MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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lunes, 16 de mayo de 2016

PALABRAS DE AZARÍAS, ÁNGEL DE LA GUARDIA DE MARÍA VALTORTA: ¿QUÉ ES LA MUERTE DEL ALMA?

EL HOMBRE TIENE QUE ESCOGER
 ENTRE EL AMOR Y EL ODIO



         Este discurso del Ángel Azarías es para mí - aparte de la Biblia, y sobre todo de las Palabras de Jesús en el Evangelio, con las Epístolas de los Apóstoles -, el más sublime de los que se han pronunciado, y que han sido oídos por un ser humano. Estas palabras son una verdad que "muerde" a toda la retahila de Progresistas que predican insistentemente la Doctrina "descafeínada" de los teólogos progresistas tipo Hans Kung, Massiá, Queiruga y tantos otros que son los abanderados de la teología de la secularización, del Relativismo, con sus discursos: "Dios te quiere como eres, hagas lo que hagas, Dios siempre te querrá, ¡hay que estar a gusto con sus pecados!".

          El Ángel explica claramente que cuando se odia, se corta como con un cuchillo la unión con Dios, y el alma muere y se vuelve putrefacta, solo el arrepentimiento profundo y sincero opera el Milagro de Dios que resucita el alma, hecho que solo es posible en esta Tierra cuando el trigo aún no ha madurado y está mezclado con la cizaña sembrada por Satanás, como lo dice el Evangelio de hoy.




PALABRAS DEL ÁNGEL AZARÍAS
 A MARÍA VALTORTA (23-6-1.946)


           [...] El temor de Dios preserva de las culpas y dota de vista segura al espíritu del hombre, y el espíritu que "ve" no puede dejar de creer en Dios y en sus Palabras y, de esta suerte salvarse de la muerte espiritual. Juan, el Precursor, predicaba el temor de Dios para descombrar los caminos al Cristo que venía a salvar a su pueblo. Jesús, el Salvador, predicó el amor por los caminos de la Salvación.

             El temor precede siempre al amor; y, diré así, la incubación del amor es la metamorfosis del sentimiento en un grado más elevado. El temor es todavía del hombre mientras que el amor es ya del espíritu. El hombre que teme a Dios se halla, a no dudar en el buen camino siempre que su temor a Dios sea justo, es decir, que no sea un ignorante e irracional miedo de Dios, más con todo, es siempre un camino trillado por quien no han desplegado las alas para volar a un desconocimiento más alto de lo que es Dios, esto es: Misericordia y Amor. El hombre que teme sigue sintiéndose el castigado por la culpa antigua y las suyas actuales. En cambio el hombre que ama, se siente el "perdonado" por los méritos de Cristo y revestido con ellos, de modo que el Padre ya no lo ve como súbdito, sino como hijo. El temor es bueno para tener sofrenada con las riendas a la materia; más el Amor es óptimo para dotar de calor de santidad al espíritu.

Con solo el temor, el culpable se arrepiente; más su arrepentimiento es todavía mudo y oscuro al estar sofocado, cual llama bajo el celemín, por el temor al Dios Juez. El culpable que al temor añade el Amor, suspira y su alma se encuentra ya en una luz que le ayuda a hablar al Padre y a ver su estado espiritual porque, no ya las culpas graves, pero también las veniales e imperfecciones se le presentan cual pobre capa de hierba bajo árboles altísimos y, a su vista, puede, no solo talar los árboles, más también arrancar los brotes, limpiando así el terreno para sembrar en él las virtudes gratas a Dios.

               Por tanto el culpable cuya fortaleza estriba en el amor, no solo posee el arrepentimiento perfecto - porque se arrepiente no ya por temor al castigo, pero por la pena de haber causado pena a su Dios amado - sino que en el mismo amor tiene su absolución primera. Y en verdad, pocas veces aquel que ama con todo lo que esto es, llega a las culpas mortales. Solo un asalto imprevisto y feroz de Satanás y de la carne podrán abatirle momentáneamente. Más en general, el amor preserva de caer y cuanto más fuerte es, tanto más débil será el pecar, lo mismo en número que en gravedad, hasta ir menguando el pecado, quedan solo imperfecciones a penas aparentes en aquellos que alcanzaron el perfecto amor, es decir la Santidad.

               El Apóstol Juan, el bendito y amoroso Juan, os da en la Epístola la medida de lo que puede la caridad y las cumbres que alcanza. Y, en contraposición, os hace ver el abismo en que se precipita quien no tiene la caridad:

"Nosotros sabemos haber sido transportados de la muerte a la Vida porque amamos a los hermanos".

           ¡De la muerte a la Vida! María, ¡que frase tan lapidaria!  el hombre, si no ama, ha muerto, es un muerto. Y si ama, el hombre, tras haber sido muerto, resucita y adquiere la Vida. ¿Como puede ser? ¡Esto es un verdadero milagro! Los pobres, los verdaderos pobres del mundo, es decir aquellos que no conocen a Dios, no pueden asimilar esa verdad y se ríen de ella, como palabras de locos. Más el que cree, el que realmente cree la comprende perfectamente.

              Dios es caridad, por eso el que ama está en Dios ¿Quien es el que da y devuelve la vida? Dios. Sea que traiga al hombre del barro y lo vivifique con el aliento divino espirando sobre la forma de creta, sea que coopere a la formación de los hombres creando un alma para el embrión animal que fue concebido en un seno, el alma: la vida del hombre que no es un bruto y que, sin esta vida de su existencia, no estaría ni materialmente vivo porque a él para estarlo , no le basta tener como los animales, la respiración en las narices sino que debe poseer esta alhaja espiritual, esta vena espiritual que le mantiene unido al Seno Santísimo de su Creador y nutrido por el que es Espíritu, Luz, Sabiduría y Amor. Y sea por fin a aquel que entregó su alma, el que la vuelva a infundir resucitándolo, es siempre el "Quiero" Divino el que hace vivir a la criatura.

               Y quiero aquí añadir unas observaciones personal: efectivamente el mono dicen que comparte el 99% de los genes del ser humano, pero el mono al no tener alma es un ser virtual, es decir un espejismo, porque para Dios que es eterno, solo lo importante es lo que es también eterno, ya que está escrito que Dios hizo el hombre a su imagen y semejanza, naturalmente la mayoría de los antropólogos obcecados y soberbios, que siendo finitos quieren explicar la Creación que es infinita, consideran el mono como un ser humano y algunos están empeñados en clasificarlos en esa categoría.

                      El alma humana puede por el pecado morir, pero en este mundo gracias a la Comunión de los Santos, gracias a las oraciones de los hermanos, puede lograr en esa alma abrir un resquicio para que penetre en ella la Luz divina, y lograr el arrepentimiento que es la sublimidad del amor, en ese caso Dios puede resucitar al alma muerta y devolverle la Vida, hecho que será imposible a la muerte de la persona, porque la mies estando segada no puede volver a crecer, y el trigo irá en los graneros de Dios y la cizaña al fuego eterno, como así o explica Jesús.


               Mas la criatura  tiene una vida en su vida: su alma y esta que, al ser inmortal, no muere por la muerte física, puede muy bien morir si, como antes he dicho, se separa del seno de su Señor. El odio, cualquiera que sea su forma y testimonio, es el cuchillo que corta la ligadura que une el Señor con el alma, una vez separada del Señor, muere.

                Por eso únicamente la caridad es la que de los muertos hace vivos. Porque sin Caridad estáis muertos. Y muertos estaban muchos, y más antes que la Caridad hecha Carne viniera a enseñar el Amor como Salud.

               Por eso puede muy bien decir el apóstol Juan que los verdaderos cristianos han sido trasladados de la muerte a la Vida por la Caridad que tiene su mandamiento de amar a los hermanos hasta el holocausto, dando así el ejemplo del Amor perfecto. El mandamiento del Amor, que los buenos acogen, es como el soplo de Vida inspirado al barro para hacer de él a Adán o el Fiat que se repite en cada infusión del alma en un germen de hombre y, sobre todo, como el grito del Resucitador: "¡Yo te lo digo: levántate!" y el "¡Lázaro, ven afuera!" a los resucitados de Palestina.

               Dios, que vuelve a entrar con el Amor, devuelve la Vida a los muertos mediante el Amor. Más el que no ama continúa en la muerte, esto es, en el pecado, porque el pecado en todas sus formas es odio. El hijo que no respeta a sus padres y los oprime con exigencias y egoísmos, el que daña a su prójimo con la violencia, el hurto, la calumnia y el adulterio es un homicida. Lo es igualmente al que hace morir de vergüenza o de dolor, lo mismo que quien lleva las almas a la desesperación con actos que le arrebatan la paz, la fe, el honor, la estima y el medio de trabajar, de vivir y de procurar la vida a sus familiares, como también el que con su ferocidad sanguinaria o sutiles persecuciones morales lleva a hacer desesperar de Dios y a morir odiándole, son homicidas de sus hermanos y es como si tratasen de matar a Dios en una nueva crucifixión, porque Dios está en vuestros hermanos y vuestros hermanos en Dios del que son hijos, y el homicida de sus hermanos, aquel que, material, moral o espiritualmente odia a sus hermanos, no hiere tan solo a estos sino que, a través de ellos, hiere también a Dios y, como todos los deicidas, está muerto. 

               En el Reino de Dios, no entran los muertos. El Reino de Dios se inicia en el espíritu del hombre sobre la Tierra mediante la unión de Dios y se completa en el Cielo con su plena posesión. Aquí en la Tierra, Dios en vosotros; y en el Cielo vosotros en Dios. Más Dios no entra en la putrefacción de muerte y la putrefacción de muerte no entra en el Cielo. En la Jerusalén Eterna, como no habrá Templos "Porque su Templo es el Señor en el que todos estaremos"; como no habrá necesidad de sol ni de luna porque su esplendor es Dios y su luminaria el Cordero; como no habrá puertas por no ser necesarias para Ella, ni Tiniebla para odiarla; así tampoco habrá en ella nada impuro y corrompido, nada muerto sino que tan solo estarán quienes hayan escrito sus nombres en el libro de la Vida, o sea en la Caridad que es la Vida. "En eso conocemos la Caridad de Dios: en que dio su Vida por nosotros".







LOS NOVÍSIMOS EXPLICAN EL SENTIDO DE LA VIDA, SIN ESE CONOCIMIENTO LA VIDA ES UN SIN SENTIDO







A un alumno, cuando empieza su formación escolar, el sabe, porqué se lo han explicado sus padres, sus profesores, o sus compañeros, lo que le espera, si se esfuerza o no, para proseguir en su formación. 

De su esfuerzo personal depende en cierto modo su porvenir: Si llega a terminar con éxito sus estudios, puede asegurar su futuro y obtener una profesión que le permita desenvolverse holgadamente en su vida. Y para ese cometido, hay personas que se dedican a estudiar hasta la extenuación, preparando concursos muy difíciles, en donde se presentan a unas oposiciones miles de pretendientes para unas cuantas plazas. 

Pero desde el punto de vista material, esto no se cumple siempre, ya que debido a varias circunstancias como por ejemplo la crisis económica, la enfermedad o la suerte, su porvenir puede verse defraudado, e incluso hay quienes no han logrado ningún título académico, y por circunstancias varias, pueden triunfar y hacer fortuna, a este respecto recuerdo que cuando vivía en Francia, había un emigrante italiano que había hecho fortuna en la construcción y que no sabía ni leer ni escribir, y recuerdo igualmente que una persona dijo al respecto: "Pero tenía que saber contar". 

Sin embargo desde el punto de vista espiritual, hoy día, a los fieles no se les quiere inculcar la idea del más allá, que es mucho más importante que la idea del porvenir para un estudiante, porque se trata en este caso de la vida Eterna y no de una vida pasajera. Eso no se comprende hoy día, pero si se entendía unos siglos atrás, en donde para asegurarse la vida eterna, estaban los monasterios repletos de almas, que se preparaban para ser felices para toda la eternidad. 

Por cobardía, por lo que dirán, ya que estamos en un mundo donde impera el ateísmo, el hedonismo y donde la religión, cuando se trata del Cielo o del Infierno, es un tema "tabú", muchos Pastores no hablan del asunto, o incluso, llegan a negarlo, contradiciendo de una manera flagrante y herética la verdadera Doctrina, llegando a crear y predicar unas enseñanzas que están en contradicción flagrante con la tradición y los Santos Padres, cogiendo de las escrituras lo que les agrada, y mutilando lo que no le gusta, sobre todo lo que trata de la Justicia de Dios, lo que es la prueba de su soberbia, ya que se creen más iluminados que ellos, y quieren una doctrina en acorde con las modas cambiantes, que hoy día están a favor de relativismo. 

Una vez más, estos individuos se sitúan por encima de la Ley Divina, de la tradición de siglos, de la doctrina de los Padres de la Iglesia y de las Escrituras. 

La Stma. Virgen de Fátima, no tuvo reparo alguno en enseñar el Infierno a unos niños pequeños, que quedaron tan impresionados que hasta el fin de sus vidas no pararon de repetir: "¿Porqué Dios no enseña el Infierno a los pecadores?". 

Esta vista del Infierno se asemeja a la descripción del mismo, relatada por Jesús a María Valtorta, descripción larga y detallada, que calificó de impactante cierto sacerdote que predicaba que para un condenado "¡Era mejor la existencia en el Infierno que la no existencia!"(sic). 

SE HABLA DE LA RENOVACIÓN DE LA IGLESIA, DE LA REEVANGELIZACIÓN DE EUROPA, DE LA CRISIS MORAL, DEL RELATIVISMO, PREDICANDO EL DIOS MERENGUE, QUE ES INCAPAZ DE MANDAR A NADIE AL INFIERNO, PERO NUNCA SE PODRÁ LLEVAR A CABO SIN EL RETORNO A LAS FUENTES: AL RECONOCIMIENTO Y A LA PREDICACIÓN DEL DESTINO FINAL DEL HOMBRE: LOS NOVÍSIMOS.




sábado, 14 de mayo de 2016

DURÍSIMO ENFRENTAMIENTO ENTRE JESÚS, LOS FARISEOS Y LOS ESCRIBAS EN CASA DEL RESUCITADO DEL HIJO DE LA VIUDA DE NAÍM


La Resurrección del Hijo de la Viuda de Naím


           Maravilloso relato sobre uno de los más grandes milagros de Jesús;  descripción de la conversación de Jesús con los Fariseos y Doctores de la Ley, los cuales representan a todos los detractores actuales sobre la divinidad de Cristo Jesús. Vemos la gran paciencia de Jesús con sus detractores, y asistimos a un enfrentamiento abierto, cuando al final, quieren demostrar que todo es un complot entre el Pueblo de Naím; el resucitado y su familia para hacer creer un falso milagro. Jesús se llama Él mismo el Perseguido por los Escribas y Fariseos, a los cuales los compara con las hienas, que se regocijan en el olor de la carroña.

           Todos estas descripciones y palabras de Jesús están relatadas en los Evangelios, y son fieles en todo lo que allí está escrito. Maravillosas descripciones de María Valtorta, que es una grandísima escritora, porque nos transporta de una manera increíble, como si estuviéramos allí presentes, a todos los acontecimientos relatados con más brevedad en los Evangelios. 



Del Poema del Hombre-Dios de Mª Valtorta.

Hay gran ambiente festivo en la ciudad de Naím: recibe a Jesús por primera vez después del milagro del joven Daniel resucitado de la muerte.
Precedido y seguido por un buen número de personas, Jesús atraviesa la ciudad bendiciendo. Además de los de Naím, hay personas de otros lugares, que vienen de Cafarnaúm adonde habían ido a buscarle y de donde los habían mandado a Caná, y de esta ciudad a Naím. (…)
Entre estas personas que han venido de otros lugares buscándole, no faltan fariseos y escribas, aparentemente respetuosos….

Jesús se hospeda en casa del joven resucitado, en la que han concurrido también las personas importantes de la ciudad; y la madre de Daniel, al ver a los escribas y fariseos – siete como los pecados capitales - , toda humilde, los invita disculpándose de no poder ofrecerles una morada más digna.
Está el Maestro, está el Maestro, mujer. Ello daría valor incluso a una cueva. Tu casa es mucho más que una cueva. Así que entramos y decimos: “Paz a ti y a tu casa”.

(…) Felices ellas (las que se cuidan del servicio). Felicísima la que, con la dueña de la casa ofrece las jofainas de las abluciones a los invitados importantes. Es una jovencita oscura de ojos y cabellos, pero de tez tenuamente sonrosada; más rosa cuando la dueña de la casa explica a Jesús que es la prometida de su hijo y que pronto se celebrarán las bodas. “Hemos esperado a que vinieras para celebrarlas, para que toda la casa quedara por Ti santificada. Ahora, bendícela para que sea una buena esposa en esta casa”.

Jesús la mira, y, dado que ella se inclina, le impone las manos diciendo: “Florezcan en ti las virtudes de Sara, Rebeca y Raquel; de ti nazcan verdaderos hijos de Dios, para su gloria y para alegría de esta morada”.

Ya Jesús y las personas importantes se han purificado y entran en la sala del banquete con el joven, dueño de la casa, mientras los Apóstoles, con otros hombres de Naím menos influyentes, entran en la habitación de enfrente. El banquete comienza.

Comprendo por lo que hablan que, antes de que empezase la visión, Jesús había predicado y curado en Naím. Pero los Fariseos y Escribas, poco se detienen en eso. En cambio llenan de preguntas a los de Naím para saber detalles sobre la enfermedad de que había muerto Daniel, sobre las horas que habían transcurrido entre la muerte y la resurrección, y sobre si había sido embalsamado completamente o no, etc, etc…

Jesús se abstrae de todas esas indagaciones hablando con el resucitado, que está magníficamente, y come con un apetito formidable. Pero un Fariseo llama a Jesús para preguntarle si había sabido antes sobre la enfermedad de Daniel.

“Venía de Endor por pura coincidencia, porqué había querido complacer a Judas de Keriot, como también había complacido a Juan de Zebedeo. Ni siquiera sabía que había de pasar por Naím cuando empecé el camino para el peregrinaje Pascual” responde Jesús.
“¡Ah!, ¿No habías ido premeditadamente a Endor?” pregunta asombrado un escriba.
“No. No tenía entonces, ni la más mínima intención de ir a Endor”.

“¿Y entonces, como es que fuiste?”.
“Lo acabo de decir: porqué Judas de Simón quería ir”.
“¿Y porqué ese capricho?”.
“Para ver la gruta de la maga”.
“Quizá es que Tú, habías hablado de eso…”.
“¡Jamás! No tenía motivo de hablar de eso…”.
“Lo que quiero decir es que… quizás habías explicado con ese episodio otros sortilegios, para incitar a tus discípulos en…”.
“¿En qué? Para iniciar en la santidad no se necesitan peregrinajes. Una celda o una landa desierta, un pico de montaña o una casa solitaria van bien igualmente. Basta, en quien enseña, autoridad y santidad, y, en quien escucha, voluntad de santificarse. Yo enseño esto, y no otras cosas”.

“Pero los milagros que hacen ellos, los discípulos, que son sino prodigios y…”
“Y voluntad de Dios. Solo eso. Y cuanto más santos vayan siendo, más harán. Con la oración, con el sacrificio y con su obediencia a Dios. No con otras cosas”.
“¿Estás seguro de eso?” pregunta un escriba, con la mano en el mentón y mirando de reojo, y de abajo arriba a Jesús, con tono discretamente irónico y no sin un sentido de conmiseración.

“Son las armas y la doctrina que les he dado. Si luego, alguno de ellos, y son muchos, se corrompe con innobles prácticas, por soberbia o por otra cosa, el consejo no habrá provenido de Mí. Puedo orar para tratar de redimir al culpable. Puedo imponerme duras penitencias expiatorias para obtener que Dios le ayude especialmente con luces de su sabiduría para que vean el error. Puedo arrojarme a sus pies para suplicarle que abandone el pecado, con todo mi amor de Hermano, Maestro y Amigo.

 Y no pensaría que me estaría rebajando al hacer eso, porque el precio de un alma es tal, que merece la pena sufrir cualquier humillación para ganarla. Pero no puedo hacer más. Si, a pesar de eso, continua el pecado, llanto y sangre rezumarán de los ojos y el corazón del traicionado e incomprendido Maestro y Amigo”. ¡Qué dulzura y qué tristeza en la voz y en la expresión de Jesús!

Los escribas y Fariseos se miran entre sí. Es todo un juego de miradas. Pero no hacen ningún comentario al respecto.
En cambio, eso si, hacen preguntas al joven Daniel: ¿se acuerda de qué es la muerte?; ¿qué sintió al volver a la vida?; ¿Qué vio en el espacio entre la muerte y la vida?
“Yo sé que estaba enfermo y que sufrí la agonía. ¡Oh, qué cosa tan tremenda!, ¡no me hagáis recordarlo!... Y, no obstante, llegará el día en que volveré a sufrirla. ¡Oh, Maestro!...”. Le mira aterrorizado, y empalidece ante el pensamiento que tendrá que volver a morir otra vez.
Jesús le consuela dulcemente diciendo: “La muerte es de por sí expiación. Tú, muriendo dos veces, quedarás purificado de toda mancha y gozarás enseguida del Cielo. Pero que este pensamiento te haga vivir una vida santa, de forma que solo haya en ti involuntarias y veniales culpas”.

Más los fariseos vuelven al ataque: “¿Pero que experimentaste al volver a la vida?”.
“Nada. Me he encontrado vivo y sano como si me hubiera despertado de un largo y pesado sueño”.
“¿Pero te acordabas de haber muerto?”.
“Me acordaba de que había estado muy mal, hasta la agonía y nada más”.
“¿Y que recuerdas del otro mundo?”.
“Nada, no hay nada. Un agujero negro, un espacio vacío en mi vida… Nada”.
“Entonces, ¿para ti, no hay Limbo, ni Purgatorio, ni Infierno?”.
“¿Quién ha dicho que no existen? Claro que existen. Pero yo no los recuerdo”.
“¿Pero estás seguro de haber estado muerto?”.

Reaccionan todos los que hay de Naím: “¿Qué si estaba muerto? ¿Qué más queréis? Cuando lo pusimos en la lechiga estaba casi empezando a oler. ¡Y además!... con todos esos bálsamos y vendas, habría muerto hasta un coloso”.

“¿Pero tú no te acuerdas de haber muerto?”.
“Os he dicho que no”. El joven se impacienta y añade: “¿Pero qué es lo que queréis establecer con estas lúgubres argumentaciones?: ¿Que un entero pueblo aparentara que me tenía muerto a mí, incluida mi madre, incluida mi mujer, que estaba en la cama muriendo de dolor, incluido yo, atado y embalsamado, y que no era verdad? ¿Qué estáis diciendo?: ¿Qué en Naím éramos todos niños o imbéciles con ganas de bromas? Mi madre se puso blanca en pocas horas, mi mujer tuvo que ser asistida porqué el dolor y la subsiguiente alegría la habían como enloquecido. ¿Y vosotros dudáis? ¿Y por qué lo íbamos a haber hecho?”.
“¿Por qué? ¡Es verdad! ¿Por qué lo íbamos a haber hecho?” dicen los de Naím.

Jesús no habla. Se entretiene con el mantel como si estuviera ausente. Los fariseos no saben que decir…
Pero Jesús, al improviso, cuando la conversación y el asunto parecían concluidos, abre su boca y dice: “El por qué es el siguiente. Ellos (y señala a los fariseos y escribas) quieren establecer que tu resurrección no fue sino una artimaña bien montada para aumentar mi estima ante las multitudes: Yo, el que la ideó; vosotros, cómplices para traicionar a Dios y al prójimo. No. Yo dejo las fullerías a los innobles. No necesito hechicerías, ni estratagemas, ni artimañas o complicidades, para ser lo que soy. ¿Por qué queréis negar a Dios el poder de devolver el alma a una carne? Si Él la da cuando la carne se forma, y crea una a una las almas, ¿no podrá restablecerla cuando, volviendo a la carne por la oración de su Mesías, puede ser incentivo para qué multitud de gente se acerca a la Verdad? ¿Podéis negar a Dios el poder del milagro? ¿Por qué lo queréis negar?

“¿Eres Tú Dios?”.
“Yo soy quien soy. Mis milagros y mis doctrinas dicen quién soy”.
“¿Y entonces por qué este no recuerda, mientras que los espíritus invocados saben decir lo que es el más allá?”.
“Porque esta alma, ya santificada por la penitencia de una primera muerte, habla la verdad; mientras que lo que sale de los labios de los nigromantes no es verdad”.
“Pero Samuel…”.
“Pero Samuel fue, por mandato de Dios y no de la maga, a llevar al desleal para con la Ley el veredicto del Señor cuyas disposiciones no se hacen objeto de burla”.

“¿Y entonces, por qué tus discípulos lo hacen?”:
La voz arrogante de un fariseo, que ha alzado el tono porqué se ha sentido tocado en la herida, llama la atención de los Apóstoles, que están en la habitación de enfrente, separados por un pasillo de poco más de un metro de ancho y sin separación de puertas o cortinas gruesas. Sintiendo que es algo que los atañe, se levantan y van al pasillo sin hacer ruido, y se ponen a escuchar.
“¿En qué lo hacen? Explícate. Si tu acusación es verdadera, les advertiré de que no vuelvan a obrar contra la Ley”.

“Yo sé en qué, y como yo otros muchos: Pero descúbrelo Tú por ti mismo. Tú, que resucitas a los muertos y te dices más que profeta. Nosotros, puedes estar seguro, no te lo vamos a decir. Además, tienes ojos para ver también muchas otras cosas cometidas por tus discípulos, hechas cuando no se debe o no hechas cuando se deben hacer. Y Tú no le das importancia a esto”.
“¿Queréis indicarme algunas de estas cosas?”.

“¿Por qué tus discípulos violan las tradiciones de los antepasados? Hoy los hemos observado. ¡Hoy otra vez! ¡No hace más de una hora! ¡Han entrado en su sala para comer y antes no se han purificado las manos!” (si los fariseos hubieran dicho: “Y antes han degollado a unos cuantos de la ciudad” no hubieran expresado un tono tan profundamente lleno de horror).

“Si, los habéis observado. Hay muchas cosas que ver. Cosas hermosas y buenas, cosas que mueven a bendecir al Señor por habernos dado la vida para que pudiéramos verlas, y por haberlas creado o consentido. Ésas no las veis. Y, como vosotros, otros muchos. Y la verdad, es  que perdéis el tiempo y la paz  yendo detrás de las cosas no buenas.

Parecéis chacales, o mejor, hienas que corren tras la estela de una pestilencia  y no se cuidan de la afluencia de perfumes que vienen en el viento desde jardines llenos de aromas. A las hienas, no les gustan las azucenas ni las rosas, jazmines ni alcanfores, cinamomos ni claveles. Para ellos, significan olores desagradables. Pero el hedor de un cuerpo en putrefacción en el fondo de un barranco, o en un camino, sepultado bajo los espinos a que le ha arrojado un asesino, o lanzado a una playa desierta por la tempestad, hinchado, cárdeno, agrietado, horrendo, ¡ah, ese hedor es perfume agradable para las hienas! 

          Olisquean el viento vespertino, que condensa y transporta consigo todos los olores que el sol destila de las cosas que ha calentado para sentir este vago, sugestivo olor; y, una vez descubierto, una vez captada su dirección, empiezan a correr, con el hocico alzado, los dientes descubiertos por la vibración – semejante a una risa histérica – de las mandíbulas, para ir al lugar de la podredumbre. Y, ya sea cadáver de hombre o de cuadrúpedo, o de culebra quebrantada por el campesino o garduña muerta a manos del ama de casa, o aunque fuera una simple rata… les gusta, sí, les gusta, les gusta. Y en ese hedor en fermentación hunden sus patas, comen, se relamen…

¿Qué hay hombres que día tras día se santifican¿ ¡Eso no les interesa! Pero basta con que uno sólo haga algún mal, basta con que algunos descuiden no ya un precepto divino sino una práctica humana – llamada tradición, precepto o como queráis… al fin y al cabo una cosa humana -, basta eso para ir allí, y acusar; aunque se trate solamente de una sospecha… cuando menos para darse la satisfacción de ver que la sospecha es una realidad.

Pues bien, responded ahora vosotros, vosotros que habéis venido aquí no por amor, sino con maligna intención, responded: ¿Por qué violáis el precepto de Dios por una tradición vuestra? ¡No me diréis ahora que una tradición es más que un mandamiento! Pues bien, Dios dijo: “Honra a tu padre y a tu madre”, y también: “Quien maldijere a su padre o a su madre, será reo de muerte”. Pero vosotros decís: “Aquel que dijere a su padre y a su madre. “Lo que debíais recibir de mí es korbán” no está obligado de usarlo para su padre o para su madre”. Por tanto, con vuestra tradición, habéis anulado el precepto de Dios.

¡Hipócritas! Bien profetizó de vosotros Isaías diciendo: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de Mí; en vano me honran pues, enseñando doctrinas y preceptos de hombre”.

Estáis atentos a las tradiciones de los hombres, al lavado de ánforas y copas, de platos y manos, y otras cosas semejantes; pero, eso sí, descuidáis los preceptos de Dios. Os escandalizáis porque uno no se lave las manos; pero, eso sí, justificáis la ingratitud y la avaricia de un hijo ofreciéndole la escapatoria de la ofrenda sacrificial para no dar un pan a quien le engendró y ahora necesita ayuda, y él tiene la obligación de honrarle porqué es padre suyo. Alteráis y violáis la palabra de Dios por obedecer a palabras vuestras, elevadas por vosotros a precepto. Así, os proclamáis más justos que Dios. Os arrogáis el derecho de legisladores, siendo así que sólo Dios es Legislador en su pueblo. Vosotros…”.

Y seguiría, pero el grupo enemigo abandona la sala bajo la granizada de acusaciones, chocándose con los Apóstoles y con todas las otras personas que estaban en la casa, los cuales, atraídos por el tañido de la Voz de Jesús, se habían agrupado en el pasillo.

Jesús, que se había puesto de pié, se sienta de nuevo, e indica a todos los presentes que entren donde está Él. Les dice: “Escuchad todos, y comprended esta verdad. No hay nada, fuera del hombre, que entrando en él le pueda contaminar. Lo que sale del hombre, es lo que contamina. Quien tenga oídos para oír, que oiga y use la razón para comprender, y la voluntad para obrar. Y ahora, salgamos, vosotros, los de Naím, perseverad en el bien, y esté con vosotros siempre mi Paz”.

Se levanta, saluda en particular a los dueños de la casa y se encamina por el pasillo.

Pero ve a las mujeres amigas, que, recogidas en un ángulo lo miran embelesadas, y se dirige a ellas para decirles: “Paz a vosotras también. Que el Cielo os pague el haberme socorrido con un amor que no ha permitido echar de menos la mesa materna. He sentido vuestro amor de madres en cada miga de pan, en cada una de las viandas guisadas o asadas, en el dulce de miel, en el vino fresco y aromático. Amadme siempre así, buenas mujeres de Naím. Y la próxima vez, no trabajéis tanto para Mí. Es suficiente un pan, y un puñado de aceitunas condimentadas con vuestra sonrisa materna y vuestra mirada honesta y buena. Sed felices en vuestras casas, porqué tenéis el agradecimiento del Perseguido, que se pone en camino, consolado por vuestro amor”.

Las mujeres, todas, felices a pesar de estar llorando, se han arrodillado; y Él, al pasar, roza apenas, una a una, sus cabellos blancos o negros, como para bendecirlas. Luego sale, y reanuda su camino…
Las primeras sombras de la noche descienden y celan la palidez de Jesús, entristecido por demasiadas cosas.



miércoles, 11 de mayo de 2016

DIÁLOGO DE JESÚS CON LOS CONDENADOS; PROFUNDAS ACLARACIONES SOBRE EL JUICIO DE DIOS SOBRE LAS ALMAS



EL JUICIO FINAL


Extraordinario mensaje del Ángel de la Guarda de María Valtorta, que viene a confirmar la Doctrina tradicional, enseñada desde los orígenes del Cristianismo por los Apóstoles, los Santos Doctores, y la Iglesia católica.

1º - El mundo ha sido creado por Dios para que el hombre lo conozca, lo venere y siga sus mandamientos; si en algún tiempo, nadie cumple con esas obligaciones, ocurriría lo que pasó en Gomorra y Sodoma: el mundo sería destruido.

2º- En su gran mayoría, el mundo no obedece las Leyes de Dios, pero subsiste, porque hay Santos que sufren y oran a Dios por los pecadores y alaban a Dios con Santo temor de no ofenderle, y con encendido Amor.

3º - Dios antiguamente mandaba Profetas para recordar a los hombres que se apartaban de su Ley y para anunciar los acontecimientos futuros, entre ellos el más importante: La venida del Mesías para redimir a toda la Humanidad.

4º - Hoy día no es ese tipo de Profetismo, ya que todo ha sido revelado y cumplido con la venida de Cristo Jesús, su misión consiste en recordar a la gente que se aparta del camino recto, queriendo adaptar la Sagrada Doctrina a las modas del tiempo: La Teología de la secularización, la Doctrina “descafeínada o light”, la predicación de un Dios que es incapaz de castigar a nadie, porque todos somos hijos suyos.

5º - Dios Todopoderoso, ha puesto el hombre en este mundo, dotándolo de libertad para escoger entre el Bien y el Mal, es decir entre Dios y Satanás, esta situación es la que transforma el alma en Hijos de la Luz, o en hijos de las Tinieblas, para ello el hombre tiene toda una vida, ya que algunos pueden resucitar unos momentos antes de comparecer ante el Juicio de Dios, debido a las oraciones de algunos Justos, a la Comunión de los Santos, o a alguna buena acción que haya realizado en vida, y que solo Dios, que lee los corazones conoce.


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Dice Azarías:

“Las culpas de los pueblos son tales y tantas que, de no ser infinita la benignidad de Dios y su paciencia divina, hace ya tiempo que el mundo habría sido destruido como un horror del Universo; horror que tendría que desaparecer por cuanto en una Creación perfecta no deben subsistir cosas ignominiosas.

Más en el mundo, que a la sazón es ya el vestíbulo del Infierno y feudo de Satanás, existen siempre justos, raros, es cierto, como las estrellas en una noche de tempestad y como las palmeras en la inmensidad árida de los desiertos. Y como ya se echa de ver por el episodio de Abraham, Dios está dispuesto a usar de misericordia hasta con los pecadores y salvarlos del castigo si entre ellos hay justos que ruegan. Salvarlos de las desventuras materiales y morales mientras dura su vida, y darles tiempo de tornar al Señor hasta cuando llegue su ocaso - No salvarlos después de la vida si merecieron castigo, ya que en el día de Dios ya no sirven las súplicas de los justos para salvar a los que están muertos a la Gracia. 

La Justicia requiere su curso. Y si hasta con ira y descompasadamente ellos le gritan al Eterno Juez: “Tú nos odias y defraudas nuestra parte de bien”, Él les responderá justamente: “No, os dí vuestra parte, queríais gozar, gozar de las riquezas, del poder, de la lujuria y de las francachelas, conseguido todo ello a cualquier precio. Todo eso lo habéis tenido y os dejé gozarlo como queríais. La elección fue vuestra, elección que Yo respeto y os la dejo para siempre.

En mi Reino solo entran los que vivieron castos, sobrios, justos, misericordiosos, aquellos que sufrieron y lloraron, incluso por vuestra causa, y que amaron a Dios, al prójimo y hasta a vosotros que les afligíais. Marchad. ¿Acaso no decíais que era necedad dejar el gozo para el futuro y cordura gozar del presente seguro? Así os lo concedo. Pues gozásteis en el corto presente, sufríd ahora en el presente eterno”.

Los justos ruegan por los pecadores. ¡Ay si no fuese así! Al lavacro diario y perpetuo de la Sangre Divina se mezclan las plegarias y lágrimas de los justos. Y esta rociada de caridad purifica el mundo de este exceso de inmundicia que la Infinita Misericordia no podría soportar. Por eso el mundo puede subsistir por más que el Ojo de Dios lo mire con una severidad que a nosotros los Ángeles, nos impresiona.

Si acaso transcurriese tan solo un día sin que en todo el Orbe se realizara una obra buena; si ocurriese que una vez algún día en que los justos se hicieran pecadores, la luz ya no iluminaría la Tierra, porque sería destruida, porque la Justicia Divina la habría eliminado de las obras creadas.





lunes, 9 de mayo de 2016

EL JUICIO FINAL: DIOS ESCUDRIÑARÁ A JERUSALÉN CON LÁMPARAS ENCENDIDAS, JESÚS, COMO DICE S. JUAN DE LA CRUZ PEDIRÁ CUENTA DE CADA PALABRA OFENSIVA.


S. JOSÉ, PATRONO DE LA BUENA MUERTE
(Basílica de la Virgen de las Angustias de Granada)


Dedicado a toda la retahila de progresistas, relativistas, quietistas, del tipo de Massiá, Hans Kung, del Obispo de Amberes, y tantos ciegos espirituales que se han confeccionado una doctrina en acorde a su gusto y conveniencia, y que predican una doctrina adulterada porque no han querido hablar nunca de los Novísimos: Cielo, Infierno y Demonio, de los tres enemigos del alma que son Mundo, demonio y Carne.

Todos los que tampoco han querido recordar las palabras de Jesús sobre el Juicio final, con la separación de las ovejas de los cabritos, de los que han dicho que Dios Padre no puede mandar a sus hijos al Infierno, y que por su culpa, con su falsa prédica y pésimo ejemplo, han sumido en la perdición a un número incontable de almas.

La Stma Virgen de Fátima, no tuvo reparo alguno en enseñar el Infierno a unos niños pequeños, que quedaron tan impresionados que hasta el fin de sus vidas no pararon de repetir: "¿Por qué Dios no enseña el Infierno a los pecadores?", y que para evitar tan tremenda desgracia ha invitado a rezar en el Santísimo rosario las oraciones siguientes:




ORACIONES DE FÁTIMA

Oración de la Decena del Rosario:
¡Oh buen Jesús, perdona nuestros pecados. Líbranos del fuego del infierno. Conduce a todas las almas al Cielo, especialmente las mas necesitadas!

Oración del Perdón:
¡Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo! Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan, y no te aman.

Oración del Ángel:
(Se aconseja como novena)
Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, Os adoro profundamente y Os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación por las ofensas, sacrilegios e indiferencias con los que El es ofendido. Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pecadores.





De los cuadernos de María Valtorta
(17 de Agosto de 1.943)

             Dice Jesús:

          “Cuando Yo hago decir por boca del Amado que “también los que me traspasaron me verán”, no pretendo hacer alusión a los que me traspasaron hace ahora 20 siglos.

           Cuando Yo venga, habrá llegado el tiempo del triunfo de mi Reino. Te he explicado cómo será mi Reino y cómo serán sus súbditos. Será el tiempo del testimonio del espíritu, la parte divina encerrada en vosotros y que os da la imagen y semejanza con Dios. Siendo así, serán las partes espirituales que estarán en causa ante las decisiones del juicio que separa a los malditos de los benditos. Y en los malditos estarán los que con su espíritu sacrílego, que ha buscado a la Bestia, adorado a la Bestia y prostituido con la Bestia, han traspasado a lo largo de los siglos, el Espíritu divino del Hijo de Dios, después de haber, con los jefes de la secta maldita, traspasado la Carne del Hijo del Hombre.

          (…) La hilera de los que me traspasan es numerosa como arena sobre la playa del mar. No se cuentan sus granitos.

           Todos los delitos, todos los pecados cometidos contra Mí, ahora ya inviolable para el sufrimiento humano, pero susceptible aún a las ofensas causadas a Mi Espíritu, están señaladas en los libros que recuerdan las obras de los hombres.

          Todas las traiciones después de mis beneficios, todas las abjuraciones, todos los pecados contra la Verdad, traída por Mí, todos los pecados contra el Espíritu Santo, que ha hablado por mi boca, y que por mérito Mío ha venido a iluminar la palabra del Verbo, todas esas heridas hechas a lo largo de los siglos por la raza que Yo quise salvar, a pesar de saberla tan reacia al Bien, estarán presentes en el interior de los espíritus reunidos, los cuales, en la Luz fulgurante de Mí refulgir, reconocerán lo que hicieron con su obstinada voluntad de impugnar cuanto fue dicho y hecho por Uno que no podía mentir, ni hacer obras inútiles según la Ley divina del amor.

          Los negadores del Amor son los que me han traspasado, y conmigo han herido a Aquel que me ha generado y a Aquel que procede de nuestro Amor de Padre y de Hijo. Todo Juicio es remitido al Hijo, pero el Hijo juzgará también las culpas cometidas contra el Padre y el Espíritu.

           El portador de Vida, el Viviente eterno y el Eterno Inmolado que el mundo quiso muerto, matado como se mata al delincuente que daña – mientras que Yo era el Santo que perdonaba, el Bueno, que hacía el Bien, el Poderoso que curaba, el Sabio que instruía, es Aquel que abrirá las puertas a la Muerte verdadera e introducirá el cuerpo y las almas de sus homicidas. El portador de la Vida que se vive en el Cielo, cerrará las puertas del Infierno sobre el número intocable de los malditos, los cuales han preferido la Muerte a la Vida.

         Yo lo haré, porque Yo, Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador y Señor vuestro, Juez eterno, tengo las llaves de la Muerte y del Infierno.”




viernes, 6 de mayo de 2016

BABILONIA LA GRANDE. LA MADRE DE LAS ABOMINACIONES





La decadencia de los valores tradicionales que permanecían aún en los albores del siglo XX, donde aún existía en el mundo Cristiano, el sentido del sacrificio, en el trabajo, en la vida cotidiana, de la familia; en donde eran admirados los que practicaban la Virtud, y en donde el hombre, tenía una cierta noción acerca de la diferencia que existía entre el pecado y la virtud, diferencia que es de una inmensidad tan profunda, que para nosotros, simples mortales solo podemos entrever con la ayuda de la Gracia. A ese respeto dice San Juan de la Cruz en sus dichos de luz y amor: 

"No sabe el hombre gozarse bien ni dolerse bien, porque no entiende la distancia entre el bien y el mal".

Y así, poco a poco, con su tremenda astucia e inteligencia angelical, que no ha perdido cuando se transformó de Ángel de Luz en Demonio, Lucifer ha logrado introducir en este mundo no solo en la gente del pueblo, pero lo que es peor, en muchos Pastores que tienen que guiar y aconsejar a sus ovejas, la teoría del relativismo. Y para eso, ha empleado su vieja táctica, explicada tan bien por San Juan de la Cruz: El Demonio, nunca tienta ofreciendo directamente la alternativa del mal y del pecado: Se disfraza de Ángel de luz, o coloca la piel de cordero, ocultando su verdadera naturaleza de lobo sanguinario.

Para poder así acercarse a las ovejas, y con la premisa primera del Relativismo, con el consenso de cierta Jerarquía, que olvidándose de su deber de Pastores, dejan a sus ovejas a merced de la fiera. Explica San Juan de la Cruz, que el demonio introduce primero la aguja de la Verdad, para luego poder meter el hilo de la mentira, y su discurso es en resumen el siguiente: ¿Como Dios, vuestro Padre, puede mandar a uno de sus hijos al Infierno?, ¿Ud. que es padre, mandaría a uno de sus hijos allí?, como me dijo un día cierto Arzobispo.

Y el hedonismo - que es darse a todos los placeres del mundo, sin ningún temor de Dios, ya que este se ha transformado en un dios bonachón e insensible al pecado - es el que ha propiciado el olvido del Dios verdadero, ya que hagas lo que hagas, como se predica hoy día, Dios te querrá siempre, y hay que estar a gusto con sus pecados, otro "mantra" que se repite sin cesar en muchas Iglesias Católicas.

¡Cuantas veces me he preguntado por qué no se hace caso a los Evangelios, a las Epístolas, a la Doctrina de los Santos, a las apariciones de la Virgen de Fátima y otras reconocidas por la Iglesia, y en una palabra, todo lo que está enseñado en la Tradición! Muy al contrario, no solo se han olvidado todos estas enseñanzas, pero además se intenta por todos los medios posibles e inimaginables, escoger en las Escrituras y en las enseñanzas de los Santos, solo la parte que les es agradable y conforme a sus ideas, y desechar lo que les es molesto para su manera de ser.

Y se oculta, y se mutila sin ningún pudor, todo lo que se refiere a la Justicia de Dios, adulterando las Escrituras, lo que está claramente condenado en el Apocalipsis, porque esta actitud, significa tapar la imagen de Dios en lo que se refiere al Juicio final, perfectamente descrito por Jesús en los Evangelios, o buscar nuevas interpretaciones a todas las enseñanzas tan claras del Evangelio, que es palabra de Dios. 


De los cuadernos de Mª Valtorta (22-8-1.943)


[...] María, ahora te cojo de la mano para conducirte al punto más oscuro del libro de Juan. Los comentaristas del mismo han agotado su capacidad en muchas deducciones para explicar a sí mismos y a la muchedumbre quien sea la "gran Babilonia". Con visión humana, a la que las sacudidas producidas por acontecimientos deseados o por acontecimientos sucedidos no es ajena, han dado el nombre de Babilonia a muchas cosas.

¿Pero como no han pensado nunca que la "gran Babilonia" sea toda la Tierra? ¡Sería un Dios Creador muy pequeño y limitado si solo hubiera creado la Tierra como mundo habitado! Con un latido de mi querer he suscitado mundos y mundos de la nada y los he proyectado, polvillo luminoso, en la inmensidad del firmamento.

La Tierra, de la que estáis tan orgullosos y tan feroces, no es más que uno de los polvillos rotantes en el infinito, y no es el más grande. Pero ciertamente es el más corrompido. Vidas y vidas pululan en los millones de mundos que son la alegría de vuestra mirada en las noches serenas, y la perfección de Dios os aparecerá cuando podáis ver, con la visión intelectual del espíritu unido nuevamente a Dios, las maravillas de esos mundos.

¿No es acaso la Tierra la gran meretriz que ha fornicado con todas las potencias de la Tierra y del infierno, y los habitantes de la Tierra no se han prostituido a si mismos: cuerpos y almas, con tal de triunfar en el día de la Tierra?

Sí que es así. los delitos de la tierra tienen todos los nombres de blasfemia, como los tiene la Bestia con la cual se han aliado la Tierra y sus habitantes con tal de triunfar. Los siete pecados están como ornamento horrible sobre la cabeza de la Bestia que transporta Tierra y terrestres a los pastos del Mal, y los diez cuernos, número metafórico están para demostrar las infinitas infamias cumplidas, con tal de obtener, a cualquier precio su feroz codicia.

¿Acaso no está la Tierra empapada de las sangre de los mártires, ebria por este licor santo, que bebido por su boca sacrílega se ha transformado en filtro de embriaguez maldita? La Bestia que la lleva, compendio síntesis y compendio de todo el mal cumplido desde Adán en adelante con tal de triunfar en el mundo y en la carne, trae detrás de sí a quienes, adorándola, se harán reyes de una hora y de un reino maldito. Sois reyes como hijos de Dios, y es Reino eterno. Pero os hacéis reyes de una hora y de un reino maldito cuando adoráis a Satanás, el cual solo os puede dar un efímero triunfo pagado a precio de una eternidad de horror.

La Bestia - dice Juan- fue y no es. Así será al final del mundo. Fue porque realmente ha existido, no es, porque Yo, Cristo, la habré vencido y sepultado, es porque entonces, ya no será necesaria para el triunfo del mundo. (de mis elegidos)

¿No está la Tierra sentada sobre las aguas de sus mares y no se ha servido de estos para dañar? ¿De qué no se ha servido? Pueblos, naciones, razas, confines, intereses, alimentos, expansiones, todo le ha servido para fornicar y cumplir desaforados homicidios e iscarioticas traiciones. Sus propios hijos, nutridos por ellos con sangre de pecado, cumplirán la venganza de Dios sobre ella, destruyéndola, destruyéndose, llevando la suma de los delitos contra Dios y contra el hombre al número perfecto que exige el retumbar de mi "¡Basta!".

La sangre de mis mártires y de los profetas hervirá en esa hora, perfumando mi trono con agradable y grato olor, y los terrones de la Tierra que han recogido los gemidos de los asesinados por odio hacia Mí, recibiendo sus últimas sacudidas, lanzarán un gran grito hecho de todos esos santos gemidos y temblarán de convulsión de angustia, sacudiendo las ciudades y las casas de los hombres en las que se peca y mata, y llenando la bóveda de los Cielos de voces que claman justicia.

Y habrá Justicia. Yo vendré porque soy fiel y veraz. Vendré a dar paz a los fieles y juicio santo a los vivientes. Vendré con mi nombre cuyo sentido tan solo es conocido por Mí y en cuyas letras están los atributos principales de Dios de quien soy Parte y Todo.

- Escribe: Jesús: Grandeza, Eternidad, Santidad, Unidad. 
- Escribe: Cristo: Caridad, Redención, Inmensidad, Sabiduría, Trinidad, Omnipotencia (de Dios condensada en el nombre del Verbo humanado). 

Y si te parece que falta algún atributo, piensa que la Justicia está comprendida en la Santidad, porque quien es santo es justo, la Realeza en la Grandeza, la Creación en la Omnipotencia. Por eso en mi Nombre están proclamadas las alabanzas de Dios.

Nombre santo cuyo sonido aterra a los demonios. Nombre de Vida que das Vida, Luz, Fuerza a quien te ama y te invoca.

Nombre que es corona sobre mi cabeza de Vencedor de la Bestia y de su profeta, que serán presos, clavados, sumergidos, sepultados en el fuego líquido y eterno cuya mordaz crueldad es inconcebible para el sentido humano.

Entonces será el tiempo de mi Reino en la Tierra. Por ello habrá una tregua en los delitos demoníacos para dar tiempo al hombre de volver a oír las voces del Cielo. Quitada de en medio la fuerza que desencadena el horror, descenderán como cascadas de Gracia, como ríos de agua celestes, de las grandes corrientes espirituales, para decir palabras de Luz.

Pero del mismo modo que a lo largo de los siglos no recogieron las Voces aisladas, comenzando por las del Verbo, que hablan del Bien, los hombres serán sordos, siempre sordos, - menos los señalados por mi signo, mis amigos dilectísimos dispuestos a seguirme - sordos a las voces de muchos espíritus, a las voces semejantes al rumor de muchas aguas que cantarán el cántico nuevo para guiar a los Pueblos al encuentro de la Luz y sobre todo a Mí: Palabra eterna. Cuando se haya cumplido la última tentativa, Satanás vendrá por última vez y encontrará seguidores en los cuatro rincones de la Tierra, y serán más numerosos que las arenas del mar.

¡Oh! ¡Cristo! ¡Oh! ¡Jesús que has muerto para salvar a los hombres! Solo la paciencia de un Dios puede haber esperado tanto, haber hecho tanto, y haber obtenido tan poco sin retirar a los hombres su don y hacerles perecer mucho antes de la hora señalada. Sólo mi paciencia que es Amor podía esperaros, sabiendo que, como arena que se filtra por una sutilísima criba, escasamente, alguna alma llegará a la gloria respecto a la masa, que no sabe, que no quiere filtrarse a través de la criba de la Ley, del Amor, del Sacrificio para alcanzarme.

Pero en la hora de la venida, cuando, como Dios, Rey y Juez, Yo venga para reunir a los elegidos y maldecir a los réprobos, arrojándoles allí donde el Anticristo, la Bestia y Satanás ya estarán para siempre, tras la suprema victoria de Jesucristo, Hijo de Dios, Vencedor de la Muerte y del Mal, a estos elegidos que han sabido permanecer "vivos" en la vida, vivos en el espíritu, esperando nuestra hora de triunfo, les daré la posesión de la morada celeste, les daré a Mí mismo sin pausas y sin medida.

Aspira a esta hora, María. Llámala y llámame con todas las fuerzas de tu espíritu. He aquí, Yo vengo cuando un alma me llama. Junto al Amado que vio desde la Tierra la Gloria del Cordero, Hijo de Dios, la gloria de su y de tu Jesús, di, con cada latido de tu corazón: "Ven, Señor Jesús".


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Aclaraciones de la Vidente

[...] Al dictarme, Jesús me hace entender que cuando dice Tierra quiere decir mundo, tomado no como globo de polvo y de aguas, sino más bien, como unión de personas. No sé si lo sé explicar bien. Cuando dice Tierra quiere decir, diré así: ente moral, y cuando dice tierra quiere decir simplemente planeta compuesto de terrenos, de montes, de aguas. Culpable la primera, inocente la segunda.

Por eso puedo decir sin contradecirme que la sangre de los mártires ha llegado a ser veneno para la Tierra que la ha bebido (en sus habitantes) con ira sacrílega y la ha derramado (en sus potencias estatales) con abuso blasfemo de poder temporal; mientras que la tierra-globo, rotante en el espacio del éter, ha bebido con respeto y acogido con amor la sangre de los mártires y sus convulsiones agónicas, y las presenta, la una y las otras, al Eterno, pidiendo materna y piadosa, que no hayan sido derramadas y sufridas en vano y que se haga justicia de ellas.







EL DESCENSO A LOS ABISMOS DE LAS ALMAS. EL MAYOR TRIUNFO DE SATANÁS: HACER CREER QUE EL INFIERNO NO EXISTE



Los Videntes de Fátima después de la terrible visión del Infierno, que los dejaron
 marcados para toda la vida



Del libro del Padre Gabriele Amorth El último exorcista. Su diálogo con un Cardenal romano.




- Buenos días, Eminencia, soy el padre Gabriele Amorth. Soy Sacerdote paulino. Vivo en Roma. Soy también el exorcista oficial de ...
- Sé quién es usted. He oído hablar de usted. Por favor, ¿qué desea?
-Necesitaría dialogar con su Eminencia.

-¿Con qué fin?
-Pues bien. he formado una asociación de exorcistas. Nos reunimos en Roma para debatir y ayudarnos. Ha de saber que en el mundo somos en realidad muy pocos.
- Escuche. Ahora no tengo tiempo. Si quiere puede venir a mi casa mañana. Así me dice lo que desea. Hasta luego.

El Cardenal da por terminada la conversación de manera más bien brusca. O al menos, así me parece. Algo me dice que no le soy simpático. Intuyo el motivo de esto. Pero sigo queriendo encontrarme con él.
Al día siguiente me hago anunciar en su casa a la hora señalada.
Un curita muy educado entra en el salón en el fondo de un corredor. Sale poco tiempo después sin mirarme. Viene hacia mí. Entra en otro salón sin decirme nada.
- ¡Adelante! - grita una voz ronca que me imagino proviene del salón al fondo del pasillo.

Entro
Su Eminencia está sentado en una butaca. Delante de él tiene encendido un televisor. En la mano tiene el mando. Me hace señas para sentarme en una butaca al lado de la televisión. Después de sentarme apaga la tele.

- Usted quería verme. Pues aquí estoy. Cuénteme.
- Bueno, Eminencia. Deseaba informarle sobre el hecho de que, en calidad de exorcista de la diócesis de Roma, he pensado convocar una pequeña asamblea de exorcistas. Somos pocos en el mundo y poquísimos en Italia. He pensado que vernos nos podía ayudar. Es un "oficio" difícil. Así que he venido aquí solo para informarle acerca de esta iniciativa.

- Pero debe informar a Ruini (El Cardenal Camillo Ruini es, en el momento que tiene lugar esta conversación, todavía el Obispo vicario para la diócesis de Roma, el sucesor del cardenal Ugo Poletti, N.d.R.), no a mí. Yo dirijo una oficina vaticana que en el papel podría tener competencia en esta materia, pero solo en el papel. El que debe ser informado es Ruini.

- Eminencia, Ruini ya ha sido informado. Le he escrito personalmente. Me parece conveniente informarle también a usted...
- Sí, sí claro está. Ha hecho bien.. Pero en cuanto a esta historia del diablo...
- ¿Cómo, perdone?
- Digo que... Usted hace el oficio de exorcista, pero los dos sabemos que Satanás no existe, ¿verdad?


-¿Qué quiere decir con "sabemos que no existe"?
- Padre Amorth, por favor: usted sabe mejor que yo que todo esto es una superstición. ¿No me querrá hacer creer que usted lo cree de veras?
- Eminencia, me asombra oír estas palabras de una persona tan importante como usted.
- ¿Le asombra? Pero ¿Por qué? ¡No me venga a decir que usted de verdad cree en eso!
-¿Yo creo que Satanás existe!
-¿De veras? Yo no. Y espero que nadie lo crea. Difundir ciertos temores no es bueno...
-Pues, sí, Eminencia, no tiene que decírmelo. Más bien, si me lo permite, le sugeriría algo.
-Dígame
-Usted debería leer un libro que quizá le pueda ayudar
-¿Ah, sí? ¿qué libro, padre Amorth?
-Usted debería leer el Evangelio.

Un silencio glacial reina la sala. El cardenal me mira seriamente sin responder. De modo que lo acoso.

-Eminencia, es el Evangelio el que habla del Demonio. Es el Evangelio que nos dice que Jesús expulsa a los demonios. Y no solo esto, es el Evangelio que dice que entre los poderes que ha dado a los apóstoles, está el de echar a los demonios.

¿Qué desea hacer, eliminar el Evangelio?

-No, pero yo...

-Eminencia, quiero ser franco con usted. La Iglesia comete un pecado grave al no hablar del demonio. Las consecuencias de esta actitud son gravísimas. Cristo vino y luchó, ¿contra quien? Contra Satanás. Y lo venció. Pero él es todavía libre de tentar al mundo. Hoy, ahora. ¿Y usted qué hace? ¿Me dice que son solo supersticiones? ¿pero cómo puede la Iglesia explicar el mal sin hablar del demonio?

-Padre Amorth, Jesús expulsa a los demonios, es verdad, ¡Pero es una manera de hablar para poner en evidencia el poder de Cristo! El Evangelio es una expresión continua de parábolas. Todas son parábolas. Jesús siempre enseñó con parábolas.

- Pero Eminencia, cuando Jesús quiere usar una parábola lo dice claramente. El Evangelio dice: "Jesús les contó esta parábola". Mientras que el Evangelio distingue netamente hechos históricos realmente sucedidos, las curaciones, las enseñanzas, los reproches, los exorcismos, diferenciando a estos de las curaciones. Cuando Jesús expulsa a los demonios, no se trata de una parábola, sino de una realidad. No combatió contra un fantasma, sino contra una realidad, de lo contrario, se hubiera tratado de una farsa. Muchos santos lucharon contra el demonio, muchos santos fueron tentados por el demonio, piense por ejemplo en las experiencias de los padres del desierto, muchos santos realizaron exorcismos ¿Cómo es posible no creer en la existencia de Satanás?

-Está bien, pero aún admitiendo que fueran hechos reales, aún admitiendo que Jesús sacó los demonios, queda el hecho de que Jesús, con su Resurrección, lo venció todo y, por lo tanto, venció también al Demonio.

- Sí, es verdad, lo venció todo. pero esta victoria se debe aplicar y ha de ser encarnada en la vida de cada uno de nosotros. Cristo venció, pero su victoria para nosotros debe de ser reafirmada día tras día. Nuestra condición de hombres lo impone. La acción del hombre no fue anulada completamente. El Demonio no fue destruido. El Evangelio dice que el demonio existe y tentó al mismo Cristo. Jesús ha dado las armas, nos las ha dado también a nosotros, para vencerlo. El demonio puede todavía tentarnos, todos podemos ser tentados, como demuestra la oración contra el maligno que el mismo Jesús nos enseñó en el Padrenuestro. Hasta el Vaticano II, al finalizar la misa se decía la oración a san Miguel Arcángel, ese pequeño exorcismo compuesto por el Papa León XIII y se leía el prólogo del Evangelio de San Juan precisamente en clave liberadora.

Su Eminencia ya no sabe que decir. Ni habla ni reacciona. Me levanto, me despido y salgo. Y pienso: ¿Hasta aquí hemos llegado? Y sabiendo que hasta el principio del Medioevo los exorcistas existían en todas partes. Después, desafortunadamente, algo cambió.

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Como dijo el padre Gabriele Amorth, hoy día, el mayor triunfo de Satán es haber hecho creer que no existe, y que todo es una confabulación para tener sujetos a los ignorantes incautos, las posesiones son simples enfermedades mentales, y en los exorcismos se produce el “efecto placebo”, cuando el poseso se retuerce por el suelo. Con este razonamiento, el tentador ha conseguido una serie de victorias y ganancias, ya que los que siguen esta doctrina, creen que:

-El Nacimiento, enseñanzas sangre, sudor y lágrimas de Jesús; su Pasión, muerte y gloriosa Resurrección carecen de sentido y de significado, ya que Cristo ha venido para redimirnos de la esclavitud de Satán, que es un personaje de fábula.

-Y si el pecado cuyo padre es Satanás no existe, tampoco existe la Virtud, ya que la Virtud, solo se entiende porque existe el pecado, y ya que no se puede negar la existencia de Dios, este aparece como un ser completamente insensible y neutral, que quiere por igual al sádico pecador que no se arrepiente, como al más grande de todos los Santos, y se llega a toda una serie de aberraciones y una nueva interpretación de las Escrituras, mutilando los pasajes molestos para estos progresistas.

-Todos los Patriarcas, Profetas, y pueblo de Israel, antes de la venida de Cristo, estaban esperando inútilmente al Mesí­as, ya que era una falacia, entonces los Judí­os que condenaron a Jesús, y Judas que lo traicionó, tenían luego toda la razón, ya que el Mesías vendrí­a solo para liberar al Pueblo de Israel de la ocupación romana, y ya que Jesús no cumplí­a esa esperanza, era pues un impostor.

-Todos los creyentes después de Cristo, incluyendo los Apóstoles, los Mártires, y todo el Pueblo Cristiano, incluyendo los Santos, los ascetas, los consagrados, fueron unos ilusos, habiendo vivido toda una vida de sacrificios y de privaciones para nada.

- Judas era pues, según ellos un Apóstol de la misma, o de mayor valí­a que los demás, contribuyó de un modo admirable a completar la misión de Jesús, que no vení­a a redimir a nadie, sino a enseñarnos como hay que comportarse ante el sufrimiento, como dijo el Presidente de la Conferencia Episcopal Alemana.

Además escribió el “famoso” Evangelio de Judas, donde relata sus “heroicas y maravillosas hazañas”.



Del Evangelio como me ha sido revelado 
de Mª Valtorta

Dice Jesús:

“La figura de Judas ha sido demasiado alterada durante siglos; y últimamente, del todo desfigurada. Ciertas escuelas han hecho de él casi una apoteosis; la del segundo e indispensable artí­fice de la Redención. Y otros muchos piensan que cedió ante un imprevisto, feroz asalto del tentador. No. Toda caída tiene premisas en el tiempo. Cuanto más grave es la caí­da, más preparación tiene. Los preliminares explican el hecho. Uno no se hunde, ni asciende, al improviso. Ni en el bien ni en el mal. Largos e insidiosos son los factores que cooperan a los descensos; pacientes y santos, los que cooperan a subir. Y el desventurado drama de Judas os puede proporcionar muchas enseñanzas para salvaros y conocer todo de Dios y sus misericordias, para salvar y perdonar a aquellos que bajan al Abismo.

No se llega al delirio satánico, en que has visto que se debatí­a Judas después del delito, si uno no está enteramente corrompido por hálitos infernales, interiorizados voluptuosamente durante años. Cuando uno lleva a cabo incluso un delito, pero ha sido arrastrado a él por un imprevisto acontecimiento que obnubila la razón, sufre, pero sabe expiar; porque aún algunas partes del corazón están inmunes al veneno infernal.

El mundo que niega a Satanás porque lo tiene tan dentro de sí­ que ya no se da cuenta de su presencia, que le ha interiorizado de forma que ha venido a ser parte del yo, a ese mundo le muestro que Satanás existe. Eterno e inmutable en el método usado para hacer de vosotros sus víctimas.
Basta ahora. Tú permanece con mi Paz”.