MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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domingo, 1 de febrero de 2015

EXTRAORDINARIA EXPLICACIÓN DEL TEMOR DE DIOS Y DEL QUIETISMO.


LA CONVERSIÓN DE SAN PABLO







     Clarísimas explicaciones de San Pablo sobre lo que significa el Santo temor de Dios, sobre lo que es la verdadera Virtud que justificará a los hombres de cualquier Religión el día del Juicio, y de lo que es imposible para el hombre entender en este mundo: La maravilla y el horror infinitos del Cielo y del Infierno, que escapan a nuestra capacidad de entender: Si viéramos el Cielo, nos moriríamos de Amor, y si viéramos lo que es el Infierno nos moriríamos de horror. 


     Ambas percepciones tienen que permanecer ocultas en la Tierra, porque sino, desaparecería el libre albedrío que es la libertad para escoger entre el bien y el mal, es decir entre Dios y Satán.

   Perfecta descripción del mal que afecta a la Sociedad actual: quedan perfectamente retratados los Quietistas, que tanto abundan en nuestra Sagrada Religión Católica, llama la atención la descripción tan acertada de sus actos y sus razonamientos, que solo puede provenir del ojo escudriñador de Dios.


        

LECCIONES SOBRE LA EPÍSTOLA DE SAN PABLO 

A los Romanos Cap. 3º, del v.1 al 20.


LOS QUIETISTAS
Dictado a María Valtorta del 22/1/1.944



       Dice el Autor Santísimo:
         “El temor de Dios no está delante de sus ojos” dice el Apóstol. Y con esta breve sentencia explica las depravaciones del espíritu incircunciso.
            La mayoría de los hombres católicos – hablo a estos y de estos porque estos hombres han recibido los siete dones maravillosos del Paráclito y deberán por esto conocer al menos la fortaleza, la paz, la luz que irradia de ellos y la realidad de su naturaleza – la mayoría de los católicos no sabe exactamente qué sea el temor de Dios ni como se practique.
            También aquí hay tres categorías. La de los escrupulosos, la de los quietistas o indiferentes y las de los justos. Más antes de hablar de ellas, hablaré del don.
       ¿Qué es el temor de Dios? ¿Miedo de Él, cual si fuera un justiciero insobornable que se complace en castigar, un inquisidor que no deja de anotar las imperfecciones más menudas, para mandar a las torturas eternas? No. Dios es caridad y no se le debe tener miedo. Ciertamente, su ojo divino ve todas las acciones de los hombres, aún las más insignificantes. Cierto también que su Justicia es perfecta. Más, por lo mismo que es así, Él sabe valorar la buena voluntad de los hombres y las circunstancias en las que el hombre se encuentra, circunstancias que son frecuentemente otras tantas tentaciones de pecar de soberbia y por tanto, de desobediencia, de ira, de avaricia, de gula, de lujuria de envidia y de pereza.
          Dios castigó duramente a Adán y Eva, más a su castigo siguió de inmediato la misericordia: la promesa de un Redentor que habríales de librar de la prisión consiguiente a la culpa, a ellos, a sus hijos y a los hijos de sus hijos. A Adán y Eva, llenos de inocencia y de gracia, dotados de integridad y de una ciencia proporcionada a su excelso estado y a su aún mayor excelso fin –pasar del Paraíso de la Tierra al del Cielo y gozar eternamente de su Dios – Dios habría podido muy bien condenarlos para siempre, porque habían tenido cuanto necesitaban para santificarse y ser perfectos en contra de todas las tentaciones y habiánlo tenido sin sentir en sí los incentivos del pecado.
            Vosotros, hombres, tenéis esos incentivos, el Bautismo y los Sacramentos borran en vosotros la mancha original, os devuelven la Gracia y os infunden las virtudes principales, os borran los pecados cometidos después del uso de razón, os fortifican con la fuerza misma de Cristo alimentándoos de Él y os sostienen en la Gracia de estado. 

Más queda la herencia del pecado Original con sus incentivos, y sobre esta herencia y estas secuelas del contagio traído del Progenitor, trabaja Satanás con más facilidad de éxito que sobre Adán y Eva.
          Dado que uno de los axiomas de la Divina Justicia es que: “A quien más recibió, más se le exige, a Adán y a Eva, que habían recibido todo, y no tenían en sí taras hereditarias, antes, únicamente la perfección de haber salido formados de la mano de Dios, del pensamiento de Dios – porque Dios con solo su pensamiento, ordenó al barro que se formara conforme a su diseño, y las moléculas del barro, materia inerte e insensible obedecieron, porque todo obedece al mandato de Dios, todo, a excepción de Satanás y del hombre más o menos rebelde -, a Adán y a Eva, salidos ya formados del Pensamiento de Dios y animados con su aliento, a Adán y a Eva todo debía serles exigido y reclamado y en caso de pecar, todo debía serles quitado y ser condenados a castigo sin término.
         Ellos conocían a Dios. Conversaban con Él al céfiro de la tarde. Además de su Autor, Él era para ellos su Maestro y ellos eran las primeras “voces” destinados a revelar a los venideros las verdades aprendidas de Dios. Y a pesar de todo, no obstante haber tenido conocimiento de la Perfección, tuvieron curiosidad del horror al que prestaron oídos desatendiendo la Palabra de Dios.    

           Ofendieron gravemente al Padre Creador, al Hijo, Verbo que les instruía acerca del Bien y del Mal, sobre las cosas, animales y plantas creados y al Amor, porque, ingratos, olvidaron por un lúbrico seductor que les tentaba con un fruto, solo con uno, todo cuanto la Caridad les había dado para que fueran felices.
         Más Dios no les amenazó con el Infierno. ¿Acaso no podía fulminarlos allí mismo, al pie del árbol de la Prueba que había resultado para ellos árbol de la concupiscencia? Ellos, de su voluntad, habiánlo hecho tal y hubiera sido justo que perecieran ellos, planta maligna nacida de una semilla perfecta – el Pensamiento Divino – maleada por el veneno de la baba infernal. 
         ¿No podía ordenar Dios a su Arcángel que los hiriese con su espada de fuego allí, en los umbrales del Paraíso terrenal, para que sus despojos inmundos no contaminasen la Tierra y precipitarlos desde aquel límite al abismo, del que saliera aquel a quien ellos habían preferido en contraposición a Dios?
         Claro que lo podía y hubiera estado en su perfecto derecho. Más la Misericordia y el Amor amortiguaron la condena con la promesa de la Redención y por ello, del Premio eterno.
          Aquellos, todos aquellos que mueren en medio de escrúpulos y que ofenden con ello la Paternidad de Dios, su Amor, su Esencia, teniéndolo por un Dios terrible, intransigente, que no tolera debilidad alguna en sus pequeños hijos a los que aplica la medida de su Perfección infinita, deberían reflexionar sobre eso. ¿Quién se salvaría jamás si Dios fuese como ellos se lo forjan? Si la medida de la perfección humana hubiera de ser la perfección Divina, ¿Quién de los hijos de Adán habitaría los Cielos? Una sola: María.
        Más con todo, está dicho: “Sed perfectos como mi Padre y vuestro”, no para asustaros sino para animaros a hacer la más que podáis. Seréis juzgados – no me canso de repetirlo – no por la perfección conseguida en medida perfecta tomando como norma la de Dios sino por el amor con que hayáis procurado obrar. 
       Dícese en el mandamiento del Amor: “ama con todo tú mismo”. Y ese “tú mismo” cambia de una persona a otra. Hay quien ama como un Serafín y quien tan solo sabe amar como un niño, muy embrionariamente. Pero el Maestro, puesto que la mayoría sabe amar como niños – muy embrionariamente - , mientras que tan solo criaturas de excepción saben amar seráficamente, he aquí que os ha puesto por modelo a un niño, no a Sí mismo, ni a su Madre, ni tampoco a su Padre putativo. 

No. A un niño. A sus Apóstoles, a Pedro, cabeza de la Iglesia, les propuso por modelo a un niño.
        Amad con la perfección de un niño que, para explicarse los misterios, cree sin elucubraciones científicas; espera sin temor paralizante, fruto del excesivo racionalismo y de ociosas cavilaciones; ama tranquilamente a Dios al que tiene por un buen papá, un buen amigo, un buen hermano, un buen amigo que le protege y hace su pequeño bien para dar gusto a Jesús. Y así seréis perfectos en vuestra medida perfecta, perfectos en vuestra bondad relativa, del modo que es perfecto Dios en su bondad infinita.
        Temor de Dios no es pues, terror de Dios. Recuerden esto los aquejados de escrúpulos, los cuales ofenden a Dios en su amor y se paralizan a si mismos en su continuo sobresalto. Recuerden que una acción no buena viene a ser más o menos pecado en la medida de que uno se haya convencido de que lo sea o no esté seguro de que lo sea o no crea que lo sea del todo.
           Por eso, si uno llega a hacer un acto que ciertamente no es pecaminoso, pero está convencido de que lo es, obra injustamente porque su intención es hacer una cosa injusta, mientras que si uno hace algo que no es justo ignorando que lo sea, pero ignorando de verdad que sea así, Dios no le imputa dicha acción como culpa.
         Así también, cuando circunstancias especiales obligan a un hombre a llevar a cabo acciones que el decálogo u otra ley evangélica prohíben (verdugos que han de cumplir con la justicia, soldados que deben combatir y matar, conjurados que, por no llevar al patíbulo a sus compañeros y dañar intereses superiores, juran ser ellos solos, los culpables y mueren por salvar a los otros), Dios juzgará con Justicia el obligado homicidio o el heroico perjurio. Basta que el fin de la acción sea recto y ésta realizada con justicia.
      Temor no es terror, pero tampoco el temor de Dios es quietismo. Los quietistas son el polo opuesto de los escrupulosos. Son aquellos, que por un exceso de confianza, pero confianza desordenada, no se aprestan a hacer el bien porque están seguros de que Dios es tan bueno que con todo está siempre contento. Y con el mayor empeño, seducidos por su estática somnolencia, procuran quedarse inmóviles, cerrando sus mentes a las verdades que les desagrada saber, esto es: las que hablan de castigo, de purgatorio, de infierno, de obligación de hacer penitencia y de trabajar en perfeccionarse.

          Son almas ofuscadas y soberbias. Si porque los quietistas son soberbios. Soberbios, por creerse ya perfectos hasta el punto de estar seguros de que no pecan nunca. Soberbios porque, si bien llevan a cabo actos de piedad y de penitencia, son actos externos para ser tenidos por “santos” y alabados como tales. Al ser egoístas, se hallan desprovistos de caridad. Sobre su altar está su yo y no Dios. Son embusteros y a menudo, se fingen contemplativos y predilectos de Dios con dones extraordinarios.
        Más no es Dios el que los hace Predilectos, sino Satanás que les seduce para extraviarlos cada vez más. Se creen pobres de espíritu porque no tienen santa urgencia de realizar actos buenos para merecer el Cielo, más no son pobres de espíritu, antes se encuentran llenos de la envidia y avaricia más sórdidas y profundas y son perezosos.
         Son intemperantes porque nada niegan a la materia y si uno les dice: “No es lícito lo que haces”, responden: “Dios lo quiere para probarnos, pero nosotros sabemos salir de lo ilícito con la misma facilidad con que entramos en él, ya que estamos asentados en Dios”. Son verdaderos herejes y Dios los aborrece.
         Por último están los justos. Ellos tienen el dulce y reverencial temor de Dios. Temen causar dolor a Dios y por eso procuran con todas sus fuerzas hacer el mayor número de actos buenos y del modo mejor que le es posible. Si caen en alguna imperfección o pecado tienen un ardiente arrepentimiento apresurándose a depositarlo a los pies de Dios y una no menos ardiente voluntad de reparación.
       La culpa involuntaria no les paraliza, pues saben que Dios es Padre y se compadece de ellos. Lavan, reparan, reedifican lo que la insidia múltiple y salteadora alevosamente manchó, deterioró y derribó; y hácenlo con amor invocando cada vez con más fuerza al divino Amor: “Infunde tu Amor en mi corazón”. Estos son los que tienen el verdadero temor de Dios.
      ¿Qué es pues, el verdadero temor de Dios, vivo siempre en su espíritu? El temor de Dios es amor, humildad, obediencia, fortaleza, dulzura, mansedumbre, templanza, actividad, pureza, sabiduría y elevación. Y el verdadero Modelo de perfecto temor de Dios fue dado por Cristo que amó a Dios con un amor que se plegó alegre y de buena gana a todos los deseos del Padre hasta la obediencia de cruz, que fue humilde hasta abajarse a los pies del traidor y besárselos; que fue fuerte contra todas las insidias, dulce como un niño, sobrio como un asceta, manso como un cordero, puro como un ángel, y más que un ángel, sabio por ser el hombre uno con Dios, contemplativo que ascendía con su Espíritu arrobado a las adoraciones perfectas que hacían que exultasen los Cielos a los que, por fin, subía desde la Tierra del hombre, una adoración que saciaba el deseo de Dios.
        También María fue un ejemplo de temor perfecto. Más Ella, fue lo que fue en atención a los méritos de su Hijo. Y por eso hay que seguir diciendo que Quien desde toda la Eternidad poseyó el temor Perfecto fue el Verbo de Dios por el que todo fue hecho, hasta la maravilla del Cielo y de La Tierra: La Virgen Inmaculada, Hija, Madre y Esposa de Dios.
       De entre tantos versículos, uno tan solo ha sido comentado. Más su importancia es tal que la Sabiduría hase detenido en él. Si poseéis el perfecto temor de Dios poseeréis el amor perfecto y con él, poseeréis a Dios y seréis por Él poseídos. Y esto eternamente.







viernes, 30 de enero de 2015

INTERPRETACIÓN MÍSTICA DEL ÁNGEL DEL APOCALIPSIS CON UN PIE EN EL MAR Y EL OTRO EN LA TIERRA


EL ÁNGEL DEL APOCALIPSIS






Libro del Apocalipsis (Ap. 10, 1-11)

Vi otro ángel poderoso que descendía del cielo envuelto en una nube; tenía sobre su cabeza el arco iris, y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego, y en su mano tenía un librito abierto.

Y poniendo el pié derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra, gritó con poderosa voz como león que ruge: Cuando gritó hablaron los siete truenos con sus propias voces. Cuando hablaron los siete truenos iba yo a escribir; pero oí una voz del Cielo que me decía: "Sella las cosas que han hablado los siete truenos y no las escribas"(...)

La voz que yo había oído del cielo de nuevo me habló y me dijo: "Ve, toma el librito abierto de mano del ángel que está sobre el mar y sobre la Tierra. Fuime hasta el ángel diciendo que me diese el librito. Él me respondió y me dijo: "Toma y cómelo, y amargará tu vientre, más en tu boca será dulce como la miel. Tomé el librito de mano del ángel y me puse a comerlo, pero cuando lo hube comido sentí amarga mis entrañas. Me dijeron: Es preciso que de nuevo profetices a los pueblos, a las naciones y a los reyes numerosos.



REFLEXIÓN PERSONAL

Yahveh, después del grave pecado de desobediencia, de irreverencia y de orgullo, cometido por nuestros primeros padres, Eva y Adán, procreadores materiales del género humano, fueron culpables de una gravísima afrenta a su Creador, ya que obedecieron al eterno enemigo de Dios, que les ofrecía "ser como dioses". A pesar de ello, Yahveh fue compasivo y se apiadó de ellos y de su descendencia, al fallar su plan A, aplicó entonces el único plan que podría rescatar a la humanidad en poder de Satán: el doloroso y costosísimo plan B.

Este consistía en la aparición de un nuevo Adán y una nueva Eva, Creadores espirituales de la nueva Humanidad, un nuevo Padre, que sería Jesús y una nueva Madre, la Virgen María, que anularían la culpa original, pagando el rescate que consistía nada menos que en entregar sus vidas de pobreza, humillaciones y Pasión, para la Redención del ser humano. 

Dios tenía que invertir todo el mecanismo de Lucifer, para poder restablecer el orden de las cosas: Adán y Eva desobedecieron para disfrutar materialmente de la vida, se entregaron pues al egoísmo que dice: "Quiero lo bueno para mí y lo malo para tí", de ahí nacieron todas las envidias, las guerras, los odios y los crímenes como el de Caín hacia su hermano Abel. Al contrario, nuestros divinos Redentores vivieron para libéranos del egoísmo con el Amor que dice: "Quiero lo malo para Mí y lo bueno para ti".

La naturaleza creada por Dios para deleite del hombre, se rebeló, nacieron las malas hierbas, las fieras, las tempestades, las sequías, las inundaciones y toda las calamidades que azotan y seguirán azotando la humanidad hasta el fin del mundo. Y el hombre pasó de tener la naturaleza a su servicio, a tener que ganar el pan con el sudor de su frente, y conoció el sufrimiento, las penas y la muerte.

Y esta condición de la Humanidad está simbolizada alegoricamente con una visión simbólica del libro del Apocalipsis, en donde se lee que Juan vio un Ángel que es el símbolo de la Humanidad, queestá a caballo con un pié en el mar que simboliza la mentira y el abismo, por eso se dice en el Apocalipsis que en la nueva Creación, el mar no existía ya, y un pié en la tierra que simboliza la Salvación. Ese Ángel tenía también un libro abierto en la mano, que es el conocimiento del bien y del mal, que ofreció Satán a nuestros primeros padres.

Le dijo el Ángel a San Juan: come el libro, y te sabrá dulce en la boca y amargo en las entrañas, Eso es lo que se ha explicado más arriba, lo que inoculó Satanás a través del fruto prohibido: el disfrute inicial del pecado, y las amargas consecuencias del mismo.

Ese veneno inoculado por la ingestión de la fruta prohibida, y que conduce a la muerte del cuerpo y del alma, tiene un antídoto que si bien no evita la muerte del cuerpo, por lo menos evita la segunda muerte que es la muerte eterna del Alma, es el plan B de Dios, que Satán a pesar de su inteligencia de Arcángel más subido, nunca pudo ni imaginar.

Ahora bien, para que ese antídoto, que no es otro que Jesús, el fruto del Árbol de la Cruz, que es la Stma. Virgen María, sea eficaz, hay que tomarlo, y eso quiere decir asimilarlo, y entonces como solo actúa en el alma, la persona que lo asimila de verdad, vuelve a renacer como lo dijo Jesús a Nicodemo, y se transforma otra vez de hombre degradado en el pecado, en un ser nuevo, casi idéntico a Adán y Eva antes de la caída, es decir que pueda recobrar otra vez la inocencia y el Paraíso perdidos. Y digo casi idéntico porqué Adán y Eva no tenían que morir.

Y eso de que el hombre recobra la Inocencia y el Paraíso perdidos, lo explica muy bien San Juan de la Cruz, cuando describe los grados de amor del Alma, que son los peldaños de la escala mística que nos conducen a Dios, y por los que se sube después de terribles pruebas de purificación, que son necesarias para restablecer la salud del alma.

En los últimos grados de esa escala, dice el Santo Doctor que aún en presencia del más horrendo de los crímenes, el alma no es capaz de ver ahí pecado, porque ha recobrado la Inocencia, y además arde suavemente de amor, que es dulzura constante porque en ese estado de desposorio espiritual tiene ya presencia íntima con Dios, es decir ha recobrado el Paraíso perdido, purificado por las espadas llameantes de los Querubines que guardan su entrada.

No somos pues todos Hijos de Dios por el Espíritu hasta que no hayamos asimilado en esas condiciones ese antídoto, y ese es el error de los famosos “quietistas”, que se creen que por la muerte de Jesús todos somos hijos suyos y estamos a salvo porqué un Padre no puede condenar a sus hijos al suplicio eterno, como me dijo cierto Obispo.

Y ese es el mayor triunfo de Satán, que quiere hacer creer que ese divino antídoto no es necesario, y no es necesaria tampoco ninguna transformación de nuestra parte, ya que como lo dicen muchos teólogos en nuestros días: “Hay que estar a gusto, Dios te quiere como eres, con tus pecados”, en vez de decir: “A pesar de nuestros pecados, que todos tenemos, Dios nos quiere, y hasta la muerte del pecador, lo sigue amando, porqué con el amor y no con el odio, es como se puede obtener el cambio, esperando ver en él una conversión que lo lleve por el camino recto. 

El Santo temor de Dios, que produce el arrepentimiento cuando hemos caído, provoca el firme deseo de no volver a caer, lo que exige de nosotros una lucha continua contra el mal, es decir contra el mundo, el Demonio y la Carne, los tres enemigos del alma”.








sábado, 24 de enero de 2015

ESTREMECEDOR RELATO DEL MARTIRIO DE SANTAS. PERPETUA Y FELICITAS




Evangelio según San Lucas (14, 25-27):

Como le seguía mucha gente, se volvió y les dijo: "Si alguno viene a Mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, hermanos y hermanas, y hasta su propia vida, no puede ser discípulo Mío. El que no carga con su cruz y viene en pos de Mí, no puede ser discípulo Mío".



Dictado 1º de Marzo de 1.944 de los Cuadernos 
de María Valtorta

Están las mártires para entrar en la arena para ser inmoladas. Perpetua, después de escuchar a su padre, que le suplica para que reniegue de su Fe para salvarse ella y su hijo que tenía en brazos, dice:

“Permanezco fiel a mi Señor por el amor que siento por ti y por él. Ninguna gloria terrena otorgará a tu cabeza blanca y a este inocente tanta dignidad como mi muerte. Vosotros alcanzaréis la Fe ¿Entonces, que diríais de mí si, por la vileza de un momento, hubiera renunciado a la Fe? Para triunfar, mi Dios no tiene necesidad de mi sangre ni de tus lágrimas. Pero en cambio, tú tienes necesidad de la sangre y el llanto para alcanzar la Vida. Y también ese inocente los necesita para permanecer en ella. Por la vida que me diste por el júbilo que mi hijo me ha dado, obtengo para vosotros la Vida verdadera, eterna, bienaventurada.

No, mi Dios no enseña el desamor hacia los padres y hacia os hijos. Enseña el amor verdadero. Padre, en este momento el dolor te hace delirar. Pero, luego la Luz se hará en ti y me bendecirás. Desde el Cielo, yo te la enviaré. En cuanto a este inocente, no es que le ame menos ahora que le he dado mi sangre para nutrirle. Si la crueldad pagana no se hubiera ensañado contra nosotros, los cristianos, habría sido para él una madre amantísima y él habría sido la finalidad de mi vida.

Pero Dios es más grande que la carne que ha nacido de mí y el amor que hay que consagrarle es infinitamente mayor. Ni siquiera en nombre de la maternidad puedo posponer el amor hacia Él por el amor de una criatura. No. No eres el esclavo de tu hija. sigo siendo, siempre tu hija, que te obedece en todo menos en esto: en renunciar por ti al verdadero Dios. Deja que se cumpla la voluntad humana. Y, si me amas, sígueme en la Fe. En ella encontrarás a tu hija, y será para siempre, porque la verdadera Fe concede el Paraíso y mi Pastor Santo ya me ha dado la bienvenida en su Reino”.

Aquí cambia la visión, porque veo entrar en la celda a otros personajes: son tres hombres y una mujer muy joven. Se besan y abrazan recíprocamente. También entran los carceleros para llevarse al hijo de Perpetua. Esta vacila como si hubiera recibido un golpe. Pero reacciona...

Su compañera la consuela, le dice: “Yo también he perdido a mi criatura. Pero no está perdida. Dios ha sido bueno conmigo. Me ha concedido que le engendrase para El y su bautismo se engalana con mi sangre como con piedras preciosas. Era una niña… hermosa como una flor. También tu niño es hermoso, Perpetua. Pero para hacerles vivir en Cristo, estas flores necesitan nuestra sangre. De este modo les daremos doblemente la vida”.

Perpetua coge al pequeñuelo, que había acostado en el jergón y que ahora duerme contento y saciado, y se lo da al padre, tras haberle besado levemente para no despertarlo. Luego le bendice, baña sus dedos en las lágrimas que brotan de sus ojos y traza una cruz sobre la frente y otra sobre las manecítas, sobre los piececítos, sobre el pecho. Hace todo esto con tal dulzura, que el niño sonríe en el sueño como si recibiera una caricia.

Luego los condenados salen, los soldados les rodean y les acompañan a una oscura cavea de un anfiteatro a la espera del martirio. Transcurren las horas rezando y cantando himnos sacros y exhortándose recíprocamente al heroísmo.

Ahora me parece que también yo estoy en ese anfiteatro, que ya he visto antes. Está abarrotado de gente de piel oscura, aunque también hay muchos romanos. La multitud rumorea sobre las gradas, se agita. A pesar del velario que han tendido de la parte que da al sol, la luz es intensa.

Me parece que en la arena ya ha habido juegos crueles porque está manchada de sangre; hacen entrar en ella a los seis mártires, van en fila. La multitud silba e increpa. Perpetua está a la cabeza de los seis mártires, que avanzan cantando. Se detienen en medio de la arena y uno de ellos se dirige a la multitud.

“Sería mejor que demostraríais vuestro coraje siguiéndonos en la Fe, en vez de insultar a gente inerme que devuelve vuestro odio rezando por vosotros y amándoos. ¡Oh, embusteros que pretendéis ser civilizados y aguardáis que una mujer dé a luz para matarla luego tanto en el cuerpo como en el alma, porque la separáis de su criatura! ¡Oh, crueles que mentís para matar, porque sabéis que ninguno de nosotros os hace daño y que menos que nadie os lo hará una madre, pues piensa solo en su criatura!

Las varas con las que nos habéis azotado, la prisión, la tortura, el haber arrebatado dos hijos a sus madres, no mudarán nuestro corazón; no lo cambiarán en cuanto al amor a Dios y tampoco en cuanto al amor al prójimo. Tres veces, siete veces, cien veces daríamos la vida por nuestro Dios y por vosotros; la ofreceríamos para que llegarais a amarle. Por eso rezamos por vosotros mientras el Cielo ya se abre sobre nuestras cabezas; Padre nuestro que estás en los cielos…”. Los seis santos mártires rezan de rodillas.

Se abre la puerta baja e irrumpen las fieras; creo que son toros o búfalos salvajes por lo impetuoso de su carrera que les hace asemejar a bólidos. Embisten al grupo inerme como si fuera una catapulta adornada por puntiagudos cuernos. Levantan los cuerpos con sus cuernos, los arrojan por el aire como si fueran harapos, vuelven a estrellarse contra el suelo, los pisotean. Como ebrios por la luz y el clamor, huyen y luego vuelven a embestir.

Con una cornada, un toro alza a Perpetua como si fuera una pajuela y la arroja a muchos metros de distancia. Pero, a pesar de estar herida, se levanta y su primer gesto es de ajustarse las ropas, desgarradas a la altura del seno. Sosteniendo la túnica con su mano derecha, se arrastra hacia Felicitas, que está tendida cara al cielo, con el cuerpo desgarrado, y la cubre, la sostiene haciendo escudo a la herida con su cuerpo. Las fieras vuelven a herir hasta que los seis agonizantes quedan tendidos en la arena. Entonces los bestiarios hacen volver a las fieras a sus cubiles y los gladiadores rematan la obra.

Pero el que le toca a Perpetua no sabe matar; no se comprende si es por piedad o inexperiencia. La hiere, pero no en el punto justo. Con un hilo de voz y una sonrisa dulcísima, Perpetua le dice: “Ven aquí, hermano a que te ayude “. Luego apoya la punta de la espada contra la carótida derecha, dice: “¡Jesús, me encomiendo a Ti! Empuja, hermano, yo te bendigo” y vuelve la cabeza hacia la espada para ayudar al inexperto y turbado gladiador.


Dice Jesús:

“Este es el martirio de mi mártir Perpetua, de su amiga Felicitas y de sus compañeros. Solo era rea de ser cristiana, aunque aún era catecúmena. Más, ¡Cuán intrépido era su amor por Mí! Al martirio de la carne unió el del corazón y así también Felicitas. Si sabían amar a sus verdugos, ¿Cómo habrán sabido amar a sus propios hijos?

Eran jóvenes y felices con el amor del esposo y de los padres, en el amor de su criatura. Más hay que amar a Dios sobre todas las cosas. Y ellas le aman así. Se desgarran las entrañas al separarse de su pequeñuelo, mas la Fe no muere. Ellas creen, creen firmemente, en la otra vida. Saben que solo la logrará quien fue fiel y vivió según la Ley de Dios.

El amor es ley en la ley, ya sea el amor a Dios o el amor al prójimo. ¿Qué amor puede ser mas grande que el de dar la vida por quienes se ama, así como la dio el Salvador por la humanidad que amaba? Ellas ofrecen su vida porque me aman y para llevar a otros a amarme y a poseer, de este modo, la Vida eterna. Ellas quieren que alcancen la vida de mi Reino los hijos, los padres, los esposos, los hermanos y todos aquellos a quien aman - por amor vinculado a la sangre o por amor vinculado al espíritu – y, entre ellos, también los verdugos, pues Yo he dicho: “Amad a quienes os persiguen “. Y para guiarles a mi Reino, trazan con su sangre un signo que va de la Tierra al Cielo, un signo que resplandece, un signo que llama.

¿Qué es sufrir? ¿Qué es morir? Es solo un instante fugaz. En cambio la vida eterna no acaba. Ese instante de dolor no es nada respecto al futuro de gozo que les espera. ¿Qué son las fieras? ¿Qué son las espadas? ¡Son algo bendito, porque dan la Vida!

La única preocupación que les inquieta - pues el que es santo debe de serlo en todo – es de conservar la pudicia. Es el momento del martirio, no se cuidan de la herida sino de las ropas desordenadas pues, aunque no son vírgenes no por eso dejan de ser púdicas. El verdadero Cristianismo lleva siempre a la virginidad del espíritu. Por eso esta sublime pureza se mantiene aun donde el matrimonio y la prole han quitado ese sello que hace ángeles a los vírgenes.

El cuerpo humano lavado por el Bautismo, es un templo del Espíritu Santo. Por lo tanto no debe ser violado con modas inverecundas, con inverecundos uso. Sobre todo de la mujer que no se respeta a sí misma, no puede engendrar sino una prole viciosa y una sociedad corrupta; de ella se aparta Dios y en ella Satanás ara y siembra sus tormentos, que os llevan a la desesperación”.







lunes, 19 de enero de 2015

PROVERBIO FRANCÉS: L'AMOUR FAIT PASSER LE TEMPS, ET LE TEMPS FAIT PASSER L'AMOUR.





Yo creo, Señor, pero aumentad mi fe. Ella es firme y sincera: volvedla
viva y penetrante. Ella somete  mi espíritu: haced que golpée
 y toque mi corazón (Padre Griffet)



TRADUCCIÓN DEL PROVERBIO:

  El amor hace pasar el tiempo, y el tiempo hace pasar el amor. 


  
Pero sin embargo, el Amor de Dios, hace pasar el tiempo, pero el tiempo no hace pasar ese Amor, muy al contrario, lo incrementa cada vez más hasta el infinito. 

Gloria al Padre; al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amen. 



COMENTARIO: 

             El alma del hombre ha sido creada para amar, y así transformarse en el mismo Dios, ya que, como lo dice San Juan de la Cruz, el amor iguala el alma enamorada con el Objeto de su amor, según su capacidad, por eso dice Jesús que en el Cielo habrá varias mansiones, y cada elegido, como cada Ángel brillará y brilla con el fulgor correspondiente a su propia capacidad. 

             El mismo San Juan de la Cruz explica que el hombre tiene unas "Profundas cavernas del sentido", que están concebidas y capacitadas para contener la Grandeza Divina, por eso la felicidad de los elegidos será indescriptible, como lo es la misma Divinidad, y por eso también la desgracia de los condenados, es también indescriptible porqué esas inmensas cavernas no solo estarán vacías de Dios, pero estarán llenas de padecimientos y de odio. 

             Y la Majestad infinita de Dios, y todos sus atributos, son de una inmensidad tan inconmesurables, que los Ángeles más subidos, que son los que más cerca están de Dios, los Querubines y los Serafines, son los que más se dan cuenta de lo mucho que aún les falta para conocerle, como así lo afirma el Santo Doctor de la Iglesia. Y también como de cierta manera también lo afirma San Agustín cuando hablando de Dios dice: "Belleza antigua y siempre nueva". 


              POR ESA RAZÓN, SE PUEDE AFIRMAR QUE LA ETERNIDAD NO SOLO NUNCA PODRÁ HACER PASAR EL AMOR, PERO MUY AL CONTRARIO LO ACRECENTARÁ CADA VEZ MÁS.









jueves, 1 de enero de 2015

SIMILITUD ENTRE UNA FLOR EXÓTICA Y EL ALMA MÍSTICA




VISIÓN ESPIRITUAL DE UN ALMA SANTA


            Esta hermosa flor, verdadera imagen del alma mística,  ha necesitado para desarrollarse el sol y la lluvia, y también un ambiente con un clima adecuado, es por eso semejante al alma humana, que para crecer y ser apta para alcanzar la morada eterna, ha necesitado ser mística, que como lo dice San Juan de la Cruz, quiere decir estar enamorada de Dios, para ser semejante a Él que es la infinita belleza. 

            El alma ha necesitado la lluvia, que simboliza las pruebas y el sufrimiento; y el sol que simboliza la alegría proporcionada por Dios, también ha tenido como esa flor exótica que desarrollarse en un lugar adecuado, con un clima y un ambiente que es la Gracia de Dios, y los Sacramentos por Él instituidos

          El corazón de esta flor que está llena de granitos de maravillosos colores, simbolizan todas las virtudes que ha adquirido el alma, conseguidos por la Gracia de Dios, que es precisamente lo que hemos relatado: el sol, la lluvia, el clima y la tierra, esta Gracia que se comunica de una manera infusa al alma solo se puede realizar por la acción del Espíritu Santo, ya que como lo dice también San Juan de la Cruz, el Amor iguala el amante con el Amado, y al buscar esa igualdad, que es el fin de todo Amor verdadero, hay una transmisión de las gracias y la belleza de Dios a sus criaturas.

           Por eso dice San Juan Evangelista que seremos semejantes a Dios, porque lo veremos tal cual es, y para eso hemos nacido y ha sido creado el Universo.

          Esa flor tiene también todas las características de las almas Santas, tiene unas corolas tubulares que parecen unos conductos acabados en un embudo, y otros para recoger el fragor  en el corazón de la flor, y transmitir a su alrededor el perfume de la Santidad y de la Gracia, que es lo propio de Jesús y de la Virgen María, y en mucho menor medida, de todos los Santos.

          Y eso mismo es lo que hace el cuerpo místico de la Santa Iglesia, de Dios  y de todos los Santos: infundir místicamente esos atributos de Dios, porque el Amor para que sea verdadero tiene que transmitirse a los demás, si no lo hace, es  porqué no es Amor verdadero, sino egoísmo. Pero de la misma manera que el olor no se ve, pero se siente y se trasmite, lo mismo hace la Santidad.

        Por eso, puede haber un alma oculta en una Ermita, o en un Monasterio de Contemplativos, que derrama sus gracias de una manera oculta, y que dan vida a la Iglesia, sin ellas, cuando esas almas no existan, se acabará el mundo.

          Por esa razón, dice San Juan de la Cruz en sus dichos de Luz y Amor: "Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de conciencia que todas esas obras que quieres hacer".


viernes, 26 de diciembre de 2014

DIÁLOGO CON UN CURA PROGRESISTA ¿POR QUÉ YA NO SE PREDICA LA RELIGIÓN VERDADERA, CAMBIANDO LA TRADICIÓN?



EL SANTO CURA DE ARS PATRÓN DE
TODOS LOS SACERDOTES



A UN CURA PROGRESISTA 
8 de Noviembre de 1.994 

              Estimado Padre……… 

          He dudado mucho en remitirle este escrito, después de consultarlo con un Sacerdote de reconocida espiritualidad, y con una Comunidad de Religiosas Contemplativas, las cuales me han aconsejado, de remitirle esta carta, me he decidido a hacerlo. 

        Con la esperanza de que estos argumentos sean de algún provecho, lo que veo muy difícil pero no imposible, sobre todo a largo plazo y teniendo cuenta de que la Verdad es poderosa y penetrante, ya que es palabra de Jesús, también por estas razones me he movido a dirigirme a Ud. 

       Jesús en algunas ocasiones nos invita a emitir un juicio de valor sobre el comportamiento de algunas personas: “A sus frutos los reconoceréis” (Mat 7- 16), Él mismo nos dio sobrado ejemplo con sus juicios severos a los Fariseos, a los doctores y a los letrados que pretendían enseñar al Pueblo de Israel con su propia doctrina, por motivos de orgullo, buscando únicamente su gloria y no la Gloria de Dios. 

        Es seguro que dichos falsos pastores tenían siempre por costumbre emitir doctrina parcialmente adulterada por ser la doctrina que más gustaba al pueblo en un momento determinado de la historia y querían aparecer como precursores de lo que era una moda pasajera y que en ese momento fascinaba a la gente. 

     “Dejando de lado el precepto de Dios, os aferráis a la tradición humana” (Mc 7-8). 

         Hace unos cuarenta años, todo el pueblo, incluso muchos de los no creyentes, estaban obsesionados por los pecados que hacían referencia al noveno mandamiento, y por eso, era el tema favorito de los predicadores de nuestra Religión, se complacían en calificar de pecados gravísimos contra Dios lo que simplemente era una forma de vestir, un mero pensamiento o una mirada, no tenían ningún reparo en amenazar con las penas del Infierno a los transgresores de sus leyes y los que no estaban de acuerdo con esa doctrina, se les trataba con odio y desprecio, incluso se pedía el anatema o la excomunión. 

       Hace siglos, la Santa Inquisición, a pesar de lo que nos quieren hacer creer los eternos enemigos de la Iglesia, no era mas que el reflejo de la mentalidad del pueblo, que veía completamente normal que a un renegado se le torturara, y hasta se le quemara vivo, ya que eso era bueno para su alma, para evitarle los eternos suplicios del infierno. Era frecuente, en las procesiones de los Sambenitos que la gente exaltada prendiera fuego a las barbas de los condenados. Naturalmente, los Doctores y los letrados de esa época, buscando su propia gloria y no la Gloria de Dios, eran los líderes de esa corriente. 

           Esto lo acredita muy bien Daniel Rops en su “Histoire de l´Église”. De sobra sabemos las consecuencias que tuvo este proceder para la Iglesia Católica en España con la famosa “Leyenda Negra”, a pesar de que las condenas en la hoguera fueron mucho menores que las del sanguinario monstruo Enrique VIII, y de su déspota hija Isabel II en Inglaterra. 

      En la época actual, con las nuevas modas, todo ha cambiado, lo del pecado contra el noveno mandamiento ha desaparecido, la Inquisición fue una barbarie inexplicable e intolerable, fruto de una época oscurantista y todo se quiere atribuir a un grupo de seguidores de Torquemada, unos fanáticos exaltados que tenían atemorizados al sano Pueblo de Dios. 

         Han surgido nuevos líderes y nuevos pastores, en los cuales me permito incluirle a Ud. Ya nada es pecado, el Dios que antes mandaba al Infierno, ya aparece como un dios asomado detrás de una nube blanca, con una calva pronunciada, una voluminosa barba blanca, con aspecto bonachón, una sonrisa beata en su cara y los brazos abiertos. 

          Ese dios es el dios de nuestra época, el dios de la moda, fruto de la mentalidad actual de la Sociedad que hace y deshace dioses a su medida, para la cual, como ya lo había advertido el gran Papa Pío XII, ha desaparecido por completo el sentido del pecado. Ud, mi querido amigo ha querido liderar esa corriente para ser el gran teólogo que es punto de referencia de las masas que Ud. quiere adoctrinar para su vanagloria. 

         Para argumentar esa falsedad, y para ser el centro de atención y de admiración de todo el mundo, Ud no ha tenido ningún reparo en cambiar lo inamovible: Las Escrituras y la Tradición de los Santos Padres: El Infierno ya no existe: ¿Cómo un dios padre puede mandar allí a sus hijos, si ya no hay pecado, si todos los crímenes, las violaciones, incluso a las criaturas inocentes, como es el caso de la pederastia, son fruto de una infancia desgraciada, de una incomprensión y de una falta de amor de la Sociedad hacia esos pobres individuos? 

         Otra cosa: Ud. ni tiene reparo en argumentar insensateces para querer aparecer como un gran místico a los ojos de los hombres (Otra cosa que está de moda y que gusta a la gente): Así a la objeción que le he hecho, citándole la Palabra indestructible de Jesús: “Si tu ojo o tu brazo es objeto de escándalo para ti, arráncate el ojo o el brazo: más te vale entrar en el Reino de Dios sin un ojo o sin un brazo que ser arrojado todo entero en el Infierno” (Mt 5, 29-30; Mc. 9, 43-47). 
A esa objeción tan clara e irrefutable Ud. me contesta: “¡¡¡Por amor, por amor hay que arrancarse el ojo o el brazo!!!”. 

         Cuando le dije que el Santo Cura de Ars, Patrón de todos los Sacerdotes del mundo, se pasaba muchas noches llorando delante del Santísimo, para que ninguno de los feligreses que Dios le había encomendado, se condenase, Ud. argumenta que ya que si existe el infierno, tendría que estar vacío por la gran Misericordia de Dios (Lo que equivale a decir que no existe), el Santo Cura ¡Lloraba por amor! Hay pues que creer que el Santo se pasaba la noche llorando por nada, o que había perdido el Juicio. O lo más probable: Ud. cree que la gente no tiene sentido común, o que sus detractores son todos idiotas. 

         ¿Qué tiene Ud. que argumentar a las palabras que Jesús pronunciará el día del Juicio: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno, preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer…” ? (Mt 25, 41-46). 
Con toda seguridad, Ud. contestaría la misma insensatez: ¡El suplicio eterno lo preparó Dios, con espíritu de “encendido” amor hacia sus hijos! 

         Ud, mi querido amigo, tiene todas las características de un buen Inquisidor, en la Edad Media, le habría hecho sombra al mismísimo Torquemada, o hace 50 años habría encajado en un púlpito clamando contra la inmoralidad y amenazando con el Infierno a los transgresores. 

     Me permito también relatarle lo ocurrido en cierta Parroquia francesa: Unos jóvenes curas llenos de “celo ecuménico” hacia nuestros hermanos protestantes separados (celo que Ud. dijo que, afortunadamente hoy día se había conseguido, gracias al espíritu de renovación carismática que había surgido en la Iglesia), no tuvieron ningún reparo en hacerle la vida imposible al anciano Párroco, solo porqué quería conservar sus tradiciones y seguir diciendo la misa en latín, y le obligaron a marcharse con tristeza de su amada Parroquia. 

        Otra anécdota no menos elocuente: Cierto Sacerdote muy abierto al amor al prójimo y olvidando la recomendación de Jesús: “Os mando como corderos en medio de los lobos: Ser sencillos como palomas, pero prudentes como serpientes”…(Mt 10,16), o bien: “No tiréis vuestras perlas a los cerdos, porque las pisotearán y se revolverán contra vosotros” (Mt 7,6), también con toda seguridad, para querer aparecer como un paladín de la moda, recomienda encarecidamente a una familia católica de acoger en su seno a un reo que había redimido su pena en la cárcel, por ser un gran acto de caridad. El resultado fue el siguiente: El huésped violó a la hija y mató a la madre que se quiso interponer. 

        Querido amigo: si yo, como Ingeniero de Caminos; Canales y Puertos, calculo un puente, pero me equivoco en el análisis de estabilidad de sus elementos constructivos como son los estribos, la pilas o el tablero, prescindo de las normas constructivas de obligado cumplimiento, y ocurre una desgracia, la Sociedad por medio de los Tribunales me exigirá responsabilidades y me hará pagar los daños. 

           Igualmente, Ud. es responsable como Sacerdote de lo que dice, y tiene que conocer su oficio, como yo el mío, y aplicar las normas de la Iglesia Católica a la cual pertenece, sobre todo sabiendo que se trata de un asunto tan grave como el de la Salvación eterna de las almas, por eso Dios le pedirá cuentas de toda la doctrina que Ud, con tanto empeño predica para aparecer como un gran Teólogo y Místico a los ojos de la gente, que es lo único que parece importarle. 

        Le recuerdo que cuando le dije que yo no estaba de acuerdo con sus opiniones pero que las respetaba, ¡¡Llegó a decirme que Ud. no respetaba las mías!! 

        “La lámpara de tu cuerpo es el ojo, si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso, pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras, y si la luz que hay en ti es tinieblas, ¡Que oscuridad habrá!” (Mt 6, 22-23) 

        Traducción: Lo que guía tu manera de ser es tu manera de ver las cosas: si esa manera de ver es correcta, toda tu conducta será recta, en caso contrario, toda tu conducta será torcida, y si tu no logras acertar, ¡En que errores caerás! 

         Por fin, déjeme hacer un breve comentario acerca de la tan actual y tan cacareada recomendación de los “modernos Teólogos” que Ud. ha recogido y abanderado: “La Evangelización de los indígenas ha de hacerse integrándose en esa Sociedad y cultura”. 

      Y me pregunto: ¿Qué significado tiene esa afirmación, quiere acaso esto decir que el Misionero en la Sociedad que nos ha tocado vivir tiene que adaptarse a la sociedad de consumo, acaso dirá que hay que mirar las señales de los tiempos y por consiguiente, aparcando la Cruz, abrazar el materialismo y entregarse a todos los vicios, como así lo pregona esa Cultura hedonista de la muerte del alma? 

        Seguramente estará plenamente convencido de que “¡¡China se ha perdido al Cristianismo porque los Misioneros no iban disfrazados con kimonos, como así lo afirman ciertos teólogos modernos!!" 

          Querido amigo: Recapacite Ud. y haga prueba de alguna humildad y de sentido común, no tenga una visión tan miope de los acontecimientos: Las modas de ayer, mañana parecerán y serán absurdas y ridículas, más bien siga y predique una doctrina sana, independiente de las modas cambiantes de los hombres y en acorde con la Doctrina tradicional de la Iglesia que sin duda alguna es la única verdadera, ya que como lo dice San Pablo “Las cosas del mundo, cuanto más subidas, más absurdas son a los ojos de Dios, y al revés las cosas de Dios, cuando más subidas, mas absurdas son a los ojos del mundo" (I Cor 1, 20-25).

           Una última observación: Ud, como muchísima gente, por no querer estar sujeto a la Doctrina Tradicional de la Iglesia, se ha dejado engañar por Satán, como así lo afirma San Juan de la Cruz, que dijo: “Si no te sometes a la Santa Obediencia, aunque más te parezca que aciertas, no dejarás de estar engañado por el Demonio”, el cual ha conseguido sus logros más valiosos: La desaparición del sentido del pecado en el mundo, y lograr fabricar un dios a medida de esa idea: El dios de la barba blanca, que todo lo perdona, incluso a los que no se arrepienten, un dios que como consecuencia de todo ello, es incapaz de mandar nadie al Infierno, sencillamente porque no existe. 

      Con su mentalidad ha contribuido a ese triunfo, propagando con insistencia y gran intransigencia esa falsa doctrina, con una postura de gran desprecio hacia los que no comparten sus ideas, lo que denota la presencia de Satán, llegando a decir desde el púlpito que mis ideas son de una consistencia “granítica”. 

          Por eso ha contribuido sin saberlo quizás, pero con entera responsabilidad al clima de relajación que impera en la Sociedad actual, y lo que es más grave: Ud. es cómplice de la muerte de Dios, la muerte del Dios verdadero, el de los grandes Santos y Místicos y la de los Mártires que han derramado su sangre por la Fe. 

      En contrapartida, Ud. ha creado un nuevo dios, un ídolo hecho a medida de esta sociedad que nos ha tocado vivir, y se ha convertido sin saberlo en un auténtico Testigo de Jehová, secta que comparte plenamente casi todas las ideas tan absurdas que Ud. predica de una manera tan inexorable. 

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        Nota: A este escrito, el Sacerdote aludido me contestó con una tarjeta de felicitación de Navidad, me dijo de olvidar el asunto y de reconciliarnos, y que no era depositario de la Verdad. 

      Le contesté agradeciéndoselo, y que estaba reconciliado, reconociendo que ni él ni yo somos depositarios de la Verdad, pero que si lo es la Santa Iglesia Católica, en virtud de la Promesa del Hijo de Dios, cuando se apoya en la Doctrina tradicional de los Santos Padres y de la Tradición. 



miércoles, 24 de diciembre de 2014

EL NACIMIENTO DEL HIJO DE DIOS



DIOS NACE ESCONDIDO EN UN ESTABLO PARA
 LOS POBRES Y HUMILDES CORAZÓN



            Este es el más grande de los milagros de Dios: es realizar una cosa inconcebible para la mente humana: Dios que es infinito en todos los atributos: Grandeza, Poderío; Inteligencia; que llena todo el Universo visible e invisible, se encarna en una Virgen Inmaculada, en un recién nacido encerrando en Él toda su naturaleza divina.

         Y me pregunto, ¿Cómo una grandeza tan sublime se puede rebajar en una criatura tan pequeña e indefensa?

          ¿Cómo un Ser así, se encarnó con el único fin de sacar a los hombres de la esclavitud del pecado, para hacerlos más felices ya en esta Tierra, y herederos de su Santo y Eterno Reino en el Cielo?

      Por todas esas razones, el día de la Navidad es un acontecimiento que nos tiene que llenar de felicidad, de Paz y gran alegría. 

         ¡Qué diferencia entre el ateo que piensa que la vida solo dura dos días, y que hay que vivir para disfrutarlos, y el verdadero hijo de Dios, que sabe que la muerte es renacer a la Vida, como el que se despierta de un sueño, y que luego vivirá en un Mundo nuevo, eterno, donde ya no existen las envidias, las enfermedades, la vejez, el miedo y la incertidumbre de toda una serie de peligros de los tres enemigos del alma, que ya estarán vencidos para siempre!




          

sábado, 20 de diciembre de 2014

LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA ES LA SACERDOTISA ETERNA, YA QUE ELLA HA OFRECIDO A SU HIJO PARA LA REDENCIÓN DE TODA LA HUMANIDAD

LA MISA ACTUAL ES UNA REMEMORIZACIÓN DE LA VERDADERA
 MISA QUE OFRECIÓ MARÍA AL PIÉ DE LA CRUZ




 LA CRIATURA MÁS IMPORTANTE DE LA CREACIÓN UNIVERSAL,
 ES LA Stma: VIRGEN MARÍA, SACERDOTISA ETERNA.



            De todos los seres, dotados de un alma inmortal, creados a imagen y semejanza de Dios,  tanto humanos como angelicales, la más importante es una Mujer humana. Se trata de la Santísima Virgen María. Si ella hubiera dicho no al Arcángel Gabriel, la Redención del Género humano no hubiera sido posible, y estaríamos aún bajo el yugo del pecado Original.

          Y aquí está lo más importante, María, sin ser Apóstol, y sin haber sido nombrada sacerdotisa, para la Santa Iglesia fundada por su Hijo Jesús, sin haber hecho ningún discurso público, meditando todas las cosas en su corazón, como dice el Evangelio, siempre en contacto místico con Dios. Guardaba en silencio el secreto del Rey, pasando desapercibida a los ojos de mucha gente. Es más que un Profeta, un Apóstol, y un Sacerdote; es la Madre espiritual de todos ellos, y la Criatura más grande, ya que fue la única que fue exenta de pecado Original; la Corredentora de la Humanidad, y la Medianera de todas las Gracias de Dios y es la que aplasta la cabeza del Dragón Infernal, y es el terror de Satanás.

           Y lo mismo, cualquier mujer consagrada o no, aunque no pueda nunca asemejase a la Santísima Virgen, puede hacer una labor más importante que si fuera ordenada por la Iglesia, y eso porque la propagación de la fe, a pesar de la mentalidad actual, no tiene nada que ver con lo que ocurre en el mundo de la política o de los negocios, es decir con la publicidad para darse a conocer, porque aquí interviene la mano de Dios y la fe, que es un don de Dios, no se obtiene solo por la predicación, igual de importante o más es la obra de un alma santa, completamente oculta a los ojos del mundo.

          Y eso es precisamente lo que ocurrió con Santa Teresita, nombrada con San Francisco Javier patrona de las Misiones, sin haber salido nunca de su convento de Carmelitas. Esto es lo que ocurre con muchas mujeres casadas, en el mundo, o encerradas en un convento de clausura, o cuidando de los pobres como la madre Teresa de Calcuta, que trabajan para criar y mantener a su familia, cuidar y orar a Dios por sus hermanos más necesitados, para remediar las miserias humanas, preocupándose no solo de la salud material, pero también y sobre todo de la salud espiritual del alma, que es lo más importante, ya que el cuerpo material está pero ya no estará, pero el alma perdurará para siempre.

           Siempre me he preguntado por los diálogos entre Jesús y María en los treinta años de la vida oculta de Jesús en compañía de sus padres, y después de la muerte de José, con María, que tuvo que recibir de parte de su Hijo una preparación para lo que iba a ser su vida y la de ella, una vida llena de persecuciones y acabando con su martirio y su crucifixión. Creo que sin la explicación del porque esos acontecimientos eran necesarios para redimir a la Humanidad, María no hubiera soportado esos sufrimientos tan atroces. Creo también que es por esa razón que Dios llamó a San José, ya que una persona no divinizada como María, no hubiera sido capaz de soportar esos acontecimientos tan atroces para su Hijo y su Esposa. 



         



domingo, 14 de diciembre de 2014

LA HERMOSURA DE DIOS, ES COMO LA FUERZA DEL SOL QUE PRODUCE LA VIDA EN LOS PLANETAS QUE GIRAN A SU ALREDEDOR

      
Fusión nuclear en la naturaleza



      Las estrellas, incluido el sol, que Dios creó a su imagen y semejanza, experimentan constantemente reacciones de fusión nuclear. La luz y el calor que percibimos es el resultado de estas reacciones nucleares: núcleos de hidrógeno chocan entre sí, y se fusionan dando lugar a un núcleo más pesado de helio liberando una enorme cantidad de energía. La energía liberada llega a la Tierra en forma de calor y de radiación electromagnética. Al mismo tiempo, su enorme masa ejerce una atracción gravitatoria que es la que da movimiento a todos sus planetas.


Espiritualmente hablando el Amor de Dios irradia calor y con esa radiación que es su divina Gracia, con la fuerza de la gravedad del Astro-Dios, y con la fuerza centripeta, que es el Santo temor de Dios, es lo que mueve y da vida a su alrededor a todos los planetas. Es una imagen simbólica de lo que ocurre en los Cielos en donde las almas adoran a Dios, movidos por su indecible Gloria, y le rinden tributo de obediencia y contemplación, siguiéndolo en todos sus movimientos por toda la eternidad.
       Esas fuerzas de la gravedad en el universo generan las condiciones perfectas para la fusión nuclear en el sol, que son la fuente de la vida en la Tierra. Si el Sol se apagara, la vida dejaría de existir, de la misma manera, si Dios se ausentaría de cualquier objeto de la creación, este desaparecería.
         A las reacciones de fusión nuclear también se les llama reacciones termonucleares debido a las altas temperaturas que experimentan. En el interior del Sol, la temperatura es cercana a los 15 millones de grados Celsius. Desde el punto de vista espiritual, esta temperatura es el infinito grado de Amor que, como lo explican los místicos, transforma el alma humana en divina, porque la fusiona en si mismo por eso dice el Apóstol San Juan que seremos semejantes a Dios porque lo veremos tal cual es,  espiritualmente hablando ver quiere decir transformarse en lo que se ve.

Es por esa razón que San Juan de la Cruz dice en sus escritos, que con solo su mirada, Dios viste de hermosura todo lo que ve. Es lo que dice el Génesis al final de cada día de la Creación: "Y vio Dios ser bueno".
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DESCRIPCIÓN DE LA FUSIÓN DEL ALMA CON DIOS 

          
          En este extracto del Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz, está explicado lo que con palabras humanas no se puede expresar: la fusión del alma con Dios, que es la transformación del alma en Dios por medio del Amor, que se produce por la infinita hermosura de Dios.

          Es algo semejante en lo que se produce a nivel cósmico en la fusión del hidrógeno en las estrellas del firmamento.  Debido a la inmensa presión del astro, se produce esta transformación de ese hidrógeno en helio, liberando una enorme energía, que es la que da vida a todos los seres que habitan en el Universo.

         Y lo mismo ocurre a nivel espiritual, ya que Dios creó el Universo a su imagen y semejanza. La atracción de Jesús  hacia Dios Padre, debida a la fuerza del amor producida por el Espíritu Santo, por la infinita Perfección de ambos, produce la Energía necesaria para la Creación del Universo visible e invisible. Esto hace que el alma de los hombres y el espíritu de los Ángeles, se fusionen también con la Divinidad, transformándose ellos mismos en Dios por fusión, lo que a su vez produce una inmensa Energía, que es la que da su esencia y poder al Cuerpo místico, que como lo dice  San. Juan de la Cruz es su Santa Iglesia.

           Es una unión mística que se produce en un mundo adimensional, donde no existe el tiempo, porque el tiempo va unido a la dimensión. lo mismo ocurre para las almas completamente purificadas, que han cumplido con el primer mandamiento de Dios: por eso entran en Dios, ya que se hacen semejantes a Él por Amor, y al tener lugar fuera del tiempo, ya no hay ni ayer ni mañana solo existe el Hoy. Por eso dijo Dios a Moisés cuando le preguntó por su nombre: "Yo soy el que soy", lo que quiere decir: Yo soy el Eterno. 


Del Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz
Y vámonos a ver en tu hermosura


       Que quiere decir: Hagamos de manera que por medio de este ejercicio de amor ya dicho, lleguemos a vernos en tu hermosura, esto es, que seamos semejantes en hermosura, y sea tu hermosura de manera que, mirando el uno al otro, se parezca a ti en tu hermosura, y se vea en tu hermosura, lo cual será transformándome a mi en tu hermosura; y así te veré a ti en tu hermosura, y tu te verás en mi en tu hermosura, y yo me veré en ti en tu hermosura; y así parezca yo tú en tu hermosura, y parezcas tú yo en tu hermosura, y mi hermosura sea tu hermosura, y tu hermosura mi hermosura, y seré yo tú en tu hermosura, y serás tu yo en tu hermosura, porque tu hermosura misma será mi hermosura. 

       Esta es la adopción de los hijos de Dios, que de veras dirán a Dios lo que el mismo Hijo dijo por San Juan (17,10) al Eterno Padre, diciendo: Omnia mea tua sunt, et tua mea sunt; que quiere decir: Padre, todas mis cosas son tuyas, y tus cosas son mías; Él por esencia, por ser Hijo natural, nosotros por participación, por ser hijos adoptivos; y así lo dijo Él no sólo por sí, que era la cabeza, sino por todo su Cuerpo Místico, que es la Iglesia.









jueves, 11 de diciembre de 2014

SAN JUAN BAUTISTA HA SIDO EL ÚNICO HOMBRE QUE HA NACIDO SIN PECADO ORIGINAL, POR LA VISITA DE LA Stma VIRGEN MARÍA A SU PRIMA Sta. ISABEL

Pintura antigua de San Juan Bautista



Libro de Isaías 41,13-20.

      Yo soy, el Señor, soy tu Dios, el que te sostengo de la mano derecha y te digo: "No temas, yo vengo en tu ayuda". 

Tú eres un gusano, Jacob, eres una lombriz, Israel, pero no temas, yo vengo en tu ayuda -oráculo del Señor- y tu redentor es el Santo de Israel. 


          Yo te convertiré en una trilladora, afilada, nueva, de doble filo: trillarás las montañas y las pulverizarás, y dejarás las colinas como rastrojo.

         Las aventarás y el viento se las llevará, y las dispersará la tormenta; y tú te alegrarás en el Señor, te gloriarás en el Santo de Israel.


          Los pobres y los indigentes buscan agua en vano, su lengua está reseca por la sed. Pero yo, el Señor, les responderé, yo, el Dios de Israel, no los abandonaré.


       Haré brotar ríos en las cumbres desiertas y manantiales en medio de los valles; convertiré el desierto en estanques, la tierra árida en vertientes de agua.


       Pondré en el desierto cedros, acacias, mirtos y olivos silvestres; plantaré en la estepa cipreses, junto con olmos y pinos, para que ellos vean y reconozcan, para que reflexionen y comprendan de una vez que la mano del Señor ha hecho esto, que el Santo de Israel lo ha creado.

          Al leer este pasaje del gran Profeta Isaías, me viene a la mente una horrenda fotografía sobre la miseria en África, en donde se ve un niño pequeño moribundo, acompañado a cierta distancia por un buitre, esperando su muerte, en el suelo de un campamento de refugiados.

      Este estado de cosas, fruto del egoísmo humano, consecuencia de los pecados producidos por la desobediencia a las Leyes de Dios, es de una gravedad tal, que exige de parte de Dios, una respuesta a esta situación. Por eso hay tantas guerras, tantos atentados y tantas situaciones catastróficas, que van en aumento lo que es un termómetro que indica que se incumplen cada vez más los mandamientos de la Ley de Dios. 


         Ese niño, verdadero gusano humano, lo último y más miserable de esta Tierra, sera, según palabras de Yahveh, el que trillará a las montañas y las pulverizará, y el que dejará a las colinas como rastrojo. Será la prueba en el Reino de Dios de todas las injusticias que están simbolizadas con el despojo de las montañas y su aniquilación, que son los que simbolizan los poderosos que gobiernan el mundo, y el rastrojo de las colinas que son el despojo a lo que serán sometidos todos los culpables de la miseria humana.


          En el último párrafo de la Profecía, se relata la abundancia que tendrán estos gusanos humanos en el Reino de los Cielos: La Prosperidad y la opulencia eternas.





Salmo 145(144),1.9.10-11.12-13ab.



Te alabaré, Dios mío, a ti, el único Rey, 
y bendeciré tu Nombre eternamente;
el Señor es bueno con todos 
y tiene compasión de todas sus criaturas.

Que todas tus obras te den gracias, Señor, 
y tus fieles te bendigan;
que anuncien la gloria de tu reino 
y proclamen tu poder.

Así manifestarán a los hombres tu fuerza 
y el glorioso esplendor de tu Reino:
tu Reino es un Reino Eterno, 
y tu dominio permanece para siempre


     


                        Y en este mundo, en donde los seres humanos, gracias a la acción de la Gracia de Dios, de las oraciones de los fieles, de los castigos mandados por Dios para que las almas vuelvan al camino recto, los hombres pueden aún cambiar de conducta y arrepentirse, incluso unos instantes antes de su muerte, como así lo dijo la Santísima Virgen en Fátima: "¡Cuantas almas se condenan porque no hay nadie que rece por ellos!", en este mundo, en donde Dios hace caer la lluvia sobre los justos y los injustos, 







Evangelio según San Mateo 11,11-15.


             Jesús dijo a la multitud:

          "Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él. 


          Desde la época de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos es combatido violentamente, y los violentos intentan arrebatarlo. 


       Porque todos los Profetas, lo mismo que la Ley, han profetizado hasta Juan.


          Y si ustedes quieren creerme, él es aquel Elías que debe volver. ¡El que tenga oídos, que oiga!"





             Toda la Escritura, habla de Jesús, desde el Génesis con la presencia del árbol de la Vida en el Jardín del Edén, el Éxodo con las figuras de Moisés y Aarón, que simbolizan las naturalezas Divinas y humanas de Jesús, y todos los profetas, el Evangelio, los Hechos de los Apóstoles, las cartas de San Pablo, y de los Apóstoles, y el Apocalípsis.

           El drama del Pueblo Judío, que no ha querido reconocer a Cristo, hace que esta Religión sea una rama desgajada del árbol de la Vida, porque no ha reconocido al Mesías, y aún lo está esperando. El Antiguo testamento dice que antes de la venida del Mesías tenía que volver el Profeta Elías, esa es otro error de querer interpretar literalmente las Escrituras, esas palabras querían decir que vendría un Profeta con el espíritu de Elías.

Y además, como lo dice Jesús, no ha nacido ningún hombre más grande que él, ya que, cuando la Santísima Virgen María visitó a su madre Santa Isabel, Juan Bautista saltó de alegría en su vientre y por eso fue el único hombre que nació sin pecado original.