MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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miércoles, 20 de noviembre de 2013

MARÍA LA CORREDENTORA, MEDIANERA DE TODAS LAS GRACIAS DE DIOS; ALABANZAS DE JESÚS A SU MADRE, A LA CUAL NO LE NIEGA NADA DE LO QUE LE PIDE


Virgen Dolorosa de Murillo

  
Este extraordinario relato de los sufrimientos de María en toda su vida, desde que dijo al Arcángel Gabriel que era la esclava del Señor, no están relatados por ningún teólogo, sino por el mismo Jesús. Ella ha sufrido durante los 33 años de la Vida de Jesús, y también sufre ahora mismo por los pecadores en la Iglesia Católica y los "hermanastros" protestantes, que la consideran una mujer cualquiera que tuvo también otros hijos de su matrimonio con San José. 


En este escrito están relatados todos los tremendos sufrimientos de la Virgen María que, como Madre de la Iglesia y de la Humanidad, tiene que soportar el doloroso parto espiritual de sus hijos, para poderles alumbrar a la Vida espiritual y eterna, de una manera similar, pero mucho más intensa que lo que sufre una madre para dar a luz a su hijo por culpa del pecado original. 


La Santísima Virgen María ha alumbrado espiritualmente a toda la humanidad, como así lo declaró Jesús en la Cruz, por eso la podemos llamar Madre sublime, porque nuestra madre humana solo nos ha dado una vida material y efímera, mientras que la Virgen María nos da una vida espiritual y eterna, siendo nuestro Padre Jesús, quien sufrió ella su terrible Pasión, porque antes de hacernos renacer espiritualmente, tuvo que redimirnos para arrancarnos del poder de Satanás, y lavar la culpa original con el agua de su costado, que para los que quieren recibirlo amándolo y seguir sus mandamientos, se transformarán en hijos y Coherederos de Dios y por toda la eternidad apagarán su sed en fuentes de agua viva. Estos sufrimientos, como Madre espiritual del Género Humano, así como la lucha de Satanás en contra de sus hijos, está fielmente reflejado en el libro del Apocalipsis:


"Una gran señal apareció en el cielo; una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza. Estaba encinta y las angustias del parto le arrancaban gemidos de dolor" (Ap 12-1,2)

Maravillosa descripción de la Virgen María, el sol simboliza la pureza de la Inmaculada, y la luna bajo sus pies que sale de noche, indica que es vencedora de las tinieblas, es decir de Satanás, la corona de doce estrellas son los elegidos del Antiguo Testamento: los de las doce tríbus de Israel, y los del Nuevo Testamento los doce Apóstoles, esto demuestra que es la nueva Eva, Madre y Corredentora de toda la Humanidad pasada, presente y futura. 
Los dolores del parto simbolizan también todos los sufrimientos espirituales de la Virgen María, que describe Jesús a María Valtorta, ya que en el nacimiento de Jesús, por la ausencia del pecado original, no sufrió los dolores físicos del parto, común a todas las madres.

"(...) Irritado el dragón por su fracaso con la mujer, se fue a hacer la guerra con el resto de su linaje, a los que observan los mandamientos de Dios y dan testimonio de Jesús. Y el dragón se quedó al acecho junto a la orilla del mar" (Ap 12-17,18).

Y aquí está la prueba de que todos los que observan los mandamientos de Dios y dan testimonio de Jesús, se encontrarán en su camino a Satán, que les saldrá al paso, por eso me maravillo cuando oigo a mucha gente consagrada decir que el Demonio es un mito, y que ¡los fenómenos producidos en los exorcismos son debidos al efecto placebo! Esto demuestra que este tipo de individuos herejes, ni observan los mandamientos de Dios, ni saben dar testimonio de Jesús.





Del Evangelio tal como me ha sido revelado, 
de María Valtorta 
(14 de Febrero de 1.944)


Dice Jesús:

“No he olvidado tampoco este dolor de María, mi Madre. Haber tenido que lacerarla con la expectativa de mi sufrimiento, haber debido verla llorar. Por eso no le niego nada. Ella me lo dio todo. Por eso yo le doy todo. Sufrió todo el dolor, le doy toda la alegría.

Quisiera que, cuando penséis en María, meditarais en esta agonía suya que duró treinta y tres años y culminó al pié de la Cruz. La sufrió por vosotros; por vosotros las burlas de la gente, que la consideraba madre de un loco; por vosotros las críticas de los parientes y de las personas de importancia; por vosotros mi aparente desaprobación: “Mi madre y mis hermanos son aquellos que hacen la voluntad de Dios”. Y, ¿quién más que ella lo hacía? 


Y una voluntad tremenda, que le imponía la tortura de ver martirizar al Hijo, Por vosotras la fatiga de ir de acá para allá, a donde Yo estaba; por vosotros, los sacrificios: desde dejar su casita y mezclarse con las muchedumbres, al de dejar su pequeña patria por el tumulto de Jerusalén; por vosotros el deber estar en contacto con aquel que guardaba dentro de su corazón la traición; por vosotros el dolor de oír que me acusaban de posesión diabólica, de herejía. Todo, todo por vosotros.

No sabéis cuanto he amado a mi Madre. No reflexionáis en cuán sensible a los afectos era el corazón del Hijo de María. Y creéis que mi tortura fue puramente física, al máximo añadís la tortura espiritual del abandono final del Padre.

No, hijos. También experimenté los afectos del hombre sufrí por ver sufrir a mi Madre, por tener que llevarla como mansa cordera al suplicio, por tener que lacerarla con una cadena de despedidas en Nazaret, antes de la Evangelización; esta que os he mostrado y que precede a mi Pasión, ya inminente; aquella, antes de la Cena, cuando ya la Pasión está desarrollándose con la traición de Judas Iscariote, aquella, atroz en el Calvario.

Sufrí por verme escarnecido, odiado, calumniado, rodeado de malsanas curiosidades que no evolucionaban hacia el Bien, sino hacia el mal. Sufrí por todas las falsedades que tuve que oír o ver activas a mi lado: las de los fariseos hipócritas, que me llamaban Maestro y me hacían preguntas no por fe en mi inteligencia, sino para tenderme trampas; las de aquellos a quienes había favorecido y se volvieron acusadores míos en el Sanedrín y en el Pretorio; aquella, premeditada, larga, sutil de Judas, que me había vendido y continuaba fingiéndose discípulo; que me señaló a los verdugos con el signo del amor. Sufrí por la falsedad de Pedro, atrapado por el miedo humano.


¡Cuanta falsedad, y cuan repelente para mí, que soy Verdad! ¡Cuanta, también ahora, respeto a mí! Decís que me amáis pero no me amáis. Tenéis mi Nombre en los labios, y en el corazón adoráis a Satanás y seguís una ley contraria a la mía.

Sufrí al pensar que en relación al valor infinito de mi Sacrificio – el Sacrificio de un Dios – demasiado pocos se salvarían.

A TODOS – DIGO: A TODOS – LOS QUE A LO LARGO DE LOS SIGLOS SOBRE LA TIERRA PREFERIRÁN LA MUERTE A LA VIDA ETERNA, HACIENDO VANO MI SACRIFICIO, LOS TUVE PRESENTES. Y CON ESTA COGNICIÓN FUI A AFRONTAR LA MUERTE.

Ya ves pequeño Juan, que tu Jesús y la Madre suya sufrieron agudamente en su yo moral. Y largamente. Paciencia, pues si es que debes sufrir: “Ningún discípulo es más que el Maestro”, lo dije.
Mañana hablaré de los dolores del Espíritu. Ahora descansa. La paz sea contigo”.


Nota: Pequeño Juan: es el apodo de Jesús a María Valtorta.





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