MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

**
****************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************

rep

jueves, 25 de febrero de 2016

INVOCAR ESTOS DOS NOMBRES JUNTOS ES LO MÁS PODEROSO PARA DESARMAR TODAS LAS ARMAS DE SATANÁS

LAS DOS ARMAS MÁS PODEROSAS CONTRA SATANÁS


Profundo análisis de las armas que utiliza Satanás, el eterno enemigo de Dios y de las almas, en donde se ve que el demonio intenta primero derrotar el alma por la carne, cuando no lo puede hacer como María Valtorta, paralítica en la cama, lo intenta por otros medios: La desesperación: nos recuerda insistentemente y con suma claridad los pecados más graves que hemos cometido, y que aún sabiendo que están perdonados por un sincero arrepentimiento y una confesión, los representa de una manera tan clara para intentar anestesiar el alma, y así impedirle alcanzar la Santidad. 

Y tiene mucho éxito con las almas que no están en gracia de Dios, ya que el alma sola, sin la ayuda de Dios, está frente a un enemigo muy poderoso e invencible, por eso vemos lo que ocurre en la Sociedad con las almas impías, que carecen de asistencia divina: asesinatos, aberraciones de toda clase, odios, drogadicción, explotación de los más débiles, depravación, criaturas abyectas, que llegan a comportarse mucho peor que los animales más repugnantes.





LA LUCHA ENCARNIZADA DE SATANÁS CONTRA LA SANTIDAD DEL ALMA
(De los cuadernos de María Valtorta 15-6-1.943)



Dice Jesús:

"Es natural que el demonio trate de turbarte. Ya no puede hacerlo con la carne, y por eso trata de turbar tu espíritu.
Él cumple con su trabajo. Esto es, intenta desanimar a las almas, asustarlas, hacerlas titubear. Generalmente trata de hacerlas pecar para separarlas de Mí, cuando no lo logra, porque el alma está bien vigilante y la acechanza no entra, entonces intenta asustarla y meterle pensamientos aparentemente buenos, pero que en realidad son nocivos.

Ves, María, entre el pensamiento: "yo seré santa" y el pensamiento: "Es imposible que yo llegue a ser santa", el más peligroso y más contrario a Mí es el segundo. El primero no es acto de soberbia, si está corroborado por todos los esfuerzos de la voluntad para alcanzar la santidad.

Yo he dicho: "Sed perfectos como mi Padre". Diciendo eso, no os he dado una simple exhortación, sino que os he dado un dulce mandato, dándoos la medida de la perfección: la de Dios, el Perfectísimo. Porque Yo os hubiera querido a todos perfectos para teneros a todos a mi alrededor para siempre.

El alma por ello, tiene que aspirar a la santidad, decir a si misma: "Quiero llegar a ser santa" sin titubeos. ¿Reconocéis que sois débiles? Pero Yo sé, mejor que vosotros que lo sois, y sin embargo os he dicho: "Sed perfectos", porque sé que, si lo queréis, con mi ayuda, podéis ser perfectos, es decir santos.

Eso el Maligno no lo quiere. Sabe muy bien - porque es inteligentísimo - que cuando el alma ha dado el primer paso en el camino de la santidad, ha saboreado el primer bocado de la santidad, cuyo sabor es inefable, se hace añorante de santidad y para él, está perdida. Entonces crea sentimientos de falsa modestia y de desconfianza.

"No es posible que yo merezca el Paraíso. Por cuanto Dios sea bueno, ¿es posible que me pueda perdonar, ayudar? ¿Es posible que yo, incluso con su ayuda, lo pueda contentar? ¡No sirvo para nada!".

O también silva sus insinuaciones: "¿Pero te crees que tú puedas llegar a ser santa? Lo que experimentas, sientes, ves, son ilusiones de una mente enferma. Es tu soberbia quien te lo hace pensar. ¿Tú santa? ¿Pero no te acuerdas esto... esto... esto? ¿Y no recuerdas lo que ha dicho Cristo? Tú, pensando así, cometes un nuevo pecado, el de Satanás. Piensas ser semejante a Dios...".

Déjalo silbar. No merece respuesta. Lo que experimentas es de Dios. Lo que experimentas es mi deseo que se repercute en tí. Por eso es algo santo. Te he dicho cual es mi signo. Es la Paz. Cuando en tí sientes paz, es señal de que lo experimentas, sientas, ves, piensas es cosa de Dios. Continua sin titubear, Yo estoy contigo.

Cuando nuestro enemigo trata de fastidiarse demasiado dí: "Dios te salve, María, Madre de Jesús, me confío a tí. El demonio tiene todavía más aversión al nombre de María que a mi nombre y de mi cruz. No lo logra, pero trata de dañarme en mis fieles de mil maneras. Pero solamente el eco del nombre de María le hace huir. Si el mundo supiera llamar a María, estaría salvado.

Por lo tanto, invocar nuestros dos nombres juntos es algo poderoso para hacer caer todas las armas que Satanás lanza sobre un corazón que es Mío. Por si solas, las almas son todas nada, solo debilidad. Pero el alma en gracia ya no está sola. Está con Dios.

Por eso cuando el otro te turba con reflexiones de falsa modestia o de temor, siempre debes pensar: "No soy yo quien piensa ser santa, sino que es Jesús que quiere que yo lo sea. Somos nosotros: Jesús y yo, quienes queremos que esto suceda para su Gloria".

¿Acaso no he dicho Yo: "Cuando dos están reunidos juntos para orar, el Padre les concederá lo que pidan?" ¿Pero que será cuando uno de los dos es el mismo Jesús? Entonces el Padre concederá la gracia solicitada con medida plena, rebosante, abundante. Porque el Hijo es Poderoso en el Padre y todas las cosas están hechas en el nombre del Hijo".













martes, 23 de febrero de 2016

TODOS LOS SUFRIMIENTOS DEL MUNDO SON DEBIDOS A LA FALTA DE MANSEDUMBRE, DE HUMILDAD Y A LA LUJURIA, SON LOS TRES MOTORES QUE MUEVE SATANÁS PARA DETRUÍR LA OBRA DE DIOS








Sublimes palabras de Jesús a la gran mística italiana María Valtorta, que estaba paralítica por un golpe recibido por un anarquista en la espalda, y con grandes sufrimientos respiratorios y cardiacos.  Jesús explica de una manera muy clara cuales son las causas de todos los males que afligen a la humanidad entera: la falta de humildad que se traduce en el odio, y produce la carencia de mansedumbre que provoca la soberbia, con el añadido de la lujuria, que es el pecado más común a toda la humanidad.

Dice Jesús que esos defectos afligen a más de los dos tercios de los cristianos, y que son los culpables de todas las guerras, los sufrimientos y todas las desgracias de la Humanidad, lo que provoca el llanto del Redentor, que se da cuenta que habrá muerto inútilmente para muchos millones de almas que se entregan a esos vicios.





De los cuadernos de Mª Valtorta (24-8-1.943)



Dice Jesús:

Ánimo, María. Piensa que sufres los dolores de mi agonía. También yo tenía muy mal los pulmones y el diafragma, y cada movimiento, cada latido, era un dolor añadido al dolor. Y no estaba como tu sobre una cama, sino cargado de un peso y por calles en cuesta. Y después suspendido bajo el sol, con tanta fiebre que me golpeaba en las venas como si fueran infinitos martillos.

Pero eso no eran los dolores más graves. Lo que me era más espantoso la agonía del corazón y del Espíritu. Y mucho más tormentosa después, la certeza de que para millones de hombres, mi sufrimiento era inútil. No obstante, esa certeza no ha disminuido en un átomo, mi voluntad de sufrir por vosotros.

¡Oh! ¡Dulce sufrir, María porque ofrecido para reparación del Padre y por vuestra salvación! Saber que aquel signo que había quedado sobre vosotros, ofensa que hubiera sido eterna, de la raza humana a Dios, era lavada con mi Sangre, y que por morir os daba de nuevo la Vida. Saber que, pasada la hora de la Justicia, el Amor os hubiera mirado a través de Mí, inmolado con Amor. Todo esto injertaba una vena de bálsamo en el océano de la amargura tal que a su lado es poco menos que nada la mayor de las amarguras padecidas sobre la Tierra desde que el hombre existe, porque sobre Mí, pesaban las culpas de toda una humanidad y la ira divina.

He dicho: “Sed semejantes a Mí que soy manso y humilde de corazón”. Lo he dicho a todos porque sabía que en esta imitación estaba la llave de vuestra felicidad sobre esta tierra y en el Cielo.

Tenéis todas las calamidades que tenéis porque no sois mansos y no sois  humildes. Ni en las familias, ni en vuestras ocupaciones y profesiones, ni en el ámbito más grande de las Naciones. La soberbia y la ira os dominan y generan  tantos de vuestros delitos.

El tercer agente de delitos es vuestra lujuria; esto os parece individual, pero este y los dos primeros implican a muchos, muchos y muchos individuos, continentes enteros, tales que trastocan la Tierra, solo por haber alcanzado la perfección del mal en el alma en unos pocos hijos de Satanás, que le obedecen para colmar de mieses malditas los graneros de su padre.

Y en verdad, os digo que ahora es un momento en el que, por orden del padre de la mentira, sus hijos siembran entre las almas, que estaban creadas por Mí y que inútilmente he fertilizado con mi Sangre. Mieses más abundantes de cuanto pudiera concebir toda diabólica esperanza, y los Cielos se estremecen por el llanto del Redentor que ve la destrucción de los dos tercios del mundo de los cristianos. Y decir dos tercios es todavía poco.

He dicho a todos: “Sed mansos y humildes de corazón para ser semejantes a Mí”. Pero a mis benditos, amadísimos hijos, a los predilectos de mi corazón, a mis pequeños redentores, cuyo sacrificio que mana gota a gota da continuidad al fluir del manantial redentor que brota de mi Cuerpo desangrado, Yo digo, y lo digo estrechándoles el corazón y besándolos en la frente: “Sed semejantes a Mí que fui generoso en el sufrimiento por el gran amor que todo me infundía”.

Más se ama y más se es generoso, María. Sube. Toca la cumbre. Yo te espero en la cima para llevarte conmigo al Reino del Amor.




sábado, 20 de febrero de 2016

HISTORIA DEL MILAGRO DEL DISCERNIMIENTO DE LOS ESPÍRITUS DEL SANTO CURA DE ARS.

El Patrono de todos los sacerdotes del mundo




Extraordinario relato de cómo la Presencia del Espíritu Santo en el alma de un pobre sacerdote, que echaron del seminario por su incapacidad intelectual, y que se transformó en  un verdadero modelo de entrega, dedicación y perfección por su ejemplo y virtudes, hasta el punto de proclamarlo Patrono de los Sacerdotes del mundo entero, le puede infundir un conocimiento de las almas similar al que tuvo el mismo Jesús.

Y es que Dios infunde en esas almas que han llegado a la perfección su mismo Espíritu, que es similar al que tuvo Jesús en su diálogo con la Samaritana, cuando leyó su alma de una manera tal que la dejó completamente asombrada. 


***********************************************

De la Vida del Santo Cura de Ars de Francis Trochú


[...] Un día el Rdo. Guillaumet, que fue durante muchos años Superior de la Inmaculada Concepción de Saint-Didier se dirigía a Ars. Era el año 1855, o 1856 en el vagón del tren no se hablaba sino de las maravillas de la bendita aldea; en nombre del Cura de Ars corría de boca en boca. Sentada al lado del sacerdote, una Señora vestida de riguroso luto escuchaba en silencio. Al ver  que en la estación de Villefranche el sacerdote se disponía a bajar, abrió por fin los labios y dijo : ”Señor cura, permítame que le siga hasta Ars… Lo mismo da ir a un sitio que a  otro, ¿No es verdad? Viajo para distraerme.”

El sacerdote se ofreció a guiarla cuando estuviese en el pueblo. El coche que tomaron en Villefranche, los dejó delante de la Iglesia. Se acababa el catecismo de las once, y el Señor Guillaume hizo que la señora se pusiera en el espacio entre el templo y la casa parroquial. La espera no fue muy larga. El cura de Ars, revestido todavía de sobrepelliz apareció… Detúvose delante de la señora enlutada, la cual, para imitar a los demás, se había puesto de rodillas. Se inclinó a su oído, y le dijo: “Se ha salvado”, la desconocida tuvo un sobresalto. El cura de Ars repitió: “Se ha salvado”.  Un ademán e desconfianza fue toda la contestación de aquella forastera. Entonces el Santo le dijo otra vez silabeando: “Le digo a Ud. que se ha salvado. Está en el Purgatorio, y hay que rezar por él… Entre el parapeto del puente y el agua, tuvo tiempo para hacer un acto de contrición.

La Santísima Virgen María le alcanzó esa gracia. Acuérdese Ud. del mes de María hecho en su habitación. Algunas veces su esposo, aunque irreligioso, se unía a las oraciones de usted. Esto le mereció la gracia del arrepentimiento y el supremo perdón.”

El señor Guillaumet no entendía esas palabras, a pesar de oírlas perfectamente por estar junto a la viuda. Hasta el día siguiente no supo que luces  maravillosas de Dios habían iluminado a su siervo. La señora pasó en la soledad y en la oración, las horas que siguieron a la entrevista con el cura de Ars. Su fisionomía no era la de antes: había recobrado la paz.

Poca antes de partir, fue la viuda a dar las gracias al Rdo. Guillaumet. “Los médicos me obligaron a viajar por mi salud, le dijo; pero lo que en realidad tenía era una desesperación horrible al pensar  en el fin trágico de mi marido. Era incrédulo, y yo no vivía sino para llevarlo por buen camino. Pero no tuve tiempo. Murió de suicidio voluntario… No me lo podía imaginar sino condenado. ¡Oh, no verle nunca más!... Y, sin embargo, ha oído usted lo que me ha dicho el cura de Ars: “¡Se ha salvado!” ¡LE VERÉ, PUES EN EL CIELO!... ¡Señor cura, ya estoy curada!.

Solamente se cita un caso en el cual el Cura de Ars pareció temer por la suerte de un difunto. Si en este sentido hizo otras confidencias acerca de ellas, se habrá guardado secreto. “Una persona, recién llegada de París o de sus alrededores, refiere Hipólito Pagès, le preguntó dónde estaba el alma de uno de sus parientes recientemente fallecido. Recibió esta respuesta, sin comentario alguno: “No quiso confesarse a la hora de la muerte.” Desgraciadamente, era muy cierto: el moribundo había rechazado al sacerdote. El Cura de Ars no podía saberlo de antemano”.

Por el contrario, en muchas ocasiones, el Cura de Ars consoló grandemente a muchas personas, asegurandoles que el alma de algún ser querido había volado al cielo.
“¡Oh, qué felicidad tener los padres en la bienaventuranza!”, decía a una joven, cuya madre acababa de morir. Ha sido muy paciente durante su larga enfermedad. Dios la ha recibido y ruega por usted”.

La señorita de Bar, dice la señora des Garets, pariente nuestra, acababa de perder a su madre cuya vida había sido bien probada. Fue a Ars y, al entrar en la sacristía, el santo cura le salió al encuentro y le dijo: “Señorita, ¿ha perdido usted a su madre?... Está en el cielo. –así lo creo, señor cura.

-¡Oh, sí, está en el cielo!” y al presentarle los rosarios de su madre para que los bendijera, los tomó y besó con respeto como una reliquia.

La señora Murinais, después de haber consagrado su vida a la práctica de las buenas obras, murió tras larga y penosa enfermedad. “Es inútil, hija, rezar por ella, me respondió. Y cuando la cuñada de la difunta le pidió que celebrasen misas para el descanso de su alma, se negó a ello, diciendo: “no tiene necesidad”.






                                                                                                                                              

jueves, 18 de febrero de 2016

HISTORIA DE UN ALMA QUE NO HA CONOCIDO NUNCA EL PECADO


Fotografía de Katy cuando aún estaba en vida









Katy ha encontrado la felicidad eterna



Katy con la corona de novia, ha hallado su
Divino Esposo Jesús

¿PUEDE HABER UN ALMA QUE MUERA SIN PECADO?




Sí, sin ninguna duda: mi nieta Katy que murió el 14 de este mes con 19 años. Los médicos detectaron que iba a nacer con microcefalia, y que moriría al nacer o a los pocos días, y aconsejaron abortar, sus padres, fieles católicos se negaron rotundamente, y la bautizaron nada más nacer. 

Vivió viendo solo luz difusa, oyendo los ruidos, que la hacían sonreír. estaba alimentada por sonda gástrica, sus padres la cuidaron y la llevaron numerosísimas veces al médico de urgencias.

Casi siempre sonreía cuando le hablaban y sentía el cariño de sus cuatro hermanos, de sus padres y abuelos.

Ha ido al cielo sin agonía, solo perdió las constantes vitales en la clínica, en donde se llevó en una ambulancia a las 8 de la tarde del 14, y recibió la Extrema Unción que le consiguió una increíble mejoría, dejando a todos los médicos estupefactos, pero murió a las 10 de la mañana del día 15 de Enero de 2.016.

Has sido una víctima expiatoria, solo en el cielo veremos todos los frutos que has producido estando durante cerca de 20 años, clavada en tu cama, como Jesús en la Cruz.


EN VEZ DE REZAR POR ELLA, ROGAMOS QUE INTERCEDA POR NOSOTROS, PORQUE ESTÁ EN EL SENO Y CORAZÓN DE DIOS Y DE LA VIRGEN MARÍA, DESCANSANDO EN PAZ POR TODA LA ETERNIDAD.







martes, 16 de febrero de 2016

LA COSECHA DE LA MUERTE, LA SEPARACIÓN DE LOS ELEGIDOS DE LOS RÉPROBOS.





           Siempre había intuido que este mundo es un estado de Gestación de nuestra alma, que se está desarrollando hacia un estado de belleza o de fealdad, y será cada ser humano el que habrá sido el artífice del aspecto que tendrá para toda la eternidad.

         Ciertamente el alma conservará los atributos de inteligencia y de discernimiento que Dios les ha infundido desde el instante de su creación, pero esos atributos habrán sido los artífices de su transformación hacia la suma fealdad o la suma belleza según que hayan sido fieles o hayan rechazado la Gracia Divina, que como alimento espiritual del alma, fue la que ha propiciado esa transformación.

         Por eso nunca he comprendido ciertos teólogos afirman que Lucifer y los ángeles caídos son unos seres que conservan la grandeza que el Creador les ha otorgado, y que por eso son dignos de respecto y de consideración. 

         A este respeto, en la visión del Infierno que enseñó la Stma Virgen de Fátima a los pastorcillos, estos describieron los demonios que allí se encontraban, como seres repugnantes y en forma de "bichos asquerosos", visión que les dejó marcados para toda su vida.

          En este relato vemos como a la resurrección de los muertos, los condenados serán seres repugnantes y monstruosos, y sin embargo los elegidos serán de una hermosura sublime, y eso tiene una explicación muy sencilla: La Virtud es Belleza, y el Pecado es suma fealdad, y como lo dice San Juan de la Cruz, el amor transforma el amador con lo que ama, por eso como lo dice San Juan, seremos semejantes a Dios, porque lo veremos tal cual es.






De los cuadernos de Mª Valtorta 
29 de Enero de 1.944


Lo que estoy viendo esta noche:

Veo una inmensa extensión de tierra; podría llamarle mar, porque no tiene confines. La defino “tierra” porque hay tierra como en los campos y en los caminos. Pero no existe un árbol, una rama, una brizna de hierba. Solo hay polvo, polvo y más polvo.

Todo esto lo veo a una luz que no es luz. Se trata de un resplandor apenas definido, lívido, con un matiz verde-violáceo como se advierte cuando se desata un fortísimo temporal o se produce un eclipse total. Es una luz que da miedo, como de astros apagados: eso es, no hay astros en el cielo. No hay estrellas, ni luna, ni sol. El cielo está vacío y así también la Tierra. El uno está despojado de sus flores de luz; la otra, de su vida vegetal y animal. Son dos inmensos despojos de lo que ya ha sido.

Tengo todo el tiempo para contemplar esta desolada visión de la muerte del Universo, que creo será semejante a la de su primer instante, cuando ya existían el cielo y la Tierra, pero en el primero no había astros y la segunda estaba despojada de vida; cuando era un globo solidificado pero aún deshabitado, que surcaba el espacio a la espera que el dedo del Creador le otorgara hierbas y animales.

¿Por qué comprendo que se trata de la visión de la muerte del Universo? Por una de esas “segundas voces”, que no se de quien provienen, pero que obran en mí como el coro de las tragedias antiguas son las que indican especiales aspectos, que los protagonistas no ilustran por sí mismos. Precisamente es lo que deseo decirle y que le diré más tarde...

Mientras mis ojos recorren esta desolada escena cuya necesidad no comprendo, veo a la Muerte, salida quien sabe de donde, erguida en medio de la inconmensurable llanura. Es un esqueleto que ríe con sus dientes descubiertos y sus órbitas vacías, que reina en ese mundo muerto y va envuelto en su sudario como en un manto. No lleva la guadaña. Ya lo ha guadañado todo. Gira su mirada hueca sobre su siega y ríe con sarcasmo.

Tiene los brazos cruzados sobre el pecho. Luego abre esos brazos esqueléticos y también las manos que son un puñado de huesos descarnados y esta figura, gigantesca y omnipresente – o mejor dicho, omnicercana - , me apoya un dedo, el índice de su diestra, sobre la frente. Siento el frío glacial del hueso puntiagudo, que parece perforarme la frente y entrarme como una aguja de hielo en la cabeza. Pero comprendo que el único significado de este gesto es el de llamar la atención sobre lo que está sucediendo.

En efecto, con un gesto del brazo izquierdo me indica la desolada extensión sobre la que estamos de pie, ella como reina y yo como único ser viviente. Ante la tácita orden de los dedos esqueléticos de su mano izquierda y con el rítmico girar de  derecha a izquierda de su cabeza, la tierra se abre en mil y una grieta y en el fondo de estos surcos oscuros veo blanquear cosas esparcidas, sin comprender que son.

Mientras me esfuerzo en pensar que son, la mirada y el mando imperioso de la Muerte siguen surcando, como un arado, los terrones – que van abriéndose cada vez más hacia el horizonte lejano -, hienden las olas del mar sin velas y las aguas se abren formando vórtices líquidos.

Y luego, de los surcos de tierra y de los surcos de mar surgen y se ordenan esos objetos blancos que he visto antes esparcidos y mezclados. Son millones y millones, infinitos millones de esqueletos que afloran de los océanos y que se alzan de la tierra. Son esqueletos de las más variadas estaturas, desde los minúsculos de los niños con las manos semejantes a pequeñas arañas polvorientas, hasta los de hombres adultos, y a veces gigantescos, cuya mole hace imaginar algún ser antediluviano. Y están estupefactos, como si temblaran, semejantes a quien se despierta bruscamente de un sueño profundo y no logra comprender donde se encuentra.

La vista de todos estos cuerpos esqueléticos, que parecen blancuzcos en medio de esa “no luz” apocalíptica es tremenda.

Luego, en torno a esos esqueletos va condensándose lentamente como una cerrazón, una niebla que surge del suelo agrietado, de los mares hendidos, y toma fuerza y opacidad, se hace carne, se transforma en un cuerpo semejante al nuestro de seres vivos; en las órbitas vuelven a formarse los ojos y brillan los matizados iris, los pómulos se cubren formando las mejillas, sobre las mandíbulas descubiertas se extienden las encías y los labios vuelven a delinearse y los cráneos se pueblan de cabellos y los brazos vuelven a ser torneados y los dedos ágiles y todo el cuerpo es ya un cuerpo vivo, igual que el nuestro.

Son cuerpos vivos, igual que el nuestro, pero ostentan diferentes aspectos. Hay cuerpos bellísimos, tan perfectos en las formas y en los colores que son semejantes a obras de arte. Hay otros horrendos, que no lo son debidos a verdaderas cojeras o deformaciones, sino porque su aspecto general les avecina más al bruto que al hombre. Tienen ojos torvos, el rostro contraído, un aspecto feroz, y lo que más me impresiona es la tenebrosidad que emana del cuerpo y que aumenta la lividez del aire que les circunda. Sin embargo, los más bellos tienen la mirada risueña, el rostro sereno, un aspecto dulce y emanan una luminosidad que forma una aureola en torno a ellos, de la cabeza a los pies, y que se irradia también alrededor
.
Si todos fueran como los primeros, la oscuridad se haría total, hasta el punto que lo ocultaría todo. Pero gracias a los segundos, no solo aumenta la luminosidad sino que la aumenta tanto, que puedo ver todo perfectamente.

Los feos, acerca de cuyo destino maldito no albergo dudas, puesto que llevan esa maldición grabada en la frente, callan mientras echan alrededor miradas aterrorizadas y siniestras, de lo bajo a lo alto, y se agrupan de un lado obedeciendo a una orden que no oigo, pero que alguien debe de haberles dado y que los resucitados han percibido. También los muy bellos se reúnen sonriéndose y mirando a los feos con una mezcla de piedad y de horror. Y además cantan, entonan un coro, lento y suave, de bendición a Dios.
No veo nada más. Comprendo que he contemplado la resurrección final.

(…) Del mismo modo, hoy mi indicador interior me ha hecho comprender que estaba viendo el Universo cuando ya toda había muerto en él. Me sucedió así muchas veces en las visiones. Es la indicación que me permite entender ciertos detalles que hay que entender y que no lograría comprender por mí misma.
No se si me explicado bien. Pero debo interrumpirme porque empieza a hablar Jesús.


Dice Jesús:

“Cuando el tiempo haya terminado y la vida sea únicamente la Vida del Cielo, antes de ser disuelto completamente, el universo volverá a ser – como has pensado – lo que era al principio. Esto acontecerá cuando Yo haya juzgado.

Muchos creen que desde el momento postrero hasta el Juicio universal transcurrirá solo un instante. Mas ¡Oh, hija!, Dios será bueno hasta el fin. Dios será bueno y justo
.
No todos los seres vivientes de la hora extrema serán santos, ni todos serán réprobos. Entre los primeros habrá algunos que ya están destinados al Cielo, pero que tienen algo que expiar. Yo sería injusto si les privara  de la expiación que ordené para todos los que les precedieron y que, en la hora de la muerte, se encontrarán en sus mismas condiciones.

Por eso, mientras llegarán para otros planetas la Justicia y el momento final y uno a uno se irán apagando los astros del cielo como antorchas sobre las que se sopla, y la oscuridad y el hielo irán aumentando, en mis horas, que son vuestros siglos, (y ya ha comenzado la hora de la oscuridad, tanto en el cielo como en los corazones), los seres vivientes del último instante, los que hayan muerto en el último instante, que sean merecedores del Cielo pero que necesiten aún una purificación, serán destinados al fuego purificador. Aumentaré el calor de dicho fuego para que sea más rápida la purificación y los bienaventurados no esperen demasiado para llevar a la glorificación su carne santa y hacerla gozar para ver a su Dios, a su Jesús, en su perfección y su triunfo.

Es por eso que has visto la Tierra sin prados ni árboles, ni animales ni hombres, ni vida y los océanos sin velas, como una llanura de árboles inmóviles, porque el movimiento ya no les será necesario para dar la vida a los peces, así como a la tierra no necesitará el calor para dar la vida a las mieses y a los hombres. Es por eso que has visto el firmamento vacío de luces, sin sus fuegos y sus resplandores. La Luz y el calor ya no le harán falta a la Tierra, que será ya como un enorme cadáver que en si encierra a  los cadáveres de todos los seres vivientes desde Adán hasta el último hijo de Adán.

La muerte, mi última servidora en la Tierra, cumplirá su última tarea y luego también ella dejará de existir. Ya no habrá más muerte. Habrá solo Vida en la beatitud o en el horror. Habrá Vida en Dios o vida en Satanás para vuestro yo, que se habrá vuelto a componer en cuerpo y alma
.
Ahora basta. Descansa y piensa en Mí.








miércoles, 10 de febrero de 2016

II/ COMENTARIOS SOBRE EL ECUMENISMO Y AL DIÁLOGO CON LAS OTRAS RELIGIONES


Dios todopoderoso ha resucitado de entre los muertos

y puede resucitar las almas muertas a la fe





DE LOS CUADERNOS DE MARÍA VALTORTA 
14 DE JULIO DE 1.943
(Es continuación )




Dice aún Jesús:

No tengas titubeos y dudas. Lo que te he dicho es cierto. Siendo el Creador, Dios está también donde parece que no está. ¿No es adorado en verdad o no es adorado de hecho? Pero el está allí de todas maneras.

¿Quien ha dado la vida al lejano patagonio, quien al chino, quien al africano idólatra? ¿Quien mantiene en vida al incrédulo para que tenga tiempo y manera de encontrar la fe? Aquel que es y que nada puede mermar. El ser que da vida a las criaturas, el que genera todas las cosas, el que es el testimonio ante el cual, aún queriéndole negar, debe inclinar la cabeza todo ser viviente.

Ahora, al llevar a Dios las almas alejadas, que le sienten por instinto, pero que no lo conocen y no lo sirven en la Verdad, es la mayor de las misericordias. Yo he dicho: "Llevar el Evangelio a todas las criaturas". Pero ese mandamiento, ¿crees tú que Yo lo haya dado solo a aquellos doce y a sus directos descendientes en el sacerdocio? No. Quiero que toda alma verdaderamente cristiana sea alma apostólica.

El traer las almas a Mí, aumenta mi Gloria, pero aumenta tambien la gloria del siervo bueno y fiel que con su sacrificio ha logrado aumentar mi rebaño. La Santa que tu amas (Santa Teresita) ha hecho más que cien misioneros, pero su gloria en el cielo es cien veces mayor porque conoció la perfección de la misericordia sobre la tierra y se consumió para dar la Vida verdadera a los idólatras y a los pecadores.

Tú me dices: "Pero Señor, cuando uno ha pecado contra Tí, y permanece en el pecado, está muerto a la vida de la Gracia". Es cierto. Pero Yo soy el Resucitador, y ante las lágrimas de quien llora sobre los muertos a la Gracia, Yo emano mi Potencia infinita.

Tres los muertos del Evangelio llamados a la vida, porque no supe resistir las lágrimas de un padre, de una madre, de una hermana. Las almas víctimas y apostólicas deben de ser hermanas, madres y padres de los pobres muertos a la Gracia y venir a Mí con el cadáver el desgraciado entre los brazos, sobre los brazos, como su cruz más pesada, y sufrir por él hasta que Yo diga las palabras de Vida".

Extraordinarias palabras del Hombre-Dios que confirman de una manera sorprendente que es el Creador de todo el Universo, y que quiere la Salvación de toda la Humanidad, por eso sigue haciendo salir el sol y caer la lluvia sobre los buenos y los malos, y ejerce también su bondad sobre los malos, para que tengan tiempo de arrepentirse y de volver por el buen camino.

Este episodio trae una enseñanza muy importante para todos los creyentes que tienen familiares que han muerto a la fe, y que están en pecado mortal, solo Jesús los puede resucitar, si estos Padres, madres o hermanos van a Él, con lágrimas en los ojos, suplicando insistentemente a Jesús, que los resucite.







martes, 9 de febrero de 2016

I/ COMENTARIOS SOBRE EL ECUMENISMO Y AL DIÁLOGO CON LAS OTRAS RELIGIONES (CONTINUARÁ)

JESÚS HA MUERTO POR TODOS LOS HOMBRES SIN EXCEPCIÓN




COMENTARIO SOBRE EL EVANGELIO
DEL 9-2-2.016



Este escrito es para algunos católicos de hoy, que se imaginan que la Religión consiste en las abluciones y los preceptos humanos, como lo hacían los Fariseos, y que se creen que todo consiste en el cumplimiento a raja tabla de que todos los mandamientos de Dios y de la Iglesia, sin aplicar en ellos la caridad, que es el amor a los pobres pecadores y la consideración de que sus numerosos pecados son como una enfermedad, que es posible curar con el Amor hacia ellos y sobre todo con la oración de súplica y de misericordia a Dios, por la intercesión de la Santísima Virgen María. Ella dijo en Fátima a los pastorcillos: “Cuanta gente se condena porque no hay nadie que rece por ellos”.

Es también para el gran número de católicos, en los cuales confieso que yo mismo me encontraba, que no comprenden como el Papa actual y los Papas anteriores, se han reunido con representantes de otras religiones para dialogar con ellos, para tratar de evitar el odio y el desprecio que aún persiste en muchas religiones.

Si Dios puede resucitar un cuerpo muerto, también puede resucitar un alma muerta a la Gracia, mientras esté en este mundo, en el otro será imposible.



DE LOS CUADERNOS DE MARÍA VALTORTA
14 DE JULIO de 1.943


Dice Jesús:

“Quien cierra el corazón a la misericordia, cierra el corazón a Dios. Porque Dios está en vuestros hermanos y quien no es misericordioso hacia los hermanos, no es misericordioso hacia Dios.

No se puede separar a Dios de sus hijos, y pensad bien que vosotros que vivís sois todos hijos del Eterno que os ha creado. También aquellos que en apariencia parece que no lo son, porque viven fuera de mi Iglesia, lo son. No creáis que es lícito ser duros, egoístas, porque uno no es de los vuestros. El origen es uno: el Padre. Sois hermanos aunque no viváis bajo el mismo techo paterno.

¿Y, como no pensáis en actuar para atraer a los alejados, a los perdidos, a los infelices, que por diversos motivos están fuera de mi morada?

Dios no es exclusivo de los católicos, y mucho yerran aquellos católicos que no se afanan por los no católicos. No trabajan por el interés del Padre, son solo parásitos que viven del Padre sin darle ayuda filial. Dios no tiene necesidad de ayuda porque es potentísimo. Pero de todos modos la quiere de vosotros.

Dios está también donde distinta fe o distinto espíritu hace pensar que no esté. Y en verdad os digo que no es lo que aparece lo que es verdadero. Muchos católicos están desprovistos de Dios más de cuanto lo esté un salvaje. Porque muchos católicos tienen de hijos de Dios solo el nombre, peor: escarnecen y hacen escarnecer este nombre con una vida hipócrita, cuyas manifestaciones son la antítesis de los dictámenes de mi Ley, cuando no llegan a la abierta rebelión que les hace enemigos de Dios.

 Mientras que en la fe de un no católico, equivocada en la esencia, pero corraborada por una vida recta, está más el signo del Padre. Estas son solo criaturas que tienen necesidad de conocer la Verdad. Los hijos falsos, en cambio, son criaturas que deben conocer además de la Verdad, el Respeto, y el Amor hacia Dios.

Las almas que quieren ser mías tienen que tener misericordia de estas otras pobres almas. Pero las almas-víctimas deben inmolarse también por ellas. ¿Hice Yo de otra forma? ¿No me inmolé por todos? Si es misericordia dar de comer, vestir, dar de beber, enterrar, instruir, consolar, ¿qué no será obtener, a precio del propio sacrificio, la Vida verdadera para sus hermanos?

¡Si el mundo fuera misericordioso!--- el mundo poseería a Dios, y lo que os tortura caería como hoja muerta. Pero el mundo, y especialmente los cristianos, han sustituido el amor por el Odio, la Verdad por la Hipocresía, la Luz por las Tinieblas, Dios por Satanás.

Y Satanás allí donde Yo sembré Misericordia y la hice crecer con mi Sangre, esparce sus abrojos y los hace prosperar con su soplo de infierno. Vendrá su hora de derrota. Pero ahora viene él porque vosotros le ayudáis.

Pero bienaventurados los que saben permanecer en la Verdad y trabajar por la Verdad. Su misericordia tendrá el premio en el Cielo”.





lunes, 8 de febrero de 2016

SIN EL ARREPENTIMIENTO AMARGO Y SALUDABLE, INÚTILMENTE YO PARA VOSOTROS MORIRÉ.



EL NOS HA AMADO
¡Bienaventurado el que hace...de Jesús clavado
 en la Cruz su confidente; su consejero, su todo!
Todo en la vida, y todo en la muerte.



El gran triunfo de Satanás: hacernos creer que estamos todos redimidos por Jesús, sin poner absolutamente nada de nuestra parte; y que el pecado y la virtud son indiferentes a Dios, es el triunfo del relativismo, doctrina que han abrazado multitud de católicos, que tratan de fanáticos de la Edad Media a los que no comparten sus opiniones.

Y como tildan de no dogmáticas las apariciones de la Stma. Virgen María de Fátima en donde enseño a los videntes el espectáculo espantoso del Infierno, miran para otra parte, a pesar de que la conciencia les remuerde amargamente. 

Sin embargo, algunos no tienen reparo en negar el Dogma del Infierno, proclamado por el Concilio de Letrán, u otros como el Sr. Arzobispo con quien tuve el gusto de conversar, para no negar el Dogma, ¡dicen que por la gran Misericordia de Dios, el Infierno está vacío! Todas esas opiniones son una arma poderosísima para Satanás: las almas en pecado mortal, nunca podrán arrepentirse, ni volver por el camino de la Salvación, y su alma queda sepultada en la muerte eterna, ya que no hay arrepentimiento.

Y me pregunto: ¿Como puede ser que un Jerarca de esa categoría que ha estudiado durante más de 6 años teología, filosofía, dogmática, que conoce todos los extensos libros de la Biblia, que ha predicado, leído, escrito libros y dado conferencias y retiros espirituales, desconozca esta sencilla frase que tan bien explica San Juan de la Cruz: el que ama una cosa se hace semejante a ella, por esa sencilla razón, los que se dan a todos los vicios y a los pecados se hacen hijos del padre de todos esos vicios y pecados que es Satanás, y el que se entrega a todas las virtudes cristianas, se hace semejante a su Padre Dios.

Otra cosa que enseña la Tradición Cristiana predicada y refrendada por todos los Padres de la Iglesia y todos los grandes Santos: El que comete un pecado mortal, ya no es hijo de Dios, si llega a morir sin arrepentimiento sincero, proporcional a la culpa, se condena. Sin embargo se ha permitido suprimir y cambiar todas las tradiciones y todas las enseñanzas de los Doctores de la Iglesia, y dicen que todos somos hijos de Dios, y por eso Dios no puede mandar allí a un hijo suyo.

El otro día, explicando el catecismo un sacerdote que es ahora obispo, en una emisora de Radio, salió diciendo que el sacerdote ¡tiene que seguir a su Obispo, como Jesús sigue a su Padre!, también en otra ocasión dijo que ¡Jesús podía haber redimido a toda la Humanidad con una simple sonrisa!, parece entonces que Jesús que dijo a su Padre que apartara de sí ese cáliz, pero que no se haga su voluntad, sino la suya, es entonces un masoquista.

Naturalmente los herejes que predican esa falsa doctrina, tendrán que rendir cuentas a Dios Todopoderoso por la muerte de esas almas que han contribuido a condenar. ¡Bienaventurados los que tienen hambre y sed de Justicia, porque ellos serán hartos!

María Valtorta era con la Biblia la lectura de la Madre Teresa de Calcuta, y la del Padre Pío de Pietrelcina que la recomendaba a sus fieles, diciéndoles que debían leer sus escritos.



Del poema del Hombre-Dios de María Valtorta (3-3-1.945)


Palabras de Jesús a sus Apóstoles sobre la muerte

[...] Estamos frente a la muerte. Yo lo estoy. Otros también lo están ¿Quienes? ¿Quieres saber quien, Pedro? Todos. La muerte avanza hora a hora y aferra a quien menos se lo espera. Pero es que incluso aquellos que tienen mucha vida que tejer, hora a hora están frente a la muerte, pues que el tiempo es un relámpago frente a la eternidad y en la hora de la muerte hasta la vida más larga se reduce a nada, y las acciones de lejanos decenios, hasta los de la primera edad, vuelven en masa para decir: "Mira: ayer hacías esto". 

¡Ayer! ¡Siempre es ayer cuando uno se muere! ¡Y siempre es polvo el honor y el oro que tanto anheló la criatura! ¡Pierde todo sabor el fruto por el que se perdió el juicio! ¿La mujer? ¿La bolsa? ¿El poder? ¿La ciencia? ¿Qué queda? ¡Nada! Solo la conciencia y el juicio de Dios, juicio al que la conciencia va pobre de riquezas, desnuda de humanas protecciones, cargada solo de sus obras.

"Tomen su sangre y tiñan con ella las jambas y arquitrabe y el Ángel no arremeterá a su paso, contra las casas en que esté el signo de la sangre". Tomad mi Sangre. Ponedla no en las piedras muertas sino en el corazón muerto. Es la nueva circuncisión. Y Yo me circuncido por todo el mundo. 

No sacrifico la parte inútil, sino que quebranto mi magnífica, pura, sana virilidad, completamente la sacrifico y de los miembros mutilados, de las venas abiertas, tomo mi Sangre y trazo sobre la Humanidad anillos de salvación, anillos de eterno desposorio con el Dios que está en los Cielos, con el Padre que espera, y digo: Mira, ahora no puedes rechazarlos porque rechazarías tu Sangre".

"Y Moisés dijo: "...y luego sumergid un manojo en la sangre y asperjad con sangre las jambas´". ¿No basta entonces la Sangre? No basta. A mi Sangre debe unirse vuestro arrepentimiento. 

Sin el arrepentimiento, amargo y saludable, inútilmente Yo para vosotros moriré.






UNO DE LOS PREMIOS DE DIOS: LA PIEDRA BLANCA CON UN NOMBRE MISTERIOSO, QUE SOLO CONOCE EL QUE LA RECIBE


Al Vencedor le daré a comer del maná escondido , y le daré una piedra blanca,
 en la que hay escrito un nombre nuevo que solo conoce quien lo recibe (Ap 2, 17)







     Esta piedra blanca, resume lo que dice el libro del Apocalipsis referente a uno de los premios que recibirán los elegidos, que han sido probados en este mundo; que han triunfado, y han sido dignos de conseguir la condición de hijos de Dios, lo que les ha permitido poseer la vida Eterna.

        El alma está simbolizada por la paloma que soltó Noé desde el Arca del diluvio: 


    "Cuarenta días después, abrió Noé la ventana que había hecho en el arca, y soltó un cuervo, que estuvo volando de acá para allá hasta que se secaron las aguas sobre la tierra. Soltó luego una paloma para ver si habían menguado las aguas hasta el nivel de la tierra, pero la paloma no encontró donde posarse y volvió otra vez al arca, porque las aguas cubrían todavía la superficie de la tierra. Sacó Noé la mano, la recogió y la metió consigo en el arca. Esperó siete días más, y de nuevo soltó la paloma fuera del arca; ella volvió por la tarde con una ramita de olivo en el pico. Así supo Noé que las aguas habían menguado hasta el nivel de la tierra" (Gn 8-6,11)



    El cuervo que no volvió al arca, simboliza los hijos del mal, seguidores del Príncipe Negro, que no volvió al arca que significa la Iglesia de Dios, en donde se está a salvo de las aguas del diluvio, el castigo que exterminó toda vida sobre la Tierra.



    Después del cuervo negro, Noé soltó a la paloma, que volvió a resguardarse en el arca, viendo que aún predominaba en el mundo el agua que simboliza el mal y la mentira, y que al contrario del cuervo, no encontró donde posarse, solo después de siete días, que sin lugar a dudas representan la presencia de los siete espíritus de Dios, en misión por toda la tierra, volvió a recoger a la paloma, que había acogido con cariño con su mano, para volver a meterla en el arca.

      Es entonces cuando la paloma volvió con una ramita de olivo en el pico, que significa el triunfo del alma en su lucha contra Satanás, representado por la mentira del mundo, que son las aguas que habían menguado sobre el nivel de la Tierra. Esto mismo es lo que leemos en el Apocalipsis, cuando San Juan Dice: 

   "Y vi un Cielo nuevo y una tierra nueva. Habían desaparecido el primer cielo y la primera tierra y el mar no existía ya". /Ap 21,1)


A LA IGLESIA DE PÉRGAMO: ¡CAMBIA DE CONDUCTA!


     "El que tenga oídos que escuche lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré a comer del maná escondido, y le daré una piedra blanca, en la que hay escrito un nombre nuevo que solo conoce quien lo recibe". (Ap 2, 17)

      Y estas palabras recuerdan las que afirma San Juan de la Cruz, cuando dice que cuando Dios se une místicamente es decir con Amor con el alma, a esta le parece que Dios la regala y la ama, como si fuera la única criatura de la Creación, y que no tiene otra cosa que hacer que ocuparse de ella, esto tiene el mismo significado que las palabras del Apocalipsis en las promesas a la Iglesia de Pérgamo: el maná escondido y la piedra blanca cuyos nombres o símbolos, solo los conocen los que los reciben. 






domingo, 7 de febrero de 2016

EXCURSUS TEOLÓGICO SAPIENCIAL SOBRE EL DOGMA DEL INFIERNO


JESÚS REY DE REYES, CAMBIARÁ SU CAYADO DE PASTOR
POR UN CETRO REAL PARA SEPARAR LAS
 OVEJAS DE LOS CABRITOS




Jesús cambiará su cayado de Pastor por su Cetro de Rey de Reyes, su juicio será inexorable, en el Cielo solo entrarán las almas sin rastro alguno de pecado, el pecado venial será destruido por el fuego del Purgatorio, el pecado mortal, no tendrá redención alguna, será merecedor de un castigo eterno y el alma será por toda la eternidad esclava de Satanás.

Dios paga a las almas con la misma moneda que han utilizado en su vida terrena, las que han sido misericordiosas con sus hermanos, obtendrán misericordia, las almas que han sido impías, serán tratadas con impiedad. Lo que ocurre es que el bien y el mal que esas almas han hecho en la Tierra, que es de una cuantía limitada, serán correspondidas por un ser que es infinito, por eso el premio y el castigo serán de una duración y de una intensidad infinitas.

Lo que para mí es incomprensible es que se haya excomulgado a Mons. Lefebvre, que nunca predicó contra ningún Dogma de la Santa Iglesia Católica - menos mal que el Papa Benedicto levantó dicha excomunión - , y se dejen campar a sus anchas predicadores que niegan el Dogma del Infierno, o que dicen que está vacío por la Gran Misericordia de Dios, se trata de Cardenales, Arzobispos y predicadores, que sigan a sus anchas expandiendo esa Doctrina satánica.

Me acordaré toda mi vida una misa de Navidad Concelebrada con varios Sacerdotes, en donde el predicador, pidió perdón a la numerosa asamblea. ¡Porqué el Infierno lo hemos inventado nosotros los curas!, cualquier alma de esa asamblea que hubiera estado en pecado mortal, si no fuera por la Misericordia de Dios, estaba en ese momento alentada para seguir en su pecado, lo que firmaría la sentencia de muerte de su alma.


**********


Por Saulo de Santa María

―Y todo el que no fue hallado escrito en el libro de la vida fue arrojado en el estanque de fuego. Pero los cobardes, los infieles, los abominables, los homicidas, los fornicadores, los hechiceros, los idólatras y todos los embusteros tendrán su parte en el estanque, que arde con fuego y azufre, que es la segunda muerte”. 
Apocalipsis 20:15; 21:8 

No es del gusto general oír hablar del infierno o de la muerte, así lo reflejan nuestras diarias conversaciones con los amigos, los compañeros de trabajo o los comentarios de las noticias televisivas cuando muere algún personaje célebre. Lo mismo ocurre cuando muere un familiar o un amigo, solemos regalarle un pasaporte gratis que lo lleva directamente al cielo sin pensar que el destino de esa alma solo lo decide Dios que es el dueño de la vida y de la muerte, el Justo y el Veraz. La Justicia de Dios es inalcanzable e incomprensible para el hombre. 

Es Dios quien por su propia naturaleza es Justo, su justicia es perfecta, emanada de su divina Omnisciencia (Is. 45, 21–24). En contraposición, la Justicia del hombre es imperfecta y profundamente distinta de la Divina, nunca llegará a ser perfecta, por tanto sus juicios pueden ser erróneos, salvo la de aquellos ―justos‖ que viviendo en santidad la plena gracia de Dios, comparten como don divino la justicia procedente de la Divinidad. 

Hay mucha confusión con el tema del infierno, confusión plenamente enraizada con la grave contaminación que está afectando a la Iglesia Católica por parte de sectas protestantes, gnósticas, teosóficas, espiritistas, religiones orientales, Testigos de Jehová, teorías de teólogos herejes o simplemente con las enseñanzas de la Nueva Era (New Age) tan en boga hoy en día. 

Otro factor contribuyente a esta confusión e ignorancia de este fundamental Dogma, es aquel ―silencio o ausencia total de la palabra infierno en las homilías de algunas parroquias, hasta llegar a suprimirse de las lecturas, como ocurrió en un caso reciente que conozco personalmente, cuando un sacerdote suprimió alegremente una frase del Santo Evangelio, donde se mencionaba la frase ―… Y allí será el llanto y rechinar de dientes‖ (Lc. 13, 28). 

¿Cómo podemos interpretar esta actitud de algunos sacerdotes? Puede haber varias respuestas, pero las más acertadas son, que se debe a una TIBIEZA latente, a una falta de FE en los primordiales Dogmas de nuestra Santa Religión, a una falta de DESOBEDIENCIA al Magisterio de la Iglesia y al Santo Padre, y a un ENVENENAMIENTO DOCTRINAL con teologías modernistas y afines.

En las homilías y catequesis no se habla ni del Infierno ni del Demonio, se tratan estos temas ―diplomáticamente, como ―con pinzas, para no asustar al personal. La predicación sobre los NOVÍSIMOS ya no se hace, se ha caído en el olvido, no se toma ejemplo de grandes predicadores y santos como el Santo Cura de Ars, San Vicente Ferrer, San Roberto Belarmino, San Alfonso Mª de Ligorio entre otros.

En las Misas de difuntos se proclama inequívocamente que ― el difunto en cuestión ya está en el Cielo, se halagan los oídos de la familia para no crear psicosis ni angustia o para no hacerles ― pasar un mal rato porque ― se pueden traumatizar emocionalmente aquellos caracteres demasiado susceptibles‖, difundiéndose la idea de que Dios es exclusivamente Misericordia infinita, (que es verdad) pero despreciando el rigor de su divina Justicia que también es perfecta, como lo es todo en Dios.

Nos olvidamos que la Santísima Virgen de Fátima en 1917, les enseñó una visión  terrorífica  del  Infierno  a  3  niños  de  7,  9  y  10  años  sin  que  por  ello  se ―traumatizaran‖. Enfermizadamente hoy en día no se predica sobre  el infierno, no ya a los niños, sino tampoco a los adultos. Es una realidad que si un sacerdote habla del infierno, se le tache de proscrito y se le ridiculice hasta llamarle ingenuo o ignorante, porque ese tipo de predicaciones es del pasado cuando se le daba más importancia a la atrición que a la Misericordia y a la misión salvífica, fruto de la inmolación de Cristo en la Cruz.

La tendencia generalizada  hoy  en  día  en  relación  al  tema  del  Infierno,  es  o negarlo en absoluto o creer vagamente en el con una idea totalmente distorsionada, es decir unos creen que Dios Padre infinitamente Misericordioso no puede destinar a sus hijos a un sufrimiento tan cruel y además eterno, por tanto el Infierno no existe, se niega el dogma; otros creen que si existe, pero que allí no va nadie. 

Por desgracia, algunos teólogos modernos como el caso del ex religioso Leonardo Boff (censurado por Roma) se pregunta ―¿Cómo un Dios todo amor, puede condenar a sus hijos a las penas eternas del infierno?, tanto él como el también desgraciadamente célebre Hans Küng, (ambos herejes), llegan prácticamente a negar dicho dogma, cuestionando su eternidad, es decir que el infierno en el caso de que exista, solo lo sería por un determinado período de tiempo, tras el cual, habría una ―amnistía general y desaparecía para siempre.

He tenido la vergonzosa experiencia de oír hablar a un respetado sacerdote religioso, teólogo y profesor en ejercicio de una universidad católica española negar la existencia del Dogma del infierno, afirmando claramente que ―Allí no hay nadie, ni va nadie.

Nuestros padres y abuelos comentan que antes se predicaba más sobre el infierno, que se hablaba tal vez en demasía, pero aun así eso era bueno porque se obtenían muchísimas conversiones, no obstante en la actualidad es todo lo contrario, se omite, se pasa por encima, se tergiversa o se niega. Hemos pasado de la hartura a la duda, de la duda a la ausencia, y de ésta a la negación, es decir a la HEREJÍA estrechamente cercana a la APOSTASÍA. 

Como ejemplo tomo estas palabras del caudillo de la Teología de la Liberación, Leonardo Boff, al que acolitan algunos sacerdotes y fieles. (Que los lectores juzguen por si mismos): «…Si pudiese, anunciaría esta novedad: el infierno es un invento de los curas para mantener al pueblo sometido a ellos; es un instrumento de terror excogitado por las religiones para garantizar sus privilegios y sus situaciones de poder. Si pudiese, lo anunciaría y ciertamente significaría una liberación para toda la humanidad. (Hablemos de la otra vida‖ Ed. Sal Terrae).

Narra el P. Marcel Nault, que cierto sacerdote en una conferencia carismática dijo a una multitud de unas 3 mil personas y 100 sacerdotes: ―Dios es amor, Dios es misericordia y verán su infinita Misericordia en el fin del mundo, cuando Jesús liberará a todas las almas del Infierno, aún a los demonios. ¡¡Este sacerdote sigue predicando y su Obispo no suspende sus facultades por enseñar tal herejía!! 

Tal es el daño que está causando estas erróneas interpretaciones teológicas, que hay seminarios en Hispanoamérica donde años antes florecían y llenaban por completo vocaciones ejemplarizantes, que se han ido vaciando a medida que se introducían estas corruptas ideas que desgarran la FE de los seminarista, propias no ya de un religioso o sacerdote, sino del mismo Demonio o Anticristo.

Es  por  estos  motivos,  y  por  el  alarmante  convencimiento  que  cunde  entre algunos teólogos, seminaristas, religiosos, fieles y de algún que otro sacerdote de que el Infierno no existe, o de que Dios en su infinita Misericordia, va a preparar  una ―amnistía‖ general,  perdonando a los condenados y cerrándolo para siempre,  por lo que publicamos este artículo que no presenta novedad alguna, solo es un recordatorio de lo que el Santo Magisterio de la Iglesia tiene registrado como Dogma primordial y del que parece que hoy en día es algo realmente ―repugnante,  del que hay que huir inmediatamente.  Nos  dejamos  arrastrar  por  los  pensamientos  del  mundo  y  sus acólitos: los actores, artistas de moda,  escritores famosos, políticos,  sociólogos, y  los personajillos de la telebasura, los tomamos como personas muy inteligentes, y si dicen lo que dicen  por algo será y habrá que tenerlo en cuenta, ¡¡hay que ―estar a la moda!!

Como botón de muestra expongo a continuación un breve párrafo del libro ―Espejos: una historia casi universal‖ del conocido escritor contemporáneo uruguayo Eduardo Galeano: 

«La Iglesia Católica inventó el Infierno y también inventó al Diablo. El Antiguo Testamento no mencionaba esa parrilla perpetua, ni aparecía en sus páginas ese monstruo que huele a azufre, usa tridente y tiene cuernos y rabo, garras y pezuñas, patas de chivo y alas de dragón. Pero la Iglesia se preguntó: ¿Qué será de la recompensa sin el castigo? ¿Qué será de la obediencia sin el miedo? Y se preguntó: ¿Qué será de Dios sin el Diablo? ¿Qué será del Bien sin el Mal? Y la Iglesia comprobó que la amenaza del Infierno es más eficaz que la promesa del Cielo, y desde entonces sus doctores y santos padres nos aterrorizan anunciándonos el suplicio del fuego en los abismos donde reina el Maligno. 

En el año 2007, el Papa Benedicto XVI lo confirmó:―Hay Infierno. Y es eterno. Los librepensadores, los filósofos, los científicos, los literatos y muchos amantes de la ―cultura‖, todos ellos hijos de este mundo, seguro que aplaudirán a rabiar la prosa del famoso escritor, pero además de despreciar la palabra de Dios, olvidan flagrantemente que los padres de la filosofía como Sócrates, Platón, Aristóteles, Séneca y Cicerón que aunque paganos, hablaron sobre el Tártaro, aquel infierno de los griegos, ―adonde llegaban los impíos que despreciaban las santas leyes‖. A pesar de ser ―cultos, las celebridades contemporáneas interpretan algunas obras literarias de los autores clásicos griegos Homero y Virgilio, como simples fábulas de la época y no digamos lo que opinan de las Sagradas Escrituras.

Encontramos en todos los pueblos de esta trillada tierra, la creencia universal del Cielo y del Infierno. Desde los más antiguos pueblos paganos como Asiria, India, etc. hasta los más salvajes pueblos indígenas de la América precolombina y pueblos del África negra una creencia sobre ese lugar de castigo para los malvados. 

Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla‖ (Mat. 11, 25–30).


 I. Origen  semántico de la palabra Infierno.

La palabra infierno es una palabra castellanizada proveniente del latín, ― infernus Pero como la Biblia no fue originalmente escrita en latín, no podemos encontrar este término en los textos primigenios que fueron hebreo, arameo y griego, por tanto vamos a analizar los diferentes nombres asignados en las lenguas originales, y que se prestan a alguna confusión cuando surgieron las diversas traducciones al igualar el término griego Hades con Gehenna y que son dos conceptos distintos, este análisis semántico no consigue otro fruto que la interpretación apropiada de los diferentes términos, resultado de una revelación progresiva.


EL INFIERNO

Seól (heb. she‘ôl): Significa ―mundo invisible o lugar de los muertos sin espíritu. (Utilizada en el Antiguo Testamento. Hades (gr. hád‘s): Quiere decir ―tumba o ―sepulcro. Inframundo, Morada de los muertos (palabra utilizada en el Nuevo Testamento). Infernus: (Lat. Infernus): Lo que yace debajo, la región inferior. 

Gehenna (gr. guéenna), Lugar cercano a Jerusalén donde se quemaba la basura. (Mt. 5,29–30; 18,9), Mc. 9,42 ss. en la Vulgata latina) (Se usa en el Nuevo Testamento). 

Tártaro (gr. Tartaróo), un lugar que existía debajo del Hades para castigar a los malos. 

Los tres primeros se refieren a un término general, algo escueto e impreciso, es aquel lugar llamado ―Morada de los muertos‖, un estado intermedio, sin especificar si son condenados o no, pues estaban esperando el juicio. Los dos últimos si definen enfáticamente como aquel lugar de castigo para los ―malos‖ o impíos‖. Por tanto el Infierno de castigo (gehenna, tártaro) no hay que confundirlo con el Hades o Seol o ―Seno de Abraham‖ o ―Limbo de los Padres. 

El Seno de Abraham como tal, se menciona solamente en dos versículos del Evangelio de San Lucas (Luc. 16, 22–23): parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro, que nos describe un lugar donde el alma de los justos comparten el reposo y la felicidad de Abraham, ― el padre de los fieles‖; no obstante esta ―felicidad‖ no era una felicidad completa, sino más bien una felicidad ―imperfecta‖ donde no se gozaba de la visión beatífica de Dios, donde no se sufría, sino que era aquel lugar de descanso hasta después de ser vencidos el pecado y la muerte tras la Gloriosa Resurrección del Salvador Jesucristo.

No obstante lo anterior, el concepto judío de Seol había evolucionado en el período inter–testamentario pues ya se creía que existían dos compartimentos distintos. También en este período, el concepto de Hades evoluciona llegando a ser más puntual, y es el mismo Jesús quien lo ratifica en aquella parábola de Lucas 16, 19 (Parábola de Lázaro y el rico Epulón) donde hace referencia tanto al Seno de Abraham, lugar de descanso, como al Hades referido como a ―ese lugar de tormentos‖ de donde nadie sale por toda la eternidad.

En el Credo apostólico y las Sagradas Escrituras se dice:…descendió a los infiernos (Dogma definido en 1215 en el IV Concilio Lateranense), hay quien se pregunta confusamente por qué el alma de Jesucristo bajo a los Infiernos, (creyendo sea el Infierno de los condenados), si con su muerte tras la inmolación en el glorioso trono de la Santa Cruz obtuvo la victoria sobre la muerte y el pecado, consiguió la apertura de las puertas del Cielo para todos los justos (Ef. 4, 9–10), y por tanto no era necesario que fuera a ver a los condenados.

Pero, ―el por qué bajó a los infiernos está relacionado con otra pregunta: ¿Bajó solamente al ―infernus Seol o Hades de los justos o seno de Abraham, o también al ―infernus de los condenados? A la primera respondemos lo que claramente rezan las Sagradas Escrituras y el Catecismo de la Iglesia Católica (631, 632, 633, 634 y 635), es decir que Jesucristo bajo a la ―morada de los muertos para proclamar la buena nueva a los espíritus allí detenidos y llevarlos consigo al Cielo, entre esta multitud de justos estaban San José, los patriarcas y los profetas.

A la segunda respondemos que Jesucristo bajó al Seno de Abrahan para rescatar a los justos, pero no al infierno de los condenados o Hades según lo escribe San Lucas en Hechos 2, 31 en donde no hace clara referencia al descenso a dicho lugar de castigo, para dar testimonio a los espíritus encarcelados, es decir proclamó su victoria sobre la muerte y el pecado, el demonio, y el resto de condenados. No bajó pues para liberar a los condenados, ni para destruir el infierno. 

Se entiende entonces que el Seno de Abraham fue un lugar temporal y por lo tanto ya no existe desde la Resurrección de Jesucristo y su Ascensión a los Cielos, demarcándose la perfecta diferenciación entre Cielo e Infierno y el estado intermedio y temporal o Purgatorio. 

Por último, una pequeña aclaración: no hay que confundir el ―Seno de Abraham con el Purgatorio, aunque ambos son temporales, el primero ya dejó de existir, y el segundo todavía lo es hasta la consumación de los siglos y la finalización de las penas purgantes del último ser humano que tenga que permanecer allí.


II. Definición: ¿Qué es el infierno?


El infierno es un lugar en el estado de la más grande y completa desgracia eterna, destinado a ser morada de los ángeles réprobos o demonios, junto con su líder llamado Diablo o Satanás. Es también el destino final de las almas de los que ya han muerto y rechazaron libre y voluntariamente a Dios, de aquellos que no aceptaron las gracias de la salvación otorgadas por Dios que en su infinita bondad, merced a su pasión y muerte en la Cruz ha regalado a todos los hombres, por tanto estas almas y todos los demonios están condenados en la eternidad.

III. La existencia del Infierno. El dogma.

La existencia del infierno es un dogma de la Iglesia, definido en el IV Concilio de Letrán (1.215) y explicado en muchos documento del Magisterio. Por tanto al ser dogma de fe hay obligación de creer, de lo contrario caeremos en herejía y apostasía, con la debida carga de pecado mortal. Según el diario de Santa Faustina Kowalska, dice que en su visita al infierno, se le dio a conocer que la mayor parte de los condenados no habían creído en el infierno durante su vida terrenal.

Respecto al Dogma del Infierno, dice S.S. Juan Pablo II el 28 de julio de 1999:―El pensamiento del infierno y mucho menos la utilización impropia de las imágenes bíblicas no debe crear psicosis o angustia; pero representa una exhortación necesaria y saludable a la libertad, dentro del anuncio de que Jesús resucitado ha vencido a Satanás, dándonos el Espíritu de Dios, que nos hace invocar ―Abbá, Padre (Rm 8, 15; Ga 4, 6). 

Es  muy  cómodo  para  las  conciencias  anestesiadas  negar  la  existencia  del infierno. No se puede creer desde luego que ese rechazo se deba a la ignorancia, o a una dudosa premisa intelectual. Es más bien una problemática de índole moral, ya que  esa  doble  moral  se acomoda a  los  apetitos  carnales  de  los  que  no se quieren desvincular, más bien se desdibuja la arquitectura de la conciencia para admitir toda clase de pecados considerándolos lícitos, de ahí la ausencia de temor. Por eso es tan importante predicar sobre los novísimos, porque aunque resulte indigesto a muchos, solo por el temor se convertirían. Es por eso que los ateos y agnósticos niegan a Dios, pues es fácil creer que si no hay Dios, no hay pecado, por tanto no hay demonio, y menos aún infierno, y consecuentemente se puede vivir libremente, sin temores ni culpas; ya lo decía Dostoyevsky: Si Dios no existe, todo es lícito.

La Iglesia es rotundamente clara al afirmar como dogma de fe, que el infierno tiene  una  duración  eterna.  Así  en  las  traducciones  del  griego,  se  toma  la  palabra aionios  que  se  traduce  como  ″aquello  que  no  tiene  fin  en  clara  referencia a  la eternidad del infierno (Ap,14, 11) , es también la misma palabra utilizada por San Juan para hablar de la eternidad de Dios (Rom. 26, 16) y la misma para hablar de la vida eterna (Jn. 3, 16). Esta palabra no tiene doble significado, por tanto es claro que si Dios es eterno y la vida es eterna, la duración del infierno también es eterna.

Hemos descrito desde el principio, como la revelación de las Sagradas Escrituras es rica en fuentes primarias que describen el infierno  bajo varias palabras, bien sean  procedentes del arameo, hebreo o griego. No es de recibo, citar todos los versículos de la Biblia donde se menciona al infierno, por tanto el Magisterio de la Iglesia en la actualidad  resume el Dogma del Infierno en el Catecismo de la Iglesia Católica en su 1ª  parte,  2ª  sección,  Capítulo  3º,  artículo  12,  epígrafes  1030  a  1041,  y  que  aquí transcribimos solo dos:

1035 La enseñanza de la Iglesia afirma la existencia del infierno y su eternidad. Las almas de los que mueren en estado de pecado mortal descienden a los infiernos inmediatamente después de la muerte y allí sufren las penas del infierno, ―el fuego eterno‖ (cf DS 76; 409; 411; 80 1; 858; 1002; 135 1; 1575; SPF 12). La pena principal del infierno consiste en la separación eterna de Dios en quien únicamente puede tener el hombre la vida y la felicidad para las que ha sido creado y a las que aspira.

1037 Dios no predestina a nadie a ir al infierno (cf DS 397; 1567); para que eso suceda es necesaria una aversión voluntaria a Dios (un pecado mortal), y persistir en él hasta el final. En la liturgia eucarística y en las plegarias diarias de los fieles, la Iglesia implora la misericordia de Dios, que ―quiere que nadie perezca, sino que todos lleguen a la conversión‖ (2 P 3:9).

Por otra parte, es necesario reseñar que en el canon romano de la Misa de San Pío V o Misa Tradicional (plegaria eucarística n. 1 del ―novus ordo), recuerda y conserva el dogma del infierno eterno en la oración ―Hanc igitur momentos antes de la Consagración: ―… Líbranos de la condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos.