura humilde y amorosa no se atreve ni a imaginar siquiera que pueda obtener con su oración.

          […] El árbol de la Vida se cubre sin cesar de flores y de hojas y madura sus frutos para aquellos que aman, sirven y responden con buena voluntad a los deseos de la Gracia de Dios.

           La Gracia de Dios que está contigo, te protege y sostiene contra todos aquellos que desearían alegrarse con una caída tuya, para así acallar la voz de su conciencia que les reprocha de muchas cosas, siendo las primeras de ellas sus falta de caridad y después su modo de hacer fructificar el don de Dios.

         Perfecta descripción de la mentalidad de los Progresistas, que no soportan a los creyentes que quieren conservar su fe con toda su pureza, lo que para ellos es una denuncia a su comportamiento que carece del más mínimo temor de Dios.

           Más tú, ruega por ellos, por todos, para que tengan la caridad que es la fuente de toda virtud y salvación.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo”.