El que dice que cree en Jesús, y no cumple con sus mandamientos, es un embustero |
Hoy día, el Pueblo de Dios son todos los discípulos de Jesús, los que lo han reconocido como Hijo de Dios, el que anunciaron todos los Profetas, pero reconocerlo, quiere sobretodo decir cumplir con sus mandamientos, y ser fiel a la Iglesia fundada y dotada de plenos poderes por Él. Esta afirmación es tan importante, que cualquier persona. aunque sea un salvaje perdido en la selva, o de cualquier otra religión, si cumple con las leyes del Sinaí, grabadas por Dios en su conciencia y su razón, y corroborado por su conducta, siendo un buen padre o madre, no odiando ni envidiando a nadie, es Hijo de Dios y pertenece, a veces sin saberlo a la Iglesia de Cristo siendo un verdadero cristiano. Y al revés, uno que asiste a todos los oficios religiosos cristianos, y no cumple con las enseñanzas de Jesús, incluso si es un consagrado, está fuera de la Iglesia a la que cree pertenecer, y no es hijo de Dios.
Es que cumplir con las leyes de Dios, y practicar la Virtud, quiere decir amar a Dios, y es el amor lo que otorga el perdón de Dios a todos los hombres que son pecadores, y por eso abre las puertas del Cielo, así como el odio no otorga el perdón de los pecados, y por eso abre las puertas del Infierno.
Esto no quiere decir que la Religión católica no es necesaria, muy al contrario, un salvaje, o un creyente de otra religión, se podrá salvar por su conducta, pero nunca podrá llegar en este mundo a la altura de un alma justa, alimentada con los Sacramentos, instituidos por Jesús, que son la condición necesaria para llegar a la unión mística con Dios.
Interpretación mística del Profeta Amos
(3,1-8; 4,11-12.)
Escuchen esta palabra que el Señor pronuncia contra ustedes, israelitas, contra toda la familia que yo hice subir del país de Egipto.
Palabras también dirigidas a los creyentes de hoy, ya que los Judíos, que no han creído en el Mesías, que ha sido rechazado por ellos como un impostor, y ajusticiado por mandato de los jefes del Templo y del sumo Sacerdote, con un odio indecible, se han separado por voluntad propia, y ya no son el Pueblo de Dios.
Y es que atribuir las prodigiosas acciones de Misericordia de Cristo - que son los milagros prodigiosos como son, sanar a los leprosos, devolver la vista a los ciegos, curar a los paralíticos - a la acción de Satanás, cuando el ángel tenebroso como se ha visto en los posesos, solo se ha dedicado a torturar a esas almas, y causar el mayor número de males a toda la humanidad, con sus odios y mentiras, israelitas que son los que tampoco han querido escuchar a los profetas, por eso han cometido el horrible pecado contra el Espíritu Santo, que no tendrá perdón ni en este mundo ni en el otro, como así lo dijo Jesús.
Palabras también dirigidas a los creyentes de hoy, ya que los Judíos, que no han creído en el Mesías, que ha sido rechazado por ellos como un impostor, y ajusticiado por mandato de los jefes del Templo y del sumo Sacerdote, con un odio indecible, se han separado por voluntad propia, y ya no son el Pueblo de Dios.
Y es que atribuir las prodigiosas acciones de Misericordia de Cristo - que son los milagros prodigiosos como son, sanar a los leprosos, devolver la vista a los ciegos, curar a los paralíticos - a la acción de Satanás, cuando el ángel tenebroso como se ha visto en los posesos, solo se ha dedicado a torturar a esas almas, y causar el mayor número de males a toda la humanidad, con sus odios y mentiras, israelitas que son los que tampoco han querido escuchar a los profetas, por eso han cometido el horrible pecado contra el Espíritu Santo, que no tendrá perdón ni en este mundo ni en el otro, como así lo dijo Jesús.
Sólo a ustedes los elegí entre todas las familias de la tierra; por eso les haré rendir cuenta de todas sus iniquidades.
De la misma manera, Jesús por su Redención, nos ha arrancado de la mano de Satanás que nos tenía esclavizados por el pecado, como el Faraón con los israelitas, nos ha elegido entre todos los pueblos del mundo, que viven con toda la gran diversidad de toda clase de religiones, de filosofías y de comportamientos; nos dio sus Sacramentos con su Santa Iglesia, para perpetuarse hasta el fin de los Tiempos, en la Sagrada Eucaristía, como alimento espiritual de nuestras almas, y por eso, con más razón y severidad que a los israelitas, nos pedirá cuentas, como está escrito: “Dios escudriñará a Jerusalén con lámparas encendidas”.
¿Van juntos dos hombres sin haberse puesto de acuerdo?
¿Ruge el león en la selva sin tener una presa? ¿Alza la voz el cachorro desde su guarida sin haber cazado nada?
¿Cae el pájaro a tierra sobre una trampa si no hay un cebo? ¿Salta la trampa del suelo sin haber atrapado nada?
¿Suena la trompeta en una ciudad sin que el pueblo se alarme? ¿Sucede una desgracia en la ciudad sin que el Señor la provoque?
Interrogantes que quieren demostrar a los creyentes, que todo lo que ocurre en el mundo que Dios ha creado, con todos los acontecimientos que se producen, tienen que tener una respuesta, en caso contrario, toda la Creación del Universo y de los hombres, su dolorosa Pasión y muerte se quedarían sin sentido. Quiere esto decir que todo lo que sucede en el mundo, está, permitido por Dios, ya que en este mundo rige la libertad, o es una consecuencia de esa misma libertad, que Dios tiene que respetar, pero solo hasta un cierto límite.
A este respecto, dice San Juan de la Cruz, que todos los acontecimientos se desarrollan como consecuencia de la libre elección de los seres humanos, pero siempre Dios tiene la última palabra, como Dueño de todo, en todos los tiempos de la Creación, ya que la acción Redentora de Cristo en toda la Humanidad, a pesar de haberse producido en una determinada época, fue lo que restableció el dominio de Dios en las almas, a pesar del triunfo de Satanás en el jardín del Edén.
Porque el Señor no hace nada sin revelar su secreto a sus servidores los profetas.
El león ha rugido: ¿quién no temerá? El Señor ha hablado: ¿quién no profetizará?
Yo les envié una catástrofe como la de Sodoma y Gomorra, y ustedes fueron como un tizón salvado del incendio, ¡pero ustedes no han vuelto a mí! -oráculo del Señor.
Por eso, mira cómo voy a tratarte, Israel; y ya que te voy a tratar así, prepárate a enfrentarte con tu Dios, Israel.
Por esa razón Dios intervino en el Diluvio, permitiendo que las aguas que había separado el segundo día de la Creación, que vuelvan a cubrir la tierra, aguas que simbolizan a la mentira, que se retiraron para dejar aparecer lo seco, es decir la tierra que simboliza la verdad (Gen 2, 9). Y produjo la destrucción de Sodoma y Gomorra, como castigo a unos pueblos depravados, y sigue interviniendo con castigos, que hoy día son las Guerras y las desgracias, como así lo dijo la Stma. Virgen María en Fátima a los pastorcillos, afirmando que la primera guerra mundial era consecuencia de los pecados de la Humanidad, y que vendría otra aún más terrible, si no había conversión: el horrible masacre de la segunda guerra mundial.
Cuando la gran mayoría de la Humanidad, se habrá entregado al vicio y a la corrupción, con la venida del Anticristo, vendrá el Apocalipsis, anunciado por los Profetas y por el mismo Jesús, será el fin del mundo y la derrota definitiva de Satanás, el culpable de todas las desgracias de la Humanidad.