Como dijo el padre Gabriele Amorth, Exorcista Oficial del Vaticano (q.e.p.d.), hoy día, el mayor triunfo de Satán es haber hecho creer
que no existe, y que todo es una confabulación para tener sujetos a los
ignorantes incautos, las posesiones son simples enfermedades mentales, y en los
exorcismos se produce el “efecto placebo”, como me afirmó cierto sacerdote que decía que tenía conocimientos de Psiquiatría, cuando el poseso se retuerce por el
suelo, y emite gritos estridentes cuando le dan a beber agua bendita, o cuando le dan la sagrada comunión, como lo he podido constatar personalmente al asistir a varios exorcismos con el Padre Fortea en Alcalá de Henares ¡todo se debe a un efecto placebo! Con este razonamiento, el tentador ha conseguido una serie de victorias
y ganancias, ya que los que siguen esta doctrina, creen que:
-El Nacimiento, enseñanzas, sangre, sudor
y lágrimas de Jesús; su Pasión, muerte y gloriosa Resurrección carecen de
sentido y de significado, ya que Cristo ha venido para redimirnos de la
esclavitud de Satán, que es un personaje de fábula.
-Y si el pecado cuyo padre es Satanás no
existe, tampoco existe la Virtud, ya que la Virtud, solo se entiende porque
existe el pecado, y ya que no se puede negar la existencia de Dios, este
aparece como un ser completamente insensible y neutral, que quiere por igual al
sádico pecador que no se arrepiente, como al más grande de todos los Santos, y
se llega a toda una serie de aberraciones y una nueva interpretación de las
Escrituras, mutilando los pasajes molestos para estos progresistas.
-Todos los Patriarcas, Profetas, y pueblo
de Israel, antes de la venida de Cristo, estaban esperando inútilmente al
Mesías, ya que era una falacia, entonces los Judíos que condenaron a Jesús, y
Judas que lo traicionó, tenían luego toda la razón, ya que el Mesías vendría
solo para liberar al Pueblo de Israel de la ocupación romana, y ya que Jesús no
cumplía esa esperanza, era pues un impostor.
-Todos los creyentes después de Cristo,
incluyendo los Apóstoles, los Mártires, y todo el Pueblo Cristiano, incluyendo
los Santos, los ascetas, los consagrados, fueron unos ilusos, habiendo vivido
toda una vida de sacrificios y de privaciones para nada.
- Judas era pues, según ellos un Apóstol de la misma, o de mayor valía que
los demás, contribuyó de un modo admirable a completar la misión de Jesús, que
no venía a redimir a nadie, sino a enseñarnos como hay que comportarse ante el
sufrimiento, como dijo el Presidente de la Conferencia Episcopal Alemana.
Además escribió el “famoso” Evangelio de Judas, donde relata sus “heroicas y
maravillosas hazañas”.
Del Evangelio como me ha sido revelado de María Valtorta
Dice Jesús:
“La figura de Judas ha sido demasiado alterada durante siglos; y últimamente,
del todo desfigurada. Ciertas escuelas han hecho de él casi una apoteosis; la
del segundo e indispensable artífice de la Redención. Y otros muchos piensan
que cedió ante un imprevisto, feroz asalto del tentador. No. Toda caída tiene
premisas en el tiempo. Cuanto más grave es la caída, más preparación tiene.
Los preliminares explican el hecho. Uno no se hunde, ni asciende, al improviso.
Ni en el bien ni en el mal. Largos e insidiosos son los factores que cooperan a
los descensos; pacientes y santos, los que cooperan a subir. Y el desventurado
drama de Judas os puede proporcionar muchas enseñanzas para salvaros y conocer
todo de Dios y sus misericordias, para salvar y perdonar a aquellos que bajan
al Abismo.
No se llega al delirio satánico, en que has visto que se debatía Judas
después del delito, si uno no está enteramente corrompido por hálitos
infernales, interiorizados voluptuosamente durante años. Cuando uno lleva a
cabo incluso un delito, pero ha sido arrastrado a él por un imprevisto
acontecimiento que obnubila la razón, sufre, pero sabe expiar; porque aún
algunas partes del corazón están inmunes al veneno infernal.
El mundo que niega a Satanás porque lo tiene tan dentro de si que ya no se
da cuenta de su presencia, que le ha interiorizado de forma que ha venido a ser
parte del yo, a ese mundo le muestro que Satanás existe. Eterno e inmutable en
el método usado para hacer de vosotros sus víctimas. Basta ahora. Tú
permanece con mi Paz”.
No se puede hacer apostolado ni hablar de la Nueva Evangelización, sin predicar la auténtica Doctrina, es decir mutilando el Evangelio de Jesús y barriendo de un plumazo por cobardía, toda la Doctrina que se refiere a los Novísimos: El Juicio final, el Cielo, el Purgatorio y el Infierno.
Y recrear una nueva doctrina "descafeínada", pintando al dios caramelo", un dios de "la barba blanca", insensible a las aberraciones del mundo actual, como puede ser el Aborto, los matrimonios homosexuales, a la permisividad más absoluta en lo que se refiere a los pecados, con el pretexto de que Dios lo perdona todo, sin insistir sobre la necesidad del arrepentimiento proporcional a la culpa, y de la reparación del daño causado en la medida de nuestras posibilidades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario