Lectura del santo Evangelio según San Lucas 19, 11-28
En aquel tiempo, dijo Jesús una parábola; el motivo era que estaba cerca de Jerusalén, y se pensaban que el reino de Dios iba a despuntar de un momento a otro.
Dijo, pues:
-«Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después.
Jesús después de crear en el mundo, en el sexto día de la Creación a Adán y Eva, y a todos los animales de la Tierra, tanto aves como peces, se retiró a un país lejano que es el Reino de Dios, para volver a la Tierra para que se reconozca su realeza.
Llamó a diez empleados suyos y les repartió diez onzas de oro, diciéndoles: “Negociad mientras vuelvo.”
Eligió a su Pueblo, Israel, y les repartió a cada uno diversos dones: profecía, realeza, sacerdotes y fieles, dándoles las Leyes del Sinaí, para hacerlas fructificar en sus almas.
Sus conciudadanos, que lo aborrecían, enviaron tras él una embajada para informar “No queremos que él sea nuestro rey.”
Y aquí están representados todos los que han matado y despreciado a los santos Profetas de Yahvé, y al verdadero Mesías, indicando que no querían el reinado de Jesús-Dios, pero si el de Barrabás.
Cuando volvió con el título real, mandó llamar a los empleados a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno.
Y esto es el relato del Juicio de Jesús Pancreator, cuando viene a juzgar a las almas, como el así lo afirmó: "Veréis al Hijo del hombre sentado a la derecha de Dios, con mucho poder y Majestad", el cual, como está escrito, "Escudriñará a Jerusalén con lámparas encendidas"
El primero se presentó y dijo: “Señor, tu onza ha producido diez.”
Él le contestó:“Muy bien, eres un empleado cumplidor; como has sido fiel en una minucia, tendrás autoridad sobre diez ciudades.”
El segundo llegó y dijo: “Tu onza, señor, ha producido cinco.”
A ése le dijo también:“Pues toma tú el mando de cinco ciudades.”
Y esa es la recompensa de Dios para los que han recibido grandes dones en la Tierra y los han empleado para la gloria de Dios, esos dones son una minucia como dice el Evangelio, comparados con lo que dará Dios a sus elegidos.
El otro llegó y dijo:
“Señor, aquí está tu onza; la he tenido guardada en el pañuelo; te tenía miedo, porque eres hombre exigente, que reclamas lo que no prestas y siegas lo que no siembras.”
Él le contestó:
“Por tu boca te condeno, empleado holgazán.
¿Conque sabías que soy exigente, que reclamo lo que no presto y siego lo que no siembro?
Pues, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses.”
y esta es la viva imagen de los réprobos, para los cuales, Dios que ha creado todas las cosas animadas e inanimadas, que ha mandado sus profetas, que se ha encarnado, que ha sufrido su dolorosísima Pasión, muerte y gloriosa resurrección, no haya servido para nada.
Son los quietistas, los inmovilistas de hoy, los nuevos teólogos de la secularización, que han querido cambiar la Ley y los Evangelios, para justificar su desidia y su pereza, son los "eunucos espirituales", los que predican una doctrina adulterada, basada en el hedonismo y la buena vida, o una doctrina hecha a su medida, para la cual han creado toda la variedad de sectas de lo más variopintas, tomándose por los elegidos y los enviados.
Entonces dijo a los presentes:
“Quitadle a éste la onza y dádsela al que tiene diez.”Le replicaron:
“Señor, si ya tiene diez onzas.”
“Os digo: Al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene."
Y a ese incremento de dones para los que tienen el mayor número de premios, que es darle los bienes del réprobo, significa la alegría y la gloria suplementaria que tendrán por haber salido triunfante de los que se burlaban de él por su práctica en la virtud y por sus sacrificios, como le ocurrió a Noé cuando todos se burlaban de él por construir el arca para el diluvio.
Y a esos enemigos míos, que no me querían por rey, traedlos acá y degolladlos en mi presencia.”
Y aquí está descrita la muerte del alma para los réprobos y los que han renegado de Dios, son los que han seguido la Ley de su padre Lucifer, que fue el primero que se rebeló contra Dios, y que dijo: "Non Serviam": "No Serviré".
Dicho esto, echó a andar delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.
Estas palabras son el eterno descanso de las almas en Dios: Subir a la nueva Jerusalén Celestial que es la Vida Eterna.