Santa Teresita nos recuerda que lo más importante en nuestra vida es el primer mandamiento de Dios |
La obra de María Valtorta, consta de los 10 extensos tomos del Evangelio como me ha sido revelado, que es un relato magistral muy detallado de los Evangelios canónicos, que describen con claridad toda la vida Pública de Jesús. Se compone también de tres tomos de 600 páginas cada uno, llamados Cuadernos, que son dictados del Cielo, de una gran profundidad teológica, y de varias obras más que escribió estando muchos años paralítica en la cama.
María Valtorta era con la Biblia la lectura de la Madre Teresa de Calcuta, y la del Padre Pío de Pietrelcina que la recomendaba a sus fieles, diciéndoles que debían leer sus escritos.
Diálogo de santa Teresita con María Valtorta
13 de Julio de 1.944
Dice Santa Teresita del Niño Jesús:
"Sí, soy yo misma que viene a dialogar contigo esta hora de agonía y a acompañarte recordando a Jesús, cuyo rostro se altera bajo el sudor sangriento y comienza a asumir la expresión dolorosa, que es la que a nosotros, sus pequeñas víctimas y esposas, nos hace delirar de amor misericordioso.
Soy yo. También vengo a acariciarte. Es mi hora, porque cuando están para comenzar "los grandes silencios", que son los toques de perfección que el divino Artífice da a nuestra alma, es necesario tener cerca a una amiga que los conoce.
No tengas miedo. Nuestro Jesús murió también de sed... ¡Oh, divina sed!. Sin embargo, a pesar de que casi no podía hablar porque su garganta estaba seca, pronunció las palabras que salvan, dijo la plegaria que salva: "Padre, perdónales" ,"Hoy estarás conmigo" ,"En tus manos encomiendo mi espíritu". Aún estando casi mudo por la agonía y la sed, aún estando casi ciego por la costra de sangre que le pegaba los párpados y por la muerte cercana, supo decir las oraciones que salvan, aún supo ver y adorar la voluntad del Padre.
Hermanita, cuando se está próximos a la inmolación, no hace falta hacer muchas cosas, Basta saber permanecer fieles y ver a Dios a través de la costra del dolor que nos llaga el corazón y decirle que le amamos aún, siempre...
No tengas miedo. Dios está contento de ti. Me manda para que te lo diga. ¿Crees que no eres una "niña en la infancia espiritual"? Lo eres, porque lo haces todo con simplicidad, también lo que atañe a tus imperfecciones, y porque no intentas taparlas con astucia de adulto parra otorgarles un falso atavío de justicia. Eres una "pequeñuela" en el camino que he enseñado, porque a Jesús le gustan los "pequeñuelos" y ha dicho que de ellos es el reino de los Cielos. Y eres también una "víctima", y por lo tanto, una adulta, porque el espíritu que, por propia voluntad, decide ser inmolado, aunque sea el de una criatura infantil, es un espíritu adulto.
Ayer te preguntabas que es el "dúplice amor" que he pedido para mí. Hermanita, para ti es esto: ser niña y amar a Jesús con la simplicidad del párvulo, y ser víctima y amarle con el heroísmo del mártir; estar con Él en la mísera cuna de paja, estar con Él en la tosca cruz. Estar siempre con Él.
¡Cómo te ama! Te ha dado sus dos lechos más santos. La cuna sobre la que vela su Madre, y la Cruz, sobre la que se inclina todo el Cielo. Son los lugares a los que Dios te llama para una divina cita de Amor. Desde allí emprenderás el vuelo hacia el Cielo.
Y ahora descansa, hermanita. Yo me quedo aquí para rezar contigo. Pero créeme: Para ser no solo justificado, pero también amados por Dios con un Amor privilegiado, basta amar, amar mucho; basta decir solamente:"¡Jesús, te amo!" y decirlo con verdadero amor.
¡Felices los que con cada latido de su corazón saben decir: "Te amo"! Expirarán con esta manifestación de amor en la mente, en el corazón, en los labios. Y ella les abrirá el Paraíso, porque Dios ama a quien le ama y se ofrece a quien le ama".
Al sentir estas nuevas caricias de una mano gentil, pero más larga que la de María, yo estaba incierta. Ni siquiera sé si en realidad era una mano más afilada, pero por cierto era diferente en la forma, en el peso y en la forma de acariciar. Solo veía la mano cubierta casi hasta el dorso por una ancha manga marrón. era una hermosa mano afilada, pero me parece que era más larga que la de la Madre. Cada tanto yo sentía que me rozaba los cabellos. Y eso me hacía feliz. Ese toque confortaba mi sufrimiento físico, que es muy intenso. Sin embargo no lograba decirme a mi mismo: "Es santa Teresita", Ya me había equivocado ayer por la mañana. Pero cuando además de sentir la caricia, he visto la mano, ya no he tenido más dudas.
Sin embargo, no he visto nada más. he visto solo las manos, también he oído la voz que era muy bella y dulce, y he sentido una enorme paz, una protección, un cálido sentimiento de amistad... no sé explicarme bien. Además sus palabras me han hecho aún más feliz.
A causa del corazón, estoy muy mal desde ayer por la tarde. Al contrario, ayer por la mañana, luego de la venida de la Madre, me sentía tan aliviada físicamente, que hasta me puse a cantar una canción de amor a Jesús, cuya letra y música compuse yo misma. Pero no importa, Estoy muy contenta por haber recibido la visita de mi santita predilecta; lo estoy tanto que el dolor físico me parece una nimiedad...
No hay comentarios:
Publicar un comentario