MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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viernes, 5 de febrero de 2016

HAY QUE COMPRAR EL BILLETE DE ENTRADA PARA EL CIELO, PROVIENE DEL LIBRO DE SANTA TERESITA EDITADO POR LAS CARMELITAS DE LISIEUX





Este billete para entrar en el Cielo, se ha podido comprar después de haber aprobado los exámenes de la escuela de la Paciencia en la vida de la Tierra.

En el lado izquierdo se puede leer de abajo a arriba: Nadie tendrá la corona, y a la derecha de arriba abajo: Si no ha combatido adecuadamente.

El dibujo representa una mano levantando las armas del triunfo, debajo de la corona de estrellas, hay una Cruz grande que representa la Cruz del Redentor, y cinco cruces más pequeñas, que son las que ha tenido que sobrellevar el alma domando sus cinco sentidos corporales que son el olfato, el gusto, el tacto, la vista y el oído, para adaptarlos a los mandamientos de la Ley de Dios.

de la mano cuelga el Escapulario del Carmen, que simboliza la protección de la Madre de Dios, y Madre nuestra, y cuatro estandartes en dos de los cuales se puede leer: Enfermedades y sufrimientos.

Está arriba el sello de Jesús JHS, que es Jesús Hombre Salvador, y debajo del escapulario el sello de la Virgen del Carmen, que son los seres que conceden el billete de la Vida Eterna a cada alma que ha aprobado el examen de la Vida.

Debajo está la firma del aprobado, cuyo nombre está escrito en el Libro de la Vida, que dice: ¡Ya lo tengo! (He aprobado), y la oración que certifica su humildad: ¡Oh, Virgen María ayúdame a conservarlo cuidadosamente, en mi corazón! 

Se refiere al billete que me da acceso al Cielo tan deseado.





jueves, 4 de febrero de 2016

EL ÚNICO CAMINO PARA SALVAR EL MUNDO ES EL DOLOR: HAY QUE TOMAR LA CRUZ PARA SEGUIR A CRISTO.


JESUCRISTO ES EL CAMINO LA VERDAD Y LA VIDA, ES NUESTRO MODELO A SEGUIR PARA ALCANZAR LA REDENCIÓN
NUESTRA Y LA DE LOS HERMANOS




Estremecedoras palabras de Jesús que explica el por qué y el valor del sufrimiento de la Humanidad, que tiene que expiar por los graves pecados de la Sociedad como víctimas reparadoras, es lo que está pasando ahora mismo con la atroz persecución de los Cristianos en los Países musulmanes, sin lo cual el mundo no existiría, eliminado por Dios por ser una creación abyecta, donde impera el relativismo y en donde se da más valor al pecado que a la Virtud.



Profunda explicación de Jesús de como al tener una Naturaleza divina, tiene además una Naturaleza humana, cuyo corazón sufre por tener que ver el sufrimiento de la Humanidad doliente, que por razones de Justicia no puede remediar, ya que al ser la Tierra un campo de batalla neutral, en el cual combaten libremente el bien y el mal, tiene que dejar libertad a las fuerzas del mal, que traen consigo las funestas consecuencias del dolor y del sufrimiento, siendo Él el primero que sufrió esas consecuencias, con la Stma. Virgen María, y a ejemplo suyo, todos los Santos y los Mártires.




Dijo San Juan de la Cruz a un hermano que le recriminaba 
su vida de Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno, fuese Prelado o no, le persuadiere de doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni lo abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino penitencia, y más penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere llegar a la posesión de Cristo, lo busque sin la Cruz". Jesús le preguntó un día: "Juan, ¿que quieres por tus servicios?", a lo cual el Santo, que conocía perfectamente los beneficios tan grandes del sufrimiento, le contestó: "¡Señor, ser despreciado por todos por tu Amor!", deseo que se cumplió perfectamente hasta su cruenta muerte en Úbeda.

Y Santa Teresa de Jesús, cuyo lema era: Sufrir o morir, y que después de muerta, se pudo observar en su corazón, la huella del dardo que le traspasó el Serafín en el milagro de la Transverberación, lo que se recuerda en la estatua de Berníni que se encuentra en Roma, se apareció después de muerta a una carmelita y le dijo: "Vosotras estáis en la Tierra para sufrir por los pecadores, y nosotras estamos en el Cielo para gozar por haber sufrido en la Tierra".

En cuanto a Sta Teresita del Niño Jesús, se ofreció como víctima al Amor Misericordioso de Dios, y murió de tuberculosis con grandes sufrimientos, solo Dios sabe la cantidad de almas que salvó!

En cuanto a Santa Bernadette, la vidente de Lourdes, la Stma Virgen le dijo: "No te prometo hacerte feliz en esta vida, pero si te haré dichosa en la otra por toda la Eternidad"

Y el gran asceta San Pedro de Alcántara, cuya Penitencia dejaba impresionada a la misma Santa Teresa, también se apareció después de muerto, y dijo: "Bendita Penitencia, que me ha dado esta gloria tan grande que tengo en el Cielo".

En cuanto al Cura de Ars, Patrón de todos los sacerdotes católicos del mundo, que solo se alimentaba de patatas que hervía una vez a la semana, hacía una penitencia tan profunda, que la Congregación de los HH Trapistas, decían que les era imposible poder igualarlas, le gustaba repetir: "Si supierais los provechos que traen el sufrimiento, correríais tras ellos".

Naturalmente, no se trata de penitencias corporales, ya que como lo decía S. Juan de la Cruz eso son penitencias de bestias, basta aceptar con resignación y sin acritud, las pruebas que Dios nos quiera mandar a cada uno, como lo decía también ese Santo, Dios manda a cada cual, unos sufrimientos proporcionales al grado de imperfección de cada uno, y también al grado de Gloria a la cual los quiere levantar.

Por fin, terminaré con la visión de los elegidos del Apocalipsis, en donde la multitud innombrable de elegidos, con palmas en las manos, que simbolizan el triunfo sobre las fuerzas del mal, eran, según lo anunció el Ángel al Apóstol Juan , los que habían venido de la gran tribulación.





De los cuadernos de Mª Valtorta 
(Dictado del 11 de Junio de 1.944)


Dirigido a los Espíritus que viven en el plano espiritual


Dice Jesús:

           [...] No te turbes si te sientes turbada. Deja que la turbación venga de los otros – sean hombres o sea Satanás – pero no añadas  nunca la tuya. Sería siempre la turbación más hiriente porque sería la más íntima.

            Nunca te digas: “No soy capaz de hacer bien lo que hago”, “No se servir a Dios con perfección”, “En lugar de santificarme, peco”. Claro que no sabes hacer bien lo que haces, que no eres perfecta en el servir, que aún tienes innumerables  imperfecciones. Más, ¿Quién, mientras sea hombre, será capaz de hacer las cosas bien, a la perfección, sin pecar nunca? ¿Quién es perfecto si se compara con la Perfección?        
        
         [...] Más el único camino para salvar al mundo es el dolor. Hasta Yo que soy Dios, no encontré otro camino para llegar a ser el Salvador. El júbilo será júbilo para vosotros, pero lo será en la otra Vida. Para vosotras, ¡oh, víctimas amadas!, el júbilo no está aquí. Aquí está mi Paz, está la unión conmigo, está mi amor. Es decir, aquí están los gozos del espíritu, pero nada hay para la carne. Para la carne solo hay dolorUn dolor que no acaba nunca porque el error aumenta cada vez más. Vosotras sois las reparadoras del error y no podéis tener pausas en vuestro cometido, porque el Enemigo sigue destruyendo y hay que seguir edificando para que el mundo mantenga aún un aspecto humano, un aspecto no completamente satánico.

            En el cielo, Cristo ya no llora, pero sufre aún porque, aunque es Dios, también es hombre y tiene un corazón. Y, ¿por qué sufre ese corazón Mío, perfecto en sus pasiones? Sufre porque ve que no le aman y porque ve sufrir; sufre porque debe dejar que sufran los que le aman, esos a quienes ama.

           ¡Oh, como sufro viéndoos sufrir para cumplir en vosotros la redención del hombre! ¡Como sufro! Pero en cada latido de dolor que responde en Mí a vuestro  dolor, Yo uno un don para el Cielo, para vuestro Cielo. Es vuestro, por cierto, pero lo conquistáis hora a hora y él os espera.

           ¡Oh, cuáles resplandores brillan aquí para vosotros  ¡Oh, cuál amor os espera! ¡Cuánta ansiedad por dároslo! Alza los ojos y mira. Entre los mil fulgores de lo que has merecido, el Rostro de tu Dios resplandece para ti, te sonríe y te bendice.

               Sí, te bendigo. Ve en paz”.   





miércoles, 3 de febrero de 2016

EL RELATIVISMO PREDICADO POR UNA GRAN MAYORÍA DE RELIGIOSOS Y FIELES, ES LA CAUSA DE TODOS LOS MALES DE LA IGLESIA


ALEGORÍA DEL REINO DE DIOS, DONDE ESTÁN LOS ELEGIDOS






EL RELATIVISMO ES CONTRARIO A LA TRADICIÓN DE LA IGLESIA CATÓLICA

Desde los inicios de la Iglesia, que tuvo lugar después de la Redención de Cristo,  la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, se ha ido desarrollando de acuerdo con las Leyes del Evangelio: Renuncia a todas las seducciones del mundo, huida del pecado bajo todas sus formas, y lucha contra los tres enemigos naturales del alma de los fieles que eran, son y serán el Mundo, el Demonio y la Carne.

La Fe se ha podido implantar en el mundo entero, gracias a esos principios fundamentales, que se pueden resumir en una sola Cosa: Amor a Dios y al Prójimo, que es el primer mandamiento, lo que exige Renuncias, Sacrificios y huida del pecado bajo todas sus formas, ya que el pecado es el arma que tiene Satanás y sus socios que son el Mundo y la Carne.

Esos tres enemigos, formidables, ya que están liderados por Lucifer, que fue el Ángel más subido de la Creación, y que está dotado de una inteligencia y astucia sobrenatural, solo se puede vencer por la Virtud que es el arma de Dios, y sus socios que son la Santa Iglesia con sus armas que son los santos sacramentos, que nutren, curan y fortalecen las lamas de los fieles.

Así ha florecido la Santa Iglesia durante siglos, trayendo al mundo la prosperidad, y ha hecho florecer el valor de las virtudes cristianas, enseñando y predicando la belleza y la importancia de esas virtudes, que llevan las almas a conseguir la filiación divina, ya que como lo dijo Jesús a Nicodemo, el alma tiene que volver a nacer para ser herederos del reino de Dios. La Iglesia ha predicado también la fealdad del pecado que conduce a la muerte del alma, es decir que cuando el pecador es impenitente, y comete pecado mortal, abandona la filiación divina y se hace hijo de Satanás.

Muchos miembros de la iglesia predican el relativismo y el abandono del sacrificio. No ven diferencia alguna entre el pecado y la virtud, en cuanto a la existencia del Infierno y del demonio, nunca hablan de ello, haciendo como dicen que hace la avestruz, escondiendo la cabeza debajo de la arena para no ver el peligro.

La existencia del Infierno es un Dogma de la iglesia, definido en el IV Concilio de Letrán (1.215)  y explicado en muchos documentos del Magisterio. por tanto, al ser Dogma de fe, hay obligación de creer, de lo contrario se cae en herejía y apostasía, con la debida carga de pecado mortal. Según el diario de Santa Faustina Kowalska, dice que en su visita al infierno, se le dio a conocer que la mayor parte de los condenados no habían creído en el Infierno durante su vida terrenal.




TODOS LOS SANTOS HAN LUCHADO CONTRA EL RELATIVISMO, Y HAN TENIDO HORROR AL PECADO, PORQUE SIMBOLIZA LA MUERTE DEL ALMA Y UNA NUEVA HERIDA AL REDENTOR.


Vida de San Juan de la Cruz
Por Crisogono de Jesús O.C.D.


[…] Otro viaje a Bujalance, esta vez desde Córdoba. También le acompaña el hermano Martín de la Asunción. Salidos de Córdoba, al llegar a las ventas de Alcoleo, próximo al recodo del Guadalquivir, que baja buscando la vega cordobesa, sale una mujer a la puerta del mesón con ademanes provocativos para los hombres que allí están. Es el momento en que llegan los descalzos. Fray Juan se encara con ella y le reprende con energía. Le dice que tenga vergüenza y piense que su alma la ha redimido Jesucristo con su sangre; que se enmienda y se recoja. La mujer se queda mirando unos momentos al Reformador y cae desplomada al suelo. Se acude a echarle agua al rostro, mientras otros le toman el pulso, dándola por muerta. Después de un rato en que permanece insensible y desfigurada, vuelve en sí, pidiendo confesión a gritos y diciendo que quiere ser buena. El Padre Fray Juan la consuela, la exhorta hablándola de Dios, y le da una cédula para que vaya a Córdoba al convento de los Descalzos a confesarse.

Lo hace y cambia totalmente de vida. Luego se la verá ya casada y viviendo en Córdoba, vestida con el hábito de San Francisco, ceñida la cintura con una soga de esparto, haciendo vida ejemplar de virtud y recogimiento.

[…] Venta de Benalúa entre Granada y Jaen, el Padre Juan pasa con el hermano Martín en el momento en que dos hombres luchan enfurecidos a la puerta, tirándose cuchilladas. Uno de ellos sangra ya, herido en una mano. Fray Juan se acerca a ellos montado en si cabalgadura y les grita: "En virtud de Nuestro Señor Jesucristo, os mando que no riñáis más, y arroja en medio de los dos contendientes el sombrero que llevaba en la mano. Como por encanto, los dos hombres se quedan inmóviles, mirándose el uno al otro. Fray Juan se apea del machuelo, les hace darse un abrazo y hasta logra que se besen mutuamente los pies en señal de perdón. La gente de la venta, que ha contemplado toda la escena y que antes de llegar Fray Juan había intentado inútilmente de reconciliar a los dos pendencieros, lo da por un milagro.





EL SANTO CURA DE ARS, PATRÓN DE TODOS
LOS SACERDOTES DEL MUNDO ENTERO
(De Francis Trochu)



“El Cura de Ars, ha dicho el Rdo. Toccanier, tenía un atractivo particular para convertir a los pecadores”. Podría decirse que les amaba con todo el odio que sentía por el pecado. Lo detestaba y “hablaba de él  con horror e indignación”; pero tenía para los culpables una compasión inmensa, y sus gemidos por la pérdida de las almas, partían el corazón: “Dios mío, exclamaba en su habitación, un día de Cuaresma de 1.841, Dios mío, ¡que vos hayáis sufrido tantos tormentos para salvarlos y que ellos se hayan condenado!...”. Y en los catecismos decía: “¡qué dolor más amargo al pensar que hay hombres que mueren sin amar a Dios!”…. “¡Ah, los pobres pecadores! – y había que oír con qué tono pronunciaba esas palabras – si yo pudiese confesarme por ellos!”. 

La Sta. Marta des Garets lo oyó, toda temblorosa, conjurar un día, desde el  púlpito, a los oyentes que quisieran condenarse, que al menos cometieran el menor número posible de pecados mortales, para no aumentar los eternos castigos… Hasta el fin de mi vida, recordaré aquel sermón sobre el Juicio Universal, durante el que repetía muchas veces: “¡Maldito de Dios!... ¡maldito de Dios!... ¡qué desgracia…!”. Aquello no eran palabras; eran gemidos que arrancaban lágrimas a cuantos se hallaban presentes”.




domingo, 31 de enero de 2016

COMENTARIOS SOBRE LOS ILUMINADOS QUE SE TOMAN POR ENVIADOS. Y ELEGIDOS POR DIOS PARA REFORMAR SU SANTA IGLESIA


LA SECTA DEL PALMAR DE TROYA: Declaráron la sede vacante
 y eligieron un nuevo  papa: Pedro II, su basílica está llena 
de Cardenales  nombrados por ellos.



La secta del Palmar de Troya, en la Provincia de Sevilla han construido una enorme y costosa basílica, la TV hizo un extenso reportaje sobre ella, consultando todos los habitantes y orfebres de la región, los cuales atestiguaron que pagan todos los servicios que encargan para las obras y los objetos de culto espléndidamente bien, escogiendo siempre bordaros de hilo de oro, y prendas muy costosas repartiendo espléndidas propinas.
Nadie sabe de donde sacan esa cantidad ingente de dinero, tienen también varias propiedades en casas y apartamentos en Sevilla Capital.
El Papa Pedro II ha abandonado su cargo y se ha casado con una empleada del Ayuntamiento de Monachil, un pueblo de Granada cerca de donde yo vivo, entrevistado por los reporteros dijo que perdió la fe, y que tiene muchos secretos que desvelar. 


EVANGELIO 

[...] Y añadió: «Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio.»

En la lectura del Poema del Hombre-Dios de Mª Valtorta, se puede leer un vasto discurso de Jesús (19 paginas) antes de la Ascensión, son un compendio para sus Apóstoles sobre el comportamiento que tienen que tener ellos y sus descendientes, y las predicciones sobre el futuro de su Santa Iglesia. 

En mis publicaciones en las Comunidades religiosas, me encontré con algunos que quieren interpretar a ultranza la Religión Católica, y que dicen que la Corrupción de la Doctrina ha llegado hasta el mismísimo Papa, que es depositario de la promesa de Cristo que dijo: "Las puertas del Infierno no prevalecerán en mi Iglesia", por eso, siendo conocedores de esas palabras, les han dado la vuelta, diciendo que la Sede de Pedro está vacante, y que tenemos un falso Papa.

Son los que toman al pie de la letra las palabras: "Fuera de la Iglesia Católica no hay Salvación posible", y las Palabras de Jesús en su Evangelio: "El que cree en mí aunque esté muerto, yo lo resucitaré", e "Ir y predicar el Evangelio, el que cree se salvará, y el que no cree se condenará".

Su fanatismo que proviene del pecado de Soberbia, ya que se creen los únicos que saben interpretar las Escrituras, creyéndose elegidos e iluminados, les lleva a ser los nuevos luteranos, son los heréticos de hoy.

No pueden comprender, - porque los soberbios tienen ojos y no ven, y tienen oídos y no oyen - que no sirve para nada creer en Jesucristo si no se cumplen con sus mandamientos, es la mentalidad luterana, que es el padre de todas las miles de sectas protestantes que han pululado hasta hoy, los que al revés de nuestro padre Abrahán no están justificados por su fe, porque tienen una fe muerta ya que no tiene obras.

y los que al oír la predicación de los Apóstoles, creen y se salvarán, son también los que ponen en práctica los mandamientos de Jesús, el más importante de ellos es amar, palabra que desconocen porque solo saben odiar. De la misma manera, el que cree se condenará, a pesar de ser católico de misa diaria, de retiros espirituales, de confesiones semanales y de largas oraciones y rosarios, o que sea un purpurado, si no pone en práctica los mandamientos, y no ama a sus semejantes, o si tiene una Empresa y no paga lo que se le debe a sus empleados, y muy al contrario, los explota para incrementar su fortuna. (He conocido en mi larga vida algunos de ellos).


Lección sobre los Sacramentos
y predicciones sobre la Iglesia.
(De la extensa obra de María Valtorta)


Dice Jesús:

[...] No faltan los justos en ninguna nación o religión. Dios observa las obras de los hombres, no sus palabras. Y si ve que un gentil, por justicia de corazón, hace naturalmente lo que la ley del Sinaí manda, ¿Por qué debería considerarlo abyecto?  ¿No es aún más meritorio el que un hombre que no conoce el mandato de no hacer esto o aquello porque está mal, se imponga por si mismo un imperativo de no hacer lo que su razón le dice que no es bueno y lo siga fielmente?...¿no es esto mayor respeto al mérito relativo de aquel que, conociendo a Dios, fin del hombre, y conociendo la Ley, que permite conseguir este fin, haga continuos compromisos y cálculos para adecuar el imperativo perfecto a la voluntad corrompida?

¿Qué os parece? ¿Creéis que Dios aprecia las escapatorias que Israel ha puesto a la obediencia para no tener que sacrificar mucho su concupiscencia? ¿Qué os parece? ¿Creéis que cuando salga de este mundo un gentil justo ante Dios por haber seguido la recta ley que su conciencia se impuso, Dios le va a juzgar como demonio?

Os digo que Dios juzgará las acciones de los hombres, y el Cristo, Juez de todas las gentes, premiará a aquellos en quienes el deseo del alma tuvo voz de íntima ley para llegar al fin último del hombre, que es unirse de nuevo con su Creador, con el Dios desconocido para los paganos pero sentido como verdadero y santo, más allá del escenario pintado de los falsos Olímpos.

Es más, tened mucho cuidado de no ser vosotros escándalo para los gentiles. Ya demasiadas veces ha sido mancillado el nombre de Dios entre los gentiles por las obras de los hijos del pueblo de Dios.

No intentéis creeros tesoreros absolutos de mis dones y méritos. Yo he muerto para judíos y gentiles. Mi Reino será de todas las gentes. No abuséis con la paciencia con que Dios os ha tratado hasta este momento diciéndoos a vosotros mismos: "A nosotros, todo nos está permitido". No. Os lo digo. Ya no existe éste o aquel pueblo. Existe mi Pueblo. y en él tienen el mismo valor los vasos que se han gastado en el servicio del Templo y los que ahora se colocan en las mesas de Dios. Es más, muchos vasos gastados en el servicio del Templo, pero no de Dios, serán arrinconados, y en vez de ellos, sobre el altar, serán colocados los que ahora no conocen ni incienso ni aceite ni vino, ni bálsamo, pero están deseosos de llenarse de esto, y de ser usados para la Gloria de Dios.













sábado, 30 de enero de 2016

LA REINA DEL SUR SE LEVANTARÁ EL DÍA DEL JUICIO CONTRA TODOS LOS HEDONISTAS Y LOS VIVIDORES QUE IGNORAN EL EVANGELIO.




"La Reina del Sur se levantará en el juicio con esta generación, y la condenará; porque ella vino de los confines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar" (Mateo 12: 42).

Cuantos Profetas, y cuantos justos estaban esperando el Mesías, y hubieran deseado oír y ver al Hijo de Dios, el Ser más Sublime que haya pisado la Tierra, lleno de Majestad, triunfador de Satanás con su poder expulsando los demonios, con sus prodigiosos milagros, devolviendo la vista a los ciegos, soltando la lengua a los mudos, liberando a los paralíticos, sanando a los enfermos, multiplicando los panes y los peces, resucitando los muertos, mandando al mar y a los vientos, que le obedecieron inmediatamente, evitando el hundimiento de la barca con los Apóstoles.

El que predicó en el Sermón de la montaña el mensaje más maravilloso: Las Bienaventuranzas, el que tiene la llave del Reino del Cielo y del Hades, el que hizo el Cielo y la Tierra, y el Universo infinito, de una dimensión inalcanzable, hecho a su imagen y semejanza, porque Él también es infinito en poder, gloria, majestad y es fuente de todas las Virtudes, el Creador de la Belleza, el que posee la fuerza infinita que hace temblar hasta los ángeles más subidos como los Serafines y Querubines.

La Reina de Saba, que es la Reina del Sur, ha venido para ver la Sabiduría de Salomón, se quedó admirada, pero los Judíos del tiempo de Jesús no creyeron y hoy tampoco, muchos no creen, el simbolismo místico está en el Juicio de Salomón.

Las dos mujeres que dicen que el niño es suyo, representan a toda la Humanidad, los hijos de Dios son los misericordiosos, condición necesaria y suficiente para alcanzar la Salvación, es el simbolismo del Amor que dice: "Lo bueno para ti y lo malo para mí", y esto es lo que ocurrió con la verdadera madre misericordiosa, que antes de ver descuartizado a su hijo prefirió dárselo a la mala madre, que quería que lo mataran con tal de no renunciar a su deseo, tenía lo que es contrario al amor, el odio que dice: "Lo bueno para mí y lo malo para ti".

El Evangelio de los invitados a la boda, simboliza lo que es el mundo: Un filtro para diferenciar los buenos, hijos de Dios que se mueven por Amor, de los malos, hijos de Satanás, que se mueven por egoísmo y odio.


Parábola de la Gran Cena (Lc 14-15,24)

"Uno de los convidados que oyó esto dijo:
-Dichoso el que pueda participar en el banquete del Reino de Dios.
-Jesús le respondió:

-Un hombre daba una gran cena e invitó a muchos. A la hora de la cena, envió a su criado a decir a los invitados: "Venid, que ya está todo preparado". Pero todos, uno tras otro, comenzaron a excusarse. El primero le dijo: "He comprado un campo y necesito ir a verlo; te ruego que me excuses".

Otro dijo: "He comprado cinco yuntas de bueyes y tengo que ir a probarlas; te ruego que me excuses.

Otro dijo: "Acabo de casarme y por tanto no puedo ir".

El criado regresó y refirió lo sucedido a su señor. Entonces el Señor se irritó y dijo a su criado: "Sal de prisa a las plazas y calles de la ciudad y trae aquí a los pobres y a los lisiados, a los ciegos y los cojos".

El criado le dijo: "Señor, se ha hecho como mandabas y todavía hay sitio". El Señor le dijo entonces: "Sal por los caminos y las veredas y convence a la gente para que entre, hasta que se llene mi casa. Pues os digo que ninguno de aquellos que habían sido invitados probará mi cena".



Interpretación mística

El Señor que invita a la cena: Dios Todopoderoso, que quiere que todos hereden su Reino.

El criado: Los enviados por Jesús-Dios para anunciar el Reino de Dios desde los Profetas, y su Santa Iglesia Católica.

El que ha comprado el campo: El que ha puesto su fe en las cosas terrenales.

El que ha comprado los bueyes y que va a probarlos: El que ha puesto su esperanza en las cosas de este mundo.


El que se ha casado: El que ha puesto su amor en las cosas de este mundo.

Los pobres, los lisiados, los ciegos y los cojos: Los que han renunciado a los bienes terrenales y han escogido los bienes celestiales, los que han descubierto el tesoro escondido en el campo y han vendido todo para comprarlo.

Los que han sido persuadidos por los caminos y las veredas: Los que son de regiones lejanas y que están atraídos por la Doctrina de Cristo, porque siguen la voz de su Conciencia puesta por Dios en su corazón, como la Reina del Sur.







RELATO DEL EVANGELIO DE HOY; ENSEÑANZAS DE JESÚS, DEL POEMA DEL HOMBRE-DIOS DE MARÍA VALTORTA


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Uno de los milagros más grandes de Jesús
La tempestad calmada




Este es uno de los milagros más extraordinarios y estremecedores de Jesús, que da testimonio de su Divinidad, porque solo Dios puede con su poder infinito mandar callar al viento para que enmudezca, y aplacar al mar enfurecido por la tormenta que iba a engullir la embarcación donde estaban Jesús y sus discípulos.


Este relato contiene una extraordinaria enseñanza: Jesús, aunque parezca dormido ante los peligros de la Vida, y las acechanzas de Satán, está perfectamente enterado de todos los acontecimientos, y solo espera nuestra llamada suplicante para defendernos del peligro, por grave y peligroso que sea. Como Dios, Jesús es invencible y puede hacer posible, para los que tienen fe en Él, los acontecimientos que parecen insolubles.

 Y aquí me permito otra opinión personal: Siempre me pregunté: ¿Por qué el hombre solo se acuerda de Dios cuando tiene necesidades?, cumpliendo así el famoso proverbio castellano, que dice: “Solo se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena”. ¿Por qué el hombre no se acuerda de Dios, cuando es feliz y dichoso, dándole constantes gracias por ser tan Bueno, con él?
           Sobre todo ¿Por qué no se da constantemente gracias a Dios, en este mundo en donde se ve tanta desdicha, sabiendo que lo que se tiene en la tierra es un bien perecedero, que no tiene nada que ver con el Bien eterno, que solo se encuentra en el Santo Reino de Dios? A ese respecto, Adán y Eva eran en eso menos culpables, ya que antes del pecado, estaban en un mundo donde no existía aún el sufrimiento, debido a las desgracias, al hambre, a la injusticia y la muerte, y al ser inocentes no podían saber la terrible consecuencia de sus actos, por eso merecieron un Redentor.


Al contrario de Lucifer y sus ángeles, eran seres mucho más inteligentes y por eso sabían las consecuencias del mal, pero al estar cegados por la Soberbia, cuyo fruto es el odio, y al querer ser semejantes a Dios, no merecieron a un posible Redentor.







PARA EL EVANGELIO DE HOY 28 DE ENERO  DE 2.017


          Ahora que todos duermen les voy a expresar mi alegría. He “visto” el Evangelio de hoy.

          Tenga en cuenta que esta mañana, mientras lo leía, me he dicho a mí misma: “Este es un episodio evangélico que no veré nunca porque se presta poco a una visión”. Sin embargo, cuando menos me lo esperaba, ha venido a llenarme de alegría.

                 Cuanto sigue es lo que he visto.
          Una barca de vela, ni demasiado grande ni demasiado pequeña, una barca de pesca en la que se pueden mover cómodamente cinco o seis personas, surca las aguas de un hermoso lago de color azul intenso.

              Jesús duerme en la popa. Va vestido de blanco, como de costumbre. Tiene la cabeza reclinada sobre el brazo izquierdo; debajo del brazo y la cabeza, ha colocado su manto azul-gris doblado varias veces. Está sentado, no echado, en el fondo de la barca; su cabeza apoya sobre esa porción de entablado que está en el extremo de la popa (no sé como la llaman los marineros). Duerme plácidamente. Se le ve cansado. Está sereno.

          Pedro guía el timón. Andrés se ocupa de las velas. Juan con otros dos que no conozco está poniendo en orden maromas y redes en el fondo de la barca, como si tuvieran ocasión de prepararse para la pesca (quizás nocturna). Yo diría que el día se encamina al atardecer, pues el sol desciende ya hacia occidente. Todos los discípulos se han subido las túnicas, de forma que, sujetas con el cinturón, están abolsadas a la altura de la cintura, para así estar más libres de movimientos y poder desplazarse mejor sobre la barca, salvando remos, cestas y redes, sin que las túnicas estorben; todos se han quitado el manto.

          Veo que el cielo se oscurece y el sol se esconde detrás de unos nubarrones de tormenta que han aparecido de improviso detrás del pináculo de una colina. El viento les empuja velozmente hacia el lago. Por el momento, el viento está alto y el barco se mantiene sereno; eso sí, adquiere una tonalidad más oscura y su superficie se frunce: no son todavía olas, pero empieza a agitarse el agua.

          Pedro y Andrés observan el cielo y el lago, y organizan las maniobras para acercarse a la orilla. Pero, he aquí que el viento se abate sobre el lago y en pocos minutos todo bulle y espuma. Olas que se embisten mutuamente, que chocan contra la barquilla, levantándola, bajándola, girándola en todas las direcciones, impidiendo las maniobras del timón, como el viento la de la vela, que ha de ser arriada.

          Jesús sigue durmiendo. No le despiertan ni los pasos, ni las azogadas voces de los discípulos, ni el silbar del viento; ni siquiera los latigazos de las olas contra los costados y la proa. Sus cabellos ondean al viento. Le alcanza alguna salpicadura del agua. Pero Él duerme. Juan saca de debajo de un entablado su manto y, desde la proa corre a la popa, y le tapa; le cubre con delicado amor.

          La tempestad se hace cada vez más amenazadora. El lago está tan negro, que parece que en él se haya derramado tinta; estriado por la espuma de las olas. La barca traga agua. El viento la va empujando cada vez más mar adentro. Los discípulos ya sudan haciendo las maniobras y achicando por la borda el agua vertida adentro por las olas. Pero no sirve de nada; se ven chapoteando ya en el agua, hasta la mitad de las piernas, y la barca se hace cada vez más pesada.
          Pedro pierde la calma y la paciencia. Deja a su hermano el timón, y bamboleándose, se llega a Jesús y le menea vigorosamente.
      Jesús se despierta y levanta la cabeza.

Me permito aquí hacer un inciso, para explicar cómo se debe obrar ante una situación de gravísimo peligro: Primero es necesario arropar a Jesús, como lo ha hecho Juan, lo que significa darle amor, y adorarle más que nunca cuando hay peligro. Luego hay que pedir insistentemente con la oración y mucha humildad ayuda a Jesús, porque Él siempre responde, es lo que hace Pedro, cabeza de la Iglesia, meneando y despertando a Jesús que estaba aparentemente dormido.

            “¡Sálvanos, Maestro que perecemos!” grita Pedro (tiene que gritar para ser oído).

Jesús mira a su discípulo fijamente, mira a los demás y luego al lago. “¿Tienes fe en que os puedo salvar?”.

          “Rápido, Maestro” grita Pedro, mientras una verdadera montaña de agua originada en el centro del lago, se precipita contra la pequeña barca; tan alta y espantosa que parece una verdadera tromba de agua. Los discípulos, que la ven venir se arrodillan y se agarran dónde pueden y como pueden, convencidos que ha llegado el final.

          Jesús se alza. Está erguido sobre el entablado de la barca: figura blanca sobre el color lívido de la tempestad. Extiende los brazos sobre la enfurecida ola y dice al viento: “¡Detente y calla!”, y al agua: “¡Cálmate, lo quiero!”.

          Y la tromba se disuelve en espuma, que cae inocua: un último bramido que se transforma en susurro; y también el viento, transformándose en suspiro su último silbido. Sobre el lago pacificado vuelve el cielo despejado, la esperanza y la fe, al corazón de los discípulos.

          Es imposible describir con palabras la Majestad de Jesús: hay que verla par entenderla. Me deleito con ella en mi interior, pues todavía tengo su presencia, y pienso en cuán plácido era el sueño de Jesús y tan potente su imperio sobre el viento y las olas.

             Jesús dice luego:

          “No te voy a comentar el Evangelio en el sentido en que lo hacen todos. Voy a ilustrarte los preliminares del pasaje evangélico.
           ¿Por qué dormía Yo? ¿No sabía acaso que la borrasca estaba llegando? Sí, lo sabía. Yo solo lo sabía. Y entonces ¿Por qué dormía?

          Los apóstoles eran hombres, María; animados sí de buena voluntad, pero todavía muy “hombres”.  El hombre se cree siempre capaz de todo. Y si se da el caso de que realmente sea hábil, se envanece y se llena de apego por su “habilidad”.

          Pedro, Andrés, Santiago y Juan eran buenos pescadores y, por tanto, se creían insuperables en las maniobras marineras. Yo, para ellos, era un gran “rabí”, pero no valía nada como marinero. Por ello, me creían incapaz de ayudarles, y cuando subían a la barca para atravesar el Mar de Galilea, me rogaban que estuviera sentado porque no era capaz de nada más. También lo hacían por afecto, porque no querían darme trabajos físicos, si bien el apego a sus capacidades era el elemento más importante.

          María, Yo solo me manifiesto en casos excepcionales. Generalmente os dejo libres y espero. Aquel día, cansado como estaba y habiéndome solicitado que descansara, o sea que les dejase actuar a ellos – a ellos que tan duchos eran – me puse a dormir… y a constatar como el hombre “es hombre” y quiere actuar por sí solo, y no percibe que Dios solo quiere ayudarle. Veía en esos “sordos espirituales”, a todos los sordos y ciegos del espíritu que durante siglos y siglos acarrearían su propia ruina por querer “actuar por sí solos”, teniéndome a Mí, abierto a sus necesidades, en espera de su llamada pidiendo ayuda.

          Cuando Pedro gritó “¡Sálvanos!”, mi amargura se disipó como una piedra por su propio peso.

          Yo no soy “hombre”, soy el Dios-Hombre. No actúo como vosotros, que, cuando uno ha rechazado vuestro consejo o ayuda, y luego le veis en problemas, aunque no seáis tan malos que os alegréis de ello, si lo sois siempre en cuanto que os lo quedáis mirando desdeñosamente y con indiferencia – y no os conmovéis ante su grito que pide ayuda – con grave ademán que significa: “¿No me has aceptado cuando te quería ayudar? ¡Pués ahora arréglatelas solo!”. No, Yo soy Jesús, soy Salvador, y salvo, María, salvo siempre, en cuanto se me invoca.

           Más vosotros, bienquistos hombres, podríais objetar: “¿Y por qué permites que se formen tempestades en el individuo o en la colectividad?”.

          Si con mi poder destruyese el Mal (del tipo que fuera), acabaríais creyéndoos autores del Bien – que en realidad es un don Mío – y no os volveríais a acordar jamás de Mí, jamás.

           Tenéis necesidad, bienquistos hijos, del dolor para acordaros de que tenéis un padre, como el hijo pródigo, que se acordó de que lo tenía cuando pasó hambre. Las desventuras sirven para convenceros de vuestra nada, de vuestra insipiencia – causa de tantos errores – y de vuestra maldad – causa de tantos lutos y dolores - , de vuestras culpas  - causa de castigo que vosotros mismos os proporcionáis – y de mi existencia, potencia y bondad.

          Eso es lo que os dice el evangelio de hoy, “vuestro” evangelio de la hora presente, pobres hijos míos. Llamadme. Jesús duerme sólo porque está angustiado de ver vuestro desamor hacia Él. Llamadme y acudiré”.

        




jueves, 28 de enero de 2016

PALABRAS DE JESÚS EXPLICANDO LAS PROFECÍA DE DANIEL SOBRE EL FINAL DE LOS TIEMPOS


CUADRO DE VELÁZQUEZ: CRISTO JESÚS EN LA CRUZ 


Hermoso sermón del Santo Cura de Ars, uno de los más grandes Santos de la Iglesia Católica, Patrón de los Sacerdotes del mundo entero, sobre el respeto humano, que hoy más que nunca, es común a demasiadas almas, que temen declararse creyentes ante la Sociedad actual que es de un ateísmo tal que se mofa de los creyentes.

Dijo Jesús: "El que se avergüence de mí ante los hombres, yo me avergonzaré de él ante mi Padre".

Breve explicación dictada por Jesús a María Valtorta, en donde se describe cuales son los signos que indicarán el final de los tiempos; la persecución que suprimirá el sacrificio perpetuo, así como su duración, la conversión de los Judíos, lo que desatará la furia de Satán, la venida del Arcángel Miguel, que  surgirá para salvaguardar el Reino de Dios, y derrotar a Satanás.



De los Cuadernos de María Valtorta (Daniel 12.)

Dice Jesús.:

“El Arcángel que derrotó a Lucifer y que guarda mi Reino y los hijos del mismo, será el que surgirá como signo celeste en el tiempo último. Será el tiempo en que Israel se unirá con la Roma de Cristo y ya no habrá más dos ramos del pueblo de Dios, o sea el bendito y el maldito por culpa de su deicidio, sino un único tronco, llamado de Cristo porque vive en Mí.

Entonces, dado que se habrá completado el número de los salvados vendrá la resurrección de la carne y los muertos, que yacen en los infinitos cementerios, en los desiertos, en los mares, donde quiera que repose uno que fue un hombre, se alzarán para venir a Mí, el Juez supremo, como la multitud dormida a la que despierta el toque del clarín que llama a asamblea.

¡Como te derramarás jubilosamente sobre mis bienaventurados ese día, oh Luz, Tú que eres un atributo mío y que harás relucir como estrellas a los que conocieron la sabiduría y enseñaron y vivieron la Justicia!

El último periodo – tres años y seis meses – será el más tremendo de los vividos por el hombre y en él Satanás, a través de su hijo, consumido por un supremo rencor – porque ya no existirá la división entre los dos ramos del pueblo de Dios, la división que fue causa de tantos males materiales, morales y espirituales -, empleará sus perfectas, pero también últimas astucias, para dañar, arruinar, matar a Cristo en los corazones y matar los corazones destinados a Cristo.

Los sabios comprenderán la artimaña de Satanás, las innumerables artimañas de Satanás, porque el que posee la verdadera Sabiduría está iluminado, y, por su fidelidad a la Gracia se volverán puros e indudables como el fuego, dignos de ser elegidos para el Cielo. Los impíos seguirán el Mal y practicarán el mal, pues no comprenden el Bien, dado que por espontánea voluntad colmaron su corazón de Mal.

Entonces vendrá el tiempo en que la Iglesia, mancillada más que nunca, ya no podrá celebrar el Sacrificio perpetuo y la abominable desolación se alzará en el Lugar Santo y en los lugares santos, tal como han dicho los profetas y como he repetido Yo, que nunca erro.
Dice Daniel: “Esta abominable desolación durará 1290 días. Bienaventurado el que espera y llega a 1335”.

Esto quiere decir que en los tres años y seis meses que precederán el fin, se reservará un breve tiempo para que los fieles se reúnan con el fin de escuchar la última Palabra, que resonará en el espíritu de cada uno de ellos como invitación al Cielo, mientras Miguel con sus ángeles vencerá a Satanás y a sus demonios.

“Bienaventurado el que espera y llega a 1335 días”, quiere decir: “Bienaventurado el que persevere hasta el fin”, pues será salvado.

A ti te digo: “Ve hasta el plazo establecido (De tu tiempo de vida en la Tierra) y tendrás sosiego, y permanecerás en tu suerte hasta el fin de los días”.  


miércoles, 27 de enero de 2016

PALABRAS Y MILAGROS DE JESÚS EN ARBELA: LAS CAUSAS DE LAS ENFERMEDADES

Jesús es un Dios compasivo y misericordioso

   

En este mundo, en donde está mezclado el Bien y el Mal, ya que no se ha producido aún la separación de estos dos componentes, tienen que convivir los sufrimientos de los Justos con los de los pecadores. Pero los sufrimientos a los Justos, como en el caso de Job, son siempre cruces para expiar todos los pecados de la humanidad, a ejemplo de Jesús, y también para santificar aún más las almas de los buenos, mientras que el sufrimiento de los pecadores son castigo a sus malas acciones, pero también están mandados por la Providencia divina, para tratar de llevar a esas almas perdidas por el camino recto.


El sufrimiento producido por las enfermedades o las desgracias, son un catalizador, que en este mundo precipita a los dos componentes: Bien y Mal: el que acepta la prueba sin acritud, alcanza la Salvación, y el que la soporta sin resignación, o rebeldía contra Dios, alcanza la perdición. Es lo que ocurrió en el Calvario, con Jesús en la Cruz, San Dimas, que obtuvo la Promesa del Paraíso esa misma tarde, y el mal ladrón que se mofó y rebeló contra Jesús.




El sentido de las enfermedades y la insidia de los Fariseos

(Del Poema del Hombre Dios de María Valtorta)


Dice Jesús:

¿Cuándo vuelve a su patria un pueblo? Cuando regresa a las tierras de sus padres. Yo vengo a conduciros de nuevo a las Tierras del Padre vuestro, al Reino del Padre. Puedo hacerlo porque para hacer esto, he sido enviado. Vengo por tanto a conduciros al Reino de Dios. Es pues justo, equipararos con los que con Zorobabel regresaron a Jerusalén, la ciudad del Señor; y es justo hacer con vosotros como hiciera Esdras, el escriba, con el pueblo recogido de nuevo dentro de los muros sagrados. Porqué, reconstruir una Ciudad, dedicándola al Señor, y no reconstruir las almas, cada una semejante a una pequeña ciudad de Dios, es necedad sin igual.

¿Cómo reconstruir estas pequeñas ciudades espirituales, por muchas razones derruidas? ¿Qué materiales se habrán de usar para hacerlas sólidas, hermosas, duraderas? Los materiales están en los preceptos del Señor. Los diez mandamientos. Vosotros los sabéis porqué Felipe, hijo vuestro y discípulo Mío, os los ha recordado. Los dos Santos entre los preceptos santos: “Ama a Dios con todo tu ser, ama al prójimo como a ti mismo”, son el compendio de la Ley. Y estos preceptos predico Yo, porqué con ellos, segura es la conquista del Reino de Dios. En el amor, uno encuentra la fuerza de conservarse santo, o de venir a serlo, la fuerza del perdón, la fuerza de las virtudes heroicas: todo lo encuentra en el amor.

No es el miedo lo que salva: El miedo al juicio de Dios, a las sanciones de los hombres, a las enfermedades. El miedo nunca es constructivo, antes bien agita, disgrega, desencaja, quebranta. El miedo lleva a la desesperación, lleva solo a la astucia, para ocultar las malas acciones; lleva solo a temer, cuando ya el temor es inútil cuando el mal está  en nosotros. ¿Quién se preocupa, mientras está sano de ser prudente, por piedad hacia su cuerpo? Nadie. Pero en cuanto el primer escalofrío de fiebre culebrea por las venas, o una mancha hace pensar en enfermedades impuras, en ese momento, viene el miedo, como tormento que se agrega a la enfermedad, como fuerza disgregadora en un cuerpo al que ya la enfermedad disgrega.

El amor, por el contrario construye. El amor edifica, da solidez, mantiene la cohesión, preserva. El amor porta esperanza en Dios; aleja de las malas acciones; conduce hacia la prudencia hacia el propio cuerpo, que no es el centro del universo (como lo creen y le hacen los egoístas, los falsos amantes de sí mismos, porqué aman solo una parte, la menos noble, con perjuicio de la parte inmortal y santa), pero qué, en todo caso, debe ser conservado sano, hasta que Dios no decida lo contrario, para ser útiles a nosotros mismos, a la familia, a la propia ciudad, a la Nación toda.

Es inevitable que vengan las enfermedades, y no se puede decir que toda enfermedad sea prueba de vicio o castigo. Existen enfermedades santas, enviadas por el Señor a sus justos, para que en el mundo, que de si mismo hace el todo y el medio del gozo, haya santos como rehenes de guerra para salvación de los demás, los cuales pagan personalmente para expiar con su sufrimiento la dosis de culpa que diariamente acumula y que acabaría cayendo sobre la humanidad, sepultándola bajo su maldición.


¿Recordáis el anciano Moisés orando mientras que Josué combatía en nombre del Señor? Tenéis que pensar que quien sufre con santidad presenta la mayor batalla al más feroz guerrero que habita en el Mundo, celado bajo la apariencia de hombres y de Pueblos, a Satanás, el Torturador, el origen de todo mal; y combate por todos los demás hombres. ¡Más, cuanta diferencia entre estas santas enfermedades que Dios manda y las enviadas por el vicio a causa de un pecaminoso amor por la carnalidad! Las primeras, son pruebas de la voluntad benéfica de Dios; las segundas, pruebas de la corrupción satánica.

Así pues, es necesario amar par alcanzar la santidad, porqué el amor crea, preserva, santifica.

Yo también, anunciándoos esta verdad, os digo, como Nehemías y Esdras: “Este día está consagrado al Señor Dios nuestro. No guardéis luto, no lloréis”. Porque todo luto cesa cuando se vive el día del Señor. La muerte suspende su aspereza, pues de la pérdida de un hijo, del marido, de un padre o una madre o un hermano, se transforma en una separación transitoria y limitada: transitoria porqué con nuestra muerte cesa; limitada, porqué se limita al cuerpo, a lo sensible.


El alma nada pierde con la muerte del familiar perecido. Es más, de las dos partes, ahora una sola está limitada en su libertad, la nuestra, que todavía permanecemos con el alma encerrada en la carne; la otra parte, la que ha pasado a la segunda vida, goza de la libertad y del poder de velar por nosotros y de obtener para nosotros mucho más que cuando nos amaba en la cárcel de su cuerpo.

Os digo como Nehemías y Esdras: “Id a comer pingües carnes y a beber dulce vino, y enviad raciones a quien no tiene, porqué es día consagrado al Señor, y en este día, ninguno debe sufrir. No os entristezcáis, porqué el gozo del Señor, que está entre vosotros, es la fuerza de quien recibe la Gracia del Señor Altísimo en su ciudad y en su corazón”.

Ya no podéis celebrar los Tabernáculos. Su tiempo ha pasado. Alzad, eso sí, tabernáculos espirituales en vuestros corazones. Subid al monte, es decir, ascended hacia la Perfección. Coged ramas de olivo, mirto, palma, encina, hisopo, de los más bellos árboles. Ramas de las virtudes: paz, pureza, heroísmo mortificación, fortaleza, esperanza, justicia… todas, todas las virtudes. Adornad vuestro espíritu celebrando la fiesta del Señor. Sus Tabernáculos os esperan. Los suyos, Tabernáculos hermosos, santos, eternos, abiertos a todos aquellos que viven en el Señor. Y, conmigo, hoy, proponeos hacer penitencia del pasado, proponeos empezar una vida nueva.

No tengáis miedo del Señor. Os llama porqué os ama. No temáis, sois sus hijos como cualquiera de Israel. También para vosotros ha hecho la Creación y el Cielo, y suscitó a Abrahán y a Moisés, abrió el mar, creó la nube que guiaba, bajó del Cielo para dar la Ley, abrió las nubes para que soltaran el maná, hizo fecundas a las rocas para que dieran agua. Y ahora, ¡Sí!, ahora también para vosotros, envía el vivo Pan del Cielo para vuestra hambre, la verdadera Vid y la Fuente de la Vida Eterna para vuestra sed. Y, por mi boca, os dice: “Entrad. Tomad posesión de la Tierra que Yo, alzando mi mano, os entrego”. Mi tierra espiritual: El Reino de los Cielos”.

La multitud intercambia palabras entusiastas.
Luego… los enfermos. Muchos. Jesús los manda colocarse en dos filas. Mientras se lleva esto a cabo, pregunta a Felipe de Arbela: “¿Porqué no los has curado tú?”.
“Para que tengan lo que yo tuve: la curación por medio de Ti”.
Jesús pasa bendiciendo, uno a uno a los enfermos, y se repite el mismo prodigio de ciegos que recobran la vista, sordos que oyen, mudos que hablan, tullidos que se enderezan, fiebres y estados de debilidad que desaparecen.
Las curaciones han quedado concluidas. Al final, después del último enfermo, están los dos fariseos que habían ido a Bosrá y otros dos.

“Paz a ti, Maestro. ¿A nosotros, no nos dices nada?”.
“He hablado para todos”.
“Pero nosotros no tenemos necesidad de esas palabras. Somos los santos de Israel”.
“A vosotros, que sois maestros os digo: comentad entre vosotros el capítulo que sigue, el noveno del segundo de Esdras, recordando cuántas veces Dios ha tenido Misericordia con vosotros hasta el presente: y, dándoos golpes de pecho, repetid, como si fuera una oración, la conclusión del capítulo”.
“Bien has dicho, bien has dicho, Maestro. ¿Y tus discípulos lo hacen?”.

“Si, es lo primero que exijo”.
“¿Todos? ¿Incluso los homicidas que hay en tus filas?”.
“¿Os hiede el olor de la sangre?”.
“Es voz que clama al Cielo”.
“Pues entonces, no imitéis nunca a quienes la derraman”.
“¡No somos asesinos!”.
Jesús clava en ellos sus ojos taladrándoles con su mirada.

No se atrevan a decir nada durante un rato. Pero se ponen en la cola del grupo que vuelve a la casa de Felipe, el cual se siente obligado a invitarlos a entrar y a participar en el banquete. “¡Con mucho gusto, con mucho gusto! Así estaremos más tiempo con el Maestro” dicen, haciendo enormes reverencias.

Pero una vez dentro de la casa parecen sabuesos… Miran, ojean, hacen preguntas astutas a la servidumbre, incluso a la viejecita, que me parece atraída por Jesús, como el hierro por un imán. Más ella responde enseguida. “Ayer he visto solo a estos. Vosotros soñáis. Los he acompañado hasta aquí, y el único Juan era ese muchacho rubio y bueno como un ángel”. Los Fariseos fulminan a la abuelita con un improperio y se vuelven hacia otra parte....