MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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sábado, 8 de febrero de 2014

CARTA A UN CURA PROGRESISTA (8 de Noviembre de 1.994)






DEL PROFETA ZACARÍAS
(Zac 11-15,17)

El Señor me dijo:Toma los arreos de un pastor necio. Porque voy a suscitar en esta tierra un pastor que no se preocupará de las ovejas perdidas, ni buscará las extraviadas, ni curará a las heridas, ni sostendrá a las sanas; sino que comerá la carne de las gordas, y las arrancará hasta las pezuñas.

¡Ay del mal pastor
que abandona a las ovejas!
¡Qué la espada hiera su brazo
y le salte el ojo derecho!
¡Que su brazo se seque por completo, 
y su ojo derechos quede del todo ciego!



Significado espiritual de las palabras de Dios dirigidas a los malos pastores:
El brazo del pastor: Su Apostolado.
El ojo derecho: El conocimiento de los mandamientos de Dios.


DEL PROFETA MALAQUÍAS:
(Mal 1- 7,9)

            Al sacerdote corresponde atesorar la ciencia, y a él se acude en busca de instrucción, porque él es el mensajero del Señor Todopoderoso. Pero vosotros os habéis desviado del camino; con vuestra enseñanza habéis servido de tropiezo a muchos y habéis invalidado la alianza de Leví, dice el Señor Todopoderoso. Por eso también Yo os he hecho despreciables y viles ante todo el pueblo, porque vosotros no me habéis obedecido, ni en vuestras decisiones habéis tratado a todos por igual.


Estimado Padre……… 


         He dudado mucho en remitirle este escrito, después de consultarlo con un Sacerdote de reconocida espiritualidad, y con una Comunidad de Religiosas Contemplativas, las cuales me han aconsejado, me he decidido a hacerlo. 

             Con la esperanza de que este escrito sea de algún provecho para Ud. lo que veo muy difícil pero no imposible, sobre todo a largo plazo y teniendo cuenta de que la Verdad es poderosa y penetrante, ya que es palabra de Jesús, me he movido a dirigirme a Ud. 

            Jesús en algunas ocasiones nos invita a emitir un juicio de valores sobre el comportamiento de algunas personas: “A sus frutos los reconoceréis” (Mat 7- 16), Él mismo nos dio sobrado ejemplo con sus juicios severos a los fariseos, a los doctores y a los letrados que pretendían enseñar al pueblo de Israel con su propia doctrina, por motivos de orgullo, buscando únicamente su gloria y no la Gloria de Dios. 

        Es seguro que dichos falsos pastores tenían siempre por costumbre emitir doctrina parcialmente adulterada por ser la doctrina que más gustaba al pueblo en un momento determinado de la historia y querían aparecer como precursores de lo que era una moda pasajera y que en ese momento fascinaba a la gente. 

       “Dejando de lado el precepto de Dios, os aferráis a la tradición humana” (Mc 7-8). 

            Hace unos cuarenta años, todo el pueblo, incluso muchos de los no creyentes, estaban obsesionados por los pecados que hacían referencia al noveno mandamiento, y por eso, era el tema favorito de los predicadores de nuestra Religión, se complacían en calificar de pecados gravísimos contra Dios lo que simplemente era una forma de vestir, un mero pensamiento o una mirada, no tenían ningún reparo en amenazar con las penas del Infierno a los transgresores de sus leyes y los que no estaban de acuerdo con esa doctrina, se les trataba con odio y desprecio, incluso se pedía el anatema o la excomunión. 

         Hace siglos, la Santa Inquisición, a pesar de lo que nos quieren hacer creer los eternos enemigos de la Iglesia, no era mas que el reflejo de la mentalidad del pueblo, que veía completamente normal que a un renegado se le torturara y hasta se le quemara vivo ya que eso era bueno para su alma, para evitarle los eternos suplicios del infierno. Era frecuente, en las procesiones de los Sambenitos que la gente exaltada prendiera fuego a las barbas de los condenados. Naturalmente, los Doctores y los letrados de esa época, buscando su propia gloria y no la Gloria de Dios, eran los líderes de esa corriente. 

                 Esto lo acredita muy bien Daniel Rops en su “Histoire de
 l´Église”. De sobra sabemos las consecuencias que tuvo este proceder para la Iglesia católica en España con la famosa “Leyenda Negra”, a pesar de que las condenas en la hoguera fueron mucho menores que las del sanguinario monstruo Enrique VIII, y de su déspota hija Isabel II en Inglaterra. 

           En la época actual, con las nuevas modas, todo ha cambiado, lo del pecado contra el noveno mandamiento ha desaparecido, la Inquisición fue una barbarie inexplicable e intolerable, fruto de una época oscurantista y todo se quiere atribuir a un grupo de seguidores de Torquemada, unos fanáticos exaltados que tenían atemorizados al sano Pueblo de Dios. 

            Han surgido nuevos líderes y nuevos pastores, en los cuales me permito incluirle a Ud. Ya nada es pecado, el Dios que antes mandaba al Infierno, ya aparece como un dios asomado detrás de una nube blanca, con una calva pronunciada, una voluminosa barba blanca, con aspecto bonachón, una sonrisa beata en su cara y los brazos abiertos. 

            Ese dios es el dios de nuestra época, el dios de la moda, fruto de la mentalidad actual de la Sociedad, que hace y deshace dioses a su medida, para la cual, como ya lo había advertido el gran Papa Benedicto XVI, ha desaparecido por completo el sentido del pecado, es el relativismo que ha invadido a la Sociedad. Ud, mi querido amigo ha querido liderar esa corriente para ser el gran teólogo que es punto de referencia de las masas que Ud. quiere adoctrinar para su vanagloria. 


          Para argumentar esa falsedad, y para ser el centro de atención y de admiración de todo el mundo, Ud no ha tenido ningún reparo en cambiar lo inamovible: Las Escrituras y la Tradición de los Santos Padres: El Infierno ya no existe: ¿Cómo un dios padre puede mandar allí a sus hijos, si ya no hay pecado, si todos los crímenes, las violaciones, incluso a las criaturas inocentes, como es el caso de la pederastia, son fruto de una infancia desgraciada, de una incomprensión y de una falta de amor de la Sociedad hacia esos pobres individuos? 

            Otra cosa: Ud. ni tiene reparo en argumentar insensateces, para querer aparecer como un gran místico a los ojos de los hombres (Otra cosa que está de moda y que gusta a la gente): Así a la objeción que le he hecho, citándole la Palabra indestructible de Jesús:


“Si tu ojo o tu brazo es objeto de escándalo para ti, arráncate el ojo o el brazo: más te vale entrar en el reino de Dios sin un ojo o sin un brazo que ser arrojado todo entero en el Infierno” (Mt 5, 29-30; Mc. 9, 43-47). 


A esa objeción tan clara e irrefutable Ud. me contesta: “¡¡¡Por amor, por amor hay que arrancarse el ojo o el brazo!!!”. 

          Cuando le dije que el Santo Cura de Ars, Patrono de todos los Sacerdotes del mundo, se pasaba muchas noches llorando delante del Santísimo, para que ninguno de los feligreses que Dios le había encomendado, se condenase, Ud. argumenta que ya que si existe el infierno, tendría que estar vacío por la gran Misericordia de Dios (Lo que equivale a decir que no existe), el Santo Cura ¡Lloraba por amor! Hay pues que creer que el Santo se pasaba la noche llorando por nada, o que había perdido el Juicio. O lo más probable: Ud. cree que la gente no tiene sentido común, o que sus detractores son todos idiotas. 

       ¿Qué tiene Ud. que argumentar a las palabras que Jesús pronunciará el día del Juicio?:


“Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno, preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer…” ? (Mt 25, 41-46). 


          Con toda seguridad, Ud. contestaría la misma insensatez: ¡El suplicio eterno lo preparó Dios con espíritu de “encendido” amor hacia sus hijos! 

            Ud, mi querido amigo, tiene todas las características de un buen Inquisidor, en la Edad Media, le habría hecho sombra al mismísimo Torquemada, o hace 50 años habría encajado en un púlpito clamando contra la inmoralidad y amenazando con el Infierno a los transgresores. 

            Me permito también relatarle lo ocurrido en cierta Parroquia francesa, País en donde he vivido 20 años de mi vida: Unos jóvenes curas llenos de “celo ecuménico” hacia nuestros hermanos protestantes separados (Celo que Ud. dijo que, afortunadamente hoy día se había conseguido gracias al espíritu de renovación carismática que había surgido en la Iglesia), no tuvieron ningún reparo en hacerle la vida imposible al anciano Párroco, solo porqué quería conservar sus tradiciones y seguir diciendo la misa en latín, y le obligaron a marcharse con tristeza de su amada Parroquia. 

          Otra anécdota no menos elocuente: Cierto Sacerdote muy abierto al amor al prójimo y olvidando la recomendación de Jesús:

“Os mando como corderos en medio de los lobos: Ser sencillos como palomas, pero prudentes como serpientes”…(Mt 10,16).
O bien: 
“No tiréis vuestras perlas a los cerdos, porque las pisotearán y se revolverán contra vosotros” (Mt 7,6).

            También con toda seguridad, para querer aparecer como un paladín de la moda, recomienda encarecidamente a una familia católica, de acoger en su seno a un reo que había redimido su pena en la cárcel, por ser un gran acto de caridad. El resultado fue el siguiente: El huésped violó a la hija y mató a la madre que se quiso interponer. 

            Querido amigo: si yo, como Ingeniero de Caminos; Canales y Puertos, calculo un puente, pero me equivoco en el análisis de estabilidad de sus elementos constructivos como son los estribos, la pilas o el tablero, prescindo de las normas constructivas de obligado cumplimiento, y ocurre una desgracia, la Sociedad por medio de los Tribunales me exigirá responsabilidades y me hará pagar los daños. 

         Igualmente, Ud. es responsable como Sacerdote de lo que dice, y tiene que conocer su oficio y aplicar las normas de la Iglesia Católica a la cual pertenece, sobre todo sabiendo que se trata de un asunto tan grave como el de la Salvación eterna de las almas, por eso Dios le pedirá cuentas de toda la doctrina que Ud, con tanto empeño predica para aparecer como un gran Teólogo y Místico a los ojos de la gente, que es lo único que parece importarle. Le recuerdo que cuando le dije que yo no estaba de acuerdo con sus opiniones pero que las respetaba, ¡¡Llegó a decirme que Ud. no respetaba las mías!! 

“La lámpara de tu cuerpo es el ojo, si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso, pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras, y si la luz que hay en ti es tinieblas, ¡Que oscuridad habrá!” (Mt 6, 22-23) 

Traducción: Lo que guía tu manera de ser es tu manera de ver las cosas: si esa manera de ver es correcta, toda tu conducta será recta, en caso contrario, toda tu conducta será torcida, y si tu no logras acertar, ¡En que errores caerás! 

           Por fin, déjeme hacer un breve comentario acerca de la tan actual y tan cacareada recomendación de los “modernos Teólogos” que Ud. ha recogido y abanderado: “La Evangelización de los indígenas ha de hacerse integrándose en esa Sociedad y cultura”. 

           Y me pregunto: ¿Qué significado tiene esa afirmación, quiere acaso esto decir que el Misionero en la Sociedad que nos ha tocado vivir tiene que adaptarse a la sociedad de consumo, acaso dirá que hay que mirar las señales de los tiempos y por consiguiente, aparcando la Cruz, abrazar el materialismo y entregarse a todos los vicios, como así lo pregona esa Cultura de la muerte del alma? 
¡¡ Seguramente estará plenamente convencido de que “China se ha perdido al Cristianismo porque los Misioneros no iban disfrazados con kimonos, como así lo afirman ciertos teólogos modernos!!" 

          Querido amigo: Recapacite Ud. y haga prueba de alguna humildad y de sentido común, no tenga una visión tan miope de los acontecimientos: Las modas de ayer, mañana parecerán y serán absurdas y ridículas, más bien siga y predique una doctrina sana, independiente de las modas cambiantes de los hombres y en acorde con la Doctrina tradicional de la Iglesia que sin duda alguna es la única verdadera, ya que como lo dice San Pablo:


“Las cosas del mundo, cuanto más subidas, más absurdas son a los ojos de Dios, y al revés las cosas de Dios, cuando más subidas, mas absurdas son a los ojos del mundo" (1 Cor 1, 20-25). 

          Una última observación: Ud, como muchísima gente, por no querer estar sujeto a la Doctrina Tradicional de la Iglesia, se ha dejado engañar por Satán, como así lo afirma S. Juan de la Cruz, que dijo: 

“Si no te sometes a la Santa Obediencia, aunque más te parezca que aciertas, no dejarás de estar engañado por el Demonio”.

       El cual ha conseguido sus logros más valiosos: La desaparición del sentido del pecado en el mundo, y lograr fabricar un dios a medida de esa idea: El dios de la barba blanca, que todo lo perdona, incluso a los que no se arrepienten, un dios que como consecuencia de todo ello, es incapaz de mandar nadie al Infierno, sencillamente porque no existe. 

            Con su mentalidad ha contribuido a ese triunfo, propagando con insistencia y gran intransigencia esa falsa doctrina, con una postura de gran desprecio hacia los que no comparten sus ideas, lo que denota la presencia de Satán, llegando a decir desde el púlpito que mis ideas son de una consistencia “granítica”. 

        Por eso ha contribuido sin saberlo quizás, pero con entera responsabilidad al clima de relajación que impera en la Sociedad actual, y lo que es más grave: Ud. es cómplice de la muerte de Dios en esa Sociedad, la muerte del Dios verdadero, del de los grandes Santos y Místicos y la de los Mártires que han derramado su sangre por la Fe. 

         En contrapartida, Ud. ha creado un nuevo dios, un ídolo hecho a medida de esta sociedad que no
s ha tocado vivir, y se ha convertido sin saberlo en un auténtico Testigo de Jehová, secta que comparte plenamente casi todas las ideas tan absurdas que predica de una manera tan inexorable. 






sábado, 1 de febrero de 2014

DURÍSIMO ENFRENTAMIENTO ENTRE JESÚS, PRÍNCIPE DE LA PAZ CON EL PRÍNCIPE NEGRO, QUE HABÍA POSEÍDO A UN "ESPÍRITU COMPLETO"











Durísimo enfrentamiento entre Jesús el Príncipe de la Paz, y Belcebú, el Príncipe negro, que había poseído un hombre porque se había entregado a todos los vicios de una manera "completa", es decir que se había entregado a los siete pecados capitales, por eso al liberarle, Jesús le dice: "Sé continente", en este episodio Jesús ha querido demostrar la dificultad que se presenta para exorcizar ese tipo de almas, ese hombre se había llevado a Jerusalén para presentarlo a los sacerdotes del Templo, que no habían lograr exorcizarlo, y que volvió aún peor que antes.

Jesús explica a Judas que María Magdalena, había conseguido librarse de los siete demonios, con mucha más facilidad porque ella había querido liberarse, personalmente, habiendo asistido con el Padre Fortea a muchos exorcismos, me he dado cuenta de como el demonio se resiste, el mismo Padre Fortea afirma en su libro "Summa Daemoniaca", qu un mal Sacerdote logrará exorcizar por el poder que ha conferido Jesús a su Iglesia, pero que le costará más trabajo que a un sacerdote Santo.  

A este respeto, he leído en algunos libros de Teología que un Santo puede quedar poseído, creo sinceramente que es un grave error, Jesús explica aquí que la fuerza de la posesión diabólica es proporcional a la gravedad de los pecados, y que tres son los caminos para dar entrada al Demonio: la carne, que nunca falta, el dinero y la soberbia. San Juan de la Cruz dice en sus dichos de luz y amor que "El alma que está unida con Dios, el demonio la teme como al mismo Dios". 

Habiendo citado este texto a un exorcista que creía que un Santo podía quedar poseído, me contestó que Santa Catalina de Siena, en algunos momentos, tenía muestras de estar poseída. Creo que es un grave error, San Juan de la Cruz explica que muchos Santos, tienen ataques terribles del Demonio por razones de Justicia de Dios, ya que al tener grandes éxtasis y arrobamientos, Dios permite al maligno que se desquite atacando a esos Santos, como le pasó a él mismo, a Santa Teresa, al Padre Pío, y a muchos otros que tienen contactos místicos con Dios. 








LUCHA DIRECTA ENTRE LA LUZ Y LAS TINIEBLAS
(Del Evangelio como me ha sido revelado de María Valtorta 29-9-1.945)


            Jesús y los suyos siguen estando en los campos. Aquí la siega de los cereales está ya terminada y los campos muestran los rastrojos resecos. Jesús camina por el margen de un sendero umbroso. Va hablando con unos hombres que se han unido al grupo de Apóstoles.

          "Sí", dice uno, "Nada le cura. Está más que desquiciado. Mira, es el terror de todos, especialmente de las mujeres, porque las sigue con gestos o palabras obscenos. ¡Y ay si les echara mano!".
          "Nunca se sabe donde está", dice otro. "En los montes, en los bosques, en los surcos de los prados... aparece de improviso como una serpiente... las mujeres tienen mucho miedo de él. Una, jovencita, murió a causa de él en pocos días por una fuerte fiebre".

          El otro día, mi cuñado había ido al lugar donde había preparado para sí y los suyos el sepulcro, porque se le había muerto el padre de su mujer, para aprestar todo para la sepultura, pero tuvo que huir, porque dentro estaba el poseso, desnudo y gritando, como siempre, y le amenazaba lanzándole piedras... Le siguió hasta el pueblo y luego volvió al sepulcro, y ha tenido que sepultar al muerto en mi sepulcro".

              (...)"¿Pero, no le mostrasteis a los sacerdotes?".
           "Sí. Atado como una carga de mercancía le llevaron hasta Jerusalén... ¡Qué viaje! ¡Qué viaje!... Te digo - yo estaba - que no necesito bajar al infierno para ver lo que sucede y se dice allí. Pero no sirvió de nada... ".
            "¿Como antes?".
            "¡Peor!".
            "¡Y, sin embargo... el sacerdote!... ".
            "Sí, ya,, pero... Se necesitaría... ".
            "¿Qué?, continua... ".

            Silencio.
             "Habla, pues. No temas. No te voy a acusar".
        "Bien... Estaba diciendo.... pero no quiero pecar... estaba diciendo... pero no quiero pecar... estaba diciendo... que sí... el sacerdote lo podía conseguir si... si... ".
            "Si fuese santo, quieres decir, y no te atreves a decirlo. Yo te digo: evita el juzgar. Pero es verdad cuanto dices. ¡Es dolorosamente verdadero!... " dice Pedro.
            Jesús calla y suspira. Un breve silencio embarazoso.

           Luego uno se atreve a hablar de nuevo. "Si le encontramos, ¿le curas? ¿Liberas estas comarcas?".
            "¿Esperas que pueda hacerlo? ¿Por qué?".
            "Porque eres Santo".
            "Santo es Dios".
            "Y Tú, que eres Hijo suyo".
            "¿Cómo puedes saberlo?".
           "¡Hombre, corre la voz! Y además somos del río y sabemos lo que hiciste hace tres lunas. ¿Quién para una crecida, si no es el Hijo de Dios?"
             "¿Y Moisés? ¿Y Josué?".
        "Obraban en nombre de Dios y para su gloria. Y podían porque eran santos. Tú los superas".
              "¿Lo vas a hacer, Maestro?".
              "Lo haré, si lo encontramos".

          Prosiguen. El calor, que aumenta, los induce a dejar el camino y a buscar alivio en una espesura de árboles que hay en la orilla del río, que ya no está agitado como cuando la crecida, sino que, aunque todavía baje rico en aguas, las tiene quietas y azules, llenas de resplandor bajo el sol.
             El sendero se ensancha y muestra en el fondo una blancura de casas. Debe de ser un pueblo que se va haciendo cada vez más cercano. En las márgenes, construcciones pequeñas, blanquísimas y sin más aberturas que en una pared. Parte están abiertas; la mayoría, sin embargo, cerradas herméticamente. En los alrededores de ellas, no hay nadie. Están diseminadas en un terreno yermo y agreste; parece abandonado. Solo yerbajos y pedruscos.

             "¡Vete! ¡Vete! ¡Retrocede o te mato!".
             "¡Ahí está el poseso y nos ha visto! Yo me marcho".
             "Yo también".
             "Y yo os sigo".
             "No temáis. Quedaos y ved".
          Jesús se muestra tan seguro que los... valientes obedecen, aunque, eso sí,  se ponen detrás de Jesús. También se quedan atrás los discípulos. Jesús va adelante solo y solemne, como si nada viera ni oyera..
          "¡Vete!". El grito de la voz es desgarrador, tiene componentes de gruñido y aullido. Parece imposible que pueda salir de garganta humana.
            "¡Vete! ¡Atrás! ¡Te mato! ¿Por qué me persigues? ¡No quiero verte!".

             El poseso pega saltos, completamente desnudo, moreno, pelo y barba largos y enredados. Los mechones negros e hirsutos, llenos de hojas secas y polvo, le caen por encima de los ojos torvos, inyectados de sangre, móviles alrededor de sus órbitas; y llegan hasta la boca abierta, mientras grita y mientras emite demenciales carcajadas que parecen una pesadilla, hasta la boca que emite espuma y que sangra, porque el desquiciado se golpea la boca con una piedra puntiaguda y dice: "¿Por qué no te puedo matar? ¿Quién me ata la fuerza? ¿Tú? ¿Tú?".

                 Jesús le mira y sigue adelante.
            El poseso se revuelca por el suelo, se muerde, echa más espuma todavía, se golpea con su piedra, se pone de nuevo en pie bruscamente, apunta el índice hacia Jesús, mirándole fuera de sí, y dice: ¡Oíd! ¡Oíd! Este que viene es.... ".
               "¡Calla, demonio del hombre! Te lo ordeno".

            "¡No! ¡No! ¡No! No me callo, no, no me callo. ¿Qué hay entre nosotros y Tú? ¿Por qué no nos dejas tranquilos? ¿No te ha bastado encerrarnos en el reino del infierno? ¿no te basta venir, haber venido para arrebatarnos al hombre? ¿Por qué nos impeles hasta allá abajo? ¡Déjanos vivir en nuestras presas! Tú, Grande y Poderoso pasa, y conquista si puedes. Pero déjanos a nosotros gozar y hacer daño. Para eso estamos. ¡Oh!  ¡Mal...! ¡No! ¡No puedo decirlo! ¡No te lo dejes decir! ¡No puedo maldecirte! ¡Te odio! ¡ Te persigo! ¡Te espero para torturarte! Te odio a Ti y a Aquel de quien procedes, y odio aquel que es vuestro Espíritu. ¡Odio al Amor, ya que soy Odio! ¡Quiero maldecirte! ¡Quiero matarte! Pero no puedo ¡No puedo! ¡No puedo todavía! Pero te espero, Cristo te espero. ¡Muerto te veré! ¡Oh, hora de felicidad! ¡No! ¡No felicidad! ¿Muerto Tú? No. No muerto. ¡Y yo vencido! ¡Vencido! ¡Siempre vencido!... ¡¡¡Ah!!!...". El paroxismo toca su culmen.

            Jesús sigue andando hacia el poseso, teniéndole bajo el rayo de sus ojos magnéticos. Ahora Jesús está completamente solo. Apóstoles y lugareños, se han quedado atrás. Estos, detrás de los Apóstoles; los Apóstoles, separados de Jesús unos treinta metros al menos.
            Algunos habitantes del pueblo que parece muy poblado y también rico, han salido, atraídos por los gritos; están observando la escena, preparados también para huir como el otro grupo. Así, la escena se desarrolla de esta manera: en el centro el poseso y Jesús, ya a pocos metros uno del otro; detrás de Jesús, a la izquierda, apóstoles y lugareños, a la derecha, detrás del poseso, los habitantes del pueblo.

            Jesús, después de la orden de callar, no ha vuelto a hablar, solamente mira fijo al poseso. pero ahora Jesús se detiene y alza los brazos, los extiende hacia el endemoniado, está para hablar. Los gritos se hacen verdaderamente infernales. el poseso se retuerce, da saltos a la derecha, a la izquierda, hacia arriba. Parece como si quisiera huir o arremeter, pero no puede. Está clavado allí y aparte de sus contorsiones no se le permite ningún otro movimiento. Cuando Jesús estira los brazos, con las manos extendidas como quien jura, el demente grita más fuerte, y después de haber increpado, reído y blasfemado, se pone a llorar y a suplicar.

           "¡En el infierno, no! ¡no en el infierno! ¡no me mandes allí!. Horrenda es mi vida ya aquí, en esta cárcel de hombre, porque quiero recorrer el mundo y despedazar a tus criaturas. Pero ¡allí! ¡allí! ¡allí! ¡No! ¡No! ¡No! ¡Déjame fuera!...".
            "Sal de este, te lo mando"
            "¡No!".
            "¡Sal!".
            "¡No!".
            "¡Sal!".
            "¡No!".
            "¡En el nombre del Dios Verdadero, sal!".
        "¡Oh! ¿Por qué me vences? Pero no salgo, no. Tu eres el Cristo, Hijo de Dios, pero yo soy... ".
             "¿Quien eres?".
            "Yo soy Belcebú, Belcebú soy, el Amo del mundo, y no me doblego, ¡Te desafío Cristo!".

            El poseso se inmoviliza de golpe, rígido casi hierático, y mira fijo a Jesús con ojos fosforescentes, apenas moviendo los labios con palabras ininteligibles y haciendo, con las manos llevadas hasta los hombros, los codos flexionados, leves movimientos.

        Jesús también se ha detenido. Ahora tiene los brazos recogidos sobre el pecho. Le mira. También Jesús mueve levemente los labios. Pero no oigo ninguna palabra.
            Los presentes esperan con opiniones contrarias: "¡No lo consigue!", "Sí, ahora Cristo lo consigue", "No. Vence el otro", "Es bien fuerte", "Sí", "No".
             Jesús abre los brazos. Su rostro es un resplandor de imperio, su voz un trueno. "Sal. Por última vez. ¡Sal, Satanás! ¡Lo mando Yo!".

             "¡Aaaaah" es un grito larguísimo, de aflicción infinita. No lo emite así uno que sea traspasado lentamente por una espada. Y luego el grito se concreta en palabras: 
             "Salgo, sí. Me has vencido. Pero me vengaré. Tú me echas a mí, pero tienes un demonio a tu lado y en ese entraré para poseerle, invistiendole con todos mis poderes. Y no habrá orden tuya que me le arrebate. En todo tiempo, en todo lugar, me engendro hijos. Yo, el autor del Mal. Y como Dios se ha generado por si mismo, yo por mi mismo me genero. Me concibo en el corazón del hombre, y este me da a luz, da a luz un nuevo Satanás que es él mismo, y yo exulto, ¡exulto de tener tanta prole! 

       Tú y los hombres, siempre encontraréis estas criaturas mías que son otros idénticos a mí. Voy, Cristo a tomar posesión de mi nuevo reino, como Tú quieres, y te dejo ese trapo de hombre maltratado por mí. Por este que te dejo, limosna de satanás a Ti, Dios, me tomo ahora mil, diez mil y los encontrarás cuando seas un sucio harapo de carne, arrojado como escarnio a los perros; y tomaré otros, en el transcurso de los siglos, millares y millares, para hacer de ellos mi instrumento y tu tormento.

             ¿Crees vencer alzando tu Signo? Los míos lo echarán abajo y yo venceré... ¡Ah! ¡No, no te venzo! ¡Pero te torturo en Ti y en los tuyos!...".
            [...] Pero Jesús, que se ha agachado a tomar la mano del hombre caído, se vuelve, y dice: "¡Venid. No temáis!". Temerosa, la gente se acerca. "Está curado. Traed una túnica". Uno sale a la carrera.
         El hombre vuelve en sí poco a poco. Abre los ojos y encuentra la mirada de Jesús. Se sienta. Con la mano libre se seca el sudor, la sangre y la baba, se echa hacia atrás el pelo, se observa. Se ve desnudo delante de tanta gente y se avergüenza. Se acurruca y pregunta: "¿Qué ha sido? ¿Quien eres? ¿Por qué estoy aquí desnudo?".

              "Nada, amigo. Ahora te traerán ropa y volverás a tu casa".
              "¿De donde vengo? ¿Y tú de dónde vienes?. Habla con voz de enfermo, cansada y blanda.
                "Vengo del mar de Galilea".
              "¿Y como me conoces? ¿Por qué me socorres? ¿Como te llamas?".

                Llegan algunos hombres con una túnica. Se la ofrecen al hombre que ha recibido el milagro, y llega una pobre vieja llorando y aprieta el curado contra su corazón.
                  "¡Hijo mío!"
                  "¿Mamá! ¿Por qué me has dejado tanto tiempo?".
                La anciana llora más fuerte y le besa y acaricia. Quizás iba a decir otras palabras, pero Jesús la domina con sus ojos, y le inspira otras, más compasivas: "¡Has estado muy enfermo, hijo mío! Alaba a Dios que te ha curado, y a su Mesías, que ha obrado en el nombre de Dios".
                  "¿Este? ¿Como se llama?"
                  "Jesús de Galilea. Pero su nombre es Bondad. Besale las manos, hijo; dile que te perdone por cuanto has hecho o dicho.... Cierto que has hablado estando... ".
              "Sí, ha hablado estando con fiebre" dice Jesús para detener las palabras imprudentes. "Pero no era él el que hablaba, y Yo no soy severo con él. Sé bueno ahora. Sé continente". Jesús recalca la palabra. El hombre baja la cabeza confundido.
              
             Pero lo que Jesús ahorra, no lo ahorran los ciudadanos ricos que ahora ya están cerca. Entre ellos están los indefinibles fariseos. "¡Te ha ido bien! ¡Suerte la tuya, que has encontrado a este, amo de los demonios!".
               "¿Endemoniado yo?". El hombre está aterrorizado.
        La vieja reacciona: "¡Malditos! ¡Sin piedad ni respeto! ¡Víboras odiosas y crueles! Y tú también, inútil ministro de la sinagoga. ¿Amo de los demonios el Santo?".
             "¿Y quien quieres que pueda tener poder sobre ellos si no su rey y padre?".
               "¡Sacrílegos! ¡Blasfemos! ¡M... !".

             "Silencio, mujer. Sé feliz con tu hijo. No impreques. A Mí no me causa preocupación ni afrenta. Id en paz todos. A los buenos, mi bendición. Vamos, amigos".
               "¿Puedo seguirte?". Es el curado el que habla.
            "No. Quédate. Sé testimonio Mío y alegría para tu madre. Ve".
           Y, entre gritos y aplausos y cuchicheos de burla, Jesús atraviesa parte de la Ciudad para luego entrar de nuevo en las sombras de los árboles que están a lo largo del río.
              Los apóstoles se pegan a Él. Pedro pregunta: "¿Por qué, Maestro el espíritu inmundo ha opuesto tanta resistencia?".
                 "Porque era un espíritu completo".
                 "¿Qué quiere decir esta palabra?".
            "Escuchadme: Hay quien se da a Satanás abriendo una puerta a un vicio capital. Hay quien se da dos veces. quién tres, quien siete. Cuando uno ha abierto el espíritu a los siete vicios, entonces entra en él un espíritu completo. Entra Satanás el príncipe negro".
                  "Ese hombre, joven todavía ¿Como podía estar poseído por Satanás?".
                    "¡Oh! ¡amigos! ¿Sabéis por qué sendero viene Satanás? Tres son las vías generalmente holladas, y una no falta nunca. Tres: la carnalidad, el dinero, la soberbia de la mente. La carnalidad es la que no falta nunca. Emisaria de las otras concupiscencias, pasa sembrando su veneno y todo florece con floración satánica. Por eso os digo: "Sed dueños de vuestra carne". Que sea este dominio el comienzo de cualquier otro dominio, de la misma forma que esta esclavitud es el comienzo de cualquier otra. El esclavo de la lujuria se hace ladrón y tramposo, cruel, homicida, con tal de servir a su ama. La misma sed de poder está emparentada con la carne.

 ¿No os parece así? Así es. Meditad y ved si me equivoco. Por la carne Satanás entró en el hombre, y feliz si puede hacerlo, por la carne entra de nuevo; él, uno y septipartito, con la proliferación de sus legiones de demonios menores".
           María de Magdalá, Tú lo dijiste, y ciertamente eran demonios de lujuria. Y, sin embargo la liberaste con mucha facilidad".
                 "Sí, Judas, es verdad".
                 "Y entonces?".
                "Y entonces - dices - mi teoría se viene abajo. No, amigo. La mujer quería ya ser liberada de su posesión. Quería. La voluntad es todo

                                     

martes, 28 de enero de 2014

EN LA CREACIÓN, DIOS OBRA CON ORDEN Y PACIENCIA

DIÁLOGO DE JESÚS CON JUDAS ISCARIOTE, E ISAAC UNO DE  LOS PASTORES QUE VINIERON A ADORARLE EN BELÉN.





La teoría Darwiniana de la Evolución




                                                                                                        Magnificas enseñanzas sobre la paciencia, madre de todas las Virtudes, que es la manera de actuar de Dios en sus obras, desde la Creación del Génesis, en donde todo se hizo en siete días, que simbolizan siete tiempos, incluida la creación del hombre, que se modeló poco a poco con barro, hecho con polvo de la Tierra.

          Y esta creación del hombre, fue como el trabajo del alfarero, que poco a poco va modelando, y dando su forma con paciencia y amor, hasta finalizar el producto, o como un artista que va pintando un cuadro. Lo absurdo es querer juzgar la Obra antes de que esté terminada: No se puede decir al alfarero: Tu obra es pésima cuando aún no está terminada, porque te contestará con toda la razón del mundo: "Amigo, espera a que mi obra esté terminada para emitir tu opinión".

              Otros, que se creen sabios, como muchos divulgadores científicos, o investigadores ateos, que han visto una fase de la creación en un hombre fosilizado, cuando aún no estaba terminada, y que aún no tenía el soplo de Dios que le infundírá el alma inmortal, no solo niegan de la Sagrada Escritura, relatada en el libro del Génesis, pero además, quieren probar que toda la Revelación es un cuento, y se obstinan en querer demostrar a toda costa que Dios no existe, ya que nunca lo mencionan, y critican los que no piensan como ellos.

               Lo malo es que existe una gran multitud de personas, admiradores de la Ciencia humana, que adoran y siguen esa doctrina satánica, a pesar de ser insostenible racionalmente, porque esa teoría no se puede mantener, ya que la razón indica que es imposible que la materia se auto-genere por si misma.

       Y además esa enseñanza parte de un ilogismo y llega al absurdo, porque no puede aclarar de donde viene el primer germen, que ellos dicen que fue de donde salió el hombre, y sobre todo no explica a donde va el hombre, al contrario de la Religión, que dice que el hombre viene de Dios y vuelve a Dios si cumple sus mandamientos.

            Ese tipo de individuos no ven diferencia alguna entre un hombre y un chimpancé, están tan ciegos que no perciben que el animal solo se guía por su instinto, y que solo el hombre es capaz de tener misericordia y amor al pobre y al necesitado, lo que lo diferencia de los animales, y lo que demuestra que tiene una alma inmortal, a imagen y semejanza de Dios.

             Lo mismo ocurre con la recreación del alma, por eso Dios da a la mayoría de las almas, toda una vida para convertirse y obedecer a la voz de su conciencia, para los que no han conocido la Revelación, o para poder seguir las enseñanzas de Jesús en los Países Cristianos. 

        Los que no lo consiguen en esta vida, pasarán el tiempo necesario para completar su purificación en el Purgatorio, otros no podrán nunca purificarse, son los réprobos, que han alcanzado la segunda muerte eterna.




Del Poema del Hombre-Dios de María Valtorta  (25-1-1.945)

            (...) Y, dirigiéndose a todos, Jesús añade: "así hay que actuar. Yo también actúo así, ir hacia adelante, sin cansancios. El cansancio es todavía una raíz de la soberbia humana, como también lo es la prisa. ¿Por qué uno siente fastidio por los fracasos? Porque el orgullo dice: "¿A mí decirme que no? ¿Conmigo tanta espera? Esto es falta de respeto hacia el Apóstol de Dios". No, amigos. Observad toda la Creación, y pensad en quien la hizo. Meditad sobre el progreso del hombre, y pensad en su origen. Pensad en esta hora que se cumple, y calculad cuantos siglos la han precedido. Lo creado es obra de serena creación. El Padre no hizo desordenadamente todo, sino que hizo el universo por tiempos sucesivos. 

           El hombre, el hombre actual, es obra de un progreso paciente, y progresará cada vez más en saber y en poder; luego serán santos o no santos, según su voluntad. El hombre no se hizo docto de repente. Los Primeros, expulsados del Jardín, tuvieron que aprenderlo todo, lentamente, continuamente, aprender hasta las cosas más simples: que el grano de trigo hecho harina y luego amasado y luego cocido es mejor, y aprender como molerlo y luego cocerlo, aprender a encender la leña, aprender como se hace un vestido, usando las pieles de los animales, como se hace un cobijo, observando las fieras, y un lecho, observando los nidos, y a medicinarse con hierbas y con aguas, observando a los animales que con ellas se medicinan por instinto, aprendiendo a viajar por el desierto y por los mares estudiando las estrellas, domando los caballos, y aprender, de una cáscara de nuez flotando a la orilla de un riachuelo, el equilibrio sobre las aguas.

            ¡Cuantos fracasos antes de obtener un resultado! Pero lo obtuvo, y seguirá progresando. No será más feliz por esto, porque más que en el bien, se hará experto en el mal, pero progresará. La Redención ¿no es obra paciente? Decidida desde el principio de los siglos, y aún antes, he aquí que adviene ahora, cuando los siglos ya la han preparado. Todo es paciencia. ¿Por qué entonces, ser impacientes? ¿No podía Dios hacer todo en un abrir y cerrar de ojos? ¿No podía el hombre, dotado de razón, salido de la mano de Dios, saber todo en un abrir y cerrar de ojos? ¿No podía Yo venir al principio de los siglos? Todo podía ser. Pero nada debe ser violencia, nada. La violencia es siempre contraria al orden; y Dios, y lo que de Dios viene es orden. No queráis valer más que Dios.

            "¿Pero entonces, ¿cuándo serás conocido?

            "¿Por quien, Judas?"
            "¡Hombre, por el mundo!"
            "Nunca".
            "¿Nunca? ¿Pero no eres el Salvador?"
          "Lo soy. Pero el mundo no quiere ser salvado, solo en la proporción de uno a mil me querrá conocer, y en la de uno a diez mil me seguirá realmente. Y aún así digo mucho. Ni siquiera los que estén más estrechamente ligados a Mí me conocerán".

          "Si están estrechamente ligados a Tí, te conocerán, ¿no?"

       "Sí, Judas. Me conocerán como Jesús, el israelita Jesús, pero no me conocerán como quien soy. En verdad os digo que no seré conocido por todos ellos. Conocer quiere decir amar con fidelidad y virtud... y habrá quien no me conozca".
             
           Se ve en Jesús un gesto de resignado desconsuelo, el que tiene siempre cuando anuncia la futura traición: abre las manos, y las tiene así, hacia fuera, con el rostro lleno de dolor, un rostro que no mira ni a los hombres, ni al cielo, sino a su futuro destino de Traicionado. 

            "Ni digas eso, Maestro", suplica Juan.
          "Nosotros te seguiremos para conocerte cada vez más" dice Simón, y con él los pastores al unisono.
            "Como a una esposa te seguimos, y te queremos más que a ella; nos sentimos más celosos de Tí que de una mujer. ¡Oh, no! Tanto te conocemos, que no podemos ya ignorarte. Él, (y Judas señala a Isaac) dice que negar tu recuerdo, de cuando eras un recién Nacido, habría sido más atroz para él que perder la vida. Y no eras más que un recién nacido. Nosotros te tenemos como Hombre y Maestro. Nosotros te oímos y vemos tus obras. Tu contacto, tu aliento, tu beso, son nuestra continua consagración y nuestra continua purificación. ¡Solo un satanás podría renegarte, después de haber sido una persona allegada a Tí!".

          "Es cierto, Judas; no obstante, lo habrá".
          "¡Ay de él, seré su verdugo!" exclama Juan de Zebedeo.

         "No. Deja al Padre la Justicia, Sé su redentor. El redentor de esta alma que tiende hacia satanás... "Saludemos a Isaac. Ha atardecido. Yo te bendigo, siervo fiel. Ya sabes que Lázaro de Betanía es nuestro amigo y que desea ayudar a mis amigos. Yo parto. Tú te quedas. Árame el terreno árido de Judá. Más adelante volveré. Ya sabes donde encontrarme en caso de necesidad. Te doy mi paz". 

              Jesús bendice y besa a su discípulo.

           
          
          

sábado, 25 de enero de 2014

INTERPRETACIÓN MÍSTICA DEL GÉNESIS II: NATURALEZA DEL ÁRBOL DE LA VIDA Y DEL ÁRBOL DEL CONOCIMIENTO DEL BIEN Y DEL MAL PLANTADOS EN EL JARDÍN DEL EDÉN


San Juan Bautista y Mª Magdalena nuevos Adán y Eva
 ante María el Árbol de la Vida, con su fruto: Jesús



EL NACIMIENTO DEL MUNDO


          El Señor Dios plantó un huerto en Edén, al oriente, y en él puso el hombre que había formado. El Señor hizo brotar del suelo toda clase de árboles hermosos de ver, y buenos para comer, así como el árbol de la Vida en medio del huerto, y el árbol del conocimiento del bien y del mal. (Gn 2-8, 9)

         Dios, para que el hombre, dotado de un cuerpo material, fuese merecedor del Cielo, tiene que dejarlo con plena libertad para poder escoger entre el bien y el mal. Para ello, Dios coloca al hombre en un lugar adecuado, dotado de todo lo necesario para su subsistencia: son los árboles "hermosos de ver, y buenos para comer". El bien se presenta bajo la forma del árbol de la Vida, y el mal bajo la forma del árbol del conocimiento del bien y del mal. 

         Del Edén salía un río que regaba el huerto, y desde aquí se partía en cuatro brazos. El primero se llama Pisón; es el que bordea la región de Evilá, donde hay oro; el oro de esta región es puro; y también hay allí resina olorosa y ónice. El segundo se llama Guijón; es el que bordea la región de Cus. El tercero se llama Tigris; es el que pasa al este de Asiria. El cuarto es el Eufrates. (Gn 2-10,14)

         El río que regaba el huerto del Edén, simboliza a Dios, los cuatro brazos de ese río son los cuatro espíritus de Dios Padre, que estaban actuando para dar a conocer al hombre, de una manera infusa, su verdadera naturaleza:

         El Pisón es el Espíritu de Pureza de Dios, que se manifestó el primer día de la Creación en forma de Luz, y que otorgaba a Adán la capacidad para discernir el bien del mal, es decir  la Luz y de las Tinieblas, por eso dice la Escritura que ese río bordea la región de Evilá donde hay oro puro, resina olorosa y ónice, que simbolizan el conocimiento de la Pureza, la belleza y el aroma de esa virtud. 

      El Guijón es el Espíritu de Verdad de Dios, presente el segundo día de la Creación con la separación de las aguas y la creación de la bóveda.

        El tercero es el Tigris que simboliza el Espíritu de Justicia de Dios que está presente en los árboles que daban fruto con semillas de su especie en el tercer día de la Creación.

        El cuarto es el Eufrates que simboliza el Espíritu de Bondad, presente en el cuarto día, en la Creación del sol; la luna y las estrellas, para poder orientarse en las tinieblas, y dar luz y calor a la Tierra.

         Así que el Señor Dios tomó el hombre y lo puso en el huerto de Edén para que lo cultivara y guardara. Y dio al hombre este mandato:
       - "Puedes comer de todos los árboles del huerto; pero no comas del árbol del conocimiento del bien y del mal, porque si comes de él, morirás sin remedio". (Gn 2- 15, 17)

         Cultivar y guardar el huerto del Edén, regado por los cuatro brazos del río, significa cultivar y guardar esas cuatro esencias de Dios Padre que son la Pureza, la Verdad, la Justicia y la Bondad. Por esa razón, con estos conocimientos, el hombre se puede enfrentar a la prueba que se le presenta.

      Y por eso mismo, el hombre teniendo el conocimiento perfecto de esos cuatro Espíritus de Dios, grabados en su conciencia, y que no tienen los animales, hubiera podido superar la prueba, pero desgraciadamente no la superó, y cometió el pecado, comiendo el fruto del árbol prohibido, por eso toda la Humanidad sufre las consecuencias hasta el fin del mundo.

        Es el pecado de Eva, la madre material del género humano, solo podrá ser redimido por el fruto del árbol de la Vida, plantado en el medio del Edén, símbolo de la Virgen María, nuestra Madre espiritual, que nos ofrece el fruto de ese Árbol: Su Divino Hijo Jesús, que asumirá la Redención, si nos unimos místicamente a Él, comiendo su Cuerpo y bebiendo su Sangre, lo que nos dará la Vida Eterna.

        Y ese pecado de Eva es gravísimo, porque el hombre traicionó a su Creador, que le había dado su ser, y su Ley grabada en su conciencia, y el conocimiento perfecto de lo que iba a suceder si desobedecía  los mandamientos de Dios: La muerte irremediable. Y aquí aparece otra vez el pecado de Satanás: el orgullo y la ambición de ser como Dios.





          

viernes, 24 de enero de 2014

VERDADERA INTERPRETACIÓN DEL LIBRO DEL GÉNESIS LA CREACIÓN TEMPORAL Y LA RECREACIÓN ETERNA DE DIOS


Desde el punto de vista espiritual, la Tierra es un espejismo
está, pero ya no estará.




           Todos los científicos están de acuerdo en que la Creación material de Dios tuvo un inicio y tendrá un final, porque toda la inmensa energía que mueve el mundo necesita un combustible. Nuestro sistema solar, que solo es un grano de arena en la inmensidad del cosmos, produce su energía a través de la fusión atómica del hidrógeno que se convierte en helio.

          Pero el sol tiene que consumir enormes cantidades de ese gas, lo que implica que llegará un momento en que se agotará y morirá, transformándose en una gigante roja después de haber aumentado su volumen hasta engullir la órbita terrestre, hecho que ya se ha observado en otras estrellas de la galaxia, y que nadie pone en duda. Naturalmente esto se calcula que se producirá dentro de 5.000 millones de años, según dicen, a no ser que se produzca antes una explosión, que transforme el sol en una Super Nova.

          Estos 5.000 millones de años parecen tranquilizar a todo el mundo, sin embargo esa cantidad fabulosa es insignificante comparada con la eternidad, representa mucho menos que una gota de agua en todos los mares de la Tierra. Y para Dios que es Eterno, la creación material es insignificante, es un trampolín para llegar a lo más importante que es la creación eterna, y lo escrito en la Biblia en el Libro del Génesis tiene, para el que sabe verlo, un significado espiritual místico, que explica la verdadera creación: La Creación eterna, que solo se puede producir por la acción de Jesús-Dios, cuando el alma sigue su Doctrina y renace para la Vida Eterna como así lo explicó el Salvador a Nicodemo:


         Jesús le contestó:

         "Yo te aseguro que el que no nazca de lo alto no puede ver el Reino de Dios, si no nace del agua y del Espíritu. Lo que nace del hombre es humano; lo engendrado por el Espíritu es espiritual. Que no te cause pues, tanta sorpresa lo que te he dicho: Tenéis que nacer de lo alto". (Jn 3- 5, 6)        
         

"La Palabra era la luz verdadera
que con su venida al mundo
ilumina a todo hombre pero el mundo,
aunque fue hecho por ella,
no la reconoció.
Vino a los suyos,
pero los suyos no la recibieron.
A cuantos la recibieron,
a todos aquellos que
creen en su nombre,
les dio poder para ser hijos de Dios.
Estos son los que no nacen
por vía de generación humana,
ni porque el hombre lo desee,
sino que nacen de Dios.
Y la Palabra se hizo carne
y habitó entre nosotros;
y hemos visto su gloria,
la gloria propia del Hijo único del Padre,
lleno de gracia y de verdad"
(Jn 1-9, 14)


      "Esta es la historia de la creación del cielo y de la tierra. Cuando el Señor Dios hizo la tierra y el cielo, no había todavía en la Tierra arbusto alguno, ni brotaba hierba en el campo, porque el Señor Dios no había enviado aún la lluvia sobre la tierra, ni existía nadie que cultivase el suelo; sin embargo un manantial brotaba de la tierra y regaba la superficie del suelo. 

          Entonces el Señor Dios formó el hombre del polvo de la tierra, sopló en su nariz un hálito de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente." (Gn 2-4, 7)

          La Tierra es pues un trampolín para alcanzar la Eternidad, el hecho de que la Escritura diga que no había todavía arbusto alguno, ni brotaba hierba en el campo, se refiere a la época en que la Tierra estaba aún vacía de seres capaces de ser Hijos de Dios, ya que los arbustos y la hierba del campo, que brotaron el tercer día de la Creación,  



        

"Son las plantas con semilla y árboles frutales que den en la tierra frutos con semilla de su especie. Y así fue. Brotó de la tierra vegetales: plantas con semilla de su especie y árboles frutales
 que dan fruto con semillas de su especie. 
Y vio Dios que era bueno.
Pasó una tarde, pasó una mañana: 
el día tercero" (Gn 1-11, 12)



       Estas plantas y arboles, representan la presencia en la Tierra del tercer Espíritu de Dios Padre: El Espíritu de Justicia. Este Espíritu de Justicia es el que permite distinguir a los verdaderos Hijos de Dios, que poseerán la Vida Eterna:

         "Si un árbol es bueno dará fruto bueno; pero si un árbol es malo, dará fruto malo. Porque el árbol se conoce por sus frutos" (Mt 12-33).

      Para que el árbol dé sus frutos, necesita la lluvia que simboliza la divina gracia de Dios, y alguien que lo cultive, que son los mandamientos y la Ley, que provienen del manantial que brota de la tierra, que es la imagen de  la divina Gracia. Es entonces cuando Dios, modela con el polvo de la tierra, el hombre y puede soplar el hálito de Vida  en la nariz, único órgano del ser humano continuamente abierto al aire, por donde penetra el hálito de Vida, que significa el alma que diferencia el hombre de los otros seres vivientes.


         Vemos pues que este hecho de modelar el ser humano con barro, tiene un significado muy profundo, y eso explica la evolución de los homínidos, que solo fueron dotados de un alma cuando Dios vio que estaban capacitados para recibirla insuflándosela por la nariz, fue como lo dice la Escritura, cuando el hombre se transformó en un ser viviente. 

Viviente para Dios, es solo el ser humano, que tiene la Eternidad, y no el animal que no tiene alma.

         Y aquí me permito denunciar la mentalidad actual de muchos seres, admiradores de los grandes científicos, del tipo de los "Paleontólogos del Instituto Max Plant de Antropología evolutiva de Leipzig", que están obsesionados por querer demostrar que el relato de la Creación, inspirado por el Espíritu Santo, es una falacia, y que todo lo enseñado es una simple utopía, y creen que han logrado desmontar a través de su teoría evolutiva con el descubrimiento de los homínidos fosilizados, que todo el relato del Génesis es una pura utopía. A ese tipo de "cientificos" les es imposible comprender que Dios haya puesto los Genes en los animales que es la orden para que obedezcan a su mandato, por eso se empeñan en afirmar que todos los animales adquieren sus conocimientos viendo a sus padres que les transmiten sus conocimientos, que son más grandes cuando el cerebro del animal es más voluminoso.

El celebre naturalista y divulgador español Felix Rodríguez de la Fuente, ha demostrado que los alimoches que rompen las cáscaras de los huevos de avestruz rompiéndolos con una piedra, no han aprendido de sus padres, cogió un huevo de alimoche y lo colocó en una incubadora, dejó el ave en libertad y solo por el instinto puesto por el Creador rompió con una piedra un huevo,

Otro absurdo de esos Soberbios, es cuando dicen que el mono es el único animal que puede usar herramientas para romper nueces, o pajas para sacar gusanos de los huecos de los árboles. Hace algún tiempo, he visto en un programa de TV sobre la naturaleza, que ciertos pájaros con un cerebro diminuto, son capaces de coger ranas con el pico para extraer gusanos de los huecos de los árboles, y hasta doblar la punta para hacer anzuelos y así poder extraer los gusanos con mayor facilidad. Y los rompehuesos, con cerebros mucho más pequeños que los monos, vuelan con grandes osamentos a gran altura, para dejarlos caer sobre una roca, para que se disgreguen y poder tragarlos con más facilidad.
         

  



miércoles, 15 de enero de 2014

EN VERDAD OS DIGO QUE LA MUERTE ES UN DON, CUANDO SIRVE PARA IMPEDIR NUEVOS PECADOS Y COGE AL HOMBRE CUANDO ESTÁ RECONCILIADO CON SU SEÑOR


Jesús no quiere volver a curar
 a un pecador reincidente




        Como dijo Jesús, cuando lo prendieron, "Este mundo no es mi Reino", es decir, por que por razones de Justicia, Dios no puede intervenir cuando el hombre que es libre,  reniega de los mandamientos de Dios, y por eso, Jesús tampoco puede siempre realizar milagros de sanación en el alma y el cuerpo, porque pudiendo leer los corazones, sabe que estas acciones son inútiles o perjudiciales para la Salvación de las almas.

       Si Jesús-Dios forzara la libertad humana, obligando a una persona a a seguir el camino trazado por sus enseñanzas, que esa alma no quiere seguir, tendría que dejar también a Satanás, por razones de equidad, constreñir igualmente la libertad del hombre, el cual se transformaría en réprobo, en contra de su voluntad.

         Es por esa razón que el Demonio tentó a Jesús de una manera muy astuta, al decirle que se tirara desde el alero del templo, y que sus ángeles evitarían que su pié tropezara en la piedra, haciendo una entrada triunfal en el Templo de Jerusalén. Porque entonces, todos los espectadores admirados estarían obligados a creer y seguir a Jesús, tanto los buenos como los malos, se apuntarían todos, y ya no se podría separar el trigo de la cizaña. 

          Por eso, Cristo nunca se manifestó con su Gloria, solo lo hizo a San Juan, Santiago y San Pedro en el monte Tabor en su Gloriosa Transfiguración, y mandó que no se hablara de ello a nadie hasta su Resurrección, y cuando hacía un milagro, siempre le decía al beneficiario: "No se lo digas a nadie" 

         En la Vida del Santo Cura de Ars, escrita por Monseñor Trochú, se cuenta que vino una Señora ciega desde muy lejos para que le devolviera la vista, el Santo le dijo que si Dios la curase, no tendría la salvación asegurada, pero que si permanecía ciega, se salvaría. La Señora volvió desde donde había venido muy triste, pero resignada.

              Cuando de pequeño, en Francia, estudié la historia, recuerdo que San Luis Rey de Francia, había recibido esa enseñanza de su madre Blanca de Castilla: "Prefiero verte muerto, antes que verte cometer un pecado mortal". 

        Y la explicación a esa mentalidad es la siguiente: La presencia de Dios en un alma Santa, le infunde el conocimiento y la certeza de la diferencia infinita que hay entre el pecado y la Virtud.

          Y Dios infunde de tal manera en el alma esta certeza, que prefiere morir antes que pecar mortalmente, ya que este pecado significa la muerte del alma, es decir el horror del Infierno, y la pérdida por toda la eternidad de la infinita felicidad: la Vida Eterna.Por esa razón, muchas personas, incomprensiblemente para nosotros, gozando de buena salud corporal, se mueren de repente, solo Dios sabe que si hubieran permanecido con vida, quizás se hubieran condenado.





DEL POEMA DEL HOMBRE-DIOS
DE MARÍA VALTORTA

      (...) Una mujer, llorando llama a Jesús entre la multitud, mientras suplica que le dejen pasar para ir donde el Maestro.
         "Es Arria, la gentil que se ha hecho hebrea por amor. Una vez curaste a su marido, pero... ".
         "Me acuerdo, ¡dejadla pasar!".
         La mujer se acerca, se arroja a los pies de Jesús, llora.
         "¿Qué te pasa, mujer?".
         "¡Rabí, Rabí! ¡Piedad de mí!, Siméon...!"

       Uno de Guerguesa le ayuda a hablar: "Maestro, usa mal la salud que le diste. Se ha hecho duro de corazón, rapiñador; y ya ni siquiera parece israelita. La verdad es que la mujer es mucho mejor que él, a pesar de haber nacido en tierras paganas. Y su dureza y rapacidad le acarrean peleas y odios. Y por una pelea ahora está malherido en la cabeza, y el médico dice que casi es seguro que se quede ciego".

               "¿Y Yo, qué puedo hacer en ese caso?".
         "Tú...curas...Ella, ya lo ves se desespera... Tiene muchos hijos, y pequeños todavía. La ceguera de su marido significaría miseria para toda la casa... Es verdad que es dinero mal ganado... Pero la muerte sería una desventura, porque un marido es siempre un marido, y un padre es siempre un padre, aunque en vez de amor y pan, dé traiciones y palos... ".

         "Le curé una vez y le dije: "No peques más". Él ha pecado más. ¿No había acaso prometido que no iba a pecar más? ¿No había hecho voto de no volver a ser usurero y ladrón, si Yo le curara; es más, de devolver a quien pudiera lo mal adquirido, y de usar lo mal adquirido - para el caso de no poder devolverlo - en favor de los pobres?".

           "Maestro, es verdad. Yo estaba presente. Pero... el hombre no es firme en sus propósitos".

         "Es como dices. Y no solo Siméon. Muchos son los que, como dice Salomón, tienen dos pesos y balanza falsos, y no solo en el sentido material, sino también cuando juzgan y actúan en el comportamiento para con Dios. Y es también Salomón el que dice: "Desastroso para el hombre el fervor ligero por lo santo y, tras hacer un voto, volverse atrás". Y sin embargo, son demasiados los que esto hacen... Mujer, no llores. 

         Pero escucha y sé justa, ya que has elegido Religión de Justicia. ¿Qué elegirías si te propusiera dos cosas, estas: curar a tu marido y dejarlo vivir para que siga burlándose de Dios y acumulando pecados sobre su alma. o convertirle, perdonarle, y luego dejarle morir? Elige. Haré lo que elijas".

         La pobre mujer se encuentra en una lucha muy acerba. El amor natural, la necesidad de un hombre, que bien o mal gane para los hijos la moverían a pedir "vida"; su amor sobrenatural hacia su marido la mueve a pedir: "perdón y muerte". La gente calla, atenta, conmovida en espera de la decisión.

         Al fin, la pobre mujer, arrojándose de nuevo al suelo, abrazándose a la túnica de Jesús como buscando fuerzas, gime: "La vida eterna... Pero, ayúdame, Señor... " Y tanto languidece, rostro en tierra, que parece que muere.
         "Has elegido la parte mejor. Bendita seas. Pocos en Israel te igualarían en temor de Dios y Justicia. Levántate, vamos a donde él".

         "¿Pero realmente le vas a hacer morir, Señor? ¿Y yo, que voy a hacer?". La criatura humana renace del fuego del espíritu como el ave fénix mitológico; y sufre y zozobra humanamente...
         "No temas, mujer. Yo, tú, todos confiamos al Padre de los Cielos todas las cosas, y Él obrará con su amor. ¿Eres capaz de creer eso?".
           "Sí, mi Señor...".
          "Entonces, vamos, diciendo la oración de todas las peticiones y de todos los consuelos".

         Y, mientras anda, rodeado de un enjambre de personas y seguido de un séquito de gente, dice lentamente el Pater. El grupo Apostólico hace lo mismo, y con un coro bien ordenado, las frases de la oración se elevan por encima del murmullo de la muchedumbre, la cual sintiendo el deseo de oír orar al Maestro, poco a poco, va guardando silencio, de forma que las últimas peticiones se oyen maravillosamente en medio de un silencio solemne.

         "El Padre te dará pan cotidiano. Lo aseguro en su Nombre" dice Jesús a la mujer y añade, dirigiéndose no solo a ella sino a todos: "Y os serán perdonadas las culpas si perdonáis al que os haya ofendido o perjudicado. Esa persona necesita vuestro perdón para obtener el de Dios. Y todos tienen necesidad de la protección de Dios para no caer en pecado como Siméon. Recordad esto".

         Ya han llegado a casa y Jesús entra en ella con la mujer, Pedro, Bartolomé y el Zelote.

         El hombre yace, echado en la yacija, en la cara vendas y paños mojados, gesticula desasosegado y delira. Pero la voz, o la voluntad de Jesús lo hacen volver en sí y grita: "¡Perdón! ¡Perdón! No volveré a caer en el pecado. ¡Tu perdón como la otra vez! Pero también la salud como la otra vez. ¡Arria! ¡Arria!, te juro que seré bueno. No volveré a ser ni violento ni ladrón, no..." el hombre está dispuesto a todas las promesas por miedo a morir...

         "¿Por qué quieres todo esto?", pregunta Jesús "¿Por expiar o porque temes el juicio de Dios?".
         "¡Eso, eso! ¡Morir ahora, no! ¡El Infierno!... ¡He robado, he robado el dinero del pobre! he usado la mentira. He sido violento con mi prójimo y he hecho sufrir a los familiares. ¡Oh!...".
         "No miedo, se requiere arrepentimiento, verdadero, firme".
      "¡La muerte o la ceguera! ¡Qué castigo! ¡No volver a ver! ¡Tinieblas! ¡Tinieblas! ¡No!...".

         "Si es adversa la tiniebla en los ojos, ¿no te es horrenda la del corazón? ¿Y no temes la del Infierno, eterna, horrenda? ¿la privación continua de Dios?, ¿los remordimientos continuos?, ¿la congoja de haberte matado a ti mismo, para siempre en tu espíritu?  ¿No amas a esta? ¿Y no quieres a tus hijos? ¿Y no quieres a tu padre, a tu madre y a tus hermanos? ¿Y no piensas que no los vas a tener nunca más contigo si mueres condenado?".

         "¡No!" ¡No! ¡Perdón! ¡Perdón! Expiar, aquí, sí, aquí... Incluso la ceguera, Señor... Pero el infierno no... ¡Que no me maldiga Dios! ¡Señor!¡Señor! Tú arrojas los demonios y perdonas las culpas. No alces tu mano para curarme, pero si para perdonarme y liberarme del demonio que me tiene sujeto... Pónme una mano en el corazón, en la cabeza... Libérame Señor...".

         "No puedo hacer dos milagros. Reflexiona. Si te libero del demonio te dejaré la enfermedad.... ".
            "¡No importa! Sé Salvador".
       "Sea como tú quieres. Te digo que sepas aprovechar mi milagro, que es el último que te hago. Adiós".
            "¡No me has tocado! ¿Tu mano! ¡Tu mano!".

         Jesús le complace y pone su mano sobre la cabeza y sobre el pecho del hombre, el cual, estando vendado, cegado por las vendas y la herida palpa convulsivamente para agarrar la mano de Jesús, y una vez que la encuentra, llora sobre ella, y no quiere separarse de ella; hasta que, como un niño cansado, se adormece, teniendo todavía la mano de Jesús apretada contra su carrillo febril.
         Jesús saca cautelosamente la mano y sale de la habitación sin hacer ruido, seguido por la mujer y los tres Apóstoles.
         "Que Dios te lo pague, Señor, Ora por tu sierva".
       "Sigue creciendo en la Justicia, mujer, y Dios estará siempre contigo. Alza la mano para bendecir la casa y a la mujer, y sale a la calle.

         (...) No queráis ser más que Dios, que no rechaza al pecador que se arrepiente y le perdona y le admite de nuevo junto a Él. Y aunque ese pecador os haya hecho un mal irreparable, no os venguéis ahora que ya no es un arrogante temido; antes bien, perdonad y tened una gran piedad, porque él fue pobre respeto a ese tesoro que todo hombre puede tener con solo quererlo: la bondad. Amadle, porque con el dolor que os ha causado, os ha dado un medio de merecer un premio más grande en el Cielo. Y no despreciéis a nadie, ni siquiera si es de otra raza. 

Veis que cuando Dios atrae junto a sí un espíritu, aunque sea de un pagano, lo transforma de tal modo que supera en justicia a muchos del pueblo elegido.

         Me marcho. Recordad ahora y siempre estas y mis otras palabras".
           (...) Pregunta Pedro, sin dejar el timón, después de un rato: "Maestro ¿Pero aquel hombre se va a curar o no? No he comprendido nada".
         Jesús no contesta. Pedro hace una señal a Juan, que está sentado en el fondo a los pies del Maestro, con la cabeza relajada a los pies de Jesús. Y Juan repite en voz baja la pregunta.
           "No se va a curar".
        "¿Por qué, Señor? Yo creía, por lo que he oído, que tuviera que curarse para expiar".

             "No, Juan, pecaría nuevamente porque es un espíritu débil".
           Juan vuelve a apoyar la cabeza en las rodillas y dice: "Pero Tú lo podías hacer fuerte... " y parece manifestar un débil reproche.
          Jesús sonríe, mientras introduce los dedos entre los cabellos de su Juan y, alzando la voz para que todos oigan, da la última lección del día:

         "En verdad os digo que en la concesión de Gracia hay que saber también tener en cuenta su oportunidad. No siempre la vida es un don, no siempre la prosperidad es un don, no siempre un hijo es un don, no siempre - sí, y también esto - no siempre una elección es un don. Vienen a ser dones y permanecen como tales cuando el que los recibe sabe hacer un buen uso de ellos y para fines sobrenaturales de santificación. 

       Pero cuando de la salud, prosperidad, afectos, misión, se hace la ruina del propio espíritu, mejor sería no tenerlos nunca. y a veces Dios ofrece el mayor don que podría dar no dando a los hombres lo que querrían o lo que considerarían justo tener como cosa buena. El padre de familia o el médico sabio saben qué es lo que hay que dar a los hijos o a los enfermos para no ponerlos más enfermos o para evitar que enfermen. Lo mismo, Dios sabe lo que conviene dar para el bien de un espíritu".

         "¿Entonces aquel hombre morirá?" ¡Qué casa más desgraciada!".
               "¿Sería acaso, más feliz viviendo en ella un réprobo? ¿Y él sería más feliz si, viviendo, siguiera pecando? En verdad os digo que la muerte es un don, cuando sirve para impedir nuevos pecados y coge al hombre mientras está reconciliado con su Señor".

                La quilla roza ya el fondo del lago, en Cafarnaúm.
               (...) A fuerza de brazos empujan la barca hacia arriba, a la playa, mientras ya las primeras olas fuertes vienen a azotarlos miembros semi-desnudos y los guíjarros de la orilla. Y luego... alejarse rapidamente, a casa, mientras las primeras gotazas alzan el polvo de la tierra ardiente haciendo emanar fuerte olor. Y los relámpagos ya están encima del lago, mientras los truenos llenan de fragor las copas formadas por las colinas de las orillas.