EL ÁNGEL CON LAS LLAVES DEL ABISMO ENCADENANDO A SATANÁS |
Lectura del libro del Apocalipsis 20, 1-4
Yo, Juan, vi un ángel que bajaba del cielo llevando la llave del abismo y una cadena grande en la mano. Agarró al dragón, que es la serpiente primordial, el diablo o satanás, y lo encadenó para mil años; lo arrojó al abismo, echó la llave y puso un sello encima, para que no pueda extraviar a las naciones antes que se cumplan los mil años. Después tiene que estar suelto por un poco de tiempo.
Vi también unos tronos y en ellos se sentaron los encargados de juzgar; vi también las almas de los decapitados por el testimonio de Jesús y la palabra de Dios, los que no habían rendido homenaje a la bestia ni a su estatua y no hablan recibido su señal en la frente ni en la mano. Éstos volvieron a la vida y reinaron con Cristo mil años.
Luego vi un trono blanco y grande, y al que estaba sentado en él. A su presencia desaparecieron cielo y tierra, porque no hay sitio para ellos. Vi a los muertos, pequeños y grandes, de pie ante el trono. Se abrieron los libros y se abrió otro libro, el libro de la vida. Los muertos fueron juzgados según sus obras, escritas en los libros.
El mar entregó sus muertos, muerte y abismo entregaron sus muertos, y todos fueron juzgados según sus obras. Después muerte y abismo fueron arrojados al lago de fuego - el lago de fuego es la segunda muerte -. Los que no estaban escritos en el libro de la vida fueron arrojados al lago de fuego.
Luego vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra han pasado, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia que se adorna para su esposo.
LA JERUSALEN CELESTIAL
Este relato indica el fin de todas las penurias y los sufrimientos de la humanidad. Muchas veces se ve en este mundo seres humanos transportados por una inmensa alegría, los que ganan el primer premio de la lotería, los que aprueban una asignatura para tener un diploma universitario, que les permitirá llevar una vida libre de penurias, los que han encontrado el cónyuge ideal, pensando que van a ser felices para toda la vida.
Pero todas esas alegrías materiales son falsas alegrías, porque no son duraderas, ya que pueden esfumarse en cualquier momento, por una guerra, una catástrofe como un accidente de avión o de coche, por una enfermedad incurable, o incluso por la propia vejez, que con el paso de los tiempos, transforma una persona llena de vigor, en una persona dependiente para todas sus necesidades. La felicidad material es pues una falacia, un espejismo que tarde o temprano se esfumará como el humo, cuando el hombre perezca y desaparezca de la faz de la Tierra.
Esas alegrías tan grandes que se ven en los agraciados por bienes materiales, siempre me han sorprendido, y siempre he pensado como será entonces la alegría del que ha sido juzgado por Dios, y ha sido encontrado digno de entrar en el Reino de los Cielos para toda la eternidad, Reino de la eterna juventud, donde la muerte y el abismo, que es el riesgo de la condena, han sido arrojados al lago de fuego para siempre, donde solo reinará el amor, la amistad verdadera, la alegría de encontrarse con todos los Santos, los parientes que nos han precedido, y sentirse protegido para siempre bajo el manto del Todopoderoso, nuestro Padre, nuestro Creador y nuestro Redentor.
Es el Cielo nuevo y la Tierra nueva, relatado en el libro del Apocalipsis, y el mar que simboliza la mentira, ya no existirá, los elegidos habrán despertado del sueño que es la vida terrena, para algunos una verdadera pesadilla, por culpa de la dictadura de los seres egoístas y mentirosos, que los han esclavizado, vejado y explotado, por ser seguidores de la Doctrina de Jesús, seres que serán excluidos de ese Reino Fabuloso donde solo existirá el amor.
Y se encontrarán para siempre semejantes a Dios, como hijos suyos, cuya filiación han obtenido por sus méritos, habiendo pagado con sangre, sudor y lágrimas, con la ayuda de la Gracia de Dios, el precio para tener derecho a estar bajo el amparo del Altísimo, en un estado que nadie vio, nadie oyó ni nunca cayó en mente humana, como dice la Escritura Santa.
Y se encontrarán para siempre semejantes a Dios, como hijos suyos, cuya filiación han obtenido por sus méritos, habiendo pagado con sangre, sudor y lágrimas, con la ayuda de la Gracia de Dios, el precio para tener derecho a estar bajo el amparo del Altísimo, en un estado que nadie vio, nadie oyó ni nunca cayó en mente humana, como dice la Escritura Santa.
De los cuadernos de Mª Valtorta
(10-10-1.943)
¡Oh, hombres que os afanáis por conquistar y conservar las riquezas que perecen! ¿Cómo no os afanáis por conservar en vosotros esta inmensa riqueza sobrenatural de la Gracia? De la Gracia que os mantiene en contacto con Dios y os nutre con sus luces como a recién nacidos en el seno de una madre, a través de las fibras que unen a ellas.
En efecto, vosotros sois los recién nacidos a la Gracia del Cielo. No es esta la Vida, esta que vivís en la Tierra en la jornada mortal. Esta es solamente formación de vuestro ser futuro de viviente eterno. La existencia humana la gestación que os forma para daros a la Luz. A la Luz verdadera, y no a la pobre luz sombría de esta tierra.
No os llevo en Mí como madre que forma a su criatura. Yo mismo os rodeo y reparo, os nutro con mi alimento para haceros nacer inmortales en la hora que vosotras llamáis “muerte”, y que no es sino “pasaje”. Pasaje de una fase incompleta a una completa, de la segregación en espacio limitado a la libertad sin límites, de las tinieblas a la Luz, de las cohibidas caricias, al abrazo absoluto del alma con su Padre.
Esto es lo que vosotros llamáis “morir”. Vosotros, que con vuestro orgulloso saber, aún no sabéis dar el justo nombre a las cosas, y como niños de pocos años llamáis a las cosas con nombres equivocados. Yo quiero enseñaros lo que es la “muerte” y quienes son los “muertos”.
Muerte es separarse de Dios como el que está por nacer y antes de tiempo se separa del órgano materno y se pudre en el álveo que lo expulsa con dolor. Muertos están, quienes, habiendo sido expulsados así, no se diferencian del despojo de un animal que se descompone al sol y bajo la lluvia en una carretera de la tierra, motivo de repugnancia para el que lo ve. Esto es lo que es “muerte”. Esto es lo que significa estar “muertos”. El pecado es la causa que os separa de Dios y hace de vosotros una putrefacta carne corrompida, alimento de Satanás que os ha envenenado para devoraros, presa de su hambre de devorador de almas y de enemigo de Dios, Creador de las almas.
[…] ¡Oh! ¡día santo y feliz de vuestro nacer al Cielo! ¡Oh! ¡día que Dios Uno y Trino anhela que llegue para vosotros! ¡Oh! ¡beatitud que he preparado para los hombres!
¡Alzáos, dilectos míos! La vida de la Tierra es el tiempo que os dono para crecer a la Vida verdadera y, por cuanto pueda ser largo y penoso, es un instante fugaz respeto a mi eternidad, eternidad que os prometo y que os tengo reservada. Alegría que os he conquistado con mi dolor.
Vivid en Mí y de Mí, hijos que amo. La alegría que os espera es desmesurada como la Gloria de Dios.
SALMO RESPONSORIAL 83, 3. 4. 5-6a y 8a
R. Ésta es la morada de Dios con los hombres.
Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo. R.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío. R.
Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en ti su fuerza:
caminan de baluarte en baluarte. R.
Y estos son los eternos cantos de alabanza, que se oirán por toda la Eternidad, y que serán siempre inagotables porque Dios es de una majestad infinita, ya que como lo dice San Juan de la Cruz, el Santo que mejor relató lo que siente el alma en presencia de Dios, los ángeles más subidos que son los Serafines y los Querubines, son los que mejor se dan cuenta de todo lo que les falta para llegar a conocer los misterios de Dios.
EVANGELIO
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 21, 29-33
En aquel tiempo, expuso Jesús una parábola a sus discípulos:
-«Fijaos en la higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber que el verano está cerca.
Pues, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el Reino de Dios. Os aseguro que antes que pase esta generación todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán.»
LOS PRELUDIOS DEL FIN DEL MUNDO
La Venida del Anticristo: la adoración de la bestia salida del mar, la persecución a los verdaderos creyentes, como lo hemos visto en las citas del libro del Apocalipsis, la abominación en los lugares sagrados, que son la caída de los consagrados representados por la tercera parte de las estrellas barridas por la cola del dragón infernal, así como las terribles plagas mandadas por Dios, con la rebelión de la naturaleza, que está en simbiosis con la conducta de los hombres, debida a los terribles pecados de la humanidad, hechos que ya se está asomando, como un preludio de lo que ha de venir, son como los brotes de la higuera que anuncian el verano, como así lo relata Jesús en el Evangelio.
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