MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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viernes, 14 de diciembre de 2012

¿QUE ES LA " RECREACIÓN" DEL ALMA?; Y ¿ADONDE ESTÁ LA MORADA DE DIOS? CONFIRMACIÓN DE LA DOCTRINA DE S. JUAN DE LA CRUZ POR EL ÁNGEL AZARÍAS

Dibujo de San Juan de la Cruz
Visión mística de Jesús



               Hojeando el libro del Ángel Azarías (Arzayah: palabra que en hebreo significa: Dios socorre), he obtenido la confirmación de lo que había escrito acerca del "Renacer del alma", basándome en las palabras de Jesús-Dios a Nicodemo: Para alcanzar la Vida Eterna, el hombre tiene que volver a renacer espiritualmente, ya que el alma es un espíritu, y el cuerpo es solo una imagen imperfecta de Dios, y de la misma manera que hemos tenido unos padres materiales, que nos transmitieron la vida material, tenemos que tener unos Padres espirituales para transmitirnos la Vida Eterna: Jesús y María, que son los autores de nuestro renacimiento espiritual . 

             No tuvimos libertad para escoger nuestros padres que nos transmitieron la vida material del cuerpo y nuestro aspecto físico, pero si la tenemos para escoger nuestros Padres espirituales, y el aspecto espiritual de la Vida Eterna. Estos Padres son para los elegidos, Dios y para los réprobos Satanás.Y nuestro aspecto será semejante a esos progenitores: La infinita Hermosura de Dios y el infinito horror de Satanás.

          Este es el sentido de las palabras que dijo Jesús a Nicodemo: Hay que volver a nacer para poder entrar en la Vida Eterna.



          Dice Azarías:

     (...) "¿Cuál es la morada Santa de Dios? A esta pregunta responderán algunos: "El Cielo"; otros "la Iglesia", y otros: "El corazón del hombre". Y aún, no alcanzando la perfección en la respuesta, ninguno habrá errado, ya que Dios habita en el Cielo, en su Iglesia y en el corazón de los hombres que están en su gracia.

         Más, para ser exactos, Dios está en Sí mismo. El tiene la morada en su caridad infinita, única morada, que por su perfección e infinitud, puede contener al Perfecto y al Infinito. En la caridad, todo se opera, procede, se genera, se satisface, reposa y aplaca. La Caridad, esto es, el mismo, es la morada Santa de Dios."

          Y aquí hay que recordar la poesía del gran San Juan de la Cruz, el cual describiendo el diálogo del alma con su Divino Esposo, en el Cántico Espiritual, dice:   

         (Cant 1,5): Esto mismo quiso decir la esposa en los Cantares divinos, cuando deseando unirse con la divinidad del Verbo Esposo suyo, le pidió al Padre diciendo: "Muéstrame donde te apacientas y donde te recuestas al mediodía"(1,6); porque al pedir le mostrase donde se apacentaba, era pedir le mostrase la esencia del Verbo Divino, su Hijo porqué el Padre no se apacienta en otra cosa que en su Divino Hijo, pues es la Gloria del Padre, y el pedir le mostrase el lugar donde se recostaba  era pedirle lo mismo, porque el Hijo sólo es el deleite del Padre, el cual no se recuesta en otro lugar, ni cabe en otra cosa que en su amado Hijo, en el cual todo Él se recuesta, comunicándole toda su esencia al mediodía, que es la eternidad, donde siempre le engendra y le tiene engendrado".

             Por eso, como lo dice Azarías, La verdadera morada de Dios Padre, se encuentra solo en la unión mística con Jesús, en el amor del Espíritu Santo, que es la Caridad indicada por el Ángel.

        […] La mujer es solo una criatura imperfecta, como imperfecta es igualmente su matriz. Más Dios no es imperfecto. Ponderad, por tanto, que grado de carácter y de semejanza imprimará en aquellos que salen de su seno. Todas las almas son creadas por Dios y toman del Padre una primera imagen y semejanza. Ahora bien, toda alma, por espontánea voluntad, puede, diré así, tornar al Padre y volver a nacer de Él. Es esta, la “recreación” del alma de la que han hablado los doctores de la Iglesia.

            Después de estas mis palabras, aprecias todas las profundas verdades de las de S. Juan: el que ama, nació de Dios y lo conoce. El que ama, puesto que si no amase a Dios, no haría por entrar en él ni en “renacer” en plena y propia voluntad de Dios.

         Vuestro primer nacimiento fue querido por quien os engendró y Dios lo sanciona y ennoblece al conceder a la materia el alma; más este nacimiento no depende de vuestra voluntad. La Iglesia, desposada con Dios, coopera a vuestro nacimiento fortificando a la criatura con la Gracia Bautismal y, consiguientemente con los otros sacramentos.

        Pero únicamente cuando la criatura llega a la edad de comprender y de querer, es cuando puede querer nacer de Dios, en un segundo y más perfecto nacimiento que se realiza mediante el amor a Dios y al prójimo según los dispone la Ley.

             Y aquí viene toda la retahíla de “Maestros espirituales” que sin ningún temor a predicar en contra de la tradición de los Santos Padres, de la Iglesia, y de la doctrina de los Evangelios, se atreven a emitir juicios contrarios a la Santa Doctrina de la Iglesia Católica, por razones de bonismo, de relativismo y de progresismo. Los mueve la soberbia y la ceguera espiritual debida a la ausencia de la Luz de Cristo, que no han querido recibir para que no sean manifiestas sus malas obras, como dice S. Juan en su Evangelio, y su falta de temor de Dios, no pudiendo dar a sus fieles algo que no tienen.

          Con su razonamiento, que dice que todos somos hijos de Dios, llegan a la conclusión herética de que el Infierno está vacío, porque un Padre no puede mandar allí a un hijo suyo, como así me lo dijo un día cierto Arzobispo, haciendo pues innecesaria la cruenta pasión y muerte de Cristo, el martirio de todos los Santos y la predicación de tantos misioneros, muchos de los cuales han dado su vida por la Fe.

     Y lo que es peor, petrifican las almas de los fieles, condenandolos al Quietismo, yendo en contra de las recomendaciones de Jesús que dijo: “El que no está conmigo está contra Mí, y el que no amasa dispersa”

             […] La Caridad, en fin, alma mía, es la que por si sola pone en fuga al demonio porque la Caridad es luz y el demonio ama a las tinieblas; porque la Caridad es Sabiduría  y las palabras engañosas de Satanás son desmentidas por la Sabiduría; porque la Caridad es Verdad  y el mal la odia; porque la Caridad es Dios y satanás no soporta la vista de Dios.

        Las turbaciones que el adversario pueda suscitar con el recuerdo de faltas pasadas y con sugestiones de tentaciones presentes, quedan anuladas mediante la Caridad que es misericordia y sobrepasa los méritos y deseos de las criaturas que le aman, otorgando, además de la liberación del Maligno y de sus artes turbadoras, lo que, incluso la criatura humilde y amorosa no se atreve ni a imaginar siquiera que pueda obtener con su oración.

          […] El árbol de la Vida se cubre sin cesar de flores y de hojas y madura sus frutos para aquellos que aman, sirven y responden con buena voluntad a los deseos de la Gracia de Dios.

           La Gracia de Dios que está contigo, te protege y sostiene contra todos aquellos que desearían alegrarse con una caída tuya, para así acallar la voz de su conciencia que les reprocha de muchas cosas, siendo las primeras de ellas sus falta de caridad y después su modo de hacer fructificar el don de Dios.

         Perfecta descripción de la mentalidad de los Progresistas, que no soportan a los creyentes que quieren conservar su fe con toda su pureza, lo que para ellos es una denuncia a su comportamiento que carece del más mínimo temor de Dios.

           Más tú, ruega por ellos, por todos, para que tengan la caridad que es la fuente de toda virtud y salvación.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo”.





martes, 11 de diciembre de 2012

DISCURSO DE APERTURA DE LA EVANGELIZACIÓN DE JESÚS. EL ALFA Y EL OMEGA DE LA "NUEVA EVANGELIZACIÓN"






el Alfa y el Omega de la "Nueva Evangelización"





Maravillosa introducción en la vida pública de Jesús, en donde se pone de manifiesto que el ser humano está de paso en este mundo, y que su verdadero destino está en la Vida Eterna. Se pone de relieve el destino final del Hombre que es la Salvación eterna, o la segunda muerte, que es la condena y el tormento eternos.

Y aquí está reflejada como tiene que ser la predicación, en este tiempo que tanto se habla de la nueva Evangelización: Lo que nos estamos jugando: La Vida Eterna, que es la suprema felicidad, para lo cual tenemos que escoger el camino estrecho “pisoteando el sentido y las pasiones, para gozar la libertad de los Hijos de Dios”, o dar rienda suerte a nuestros apetitos, cogiendo el camino ancho de la perdición, que conduce a la muerte eterna, que es el horrible reino de Satanás.

La teología moderna actual que llaman “teología de la secularización o de la desacralización”, no quiere hacer alusión a esos dos tipos de Camino, y muchos se creen que todos somos hijos de Dios, y que por el Sacrificio de Cristo estamos todos salvados, cuando la filiación espiritual de Hijos de Dios se obtiene por la fidelidad a los mandamientos de la Ley, el amor incondicional a Jesús el Supremo Redentor y  el reconocimiento de nuestros pecados que nos hacen pedir a Dios “Piedad y misericordia”.

Solo la Santidad, o por lo menos el deseo profundo de poseerla, y la lucha continua y perseverante para alcanzarla, con la oración de súplica y el espíritu contrito por haber desagradado a Dios por el pecado, y la ayuda de Dios a través de los Sacramentos, nos puede conseguir la filiación divina.




DEL EVANGELIO COMO ME HA SIDO REVELADO DE 
MARÍA VALTORTA
Comienzo de la Vida en común. Discurso de apertura de Jesús

        Dice Jesús:

[...] “Paz a vosotros que buscáis la Palabra”, comienza Jesús. Y va hasta el fondo del porche, dejando a sus espaldas la tapia de la casa. Habla lentamente al grupo de unas veinte personas que están, con el calorcillo de un solecillo de Noviembre, sentadas en el suelo o apoyadas en los soportes.

“El hombre cae en un error al considerar la vida y la muerte, y al aplicar estos dos nombres: Llama “vida” al tiempo en que, dado a luz por la madre, comienza a respirar, a nutrirse, a moverse, a pensar, a obrar; y llama “muerte” al momento en que cesa de respirar, comer, moverse, pensar, obrar, viniendo a ser un despojo frío e insensible, preparado para entrar en un seno: el de un sepulcro. Pero no es así. Yo quiero haceros entender la “vida”, indicaros las obras aptas para la vida.

Vida no es existencia. Existencia no es vida. Existe esta parra que se entrelaza con estos soportes, pero no tiene la vida de que Yo hablo. Existe también aquella oveja que bala, atada a aquel árbol lejano, pero no tiene la vida de que Yo hablo. La vida de que Yo hablo no empieza con la existencia ni termina cuando la carne llega a su fin.

¡La vida de la cual Yo hablo tiene su principio no en un seno materno; tiene su principio cuando el pensamiento de Dios crea un alma para habitar en una carne; termina cuando el pecado la mata!

Sin ella, el hombre no sería sino una semilla que crece, semilla de carne en vez de ser de gluten o de pulpa como la de los cereales o de la fruta. Sin ella no sería sino un animal en estado de formación, un embrión de animal no distinto del que ahora está creciendo en el seno de aquella oveja. Pero, dado que en esta concepción humana se infunde esta parte incorpórea (y que no obstante es la más potente con su incorporeidad sublimadora), entonces el embrión animal no solo existe como corazón que palpita, sino que “vive” según el Pensamiento creador, y es el hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, el hijo de Dios, el ciudadano futuro del Cielo.

Pero esto se produce si la vida dura. El hombre puede existir teniendo imagen de hombre, pero habiendo dejado de ser hombre, siendo un sepulcro en que se pudre la vida. Se comprende entonces que Yo diga: “La vida no comienza con la existencia y no termina cuando la carne llega a su fin”. La vida comienza antes del nacimiento. La vida luego no tiene fin, porque el alma no muere, o sea, no se anula.

 Muere a su destino beato cuando muere a la Gracia. Esta vida, alcanzada por una gangrena cual es la muerte a su destino, dura por los siglos de los siglos en la condena y en el tormento. Si, por el contrario, esta vida se conserva como tal, llega a la perfección del vivir y se hace eterna, perfecta, beata como su Creador.

¿Tenemos deberes respecto a la vida? Si. La vida es un don de Dios. Todo don de Dios ha de usarse y conservarse con cuidado, porque es algo tan santo como el Dador. ¿Maltrataríais vosotros el don de un Rey? No. Pasa a los herederos, y a los herederos de los herederos, como gloria de la familia. Y entonces, ¿Por qué hacerlo con el don de Dios? Pero ¿Cómo se usa y conserva este don divino? ¿Cómo mantener en vida la paradisíaca flor del alma, conservándola así para los Cielos? ¿Cómo obtener el “vivir” por encima y más allá de la existencia?

Israel dispone de leyes claras al respecto y no se tiene más que observarlas. Israel dispone de profetas y justos, los cuales dan el ejemplo y la palabra para practicar las leyes. Y ahora Israel dispone de santos. No puede, no debería errar por tanto Israel. Pero Yo veo manchas en los corazones y espíritus muertos pulular por todas partes. Entonces os digo: “Haced penitencia; Abrid el corazón a la Palabra; poned en práctica la Ley inmutable, infundid nueva savia a la exhausta “vida” que está languideciendo en vosotros; si ya está muerta, acercaos a la Vida verdadera, A Dios. Llorad vuestras culpas, Gritad: “¡Piedad!”…Y, en cualquier caso, renaced. No seáis muertos en vida para no ser más tarde eternos penantes. Yo no os voy a hablar más que del modo de alcanzar la Vida o de conservarla.

Otro os ha dicho: “Haced Penitencia. Purificaros del fuego impuro de las lujurias, del fango de las culpas”. Yo os digo: Pobres amigos, examinemos juntos la Ley. Oigamos en ella de nuevo la Voz paterna del Dios verdadero. Y luego, juntos oremos al Eterno diciendo: “Descienda tu Misericordia sobre nuestros corazones”.

Es el tiempo del sombrío invierno. Pero dentro de poco vendrá la primavera. Un espíritu muerto es más triste que un bosque pelado por el hielo. Pero si la humildad, la voluntad, la penitencia y la fe penetran en vosotros, la vida volverá en vosotros como un bosque en primavera, y le floreceréis a Dios para, mañana (el mañana de los siglos y siglos) dar perenne fruta de vida eterna.

¡Acercaos a la Vida! Dejad de existir solamente y empezad a “vivir”. La muerte no será entonces “fin”, sino que será principio. El principio de un día sin ocaso, de una alegría sin cansancio y sin medida. La muerte será el triunfo de aquello que vivió antes de la carne y triunfo de la misma carne, que será llamada a la resurrección eterna, a coparticipar de esta Vida que Yo prometo en el nombre del Dios Verdadero a todos aquellos que hayan “querido” la “vida” para su alma, pisando el sentido y las pasiones para gozar de la libertad de los Hijos de Dios.

Idos, pues. Todos los días a esta hora os hablaré de la eterna Verdad. El Señor esté con vosotros”.

La gente despeja el lugar, lentamente, haciendo muchos comentarios. Jesús vuelve a la solitaria casita y todo termina.





jueves, 6 de diciembre de 2012

TERRIBLES PALABRAS DE DIOS PADRE A LA HUMANIDAD IDÓLATRA ACTUAL, QUE SE HA OLVIDADO DE DIOS




LA ADORACIÓN DEL BECERRO DE ORO




          María Valtorta, recibe una amiga que ha leído unos escritos suyos, pero esa amiga no sabe que fue ella quien las escribió, comenta que son muy sublimes, pero que atemorizan porque no dejan ver la Misericordia de Dios, ya que hacen ver solo su Justicia, mientras que otra vidente de la época, una tal Marina estaba como en trance, es decir iluminada.  




De los cuadernos de María Valtorta 19-3-1.945

          [...] Hoy he visto a una persona que me conoce desde niña y que me ha dado su amistad materna desde hace muchos años; luego por una voluntad ajena a la mía, tuve que abandonarla y ahora, por fin he podido volver a acercarme a ella. La señora me ha hablado de una tal Marina...y de mis dictados, de los que ha leído algunos fascículos. Como si yo no supiera nada, le he preguntado que diferencia nota entre las dos personas, de la cual una es conocida y la otra casi anónima, porque se la cree una de la congregación Servita o una señorita enferma, etc...

           Me ha respondido que, según ella los de la tal Marina están escritos en trance, mientras que los otros son sublimes, pero atemorizan porque en lugar de hacer sentir la Misericordia de Dios hacen sentir su Justicia. Pero reconoce que encierran palabras de luminosa claridad y de una elevación espiritual que impresiona. Hay una maravillosa oración a la Virgen". Y ha terminado diciendo: "Haz que te los den para leerlos. No pude obtener otros pero, te digo la verdad, deseo obtenerlos".

          No puedo decirle si cree que se trata de mí o si cree que no conozco los dictados: Pero para mí ha sido como una gota de miel porque es una mujer religiosa y culta, que siempre me ha parecido muy equilibrada. Por eso, su juicio y su deseo me han confirmado que en los dictados las almas sienten a Dios.

-¡Dios!..¡Dios!...Éste es mi dolor: Tener como único fin servirle y hacerle amar y temer que Él me aborrezca. Pero es tiempo de Pasión…¡Oh! Ayúdeme porque bajo la calma aparente, soy una doliente herida”.



Reflexiones del que transcribe:


     -Y esta es la expresión de María Valtorta que es la exclamación de todos los Santos:

-Decía S. Juan de la Cruz: “Nadie puede saber si es digno de Amor o de desprecio a los ojos de Dios”.
 -Decía San Pío de Pietrelcina. “Preferiría llevar mil cruces y hasta me sería dulce y llevadera toda cruz, si no tuviese esta prueba de sentirme siempre en la duda de si agrado o no al Señor en mis obras”.
 -Le preguntaba Santa Teresita de Lisieux a la Reverenda. Madre Ana de Jesús, compañera de Santa Teresa de Jesús, fundadora del Carmelo en Francia y en Bélgica, que se le había aparecido en Lisieux: "¡Dígame por lo menos si Dios está contenta conmigo!"

 Y Para los de la “moderna” teología, que predican insistentemente al dios “merengue”, el que te quiere “tal como eres”, para los que han modificado la doctrina tradicional de la Santa Iglesia a su gusto y para justificar su mediocridad, por no decir su desidia espiritual.

        Esos son los abanderados de la Doctrina “descafeínada”, los que han borrado de su discurso la palabra "Infierno"; Satanás"; perdición; muerte del Alma, porque les molesta a su vida de molicie, he aquí las terribles palabras de Dios Padre del 20 de Marzo de 1.945, cuando aún no estaba tan extendido como en nuestros días, y cada vez más, el relajamiento, el retivismo y la traición espiritual de tantos fieles y pastores de la Iglesia. 

  ¡Y encima quieren iniciar con esa mentalidad la "Nueva Evangelización" promovida por el Sínodo!.





De los Cuadernos de María Valtorta 
(20 de Marzo de 1.945)


 Habla el Padre Santísimo:

“Os parece dura la palabra que expresa la verdad. Querríais solamente palabras misericordiosas. ¿Podéis reconocer que merecéis misericordia? ¿Acaso no es misericordia también la Voz severa que os habla de castigo y os invita a arrepentiros? ¿Acaso os arrepentís?

Este deseo de oír solamente promesas de bondad, esta manía de recibir de Dios solo caricias, es la desviación de la Religión. Habéis convertido en epicureísmo también este principio sublime que es la Religión referida al Dios verdadero. Pretendéis deleite de ella pero no queréis dedicarle esfuerzo. Queréis descansar en la cómoda transición entre lo que os ordena la Religión y lo que os place. Y pretendéis que Dios se avenga a esta adaptación.

En otras épocas, este vicio espiritual se llamaba “quietismo” y aún así lo llaman los Doctores del espíritu. Yo soy más severo y lo llamo epicureísmo del espíritu.

Querríais recibir de la Religión, de Dios, de su Palabra, solo lo que acaricia los sentidos, porque os habéis rebajado tanto que habéis convertido en sensual hasta el espíritu. Por eso queréis ofrecerle sensaciones y estremecimientos puramente humanos. Parecéis los enajenados de otras religiones que, con oportunas ceremonias provocan un estado psíquico anormal para gozar de los falsos éxtasis de sus paraísos.

Ya no comprendéis la grande, la mayor misericordia de Dios. Y llamáis dureza, espanto, amenaza lo que es amor, consejo, invitación al arrepentimiento para obtener gracias. Queréis palabras misericordiosas. ¿Decís que las queréis para que os den las fuerzas para resurgir? No mintáis. Os gustarían porque son dulces. Pero igualmente, para los labios de Dios, vuestro sabor sería amargo como el veneno.

¿De que sirven las palabras misericordiosas, las visiones plenas de Amor que se os brindan desde hace un año como última prueba de elevación hacia Dios de vuestras almas paganizantes? A muchos les sirve para deleite, a algunos para su ruina y a un pequeño número tremendamente exiguo para la santificación. De este modo continua el destino de Cristo: el de ser un signo de contradicción para muchos.

Hoy hablo Yo ¡Oh culpables, más culpables que los sodomitas! (Gen 19, 24-25), hablo para demostrar que mi misericordia aún es infinita, visto que no os sepulto bajo una granizada de fuego.

Se ha dicho “Castigas a los descarriados pocos por vez, les reprendes por sus faltas y les amonestas para que se aparten de la perfidia y crean en Ti” (Sab 12, 1-2) ¿No han ido aumentando poco a poco estos periodos tremendos ? ¿Os he dejado azotar de un modo infernal una sola vez? No es así. Hace decenas y decenas de años que el castigo va aumentando en cuanto al modo y la duración, dándoos de tanto en tanto una milagrosa ayuda que os liberaba de él y que usabais para preparar, por vuestra misma voluntad, un flagelo aún más cruel.

No mejorasteis nunca. ¡Oh, vosotros que escarnecéis a Dios!, siempre ha aumentado vuestra maldad y vuestra falta de fe. ¿Y ahora, que he de hacer? Si no supiera como os he creado, ahora me preguntaría si tenéis un alma, porque vuestras obras son peores que las de seres bestiales. ¿Os disgusta oíroslo decir? ¡Pues no obréis de modo tal de merecer estas palabras!

En el libro de la Sabiduría se leen estas palabras dirigidas a los Cananeos: “Aborrecías a los antiguos habitantes de tu Tierra Santa, porque sus obras cumplidas con prácticas mágicas y ritos sacrílegos eran abominables ante Ti. Mataban sin piedad a sus pequeños, comían las entrañas de los hombres y bebían la sangre en tu sacra tierra. Quisiste destruir a esos padres, verdugos de almas indefensas…”(Sab 12, 3-7)

¡Oh, generaciones de hombres de esta época!, ¿no os reconocéis en estos antepasados vuestros? Yo sí que os reconozco. Respecto a ellos vuestra perfidia ha aumentado, se ha hecha más satánica. Pero seguís perteneciendo a esta ralea que detesto. El satanismo se ha difundido tanto hasta convertirse casi en la religión de los estados. Ya sea entre los grandes y entre los modestos, entre los cultos y entre los ignorantes, y hasta en la casa de los ministros de Dios, se quiere conocer y se cree conocer a través de magias que tienen un sello inconfundible: el sello de Satanás.

¿No realizáis los sacrificios de los Cananeos? ¡Los hacéis aún peores! No inmoláis las carnes sino vuestras almas y la de vuestros semejantes, conculcando el derecho de Dios y de la libertad del hombre. En efecto, habéis llagado hasta tal punto que, con la burla o con la fuerza, quebrantáis las conciencias de los que aún saben mantenerse fieles, las arrojáis del trono de su fe, que las eleva a Mí, y las corrompéis con doctrinas malditas o las matáis, porque haciéndolo creéis despojarlas de la fe. No; por el contrario, de este modo las ataviáis con una fe incorruptible. Más, que la maldición recaiga sobre vosotros porque sembráis la corrupción para arrebatar fieles a Dios.

 ¿Y no os reconocéis en esos antepasados, vosotras, generaciones de padres que sin piedad matáis moralmente a vuestros hijos al comunicar a esos inocentes vuestra incredulidad, vuestra sensualidad, toda la cohorte de racionalismo y de bestialidad de que estáis saturados y que ahora, ahora, ahora que estos hijos ya no están sostenidos por ninguna columna espiritual, termináis de matarlos en lo que les queda, es decir en la carne, pues permitís que de esa carne hagan mercancía como bestias lujuriosas, y es más, aprobáis satisfechos porque ese mercado os permite satisfaceros y gozar con el sacrificio de vuestros hijos?

  ¡No, no exagera el Libro de la Sabiduría cuando os llama verdugos de almas indefensas! Cuidáis más a la bestia que criáis para venderla y a la planta que cultiváis para obtener los frutos, que a vuestros hijos. Ellos son débiles más no los fortificáis, pues no les dais la Religión de Dios ni, al menos, la de la honestidad cívica y la del amor familiar.

 Padres, ya no sois tutores de los menores. Madres, para vuestras criaturas, no sois ángeles, sois ídolos. No cumplís el fin para el que os he destinado. Abdicáis de vuestros derechos y de vuestras obligaciones. Me causáis horror: sois ídolos idólatras: sois ídolos porque carecéis de espíritu. 

         Sois idólatras, porque adoráis lo que es todo menos el espíritu. Habéis adorado al hombre, habéis permitido que se llegara al culto del cuerpo, que se volviera al culto del cuerpo, tal como lo practicaban los paganos cuando Cristo los encontró, o los neo paganos que son doblemente culpables del paganismo, porque lo eran y siguieron siéndolo aún después de haber recibido la verdadera Religión.

 Y además en los lutos y las alegrías, ¿que hacéis? Practicáis la idolatría. Veneráis, adoráis lo que es perecedero. No pensáis en el Espíritu y en el que lo creó. Y eso “es un engaño para la vida humana, pues los hombres, segundando la afición o la tiranía, dan a la piedra o al leño o a la tela pintada el Nombre incomunicable”(Sab 14, 21) Yo, solo Yo soy Dios.

¿Os parece que os fustigo? Pues entonces oíd: “Ni les bastó haber errado en el conocimiento de Dios sino que, viviendo en la dura guerra de la ignorancia, llaman paz a tan grandes males. Ya inmolan a los hijos, ya hacen misteriosos sacrificios, ya transcurren las noches en infames orgías. No conservan puros ni la vida ni los matrimonios. Por el contrario, uno mata al otro por envidia o le humilla con adulterios. 

        Todo es un cáos de sangre, homicidios, robos, fraudes corrupción, deslealtad, desorden, perjurio, vejación de los buenos, olvido de Dios, contaminación de las almas, inversión de los sexos, inconstancia en los matrimonios, adulterios, libertinaje, porque el abominable culto a los ídolos es causa, principio y fin de todos los males. O se dan a frenéticas juergas o vaticinan falsedades o viven en la injusticia y perjuran sin vacilar pues, dado que confían en ídolos inanimados, no temen que el jurar en falso pueda perjudicarles” (Sab. 14, 22-29).

Mas ¿se trata de la Sabiduría dictada un siglo antes de Cristo o de algo dictado en los momentos actuales? ¿Y aún pretendéis palabras de misericordia?

¿No habéis visto nunca a un pueblo que huye bajo una colosal granizada? Huye veloz pero el granizo le sigue azotando porque los gruesos granos los persiguen por doquier. Si tuviera que hablar según lo merecéis, y os hablara como quien soy, como Dios Padre, seríais como esas gentes azotadas por una colosal granizada.

          Habla la Bondad y no entendéis, habla la Justicia y la consideráis injusta. Tenéis miedo y no os corregís. ¿Sois tontos o criminales? ¿Sois locos o endemoniados? Que cada uno se examine ¿Y por gentes como estas se mandó a la muerte el Hijo del Padre?

           En verdad, si fuera posible encontrar un error en Dios, se diría que ese Sacrificio fue un error, porque su infinito valor es nulo para demasiada gente. Sí, digo que fue un error. Un error que es testimonio de mi naturaleza. Sí, ¡oh, hombres que, a pesar de ser tan culpables, juzgáis que Yo no os trato con misericordia! 


          Porque si Yo no fuera Amor, no os habría concedido la Redención. Sí, porque si en verdad hubiera tenido que obrar como vosotros, que pretendéis el 100 por 100 y hasta el 1000 por cien cuando hacéis aún el mínimo bien, Yo no tendría que haberos concedido la Gracia jamás. Porque desatendéis, burláis, convertís en desgracias todas las formas de gracia, empezando por la de la Sangre derramada para vosotros.


            Hoy Jesús no habla y el pequeño Juan no ve. Hoy hablo Yo para deciros que si callo es porque sé que hablar es inútil; para deciros que la palabra es amor, que el silencio es amor, que la severidad es amor. Solo vosotros sois desamor, en medio del amor soberano que conforma todo lo que proviene de Dios. Y esta es vuestra condena".

Me faltaba solo este severo dictado para terminar de abrumarme..

 Nota: mi pequeño Juan: nombre dado a María Valtorta por Dios.












LA NUEVA EVANGELIZACIÓN PROMOVIDA POR EL SÍNODO


ORACIÓN A LOS SANTOS DESCONOCIDOS PARA LA NUEVA EVANGELIZACIÓN
Monumento y Arco de triunfo al soldado desconocido





Quiero aquí rendir un homenaje de admiración y de plegaria para pedir protección a los Santos desconocidos. De la misma manera que en muchos Países existe un monumento al soldado desconocido, muerto por defender a la Patria, en donde arde día y noche una llama que recuerda a los que dieron su vida por defenderla, y que no recibieron condecoración alguna por ser desconocidos, tendría que haber igualmente unas Iglesias dedicadas a esos Santos desconocidos de los hombres, pero unidos místicamente a Dios por amor.
Sin duda alguna, esos Santos, por ser desconocidos de los hombres, se hallaban mucho más cerca de Dios que otras almas que fueron conocidas y sobre todo aclamadas por sus contemporáneos, y aquí podríamos aportar un sin fin de pruebas.
Los mismos grandes Santos conocidos como San Juan de la Cruz, el Santo cura de Ars, San Pío de Pietrelcina, eran reacios a cualquier manifestación de homenaje y huían de cualquier intento de que los veneraran en vida, quedándose profundamente amargados cuando se los elogiaba en su presencia.
En la vida del Santo cura de Ars, cuando su fama se extendía, y acudían los peregrinos en masa, un sacerdote quería redactar un folleto para fomentar aún más la peregrinación, a lo cual el santo dio su aprobación, y una vez impreso se lo dieron a leer, lo que le provocó un profundo malestar al enterarse que se alababa a su persona, llamó aparte el autor del folleto, profundamente amargado y le dijo que había redactado un folleto muy, pero que muy malo, el aludido haciendo como que no entendía, le preguntó:
-¿Pero por qué, padre?
Le contestó el Santo llorando:
-¡Pues porque Ud. ha dicho sobre mi persona cosas que son inciertas, yo soy un pobre pecador!

Referido estos hechos al Obispo del lugar, este exclamó:¡Que humildad tan grande!, pero pidió que se publicara tal cual el folleto, que el Santo nunca quiso firmar.
Igual ocurrió con los otros grandes Santos, por lo cual se podría afirmar que salvo en contadas ocasiones, todos los que se creen muy espirituales y lideran ciertos grupos religiosos, que se muestran en retratos deslumbrantes de colores, tienen muy poco que ver con la Santidad
Esa humildad es la que transforma a un alma en un hijo de Dios, porque Dios nunca se comunica con los soberbios, y siempre se manifiesta a los inocentes que son como niños que no saben lo que es el orgullo.
Y por eso dijo Nuestro Salvador: “Te doy gracias porque has ocultado esas cosas a los sabios y las has revelado a los humildes”, y también “Dejar que los niños se acerquen a mí, porque solo los que son como ellos, entrarán en el reino de los Cielos”.

Y la razón de todo ello es bien sencilla, la presencia deslumbrante de Dios en el alma ilumina de tal modo el espíritu, que aparecen en lo más íntimo del ser todas las imperfecciones por insignificantes que sean, y al ver el alma la distancia tan infinita que existe entre ella y el Creador, esta se ve miserable y esa sublime grandeza, y compararla con la suya, le permite ver la miseria de su comportamiento mezquino al lado de la inmensa perfección de Dios, y eso le causa una gran miseria y sufrimiento, y no puede de ningún modo admitir que le atribuyan el adjetivo de santo o perfecto, porque se ve sumamente pecadora e imperfecta.
Y ese es el sufrimiento de las almas del purgatorio, cuya visión perfecta de Dios es la que limpia todas las imperfecciones del alma con un profundo resquemor proporcional a las faltas que manchan el alma.
Y ese purgatorio, lo pasan esos santos desconocidos en esta tierra, porque al tener en si esa presencia de Dios, que la mayoría de los hummanos solo tendrán en la otra vida, ya experimentan en su alma los terribles padecimientos que son propios de la otra vida, es la noche oscura del espíritu descrita tan bien por S, Juan de la Cruz, noche terrible porque esa presencia de Dios les es tan terrible que están sintiéndose abandonados hasta tal punto que dudan de la salvación al creerse réprobos.
Y esta sensación es tan íntima y tan veraz que nadie, salvo Dios puede hacerles creer que Dios es misericordioso, porque solo ven la Justicia divina que castiga unas faltas que son más grandes cuanto mayor es la p0resencia de la divinidad en el alma.
Estas almas, según lo explica tan bien el gran S, Juan de la Cruz, pasan el Purgatorio en la tierra, y además, como le ocurrió al santo Job, son incomprendidas por la mayoría de la gente, sobre toda de la menos piadosa porque se han forjado un Dios a su medida, y que no ven diferencia alguna entre el pecado y la Virtud, que es lo que más abunda en nuestros días.
Otra cosa que las distingue de las demás, son que aman a la soledad y no tienen una fe que hoy día predican la mayoría de los pastores mediocres: La fe que como dicen, para que sea auténtica tiene que ser “comunitaria”, cuando en realidad esas almas tienen una fe mucho más comunitaria que los que conviven y están en contacto con la gente, y eso es porqué Dios les da a conocer por su presencia íntima en su ser, el abismo tan profundo que existe entre el pecado y la Virtud, que es el que existe entre Satanás y Dios, también tienen el pleno conocimiento de la diferencia entre el Infierno y el Cielo, que es lo que puede hacer morir el alma de horror o de amor, por esa razón estas almas son las que mejor que nadie rezan por los pecadores porque saben a donde les lleva el pecado empedernido y sin arrepentimiento sincero.
Como estas almas tienen presencia de Dios, aunque les parezca todo lo contrario, cumplen con el primer mandamiento que es amar a Dios sobre todas las cosas, porque la mayor prueba de amor de Dios aunque parezca contradictorio es verse condenado por ser indigno de su Amor. Y además y sobre todo al tener el verdadero amor de Dios, aman de verdad al prójimo porque como lo dice S. Pablo: “El que afirma que ama a Dios y no ama a su prójimo, es un embustero”, teorema y axioma que también se podría escribir así: “El que más se ve abandonado por Dios por culpa de la contemplación de sus miserias, es el que más lo ama”.

Y por todas las razones expuestas anteriormente, se puede afirmar que el que predica al dios “caramelo”, y una doctrina “descafeinada”, es el que menos presencia de Dios tiene, al revés de lo que se ha visto en la doctrina de todos los grandes Santos.
Y pregunto ¿Cómo se puede hablar de nueva evangelización con esa mentalidad?, con ciertos pastores que son unos individuos que intentan predicar unas enseñanzas que son completamente opuestas a la doctrina tradicional de la Iglesia, que exige una entrega total, una lucha continua contra el pecado y un sacrificio constante y tremendo, para mantenerse fieles al Evangelio.

En el programa de Televisión “lágrimas en la lluvia”, de Juan Manuel de Prada salió cierto profesor de Teología, S.I. indicando que le daba vergüenza decirlo, pero que tiene que afirmar ¡que los obispos no tienen ni la menor idea de cómo hay que acometer esa nueva evangelización recomendada en el último Sínodo!
Me he entretenido a leer las conclusiones y las recomendaciones de la relación de círculos menores de los Padres Sinodales, y de un invitado evangelista alemán profesor de Teología.

Creo que hay que definir ante todo las causas de la Crisis de la fe que exige una nueva Evangelización.
A mi entender existe unas premisas que nadie quiere abordar por cobardía y para no aparecer como seres retrógrados con mentalidad propia de la Edad Media.

-Este mundo es un campo de lucha entre Dios y Satán, cuyo destino final es la Salvación de las almas y la consecución de la Vida Eterna para los elegidos, y la Condenación para los réprobos cuyo destino es el Infierno que es la segunda muerte.
Estas evidencias, que se predicaron de toda la Vida, ahora no solo no se predican por muchos pastores, pero incluso se niegan, al predicar la Nueva Teología de la secularización y de la desacralización. Y se insiste en un Dios "caramelo" que es Padre de todos y que por esa razón, no puede mandar a nadie al Infierno, que ha sido una invención de la Edad Media.
Y ese es el mayor triunfo de Satán: hacer creer que no existe, y que todos estamos salvados por la gracia de Dios, y por consiguiente, cualquier predicación es inútil porque no ataca el problema de fondo que es el pecado, verdadera ofensa a Dios y que genera el odio y por eso es contrario a la Doctrina de Jesús que es el Amor.

Y Satán se vence con la oración de la Comunión de todos los santos, el Sacrificio y la lucha sin tregua contra los vicios y las imperfecciones, con la ayuda de los Sacramentos de la Iglesia, instituidos por Cristo Jesús y que deben ser asimilados con un nuevo renacer del alma a la Vida Eterna.
Una predicación sin estos fundamentos está llamada al fracaso y es una pérdida de tiempo.



  





jueves, 29 de noviembre de 2012

LA ÚNICA FUERZA QUE VENCE A DIOS ES EL ARREPENTIMIENTO PROFUNDO Y SINCERO


EL ARREPENTIMIENTO ANULA EL PECADO Y ENGRANDECE EL AMOR DE DIOS

Icono Ortodoxo de María de Magdalá


          Todos conocemos las maravillosas palabras de Jesús al Fariseo, que se quejaba porque había aceptado y perdonado el ofrecimiento de María de Magdalá, que había venido a llorar a los pies de Jesús, ungiendo en sus pies un valioso perfume de nardo: El deudor a quien se le había perdonado la mayor cuantía es el que más agradecido está a su acreedor.

          Estando trabajando en Barcelona desde el año 1.965 al 1.970, el Director de la Empresa me contó que un imprudente había herido gravemente a un hijo suyo en un accidente de automóvil. El culpable vino a verle y se arrodilló ante él llorando, pidiéndole perdón, naturalmente fue perdonado por su actitud de profundo arrepentimiento.

           En el Evangelio como me ha sido revelado de María Valtorta, vemos como Jesús perdona el pecado espantoso de una persona que mató a su madre y a su hermano, para disponer de toda la herencia que le correspondía, y así poder disfrutar gastando su fortuna con las meretrices. Aquí se demuestra como el arrepentimiento profundo y sincero siempre borra todos los pecados, por lo grandes y horribles que sean. También se ve aquí como Jesús carga Él mismo, con mucho dolor con los pecados de los hombres, ya que todo pecado causa en la Naturaleza Humana de Jesús una herida proporcional a la gravedad del mismo.

           Teoría completamente opuesta a la mentalidad relativista de hoy, cuyos abanderados son los nuevos teólogos progresistas, que pregonan el relativismo, y que no ven diferencia alguna entre el pecado y la virtud, el bien y el mal, y que les gusta decir: “Dios te quiere como eres”, lo que es una invitación al inmovilismo y la petrificación del alma, cuando Jesús dijo claramente:“El que no está conmigo (que soy inmaculado), está contra Mí; el que no amasa, dispersa”; “si tu brazo o tu ojo es para ti un estorbo, arráncatelos, más te vale entrar en el Cielo sin un ojo o si un brazo, que estar echado todo entero en la Gehena”.

          Y por eso, toda esa banda de contestatarios está aullando sin parar ante los muros de la Iglesia, en contra de las enseñanzas de Jesús, transmitidas hoy  por su Iglesia, la Embajada que Él ha elegido. Son los renegados, los teólogos de la liberación, los teólogos de la secularización y de la desacralización, los partidarios del divorcio exprés; los abortistas, los eugenistas, los de la píldora del día después, los educadores para la ciudadanía, los que quieren imponer saderdotisas, obispas, cardenalas, y hasta papisas.

           Son también los que quieren transformar la Iglesia, de una Jerarquía puesta por Dios, en una vulgar democracia, en donde el pueblo vota sus querencias y sus ideales que van constantemente variando según las modas, son también los que quieren cambiar los mandamientos de la Ley de Dios, grabados sobre la piedra en el Sinaí, y refrendados en los libros Sagrados, mandamientos inmutables, Constitución de Dios, que es y permanecerá inmutable hasta el fin del mundo.

          Son los que también  quieren suprimir el esplendor de la Liturgia, como la que existe en las Iglesias Ortodoxas, por una iglesia haraposa y populista en donde los oficiantes y fieles celebran y participan con pantalones vaqueros, y camisas con la efigie del asesino Che-Guevara, en una estancia de tipo nave industrial, adornada por cuadros de cantantes de la categoría de Miguel Bosé, u otros socios de “la ceja” que estuvieron copiosamente subvencionados por los gobiernos “izquierdistas”.





DISCURSO DE JESÚS: “YO SOY EL SEÑOR TU DIOS”

 Del Evangelio tal como me ha sido Revelado de María Valtorta



Desde ayer, la gente se ha duplicado al menos. Hay también personas de clases menos comunes. Algunos han venido en burros y están ingiriendo comida bajo el cobertizo, en cuyos palos han atado sus asnos, en espera del Maestro.

(…) “¡Pero hombre, como, ¿cómo piensas que los escribas y fariseos deseen oír sus palabras?! Esos son víboras e hienas, como los llama el Bautista”.
“Yo quería que me curase. ¿Ves? Tengo una pierna con gangrena. He sufrido lo indecible para venir aquí en burro. Pero le he buscado en Sión y ya no estaba…” dice uno.
“Le han amenazado de muerte…” responde otro.
“¡Perros!”.
“Si. ¿De dónde vienes?”
“De Lida”.
“¡Un largo camino!”.
“Yo…yo quisiera expresarle un pecado mío…Se lo he manifestado al Bautista…pero me ha recriminado de tal modo, que he huido. Creo que ya no podré ser perdonado…” dice un tercero”.
¿Pues qué es lo que has hecho?”.
“Mucho mal. A Él se lo manifestaré. ¿Qué opináis? ¿Me maldecirá?”
“No. Le he oído hablar en Betsaida. Casualmente me encontraba allí. ¡¡¡Qué palabras!!! Hablaba de una pecadora. ¡Ah…, casi habría deseado ser ella para merecerlas!...” dice un anciano de aspecto grave.
“Ahí viene”, grita un grupo de personas.
“¡Misericordia! ¡Me da vergüenza!” dice el hombre que se siente culpable, y trata de huir.

“¿A donde huyes, hijo mío? ¿Tanta negrura tienes en el corazón, que odias la Luz hasta el punto de tener que huir de ella? ¿Has pecado tanto como para tener miedo de Mí: Perdón? ¿Pero qué pecado puedes haber cometido? Ni aún en el caso de que hubieras matado a Dios deberías tener miedo, si en ti hubiera verdadero arrepentimiento. ¡No llores! O ven, lloremos juntos”.

Jesús, que alzando una mano había hecho que se detuviera el fugitivo, ahora le tiene estrechado junto sí, y se vuelve a quienes están esperando y dice: “Un momento solo, para aliviar a este corazón. Después estoy con vosotros”.
Y se aleja hasta más allá de la casa, Jesús (…) continúa unos diez pasos  y se detiene: “¿Qué has hecho, hijo?”.
El hombre cae de rodillas. Es un hombre que tiene unos cincuenta años; un rostro quemado por muchas pasiones y devastado por un tremendo secreto. Tiende los brazos y grita: “Para gozarme con las mujeres, gastando toda la herencia paterna, he matado a mi madre y a mi hermano…Desde entonces no he vuelto a tener paz…Mi alimento… ¡sangre! Mi sueño… ¡pesadilla!... Mi placer… ¡Ah! en el seno de las mujeres, en su grito de lujuria sentía el hielo de mi madre muerta y el jadeo agonizante de mi hermano envenenado. ¡Malditas las mujeres del placer, áspides, medusas, murenas insaciables, perdición, perdición, mi perdición!”.

“No maldigas, Yo no maldigo…”
“¿No me maldices?”.
“No, ¡lloro y cargo sobre Mí tu pecado!... ¡Cuanto pesa! Me quiebra los miembros, pero aún así lo abrazo estrechamente para anularlo por ti…y a ti te concedo el perdón. Si. Yo te perdono tu gran pecado”. Extiende Jesús las manos sobre la cabeza del hombre, que está sollozando, y ora: “Padre, mi sangre será derramada también por él. Por ahora, llanto y oración. Padre, perdona porque está arrepentido. ¡Tu Hijo a cuyo Juicio todo ha sido remitido, así lo quiere!...”.
Permanece así durante unos minutos, luego se agacha para levantar al hombre y le dice: “La culpa queda perdonada. Está en ti ahora el expiar, con una vida de penitencia, cuanto queda de tu delito".

“¿Dios me ha perdonado? ¿Y mi madre? ¿Y mi hermano?”.
“Lo que Dios perdona queda perdonado por todos, quienesquiera que sean. Ve y no vuelvas a pecar nunca”.

El hombre llora aún con más intensidad y le besa la mano. Jesús le deja con su llanto y vuelve hacia la casa (…)
Ya está en su puesto. Empieza a hablar:

“Un alma ha vuelto al Señor. Bendita sea su omnipotencia, que arranca de las circunvoluciones de la serpiente demoníaca, a sus almas creadas, y las conduce de nuevo por el camino de los Cielos.
¿Por qué esa alma se había perdido? Porque había perdido de vista la Ley. (…) La primera palabra del Padre y Señor es esta: “Yo soy el Señor, Dios tuyo”.
En cada instante del día, la Voz de Dios pronuncia esta palabra y su dedo la escribe. ¿Dónde? Por todas partes. Todo lo dice continuamente: desde la hierba a la estrella, desde el agua al fuego, desde la lana al alimento, desde la luz a las tinieblas, desde el estar sano hasta la enfermedad, desde la riqueza hasta la pobreza.”Todo dice :  “Yo soy el Señor. Por Mí, tienes esto. Un pensamiento Mío te lo da, otro te lo quita y no hay fuerza de ejercito ni de defensas que te pueda preservar de Mi voluntad”. Grita en la voz del viento, canta en la risa del agua, perfuma en la fragancia de la flor, se incide sobre las cúspides montanas, y susurra, habla, llama, grita en las conciencias:

 Yo soy el Señor Dios tuyo”.

¡No os olvidéis nunca de ello! No cerréis los ojos, los oídos, no estranguléis la conciencia para no oír esta palabra. Es inútil, ella es; y llegará el momento en que la pared de la sala del banquete, o en la agitada ola del mar, o en el labio del niño que ríe, o en la palidez del anciano que se muere, en la fragante rosa o en la fétida tumba, será escrita por el dedo de fuego de Dios. Es inútil, llega el momento en que, en medio de las embriagueces del vino y del placer, en medio del torbellino de los negocios, durante el descanso de la noche, en un solitario paseo…ella alza su voz y dice:

“Yo soy el Señor Dios tuyo”, y no esta carne que besas ávido, y no este alimento que, glotón, engulles, y no este oro que, avaro, acumulas, y no este lecho sobre el que te huelgas, y de nada sirve el silencio, o el estar solo, o durmiendo, para hacerla callar.

“Yo soy el Señor Dios tuyo”,

Soy el compañero que no te abandona, el Huésped que no puedes echar. ¿Eres bueno? Pues el huésped y compañero es el Amigo bueno. ¿Eres perverso y culpable? Pues el huésped y compañero pasa a ser el Rey airado, y no concede tregua, Mas no deja, no deja, no deja. Solo a los réprobos les es concedido el separarse de Dios. Pero la separación es el tormento insaciable y eterno.

“Yo soy el Señor Dios tuyo”, y añade: “que te saqué de la Tierra de Egipto, de la casa de la esclavitud”. ¡Oh, con que verdad ahora lo dice! ¿De que Egipto, de qué Egipto te saca, hacia la Tierra prometida, que no es este lugar, sino el Cielo, el Eterno Reino del Señor en que no habrá ya hambre y sed, frío ni muerte, sino que todo rezumará Alegría y Paz, y de paz y Alegría, se verá saciado todo espíritu!

De la esclavitud verdadera ahora os saca. He aquí el Libertador. Yo soy. Vengo a romper vuestras cadenas. Cualquier dominador humano puede conocer la muerte, y por su muerte, quedar libres los pueblos esclavos. Pero Satanás no muere. Es eterno. Y es él el dominador que os ha puesto grilletes para arrastraros hacia donde desea. El Pecado está en vosotros, y el Pecado es la cadena con que Satanás os tiene cogidos. Yo vengo a romper la cadena. En nombre del Padre vengo, y por deseo Mío.

He aquí que, por tanto se cumple la incomprendida promesa: “Te saqué de Egipto y de la esclavitud”.
Ahora esto tiene espiritual cumplimento. El Señor Dios vuestro, os saca de la tierra del ídolo que sedujo a vuestros Progenitores, os arranca de la esclavitud de la Culpa, os reviste de Gracia, os admite en su Reino. En verdad os digo que quienes vengan a Mí podrán con dulzura de Paternal voz, oír al Altísimo decir en su corazón Bienaventurado:

“Yo soy el Señor Dios tuyo y te traigo hacia Mí, libre y feliz”. Venid. Volved al Señor corazón y rostro, oración y voluntad. La hora de la Gracia ha llegado”.

  Jesús ha terminado. Pasa bendiciendo y acariciando a una viejecita y a una niñita morenilla y toda risueña.
“Cúrame, Maestro. ¡Me aflige un mal grave!” dice el enfermo de gangrena.
“Primero el alma, primero el alma, haz penitencia…”
“Dame el Bautismo como Juan, no puedo ir a él. Estoy enfermo”.
“Ven”. Jesús baja hacia el río que se encuentra pasados dos grandísimos prados y el bosque que le oculta. Se descalza, como también lo hace el hombre que hasta allí se ha arrastrado con las muletas. Descienden hacia la orilla, y Jesús, haciendo copa con las dos manos unidas, esparce el agua sobre la cabeza del hombre, que está dentro del agua hasta la mitad de las espinillas.

“Ahora quítate las vendas” ordena Jesús mientras vuelve a subir el sendero.
El hombre obedece. La pierna está curada. La multitud grita de estupor.
“¡Yo también!”; “¡Yo también!”; “¡Yo también el Bautismo dado por Ti!” gritan muchos.

         Jesús, que ya está a medio camino, se vuelve: “Mañana. Ahora marchaos y sed buenos. La Paz sea con vosotros”
Todo termina y Jesús vuelve a casa, a la cocina que está a oscuras a pesar que sean todavía las primeras horas de la tarde.
Los discípulos se le arremolinan en torno. Y Pedro pregunta: “Ese hombre al que has llevado detrás de la casa, ¿Qué tenía?”

          “Necesidad de purificación”

      “No ha vuelto, de todas formas, y no estaba entre los que pedían el bautismo”
          “Ha ido a donde lo he mandado”
          “¿A dónde?”
          “A expiar, Pedro”
          “¿A la cárcel?”
          “No. A hacer penitencia todo el resto de su vida”.
          “¿No se purifica entonces con el agua?”
          “Es agua también el llanto”.
(…)
       “¿Y cuando nos vas a habilitar para hacer milagros?” sigue preguntando Judas.
        “¿Nosotros hacer milagros?, ¿nosotros? ¡Misericordia eterna! ¡Y eso que bebemos agua pura! ¿Nosotros, milagros? Pero muchacho, ¿estás delirando? Pedro está escandalizado, asustado, fuera de sí.

          “Él nos lo dijo en Judea. ¿O acaso, no es verdad?”.
        “Si, es verdad, lo dije. Y lo haréis. Más mientras en vosotros haya demasiado carne, no tendréis milagros”.
         “Haremos ayunos” dice Judas Iscariote.
        “No se requieren ayunos. Cuando digo carne, quiero decir las pasiones corrompidas, la triple hambre, y tras esa pérfida trinidad, el séquito de sus vicios…Como hijos de una inmunda, bígama unión, la soberbia de la mente engendra, con la avidez de la carne y del poder, todo lo malo que hay en el hombre y en el mundo”.

         “Nosotros lo hemos dejado todo por Ti, replica Judas.
         “Pero no a vosotros mismos”.
      “¿Entonces, tenemos que morir”, con tal de estar contigo, lo haríamos; yo al menos…”.
     “No.No pido vuestra muerte natural. Pido la muerte de la animalidad y el satanismo en vosotros, y este no muere mientras se siga satisfaciendo el hambre de la carne y mientras haya en vosotros mentira, orgullo, ira, soberbia, gula, avaricia, acidia”.
   “¡Somos muy humanos, junto a Ti, muy Santo!” dice sumisamente Bartolomé.

        “Y siempre fue tan Santo. Nosotros lo podemos decir” afirma el primo Santiago.
     “Él sabe como somos… Y no debemos desanimarnos, sino decirle solo: “Danos día a día la fuerza de servirte. Si nosotros dijéramos: “No tenemos pecado”, resultaríamos engañados y engañadores. ¿Y de quién al final? ¿De nosotros mismos que sabemos lo que somos, aunque no queramos decirlo? ¿De Dios, al cual no se le puede engañar?

          Pero si decimos: “Somos débiles y pecadores. Ayúdanos con tu fuerza y tu perdón”, entonces Dios no nos defraudará, y en su bondad y justicia nos perdonará y nos purificará de las iniquidades de nuestros pobres corazones”.

        “Dichoso tú, Juan, porque la Verdad habla en tus labios, que tienen perfume de inocencia y solo besan el adorable Amor” dice Jesús levantándose, y atrae hacia su corazón el predilecto, que ha hablado desde su rincón oscuro.