MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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miércoles, 30 de diciembre de 2015

DIOS SIEMPRE PAGA CON LA MISMA MONEDA: EL QUE HA NEGADO LA VIDA EN LA TIERRA A SU HIJO, SE LE NEGARÁ TAMBIÉN A ÉL LA ENTRADA EN EL CIELO.

DIOS SIEMPRE PAGA CON LA MISMA MONEDA. EL QUE HA NEGADO LA VIDA 
 EN LA TIERRA A SU HIJO, SE LE NEGARÁ TAMBIÉN 
A ÉL LA ENTRADA EN EL CIELO.

Los católicos sabemos que Dios Todopoderoso infunde, desde el primer momento de la concepción, en cada criatura que nace a la vida un alma inmortal, el alma del abortado vuelve a Dios, y se lamenta porque había sido destinada a unirse a un cuerpo material, para tener la posibilidad de desarrollarse para, en el mundo, y en contacto con sus hermanos, poder conseguir los medios necesarios para ser merecedora de poder alcanzar la felicidad eterna en el Reino de Dios.

Pero los Padres que estaban destinados para asegurar su desarrollo material y espiritual, y para procurarle esa dicha, después de haber cobrado por adelantado el premio dado por Dios para ese fin, matándolo en el seno de su madre, devuelven ese regalo de Dios, y le dicen como Lucifer: "No serviré".    


SALMO 44
Al maestro de coro. Oda de los hijos de Coré
(Lamento de los niños abortados)

Los hijos de Coré, representan a los hijos abortados, que en su venida al mundo, recuerdan a su sublime Creador, todas las dificultades que pasaron sus antepasados, para poder tomar posesión de la Tierra en la que habían nacido, debido a la oposición de sus enemigos que querían impedir su venida a este mundo (comodidad, huida del sacrificio, egoísmo).

Esos enemigos, están simbolizados por las huestes, que se oponían a la voluntad de Dios, en tiempos de la implantación de los israelitas en Palestina, y combatían para impedir su toma de posesión en el País escogido por Yahvé para su Pueblo elegido.

Solo la religiosidad del Pueblo, con el poder de Dios, era la que hacía vencer todas las dificultades, que se oponían a la venida al mundo de sus antepasados.



Pero ahora nos rechazas y permites que se burlen de nosotros,
 ya no sales con nuestras tropas.
Nos haces retroceder ante nuestros adversarios,
y nuestros enemigos nos han saqueado.
Nos entregas como ovejas destinadas al matadero,
y nos has dispersado entre las naciones;
Vendes tu pueblo a bajo precio; 
bien poco ganas con su venta.
Nos haces la irrisión de nuestros vecinos,
burla y escarnio de cuantos nos rodean;
nos has hecho refrán de las naciones,
ante nosotros los pueblos menean la cabeza.
Tengo siempre presente mi oprobio,
y la vergüenza cubre mi rostro,
ante los gritos de insulto y escarnio,
ante los enemigos y rivales.


       
Impactante lamento de los abortados, cuya sangre derramada clama a su Hacedor, ante el martirio de millones de seres inocentes, que se quejan también de ser asesinados por sus mismos padres y gobiernos, como ovejas destinadas al matadero, para enriquecer a todas las clínicas abortistas y los laboratorios de cosmética, y beneficiar a gente sin escrúpulos, que adoran ídolos, como así lo hacían los habitantes de Palestina, antes de la venida de Israel. En este caso, los ídolos son el dinero y la comodidad, que es el triunfo del egoísmo sobre el amor. 

Actitud que es objeto de escándalo de las personas creyentes anti abortistas, que se quedan atónitas ante la masacre de esos inocentes, que son tratadas mucho peor que los animales y plantas, como así lo afirma la Iglesia y el santo Padre, y que tienen que soportar los gritos y los ladridos de insulto y escarnio de los eternos enemigos de Dios y de su Santa Iglesia, como así lo dice el Salmo.



Todo esto nos ha sucedido sin habernos
 olvidado de ti, sin haber violado tu alianza.
Sin que nuestro corazón se volviera atrás,
Ni se desviaran de tu senda nuestros pasos;
Pero nos has triturado, nos has desolado,
Nos has cubierto de tinieblas.
Si hubiéramos olvidado el nombre de nuestro Dios,
O alzado nuestras manos a otros dioses,
¿No lo habría descubierto Dios,
Que penetra los secretos del corazón?



        Estremecedora queja de los abortados, que se han limitado a obedecer la ley natural y divina, que los ha traído al mundo, siguiendo los pasos puestos por Dios para conseguirlo, y que han sido descuartizados y triturados sin consuelo ni amparo alguno, causándoles la desolación y las tinieblas a unas criaturas inocentes e indefensas.



Por tu causa, estamos en peligro de muerte 
cada día, somos tratados como ovejas 
destinadas al matadero.
¡Despierta! ¿Por qué duermes, Señor mío?
¡Levántate, no nos rechaces para siempre!
¿Por qué escondes tu rostro,
y olvidas nuestra miseria y opresión?
Estamos hundidos en el polvo
con el vientre pegado a la tierra.
¡Álzate en nuestra ayuda,
 por tu amor, rescátanos!


  
Sublime y emocionante llamamiento de ayuda a Dios, de parte de los indefensos, de unas criaturas puras e inocentes exterminadas sin piedad por sus padres-verdugo, y sus sicarios, apoyados por los gobernantes, para recaudar el voto de los hedonistas.

Esta llamada, tendrá una respuesta segura de Dios, que castigará a los culpables y a los encubridores de esos crímenes abominables, mucho peores que los de los Nazis, que exterminaban gaseando a sus víctimas, mientras que los niños están siendo descuartizados vivos, sin piedad, con la bendición de los progresistas, que sin embargo son partidarios de la abolición de la pena de muerte, y de sus crueles y malvados progenitores, que podrían darlos en adopción, pero que se deshacen de ellos por puro egoísmo.


martes, 29 de diciembre de 2015

EXPLICACIÓN DE JESÚS: ¿COMO TIENE QUE SER LA ORACIÓN; POR QUÉ YA NO HAY MILAGROS COMO EL PRINCIPIO DEL CRISTIANISMO?


SOLO LA IGLESIA CATÓLICA ES EL ARCA DE LA ALIANZA
DONDE ESTÁ DEPOSITADA TODA LA SABIDURÍA DE DIOS
El Belén y el altar con Jesús rodeado de los más grandes Místicos:
San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús, Doctores de la Iglesia



Extraordinaria explicación de Jesús, que aclara por qué lo que pedimos en la oración, no se cumple: es por nuestra falta de fe, ya que inconscientemente, en el fondo de nuestro espíritu, pensamos: “Dios no me escucha. Dios no puede concederme esta gracia”, sublime explicación sobre los poderes fabulosos de Dios, que ha creado el Universo de la nada y como de una manera misteriosa actúa través de las fases astrales, lejanas a millones de kilómetros, que no están ausentes en la creación de los seres humanos, y que regulan de una manera misteriosa el germinar de las mieses y el florecer de los árboles.

Jesús levanta algo el velo, sobre la simbiosis que es la interrelación que existe entre el Universo creado en el cosmos y la vida en la Tierra, es un asunto que personalmente siempre sospeché, existe unos mecanismos en el Universo como estrellas que rotan a grandísima velocidad y que producen, como si fuera un alternador gigante, una serie de rayos gamma que traspasan gran parte del Universo, y como todo lo creado por Dios tiene un fin específico, está algo aclarado la influencia de los astros, que no tiene nada que ver con la astrología que está tan de moda en nuestros días. 



De los cuadernos de María Valtorta
31 de Diciembre de 1.943


Dice Jesús:

Dos reflexiones que hay que hacerse siempre, y aún más ahora que vuestros corazones, bajo el flagelo del demonio, son llevados a vacilar en la duda, primer paso hacia la desesperación. Eso es lo que quiere Satanás. A él no le importan tanto las ruinas materiales que produce, sino los efectos espirituales que éstas tienen en vosotros. Por eso conviene que Yo, Maestro os repita una vez más la lección acerca de comportarse para merecer.

Dice Marcos 6, 5. “Y no podía (Jesús) hacer algún milagro, y solo curó a algunos enfermos”.
Con cuanto amor había ido a mi Patria, solo puede comprenderlo quien piensa en la perfección del Hombre-Dios, que ha sublimado las pasiones humanas haciéndolas santas, como convenía a su naturaleza. Dios no niega y prohíbe vuestros sentimientos cuando estos son honestos y santos, condena únicamente aquellos que erróneamente llamáis sentimientos, pero que en realidad son perversiones.

Yo, pues amaba mi patria, y en ella con especial amor, mi pueblo. A Nazaret desde donde había partido para evangelizar, regresaba mi corazón cada día con sentimiento de amor y también volvía Yo, porque habría querido socorrerla y santificarla, a pesar de saber que estaba cerrada y hostil hacia Mí. Si prodigué por doquier la potencia del milagro, en Nazaret quería que esa potencia no dejase de resolver ningún caso de enfermedad física, de enfermedad moral, de enfermedad espiritual, había querido consolar cada miseria, iluminar cada corazón.

Pero, la incredulidad de mis paisanos estaba contra Mí. Por eso el milagro les fue concedido solo a aquellos pocos que se acercaron a Mí con fe y sin soberbia de juicio.
Vosotros me acusáis muchas, muchas veces de que no os escucho y no os satisfago. Pero examinaros, hijos. ¿Cómo venís a Mí? ¿Dónde está en vosotros esa fe constante, absoluta, semejante a la de un niño inocente que sabe que el hermano mayor, el padre amoroso, el abuelo paciente pueden ayudarle y contentarle en sus necesidades infantiles, porque le quieren mucho? ¿Dónde está esa fe en vosotros hacia Mí? ¿Acaso no soy Yo entre vosotros extranjero, como lo era en Nazaret, porque la incredulidad y la crítica me expulsaban en cuanto ciudadano?

Vosotros oráis. Queda aún quien ora. Pero mientras me pedís una gracia pensáis, sin decíroslo siquiera a vosotros mismos, pero pensándolo en el profundo de vuestro espíritu: “Dios no me escucha. Dios no puede concederme esa gracia”.

¡No puede! ¿Qué es lo que no puede Dios? Pensad que ha creado el Universo de la nada, pensad que desde hace milenios lanza los planetas en los espacios y regula su recorrido, pensad que contiene a las aguas en sus playas sin barreras de diques, pensad que ha hecho del barro ese organismo que sois, pensad que en este organismo una semilla y unas cuantas gotas de sangre que se mezclan crean un nuevo hombre, que al formarse está en relación con fases astrales, lejanas miles de kilómetros, pero que en cambio no están ausentes en la obra de la formación de un ser, así como regulan, con sus éteres y su surgir y ponerse sobre vuestros cielos, el germinar de las mieses y el florecer de los árboles; pensad que, con su sabio poder ha creado las flores dotadas de órganos apropiados para fecundar otras flores a las que hacen de intermediarios los vientos y los insectos. Pensad que no hay nada que no haya sido creado por Dios, tan perfectamente creado, del sol al protozoo, que vosotros no podéis añadir nada a tal perfección.

Pensad que su sabiduría ha ordenado, del sol al protozoo, todas las leyes para vivir, y convenceros de que no hay nada imposible para Dios, quien puede disponer a su gusto de todas las fuerzas del cosmos, aumentarlas, pararlas, hacerlas más veloces, con solo pensarlo con su mente. ¿Cuántas veces en el transcurso de los milenios, los habitantes de la Tierra se han quedado asombrados por fenómenos estelares de inconcebible grandeza: meteoros de extrañas luces, sol en la noche, cometas y estrellas que nacen como flores en un jardín, en el jardín de Dios, y que son lanzados a los espacios como por un juego de niños para asombraros?

Los científicos han dado ponderosas explicaciones de disgregación y composición de células o de cuerpos estelares para volver humanos los incompresibles brotes de los cielos. No. Callad. Decid solo una palabra: Dios. ¡He aquí al formador de esas relucientes, rotantes, ardientes vidas! Dios es quien, para advertencia a los olvidadizos, os dice que Él es, a través de las auroras boreales, a través de los veloces meteoros, que vuelven de zafiro, de esmeralda, de rubí o de topacio el éter que surcan, a través de los cometas con sus colas llameantes similares al manto de una reina celeste que cruza en vuelo los firmamentos, a través del abrirse de otro ojo estelar en la cúpula del cielo, a través del girar del sol perceptible en Fátima para persuadiros sobre la voluntad de Dios. Vuestras otras inducciones son humo de ciencia humana y en el humo se envuelve el error.

Todo es posible para Dios. Pero en lo que os concierne, sabed que a vosotros, Dios exige únicamente fe para actuar. Vosotros detenéis el poder de Dios con vuestra desconfianza. Vuestras oraciones están contaminadas de desconfianza. No me refiero además a los que no rezan, sino blasfeman.

"Ungían con óleo a los enfermos y los curaban”. En la medicina práctica de entonces, el óleo tenía un papel primordial. No se puede decir que sea más nocivo o menos eficaz que vuestras complicadas medicinas de ahora. Al contrario, seguro que era más inofensivo. Pero no era en el óleo donde residía el poder de curación para los enfermos que eran ungidos por mis Apóstoles.

Yo lo he dicho: “Quienes creen en Mí, podrán caminar sobre serpientes y escorpiones y realizar las obras que Yo hago”. Yo no miento nunca, y puedo infundir poder divino en la mano de un niño que cree y vive en Mí, ¿No está colmada la historia del cristianismo de estos milagros? Los primeros siglos están cubiertos de ellos, y su florecimiento ha ido disminuyendo no porque haya disminuido el poder de Dios, sino porque vosotros sois insuficientes en la tarea de ser los ministros de Dios.

Tened, tened,  tened fe, Ella os salvará”.






lunes, 28 de diciembre de 2015

MUY ANTIGUA IMAGEN DE LA SAGRADA FAMILIA, QUE ES EL EJEMPLO QUE TENEMOS QUE SEGUIR




Esta antigua imagen de la Sagrada familia, es una litografía hecha en un tiempo en donde aún existía un gran fervor religioso, y cuando la mayoría de las personas sabían distinguir la diferencia tan grande que existe entre el bien y el mal, es decir entre la virtud y el pecado, o entre Dios y Satanás.

Virtud que era la busca afanosa de muchos creyentes, cuando aún no estaba arraigada como hoy, la busca afanosa de la felicidad puramente material, que hace que la gente se olvide de Dios, y se dedique únicamente a adorar a los falsos dioses que son el dinero, el lujo, el disfrute, lo que acarrea la esclavitud de los pecados de gula, lujuria, avaricia, explotación de los pobres, que es una esclavitud encubierta bajo las apariencias de libertad.

Este humilde matrimonio que apareció en Israel hace más de 2.000 años, y que ha pasado desapercibido a los ojos de la multitud de la gente de aquella época, ha sido capaz de transformar el mundo entero, y crear la Religión más importante en número de adeptos y en cuanto a Doctrina más sublime: La defensa de los pobres y los humildes, con la promesa de transformaros en herederos del fabuloso Reino de Dios, un Reino eterno, donde habrá desaparecido para siempre todo rastro de mal como el odio, la envidia, la soberbia, la pobreza, las enfermedades, la vejez con todas sus secuelas.

Un Reino que, al revés de los reinos terrenos de este mundo, dará Poder y Gloria, a los más humildes que son los pobres de Espíritu de las Bienaventuranzas, y no a los más astutos, soberbios poderosos, egoístas, embusteros, y viciosos, que son los ricos de las imprecaciones de Jesús en el sermón de la montaña, que son los nuevos Epulones de la Parábola, serán rechazados como réprobos.

Pero serán intronizados como gobernadores con poder y gloria, a los que han sido marginados en esta Tierra, que han sido perseguidos, vilipendiados, odiados, explotados, maltratados, y hasta degollados, por los poderosos y los infieles de este mundo, solo por haber sido seguidores de la Doctrina de Jesús. 

Bendita y alabada sea la Sagrada Familia, que ha sido el verdadero ejemplo y modelo de todos los que han sufrido por ser fieles seguidores de la Ley de Dios, y que por esa razón serán poseedores del Reino eterno de los Cielos, por los siglos de los siglos. Amén. 



sábado, 26 de diciembre de 2015

LAS SEÑALES PRECURSORAS DE LA VENIDA DEL ANTICRISTO: EL CAMBIO CLIMÁTICO, Y LAS PERSECUCIONES

EL DRAGÓN INFERNAL



El Papa Francisco acaba de pronunciar su discurso de Navidad de 2.015, y ha denunciado con insistencia, lo que los ateos y los políticos, que solo quieren asegurarse su puesto nunca se atreverán a denunciar: la busca afanosa del lujo, del placer, del dinero, y la indiferencia hacia los que sufren, y a los perseguidos. Ha hablado igualmente del cuidado que hay que tener hacia el medio ambiente.

Y es que en realidad, ambas cosas van unidas, es seguro que un pueblo que tiene leyes decentes que no son contrarias al Evangelio, tendrá prosperidad no solo desde el punto de vista económico, pero además desde el punto de vista del medio ambiente, que los científicos atribuyen a fenómenos naturales, pero que en realidad son castigos de Dios. 

El Evangelio explica lo que ocurrirá al final de los tiempos, con la persecución atroz a todos los creyentes. Estamos asistiendo hoy día a los preludios de la venida del Anticristo.

Admiración y seguimiento de la Doctrina hedonista completamente opuesta a la doctrina de Jesús, adoración hacia el dinero, el lujo y el placer, abandono de la caridad hacia los necesitados.

Estamos asistiendo igualmente a las consecuencias : La naturaleza se está rebelando en todos los sitios contra la humanidad, que no solo no rinde culto a su Creador, pero que además legisla y vive en contra de sus mandamientos.

Inundaciones, tsunamis catastróficos, cambios de clima adversos, sequías en muchos lugares, que ocasionan hambrunas y exilios; guerras y atentados terroristas en muchos lugares del mundo, todo ello consecuencias del clima de odio y de rencor pregonado por la bestia y asumido por gran parte de la humanidad.

Otra enseñanza no menos perniciosa, pero que ha logrado introducirse hasta en muchos eclesiásticos: El Relativismo, que no ve diferencia alguna entre el pecado y la Virtud, es decir entre Satanás y Jesús. La desobediencia, contraria a una de las virtudes más grandes, ya que está escrito: "más quiere Dios la obediencia que los sacrificios", la secularización de la Sociedad, que no es otra cosa que dejar de adorar a Dios, para idolatrar a otros ídolos: como son los científicos, deportistas o artistas ateos.




Del Poema del Hombre-Dios de Mª Valtorta


La carestía y la mortandad de las epidemias serán uno de los signos precursores de mi segunda venida. Los castigos creados para corregiros y volver a llamaros a Dios causarán, con dolorosa potencia, una de las selecciones entre los hijos de Dios y de Satanás.

El hambre producido por los robos y las malditas guerras, queridas sin justificación de independencias nacionales, sino sólo por la ambición del poder y la soberbia de los demonios con apariencia de hombres, producido por el detenerse de las leyes cósmicas, por voluntad de Dios, por lo qué el hielo será áspero, y prolongado, por la qué el calor quemará y no será mitigado por las lluvias, por lo qué las estaciones serán invertidas y tendréis sequedad en las estaciones de las lluvias y lluvias en el tiempo de la maduración de las mieses, así qué engañadas por la templanza repentina o el frescor insólito, las plantas florecerán fuera de estación y los árboles se recubrirán, después de haber generado, de nuevas flores inútiles, que aprisionan sin fruto la planta – porque todo desorden es nocivo y conduce a la muerte, recordarlo, hombres – el hambre atormentará cruelmente esta raza perversa y enemiga de Dios.

Los animales, privados de forraje y pienso, de grano y semilla, morirán de hambre y, por el hambre del hombre, serán destruidos sin darles tiempo de procrear.

Los pájaros del cielo y los peces de las aguas, piaras y rebaños, serán asaltados por todas partes para dar a vuestros vientres el alimento que la tierra solo producirá escasamente.

La mortalidad, creada por las guerras y las pestes, los terremotos y los naufragios, precipitará en el más allá a los buenos y a los malos. Los primeros para vuestro castigo – porque privados de los mejores, empeoraréis cada vez más – los segundos para su castigo, porque tendrán el Infierno por morada antes de la hora prevista.




miércoles, 23 de diciembre de 2015

NOS DICE JESÚS: SIN EL ARREPENTIMIENTO AMARGO Y SALUDABLE, INÚTILMENTE YO PARA VOSOTROS MORÍ.


ATARDECER EN SIERRA NEVADA (GRANADA)



Del Poema del Hombre-Dios de María Valtorta
 (3-3-1.945)

Dice Jesús:

[...] Estamos frente a la muerte. Yo lo estoy. Otros también lo están ¿Quienes? ¿Quieres saber quien, Pedro? Todos. La muerte avanza hora a hora y aferra a quien menos se lo espera. Pero es que incluso aquellos que tienen mucha vida que tejer, hora a hora están frente a la muerte, pues que el tiempo es un relámpago frente a la eternidad y en la hora de la muerte hasta la vida más larga se reduce a nada, y las acciones de lejanos decenios, hasta los de la primera edad, vuelven en masa para decir: "Mira: ayer hacías esto".

¡Ayer! ¡Siempre es ayer cuando uno se muere! ¡Y siempre es polvo el honor y el oro que tanto anheló la criatura! ¡Pierde todo sabor el fruto por el que se perdió el juicio! ¿La mujer? ¿La bolsa? ¿El poder? ¿La ciencia? ¿Qué queda? ¡Nada! Solo la conciencia y el juicio de Dios, juicio al que la conciencia va pobre de riquezas, desnuda de humanas protecciones, cargada solo de sus obras.

"Tomen su sangre y tiñan con ella las jambas y arquitrabe y el Ángel no arremeterá a su paso, contra las casas en que esté el signo de la sangre". Tomad mi Sangre. Ponedla no en las piedras muertas sino en el corazón muerto. Es la nueva circuncisión. Y Yo me circuncido por todo el mundo.

No sacrifico la parte inútil, sino que quebranto mi magnífica, pura, sana virilidad, completamente la sacrifico y de los miembros mutilados, de las venas abiertas, tomo mi Sangre y trazo sobre la Humanidad anillos de salvación, anillos de eterno desposorio con el Dios que está en los Cielos, con el Padre que espera, y digo: Mira, ahora no puedes rechazarlos porque rechazarías tu Sangre".

"Y Moisés dijo: "...y luego sumergid un manojo en la sangre y asperjad con sangre las jambas´". ¿No basta entonces la Sangre? No basta.

A mi Sangre debe unirse vuestro arrepentimiento. Sin el arrepentimiento, amargo y saludable, inútilmente Yo para vosotros moriré.






lunes, 21 de diciembre de 2015

DIJO EL PADRE PÍO DE PIETRELCINA: "HAY QUE VACIAR EL PURGATORIO DE ÁNIMAS"

DEBEMOS REZAR POR LAS ÁNIMAS: LES HACEMOS
 UN GRAN BIEN A ELLAS Y A NOSOTROS



Un refrán castellano dice: "el muerto al hoyo y el vivo al bollo", y eso es lo que ocurre en las misas por los difuntos, y en todas las misas a las cuales yo asistí, he visto siempre el Sacerdote afirmar que el difunto está ya en el cielo, cuando en realidad no es así: Al cielo que es un intercambio de amor entre Dios y el alma, solo se puede entrar con el alma completamente purificada y limpia, no solo de sus vicios, pero también, y es lo más difícil, de las profundas raíces que los alimentan.

Es una tarea que es larga y difícil, para darse cuenta de ello basta recordar lo que nos cuesta perdonar y olvidar las ofensas recibidas, cuando para entrar en el  Cielo, hay que deshacerse completamente de esas raíces. Pero además hay que expiar toda la falta de Amor a nuestros parientes y hermanos, en la Vida de la gran Mística italiana María Valtorta, que pasó muchos años paralítica en su cama, sin el amor de su madre, que la desatendía, esta se le apareció, y entre otras cosas le dijo: "¡Si supieras como se paga aquí la falta de amor hacia nuestro prójimo!" 



¡ROGAD POR LOS DIFUNTOS!
(De una imagen piadosa de Ayuda a la Iglesia necesitada)

Desgraciadamente cuando alguien muere, sus familiares creen que, ya con la misa del funeral tiene bastante...¡Qué poco saben de la otra vida!... si en vez de tantas lágrimas, coronas, flores y mausoleos costosos, se acordaran de rezar por ellos, de dar limosnas en su nombre, de decirles misas, las Misas Gregorianas serían las ideales, pues tras treinta misas seguidas aplicadas al mismo difunto, según privilegio de la Iglesia, el alma del Purgatorio  sube al cielo, así acertarían. ¡Pero nadie escarmienta en cabeza ajena!, y mientras los familiares difuntos sufren los tormentos y llamas del Purgatorio, ellos disfrutan las rentas y herencias  que les dejaron los que ahora gimen en aquel lugar de purificación...

No seas tu de estos y cuéntalos en tus oraciones, limosnas y sacrificios, y sobre todo, con la misa, remedio con excelencia para sacar almas del Purgatorio. Ellas saben lo que tu haces a su favor y jamás olvidarán el gran beneficio que les haces al aliviarlas de sus dolores y sacarlas de aquel lugar de sufrimientos. Las almas del Purgatorio jamás permitirán que pasen hambre quienes piden, rezan o encargan misas por ellas. No los olvides. Si tienes dificultadas para decirles misas a tus difuntos en la parroquia, puedes escribir a: Ayudas a la Iglesia necesitada, Ferrer del Río, 3, Madrid 28028, y allí te dirán, mediante un donativo, las misas que quieres incluso las Gregorianas.

Si no tienes medios económicos para decirles misas a tus difuntos, no olvides que después de la Misa, el Rosario es la oración más eficaz aplicable a los difuntos.

Pedidos: 963 919653 y 963 492727.





domingo, 20 de diciembre de 2015

JESÚS HA VENIDO A ESTE MUNDO, HUMILDE Y POBRE PARA SANAR Y NO JUZGAR, VOLVERÁ CON PODER Y GLORIA PARA JUZGAR A VIVOS Y MUERTOS


J

Extraordinario relato, en donde se ve la perfección de Jesús y el incansable esfuerzo de llevar a la salvación incluso a los que iban a ser sus verdugos, ofreciéndoles por anticipado su perdón para conseguir arrepentirlos y así, apartarlos de la condenación eterna, postura que ha conducido a muchos Pastores quietistas y relativistas a creer que Jesús se comportará de esa misma manera en el día del Juicio, lo que es un error tremendo, ya que Jesús se comporta de esa manera en la Tierra, precisamente para que con la conversión, no pueda aplicar su Justicia que será entonces inexorable.

En efecto, el arrepentimiento y la conversión de las almas se aplican solo en esta tierra, debido a la Gracia santificante, obtenida en este mundo, que no es el Reino de Dios, por los méritos de su tremenda Pasión, y por la acción de la Comunión de todos los Santos, el Cuerpo místico de Dios.

En el día del Juicio, es decir en el otro mundo, en el Reino de Dios, esa gracia no puede actuar, el alma se queda petrificada al comparecer ante el Creador a rendir cuentas, de la misma manera que la espiga del trigo, al llegar a su maduración, y al haber sido segado, no puede ya ni crecer, ni menguar.






Del Poema del Hombre-Dios de María Valtorta
El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén
y en el barrio de Ofel.


(...) (Jesús y los apóstoles) salen del Templo, que hormiguea de gente, para sumergirse en el tráfico de las calles en donde todos se mueven presurosos, atareados en los últimos preparativos pascuales; y los que llevan con retraso buscan afanosamente una habitación, un vestíbulo, un sitio cualquiera y transformándolo en cenáculo, poder comer el cordero.

En medio de ese gentío que se agolpa, es fácil así encontrarse y no reconocerse, en ese gentío, agitado continuamente en donde desfilan ante los ojos fisionomías de todas las edades y de todas las regiones, en donde hay israelitas y donde la sangre pura de Israel ha contraído por mezclas de sangre o simplemente por mimetismo, semejanzas con otras razas.

Y así, se ven hebreos que parecen egipcios, y otros, que por sus labios salientes, de narices chatas y de ángulo facial, parecen cruces con nubienses; otros que, por las caras afiladas, pequeñas, de extremidades gráciles, de miradas perspicaces, delatan su procedencia de las colonias griegas por su mezcla con griegos; mientras que otros, hombres altos y fuertes, de rostros pronunciados, revelan claramente su procedencia latina; también hay muchos que nosotros llamaríamos circasianos o persas, con rastros de ojos mongólicos o indios: con rostros blanquísimos los primeros, y de rostros aceitunados los segundos.

¡Un bonito caleidoscopio de caras y vestidos! Los ojos se cansan tanto, que al final miran sin ver. Pero lo que a uno le pasa desapercibido, otro lo observa. Es, pues comprensible que lo que le pasa desapercibido al Maestro, siempre un poco absorto dentro de sí, cuando no le hacen preguntas y le dejan en paz, lo note uno u otro de los que están con Él. Los Apóstoles que están más cerca de Jesús, comentan unos con otros lo que ven, cuchicheando entre ellos unas observaciones… muy humanas, respecto a las personas señaladas.

Jesús capta uno de esos comentarios incisivos sobre un discípulo que pasa raudo fingiendo no verlos: “¿A quién decís esas palabras?”, pregunta.

“A ese mochuelo” dice Santiago de Zebedeo mientras le señala. “Ha hecho como si no nos veía. Y no es el único que lo hace. Pero cuando quería curarse y te buscaba, ¡ah, entonces si que sabía vernos! ¡A ver si le viene la pústula maligna!”.

“¡¡Santiago!! ¿Con estos sentimientos estás a mi lado y te preparas a comer el cordero? Verdaderamente, tú eres más incoherente que él. Él se ha separado con franqueza, cuando ha sentido que no podía hacer lo que Yo decía. Tú te quedas, pero no haces lo que Yo digo.

¿No eres entonces más pecador que él?” Santiago se pone colorado hasta la congestión, y se retira detrás de los compañeros, avergonzado.

“¡Es que duele que actúen así, Maestro!, dice Juan, para ayudar a su hermano que ha sido corregido. “Nuestro amor se rebela al ver su desamor…”.

“Sí, ya. ¿Y pensáis que los vais a llevar al amor de esta forma? Desaires, malas palabras, insultos nunca han llevado a un rival o a uno que piense de forma distinta al punto a donde se quería llevar. 

Son la dulzura, la paciencia, la caridad – perseverantes a pesar de todas las negativas - , las que al final consiguen. Yo comprendo vuestro corazón, que sufre al no verme amado, y lo compadezco. Pero querría percibiros, veros más sobrenaturales en vuestras acciones y en vuestros medios para hacer que me amen. ¡Ánimo, Santiago, ven aquí! No he hablado para avergonzarte. Comprendámonos, amémonos al menos entre nosotros, amigos míos… ¡Que ya hay mucha incomprensión y dolor para el Hijo del hombre!”.

Santiago, tranquilizado, vuelve junto a Jesús. Andan un rato en silencio. Luego Tomás interviene bruscamente con una fuerte exclamación: “¡Pero es una verdadera vergüenza!”. 
“¿El qué?” pregunta Jesús.
“¡Pues la vileza de muchos! Maestro, ¿no ves cuantos fingen que no te conocen!”.

“¿Y qué?, ¿Cambiará acaso, su modo de actuar una iota de lo que está escrito acerca de Mí? No. Sólo para ellos se cambia lo que se podría escribir. Porque en los libros eternos se podría decir de ellos: “Los discípulos buenos”, y se escribirá: “Los que no fueron buenos, aquellos para quienes fue para nada la venida del Mesías”.

Palabra tremenda, ¿sabéis? Peor que la de: “Adán, con Eva pecó”. Porque Yo puedo anular aquel pecado. Pero no podré anular este de renegar del Verbo Salvador… vamos a torcer por esta parte. Yo me detengo con los hermanos, con Simón Pedro y Santiago en el barrio de Ofel. Judas de Simón se quedará también. Pero Simón Zelote, Juan y Tomás irán al Getsemaní por las bolsas…”.

“Sí, así no se le atravesará el cordero a Jonás” dice Pedro todavía inquieto. Los otros ríen…
“¡Tranquilo, tranquilo! No te asombres de que tenga miedo. Mañana podrías tener miedo tú”.

“¿Yo, Maestro? Es más fácil que el mar de Galilea se transforme en vino que no que tenga miedo yo” afirma Pedro con seguridad.
“Sin embargo… la otra noche… Simón… no parecías muy valiente en la escalera del palacio de Cusa” muerde Judas de Keriot, sin mucha ironía pero… siempre con el sarcasmo suficiente como para pinchar a Pedro.

“¡Estaba agitado porque… temía por el Señor! No por otra cosa”.

“¡Bien! ¡bien! Esperemos que no tengamos nunca… miedo a quedar mal nosotros, ¿eh? Responde Judas de Keriot dándole una palmada en el hombro, protector y maligno… En otros momentos su modo de actuar habría desencadenado una reacción. Pero Pedro, desde la noche anterior, vive en estado de… admiración por Judas y le soporta todo.

Jesús dice: “Felipe y Natanael con Andrés y Mateo que se adelanten al palacio de Lázaro, para avisar que estamos llegando”.

Se separan estos últimos, y los otros siguen con Jesús. Los discípulos, menos Esteban e Isaac, van con los Apóstoles que han sido enviados al palacio.

En el barrio de Ofel, una nueva separación. Los encargados de ir al Getsemaní se encaminan, rápidos, junto con Isaac. Esteban se queda con Jesús, los hijos de Alfeo, Pedro, Santiago y Judas Iscariote; y, para no estar parados en el cruce, prosiguen lentamente en la misma dirección de los que van al Getsemaní. Van precisamente por la callecilla que será recorrida por Jesús entre sus torturadores la noche del Jueves Santo. Ahora, que ya es mediodía, está vacía de gente. Después de pocos pasos, hay una pequeña placecita, con una fuente sombreada por una higuera que abre sus tiernas hojas sobre la balsa de agua quieta.

“Ahí está Samuel de Analía” dice Santiago de Alfeo, que debe conocerlo bien. El joven está para entrar en casa con el cordero… Va cargado también con otros alimentos.

“Se ocupa de la cena pascual también para su pariente” observa Judas de Alfeo.
“¿Pero ahora, se ha establecido aquí? ¿No estaba fuera?” dice Pedro.
“Sí. Se ha establecido aquí. Se dice que tiene relaciones con la hija de Cleofás, el fabricante de sandalias. Tiene mucho dinero esa mujer…”.
“¡Ah! ¿Y por qué dice entonces, que Analía le ha abandonado?” pregunta Judas Iscariote. “¡Es una mentira!”.“El hombre se sirve fácilmente de la mentira. Y no sabe que haciéndolo se mete por el camino del mal. Basta el primer paso, un paso, para no poderse ya liberar… Es como el ajonje… es un laberinto…. Una armadita. Una armadita en bajada…” dice Jesús a Judas de Keriot.

“¡Qué pena! ¡Parecía tan bueno este hombre el año pasado!” dice Santiago de Zebedeo.

“Sí. Yo creía que imitaría a su prometida en cuanto a entregarse totalmente a Ti, siendo así una pareja de esposos ángeles y siervos tuyos. ¡Vamos, que lo habría jurado!...” dice Pedro.

“¡Simón mío! no jures nunca sobre el futuro de un hombre. Es la cosa más incierta que hay. Ningún elemento presente en el momento del juramento puede ser fianza de juramento seguro. Hay delincuentes que se hacen santos, y hay justos, o que tienen apariencia de justos, que se hacen delincuentes” le responde Jesús.

Samuel, entretanto, después de entrar en su casa, ha vuelto a salir por ir por agua a la fuente… y ve a Jesús. Le mira con visible desprecio y lanza un insulto; sí, ciertamente es un insulto, pero es en hebreo y no lo entiendo.

Judas Iscariote se lanza repentinamente hacia delante, le coge por un brazo y lo sacude como si fuera un árbol del que se quisiera hacer caer la fruta madura: “¿Así hablas al Maestro, pecador? ¡Abajo! ¡De rodillas! ¡Inmediatamente! ¡Pídele perdón, lengua sucia de inmundicia de cerdo! ¡Abajo! ¡O te destrozo!”. Es terrible este Judas con esta violencia repentina. Su rostro se altera terriblemente. Inútilmente Jesús trata de calmarle. Hasta que no ve al blasfemo arrodillado en la tierra fangosa que hay alrededor de la fuente, no afloja la presión.

“Perdón” dice entre dientes el desgraciado, que debe sentirse torturado por la tenaza de los dedos de Judas. Pero lo dice mal. Sólo porque se ve forzado.

Jesús responde: “No guardo rencor. Tú sí, a pesar de lo que dices. La palabra es inútil si no está acompañada del movimiento del corazón. Tú, en el corazón, blasfemas contra mí todavía. Y con doble culpa porque me acusas y me odias por un motivo que tu conciencia, en lo hondo, te dice que no es verdad, y porque tú eres el único que ha faltado, no Analía, ni tampoco Yo. Pero te lo perdono todo. Ve y trata de volver a ser honesto y grato a Dios. Déjale Judas”.

“Me marcho. ¡Pero te odio! Me has pervertido a Analía y te odio…”.
“De todas formas, te consuelas con Rebeca, la hija del fabricante de sandalias; y te consolabas con ella ya desde cuando Analía era tu prometida y, estando enferma, pensaba sólo en ti…”.

“Me veía ya sin mujer… eso pensaba… y me buscaba esposa… Ahora he vuelto a Rebeca porque… porque… Analía no me acepta” dice Samuel disculpándose, al ver descubiertos sus enjuagues.

Judas Iscariote termina: “…y porque Rebeca es muy rica. Fea como una sandalia destaconada… y vieja como una suela perdida en un sendero… pero rica, eso sí, rica…”, y ríe sarcásticamente mientras el otro huye.

“¿Cómo lo sabes? pregunta Pedro.
“¡Es fácil saber donde hay vírgenes y dinero!”.
“¡Bien! ¿Vamos por esa calle estrecha, Maestro? Esta plaza es un horno de pan. Allí hay sombra y ventilación” suplica Pedro, que está sudando.

Y caminan, despacio porque esperan a los otros de regreso. La pequeña calle está desierta.

Una mujer se separa de la puerta y viene a postrarse a los pies de Jesús llorando.
“¿Qué te pasa?”.
“¡Maestro!... ¿Ya te has purificado?”.
“Sí. ¿Por qué lo preguntas?”.

“Porque quería decirte… Pero no te puedes acercar a él. Es todo podredumbre… el médico dice que está infectado. Después de la Pascua, voy a llamar al Sacerdote… e… Hinnón le recibirá. No me culpes, yo no lo sabía… Trabajó durante muchos meses en Joppe y me volvió así, diciendo que se había herido. Usé bálsamos y lavados con aromas… Pero no aprovechaban. Consulté a un herbolario. Me dio polvos para la sangre… Separé a los hijos… separé la cama… porque… me empezaba a dar cuenta. 

Empeoró. Llamé al médico. Me dijo: “Mujer, tu sabes tu deber y yo el mío. Esto es herida de lujuria. Sepárale de ti; yo le separaré del Pueblo; el Sacerdote, de Israel. Tenía que haber reflexionado cuando ofendía a Dios, te ofendía a Ti y se ofendía a sí mismo. Ahora que pague”. Obtuve el silencio suyo hasta el día siguiente de los Ázimos. Pero, si Tú tuvieras piedad del pecador, y de mí, que todavía le amo, y de los cinco niños inocentes…”.

“¿Qué quieres que te haga? ¿No crees que quien ha pecado es justo que expíe?”.
“¡Sí, Señor! ¿Pero Tú eres el Mesías viviente!”. Toda la fe de que una mujer es capaz, está presente en la voz, en la mirada, en el gesto de la mujer arrodillada con los brazos extendidos hacia el Salvador:

“¿Y él, que tiene en su corazón?”.
“Humillación… ¿Qué otra cosa podría tener, Señor?”.
“¡Sería suficiente un movimiento sobrenatural de arrepentimiento, de justicia, para obtener piedad!...”.
“¿Justicia?”.

“Si. Decir: “He pecado… Mi pecado merece esto y mucho más, y a los que he ofendido les pido misericordia”.
“Yo ya se la he dado. Tú, Dios, dásela. No puedo decirte: entra… ya ves que no lo toco ni siquiera yo... Pero, si quieres, le llamo y le digo que hable desde la terraza”.
“Si”.

La mujer mete la cabeza dentro de la puerta de casa y llama fuerte: “¡Jacob! ¡Jacob! Sube al tejado. Asómate, no temas “.
El hombre, pasados unos momentos, se asoma por el antepecho de la terraza. Una cara amarillenta; hinchada; vendados el cuello y una mano… Una ruina tábida de hombre… mira con los ojos aguosos propios del enfermo de innobles enfermedades. Pregunta: "¿Quién me requiere?”.

“¡Jacob, está aquí el Salvador!...”. La mujer no dice nada más, pero parece como si quisiera hipnotizar al enfermo, infundirle su pensamiento…
El hombre, sea porque siente este pensamiento de ella, o sea por un pensamiento espontáneo, extiende los brazos y dice: “¡Libérame! ¡Creo en Ti! ¡Es horrible morir así!”.
“Es horrible faltar al propio deber. ¿No pensabas en esta, ni en los hijos?”.

“Piedad, Señor… por ellos, por mí… ¡Perdón! ¡Perdón!” y se deja caer encima del murete, llorando. Las manos vendadas, sobresalen con todo el brazo, descubierto ahora por haberse subido la manga, con manchas por las ya próximas pústulas, hinchado, repelente… El hombre, así como está, parece una marioneta macabra, un cadáver arrojado allí, ya próximo a la descomposición: de pena y náusea al mismo tiempo.

La mujer llora, todavía en el polvo del suelo, de rodillas.
Jesús parece esperar aún una palabra… qué por fin, baja entre sollozos: “¡Elevo mi dolor a Ti, contrito de corazón! Dame al menos la promesa de que ellos no pasarán hambre… y luego, me marcharé, resignado a expiar. ¡Y salva mi alma, Salvador bendito! ¡Al menos mi alma! ¡Al menos mi alma!”.

“Sí. Te curo. Por los inocentes. Para darte la ocasión de mostrarte justo. ¿Comprendes? Recuerda que el Salvador te ha curado. Dios, por el modo en que respondas a esta gracia, te absolverá de tus pecados. Adiós. La paz a ti, mujer”. Y se marcha, casi corriendo, al encuentro de los que regresan de Getsemaní. Ni siquiera los gritos del hombre, que siente y ve que se está curando, le detienen, ni tampoco los de la mujer…“Vamos a torcer por esta callejuela, para no pasar otra vez por allí” dice Jesús, después de haberse reunido con los otros.

Entran por una callejuela miserable, tan estrecha que a duras penas dos pasan de lado y, si viene por ella un burro con albardas, no queda otra solución que aplastarse contra la pared como un sello. Hay penumbra, por los tejados que casi se tocan, y soledad, silencio y mal olor. Van en fila, como si fueran frailes, hasta el final de la miserable callejuela, Luego, en una placecita llena de muchachos, se reúnen otra vez en grupo.

“¿Por qué has dicho esas palabras a aquel hombre? No las usas nunca…” pregunta curioso Pedro.
“Porque aquel hombre será uno de mis enemigos. Y este pecado agravará al que ya tiene”.

“¡¿Y le has curado!?” preguntan todos estupefactos.
“Sí, por los pequeñuelos inocentes”.
“¡Mmm! Volverá a enfermar…”.
“No. De la vida del cuerpo, después del susto y el sufrimiento pasados, tendrá cuidado, no volverá a enfermar”.
“Pero dices que pecará contra Ti. Yo le quitaba la vida”.

“Tú eres un hombre pecador, Simón de Jonás”.
“Y Tú, demasiado bueno, Jesús de Nazaret” replica Pedro.

Los absorbe una calle central y ya no veo nada más.

Nota de María Valtorta:

¡Reconozco tanto al hombre curado como a Samuel. El primero es el qué en la Pasión, golpea con una piedra a Jesús en la cabeza. Reconozco más que a él, a su mujer, doliente ahora como entonces; y la casa que tiene una puerta "sui generis", alta, sobre tres peldaños. Y lo mismo, con la máscara de odio que lo transforma, reconozco en Samuel, al joven que mata a su madre de una patada, para poder ir a golpear el Maestro con un garrote!

sábado, 12 de diciembre de 2015

¿COMO ASEGURARSE LA VIDA ETERNA? LA SANTA IGLESIA CATÓLICA Y APOSTÓLICA ES EL MEDIO DISPUESTO POR DIOS PARA PODER LOGRARLO


la Basílica de la Virgen de las Angustias
Patrona de Granada


 Muchas veces, he visto por televisión, o en al transcurso de mi vida a mucha gente con grandes muestras de alegría: Gente que le ha tocado el premio gordo de la lotería, gente que después de largos estudios, ha aprobado una carrera que le ha dado una titulación para toda su vida, lo que le puede permitir ocupar un cargo importante y bien remunerado. También he visto la emoción de los políticos cuando salen elegidos, llorando de alegría y abrazándose, sabiendo que van a llevar una vida repleta de honores, en donde van a ser respetados, admirados y hasta temidos porque pueden  manejar a su antojo los hilos del poder, pudiendo ejercer autoridad. Y además, lo más importante: favorecerse discretamente a ellos mismos; a sus familiares y amigos. ¿Qué tendrá el poder que es tan deseado por los políticos, y porqué es tan grande su tristeza cuando pierden las elecciones y tienen que dejar su puesto?

“¡Dígale a uno que está acostumbrado a desplazarse a caballo, que de ahora en adelante tendrá que ir a pié!”, me comentaba hace ya muchos años un taxista de Madrid, cuando comentaba con él ese asunto.

Pues bien, todas esas alegrías por grandes que sean, no pueden dar nunca la felicidad plena, porque el ser humano, cuanto más tiene, no solo quiere más, pero sobre todo, está siempre intranquilo porque teme perderlas.

Y esa pérdida puede ser por múltiples razones: una enfermedad incurable que lleva a la muerte, la seguridad absoluta de que incluso disfrutando de buena salud, todos estamos subidos en un tren cuyo destino es la muerte, lugar a donde no se pueden llevar las riquezas materiales, y una muerte próxima, ya que la vida pasa volando: “¡Mi vida ha pasado como una película!”, me refería mi madre cuando era ya anciana, después de una vida larga, azarosa y llena de pruebas que siempre supo afrontar con una fe profunda y verdadera.

La vejez cuando llega, y es ya avanzada, transforma el ser humano en otro niño incapaz de valerse por si mismo y casi siempre lleno de achaques y de “goteras” que le obligan a depender de los demás. Para el que no tiene fe, y que se cree que después de esta vida, ya no hay nada, al verse incapacitado por la vejez, se llega a suicidar, es lo que oí que hicieron el Matrimonio descendiente del famoso almirante Norteaméricano Nimitz, héroe de la Guerra contra el Japón.

¿Cómo será La Vida Eterna?, muchas veces al contemplar la vida de los agraciados de esta tierra, que van con tanto anhelo y trabajo detrás de los bienes, que a pesar de ser siempre perecederos, les produce tanta satisfacción pienso ¿Cuál será entonces la dicha de los elegidos, cuya felicidad será eterna e imperecedera, en donde no existirá ya ni la enfermedad ni la vejez y que disfrutarán por toda la Eternidad con una gloria y alegría que solo los grandes Santos, han tenido la dicha de catarla por la gracia de Dios, y digo catarla, porque esa felicidad es imposible poder disfrutarla plenamente con nuestro cuerpo mortal, ya que este sería incapaz de aguantar esas sensaciones tan transcendentales.

Sensaciones tan subidas que los grandes místicos, para poder probarlas, han tenido que pasar por el éxtasis que no es otra cosa que la separación momentánea del alma del cuerpo, propiciada por la Divinidad para que Esta pueda comunicarse con su alma, sin que su cuerpo material llegue a sufrir detrimento a causa de su debilidad.

Sensaciones tan maravillosas que han hecho decir a San Juan de La Cruz, que si cualquier ser humano pudiese ver, aunque sea por unos segundos lo que es el Cielo, pasarían por mil horribles agonías no para ir a ese Cielo, pero solo para poder volver a ver el Reino de Dios, aunque sea por otros breves segundos.

¡Alegría tan grande, que le hizo decir que cuando Dios ama a una alma, le parece a esta, que Dios la trata como si fuera la única criatura de la Creación, y como si no tuviera otra cosa que hacer que ocuparse de ella!

La locura, necedad e insensatez es pues darle tanta importancia a esta vida material y descuidar la Vida Eterna, sobre todo sabiendo a ciencia cierta que además del premio eterno existe un suplicio eterno, que es la mayor desgracia que le puede ocurrir a un ser humano cuando éste no cumple con los mandamientos de Dios y no se arrepiente, y más bien disfruta en el vicio, hecho evidente que niegan los famosos “relativistas” y “quietistas”.

A este respecto, la Stma Virgen de Fátima, recomendó que en el rezo del Santo. Rosario, se añadiera siempre al final de cada misterio: “¡Oh, Jesús, perdónanos nuestras culpas, presérvanos del fuego del infierno, llevad al Cielo a todas las almas, especialmente las más necesitadas de vuestra Misericordia”, y también añadió: “¡Cuantas almas se condenan porque no hay nadie que rece por ellas!”

Y San Juan de la Cruz dice, que en el día del juicio, Dios reprochará con severidad a algunas almas, incluso a las pocas que han tenido trato directo con Él, un defecto que han tenido y del cual no se han corregido, defecto del cual Dios no les avisó, porque lo tenían que haber advertido con su razón natural.

Pero Dios en su misericordia y para evitar los eternos chaqueteros y los soberbios, ha puesto unos medios muy fáciles para salvarnos, pero exigen de nosotros humildad y ser depositarios del maravilloso don de la fe, actitudes que no tienen los soberbios y los entregados al vicio y a la depravación.

Dios ha trasmitido a su Santa Iglesia unos poderes sobrenaturales que son los Sacramentos y las indulgencias, medios eficaces para asegurar nuestra Salvación, existe otro medio que es La caridad o el Amor a Dios, o lo que es lo mismo, el amor al prójimo ya que como está escrito, el que dice que ama a Dios que no ve, y no ama al prójimo que ve, es un embustero, e inversamente el que dice que no ama al prójimo que ve, tampoco puede amar a Dios.

Oremos pues por la conversión de los pecadores, para evitarles los horrores del Infierno y que por ese medio alcancen la Gloria Eterna.

¡Gloria a la Santa Iglesia de Dios, el medio más seguro para alcanzar la Salvación, porque está puesta por Jesús, y tiene los medios para lograrlo!


¡Gloria al Padre; al Hijo y el Espíritu Santo!
¡Gloria a la Stma Virgen María la madre de Dios!
¡Gloria a S. José su castísimo Esposo!