MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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martes, 23 de febrero de 2021

EL SUFRIMIENTO ES NECESARIO PARA ALCANZAR A DIOS. ES SIEMPRE PROPORCIONAL AL GRADO DE IMPERFECCIÓN DEL ALMA Y AL GRADO DE GLORIA A LA CUAL DIOS LA QUIERE LLEVAR.

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PARA ALCANZAR LA VIDA ETERNA, ES NECESARIO
 LIMPIAR EL ALMA  ENSUCIADA POR EL PECADO
 



LA ABSOLUTA NECESIDAD DE LA CRUZ PARA ALCANZAR LA VIDA ETERNA

Las insensatas palabras de San Juan de la Cruz para los que no tiene fe, verdadera locura para el mundo, y sublime Sabiduría para el creyente, como así lo dice San Pablo, las explica con toda claridad el místico Doctor, reformador del Carmelo, que ha dado tantos Santos a la Iglesia.

San Juan de la Cruz, siempre me ha seducido no solo porque mi madre, que en paz descansa, ha sido terciaria de la orden del Carmen y toda mi juventud la oí hablar de él con profunda sabiduría, siendo así que en la misa de su entierro en Francia, el Sacerdote explicó que todas sus lecturas consistían en las obras de San Juan de la Cruz, de Santa Teresa y de Santa Teresita, - tres sublimes doctores de la Iglesia - pero sobre todo porqué todas las afirmaciones de San Juan de la Cruz están siempre razonadas y apoyadas con la Escritura, lo que se adapta perfectamente a cualquier espíritu cristiano que necesita aclaraciones de Dios para entender los acontecimientos.

Para alcanzar la Vida Eterna que es la fusión y la transformación del alma con la Divinidad, cuya imagen es la unión de la esposa con el Esposo, reflejada en el Cantar de los Cantares, el alma tiene que depurarse completamente de todas sus imperfecciones, lo que tiene lugar en las noches de los Sentidos, y para desarraigar esas tendencias, tiene que pasar por la noche pasiva y activa del del Espíritu, horrendas noches, por las cuales han caminado todos los Santos que  han conseguido unirse en esta tierra con la divinidad siguiendo la doctrina de la Cruz.

Y tiene que depurarse de todas esas imperfecciones porque, según lo explica el Santo, dos contrarios no pueden caber en un mismo sujeto, como así lo enseña la filosofía. Como Dios es la infinita Pureza y Perfección, a la fuerza, la impureza e imperfección tienen que quedar aniquiladas, entonces el alma libre de todas sus ataduras, se transforma en Dios, y es Dios por participación porqué se ha fundido en Él.

         Todos en más o menos grado somos imperfectos y tenemos tendencia a ir tras nuestros apetitos desordenados: apetitos materiales, que el Santo no describe porqué para él y para los que siguen sus enseñanzas, ya los supone superados, pero sobre todo apetitos e imperfecciones espirituales como son la pereza, la gula, la soberbia, la ira, la envidia, etc…, etc… En sus escritos de la Subida al Monte Carmelo van detallados todos esos defectos espirituales, de una manera tan clara que se ve uno reflejado en cada uno de ellos.

La alegoría del tronco de leña en el fuego, es la que elige San Juan de la Cruz para explicar este proceso de unión mística con Dios: El alma imperfecta, para transformarse en ascuas, tiene que comenzar su proceso, desechando todas sus imperfecciones, lo que se traduce por el humo y el hervor de la humedad de la madera, que hasta huele mal, necesarios para que pueda transformarse en ascuas puras y relucientes, es decir en el fuego que es el mismo Dios. 

Esa depuración de la madera es lo que le ocurre a todas las almas que se acercan a Dios, lo que les produce molestias, sufrimientos y dudas de si serán dignas del Amor de Dios. Solo cuando el alma adquiere la posibilidad de transformarse en brasa luminosa y ardiente, habiendo sido completamente depurada de su humedad es cuando alcanza la verdadera Paz. Muy poca gente lo consigue en la Tierra, tendrá que hacerlo en el Purgatorio.

Ese humo y hervor de la humedad de la madera significan la purificación del alma que es  el sufrimiento de la Cruz, verdadera espada llameante de los Querubines que guardan la Entrada del Paraíso. Decía San Juan de la Cruz a un hermano que le reprochaba su gran penitencia:
“Si en algún tiempo, hermano mío alguno, fuese Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni la abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino penitencia y más penitencia, y desasimiento de todas las cosas y jamás, si quiere llegar a la posesión de Cristo, lo busque sin la Cruz”.
Recuerdo algunos pasajes de su vida que me impactaron de manera tal, que han quedado grabados en mi memoria:
-Su gran humildad que se encuentra siempre en todos los Santos, y está siempre ausente de los grandes pecadores: a este respeto el Santo afirmaba que el que tiene verdadera presencia de Dios, es de una humildad tal, que aunque la quiera disimular, no  puede hacerlo, por mucho que intente ocultarlo.

-Recuerdo haber leído en su Vida, que al ser increpado con acritud en su convento por un hermano, se puso de rodillas ante él, besando el suelo, lo que apagó la furia de su contrincante.

-Como siempre, para que se entienda mejor, el Santo lo explica con la alegoría del rayo de sol que es la presencia de Dios, cuando penetra en una habitación oscura que es el alma: este rayo ilumina y pone en evidencia hasta las más insignificantes motas de polvo que flotan en el aire, las cuales representan las imperfecciones del hombre.

Fue el alma del Reformador del Carmelo que ha dado tantos grandes Santos a la Iglesia, siendo Santa Teresa el cuerpo que hizo posible las fundaciones y las reglas del Carmelo. Su sublime doctrina en donde relata lo que siente el alma cuando poco a poco se va acercando a Dios, y la descripción de las sensaciones que experimenta en presencia de la Divina Majestad, no ha sido superada aún, ni creo que nunca lo será, por ningún ser humano.

-Y así lo vemos, escondido y arrobado en una ermita del jardín del convento en Segovia, cuando era Prior, y llamado por un hermano para atender a un asunto del mundo, tener que golpearse los nudillos de las manos en las paredes, para volver en sí, nudillos que tenía descalabrados de tanto golpearlos.

 -Su amor a la Cruz: después de su estancia en la cárcel de nueve meses en Toledo, recluido por sus hermanos carmelitas calzados, en una estrecha habitación sacándolo todos los viernes a Capítulo para ser azotado públicamente, alimentado con unas pobres sardinas, y después de haberse escapado, se refugió en el Convento de las carmelitas descalzas, para esconderse de sus perseguidores, ahí, agarrado a las rejas, confesaba a las Hermanas, su alegría por haber sufrido ese prolongado calvario.

        -Su continua penitencia, que llevó a cabo por haber descansado más de la cuenta después de un largo viaje, que le hizo rechazar unas pequeñas truchas en una posada, diciendo a su compañero que eso no era manjar de un descalzo, en sus caminatas por Andalucía cuando era Definidor del Carmelo.

Es famosa, y mundialmente conocida en el mundo de la mística, toda su doctrina, y la gran repercusión de sus obras y de su vida, no solo en el mundo católico, pero incluso en otras creencias cristianas, como los Luteranos y Anglicanos y hasta en otras religiones monoteístas. Quizá el hecho más sobresaliente de su vida, reflejado en famosos cuadros, es cuando Jesús se le apareció con la Cruz a cuestas, y le preguntó: “Juan, ¿que quieres por tus servicios?” a lo cual, el Santo le contestó: “Señor ¡Sufrir y ser despreciado por vuestro amor!”, petición que fue aceptada por Jesús, que le hizo partícipe de su Pasión en su vida y hasta su muerte en el convento de los Descalzos de Úbeda.

 Naturalmente, esa vida de éxtasis y de penitencias le acarreaba intensas persecuciones de parte de Satanás. A este respeto, siendo confesor de las carmelitas en una casa contigua al Carmelo de Ávila, en donde el Santo logró transformar una comunidad de más de 200 monjas relajadas en autenticas ascetas, cuentan que su compañero lo encontró tirado por el suelo, el cual le confesó que “No sabía como el demonio lo había dejado con vida.”

La causa de esos ataques de parte del demonio, y por qué Dios los permite, el Santo explica la causa en sus obras: de la misma manera que Dios se comunica con los Santos en sus visitas místicas, que le causan esos arrobamientos, y que le dejan completamente enajenado, levantándolos del suelo por la aspiración de la divinidad, que lo sustrae momentáneamente de este mundo, para asomarlo  al “tercer cielo”, de la misma manera, por razones de Justicia, da licencia al Demonio para sumergirlo en el Reino del terror.





PARA ENTRAR EN EL JARDÍN DEL EDÉN, HAY QUE PASAR POR LA GRAN TRIBULACIÓN






ESTE MUNDO ES UN VALLE DE LÁGRIMAS, YA QUE TODO LO QUE MÁS QUEREMOS ESTÁ EN PERPETUA AGONÍA.

Cuentan que una persona llamó por error a una Empresa mortuoria, preguntado si había llegado un tal  D. Juan Sánchez. El enterrador le dijo: "¡No ha llegado todavía, pero no tenga cuidado, ya llegará tarde o temprano!".

Existe también una analogía entre el mundo material y el mundo espiritual, esta analogía que puede ser de muy diversas maneras, trataremos aquí­ de verla con lo que ocurre en el mundo vegetal, sometido a las acciones de la naturaleza. 

Los árboles y las plantas fueron creadas por Dios en el tercer día de la creación, para servir de sustento a los hombres, y así ser la imagen perfecta de los atributos del Creador, que son la Justicia y la Misericordia, ya que los árboles dan fruto según su semilla, y los vegetales sirven para alimento de toda criatura animal y humana. 

Ahora bien, para que los árboles y los vegetales puedan desarrollarse, necesitan unas condiciones climáticas adecuadas: la lluvia y el sol, en caso contrario, no pueden llegar a término, y si logran sobrevivir, sería en unas condiciones raquíticas y miserables. 


De la misma manera, el alma necesita unas condiciones adecuadas para desarrollarse, la similitud con el reino vegetal, es evidente: la lluvia, representa las pruebas que manda Dios a cada alma que quiere salvar, pruebas que como dice el  San Juan de la Cruz, son proporcionales a su grado de imperfección, y también al grado de gloria hacia donde Dios la quiere llevar. 

Pero esas pruebas, que son necesarias para la salud del alma, y para que esta nunca se olvide de su Creador, tienen también que ser complementadas por las alegrías, que están simbolizadas por el sol, que son la Sagrada Eucaristía, y la divina Gracia, que  le infunde calor y alegría. 

En efecto, las plantas, sometidas a una lluvia constante, y a un frío prolongado, acabarán por ahogarse y pudrirse, de la misma manera las almas sometidas a pruebas y sufrimientos constantes, acabarían por decaer y alejarse del camino trazado por Dios. 

Por otra parte, una planta sometida a una exposición continua de un sol implacable, acabaría marchitándose, quemándose y muriendo. Igualmente el alma sometida a un placer constante acabaría engolfándose en el vicio y la perdición, y huyendo de todo sacrificio, se olvidaría de su Creador y  de sus hermanos, pecando contra el primer mandamiento del Amor. 

Por esa razón, Dios alterna las penas con las alegrías, en la dosis que su soberana inteligencia cree conveniente, y así, el alma, que siempre es libre, si acepta todas esas pruebas sin acritud, viendo en todo la mano de Dios, que solo llaga para curar, y alegra para reconfortar, podrá crecer en la Virtud, hasta alcanzar la purificación y el renacer a la vida de Dios, y ser heredera de su fabuloso Reino Eterno, como así lo explica tan bien San Juan de la Cruz en sus obras místicas. 

Sabiendo esto, Satán el enemigo de Dios y sus siniestros ministros, intentan por todos los medios, o bien aumentar las penas, para que el alma caiga en la desesperación, y se aleje definitivamente de Dios, o bien se engolfe en los placeres del mundo, para olvidar a su Sublime Redentor y a su prójimo, incumpliendo así el primer mandamiento de la Ley de Dios. 

DICE EL QUE ATESTIGUA TODO ESTO: SI, ESTOY A PUNTO DE LLEGAR ¡AMÉN! ¡VEN, SEÑOR JESÚS!

QUE LA GRACIA DE JESÚS EL SEÑOR, ESTÉ CON TODOS. (Ap. 22-20,21)


miércoles, 10 de febrero de 2021

DIOS HIZO EL HOMBRE A SU IMAGEN Y SEMEJANZA, ESTE RESPONDE CON UNA IGNORANCIA CONSECUENTE O NO CONSECUENTE


Mujer, aquí tienes tu hijo, hijo aquí tienes a tu Madre










De los Cuadernos de María Valtorta
(14 de Julio de 1.944)


 Dice Jesús:
"Hija, escúchame bien porque la lección de hoy es muy difícil. El hombre, todo hombre, lleva en sí la imagen que Dios ideó para el Hombre. Mas no todos los hombres llevan en sí la semejanza con Dios. 
SE ha dicho: "Dios hizo el hombre a su imagen y semejanza" Por lo tanto, ¿Cómo puede ser que algunos tengan solamente la imagen? Y, cómo pueden tener la imagen de Dios, si Dios no es cuerpo, si Dios es purísimo e incorpóreo Espíritu, Luz infinita y sempiterna. Pensamiento orante y fuerza creadora?. 
¡Cuánta ignorancia perdura aún entre los creyentes! Perdura la ignorancia consecuente y la no consecuente.
Ignorancia consecuente es la que proviene de una instrucción religiosa que no va más allá de las primeras nociones de Religión, ya sea a la lejanía de los centros religiosos o por la negligencia de ciertos ministros que no se consumen tratando de que sus ovejas conozcan a Dios, esos pastores ídolos  que Yo observo con expresión severa.
Esta ignorancia no impide el Cielo a quienes la llevan en sí, porque Yo soy justo y no acuso a un espíritu si sé que su ignorancia no es voluntaria. Por el contrario, observo su fe y si veo que, con esa sútil hebra de conocimiento de Dios que le han dado, se ha sostenido como si en cambio, hubiera sabido mucho, lo premio como premio a un doctor santo. Si sabe poco, no es por su culpa. Al contrario, es un mérito que le corresponde si de esa poquedad sabe hacer una fuerza basada en estas escasas y coherentes ideas: "Dios existe, yo soy su hijo, lo soy por obedecer a su Ley. Obedeciendo, llegaré a poseer a Dios por la eternidad, debido a los méritos del Salvador, que me ha concedido la Gracia".

Pero existe también la ignorancia no consecuente, es la de quien no quiere instruirse aunque pueda hacerlo o que, tras haber sido instruido, deja de lado esa instrucción  y se vuelve ignorante porque así lo quiere para su comodidad. Al que quiere vivir como bruto, le es necesario olvidar la Verdad.
Yo maldigo esa ignorancia. Es uno de los pecados que provocan mi desdén sin perdón alguno. ¿Por qué no los perdono? Porque significan el repudio de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¿Qué clase de hijo es el que no quiere conocer nada de su Padre, o que, conociéndolo, quiere olvidarle (y llega a hacerlo)? Es un hijo rebelde, no digo ya a las cosas sobrenaturales, sino también a la voz de la sangre. Y por eso también es inferior a los brutos, pues estos hasta que por la edad están sometidos al padre, lo reconocen y lo siguen, dejo a vuestro criterio juzgar que rebelión puede ser esta que está dirigida a un Dios que es Padre por la carne y por la sangre, por el alma y por el espíritu.

Repudian al Hijo porque, sin recordar el sacrificio de Dios-Hijo - que se encarnó no solo para traer al hombre no solo la Redención, sino además la Verdad - anulan totalmente en si mismos la voz de esta Verdad, para vivir en las mentiras que cultivan.
Repudian al Espíritu Santo porque la Verdad está siempre unida a la Ciencia y la Ciencia, con su Luz, os hace comprender las verdades más sublimes. Ya lo he dicho: "Yo me voy y tendría aún que deciros muchas cosas, pero por ahora no sois capaces de entenderlas. Más cuando venga el Espíritu de la Verdad, os enseñará toda la Verdad y completará mi obra de Maestro, haciéndoos capaces de entender",
¡Oh, eterno Espíritu divino, que nos amas tanto que para gloria del Padre descendiste a las purísimas nupcias que generarían al Redentor!, ¡Oh, Tu que procedes de Mi y del Padre; Tu que aún siendo mi igual, te convertiste en mi Generador! ¡Oh, eterno Espíritu divino, que para Gloria del Hijo difundiste tu fuego, y sigues difundiéndolo continuamente para que sea comprendida la Palabra y las criaturas dejen de ser hombres para convertirse en dioses, viviendo según la Gracia y la Palabra! ¡Oh, misterio de nuestro Amor, poema inexplicable que solo en el Paraíso los elegidos llegarán a conocer plenamente!

Yo lo he dicho: "Será perdonada hasta la blasfemia contra Mí. Mas no será perdonado el que blasfeme contra el Espíritu Santo" (Mat.12, 30-32; Marcos 3, 28-29, Lucas 12,10) ¿Cuál es la blasfemia usada para ofenderle? Es el desamor que se manifiesta rehusando acoger la Verdad que Él ilumina.

Volvamos al principio del dictado:
La ignorancia profusamente difundida entre los creyentes origina ideas equivocadas acerca de la imagen de Dios, que no es una imagen física, pues Dios-Espíritu no tiene rostro, no tiene estatura, no tiene una estructura material. Más el hombre tiene la imagen que Dios Creador ha ideado para él.

Por cierto, el Potente, el Infinito. No tenía necesidad de llegar al hombre a través de una evolución secular de cuadrúmanos. Desde el momento que fue creado y comenzó a juguetear en los árboles del paraíso terrestre, el cuadrúmano fue cuadrúmano. El hombre fue hombre desde el momento en que Dios lo creó con el fango y, haciendo lo que no había hecho nunca con todo lo creado, insufló en su rostro el espíritu.

La semejanza con Dios está en ese espíritu eterno, incorpóreo, sobrenatural, que tenéis en vosotros. Está en ese espíritu, en ese átomo de espíritu infinito que, encerrado en una cárcel angosta y precaria, espera de volver a reunirse con su Fuente, y compartir con Ella libertad, alegría, paz, luz, amor, eternidad.

La imagen persiste aún donde ya no hay semejanza, porque físicamente el hombre permanece tal cual a los ojos de los hombres, aunque a los ojos de Dios y de los sobrenaturales habitantes del cielo y de pocos elegidos de la Tierra, aparezca ya con su nuevo aspecto de demonio, que es su verdadero aspecto a partir del momento en que al no tener ya vida en el espíritu, la culpa mortal le priva de la semejanza con Dios.

El hombre, privado de la Gracia por obra de la culpa, es solo el sepulcro donde se pudre el espíritu muerto. He aquí porque, aunque todos los seres humanos tienen una imagen física común, cuando se cumpla la resurrección de la carne, serán sumamente diferentes entre sí. Los Bienaventurados tendrán un aspecto semidivino, los condenados tendrán un aspecto demoniaco. Entonces se traslucirá al exterior el misterio de las conciencias. ¡Qué terrible cognición!

El hombre se hace tanto más semejante a Dios, cuanto más vive Es necesario esforzarse para lograr la perfección en esa semejanza. En realidad nunca la alcanzaréis, ya que la criatura humana no puede ser semejante al Creador, pero os acercaréis a esa sobrenatural Belleza lo más que se os pueda conceder.

Yo lo he dicho: “Sed perfectos como mi Padre”. No os he puesto límites a la perfección. Cuanto más os esforcéis para lograrla, tanto más las barreras de lo humano caerán  como las murallas ante el asalto de fuerzas victoriosas y disminuirán las distancias  y será mayor la vista y aumentará la capacidad de entender, comprender, ver; conocer a Dios.

Más para ello es necesario tender hacia la perfección con todas vuestras fuerzas, con toda vuestra generosidad, sin “mirar hacia atrás” para ver lo que se deja; sin detenerse nunca, sin cansarse. El premio  justifica el heroísmo, porque el premio consiste en sumergirse en el gozo del Amor, y por lo tanto, poseer a Dios como lo poseeréis en el Cielo.

¡Oh, beatífica unión y posesión maravillosa! Son vuestras, ¡oh, hijos fieles! ¡Venid y saciaos!”


domingo, 7 de febrero de 2021

SATÁN, RESPONSABLE DE TODAS LAS DESGRACIAS DE LA HUMANIDAD, TANTO FÍSICAS COMO MENTALES

María Valtorta era con la Biblia la lectura de la Madre Teresa de Calcuta, y la del Padre Pío de Pietrelcina que la recomendaba a sus fieles, diciéndoles que debían leer sus escritos

Los sufrimientos de la vida evitan los daños al alma
por eso, pueden florecer las flores de los Cactus
porque están protegidas por las espinas.



Todos los sufrimientos de los discapacitados, son fruto de una herencia debida a la deformación de las almas de sus antepasados, que por simbiosis, se transmitieron al alma ya que, como lo explica Jesús, Dios creó al hombre sanos, y Satanás fue el que introdujo el pecado, que se transmitió de la parte espiritual del alma a la parte material, ya que el hombre está íntimamente ligado y forma una sola entidad entre su alma y su cuerpo.

Pero como Dios escribe recto con los renglones torcidos, Él sabe aprovechar la discapacidad del individuo para que quede protegido de las acechanzas de Satanás, y así quede preservado de todo pecado para la Vida Eterna.

Es por esta razón que en la resurrección final, ocurrirá la unión del alma con el cuerpo glorificado para los hijos de Dios, o deformado por el pecado para los hijos de la perdición, ya que habrá desaparecido la señal que puso Yahvé a Caín, para que no fuera herido por los demás al ver la deformidad producida por su horrible pecado, el crimen de su hermano Abel en su cuerpo.




Del Evangelio que me ha sido revelado 
de María Valtorta
(Jesús cura a un niño discapacitado mental)

[...] “Pero, ¿Has curado por voluntad tuya o por poder de tu nombre? Preguntan muchos.
“Por voluntad del Padre, siempre benigno para con el Hijo. Pero también mi nombre es Salvación. Vosotros lo sabéis: Jesús quiere decir Salvador. La salvación se refiere al alma y a los cuerpos. Quien pronuncia el Nombre de Jesús con verdadera fe, queda curado de enfermedades y pecado, porque en cada enfermedad espiritual o física, está la uña de Satanás, el cual crea las enfermedades físicas para conducir hacia la rebelión y la desesperación a través del sufrimiento de la carne, y las morales o espirituales para conducir hacia la condenación.

“Entonces, ¿tu piensas que Belcebú no es ajeno a ninguna aflicción del género humano?”.

“No es ajeno. Por él, enfermedad y muerte entraron en el mundo, como igualmente el delito y la corrupción entraron en el mundo por él. Cuando veáis a alguien atormentado por alguna desventura, pensad si, que sufre por Satanás. Cuando veáis que alguien es causa de desventura, pensad también que él es instrumento de Satanás”.

“Pero, las enfermedades vienen de Dios”.

“Las enfermedades son un desorden en el orden, porque Dios creo al hombre sano y perfecto. El desorden que ha introducido Satanás en el orden dado por Dios, ha traído consigo las enfermedades de la carne y las consecuencias de las mismas, o sea, la muerte, o las funestas transmisiones por herencia.

El hombre ha heredado de Adán y Eva, la mancha de origen; pero no solo esta. Y la mancha se extiende cada vez más, incluyendo las tres ramas del hombre: la carne, cada vez más viciosa, y por tanto, débil y enferma; lo moral, cada vez más soberbio y, por tanto corrompido, el espíritu, cada vez más incrédulo, o sea, cada vez más idólatra.

Por consiguiente, es necesario – como he hecho Yo con aquel débil mental – enseñar el Nombre del que huye Satanás, esculpirlo en la mente y en el corazón, ponerlo en el yo como signo de propiedad”.

“Pero ¿Tu nos posees? ¿Quién te crees Tú que eres?”.

“¡Ojala fuese así! Pero no lo es. Si os poseyera, estaríais ya salvados. Y sería derecho mío, porque Yo soy el Salvador y debería tener a mis salvados. Más salvaré a quienes tienen fe en mí”.

Aquí está demostrado que solo los que tienen fe en Jesús serán sus hijos. Tener fe en Él no solo es creer que existió, es cumplir con sus enseñanzas. Hay mucha gente de cualquier otra religión, o incluso salvajes, que nunca ha oído hablar de Jesús, pero oyendo la voz de su conciencia, que está puesta en cada ser humano por Dios, y que son virtuosos, humildes y se compadecen de los que sufren, como el buen samaritano, todos ellos serán salvados por Jesús. Hay por el contrario mucha gente que se dice creyente y practica todas las ceremonias e incluso los Sacramentos, que no son virtuosos y detestan a sus congéneres, a veces explotándolos, estos no serán salvados:

"Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre lanzamos demonios, y en tu nombre hicimos mucho milagros?" y se les dirá: No os conozco de nada, ¡Apartaos de Mí, malvados!" (Mat. 7, 22)










domingo, 31 de enero de 2021

LA VIDA EN LA TIERRA ES SOLO UNA GESTACIÓN QUE NOS FORMA PARA DARNOS A LA LUZ VERDADERA Y NO A LA POBRE Y SOMBRÍA LUZ DE LA TIERRA.


EL ÁNGEL CON LAS LLAVES DEL ABISMO ENCADENANDO A SATANÁS




Lectura del libro del Apocalipsis 20, 1-4


Yo, Juan, vi un ángel que bajaba del cielo llevando la llave del abismo y una cadena grande en la mano. Agarró al dragón, que es la serpiente primordial, el diablo o satanás, y lo encadenó para mil años; lo arrojó al abismo, echó la llave y puso un sello encima, para que no pueda extraviar a las naciones antes que se cumplan los mil años. Después tiene que estar suelto por un poco de tiempo. 

Vi también unos tronos y en ellos se sentaron los encargados de juzgar; vi también las almas de los decapitados por el testimonio de Jesús y la palabra de Dios, los que no habían rendido homenaje a la bestia ni a su estatua y no hablan recibido su señal en la frente ni en la mano. Éstos volvieron a la vida y reinaron con Cristo mil años.

Luego vi un trono blanco y grande, y al que estaba sentado en él. A su presencia desaparecieron cielo y tierra, porque no hay sitio para ellos. Vi a los muertos, pequeños y grandes, de pie ante el trono. Se abrieron los libros y se abrió otro libro, el libro de la vida. Los muertos fueron juzgados según sus obras, escritas en los libros.

El mar entregó sus muertos, muerte y abismo entregaron sus muertos, y todos fueron juzgados según sus obras. Después muerte y abismo fueron arrojados al lago de fuego - el lago de fuego es la segunda muerte -. Los que no estaban escritos en el libro de la vida fueron arrojados al lago de fuego.

Luego vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra han pasado, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia que se adorna para su esposo.



LA JERUSALEN CELESTIAL

Este relato indica el fin de todas las penurias y los sufrimientos de la humanidad. Muchas veces se ve en este mundo seres humanos transportados por una inmensa alegría, los que ganan el primer premio de la lotería, los que aprueban una asignatura para tener un diploma universitario, que les permitirá llevar una vida libre de penurias, los que han encontrado el cónyuge ideal, pensando que van a ser felices para toda la vida.

Pero todas esas alegrías materiales son falsas alegrías, porque no son duraderas, ya que pueden esfumarse en cualquier momento, por una guerra, una catástrofe como un accidente de avión o de coche, por una enfermedad incurable, o incluso por la propia vejez, que con el paso de los tiempos, transforma una persona llena de vigor, en una persona dependiente para todas sus necesidades. La felicidad material es pues una falacia, un espejismo que tarde o temprano se esfumará como el humo, cuando el hombre perezca y desaparezca de la faz de la Tierra.

Esas alegrías tan grandes que se ven en los agraciados por bienes materiales, siempre me han sorprendido, y siempre he pensado como será entonces la alegría del que ha sido juzgado por Dios, y ha sido encontrado digno de entrar en el Reino de los Cielos para toda la eternidad, Reino de la eterna juventud, donde la muerte y el abismo, que es el riesgo de la condena, han sido arrojados al lago de fuego para siempre, donde solo reinará el amor, la amistad verdadera, la alegría de encontrarse con todos los Santos, los parientes que nos han precedido, y sentirse protegido para siempre bajo el manto del Todopoderoso, nuestro Padre, nuestro Creador y nuestro Redentor. 

Es el Cielo nuevo y la Tierra nueva, relatado en el libro del Apocalipsis, y el mar que simboliza la mentira, ya no existirá, los elegidos habrán despertado del sueño que es la vida terrena, para algunos una verdadera pesadilla, por culpa de la dictadura de los seres egoístas y mentirosos, que los han esclavizado, vejado y explotado, por ser seguidores de la Doctrina de Jesús, seres que serán excluidos de ese Reino Fabuloso donde solo existirá el amor.

Y se encontrarán para siempre semejantes a Dios, como hijos suyos, cuya filiación han obtenido por sus méritos, habiendo pagado con sangre, sudor y lágrimas, con la ayuda de la Gracia de Dios, el precio para tener derecho a estar bajo el amparo del Altísimo, en un estado que nadie vio, nadie oyó ni nunca cayó en mente humana, como dice la Escritura Santa.



De los cuadernos de Mª Valtorta
(10-10-1.943)

¡Oh, hombres que os afanáis por conquistar y conservar las riquezas que perecen! ¿Cómo no os afanáis por conservar en vosotros esta inmensa riqueza sobrenatural de la Gracia? De la Gracia que os mantiene en contacto con Dios y os nutre con sus luces como a recién nacidos en el seno de una madre, a través de las fibras que unen a ellas. 

En efecto, vosotros sois los recién nacidos a la Gracia del Cielo. No es esta la Vida, esta que vivís en la Tierra en la jornada mortal. Esta es solamente formación de vuestro ser futuro de viviente eterno. La existencia humana la gestación que os forma para daros a la Luz. A la Luz verdadera, y no a la pobre luz sombría de esta tierra.

No os llevo en Mí como madre que forma a su criatura. Yo mismo os rodeo y reparo, os nutro con mi alimento para haceros nacer inmortales en la hora que vosotras llamáis “muerte”, y que no es sino “pasaje”. Pasaje de una fase incompleta a una completa, de la segregación en espacio limitado a la libertad sin límites, de las tinieblas a la Luz, de las cohibidas caricias, al abrazo absoluto del alma con su Padre.

Esto es lo que vosotros llamáis “morir”. Vosotros, que con vuestro orgulloso saber, aún no sabéis dar el justo nombre a las cosas, y como niños de pocos años llamáis a las cosas con nombres equivocados. Yo quiero enseñaros lo que es la “muerte” y quienes son los “muertos”.

Muerte es separarse de Dios como el que está por nacer y antes de tiempo se separa del órgano materno y se pudre en el álveo que lo expulsa con dolor. Muertos están, quienes, habiendo sido expulsados así, no se diferencian del despojo de un animal que se descompone al sol y bajo la lluvia en una carretera de la tierra, motivo de repugnancia para el que lo ve. Esto es lo que es “muerte”. Esto es lo que significa estar “muertos”. El pecado es la causa que os separa de Dios y hace de vosotros una putrefacta carne corrompida, alimento de Satanás que os ha envenenado para devoraros, presa de su hambre de devorador de almas y de enemigo de Dios, Creador de las almas.

[…] ¡Oh! ¡día santo y feliz de vuestro nacer al Cielo! ¡Oh! ¡día que Dios Uno y Trino anhela que llegue para vosotros! ¡Oh! ¡beatitud que he preparado para los hombres!

¡Alzáos, dilectos míos! La vida de la Tierra es el tiempo que os dono para crecer a la Vida verdadera y, por cuanto pueda ser largo y penoso, es un instante fugaz respeto a mi eternidad, eternidad que os prometo y que os tengo reservada. Alegría que os he conquistado con mi dolor.

Vivid en Mí y de Mí, hijos que amo. La alegría que os espera es desmesurada como la Gloria de Dios.




SALMO RESPONSORIAL 83, 3. 4. 5-6a y 8a 

R. Ésta es la morada de Dios con los hombres.

Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo. R.

Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío. R.

Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en ti su fuerza:
caminan de baluarte en baluarte. R.


Y estos son los eternos cantos de alabanza, que se oirán por toda la Eternidad, y que serán siempre inagotables porque Dios es de una majestad infinita, ya que como lo dice San Juan de la Cruz, el Santo que mejor relató lo que siente el alma en presencia de Dios, los ángeles más subidos que son los Serafines y los Querubines, son los que mejor se dan cuenta de todo lo que les falta para llegar a conocer los misterios de Dios.


EVANGELIO

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 21, 29-33

En aquel tiempo, expuso Jesús una parábola a sus discípulos:
-«Fijaos en la higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber que el verano está cerca.
Pues, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el Reino de Dios. Os aseguro que antes que pase esta generación todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán.»


LOS PRELUDIOS DEL FIN DEL MUNDO


La Venida del Anticristo: la adoración de la bestia salida del mar, la persecución a los verdaderos creyentes, como lo hemos visto en las citas del libro del Apocalipsis, la abominación en los lugares sagrados, que son la caída de los consagrados representados por la tercera parte de las estrellas barridas por la cola del dragón infernal, así como las terribles plagas mandadas por Dios, con la rebelión de la naturaleza, que está en simbiosis con la conducta de los hombres, debida a los terribles pecados de la humanidad, hechos que ya se está asomando, como un preludio de lo que ha de venir, son como los brotes de la higuera que anuncian el verano, como así lo relata Jesús en el Evangelio.



miércoles, 27 de enero de 2021

COMENTARIOS SOBRE LAS LECTURAS DE LA MISA: PARÁBOLA DEL SEMBRADOR.








San Pablo a Timoteo 1 6,13-16.


Yo te ordeno delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y delante de Cristo Jesús, que dio buen testimonio ante Poncio Pilato: observa lo que está prescrito, manteniéndote sin mancha e irreprensible hasta la Manifestación de nuestro Señor Jesucristo. 
Manifestación que hará aparecer a su debido tiempo el bienaventurado y único Soberano, el Rey de los reyes y Señor de los señores, el único que posee la inmortalidad y habita en una luz inaccesible, a quien ningún hombre vio ni puede ver. ¡A él sea el honor y el poder para siempre! Amén.
 
Existe un lenguaje completamente diferente entre las almas que han recibido el maravilloso don de la fe, y los que no la tienen: para los primeros, este mundo es solo una preparación para transformar el alma de humana a divina, es decir de esclava de todas las seducciones de este mundo, a libre de todas ellas para poder asegurarse la Vida eterna.
Pero los que no han sido dignos de haber recibido ese don, estos poseen el lenguaje ininteligible para los hijos de la Luz: tienen oídos y no oyen, ojos y no ven. Para ellos, los creyentes son sus enemigos ya que con su vida, denuncian su comportamiento materialista, ya que son verdaderos idólatras, que van contra las Leyes de Dios, contra su conciencia que han intentado acallar, y contra su inteligencia, ambas puestas por Dios, que les recrimina su conducta.



Salmo 100 (99),2.3.4.5.



Sirvan al Señor con alegría, 
lleguen hasta él con cantos jubilosos.
Reconozcan que el Señor es Dios: 
Él nos hizo y a él pertenecemos; 
somos su pueblo y ovejas de su rebaño.

Entren por sus puertas dando gracias, 
entren en sus atrios con himnos de alabanza, 
alaben al Señor y bendigan su Nombre.

¡Qué bueno es el Señor! 
Su misericordia permanece para siempre, 
y su fidelidad por todas las generaciones.


Magnífico himno de alabanza y de acción de Gracias a Dios, que tiene más valor si se pronuncia en este mundo, donde la Gloria de Dios permanece oculta para muchos, y para los que pueden entreverla, lo harán siempre de una manera imperfecta, porque el ojo humano no puede percibir semejante sublimidad. Por eso se dice en la Biblia que el que vea a Dios morirá, no por un castigo, pero porque el ser humano es incapaz de recibir tanta grandeza sin fallecer.
En el otro mundo, ese himno será pronunciado y cantado de una manera espléndida, ya que la Gloria infinita, la Majestad y Belleza de Dios ya no estará oculta y se manifestará tal cual es.




Lucas 8,4-15.

Como se reunía una gran multitud y acudía a Jesús gente de todas las ciudades, él les dijo, valiéndose de una parábola: 
"El sembrador salió a sembrar su semilla. Al sembrar, una parte de la semilla cayó al borde del camino, donde fue pisoteada y se la comieron los pájaros del cielo. 
Otra parte cayó sobre las piedras y, al brotar, se secó por falta de humedad. 
Otra cayó entre las espinas, y estas, brotando al mismo tiempo, la ahogaron. 
Otra parte cayó en tierra fértil, brotó y produjo fruto al ciento por uno". Y una vez que dijo esto, exclamó: "¡El que tenga oídos para oír, que oiga!". 
Sus discípulos le preguntaron qué significaba esta parábola, y Jesús les dijo: "A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de Dios; a los demás, en cambio, se les habla en parábolas, para que miren sin ver y oigan sin comprender

La parábola quiere decir esto: La semilla es la Palabra de Dios. Los que están al borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el demonio y arrebata la Palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. 
Los que están sobre las piedras son los que reciben la Palabra con alegría, apenas la oyen; pero no tienen raíces: creen por un tiempo, y en el momento de la tentación se vuelven atrás. 
Lo que cayó entre espinas son los que escuchan, pero con las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, se van dejando ahogar poco a poco, y no llegan a madurar. 
Lo que cayó en tierra fértil son los que escuchan la Palabra con un corazón bien dispuesto, la retienen, y dan fruto gracias a su constancia. 

En el relato de este Evangelio, se ve un razonamiento de Jesús que parece contradictorio: por una parte Él quiere que su Doctrina se predique al mundo entero, pero aquí dice que habla en Parábolas para que los que tienen oído no oigan y los que tienen ojos no vean. Y esto tiene una explicación que creo que hay que aclarar: La Fe es un don de Dios, el que la busca la encontrará, no se puede predicar a los que no quieren la Luz y prefieren las tinieblas. ya que como hemos comentado en la Epístola de San Pablo, los que se dan al mundo y les gusta revolcarse en el fango, nunca podrán comprender las palabras de Dios, muy al contrario, se mofarán de ella.
Recuerdo una misa del Padre Willie de la Parroquia de Santa Bernardita de Puerto Rica, que conté que en una Universidad Católica de EE.UU. hay un profesor Judío que conoce y enseña de una manera perfecta todos los escritos del Evangelio y del Nuevo Testamento, preguntado porqué no se convierte, dijo que conoce perfectamente la Doctrina Católica, pero que le es imposible creer en ella. Esto demuestra de una manera claramente como la fe es un don de Dios, y él ve los corazones, no da la fe a los que no son dignos de recibirla.





sábado, 16 de enero de 2021

SAN JUAN DE LA CRUZ PRIOR EN EL CARMEN DE LOS MÁRTIRES DE GRANADA


VISTA DEL IMPONENTE MACIZO DE SIERRA NEVADA CERCA DE GRANADA



Hace poco desde el 14 de Diciembre, se ha celebrado la fiesta del místico Doctor de la Iglesia San Juan de la Cruz, venerado por los Luteranos y Anglicanos, según he leído en Wikipedia, hemos recogido en este escrito parte de su Vida como Padre Prior del convento de Granada, concretamente en lo que es hoy el Carmen de los mártires, llamado así porque allí  los musulmanes encerraban a los cristianos perseguidos, dentro de estrechas jaulas de barro bajo tierra antes de la reconquista de Granada por los Reyes Católicos.


         
Vida del Santo por fray Crisógono de Jesús O.C.D.

[...] Comienza el Santo por hacer procurador del convento del Carmen de los mártires a Fray Evangelista. El convento en plena reconstrucción estaba falto de medios económicos. Un día no hay en casa nada que comer sino algo de verdura de la huerta, Fray Juan Evangelista va al Santo que es el Prelado y le expone la necesidad, pidiéndole licencia para salir a buscar dinero para comprar comida, el padre Prior le responde: "Válgame Dios hijo, un día que nos falta, ¿no tendremos paciencia, y más si nos quiere Dios probar la virtud que tenemos? Ande, déjelo y vaya a su celda y encomiende esa necesidad a Nuestro Señor". El procurador se retira. Pero piensa que hay enfermos, y acude de nuevo a San Juan de la Cruz, insistiendo en la necesidad de salir. El Prior le arguye la falta de confianza en Dios. Si la tuviera, le dice desde la celda negociaría con el Señor el remedio de estas necesidades. Fray Juan Evangelista se retira confuso. Pero no está convencido. Le duele lo que van a sentir los frailes cuando vayan al refectorio y se encuentren con las manos vacías. No puede contenerse y va otra vez a la celda del Prelado, diciéndole: "Padre Prior, eso es tentar a Nuestro Señor, que quiere que hagamos lo que podamos. Deme vuestra reverencia licencia, que yo les daré de comer hoy".
San Juan de la Cruz le sonríe paternalmente y le dice: "Vaya, tome un compañero y verá que pronto le confunde Dios en esa poca fe que ha tenido". Apenas traspone la puerta del convento el procurador, se da de cara con el licenciado Bravo, relator de la Audiencia, que le pregunta a dónde va. "A buscar de comer", responde Juan Evangelista. "Pues aguarde vuestra reverencia, le daré esta consideración - una donación - que han aplicado en favor del convento los oidores" y le entrega doce monedas de oro de trescientos reales de valor, el santo Prelado le dice amorosamente en presencia del Padre Baltasar de Jesús: "¡Cuánto más gloria suya hubiera sido estarse en su celda y allí le hubiese dado Dios lo necesario, que no hacer tanta solicitación! Aprenda hijo, a fiar de Dios".

         Una noche han llamado al Padre Prior de los Mártires para que vaya a conjurar a una posesa. Toma por compañero a fray Juan Evangelista y baja desde el cerrillo de la Alhambra a la ciudad. El padre Prior habla un rato con la joven y luego se retira solo a una habitación. Mientras tanto, fray Juan Evangelista se queda solo con la posesa y con los familiares que la acompañan. El diablo habla furioso por boca de la infeliz endemoniada: “¡Que no puedo vencer a este frailecillo y ni le puedo entrar por parte alguna para hacerle caer; que me anda persiguiendo muchos años ha en Ávila, en Torafe y aquí!” 

            Cuando el padre Juan de la Cruz sale del aposento, el padre fray Evangelista le cuenta lo que ha dicho el diablo por boca de la joven, todo en alabanza del propio Prior, y este replica rápido. “¡Calle, hijo, no crea a este demonio, que son mentiras cuanto dice!”. 
           Es el Padre fray Juan de la Cruz confesor de las Descalzas. Pero un día no puede bajar, y recomienda el oficio al padre Pedro de la Encarnación y al padre Evangelista. Viven las monjas aún en la Calle Elvira, trasladadas allí desde la casa de Doña Ana de Peñalosa. El convento está junto al Pilar del Toro. Al entrar los dos descalzos por la Plaza Nueva se les hace encontradizo un hombre. Es de buen talle, tez blanca y sonrosada y tiene el cabello cano. Aparenta unos cincuenta años de edad. Viste de traje negro y es de aspecto venerable. 

            Se acerca a los descalzos, los separa, y colocándose en medio de ellos, les pregunta de donde vienen. “De las monjas descalzas”, contesta el padre Pedro. “Muy bien hacen vuestras reverencias – replica el hombre misterioso – de acudirlas, porque en esta Religión se agrada mucho a Nuestro Señor y la estima su Majestad en mucho, e irá muy en aumento”, y les pregunta de nuevo: “Padres: ¿Qué es la causa que en su orden tienen tanta devoción con San José?”

           “Nuestra santa madre Teresa de Jesús – responde el padre Pedro – le era muy devota por razón que le había ayudado mucho en sus fundaciones, y le había alcanzado del Señor muchas cosas, y por esta causa, las casas que ha fundado las ha titulado de San José”. 
            Y hay otro favor – replica el personaje -; mírenme vuestras reverencias a la cara y tengan mucha devoción con este Santo, que no le pedirán cosa que no la alcancen de él”. Los descalzos no lo ven más. Cuando suben al montecillo de la Alhambra y llegan al Convento de los Mártires, cuentan al Prior lo que les ha pasado. Fray Juan de la Cruz no muestra extrañeza alguna, y les dice: “Callen, que no le conocieron; sepan que era San José, habían se de arrodillar al Santo. Y no se les apareció por ellos, sino por mí, que no le era tan devoto como debía, pero lo seré de aquí adelante”. 

         A pesar de su oficio y calidad de Prelado, fray Juan de la Cruz, ha elegido para sí la celda más pobre y estrecha del convento. La ha preferido a otras de nueva construcción que hay en una de las recientes ampliaciones hechas en la casa. En la celdilla no hay, aparte de la pobre tarima en que duerme, más que una cruz de palo, una estampa de Nuestra Señora, una Biblia, y el breviario. 

         Y como ambientándolo todo, este versillo del salmo: Quid mihi est in Caelo et a te quid volui super terram? Tiene la celda un ventanillo que da al jardín. Fray Juan se pasa muchos ratos en oración, recostado en la ventana. Así lo sorprendo fray Luis de San Ángelo que vive cerca de la celda del Prior, y le ha visto en la misma actitud tanto el día contemplando las flores, como durante la noche, antes de amanecer, “En par de los levantes de la aurora”, contemplando las estrellas. 

        Desde esta celdilla humilde gobierna su convento de los Mártires. Es un gobierno paternal. “Siempre trata a los Religiosos con gran caridad y amor”, dice uno de sus súbditos, pero no les disimula las faltas: corrige hasta las más menudas. A veces, cuando la culpa cometida lo exige, hasta imponiéndoles penitencias. La más dura, muy corriente en esta época, es una disciplina de varillas, que es exigida por las mismas Constituciones. 

         Pero fray Juan sabe dulcificarla. Una vez que el culpado ha cumplido la Penitencia, el mismo Prior le cubre la espalda, componiéndole el hábito, y cuando se pone de rodillas delante de él para besarle el escapulario y pedirle la bendición, el Padre Juan le echa los brazos al cuello, le ayuda cariñosamente a levantarse y le dice con voz dulce: “Dios le perdone. ¿Por qué se descuida?” 

           (…) No le importa humillarse cuando ve que con ello va a ganar el súbdito rebelde o encolerizado. Un día reprende a un religioso mozo, ya sacerdote. Está presente el padre Jerónimo de la Cruz. El reprendido se encoleriza, responde agriamente al Prior y le dice que es un ignorante. Fray Juan se quita humildemente la capilla, se postra, pone la boca en el suelo y permanece así hasta que el exaltado jovenzuelo deja de hablar. Cuando el Prior se levanta del suelo y besa su escapulario, diciendo: “Sea por amor de Dios”, el religioso está ya confuso, avergonzado y arrepentido.

              Diríase que le duelen los castigos que impone. Quisiera que los demás le pidiesen clemencia para el penitenciado, al mismo tiempo que, como una prueba de caridad, como un pretexto que él necesita para levantar el castigo. Estaba una vez en recuerdo con sus frailes, y ante la falta cometida por un hermano, le dice el Prior: “Váyase a la celda”. El religioso se fue y estuvo en ella cumpliendo su castigo.

           Cuando por la noche, después de la cena, se celebró el capítulo de culpas, el padre Juan se lamentó de que no hubiera habido quien intercediese por aquel hermano pidiendo le fuese levantado el castigo, y lo ponderó como una gran falta de caridad. 

             (…) Como en el convento del Calvario, fray Juan, siempre amigo de la soledad del campo ameno, gusta de sacar a sus religiosos al aire libre. (…) Ahora les lleva al montecillo que está a espalda de los Mártires y los sube hasta las estribaciones de sierra Nevada. Los acompaña él mismo. Va también el padre fray Evangelista. Una vez en la Sierra, donde van a pasar todo el día, se entretiene un rato con ellos en alegre conversación al pié de aquel ingente macizo coronado de nieve, y después les dice: “Hoy cada uno se ha de ir a solas por los montes, y a solas cada uno ha de gastar este día en oración y hacer exclamaciones a Nuestro Señor”. 

          Otras veces les deja que se entretengan en honesta recreación, mientras él se retira a orar, y no vuelve con ellos hasta la hora de comer, si es por la mañana, o hasta al anochecer, si es por la tarde. Hay ocasiones en que van ellos a buscarle, y lo encuentran en éxtasis, levantado un codo sobre las hierbas y tomillos. 

              Otras veces los lleva a una huerta, a orillas del Genil y del Darro. Mientras ellos se recrean y divierten, fray Juan, sentado a la orilla del río contempla entusiasmado a los pececillos que se entrecruzan debajo del agua. “Vengan acá, hermanos – les dice, y verán como esos animalicos y criaturas de Dios le están alabando…”.

         Y en medio de la conversación se queda suspenso. Los religiosos lo advierten y se retiran silenciosamente a continuar sus recreos, mientras el Prior sigue en aquel regusto de su extática contemplación de los diminutos pececillos. 

         (…)  Hay veces que les hace preguntas aisladas y luego comenta él la respuesta. Le gusta preguntar, sobre todo a fray Francisco, lego simple y virtuoso, a quien el Prior quiere por el espíritu candoroso que se transparenta en sus ojos y en sus palabras: “Fray Francisco – le dice un día el Prior durante el recreo - , ¿Qué cosa es Dios? “Dios es lo que él se quiere”, responde el leguito. 

             Y fray Juan, que penetra la sublime sencillez de aquella definición, dice cosas maravillosas a propósito de la respuesta de fray Francisco.




jueves, 14 de enero de 2021

LOS DIVERSOS TIPOS DE ALMAS CONSAGRADAS EN LOS MONASTERIOS, VISTOS POR EL OJO DE DIOS.


Fotografía de Sta Teresita muerta"¡Oh Dios mío,
 habéis sobrepasado mi esperanza!"


           Maravilloso retrato fotográfico de Santa Teresita en su lecho de muerte, después de una terrible tuberculosis pulmonar, que la tenía asfixiada como Jesús en la Cruz, y después de haber soportado un calvario de desprecios y malos tratos de parte de sus compañeras, sufrimiento que había pedido y ofrecido a Dios como victima expiatoria.

    El rostro refleja una felicidad y una mansedumbre indescriptibles, estaba coronada de flores, ceremonia del Carmelo, para presentarse en el Cielo para los Divinos esponsales con su Amado Jesús, el matrimonio espiritual de los elegidos.

    Extraordinario relato de los diversos tipos de almas consagradas, que solo puede analizar el ojo de Dios, que lee todos los corazones. Dice Jesús: "Porque quien ora obtiene, y si de hecho se orase intensamente por los pecadores se obtendría su conversión".




Los diversos tipos de almas consagradas
en los Monasterios 
(Del Poema del Hombre-Dios de María Valtorta)


                Dice Jesús:

           “En la lección sobre los sacerdotes he dicho que te haría reflexionar sobre las necesidades de las personas consagradas con votos especiales, pero que no son sacerdotes. Es decir las vírgenes encerradas en los monasterios y conventos esparcidos por todo el mundo.

          En la mente de los fundadores estos lugares deberían haber sido tantas casas de Betania en las que Yo, cansado, disgustado, ofendido, perseguido, pudiera encontrar amparo y amor, y habrían de ser siempre, en la mente de los fundadores tantas cimas, donde en soledad y en oración, las almas puras habrían continuando orando por los habitantes del mundo que luchan, y generalmente no rezan.

         Castidad, no solo de la carne sino del pensamiento y del alma, caridad vivísima, oración, mejor dicho: oración continua que las ocupaciones no turban, amor a la pobreza, respeto a la obediencia, silencio exterior para oír en el interior la voz de Dios, vocación de sacrificio, espíritu de verdadera penitencia, he aquí las virtudes que deberían compenetrar los corazones de todas las mujeres que se han dado a Mí con votos especiales.

          Si fuera así, cada día habría un arder de inciensos espirituales y un lavado de aromas espirituales que purificarían la tierra, subiendo después a mi trono. Y la triste cizaña del pecado sería destruida poco a poco. Porque quien ora obtiene, y si de hecho se orase intensamente por los pecadores se obtendría su conversión.

      En cambio vosotros oráis por vosotros mismos. Esto es egoísmo e hiere la caridad. No todas, pero gran parte de las almas que están en los conventos ¿por qué han entrado? Veamos juntos el por qué. Te vendrá espontáneamente la necesidad de orar por estas almas fuera de camino, mucho más que si se hubieran quedado en el mundo.

          Muchas han entrado por exaltación, obedeciendo un impulso bueno en sí, pero que no han corroborado con firme propósito, por severa reflexión y verdadera vocación. Han visto el arado, en una hora de sol sobre un campo florecido, y han puesto la mano encima sin pensar si tenían la fuerza de arar a si mismas con la reja tremenda de las renuncias. Las flores caen, el sol se oculta. Viene la tierra pedregosa, dura, atribulada, espinosa, viene la noche negra y borrascosa. Estas almas que han cedido a un sueño sin reflexionar, se encuentran desoladas en un mundo que no es suyo, en el cual no saben moverse sino malamente. Sufren y hacen sufrir.

            Otras han entrado después de una desilusión. Han creído que estaban muertas. En cambio estaban solo desfallecidas. Incluso dejando aparte la reflexión de que a Dios se le deben ofrecer las primicias y no las sobras, se necesitaría reflexionar siempre si se trata realmente de muerte del alma al mundo, o si solo es una herida grave. Toda herida no mortal sana, y se vuelve más sana que antes. 

         También estas, o mejor dicho, estas más que aquellas, después se encuentran turbadas, porque además de entender que el mundo monástico no es el suyo, llevan dentro cosas del mundo externo: recuerdos, añoranzas, nostalgias, deseos. En el silencio del claustro estas cosas son como vinagre sobre una llaga: la provocan, la irritan, todo lo envenenan, se vuelven inquietas, rencorosas, mordaces. También estas sufren y hacen sufrir sin mérito alguno.

          Tercera categoría: aquellas que entran por interés. Están solas, pobres, miedosas de la vida, sin un oficio o una profesión que les asegure. Se retiran. Toman la casa de Dios por un albergue seguro donde hay una cama y una mesa. Se aseguran el mañana. Pero de Dios nadie se burla y no se le engaña. Dios ve en el fondo de los corazones. ¿Qué pensará Dios de estas?

         En fin están las almas que se dan a Dios con pureza de sentimiento y verdadera vocación. Estas son las perlas. Pero son pocas respecto de las otras. También estas pueden estropearse y enfermarse. También las perlas se enferman. Es difícil que una vida monástica no se dé nunca el asalto de un germen que trate de estropear la perla que se ha dado a Dios.

          Mi gracia les ayuda. Pero es necesario orar por ellas. La Comunión de los Santos está para esto. Nadie es tan mezquino que su oración no sirva. Dios, atraído por una oración que sube del mundo, puede bajar como fuerza en el corazón de una esposa mía que vacila en un convento.

           La humanidad no muere con el ser humano cuando atraviesa el umbral de un monasterio. La humanidad no muere nunca. Ella entra, desgraciadamente, dentro de los sagrados muros y me echa a Mí. Ella crea las pequeñeces, los rencores, los celos impulsivos, disipa, estorba, enfría. Es cierto que hace aumentar en céntuplo la santidad de las “santas”. Pero no es suficiente.

     Orar, orar, orar para mis esposas. Que las ilusas, las desilusionadas, las interesadas, comprendan y sepan añadir la cruz de su error a las demás de la vida conventual para hacerse un nuevo peldaño en la escalera que sube hasta el Cielo. Es inútil ser ramos de flores puestos sobre un altar, si esas flores permanecen humanas. Yo quiero flores espirituales.

       ¿Sabes que diferencia hay entre un alma que vive en lo humano y un alma que vive en lo espiritual? Tú tienes tantas flores en la habitación y sientes muchos perfumes. Pero confiesa que todas esas rosas, claveles, lirios, jazmines, no te dan ni siquiera el más lejano parecido con el “perfume” que sientes a veces y que viene de reinos sobrenaturales. Aquel es perfume de Cielo y este de tus flores, perfume de la Tierra.

        Lo mismo es para las almas. Aquellas verdaderamente místicas emanan un perfumen celestial, las otras un perfumen humano. Este puede ser admirado por el mundo, pero Yo no lo aprecio.

        Yo quiero que mis conventos sean invernaderos del Cielo donde caen, como hojas muertas las preocupaciones humanas, las soberbias, las envidias, las críticas, los egoísmos, las falsedades. Es inútil observar la regla hacia el exterior si el interior está manchado por venenos humanos.

        La oración no sube cuando hay un lastre de humanidad, colgado de las alas y la oración no puede desarrollarse. La oración no se propaga sobre la Tierra para salvar a los pecadores y no sube para consolarme, si se ha hecho espesa por mucho fango humano. Entonces, es inútil consagrarse a Mí si el sacrificio de la libertad no debe dar el fruto para el cual son ideados ciertos sacrificios.

            Todo muere cuando falta la caridad, sobre todo esta, porque mi caridad vuelve puros, buenos, desapegados de todo lo que no es Dios, amantes de la Cruz y de las cruces; porque la caridad hacia el prójimo, hace pacientes, dulces, generosos.

       El mundo puede ser ayudado por las vírgenes. Pero las vírgenes deben ser ayudadas por las víctimas”.