MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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viernes, 30 de enero de 2015

INTERPRETACIÓN MÍSTICA DEL ÁNGEL DEL APOCALIPSIS CON UN PIE EN EL MAR Y EL OTRO EN LA TIERRA


EL ÁNGEL DEL APOCALIPSIS






Libro del Apocalipsis (Ap. 10, 1-11)

Vi otro ángel poderoso que descendía del cielo envuelto en una nube; tenía sobre su cabeza el arco iris, y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego, y en su mano tenía un librito abierto.

Y poniendo el pié derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra, gritó con poderosa voz como león que ruge: Cuando gritó hablaron los siete truenos con sus propias voces. Cuando hablaron los siete truenos iba yo a escribir; pero oí una voz del Cielo que me decía: "Sella las cosas que han hablado los siete truenos y no las escribas"(...)

La voz que yo había oído del cielo de nuevo me habló y me dijo: "Ve, toma el librito abierto de mano del ángel que está sobre el mar y sobre la Tierra. Fuime hasta el ángel diciendo que me diese el librito. Él me respondió y me dijo: "Toma y cómelo, y amargará tu vientre, más en tu boca será dulce como la miel. Tomé el librito de mano del ángel y me puse a comerlo, pero cuando lo hube comido sentí amarga mis entrañas. Me dijeron: Es preciso que de nuevo profetices a los pueblos, a las naciones y a los reyes numerosos.



REFLEXIÓN PERSONAL

Yahveh, después del grave pecado de desobediencia, de irreverencia y de orgullo, cometido por nuestros primeros padres, Eva y Adán, procreadores materiales del género humano, fueron culpables de una gravísima afrenta a su Creador, ya que obedecieron al eterno enemigo de Dios, que les ofrecía "ser como dioses". A pesar de ello, Yahveh fue compasivo y se apiadó de ellos y de su descendencia, al fallar su plan A, aplicó entonces el único plan que podría rescatar a la humanidad en poder de Satán: el doloroso y costosísimo plan B.

Este consistía en la aparición de un nuevo Adán y una nueva Eva, Creadores espirituales de la nueva Humanidad, un nuevo Padre, que sería Jesús y una nueva Madre, la Virgen María, que anularían la culpa original, pagando el rescate que consistía nada menos que en entregar sus vidas de pobreza, humillaciones y Pasión, para la Redención del ser humano. 

Dios tenía que invertir todo el mecanismo de Lucifer, para poder restablecer el orden de las cosas: Adán y Eva desobedecieron para disfrutar materialmente de la vida, se entregaron pues al egoísmo que dice: "Quiero lo bueno para mí y lo malo para tí", de ahí nacieron todas las envidias, las guerras, los odios y los crímenes como el de Caín hacia su hermano Abel. Al contrario, nuestros divinos Redentores vivieron para libéranos del egoísmo con el Amor que dice: "Quiero lo malo para Mí y lo bueno para ti".

La naturaleza creada por Dios para deleite del hombre, se rebeló, nacieron las malas hierbas, las fieras, las tempestades, las sequías, las inundaciones y toda las calamidades que azotan y seguirán azotando la humanidad hasta el fin del mundo. Y el hombre pasó de tener la naturaleza a su servicio, a tener que ganar el pan con el sudor de su frente, y conoció el sufrimiento, las penas y la muerte.

Y esta condición de la Humanidad está simbolizada alegoricamente con una visión simbólica del libro del Apocalipsis, en donde se lee que Juan vio un Ángel que es el símbolo de la Humanidad, queestá a caballo con un pié en el mar que simboliza la mentira y el abismo, por eso se dice en el Apocalipsis que en la nueva Creación, el mar no existía ya, y un pié en la tierra que simboliza la Salvación. Ese Ángel tenía también un libro abierto en la mano, que es el conocimiento del bien y del mal, que ofreció Satán a nuestros primeros padres.

Le dijo el Ángel a San Juan: come el libro, y te sabrá dulce en la boca y amargo en las entrañas, Eso es lo que se ha explicado más arriba, lo que inoculó Satanás a través del fruto prohibido: el disfrute inicial del pecado, y las amargas consecuencias del mismo.

Ese veneno inoculado por la ingestión de la fruta prohibida, y que conduce a la muerte del cuerpo y del alma, tiene un antídoto que si bien no evita la muerte del cuerpo, por lo menos evita la segunda muerte que es la muerte eterna del Alma, es el plan B de Dios, que Satán a pesar de su inteligencia de Arcángel más subido, nunca pudo ni imaginar.

Ahora bien, para que ese antídoto, que no es otro que Jesús, el fruto del Árbol de la Cruz, que es la Stma. Virgen María, sea eficaz, hay que tomarlo, y eso quiere decir asimilarlo, y entonces como solo actúa en el alma, la persona que lo asimila de verdad, vuelve a renacer como lo dijo Jesús a Nicodemo, y se transforma otra vez de hombre degradado en el pecado, en un ser nuevo, casi idéntico a Adán y Eva antes de la caída, es decir que pueda recobrar otra vez la inocencia y el Paraíso perdidos. Y digo casi idéntico porqué Adán y Eva no tenían que morir.

Y eso de que el hombre recobra la Inocencia y el Paraíso perdidos, lo explica muy bien San Juan de la Cruz, cuando describe los grados de amor del Alma, que son los peldaños de la escala mística que nos conducen a Dios, y por los que se sube después de terribles pruebas de purificación, que son necesarias para restablecer la salud del alma.

En los últimos grados de esa escala, dice el Santo Doctor que aún en presencia del más horrendo de los crímenes, el alma no es capaz de ver ahí pecado, porque ha recobrado la Inocencia, y además arde suavemente de amor, que es dulzura constante porque en ese estado de desposorio espiritual tiene ya presencia íntima con Dios, es decir ha recobrado el Paraíso perdido, purificado por las espadas llameantes de los Querubines que guardan su entrada.

No somos pues todos Hijos de Dios por el Espíritu hasta que no hayamos asimilado en esas condiciones ese antídoto, y ese es el error de los famosos “quietistas”, que se creen que por la muerte de Jesús todos somos hijos suyos y estamos a salvo porqué un Padre no puede condenar a sus hijos al suplicio eterno, como me dijo cierto Obispo.

Y ese es el mayor triunfo de Satán, que quiere hacer creer que ese divino antídoto no es necesario, y no es necesaria tampoco ninguna transformación de nuestra parte, ya que como lo dicen muchos teólogos en nuestros días: “Hay que estar a gusto, Dios te quiere como eres, con tus pecados”, en vez de decir: “A pesar de nuestros pecados, que todos tenemos, Dios nos quiere, y hasta la muerte del pecador, lo sigue amando, porqué con el amor y no con el odio, es como se puede obtener el cambio, esperando ver en él una conversión que lo lleve por el camino recto. 

El Santo temor de Dios, que produce el arrepentimiento cuando hemos caído, provoca el firme deseo de no volver a caer, lo que exige de nosotros una lucha continua contra el mal, es decir contra el mundo, el Demonio y la Carne, los tres enemigos del alma”.








sábado, 24 de enero de 2015

ESTREMECEDOR RELATO DEL MARTIRIO DE SANTAS. PERPETUA Y FELICITAS




Evangelio según San Lucas (14, 25-27):

Como le seguía mucha gente, se volvió y les dijo: "Si alguno viene a Mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, hermanos y hermanas, y hasta su propia vida, no puede ser discípulo Mío. El que no carga con su cruz y viene en pos de Mí, no puede ser discípulo Mío".



Dictado 1º de Marzo de 1.944 de los Cuadernos 
de María Valtorta

Están las mártires para entrar en la arena para ser inmoladas. Perpetua, después de escuchar a su padre, que le suplica para que reniegue de su Fe para salvarse ella y su hijo que tenía en brazos, dice:

“Permanezco fiel a mi Señor por el amor que siento por ti y por él. Ninguna gloria terrena otorgará a tu cabeza blanca y a este inocente tanta dignidad como mi muerte. Vosotros alcanzaréis la Fe ¿Entonces, que diríais de mí si, por la vileza de un momento, hubiera renunciado a la Fe? Para triunfar, mi Dios no tiene necesidad de mi sangre ni de tus lágrimas. Pero en cambio, tú tienes necesidad de la sangre y el llanto para alcanzar la Vida. Y también ese inocente los necesita para permanecer en ella. Por la vida que me diste por el júbilo que mi hijo me ha dado, obtengo para vosotros la Vida verdadera, eterna, bienaventurada.

No, mi Dios no enseña el desamor hacia los padres y hacia os hijos. Enseña el amor verdadero. Padre, en este momento el dolor te hace delirar. Pero, luego la Luz se hará en ti y me bendecirás. Desde el Cielo, yo te la enviaré. En cuanto a este inocente, no es que le ame menos ahora que le he dado mi sangre para nutrirle. Si la crueldad pagana no se hubiera ensañado contra nosotros, los cristianos, habría sido para él una madre amantísima y él habría sido la finalidad de mi vida.

Pero Dios es más grande que la carne que ha nacido de mí y el amor que hay que consagrarle es infinitamente mayor. Ni siquiera en nombre de la maternidad puedo posponer el amor hacia Él por el amor de una criatura. No. No eres el esclavo de tu hija. sigo siendo, siempre tu hija, que te obedece en todo menos en esto: en renunciar por ti al verdadero Dios. Deja que se cumpla la voluntad humana. Y, si me amas, sígueme en la Fe. En ella encontrarás a tu hija, y será para siempre, porque la verdadera Fe concede el Paraíso y mi Pastor Santo ya me ha dado la bienvenida en su Reino”.

Aquí cambia la visión, porque veo entrar en la celda a otros personajes: son tres hombres y una mujer muy joven. Se besan y abrazan recíprocamente. También entran los carceleros para llevarse al hijo de Perpetua. Esta vacila como si hubiera recibido un golpe. Pero reacciona...

Su compañera la consuela, le dice: “Yo también he perdido a mi criatura. Pero no está perdida. Dios ha sido bueno conmigo. Me ha concedido que le engendrase para El y su bautismo se engalana con mi sangre como con piedras preciosas. Era una niña… hermosa como una flor. También tu niño es hermoso, Perpetua. Pero para hacerles vivir en Cristo, estas flores necesitan nuestra sangre. De este modo les daremos doblemente la vida”.

Perpetua coge al pequeñuelo, que había acostado en el jergón y que ahora duerme contento y saciado, y se lo da al padre, tras haberle besado levemente para no despertarlo. Luego le bendice, baña sus dedos en las lágrimas que brotan de sus ojos y traza una cruz sobre la frente y otra sobre las manecítas, sobre los piececítos, sobre el pecho. Hace todo esto con tal dulzura, que el niño sonríe en el sueño como si recibiera una caricia.

Luego los condenados salen, los soldados les rodean y les acompañan a una oscura cavea de un anfiteatro a la espera del martirio. Transcurren las horas rezando y cantando himnos sacros y exhortándose recíprocamente al heroísmo.

Ahora me parece que también yo estoy en ese anfiteatro, que ya he visto antes. Está abarrotado de gente de piel oscura, aunque también hay muchos romanos. La multitud rumorea sobre las gradas, se agita. A pesar del velario que han tendido de la parte que da al sol, la luz es intensa.

Me parece que en la arena ya ha habido juegos crueles porque está manchada de sangre; hacen entrar en ella a los seis mártires, van en fila. La multitud silba e increpa. Perpetua está a la cabeza de los seis mártires, que avanzan cantando. Se detienen en medio de la arena y uno de ellos se dirige a la multitud.

“Sería mejor que demostraríais vuestro coraje siguiéndonos en la Fe, en vez de insultar a gente inerme que devuelve vuestro odio rezando por vosotros y amándoos. ¡Oh, embusteros que pretendéis ser civilizados y aguardáis que una mujer dé a luz para matarla luego tanto en el cuerpo como en el alma, porque la separáis de su criatura! ¡Oh, crueles que mentís para matar, porque sabéis que ninguno de nosotros os hace daño y que menos que nadie os lo hará una madre, pues piensa solo en su criatura!

Las varas con las que nos habéis azotado, la prisión, la tortura, el haber arrebatado dos hijos a sus madres, no mudarán nuestro corazón; no lo cambiarán en cuanto al amor a Dios y tampoco en cuanto al amor al prójimo. Tres veces, siete veces, cien veces daríamos la vida por nuestro Dios y por vosotros; la ofreceríamos para que llegarais a amarle. Por eso rezamos por vosotros mientras el Cielo ya se abre sobre nuestras cabezas; Padre nuestro que estás en los cielos…”. Los seis santos mártires rezan de rodillas.

Se abre la puerta baja e irrumpen las fieras; creo que son toros o búfalos salvajes por lo impetuoso de su carrera que les hace asemejar a bólidos. Embisten al grupo inerme como si fuera una catapulta adornada por puntiagudos cuernos. Levantan los cuerpos con sus cuernos, los arrojan por el aire como si fueran harapos, vuelven a estrellarse contra el suelo, los pisotean. Como ebrios por la luz y el clamor, huyen y luego vuelven a embestir.

Con una cornada, un toro alza a Perpetua como si fuera una pajuela y la arroja a muchos metros de distancia. Pero, a pesar de estar herida, se levanta y su primer gesto es de ajustarse las ropas, desgarradas a la altura del seno. Sosteniendo la túnica con su mano derecha, se arrastra hacia Felicitas, que está tendida cara al cielo, con el cuerpo desgarrado, y la cubre, la sostiene haciendo escudo a la herida con su cuerpo. Las fieras vuelven a herir hasta que los seis agonizantes quedan tendidos en la arena. Entonces los bestiarios hacen volver a las fieras a sus cubiles y los gladiadores rematan la obra.

Pero el que le toca a Perpetua no sabe matar; no se comprende si es por piedad o inexperiencia. La hiere, pero no en el punto justo. Con un hilo de voz y una sonrisa dulcísima, Perpetua le dice: “Ven aquí, hermano a que te ayude “. Luego apoya la punta de la espada contra la carótida derecha, dice: “¡Jesús, me encomiendo a Ti! Empuja, hermano, yo te bendigo” y vuelve la cabeza hacia la espada para ayudar al inexperto y turbado gladiador.


Dice Jesús:

“Este es el martirio de mi mártir Perpetua, de su amiga Felicitas y de sus compañeros. Solo era rea de ser cristiana, aunque aún era catecúmena. Más, ¡Cuán intrépido era su amor por Mí! Al martirio de la carne unió el del corazón y así también Felicitas. Si sabían amar a sus verdugos, ¿Cómo habrán sabido amar a sus propios hijos?

Eran jóvenes y felices con el amor del esposo y de los padres, en el amor de su criatura. Más hay que amar a Dios sobre todas las cosas. Y ellas le aman así. Se desgarran las entrañas al separarse de su pequeñuelo, mas la Fe no muere. Ellas creen, creen firmemente, en la otra vida. Saben que solo la logrará quien fue fiel y vivió según la Ley de Dios.

El amor es ley en la ley, ya sea el amor a Dios o el amor al prójimo. ¿Qué amor puede ser mas grande que el de dar la vida por quienes se ama, así como la dio el Salvador por la humanidad que amaba? Ellas ofrecen su vida porque me aman y para llevar a otros a amarme y a poseer, de este modo, la Vida eterna. Ellas quieren que alcancen la vida de mi Reino los hijos, los padres, los esposos, los hermanos y todos aquellos a quien aman - por amor vinculado a la sangre o por amor vinculado al espíritu – y, entre ellos, también los verdugos, pues Yo he dicho: “Amad a quienes os persiguen “. Y para guiarles a mi Reino, trazan con su sangre un signo que va de la Tierra al Cielo, un signo que resplandece, un signo que llama.

¿Qué es sufrir? ¿Qué es morir? Es solo un instante fugaz. En cambio la vida eterna no acaba. Ese instante de dolor no es nada respecto al futuro de gozo que les espera. ¿Qué son las fieras? ¿Qué son las espadas? ¡Son algo bendito, porque dan la Vida!

La única preocupación que les inquieta - pues el que es santo debe de serlo en todo – es de conservar la pudicia. Es el momento del martirio, no se cuidan de la herida sino de las ropas desordenadas pues, aunque no son vírgenes no por eso dejan de ser púdicas. El verdadero Cristianismo lleva siempre a la virginidad del espíritu. Por eso esta sublime pureza se mantiene aun donde el matrimonio y la prole han quitado ese sello que hace ángeles a los vírgenes.

El cuerpo humano lavado por el Bautismo, es un templo del Espíritu Santo. Por lo tanto no debe ser violado con modas inverecundas, con inverecundos uso. Sobre todo de la mujer que no se respeta a sí misma, no puede engendrar sino una prole viciosa y una sociedad corrupta; de ella se aparta Dios y en ella Satanás ara y siembra sus tormentos, que os llevan a la desesperación”.







lunes, 19 de enero de 2015

PROVERBIO FRANCÉS: L'AMOUR FAIT PASSER LE TEMPS, ET LE TEMPS FAIT PASSER L'AMOUR.





Yo creo, Señor, pero aumentad mi fe. Ella es firme y sincera: volvedla
viva y penetrante. Ella somete  mi espíritu: haced que golpée
 y toque mi corazón (Padre Griffet)



TRADUCCIÓN DEL PROVERBIO:

  El amor hace pasar el tiempo, y el tiempo hace pasar el amor. 


  
Pero sin embargo, el Amor de Dios, hace pasar el tiempo, pero el tiempo no hace pasar ese Amor, muy al contrario, lo incrementa cada vez más hasta el infinito. 

Gloria al Padre; al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amen. 



COMENTARIO: 

             El alma del hombre ha sido creada para amar, y así transformarse en el mismo Dios, ya que, como lo dice San Juan de la Cruz, el amor iguala el alma enamorada con el Objeto de su amor, según su capacidad, por eso dice Jesús que en el Cielo habrá varias mansiones, y cada elegido, como cada Ángel brillará y brilla con el fulgor correspondiente a su propia capacidad. 

             El mismo San Juan de la Cruz explica que el hombre tiene unas "Profundas cavernas del sentido", que están concebidas y capacitadas para contener la Grandeza Divina, por eso la felicidad de los elegidos será indescriptible, como lo es la misma Divinidad, y por eso también la desgracia de los condenados, es también indescriptible porqué esas inmensas cavernas no solo estarán vacías de Dios, pero estarán llenas de padecimientos y de odio. 

             Y la Majestad infinita de Dios, y todos sus atributos, son de una inmensidad tan inconmesurables, que los Ángeles más subidos, que son los que más cerca están de Dios, los Querubines y los Serafines, son los que más se dan cuenta de lo mucho que aún les falta para conocerle, como así lo afirma el Santo Doctor de la Iglesia. Y también como de cierta manera también lo afirma San Agustín cuando hablando de Dios dice: "Belleza antigua y siempre nueva". 


              POR ESA RAZÓN, SE PUEDE AFIRMAR QUE LA ETERNIDAD NO SOLO NUNCA PODRÁ HACER PASAR EL AMOR, PERO MUY AL CONTRARIO LO ACRECENTARÁ CADA VEZ MÁS.









jueves, 1 de enero de 2015

SIMILITUD ENTRE UNA FLOR EXÓTICA Y EL ALMA MÍSTICA




VISIÓN ESPIRITUAL DE UN ALMA SANTA


            Esta hermosa flor, verdadera imagen del alma mística,  ha necesitado para desarrollarse el sol y la lluvia, y también un ambiente con un clima adecuado, es por eso semejante al alma humana, que para crecer y ser apta para alcanzar la morada eterna, ha necesitado ser mística, que como lo dice San Juan de la Cruz, quiere decir estar enamorada de Dios, para ser semejante a Él que es la infinita belleza. 

            El alma ha necesitado la lluvia, que simboliza las pruebas y el sufrimiento; y el sol que simboliza la alegría proporcionada por Dios, también ha tenido como esa flor exótica que desarrollarse en un lugar adecuado, con un clima y un ambiente que es la Gracia de Dios, y los Sacramentos por Él instituidos

          El corazón de esta flor que está llena de granitos de maravillosos colores, simbolizan todas las virtudes que ha adquirido el alma, conseguidos por la Gracia de Dios, que es precisamente lo que hemos relatado: el sol, la lluvia, el clima y la tierra, esta Gracia que se comunica de una manera infusa al alma solo se puede realizar por la acción del Espíritu Santo, ya que como lo dice también San Juan de la Cruz, el Amor iguala el amante con el Amado, y al buscar esa igualdad, que es el fin de todo Amor verdadero, hay una transmisión de las gracias y la belleza de Dios a sus criaturas.

           Por eso dice San Juan Evangelista que seremos semejantes a Dios, porque lo veremos tal cual es, y para eso hemos nacido y ha sido creado el Universo.

          Esa flor tiene también todas las características de las almas Santas, tiene unas corolas tubulares que parecen unos conductos acabados en un embudo, y otros para recoger el fragor  en el corazón de la flor, y transmitir a su alrededor el perfume de la Santidad y de la Gracia, que es lo propio de Jesús y de la Virgen María, y en mucho menor medida, de todos los Santos.

          Y eso mismo es lo que hace el cuerpo místico de la Santa Iglesia, de Dios  y de todos los Santos: infundir místicamente esos atributos de Dios, porque el Amor para que sea verdadero tiene que transmitirse a los demás, si no lo hace, es  porqué no es Amor verdadero, sino egoísmo. Pero de la misma manera que el olor no se ve, pero se siente y se trasmite, lo mismo hace la Santidad.

        Por eso, puede haber un alma oculta en una Ermita, o en un Monasterio de Contemplativos, que derrama sus gracias de una manera oculta, y que dan vida a la Iglesia, sin ellas, cuando esas almas no existan, se acabará el mundo.

          Por esa razón, dice San Juan de la Cruz en sus dichos de Luz y Amor: "Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de conciencia que todas esas obras que quieres hacer".


viernes, 26 de diciembre de 2014

DIÁLOGO CON UN CURA PROGRESISTA ¿POR QUÉ YA NO SE PREDICA LA RELIGIÓN VERDADERA, CAMBIANDO LA TRADICIÓN?



EL SANTO CURA DE ARS PATRÓN DE
TODOS LOS SACERDOTES



A UN CURA PROGRESISTA 
8 de Noviembre de 1.994 

              Estimado Padre……… 

          He dudado mucho en remitirle este escrito, después de consultarlo con un Sacerdote de reconocida espiritualidad, y con una Comunidad de Religiosas Contemplativas, las cuales me han aconsejado, de remitirle esta carta, me he decidido a hacerlo. 

        Con la esperanza de que estos argumentos sean de algún provecho, lo que veo muy difícil pero no imposible, sobre todo a largo plazo y teniendo cuenta de que la Verdad es poderosa y penetrante, ya que es palabra de Jesús, también por estas razones me he movido a dirigirme a Ud. 

       Jesús en algunas ocasiones nos invita a emitir un juicio de valor sobre el comportamiento de algunas personas: “A sus frutos los reconoceréis” (Mat 7- 16), Él mismo nos dio sobrado ejemplo con sus juicios severos a los Fariseos, a los doctores y a los letrados que pretendían enseñar al Pueblo de Israel con su propia doctrina, por motivos de orgullo, buscando únicamente su gloria y no la Gloria de Dios. 

        Es seguro que dichos falsos pastores tenían siempre por costumbre emitir doctrina parcialmente adulterada por ser la doctrina que más gustaba al pueblo en un momento determinado de la historia y querían aparecer como precursores de lo que era una moda pasajera y que en ese momento fascinaba a la gente. 

     “Dejando de lado el precepto de Dios, os aferráis a la tradición humana” (Mc 7-8). 

         Hace unos cuarenta años, todo el pueblo, incluso muchos de los no creyentes, estaban obsesionados por los pecados que hacían referencia al noveno mandamiento, y por eso, era el tema favorito de los predicadores de nuestra Religión, se complacían en calificar de pecados gravísimos contra Dios lo que simplemente era una forma de vestir, un mero pensamiento o una mirada, no tenían ningún reparo en amenazar con las penas del Infierno a los transgresores de sus leyes y los que no estaban de acuerdo con esa doctrina, se les trataba con odio y desprecio, incluso se pedía el anatema o la excomunión. 

       Hace siglos, la Santa Inquisición, a pesar de lo que nos quieren hacer creer los eternos enemigos de la Iglesia, no era mas que el reflejo de la mentalidad del pueblo, que veía completamente normal que a un renegado se le torturara, y hasta se le quemara vivo, ya que eso era bueno para su alma, para evitarle los eternos suplicios del infierno. Era frecuente, en las procesiones de los Sambenitos que la gente exaltada prendiera fuego a las barbas de los condenados. Naturalmente, los Doctores y los letrados de esa época, buscando su propia gloria y no la Gloria de Dios, eran los líderes de esa corriente. 

           Esto lo acredita muy bien Daniel Rops en su “Histoire de l´Église”. De sobra sabemos las consecuencias que tuvo este proceder para la Iglesia Católica en España con la famosa “Leyenda Negra”, a pesar de que las condenas en la hoguera fueron mucho menores que las del sanguinario monstruo Enrique VIII, y de su déspota hija Isabel II en Inglaterra. 

      En la época actual, con las nuevas modas, todo ha cambiado, lo del pecado contra el noveno mandamiento ha desaparecido, la Inquisición fue una barbarie inexplicable e intolerable, fruto de una época oscurantista y todo se quiere atribuir a un grupo de seguidores de Torquemada, unos fanáticos exaltados que tenían atemorizados al sano Pueblo de Dios. 

         Han surgido nuevos líderes y nuevos pastores, en los cuales me permito incluirle a Ud. Ya nada es pecado, el Dios que antes mandaba al Infierno, ya aparece como un dios asomado detrás de una nube blanca, con una calva pronunciada, una voluminosa barba blanca, con aspecto bonachón, una sonrisa beata en su cara y los brazos abiertos. 

          Ese dios es el dios de nuestra época, el dios de la moda, fruto de la mentalidad actual de la Sociedad que hace y deshace dioses a su medida, para la cual, como ya lo había advertido el gran Papa Pío XII, ha desaparecido por completo el sentido del pecado. Ud, mi querido amigo ha querido liderar esa corriente para ser el gran teólogo que es punto de referencia de las masas que Ud. quiere adoctrinar para su vanagloria. 

         Para argumentar esa falsedad, y para ser el centro de atención y de admiración de todo el mundo, Ud no ha tenido ningún reparo en cambiar lo inamovible: Las Escrituras y la Tradición de los Santos Padres: El Infierno ya no existe: ¿Cómo un dios padre puede mandar allí a sus hijos, si ya no hay pecado, si todos los crímenes, las violaciones, incluso a las criaturas inocentes, como es el caso de la pederastia, son fruto de una infancia desgraciada, de una incomprensión y de una falta de amor de la Sociedad hacia esos pobres individuos? 

         Otra cosa: Ud. ni tiene reparo en argumentar insensateces para querer aparecer como un gran místico a los ojos de los hombres (Otra cosa que está de moda y que gusta a la gente): Así a la objeción que le he hecho, citándole la Palabra indestructible de Jesús: “Si tu ojo o tu brazo es objeto de escándalo para ti, arráncate el ojo o el brazo: más te vale entrar en el Reino de Dios sin un ojo o sin un brazo que ser arrojado todo entero en el Infierno” (Mt 5, 29-30; Mc. 9, 43-47). 
A esa objeción tan clara e irrefutable Ud. me contesta: “¡¡¡Por amor, por amor hay que arrancarse el ojo o el brazo!!!”. 

         Cuando le dije que el Santo Cura de Ars, Patrón de todos los Sacerdotes del mundo, se pasaba muchas noches llorando delante del Santísimo, para que ninguno de los feligreses que Dios le había encomendado, se condenase, Ud. argumenta que ya que si existe el infierno, tendría que estar vacío por la gran Misericordia de Dios (Lo que equivale a decir que no existe), el Santo Cura ¡Lloraba por amor! Hay pues que creer que el Santo se pasaba la noche llorando por nada, o que había perdido el Juicio. O lo más probable: Ud. cree que la gente no tiene sentido común, o que sus detractores son todos idiotas. 

         ¿Qué tiene Ud. que argumentar a las palabras que Jesús pronunciará el día del Juicio: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno, preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer…” ? (Mt 25, 41-46). 
Con toda seguridad, Ud. contestaría la misma insensatez: ¡El suplicio eterno lo preparó Dios, con espíritu de “encendido” amor hacia sus hijos! 

         Ud, mi querido amigo, tiene todas las características de un buen Inquisidor, en la Edad Media, le habría hecho sombra al mismísimo Torquemada, o hace 50 años habría encajado en un púlpito clamando contra la inmoralidad y amenazando con el Infierno a los transgresores. 

     Me permito también relatarle lo ocurrido en cierta Parroquia francesa: Unos jóvenes curas llenos de “celo ecuménico” hacia nuestros hermanos protestantes separados (celo que Ud. dijo que, afortunadamente hoy día se había conseguido, gracias al espíritu de renovación carismática que había surgido en la Iglesia), no tuvieron ningún reparo en hacerle la vida imposible al anciano Párroco, solo porqué quería conservar sus tradiciones y seguir diciendo la misa en latín, y le obligaron a marcharse con tristeza de su amada Parroquia. 

        Otra anécdota no menos elocuente: Cierto Sacerdote muy abierto al amor al prójimo y olvidando la recomendación de Jesús: “Os mando como corderos en medio de los lobos: Ser sencillos como palomas, pero prudentes como serpientes”…(Mt 10,16), o bien: “No tiréis vuestras perlas a los cerdos, porque las pisotearán y se revolverán contra vosotros” (Mt 7,6), también con toda seguridad, para querer aparecer como un paladín de la moda, recomienda encarecidamente a una familia católica de acoger en su seno a un reo que había redimido su pena en la cárcel, por ser un gran acto de caridad. El resultado fue el siguiente: El huésped violó a la hija y mató a la madre que se quiso interponer. 

        Querido amigo: si yo, como Ingeniero de Caminos; Canales y Puertos, calculo un puente, pero me equivoco en el análisis de estabilidad de sus elementos constructivos como son los estribos, la pilas o el tablero, prescindo de las normas constructivas de obligado cumplimiento, y ocurre una desgracia, la Sociedad por medio de los Tribunales me exigirá responsabilidades y me hará pagar los daños. 

           Igualmente, Ud. es responsable como Sacerdote de lo que dice, y tiene que conocer su oficio, como yo el mío, y aplicar las normas de la Iglesia Católica a la cual pertenece, sobre todo sabiendo que se trata de un asunto tan grave como el de la Salvación eterna de las almas, por eso Dios le pedirá cuentas de toda la doctrina que Ud, con tanto empeño predica para aparecer como un gran Teólogo y Místico a los ojos de la gente, que es lo único que parece importarle. 

        Le recuerdo que cuando le dije que yo no estaba de acuerdo con sus opiniones pero que las respetaba, ¡¡Llegó a decirme que Ud. no respetaba las mías!! 

        “La lámpara de tu cuerpo es el ojo, si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso, pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras, y si la luz que hay en ti es tinieblas, ¡Que oscuridad habrá!” (Mt 6, 22-23) 

        Traducción: Lo que guía tu manera de ser es tu manera de ver las cosas: si esa manera de ver es correcta, toda tu conducta será recta, en caso contrario, toda tu conducta será torcida, y si tu no logras acertar, ¡En que errores caerás! 

         Por fin, déjeme hacer un breve comentario acerca de la tan actual y tan cacareada recomendación de los “modernos Teólogos” que Ud. ha recogido y abanderado: “La Evangelización de los indígenas ha de hacerse integrándose en esa Sociedad y cultura”. 

      Y me pregunto: ¿Qué significado tiene esa afirmación, quiere acaso esto decir que el Misionero en la Sociedad que nos ha tocado vivir tiene que adaptarse a la sociedad de consumo, acaso dirá que hay que mirar las señales de los tiempos y por consiguiente, aparcando la Cruz, abrazar el materialismo y entregarse a todos los vicios, como así lo pregona esa Cultura hedonista de la muerte del alma? 

        Seguramente estará plenamente convencido de que “¡¡China se ha perdido al Cristianismo porque los Misioneros no iban disfrazados con kimonos, como así lo afirman ciertos teólogos modernos!!" 

          Querido amigo: Recapacite Ud. y haga prueba de alguna humildad y de sentido común, no tenga una visión tan miope de los acontecimientos: Las modas de ayer, mañana parecerán y serán absurdas y ridículas, más bien siga y predique una doctrina sana, independiente de las modas cambiantes de los hombres y en acorde con la Doctrina tradicional de la Iglesia que sin duda alguna es la única verdadera, ya que como lo dice San Pablo “Las cosas del mundo, cuanto más subidas, más absurdas son a los ojos de Dios, y al revés las cosas de Dios, cuando más subidas, mas absurdas son a los ojos del mundo" (I Cor 1, 20-25).

           Una última observación: Ud, como muchísima gente, por no querer estar sujeto a la Doctrina Tradicional de la Iglesia, se ha dejado engañar por Satán, como así lo afirma San Juan de la Cruz, que dijo: “Si no te sometes a la Santa Obediencia, aunque más te parezca que aciertas, no dejarás de estar engañado por el Demonio”, el cual ha conseguido sus logros más valiosos: La desaparición del sentido del pecado en el mundo, y lograr fabricar un dios a medida de esa idea: El dios de la barba blanca, que todo lo perdona, incluso a los que no se arrepienten, un dios que como consecuencia de todo ello, es incapaz de mandar nadie al Infierno, sencillamente porque no existe. 

      Con su mentalidad ha contribuido a ese triunfo, propagando con insistencia y gran intransigencia esa falsa doctrina, con una postura de gran desprecio hacia los que no comparten sus ideas, lo que denota la presencia de Satán, llegando a decir desde el púlpito que mis ideas son de una consistencia “granítica”. 

          Por eso ha contribuido sin saberlo quizás, pero con entera responsabilidad al clima de relajación que impera en la Sociedad actual, y lo que es más grave: Ud. es cómplice de la muerte de Dios, la muerte del Dios verdadero, el de los grandes Santos y Místicos y la de los Mártires que han derramado su sangre por la Fe. 

      En contrapartida, Ud. ha creado un nuevo dios, un ídolo hecho a medida de esta sociedad que nos ha tocado vivir, y se ha convertido sin saberlo en un auténtico Testigo de Jehová, secta que comparte plenamente casi todas las ideas tan absurdas que Ud. predica de una manera tan inexorable. 

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        Nota: A este escrito, el Sacerdote aludido me contestó con una tarjeta de felicitación de Navidad, me dijo de olvidar el asunto y de reconciliarnos, y que no era depositario de la Verdad. 

      Le contesté agradeciéndoselo, y que estaba reconciliado, reconociendo que ni él ni yo somos depositarios de la Verdad, pero que si lo es la Santa Iglesia Católica, en virtud de la Promesa del Hijo de Dios, cuando se apoya en la Doctrina tradicional de los Santos Padres y de la Tradición. 



miércoles, 24 de diciembre de 2014

EL NACIMIENTO DEL HIJO DE DIOS



DIOS NACE ESCONDIDO EN UN ESTABLO PARA
 LOS POBRES Y HUMILDES CORAZÓN



            Este es el más grande de los milagros de Dios: es realizar una cosa inconcebible para la mente humana: Dios que es infinito en todos los atributos: Grandeza, Poderío; Inteligencia; que llena todo el Universo visible e invisible, se encarna en una Virgen Inmaculada, en un recién nacido encerrando en Él toda su naturaleza divina.

         Y me pregunto, ¿Cómo una grandeza tan sublime se puede rebajar en una criatura tan pequeña e indefensa?

          ¿Cómo un Ser así, se encarnó con el único fin de sacar a los hombres de la esclavitud del pecado, para hacerlos más felices ya en esta Tierra, y herederos de su Santo y Eterno Reino en el Cielo?

      Por todas esas razones, el día de la Navidad es un acontecimiento que nos tiene que llenar de felicidad, de Paz y gran alegría. 

         ¡Qué diferencia entre el ateo que piensa que la vida solo dura dos días, y que hay que vivir para disfrutarlos, y el verdadero hijo de Dios, que sabe que la muerte es renacer a la Vida, como el que se despierta de un sueño, y que luego vivirá en un Mundo nuevo, eterno, donde ya no existen las envidias, las enfermedades, la vejez, el miedo y la incertidumbre de toda una serie de peligros de los tres enemigos del alma, que ya estarán vencidos para siempre!




          

sábado, 20 de diciembre de 2014

LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA ES LA SACERDOTISA ETERNA, YA QUE ELLA HA OFRECIDO A SU HIJO PARA LA REDENCIÓN DE TODA LA HUMANIDAD

LA MISA ACTUAL ES UNA REMEMORIZACIÓN DE LA VERDADERA
 MISA QUE OFRECIÓ MARÍA AL PIÉ DE LA CRUZ




 LA CRIATURA MÁS IMPORTANTE DE LA CREACIÓN UNIVERSAL,
 ES LA Stma: VIRGEN MARÍA, SACERDOTISA ETERNA.



            De todos los seres, dotados de un alma inmortal, creados a imagen y semejanza de Dios,  tanto humanos como angelicales, la más importante es una Mujer humana. Se trata de la Santísima Virgen María. Si ella hubiera dicho no al Arcángel Gabriel, la Redención del Género humano no hubiera sido posible, y estaríamos aún bajo el yugo del pecado Original.

          Y aquí está lo más importante, María, sin ser Apóstol, y sin haber sido nombrada sacerdotisa, para la Santa Iglesia fundada por su Hijo Jesús, sin haber hecho ningún discurso público, meditando todas las cosas en su corazón, como dice el Evangelio, siempre en contacto místico con Dios. Guardaba en silencio el secreto del Rey, pasando desapercibida a los ojos de mucha gente. Es más que un Profeta, un Apóstol, y un Sacerdote; es la Madre espiritual de todos ellos, y la Criatura más grande, ya que fue la única que fue exenta de pecado Original; la Corredentora de la Humanidad, y la Medianera de todas las Gracias de Dios y es la que aplasta la cabeza del Dragón Infernal, y es el terror de Satanás.

           Y lo mismo, cualquier mujer consagrada o no, aunque no pueda nunca asemejase a la Santísima Virgen, puede hacer una labor más importante que si fuera ordenada por la Iglesia, y eso porque la propagación de la fe, a pesar de la mentalidad actual, no tiene nada que ver con lo que ocurre en el mundo de la política o de los negocios, es decir con la publicidad para darse a conocer, porque aquí interviene la mano de Dios y la fe, que es un don de Dios, no se obtiene solo por la predicación, igual de importante o más es la obra de un alma santa, completamente oculta a los ojos del mundo.

          Y eso es precisamente lo que ocurrió con Santa Teresita, nombrada con San Francisco Javier patrona de las Misiones, sin haber salido nunca de su convento de Carmelitas. Esto es lo que ocurre con muchas mujeres casadas, en el mundo, o encerradas en un convento de clausura, o cuidando de los pobres como la madre Teresa de Calcuta, que trabajan para criar y mantener a su familia, cuidar y orar a Dios por sus hermanos más necesitados, para remediar las miserias humanas, preocupándose no solo de la salud material, pero también y sobre todo de la salud espiritual del alma, que es lo más importante, ya que el cuerpo material está pero ya no estará, pero el alma perdurará para siempre.

           Siempre me he preguntado por los diálogos entre Jesús y María en los treinta años de la vida oculta de Jesús en compañía de sus padres, y después de la muerte de José, con María, que tuvo que recibir de parte de su Hijo una preparación para lo que iba a ser su vida y la de ella, una vida llena de persecuciones y acabando con su martirio y su crucifixión. Creo que sin la explicación del porque esos acontecimientos eran necesarios para redimir a la Humanidad, María no hubiera soportado esos sufrimientos tan atroces. Creo también que es por esa razón que Dios llamó a San José, ya que una persona no divinizada como María, no hubiera sido capaz de soportar esos acontecimientos tan atroces para su Hijo y su Esposa. 



         



domingo, 14 de diciembre de 2014

LA HERMOSURA DE DIOS, ES COMO LA FUERZA DEL SOL QUE PRODUCE LA VIDA EN LOS PLANETAS QUE GIRAN A SU ALREDEDOR

      
Fusión nuclear en la naturaleza



      Las estrellas, incluido el sol, que Dios creó a su imagen y semejanza, experimentan constantemente reacciones de fusión nuclear. La luz y el calor que percibimos es el resultado de estas reacciones nucleares: núcleos de hidrógeno chocan entre sí, y se fusionan dando lugar a un núcleo más pesado de helio liberando una enorme cantidad de energía. La energía liberada llega a la Tierra en forma de calor y de radiación electromagnética. Al mismo tiempo, su enorme masa ejerce una atracción gravitatoria que es la que da movimiento a todos sus planetas.


Espiritualmente hablando el Amor de Dios irradia calor y con esa radiación que es su divina Gracia, con la fuerza de la gravedad del Astro-Dios, y con la fuerza centripeta, que es el Santo temor de Dios, es lo que mueve y da vida a su alrededor a todos los planetas. Es una imagen simbólica de lo que ocurre en los Cielos en donde las almas adoran a Dios, movidos por su indecible Gloria, y le rinden tributo de obediencia y contemplación, siguiéndolo en todos sus movimientos por toda la eternidad.
       Esas fuerzas de la gravedad en el universo generan las condiciones perfectas para la fusión nuclear en el sol, que son la fuente de la vida en la Tierra. Si el Sol se apagara, la vida dejaría de existir, de la misma manera, si Dios se ausentaría de cualquier objeto de la creación, este desaparecería.
         A las reacciones de fusión nuclear también se les llama reacciones termonucleares debido a las altas temperaturas que experimentan. En el interior del Sol, la temperatura es cercana a los 15 millones de grados Celsius. Desde el punto de vista espiritual, esta temperatura es el infinito grado de Amor que, como lo explican los místicos, transforma el alma humana en divina, porque la fusiona en si mismo por eso dice el Apóstol San Juan que seremos semejantes a Dios porque lo veremos tal cual es,  espiritualmente hablando ver quiere decir transformarse en lo que se ve.

Es por esa razón que San Juan de la Cruz dice en sus escritos, que con solo su mirada, Dios viste de hermosura todo lo que ve. Es lo que dice el Génesis al final de cada día de la Creación: "Y vio Dios ser bueno".
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DESCRIPCIÓN DE LA FUSIÓN DEL ALMA CON DIOS 

          
          En este extracto del Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz, está explicado lo que con palabras humanas no se puede expresar: la fusión del alma con Dios, que es la transformación del alma en Dios por medio del Amor, que se produce por la infinita hermosura de Dios.

          Es algo semejante en lo que se produce a nivel cósmico en la fusión del hidrógeno en las estrellas del firmamento.  Debido a la inmensa presión del astro, se produce esta transformación de ese hidrógeno en helio, liberando una enorme energía, que es la que da vida a todos los seres que habitan en el Universo.

         Y lo mismo ocurre a nivel espiritual, ya que Dios creó el Universo a su imagen y semejanza. La atracción de Jesús  hacia Dios Padre, debida a la fuerza del amor producida por el Espíritu Santo, por la infinita Perfección de ambos, produce la Energía necesaria para la Creación del Universo visible e invisible. Esto hace que el alma de los hombres y el espíritu de los Ángeles, se fusionen también con la Divinidad, transformándose ellos mismos en Dios por fusión, lo que a su vez produce una inmensa Energía, que es la que da su esencia y poder al Cuerpo místico, que como lo dice  San. Juan de la Cruz es su Santa Iglesia.

           Es una unión mística que se produce en un mundo adimensional, donde no existe el tiempo, porque el tiempo va unido a la dimensión. lo mismo ocurre para las almas completamente purificadas, que han cumplido con el primer mandamiento de Dios: por eso entran en Dios, ya que se hacen semejantes a Él por Amor, y al tener lugar fuera del tiempo, ya no hay ni ayer ni mañana solo existe el Hoy. Por eso dijo Dios a Moisés cuando le preguntó por su nombre: "Yo soy el que soy", lo que quiere decir: Yo soy el Eterno. 


Del Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz
Y vámonos a ver en tu hermosura


       Que quiere decir: Hagamos de manera que por medio de este ejercicio de amor ya dicho, lleguemos a vernos en tu hermosura, esto es, que seamos semejantes en hermosura, y sea tu hermosura de manera que, mirando el uno al otro, se parezca a ti en tu hermosura, y se vea en tu hermosura, lo cual será transformándome a mi en tu hermosura; y así te veré a ti en tu hermosura, y tu te verás en mi en tu hermosura, y yo me veré en ti en tu hermosura; y así parezca yo tú en tu hermosura, y parezcas tú yo en tu hermosura, y mi hermosura sea tu hermosura, y tu hermosura mi hermosura, y seré yo tú en tu hermosura, y serás tu yo en tu hermosura, porque tu hermosura misma será mi hermosura. 

       Esta es la adopción de los hijos de Dios, que de veras dirán a Dios lo que el mismo Hijo dijo por San Juan (17,10) al Eterno Padre, diciendo: Omnia mea tua sunt, et tua mea sunt; que quiere decir: Padre, todas mis cosas son tuyas, y tus cosas son mías; Él por esencia, por ser Hijo natural, nosotros por participación, por ser hijos adoptivos; y así lo dijo Él no sólo por sí, que era la cabeza, sino por todo su Cuerpo Místico, que es la Iglesia.









jueves, 11 de diciembre de 2014

SAN JUAN BAUTISTA HA SIDO EL ÚNICO HOMBRE QUE HA NACIDO SIN PECADO ORIGINAL, POR LA VISITA DE LA Stma VIRGEN MARÍA A SU PRIMA Sta. ISABEL

Pintura antigua de San Juan Bautista



Libro de Isaías 41,13-20.

      Yo soy, el Señor, soy tu Dios, el que te sostengo de la mano derecha y te digo: "No temas, yo vengo en tu ayuda". 

Tú eres un gusano, Jacob, eres una lombriz, Israel, pero no temas, yo vengo en tu ayuda -oráculo del Señor- y tu redentor es el Santo de Israel. 


          Yo te convertiré en una trilladora, afilada, nueva, de doble filo: trillarás las montañas y las pulverizarás, y dejarás las colinas como rastrojo.

         Las aventarás y el viento se las llevará, y las dispersará la tormenta; y tú te alegrarás en el Señor, te gloriarás en el Santo de Israel.


          Los pobres y los indigentes buscan agua en vano, su lengua está reseca por la sed. Pero yo, el Señor, les responderé, yo, el Dios de Israel, no los abandonaré.


       Haré brotar ríos en las cumbres desiertas y manantiales en medio de los valles; convertiré el desierto en estanques, la tierra árida en vertientes de agua.


       Pondré en el desierto cedros, acacias, mirtos y olivos silvestres; plantaré en la estepa cipreses, junto con olmos y pinos, para que ellos vean y reconozcan, para que reflexionen y comprendan de una vez que la mano del Señor ha hecho esto, que el Santo de Israel lo ha creado.

          Al leer este pasaje del gran Profeta Isaías, me viene a la mente una horrenda fotografía sobre la miseria en África, en donde se ve un niño pequeño moribundo, acompañado a cierta distancia por un buitre, esperando su muerte, en el suelo de un campamento de refugiados.

      Este estado de cosas, fruto del egoísmo humano, consecuencia de los pecados producidos por la desobediencia a las Leyes de Dios, es de una gravedad tal, que exige de parte de Dios, una respuesta a esta situación. Por eso hay tantas guerras, tantos atentados y tantas situaciones catastróficas, que van en aumento lo que es un termómetro que indica que se incumplen cada vez más los mandamientos de la Ley de Dios. 


         Ese niño, verdadero gusano humano, lo último y más miserable de esta Tierra, sera, según palabras de Yahveh, el que trillará a las montañas y las pulverizará, y el que dejará a las colinas como rastrojo. Será la prueba en el Reino de Dios de todas las injusticias que están simbolizadas con el despojo de las montañas y su aniquilación, que son los que simbolizan los poderosos que gobiernan el mundo, y el rastrojo de las colinas que son el despojo a lo que serán sometidos todos los culpables de la miseria humana.


          En el último párrafo de la Profecía, se relata la abundancia que tendrán estos gusanos humanos en el Reino de los Cielos: La Prosperidad y la opulencia eternas.





Salmo 145(144),1.9.10-11.12-13ab.



Te alabaré, Dios mío, a ti, el único Rey, 
y bendeciré tu Nombre eternamente;
el Señor es bueno con todos 
y tiene compasión de todas sus criaturas.

Que todas tus obras te den gracias, Señor, 
y tus fieles te bendigan;
que anuncien la gloria de tu reino 
y proclamen tu poder.

Así manifestarán a los hombres tu fuerza 
y el glorioso esplendor de tu Reino:
tu Reino es un Reino Eterno, 
y tu dominio permanece para siempre


     


                        Y en este mundo, en donde los seres humanos, gracias a la acción de la Gracia de Dios, de las oraciones de los fieles, de los castigos mandados por Dios para que las almas vuelvan al camino recto, los hombres pueden aún cambiar de conducta y arrepentirse, incluso unos instantes antes de su muerte, como así lo dijo la Santísima Virgen en Fátima: "¡Cuantas almas se condenan porque no hay nadie que rece por ellos!", en este mundo, en donde Dios hace caer la lluvia sobre los justos y los injustos, 







Evangelio según San Mateo 11,11-15.


             Jesús dijo a la multitud:

          "Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él. 


          Desde la época de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos es combatido violentamente, y los violentos intentan arrebatarlo. 


       Porque todos los Profetas, lo mismo que la Ley, han profetizado hasta Juan.


          Y si ustedes quieren creerme, él es aquel Elías que debe volver. ¡El que tenga oídos, que oiga!"





             Toda la Escritura, habla de Jesús, desde el Génesis con la presencia del árbol de la Vida en el Jardín del Edén, el Éxodo con las figuras de Moisés y Aarón, que simbolizan las naturalezas Divinas y humanas de Jesús, y todos los profetas, el Evangelio, los Hechos de los Apóstoles, las cartas de San Pablo, y de los Apóstoles, y el Apocalípsis.

           El drama del Pueblo Judío, que no ha querido reconocer a Cristo, hace que esta Religión sea una rama desgajada del árbol de la Vida, porque no ha reconocido al Mesías, y aún lo está esperando. El Antiguo testamento dice que antes de la venida del Mesías tenía que volver el Profeta Elías, esa es otro error de querer interpretar literalmente las Escrituras, esas palabras querían decir que vendría un Profeta con el espíritu de Elías.

Y además, como lo dice Jesús, no ha nacido ningún hombre más grande que él, ya que, cuando la Santísima Virgen María visitó a su madre Santa Isabel, Juan Bautista saltó de alegría en su vientre y por eso fue el único hombre que nació sin pecado original.




sábado, 6 de diciembre de 2014

LA INMACULADA CONCEPCIÓN MAESTRA DE LA HUMILDAD Y ALEGRÍA DE LOS ÁNGELES.

LA INMACULADA, MARÍA, GENERADORA
 DE DIOS Y DE LAS ALMAS



          En este cuadro de la Inmaculada, a sus pies, de izquierda a derecha, podemos ver las almas de los elegidos como entran en el Cielo, gracias a que se han comportado como niños ya que, como lo dijo Jesús, solo entraran en el Cielo los que son como ellos.

       Esas almas, vienen a entregar sus virtudes, obtenidas por la Divina Gracia, siendo la Virgen María la medianera de esas Gracias, que son las flores que llevan en sus manos.

Vemos girando a la derecha, como un ángel recoge esas flores y le entrega a las almas las palmas del triunfo, que son el reconocimiento de haber obtenido la aprobación para ser hijos de Dios y herederos del Reino de los Cielos.

           Y aquí, en este cuadro está simbolizado la labor de la Virgen María, la Madre de la humanidad, la dispensadora de todas las gracias de Dios, la que engendra espiritualmente a sus hijos para llevarlos al santo Reino de Dios por toda la Eternidad, después de haberles dado su protección en la Tierra, a todos los que la han implorado y reconocido como Madre. 




DEL LIBRO DE AZARÍAS, ÁNGEL DE LA GUARDA DE Mª VALTORTA

(8 de Diciembre La Inmaculada Concepción)



Dice el ángel Azarías:

“Meditemos cantando las glorias de María Santísima. La Santa Misa de esta festividad es toda ella un himno al poder de Dios y a la gloria de María. Para comprender bien esta liturgia de amor y de fuego, adentrémonos en los sentimientos de la Reina y Maestra de todas las criaturas que aman al Señor.

¡Reina y Maestra! De los hombres más también de los ángeles. Hay misterios desconocidos para vosotros que no nos está concedido desvelar completamente. Con todo, para deleite de un alma muy amada, nos está permitido levantar un tantíco el velo de los mismos. Esto es lo que voy a hacer para ti: levantar el borde del velo. Y, una vez removido el obstáculo, se te concederá fijar tu mirada espiritual en la Luz espiritual que es el cielo y, a esa Luz, comprenderás mejor. Así, pues, mira, escucha y sé feliz.

Cuando el pecado de Lucifer perturbó el orden del Paraíso y sumó en el desorden los espíritus menos fieles, un enorme espanto nos embargó a todos, cual si algo hubierase quebrado y destruido sin esperanza alguna de verlo ya resurgir. En realidad, así era. Había quedado destruida aquella caridad completa, que era la única que antes existía allá arriba, derrumbándose en una vorágine de la que emanaban hedores del Infierno.

Habíase destruido la Caridad absoluta de los ángeles, surgiendo el Odio. Consternados, al modo que se puede estar en el Cielo, nosotros, los fieles del Señor, lloramos por el dolor de Dios y por su enojo. Lloramos por la perdida paz del Paraíso, por el orden violado y por la fragilidad de los espíritus. No nos sentimos ya seguros de ser ya impecables por más que estuviésemos formados de puro espíritu, puesto que Lucifer y sus secuaces nos habián probado que también un ángel puede pecar y llegar a ser demonio. Experimentamos que la soberbia – era manifiesto – podía arraigar en nosotros. Temimos que nadie, fuera de Dios, pudiese resistirla, dado que Lucifer había cedido a ella.

          
Temblamos por esas fuerzas tenebrosas que no pensábamos pudieran invadirnos y que, hasta podría decir, ignorábamos que existiesen y que, al pronto, de una manera tan brutal se nos desvelaban. Abatidos, nos preguntábamos con latidos de luz: “Si pues ni el ser tan puros sirve, ¿Quién habrá pues de dar nunca a Dios el amor que Él exige y se merece, si hasta nosotros estamos sujetos a pecar?"

He aquí entonces que, alzando desde el abismo de la desolación nuestra contemplación de la Divinidad y fijos en su Esplendor, con un temor hasta entonces ignorada, contemplamos la segunda Revelación del Pensamiento Eterno, Y si por el conocimiento de la primera vino el desorden promovido por los soberbios que no quisieron adorar a la Palabra Divina, por el conocimiento de la segunda tornó a nosotros la paz que había sido turbada.

Vimos a María en el Pensamiento Eterno. Verla y poseer esa Sabiduría que es a la vez consuelo, seguridad y paz, fue una misma cosa. Saludamos a nuestra futura Reina con el canto de nuestra Luz y la contemplamos con sus perfecciones gratuitas y adquiridas. ¡Oh hermosura la de aquel instante en el que, para consuelo de sus ángeles, les presentó el Eterno a la Perla de su Amor y de su Poder! Y la vimos tan humilde, capaz de reparar por sí sola la soberbia de todas las criaturas.

Fue desde entonces para nosotros, maestra que nos enseñó a no hacer de los dones motivo de ruina. Nos habló sin palabras, no su figura corpórea sino su espiritualidad; y al contemplar por un instante en el Pensamiento de Dios a la Humildísima nos preservó para siempre de todo sentimiento de soberbia. Durante siglos y siglos, operamos envueltos en la suavidad de aquella fulgida revelación y durante siglos y siglos, eternamente, nos inundó de gozo; gozamos y gozaremos con la posesión de Aquella que tuvimos la dicha de contemplar espiritualmente. El Gozo de Dios es el nuestro y nosotros nos mantenemos en su Luz para estar penetrados de ella y tributar gozo y gloria a Aquel que nos creó.

Ahora pues, repletos de sus propios latidos, meditemos la Liturgia que habla de Ella.
“Con alegría”. Carácter de la verdadera humildad es la alegría verdadera a la que nada puede turbar. El que tan solo es humilde de un modo relativo, siempre tiene un motivo de turbación hasta en sus triunfos más genuinos. Por el contrario, el verdadero y completo humilde no tiene turbación de ningún genero.

Cualquiera que sea el don o el triunfo que le reviste de una especial prestancia, él sigue contento y sin temor, porque sabe y reconoce que cuanto le hace diferente de los demás, no es algo que él haya hecho por medios humanos, sino que es algo que viene de otras esferas y que a él nadie se la puede arrebatar. Es cosa que él contempla y considera como vestidura de gran valor que le fue dada para llevarla durante algún tiempo y que debe usarla con el cuidado que se tiene de lo que no es nuestro y que ha de devolverse sin deterioros al que nos la donó.


Sabe asimismo que esta vestidura real, no apetecida con avidez de ostentación, le fue entregada por una Sabiduría infinita que juzgó conveniente dársela. No tiene, por tanto, afán alguno de conseguirla o conservarla. El humilde, que verdaderamente es tal, no apetece cosas extraordinarias, ni se turba si quien se las dio se las quita. Dice: “Todo está bien, porqué la Sabiduría así lo quiere”. Por eso el humilde siempre está contento pues no ambiciona, no es avaro de lo que le dan ni se siente menoscabado si se lo quitan.


María Santísima poseyó esta alegría. Desde su Nacimiento hasta su Asunción, la tuvo sobre la Tierra, aún entre las lágrimas de su prolongado Calvario de Madre de Cristo y hasta bajo el mar de desgarros del Calvario de su Hijo. Aún dentro de su dolor, que no tuvo parangón con ningún otro, poseyó el gozo exultante de hacer, hasta el sacrificio total, lo que Dios quería, lo que Dios le había indicado que pretendía de Ella desde que la revistió con las galas de la Salvación y la cubrió con el manto de Justicia como a Esposa adornada con sus arreos.

¿Puedes ponderar que caída hubiera sido la de María si, tras poseer la Concepción Inmaculada, la Justicia y todo otro joyel divino, hubiese pisoteado todo por seguir la voz del corruptor eterno? ¿Puedes medir su magnitud? Ya no habría habido Redención, Cielo ni posesión de Dios para los hombres. Todo esto os lo dio María por cuanto, con la verdadera alegría de los humildes, llevo sus galas de Bienamada del Eterno y cantó sus alabanzas, las de Él solo, aún entre los sollozos y desolaciones de la Pasión.

¡Exultó! ¡Que palabra tan profunda! Exultó siempre, magnificando con el Espíritu a su Señor, aún cuando su humanidad sabía del escarnio de todo un pueblo y se hallaba inmersa y prensada por su dolor y el de su Hijo. Exultó pensando que ese dolor suyo y el de su Jesús daban gloria a Dios, salvando a los hombres para Dios.

Encima de los gemidos de la Madre y de sus lamentos de Mujer, cantaba la alegría de su Espíritu de Corredentora. Cantaba con la aceptación de aquella hora, con la Esperanza en las palabras de la Sabiduría y con el Amor que bendecía a Dios por haberla traspasado.

La prolongada pasión de María la completó Ella misma, uniendo a las grandes cosas que Dios había hecho en Ella, las otras no menos grandes cosas que Ella sabía hacer por el Señor. Verdaderamente, mientras sus entrañas de Madre gritaban el desgarro de su tortura, su Espíritu fiel cantaba: “¡Yo te exalto, Señor porque me has protegido y no has permitido que mis enemigos hayan podido regocijarse a costa mía!”.


¿Ves que humildad? Cualquier otro habría dicho: “Estoy contento por haber sabido permanecer fiel aún en la prueba. Estoy contento por haber hecho la Voluntad de Dios”. No son estas palabras de pecado. Más en ellas va todavía un hilo de orgullo. “Yo estoy contento porqué he hecho…”. Aquí está el yo de la criatura que se considera única autora del bien realizado. María Santísima, por el contrario, dice: “Yo te exalto porque Tú me has protegido”.Atribuye a Dios el mérito de haberla mantenido Santa en aquellas horas de lucha.


Dios preparó a su verbo una digna morada que María supo conservar digna del Dios que en Ella había de encarnarse. Imitadla, criaturas; claro que en medida menor, cual corresponde a vosotros que no habéis de concebir a Cristo, si bien en aquello que os es necesario para llevar a Cristo, en vosotros Dios os facilita los medios y los dones necesarios para hacer de vosotros templos y altares. Imitad a María sabiendo conservar la morada de vuestro corazón digna del Santo, que pide entrar en vosotros para gozar de vosotros y vivir entre los hijos de los hombres que ama sin medida.

Y si no supieses imitarla y vuestra morada es a la sazón una morada profanada o desmantelada por los muchos que la han habitado, reconstruirla en María que es Madre Amable e incansable engendradora de hijos para el Señor, pues es a través de María como se llega a la Vida y por eso, quien está desfallecido o muerto y no osa levantar sus ojos al Señor, puede tornar vivo y grato al Eterno si entra en el Seno y en el Corazón que dieron al mundo el Salvador.

El Señor Jesús te ha explicado ya la luz del camino sapiencial, por lo que no debo hablar de lo que Él ya tiene hablado. Más, en confirmación de mis palabras, te hago notar lo que la Sabiduría aplica a María: “Es mi delicia estar con los hijos de los hombres”. Con estos hijos que tantas lágrimas le costaron.


Más es propio de las Madres verdaderas el llorar y amar, amar tanto como se ha llorado; amar tanto como sea necesario para llevar el Amor; y llorar tanto como sea preciso para convertir a los perversos 

¿Por qué habría de encontrar sus delicias en estar con los hijos de los hombres – esta Bendita cuya morada es ab aeterno el Cielo, esta Bendita que tuvo por habitación el Seno maravilloso de Dios, esta Bendita cuyo Pueblo es el de los Ángeles y los bienaventurados – sino para reconstruir los pobres corazones que el mundo y Satanás, la carne y las pasiones devastaron? ¿Por qué habría de encontrar esas delicias sino porqué, al estar entre vosotros, os vuelve a dar la luz para Dios?

Oídla cantar con su luz perlina: “Bienaventurados los que siguen mis caminos”. Los caminos de María terminan en el corazón de Dios. “Para que alcancéis a ser sabios, escuchad mis consejos y no los rechacéis”. Una madre, y Santa cual Ella es, no puede pronunciar sino palabras de Vida. Ahora bien, ponderad qué es lo que, en la llena de Gracia y por ende, de Sabiduría, habría dejado la Palabra llevada durante nueve meses en el seno y por espacio de tantos años en su regazo. ¡Sobre su regazo en la infancia y en la niñez, y hasta en la muerte, en su Corazón Purísimo a lo largo, en fin de 33 años! ¡Jamás estuvo inerte el Dios - Hijo para su madre amabilísima! - Nunca lo estuvo Él que ni con los hombres culpables permanece inactivo.

Por eso toda la Sabiduría se derramó en toda la Pureza y María no puede hablar sino con la palabra de Dios, con aquella palabra de la que Cristo dijo que es Vida de quien la escucha. María que sabe lo que hay en Ella, canta así: “Dichoso el hombre que me escucha, vela a mi puerta y aguarda a entrar en mi casa”. Habitáculo de Dios, sabe que quien en Ella entra, encuentra a Dios. Es decir, lo mismo que Ella canta: “Quien la encuentre habrá hallado la Vida y recibirá del Señor la Salvación”.

Verdaderamente quien vive en Ella tiene salud, vida, sabiduría, gloria, alegría y honor porque Ella es todo eso, al tener sus raíces en Dios mismo, fundada como está en el monte de Dios para ser su Templo, amada más que ninguna otra criatura por el Señor Altísimo, debiendo de ser Ella, eternamente la Madre del Hombre.

¡Oh palabra poco meditada y aún menos comprendida en la que se compendia toda la imagen de María! ¿Qué es María? Es la Reparadora porqué Ella anula a Eva. Ella vuelve a poner las cosas desordenadas en el punto donde estaban cuando las trastocaron la serpiente maligna y la imprudente Eva. El Ángel la saluda: “Ave”. Se dice que Ave es el nombre invertido de Eva. Mas Ave es asimismo un eco que hace recordar el Nombre Santísimo de Dios, como lo recuerda también, y aún más vivamente, tal como lo expliqué, el nombre del Verbo: Jeoscué.

En el tetragrama sagrado formado por los hijos del Pueblo de Dios para pronunciar en el secreto templo de su espíritu el Nombre irrepetible, está contenido el Ave (yAhVE). La primera de las palabras con las que Dios mandó a hacer de la toda Hermosa la Madre Santa y la Corredentora. Ave: cual si Él, como realmente aconteció, se anunciara con su propio nombre para entrar a hacerse carne en un seno, en el único seno que podía contener al Único.

Ave María, madre del Hombre como Eva y más que Eva puesto que devolviste al Hombre a su Patria, a su herencia, a su filiación y su Gozo.

Ave María, Seno de Santidad, en el que se volvió a depositar la semilla de la Especie para que el eterno Abraham tuviese los hijos de los que la esterilizante envidia satánica le había privado.

Ave María, Madre Deipara del Primogénito Eterno, madre compasiva de la Humanidad lavada con tu llanto y con la Sangre que es tu sangre.

Ave María, perla del Cielo, luz de Estrella, Dulce, Belleza y Paz de Dios.


Ave, María, llena de Gracia, en quien está el Señor, jamás desunida de Él que en Ti encuentra sus delicias y su descanso.

Ave, María, mujer bendita entre todas las mujeres, amor viviente, por el Amor hecha esposa del Amor y Madre del Amor.

En Ti la Pureza, en Ti la Paz, en Ti la Sabiduría, en Ti la Humildad, y en Ti la Perfección de las tres y las cuatro Virtudes…

María, el Cielo delira de amor al contemplar a María que eleva su canto hasta notas incomparables. Ningún mortal, por santo que sea, puede comprender lo que llega a ser María para todo el Cielo.

Todas las cosas fueron hechas por el Verbo, más también, todas las cosas más grandes fueron hechas por el Amor Eterno en María, porque Aquel que es Poderoso la amó y la ama sin límites; y el poder de Dios está en manos del Lirio Purísimo, para que se derrame sobre todo aquel que a Ella recurre.

¡Ave!, ¡Ave!, ¡Ave María…!”