MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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jueves, 9 de octubre de 2014

NO SE NACE HIJO DE DIOS: EL MUNDO SE HA CREADO PARA PODER LOGRARLO



...Y DESPUÉS DE ESTE DESTIERRO, MUÉSTRANOS A 
JESÚS, FRUTO BENDITO DE TU VIENTRE, OH
 CLEMENTÍSIMA, OH PIADOSA, OH DULCE
 SIEMPRE VIRGEN MARÍA




                 Esta imagen de la Santísima Virgen María, tiene dos interpretaciones: La primera se refiere a cuando la Madre de Dios vivía en la Tierra, y ofrece a toda la Humanidad a su Divino Hijo, como ofrenda de salud del alma y como fruto del árbol de la Vida, necesario para obtener la posible y provisional acreditación de Hijos de Dios.

                    La segunda interpretación, se refiere a la Madre de Dios, también Madre nuestra, gracias a la inmolación de Jesús en la Cruz, y simboliza la  ofrenda a Jesús de sus hijos de la Tierra, para que estén sometidos a su Juicio, son los  que han superado el examen de unas muy difíciles pruebas y sufrimientos, para obtener la calificación definitiva, inmutable y eterna, ser Hijos de Dios.

    
                He abierto el libro de los Cuadernos de María Valtorta y he caído sobre el mensaje del 10 de Octubre de 1.943, y cual no fue mi sorpresa de descubrir una frase, que he utilizado muy a menudo en mis escritos: El alma en este mundo está en estado de gestación, es decir de transformación.

       Esto es un trabajo largo, por eso Dios da una vida entera para lograrlo, y penoso, ya que el alma, heredera del pecado original, necesita como el hierro, estar calentado al rojo vivo, y batirlo, para poder darle forma, y lo que llamamos comúnmente muerte, es en realidad un alumbramiento a la Eternidad, que será para unos, el renacer en el Reino de la Luz, para los hijos de Dios, y para otros, el renacer en el Reino de las tinieblas, para los hijos de Satanás.

        Y no se me puede borrar de la mente, y creo que me acordaré hasta en la hora de mi muerte, las aberraciones de una Jerarquía, que me afirmó que el Infierno está vacío, porque todos somos hijos de Dios, y un Padre no puede mandar ahí a sus hijos. 

        Tampoco se me pueden olvidar las palabras que oí del celebrante de una misa de Navidad, hace muchos años, pero que tengo presentes como si fuera ayer: "¡Os tenemos que pedir perdón, porque el Infierno lo hemos inventado nosotros, los curas!"(Sic)


              Dice Jesús:

         “Una de las imprudencias más perniciosas y quizás la más común entre los hombres, es el prometer sin reflexionar. ¡En un primer momento, cuántas promesas juradas hacen los hombres con irreflexión, y después con ligereza no las mantienen! ¡Y cuánto mal viene al mundo por ello!


          Votos sagrados que no son observados por negación de la criatura a la vocación que siguió, porque le vino en mente, confundiendo un sentimentalismo del corazón con la llamada de Dios. Uniones matrimoniales transformadas en sacrílegas desuniones, porque ante la realidad de la comunidad el más débil e irreflexivo de los dos se hace perjuro. Desilusiones causadas al amigo, que creía en vuestra promesa.

            Y, lo que es más grave, agitaciones mundiales producidas por imprudencias de gobernantes irreflexivos los cuáles, árbitros de sus pueblos, prometen en su nombre alianzas que son después un impuesto de sangre para el propio pueblo y para los demás, sea porque obligan a los súbditos a combatir para el aliado o sea porque, con perjura audacia, quebrantan la alianza ya estipulada, imposible de sostenerse, y se hacen enemigos.

          ¿Cómo puede el hombre, dotado de una inteligencia superior, don directo de Dios, actuar con tan brutal irreflexión? Porque en él se ha herido o apagado del todo la fuerza del espíritu con el pecado que quita la Gracia.

          Mira, María. Veamos juntos el episodio en el que Herodes hace degollar a mi primo y precursor. Y veámoslo a través de mi modo de ver, tan distinto del de los hombres. Desde los púlpitos de mis Iglesias se habla mucho de este episodio. Pero los predicadores, irreflexivos como el mismo Herodes, se paran en lo “No lícito” y no extraen del episodio otra enseñanza, tan útil para las almas.

          Dice San Marcos (Cap 6, v.21-27) que Herodes fue el hazmerreír de la propia inconsciencia. Movido por la complacencia sensual, había jurado a la jovencita darle cuanto ella le pidiese. Y dice el Evangelista que, cuando supo lo que le pedía, se entristeció, porque en el fondo, Herodes respetaba a mi primo, en quien había reconocido su santidad heroica y su inteligencia sobrenatural, a la que recurría para ser iluminado. Pero la promesa dada debe de ser mantenida, especialmente si es promesa de Rey, dada ante toda la corte. Y la cabeza del más Santo de entre los hombres – porque fue santificado antes de su nacimiento por el abrazo de la Portadora de Dios: mi Madre Santísima, llena del Espíritu Santo – cayó por necio juramento de rey.

          ¿Por qué Herodes pudo hacer esto? Porque la Gracia ya no estaba en él. Satanás lo tenía a merced del pecado. Y cuando Satanás tiene a un hombre, este hombre está ciego y sordo a las luces y a las voces del espíritu de Dios, quien es inspirador de las acciones de los hombres y no aconseja sino acciones de justicia y santidad.

            ¿Veis la necesidad, digo “necesidad”, del vivir en Gracia?

          ¡Oh hombres, que os afanáis por conquistar y conservar las riquezas que perecen! ¿Cómo no os afanáis en vosotros para conseguir esta inmensa riqueza sobrenatural de la Gracia? De la Gracia que os mantiene en contacto con Dios y os nutre con sus luces como a recién nacidos en el seno de una madre, a través de las fibras que le unen a ella.

          En efecto, vosotros sois los recién nacidos a la Vida del Cielo. No es esta la Vida, esta que vivís sobre la Tierra en la jornada mortal. Esta es solamente formación de vuestro ser futuro de viviente eterno. La existencia humana es la gestación que os forma para daros a la Luz. A la Luz verdadera, y no a la pobre luz sombría de esta Tierra.


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                  Hojeando el libro del Ángel de la guardia Azarías (palabra que en hebreo significa: Dios socorre), he obtenido la confirmación de lo que había escrito acerca del "Renacer del alma", basándome en las palabras de Jesús-Dios a Nicodemo.



              Dice Azarías: 

           [...] "¿Cuál es la morada Santa de Dios? A esta pregunta responderán algunos: "El Cielo"; otros "la Iglesia", y otros: "El corazón del hombre". Y aún, no alcanzando la perfección en la respuesta, ninguno habrá errado, ya que Dios habita en el Cielo, en su Iglesia y en el corazón de los hombres que están en su gracia. Más, para ser exactos, Dios está en Sí mismo. El tiene la morada en su caridad infinita, única morada, que por su perfección e infinitud, puede contener al Perfecto y al Infinito. En la caridad, todo se opera, procede, se genera, se satisface, reposa y aplaca. La Caridad, esto es, el mismo, es la morada Santa de Dios."

             Y aquí son de recordar las poesías del gran San Juan de la Cruz, el cual describiendo el diálogo del alma con su Divino Esposo, En el Cántico Espiritual, dice: 

         (Cant 1,5): (...) Esto mismo quiso decir la esposa en los Cantares divinos, cuando deseando unirse con la divinidad del Verbo Esposo suyo, le pidió al Padre diciendo: "Muéstrame donde te apacientas y donde te recuestas al mediodía" (1,6); porque al pedir le mostrase donde se apacentaba, era pedir le mostrase la esencia del verbo Divino, su Hijo, porqué el Padre no se apacienta en otra cosa que en su divino Hijo, pues es la Gloria del Padre, y el pedir le mostrase el lugar donde se recostaba era pedirle lo mismo, porque el Hijo sólo es el deleite del Padre, el cual no se recuesta en otro lugar, ni cabe en otra cosa que en su amado Hijo, en el cual todo él se recuesta, comunicándole toda su esencia al mediodía, que es la eternidad, donde siempre le engendra y le tiene engendrado". 

         
            Y también son para recordar las palabras que pronuncia el Sacerdote en la Santa Misa: 


     "Per ipsum, et cum ipso, et in ipso, est tibi Deo Patri omnipotenti, in unitate Spiritus Sancti, omnis honor et gloria per omnia sæcula sæculorum".


          Y es que la ofrenda más perfecta que se puede hacer a Dios Padre, es la de su Divino Hijo Jesús, Cordero inmaculado y Perfecto, porque es semejante a Él en todas las cosas.


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     [...] Por eso, como lo dice Azarías, La verdadera morada de Dios Padre, se encuentra solo en la unión mística con Jesús, en el amor del Espíritu Santo, que es la Caridad indicada por el Ángel.



           [...] La mujer es solo una criatura imperfecta, como imperfecta es igualmente su matriz. Más Dios no es imperfecto. Ponderad, por tanto, que grado de carácter y de semejanza imprimará en aquellos que salen de su seno. Todas las almas son creadas por Dios y toman del Padre una primera imagen y semejanza. Ahora bien, toda alma, por espontánea voluntad, puede, diré así, tornar al Padre y volver a nacer de Él. Es esta, la “recreación” del alma de la que han hablado los doctores de la Iglesia. 

       Después de estas mis palabras, aprecias todas las profundas verdades de las de San Juan: el que ama, nació de Dios y lo conoce. El que ama, puesto que si no amase a Dios, no haría por entrar en él ni en “renacer” en plena y propia voluntad de Dios. 
        Vuestro primer nacimiento fue querido por quien os engendró y Dios lo sanciona y ennoblece al conceder a la materia el alma; más este nacimiento no depende de vuestra voluntad. La Iglesia, desposada con Dios, coopera a vuestro nacimiento fortificando a la criatura con la Gracia Bautismal y consiguientemente con los otros Sacramentos. 
          Pero únicamente cuando la criatura llega a la edad de comprender y de querer, es cuando puede querer nacer de Dios, en un segundo y mas perfecto nacimiento que se realiza mediante el amor a Dios y al prójimo según los dispone la Ley. 

        [...] Uno tendrá su puesto en el Cielo por haber sido maestro de almas en la Tierra, otro por haber sido discípulo, otro por la predicación, y otro más por su vida escondida; quien habiendo permanecido en el mundo como simple ciudadano, buen hijo, marido y padre, y quien, por el contrario, habiendo renunciado a todo por vocación claustral o monacal. 
        Más todos cuantos moran en la casa de Dios: niños y ancianos, ricos y pobres, doctos y analfabetos, deben poseer un único carácter: el de la caridad que es "paciente, benéfica, más no envidiosa, insolente, rebelde ni egoísta"; la caridad que ama en el prójimo al propio hermano y no hace a los demás lo que no quiere para sí; la caridad que frena las concupiscencias, que alimenta la fe y sostiene la esperanza; que, como un árbol potente, brotan de su tronco ramas y más ramas que son: la fortaleza, la justicia, la prudencia, la templanza, la humildad, la obediencia y la sinceridad, por las que quien las posee, puede entrar en la Jerusalén celestial de la que están excluidos los cobardes, incrédulos, maldecidos, homicidas, fornicadores, venenosos, idólatras y embusteros, no penetrando nada que sea impuro. 

          Y aquí vienen toda la retahíla de “Maestros espirituales” que sin ningún temor a predicar en contra de la tradición de los Santos Padres, de la Iglesia, y de la doctrina de los Evangelios, se atreven a emitir juicios contrarios a la Santa Doctrina de la Iglesia Católica, por razones de "bonismo", de relativismo y de progresismo. Los mueve la soberbia y la ceguera espiritual debida a la ausencia de la Luz de Cristo, procurada por la Divina Gracia, que no han querido recibir, para que no sean manifiestas sus obras, como así lo dice San Juan, y por su falta de temor de Dios, no pudiendo dar a sus fieles algo de lo que carecen. 

         Con su razonamiento, que dice que todos somos hijos de Dios, llegan a la conclusión herética de que el Infierno está vacío, porque un Padre no puede mandar allí a un hijo suyo, haciendo pues innecesaria la cruenta pasión y muerte de Cristo, el martirio de todos los Santos y la Predicación de tantos misioneros, muchos de los cuales han dado su vida por la Fe. 

        Y lo que es peor, petrifican las almas de los fieles, condenándoles al inmovilismo, yendo en contra de las recomendaciones de Jesús que dijo: “El que no está conmigo está contra Mí, y el que no amasa dispersa” .
         [...] La Caridad, en fin, alma mía, es la que por si sola pone en fuga al demonio porque la Caridad es luz y el demonio ama a las tinieblas; porque la Caridad es Sabiduría y las palabras engañosas de Satanás son desmentidas por la Sabiduría; porque la Caridad es Verdad y el mal la odia; porque la Caridad es Dios y Satanás no soporta la vista de Dios. 
         Las turbaciones que el adversario pueda suscitar con el recuerdo de faltas pasadas y con sugestiones de tentaciones presentes, quedan anuladas mediante la Caridad que es misericordia y sobrepasa los méritos y deseos de las criaturas que le aman, otorgando, además de la liberación del Maligno y de sus artes turbadoras, lo que, incluso la criatura humilde y amorosa no se atreve ni a imaginar siquiera que pueda obtener con su oración. 

            [...] El árbol de la Vida se cubre sin cesar de flores y de hojas y madura sus frutos para aquellos que aman, sirven y responden con buena voluntad a los deseos de la Gracia de Dios. 
        La Gracia de Dios que está contigo, te protege y sostiene contra todos aquellos que desearían alegrarse con una caída tuya, para sí acallar la voz de su conciencia que les reprocha de muchas cosas, siendo las primeras de ellas sus falta de Caridad y después su modo de hacer fructificar el don de Dios. 
           Más tú, ruega por ellos, por todos, para que tengan la caridad que es la fuente de toda virtud y salvación. 
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo”.
         Pero únicamente cuando la criatura llega a la edad de comprender y de querer, es cuando puede querer nacer de Dios, en un segundo y mas perfecto nacimiento que se realiza mediante el amor a Dios y al prójimo según los dispone la Ley.



miércoles, 8 de octubre de 2014

HAY MILLONES DE PLANETAS HABITADOS EN EL UNIVERSO, MUCHO MÁS GRANDES Y MEJORES QUE EL NUESTRO




Galaxia espiral NGC 1232

        
Estuve siempre interesado por los posibles descubrimientos de los astrónomos, que intentan descubrir vida extra-terrestre

- los cuales, apoyados financieramente y moralmente por los Gobiernos más ricos, que están liderados por la masonería, con su falsa mentalidad de demócratas y de tolerantes – buscan afanosamente huellas de vida inteligente en el Universo, mandando sondas, con mensajes para los supuestos seres que puedan captarlas, con el fin de entrar en contacto con ellos.

          Estos enormes gastos, para conseguir este fin, que podrían utilizarse para aliviar el hambre y las necesidades de una gran multitud de seres humanos, sumidos en las más atroces de las miserias, solo tienen, bajo mi punto de vista, aparte del conocimiento de los misterios del Cosmos, una finalidad: demostrar que la idea de Dios y las enseñanzas de la Biblia, son solo un cuento inventado por los hombres, creyendo que si encuentran vida inteligente, se desmontaría toda la Teología de la Iglesia Católica, ya que la no coincidencia de la misma Religión en otros mundos, sería la prueba irrefutable de su falsedad.

          En Universo con millones de galaxias, cada una con millones de estrellas, con su corte de planetas, me hicieron siempre personalmente creer, que tenían que existir mundos habitados por seres humanos dotados como nosotros de almas, que es la creación del hombre hecho a la imagen de Dios, pero siempre creí, y sigo creyendo firmemente que nunca se podrá entrar en contacto con ellos por varias razones:

Primera razón: las distancias siderales infinitas de millones de años luz nunca se podrán alcanzar, a pesar de la teoría absurda de los falsos profetas, que llegan a imaginar un mundo curvo, que acortarían las distancias con supuestos agujeros llamados “gusanos”.

Segunda razón: Dios nunca permitirá que se compruebe de una manera indiscutible su existencia, ya que entonces creer en Él no tendría ningún mérito, y todo el mundo, incluso los más corruptos, se apuntarían a creer en un Dios cuya existencia sería incontestable.

Tercera razón: No se podría realizar la separación de los dos componentes Bien – Mal, que es la finalidad del mundo en que vivimos. Y a este respecto, me recuerdo la interpretación de San Juan de la Cruz sobre el episodio del Capitán Gedeón: La Santa Fe, que llevamos en nosotros, está en este mundo encerrada en vasijas de barro, que son nuestro cuerpo mortal; a la hora de comparecer ante Dios, que es cuando se rompan estas vasijas, será cuando resplandecerá el tesoro que tenemos dentro, y derrotaremos a todos los incrédulos, como ocurrió con el capitán Gedeón. 

Cuarta razón: Sería caer en la segunda tentación de Satán que presentó a Jesús en el desierto:

“Después el Diablo lo llevó a la Ciudad Santa, lo puso en el alero del Templo y le dijo: “Si eres Hijo de Dios, tírate abajo; porque está escrito: Dará órdenes a sus ángeles para que te lleven en brazos, de modo que tu pie no tropiece en piedra alguna”. (Mt 4- 5,6).

       Y es que el demonio sabía que entonces, desde el Sumo Sacerdote Caifás, hasta todos los Fariseos, y Doctores de la Ley, se adherirían incondicionalmente a su Doctrina, sin mérito alguno. Y es que Dios es un Dios escondido, y el mérito está en descubrirlo, lo que solo se obtiene con una gracia especial de Dios, que hay que merecer, para poder triunfar de Satanás que siempre, de una manera o de otra, sale al paso de los que quieren encaminarse a Dios.


DE LOS CUADERNOS DE MARÍA VALTORTA
(22-8-1.943)

          […] Mirad, mirad si queréis, pisotead la Ley del Amor y del perdón, esparcid la sangre fraterna y especialmente la sangre de los buenos, que perseguís especialmente porque son buenos. Pero tened cuidado, no sea que un día, Dios os obligue a saciar vuestra hambre y vuestra sed con la sangre que habéis derramado, en oposición con mi orden de Paz y Amor.

          Rebeldes vosotros a las leyes que os he dado, rebeldes hacia vosotros los astros y los planetas que hasta ahora os han dado la luz y el calor que necesitabais, obedeciendo ellos, a las reglas que Yo he señalado por bondad hacia vosotros.

           Enfermedades repugnantes como marca de vuestro vicio; sangre en las aguas, como testimonio de toda la sangre que habéis querido derramar, y entre estas está la Mía; fuego del sol, para haceros probar por adelantado las brasas eternas  que esperan a los malditos; tinieblas para advertiros de que las tinieblas esperan a quien odia la Luz todo esto para induciros a reflexionar y arrepentiros.

          Y no servirá. Continuaréis precipitando, continuaréis cumpliendo vuestras alianzas con el mal, preparando el camino a los “reyes de Oriente”, es decir, a los ayudantes del hijo del Mal.
          Parece que son mis ángeles quienes traen las plagas. En realidad sois vosotros. Vosotros las queréis, y vosotros las tendréis.

          Hechos dragones y bestias vosotros mismos, por haberos desposado con el Dragón y la Bestia, daréis a luz, de vuestro interior corrompido, los seres inmundos: Las doctrinas demoníacas absolutas, que realizando falsos prodigios seducirán a los poderosos y los arrastrarán a la batalla contra Dios. Estaréis tan pervertidos que tomaréis por prodigios celestiales cuanto es creación infernal.

          María, ahora te cojo de la mano para conducirte al punto más oscuro de Juan. Los comentaristas del mismo han agotado su capacidad en muchas deducciones para explicar a sí mismos y a las muchedumbres quien sea la “Gran Babilonia”. Con visión humana, a la que las sacudidas por acontecimientos deseados o acontecimientos sucedidos no es ajeno, han dado el nombre de Babilonia a muchas cosas.

          ¿Pero, como no han pensado nunca que la “Gran Babilonia” sea toda la Tierra? ¡Sería un Dios Creador muy pequeño y limitado si solo hubiera creado la Tierra como mundo habitado! Con un latido de mi querer he suscitado mundos y mundos de la nada y los he proyectado, polvillo luminoso, en la inmensidad del firmamento.

La Tierra, de la que estáis tan orgullosos y tan feroces, no es más que uno de los polvillos rotantes en el infinito, y no el más grande. Pero ciertamente, es el más corrompido. Vidas y vidas pululan en los millones de mundos que son la alegría de vuestra mirada en las noches serenas, y la perfección de Dios os aparecerá cuando podáis ver, con la visión intelectual del espíritu unido nuevamente a Dios, las maravillas de esos mundos.

¿No es acaso la Tierra la gran meretriz que ha fornicado con todas las potencias de la Tierra y la del Infierno, y los habitantes de la Tierra no se han prostituido a sí mismos: cuerpo y alma, con tal de triunfar en el día de la Tierra?


          Quiero aquí aclarar lo que está ocurriendo en este mundo: Crímenes atroces con las leyes apoyadas por los políticos: las leyes sobre la cultura de la muerte, con la eliminación de millones de criaturas indefensas desmembradas vivas en el cuerpo de su madre que podían estar dados en adopción.

         Auge cada vez más intenso de la pornografía infantil, y de los abusos sexuales a menores, destrozando la vida de unos niños inocentes y de sus padres, jueces que tienen que aplicar las leyes maléficas que obligan a  soltar estos individuos, sabiendo que van a reincidir.

        
Equiparación de la familia tradicional, instituida por Dios, con la familia homosexual, la cual es visto como una aberración en la Biblia.

     Divorcios cada vez más numerosos, con desgracia para el cónyuge más débil económicamente, y destrozo de los hijos, que a su vez, imitarán a sus padres cuando sean mayores.

     Orgías desenfrenadas de los poderosos con el tráfico de drogas, la prostitución, la pornografía, la explotación de los trabajadores, aprovechándose del paro, aplicando la famosa ley de la oferta y la demanda, que esclaviza a muchos trabajadores, que trabajan por un “puñado de higos”.

        Políticos y sindicalistas cuya misión es defender al Pueblo que los ha elegido, y que solo miran sus intereses, vaciando las arcas del Estado, llevándose enormes cantidades de dinero a los “paraísos fiscales”.

          Sí que es así Los delitos de la Tierra tienen todos los nombres de blasfemia, como lo tiene la Bestia con la cual se ha aliado la Tierra y sus habitantes con tal de triunfar. Los siete pecados están como ornamento horrible sobre la cabeza, que transporta Tierra y terrestres a los pastos del Mal, y los diez cuernos, número metafórico, están para demostrar las infinitas infamias cumplidas, con tal de obtener a cualquier precio, cuanto quiere su feroz codicia.

         ¿Acaso no está la Tierra empapada con la sangre de los mártires, ebria con este licor santo, que bebido por su boca sacrílega se ha transformado en filtro de embriaguez maldita? La Bestia que la lleva: síntesis y compendio de todo el mal cumplido desde Adán en adelante con tal de triunfar en el mundo y en la carne, trae detrás de sí a quienes, adorándola, se harán reyes de una hora y de un reino maldito, cuando adoráis a Satanás, el solo puede daros un efímero triunfo pagado a precio de una eternidad de horror.
          La Bestia – dice Juan – fue y no es. Así será al final del mundo. Fue, porque realmente ha existido, no es porque Yo, Cristo, la habré vencido y sepultado porque, entonces, ya no será necesaria para los triunfos del mundo. […]
         





         



lunes, 29 de septiembre de 2014

EL ÁRBOL DE LA VIDA ETERNA ES JESÚS, EL MANÁ ESCONDIDO Y EL PAN DE LOS ÁNGELES

EL ÁRBOL DE LA VIDA ETERNA



JESÚS ES EL ALIMENTO DEL ALMA





          Está escrito en el libro del Génesis, que a Adán y Eva, se les permitió comer de todo fruto del  jardín del Edén, salvo del fruto del árbol del conocimiento del mal y del bien, también se dice que en ese jardín, estaba plantado el árbol de la Vida, naturalmente, este relato es un discurso expresado en un lenguaje material, ya que estaba destinado a un Pueblo, que aún no estaba preparado para captar el lenguaje espiritual, que solo puede ser entendido por la acción del Espíritu Santo, que para la humanidad manchada por el pecado original, solo puede ser comprendido gracias a la Pasión y muerte de Jesús, que restituye la conexión que existía entre la Humanidad y Dios.

          Acciones producidas por el fruto prohibido:

        -Hedonismo, disfrute desenfrenado de la vida material, que propicia el olvido de Dios, ya que favorece la idolatría, que es adorar a la materia, que es perecedera, y por consiguiente - ya que el amor, como lo dice San Juan de la Cruz, iguala al amador con el objeto amado - el alma, además de faltar al amor de Dios, al que le debe todo, hasta el aire que respira, también falta al amor al prójimo, ya que al ser los  bienes materiales escasos, este es visto como un competidor, y de ahí nace el odio hacia él. El alma incumple pues el primer Mandamiento de la Ley de Dios, que es amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo.

         “No améis el mundo, ni lo que hay en él. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porqué todo lo que hay en el mundo – los apetitos desordenados, la codicia de los ojos y el afán de grandeza humana – no viene del Padre, sino del mundo. El mundo y todos sus atractivos pasan. Pero el que hace la voluntad de Dios, permanece para siempre.” (1 Jn 2-15,17).

         Jesús es el antídoto al veneno inoculado por Satanás:

          Este antídoto, que es el cuerpo y la Sangre de Jesús es pues el árbol de la Vida plantado en el Jardín del Edén, ya que gracias a su Pasión, nos ha ofrecido su Cuerpo que sigue presente en la Eucaristía, que es el alimento que da la Vida al alma, y su Sangre que  elimina el veneno del fruto del árbol prohibido, estos dos Sagrados Alimentos, son los que nos hacen hijos de Dios, y nos capacitan para amar incondicionalmente a Dios y al Prójimo, condición que se había perdido.

        “Considerad el amor tan grande que nos ha demostrado el Padre, hasta el punto de llamarnos hijos de Dios; y en verdad lo somos. El mundo no nos conoce, porque no lo ha conocido a Él. Queridos, ahora somos ya hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos tal cual es. (1 Jn 3-1,2)




CUADERNOS DE MARÍA VALTORTA 18-8-1.943



Dice Jesús:

          “Continúo explicando los pasajes que creo oportunos:
          Está dicho: “Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida…” Y tal pensamiento se ha aplicado a Mí.
           Sí, soy Árbol de la Vida, y me doy a vosotros como alimento en la Eucaristía y mi visión será alimento gozoso de los vencedores en la otra vida. Pero hay otro significado que muchos ignoran precisamente porque muchos que me comentan no son “vencedores”.

           ¿Quién es vencedor? ¿Qué es necesario para serlo? ¿Obras resonantes de heroísmo? No. Entonces serían demasiado pocos los que vencen. Son vencedores los que vencen en sí a la Bestia que quisiera someterles. En verdad, entre el martirio atroz pero breve, ayudado por coeficientes sobrenaturales y naturales, y la lucha secreta, oscura y continua, tiene mayor peso sobre las balanzas de Dios, o al menos, un peso de distinto género, pero precioso, esta última.
         
            No hay mayor tirano que la carne y el Demonio, y los que hacen de la carne un espíritu y del Demonio un vencido, son los “vencedores”.
          Pero para serlo, es necesario haberse dado totalmente al Amor. Totalmente: quien ama con todas sus fuerzas, no reserva nada para sí mismo, y no reservándose para sí mismo, no lo hace ni para la carne ni para el Demonio. Lo da todo a su Dios, y Dios lo da todo a su amador.
         Le da su Verbo. Esto es lo que le da de comer al vencedor, ya desde esta tierra, no podía darle nada mayor. Le da a Mí, Verbo del Padre, para ser el alimento del espíritu consagrado al cielo.

          Mi Palabra desciende a nutrir las almas que se han dado totalmente a su Dios y Señor. Mi Palabra viene para seros sacerdote y guía a quienes buscáis la guía verdadera. Vosotros que habéis entendido la Verdad, sabéis que solo esto es necesario, vivir de mi Palabra, creer en mi Palabra, caminar según mi Palabra.

         ¿Qué pensaríais de uno que quisiera vivir a base de golosinas, licores y tabaco? Diríais que moriría, porque ese no es el alimento que se necesita para vivir sanos. Lo mismo sucede a quien se afana con miles de exterioridades y no se preocupa de lo que es el núcleo de toda la vida del alma: mi Palabra.

          ¿Por qué la Misa, por qué la Eucaristía, por qué la Confesión no os santifica como debería suceder? Porque para vosotros son formalismos, no las hacéis fecundas atendiendo a mi Palabra. Peor aún, sofocáis a mi Palabra, que Yo lanzo desde lo alto del Cielo para llamaros e iluminaros, bajo la tibieza, bajo la hipocresía, la culpa más o menos grave.

          No me amáis, eso es todo. Amar no quiere decir hacer de vez en cuando una visita superficial de cortesía mundana. Amar quiere decir vivir con el alma unida, fundida, encendida, con su último fuego que alimenta a otra alma. Entonces en la fusión se realiza también la comprensión.

          Yo hablo, no ya lejos, desde lo alto de los cielos, sino que hago morada – y conmigo el Padre y el Espíritu, porque somos una sola cosa – Yo hago morada en el corazón que me ama y mi Palabra no es ya un susurro, sino Voz plena, ya no es aislada, sino continua. Entonces, soy el Maestro verdadero. Soy aquel que hace ahora 20 siglos, hablaba incansablemente a las muchedumbres, y que ahora encuentra su delicia en hablar a los predilectos que le saben escuchar y de los cuales hago mis canales de Gracia.

          ¡Cuánta vida os doy! Vida verdadera, Vida santa, Vida eterna, Vida gozosa con mi Palabra que es palabra del Padre y Amor del Espíritu. Si, en verdad, al “vencedor” Yo le doy de comer el fruto del árbol de la Vida. Os lo doy ya en esta Tierra con mi doctrina espiritual que vuelvo a traer entre los hombres a fin de que no todos los hombres perezcan. Os la doy en la otra Vida estando con vosotros para siempre.

          Yo soy la Vida verdadera. Permaneced en Mí, amados míos, y no conoceréis la muerte”.


      








miércoles, 24 de septiembre de 2014

VII/ JESÚS NOS ENSEÑA A MORIR: "TODO SE HA CUMPLIDO"

    
CRISTO MUERTO HA TERMINADO SU MISIÓN EN LA TIERRA.
AHORA SE ESTÁ CUMPLIENDO LA NUESTRA


A la hora de la muerte, el hombre ha perdido su libertad para siempre, ya no puede ni merecer más, ni pecar más, solo puede aumentar su Amor y su felicidad si pertenece a Dios o aumentar su odio y su desgracia si pertenece a Satanás.

"Todo se ha cumplido", palabras pronunciadas por Jesús en la Cruz, poco antes de expirar, y después de haber cumplido con la misión que de toda la eternidad Dios Padre le había encomendado, y que había sido anunciada por todos los Profetas desde Moisés, que era la de traer su Espíritu de Pobreza en esta Tierra, que es el que abre la abundancia en el Cielo, está simbolizado por el humilde nacimiento de Jesús en el Portal de Belén. 

Y también el Espíritu de Misericordia, que es el perdón, fruto del Amor, solicitado a Dios para los que nos han ofendido, es lo que ocurrió en la Cruz, cuando Jesús dijo "Padre, perdónales porque no saben lo que hacen" esa Justicia hace que se nos perdone a nosotros nuestros numerosisimos pecados. Son las dos llaves que nos transforman por fin en Hijos de Dios, y que abren de par en par las puertas del Cielo.

Estos dos Espíritus, son opuestos y contrarios a los espíritus de Satanás: El hedonismo, que es el disfrute desenfrenado de todos los bienes de la Tierra, que trae la pobreza en el más allá, y el resentimiento, fruto del odio que hace que Dios no nos pueda perdonar, ya que decimos en el Padre nuestro: “Perdónanos nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores”. Estos, el hedonismo y el odio también, son las dos llaves que a su vez transforman a estas almas en hijos de Satanás, Y abren de par en par las puertas del Infierno 

 Y aquí, reproduzco la sorprenda frase de San Juan de la Cruz. Jesús al morir en la cruz, torturado y vilipendiado, abandonado por casi todos sus Apóstoles, hizo muchísimo más que en toda su vida pública durante 3 años de predicaciones, de fabulosos milagros. Y es porque en ese momento, fue cuando reconcilió el Genero humano con Dios.  





            VII/ “Todo está cumplido”.

          Se han cumplido todas las renuncias todos los sufrimientos, todas las pruebas, las luchas, las ofrendas, las pruebas, todo. No queda más que presentarse a Dios. El tiempo concedido a la criatura para convertirse en un dios, y a Satanás para tentarla, se ha cumplido. Cesa el dolor, cesan las pruebas, cesa la lucha. Quedan solamente el Juicio, la amorosa purificación o llega, con la suprema felicidad, la inmediata morada del Cielo. Pero todo lo que es Tierra, lo que es voluntad humana, termina.

           ¡Todo se ha cumplido! Se ha cumplido la palabra de la total resignación del jubiloso reconocimiento de haber terminado la prueba, y consumado el holocausto. No contemplo a los que mueren en pecado mortal, los que me dicen: “todo se ha cumplido”, aunque lo dicen porque eso les parece a ellos, y va acompañado con un grito de victoria y un llanto de dolor, el victorioso ángel de las tinieblas y el vencido ángel custodio.

         Yo hablo a los pecadores arrepentidos, a los buenos cristianos o a los héroes de la Virtud. Ellos, cuyo espíritu es cada vez más vivo a medida que la muerte se apodera de la carne, murmuran o gritan, resignados o jubilosos: “Todo se ha cumplido”. Termina el sacrificio. ¡Tómalo para mi expiación! ¡Tómalo para mi ofrenda de amor!” Así dicen su penúltima palabra los espíritus, ya sufriendo la muerte por ley natural o bien ofreciéndola como voluntario sacrificio como almas víctimas. Más, tanto las unas como las otras, una vez que llegan a liberarse de la materia, reclinan el espíritu en el pecho de Dios, y dicen: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”.

       ¿Sabes, María lo que significa expirar con esta elevación, verdaderamente viva en el corazón? Es expirar en el beso de Dios. Hay muchas preparaciones para la muerte. Más, cree en mis palabras, ésta en su simplicidad, es la más santa”.

        Jesús me dictó esto a las 12 cuando, una vez terminada la visión que se me presentó en las primeras horas de la mañana, yo creía haber terminado de escribir y, con gran esfuerzo, pero también por necesidad, me había puesto a coser para preparar la ropa de la casa. Dejé de lado el dedal y la aguja y volví a tomar la pluma. Y, dada la suma gravedad de mi estado, recibí como un verdadero y precioso don esta preparación para la muerte.

         
 






martes, 23 de septiembre de 2014

VI/ JESÚS NOS ENSEÑA A MORIR: “TENGO SED"





"TENGO SED"


              Jesús simboliza aquí el estado de las almas santas, después de haberse purificado de sus pecados que la ensuciaban y le impedían la divina unión, y después de haber pedido a Dios su deseo de perdón para sus deudores, para que, si Dios lo estima oportuno se aplique a todos los que le han ofendido.

          Entonces, cuando esas almas se encuentran desnudadas de todos sus apetitos materiales, libres de todo rencor, de toda soberbia y egoísmo, después de haberse visto desposeída de todo, y de haberse presentado como hija de Dios; después de haber sentido el abandono propiciado por su Hacedor, no teniendo el alma ningún rastro de soberbia, lo que le permite ser inmune a los ataques de Satanás, entonces lanza el grito previo al encuentro con el Juez Supremo: “Tengo sed”, que fue el lamento de Jesús en la Cruz.

           Esa sed, es una sed que solo puede apagar Dios, lo que se le ofrece de parte del mundo es como la esponja de vinagre que fue la que le presentaron a Jesús y que probó y rechazó.




           VI/ “Tengo sed”

          Sí, es verdad. Cuando se ha entendido el verdadero valor de la Vida Eterna respeto al falso metal de la vida terrena; cuando la purificación del dolor y de la muerte es aceptada como santa obediencia, cuanto, junto a Dios se ha crecido en sabiduría y en gracia en pocas horas – a veces en poco minutos- más de lo que se ha crecido en muchos años de vida, acomete una sed profunda de aguas celestiales, de cosas celestes. 

         Quedan vencidas las lujurias de toda sed humana. Y llega la sed sobrenatural de poseer a Dios. Es la sed del amor. El alma aspira a beber el amor y a ser bebida por él. Como el agua caída en el terreno y que no quiere convertirse en barro, que quiere convertirse en nube, el alma siente ahora la sed de subir al lugar de donde ha descendido. Están casi rotas las barreras carnales, la prisionera siente las auras del Lugar de Origen y anhela a él con todas sus fuerzas.

           ¿Cuál es el peregrino exhausto que advertir que, tras muchos años, ahora está cerca del lugar natal, no reúne sus fuerzas y prosigue rápidamente, tenazmente, despreocupado de todo lo que no sea llegar allí, de donde partió un día dejando su absoluto y verdadero bien, que está seguro de volver a encontrar y de apreciar aún mejor, ahora que ha experimentado el pobre bien, el que no sacia, el que encontró en el lugar del exilio?

          “Tengo sed”, tengo sed de Ti, Dios mío. Tengo sed de tenerte, sed de poseerte, sed de darte, porque en los umbrales que separan el Cielo y la Tierra ya se entiende como hay que interpretar el amor hacia el prójimo y acomete el deseo de obrar para que, por nuestra obra, el prójimo que dejamos reciba a Dios.

           Es la santa laboriosidad de los santos que, como semillas muertas que se vuelven espigas, se difunden en amor para dar amor y hacer amar a Dios por los que aún están empeñados en las luchas de la Tierra. “Tengo sed”. Cuando el alma llega a los umbrales de la Vida, solo hay un agua capaz de saciar: El Agua Viva. Dios mismo.

          El Amor verdadero es Dios mismo. Es un amor opuesto al egoísmo. En los justos, el egoísmo muere antes que la carne y reina el amor. Y el amor grita: “Tengo sed de Ti, y de almas: salvar, amar, morir, para ser libres de amar y de salvar. Morir para nacer; dejar para poseer; rechazar toda dulzura, todo consuelo, porque aquí abajo todo es vanidad y, en cambio, el alma solo quiere arrojarse en el río, en el océano de la Divinidad, beber de Ella, estar en Ella, sin tener ya sed, porque la Fuente del Agua de la Vida la habrá acogido”.

      Hay que tener esta sed para reparar el desamor y la lujuria.



lunes, 22 de septiembre de 2014

V/ JESÚS NOS ENSEÑA A MORIR:¡ DIOS MÍO, DIOS MÍO ! ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?




"¡Eloi, Eloi, lamma sebacteni!"


            Grito desgarrador de Jesús en la Cruz, para enseñarnos como y por qué tenemos que llamar al Padre a la hora de la agonía. Es la llamada de un hijo de Dios, angustiado en la hora tremenda, que Dios permite para que el alma, estando ya vacía de todas las ataduras del mundo, y perfectamente limpia de todos los apetitos que le impedían la divina unión, sea ahora capaz de recibir en sus “profundas cavernas del sentido”, hechas para contener a Dios, y que nunca estarán colmadas y por tanto satisfechas, hasta que estén llenas de Dios, como así lo explica San Juan de la Cruz, esa inmensidad de Dios, solo puede entrar, cuando esas cavernas están limpias, ya que Dios no se une nunca cuando hay suciedad en ellas.
El pecado original de Adán, había sido cometido por un hombre, que había desobedecido la orden dada por Dios, y por eso atrajo las consecuencias desastrosas para toda la humanidad, Ese pecado, por razones de Justicia solo podía ser reparado por otro hombre; Jesús que es Dios y hombre verdadero, tenía que ser abandonado por Dios para que en el momento de la Redención sea solo hombre, Fue el momento que escogió Satanás para tentarlo como hizo con Adán en el Edén, si Jesús caía bajo sus insidias que trataban de convencerle de que su Sacrificio sería vano para salvar a esa Humanidad, entonces la Rebelión de la humanidad no hubiera tenido perdón de Dios y todas las hordas Satánicas serían redimidas de su horrible pecado que se produjo cuando dijeron a Dios "¡Non serviam!".

Fue ese abandono del Padre fue lo que colocó por un momento a Jesús con solo su naturaleza humana y también fue el momento más importante de la Redención ya que derrotó completamente a Satanás, abrió las puertas del Limbo, y sentenció para siempre la derrota eterna de Satanás.  

          

            Dice Jesús:

           A veces nos parece que el Padre nos ha abandonado. Solo se ha escondido para aumentar la expiación y otorgar un perdón mayor. El hombre, que infinitas veces abandonó a Dios, ¿puede lamentarse airadamente por ello? ¿Y debe desesperarse porque Dios le somete a una prueba?

        ¡Cuántas cosas, diferentes de Dios, habéis puesto en vuestro corazón! ¡Cuántas veces habéis sido indiferentes hacia Él! ¡Con cuántos medios le habéis rechazado y apartado bruscamente de vosotros! Habéis colmado vuestro corazón con toda clase de cosas. Luego, lo habéis guarnecido con rejas y cerrojos porque temíais que si entrara Dios, habría podido molestar vuestra apática inmovilidad y purificar a su templo, echando de él a los usurpadores. Mientras fuisteis felices, ¿Qué os importaba tener a Dios? Decíais: “Ya lo poseo todo porque me lo merecí”. ¿Y acaso, cuándo erais felices, no huisteis de Dios, echándole la culpa de todos vuestros males?

            ¡Oh, hijos injustos que bebéis el veneno, que entráis en los laberintos, que os precipitáis en los abismos o en los nidos de serpientes y otras fieras, y luego decís: “Dios tiene la culpa”!, si Dios no fuera Padre, si no fuera un Padre Santo, ¿Qué tendría que responder a vuestros lamentos en las horas dolorosas, si en las horas felices le habéis olvidado? ¡Oh, hijos injustos que, aun teniendo infinitas culpas, queríais ser tratados como no fue tratado el Hijo de Dios en la hora del holocausto!, decid, ¿Quien fue el más abandonado? ¿Acaso no fue Cristo, el Inocente. El que para salvar, aceptó el abandono absoluto de Dios, tras haberle amado activamente siempre? ¿Acaso no tenéis también vosotros el nombre de cristianos? ¿Acaso no tenéis el deber de salvaros a vosotros mismos?

             No hay salvación en la sombría apatía que se complace en sí misma y teme ser molestada acogiendo al Activo. Entonces, imitad a Cristo profiriendo este grito en el momento de mayor angustia. Más, haced que el grito tenga el acento de la mansedumbre y de la humildad, sin tener tonos de blasfemia o de reproche.

          ¿Por qué me has abandonado, si sabes que sin Ti, no puedo hacer nada? Ven, ¡oh Padre!, ven a salvarme, a darme fuerzas para salvarme a mí mismo, porque los estrujones de la muerte son terribles y el Adversario aumenta a propósito su intensidad y silba en mis oídos que Tú ya no me amas. Hazte oír, ¡oh Padre!, no por mis méritos, sino precisamente porque soy un ser insignificante y sin méritos que no sabe vencer si está solo, y que ahora comprende que la vida era trabajo para el Cielo”.

        Ha sido dicho: “¡Ay de los que están solos!”. ¡Ay del que está solo a la hora de la muerte, solo consigo mismo, contra Satanás y la carne!
        Más no temáis si llamáis al Padre, Él vendrá. Y esa humilde invocación expiará vuestras culpables indiferencias hacia Dios, las falsas piedades, los desordenados amores del yo que os transforman en apáticos.




IV/ JESÚS NOS ENSEÑA A MORIR, ESTREMECEDORAS PALABRAS: "ACUÉRDATE DE MÍ CUANDO ESTÉS EN TU REINO"



SAN DIMAS QUE MUERE EN GRACIA DE DIOS
AL DECIR : "SEÑOR, ACUÉRDATE DE MÍ"



          Esta súplica fue la que pronunció el ladrón Dimas, cuando estaba en la Cruz a la derecha de Cristo en el Gólgota: "Jesús, acuérdate de mí, cuándo estés en tu Reino", y aquí aparece un alma que pronunció las palabras más extraordinarias de un ser humano: Cuando Cristo estaba en la Cruz agonizando, abandonado allí por muchos, odiado por todo el clan de la Jerarquía judía, empezando por los Escribas, que eran los doctos, los Fariseos que eran las almas más versadas en la tradición judía, y para colmo, condenado por el supremo Sacerdote Caifás, que era la máxima autoridad religiosa.

          San Dimas representa pues a todos los que en la hora de la agonía, han seguido los consejos que recomienda Jesús a la hora de la muerte: Se ha visto su humildad cuando le dijo al mal ladrón, que ellos merecían el castigo, pero que Jesús no lo merecía. Siempre me he preguntado como pudo ser que haya reconocido a Dios en Cristo abandonado, aparentemente vencido y desamparado. 

        ¿Cual es el misterio de la Predestinación, que ha permitido a San Dimas reconocer en ese momento a Cristo, como un Dios que posee un Reino eterno, de felicidad y de  Justicia? En donde reina con poder, ya que pidió que se acuerde de él cuando esté en su Reino, lo que implica su reconocimiento como Señor y Soberano en el otro mundo, ya que sabía que iban a morir.

      El mal ladrón significa todo lo contrario: no reconoce su culpa, y pone en duda la divinidad de Cristo, simboliza a los condenados, que acusan a Dios de sus desgracias, y se presentan con soberbia a la hora de la muerte.    





             Dice Jesús:

            “Acuérdate de mí”.

    Habéis aceptado el cáliz de la muerte, habéis perdonado, habéis cedido lo que era vuestro y hasta a vosotros mismos. Habéis mortificado mucho el yo del hombre, habéis liberado mucho el alma de lo que le disgusta a Dios: del espíritu de rebelión, del espíritu de rencor, del espíritu de avidez. Habéis cedido al Señor la vida, la justicia, la propiedad, la pobre vida, la paupérrima justicia, las propiedades humanas tres veces pobres. Como nuevos Job, os presentáis desfallecidos y privados de todo ante Dios. Entonces podéis decir: “Acuérdate de mí”.

          Ya no sois nada. No poseéis ni salud, ni orgullo, ni riquezas. Ni siquiera os poseéis a vosotros mismos. Sois una oruga que puede convertirse en mariposa o pudrirse en la cárcel del cuerpo por una última y extrema herida al espíritu. Sois barro que vuelve a ser barro, o barro que se transforma en estrella, según prefiráis descender a las cloacas del adversario o ascender al vórtice de Dios. La última hora decide la vida eterna. Recordárlo. Y gritad: “Acuérdate de mí”.

          Dios espera ese grito del pobre Job para colmarle con los bienes de su Reino. Para un Padre es dulce perdonar, intervenir, consolar. Solo espera ese grito, para deciros: “Hijo, estoy contigo. No temas”. Decid esas palabras para reparar todas las veces que os olvidasteis del Padre o fuisteis soberbios.




REFLEXIÓN PERSONAL

Señor, Tu te acuerdas siempre de mí, aunque yo algunas veces me olvido de Tí, en la hora de mi muerte, recuerdame que te diga esas palabras de Salvación: ¡ACUÉRDATE DE MÍ!